INFORME SOBRE LAS EXCAVACIONES
ARQUEOLÓGICAS EN MALAGA-1974
La publicación del Trabajo se realiza bajo la expresa autorización de la Inspección Técnica de Arqueología de la Comisaría Nacional
del Patrimonio Artístico y Cultural.
A pesar del estímulo hacia la exploración
arqueológica de Málaga que podía haber provisto
la bien conocida cita de Strabon (Geografía. III,4,2)
sobre que Málaka era una ciudad típicamente
fenicia en su distribución, comparativamente pocos
trabajos de arqueología de campo han sido
realizados en Málaga (donde la ciudad de este
nombre ha sido localizada al menos para el período
Romano) (1): probablemente la ¡ncertidumbre sobre
si la pre-romana, fenicia, ciudad estuvo localizada
allí, puede ser en parte responsable de este estado
de cosas. En 1904-6, cuando parte del muro de la
vieja ciudad entre la orilla del mar y la Alcazaba
fue derrumbado, Rodríguez de Berlanga dio noticias
de algunos restos antiguos incluyendo fragmentos
de arquitectura «grandes sillares y capiteles» y
cerámica, que él pensó era fenicia y la comparó
con lo que identificó como materiales análogos en
otras partes (2). Para F. Guillén Robles, la
parte baja de las laderas del cerro de la Alcazaba
tuvieron, desde los más tempranos tiempos la
localización a propósito para ser el primer núcleo
de la Málaga fenicia (3). Sin embargo, no han sido
realizadas excavaciones sistemáticas en esta parte
de Málaga desde los días de Berlanga (excepto el
descubrimiento del teatro romano) y un sondeo
(en 1967) del profesor Niemeyer, en el patio del
Museo Provincial de Bellas Artes, no lejos de la
Alcazaba, no reveló ningún trazo claro de la
presencia fenicia (4).
Esto hecho, no obstante, creyó quien escribe estas
líneas, a la luz de un estudio comparativo de los
planos de las ciudades fenicias, que quizás aún no
había sido dicha la última palabra sobre esta
cuestión; se sintió animado en la idea de realizar
sondeos arqueológicos en Málaga, por el amigable
interés mostrado hacia un proyecto semejante por la
administración de la ciudad, y en particular por el
doctor Rafael León, por este tiempo relacionado con
los asuntos de interés histórico y arqueológico, y
el entonces alcalde, quienes, con la destacada
generosidad prometida, motivado por otras
preocupaciones del autor, se hubo de posponer la
realización de esta ¡dea por un número de años.
Solamente en 1974 pudo ser factible realizar trabajos
activos, e incluso entonces tuvieron que ser de una
preliminar y limitada naturaleza. Fuimos afortunados
al obtener, a través de la amable intervención del
Consejero Provincial del Patrimonio Artístico y
Cultural, Solo de Zaldívar, la generosa colaboración
del Seminario de Investigaciones Arqueológicas
«Malaka», del Patronato de la Cueva de Nerja, y,
más en particular, de su director, Muñoz Gambero,
y de L. Malax-Echeverría, decidiéndose, en principio,
realizar el programa de investigaciones como una
labor conjunta, sobre un número de temporadas.
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
En enero de 1974 trabajamos por espacio de una
semana sobre una pequeña área con la colaboración
personal de López Malax-Echeverría; en agosto por
espacio de doce días, juntamente con Muñoz
Gambero y miembros del Seminario. Un pequeño
número de trabajadores fue puesto a nuestra
disposición por el Excmo. Ayuntamiento. En esta
segunda ocasión el lado británico, trabajando en
nombre de la Universidad de Leeds el Departamento
de-Estudios Semíticos, incluyó, además del autor,
esposa e hijo, al doctor H. H. y Sra. G. A. Pike, del
Departamento de Arqueología de la Universidad de
Reading; al Sr. R. Ebied, del Departamento de
Estudios Semíticos, y al Sr. Daniels, del Departamento
Fotográfico de la Universidad de Leeds. Contribuyeron
con fondos para el trabajo el Departamento de
Estudios Semíticos de la Universidad de Leeds, el
Stanley Burton Trust y el doctor B. F. Isserlin. Hacia
todos ellos, así como a la ciudad de Málaga, a su
alcalde, Ilmo. Sr. Utrera Ravassa, y autoridades,
queremos expresar nuestro agradecimiento.
Se decidió que el mejor sitio para comenzar las
investigaciones sería el área del teatro romano, al
pie de la Alcazaba.
Esta región forma parte de la colina del alto suelo
que corre paralela con la costa desde el castillo,
pasada la Catedral, y puede cubrir un viejo «Tell»,
formado por el núcleo de la ciudad. En suma, el
nivel del suelo en el teatro era de época romana, v
las acumulaciones más tardías ya fueron derrumbadas
cuando el teatro fue puesto al descubierto. No
faltaban insinuaciones indirectas de que se podían
esperar restos fenicios en esta vecindad (5). Parte
del muro que apunta a la cuesta del cerro de la
Alcazaba, en el paso del corredor hacia el vomitorio
occidental del Teatro, está construido con sillares
cuya particularidad parece ser de carácter fenicio
y parte de una cornisa que puede haber
pertenecido a una estructura pública egiptizante
puede ser vista entre miembros arquitectónicos de
fechas distintas caídos próximos.
Se decidió, por lo tanto, realizar una trinchera de
sondeo a lo largo del vomitorio y otra en la escena
del teatro. En agosto, fueron también realizadas
trincheras de sondeo en diversos sitios del monte
Gibralfaro, dominando la ciudad, el cual parecía a
propósito para una instalación de culto o defensa
en fechas tempranas.
Damos a continuación detalle de las trincheras
realizadas en enero y agosto de 1974, y los
resultados estratigráficos obtenidos entonces.
 Muro de defensa del costado del cerro de la Alcazaba

Trinchera 1: Sección

1. LAS TRINCHERAS EN EL TEATRO ROMANO la base del cerro (pizarra) no fue alcanzado en el
fondo de la trinchera, pero se veía en el lado sur de
Trinchera 1. Fue una trinchera de 2,15 por 1 metros, ésta, y se presumió que no estaría muy debajo,
alineada aproximadamente Norte-Sur, en el acceso cuando el trabajo fue suspendido por causa del
del corredor al vomitorio y dirigida contra la parte limitado tiempo disponible y el deseo de transferir
del muro defensa del costado del cerro de la la exploración a una zona más prometedora.
Alcazaba el cual, como hemos visto, está La mayor parte de los hallazgos de interés
aparentemente construido con sillares reaprovechados arqueológicos proceden del estrato 3; aunque la
fenicios, mostrando aderezos marginales rodeando presencia del fragmento de vidrio procedente de un
una protuberancia central. amphoriskos de los siglos V-IV a C, tipo común
en el este mediterráneo, en el 2 es digno de atención
Estratificación y especialmente los contextos fenicios relacionados
más adelante. Fragmentos romanos aparecen en
1. Suelo marrón
ambos 2 y 3; del 3 es también el fragmento de un
2. Arcilla con grava cuenco de barniz negro con la base estampillada,
2a. Aluvión gris aparentemente del siglo IV a. C. Son de especial
3. Arcilla con piedras interés los fragmentos pintados de ánforas y otras
4. Arcilla marrón formas varias; algunos pueden ser fenicios de
inspiración ibérica, pero otros parecen ser de
Hallazgos derivación fenicio-púnica.
Fragmento de botella de vidrio (cat. n.° 35) Resumiendo: estamos aparentemente trabajando
Fragmentos Griegos (cat. n.° 51) sobre un depósito alterado que se acumuló en un
Fragmentos Púnicos área exterior, pero no lejos, de una zona habitada que
Se pudo apreciar un profundo desorden (incluyendo fue intensamente ocupada desde el período
vidrio moderno), alcanzando hasta el más bajo de helenístico al romano y también, probablemente,
los niveles excavados. El suelo virgen que compone más temprano.
7

Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)

Trinchera 2
Fue realizada como una trinchera de ensayo, en
sentido aproximadamente de SO-NE de 4,60 metros
por 1 metro, en el centro del suelo despejado
disponible para la exploración en la escena del
teatro; más tarde, en agosto, fue extendida en un
rectángulo irregular aproximadamente a 3,75 m2.
Esta trinchera probó estar sobre un área habitada:
bajo la superficie la trinchera probó de hecho que
corría a través de dos habitaciones, o más
probablemente de dos habitaciones formando la
parte trasera de dos casas separadas por estrecho
pasadizo, delimitadas por dos muros, A y B,
constituido cada uno por una fila individual de sillares
anchos estucados. La estructura de la que formaron
parte estos muros fue aparentemente truncada
cuando fue erigido el muro de la presente escena:
un relleno arenoso (2a, 2b), conteniendo algunos
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Trinchera 2
fragmentos cerámicos rodados pero por otra parte
esencialmente estéril; fue quizás traído aquí cuando
ésta fue hecha, se hace notar en la parte central
y occidental del área investigada. El muro de la
escena alcanza un ángulo de la construcción más
temprana; el rellenado de cascajo, de la trinchera
de fundación del muro más occidental de la escena
adyacente al área excavada, de hecho rompió un
pavimento de ladrillos rojos depositado a modo de
mosaico, que originalmente continuaba al oeste del
muro B. Tales pavimentos pueden ser atribuidos a los
períodos republicano tardío o temprano imperial (6),
y mientras que otra evidencia es rara, éste parece
ser el período general al que los muros de sillares
podrían ser atribuidos provisionalmente.
Tal datación andaría
bien con la atribución del vomitorio y de la cavea
al inicio del imperio de Augustus y de la scenae
frons a una fecha algo más tardía —sugerida por los
indagadores (7).
Trinchera 2: Planta
Al este del muro A, la secuencia está alterada. Aquí
parece que, un fragmento de un pavimento de
hormigón romano, corrió en otro tiempo desde el
muro hacia el borde de la trinchera, pero fue roto
hacia el interior por un ancho hoyo (2c); el hoyo
contenía, ínter alia, fragmentos de sigillata datados
por Mr. Hartley, del Departamento de Arqueología
de la Universidad de Leeds, hacia el período que se
extiende desde Nerón a ca. 100 d. C; el contenido
del relleno conservado debajo de la parte no dañada
del pavimento (2d), incluía fragmentos de barniz
negro griego del siglo IV a. C.
El sistema de muro de sillares que tratamos no es
sin embargo el más temprano en este sitio. Debajo
de los muros A y B, y casi conformados con ellos,
hay dos muros, más toscos, de mampostería,
compuesto de pequeñas losas de cascojos
depositados en forma regular. Uno de éstos, el de
debajo de A, está construido sin uso de cal, con
argamasa de barro solamente; debajo del muro B,
sin embargo, ha sido aplicado en mortero de cal.
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
A la vista, por otra parte, de la exacta identidad en la
construcción de estos dos muros, es aceptable
pensar que este mortero es secundario en relación
con el muro de debajo, y que el muro B, pero no el
de debajo del muro A, fue encontrado insuficiente
para soportar el peso del sillar que iba a ser
superpuesto, al menos que fuese consolidado. El
hecho de que el estrato entre los muros (3b, 3c)
estuviese profundamente alterado podría concordar
con una hipótesis de este tipo. Compone el estrato
arcilla marrón, y se presenta al parecer como el
residuo de barro de ladrillo descompuesto. Está
repleto de fragmentos cerámicos, incluyendo sigillata
romana, fragmentos de barniz negro ático, y también
una cierta cantidad de fragmentos ibéricos locales,
así como fenicios y púnicos —éstos se remontan
quizás al siglo VIl a. C.—. Debido a la presencia de
aguas de filtración, que nuestra pequeña bomba no
podía evacuar completamente, no pudimos alcanzar
el nivel del suelo correspondiente a los muros
tempranos (aunque no estaría muy por debajo) y no
pudimos conocer la profundidad a que estaría la
roca natural. Lo que es cierto, sin embargo, es que
las construcciones del período romano estaban
9
Trinchera 2: Sección
precedidas por otras más tempranas (aparentemente
en uso en el siglo IV a. C.) y construidas sobre el
mismo planteamiento, y habiendo alcanzado aquí lo
que parece parte de una construcción en existencia
(quizás si los fragmentos más tempranos dan alguna
evidencia) en el siglo Vil a. C, si no antes. Si
nuestro análisis de tanteo sobre la situación
apuntada por nuestros limitados sondeos es correcto,
algunas conclusiones ulteriores se sugieren por
sí mismas. Si tomamos un plano «Hippodamiano»
de ciudad, de los que se dan como ejemplo en
Olynthos, entonces el camino paralelo a la angosta
calle en el frente de un bloque de casas entre
bloques, encontramos que podría estar ca. 16 ma.
separado al oeste; y el próximo paralelo a este
ca. 55 ma. desde nuestra calle. Esto nos lleva de
hecho a la entrada de la Alcazaba; y poco falta
también a la línea de la prolongación de la presente
calle (calle Cister) corriendo pasada la catedral
esencialmente sobre el mismo planteamiento de
nuestro sistema de muros —ca. 45° este
sobre norte—.
Para esta extensión, la parte central de la Málaga
moderna podía, en estos términos, ser la
continuación, con ciertos ligeros deplazamientos
laterales, de una planificación que se remontaría a
los tiempos clásicos (caso análogo a Nápoles y
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Marsala, en Italia) y representando un capítulo más
en la existencia de los núcleos urbanos originales.
Este emplazamiento podría haber estado bordeado
hacia el mar por la línea original de la costa —la que
debe suponerse que ha estado un tanto hacia el
interior en relación con la costa existente en el
siglo XVIII—. Por alguna razón, la curva de la
bahía limitando en este tiempo la extensión hacia
la catedral es obvio que se igualaba un poco. Sería
posible por lo tanto, con alguna esperanza de éxito,
buscar restos adicionales de la Málaga original
no solamente donde sugieren los más tempranos
autores, que se extiende (las más bajas extensiones
de la «Coracha» y en los desniveles donde el cerro
de la Alcazaba encuentra la línea de la antigua costa
en la zona de la antigua Puerta Oscura), sino
también cerca de la antigua Aduana, en los jardines
y grupos de casas a lo largo de Alcazabilla y debajo
de la Catedral. De otra parte, hacia el interior no
debían de extenderse mucho, si los sondeos en
el patio del Museo Provincial de Bellas Artes,
que realizó el Profesor Niemeyer hace algunos años
sin encontrar restos fenicios, son representativos.
Esperamos que las circunstancias nos permitan,
junto con nuestros colegas españoles, probar estas
hipótesis de trabajo con excavaciones adicionales
en el futuro.
Exploraciones en Gibralfaro
Todas las trincheras en Gibralfaro fueron realizadas
dentro de los muros del castillo. En detalle la
situación de estas trincheras de exploración sobre
Gibralfaro fue como sigue:
La trinchera 5, de 3 m. por 2 m., fue realizada a una
distancia de 3 m. desde la roca base del muro
del castillo ca. 18 m. sobre el lado derecho (al este)
de la entrada, con sus lados más largos
paralelo al muro.
La trinchera 6 (2 m. por 1m.) fue emplazada enfrente
de la puerta principal a 4,75 m. desde el muro,
nuevamente con su lado más largo paralelo al muro.
La trinchera 7 (3 m. por 2 m.) fue emplazada en el
pequeño jardín sobre la terraza occidental de la
estación de radio abandonada; sus lados más largos
paralelos al corte de la terraza sur a una distancia
de 2 m., y sus lados occidentales estando a 4,5 m.
desde el corte de la terraza occidental. La trinchera
8 (2 m. por 1 m.) fue emplazada al oeste del paseo
que corre descendente desde la terraza más baja,
debajo de la terraza superior ya mencionada, hacia
la Alcazaba; es perpendicular a la carretera a 5,6 m.
de distancia al punto donde la carretera ha
recorrido 27 m. desde el punto donde gira
descendiendo desde la más baja terraza (y está
a 7,6 m. desde el muro de la terraza). Ninguna de
estas trincheras contenía hallazgos más tempranos
que el período árabe. Otras trincheras (3 y 4)
merecían haber profundizado más, pero no hubo
tiempo para poner esta idea en práctica.
B. S. J. ISSERLIN

NOTAS

(1) Los artículos más importantes de ser mencionados en relación con este punto son los de Manuel Rodríguez de Berlanga,
publicados originalmente en el Boletín de la Asociación Artístico-Arqueológica Barcelonesa, vol. IV, núm. 44, 195-vol. VIl, nú-
mero 56, 1908, que han sido recientemente vueltas a publicar y comentar por Rafael León de Málaga (Manuel Rodríguez de
Berlanga, Málaga (Málaga, 1975), cf. R. LEÓN, sobre el Puerto Fenicio de Málaga (Málaga, 1969).
(2) BERLANGA, Málaga, p. 43.
(3) F. GUILLEN ROBLES, Málaga Musulmana (nueva edición, Málaga 1957, p. 271).
(4) Por las excavaciones en el teatro romano, véase H. SICHTERMANN y W. FUCHS, Archälogischer Anzeiger des Deutschen Ar-
chäologischen Instituts, 1954, col. 389 ff: M. CASÁMAR PÉREZ, El teatro romano y la Alcazaba, Málaga, 1963. (Estoy muy obli-
gado al profesor H. SCHUBART, jefe del Instituto Arqueológico Alemán en Madrid, por estas informaciones bibliográficas).
Tengo que agradecer al profesor Niemeyer por haberme entregado generosamente las informaciones tocantes a su zanja en
el Museo, en una carta fechada el 7 de marzo de 1975.
(5) Durante las investigaciones arqueológicas en el teatro romano, fueron hallados fragmentos de cerámica ática del siglo VI
a. de C., y otros del siglo IV a. de C. griegos o italiotas. Véase M. CASAMAR PÉREZ, op. cit., p. 5.
(6) Cf. M. E. BLAKE (Vol. I, pp. 305-6, Washington, D.C., 1947).
(7) Véase H. SICHTERMANN y W. FUCHS, loc. cit., col. 391-2.

2. Catálogo N.° 78; trinchera 1 (3)

Nota sobre los vidrios
encontrados en las excavaciones
1. Catálogo N.° 51, trinchera 1 (2).
Borde y cuello de un alabastrón modelado sobre un
núcleo de arena, de cristal azul con un hilo de color
amarillo opaco en la extremidad del borde. Que
procede de un alabastrón y no de una de las otras
formas modeladas, está mostrado por el giro hacia
afuera en el lado de los hombros que puede ser
visto en el fondo del fragmento. Probablemente
finales de siglo V a. de C. o principio del IV a. de C.
Un fragmento color verde azulado que pertenece a
la base del cuello de una botella romana henchida;
se pueden ver las marcas que dejó el instrumento en
el ángulo entre el cuello y hombros. Probablemente
siglos I - II a. de C.
3. Catálogo N.° 116; trinchera 1 (3)
Un fragmento ancho descolorido que ha adquirido
una cierta cantidad de iridiscencia, especialmente
en los cantos de las fracturas, pero es sin duda
bastante moderno; puede ser de finales del siglo XIX
o principios del XX.
D. B. HARDEN
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 Inventario del material arqueológico aparecido en las excavaciones
del teatro romano de Málaga

HALLAZGOS DE ENERO DE 1974 2. Tr. 2 (3b). Fig. 5.1. Lám. I:2.

Fragmento de la boca de un ánfora púnica forma 5
El presente informe consta de veinticuatro piezas tipo piriforme con labio de la boca ligeramente
de cerámica, consistentes en simples trozos de exvasado-exterior pero de labio un poco más ancho
recipientes, todos aparecidos en dos cuadrículas que la anterior. La arcilla es de color rojizo, de
efectuadas dentro del recinto de las ruinas del teatro tacto arcilloso por la inclusión de desengrasante fino
romano de Málaga, excavaciones autorizadas por abundante de naturaleza esquistosa.
la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas La cocción es buena. Diámetro de la boca 130 m/m.
a la Universidad de Leeds (Inglaterra) y llevadas
a cabo bajo la dirección del doctor B. S. J. Isserlin,
jefe del Departamento de Estudios Semíticos de
dicha Universidad, todo ello con la colaboración
especial del Seminario de Investigaciones
Arqueológicas MALAKA, del Patronato de la Cueva
de Nerja de Málaga.

INVENTARIO

1. Tr. 1 (3). Fig. 6: 1. Lám. I:1.

Fragmento de la boca de un ánfora púnica forma 5
tipo piriforma (1) con el labio de la boca ligeramente
exvasado-exterior. La arcilla empleada para su
fabricación es de color amarillento, de tacto
arcilloso por la inclusión de desengrasante fino
abundante, de naturaleza micácea. La cocción
es buena. Diámetro de la boca: 120 m/m.

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Lámina - I 13

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3. Tr. 2 (3b). Figs. 1, 2. Lám. II.1.
Plato hondo de perfil de curva suave en ese, con
alerón liso exvasado-exterior, de base ligeramente
indicada y semiplana. El recipiente está decorado
interiormente a base de círculos concéntricos
divididos en tres grupos de dos círculos totalizando
un total de seis líneas de color marrón negruzco,
que miden 5 y 4 m/m. respectivamente de anchura.
Entre el grupo primero y segundo, empezando
desde el labio de la boca, se han pintado unos
pequeños segmentos perpendiculares a los círculos
en grupo de dos, que unen el primer grupo de
círculos concéntricos con el segundo. Este sistema
de decoración al borde tiene una raíz vieja, y el
origen de estos segmentos podemos encontrarlo en
los labios de las grandes orzas púnicas del siglo Vil
a. de C, que se pintaban con allos y también
forman dos equis o aspas. No obstante, el plato
en cuestión no corresponde a una época y a una
forma más bien conocida en pleno
siglo III a. de C. (2).
La decoración se ha aplicado sobre una superficie
tratada con una fina película de color amarilla hueso.
La arcilla empleada para su fabricación es de color
ocre claro, con desengrasante escaso fino, de
naturaleza esquistosa. La cocción es buena.
Diámetro máximo 205 m/m.; diámetro de la base
75 m/m. Altura 55 m/m.
14
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4. Tr. 1 (3). Fig. 3.1. Lám. II.3.
Fragmento del borde de un plato hondo de labio
ligeramente exvasado-interior; el labio es de
sección de media caña. En su cara interna se le ha
aplicado una endeble película de color rojo, bastante
perdida. La arcilla es rojiza con desengrasante
fino-abundante de naturaleza esquistosa. Su cocción
es buena. Diámetro 290 m/m.
5. Tr. 2 (3b). Fig. 3.2. Lám. II.2.
Fragmento del borde de un plato hondo de labio
de media caña. Procedimiento, color y cocción de
características semejantes al anterior. Arcilla
filtrada de muy buena calidad, de color rojizo. No se
le aprecia desengrasante alguno. Diámetro 330 m/m.
6. Tr. 2 (2d). Fig. 3.3. Lám. II.4.
Fragmento del alerón de un plato tipo «pabellón de
trompeta» (3) de ancha visera, que se desarrolla
partiendo del pocilio a base de una curva suave,
acabando en labio de sección picuda. El engobe,
aplicado en toda la cara interna, está muy deteriorado,
siendo su color castaño claro. La arcilla es rojiza,
de buena calidad y cocción, con desengrasante fino
escaso de naturaleza esquistosa. Las dos caras son
de tacto suave por estar alesadas. Diámetro 270 m/m.
Lámina - II 15

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7. Tr. 2 (3b). Fíg. 5.2. Lám. I.3.
Fragmento del borde de un plato tipo «pabellón
de trompeta» de labio de sección cuadrada. No
presenta síntoma alguno de haber estado pintado
con engobe. La arcilla empleada es de color rojizo
de regular cocción; el desengrasante es fino,
abundante, de naturaleza esquistosa y que, por la
abundancia del mismo, aflora en la superficie
de las dos caras.
Diámetro 160 m/m.
8. Tr. 1 (3). Fig. 7.1.
Fragmento del borde de un plato de labio de sección
picudo, ligeramente exvasado-interior. Arcilla rojiza
bien cocida, de buena calidad, de tacto suave por
estar la superficie alisada; no se aprecia
desengrasante alguno.
Diámetro 210 m/m.
9. Tr. (3b). Fig. 5.3. Lam. I.4.
Fragmento del borde de una patera de visera
exvasada-exterior, marcado en las dos caras por dos
Fig. 5
16
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
carenas, la exterior más acusada. Le quedan restos
de pintura color rojo carmín oscuro y, por lo general,
se trata de un tipo de patera a la que se le pinta
todo el alerón y, luego, se dibujan una serie de
círculos concéntricos en el pozo del plato, que en
la mayoría de los casos no sobrepasan de seis.
Es una tipología bien conocida (4) y que se emplea
con profusión en el siglo III a. de C.
Diámetro 260 m/m.
10. Tr. 1 (3). Fig. 7.2.
Fragmento del borde de una patera de alerón vertical
osido de sección triangular. Arcilla rojiza bien
cocida, con desengrasante fino abundante de
naturaleza esquistosa, al igual que la anterior, en un
recipiente que conocemos como de fabricación
del siglo III a. de C. (5).
Diámetro: 190 m/m.
11. Tr. 2 (2c). Fig. 8.2. Lám. I.6.
Fragmento del borde de una escudilla de labio de
sección picudo y ligeramente exvasado-interior. Es
un tipo de recipiente poco usado, pero no por la
forma, sino por el barniz rojo empleado (6). El barniz
es un rojo medio bien fijado, de brillo semimate,
y se encuentra en el cerro de la Tortuga (7),
Itálica (8) y Kuass (9). Pero menos frecuente es el
caso de este tipo, pues de manera excepcional se ha
pintado en la cara exterior una serie de líneas
finísimas en color negro. La arcilla (10) es rojiza y
bien cocida, sin que se le aprecie desengrasante
alguno.
Diámetro: 320 m/m. aproximadamente.
Fig. 6
Lámina - III
12. Tr. 2 (2a). Fig. 8.1. Lám. 1.5.
Fragmento del borde de una cazuela de perfil
carenado y labio de media caña marcado; la carena
sólo es exterior y cercana al labio de la boca. Está
pintada desde el filo interior del labio hasta la rotura
que conocemos y por fuera desde el mismo filo
hasta la carena; su color es rojo claro. La arcilla es
de color rojiza, bien cocida, de muy buena calidad,
apreciándosele un desengrasante fino, escaso, de
naturaleza micácea.
Diámetro: 200 m/m.
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
13. Tr. 1 (3). Fig. 8.3. Lám. I.7.
Fragmento de una cazuela ligeramente vertical y de
labio de sección picudo exvasado. Se ha pintado
completamente, por dentro y fuera, con color rojo
claro. La arcilla está filtrada, de muy buena calidad,
de color rojizo, sin que se le aprecie desengrasante
alguno. Desconocemos las medidas por tratarse de
un trozo pequeño; no obstante, el tipo es bien
conocido por nosotros, por tratarse de un recipiente
tradicional y de un momento determinado en los
establecimientos coloniales de esta zona (11).
17
14. Tr. 2 (2d). Fig. 8.5. Lám. I.9.
Fragmento de la boca de una jarra de labio grueso
de sección triangular. Está pintada con tres líneas de
color marrón oscuro tirando a negro. La arcilla es
rojiza y bien cocida, con desengrasante fino,
abundante, de naturaleza esquistosa.
Diámetro 145 m/m.
15. Tr. 1 (3). Fig. 8.4. Lám. I.8.
Fragmento del borde de una pequeña orza de paredes
rectas y labio de sección triangular. Está pintado
en el borde con tres líneas concéntricas de color
marrón oscuro tirando a negro y, en las dos caras,
puede verse cómo también se le han pintado dos
líneas finas del mismo color. La arcilla es rojiza,
bien cocida; sin embargo las caras tienen otro color
y además están alisadas. El desengrasante es grueso,
abundante, de naturaleza esquistosa.
Diámetro 210 m/m.
16. Tr. 2 (3). Fig. 4.1. Lám. II.5.
Fragmento del fondo de un plato tipo «pabellón de
trompeta». El pocilio es hondo y llano y la base
plana. No presenta engobe alguno y la arcilla es de
color ocre, bien cocida, a la que se le aprecia
Fig. 7
18
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
desengrasante fino, abundante, de naturaleza
esquistosa que incluso llega aflorando a la
superficie de las dos caras.
Diámetro del pocilio 60 m/m.
Diámetro de la base 50 m/m.
17. Tr. 1 (3). Fig. 4.2.
Fragmento del fondo de un plato tipo «pabellón de
trompeta» de base indicada plana. Presenta engobe
en la cara interna de color. La arcilla es de color
rojiza, bien cocida, con desengrasante fino,
abundante, de naturaleza esquistosa que llega a la
superficie de las dos caras.
Diámetro de la base 70 m/m.
18. Tr. 1 (3). Fig. 4.3. Lám. II.6.
Fragmento del fondo de un plato tipo «pabellón de
trompeta» de características semejantes al anterior.
El engobe de color rojo es un poco más claro y la
base menos acusada. La arcilla de color ocre rosado
está filtrada, de muy buena calidad, y el engobe
incluso puede desprenderse con la uña debido a su
grosor. La cocción es correcta y el desengrasante, de
naturaleza micáceo, es finísimo y casi microscópico.
Diámetro: 55 m/m. aproximadamente.
Fig. 8
19. Tr. 1 (3). Fig. 9.1. Lám. III.2.
Fragmento atípico, pintada, de un recipiente
indeterminado. La decoración es lineal, a base de
dos anchas bandas y cuatro líneas en negro. La
arcilla es de color rojo, bien cocida y de buena
calidad, con desengrasante fino, abundante, de
naturaleza esquistosa.
20. Tr. 1 (3). Fig. 9.2. Lám. III.3.
Fragmento de cerámica atípica, pintada, de un
recipiente indeterminado. El trozo presenta toda ¡a
cara exterior pintada de color rojo claro. La arcilla
es de color rojiza, bien cocida, con desengrasante
fino, abundante, de naturaleza esquistosa.
21. Tr. 1 (3). Fig. 9.3. Lám. III.4.
Fragmento de cerámica atípica, pintada, de
características semejantes al anterior, pero con el
rojo algo más claro.
22. Tr. 1 (3). Fig. 9.5. Lám. III.3.
Fragmento de cerámica atípica, pintada, de un
recipiente indeterminado. Presenta una decoración
circunlineal, que partiendo de una ancha banda en
Fig. 9
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
color rojo oscuro, donde se han iniciado cinco líneas
en negro, se han pintado varios círculos concéntricos
del mismo color. La arcilla es de color rojiza, bien
cocida y de muy buena calidad, no apreciándosele
desengrasante alguno. La cara exterior, sobre la que
se ha pintado, está tratada a base de alisamiento
uniforme.
23. Tr. 2 (3d). Fig. 9.4.
Fragmento atípico, pintado, de la boca de una orza.
Presenta la superficie horizontal del labio pintada
a base de segmentos paralelos perpendiculares al
filo de éste, contando un total de seis segmentos
(12); el color empleado es marrón oscuro. Encima de
los trazos se han pintado dos líneas algo más finas,
paralelas al filo del labio, empleando el mismo color.
La arcilla es de color amarillenta, de contextura
porosa, con desengrasante fino, abundante, de
naturaleza esquistosa. La superficie exterior se ha
alisado uniformemente.
24. Tr. 1 (3). Fig. 7.4. Lám. III.
Fragmento de un asa semicircular de sección
redondeada, correspondiente a un ánfora forma V,
tipo piriforme (13). La arcilla es de color rojizo, bien
cocida, con desengrasante grueso abundante.
19
HALLAZGOS DE AGOSTO, 1974
El presente informe preliminar consta de veintitrés
piezas, formadas por simples trozos de recipientes,
todos aparecidos en una cuadrícula efectuada dentro
del recinto del teatro romano de Málaga,
excavaciones autorizadas por la Comisaría General
de Excavaciones Arqueológicas a la Universidad de
Leeds (Inglaterra) y llevadas a cabo bajo la dirección
del doctor B. S. J. Isserlin, del Departamento de
Estudios Semíticos de dicha Universidad, todo ello
con la colaboración especial del Seminario de
Investigaciones Arqueológicas MALAKA, del
Patronato de la Cueva de Nerja de Málaga.
INVENTARIO
1. Tr. 2 (3b). Fig. 10.1. Lám. IV.1
Trozo de la boca de un ánfora púnica, forma 5, tipo
piriforme. El labio es de sección triangular,
ligeramente indicado-exterior, y es un tipo bastante
frecuente en los estratos de Tortuga (18), Kuass (19),
Itálica (20), Benalmádena (21), Torremolinos (22), en
Colmenar (23) y en otros muchos yacimientos
españoles. Véase Pascual Guasch (24) y Maña (25).
La arcilla es rojiza, de buena calidad, cocción
correcta, de tacto arcilloso como consecuencia del
desengrasante fino, abundante, de naturaleza
esquistosa. D.M. 130 m/m.
2. Tr. 2 (3b). Fig. 10.2. Lám. IV.4
Trozo del borde de una orza de labio de sección
triangular, de visera ligeramente curva, con
exvasamiento exterior. El fragmento en cuestión
está pintado empleando el color marrón oscuro,
decorando la visera del borde a base de segmentos
paralelos entre sí y perpendiculares al filo del labio;
en las dos paredes se han pintado bandas del
mismo color.
Corresponde a un tipo de recipiente de
almacenamiento hallado frecuentemente en colonias
como Guadalhorce (26), Toscanos (27), cerro del
Peñón (28) y Benalmádena (29). Las paredes son de
color amarillo hueso, no así el corte de la arcilla
que es rojiza, con desengrasante fino escaso, de
naturaleza esquistosa. D.M. 485 m/m.
3. Tr. 2 (3b). Fig. 10.3. Lám. IV.3
Trozo del borde de una orza de las mismas
características que la anterior, con la única
diferencia de ser de menor tamaño y de menor
calidad la aplicación de la decoración. D.M. 250 m/m.
20
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
4. Tr. 2 (3b). Fig. 10.4. Lám. IV.9
Trozo de semejantes características a las de sus
hermanas anteriores, sólo que creemos se trata de
una variante, por observar que el labio es exvasado-
exterior. En la visera se han pintado seis bandas
finas, paralelas entre sí y al filo de labio.
D.M. 230 m/m.
5. Tr. 2 (3b). Fig. 10.5. Lám. IV.2
Trozo del borde de un lebrillo de labio ligeramente
marcado exvasado-exterior, con visera inclinada
exterior. La arcilla está bien cocida, de color rojiza,
de tacto arcilloso por el desengrasante fino,
abundante, de naturaleza esquistosa. D.M. 290 m/m.
6. Tr. 2 (3b). Fig. 10.6. Lám. IV.7
Trozo de la boca de un ánfora púnica de forma
piriforme, forma 5, de semejantes características al
ánfora (3b).—1), sólo que con la variante del labio.
D.M. 120 m/m.
7. Tr. 2 (3b). Fig. 11.7. Lám. IV.6
Trozo casi completo de un pequeño plato-tapadera
de labio levantado, de sección de media caña y
formado por una visera inclinada exterior. El
interior se presenta pintado de color rojo pardo y
con pequeños focos de quemaduras. Tiene una peana
llana ligeramente marcada. La arcilla es de muy
buena calidad, bien cocida y de color ocre. No
presenta desengrasante alguno y aparece en los
estratos de Toscanos (30), Guadalhorce (31) y
Cartago(32). D.M. 140 m/m.
8. Tr. 2 (3b). Fig. 11.8. Lám. IV.8
Trozo del borde de una patera de labio de sección
de media caña, exvasado-exterior, con visera
horizontal, con ligera acanaladura. La arcilla, bien
cocida, es de color rojiza, de tacto arcilloso por el
desengrasante fino, abundante, de naturaleza
esquistosa. D.M. 230 m/m.
9. Tr. 2 (3b). Fig. 11.9. Lám. IV.12
Trozo del borde de un plato pequeño de labio de
sección redondeada y de paredes finas; se ha pintado
el interior de color rojo pardo. La pared exterior
es de tacto arcilloso por desengrasante fino
abundante, de naturaleza esquistosa. D.M. 140 m/m.
10. Tr. 2 (3b). Fig. 11.10. Lám. IV.10
Fragmento del fondo de un plato hondo, con peana
llana ligeramente indicada. La cara interior se ha
pintado a base de círculos concéntricos de color
rojo púrpura muy deteriorado. La arcilla es de buena
calidad, bien cocida y de color rojizo en el corte y
cara exterior, no así en la interior, que es de color
ocre por defecto de cocción por falta de temperatura.
D.M. 65 m/m.
Lámina - IV 21

Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
11. Tr. 2 (3b). Fig. 11.11. Lám. IV.11
Trozo de un fondo con peana ligeramente llana, con
restos de un muñón hueco en el interior, por lo que
nos hace pensar en un posible quemador de
perfumes. La arcilla es rojiza, bien cocida, de tacto
arcilloso por el desengrasante fino, abundante, de
naturaleza esquistosa. D.M. 65 m/m.
12. Tr. 2 (3b). Fig. 11.12
Trozo atípico de un huevo de avestruz. El espesor es
de 2 m/m. El yacimiento más representativo en
cuanto a calidad y cantidad es sin duda la necrópolis
de Villaricos en Almería (33).
13. Tr. 2 (3c). Fig. 12.1. Lám. V.1
Trozo del borde de una boca de ánfora púnica de
labio de sección triangular. Arcilla bien cocida, de
color rojiza, con desengrasante fino, abundante, de
naturaleza esquistosa. D.M. 120 m/m.
Estas ánforas son, por lo general, de forma
cilindrica, propias de establecimientos coloniales
que, en España, sobre datos casi seguros, arrancan
desde el siglo VIII-VII a. de C. y evolucionan hacia
formas piriformes y ovoides.
En Toscanos (34) aparecen en casi todos los niveles
con variantes en los labios; en Tortuga (35) existe
un fragmento hallado en superficie; en el cerro del
Peñón (36) este Seminario recogió varios trozos con
Fig. 10
22
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
variantes en el labio (37); en Laurita (38) en la tumba
19, nicho B, precisamente donde también aparecieron
los kotules protocorintios, que se quiere encajar
en el siglo VIII a. de C. Sin embargo en el
Guadalhorce (39) este tipo de vasija de transporte y
almacenamiento, se halla con una enorme profusión,
incluso muchísimo más que en Toscanos (40) y
Kuass(41). En la Tumba de Trayamar (42) hallóse
«in situ» dos de estas ánforas y que los alemanes
sitúan en el siglo VIl a. de C. En Kuass (43) hubo una
industria alfarera importante, donde los hornos han
ofrecido unos niveles interesantes sobre la
fabricación de las ánforas púnicas, donde
naturalmente están representadas nuestro tipo.
Estas ánforas siguen igualmente representadas en
yacimientos de la misma naturaleza y época, como el
Carambolo (44), La Joya (45), Asta Regia (46),
Carmona (47), Aljaraque (48), Riotinto (49), Cerro del
Real (50), Galera (51), El Jardín (52), Los Castellares
(53), La Muela (54), Las Chorreras (55) y finalmente
en Cartago (56), donde el extinto Cintas hizo una
exhaustiva clasificación.
También podemos ver intentos de tablas y
clasificaciones en Guason (57) y en Mana (58).
Fig. 11
Lámina - V
14. Tr. 2 (3c). Fig. 12.2. Lám. V.2
Trozo del cuello y boca de una parra con labio de
sección circular formado por una visera semicurva
exvasada-exterior. El cuello es cilindrico y, a partir
de una acusada carena, comienza a descender
inclinándose suavemente hacia fuera para buscar
los hombros del recipiente. Tiene restos de pintura
negra por debajo del borde y dentro del cuello, muy
mal tratada.
Estas jarras están representadas en Guadalhorce (59),
Toscanos (60) y Cartago(61). La arcilla está mal
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cocida por exceso de temperatura; de color gris
verdoso y de superficie de tacto arcilloso por el
desengrasante fino, abundante, de naturaleza
calcárea. D.M. 155 m/m.
15. Tr. 2 (3c). Fig. 12.3. Lám. V.6
Trozo del borde de una fuente de labio de sección
triangular exvasado-exterior. La arcilla de co'or
rojizo, bien cocida, tiene desengrasante fino,
abundante, de naturaleza esquistosa. D.M. 215 m/m.
23
16. Tr. 2 (3c). Fig. 12.5
Trozo del fondo con peana, ligeramente marcada, de
un plato pintado interiormente de color rojo pardo.
La arcilla, de muy buena calidad, es de color rosado,
bien cocida y sin desengrasante. D.M. 65 m/m.
17. Tr. 2 (3c.) Fig. 12.6
Trozo del fondo, con peana ligeramente marcada, de
un plato de cerámica gris. Tanto el interior como el
exterior, son de color gris claro, no así el corte de la
arcilla, que es de color gris oscuro y con
desengrasante fino, escaso, de naturaleza esquistosa.
Por la calidad creemos se trata de una imitación
local. D.M. 60 m/m.
18. Tr. 2 (3c). Fig. 13.7. Lám. V.3
Asa de orejeta de un ánfora púnica de sección
circular, probablemente correspondiente a la forma
5, tipo piriforme (62). Arcilla bien cocida, de color
rojizo, con desengrasante fino abundante.
19. Tr. 2 (3c). Fig. 12.8. Lám. V.4
Trozo del borde de un plato llano de labio con
sección redondeada, ligeramente exvasado-interior.
Arcilla de muy buena calidad, bien cocida, sin
desengrasante alguno. D.M. 225 m/m.
Fig. 12
24
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20. Tr. 2 (3c). Fig. 12.9. Lám. V.5
Trozo del borde de un plato llano de labio de sección
triangular exvasado-interior y con leve chaflán
exterior. Arcilla bien cocida de color rojizo, pero de
tacto arcilloso por el desengrasante fino, abundante,
de naturaleza esquistosa. D.M. 230 m/m.
21. Tr. 2 (3c). Fig. 13.10
Trozo del borde de un plato hondo de labio de sección
picuda y exvasado-interior. Arcilla bien cocida pero
de tacto arcilloso por el desengrasante fino,
abundante; color rojo. D.M. 155 m/m.
22. Tr. 2 (3c). Fig. 13.11. Lám. V.7
Trozo del borde de una cazuela de labio de sección
de media caña, labio levantado por un corto cuello
exvasado-exterior y diferenciado del cuerpo por
suave carena. La arcilla es de buena calidad y bien
cocida, de color ocre rosado, sin desengrasante.
D.M. 180 m/m.
23. Tr. 2 (3c). Fig. 13.12
Trozo del borde de un plato llano de borde de sección
de media caña, con dos pequeños chaflanes. Está
pintado por dentro de color rojo, pero muy perdido.
La arcilla es de buena calidad, bien cocida, de color
ocre rosado, sin desengrasante. D.M. 265 m/m.
Fig. 13
RESUMEN
Hasta que el doctor B. S. J. Isserlin no pensó
seriamente en la posibilidad de llevar a cabo
excavaciones sistemáticas en Málaga capital, nadie
se había preocupado de este asunto, llegando
incluso a despreciar la idea de que el subsuelo del
casco urbano malagueño ofreciera suficientes
materiales arqueológicos capaces, por su
importancia, de interesar a nadie lo suficiente como
para realizar unas investigaciones continuadas;
incluso yo mismo confieso haber desestimado, una y
otra vez, este trabajo. No obstante, las excavaciones
efectuadas en el interior del teatro romano han
permitido, a la vista de los materiales hallados en la
trinchera 2, asegurar una ocupación interesantísima,
bastante anterior a la ciudad romana.
Desafortunadamente, los hallazgos de objetos han
aparecido en estratos revueltos, pero no por ello
menos interesantes a la hora de hacer una síntesis
estilística y cronológica de ellos, naturalmente
basados sobre conjeturas, sujetas a la circunstancia
de la aparición de estratos «in situ» que apoyen o
alteren este resumen preliminar.
Los materiales pueden encuadrarse en dos tipos.
FENICIO-PÚNICO
IBÉRICO.
En cuanto al primero está representado por tres
tipos de recipientes:
Objetos de Transporte y Almacenamiento =
«Ánforas».
Objetos de Almacenamiento = «Orzas y Tinajas»
Objetos Menores o Vajillas = «Platos, Páteras y
recipientes medianos y pequeños».
Objetos de Transporte y Almacenamiento:
Ánforas típicamente púnicas, sin influencias ibéricas;
ánforas correspondientes a las formas 1 y 5,
caracterizadas por sus cuerpos cilindricos o
alargados, con carena alta, boca sin cuello y dos
asas de sección circular muy próxima a la boca. Para
la forma 1, siglo VII-VI y para la forma 5, siglo
IV-lll a. de C.
Objetos de Almacenamiento:
Orzas de cuerpo cónico-truncado, de labio grueso
potente exvasado, sin asas, generalmente pintadas
de rojo y negro en varios tonos, a base de
decoración lineal y cuya característica, genuinamente
púnica, de la costa, es el dibujo en el borde de
aspas o segmentos paralelos. En el caso de las
Tinajas, generalmente fusi o piriforme, la decoración
sigue la misma idea, con la diferencia de que son
recipientes con cuello y asas.
Los materiales nuestros estarían en el VIl siglo,
perdurando hasta el V a. de C, fecha en la que las
orzas dejan de pintarse sistemáticamente y dan paso
a las ibéricas, de mayor tamaño, con asas al borde
y entre las que es raro encontrar ejemplares
pintados; sin embargo las tinajas ibéricas, que
también sustituyen a las púnicas, son bastante
mayores y su decoración se torna mucho más
abundante y surge la idea de pequeñas asas,
perdurando hasta el siglo II a. de C.
Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Recipientes Menores o Vajillas:
Objetos de mediano y pequeño tamaño, generalmente
pintados por dentro y fuera. En nuestra excavación
es común el plato pescatero o de «pabellón de
trompeta», con el clásico pocilio central y los platos
hondos y llanos de engobe rojo en el interior,
materiales que por sus características no podemos
bajarlos más del siglo V a. de C. Sin embargo,
tenemos una pieza interesantísima, genuina de los
mejores talleres alfareros fenicios, como es el
pequeño platito de engobe rojo (Lám. IV.6 y Fig. 11.7)
que, con muchas posibilidades, puede proceder de
los talleres de Cartago. Para el plato en cuestión,
seguimos manteniendo la fecha del siglo VII a. de C,
época incluso, que concuerda con la asignada por
Cintas a su ejemplar de Cartago núm. 280.
Estos pequeños recipientes de lujo no son
abundantes, más bien escasos; de este tipo
conocemos en Málaga sólo en Toscanos, Guadalhorce
y éste ahora, en la capital.
Aunque la mayor parte del material encontrado en
las excavaciones del teatro romano de la calle de
Alcazabilla es fenicio-púnico, no obstante, aparece
también lo que podemos denominar cerámica ibérica.
Son pocas las piezas de clara factura iberista, pero
admitiendo ciertas influencias tradicionales
arcaizantes, como en el caso de las páteras de la
Fig. 1.2, Lám. II.1 y la de la Fig. 5.3, Lám. 1.4,
inspiradas en los grandes platos de «pabellón de
trompeta» de alerones anchos exvasado-exterior. La
decoración es típicamente ibérica, así como la de
los tres fragmentos atípicos de la Fig. 9.1, 4 y 5, de
decoración lineal y curvilínea, con empleo de
colores de trazo clásico iberista, como son los
negros de tonos rojizos y los rojos fuerte, así como
las superficies generalmente muy bien tratadas,
corresponden a una época en la que, la imaginación
del artista alfarero local está sugestionada por
pintar el recipiente de forma total y en la que ya es
patente y se hace popular el motivo del dibujo a
base de círculos o semicírculos concéntricos; época
para la que admitimos los siglos IV-lll a. de C.
La presencia de estas formas es bastante frecuente
en las ciudades españolas de la costa, pero menos
abundante en los establecimientos del interior de la
sierra y la campiña donde, a nuestro juicio, la
influencia exterior se dejó sentir menos, por
prevalecer un mayor vínculo clásico tradicional de
nuestra gran cultura del Bronce Hispánico, aceptando
reminiscencias célticas e incluso valores claramente
campaniformes.
Las páteras ibéricas que relacionamos, corresponden
a la cerámica de barniz rojo de Cuadrado (63), forma
2 para el plato de la Fig. 1.2, Lám. II.1 y forma b1
antigua en el caso del plato de la Fig. 5.3, Lám. I.4
y consideradas por el autor como tartesio-oriental,
en su mayoría casi todas fenicias.
En Carmona (64) aparecen también estas formas, en
el estrato 3 y, a juicio de su autor, parece
corresponder a una etapa más bien romanizada que
plenamente ibérica, opinión que no comparte
Cuadrado (65) y a la que personalmente me adhiero.
No cabe duda que todo esto es conjetural mientras
las excavaciones que dirige el doctor Isserlin no se
amplíen y consigamos, con suerte, hallar «in situ»
25
una secuencia estratigráfica que permita aclarar
estos conceptos o aportar nuevas cuestiones.
No obstante, el panorama de la arqueología
malacitana local ha cambiado sensiblemente. El
hallazqo de una «gola» de carácter egiptizante y el
capitel «lotiforme» (Lám. VI-1), demuestran la gran
importancia que tuvo la Malaka fenicia en los
primeros establecimientos de la colonización. Si bien
el capitel, aparentemente, puede ser de época más
reciente, no ocurre igual con la «gola», que tiene
todos los visos de haber pertenecido a un importante
templo fenicio en nuestra costa. Ambas cosas, así
como el gran paramento de más de seis metros de
longitud, por tres metros de altura, fueron
descubiertos por el mismo doctor Isserlin.
Tanto para el doctor Isserlin como para mí, los
bloques almohadillados del paramento en cuestión
nada tienen que ver con la construcción romana del
teatro, son claramente piedras aprovechadas de
viejas construcciones y, sin embargo, refuerzan el
hallazgo de la «gola» que, de ser egiptizante,
deberemos seguir pensando en ese templo fenicio o
en una gran construcción pública, no muy lejana de
la capital o el área en la que trabajamos.
Termino este resumen, no sin antes agradecer al
doctor Isserlin, jefe del Departamento de Estudios
Semíticos de la Universidad de Leeds de Inglaterra
y Director de estas excavaciones, la confianza que
en todo momento depositó en mí y aclarar que todas
mis ideas son productos de unos hallazgos, no sólo
aislados, sino imprecisos y sin suficiente garantías
por el momento. Ello hace que mi estudio esté
influenciado por estos desajustes estratigráficos.
Así, todos los errores que los investigadores puedan
apreciar, estarán superados si son criticados con
sinceridad y con la sana idea de aportar nuevos
datos que nos ayuden a realizar una historia más
completa y más real de Málaga. El autor de este
informe no sólo se sentirá satisfecho de su labor,
sino que habrá aprendido lo que no supo ver en el
campo de trabajo.
J. M. MUÑOZ GAMBERO

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS
(1) La forma 5, tipo piriforme pertenece al estudio de «Tipología Gamberiense» de pronta publicación.
(2) Esta forma de plato de perfil a base de curvas claras y bien definidas, se nos ofrece en lugares como el cerro de la Tortuga
de Málaga (13) y en estratos propios del siglo III a. de C. También lo encontramos en la región levantina.
(3) El nombre de «Pabellón de trompeta» pertenece a una idea del Sr. López Malax-Echeverría del S.I.A. sobre una investigador
que inició en 1968 sobre este tipo de recipiente púnico.
(4) El paralelo más inmediato de esta forma de pátera lo encontramos en el cerro de la Tortuga.
(5) También en el cerro de la Tortuga.
(6) Sobre el barniz rojo empleado en esta pieza diremos que no se trata del barniz empleado comúnmente en los recipientes de
Cuadrado Díaz (14), sino de un barniz especial y que hasta ahora sólo conocíamos en los platos de imitación de la forma 23
de cerámica campaniense. Sobre el tema de este barniz léase Una comunicación sobre la cerámica de barniz roja de Alberto
LÓPEZ MALAX-ECHEVERRIA, Congreso Arqueológico Nacional XII, Jaén.
(7) En el cerro de la Tortuga aparecen ajuares de platos y tazas de la forma 23, en número de tres, tratados con este barniz
especial.
(8) En Itálica (Sevilla) apareció un plato púnico de la misma forma y con el mismo tratamiento de barniz; puede verse en el
Museo de Sevilla.
(9) En los hornos de Kuass (Marruecos), excavados por M. Michel Ponsich, aparecieron también estos platos con el mismo barniz.
Véase Michel PONSICH, Alfarería de época fenicia y púnico-mauritana en Kuass (Arcila, Marruecos). Papeles del laboratorio
de arqueología, 4a. Facultad de Filosofía y Letras, Valencia, 1968.
(10) En cuanto a la arcilla empleada en el trozo hallado en el teatro romano, diremos que, aparentemente, es igual a la empleada
en los recipientes del cerro de la Tortuga.
(11) Los paralelos en el Cerro de la Tortuga.
(12) Este tipo de orzas y con esta decoración, es frecuente en yacimientos tales como Guadalhorce (15), Benalmádena (16), Tos-
canos (17), Carmona, etc.
(13) El poblado ibero-púnico del cerro de la Tortuga, Teatinos (Málaga), por Juan Manuel MUÑOZ GAMBERO, VIII Congreso Arqueo-
lógico Nacional, Sevilla-Málaga, 1963.
(14) Emeterio CUADRADO DÍAZ, Materiales ibéricos: Cerámica roja de procedencia incierta. Monografías del Seminario de Arqueo-
logía de la Universidad. Salamanca, 1953.
(15) Excavaciones arqueológicas en la colonia paleopúnica de la desembocadura del río Guadalhorce de Málaga, por el doctor Arri-
bas Palau y J. M. Muñoz Gambero (1966). Sin publicar.
(16) En el pueblo de Benalmádena, de Málaga, excavaciones de recuperación realizadas por el Seminario de Arqueología de Málaga
del Patronato de la Cueva de Nerja, preparadas para publicar.
(17) La factoría paleopúnica de la desembocadura del río Vélez TOSCANOS; excavaciones del Instituto Arqueológico Alemán de
Madrid y el doctor Manuel Pellicer Catalán. Véase Hermanfrid Schubart, Hans Georg Niemeyer y Manuel Pellicer Catalán, Tos-
canos, Excavaciones Arqueológicas en España, N.° 66. Madrid, 1964.
(18) Tortuga, op. cit. (2). Tortuga es el yacimiento español donde hasta el momento han aparecido con mayor profusión estas án-
foras, pero con muchas variantes.
(19) Kuass, op. cit. (8) y (10). Tipo II de Ponsich.
(20) Novedades Arqueológicas de la Provincia de Málaga. Antonio GARCÍA Y BELLIDO. Archivo Español de Arqueología —36—, nú-
mero 190, 1963. El ánfora de Itálica no tiene estratigrafía.
(21) Excavaciones de salvamento y recuperación en el pueblo de Benalmádena, efectuadas por el S.l-A. en 1970 de pronta publica-
ción. Aparecen varios tipos de esta forma 5.
(22) En terrenos del Hotel Azor de Torremolinos (Málaga), en una visita de prospección recogí, junto a mi colega y descubridor
del yacimiento, Jimeno López, varios fragmentos de bocas de ánforas de este tipo.
(23) Corpus Punlcum — I — Colmenar. Juan Manuel MUÑOZ GAMBERO, Publicaciones monográficas del Seminario de Investigacio-
nes Arqueológicas Malaka, del Patronato de la Cueva de Nerja. N.° 6, 1971-1973, pág. 47, Fig. 2-1.
(24) Pascual GUASCH. op. cit. (24).
(25) MAÑA, op. cit. (25).
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
 (26) GUADALHORCE, op. clt. (6) y (26). Esta decoración es muy frecuente con variantes en el tipo y el color empleado.
(27) TOSCANOS, op. cit. (1), (3), (7) y (27). Lámina VI, 1176, pág. 8 y Lámina VIII, 593 y 606, pág. 64.
(28) CERRO DEL PEÑÓN, op. cit. (3). Por nosotros recogidos de superficie varios fragmentos con estas características.
(29) BENALMADENA, op. cit. (33). De superficie y expolios, varios fragmentos de las mismas características.
(30) TOSCANOS, op. cit. (1), (3), (7), (27) y (30). No lo he visto publicado, pero sí en cajas obtenido de los estratos.
(31) GUADALHORCE, op. cit. (6), (26) y (30).
(32) CARTAGO, op. cit. (23) y (28). Lámina LXV. 12.
(33) La Necrópolis de Villaricos. Mirian ASTRUC. Informes y Memorias, n.° 25. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas
Madrid, 1951.
(34) TOSCANOS, la factoría paleopúnica de la desembocadura del río de Vélez. Hermanfrld SCHUBART, Geor NIEMEYER y Manuel
PELLICER CATALÁN. Excavaciones Arqueológicas en España —66— Madrid 1964, pág. 72/868, Lámina VIII. No es este el tipo
exacto, pero se trata de una variante. Personalmente he visto numerosísimos fragmentos de estas ánforas entre el material
obtenido de los estratos de Toscanos.
(35) El poblado ibero-púnico del cerro de la Tortuga, Teatinos, Málaga, Juan Manuel MUÑOZ GAMBERO. Comunicación al VIII Con-
greso Nacional de Araueología Sevilla-Málaga, 1963. Zaragoza 1964, pág. 163 a 172. Hallé un fragmento de este tipo de ánfora
en la superficie del cerro.
(36) TOSCANOS, op. c i t , (1). Cerro del Peñón, págs. 14 y 21, Lámina XXVI, 49, Silo I. Nosotros recogimos del cerro varios trozos
de este tipo de ánfora, véase: CORPUS-PUNICUM — 1 — , Cerro del Peñón, Torre del Mar (Málaga), Publicaciones monográfi-
cas del Seminario de Investigaciones Arqueológicas Malaka, del Patronato de la Cueva de Nerja — 6 — 1970-1793, Fig. 2 (8 y 9)
y Fig. 3 (9 y 10).
(37) Este Seminario recogió, en una zanja abierta, estas ánforas acompañadas de materiales, por lo menos del Vil a. de C.
(38) Excavaciones en la necrópolis púnica «Laurita» del cerro de San Cristóbal (Almuñécar, Granada). Manuel PELLICER CATALÁN.
Excavaciones Arqueológicas en España —17—, Madrid 1963, págs. 30 y 38, Fig. 32, 7.
(39) GUADALHORCE: Excavaciones autorizadas por el doctor Arribas Palau y J. M. Muñoz Gambero en 1966. En este importante
yacimiento, aún sin publicar, personalmente, he recogido un abundante material de bordes de ánforas púnicas de este tipo,
sin duda obedeciendo a la presencia de hornos alfareros en la colonia. Por lo que respecta a las dos estratigrafías, puedo
decir que aparecen en todos los niveles, con las naturales variantes. Por el momento, se fecha en el Vil a. de C.
(40) TOSCANOS, op. cit. (1) y (3).
(41) Alfarería de época fenicia y púnico-mauritana en Kuass (Arcila, Marruecos). Michel PONSICH. Papeles del laboratorio de ar-
queología de la Universidad. Valencia, 1968.
(42) Excavaciones Paleopúnicas en la zona de Torre del Mar (Málaga). Hermanfrid SCHUBART y Hans Georg NIEMEYER. Noticiario
Arqueológico Hispánico XII-XIV 1969-1970, pág. 371. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas.
(43) Les céramiques d'imitation: La campanienne de Kouass. Región d'Arcila-Maroc. Michel PONSICH. Archivo Español de Arque»
logia —42— 1969, 1 y 2 Semestre N.° 119 y 120 pág. 61 y 62.
(44) Tartessos y El Carambolo. Juan DE MATA CARRIAZO. Publicaciones del Patronato Nacional de Museos. Ministerio de Educación
y Ciencia. Dirección General de Bellas Artes. Madrid, 1973.págs. 555 y 557, Fig. 407, 408 y 409.
(45) La necrópolis de La Joya, Huelva. Juan Pedro GARRIDO. Excavaciones arqueológicas en España. Servicio Nacional de Excava-
ciones Arqueológicas. Con motivo del XIII Congreso Nacional de Arqueología de Huelva, puede ver en el Museo varias ánfo-
ras completas.
(46) Excavaciones de Asta Regia (Mesas de Asta, Jerez). Campaña 1945-46. Manuel ESTEVE GUERRERO. Informe y Memorias —22—
Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Madrid 1950. Lámina XV. Fig. 1.
(47) Primicias de un corte estratigráfico en Carmona (Sevilla). Juan DE MATA CARRIAZO y Klaus RADDATZ. Archivo Hispalense,
103-104. Diputación Provincial. Sevilla, 1960. Pág. Fig. 5-1, 8-1 y 9-1.
(48) La factoría púnica de Aljaraque, en la provincia de Huelva. L M. BLAZOUEZ, J. M. LUZON y D. RUIS MATA. Noticiario Arqueo-
lógico Hispánico XIII-XIV, 1969-1970. Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas. Madrid, 1971. Pág. 304, Fig. 1-2, fig. 9-90.
(49) TARTESSOS, V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular. Universidad de Barcelona, 1969. En él, la comunicación del
Panorama tartésico en Andalucía Oriental. A. BLANCO FREJEIRO, M. LUZON NOGUE y D. RUIZ MATA. Fig. 9, C y fig. 10.
(50) El Cerro del Real, Galera (Granada). Manuel PELLICER CATALÁN y Wilhelm SCHULE. Excavaciones Arqueológicas en España
—12— Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas. Madrid, 1962. Estrato IV. Láminas 8, 1 y 2.
(51) Arte Ibérico. Antonio GARCÍA Y BELLIDO, en Historia de España Prerromana, de Ramón MENENDEZ PIDAL. Tomo I, volumen
III. Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1963. Págs. 625 y 626. Fig. 540
(52) La necrópolis púnica «El Jardín», de Torre del Mar (Málaga). Alberto López MALAX-ECHEVARRÍA. Publicaciones monográficas
del Seminario de Investigaciones Arqueológicas Malaka, del Patronato de la Cueva de Nerja, Málaga, N. 6, Málaga, 1971-1973.
Figura 16.
(53) LOS CASTELLARES, en Puente Genil (Córdoba), Establecimiento colonial descubierto por este Seminario, de pronta Dubita-
ción. En él se han recogido varios fragmentos de bocas de ánforas de este tipo.
(54) Cerro de LA MUELA, Santaella (Córdoba). Establecimiento colonial descubierto por este Seminarlo, de pronta publicación. En el
se han recogido numerosos fragmentos de bocas de ánforas de este tipo.
(55) Las Chorreras - Cerro y Mar, en Algarrobo-Costa. Establecimiento colonial descubierto por los señores Jiménez Bueno y Perdi-
guero López, miembros del Seminario de Investigaciones Arqueológicas Malaka, del Patronato de la Cueva de Nerja, Malaga.
En él he podido recoger trozos de bocas de ánforas de este tipo. Posteriormente, el señor Gran y la señorita Mana Eugenia
Aubet han excavado por campañas separadas y puede verse un avance a su estudio en: Excavaciones en Vélez-Málaga. J. M J.
Gran Aymerich. Revista Jábeqa, Diputación Provincial. Núm. 4. Diciembre de 1973 Málaga. En prensa por la Comisaria General
de Excavaciones Arqueológicas, la campaña realizada por la señorita Aubet.
(56) Pierre CINTAS. Céramíque Puninue. Lámina XXII, fig. 280. En Cartago, este tipo de ánforas son de tamaño más pequeño.
(57) Un nuevo tipo de ánfora púnica. Ricardo Pascual GUASCH. Archivo Español de Arqueología —42—, 1969, 1° y 2.° semestres,
núms. 118 y 120, pág. 12, fig. 4,4.
(58) Sobre tipologías de ánforas púnicas. José M. MAÑA, Crónica del VI Congreso Nacional de Arqueología del Sudeste. Alcoy, 1950,
págs. 203 al 209.
(59) GUADALHORCE, op. cit. (96), aparece en los estratos
(60) TOSCANOS. op cit. 1, 2 y 3. Lámina I/867, pág. 72, estrato IVb y lámina VIII/606, pág 64, estrato IV.
(61) CARTAGO, op. cit. (23). Corresponde en Cartago a las formas de Cintas: 90, 91, 92, 93, 94 y 95 (pág. 95, lámina Vil) y 329,
330 y 331 (pág. 113, lámina XXVIII) asignándosele las fechas VII-VI a. de C.
(62) Según tipología Gamberiense de pronta publicación.
(63) op. cit. (14).
(64) op. cit. (47). Lám. 6:6 y 7.
(65) op. cit. (49), págs. 267 y 280.
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Lámina VI
Elementos Arquitectónicos Fenicios de estilo Egiptizante
La cornisa con górgola (Lámina VI-2) recuerda
muy de lejos, las cornisas con górgolas egipcias, muy
típicas de la arquitectura del Valle del Nilo. Pero
parece más bien directamente reflejada en unos docu-
mentos púnicos, como justamente indica el profesor
Isserlin, en Motya. También creo existen indicios o
huellas púnicas de este género en Cerdeña, donde
puede destacarse la estela con górgola decorada con
un disco solar (G. Liliu, «Le stele puniche di Sulcis
(Cagliari), dans monumentis antichi pubblicati per
cura della Reaie Accademia d'ltalia», XL, 1944, col
293-418, 37 fig. et 10 pl.). Confróntese también la
serie de la publicación de hojas de Monte Siray, edi-
tada en Roma, por diversos autores. El tomo I, en
1964; II, 1965; III, 1966, etc.
El capitel (Lámina VI-1), por su parte, no parece
evocar a aquellos de las columnas palmiformes egip-
cias, que son, sin embargo, más alargados y son típi-
cos del «Antiguo Imperio». La forma, mucho más
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Extracto de la Revista Jábega nº 12, año 1975. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
traspuesta del capitel de Málaga, hace pensar dema-
siado en los capiteles compuestos de la «Baja Época»
egipcia y del Egipto greco-romano. (Confróntese, por
ejemplo: J. Jéquier; Manuel d'Archéoiogie égyptien-
ne: «Les éléments de l'architecture», París, 1924,
p. 230 sp)
Me es difícil facilitar datos más concretos. Nos
encontramos en presencia de documentos de carác-
ter egiptizantes. Me parece en consecuencia que sería
preferible buscar, para la reunión de datos, elemen-
tos de comparación en el material púnico del «Bajo
Mediterráneo». Pero como sabemos, no excluyo, in-
cluso, una reunión de datos más tardío de la época
romana, tanto por el capitel como por la corniza con
górgola, formas típicas de la arquitectura egipcia que
han sido utilizado durante muchos siglos.
Jean LECLANT