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DEMOCRACIA

VIVENCIAL
Y CULTURAL
DE LA
CONVIVENCIA
Socializados por el terror
Luis Carlos Restrepo R*
Colombia vive una
desestructuración generalizada de sus
La violencia en Colombia ha adquirido tal preeminencia, que ella se encuen- marcos de convivencia. Diferentes
tra convertida en una estructura del comportamiento y en una estrategia de factores de tipo político, económico y
socialización. En los conflictos cotidianos y en la confrontación de estructu- cultural, han llevado al país a presen-
tar índices de violencia que ponen en
ras de poder se sigue dando primacía a las soluciones armadas. Vivimos una peligro la estabilidad institucional y el
cultura de la desconfianza que, junto con la guerra, ponen en peligro la cons- aclimatamiento de formas de relación
trucción democrática de la nación. Frente a ello, una pedagogía de la convi- favorables a la construcción democrá-
vencia, una insurgencia desarmada, la ternura, el cultivo de la singularidad tica de la nación.
y el respeto por la diferencia pueden ser los caminos para afirmar la civili- La violencia aparece como una
dad, construir la paz y afianzar la democracia. estrategia de socialización que busca
modificar comportamientos por el te-
rror, a la vez que se propone el aplas-
tamiento de la singularidad y la elimi-
nación de la diferencia. Al bloquear
las reacciones espontáneas que tene-
mos en nuestras relaciones
interpersonales y limitar las actitudes
de afianzamiento y apropiación de
nuestra propuesta vital, la violencia
* Filósofo y Siquiatra. Profesor universitario. Autor de los libros: «Libertad y Locura», «Derecho a la actúa como dispositivo generador de
ternura», «La Fruta prohibida».
tima para obtener una ventaja políti-
ca, un dominio en el campo del poder,
un apocamiento de la capacidad del
ciudadano para reaccionar frente a la
arbitrariedad y la muerte. Más allá de
las justificaciones que puedan tenerse
para ejercerla, la violencia actúa a ni-
vel interpersonal como mecanismo
sufrimiento e impotencia. Fenómenos
perpetuador del sufrimiento y a nivel
como la impunidad, la desaparición
económico y social como legitimadora sumisión y la impotencia. Asaltados
forzada, el desplazamiento y la inse-
del negocio de la guerra. El impacto por un ímpetu vengador, pretendemos
guridad, derivados de una violencia
que genera la violencia conmociona resarcirnos de la ofensa levantando en
creciente y una guerra irregular, se
de manera simultánea la capacidad de alto la bandera de la dignidad, para que
convierten en causa de sufrimientro
individuos y grupos para alcanzar el el ofensor pase a ocupar el lugar del
psicológico y social, generando un
bienestar psicológico y su capacidad ofendido. Establécese así un equili-
sentimiento creciente de impotencia y
política para afirmarse en un proyecto brio precario que paga el precio de
agresión contenida que afecta de ma-
democrático de construcción de ciu- producir nuevas ofensas y humillacio-
nera negativa los procesos de partici-
dadanía. nes, nuevas formas de perpetuar las
pación ciudadana y afianzamiento de-
Desbloquear este sufrimiento y reac- cadenas de violencia. Convertida en
mocrático.
cionar contra el poder cotidiano de la una estructura de comportamiento, la
violencia, se convierten con frecuen- guerra se anida durante años en el
La violencia es efectiva en tanto nos
cia en un círculo vicioso, pues no pa- psiquismo de grupos e individuos que,
roba la alegría, la confianza en nues-
rece existir alternativa diferente a ex- sin darse cuenta, siguen reproducien-
tras creencias y valores, en la posibili-
hibir comportamientos guerreros, ge- do pautas violentas de relación en sus
dad de una cultura democrática. De
nerando ante las fuerzas que nos conflictos cotidianos.
manera inmediata, lo que busca la ac-
apabullan aparatos de muerte que per-
ción violenta es restar fuerza a la víc-
petúan las cadenas del maltrato, la
Cultura de la con una amenaza de muerte es un acto placencia por vecinos atemorizados.
desconfianza que puede generar en nuestro país ad- Son muchos los que siguen creyendo
miración y respeto. La música popu- que lo que hace falta en el país es
Parece existir en Colombia una lar y la conversación cotidiana están «mano dura» para imponer el orden
larga tradición de solucionar nuestros plagadas de expresiones que lo con- sobre unos cuantos desviados y
conflictos recurriendo a las armas, una firman. «El revólver no se debe sacar facinerosos, mitificando con ello el
dificultad para abordar nuestros pro- sin necesidad pero tampoco se debe poder sanador de la violencia estatal o
blemas sin pasar por la eliminación del guardar sin honor», es un dicho justiciera.
adversario. Aún hoy, una persona ar- santandereano que condensa el respe-
mada goza de más prestigio que un to que mantenemos por la precisión Durante muchos años, hemos
ciudadano desarmado. Hasta hace del arma, de la que esperamos sea cer- aprendido a vivir una cultura política
pocos años, los partidos históricos - tera al momento de defender nuestra de la desconfianza. No creemos en
liberal y conservador- alimentaban ese imagen pública y dejar en alto nues- las buenas intenciones del Estado ni
ímpetu guerrero, pues se consideraba tro orgullo. Existe incluso el verbo de los dirigentes, ni creemos tampoco
un asunto relacionado con la sangre y «matoniar», que se conjuga a diario en la buena fe del vecino con el que
la familia defender la permanencia de para dar a entender la disposición a hemos llegado a un arreglo amistoso.
uno de ellos en el poder. Curiosamen- responder con agresión abierta el com-
te, desde el momento en que estos bate planteado. Las bandas juveniles Después de cada una de las
partidos pactaron la convivencia, han o los grupos al margen de la ley tienen guerras civiles que sostuvieron duran-
sido otros colombianos los que se han este comportamiento en alta estima, te más de un siglo liberales y conser-
armado para oponerles resistencia. con lo cual se refuerza una identidad vadores, era frecuente que los com-
social construida frente a la posibili- batientes guardaran las armas después
Aún hoy, ante el estallido de dad del asesinato. de la firma de la paz, en previsión de
cualquier crisis vecinal o la confron- nuevos conflictos que aparecían como
tación de estructuras de poder gran- En muchas zonas de conflicto resultado de la mutua desconfianza.
des o pequeñas, los colombianos se- del país impera una especie de ley del Estas armas, viejas, oxidadas e inser-
guimos dando primacía a las salidas silencio. Cualquier expresión, cual- vibles, parecían darle una seguridad
armadas. Somos un país que durante quier comentario, cualquier enuncia- más ficticia que real a los contrincan-
décadas ha concedido un estatuto hon- ción de la diferencia, dispara de inme- tes, que al poseerlas podían dormir
roso al insurgente, imagen heredada diato acciones violentas que culminan tranquilos.
de las innumerables guerras civiles con la muerte. Nuestra cultura no lo-
que desde su nacimiento desangran a gra acceder a una dinámica de con- Hoy, todavía, cuando se habla
la nacionalidad. Cualquier conflicto frontación de fuerzas y poderes que de paz, no queda claro que se trate
veredal, una primera comunión o la no pase por la eliminación del contrin- siempre de una voluntad de construir
celebración de un triunfo deportivo, cante. la convivencia dentro de un marco de
pueden culminar con un saldo alar- civilidad, renunciando al uso de apa-
mante de heridos y muertos. Los co- El ciudadano corriente, que ratos armados para dominar al adver-
lombianos convertimos cualquier guarda en su casa un arma para usarla sario. Así sea como una lejana posi-
exaltación emocional en conflicto irre- en «situaciones de emergencia», o bilidad, se considera que dado el caso
conciliable que destruye los marcos de incluso aquellos que no harían nunca es necesario recurrir de nuevo a la vio-
la convivencia. uso de procedimientos violentos para lencia para defender o imponer nues-
Estar dispuesto a matar, a im- eliminar al adversario, pueden justifi- tros ideales.
poner sobre el cuerpo del otro nuestra car en un momento dado la matanza
voluntad hasta convertirlo en cosa o de indeseables como «basuqueros» o
cadáver, es un comportamiento que «desechables». En algunas ciudades Dilema vital
sigue siendo bien visto por una cultu- colombianas ha hecho carrera el tér-
ra machista y guerrera. Estar armado mino «fumigación», para referirse a La violencia no surge de nues-
y dispuesto a responder a los demás estas acciones de limpieza social que tra herencia animal. Al contrario, ella
pueden ser miradas con alguna com- es el signo preclaro de nuestra condi-
ción humana. La violencia es herma- diana desde la afirmación de una iden- El ser humano es por excelencia el
na gemela del lenguaje. Por extraño tidad que encuentre solidez social en animal que aprende, siendo la convi-
designio, toda palabra tiende a ser uni- el gesto a la vez corporal y político de vencia el aprendizaje social que re-
versal y excluyente. Por curiosa con- la ternura. Como aprendizaje social quiere de mayor cuidado. Desde pe-
dena, necesitamos de los signos para que debe ser cultivado desde la civili- queños hemos aprendido a respetar
dar sentido a nuestras vidas y confe- dad, la ternura tiene como horizonte más a un hombre armado que a un
rirnos identidad. Cada signo que se permanente la violencia que puede ciudadano desarmado, a valorar más
emite, cada palabra que nace, lleva desencadenar la acción humana, man- a quien lava su honor con la sangre
implícita la pretensión de ser un cos- teniendo una actitud de vigilancia éti- del enemigo que a aquel otro que re-
mos, de ser un mundo. Y como todos ca fomentadora de la libre expresión curre a las mediaciones jurídicas para
apetecemos a la vez ser únicos y tota- de los conflictos a través de prácticas solucionar sus enojos y
les, estamos expuestos a la posibilidad de poder que tienen como eje central enfrentamientos. Estos aprendizajes
del odio mutuo. el fomento de la diferencia. pueden y deben ser modificados a fin
de crear un marco de flexibilidad cul-
La violencia es silenciamiento tural que nos permita asumir los con-
del lenguaje que nos contrasta. Re- flictos sin pagar el altísimo precio de
ducción de la palabra a cuerpo iner- la masacre y el exterminio.
me que ya no tiene posibilidad de re-
plicar ni contestarnos. Confiscación
del cuerpo a fin de dar vida a la metá-
fora que nos anima. Deseo de bañar
en sangre ajena nuestra falacia para
conferirle la realidad que no posee.

La violencia tiene su origen en


un asunto humano por excelencia, en
un dilema al que nos vemos enfrenta-
dos siempre y que no podemos eludir:
el de matar o no matar. Pensar que la
violencia hace parte del determinismo
y la fatalidad del colombiano es tan
inaceptable como pensar en una so-
ciedad armónica donde el conflicto
haya sido erradicado. Para decirlo de
otra manera, los seres humanos nos
caracterizamos por estar abiertos a la
doble posibilidad de agarrar o acari-
ciar, de aplastar o cogestionar, de op-
tar por el terror o hacerlo por la ternu-
ra.

En nuestra convivencia cotidia-


na nos hemos inclinado más a la pe-
dagogía del terror, a la manipulación
por el miedo, que a la creación de am-
bientes cálidos donde esa gran caricia
social que es la democracia pueda ser
alimentada y construida. Una ética
civil sólo puede surgir en la vida coti-
En antiguas culturas, el guerre- armada que se muestra intransigente Igual que la violencia, también las de-
ro se ufanaba al exhibir públicamente con la violencia, como una disposición mocracias de masas pueden generar
las cabezas de sus enemigos, que guar- total y siempre renovada a la cogestión una sensación creciente de impoten-
daba entre sus objetos valiosos luego política y la construcción conjunta. cia y frustración, al sentirse el indivi-
de someterlas a reducción. Hoy, jó- Porque la paz sólo podrá sustituir a la duo expropiado de una mínima capa-
venes delincuentes nos dicen orgullo- violencia cuando sea capaz de presen- cidad de decisión sobre aspectos fun-
sos que ya tienen varios muertos so- tarse como un mecanismo eficaz y damentales de su vida. No es suficien-
bre sus espaldas, o exhiben con arro- sólido, mucho más fuerte que la gue- te afirmar en abstracto las bondades
gancia las cicatrices que quedan en su rra, para lograr el propósito de avan- de la civilidad. Al igual que la guerra
cuerpo como recuerdo de viejos com- zar en la construcción de la conviven- tiene sus peligros, también los tiene la
bates. Sin darnos cuenta de ello, te- cia y el afianzamiento de la democra- democracia. La burocratización y
nemos la tendencia a respetar y sentir cia. masificación de la vida diaria, al igual
gran admiración por quien es capaz que la reducción de la dinámica de-
de imponerse a los demás por la vio- mocrática al juego del libre mercado,
lencia, aún al precio de aplastar las más Paz e insurgencia pueden ser fenómenos tan
diversas singularidades. ciudadana apabullantes como el autoritarismo y
la violencia.
La mayor atracción que genera En tanto estrategia de someti-
la violencia es la de aparecer como un miento, la violencia busca dejar en el Frente a los peligros inherentes
mecanismo efectivo e inmediato para sobreviviente un estado de temor fa- a una civilidad burocrática y
responder a las afrentas o amenazas vorable al silenciamiento. El ejerci- masificada, es preciso propender por
que se suscitan en la vida cotidiana. cio de la civilidad se ve afectado al una recuperación activa del poder,
Lo que diferencia al civilista del socavarse en la víctima la capacidad pero accediendo a una dinámica
violenteo no es tanto que el primero de apropiarse del espacio, de la vida opuesta a la violencia. La insurgencia
sea un pusilánime y el segundo un cotidiana y la cultura, es decir, de ejer- ciudadana no busca una simple adap-
verracote lleno de valor y coraje. cer su poder como individuo y ciuda- tación a las democracias de masas,
Como seres humanos que son, uno y dano. sino la constitución de nuevos luga-
otro sienten miedo ante una fuerza que res de enunciación y poder que pue-
los niega o confronta, radicando la di- Por eso, el tránsito de una dan confrontar al estado social de de-
ferencia en que mientras el civilista cotidianidad signada por la violencia recho, obligándolo a una redefinición
transforma su miedo en palabras y a otra donde nos esforzamos por cons- en aspectos críticos de la convivencia.
busca símbolos que le permitan expre- truir la civilidad, puede estar doble-
sar el conflicto sin aplastar al enemi- mente amenazada por la perpetuación La afirmación de la civilidad
go, el violento dispara cuando apare- de mecanismos psicológicos y socia- frente a los efectos devastadores de la
ce el miedo, descargando sobre el otro les que refuerzan las dinámicas gue- guerra y la violencia se ubica por eso
su voluntad de aplastamiento. Pode- rreras y por la sensación de impoten- en dos esferas complementarias: su-
mos decir entonces que la civilidad es cia que puede surgir en las personas perando la situación de impotencia a
un aprendizaje social que nos permite al integrarse a la dinámica de una de- través de la recuperación activa de la
soportar la emergencia del miedo y el mocracia de masas que irrespeta de capacidad de insurgencia y
conflicto sin caer en la tentación manera cotidiana su singularidad. El desactivando los mecanismos autori-
efectivista de erradicarlos por la vía de combatiente difícilmente opta por un tarios que reproducen en la vida coti-
la violencia o del asesinato. proyecto de civilidad sin poner a prue- diana el aplastamiento de la singulari-
ba sus valores, convicciones y emo- dad y la posibilidad de libertad. Favo-
La figura de la ternura, ciones, sintiendo de pronto que al recer la civilidad, es por tanto favore-
convocadora de la caricia, la intimi- abandonar sus estrategias de guerra cer una insurgencia desarmada que
dad y la afectividad, puede ser uno de queda mucho más desprotegido fren- asume con radicalidad la defensa de
los ejes centrales de la paz y la civili- te a los poderes que lo aplastan. una ecología interpersonal que tiene
dad, siempre y cuando la entendamos como eje el cultivo de la singularidad
además como un acto de fuerza des- y el respeto a la diferencia. Actitud a
la vez personal y política que da senti- ner la mínima seguridad para compar- que sí no podemos negar es la exis-
do a la democracia. tir con sus vecinos las faenas de la vida tencia en Colombia de un número
diaria, de ser capaz de mirar a los ojos considerable de ciudadanos que no
Superar las dinámicas autorita- a sus compañeros sin sonrojarse, ne- desea la perpetuación de la guerra, que
rias propias de la guerra y la violen- cesitan convencerse a sí mismos de se muestra reticente a participar en ella
cia, la actitud de desconfianza y de sos- que sus esfuerzos no son inútiles. y que de una u otra forma se mantie-
pecha, la legitimación de la venganza Adelantar acciones tendentes a forta- ne firme en la decisión de seguir cons-
y los ataques al enemigo, es tarea que lecer su condición de civiles desarma- truyendo sus proyectos por fuera del
no se puede lograr si negamos que en dos anhelantes de paz se ha converti- conflicto armado.
la respuesta espontánea de quienes se do en un imperativo ético y político al
rebelan contra las maquinarias de te- que no pueden renunciar. Dejar atrás Sin embargo, persisten en Co-
rror existe un germen de fuerza civil esta posibilidad sería tanto como acep- lombia condiciones suficientes para
que, a la postre, la dinámica guerrera tar vivir sin dignidad ni decoro, sim- que la guerra se perpetúe, poniendo
consigue malograr. Si la ciudadanía ples hojas llevadas por los huracanes en grave peligro la existencia de las
es ante todo la recuperación de una de violencia que buscan adueñarse del instituciones democráticas. Como
esfera propia de poder, cabe entonces país. producto de la simplificación del fe-
retomar de manera positiva el senti- nómeno de la violencia y de la guerra,
miento subversivo, al insurgente que Fuera de la constatación empí- se termina a veces considerando que
se indigna frente a la opresión, dán- rica de este sentimiento ciudadano, es lo importante para lograr la paz es con-
donos a la tarea de reconstruir la esfe- poco lo que podemos añadir. Cual- tar con expertos que con astucia y téc-
ra en que su actividad pueda desen- quier pronóstico sobre nuestro futuro nicas novedosas logren encontrar la
volverse sin perpetuar la violencia y político e institucional podría pecar de estrategia para llegar a un acuerdo con
el sufrimiento. exceso de optimismo o pesimismo, los alzados en armas, o, por el contra-
tornándose por ello sospechoso. Lo rio, que sólo perfeccionando los siste-
Desde esta perspectiva, la civi-
lidad puede entenderse como una es-
pecie de insurgencia desarmada que
exige reparación frente a las humilla-
ciones y ofensas, pero que se fija a sí
misma el límite de la no violencia, a
fin de romper el círculo vicioso de la
guerra. Aunque muchos colombianos
miran con escepticismo la posibilidad
de una salida a corto plazo de los fe-
nómenos violentos, no obstante pade-
cer la incertidumbre se resisten sin em-
bargo a caer en el despecho. Despro-
vistos de tentaciones mesiánicas, reti-
centes a creer en líderes afanosos que
dicen tener entre sus manos la solu-
ción definitiva a los problemas del
país, consideran que no pueden seguir
guardando silencio ante una situación
de deterioro político y social que los
toca de manera cotidiana. Reaccio-
nar ante ella se ha convertido en un
asunto de dignidad. A fin de poder
seguirse sintiendo ciudadanos, de
creer en un proyecto de nación, de te-
mas de inteligencia, creando impues- Las reservas éticas y políticas que es- to de tomar sus decisiones frente a las
tos de guerra y mejorando la dotación tas experiencias encarnan terminan situaciones de conflicto que le rodean.
de las fuerzas armadas, podemos es- ahogadas por la espectacularidad de Incluso, este colombiano que renun-
tar cerca de la paz anhelada. La paz los acontecimientos generados por la cia a la posibilidad de utilizar un arma
queda así hipotecada a una negocia- violencia y sus actores, que atrapan para eliminar al contrincante, puede
ción de alto nivel donde la sociedad nuestra atención para integrarnos a su con sus opiniones justificar en un
civil no tiene participación alguna o, pedagogía del miedo. La sociedad ci- momento dado salidas de fuerza, «de
en el otro extremo, a una complicada vil es débil entre otras cosas porque autoridad», que culminan en acciones
estrategia militar que se mantiene en sus integrantes no se representan a sí de limpieza de indeseables. Para mu-
secreto para los ciudadanos. En uno mismos como fuerza capaz de trans- chos colombianos no es claro lo que
y otro caso, se confina el proceso a formar la vida nacional, ni toman con- deben hacer en momentos de peligro
decisiones de élite que extraen del pro- ciencia de la riqueza ética y política y amenaza, pues no confían en los
yecto la savia ciudadana. de que son portadores. organismos policiales ni tampoco en
la guerrilla, acariciando la opción de
Pero la paz es mucho más que Lo mejor que puede ofrecer la hacer justicia por su propia mano. No
una simple negociación. La paz es una sociedad civil en la construcción de un está clara, para muchos de nuestros
construcción cotidiana que hace efec- proyecto de paz es una postura ética compatriotas, la urgencia de construir
tivo uno de los derechos fundamenta- capaz de convertirse en movilización un tejido de sociedad civil decidida a
les consagrados en nuestra constitu- política y fuerza ciudadana que buscar soluciones no violentas a los
ción, un ejercicio político de sobera- permee todos los rincones de la vida conflictos.
nía popular por medio del cual ciuda- nacional. De hecho, se dice con fre-
danos desarmados se afirman en una cuencia que la sociedad civil no es otra Se hace necesario emprender
ética democrática y civilista que tiene cosa que esa reserva ética del Estado un trabajo de reconstrucción de la vida
como principio innegociable el recha- que es capaz desde la opinión de obli- política y el espacio social, pues todos
zo a la eliminación del adversario. gar a un cambio político acorde con nosotros llevamos cicatrices de la vio-
los grandes intereses ciudadanos. Pero lencia, pudiendo decirse que somos
Se hace por eso necesario con- sería un error pensar que esta fuerza sobrevivientes necesitados con urgen-
vocar de manera afirmativa a esos ciu- ético-política está allí a la espera, guar- cia de acceder a nuevas formas de re-
dadanos que de manera aislada y si- dada en un baúl, lista para ser descu- lación. Dicha reconstrucción política
lenciosa vienen construyendo sus pro- bierta y utilizada. Esta fuerza de la y cultural debe tocar simultáneamen-
yectos de vida sin recurrir para ello a sociedad civil debe ser construida, o te la vida cotidiana y el espacio públi-
la intimidación o al siniestro mercado mejor aun, reconstruída, en un traba- co, sin caer en la tajante separación
de la muerte. Sabemos de miles de jo activo, que le permita al ciudadano que con frecuencia observamos entre
personas que han decidido no matar corriente examinar e inventariar aque- lo que el ciudadano vive a diario y la
ni recurrir a las estrategias de la gue- llos comportamientos que le llevan por grandilocuencia de los discursos que
rra para convertir en realidad sus idea- el camino de la guerra y el extermi- se refieren a la política nacional.
les, muchas de ellas entregadas a la nio, diferenciándolos de esos otros que
construcción apasionada de alternati- se tornan valiosos para un ejercicio La presencia activa y vigorosa de una
vas de vida en el plano de lo local, activo de la civilidad y la paz. Pacifi- sociedad civil que se resiste a conti-
demostrando que es posible un ejerci- car la sociedad civil, saturada de hu- nuar pasiva en medio de la masacre,
cio ciudadano en medio de las presio- millaciones y ofensas propias de un puede ser la mejor muestra del deseo
nes que a diario ejercen sobre ellos los país acostumbrado durante décadas a de avanzar en nuestro país en la cons-
agentes del terror. Constatamos sin la guerra, es condición necesaria para trucción de la convivencia. Es por eso
embargo también que muchos de es- afianzar la dinámica democrática. que en un momento como el actual,
tos procesos mueren sin haber tenido la lucha por la paz adquiere el carác-
una resonancia nacional, ni siquiera Hacemos énfasis en este punto ter de ejercicio de fuerza ciudadana,
entre aquellos que en otros rincones porque uno de los grandes enemigos manera de entender el ejercicio de la
del país están comprometidos en ex- encubiertos de la paz es precisamente democracia en América Latina en este
periencias similares. la confusión del ciudadano al momen- fin de milenio. La paz es un proyecto
cultural, ético-político, que entiende el construcción histórica que no puede para la convocatoria permanente a la
ejercicio del poder como capacidad de negar la actualidad de la guerra, ni la participación política, a fin de avan-
los ciudadanos para controlar sus vi- necesidad de ir arrebatando paso a zar en la construcción colectiva de un
das de acuerdo a principios de solida- paso espacios sociales a la intimida- nuevo país. Afirmar en Colombia el
ridad, humanidad y responsabilidad, ción y la violencia. La paz es la ma- derecho a la paz es deslegitimar a quie-
dejando de lado la concepción de la nera de asumir el conflicto dentro de nes irrespetan la vida para afianzar sus
fuerza como ejercicio de dominación un estado social de derecho en perma- proyectos de dominio e intolerancia.
que busca inhabilitar al enemigo para nente construcción. Pensada como Es negarse a que personas armadas
imponerle su voluntad. fuerza que incluso legitima formas de asuman la vocería de quienes se man-
movilización como la desobediencia tienen fieles al principio de no mata-
En tanto metodología para la re- civil y la insurgencia ciudadana, la paz rás.
solución no violenta de los conflictos, se fija como marco de actuación un Buscar la paz hoy en Colom-
la paz no es sólo potestad del ejecuti- estado social de derecho que permita bia es declararse en contra del miedo
vo sino competencia de todos los ciu- la expresión de las fuerzas en conflic- y la intimidación como forma de im-
dadanos. Conseguir la paz va mucho to sin que su choque derive en la ac- ponernos una cierta idea de nación. Es
más allá de negociar con actores ar- ción armada. optar por la construcción de un país
mados. Es, ante todo, conquistar un plural con proyectos de vida que cre-
marco social, político y jurídico, don- Afirmar hoy en Colombia el cen en medio del fuego cruzado y el
de puedan encontrar expresión y re- derecho a la paz es comprometerse peligro de las balas. Es sentirse orgu-
solución los diferentes conflictos que con un acto libertario y democrático, lloso de ser un ciudadano desarmado
nos desangran. En tanto expresión un ejercicio de fuerza ciudadana que que hace de su fragilidad el más alto
cimera de la civilidad, la paz es una busca hacer del poder un mecanismo símbolo de la democracia.
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