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INTRODUCCIÓN

El libro de Nehemías debe ser lectura obligada para líderes


religiosos, políticos, empresariales y comunitarios que quieran
aprender los principios prácticos de una administración sana y al
servicio de la mejor causa.

En la Biblia hay personajes muy populares. Casi todo el mundo


conoce algo de Moisés, de Abraham, de Pablo o de Pedro.
Realmente, el protagonismo de estos hombres valida su fama.
Todos, en su contexto, fueron hombres excepcionales. Sin embargo,
hay otros personajes de la Biblia que merecen una mayor promoción,
y por siglos han permanecido, sino en el olvido, con una visibilidad
que no está en proporción al aporte que Dios le permitió hacer.

Unos de estos hombres es Nehemías. Se trata de un personaje muy


especial. Jugó un papel importante en el exilio y gran parte de la
restauración de Israel tiene que ver con su aguda visión, esfuerzo y
capacidad de emprender grandes tareas.

Nehemías es un excelente modelo bíblico de un líder piadoso en el


gobierno. Tenía sabiduría, principios, valor, integridad, fe firme,
compasión por los oprimidos, y gran talento para el liderazgo y la
organización.
ENSAYO SOBRE EL FUNDAMENTO
ESPIRITUAL DE LA ADMINISTRACIÓN
Este ensayo está basado en el libro de Nehemías 1 -- 7
 Nehemías, el administrador de Dios
 Nehemías, ejemplo de buen gobierno
El libro de Nehemías debe ser lectura obligada para
líderes religiosos, políticos, empresariales y comunitarios
que quieran aprender los principios prácticos de una
administración sana y al servicio de la mejor causa.

En la Biblia hay personajes muy populares. Casi todo el


mundo conoce algo de Moisés, de Abraham, de Pablo o
de Pedro. Realmente, el protagonismo de estos hombres
valida su fama. Todos, en su contexto, fueron hombres
excepcionales. Sin embargo, hay otros personajes de la
Biblia que merecen una mayor promoción, y por siglos han
permanecido, sino en el olvido, con una visibilidad que no
está en proporción al aporte que Dios le permitió hacer.

Unos de estos hombres es Nehemías. Se trata de un personaje muy especial. Jugó un papel
importante en el exilio y gran parte de la restauración de Israel tiene que ver con su aguda
visión, esfuerzo y capacidad de emprender grandes tareas. No se sabe mucho de cómo
logró ascender en el Imperio Persa. Lo cierto es que cuando Nehemías aparece en el relato
bíblico ya estaba ocupando un alto cargo en la corte.

Nehemías era copero del rey Artajerjes. El título de este puesto hoy no suena tan bien. Sin
embargo, su desempeño implicaba un alto grado de confiabilidad. Este puesto estaba
reservado a hombres que se presuponían leales a toda prueba.

Nehemías es un excelente modelo bíblico de un líder piadoso en el gobierno. Tenía


sabiduría, principios, valor, integridad, fe firme, compasión por los oprimidos, y gran talento
para el liderazgo y la organización.

Estando en Susa, capital de Imperio Persa, esto es a unos mil kilómetros de Jerusalén,
recibe la información de que los muros de la ciudad de Dios estaban derribados y sus
puertas quemadas a fuego. Esto era para un judío como él motivo de gran oprobio y
vergüenza. La noticia le desgarra el alma y le sobreviene un fuerte sentimiento de pesar y
dolor que él canaliza en oración y ayuno delante Dios.
Después de orar y esperar unos meses, Nehemías, con mucho tacto y buen sentido de la
oportunidad, logra comunicarle la situación al rey Artajerjes, quien accede a su petición,
otorgándole el permiso y las prerrogativas de lugar para que se dirija a Jerusalén en calidad
de gobernador para emprender la tarea de reconstrucción de los muros.

Es importante ver como Nehemías se comporta en cada ocasión, cómo reacciona ante las
diversas circunstancias que se van generando en la medida que avanza en su empresa.
De ahí han partido algunos autores para presentar a Nehemías como un modelo de
liderazgo y organización empresarial.

El primer obstáculo que encuentra este funcionario es un pueblo sin ninguna motivación,
sumido en la ignominia y el oprobio. Se trataba de un grupo de gente sin sentido de misión
y sin ninguna perspectiva del futuro. Luego de evaluar las posibilidades, Nehemías tenía la
visión del trabajo. Así ubicó a cada cual de acuerdo a su especialidad y le lanzó el desafío
al pueblo para iniciar la tarea: “Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está
desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid y edifiquemos el muro de Jerusalén
y no estemos más en oprobio. Entonces le declaré como la mano de Dios había sido buena
sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron levantemos y
edifiquemos. Y así esforzaron sus manos para bien”. Nehemías (2:17-18)

La burla y el escarnio de extranjeros, enemigos de la obra, no se hicieron esperar. Frases


irónicas y mordaces cayeron sobre los improvisados constructores, pero Nehemías,
reaccionó respondiendo: “El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos
nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en
Jerusalén”.

A pesar de que la construcción de los muros avanzaba, la oposición asumió una actitud
conspirativa y violenta, haciendo rodar rumores intimatorios y amenazantes, a los que
Nehemías respondió orando al Señor y al mismo tiempo colocando una guardia que
permanecía de día y de noche. “No temáis delante de ellos, acordaos del Señor, grande y
temible”, fueron las palabras de Nehemías. (Neh.4:14).

La oposición no se detuvo a todo lo largo de la construcción de los muros. Las


conspiraciones e intrigas sucesivas se presentaron en diferentes formas. Para todos los
casos Nehemías tuvo una reacción adecuada. Los muros fueron levantados en solo
cincuenta dos días. Con ellos se levantó el ánimo y la moral de un pueblo que se sentía
oprimido y sin motivación.

Al final de la obra, Nehemías, junto al reformador Esdras, hizo una gran convocatoria y
celebraron una gran fiesta en la que leyeron y festejaron parte de la ley que estaba
extraviada y fue localizada. La restauración física de los muros tuvo una enorme repercusión
en lo que fue la restauración moral y espiritual de todo el pueblo.
Nehemías, quien se desempeñó por varios años como gobernador de Jerusalén, bajo el
nombramiento de Artajerjes, rindió cuentas en sus memorias en las que muestra con toda
transparencia la pulcritud y sobriedad con que manejó los recursos públicos y el uso piadoso
que hizo del poder que le fue conferido. Aunque el manejo de la autoridad lo aprendió en
una de las cortes más dispendiosa y suntuosa de su época, sus principios le permitieron un
uso frugal y comedido del poder que tuvo a su disposición

El libro de Nehemías debe ser lectura de actualidad para los líderes religiosos, políticos,
empresariales y comunitarios que quieran aprender los principios prácticos de una
administración sana y al servicio de la mejor causa.

Según los pilares de la administración Nehemías refleja sus dotes de administrador y líder
en el proceso de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Aquí un breve estudio.
1. Contexto
2. ¿En qué forma planificó el curso de acción?
3. ¿Cómo organizó a la gente para lograr sus objetivos?
4. ¿Cómo dirigió el proceso de edificación?
5. ¿Cuál fue la forma de supervisar la obra?

I. Contexto
El pueblo de Israel había sido deportado con Nabucodonosor hacía ya casi 70 años y
destruido la cuidad, el templo y los muros de Jerusalén, la ciudad santa. Con el tiempo, la
situación del remanente en esas tierras viene a ser catastrófica, por no poder reconstruir su
ciudad ni tener con que hacerlo, por los enemigos propios de un pueblo debilitado y de los
propios aprovechadores (del mismo pueblo) que se encargaron de poner cargas mayores a
sus compatriotas. Son estas noticias las que llegan a oídos de Nehemías, copero del Rey
Artajerjes, por medio de Hanani (1:2-3) quien las entrega, concitando el dolor propio de uno
que amaba sus raíces y al Dios de ese pueblo.

PROBLEMA
Las malas noticias crearon dolor en el corazón de Nehemías. Dolor por su gente, por su
ciudad, por su Dios. Por su gente pues estaba dispersa (1:9 “…Aunque vuestra dispersión
fuere hasta el extremo de los cielos…”); por su ciudad pues yacía destruida; por su Dios,
pues no podía habitar allí su nombre (1:9). Nehemías sabía que eso era consecuencia del
pecado de Israel, pecado del que se hace parte y cargo (1:6 “…Y confieso los pecados…
que hemos cometido contra ti…”), pero lo increíble es que eleva una oración a Dios por éxito
en una empresa todavía no emprendida, pero si meditada (1:4 “…Hice duelo por algunos
días…”). El dolor lo llevo a la reflexión y la oración; y la meditación a la acción, pues ya
estaba proponiendo en su interior, bajo exclusiva dirección de Dios, abordar al Rey
Artajerjes en el momento y tiempo indicado, sin forzar nada, solo en espera de una puerta
abierta por su Señor, para emprender una obra que todavía no entendía ni como iniciarla
(mucho menos terminarla); mas era tal peso alojado en su corazón que no podía quedarse
de brazos cruzados.
¿DÓNDE COMIENZA A PLANIFICAR NEHEMÍAS?
Podemos deducir (Y concluir) que la planificación de Nehemías comienza en algún punto
de su duelo, ayuno y oración (1:4), porque fueron varios los días de llevar esa carga. Y toda
reflexión profunda busca una salida al problema, y es iluso de los hombres creer que por el
solo hecho de arrodillarnos, pudiendo hacer algo y sin siquiera obrar en ello, los problemas
se solucionarían. Hubiera podido Nehemías elevar mil oraciones al cielo, pero quien no tiene
la intención de nada, en nada acalla el dolor, el que persistiría y carcomería con el tiempo.
Se ve en Nehemías disposición y determinación valiente ante su dolor, algo vacilante en
principio (2:2 “…Entonces temí en gran manera”), como todo hombre expuesto a grandes
empresas, pero decidido (2:4 “…Entonces oré al Dios de los cielos”)… No era fácil para un
simple copero hablar de Dios a un soberano pagano de un imperio, ni de sus propias
intenciones, pues podía costarle la vida. Él estaba quebrantado, pero no derrotado, y la
puerta se abrió de la manera más insólita: con un rostro afligido.

II. ¿En qué forma planificó el curso de acción?


A. Está claro que Nehemías tenía intenciones más allá de la oración. Creo que llega a
esa determinación en su proceso de duelo, en ayuno y oración (1:4). Fueron varios
los días para meditar y buscar la dirección de Dios. Desde el versículo 5 al 11 del
primer capítulo vemos ya una oración definitiva, en una clara evidencia de confesión
de pecado, limpiándose, para presentarse como digno de un instrumento limpio. En
esa oración se ve el reconocimiento del pecado (1:7), la intercesión ante Jehová por
su pueblo (1:8-9) y el recuerdo de las promesas dadas por Dios. Está más que claro,
cuando dice “Concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel
varón” (1:11), que tenía todas las intenciones de abordar a su rey para conseguir
permiso y enfrascarse en una obra que podría parecer lejana e imposible, pero
sabiendo que Dios podía utilizarle en beneficio de su pueblo.

B. Llegado el tiempo de exponer al rey su situación, algo, como ya dijimos, fue en los
plazos de Dios, Nehemías, en constante dependencia de Dios (2:4) ruega por ser
enviado para reedificar la ciudad… ¿Cómo? Seguro, que ya lo tenía pensado (como
venimos sosteniendo), cuando decididamente pide cartas para presentarse ante los
gobernadores y para Asaf, guarda del bosque, y poder conseguirse los materiales
(2:7-8)… pero era preciso contar primero con el beneplácito del rey, quien accede.
Esa fue la mejor señal para seguir con los planes ya trazados en su corazón.

C. En resumen: podemos decir que la planificación comenzó con profunda oración y


reflexión, luego esperar puertas abiertas de parte de Dios, una señal inequívoca para
seguir adelante en la tarea; y luego de eso siguió con los preparativos para la acción
y contar con los medios necesarios para realizar la tarea.
III. ¿Cómo organizó a la gente para lograr sus Objetivos?
A. Obtenido los permisos y los materiales, emprende viaje, sabiendo que contaba con
la mano de obra: sus compatriotas de Judá, a quienes solo debía animarlos. Sin
embargo la prudencia era necesaria y se toma tres días después de llegar, para
evaluar la situación, ver los muros y la ciudad, sin declarar nada a nadie (2:16). Saber
con qué se cuenta, cuáles podrían ser los problemas y como resolverlos, es propio
de toda persona visionaria y emprendedora, de un buen administrador. No se puede
realizar grandes empresas solo con ideas abstractas, por muy buenas que sean, sin
conocer realidades tangibles donde llevar a cabo los sueños. Los sueños de
Nehemías eran reconstruir la ciudad, pero debía saber por dónde empezar, con quien
contar y que problemas sortear.

B. Para organizar a la gente se necesitaba animarlas para el trabajo. Una vez conocida
la situación de la ciudad y del pueblo, decide alentarlos (2:17-18); pero su ánimo no
solo se basaba en la necesidad común del pueblo, sino que les declaró que era una
empresa de Dios más que del hombre, pues su mano había sido buena sobre él
(2:18) ¡Lo que Dios estaba haciendo con él, podía hacerlo con su pueblo! Él no era
un aparecido, ni uno que quería aprovecharse, él era uno enviado por Dios más que
por Artajerjes y era el Dios de Israel el que haría la obra.
Los anima exaltando su sentido de pertenencia, pues tenían memoria en Jerusalén
y en la tierra prometida (2:20), al contrario de sus enemigos que querían
desanimarlos (Como Sanbalat, Tobías y Gesem, que no tenían parte con el pueblo
de Dios).

C. En Resumen: La organización partió por animarles y hacerles sentir la necesidad de


trabajar por un bien común. Después de terminar el muro, Nehemías designa
dirigentes (7:1) para velar por la obra hecha.

IV. ¿Cómo dirigió el proceso de edificación?


A. Habiendo material dispuesto y mano de obra incluida, solo le quedó repartir el trabajo.
Fue por familias y sectorizado (Capitulo 3). Se ve que el trabajo se hace por tramos
(3:11) y las familias abordan la tarea según sus sectores y también en relevos. Las
frases “Después de ellos”, “tras el” sugieren eso.

B. Dirige con efectividad y claridad de ideas. Él logra que familias enteras se involucren
en la obra, según sus espacios; incluso mujeres participan (3:12). Creó unión en
todas las clases del pueblo (4:16), lo que hace más practica la tarea.

C. Algo que me resulta interesante destacar: Nehemías en todo el capítulo 3 menciona


las familias con los principales jefes de ellas con sus nombres.
Previo al comienzo de la edificación (quizás en los tres días que no habló a nadie), y
durante el trabajo, él se familiariza con su pueblo y se identifica con ellos. Para una
buena labor, es necesario conocer quien está a cargo de cada tarea, conocer quien
hace el trabajo para respectivas indicaciones o merecimientos. Obviamente debió
llevar un registro de ello como supervisor de la obra.

D. En resumen: dirige con claridad y conocimiento de la tarea y de sus compatriotas.


Se identifica con ellos.

V. ¿Cuál fue la forma de supervisar la obra?


A. Como buen supervisor, no se limitó a quedarse en su tienda y dar instrucciones, sino
que se advierte que su trabajo fue en terreno (Cap.3). Por tanto podía ver el avance
y animar donde falte y aprobar donde había avances. Así podía controlar la obra.

B. Una cosa tenía clara Nehemías: debía conducir la obra con voluntad férrea y decisión
por causa de la oposición y con mucha astucia para contrarrestar las acciones
enemigas. Tomó medidas cuando fueron amenazados (4:9); fue astuto cuando hubo
desanimo (4:11-12) y amonestó a luchar si era necesario, pues era de Dios la pelea.
Tomo medidas propias de un general de batalla (4:20) y logró la unión de todos en
una tarea común (4:16).

C. Fue firme en cuanto la oposición llegó desde dentro, con los usureros que afligían al
pueblo (5:1-5). Si bien se enojó (5:6), no pecó de impulsivo, pues antes de reprender
a los nobles, meditó y luego los convocó a asamblea (5:7), para hacerles ver su falta.

Por tanto concluimos que no tomaba medidas sin pensar, nada era a tientas, sino
que decidía después de sana reflexión, algo necesario para una buena
administración.

D. En resumen: Supervisa en terreno y controla tomando medidas ejemplares en


contra de los enemigos y de los que se aprovechaban. Sabía muy bien lo que había
que hacer en cada situación y jamás se alejó del plan trazado: terminar los muros.

En este sentido, es que el libro de Nehemías, su persona y el contenido del libro, son de un
valor incomparable y un material de estudio sumamente importante en temas claves de la
vida del creyente en el mundo de hoy:

 Nuestra calidad de reyes y sacerdotes para con Dios


 Nuestra calidad de administradores de la multiforme gracia de Dios
 El verdadero significado de liderazgo en Cristo
 El verdadero significado de ministerio (servicio)
 La necesidad e importancia de la intercesión.
 La importancia de la visión en nuestra vida como creyentes
 La definición del problema que estamos llamados a resolver
 La visión de Dios para la resolución de ese problema
 El liderazgo que se requiere de un visionario.
 Los pasos y los obstáculos en el desarrollo de la visión.
 Los resultados de seguir la visión de Dios.

Este es un testimonio importante acerca de:


 Que la obra de Dios requiere la unidad de todos, sin importar ocupaciones (religiosas
o no seculares), sexo (hombres o mujeres), posición social (pobres y ricos), u otra
distinción.

 Que la distinción entre actividades religiosas y no religiosas, entre asuntos religiosos


y no religiosos, entre asuntos que le competen a Dios y que no le competen a Dios,
no es más que una división artificial, obra del ser humano, porque en Dios no hay
ocupaciones estrictamente religiosas y no religiosas.

En esta actividad de reconstrucción de los muros (una actividad aparentemente no religiosa,


pero que fue planificada y dirigida por Dios), participaron, sin excepción, todos los miembros
del sector religioso (sumo sacerdote, sacerdotes, levitas y sirvientes del templo).

En la reconstrucción de los muros todos hicieron bien el trabajo, pero algunos se destacaron
por hacerlo con todo fervor (3.20). Y como Dios nos es injusto para olvidar la obra que
hacemos por Su Nombre, sirviendo a sus santos, a todos los que intervinieron los menciona
como reconocimiento, pero a los que pusieron ese fervor (pasión), les hace una mención
especial, agregando ese detalle, y siguiendo la línea de pensamiento de Hebreos 11:3 de
que lo que se ve o manifiesta en lo terrenal es resultado de lo que sucede en el mundo
espiritual,

Otro detalle importante está en Nehemías 3:5: los grandes (nobles, pudientes, ricos,
poderosos) de los tecoítas no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor (nótese que
se hace mención especial de que la reconstrucción de los muros no era una obra de hombre
sino una obra de Dios). Ello implica que los que menos recursos tenían si participaron, y se
menciona que lo hicieron reconstruyendo dos tramos de los muros (3:5, 3.27) en tanto que
sus nobles no reconstruyeron ninguno.
Los fundamentos de la Administración
en la Biblia
En la Biblia se hallan valiosos ejemplos de Administración.
La Biblia, que es fuente inagotable de toda sabiduría, abunda en información y ejemplos
sobre la organización y el orden en materia administrativa.

1. En la Creación
Dios demuestra su omnisapientísima habilidad administrativa planeando, ejecutando,
organizando y evaluando cada etapa creativa realizada. Nadie escapa de su control divino;
y para la ejecución de su soberana voluntad utiliza poderes, leyes, elementos y factores que
lo representan y obedecen. La evaluación de su obra se halla en las palabras “Y vio Dios
que todo era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Es decir, no le faltaba ni le sobraba
nada. Este es el resultado de la buena administración, que a la hora indicada, lo tiene todo
previsto y dispuesto. El hizo luz, porque pensaba hacer ojos; hizo oídos, porque había ondas
sonoras; hizo toda suerte de alimentos, porque los “seres vivientes” estarían equipados de
un formidable equipo digestivo y constante apetito.

2. En el Éxodo
También se aprecian ejemplos de una excelente administración. Se plantea el caso de la
agotadora tarea de Moisés tratando de atender él solo las actividades y los problemas de
todo el pueblo de Israel. Aparece su suegro Jetro y le recomienda “seleccionar hombres
de virtud” para delegarlos y compartir con ellos las responsabilidades en medio de aquella
agitada y furibunda comunidad. Veamos una parte del relato:
Aconteció que al día siguiente se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la
mañana hasta la tarde. Viendo el suegro de Moisés lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú
con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde? Y
Moisés respondió a su suegro. Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios. Cuando tienen asuntos, vienen
a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.
Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo tú y también este pueblo
que está contigo; porque el trabajo es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo… Escoge tú de entre
todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos
sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo
tiempo; y todo asunto grave lo traerán a ti” (Éxodo 18:13–22).

¡Cuántos ministros se encuentran así de recargados con todas las responsabilidades de la


iglesia! Si delegaran parte de su carga, se aliviarían ellos, y el pueblo prosperaría. Para eso
es necesario:
 Aprender a confiar en los demás,
 Saber seleccionar y capacitar,
 Saber estipular a cada uno su zona de acción.
3. Otra interesante lección es la de la organización del campamento y del
tabernáculo
Cada tribu se ubicaba en su lugar correspondiente. Tanto al reposar como al movilizarse se
observa en el campamento un orden asombroso. Nadie podía hacer lo que no le había sido
indicado y los que tenían que hacer algo, lo hacían con exactitud. El tabernáculo fue
diseñado y amueblado de acuerdo con el plan ordenado. El servicio sacerdotal se realizaba
por turnos y de acuerdo con un manual, el Levítico. En la adoración, en la marcha o en la
guerra, el pueblo se movía como un solo hombre.

4. Nehemías y la reedificación de los muros


Nehemías es un excelente modelo bíblico de un líder piadoso en el gobierno. Tenía
sabiduría, principios, valor, integridad, fe firme, compasión por los oprimidos, y gran talento
para el liderazgo y la organización.
Estando en Susa, capital de Imperio Persa, esto es a unos mil kilómetros de Jerusalén,
recibe la información de que los muros de la ciudad de Dios estaban derribados y sus
puertas quemadas a fuego. Esto era para un judío como él motivo de gran oprobio y
vergüenza. La noticia le desgarra el alma y le sobreviene un fuerte sentimiento de pesar y
dolor que él canaliza en oración y ayuno delante Dios.
Después de orar y esperar unos meses, Nehemías, con mucho tacto y buen sentido de la
oportunidad, logra comunicarle la situación al rey Artajerjes, quien accede a su petición,
otorgándole el permiso y las prerrogativas de lugar para que se dirija a Jerusalén en calidad
de gobernador para emprender la tarea de reconstrucción de los muros.
Como buen supervisor, no se limitó a quedarse en su tienda y dar instrucciones, sino que
se advierte que su trabajo fue en terreno (Cap.3). Por tanto podía ver el avance y animar
donde falte y aprobar donde había avances. Así podía controlar la obra.
En esta actividad de reconstrucción de los muros (una actividad aparentemente no religiosa,
pero que fue planificada y dirigida por Dios), participaron, sin excepción, todos los miembros
del sector religioso (sumo sacerdote, sacerdotes, levitas y sirvientes del templo).

5. El administrador por excelencia <<CRISTO>>


Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que
estuvieran con él, y para enviarlos a predicar a los cuales también llamó apóstoles. Entonces Jesús
les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así yo también os envío. (Marcos 3:13, 14;
Lucas 16:13; Juan 20:21).

Él sentó las bases de una organización universal para su Iglesia. La técnica de “la acción
concentrada” se ve en que, aunque el Señor predicó y llamó a las multitudes, escogió a un
pequeño grupo de doce para comisionarles la continuidad de la obra que Él había iniciado
en el mundo.
Jesús estaba rodeado de seguidores, de los cuales escogió a los doce que serían sus
compañeros da cada día. No los seleccionó en base a su fe, porque era vacilante. Tampoco
los escogió por talentos y habilidades que a lo mejor tenían, porque ninguno se destacaba
por sus habilidades.
Los discípulos representaban una amplia gama de trasfondos y experiencias de la vida, pero
al parecer no tenían más potencial de liderazgo que los que no se escogieron.

La única característica que tenían todos era su decisión de obedecer y seguir a Jesús.
Después de la ascensión fueron llenos con el Espíritu Santo y jugaron papeles
determinantes en el crecimiento de la iglesia primitiva.

6. La elección de los siete diáconos


La Biblia dice en Hechos 6:1 “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos,
hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran
desatendidas en la distribución diaria”

A medida que la iglesia primitiva crecía en tamaño, sus necesidades también aumentaban.
Una de ellas fue la de organizar la distribución de alimentos a los necesitados. Los apóstoles
necesitaron enfocar toda su atención en la predicación, de manera que eligieron a otros
para que administraran el programa de alimentos. Cada persona juega un importante papel
en la vida de la iglesia 1 Corintios 12. Si usted está en una posición de liderazgo y tiene
demasiada responsabilidad, determine las habilidades que Dios le dio, así como también
las prioridades, y luego busque la ayuda de otros. Si no es líder, tiene dones que Dios puede
usarlos en diversos aspectos del ministerio de la iglesia. Ofrezca estos dones al servicio de
su Señor.

Esta tarea administrativa no se tomó a la ligera. Vemos los requerimientos para los hombres
que se encargaran del programa de alimentación: de buen testimonio y llenos del Espíritu
Santo y de sabiduría. Los trabajos que requieren responsabilidad y trato con personas
necesitan líderes con estas cualidades. Se debe buscar los que son espiritualmente
maduros y sabios para dirigir hoy nuestra iglesia.

Las prioridades de los apóstoles fueron adecuadas. El ministerio de la Palabra nunca debe
descuidarse debido a preocupaciones administrativas. Nunca se debe tratar ni esperar que
los pastores lo hagan todo. La labor de la iglesia debe compartirse entre todos los miembros.

El liderazgo espiritual es un negocio muy serio y no debe tomarse a la ligera, ya sea por la
iglesia o por sus líderes. En la iglesia primitiva, los apóstoles ordenaron o comisionaron
(separados en oración y con imposición de manos) a los escogidos. Imponer las manos
sobre alguien, en la práctica judía antigua, simbolizaba apartar a una persona para que
cumpliera un servicio especial
CONCLUSIÓN
Nehemías cumple con los cinco pilares de la administración.
1. La oración,
2. La planificación,
3. La organización,
4. El dirigir
5. Y supervisar

Todos estos pilares están presentes en la tarea de reconstruir los muros de Jerusalén. Por
tanto podemos decir que una de sus cualidades principales era ser un buen administrador.
Primero, debemos señalar que era un hombre tremendamente espiritual. Es evidente que
Nehemías estaba en una relación muy cercana a Dios. A pesar de estar en tierras ajenas y
en el palacio de un rey, de dioses ajenos, su Dios era el de su pueblo. Él tenía una relación
con Dios y le reconocía como su protector (“…Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos,
fuerte, grande y temible…” 1:5).

Acude constantemente a él en oración: En el dolor (1:4), en la necesidad (2:4), en la


prosperidad de sus empresas (2:20), en el peligro (4:4-5), en la toma de medidas (4:9), etc.
Por tanto era natural para este hombre planificar con Dios y orar mucho para seguir su
dirección.

Otra virtud espiritual de Nehemías es su conocimiento de la ley de Dios.


En los versículos 8 y 9 del primer capítulo, en su oración a Dios, el cita las Escrituras
(Levítico 26:33 y Deuteronomio 30:1-5), demostrando su conocimiento. Para estar en tierras
lejanas y extrañas, no era desconocido para él la ley de Dios.

Segundo, como virtud personal, creo que era tremendamente empático. Es casi seguro que
él nació en tierras persas, sin embargo tenía una identificación con su pueblo muy especial.
Amaba su nación y al Dios de ella, y estaba atento a lo que le sucedía al remanente. Él fue
quien consultó para saber de ellos (“…Y les pregunté por los judíos que habían
escapado…” 1:2), lo que demuestra profunda preocupación. El dolor sentido habla de su
sensibilidad y empatía la empatía consiste en ser capaz de ponerse en la situación de los demás por gente que no conocía
pero que sentía que eran parte de él y de su Dios.

Otra virtud personal era su prudencia. Primero esperó en Dios la puerta para abordar el
tema al rey. Cuando estaba en Jerusalén no llegó con pompas ni se dio aires de ser un
enviado del reino, sino que esperó, evaluó, y su carta de presentación era el Dios de su
pueblo. Ante la situación de los usureros de su pueblo no actuó por impulsividad (5:6-7),
sino que meditó y luego se puso en acción. Por tanto, queda demostrada su prudencia.
También Nehemías era decidido. No era una empresa fácil la que quería llevar adelante,
pero estaba decidido a cumplirla, a pesar de la oposición. Eso demuestra un carácter firme,
necesario para una gran obra. Se necesita decisión con ideas claras para abordar empresas
complejas y donde se involucra mucha gente. No permite la distracción (6:3).

Nehemías era un hombre valiente. Y esto está en conexión con su fe en Dios: él le


protegería. Fue valiente ante sus enemigos, valiente en la toma de decisiones con su
pueblo, valiente ante la traición (6:10-11). Sabía que Dios le protegería y es a él a quien
acudía por dicha protección, encargándoles a quienes procuraban su mal (6:14).

Podríamos mencionar de Nehemías más cualidades, como perseverancia, eficacia (6:15),


diligencia, tan propias de un buen administrador o un buen líder, pero destacó su apego a
Dios y su dependencia de él, pues es a él quien acude y con quien desarrolla la obra.
BIBLIOGRAFÍA
 https://es.slideshare.net › alianzaevangelica › la-biblia-es-suficiente

 ergonesna.blogspot.com › 2013/12 › nehemias-el-administrador-de-dios

 www.literaturabautista.com › caracteristicas-de-liderazgo-de-la-vida-de-
nehemías

 https://www.reyesysacerdotes.net › detallenoticias

 Biblia de estudio de la VIDA PLENA. Reina – Valera 1960. Libro de


Nehemías.

 La administración de la Iglesia Cristiana. Wilfredo Calderón,


páginas 31-33

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