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TEORÍA Y CLÍNICA PSICOANALÍTICA

ISIDORO VEGH
ESTRUCTURA
Y TRANSFERENCIA
EN LA SERIE DE LAS
NEUROSIS
Isidoro Vegh
Estructura y transferencia
en la serie dfe las neurosis
Vegh, Isidoro
Estructura y transferencia en la serie de las neurosis
- 1° ed. - Buenos Aires : Letra Viva, 2008.
157 p. ; 23 x 16 cm.
ISBN 978-950-649-1 75-8
1. Psicoánalisis. I. Título
CDD 150.195
"Estructura y transferencia en la serie de las neurosis" dice, desde su
título, una propuesta: aceptamos la tripartición freudiana en psicosis, per-
versión y neurosis. También que éstas, las neurosis, hacen serie por una
estructura que excede las formas ,e n que se manifiesta.
Así, Lacan pudo llamarse, a sí mismo, histérico perfecto, es sin
síntomas.
Serie de las neurosis, también nos lleva a otra afirmación: con las co-
ordenadas con que hasta hoy escribimos el espacio de nuestra disciplina,
el psicoanálisis, ellas son tres, ni más ni menos.
Lejos estamos de la reducción :a "trastornos" que desde su nombre di-
cen de una perspectiva supresora que desconoce la verdad que guarda el
síntoma o el anuncio que ofrece la angustia a quien sepa escucharla.
La castración, que no es del órgano, sino del Otro instituyente, orde-
na el campo en tres tiempos, de antecedencia al corte, de acentuación del
corte, del tiempo que lo sucede.
© 2008, Letra Viva, Librería y Editorial
Av. Coronel Díaz 1837, Buenos Aires, Argentina
Así, son tres las neurosis que acordes a su lógica nombramos, en tradición
email: letraviva@elsigma.com
que valoramos, neurosis obsesiva, neurosis fóbica, neurosis histérica.
La topología, así como los historiales freudianos, se aunaron a nues-
tra práctica para el estímulo de estas páginas, que fueron seminario en
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723 su inicio y hoy prosiguen la serie ele su publicación 1•
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Agradezco a Carlos Ruiz y su talento para exponer y ayudarnos con
Coordinación editorial: Leandro Salgado las escrituras matemáticas a las que la enseñanza de Lacan nos invita-
ra, así como la intervención de Clara Cruglak en las páginas consagra-
das a la topología.
Queda prohibida, bajo las sanciones que marcan las !leyes, la reproduc- También a cada uno de los que asistieron al seminario, y a Batía Schwartz
ción total o parcial de esta obra bajo cualquier método de impresión por la presentación de un caso que :nos pareció ejemplar.
incluidos la reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital, sin previa A Nilda Prados y a J ohanna Soler, mi reconocimiento por su dedicación
autorización escrita del titular del copyright. para la versión que hoy se ofrece como texto.
1. Seminario dictado en la Escuela Freudliana de Buenos Aires, entre agosto y diciembre
de 1987.
ISIDORO VEGH
Si la experiencia no es lo vivido, sino la reflexión que de lo vivido hace
letra, una nosografía acorde a la estructura ofrecerá al analista más opor- CAPÍTULO 1
tunidades de ubicarse en la humildad que lo real le reclama. Será condi-
ción de una cura, a cuya dirección no renunciamos.
Nuestro horizonte
l.V.
Desde su título, Estructura y transferencia en la serie de las neurosis, el
seminario de este año anticipa desarrollo de una propuesta. Comienzo
por situar los ámbitos diferentes de los cuales surgió lo que me impulsa a
abordarla; uno, definido por mi lectura de los textos de Freud y de Lacan,
así como de las tradiciones derivadas de ambos; el otro, una interrogación
suscitada en mi práctica y que formularía en estos términos: recorriendo
la obra de Lacan podemos que constituye, tal como él mismo la
situara, un retorno a la obra de l:<'reud. El planteo no es por cierto sencillo,
esa vuelta al fundador del psicoanálisis no se da bajo el modo de la iden-
tidad; por el contrario, es un trabajo de desgajamiento, recortes, puntua-
ciones hecho por Lacan que impllica contradicciones, diferencias, acentua-
ciones, subrayados y de su estudio se desprende como efecto -lo he vivido,
también otros- que descubrimos por primera vez a Freud.
Hasta aquí estaríamos en terreno acordado o al menos compartido por
un gran número de analistas; la cuestión surgió con respecto a la nosogra-
fía que se desprende de esa enseñanza; considerando distintos momentos
en la obra de Lacan, encontré que no había allí una innovación en cuanto
a lo explicitado por Freud como una tripartición: neurosis, psicosis y per-
versión, y en lo que hace a mi inquietud específica, al menos este afio: la
tripartición que ordena el campo de las neurosis en histeria, neurosis ob-
sesiva y fobia. .
Se podría objetar que en los primeros tiempos, Freud habla también de
neurastenia y neurosis de angustia, ambas incluidas en las neurosis ac-
tuales; pero dentro de lo que él llatmapsiConeurosis, aquéllas donde se pone
en juego su teorización del aparato psíquico, la tripartición que mantiene
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c.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
y acentúa -lo hace incluso de un modo ejemplar y ahora diré por qué- es ción, sino que hay una lógica subyacente en juego; mi apuesta -ambicio-
la que vengo de consignar. sa- es la de articularla. Evocando algún chiste, diría que intento explici-
Encuentro que lo hace de un modo ejemplar porque ubico en la serie de tar aquello que Freud y Lacan no explicitaron. Tiene su relevancia hacer-
los grandes historiales freudianos -y mi intención es volver a recorrerlos lo, no sólo para nuestra futura reflexión teórica, sino para nuestra prácti-
en este trabajo- una estrategia puesta en acto que rubrica la -nosografía ca cotidiana como analistas.
propuesta. No podemos atribuir a la casualidad hecho que haya publi- Inscribo este trabajo en la continuidad del que realicé en los últimos
cado un historial para dar cuenta de cada estructura: el Caso Dora para años, desde el seminario Paso a pase con Lacan. En los tiempos que son
la histeria, Juanito para la fobia, el Hombre de las Ratas para la neurosis los nuestros, subsiguientes a la muerte de Lacan -tiempos que probable-
obsesiva, Schreber para la psicosis y el Caso de homosexualidad femeni- mente se prolonguen- me sigu1e pareciendo válido acordar nuestro paso
na para las perversiones. En cuanto al Hombre d'e los Lobos, como el pro- a la prudencia.
pio Freud lo explicita en su polémica con Jung, constituye -ya el título lo Así, me propongo situar algunos instrumentos teóricos que nos serán
anuncia- una circunstancia especial, en relación con el anhelo freudiano de utilidad. Están referidos a E:ste campo al cual me voy a consagrar, el
de reafirmar la eficacia de la neurosis infantil. de las neurosis; la primera cuestión que se plantea hace a la definición,
Si acudimos a Lacan, nos encontramos con la misma nosografía. Esto considerando que los psicoanaliistas guardamos habitualmente una cier-
es, a diferencia de los post-freudianos, deja de lado las referencias a la per- ta ambigüedad al respecto.
sonalidad "como si", la personalidad infantil, no h:abla de "psicopatías". De Una vez admitido que el sujeto recurre al análisis por su neurosis, cabe
modo que podemos decir que hay, también desde: este punto de vista, un preguntarse si hay acaso alguien que sin ser psicótico ni perverso, tam-
retorno a la nosografía freudiana y si bien se pueden situar titubeos al poco sea neurótico; esta alternativa, pensable, implicaría la existencia de
respecto, no llegan a cobrar el valor de impugnaciones; así, Lacan no cri- una cuarta categoría, la de normales. Recurro a un ejemplo para despejar
tica la fobia como estructura; en ciertos momentos la omite -como lo hace mejor de qué se trata. Para un gastroenterólogo, hay estómagos que fun-
el propio Freud- pero luego, cuando habla de la diversa posición del su- cionan bien y otros que tienen problemas; su nosografía no incluye como
jeto frente al deseo, la retoma y conserva las tres estructuras: fobia, ob- patología el modo según el cuall funciona el órgano. El psicoanálisis, por
sesión, histeria. · el contrario, incluye, en la nosografía con la que trabaja, a toda la pobla-
La cuestión que se me planteó y que los invito a trabajar este año hace ción a 1a que se dedica. Desde su perspectiva, la neurosis es la estructu-
a la razón de este retorno. ¿Se trata simplemente de un retorno de hecho? ra, no así la perversión ni la psicosis; de ahí la distancia con la nosografía
Fundado entonces en "las cosas son nsí porque son así'', daría por resulta- médica y sus consecuencias,prácticas.
do lo que llamaríamos una colección. ¿Responde a una táctica? En la me- Freud habló en su momento del malestar en la cultura; formuló la te-
dida en que "no se puede hacer con éxito la guerra en dos frentes al mismo sis según la cual la neurosis irá .aumentando a medida que crezca ese ma-
tiempo" -los dos frentes serían, en este caso, la teoría y la nosografía- La- lestar; Lacan, por su parte, cons.idera que como psicoanalistas podríamos
can se habría consagrado sólo a uno de ellos. ¿Queda así establecida una establecer una equivalencia entre cultura y lenguaje. En el cruce de esas
lógica que no llega a ser sin embargo explicitada? De ser así, corresponde- dos formulaciones, mi respuesta acerca de qué es la neurosis -resm!es-
ría formular una acotación que la limita. .ta que es a!a vez una toma de 11osición Y., como tal
Tal como Lacan lo subrayó varias veces, es en el marco teórico, en las ue..q.ue..laneur.asis..esJ.a..manifes.tación.del mal-estar del sujeto en el cam-
coordenadas de nuestro horizonte, que producimo:s el pensamiento actual. po del
Esto es, en el campo de la ciencia -y el psicoanálisis, sin ser una ciencia, Ahora bien, un aualista..p.mn:letería más de lo que podría aportar si di-
tiene algo que ver con la cientificidad-, es en el campo del Otro donde el sus analizantea..qutle.uaJLabrir el camino al bienestar; conside-
sujeto encuentra aquello que lo representa. Entonces, considerando ese rarlo así no supone afiliarse a una perspectiva pesimista, como en ocasio-
desarrollo teórico actual del psicoanálisis, ¿acaso no es la lógica impues- nes se acusa a los lacanianos; que...no haya no quiere decir gue
ta en ese campo la que decide esa doble tripartici·ón: psicosis /perversión no exista el goce. La acotación vale también para la diferencia con la prª-c-
neurosis y, dentro de esta última, histeria/ neurosis obsesiva/ fobia? ticE:._de la medicina y los enfoques de algunas
Decía que desde el título, Estructura y transferencia en la serie de las Decir que el malestar del sujeto se sitúa en el campo del leuguaje, su-
neurosis, anticipo cuál es mi posición. Pienso que no se trata de una colee- pone que la causa está en algo que no acuerda entre el lenguaje y el sexo;
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· ESTRUCTURA YTRANSFE:RENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEGH
hfil' allí algo que clama y en función de lo cual F'reud escribe, refiriéndo- -No -responde Aquiles.
se a los síntomas: saxa loquuntur, las piedras hablan, fos síntomas comQ -Bueno, tendrían que conocierse; se podrían entender bien. Pronto lo
piedras hablan. vamos a arreglar, nos encontraremos un día. .
-De acuerdo -acepta Aquiles-; pero cuénteme esto del disco, que me
tiene en ascuas.
-Mi amigo el Cangrejo -cuenta la Tortuga-, se empezó a entusiasmar
* * * con los tocadiscos; compró uno y me vino a contar que el vendedor le ha-
bía asegurado que era perfecto, capaz de reproducir todos los sonidos. Yo
le dije que eso era imposible, pero mi amigo me respondió que de ningún
Para comenzar este trabajo, me gustaría decirlo de un modo más diver- modo; él confiaba en lo afirmado por el vendedor.
tido: se me ocurrió evocar algún pasaje del texto de un físico-matemáti- Pues bien, como la discusión era inútil, porque mi amigo el Cangrejo es
co, especialista en informática, hijo de un premio Nobel; el autor, Douglas muy empecinado, no insistí; al 1cabo de unos días, volví a su casa lleván-
Hofstadter, recibió el premio Pulitzer por el texto al que voy a referirme, dole de regalo una copia de este: disco que usted ve, con este título "Disco
titulado "Gredel, Escher, Bach" 1, desde el que nos anuncia el rigor de sus Nº 1 para romper tocadiscos"; sce lo di para que lo ponga en su tocadiscos
planteos y el tono informal al que recurre para avanzarlos, al presentar- y apenas lo hizo, el aparato comenzó a vibrar, a estremecerse hasta que
nos haciendo conjunto esas tres figuras tan disp1ares como importantes: estalló en pedazos. Mi amigo el Cangrejo no lo podía creer.
Gredel, uno de los grandes teóricos que ha revolucionado la fundamenta- Yo le dije: "Claro, no lo puedies creer porque tú confías en esos vende-
ción lógica de la matemática; Escher, genial pintor y Bach, el músico, cuya dores mentirosos".
obra es, sin más, toda una presentación. Pero mi amigo insistía: "Esto no puede ser".
Voy a hacer mi relato de uno .de los capítulos esta curiosa novela; los Por mi parte, seguí diciéndole que ahí tenía la prueba de lo contrario,
protagonistas principales son Aquiles y la Tortug;a. que su tocadiscos no era perfecto puesto que el disco que yo había traído
Aquiles decide ir a visitar a su amiga, la Tortuga. Cuando llega y ésta no lo había podido pasar.
lo recibe amablemente en su casa, Aquiles le dice:: Mi amigo el Cangrejo, empecinado, decidió conseguir uno de calidad
- ¡Qué hermosa colección de boomerangs que tiene! superior y se fue al negocio de tocadiscos, donde compró un aparato doble-
-¡Oh, bah! -responde la Tortuga-; no es distinta de la que puede te- mente mejorado. Volví a visitarlo varios días después con otro regalo; se
ner cualquier otra Tortuga. ¡Venga, venga! Pasemos al living así charla- trataba esta vez del "Disco Nº 2 para romper tocadiscos". Una vez más, al
mos mejor. intentar pasar este otro disco el aparato se estremeció, vibró y finalmen-
- ¡Oh! -agrega Aquiles-; veo que también tiene una buena colección te estalló en pedazos.
de discos. A todo esto, mi amigo le había contado al vendedor lo que pasaba y éste
-Sí -dice la Tortuga-; es mi nuevo entretenimiento. Tengo incluso un le había prometido que si el nwevo aparato llegaba a romperse, le devol-
disco especial, es éste. vería el doble del dinero invertido, de manera que pudiese comprar otro,
Aquiles lee la etiqueta: "Disco Nº 1 para rom1per tocadiscos" y se sor- doblemente mejorado.,
prende: Todo esto-aclara la Tortuga·- duró varios rounds.
-¡Qué disco más raro! Me imagino que será eficaz. ¿Anda en eso? -Me imagino -agrega Aquilces- que ese disco lo debe haber grabado
-Sí -responde la Tortuga-, ando en eso. usted.
-¡Hmm! La imagen que me viene es la de alguien golpeando con un -¡Oh, qué astuto, mi querido Watson! -responde la Tortuga-; efectiva-
martillo un tocadiscos, al mismo tiempo que escucha música de Beetho- mente, fui a la casa donde mi amigo había comprado su tocadiscos, averi-
ven con aire militar. güé cuál era la marca y escribí al fabricante pidiéndole el diagrama. So-
-No, nada de eso -aclara la Tortuga-; verá usted, la historia es otra. bre esa base construí el disco que sería imposible hacer pasar en ese apa-
Hace poco me encontré con mi amigo el Cangrejo. ¿Lo conoce? rato y eso fue lo que repetí varias veces.
-Me imagino entonces -comcmta Aquiles- que en definitiva, el empe-
l. Hofstadter, Douglas: "Godel Escher Bach, les Brins d'un.e Guirlande Etemelle", Inte- cinado Cangrejo se habrá rendido.
rEditions, París, 1985.
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ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
-Pues mire usted -continúa la Tortuga-; nada de eso; la última vez, sión de un tocadiscos perfecto. Hablo de ilusión porque es fácil darse cuen-
cuando fui a llevarle nuevamente un "Disco Nº n paira romper tocadiscos", ta que todos y cada uno de ellos e:s imperfecto; si salva la falla, si presen-
me encontré con algo distinto. Mi amigo se había 4enterado de lo que yo ta una aparente completud y puede pasar incluso el disco regalado por la
venía haciendo y le escribió al fabricante para que produzca un aparato Tortuga, es gracias a la calculado·ra agregada que reformula su esquema
distinto. Este nuevo aparato analiza el disco antes de pasarlo, lee los sur- de funcionamiento, valiéndose de un engaño. Anticipo entonces algo que
cos y si detecta, por medio de una calculadora, algo que podría destruirlo, retomaremos: esa calculadora es el objeto a.
cambia la disposición de los grandes bloques que lo componen y evita que En psicoanálisis, aquello donde se sostienela.opcifuu:lela_que_sej;¡:ata,
los surcos grabados puedan afectarlo. ese disco que no pasa tiene un. nombre: u t a
-¡Ah!, entonces usted se dio por vencida -observa Aquiles. y el de esa palabra que no funcio1:ia como las demás es falo Para decirlo
-¡Pst! ¡Se ve que usted no conoce el Teorema de! Incompletud de Gce- con una fórmula levemente obsceua, como para que la recordemos: fil..fulQ
del! es lo que la lengga ierde cuanilll.habla. Esto e§.. aguello de lo cuaUaJen-
El relato continúa y finalmente Aquiles saluda antes de irse: gga se aparta cuando se pre.ata..a.la funcióA.deJa.palahxa..
-Bueno, me voy. ¡Ah! Pero antes de irme ... Tengo para usted una copa Propongo un breve recorrido: por momentos de clivaje en la reflexión
de vidrio. de Freud y Lacan, que consideramos como referencia.
-¡A ver, a ver! - exclama la Tortuga mientras abre el paquete-; fíjese A mi entender, son tres los hitios que muestran en Freud los titubeos,
que es mi último entretenimiento, mi última pasión, la de buscar una copa las dificultades, aún los errores y que, por eso mismo, me animan a correr
perfecta. ¿Pero ésta tiene algo escrito? el riesgo de interrogarlos. En el inventor del psicoanálisis, esos tres hi-
-Sí -aclara Aquiles- ; esta copa perteneció ni más ni menos que a su tos tienen que ver con tres tiempos. Uno se ubica en el año 1895, otro en
autor favorito, Juan Sebastián Bach. 1906 y el tercero en 1931. ·
-¿Pero qué más tiene grabado?-sigue averiguando la Tortuga. ¿Cómo piensa Freud en 1895 esta cuestión que ilustra la historia en-
-Algunas notas del último contrapunto de la última fuga de Bach. tre Aquiles y la Tortuga? El texto al que me remito es "Etiología de la
-¡Increíble! -exclama la Tortuga. ¿Así que descubrió que era eso? ¡Toqué- histeria"2•
moslo ya mismo! ¡Se puede tocar igual del derecho o del revés! Las notas Freud considera: "En la base de todo caso de histeria se encuentran una
en alemán se correlacionan con letras y los últimos cuatro acordes, aquí, o varias vivencias, reproducibles por el trabajo analítico, no obstante que
corresponden a b-a-c-h, Bach. ¡Toquémoslo ya! ¡Toquémoslo ya! el intervalo pueda alcanzar decenios, una o varias vivencias de experien-
La Tortuga trae el violín y apenas ejecutadas las cuatro notas, se escu- cia sexual prematura y pertenecientes a la tempranísima niñez. Me incli-
cha un ruido estremecedor. La copa acaba de estallar. no a suponer que sin seducción previa los niños no podrían hallar el ca-
B oomerang. mino hacia unos actos de agresión sexual. Según eso, el fundamento para
la neurosis sería establecido en la infancia siempre por adultos.
Este relato es la modalidad elegida por Douglas Hofstadter para pre- (...) Los síntomas histéricos so.n retoños de unos recuerdos de eficien-
sentarnos el Teorema de Incompletud de Gredel, según el cual toda serie cia inconsciente(.. .)".
de elementos discretos impone una opción. En este caso, si el tocadiscos Freud agrega:
quiere pasar todos los sonidos, queda destruido; si :soporta que haya uno "(.. .)Es que de hecho no estamo.s habituados a que de una imagen mné-
que no puede pasar, es incompleto. mica partan fuerzas que faltaron a la impresión real.
Pensemos ahora que ese tocadiscos somos nosotr<0s y que, como él, emi- Han de ver ustedes aquí, por otra parte, con cuánta consecuencia se
timos sonidos. Si queremos decirlo todo, somos afect:!.dos a la vez por la efi- cumple en la histeria la tesis de que unos síntomas sólo de recuerdos pue-
se quiebra-podríamos decir que se trata de cierta uni- den proceder".
da<iimaginaria- y la de algo que se estremece y tiene valor de goce. Formulemos en un esquema el modo según el cual construye un pen-
La opción se soporta en un silencio, en una palabra que no se dice. En sador como Freud, para considerarlo luego en Lacan:
el caso del tocadiscos, de allí derivaría un goce extra, el otorgado por la
música. Aun así, cabe la trampa a la que recurrió Cangrejo y a la que
recurrimos todos nosotros; sin ella no hay posibilidad de mantener la ilu- 2. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo III, "Etiología de la histeria", pág. 202, Amo··
rrortu Edit.ores, Buenos Aires, 1981.
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ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ESQUEMA 1 "El material todavía limitado de entonces me había aportado por azar un
número desproporcionadarruuite grande de casos en que la seducción por
adultos u otros niños mayores desempeñaba el papel principal en la his-
toria infantil. Sobreestimé la frecuencia de estos sucesos, los cuales, por
otra parte, no pueden ponerse en duda, tanto más cuanto que a la sazón
Síntomas yo no sabía distinguir con c.erteza entre los espejismos mnémicos de los
histéricos acerca de su infancia y las huellas de los hechos reales. Desde
entonces he aprendido, en cambio, a resolver muchas fantasías de seduc-
!
Inconsciente: recuerdos
/ ción, considerándolas como unos intentos por defenderse del recuerdo de
la propia práctica sexual (masturbación infantil}".
Y agrega acerca de los síntomas:
1 momento en que nos ubicamos, para F:reud todo comi_e.nza por la "(. ..)Ya no..ap,ar,edan_más como retoños directos de los reprimidos
seducción lla es laque deja en elniño recuer.do$Jnconscientes que retor- de vivencias sexuales infantiles, los síntomas y las impresio-
nan como síntomas, a la manera de esas piedras que hablan. En ese pa- nes infantiles se intercalaban las fantasías (invenciones de recuerdos) de
norama, es fácil deducir cuál es la tarea de un analista. Se trata de em- los enfermos casi siempre n.roducidas en los años de la RUbertad".
prender el camino inverso y avanzar desde los síntomas hacia los recuer-
dos inconscientes, que le permiten al sujeto reencontrarse con sus viven-
cias tr.aumáticas. E SQUEMA II
El texto del que nos estamos ocupando es el de una conferencia pronun-
ciada por Freud ante sus colegas médicos, a quiEmes se dirige, como resul-
ta notorio, en un tono urticante, polémico; en él afirma su tesis de manera
rotunda, anticipando que no van a aceptar nada de lo que proponga. Pulsión )o- Fantasía --+ Síntoma
Para abordar el segundo momento elegí un texto de 1906..filulado "Mi ,
tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis"3• Po- .. .... , •'
dría haber optado por la Carta Nº 69, fechada en 1907, pero esta "Tesis ..." ......... .... ,,"'"'
me pareció más explícita acerca de la cuestión_qge nos ocu2a. esto es, aQ.!!e- Inconsciente
llo que..n_o hace pareja, que no anda bien entre el sexoieUengµa-
este trabajo, Freud avanza:
t?Len el Es uema 1 la p_or adulto,
"Opino que el mejor modo de apreciar mi teoría sobre la importancia etio- v-ªmente, se ubica en el lugar_de lo real, en este Esquema 11, correspon-
lógica del factor sexual para la neurosis, es segufr su desarrollo. En efec- diente al planteo_freudiano de 1906 y en consecuencia posterior a los "Tres
to, de ningún modo me empeñaré en desmentir qu.e ha tenido un desarro- ensayos para una teoría sobre la sexualidad", es la la.....kY.S!l ya
llo y se ha modificado en su curso". avanzó una teoría- la que viene a quedar allí situada.
La pulsión determina en Etl_ suieto la fantasía como defensa - más tar-
Freud nos muestra, de paso, cómo se avanza e:n un planteo científico. Si de Freud sustituirá el término "defensa" por el de "rem:esión"-; estas dos
aceptamos que el investigador que pretende hacerlo también puede propo- líneas .Q_unteadas incluidas en el Esqyerna...Il,__además la com-
ner delirios, su especificidad reside en que acepta ponerlos a prueba. Rleja relación.qu._e_guardan__coo. el Inconsciente pulsión_y fantasía, ponen
Continúa Freud: de relieve la ambigüedad propia de la fantasía, afectada P-Or su ubicación
entre consciente e inconscient.e, entre pulsión y síntoma. Entiendo que
3. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo VII, "Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en 4.. Conservamos en estas páginas el Wrmino fantasía como Freud lo propusiera. En la teo-
la de las neurosis", pág. 263, 265 y 266, Amorrortu Edit.ores, Buenos Aires, 1978. ría lacaniana hablamos de fantasma.
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ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFE"RENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Lacan apunta a esto mismo cuando en "La lógica del fantasma" afirma de madre o subrogado que tiene a su cargo los cuidados del infantil sujeto.
modo taxativo que "el Ello no es el Inconsciente". En función de esto, propongo un tercer esquema.
Evidentemente hubo un cambio entre 1895 y 1906 en el planteo freu-
diano y ese cambio dejó un tema pendiente que retorna. En un primer
momento, plantea la cuestión de una manera simple, en una perspectiva ESQUEMA III
8
darwiniana según la cual aquello que le pasa al hijo remite al padre, de
éste al abuelo y así sucesivamente, porque cada niño tendría algún adul-
/
to por el que fue seducido. Eero pregunta Fantasía Síntoma
pasa a ser de dónde procede ella. Este camino lG' lleva a Fz:e.w:l, en ese mis-
mo texto, ahablaule.la constitució11 sexual, planteando que la fuente de
donde procede son ''pulsiones parciales, normales o perversas de la sexua-
lidad". Recuerda entonces lo avanzado en sus "'I'res ensayos...", en el sen-
tido de situar la sexualidad polimorfa5 •

i /
Pulsión - - - -

/ •:
1
Inconsciente
Remitir la pulsión a una determinada consti1J;ución sexual implica, a su
vez, otras consecuencias y no deja de plantear un enigma. En efecto, ¿aca- En el Esquema II ubicamos l:a pulsión donde había estado la seducción
de perversa polimorfa responde a un hecho piológico? Por en el Esquema I; quedaba entonces pendiente la cuestión de saber dónde
momentos Freud lo piensa en esos términos, como cuando afirma "la ver- se gestaba la pulsión, si respondía a la química sexual, a una herencia de
dad de la sexualidad se encontrará en la química". Pero este planteo no lo conductas como postula el lamarckismo o!1 alguna otra causa. Así, a la se-
satisface; él mismo ironiza al respecto y avanza otra hipótesis. ducción contingente le sucede la pulsión que oscila entre una referencia y
Así formulada, la cuestión no se resuelve y reaparece en 1931, en el otra; ahora, en ese lugar y consignándolo con el término de Otro ubicamos,
trabajo acerca de "La sexualidad femenina"6 • Me limito a consignar uno en términos freudianos, el lazo con ese Otro primordial que es la madre.
de los párrafos que estimo atinente al tema que nos ocupa: Decimos que es all_! la J!Ulsión, apuntando al Incon_s-
ciente yª laiantasía. Mantengo las líneas punteadas en el esquema para
"Entre las mociones pasivas de la fase fálica se destaca que por regla ge- no escamotear la dificultad propia de lo que estamos abordando, aquella
neral la niña inculpa a la madre como seductora, ya que por fuerza de- de la relación del Inconsciente tanto con la fantasía como con la pulsión.
bió registrar las primeras sensaciones genitales, o al menos las más in- su parte, la fantasía y su dt3terminación inconsciente guarda s u.z:e-
tensas, a raíz de los manejos de la limpieza y el cuidado del cuerpo, rea- lación con el (fntomfti es ella quien le da origen cuaruio..jJJ,eg_a..como de-
lizados por la madre o la persona encargada de la crianza que la subro- ante la pulsióp.; esto es, la modificación aportada conserva algo que
gue. A la niña le gustan esas sensaciones y pide a. la madre que las refuer- estuvo desde el comienzo.
ce mediante repetido contacto y frote, según me lo han comunicado a me-
Recuerdo imaginario de la seducción, la fantasía y el sintOJna que ella
nudo las madres como observación de sus hijitas de dos o tres años. A mi
juicio, el hecho de que de ese modo la madre inevitablemente despierta en
genera limitan eJJ..suretorno1ª_relación con el Otr.Q.primonjial, ese Otro
su hija la fase fálica, es el responsable de que en la fantasía de los años introductor del sujeto al sexo. g_e modo que no sólo nos diferenciamos del
posteriores el padre aparezca tan regularmente como el seductor sexual, 8Jl.Í.lllitl pm:que hablamo-ª' sino t ª1l}bién en función de la manera en que
al tiempo que se cumple el extrañamiento respec;to de la madre, se refiere despierta la sexualidad en el cqerpo y que, en_nuestro cas_Q, requiere la
al padre la introducción en la vida sexual". demanda del Otro.
En cuanto a la seducción, que: supone un Otro real, retorna en esta úl-
En este planteo el adulto seductor retorna entonces, pero no ya bajo la tima etapa ya no bajo el modo contingente planteado en un comienzo, sino
forma contingente del abuelito perverso, sino bajo aquella, infalible, de la que, situada por Freud en términos de cuidados, se reporta a lo necesa-
rio. Por supuesto, se trata de algo que va mucho más allá del terreno es-
trictamente pediátrico, del cumplimiento de las reglas de la puericultura;
5. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo VII, "Tres ensayos de teoría sexual",Amorror-
tu Editores, Buenos Aires, 1978. los cuidados sufil)nen un Otro q·!:!_e los proporciona acudiend9 con su de-
6. Freud, Sigmund: Obras Completas, TomoXXI, "La sexualidad femenina", pág. 239,Amo- con su goce,
rrortu Editores, Buenos Aires, 1979.
ISIDORO VEG H ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Para marcar la relevancia de este aspecto, vale recordar el problema antes de comer todos los días lo mismo y aun cuando la dieta así estable-
formulado por el hereje al religioso: "Si a Dios nada le falta, ¿por qué le cida sea adecuada desde el punto de vista nutritivo.
preocupa si uno le reza o no?". En este último grafo, Lacan no parte de la ficción de un puro suieto de
Si en lugar de Dios nombramos al Otro, éste acude desde su falta. Es sino que ubica en el inicio un sujeto dividido por la palabra
la que gesta la pregunta del sujeto: "que me quiere?". (S)..jnterceptad.o..par..la línea wtlsignificaote; ésta. a su yez,-reSülta du"Rfi-
Conviene tener en cuenta desde dónde se lee el planteo, si desde el niño lógicas.
o desde el Otro, algo que cabe examinar con atención y sobre lo que vol- Esas estructuras y los lugares correspondientes quedan así definidos:
veremos, porque a veces la escritura lacaniana se presta a confusión y co-
rresponde afinar su abordaje. Así también, Fmud dice que en el incons-
ciente no hay afecto y aún subraya:"cuando quiero ser riguroso, aclaro que ·
en el inconsciente sólo hay representaciones: el afecto se suprime, la repre-
sentación se reprime"; que si a veces, de un modo descriptivo, puede ha-
blar de represión del afecto, este planteo no es c:orrecto desde un punto de
vista metapsicológico. Sin embargo, unas veintie páginas más adelante7 y
pese a esta aclaración, él mismo habla de afecto reprimido. Estas afirma-
ciones que se sitúan en distintos sentidos, tanto en Freud como en Lacan,
nos indican que el Otro como lugar de completud, es inexistente; lo cual
no quita que, para el neurótico, tenga su eficaciia.
Vamos ahora a indagar en Lacan las referencias que nos permi-
tan desple ar los instrumentos de los que nos serviremos. Propongo
considerar dos tiempos. en primer luga,_r_ el del grafo
lEs años 1957 y 1960, según las formulaciones que aparecen plantea- i(a)
dfill e.!l "La delSüjeto y la dialéctica del deseo" y@ el
minario "Las .Qel Inconsciente"/ en segundo lugar, el de
los_cambios introducidos cuando Lacan trabaja con el nudo -lo abor-
dé hace unos años y así quedó consignado en las Notas de la E .F.B.A.
Nº 4, pág. 185-; reservo para el final destaca1r la diferencia que media I(A)
entre uno y otro8 •
En el primer tiempo se gesta la estructura del grafo, junto con un cier-
Recordamos la fórmula bíblica se ún la ual "En el comienzo está el
to número de propuestas. Me voy a consagrar aquí al último de los grafos
Verbo" todo empieza fil} el lugar del Otro A donde Lacan sitúa el Su-
que figura en el texto de los "Escritos'', "La subversión del sujeto y la dia-
y el objeto que lo_presen1ifica, la v_Qz. Recorj.emos, a _partir de allí,
léctica del deseo"9; resulta del' encuentro de do:s vectores: el del sexo y el
a_qué reenvía cada uno de 19.§..matemas_que fi..gyra11_e.!.Ltlgi;afo.
de la palabra. En una ficción, el del sexo podría corresponder, como vector
En (SO D) encontramos al sujeto esto es, dividido EQ! lapa-
intencional, a la sexualidad animal, aquella de un instinto situado como entre lo que dice y lo que sabe, en su relación con la demanda; su-
fuerza que sabe cuál es el objeto que le conviene. Si consideramos el ejem- jeto dividido por la demanda e!&_ en función de la cual despierta a
plo del hambre, la vaca come el pasto que tiene a su disposición, no pide el la sexualidad. Así, en el tan conocido decir de las madres "El nene no me
menú; cualquiera de nosotros, en cambio, podríat dejarse matar de hambre come...", está en juego una demanda de ser comida; cuando esa pulsión
7. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo XIX, "El problema económico del masoquis- oral cierra su ciclo ocurre que la madre se está ofreciendo para ser comi-
mo", pág. 161, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1979. da, algo que también subyace e:n la invitación que solemos hacer para que
8. Notas de la Escuela Freudiana Nº 4, publicación de la E:scuela Freudiana de Buenos Ai- alguien venga a casa; "Me come" o "No me come", he ahí el goce de recibir
res, 1984.
al otro con una buena cena. Este lugar de la pulsión, precisa Lacan,
9. Lacan, J acques: Écrits, "Subversión du sujet et dialectique du désir dans l'inconscient
freudien", page 793, Éditions du Seuil, París, 1966. en la biología sino en la slemanda del Otro.
10
ISIDORO VEG H ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
En S (.A), significante barrago, se escribe una falta, inscrip- La ventl':\ja que presenta hacer figurar así el pasaje del grafo al nudo
ció;; que lo dist ingue de ese Otro (A) al que nos referimos en primer tér- borromeo, es poner en evidencia el modo según el cual el fantasma se en-
mino. Esa falta es la que da acceso a un goce. trecruza con lo imaginario; si us:tedes hacen la prueba, van a verificar que
El deseo (d) se sitúa según la dirección de la fllecha que va de la castra- esto no reenvía simplemente a un delirio. En este nudo derivado, el obje-
ción al goce, en tanto que la fórmula (SO a), sujieto dividido respecto del to a se ubica en el mismo lugar ique en el nudo borromeo clásico y si lo de-
objeto a, da cuenta del fantasma. forman, obtienen este mismo nudo:
El mensaje llega.alsuJeto desde el Otro en s (A); allí situamos lo que el
sujeto dice; como lugar del mensaje, es el lugar del síntoma.
El circuito imaginario está compuesto por i ( a ) y m ( moi ).
Para cada uno de estos lugares podemos encontrar su referencia en
los últimos planteos freudianos: el de la Demanda del Otro correspon-
de a la pulsión y el circuito del inconsciente se: completa con fantasma
y síntoma. No es casual que Lacan insista en la. polémica que Freud ha-
bía sostenido en esos años respecto de la castración; a mi entender, ese
es su punto de partida. Introducirá sin embargo allí alguna variante.
Para abordarla retomo algo que ya propuse añtos atrás, intentando de-
rivar del grafo hasta el nudo, ya veremos después el por qué de ese pa-
saje lacaniano. R s
. Recurro a los colores y a las líneas punteadas para poner en eviden-
cia ese pasaje.
.S(J.) SOD Me importó abordar esta cueBtión para situar de qué manera y por qué
Lacan pasa del grafo al nudo borromeo y de este nudo de tres anillos al de
s (A) ,'
, ;
;
,
-+--.: a ··,, )
\ A

cuatro. Entiendo que estos obedecen a su intento de ocuparse de


lo que había dejado pendiente cuando lo expulsaron de la I.P.A.; se trata
de un tema que retorna en su obra, el del Nombre del Padre y de aquello
que funciona como límite respec:to de ese Nombre.
Este tiempo del nudo borromeo de tres componentes escribe lo real, lo
/\ 1
imaginario recubriéndolo y lo simbólico, según la fórmula "por arriba del
que está arriba; por debajo del que está abajo". Indicación importante, por-
1
1
'
\ I que de no cumplirse el anillo afectado queda libre; si se trata del regis-
. . .. - -......
\ I
\
\
, tro de lo imaginario, por ejemplo, estamos en la psicosis, donde además lo
' ' .. simbólico penetraría en lo real.
;
--,..- ,
... .... ......
;
Cuando se ocupa del texto de Joyce, Lacan pasa de este nudo de tres
1 (A) a uno de cuatro; el cuarto anillo tiene valor de recurso, viene a remediar
una falla anudando lo que de ot1ro modo quedaría suelto.
- - - - - - - Azul
- - - - Verde
- - - - Rojo
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
como de la ese goce siempre implica
,
,,,,.---, ', I
una con el nombre que el padre tiene que sostener, diferente en
el registro de las neurosis y en el de las psicosis.
Teniendo en cuenta las coordenadas planteadas, nie consagraré a abor-
,l '
' dar la cuestión prometida: la serie de las neurosis.
,--
\, falla
. ·, ('--/
R
Lacan ya no asignará entonces a este cuarto anillo el nombre de sínto-
ma (en francés, l de sinthome, recurriendo a una grafía .
antigua del término. viene a remediar una falla de la fun-
ción del padre, algo gue nos indica la preocupación de Lacan en ese mo-
mento por los límites de la función paterna. -
De situar este planteo en la perspectiva histórica de la enseñanza de
Lacan, encontramos que en el Seminario III, "Las psicosis", el origen vie-
ne a quedar situado en el Deseo de la Madre__(DM); ante el cual, el hijo
el lugar de la del falo imªginario. Por efecto de esa 02eración
que..situamos..en..té.rminos..dtLRIQhilü.cióJl del ipcesto, el deseo de la ma-
dre queda reprimido -lo ubicamos entonces la barra- por la eficacia
dgJ 2._que llamamos Nombre del Padre (NP), operación que Lfil!Iln_desig-
na Metáfora Paterna.
NP DM
-
DM
/--
X
Pero a partir de la formulación de este cuarto anillo, Lacan nos dice
que esa metáfora ya no depende sólo del Nombre del Padre,
fil,Lgoce interfiere en su función.
Aquí reside la importancia que planteaba por mi parte de llegar, aun-
que más no sea de una manera elemental, a esta cuestión. No podemos leer
las estructuras ni retomar ninguno de los historiales, sin tener en cuen-
ta que eo...el..d.espertar de 1ª pulsión no se trat:a sólo del Otro primordial,
el término mismo al gue recurre Lacan de la pere-
uei:sion, las:ersión del rull!r.e..Esta y._ersión incluye, además del padre r..eal
')') ......
CAPÍTULO 11
En las co ordenadas 1
de la histeria
Me propongo retomar el título del seminario de este año, ya que además
de dar cuenta de una pregunta surgida en mi práctica y en el recorrido de
mi lectura de los textos de Freud y Lacan, plantea una respuesta.
En el campo específico de las neurosis, encontraba una misma nosogra-
fía en uno y otro autor; me refiero a la tripartición en histeria, neurosis ob-
sesiva y fobia, con las mismas _hesitaciones en ambos respecto de esta úl-
tima, sin llegar a cuestionarla abie:rtamente como neurosis, a veces pare-
ce omitida. Esa tripartición, se rei1tera en cuanto a la nosografía amplia-
da, que se distribuye en psicosis, neurosis y perversión.
Me preguntaba si esta insistencia obedecía a una falta de interés, por
parte de Lacan, para dedicarle tiempo a una eventual revisión de ese plan-
teo, si en definitiva lo acepta como un hecho o bien - y allí reside esa ter-
cera posición que viene a quedar formulada en el título- si esa nosografía
tripartita da cuenta del alcance qULe tienen, al día de hoy, los instrumen-
tos conceptuales del psicoanálisis.
El título elegido afirma que esa nosografía reiterada en Freud y La-
can obedece a una lógica puesta en acto. El trabajo emprendido procura
rescatarla y explicitarla, partiendo del supuesto que el beneficio de esa
tarea se hará sentir no sólo en nuestra reflexión teórica, sino también en
nuestra práctica como analistas. Para llevarlo a cabo, desplegué algunos
instrumentos que estimo necesarios en esta perspectiva de abordaje; se
refieren, por una parte, a distintos momentos de la reflexión freudiana y
por otra, a aquellos aspectos de la obra de Lacan donde se definen entre-
cruzamientos específicos de esa lóg:ica.
Vimos así, en cuanto alparletre, que en su condición de neurótico pone
en evidencia su mal-estar en el campo del lenguaje. Algunas intervencio-
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y T_RANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
nes al respecto me avanzar un poco más; quedó planteado gado materno a cargo de su cuidado; y:a no se trata de la seducción acci-
entonces que e,pe GilestiWdel sujeto daba cuenta de que algo no andaba dental PlfilJ.teada en el primer nnomento...Qe su teotia... .s.iw>
..gue..es cuestión
bien,_e.ntre el lenguaje f el sexo. qel Otro primordial, eLOtro ffi!!t está._jnfaliblemente allí.
Desde esta llfllApeci;Ua.d.e_cimos que. elµarleti::e...e.s__el.ririente gue sujª° Punto de partida de la fQrmylación lacaniana, buscaavam_ar_en.,el sen-
a la palabra, sufre, de su.cqgrpq. la separación g.el goce. Introducción de la tido de dar cuenta de la eficacia del lenguaje en cuanto a la separación de
pal abra_entre c.ueIJW_y_gru;.e,,_ID!.gone_determina:das operaciones lógic-ªs. cuerpo y goce. E!_n "La subversi<!n del sujeto y 1 deseo", !ID
Ya señalamos que en...Freud, el intento de pensar el cuerpQ tal como e.LP..:rimer grafo, enw tra1¡9s Qlanteada l'ª-.9.istjnción entre..Q..os campos:
aparece en la palabra de sus pacientes, en su mayoría histéricas, se topa a_guél que corresponde a la el que atañe otra..parte
casi desde el comienzo con el hecho que ese cue,rpo se distingue del abor- -tal como ocurrirá en los grafos subsiguientes-, Lacan ubica.el enti:ecru-
dado por la ciencia de su época, su referente inicial; no es el cuerpo de Du- de la curva la fuerza intencional{ 4-,S )-la efila-
bois Reymond, de Helmholtz, de los grandes maestros de la fisiología vie- y !a de aquélla que se refiere a la Ralalll:a,_LS_SJ:
nesa, sino un cuerpJLqJ1e lo reenvía al sexa...En esta perspectiva de distan-
ciamiento se inscribe, incluso, la amistad tan pstrticular que mantuvo con
Fliess, cuyo delirio estaba precisamente centrado en el cuerpo y el sexo.
Recorrimos las formulaciones que Freud avanza para dar lo que atañe la palabra
cuenta de ese cuer o sexuado. La .R_rimera de e'llas corresponde a la teo- /
e la ducción donde plante.ª-.Que_la sexualidad se inscribe de un s
modo traumático y contingente a la vez, según el perfil del accidente. Al-
S'
guien despierta en el niño o niña su relación con el sexo; la eficacia ..ruLe.s.a
ir.wpci ón y_ rulo de violencia se en la pi:g-
ducción de íntomas.
Con las...irulicios q,u_e..le...aporta su clínica,_F) eud se ve llevado en bre-
-aqnque no por completo- estª-primfil:§l teoría; toma dis-
ta.ncia verific::l , el re-
lato de al@nos de sus :gacientes no re.sult_a
de su entorno. Elabora entonces, el concepto
teada la incógnita acerca de dónde se gesta la pulsión sex al. DesdeJ.ill;

los miembros
"Tres ensa;xos..." había esbozado la diferencia entre1nstin/rt:.t. Trieb...J!.fil..O

man-
i
L1
atañe al cuerpo
sin abandonar por ello último químico-bioló-
gico de la sexualidad, que por lo demás no completo de lado ni A lo largo de los últimos año,s de la enseñanza de Lacan, insiste una
siguiera hacia el finaLde su ob.r.a, en un texto como "Análisis terminable preocupación que trabaja por avances y retrocesos, no desprovistos de ti-
e interminable". De modo que de có.mo..ru:.. tubeos, algo que por otra parte siempre ocurre cuando está en juego una
onstitu e en el ser humano ese cuer o en an.to sexuado; esto es, en la dosis de creatividad. Por entonces deja de atenerse estrictamente a los
me i a en.. a n mstm o s1tuaÉie en de una fuerza principales planteos clásicos del psicoanálisis, ya se trate del Inconscien-
apunta irremediablemente al.J>bjeto para su satisfacción, te, la realidad freudiana entendida en términos de realidad psíquica o
1(§,.41 factor gue decide. en ese ser sexuado, el con_dicho objeto? bien el padre agente de la castración por cuanto introduce la prohibición
Es en el texto "Sobre la sexualidad femenin:[ ' -que pertenece a la úl- del incesto. Esa preocupación lo llevará a nuevos conceptos, que ya apa-
tima donde Freud retoma, con sus paradojas, la cues- recen en "R.S.I." y habrán de insistir en los seminarios "El Sinthome" y
tión de Otro ajni.ciatiY.a en fil.sujeto el fuego de "L'insu...", así como en el texto formulado en el momento de la disolución,
la sexua.fu!LY..del despertar que ya no v-iene a ser situado ahora, donde habla del pere-severe.
en el registro de la contingencia. Así, refiriéndose a la niña, habla del re- Como ya tuve ocasión al comienzo de plantearlo rápidamente, se jue-
sultado inevitable que en ella produce su relación con la madre o subro- ga a partir de entonces un nuevo problema en el abordaje lacaniano; en
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
efecto, ya no bastará situar la función }2ªterna en de metáfo@, tu: a y: por otro, lo ilustra Lacan con el
tal como se De hecho, evita una I?.§.!_cos1s productiva ciompensando la p,ere-version.
esto venía anunciándose desde mucho antes; así, en el momento en que Leyendo el grafo destacamos, esquemáticamente, que en la línea del
fue expulsado de la Internacional, Lacan suspe:ndió el seminario que dic- cuerpo se despliega el Otro primordial; es en ese campo donde se constitu-
taba por entonces y cambió el título asignado en un comienzo, "El nombre ye la pulsión; en la del lenguaje, en cambio, queda indicada esa dimensión
del padre", por el de "Los indicación allí presente de eficacia propia de la metáfora paterna, de la función del padre. También
se acentuará años desruJ_éa....en..els-.e.tninario...::R.S.l. ". Freud se refería a ella bajo una forma metafórica, cuando postulaba la di-
Lacan nos reenvía al texto freudiano "Moisé.s_y....eLmonoteísmo", nueva ferencia .las sociedades que responden a una filiación matrilineal y
versión del mito de "Totem y tabú", ambos referidos a la cuestión del pa- patnlmeales, en su relación con lo simbólico y la palabra; mientras
dre. En el primero de estos trabajos, la tesis expuesta sostiene que Moi- las primeras aceptan algo que s:e da de hecho, acordar un lugar al hijo, en
sés, el líder, el padre espiritual del pueblo judío, era egipcio, esto es, venía las segundas requiere la intervemción de la palabra. Cuando Lacan insiste
"del más allá" -un buen sitio para ubicar la procedencia del padre-; pero en cuestionar la eficacia de la paterna, reformula esta incidencia·
además, siempre según Freud, habría dos Moisés: aquél muerto en ma- allí reside su principal preocupación en ese tramo de su enseñanza. '
nos de los mismos judíos. y otro,fil.!it icordarqp un lugar privilegiado en Hasta aquí los instrumentoB que había desplegado; con ellos me pro-
función de la culpa y el amor, en recuerª-o del que habían asesinado. Para pongo interrogar las distintas estructuras neuróticas, en búsqueda de la
el I!Sicoan-"'ªlisis es el!. la muerte del padre donde se funda la aql!,_é l!a lógica que las articula.
primo.r.dial de la m.ohibición del incesto. Comencemos por aclarar la cuestión: en las neurosis, ¿es válido hablar
De considerarlos a título de relatos históric0ts o de planteos antropoló- de serie o se trata simplemente de una colección? En los últimos poemas de
gicos, ambos textos resultan fácilmente impugnables, insostenibles desde Borges-por ejemplo, la suma de textos que forman "Los conjurados",- abun-
esas perspectivas; debemos pensarlos en la categoría que les es propia, la da la figura retórica de la enumeración, que cobra allí la forma del sinsen-
de producciones donde un psicoanalista genial ·como Freud, vuelca elabo- tido y la colección implica esto mismo, el sin-sentido de lo real; a diferencia
raciones que su práctica le dicta. En este sentido, podemos situar. en la de ella, una serie supone una ley que la ordena, una lógica que determina el
dimensión fantasmática, la aceI?1_ación P..Q! P.arte de los Q!jos, de la ley gue número que ella presenta.
los aparta de un goce, aquél que los fijaría al Ot:ro Seguramente no resultaré oiriginal si comienzo por la histeria -lugar
gún el cual la ley se hace pacto en la fiesta CU).'.Q eje es la comida totémi- donde se inaugura nuestra disciplina- y específicamente por un historial;
ca, donde son incorporados los restos del padre. alternativa que tiene a mi ente,nder su importancia, cuando se trata de
La advertencia de Lacan: no le corresponde :aJos psicoanalistas elabo- abordar algo cuyos efectos se hacen sentir en nuestra práctica como psi-
rar una nueva religión, la del pad.r.e., donde elJilljo quedaría encad™ do coanalistas.
P<lf amor filial. Asoma allí la de_su..ens.eñanza..enJos último,.s Como ya me tocó exponer la cuestión en varias ocasiones, se fueron hil-
añQs, Qrientada en el sentido de ql!,!EL_ese Radre freudiano sea vanando progresivamente distintos aspectos y su diverso grado de dificul-
lfil..nuro sostén de la ley. Va trabajando esta afirmación fuerte en los tex- tad, entre ellos aquél referido a la opción por un historial extraído de mi
tos que cité, hasta llegar, en el seminario consagrado a "El sinthome", al propia práctica o bien de la clínica psicoanalítica, accesible a todos en la
planteo de un cuarto anillo; le asigna ese nombre, adoptando una grafía bibliograña. Finalmente me indiné por esto último, en la medida en que
antigua del término en francés síntoma. la exposición misma del historiatl supone complicaciones específicas y me
Sin detenerme por el momento en la cuestióin que ya abordaremos en importaba privilegiarla como p1unto de partida de un trabajo en común
detalle, diré que gracias a ese cyarto anillo, en las neurosis los otros tres para la transmisión que propone este recorrido. Como toda opción, supo-
él un nudo borromeo¡ en las cambio, donde no ne un precio; en esta oportunidad quedará probablemente representado
ª- CQ!!Stituir ese nudo, remedia un fracaso de los otros tre_.§, causa de que por el hecho que, tratándose del "Caso Dora'', aflorará en muchos la de-
r.egistro de lo imaginario tienda que este cuarto ani- cepción: "¡Otra vez ...!".
llo._por un lado, determina lo específico del nudo borromeo en la Precisamente, por ser terreno conocido tiene para mí la ventaja de no
requerir una exposición detallad!a, a un tiempo que guarda toda la impor-
l. Lacan, J acques: "D'une question préliminaire a tout traitement posible de la tancia de ser uno de los grandes historiales freudianos. Asumo el desafío
psychose", page 531, Editions du Seuil, París, 1966.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA YTRANSIFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
-a la manera en que ya lo hizo Lacan- de recorrerlo de una manera tal trazo de la identificación, fundamento del ideal, que en el planteo freudia-
que mi aporte suscite el entusiasmo. no remite a la identificación primaria al padre y en un primer momento
En la clase del 14-12-76 del seminario "L 'Insu", encontramos la tesis parece_ incomprensible. Para acordarle un fundamento, Freud apela al la-
. de Lacan según la cual en suma, la histérica: está sostenida en su forma marck1sm,o, pero por resuelto el enigma. Me limito a consig-
de trique por una armadura. Esta armadura es distinta de su consciente; aqui, la mtenc1on de ir desplegándolo en el curso de este traba-
esta armadura es su amor por su padre. JO, pero me importa señalar desde el comienzo que abordar esta cuestión
El término francés trique significagarrote; por mi parte propongo traducir- supone resolver otras muy complejas, como aquélla que plantea la rela-
lo como palo, de inodo que podamos valernos luego de un juego al respecto. ción entre ese concepto freudiano y lo designado por Lacan como padre
En topología, trique es el modo según el cual se transforma el toro real, que no se iguala a lo Real! del padre.
-aquella superficie topológica que habitualmente evocamos remitiéndo-
nos al neumático de los automóviles-, si a tiravés de un pequeño aguje-
ro practicado en ella, la damos vuelta como una media; vale la compara-
ción para quienes se propongan hacer la prueba; bastará que recurran al
tipo de medias tubulares, las cosan a la manera de un toro y procedan a
su transformación.
Facilita el recorrido que me propongo hacer el hecho que ya en el año
'70, Lacan deja de hablar de la: histérica para referirse a Dora.
Cuando la aborda en la clase del 18-02-70 del seminario "L 'envers..."
dice: "Es implicar en la palabra "padre" alguna cosa siempre en potencia
en un hecho de creación y es en relación con esto, en ese campo simbólico,
El resultado de esa operación es un cambici de forma, pero si bien toma donde es necesario remarcar qu:e el padre, en tanto juega este rol de pivote,
la apariencia de un palo, sigue representando la misma estructura. Lacan este rol mayor, este rol maestro (o amo) -ma!tre- en el discurso de la his-
dedica clases enteras al tema en su seminario "L 'Insu", de modo que lo ire- térica, es aquél que se encuentra precisamente bajo este ángulo de lapo-
mos viendo progresivamente; anticipo que se trata de resolver una cues- tencia de creación; pues bien, ocurre que sostiene su posición respecto de la
tión lógica. · mujer, a un tiempo que se encuentra fuera de estado".
En el registro donde debe sostener como padre el lugar de la potencia
-y esto es lo que ocurre con el padre de Dora- algo lo presenta impoten-
te. La especificidad de la relación con el padre en la hist eria se funda allí
Y esto es lo que designamos en términos de padre idealizado.
En esa misma clase de "L'envers... " y siempre respecto de Dora unas
líneas más adelante Lacan agrega: "El sueño del alhajero, el de
dos sueños, lo testimonia. La envoltura del precioso órgano, esto es lo
de lo cual goza y sabe muy bien hacerlo por sí misma, como nos lo
testimonia la importancia decisiva en ella de la masturbación infantil".
Más conocida aún es la referencia que hace a Dora en el seminario de
1957, "Las relaciones de objeto"', así como el texto de los "Escritos" que lo
precede: "Intervención sobre la transferencia", fechado en 1953.
En "Las relaciones de afirma: "Esto que Dora busca en la seño-
ra K es una respuesta a su pregunta, "¿Qué es una mujer?" o, más precisa--
mente, "¿De qué manera aceptarse como objeto del deseo del hombre?". Y
Si nos dirigimos nuevamente al Grafo de "La subversión del sujeto y agrega la famosa fórmula: Dora puede admitir que su padre ame en ella y
la dialéctica del deseo", otro de los lugares situados en él es el de I (A), el
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFIERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
más allá de ella a la señora K. , pero a condición de que el señor K ocupe de y el que había tomado la relación con el hijo, la vigilia
una función exactamente inversa y equilibirante, qz:e Dora sea por mantenida para registrar el momento en que él volvía de sus excursiones
él más allá de su mujer, lo que implica que su mu1er sea algo para él . nocturnas, la paciente pareció aceptar su interpretación y le solicitó otra
Ciertas frases insisten, aquí las que dicen del amor al padre Y del a_lha- consulta. Cuando se presentó en ese segundo encuentro, manifestó que los
jero como lugar del goce; señalan que retorna en el lac'.lm.ano ataques habían cesado y ya no guardaba cama".
acerca de los diferentes cuadros neuroticos -en este caso l'.l histena-, tal Semejante eficacia puede suscitar nuestra admiración... Sólo que al
el fundamento de mi opción para trabajarlo en este recorndo. mismo_ hasta qué punto persiste en Dora un
resentimiento hacia el mando y hacia todos los hombres; lo indican así,
Vamos a considerar un lugar que nos permita entrever valor de la por un lado, el retorno de los síntomas cuando un hombre -ahora su hijo--
cuestión, en la perspectiva de destrabar al sujeto de su destmo. . se arriesga a ir con mujeres y por otro, la imposibilidad de un segundo
En 1957, alguien señala que veinticuatro años después de embarazo, el temor a l parto. Se trata de elementos de los que ya el histo-
el tratamiento de Dora conducido por Freud, tuvo lugar un hecho -sm qu_e rial freudiano daba cuenta.
él lo supiera- por el cual el caso dejó de ser anónimo. Quien así se Félix Deutsch abunda en este sentido cuando señala que su paciente
fiesta sabía de la muerte de Dora en Nuieva York por una necrológica de "denunció a los hombres en general, por egoístas, pedigüeños y tacaños - te-
Jones'. Por su parte, Freud indica haber sabido que Dora nemos aquí una versión particuilar de "Todos los hombres son iguales"-, a
do a otro colega, pero sin revelar su nombre. Se de Febx Deutsch , la vez que recordó, con gran sentimiento, la cercanía en la que siempre ha-
quien encuentra a Dora en el otoño de y consigna eren- bía vivido respecto de su hermano, ahora líder de un partido político; este
cias de ella hasta el momento de su muerte; entre otras cosas dice haber hermano todavía la visitaba en toda ocasión en que ella manifestaba ne-
sido consultado en J922 por un otorrino-.laringólogo acerca de una _de sus cesitarlo, a diferencia de su padre, infiel aun a su esposa, la madre de am-
pacientes, una mujer casada, de y años de edad, quien. de- bos. Reprochó asimismo a su padre haber tenido en una ocasión un víncu-
bía guardar cama desde hacía un tiempo la manif;s- lo con una joven mujer casada, aquella misma con quien la paciente ha-
tación del síndrome de Meniere -ruidos y audicwn disminuida en el oido bía trabado amistad y cuyos hijos había cuidado cuando era adolescente.
derecho, mareos e insomnio ocasionados por ese mismo . . El marido de esta amiga le había hecho entonces proposiciones sexuales,
En el transcurso de esa entrevista, la paciente relata ciertas histonas que ella había rechazado.
que el médico cree reconocer, hasta que por fin ella dice, no sin orgullo: "Yo Después habló de la salud declinante de su padre y del temor a menu-
soy el caso Dora. ¿Usted lo conoce a Freu..d 'l". . . . do suscitado ahora en ella de que estuviese loco -efecto quizá de los sín-
Félix Deutsch da a entender que la paciente, advirtiendo en su mterlocu- tomas tardíos de la sífilis que ¡padecía. En cuanto a su madre, fallecida
tor a un analista, aprovechó para dar cuenta de ciertos aspectos que p_or lo desde hacía poco tiempo, había pasado sus últimos meses en un sanatorio
común no son fáciles de presentarle a si bien donde había ingresado para tratar la tuberculosis de la que sufría y que
hacerlo en otros tiempos, con los llamados médicos de fam1ha.As1, se quejo no le había impedido, sin embargo, seguir fumando mucho, como también
de su infortunada vida marital, de la indiferencia de su esposo lo hacía ese hermano tan querido".
para con sus padecimientos, a los que se había sumado ahora hecho que Con estos datos, la historia no podía dejar de resultarle algo conocida a
"el único hijo del matrimonio también hab•ía comenzado a a me- Deutsch. Para nosotros, resultan evidentes los elementos que insisten en
nudo volvía muy tarde a la casa y la paciente se en hasta ella hasta el límite de lo siniestro: la fijación con el hermano, la cuestión del
su llegada, sospechando que estaba interesado en las Esta circuns- humo, los dolores premenstruale:s; respecto de estos últimos podemos arries-
tancia la preocupaba porque podía apartarlo de los estu_dws y ella gar algunas hipótesis, aunque más no sea generales, partiendo de las pa-
que siguiera el mismo camino del tío mrnterno, su admirado hermano. labras mismas de Dora: "Cuando viene la menstruación, me vuelvo loca de
Sumó a este relato la referencia a su propia vida sexual frustrada, "su dolor". Si el flujo vaginal, del que también se queja cuando habla con este
frigidez y la imposibilidad de considerar siquiera un segundo embarazo, médico, admite ser remitido a "una vagina que llora", esos dolores, sumados
dado que no podía resistir Los dolores del parto". , " , al asco que le inspira la vida ma1rital, son los del parto que no se produjo; la
Siempre según Deutsch, cuando él se aventuro a conectar el szndrome menstruación presentifica entonces el lugar donde el padre no acudió.
En la actualidad se conocen otros datos de la vida de Dora· así además
2. Deutsch, Félix, en The Psychoanalytic Quarterly, 1957, XXVI. ' '
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFEHENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
de su verdadero nombre y el de su herma.no, se sabe de él que fue un gran Siguiendo con los síntomas de malestar expresados por el disfuncio-
dirigente socialista, a quien en el momento de su muerte se le rindieron namiento del cuerpo, sabemos por Deutsch que "la dificultad para lim-
grandes honores en Francia. Entiendo que en nuestra condición de ana- piar los intestirws", la constipación, fue en Dora -así como en su madre-
listas, debemos seguir resguardando los nombres; si Dora ya murió, nada un problema hasta el fin de su vi:da; de hecho murió víctima de un cáncer
impide que sus nietos vivan y se trata de datos que, además de compro- de colon, diagnosticado muy tara'-<! para ser operado con éxito. Pareció una
meter al sujeto, no son imprescindibles para trabajar lo que desde nues- bendición a todos quienes estaban cerca de ella".
tra perspectiva resulta importante. El testimonio de Deutsch concluye con una frase que me resultó tris-
Me importa llegar al final de esta hi:storia, suscitando el interés por te, en especial porque su informante le acuerda el valor de epitafio, una
volver a ella y reconsiderar una neurosis de la que -como de otras tan- suerte de resumen del trayecto vital: "Dora había sido una de las histéri-
tas- muchos viven ... y también mueren. Voy a ese final. cas más repulsivas que había conocido".
Cuando los nazis entraron en Viena, Dora y su familia tuvieron que es- El retrato resulta diferente d1el que nos presenta Freud, donde el per-
capar; se instalaron en Francia y más tarde, gracias a su hijo -quien ha- sonaje puede, por momentos, despertar simpatías. Podemos pensar que
bía adquirido gran renombre como músico-, Dora fue a vivir a los Esta- esto obedece al hecho que Freud no sólo escribió el historial de Dora por-
dos Unidos y le dirige entonces los mismos reproches que en un primer que necesitaba uno de esa neurosis, sino además para superar el obstácu-
momento había formulado a su esposo. lo que representó para él la bofetada que le administró Dora en el momen-
Acerca de la muerte del marido y sobre la base del testimonio de un in- to de interrumpir su análisis. Lograrlo era un requisito para seguir escu-
formante que estima fiable, Deutsch nos dice que "falleció víctima de una chando a otros pacientes que ese mismo perfil y de ahí que
enfermedad coronaria, desdeñado por Dora y torturado por su conducta haya modificado su posición, como él mismo lo señala cuando da cuenta
casi pararwica. Siempre en palabras de este tercero, de un modo bastan- de la visita que le hizo Dora un año después. No sólo no necesita creerle,
te extraño, el esposo había preferido morfr a divorciarse. Sin lugar a du- entonces, la promesa que le hace de volver, sino que su tono es amable y
das -agrega Deutsch-, sólo un hombre de este tipo pudo haber sido elegi- hasta puede reírse del episodio la neuralgia, todos indicios de ese cam-
do por Dora como marido". bio de posición operado.
Podemos acotar que eligió bien. Deutsch lo reafirma consignando lo di-
cho por la paciente, muy clara al respecto según su criterio:"Los hombres Para despertar el interés por 1reabordar el legajo de Dora, anticipo:
son tan detestables que preferiría no casarme, esa es mi venganza". De allí
desprende su propia conclusión, según la cual el casamiento de Dora "sólo • la histérica se mantiene en un eseo insatisfec}lQ,,porque cualquier
sirvió para cubrir su aversión a los hombres". goce que pudiese avanzando según su dew, siempre se
Tal como la presenta F. Deutsch, el marido de Dora podría ser un ejem- situaría erwnenos •.siel goce absoluto gue
plo de lo que un discípulo de Lacan en E·strasburgo dio en llamar "vícti-
ma de la histeria", lugar al que se destinan algunos hombres -sería quizá • la.histérica se sustrae como objeto del deseo y del goce del Otro y
cuestión de investigar cómo y cuáles...-; veremos, en ocasión de abordar e.yita así..eu.contrarse cpn lat castraciónJa xerdader¡;L J.a..d,el Otro.
otros historiales, cuáles son los elementos de este perfil que retornan. Todo lo cual deja pendiente, sin embargo, la pregunta acerca del por
En cuanto a Dora, una vez muerto el padre en la década del '30, su- qué. ¿Acaso Dora nació repulsiva? Siguiendo a Lacan, conviene evitar la
frió de palpitaciones, atribuidas a sus excesos como fumadora, pero que precipitación: "La prisa lógica es una cosa, apresurarse es un error". No
respondían además, probablemente, a un.a identificación con los síntomas es necesario, entonces, ni adherilr al epitafio que consigné, ni desenten-
cardíacos del padre. Si la madre había muerto de tuberculosis, Dora de- derse de la cuestión exclamando '''¡Bah ... ! Es una histérica!" Pero tampo-
bió pasar -y esto me parece más importante- por varias intervenciones co asumir su defensa. En todo caso, podemos pensar, al margen de la des-
ginecológicas menores, buscando curarse del flujo vaginal. Entiendo que cripción fenoménica que nos pres·e ntan F. Deutsch y su informante, dón-
admiten ser situadas -de ahí su importaLncia- en términos de los cortes
de reside lo "repulsivo" de la histeria, qué señala ese término. De no inte-
que se imponen en lo real del cuerpo cuando no han tenido lugar allí don- rrogarlo, entiendo que nos cerramos a la escucha de los pacientes histéri-
de tendrían que haber operado. En tal sentido cabría también considerar cos, sean hombres o mujeres -ya que a partir de Freud no podemos pen-
la proliferación actual de la cirugía estétiica. sar esta neurosis en términos de género o salvar la diferencia plantean-
1,/,
ISIDORO VIEGH
do cuando se trata de "ellos", que encarnan el síntoma porque tienen algo
de'"ellas"-. CAPÍTULO 111
Más allá de los distintos factores quie pueden venir a perturbar la con-
vivencia con la histeria, el mal carácter o los gritos señalados por la des-
cripción fenoménica o bien -como lo indicara Lucien Israel en una opor-
tunidad- la doble vertiente, gentil y que suele poner en escena, Dora, el allhajero y el mito
la..rnestión..,centraJ de
ent:i;.e otras cosas, la .Q.l!.e1ª, en esnecial aquella referida
pueda remit ir al don, re,gistro en fil que in-
cluida Ja sexualidad.
Conviene recordar que en alguna ocasión Lacan, refiriéndose a sí mismo,
comentó que era un histérico perfecto; a la pregunta acerca de por qué se
consideraba perfecto, respondió que era un histérico sin síntomas. Situa-
mos allí una diferencia con Dora, quien va a consultar a Freud -y por lo
visto también a F. Deutsch- en un momento de fervor sintomático. Cues- Prometí que el recorrido po•r el texto freudiano iba a intentar proveerse
t ión del momento de la producción de síntomas, nos interroga. de la gracia suficiente como para sortear ese primer obstáculo del "¡Otra
vez el. caso que se apuntó al emprenderlo y quizá vuelva a surgir
en quienes se dispongan a acompañarme.
Pese a esa dificultad, me sigue resultando práctico abordar la estruc-
tura histérica desde ese luga1r; como ya lo señalé, encuentro que son va-
rias las ventajas. La primera es la de ahorrarnos el esfuerzo de acudir a
otro texto, cuando puedo tomalr como base éste, seguramente ya leído por
ustedes más de una vez. Contamos, además, con referencias importantes
sobre el caso; entre otras, el relato de Félix Deutsch que nos aportó da-
tos acerca de la vida de Dora 1en los últimos años, hasta poco antes de su
muerte -en cierto modo, comenzamos por el final-; se suman a ellos las
reflexiones hechas tanto por Fi'reud como por Lacan en distintos momen-
tos de su obra.
Me pregunto cuál sería el aporte distinto que podría hacer por este caso
tan transitado. Me sentiría contento si al cabo de este trabajo que hemos
iniciado, llegamos a plantear una lógica mínima de la serie de las neuro-
sis. Intentaremos avanzar en •esta perspectiva que hemos elegido, en pri-
mer término entre ellas, la histeria.
Freud elaboró el historial a comienzos del siglo XX, momento que algu-
nos han situado como el de una ruptura epistemológica en su obra, aqué-
lla que corresponde a "La interpretación de los sueños", la Traumdeutung.
Sabemos que inicialmente pensó darle por título "Sueños e histeria", para
decidirse luego por el que conocemos, donde queda acentuada la especifi-
cidad de la histeria, aunque aquella primera marca persiste en un relato
donde el análisis de dos sueñns funciona como eje.
. Para comenzar voy a volver al primero de ellos, porque entiendo que
tiene su peso en la articulación de lo que nos importa; una vez más, en-
ISJDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFIERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
tonces, toca hacer el esfuerzo de leerlo, ahora incitados por situar allí el Por lo que hace a la "Caja d e Pandora" como tal, se trata de un enun-
1
punto culminante del relato. ciado ya instalado en la lengua, de modo que aún sin conocer las fuentes
Dice el texto de Freud, restituyendo Jlas palabras de Dora: "En la casa del mito, alguna vez, habrán oído mencionarlo.
hay un incendio. En una llamada, queda consignada la reserva: Nunca Panofsky considera que "Ningún mito nos es más familiar que el de
hubo un incendio en nuestra casa. Y continúa: Mi padre está frente a mi Pandara, pero quizá ninguno ha sido tan mal comprendido. Pandara es
cama y me despierta. Me visto con rapidez. Mamá pretende todavía sal- la primera mujer, la maldad hermosa -en griego, mal hermoso se escribe:
var su alhajero, pero papá dice: "No quiero que yo y mis dos hijos nos que- rcaA.c o xaxóu. Abre la caja prohibida de la que surgen todos los males de
memos por causa de tu alhajero". Descendemos de prisa por las escaleras los que la carne es depositaria. Bólo queda la esperanza. La Caja de Pan-
y una vez abajo, me despierto". dara es proverbial y esto es lo rnás significativo, desde el momento en que
Desde nuestra perspectiva, nos importa aquello puesto de relieve, no jamás tuvo caja alguna".
como vivencia, Erlebnis, sino como repetición. Esta afirmación me intrigó. Según lo consigna nuestro autor, provie-
Eso que insiste, ya lo habrán situado, es el alhajero; constituye el cen- ne de Jane Harrison, quien la escribió a principios del siglo XX y Panofs-
tro de ese relato donde se anuncia una amenaza inminente: el sueño dice ky se pregunta - entiendo que su planteo puede ayudarnos a avanzar en
que si alguien -específicamente una madre- persiste en ponerlo a buen el nuestro-: ¿Por qué Pandora se hizo famosa gracias a un atributo que
resguardo, hay peligro de que un padre y sus dos hijos ardan. además de no ser una caja, no era suyo? ·
Evoca otro sueño citado por Freud, aq¡uél donde un padre sueña que su Antes de abordarla, vamos a detenernos en la forma establecida del
hijo le dice: "Padre, ¿no ves que estoy airdiendo?". En el de Dora, hay un mito, tal como se presenta en nuestra tradición greco-occidental. La en-
padre que invita a ótro camino, abre a otro juego procurando salvarse él y contramos en dos textos de Hesíodo: "Los trabajos y los días" y "La teo-
sus dos hijos. Anticipando el desarrollo que me propongo hacer, ya podría- gonía". ·
mos cernir algo de esa lógica elemental de una estructura histérica. El relato consigna estas palabras en boca del dios Zeus, enojado porque
Subrayado el alhajero como punto culminante del relato, propongo que Prometeo robó el fuego y lo entregó a los mortales: "Y yo daré a los hom-
exploremos la verdad que él guarda. "Alhajero", en alemán, reenvía a una bres, en sustitución del fuego, un mal que acogerán contentos, abrazando
típica palabra compuesta, Schmuk kastchen, donde Schmuk significa "al- su propia desgracia. Hesíodo pr.ecisa luego: Así habló el padre de los dio-
haja", "joya" y Kiitschen, "caja"; en cuanto a Freud, se refiere a esta caja ses y de los hombres y se echó a reír. Luego ordenó al ilustre Hefaistos que
como box o bien valiéndose del término griego, pixis. Entre las asociacio- mezclara al punto tierra y agua .Y formase con la pasta una hermosa don-
nes aportadas al relato del sueño, Dora menciona que el Sr. K. le había cella, semejante a las diosas inmortales, a la que daría naturaleza humana
regalado un alhajero; por su parte, Freuid relaciona la caja con lo narrado en su carne y su voz. Y mandó también a Atenea que le enseñara las tareas
por otra paciente, quien jugaba con una cartera bivalva; en su momento y femeninas y el tejido de lienzos y demás. Y a la dorada Afrodita que ungie-
sobre la base de lo aportado por la experiencia analítica, situó esa repeti- su. frente con la gracia y le comunicara la vehemencia del deseo y de la
ción como acto sintomático y lo interpretó remitiéndolo al juego mastur- inquietud que fatiga los miembros. Mandó también a Hermes el Mensaje-
batorio inconsciente con los propios geniitales. ro, vencedor de Argos, que la dotara de impudicia y falsedad. Así habló, y
Estimulado por esta cuestión de la caja, más que busqué, encontré un todos obedecieron al soberano Zeus, hijo de Cronos. El famoso dios lisiado,
texto que me atrapó de inmediato. Uno de sus autores, Erwin Panofsky, lo ordenado, modeló al punto la imagen de una casta virgen; y a
es un crítico de arte muy riguroso, mencionado por Lacan cuando desple- continuación Atenea, la diosa de ojos claros, la vistió y le ciñó el cinto; las
gó la articulación simbólica de la perspeictiva, en textos donde trabaja la Gracias divinas y Pitia, la venerable, le colgaron al cuello collares de oro;
mirada. El texto al que por mi parte me refiero lleva por título "La caja las Horas de hermosas cabelleras prepararon, para la que acababa de ser
de Pandera - Aspectos cambiantes de un símbolo mítico"; Panofsky lo es- creada, guirnaldas de flores primaverales (. ..)".
cribió con su mujer, quien por esas cosas del inconsciente se llama Dora1. Una vez enumerada la serie de dones -como su nombre lo indica Pan-
Propongo hacer un cierto recorrido por este mito que, entiendo, resulta dera es quien los posee todos- Hesíodo agrega: "Y finalmente el H;raldo
pertinente en el trabajo abordado. de los dioses la dotó de palabra, llamando Pandara a tal mujer, pues to-
dos los Olímpicos habíanle hecho un don a fin de hacerla fatídica, para
l. - Panofsky, Erwin y Dora: "La caja de Pandora1. Aspectos cambiantes de un símbolo mí- que fuera el azote de los mortales".
tico". Barral Editores. Barcelona, 1975.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Bajo esta forma de trampa y conducitda por Hermes, Pandora es envia- .
Según Panofsky,
d ·
este cambio tiene diversos antecedentes• pero se cris-·
da como regalo al hermano de Prometeo; pese a que éste le había indicado tal iza, que a sancionado a comienzos del s. XVI, por obra y arte de un gran
que no acepte ningún obsequio, advirtiéndole que no siempre son prueba pensador renacentista conocido por nosotros, Erasmo de Rotterdam _
de amor, Epimeteo lo aceptó -podemos preguntarnos quién habría resisti- tor en 1508 de un libro titulado chiliades tres". El aut 'au_
,1 · · . ores
do a semejante don...Y Hesíodo precisa: "Antes de que él aceptase ese rega- tablece a 11i .ª versión del mito, donde figuran los nombres lati-
lo, la raza de los hombres vivía en la Tierra libre de todo mal, de la pesada nos de los dioses griegos: "Júpiter, irritado con Prometeo por el fuego
fatiga y de las dolorosas enfermedades que traen la muerte a los hombres" éste había al_ entregado a los mortales, deseando
-la llegada de la primera mujer coincide con la llegada de la maldad y de se con alguna artimana similm; ordenó a Vulcano formar con arcilla con
la muerte. El texto concluye: "Pero la mujer Pandora, al levantar con sus la habilidad de que fuera capaz, la figura de una doncella. Hecho
propias manos la gran tapa de la vasija que las contenía, soltó y derramó esto, pidió a todos los dioses que cada uno otorgase un don a esta figura.
sobre los hombres las mayores miserias. Sólo quedó en el interior del in- entonces, parece ser, se la llamó Pandara". '
franqueable recinto la Esperanza, sin salir de la vasija, pues Pandara ha- Hasta aquí, la historia coincide con la versión que nos legara Hesíodo.
bía vuelto a poner la tapa, haci.endo la voluntad de Zeus". Pero Erasmo la continúa de este modo: "La doncella, así dotada de todos
Así, según primer relato, cuando Pandora viene a la tierra no está dones de la belleza, la elegancia, la inteligencia y la elocuencia, fue en-
provista de caja alguna; encuentra en casa de Epimeteo una gran vasija, le- viada a con una caj<:' --ya encontramos aquí un cambio, según el
vanta la tapa y se cumple entonces la maldición del padre de los dioses. cual Pandora VIene a ser provista de una caja-, también de la mayor belle-
Panofsky señala: "Esta vasija es invariablemente designada como un pi- za, contenía calamidades de toda índole. Éste, rechazando el regalo,
thos ("dolium" en latín), amplio recipiente de barro utilizado para el vino, aconse10 a su hermano que no acepte ningún regalo enviado en su ausencia.
el aceite u otras provisiones, con frecuencia provista de sufici.ente capacidad Pandara y, conver:ciendo a Epimeteo, le ofreció la caja. Apenas él (o
como para servir de receptáculo a los m,uertos o de albergue a los vivos". la abrió y una vez liberados los males, comprendió que los regalos de
Podemos preguntarnos ahora qué factores incidieron para que ésta no Jupiter no eran tales y se hizo juicioso, aunque demasiado tarde. ''2
sea la versión que nos llegó; qué fue lo sucedido en la historia de la hu- Encontramos aquí otro camhio; en efecto, si en la versión de Hesíodo es
manidad -o al menos en la tradición q[ue nos concierne- para que el re- Pandora quien abre _la (o levanta la tapa de la vasija), aquí es Epime-
lato transmitido sea aquél donde, pese a los vaivenes, se cristalizó la fi- un hombre. Var1acion subrayada por Panofsky, quien pone así de re-
gura de Pandora provista de una caja. Panofsky no se ocupa de la posi- con el cambio introducido en la historia hasta nuestros
ble causa que condujo a este resultado, pero sí consigna los rastros his- .. La ed1c1ón que citamos, tiene el interés de ilustrar este cambio con
tóricos que a su entender dan cuenta del cambio introducido en el mito. d1bu3os Yreproducciones donde puede ser apreciado. Por su parte, Grethe
El autor tampoco se interroga acerca del por qué de las distintas varian- -entre otros poetas- presenta la Caja de Pandora como un receptáculo de
tes del relato mítico, limitándose a situar las diferencias entre ellas en la todas las virtudes.
historia del arte; se trata de un aspecto que como analistas nos interesa, Entre las figuraciones más divulgadas de la versión se encuentra un
más aún cuando consideramos un relato que ha perdurado a lo largo de cuadro realizado por Rosso Fiorentino, pintor del s. XVÍ, contemporáneo
unos dos mil años. de Erasmo, aunque esta producción corresponda a los años 1530-1540
Uno de los cambios, fundamental, es aquél ya señalado: el de la vasi- esto es, unas dos décadas más tarde de lo afirmado por el filósofo que no;
ja (.pithos o dolium), portadora de vivo:s o muertos, por la caja (.pixis) que Como neto representante del arte de su tiempo, integra la colec-
Pandora habría portado. Tenemos así: del Museo de Bellas Artes die París; Pandora figura allí ofreciendo una
de donde salen los males y los vicios, que una vez sumada la tradi-
cristiana aluden a los siete pecados capitales. Si bien reitera la ver-
s1on '
. mas conoc1"d d e1mito,
a · pres:enta el interés de ser un cuadro prepata-
caja Vs. vasija
pixis Vs. pithos - dolium tono de un panel titulado La ignorancia echada, expulsada, donde
portada Vs. portadora de vivos aparece Franc1so I expulsando los vicios.
y muertos 2 Si
· de lado las resistencias airnparadas en la erudición, nos parece que el texto no
autonza la duda del gran pensador irenacentista: es Epimeteo quien abre el obsequio.
,,
ISIDORO VEG'H ESTRUCTURA Y EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Esta evocación de los vicios expulsados por el saber tiene su interés Uno de los comentarios de Panofsky acerca de estas variantes, apro-
cuando la relacionamos con el segundo sueño de Dora; el contenido mani- piado a mi entender, señala el p1eso que cobra el relato de Erasmo y cómo
fiesto la ubica, sobre el final, leyendo un libro. Pues bien, con ese querer ancla en la historia de la pintura. Dice: "Pronto no obstante el idioma iba
saber ella se vuelca a la tradición socrática, donde el vicio es producto de a vencer a la teología". El dolium de Hesíodo resultó olvidado porque la
la ignorancia; perspectiva diferente de la judeo-,cristiana, ya sea que con- caja encontró su lugar escrito en la lengua y bajo esa forma de caja se cris-
sideremos el mito religioso en su origen, con el Arbol del Bien y del Mal y talizó para los artistas.
los Siete Pecados Capitales o bien la inc:idencia del pecado como algo in-
herente al sujeto, por el hecho mismo de haber nacido. En este marco, pe- Consignado el planteo de Panofsky, retomo la cuestión del alhajero en
cado y sabiduría, saber y vicio se mantienen en una oposición respecto de Dora; lo hago teniendo en cuenta la oscilación gracias a la cual el mito nos
la cual Mantegna dice: Virtutis semper mdversatur ignorantia. ayuda a entender algo de la posición del sujeto, en tanto el historial clíni-
Si seguimos rastreando variantes müs tardías del mito griego, encon- co nos aporta alguna respuesta acerca de las variaciones del mito; lo hace
tramos un retrato grabado de Cristina de Suecia, fechado en 1649 -unos apelando a la articulación entre un mito socialmente consagrado y la ver-
ciento cincuenta años después de la vemión de Erasmo-, donde se lee: sion singular del mito, aquélla mito individual del neurótico. En uno y
otro, como vimos, el término caja (pixis) insiste en un punto central.
"¿Cómo habré de llamarte, virgen a quie.n tanta belleza, Vayamos al relato del segundo sueño; Dora dice:"Voy paseando por una
ingenio, elocuencia, doctrina, poder y virtud ciudad que no conozco, veo calles :Y plazas que me son extrañas (agregó des-
compiten por adornar? Podfas tener por nombre Pandara? pués, como lo aclara Freud en una nota, un detalle importante, en una de
(. ..)" las plazas veía un monumento). Después llego a una casa donde yo vivo;
voy a mi habitación y encuentro una carta de mi mamá tirada allí. Escribe
Otro cuadro del s. XVII, Creación y descanso de Pandora, de Jacques que, puesto que yo me he ido de c:asa sin conocimiento de mis padres, ella
Callot, pone en evidencia que ha quedado muy atrás el dolium del comien- no había querido contarme que papá había enfermado". Y agrega: "Aho-
zo del mito; allí no sólo el personaje está provisto de una caja, sino que ra ha muerto y si tú quieres - según lo consignado más tarde por Freud,
además el atributo se sitúa en el lugar del genital femenino. Por su par- esta última palabra habría figurndo entre signos de pregunta: "¿quieres?"-
te, un cuadro de James Barry muestra la misma estructura, aunque hay puedes venir. Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria (Bahn-
un retorno a la primera posición, ya que se trata nuevamente de la urna hof) y pregunto unas cien veces: '"¿Dónde está la estación?". Todas las ve-
funeraria. En este despliegue que está Jlejos de ser unívoco, aunque pre- · ces recibo esta respuesta: "Cinco minutos". Veo frente a mí un bosque den-
domina siempre la versión que ha llegado hasta nosotros, sorprenden no so; penetro en él y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me dice:
tanto las variantes en cuanto a la caja como tal - enseguida vamos a ver "Todavía dos horas y media". Freud agrega también aquí una nota, don-
otra-, como el hecho que en ninguna quedó resabio, al parecer, de ese do- de señala que en ocasión de relatar el sueño una segunda vez, Dora ha-
lium de los comienzos. bla de "dos horas". Continúa el :relato: "Me pide que lo deje acompañar-
En una serie del pintor J ohn Flaxman, la apariencia de la caja evoca la me. Lo rechazo y marcho sola. Véo frente a mí la estación y no puedo lle-
forma del útero, y algo similar ocurre en el cuadro de un artista cercano a gar a ella. Ahí me sobreviene el sentimiento de angustia algo usual cuan-
nosotros, Paul Klee, donde se hace evidente que representa al genital de do en el sueño un movimiento resulta impedido. Después yo estoy en casa;
la mujer. Para considerarlo, no necesitamos recurrir a un simbolismo como entretanto tengo que haber viajado, pero no sé nada de eso... Me llego a la
el de Jones -a menos que lo situemos de:sde otra perspectiva. Moustapha portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha de ser-
Safouan, por ejemplo, sin dejar de lado el planteo de Lacan, ubica la dife- vicio me abre y responde: "La ma:má y los otros ya están en el cementerio
rencia entre simbolismo y metáfora en los sueños diciendo que mientras (Friedhof)". En la sesión siguiente, Dora precisa: "Con particular nitidez,
esta última permite deslizamientos metonímicos y asociaciones, el sim- me veo subir la escalera y tras su respuesta me voy, y ahí leo un gran libro
bolismo no. Nos podemos preguntar si aquello que Jones situara en tér- que yace sobre mi escritorio".
minos de simbolismo, no es acaso un recubrimiento imaginario de lo real, Si procuramos ubicar el eje en el cual vienen a situarse los dos sueños,
coincidente en ese sentido con la "mostración" a la que se refiere Lacan encontramos que en el primero - ·según el subrayado que hicimos de él-,
en los últimos años de trabajo con el nudo. El simbolismo allí valorado da se trata de un alhajero que el Otro primordial pone fuera de juego; en el
cuenta del significante vuelto signo del t0bjeto de goce.
l . ")
ISIDORO l/EGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
segundo, Dora plantea con insistencia una pregunta y en sus asociaciones -Sí, creo que es mejor que te ocupes vos.
aclara a quién: a su madre, a quien le· pide una llave para abrir un cofre -Bueno, bueno. Pero ... ¿C6mo te parece que lo haga?.
-encontramos el elemento caja que insiste-, sin encontrar respuesta; el -Vos sabés cómo se hace ahora. Le explicás, cómo hacen los animali-
alhajero de Dora, entonces, queda cerrado. Ese Otro que no responde, es tos, en fin, cómo ocurre con un perrito y una perrita, lo de la semillita ...
uno de los aspectos a considerar en la estructura de la histeria. -De acuerdo.
En cuanto a la madre de Dora y en función del lugar específico de ese El papá llama entonces al hijo.
Otro en la histeria, me limito a recordar que encontramos algunos datos -Ricardito, quiero hablar con vos, a solas.
entre los antecedentes del primer sueño. Sabemos, así, que llegada la hora -Sí, papá.
de dormir - y contrariando el parecer de su marido-, tenía la costumbre -Escuchame, ¿te acordás que hace un tiempo había muerto ese señor
de encerrar a su hijo en la habitación; en la constelación familiar, encar- vecino de la otra cuadra? '
naba el perfil de lo que Freud sitúa como "psicosis del ama de casa", de- -Sí, sí, papá.
dicada por entero a la limpieza del ho.gar, consumiendo allí su goce. -¿Te acordás que fuimos juntos a saludar a la viuda y a la hija?
Dora pregunta con insistencia a ese Otro dónde se encuentra la esta- -Sí, sí, papá.
ción y Freud asocia por homofonía parcial tres palabras: Bahnhof (esta- -¿Te acordás que yo me aciosté con la viuda y vos con la hija?
ción); Friedhof(cementerio) y Vorhof(vestíbulo); una de las acepciones de - Sí, sí, papá.
este último término en alemán remite al terreno de la ginecología y si- -Bueno, así hacen los perriitos con las perritas, los gatitos con las ga-
guiendo la vía asociativa con "ninfas", como se designan los labios meno- titas". ·
res de la vulva, se puede llegar a una rconclusión respecto de la naturale- Con su vertiente cómica, este breve diálogo pone en evidencia que, así
za del Vorhof en juego. Así, Dora inve:stiga la caja, el alhajero acerca del como en el sueño del que nos estamos ocupando, no se trata de saber.
cual el Otro no responde y Freud se refiere a él de una manera un poco En lo que hace al sueño de Dora, la indicación de que la madre no res-
brutal, cuando dice que tiene por su parte una manera fácil de hacer el ponde remite a varias escenas, independientes también ellas de un saber
diagnóstico de la histeria: "Cuando un caballero abraza a una dama, ella o no saber. Por ejemplo, encontJramos consignado en el historial que al re-
siente el bulto y en vez de excitarse, sale corriendo". cibir de su marido una joya, lat madre de Dora se desprende de ella con
Podemos pensar que simplifica en exceso, ya que eventualmente po- enojo. No obstante debemos ser justos: esto no sucede sólo por cuestiones
dría ocurrir que a la dama en cuestión no le guste el caballero... En fin, que hacen a su historia personal, también incide algo ocurrido en la rela-
tratándose de Freud digamos que vale la pena detenerse a considerar el ción con su consorte: es su marido quien no le da la joya que ella quiere,
planteo y pensar que quizás ese salir cor.riendo indica también algo más, las gotas de perlas, sino otra que las sustituye.
la estructura que está en juego; Freud procura despejarla subrayando ese Recordemos, en efecto, que después de haber pasado por varias enfer-
elemento del sueño que insiste: cuando la histérica siente la joya, no pue- medades, el padre de Dora sufría de impotencia; podemos estimar que en
de ofrecer su alhajero. el contexto de la época, no debía ser fácil para una dama tener relaciones
De enunciarlo así, desagraviamos nuevamente a la histeria y al comen- con un marido convaleciente sífilis, para colmo contraída antes de ca-
tario final del texto de Félix Deutsch: ella no responde porque no puede. sarse y ocultada cuidadosamente. La hija lee allí, en el rechazo materno,
Pero ese no poder -así como la ausenc:ia de respuesta por parte del Otro en esa dificultad, que el Otro materno no responde.
en el sueño- se relaciona más con una mostración que con un saber. Entre los antecedentes del Bueño, encontramos también que el padre
De otra época y en otro contexto, traigo un breve relato que lo pone en se enoja porque la madre encierra al hermano de Dora en el dormitorio
evidencia. Se trata de una mamá que avezada en la educación actual de -decimos que guarda en su alhajero a su preciado hijo. En la reversión
los niños, donde la influencia de la psicología cobra un peso importante, del fantasma de esta madre, ella misma aparece encerrada como objeto en
recurre a su marido para que se ocupe de hablar del sexo con su hijo va- la casa, a la que se consagra en el ritual de la limpieza. Así, un lugar que
rón. Le dice: se le ofrece a Dora, por cierto, viene a quedar situado junto a su madre y
"-Querido, me parece que ya es momento de hablar con el chico, de Provisto del atributo de la escoba. Pero a ella no le sirve, como no sea bajo
explicarle un poco cómo son las cosas del sexo... la forma de la regresión que marca sus últimos años.
-¿Te parece? Sustraído un objeto, una respuesta que no llega, algo se constituye para
I ,-
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la joven como síntoma y me voy a permitir abordarlo disintiendo con los en su caso la estructura le permite. En otras circunstancias, podría muy
planteos de Freud y Lacan. bien haber derivado, por ejemplo, hacia un cuadro melancólico. Decimos
Sabemos que Dora padece por momentos de afonía; Freud descubre, que ella se instaló en una forma de equilibrio que, durante años, fue su
gracias a su sagacidad habitual, que c:oinciden con los períodos durante posición histérica. Pudo hacerlo en la medida que cerrado el alhajero del
los cuales el señor K. está de viaje y Dora acostumbra dormir con la se- Otro primordial, desde otra instancia de la estructura, le es acordada la
ñora K Dos son las cuestiones que en el planteo freudiano dan cuenta de chance de ubicarse sosteniendo al padre impotente y recibir a cambio su
esta afonía; la primera de ellas es la del amor inconsciente de Dora por el sostén, por la vía del amor que le ofrece.
señor K., hipótesis en la que Freud insiste y que en este caso se enuncia- En el relato del segundo sueño, Dora indica haber visto un monumen-
ría así: "Si mi amado no está, ¿para qué voy a hablar? Mejor escribo". La to. Ese monumento la representa, como ocurre también con la madon-
segunda, se refiere a la identificación c:on una práctica sexual, la fellatio. na, esa virgen admirada en ocasión de su visita al museo en Dresde. La
Lacan critica esta última interpretación y considera que también puede estructura del monumento donde se sostiene esa identificación corres-
reenviar al cunnilinguis, ya que Dora viene a quedar arrinconada con un ponde a la equivalencia Méidclwn = phallus (muchacha =falo). Al mis-
sustituto del Otro primordial, la señora K mo tiempo, esa estructura es la 1causa de su endeblez imaginaria, que la
Ahora bien, Dora no tiene sensaciones ni alucinaciones cinestésicas en deja expuesta a un posible quiebre, siguiendo las líneas de fragmenta-
el borde de los labios, parálisis en la lengua ni síntoma alguno que afec- ción de su cuerpo, del que da cuemta la conversión histérica. Mientras la
te el enclave de los dientes; sufre en cambio de afonía, la voz se hace pre- estructura se mantiene, a mane:ra de armazón, compensa esa alternati-
sente bajo el modo de su ausencia. Sí podemos apuntar que su madre -el va; así lo considera Lacan en su. último planteo, según el ·cual la arma-
Otro primordial- no responde y preguntarnos por qué el síntoma de la dura de la histeria se sostiene por el amor del padre. Podemos decir que
afonía aparece en Dora cuando el señor K. no está. en Dora, mientras su padre pon¡ga en juego el deseo apuntando al alha-
Hagamos un breve desvío para considerar ese balanceo entre presen- jero de la señora K., ella puede a su vez persistir, más allá de la señora
cia y ausencia. ¿Cuándo se le hace presiente al niño el deseo del Otro? Pre- K., sostenida en su amor al padre. Se trata de un equilibrio que a la vez
cisamente en su ausencia, cuando el Otro se aleja. También en ese pun- la sostiene y la cristaliza.
to se le hace presente a Dora su imposibilidad, allí ella no responde. Uno En otro texto freudiano encontramos, desplazada, una variación del
de los sustitutos de esa respuesta que no puede dar es la sonora bofeta- tema de lo que no se ofrece; nos :resulta t ambién muy conocido, más aún
da que le administra al señor K al borde del lago. Decimos entonces que después del subrayado que de él hizo Lacan: se trata del relato del sueño
Dora puede sostenerse en equilibrio en ese cuadrilátero compuesto por su de la Bella Carnicera. De Dora, decíamos que ella no puede abrir su al-
padre, el señor y la señora K. y ella misma, pero no responder al reclamo hajero, del mismo modo que el Otro primordial no abre el suyo propio. En
de un hombre ofreciendo el alhajero. su sueño, la Bella Carnicera no puede ofrecer la cena porque le falta una
Si volvemos al mito, podemos consid.erar que está representando la es- rebanada de salmón. ¿Acaso no será que la sustracción del objeto al goce
pecificidad de un tiempo primero, aquél del dolium, recipiente que con- hace del deseo histérico un "deseo insatisfecho"?
tiene a los vivos y a los muertos y donde está albergado el sujeto. Freud Es algo que se modifica según las variaciones de la moral de cada épo-
plantea que en una mujer corresponde: a la prehistoria, a la relación con ca; así, en nuestros días y en·ciertos ambientes, sabemos que difícilmente
el Otro primordial; en un tiempo deja de ser ella quien habi- la histeria adopte los ropajes y maneras de Dora; es probable que concurra
ta el cántaro del Otro, para ser en cambio portadora del recipiente, alha- a algunas citas, pero de todos modos hacemos la hipótesis que una reba-
jero que podría recibir la joya. Pero el acceso a ese segundo momento su- nada de salmón la guardará para ella. ¿Porque no quiere? De formularlo
pone que el Otro primordial muestre su propio alhajero y aquello que con- así, caeríamos en la vertiente equivocada de lo avanzado por F. Deutsch.
tiene de más sagrado, como diría Heidegger: su vacío. Más acertadamente, corresponde plantear que no puede y este no poder
Es precisamente lo que la madre de Dora no hace. Su alhajero está ocu- reenvía al modo según el cual el Otro se situó en sus orígenes, a un punto
pado y no por Dora. Subrayo este aspecto porque entiendo que constituye donde el Otro no respondió, no mostró el vacío necesario.
una diferencia esencial en cuanto a esta lógica mínima de las estructuras Resumiendo lo avanzado, de la urna a la caja, el recorrido histórico
neuróticas. En efecto, es en la medida que un objeto queda así sustraído mito, la variación de sus mitemas, la alternancia de sus versiones, dan
-el Otro no responde-, que Dora se precipita hacia otro lugar, aquél que cuenta del movimiento de una posición. En cuanto a la estructura de la
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
histex:ia -ya se trate de_una..m.itj.e.r_<l..UILh_QIDbre-, responde a la ausencia Isidoro Vegh: Pienso en el relato freudiano publicado bajo el título de
de QOr_el padre. Lo_fil!§ente La considerándolo como un caso, un historial; allí Freud, en
no es una palabra_articulada -:no el sexo-, sino una su d1scus1ón con los supuestos psiquiatras de su tiempo, dice encontrar-
mostración que.acer.que..ala..real. En esta perspectiva, podemos decir que se frente a un delirio histérico y su protagonista es un caballero. Abordé
la urna encierra al sujeto histérico como a los muertos, bajo la forma de esta cuestión en un trabajo titulado "En el borde de la neurosis" inclui-
un ser cristalizado, y en consecuencia lo expone a los riesgos propios del do en el Nº 10111 de Cuadernos Sigmund Freud3• Pretendía as/salir al
cristal, los quiebres de la fragilidad imaginaria. cruce de cierto retorno a una pos:ición post-freudiana que nos lleva a ve-
• Lazespuesta.ausente del..Qko en.el o,bjeto que1ª,.histeria 110 ces a hablar con ligereza de "las histéricas" y "los obsesivos". El obstáculo
ofrece, esa.r:ebanada.que..no otorga. La privació.n..de.un.gQc.a exp_o.ne..su..de- en ese punto reside, según entiendo, en que estamos frente a estructuras
seo como <leseo insatisfecho, producto del objeto que guaufa. En el relato no se trata, en efecto, ni de psicosis ni de perversión y allí, la
del sueño de la Bella Carnicera, cavjai:.es el reverso del elecc10n heterosexual de objeto tiende a cubrir, opera a modo de pantalla
no brindª-.Y la deja en suspenso en su inte,rrQgaciQn.por el de- respecto de las estructuras inconscientes en vigor.
seo deLOtro._au..sfil', amor a.l padre, cristalizado en la ecua- Por eso Lacan, divirtiéndose, se definió a sí mismo como histérico per-
ción niña-=-fal.o.,-viene a quedru:..priYado..daun.goce..queJa agua.tda - tam- fecto; a veces también, cuando halblaba de los histéricos, se mofaba dicien-
bién podríamos decir que la a-guarda- en función de un trámite incumpli- do que son también un poco "ellas". Las dos condiciones planteadas por
do. ELcofre..qua.elOtw cuida, no abrió_su.tapay__ocultó lo mejor. La joya a Freud en cuanto a la castración4 , tienen vigencia para los niños de uno y
recibir, revelaría lo sagrado, el vacío. Situamos allí.la.presencia de lo real, otro sexo; la pregunta acerca de qué sucede con el alhajero de la mamá,
el.encuentro con_lo real del Otro y la ense:ñanza de la inexistencia de ese resulta eficaz para ambos. ·
Otro que de allí podría derivar. Dios vaciado de Dios, pureza del no ser que
la habría estremecido en el goce alado que justifica la existencia. P:egunta: Cuando hablabas del sostén de esa armadura,.en algunas
ocas10nes dijiste "amor al padre" y en otras "amor del padre". ¿Podrías di-
Le pedí a Carlos Ruiz que a partir de estos planteos avance algunas ferenciar uno del otro?
formulaciones que resultarán imprescindibles para hacer un mínimo re-
corrido por los tres tipos de identificación al Otro, apelando a ciertas es- Isidoro Vegh: Es válido el subrayado. En realidad, la fórmula "amor
tructuras desarrolladas en los últimos añ,os por Lacan. Me refiero a la re- del padre" abarcaría las dos variantes: tanto la del amor del padre hacia
presentación del sujeto y del Otro según las figuras topológicas de dos to- la hija, como aquella de la hija h:acia el padre. Lacan juega con ese "de"
ros articulados, de modo que podamos detenernos a pensar desde allí lo el genitivo objetivo y el subjetivo; hablar de "amor del padre" implica
afirmado por Lacan cuando considera quie la estructura_de la hls.ifil:ia se doble vertiente.
sostiene en ese armazóo...que_e_s..e.Lamor R.Qt..elpadre.
Antes de abordar ese aspecto de un modo llevadero, accesible, aún Pregunta: Una de las cuestiones que tuve presente cuando leía el caso
para quienes no hayan hecho un mínimo recorrido por la topología, plan- Dora fue la de intentar dilucidar qué pasaba con su padre. Ubicándome a
teo una pregunta que puede resultar provocativa: ¿hay histéricos o sólo veces en el lugar de Dora, me preguntaba con qué tenía que ver esta cuestión
histéricas? de la impotencia del padre. Ahora, mientras te escuchaba, se me ocurrieron
algunas cosas que fui anotando y me gustaría escuchar tu parecer.
Pregunta: del amor que estas ideas de Dora en cuanto a la impotencia del padre,
dte, aposentada_en una versión imagina.ria del padre, donde la castra- refendas en el abordaje freudiano al perfil de ese hombre carente de re-
ción en el Otro materno o no se ha inscripto o no está reconocida, ¿cómo cursos, quizá no tuviesen que ver con la cuestión de la sífilis sino con lo se-
podría ser pens__ada en un varón? Esto es., en cuanto a la pregunta de la ñalado del alhajero cerrado; desde: esta perspectiva, es la impotencia ante
histérica o del histérico por el otro sexo --tratándose de un varón, qué es la madre o para la madre la que olbtura la respuesta. En cuanto al alhaje-
una mujer-, ¿qué es lo que sostiene el deseo del hombre histérico, cómo
se perfila su dificultad en el mecanismo del encuentro con su deseo res- 3. También se encuentra en el libro "Matices del Psicoanálisis", de mi autoría, pág. 13, Edi-
pecto de una mujer? torial Agalma, Buenos Aires, 1991.
4. La amenaza y la mostración de la falta.
/,R /.O
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEG H
quier modo, dejo abierta la cuestión, a la que iremos agregando otros ele-
ro de la señora K, se trataría para Dora de encontrar una respuesta pre- mentos, por ejemplo, el hecho de que esa voz desaparezca cuando el hom-
cisamente allí donde el Otro no responde. bre que la corteja está a distancia.
Pedirle al padre y a la señora K. que admitan su relación, la cuestión Creo que está en juego algo distinto a la pulsión oral. En ese sentido,
de la relación de la joya con el alhajero, si acaso el planteo iba en el sen- estamos trabajando desde una perspectiva que toma distancia de cierta
tido de qtie la relación del padre de Dora y con la señora K., es en alguna orientación, iniciada en la historia del psicoanálisis con Abraham, donde
medida lo que le saca a Dora la encrucijada de la escoba. se impone la idea de una cronología de los tiempos pulsionales.
Si acudimos a Lacan, en el seminario "La angustia" presenta los tiem-
Isidoro Vegh: Para ir anticipando -porque me gusta ir bajando car- pos pulsionales según el esquema de esta curva:
tas de a poquito-, piensen en Dora y Juanito y en aquello que
cia en cuanto a la respectiva posición del sujeto ante el Otro pnmordial, fálico
como lugar donde se sostiene el Nombre del Padre.
Así Dora se encuentra con un lugar ocupado en el Otro, ya sea por el
hijo hermano de Dora-, o por la madre encerrada como objeto ese
ámbito de la limpieza; tiene entonces pocas chances de que el alhaJero se
abra, pero encuentra un lugar para situarse entre la y
del padre. El primer sueño, a su modo, da cuenta de esa logica m1mma.
A diferencia de esto, Juanito está encerrado con su madre. Se trata de la
madre que lo deja entrar cuando ella está en el baño y que le dice, cuando
1
está en la cama, "Yo tengo cosita", esto es, "Vos sos mi cosita". La
del sujeto es aquí diferente, pasa a ubicarse en el centro del alhaJero. En .
cuanto al padre, ¿recuerdan el intercambio, el negocio que le ofrece?.
Respuesta: Escribirle al profesor.
oral voz
Isidoro Vegh: Eso hubiese sido lo mejor, pero la propuesta de Juani-
to al padre es: "Vos quedate con tu madre y yo me quedo con la mía". El Tomando como punto de partida el oral, ubica el tiempo anal y el fáli-
padre lleva a su hijo a visitar a su propia madre; se trata de un caballe- co, pero la curva vuelve a descender y en el mismo nivel de lo anal sitúa
ro como diría Lacan ironizando, un caballero que oficia el culto de la mu- la mirada, la pulsión escópica, y en el de lo oral la voz, la pulsión invo-
jer' fálica. cante. Procura establecer una ruptura con una evolución cronológica.
Pregunta: Decías que te ibas a permitir una pequeña disidencia con Pregunta: Mi pregunta está centrada en el mito de Pandora, específica-
Lacan con respecto al tema de la afonía. Por mi parte, recordaba la men- mente en el mitema referido a la apertura de la caja. A partir de lo que de-
ción hecha por Lacan en el sentido de que allí se podría haber leído algo cías, creo haber entendido que en la versión de Hesíodo la esperanza que-
del llamado de la pulsión oral. Según tu planteo, la voz se hace presente da preservada en la caja; me preguntaba entonces cómo podríamos pen-
bajo el modo de la ausencia del Otro, en tanto presentifica su deseo. Mi sar esta función de la esperanza, en cuanto a la apertura de la caja. ¿Es-
pregunta sería cómo pensar allí la voz. peranza en qué, de quién, para qué?
Pensé en primer lugar en su posible relación con el clásico "Esta noche
Isidoro Vegh: Esta disidencia la sitúo en el hecho que para mí Dora no no, querido; me duele la cabeza", por ejemplo.
presenta ningún síntoma donde esté en juego la boca, ninguna sensación
cenestésica, por ejemplo, que la comprometa; el problema es la voz: sufre Isidoro Vegh: Lacan solía deci;r que la esperanza es el mejor camino al
de a-fonía, de ahí mi planteo. En un primer momento, establecí una rela- suicidio. Por mi parte, entendía qiue la espera de la concesión por parte del
ción entre el Otro que no responde y Dora que no puede responder; de cual- Otro, es lo contrario de la decisión del sujeto por su acto.
51
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
No obstante, esta pregunta me recordé> la diferencia entre el hecho qu_e cita la cuestión de saber de cuá1l de los dos está hablando. Hablar del Otro
la caja resulte abierta por Epimeteo o bien por la misma Pandera. La pri- es puntuar la modalidad según la cual el sujeto se sitúa ante el goce, mo-
mera alternativa nos está diciendo que el problema no se resume en el dalidad que tanto puede estar determinada en función de aquello que lla-
planteo según el cual la mamá era mala y el padre la gran figura, tal mamos el Otro primordial, como del padre real. No necesitamos, enton-
podría deducirse del equilibrio imaginario por Dora, cuyo e3e ces, plantear que sé trata del Otro materno o bien del Otro paterno, ya
es el padre idealizado. Más exactamente, la cuest10n de ese que implica un modo de relaóón con el goce, esto es, con el objeto a fun-
hajero viene a quedar planteada alrededor de la necesaria mtervenc1on cionando como aquello que constituye al Otro, a esa falacia lógica que lla-
de Epimeteo para abrirlo. . ., mamos Otro, como completud.
Dado que estamos en una estructura, no podemos pensar la_ La cuestión se tqrna más complicada, decía -y esto es lo que intenta-
del sujeto sólo en función de los respecto del Otro primordial, remos desarrollar- cuando se considera que allí donde el Nombre del Pa-
sino que para definirla es preciso incluir su articulación con los Nombres dre funciona como pere-uersion, lo hace en el sentido de facilitar o de obs-
del Padre. taculizar la caída de este objeto. Es decir que el modo según el cual se de-
Partiendo del nudo borromeo, Lacan plantea el esquema del pseudo- fine en el sujeto aquello que p1ermanece como lugar de fijación, depende
agujero atravesado por una recta al infinito. En la medida que esa recta no sólo del Otro primordial sino también de las implicaciones de la pere-
al infinito también se cierra como un anillo, ese pseudo-agujero se con- uersion. La resultante de esa d,oble articulación es el objeto del fantasma
vierte en un agujero y se hace presente así el lugar del vacío. Queda figu- y en esa dirección avanza el trabajo que les propongo.
rado de esta manera:
Pregunta: En cuanto a la afonía, me parecía muy interesante el
te del objeto voz. Pensaba al respecto cómo queda ligado el Otro primor-
dial. Podría ser tanto por el lado del Sujperyo maternal arcaico, como en
función del objeto del fantasma, del objeto de la pulsión. De ser así, dado
que en el síntoma de la afonía se trata del objeto voz, me importaba saber
cuál es el estatuto que dabas allí a ese objeto.
Isidoro Vegh: Es una pregunta nodal. Para esbozar una respuesta que
iremos trabajando juntos a medida que avancemos en el historial -por-
que es allí donde cuento fundar los planteos-, diré que el segundo sueño
es muy explícito al respecto. Así, en el primer sueño la madre guarda el
alhajero pero en el segundo no responde:.
Por mi parte me pregunto lo siguient1e: ¿por qué Lacan nunca habló de
un Otro materno y un Otro paterno? A veces la lectura de sus textos sus-
CAPÍTULO IV
Las tres id1entificaciones,
al padre, al rasgo y la histérica.
Topología
CAHLos Rurz
A pedido de Isidoro Vegh, voy a abordar algunas cuestiones de la topo-
logía del toro que en el Seminari10 XXIV, "L'insu que sait...", Lacan invita
a relacionar con los tres tipos de identificación.
Me propongo desarrollar algunas cuestiones generales de la topología
del toro, que ya muchos conocen, para trabajar luego las transformaciones
introducidas por Lacan. Se trata de un programa que resulta más senci-
llo enunciar que cumplir; en efecto, la exposición del tema en los diversos
textos presenta varios huecos que toca rellenar; se agrega a ese inconve-
niente el de ciertas transformaciones no explicitadas, pero cuya inclusión
supone justificar por qué resultan excluidas otras.
Un trabajo de Bouquier, "Retournement de Tores et Identification" 1 re-
toma lo desarrollado al respecto por Lacan. Según lo convenido, me pro-
pongo trabajar una articulación ingeniosa avanzada por este autor, así
como un tema que aparece más atdelante en el seminario de Lacan al que
me estoy refiriendo, introducido en esa ocasión por P. Soury; se trata de
la conexión entre las inversiones. del toro y las distintas clases de cortes.
Aunque en el contexto de ese trabajo el tema no cobra mayor relevancia y
hasta confunde, creo que por sí mismo merece ser investigado. Le dedica-
ría entonces la tercera clase a ésta y otras cuestiones abiertas.
Comienzo por formular algo que un inglés llamaría un disclaimer. Si
bien voy a referirme a la presentación de las inversiones del toro plantea-
l. Bouquier, Jean-Jacques: "Retournements de tores et identification", en Analítica volu-
me 46, pág. 9-18, Navarin Éditeur, París, 1986.
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
das por Bouquier, esto no implica que suscriba sus afirmaciones teóricas, Rotulé las líneas inferior y superior del rectángulo con la letra V, tam-
a discutir en otro momento, como tampoco sus conexiones con otras ra- bién indicada en la Figura 2, ya que convenimos representar con ella la
mas de la matemática. Todo perjuicio ca usado por la lectura de este tex- que resulta de pegar las líneas V de la Figura 1; otro tanto vale para las
to, será responsabilidad del lector. . . líneas indicadas por la letra L.
No sé cómo voy a resolver la cuestión planteada por los d1ferentes m- Esta es mi representación standard. Me propongo seguir un a costum-
veles de formación topológica entre quienes asisten al seminario. Intenta- bre establecida; la sutileza en ella reside en considerar que cuando uno no
ré ir muy despacio, de modo que la única opción para quienes están más quiere entrar en detalles acerca de la relación eventualmente establecida
adelantados será la de escuchar. entre una cuestión estructural y la manera de representarla, se corre el
El toro es una de las superficies elementales. La manera más simple riesgo de caer en un dogmatismo extremo respecto de esta última y deter-
que tenemos de introducirla es la de tomar como punto de partida un rec- minar que es la única posible. Así, yo no recurro a otras formas de repre-
tángulo; en el espacio lo representaremos, por lo general, como una cá- sentar el toro y siempre digo que estas dos líneas que privilegié arbitra-
mara de auto. riamente en la Figura 2 son las que forman el borde del rectángulo.
El rectángulo tiene la ventaja de ser un objeto conocido; sin decir nada Desde el punto de vista de la estructura topológica -vaya a modo de
acerca de su topología, lo supuesto acerca de él resulta ser no plus para evitar el aburrimiento de quienes estudiaron topología-, se tra-
hay nada raro. Sin embargo, conviene s1eñalar que además de la estruc- ta de dos líneas, no deformables una en la otra -en términos técnicos de-
tura topológica heredada del plano y en la medida que se recorta de él, cimos "no isotópicas"-, que se cortan exactamente en un punto. En la re-
el rectángulo tiene marcados cuatro puntos, los vértices, que introducen presentación que establecí, en ese punto se pegarán los cuatro vértices del
una estructura combinatoria; en ella nos apoyamos para definir las su- rectángulo. Como en el desarroHo que vamos a ir haciendo esas líneas van
perficies elementales. a tener s u importancia, paso a E!xplicar de qué manera se usan.
Cuando se trata de obtener el toro a partir del rectángulo, pegamos los Ustedes tendrán presente, aunque más no sea como recuerdos escola-
lados opuestos (L y L), buscando hacer coincidir las flechas consignadas allí res, las coordenadas cartesianas. Se trata de elegir arbitrariamente dos lí-
(Figura 1). Si bien no hay en absoluto un orden en los sucesivos pegados neas que se corten en un punto, los ejes de las coordenadas, que por lo ge-
a los que iré refiriéndome, no hay privilegios entre ellos, por lo que hace a neral forman un ángulo recto, aumque no se trata de una condición necesa-
la imaginación ayuda describirlos así. A partir de ese primer pegado obte- ria. A partir de aquí, todo punto del plano queda determinado por sus co-
nemos un tubo o una cinta, la llamada banda cilíndrica. Pegados los dos ordenadas y cualquier recta viene a quedar definida, por ejemplo, en fun-
bordes de esta banda, obtenemos una cámara de auto (Figura 2). ción de sus intersecciones con aquellos ejes. De una manera similar, voy
a usar las líneas que marqué sobre el toro como si se tratase de esos ejes
de coordenadas. Siguiendo a Lacan, llamaremos llenas las líneas de tipo
L y vacías las líneas como V.
Entrando en tema, la primera pregunta que uno hace cuando estudia
V una superficie se refiere a la clase de líneas que se pueden trazar.
Pues bien, alrededor de cua1quier punto, de cualquier superficie, es
posible trazar lo que llamamos una perforación; se trata de una línea ce-
rrada que divide la superficie en dos regiones, una de las cuales equiva-
le a un disco y contiene al punto. Esto vale para cualquier punto que no
V sea de borde.
Así, una perforación divide a la superficie en dos regiones, una de las
cuales es un disco. En cuanto a la otra región, según la naturaleza de la
superficie de partida, será otro disco en el caso de la esfera, o bien, en el
Figura 1 Figura2 caso del toro, algo que llamamos: toro perforado.
En la Figura 3, las dos líneas:, Pl y P2, trazadas sobre el toro son per-
foraciones. A diferencia de ellas, las trazadas en la Figura 2 no son perfo-
rr
ISIDORO VEGIH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
raciones, puesto que el resultado de introducir un corte siguiendo su tra- tar situadas sin ser isotópicas, por ejemplo, las líneas V y L
zado sería una banda cilíndrica. de la Figura 2.
, El toro_ es _más. simple de las superficies donde pueden encontrarse
lmeas no isotop1cas igualmente situadas; ésta es una de las razones don-
de se funda su importancia. En realidad, el toro es la más simple de las
superficies sin borde y de dos caras, donde hay cortes que no son perfora-
ciones. El interés que esto presenta se reporta a un problema de situacióll'
abordé el tema en una de las charlas que di en este mismo seminario el
año pasado2 y ahora, dando por sentado ese interés, me importa seüalar
este planteo, en apariencia simple, remite sin embargo a una comple-
Jidad muy grande en lo que hace a la clasificación por isotopía.
Desde punto de vista de lai isotopía, las líneas que no corresponden
a perforaciones, se dividen en infinitas clases. Las consecuencias que a mi
entender se desprenden de allí, fambién las podrán encontrar desarrolla-
Figura 3 Figura 4 das en esa presentación del afio pasado a la que me referí, en varias con-
ferencias que di por entonces y, en especial, en el trabajo que leí en Pun-
ta del Este, donde queda consignada, además, la bibliografía completa al
¿Qué criterio usamos para decidir si dos líneas son de la misma cla- respecto. 3
se o no?. . Surge de_sde el punto de vista abstracto, el problema topoló-
Hay muchas maneras de hacerlo, pero nos limitaremos a las dos prin- gico de estudiar mfimtas clases de líneas que no se deforman una sobre
cipales. Decimos que dos líneas están igu:almente situadas o que son de la otra, pero que no se pueden distinguir por el efecto de un corte. Lo enca-
misma clase desde el punto de vista de la situación, si del corte introdu- ram?s, como al comienzo, fijando las coordenadas. Digamos que
cido siguiendo el trazado de una u otra, resultan superficies equivalentes las lmeas V y L de la Figura 2. En nuestra representación, la
desde el punto de vista topológico. Así, ni la línea V ni la línea L de la Fi- primera es una línea llena y la segunda una línea vacía, pero intrínseca-
gura 2 están situadas de igual modo desde el punto de vista de una per- mente, sin relación con el espacio. ¿En qué se diferencian? Sólo en que una
foración, ya que una banda cilíndrica no equivale a un disco más un toro es una Y otra es otra. Sin embargo, para situar el toro en el espacio, estoy
perforado. En cambio, esas mismas líneas están igualmente situadas en obligado a elegir una de ellas como llena y en este caso, la otra no podrá
la medida que ambas producen bandas cilíndricas. Las Figuras 2 y 3 ilus- serlo también. De haber procedido a la inversa, hubiese obtenido un toro
tran las dos únicas clases de líneas, desde el punto de vista de la situa- como el de la Figura 2, pero con las letras V y L permutadas. Como quie-
ción, que se pueden trazar sobre el toro. ra que sea, se impone una elecci·ón.
Por otra parte, cuando trazamos la h:nea L de la Figura 2, no fuimos . Si suponemos que las dos líneas se permutan, manteniendo sus respec-
tan precisos como para tener que optar entre Ll y L2 de la Figura 4, por tivas longitudes, el toro tendrá una forma de bastón, como veremos más
ejemplo. Con una de ellas y V se podría formar un sistema de coordena- adelante; pero esto no cambia suis propiedades topológicas.
das, mientras que no puede hacerse otro tanto con Ll y L2. ¿Qué tienen Este juego entre simetría y disimetría en el toro es una de las cuestio-
en común Ll y L2 por oposición a V? Ya adelantamos algo al comienzo: Ll nes que van a estar siempre presentes. Con frecuencia ocurre que en los
es isotópica respecto de L2, es decir, Ll puede deformarse en L2 sobre la seminarios encontramos, por un lado, la afirmación terminante según la
superficie del toro, manteniéndose siempre la equivalencia topológica; en cual el toro es simétrico y por el otro, unos pocos párrafos más adelante,
cambio, ni Ll ni L2 son isotópicas respecto de V. la referencia a un resultado de la disimetría del toro. Trataremos de ver
De modo que la isotopía determina una segunda manera de clasificar a qué responde esto que se presenta como contradictorio.
las líneas. ¿Cómo se relaciona con aquéllla que procede a hacerlo por si-
tuación? En primer lugar, dos líneas iso1Wpicas están siempre igualmen- 2. Vegh, Isidoro: "Paso a pase con Lacan", Clase XIV 01.11.86.
te situadas, en tanto la recíproca no es verdadera: dos líneas pueden es- 3. Ruiz, C. A, "Topología en la relación entre estructura y teoría". Reunión Lacanoameri-
cana de Psicoanálisis - Punta del Este, Nueva Visión, 1986.
ESTRUCTURA Y TRANSFEREINCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEGH
Algunos ejemplos de líneas las encontrallltos representados a continuación. tar el problema de las inversione:s del toro y el de la estructura del toro
Así, en la Figura 5 se trata de (1, 2), es decir, una línea que da una vuelta lle- perforado, relacionado con él. ·
na, en tanto da dos vacías, ¿cuál es el resultado del corte que sigue el trazado
de una de ellas? En un curso de topología, se produce aquí un momento de
suspenso; uno repite la pregunta, otro hace apuestas... Por mi parte, avan- Comentarios
zo. Si ya habíamos adelantado que en todos los casos se producen bandas ci-
líndricas, el resultado de un corte por la línea (1,2) es una banda de cuatro Pregunta: ¿La bobina podría ser como el juego de rotación y traslación
dobleces, como la obtenida cuando se corta una banda de Mrebius por su lí- de la tierra?
nea media. En efecto, cortar siguiendo er trazado de una bobina, produce una
banda cilíndrica con dos dobleces por cada vuelta llena de la bobina. Para los C. Ruiz: No, no pienso la línea rnpresentando un movimiento, sino como
casos más complicados, remito a la bibliografia que ya indiqué. un conjunto de puntos, subconjunto del toro. Una analogía con la tierra
podría ser aquella que considere las líneas llenas y vacías, en tanto co-
ordenadas sobre el toro, como los meridianos y paralelos del globo terrá-
queo. Pero aun así, hay varias diferencias. En primer lugar, desde el pun-
to de vista de la métrica, los mericilianos son círculos máximos, los parale-
los no; son equivalentes, en cambio, desde el punto de vist a topológico, en
la medida que respecto de la esfera todas las líneas cerradas son perfora-
ciones. El sistema de coordenadas terrestre hace un uso esencial de una
propiedad que no es topológica nii geométrica: la del eje de rotación que
marca los polos como puntos .distinguidos. A diferencia de esto, las líneas
llenas se distinguen de las vacías por su situación; una vez decidido cuál
es cuál, si asumimos la métrica us.ual el eje de rotación queda determina-
do por las propiedades geométricas.
Figura 5 Figura 6 Comentario: Me sentí obligada a tomar la palabra porque invitamos a
Agrego algunos comentarios respecto las líneas sobre el toro. En pri- la gente del seminario ." Fundamentos de la Práctica Analítica", para pun-
mer lugar, no todas las combinaciones de vueltas son posibles. Una pri- tuar lo siguiente: las líneas llenas tienen que ver con las vueltas de la de-
mera regla de exclusión se enuncia diciendo que si hay más de una vuel- y las vacías con las del deseo, así, brevemente, señalo una correla-
ta llena, debe haber por lo menos una vuelta vacía, y viceversa. Esto apa- ción para situar por qué, en principio, nos interesa este objeto.
rece en el Seminario IX, "La identificación", topologizando "la vuelta per-
dida". Así, la línea (1,2) es un "ocho interiior1', primera topologización de Comentario: De todas maneras, el comentario tiene su interés porque
esta estructura en el Seminario, es decir, su primera inscripción en una se trata de la vuelta respecto de la cual Carlos Ruiz dijo que se da sin que-
superficie producida por ella en tanto corte. rer, ya que a través de todas las vuieltas de la bobina no nos damos cuenta
La segunda regla de exclusión determina que los números de vueltas se s uma otra, la que se llama vuelta vacía y se da sin querer. Viene
llenas y vacías no pueden tener un divisor común mayor que l. Esta regla bien para señalar el lugar del sujeto, porque justamente las vueltas alre-
cobrará su importancia a partir del Seminario XIV, "La lógica del fantas- dedor de la bobina son las trabajadas por Lacan en el Seminario "La iden-
ma", cuando el número de vueltas vacías quede fijado en dos. tificación" como aquellas de la demanda, en tanto la que se da sin querer,
Tenemos hasta aquí un resumen de las propiedades básicas de las lí- que se termina haciendo porque rno hay más remedio, es la del deseo.
neas sobre el toro; lo encontrarán ampliado en mi trabajo publicado en los
Cuadernos Sigmund Freud 4 • Seguiremos valiéndonos de ellas para tra- C. Ruiz: Creo que hay un problema interesante. Lo dije y también lo
escribí muy rápido (siempre tendemos un poco a esto: explicamos con mu-
4. Ruiz, .. "Bandas y toros, introducción a las rehaciones entre estructura y teoría". Cua- cho detalle al comienzo y pasamos rápido hacia el final), pero esquemáti-
dernos S1gmund Freud Nº 10 / 11. Escuela Freudiana de Buenos Aires, 1987.
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VE GH
camente la idea es la siguiente: "la vuelta perdida" se escribe en el enun-
ciado "Si se da más de una vuelta llena :se da al menos una vuelta vacía".
La pregunta matemática sería: ¿qué pas.a si hay más de una vuelta vacía?
Desde la teoría, en cambio, nos interrogamos acerca de por qué se trata
'•l'•'*
.-
exactamente de dos vueltas vacías. Lo que propongo en mi trabajo es co-
..
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nectarlas a través del plano proyectivo. " "' t
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En todo caso, si hasta aquí repasamos las propiedades topológicas del "
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toro, se trataría ahora de estudiar dos problemas muy relacionados entre t•' 1,,
sí. El primero es la estructura topológica del toro perforado y el segundo,
la relación del toro con el espacio.
Al hablar de los cortes, opusimos laB propiedades del toro a las de la Figura 7
esfera; ahora también nos resultará útil comparar estas dos situaciones Figura 8
respecto de su situación en el espacio.
El toro y la esfera comparten ciertas: propiedades básicas. Ambas son
La segunda opción intervendrá una vez armado el tubo. Junto los dos
superficies de dos caras sin borde y sumergidas en el espacio, una y otra
bordes para obtener el toro, siguiendo la secuencia de la Figura 9, que es
lo dividen en dos regiones, algo que nos podemos figurar fácilmente si pen-
la más habitual, o bien según la Figura 10. La Figura 11 muestra otro
samos en una pelota de fútbol y una cámara de auto. En los dos casos la
movimiento en el espacio, por el cual viene a quedar construido "el mis-
"superficie" de goma encierra en su interior una región con aire sometido
mo" toro a todos los efectos.
a alta presión, en tanto queda por fueraL otra, que llamamos exterior, con
aire a presión normal.
Generalmente asumimos sin explicitarlas ciertas condiciones de regu-
laridad, de finitud de la definición; otro tanto ocurrirá en el despliegue al
que voy a proceder. Enunciados estos mínimos recaudos, diré que la es-
fera se sitúa en el espacio exclusivamente de una manera, esto es, como
borde de una bola, con un exterior det•erminado en sus propiedades to-
V
pológicas sólo por este hecho; el toro, en cambio, lo hace de muchas ma-
neras. No obstante, hay para el toro una situación privilegiada, aquella
L
del toro no anudado, que imaginarizamos reenviándola a una cámara de
auto; esta es la situación que vamos a Buponer para trabajar la relación V
adentro/afuera.
En las figuras que siguen intenté difierenciar todo lo posible los distin-
tos elementos, entre los cuales elegimos en el momento de consagrarnos
a la representación espacial. Lo único que queda afuera es la posibilidad
de anudamiento del toro. V
La Figura 7 repite la Figura 1; representa el rectángulo cuyos lados
opuestos pegaremos para fabricar el toro. La textura corresponde a la cara
que vemos y convenimos en que del otro lado es liso, como si se tratara de
una hoja de papel. Una primera opción interviene en cuanto al modo se-
Figura 9
gún el cual puedo pegar los dos lados ho1rizontales; una alternativa dejará
la cara blanca hacia adentro, la otra la dejará hacia fuera (Figura 8).
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEGH
zado de una línea llena. También pudo haber seguido el de una línea va-
cía, aunque estemos menos habituados a verlo.
Estos cortes no son perforaciones. ¿Se puede hacer lo mismo por me-
dio de una perforación? Se trata del método que preferimos y la Figura
12 muestra el resultado; se trata de recortar un disco y reponerlo al ter-
minar la operación.
Figura 10
Figura 11
Figura 12
El orden según el cual pego los lados del rectángulo es indiferente; así, En esta última figura aparece, entonces, el toro dado vuelta, armado
aunque tenemos la costumbre de pegar en primer término que .van a con forma de bastón; en él, las líneas llenas se han transformado en va-
.determinar una línea vacía, ya hemos visto que eso no es obhgatono. cías, el adentro y el afuera han intercambiado recíprocamente sus lugares
Por otra parte, dadas las proporciones que deliberadamente estable- Yla cara interna se ha convertido en externa. Es decir, luego de la opera-
cí para el rectángulo, el toro de la Figura 1O tiene una forll1a que t,a l ve.z ción, todos estos pares quedan permutados.
dificulte reconocerlo como toro. Lo llamamos toro bastón (en frances, tri-
que) y desde ya, la forma que adopta no tiente ninguna topo- Pregunta: ¿Se trata de una opernción de permutación?
lógica; por otra parte, si hacemos intervenir una simple deformac10n, lle-
gamos a la Figura 9. Se trata de relaciones. que tienen su peso en el de- Carlos Ruiz: Digo p ermutación i;obre todo respecto del par adentro/
sarrollo subsiguiente. afuera. Si lo que estaba adentro va a parar afuera, al mismo tiempo lo que
estaba afuera va a parar adentro. Otro tanto podría decirse de las líneas
Pregunto ahora: ¿cómo puedo pasar del toro de la Figura 9 al de la Fi- llenas y vacías, en la medida que en la misma operación unas se convier-
gura 1O? Un método que lo permite supone volver a la Figura 8, cortando ten en otras, por eso hablo de "permutación".
por una línea llena. Una vez obtenido el cilindro, se lo puede pegar, como Soury recurre con frecuencia a la teoría de los pares o cuplas; incluso
hicimos para obtener la Figura 10. Es decir, pasamos de un toro al otro habla de ella en algún seminario, aunque no recuerdo que Lacan la roen-
por medio de un corte y un pegado; en este c:aso, un corte que sigue el tra-
ISIDORO VEG H ESTRUCTURA Y TRANSFEflENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
cione. En esta operación de dar vuelta iun toro a partir de una perfora- en el caso de las otras líneas; lo que interesa es la estructura de la banda
ción, todos los pares quedan ligados: la pE!rmutación afecta tanto aquél del cilíndrica. Ninguna de las dos es la del otro, pero la primera conserva li-
adentro-afuera como el de línea llena-vacía, etc. gados más pares. Con esto intento explicar el interés de Soury por los pa-
En cambio, si cortamos un toro por una línea que no sea una perfora- res o cuplas, aunque a mi entender él no los aborda así.
ción, obtenemos una banda cilíndrica; a partir de ahí, como vimos al co- Así queda situado el atravesamiento geométrico. Podemos dejar como
mienzo, son posibles muchas combinaciones. En particular, me interesa el pregunta para la próxima la cuestión de saber si en del
modo según el cual se desliga el par adentro-afuera del llena-vacía, algo pasaje de un toro a otro, se obtiene una botella de Klem. También queda-
que cobrará importancia cuando discutamos cuáles son las operaciones ría pendiente estudiar algo de la estructura de los cortes en el toro perfo-
que corresponden a los tres tipos de identificación. rado (la banda cilíndrica no ofrec:e dificultades) y finalmente, ver qué pasa
cuando se trata de dar vuelta dos toros.
Pregunta: Según entendí, la perforación es el método privilegiado para Me limito por hoy a insistir en el toro perforado, para remarcar que pese
dar vuelta un toro. ¿Es el único que permite permutar todos los pares? a su parecido con un toro, la forma no es lo que nos interesa. Si la perfo-
¿Con los otros métodos no se consigue? ración es pequeña, colabora en el engaño; pero en el caso de una perfora-
ción grande, por ejemplo la presentada en la Figura 13, el toro que resul-
Carlos Ruiz: Estoy planteando que por el otro método puedo hacer cual- ta es el de la Figura 14. Visto así, se justifica el nombre asignado de cruce
quier cosa, ya que consiste en partir de una estructura tórica, pulverizar- o encrucijada de dos bandas (en francés, carrefour de bandes). En los dos
la y a partir de ahí, hacer lo que uno quiere. casos la estructura es, por la misma, aunque en el primero re-
sulte más difícil darse cuenta. Por eso digo que esta estructura nos inte-
Pregunta: O sea que los otros procedimientos son una ficción, porque lo resa, aunque la estudiemos poco·.
podemos hacer con el objeto topológico toro, pero no con el cuerpo.
Carlos Ruiz: Probablemente. No tiene gracia una serie de operaciones V
del tipo: "Tome una estructura, redúzcala a sus elementos básicos y úse-
los como materia prima para hacer otra cosa". Sería algo así como si un
arquitecto, para arreglar una casa, dijera: "Échela abajo y use los ladrillos
para construir otra". En general, no es lo que uno quiere.
L [e V

p
J1 L
De plantearle la pregunta a un matemático, a mí por ejemplo, acerca de si Figura 13 Figura 14
un toro perforado sigue siendo un toro, la respuesta será negativa. Un toro que
ha sufrido una perforación, ya no es un toro; esto es, dogmáticamente, hacer
Acerca del encadenamiento de toros, tal como aparece planteado en el
intervenir un corte, por lo menos en este contexto, siempre cambia la estruc-
Seminario IX, "La identificación", cabe plantear que apelar a la estructura
tura. Pero una modalidad de nuestro trabajo supone que una vez convencido
más de lo imprescindible, supomi un precio a pagar en algún momento.
nuestro interlocutor de que su pregunta carece de sentido, nos corresponde
Ahora nos ocupamos de un tema formulado en el Seminario XXN. Allí
entonces escucharlo y preguntarnos acerca de la cuestión que formuló.
podemos detectar que hay una eBtructura invariante en esa inversión del
Evidentemente, el planteo según el cual un cierto corte anula la estruc-
toro, aquella que consiste en un toro perforado o cruce de un
tura tórica quiere decir algo, pero de allí nio se desprende que sea fácil des-
tema abierto, no estudiado todavía, pero en el marco de un semmano nos
cribirlo, y desde el punto de vista técnico no está correctamente expresa-
permitimos hablar no sólo de lo que creemos saber, sino también de aque-
do. En este caso, es plausible que lo indicado, aunque no quede claro, sea
llo que está en elaboración. Des1pués se verá si a partir de esto se
que en el caso de una perforación permanecen ligados algunos pares, que decir algo respecto de la serie de las neurosis, pero al menos tenemos ais-
resultan desligados cuando se trata de los otros cortes.
lado un elemento de estructura.
Todo lo cual nos lleva a razonar de la siguient e manera: si se pasa de Este elemento muestra, retro:activamente, que la estructura de los dos
un toro a un toro obtenido por perforación, lo que está jugando en el mo-
toros entrelazados es sobreabundante. Lo expresamos diciendo que se tra-
mento intermedio es la estructura del to1ro perforado. Otro tanto ocurre
ta del mismo toro en dos representaciones diferentes; esto es, lo designado
66
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
con ligereza en términos de toro del sujeto y toro del Otro, serían el mis- ta más ilustrativa; el modo bajo el cual se presenta, facilita considerar la
mo toro según dos perspectivas distintas. Una de las dos regiones que de- cuestión de dos toros equivalentes desde el punto de vista topológico ante
termina este toro en el espacio se llamar.á afuera o adentro, según dón- quienes no la abordaron nunca; esa equivalencia se realiza por medio de
de esté situado el que lo mire; esta transformación permuta líneas llenas una correspondencia que permuta las vueltas llenas con las vacías. Dicho
por líneas vacías. de otra manera, muestra que esa calidad de llenas y vacías no es un in-
¿De qué manera se da c{ienta de ella? No es mucho lo consignado en variante topológico.
el Seminario IX al respecto, pero el método descrito es inequívocamente
el de la perforación. Ahora lo describiría (m estos términos: se convierte Si pasamos ahora a considerar la Figura 15, nos encontrarnos allí con
el toro en un cruce de bandas más un disco, se dan vuelta uno y otro y se dos toros enganchados. Las proporciones son tales que el agujero interior
los vuelve a pegar. Se puede pensar que la estructura del disco es trivial, de uno encaja exactamente en el agujero central del otro, algo que plan-
desde todo punto de vista, de modo que el ·eje de la operación reside en el tea sus dificultades para entender la figura. Por eso en la Figura 16 dibu-
cruce de bandas. Una vez que intervino la perforación, ya no se distinguen jé los toros más delgados, de modo que allí se distingue mejor que se tra-
las líneas llenas de las vacías; se trata de un hecho de estructura y cabe ta de una cadena de toros.
pensarlo como el requisito mínimo para pcider dar vuelta el toro.
Por otra parte, decir que se trata de dos toros, de modo que pinto so-
bre uno y después lo hago girar sobre el otro como un sello, resulta ser
una muy buena imagen - una descripción genial, diría, no sé cómo se po-
dría decir esto mismo con menos recursos técnicos-, para indicar el modo
según el cual pueden pensarse dos toros como si se tratase de uno, según
dos representaciones, por medio de una equivalencia topológica en la cual
vienen a resultar permutadas líneas llenas y vacías.
.. ', .
\
Diría que dejando de lado ciertos refinamientos expositivos, acabamos
de dar cuenta de aquel mismo planteo avanzado en el Seminario IX: dar
vuelta un toro para mostrarlo del otro lado y pensarlo corno calcado so-
bre el otro.
'' . '"
\ ...... _
Un detalle más es el de considerar qué hacemos con dos toros cuando
basta con uno. J ustamente, parecería que en esta reducción que hago, dos
toros a uno, algo se escapa, algo no incluido en el abordaje específico de la
cuestión en el Seminario IX. En definitiva, se trata de dos toros, sólo que Figura 15 Figura 16
en el uso que se hizo de esta estructura en ese marco, no llegó a utilizarse
toda su potencia y su riqueza. Si bien había dos toros, por un lado se re-
curría a ellos como si se tratara de uno y, plDr el otro, por cuanto se decía Si ahora damos vuelta el toro gris -supongamos que la cara interna
que eran dos, se taponaba el camino para escribir algo más. Abordaremos es punteada- y hacemos intervenir una perforación, se convertirá en un
más adelante dónde reside ese algo más. toro bastón; su cara interna pasará a ser externa, sus líneas llenas serán
líneas vacías y su afuera pasará a ser su adentro; en consecuencia, el toro
Comentario: No es lo mismo dar vuelta un toro recurriendo al corte y pe- blanco, sin sufrir ninguna modificación, irá a parar el interior del otro, que
gado que hacerlo revirtiéndolo, como si se tratara de calcarlo sobre otro, a en la Figura 17 aparece punteado.
la manera de un sello. Te pediría alguna espe1cificación acerca de cuáles son
las operaciones y los efectos de estas operaciones sobre las superficies.
Carlos Ruiz: Describirlo como lo estamos: haciendo permite ver mejor,
más cuidadosamente, qué operaciones y qué propiedades de esta estruc-
tura se están usando, despejándolas una a una. La otra modalidad resul-
68
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Figura .17
En el Seminario xxrv, Lacan plantea que lo mismo podría hacerse por
medio de un corte siguiendo el trazado de una línea llena. No es del todo
así; se trata de un tema no abordado eri 1el seminario y cuando posterior-
mente se lo menciona, no se sitúa exactamente en este contexto.
Si se hace un corte siguiendo una línea que no sea una perforación, los
pares se independizan y el toro puede dairse vuelta, sin que por eso el otro Figura 18
toro deba quedar en su interior. Incluso, si la línea es llena, se rompe la
cadena y su recomposición es optativa.
Que el segundo toro vaya a parar o no al interior, es una cuestión im- La Figura 18 nos muestra un toro en el interior de otro; se distinguen
portante, ya que ahora, después de haber privilegiado la superficie, apa- entre sí en función de las líneas llenas y las vacías, como en la Figura 15.
rece en primer plano el tema del interior/exterior, que había sido aparta- Si cortamos siguiendo el trazado de una línea llena, los pares se desligan
do metódicamente -subrayo esta perspectiva. ¿Cuál es la relación que nos sin que los toros se desenganchen. Puedo entonces retornar el toro de afue-
importa aquí? La de pensar qué tiene que ver que algo sea un cuerpo con ra - en mis términos, darlo vuelta- mandando el otro al exterior y decidir
el hecho que tenga un interior. cuál de las caras del toro retornado pasará a ser la externa.
Después de cierto entrenamiento, diría que resulta bastante obvio que Tenemos así, en el caso de dos toros, dos retornamientos posibles: por
la manera de abordarla a partir de las superficies, es preguntarse si ex- perforación y por línea llena. La1s relaciones entre ellos no son simples; di-
terior e interior se pueden iiltercambiar. La cuestión es complicada, pero gamos por el momento que uno permite más juego que el otro.
en el caso del toro la respuesta es: si y no. No podremos discutir aquí las Tales son las dos primeras formas de retornamiento descritas por La-
razones del no; daremos por resuelto que interior y exterior son equiva- can en el seminario, al menos según mi lectura. Bouquier, por su parte, no
·lentes. establece una distinción entre las dos; entiende que la primera consiste en
Planteo entonces el problema de intercambiar interior y exterior en un dar vuelta un solo toro, en tanto la segunda es la que acabamos de ver.
toro. De recurrir a la perforación para hacerlo, lo específico es que todos los En cuanto a los términos retornamiento, retornar -referidos a las opera-
pares quedan ligados, esto es, permutar adentro/afuera obliga a permutar ciones con el toro-, es Clara Cruglak quien a partir del trabajo de Bouquier,
otros pares. En el caso de los otros cortes, los pares se desligan y lo hacen traduce retournement como retornamiento. A mi entender, se trata de un
a un punto tal que dejan de presentar iillterés para nosotros. neologismo. Por lo menos en principio, es bienvenida una palabra nue-
va en este campo, porque a diforencia de lo que ocurre en francés, donde
abundan, en castellano escasean. Clara tuvo la amabilidad de comentar su
traducción con Ilda Levin y conmigo; llegamos entonces a la conclusión de
que era oportuno dejar el texto ,disponible, como documento de trabajo, en
el estado de elaboración en el que se encuentra. Nuestra decisión se fun-
dó en un doble argumento: por un lado, es ahora cuando lo necesitamos y
Por otro, una traducción definitiva tendría que ser encarada, si es que se
decide que vale la pena, luego de haber trabajado el texto.
71 .
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Queda por describir una tercera forma. de retornamiento, aquélla que que no interese o que sus efect os no sean importantes, por ejemplo, en el
1
supone dar vuelta los dos toros, situados c:omo cámara de auto y dispues- plano proyectivo. En ese sentido coincido con tu planteo, lo que llamamos
tos uno dentro del otro. Espontáneamente: pensamos estas cosas siguien- corte trivial no trivializa la estructura.
.do una secuencia temporal - primero esto, después lo otro- , pero convie-
ne decir que ese orden responde a la decisión que tomemos, no lo deter- Completo ahora lo que vení:a diciendo respecto de la tercera forma de
mina la topología; después cabría pregunitarnos si nos interesa o no con- retornamiento. Como en algún momento los dos toros están uno fuera del
siderarlo. otro, hay que operar por perforación para evitar que todo se deshaga. Se
Esta tercera forma de retornamiento, supuestamente en corresponden- establece así una discordancia, en función de lo cual me parece muy difí-
cia con alguno de los dos tipos de identificación, la describimos entonces cil que se pueda describir esta tercera forma como las otras dos, hechas
como una secuencia según la cual primero damos vuelta un toro, después sucesivamente.
el otro. Habrá que ponerse de acuerdo respecto de si en primer lugar re- En resumen, propongo como dos formas de retornamiento a partir de
tornamos el de adentro, el de afuera o si el orden es indiferente. Partien- dos toros, las dos maneras de dar vuelta uno de ellos que describí antes,
do de lo que vimos hasta ahora, no hay di:ficultades técnicas. De este re- en tanto la tercera -siempre re:specto de dos toros- intervendría necesa-
tornamiento de los dos toros, donde el que estaba afuera viene a quedar riamente por perforación. En este caso, adentro se convierte en afuera lle-
ubicado adentro, resulta un bastón. nas en vacías, etc. -no hago la lista de las transformaciones-, pero
Esto es así suponiendo que se retorna por perforación. Si se procede quiera que sea y a partir de lo que dijimos, en las tres clases se trata de
por los otros éortes, la complicación reside en que hay que distinguir cui- cambios por completo automátilcos.
dadosamente si una operación termina o no antes de comenzar la otra. Esto es lo que quería presentar; insistí mucho en la mecánica elemen-
Además, de considerar lo planteado por Bouquier -según su propia for- tal de ciertas operaciones complicadas, indicando cómo se combinan o se
mulación-, en el sentido que dos toros encajados deben pensarse como el encadenan; lo que sigue es cuestión de combinatoria.
revestimiento de un toro, algo bastante sensato, se aplican aquí los mis- Me quedan otros temas para proponer, pero prefiero dar lugar a las
mos argumentos que avancé para fundamentar la preferencia por la per- preguntas.
foración para el retornamiento de un toro.
Pregunta: ¿Se puede plantear una continuidad entre la topología de
Pregunta: Cuando en este procedimiento das vuelta el blanco, ¿cuando superficies y la de nudos?
das vuelta el gris se daría el recubrimiento de la botella de Klein?.
Carlos Ruiz: Se trata de una vieja pregunta y responderla supone des-
Carlos R uiz: Lo que queda no es estrictamente el revestimiento de la pejar qué se entiende por continuidad. En un nivel se puede estimar que
botella, ya que éste supone un toro y no dos, y además no queda en esta la hay, parecería que se está trabajando con nudos hechos toros. Si lo que
situación. Sería un tema para trabajar en otra ocasión, porque ahora no importa es la estructura de nudo, se puede considerar que llegado el caso
tendremos tiempo suficiente. Yde una manera elemental, la topología de superficies puede ser incluida
en la teoría que da cuenta de ella, sin que se produzcan interferencias.
Pregunta: Hasta ahora una perforación era una operación trivial. A
partir del retornamiento de toros, creo que ya no es así. Una pregunta se- Pregunta: Siempre considerando esta articulación entre superficie
ría si en esta estructura la perforación si¡gue siendo un corte trivial. La Y nudo, teniendo en cuenta que deseo y demanda se reportan a la es-
segunda, que se desprende de ella, si un corte trivial produce consecuen- tructura tórica ¿ cuál sería el lugar, en la teoría de nudos, de la posi-
cias no .triviales. · ción del sujeto tal como Lacan la aborda en el Seminario ''La Identi-
ficación"?
Carlos Ruiz: Situaría la diferencia en lo que entienden por trivial un
matemático y un psicoanalista. Fue un pecado de juventud llamar trivial Carlos Ruiz: Ubicaría la discontinuidad, esencialmente, respecto del
a una perforación que, en la medida que intervenir respecto de cual- tema de la escritura, esto es, qué relación guardan con la escritura las su-
quier superficie, no dice nada de su estructura; pero eso no quiere decir perficies y los nudos. Diría entonces que cuando en la teoría de los nu-
71
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFIERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
dos uno recurre a los toros, lo hace de otra manera que cuando uno tra- toro que no ha sufrido transformación alguna. Al respecto plantea que se
baja nudos. trata de una "estructura diferente". ·
Para consignar algo de bibliografía al respecto, diré que en las clases En cuanto a J. Bouquier me detengo aquí, porque en este punto insis-
siguientes a las que venimos de considerar en este Seminario XXIV, se te la cuestión de la estructura :y la forma.
trabaja efectivamente con toros encadena1dos y la relación adentro/afue- Es precisamente entre el primer modo de retornamiento, Rl, y el se-
ra en el toro se aborda sin interferir en el encadenamiento. Donde apa- gundo, R2, que aparece el planteo según el cual la Figura 10 es "un toro
rece una interrelación más fuerte, mediante el recurso a una distinción que se atraviesa a sí mismo o sea, una botella de Klein".
entre retornamiento por línea llena y por línea vacía, es en el Seminario La pregunta sería entonces: ¿por qué aparece formulado así, en térmi-
XXV, "Momento de concluir". nos de "se atraviesa", en un tex:to donde se trata de retornamiento? ¿Qué
En los diez minutos restantes, invitaría a Eva Karp y Clara Cruglak a quiere decir "retornamiento"? Según Lacan, que "desde ahora, su interior
discutir ahora el tema que había quedado pendiente, el del revestimien- pasa al exterior"5 •
to de la botella de Klein. Dar vuelta una superficie tórica sobre sí misma o sobre otra, envol-
viéndola, es hacer pasar afuera lo que estaba adentro. ¿Sería el caso
Clara Cruglak: Leyendo el texto me encuentro con una de las figuras, de la Figura 10? Posiblemente no se trate ni de uno ni de dos enlaza-
la Nº 10 y una cita de Lacan: "Una topología se funda siempre sobre un dos, como tampoco de un toro dentro de otro. Porque tratándose de la
toro, incluso si ese toro es en la ocasión una botella de Klein -una botella botella de Klein, "en la ocasi,ón" toma la apariencia del toro, que se-
de Klein es un toro que se atraviesa a sí mismo" (Seminario XXIV, "L'insu ría así el ropaje imaginario de la botella. Ahora bien, en su condición
que sait...", sesión del 16.11.76). de superficie unilátera, no orientable, es imposible que el toro aparez-
Para pensar o aceptar que en la Figura 10, según la presenta ca en el espacio de tres dimensiones, como no sea a través de su re-
Bouquier, se trata de una botella de Klein, sería conveniente hacer al- cubrimiento.
guna distinción entre dar vuelta, tornar sobre sí y torsión, así como en- Pero entonces, ¿cómo es que el toro se atraviesa a sí mismo para lo-
tre perforación y corte. Las preguntas ac13rca de cómo se efectúan, cómo grar este aspecto, esta apariencia de toro atravesado, soporte imaginario
intervienen respecto del toro y qué efectos producen estas operaciones, de la botella de Klein?
así como la precisión en cuanto al momento en el que estamos operan- Estos pasajes, los respectivos movimientos de envolver, dar vuelta por
do en la misma estructura tórica o nos vemos enfrentados a un cam- corte o agujereado, no serían suficientes para dar cuenta de las operacio-
bio de estructura para el cual el toro prestó su apariencia, giran en tor- nes que producirían la Figura 10. Sería menester otra operación sobre la
no de la palabra "ocasión'', utilizada por Lacan en la cita que vengo de superficie tórica, además del corte; habría que hacer intervenir una per-
mencionar y que supongo se relaciona con la distinción entre estructu- foración gracias a la cual -y a modo de pasaje- el toro vendría a atrave-
ra y forma. sarse. Entonces sí, se podrían pegar los bordes y en el momento de hacer-
Intentaré seguir los desarrollos avanzaidos por J. Bouquier. Para el pri- lo, se operaría la torsión; al hacerlo, habría que prestar atención al senti-
mer modo de retornamiento, designado por él como Rl, parte de un solo do (en cuanto a los vectores), ya que se trataría de una torsión en el retor-
toro y procede por corte o agujereado. Cuando corta, da vuelta la superfi- no, a la manera de la banda de Mcebius. De modo que para que este atra-
cie "como se da vuelta una manga"; cuando agujerea, enhebra el toro ha- vesamiento se realice, sería necesario el corte previo a todo retornamien-
ciéndolo pasar por el agujereado. En ambos casos, obtiene un toro bastón, to, la perforación por donde el toro vendría a atravesarse y la torsión pre-
donde la diferencia será la marca de cienre en uno y otro. via al pegado.
Para el segundo modo de retornamiento, R2, parte de dos toros enlaza- H asta aquí, una descripción acerca de cómo habría que operar sobre
dos, cada uno pasando por el eje del otro. Nuevamente opera en un caso una superficie tórica, para que resulte atravesada en "la ocasión" de ser
por corte y en otro por agujereado. El resu:ttado es, según su planteo, idén- una botella de Klein.
tico; esta vez no advierte la diferencia en la marca de cierre. ¿Acaso en El toro así situado en el espacio sería la circunstancia oportuna, que
esta oportunidad no tiene ninguna importancia? bajo este aspecto de atravesamiento presta su forma a una estructura uni-
Lo que obtiene cuando parte de la estructura de dos toros enlazados, es
un toro bastón, en cuyo "interior absoluto", el alma, se encuentra el otro 5. Lacan, Jacques: "L'insu que sait de !'une bévue s'aile a mourre'', Ornicar? Nº 12, pág. 8,
París, 1977.
75
ISIDORO VEGH
látera; al intentar manipularla, nos muestra una continuidad entre inte-
rior y exterior, adentro y afuera, contenido y continente. CAPÍTULO V
La razón por la cual la botella de Klein es presentada en el texto que
se ocupa de retornamientos e identificación, cuyo objetivo era poner en co-
rrespondencia los tres modos de retornamiento con los tres tipos identi-
ficatorios distinguidos por Lacan en Freud, no parecería tener suficiente "La histérica se sostiene
justificación. Tal vez este punto se encuentre 'entre los interrogantes que J.
Lacan formula al comienzo de la sesión a la qiue me refería, la del 16.11.76,
donde plantea: "( ... ) Qué relación hay entre e:sto que es necesario admitir,
en su forma de trique..."
que tenemos un interior, que uno llama como puede, por ejemplo psiquis-
mo -se ve precisa,mente a Freud escribir endo-psiquismo, y esto no se im-
pone de por sí, que la psyche sea endo, ni que sea necesario endosar este
endo. ¿Qué relación hay entre este interior y eso que llamamos corriente-
mente identificación? (... )"6 •
Los desarrollos que ofreció Carlos Ruiz en respuesta amable a mi pedi-
. Carlos Ruiz: Aunque resulte difícil seguiirlo así, en general estoy de do los consideraba imprescindibles para ir despejando según el modo en el
acuerdo. Algo que me llamó especialmente l:a· atención, son las dos men- cual me importa presentar las neurosis, no como una colección sino como
ciones a la apariencia del toro consignadas. Creo que se marca allí una una serie, de lo que se desprenden consecuencias -mínimas pero crucia-
diferencia importante, que podría servirnos para volver a la discusión en les- en la dirección de la cura. Una vez explorada la estructura, articula-
torno a lo formulado en el Seminario "Problemas cruciales...". Como plan- da una lógica, se introducen cambios en el modo según el que abordamos
tea Clara Cruglak, una cosa es decir que el toro le presta su apariencia a el objeto al que ella alude. Todo lo cual no impide que en este intervalo me
una botella de Klein porque ésta "parece" un toro que se atraviesa y otra, haya preguntado si acaso mi promesa de construir una lógica de las neu-
fundamental, decir que le presta la apariencia porque nunca accedemos rosis no había sido excesiva.
a una botella de Klein en el espacio, ni aun al precio de un autocruce, sino Propongo una frase, ya anunciada, que fundamenta el por qué del re-
sólo a su revestimiento, que es un toro. curso a la topología: "La histérica s:e sostiene en su forma de trique por una
La teoría del toro perforado queda para otra ocasión. armadura: su amor por su padre"1 •
Si bien el término francés podría traducirse por garrote, corres-
ponde tener en cuenta el valor que cobra en su juego con torique (tórico),
palabra esta última de la que llegamos con sólo suprimir una "o".
Es a partir de este enunciado de Lacan que le pedí a Carlos Ruiz su
aporte que hace a consideraciones que aparecen en ese mismo seminario,
referidas a los tres tipos de identificación trabajados no sólo con el toro,
sino además con dos toros encadenados. Se puede decir que el planteo de
Lacan se atiene a la clasificación freudiana, según la cual se distinguen
tres identificaciones: la identificación primaria al padre, la identificación
al rasgo y una tercera, la histérica, que nos interesa especialmente.
Siguiendo lo planteado por Carlos Ruiz, dado que el toro es una super-
ficie topológica, prescindimos de lais consideraciones métricas. Nos impor-
ta rescatar la lógica que gobierna. la construcción de esa superficie y de
los diferentes tipos de líneas y cortes t razados en ella.
l. Lacan, J acques: "L'insu que sait de l'une-bévue s'aile A mourre", Seminario 1976!17,
6. !bid, pág. 5. Clase del 14.12.76.
;;
ISIOORO VEG H ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERI E DE LAS NEUROSIS
Como habíamos visto, si bien la representación de un toro puede ho- A partir de aquí, puedo producir una reversión del toro. El planteo
inologarse a una cámara de auto, se trata de una analogía ya que no es de Carlos Ruiz señala que una vez introducido ese corte, ya no hay más
cuestión de considerar espesor alguno en ella, sino un conjunto de puntos toro, pasamos a otra estructura. Para conservar aquélla de la que parti-
que según cómo vengan a quedar dispu1estos, constituyen tal o cual su- mos, no habría que trabajar la reversión según esta línea de corte, sino
perficie topológica. vía la perforación; esto es, int1roducir un agujero en el toro y darlo vuel-
Retomar desde allí las tres identificaciones propuestas por Lacan, nos ta por allí, como una media.
permitirá a la vez abordar esa afirmaciáin que cité al comienzo, referida
a la histeria, así como una manera posible de pensar un tiempo específi-
co en la cura.
Voy a ubicar las tres identificaciones según se presentan en tres estructu-
ras, a fin de que podamos considerar una c:omparación entre ellas. El punto
de partida será un toro, cuya representación en el plano toma esta forma:
alma
Figura 3
Podemos estar de acuerdo con el argumento avanzado por Carlos Ruiz
para fundamentar su preferencia por el trouage, la perforación, cuando
Figura 1 nos dice que de recurrir al corte nos alejamos demasiado de la estructu-
ra inicial, en la medida que se abre así la alternativa de pasar a otra es-
Si consideramos la analogía con la cámara de auto, sería cuestión de tructura; pero podemos entender que Lacan no haya considerado esta di-
situarla de perfil para ubicar el agujero y las paredes. ferencia -aún sin quitarle validez- , ya que aborda el corte y la perfora-
Lacan trabaja en su seminario la operación de retorno (retoumement) ción nada más que como un tiempo, al final del recorrido vuelve a sutu-
del toro, también traducida como en tanto - según el dic- rar a la manera de un cirujano el lugar del corte o a coser el retazo que
cionario- corresponde a reversión; nos vamos a servir de esta última pala- sacó en el lugar de la perforación.
bra, aunque no sé exactamente qué alcance tienen en topología estas va- De modo que la aparente contradicción entre un planteo y otro, respon-
riaciones en el vocabulario. Con la autorización de Carlos Ruiz, entonces, de al hecho que en un caso se tJrata de la perspectiva de la topología, donde
vamos a hablar de tres modos de reversión del toro .. viene a quedar subrayada la diferencia propia del trazado de cada línea, Y
Para producirlas, Lacan hace intervenir dos operatorias distintas en en otro el tiempo del corte, en función del retorno a la estructura primitiva.
los tres, planteadas por él como homólogaB, en tanto Carlos Ruiz considera Es la razón por la cual Lacan, después de practicado el corte, sigue conside-
que no lo son; nos tocará pensar los fundamentos de una y otra posición. rando la figura como un toro; a1ún cuando Carlos Ruiz tenga razón en cues-
Al cortar el toro obtengo un cilindro:
tionar este enfoque, se trata del modo según el cual Lacan nos anticipa que
seguirá siempre abordando la cuestión desde la misma estructura tórica.
La primera reversión, entonces, permitirá presentar la identificación
primaria. Para hacerla, seguiré la línea del corte y no la del agujero, sim-
plemente porque su puesta en el plano permite visualizar de
se trata. Es cuestión, así, de dar vuelta el toro por donde hice mtervemr
el corte, de donde resultará lo representado en el siguiente dibujo:
Figura 2
7 0 7Q
ISIDORO VE1SH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
minario prev.io, La identificación. Si nos dirigimos a la Figura 6, cada toro
pasa por el eJe del otro; por lo tanto, se da la coincidencia del alma de uno
con el eje del otro, y su recíproca.
También en este caso pode!mos producir la reversión de las dos mane-
ras, por corte o por perforación; el resultado es el mismo, excepción hecha
del lugar final de la sutura. Si recurro de preferencia a la primera, como
en el caso anterior, es porque resulta más fácil apreciarla cuando la re-
presentamos en el plano.
Figura .4
El lado de adentro, punteado en el dibujo, comienza a pasar afuera,
indicado en el dibujo con rayas, para distinguirlo. El tiempo siguiente es
fácil de deducir; así, una vez finalizada la reversión, cuando todo lo que
estaba adentro quede afuera, la superficie punteada resultará el exterior
y viceversa. La figura resultante es un g;arrote (trique). Si en el toro tene-
mos que considerar dos agujeros, uno central -el eje que nos permitiría
pasar a través de él, como si se tratara de una argolla- y otro, paralelo a
la superficie, que corresponde al alma, ahora, en el trique, el eje pasa a
constituir el alma y a la inversa el espacio del agujero central como aquél
que corresponde al exterior, uno en continuidad con el otro, pasan a cons- Figura 6
tituir el alma de este nuevo toro, según lo presenta la siguiente figura:
¿Para qué utiliza Lacan es:tos dos anillos? Para representar al sujeto
y al Otro. En el seminario La identificación, se vale de ellos para articu-
lar la demanda del Otro con el deseo del sujeto y la demanda del sujeto
con el deseo del Otro.
¿Cómo situamos el carácter recíproco de la articulación? Según lo plan-
teara Carlos Ruiz, llamamos Unea llena a todas las que pasan por el eje y
las hacemos corresponder a laL demanda; línea vacía, en cambio es lapa-
Figura 5 ralela al alma del toro; no atraviesa el agujero central y reenvía al deseo.
Así, las líneas de la demanda ide un toro implican las líneas del deseo del
Se trata del mismo toro inicial, sólo que han cambiado sus dimensio- Otro. Este anudamiento de dos toros le sirve a Lacan para articular, en
nes. Digamos que de ser un toro petisito, se convirtió en un toro alto, con una posición de alternancia, demanda y deseo entre el sujeto y el Otro.
forma de garrote. Su planteo comporta la ruptura con la idea de un inconsciente interior;
En cuanto al lugar final del corte, tengamos en cuenta que si bien lo el inconsciente se instituye en la relación del sujeto con el Otro. También
damos vuelta íntegramente, de modo que el adentro pasa a ser afuera, la aquí, como en el caso anterior, podemos hacer una reversión por perfora-
sutura vendrá a situarse de manera distinta según que el toro haya sido ción, en cuyo caso y tal como lo muestra la Figura 7, obtenemos el mismo
cortado o perforado para hacer intervenir la reversión. resultado que si hubiésemos operado por corte.
Más adelante veremos de qué manera nos servimos de esta primera
forma de reversión para abordar la identificación primaria. Vayamos aho-
ra a la segunda que Lacan nos propone; se vale en est e caso de dos toros
anudados, encadenados, según el planteo que ya había avanzado en el se-
01
80
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Figura 10
Figura l El toro que no corté, que al principio pasaba por el eje del otro toro, cuan-
do termina la reversión queda ubicado en el alma. Se trata de la segunda
De hacer intervenir el corte para intentar la reversión, en un primer modalidad de reversión propuesta por Lacan y le servirá para pensar el
momento obtenemos un cilindro enganchado a un toro, tal como apare- segundo tipo de identificación, donde está en juego el rasgo unario.
ce en la Figura 8. Nos interesa especialmente el tercer tipo de identificación, en la medi-
da que presenta la identificaci1ón histérica. En él también partimos de dos
toros, pero ubicados en situación diferente. Ya no están encadenados me-
diante el pasaje de uno por el eje del otro, sino que uno de los toros viene
a situarse en el alma del primero, según lo indicado en la Figura 11.
Figura 8
Podemos representar esto mismo de este modo: ya que no están en juego
aquí cuestiones de métrica; toma entonces la forma presentada por la Fi-
gura 9, la del cilindro y el otro toro dispuesto como un anillo en el dedo.
Figura 11
,
, ;¡
Es importante tener en cuenta que el punto de partida es aquí por com-
pleto diferente. Si bien como e1n los dos casos anteriores voy a producir la
reversión, no se trata de un toro, sino de dos. También puedo producirla
Figura 9 por corte o perforación; esta úl!tima no la voy a dibujar, seguiré valiéndo-
me de la primera que, como dec:ía, resulta más fácil de apreciar. Procedien-
Si repito con este cilindro la operación precedente, esto es, lo voy ple- do por orden, vamos a cortar primero el toro ubicado en el exterior. El re-
gando de manera tal que se invierten ad1entro y afuera, se produce el cie- sultado es el que indica la Figura 12.
rre; el anillo queda situado en el alma de esto que ha pasado a ser un tri-
que, según lo muestra la Figura 10.
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Figura 14
También me valgo en este caso del punteado para indicar que el aden-
Figura 12 tro pasó a ser afuera; cuando se termine de cerrar, nos vamos a encontrar
Como podrán apreciar, el toro interior se mantiene íntegro, en tanto el c?n un trique, portador de otro trique en su interior; ambos comparten el
otro queda abierto, esto es, se transformó en cilindro. Ahora sería cuestión eJe. El toro ubicado primitivamente en el exterior, viene a situarse ahora
de empezar a plegar aquél que cortamos. En Jla figura, es el que represento en el alma del otro toro, ya que se invirtieron los lugares:
punteado para que permanezca igual que antes; ambos extremos comien-
zan a plegarse como si fuesen un manguito, en tanto el otro toro perma-
nece hasta ahora sin tocar, según lo presenta la siguiente figura: .. •
...,,.,,._.,..
. .;-,
'
......
..-.
....
--
-- ..
' •T"':"
..... ...:-::-. I
Figura 15
Dijimos que la primera serie se refiere a la identificación primaria, de
la que Freud nos habla en térmirnos de incorporación situándola como
. a toda operatoria significante.
previa '
Si aceptamos la definición del significante clásica en la enseñanza laca-
niana2, la identificación primaria es una operación lógicamente necesaria
Figura 13 pero sólo puede ser captada por el sujeto que vendrá con ulterioridad. '
De modo que mientras un toro pasó a ser trique, el otro guarda la for- .¿Cuál es el aporte de la topología? Tengamos en cuenta que en la
ma según la cual lo representamos habitualmente; el cambio reside en la primera reversión, partimos de un toro. Si lo pienso como una cáma-
posición, por cuanto el alma pasó a ser eje y a la inversa. ra de automóvil, puedo dividir la pared en dos y obtener así dos toros·
¿Qué sucede si a ese toro que era interior también lo corto y además lo cualquier superficie respecto de la cual pueda suponer una
revierto, para que pase por encima del otro, envolviéndolo? Veámoslo se- da consistencia admite ser dividida, ya se trate de una hoja de papel o
gún lo presenta la siguiente figura: de esa cámara a la que vengo refü:iéndome. En el caso de esta última y
dado que en .ella cuento con el espesor, las dos superficies susceptibles
de ser obtemdas como mínimo de una división, pueden quedar situa-
das una dentro de la otra.
2. Cf.: Significante es lo que representa a ·un sujeto para otro significante.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
La articulación entre la primera y la te:rcera reversión está dada por dial y al niño en tanto objeto, como sendos puntos. Ahora bien, para si-
el modo según el cual paso de una a otra, esto es, por una divisoria del tuarlos como tales resulta imprescindible que se diferencien o, al menos,
toro de origen. que pueda distinguirse el intervalo que los separa y ratifica que se trata
Así, decimos que la identificación histérica implica una reversión de dos puntos. Testimonio de una discontinuidad, ese intervalo requiere
entre el lugar del sujeto y el del Otro, en función de la cual si en un la intervención de un tercer elemento, el padre real. Dadas las caracterís-
primer momento el sujeto está envuelto por el Otro, ese Otro pasa a ticas de nuestra condición de parWtres, esa instancia virtual será eficaz o
sostener la armadura del sujeto desde interior, como decíamos al no desde un comienzo, según cómo se sitúe ese Otro primordial, cuya san-
comienzo. Dado que la primera reversión corresponde a un tiempo en ción respecto de los distintos modos en que ese tercer elemento venga a
que el sujeto y el Otro no se diferencian todavía, porque no hay suje- intervenir determinará las distintas estructuras.
to, la identificación histérica no sólo tiene para el sujeto un valor de- Para avanzar en la cuestión, voy a recurrir a un poema de Thomas
terminante, como podría serlo siempre en la estructura de la neurosis, Stearns Elliot, americano de nacimiento, pero que se hizo inglés. Como
sino que además hace presente esa otra identificación primaria con el suelo decir con envidia, los poetas sin necesidad de pasar años estudian-
Otro real, de por sí inaprensible, en la medida que se produce cuan- do topología, álgebra, llegan a conclusiones que, a menudo, coinciden de
do aún no hay sujeto. manera sorprendente con las nuestras, y a veces se adelantan a ellas. De
¿Cómo situar ese tiempo primero en que el sujeto y el Otro no se dife- ahí mi decisión de acercar este poema.
rencian? Con la definición del significante que evocábamos, diremos que Llegué a él porque una de las comedias musicales con las que tuve oca-
el padre real, en tanto sostiene ese tiempo primero, es también un modo sión de solazarme, "Cats", extrae su argumento de uno de los libros que
de presentificar la lengua, en la medida que el sujeto no puede todavía este poeta consagró a los gatos "Old Possum's Book of Practica} Cats". Voy
distinguirla de la palabra. Cuando digo "palabra" me refiero al momento a citar del texto original, "The Naming of Cats", las nominaciones de los
en que la lengua permite que un sujeto emerja. gatos, voy a traducir el poema que les propongo considerar. Dice así:
Esta tercera reversión, nos permite apreciar la diferencia que media
entre aquella posición donde el sujeto queda absolutamente envuelto por The Naming of Cats is a difficult matter,
el Otro y ésta donde el Otro pasa a constituir su armadura. Para llegar a It isn 't just one ofyour holiday games;
ella medió una incorporación (Einverleibung), concepto freudiano que gra- You may think at first I'm as mad as a hatter
cias a la topología puede hacer presente su escritura. When I tell you, a cat must have THREE DIFFERENT NAMES.
First of all, there's the name that t:he family use daily,
Por mi parte adopto esta perspectiva de Lacan, según la cual mantie-
Such as Peter, Augustus, Alonzo or James,
ne la necesidad de ese tiempo primario que se articula con el padre real. Such as Victor or Jonathan, George or Bill Bailey-
Suelo decir que una buena definición de lo real -pese a su aparente tauto- All of them sensible everyday names.
logía- es aquella que lo sitúa como diferente de lo imaginario y de lo sim- There are fancier names ifyou think they sound sweeter,
bólico, subrayando así que no se presta a ser dicho por la palabra, ni a ser Some for the gentlemen, some for the dames:
cubierto totalmente por la representación imaginaria. Implica, en conse- Such as Plato, Admetus, Electra, Demeter-
cuencia, un tiempo primero, previo al de la constitución del sujeto, pero But all ofthem sensible everyday names.
requisito necesario para que ella tenga lugar. Definición fuerte pese a su But I tell you, a cat needs a name particular,
apariencia tautológica, lo real se caracteriza por no ser lo imaginario ni A name that's peculiar, and more dignified,
lo simbólico, ek-siste a ellos. Else how can he keep up his tail perpendicular,
En el campo de las neurosis, entonces, no olvidemos que sería erróneo Or spread out his whiskers, or cherish his pride?
suponer un tiempo primero, donde sólo contaría una relación entre lama- O names of this kind, I can give you a quorum,
dre como Otro primordial y el niño en tanto objeto. Si ese niño ha de ins- Such as Munkustrap, Quaxo, or Coricopat,
Such as Bombalurina, or else Jell:ylorum-
cribirse como futuro neurótico, opera en esa díada, aunque no esté aún
Names that never belong to more than one cat.
realizada, la identificación primaria. But above and beyond there's still one name left over,
También podemos dar cuenta del mismo problema en otros términos. And this is the name that you never will guess;
Así, siguiendo una lógica mínima, puedo representar a ese Otro primor- The name that no human research can discover-
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
But THE CAT HIMSELF KNOWS, and wiU never confess. su singularidad -el rasgo unario- y por último, aquél que no puede decir-
When you notice a cat in profound meditation. se y reenvía a la identificación a lo real del Otro real.
The reason, 1 tell you, is always the same:
His mind is engaged in a rapt contemplatioon
Of the thought, ofthe thought, ofthe thought of his name: * * *
His ineffable effable
Effanineffable ¿Qué conclusiones podemos sacar a partir de todo esto? ¿Cuáles son
Deep and inscrutable singular Name. las consecuencias a deducir de este arduo pasaje por cuestiones compli-
cadas, en función de las cuales recurrimos a las matemáticas, a la topolo-
gía y por fin a la literatura?.
La nominación de los gatos es una cuestión dificil, La primera de todas ya la mencionamos: la identificación histérica, que
No es precisamente una cuestión para días feriados; Lacan sitúa con la última reversión, aquella donde figura un toro dentro
De entrada ustedes van a pensar que estoy loco como un sombrerero de otro, alude a un modo de presentificar el tiempo primero de la incorpo-
Bueno, pero les digo, un gato debe tener TRES NOMBRES DIFERENTES.
ración. Decimos que la identificación histérica escribe - y al mismo tiem-
Primero de todo, está el nombre que la familia usa diariamente,
Como Peter, August, Alonzo o James, po reprime- la identificación primaria con el padre, aquella descrita por
Como Victor, Jonathan, George o Bill Bailey.. Freud en términos de incorporación. Se trata, entonces, de un tiempo ins-
Todos ellos muy sensatos nombres diarios. tituyente que en la histeria se convierte en tiempo de fijación.
Pero hay nombres especiales si ustedes quie:ren, que suenan más dulces, Una segunda cuestión se refiere a lo planteado por Lacan cuando es-
Algunos para los hombres, otros para las damas: tablece que mientras el obsesivo pEffsiste en un deseo imposible y el fóbi-
Como Platus, Admetus, Electra, Demeter. co lo hace en un deseo prevenido, en la histeria el deseo es, ante todo, un
Todos ellos muy sensatos nombres diarios. deseo insatisfecho; situamos la pregunta planteada por esta prioridad en
Pero yo les digo, un gato necesita un nombre particular, ocasión de la lectura que hicimos del historial de Dora.
Un nombre peculiar, y más digno. Habíamos subrayado en los suefios de Dora un punto en el cual el Otro
De otro modo, ¿cómo haría para mantener perpendicular su cola, primordial no responde, de ahí que el sujeto -en ese caso Dora-, resulte
O para mesarse sus mostachos y cuidar su orgullo?
ubicado en una posición análoga, e.sto es, en la imposibilidad de una res-
Nombres de este tipo, puedo darles una can1tidad,
Como por ejemplo Munkustrap, Quaxo o Coricopat,
puesta que deja fuera de juego una cuota de goce. En esa misma perspec-
Como Bombalurina o aun Jellylorum, tiva, cuando mencionamos el sueño de la Bella Carnicera, situamos en él
Nombres que nunca pertenecieron más que a un solo gato. una "rebanada" que venía a quedar fuera de la fiesta, un goce que se sus-
Pero por encima y más allá hay todavía un nombre que queda afuera, trae y la deja insatisfecha.
Y este es el nombre que ustedes nunca adiv.inarán; Cuando en la histeria juega esta identificación al padre, avanza en su
El nombre que no hay humana investigacióJn que pueda descubrir. deseo siguiendo el rodeo de la prociuración. Así, Dora no averigua cuál es
Sólo EL GATO LO CONOCE ÉL MISMO, y nunca lo confesará. el goce de una mujer exponiendo su cuerpo, sino que por vía de la identi-
Cuando usted ve un gato en profunda meditación, ficación a su padre intenta alcanzarlo en el cuerpo de otra, razón también
La razón, yo se los digo, es siempre la mism:a: de su deseo insatisfecho.
Su cabeza está comprometida en un rapto de contemplación Como dije al comienzo, mi anhelo es el de llegar a producir una lógica
En el pensamiento, en el pensamiento, en el pensamiento de su nombre: rnínima, susceptible de permitirnos dar cuenta, en el marco conceptual que
Su inefable afable
Afainefable ·
Viene siendo el nuestro, fundado en la construcción freudiana y la enseñan-
Profundo e inescrutable singular nombre. za lacaniana que la toma como refernncia y se extiende a partir de ella, que
Bólo puede haber tres neurosis, ni más ni menos. Esto es así, por cuanto
buscamos valernos de una clasificación que se atenga a los puntos nodales
Es un poema donde el autor describe maravillosamente bien, de un modo de la estructura y que no resulte un simple catálogo de conductas.
pertinente, los tres Nombres del Padre: el nombre diario, el que nombra Hoy estaba releyendo un trabajo de David Líberman, uno de los mejo-
la identificación imaginaria; el particular, trazo que marca a cada cual en l'es psicoanalistas que hubo en Buenos Aires. Se trata de su libro titulado
ºº
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCll\ EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
"La comunicación en la terapéutica psicoanaliítica"3, uno de cuyos capítu- indicado por A=> a, su chance de anudamiento le da carácter perentorio a
los está consagrado a la histeria. El autor se ocupa de la persona histéri- esa relación con el deseo del Otro, determinando que se ofrezca para que
ca y describe su est ilo como un abanico de pautas conductuales, de moda- ese deseo, cubierta equivalente del amor paterno, la sostenga en su ar-
lidades defensivas que si bien pueden ser reconocidas, sancionan desde madura. Pero a la vez, en la medida que el Otro no responde, si bien pue-
esta perspectiva una clasificación asentada en lo imaginario. Esto es, las de entrar en ese juego, avanza en él hasta un límite más allá del cual el
estructuras aparecen diferenciadas en función de los mecanismos de de- objeto queda afuera.
fensa y si bien es cierto que los hay específicos de cada una de ellas, ocu- Podemos situarlo aún mejor en la fórmula correspondiente a] discur-
rre que al dejar de lado el punto nodal de la 1estructura, facilita el desli- so de la histeria, que es también el del analizante. Lacan distribuye en él
zamiento hacia una colección "de hecho". A diferencia de ella, si acepta- los cuatro lugares de modo tal que el sujeto histérico, como sujeto dividi-
mos con Freud y Lacan que la estructura se d efine en el punto culminan-
1 do, viene a quedar ubicado en el que corresponde al síntoma; desde allí se
te que llamamos castración, el criterio según el cual vendrán a ordenarse dirige al Otro, a título de significante amo (81), en el cual precipita un sa-
los distintos cuadros neuróticos, será la manera cm que cada uno de ellos ber (8 2); de allí que no resulte un puro azar si la histeria viene a quedar
se sitúa en relación con ese punto, con esa operación. situada en el comienzo cada vez se trata de teorizar la clínica, como
El segundo aspecto de esta perspectiva haice a la diferencia introduci- ahora intento hacerlo yo, en tanto deja bajo la barra al objeto, esa parte
da por Lacan en el planteo freudiano, cuando distingue la castración ima- de goce que mantiene en reserva.
ginaria del sujeto y la castración simbólica del Otro, aquella que inscribe
el corte entre el Otro y el objeto a.
En función de esto, mi propósito es construir una lógica elemental de
la neurosis, pensando la articulación del Otrot primordial, el objeto a y el
deseo que implica la instancia paterna, en su relación al tiempo específi-
co de la castración. a
En lo que hace a la histeria, propongo la siguiente grafía mínima para
dar cuenta de esa articulación: Impot encia
Una segunda cuestión se plantea acerca de por qué se supone que entre
las damas es mayor la frecuencia de la hist eria, hasta el punto que algu-
A => nos analistas hacen de ella sinónimo de mujer, así como la neurosis obsesi-
va lo sería de hombre. Freud, por su parte, critica esta perspectiva, que en
tiempos de Charcot se fundaba en la anatomía, su causa supuesta eran Jos
desplazamientos del útero y de ahí e:l nombre del cuadro. Freud, en cam-
Vamos a ver más adelante cómo se contrnpone a otras fórmulas, que bio, habla de histeria masculina y ya vimos que Lacan lo retoma al punto
por ahora reservo. de definirse a sí mismo como un histérico perfecto, esto es, sin síntomas.
La posición de la histérica muestra una mptura, un corte, una caída Por mi parte considero que el amor atl Otro sexo encubre en el varón la fi-
del Otro primordial, algo que Dora ejemplifica de manera clara. Esto es, jación inconsciente en el amor al padre; a veces descuidamos este aspecto
no tener lugar en el alhajero de su madre, la deja especialmente dispo- ligado a la estructura histérica del paciente varón que estamos escuchan-
nible - pero no sólo a ella, sino también al caballero que viene a situarse do -y que precisamente por eso no es ni homosexual ni perverso.
en esa estructura- para anudarse, siempre que del otro lado la invite el Una tercera cuestión sería aquélla del modo según el cual todo esto in-
amor del padre. cide en la transferencia y en la direc.ción de la cura. Acudo a otra escritu-
Podemos ubicar a partir de allí varias cuestiones. Una de ellas, la se- ra, al nudo:
ducción histérica; en efecto, si entendemos el tiempo del sujeto es éste
3. Liberman, David: "La comunicación en la terapéutica psicoanalítica", Eudeba, Buenos
Aires, 1962.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
R
Decíamos que la histérica llega a nosotros con este Otro a manera de
Partimos de un anillo situado arriba del otro, un toro ubicado arriba del armadura; en función de esta variante estructural, inexorablemente nos
otro y vamos a anudarlos con un tercer toro, siempre según la misma fór- vemos llevados a intervenir de manera que resulte expuesto este interior
mula: por debajo del que está abajo, por arriba del que está arriba. Llega- topológico. Lacan nos advierte del peligro que esta operación supone, el
mos entonces a un nudo borromeo hecho con tres toros, cada uno de ellos de llegar a un punto en que lo simbólico, homólogo de lo inconsciente, en-
asignado respectivamente al orden simbólico, el imaginario y el real. vuelva lo imaginario y lo real. Es :allí donde se justifica lo que da en lla-
mar un contra-análisis.
Por mi parte, propongo abordar lo desde la perspectiva de dos tiempos
a distinguir en un análisis. La reversión por la cual viene a ser ex-pues-
I to el Otro que la sostiene, sería válida en el primero, en tanto el segundo
implica volver a hacer un corte o una perforación y restituir por esa vía el
nudo borromeo tal como habitualmente lo conocemos, aquél que cuestio-
na la reducción de lo imaginario o lo real a lo simbólico. Esto supone que
el sujeto ya no usa su cuerpo para escribir ni cubre lo real con la queja de
aquello que considera causa de su insatisfacción.
Entiendo que este segundo corte o perforación se relaciona con afirma-
ciones planteadas en la última enseñanza de Lacan, por ejemplo, aquella
según la cual "No vamos a hacer la religión del inconsciente", esto es, no
vamos a transformar al inconsciente en la palabra que todo lo dice. El in-
consciente, lo simbólico, tiene su límite; es más, ese límite es doble: el de
lo imaginario y el de lo real. El desarrollo del cuarto nudo, el del sín.tho-
me, tiene que ver con esto.
En esta perspectiva se sitúan también algunas consideraciones avan-
Si introducimos una perforación o un corte -una u otro- en el toro que zadas por Marie Madeleine Chatel4 , en el sentido de pensar el movimien-
corresponde a lo simbólico y a partir de ella procedemos a una reversión to del análisis en cualquier estructura -ahora lo estamos viendo en la his-
del mismo, encontramos que el de lo imaginario y el de lo real vienen a si- teria- en términos del pasaje del s:íntoma al sinthome, antigua grafía del
tuarse en el interior del toro revertido, que entonces los envolverá:
4. Chatel, Marie Madeleine: "Y a-t-il un inéductible du sinthome?'', en Littoral N° 11/12
du pere, Editions Eres, París, février Hl84.
Q')
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
término "síntoma" (symptome) en francés, propuesta por Lacan por el jue- nanzas, me surgió decirle: "En fin, pasaron otros diez años, ¿no podés ha-
go de homofonía con "santo hombre" (sinthom:e). cer algo con eso?".
Este sinthome corresponde a lo irreductible en la estructura, aquello Ese era el punto de la pere-version: el padre no pagaba. Se trata de algo
que está más allá del análisis, resto o marca de lo real del padre en la es- más que la deuda imaginaria, es cuestión de lo real del padre y de su goce.
tructuración del sujeto. Por una cuestión de .e structura el hiato entre el En cuanto al hacer algo con eso, La.can lo plantea en términos de savoir-
Otro primordial y el sujeto no se produce en la mera abstracción lógica, y-faire avec son sinthome, saber hacer ahí con su sinthome. Un saber ha-
sino que implica una intervención del padre real y allí se marca algo de cer, no confundir con una manipula<Ción, con un acto de la voluntad, en el
una erotización; a esto se refiere Lacan cuando afirma que el síntoma es estilo de "agarrar la sartén por el mango"; la sartén, en todo caso, soy yo
el modo según el cual cada sujeto goza del inconsciente. Se trata de un mismo. Allí reside el problema.
goce que en última instancia, según lo estarnos proponiendo, reenvía a
esas marcas del padre real. Pregunta: Retomo esto que decías en cuanto al sostén, la armadura
Así, el sinthome viene a la vez a hacerles frente a esas marcas, a ese que la histérica encuentra en su amor al padre y al hecho que si bien que-
goce, a ponerles un límite y a consagrar lo designado por Lacan como pere- da incluida en el cuadro de las neurosis, su posición, su identificación im-
version, para dar cuenta de aquello que en la v1ersión del padre no es reduc- plica ya una caída respecto del Otro· primordial; quería preguntarte cómo
tible a la metáfora y tiene su eficacia propia. Formulación que se diferen- poner en relación este abordaje con la clínica de las estructuras histéri-
cia de la que avanzara en los primeros tiempos de su enseñanza, cuando cas, donde suelen darse con frecuencia situaciones de un padecer inten-
la función paterna quedaba homologada al concepto de metáfora, en tan- samente depresivo, bajo la forma de crisis, ideas o fantasías de suicidio.
to desde esta perspect iva ella es sólo uno de los nombres del padre. ¿Acaso correspondería relacionar es:ta clínica con la pérdida o la fisura de
Todo lo cual resuena en la conducción de uin análisis y por consiguien- ese sostén, por distintas razones, entre ellas las que pueden derivar de un
te en la manera de situar la transferencia. Una frase de Lacan me incitó tramo de análisis mal conducido? Es bastante frecuente que en el discur-
a pensar esto. Dice en "Subversión del sujeto" .." que en ciertos análisis y so de los pacientes haya en ese momento referencias a la caída y al vacío.
en ciertos momentos, una vacilación calculada de la neutralidad del ana- Con respecto al suicidio, he leído que reenviaría a una identificación con
lista, a condición que no esté en juego su de:seo, es más importante que el objeto a como puro deshecho, pura caída del Otro. ¿La fórmula que con- .
mil interpretaciones. Si bien al principio me resultó enigmática, entiendo signaste podría aclarar algo?
que es una manera de plantearnos que hay :algo inherente a la práctica
del analista, a su presencia en ella, que lo compromete desde lo real de su Isidoro Vegh: Creo que en parte tu pregunta incluye la respuesta. De
estructura. Esto es, el analista no es puro simbólico en su operación, sino aceptar la fórmula que les propongo, en este lugar a está en relación con
que el acto del analista lo intima con su deseo. Tal la razón ineludible de el amor y el deseo del padre o sus subrogados y le es esencial a la histé-
que lleve su análisis tan lejos como pueda. Es decir, hasta el momento en rica. De ahí que cualquier quiebre de amor la va a dejar en una posición
que se encuentre con aquello que no admite reducción alguna y esté en depresiva que puede ser seria; así c:omo eventualmente la conduce a for-
condiciones de hacer algo con eso. mular una demanda de análisis, también es susceptible de precipitarla
Una anécdota quizás ilustre esto último. Se trata de un amigo a quien en un pasaje al acto. Esto último, como vamos a ver, es mucho más difícil
le gusta mucho el dinero. Después de no haberlo visto durante unos vein- cuando se trata de la neurosis obsesiva.
te años, lo encuentro y me dice que se dedica nada más que a ganar di-
nero. Agrega al respecto: "Bueno, sabés que en mi infancia pasé miseria; Pregunta: Con respecto al trabajo en análisis planteado desde lo que
venía el cobrador a echarnos de casa...". "Pero ya pasaron veinte años -le desarrollaste en cuanto a los tres nudos y las operaciones de corte y re-
respondo-; hace ya veinte años que sabés esto y además, de esos veinte, versión, mi pregunta surge consid.e rando el tipo de trayecto analítico,
llevás diez recorridos en análisis". Me lo vuelvo a encontrar al azar en la como puede ser el que responde a una orientación kleiniana tradicio-
calle, otros diez años más tarde -ustedes tendrán la gentileza de no ha- nal, donde viene a quedar reforzado lo imaginario. Pienso en el rela-
cer cálculo de edades- ; apenas lo saludo, me dice: "Tengo un amigo ban- to que trae Hanna Segal de un sueño de fin de análisis; se trata de al-
quero". Mi pregunta fue entonces: "¿Todavía :seguís en lo mismo?". Cuan- guien que va con una linternita por un cementerio y ella dice: "Ya tenía
do empieza otra vez a evocar los sinsabores de su infancia en el rubro fi- su propia luz y se podía guiar entonces por sí mismo". Revertir este lu-
oc:
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIOORO VEGH
gar prevalente de lo imaginario, ¿supone acaso en esa secuencia de ope-
raciones una vuelta más?
I sidoro Vegh: Quizás alguno de ustedes recuerde ese texto donde La-
can comenta la situación del psicoanálisis y se refiere específicamente a
los análisis didácticos en la IPA; señala entonces, no sin ironía, que al-
gunas veces los sujetos quedaban anudados de tal modo que era imposi-
ble deshacer esos nudos. Uno de Jos aspectos del comentario de Lacan va
en el sentido de lo que indicás. Pero digamos, para no caer nosotros en la
religión lacaniana, que también está en juego una lógica más depurada;
como tiene sus eficacias en la clínica, vale conocerla para desperdiciar me-
nos oportunidades. /
Cualquiera sea la posición teórica del analista, está en juego cierta sen- Por corte Por perforación
sibilidad que no depende de lo sensorial sino del modo en que se sitúa como
sujeto ante el sexo y la muerte, lo real. Es 1en función de esto que puede
ser tironeado por el discurso del paciente y ¡producir algo que va más allá
de lo que él mismo teoriza.
Ustedes conocen el caso Dick, analizado por Melanie Klein. Según el es-
tilo que le era propio, algo violento, brutal, M. Klein le dice a Dick, desde
el vamos: "El garaje es mamá, el tren grand1e es papá, el tren chiquito sos
vos". No es tan sólo una teorización la que decide esa intervención; hace
más de lo que sabe cuando avanza con su trilogía de celos, rivalidad y en-
vidia y le proporciona por esa vía a Dick el iuniverso simbólico del Edipo;
es importante tenerlo en cuenta para no hacer una lectura que nos colo-
l 1) Reversión de un toro
Identificación primaria
que en una posición dogmática, sectaria.
Leyendo trabajos de psicoanalistas que se ubican en el horizonte del
psicoanálisis del Yo, o bien otros, como Kohut, para quien es central la no-
ción de sel{, me ha sucedido en ocasiones situar el modo en que consignan
haber intervenido respecto de tal o cual paciente, como propio de un traba-
jo analítico tal como nosotros lo entendemos desde la enseñanza de Freud
y Lacan. Por supuesto, subsiste cierta ambi¡güedad conceptual, pero esto
no impide que a veces sea posible suscribir alguna de esas intervenciones
que vienen a situarse en la perspectiva de la emergencia del sujeto. !
"'
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
2) Reversión de dos toros amudados
Identificación al rasgo unario
Por corte Por perforación
/ ..
por corte por perforación
3) Reversión de un toro dentro
de otro
Identificación histérica
... ., ,
·11 ur-..:,¡,:;:..._..i..¡ : : • ,,
l
98 99
CAPÍTULO VI
Los anunciios de la fobia
Retomo la primera de las fórmulas de las tres que intentaré presen-
tar a modo de paradigma, lógica mínima de las neurosis - tres letras y dos
tal como se desprende die la enseñanza de Freud y_ de Lacan. Ha-
bía propuesto:
A =>
.En..es.ta fórmula, la A ma;msc:ula indica al Otro, en.tanto a rnenyía al
sujeto en el momento en_que..fil. neurótico acu.de a nosotros, identificado
..en..su_fantasma...c.Qu_el objeto. Lo_p bicamos en la.histeria dándole la espal-
da al Otr_o...gue no..r..espo11de,imR1Jicado en una...r.elación con el deseo,
reenvía al padre, J'.ª 9.1!.e en él
¿Por qué ubico allí la d de deseo y no el Nombre del Padre? Porque re-
sulta habilitado así un deslizamiento, vía la pregunta ¿deseo de quién? Se
trata del kleseo e padreJ?perando según dos modalidades. La primera,
ru:.opiciatoria,_ ermite establecer la diferencia qu_e abre un esp,acio entre
el Otr.o Y. el sujeto;la segunda,,..filJ... a la y
a la histérica..:-a un tiempo que sostiene_su forma- en
de amor al padre. Así,@presentifica el desliza-
miento e se tm.W.I deseo pro-
veniente de esa instancia, pero e:n tanto habita al sujeto._furma parte de
su...estructura, aquéUa que en topología corresponde a la de trique, garro-
te, producto de la: reversión del toro neurótico.
101
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFrnENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Intento escribir así los aspectos definitorit0s de esa estructura, según Me propongo abordar ahora l de Podría haber ele-
los criterios que Yl:Lhabía_fillunciado. Si punto nodal de gido hacerlo tomando como refer1encia, también en este caso, un clásico his-
las neurosis es el tCom¡llejo de castracióñ,en tanto articulador edípico,_!lo torial freudiano. Lo descarté po:rque, como sabemos, se trata en él de un
gueríaayanzar. como lo bac®.Q.tma.psicoana}.istas -David Liberman, por niño y esto nos llevaría a una discusión importante que preferí, en prime-
ejemplo- en el sentido de una clasificación de las neurosis por variantes ra instancia, apartar del foco de: nuestra atención. En efecto, en ese caso
discursivas,.siue en última inst'ª-,.ru::ia despliegª n un_catálogo de los meca- la cuestión inicial sería la de §fil;1er si se trata de una fobia del tiempo ins-
yojcos. Me.importa eyitarlo!...P.Ql:..que a mi parecer se tra- como pwduc_to, e.struct,yral; opté en-
uoa nosogr.afía asentada en el lo imaginario. Si tonces por apelar al relato de una cura en un adulto, donde pQ.damos leer
una medida ru!tiier- -como en el caso Dora- la_eatn;1ctJJTª neurótica tal ep.
tos n o ott:Q§.§.Q.!lJlls_qy_e m:.edomjlli!,n en cada estructura, e!1- la demanda de análisis.
tiendo que establecer una
-
sobre esa base.
Pregunta: ¿Córn.o_eslablecer una relación en la histeria entre la estruc-

Pedí ayuda y la encontré bajo la forma de un historial del que me pro-


veyó una colega, Batia Schwart2:, que entiendo es adecuado para abordar
lo que nos im_p orta. La invito entonces a relatarlo.
tura y la posición_del sujfilQ.?
Batía Schwartz: Agradezco en primer término la invitación, que me
Isidoro Vegh: Quizá nos ayude en ese sentido el ejemplo clínico al que permitirá compartir cuestiones planteadas por este caso, con un recorri-
habíamos recurrido, el historial de Dora. Encontramos allí que en relación do de casi tres años de tratamiento y que según creo resultarán muy fruc-
aLOtro primor.dial,..Ilora a un tiem- tíferas.
po.la_excluye yJe_acJ.terda cierta libertad. La podemos situar, por ejem- Manuel tiene 42 años cuando lo recibo; según la persona que me lo de-
plo, en el hecho que su hermano_q.uada__e.ru:.ei:.tado en el dormitorio de la rivó, quería iniciar un análisis "1porque todavía estaba bien".
m.agre y puntuar que ella de ahí, salió. Pero como es un R.aSO.JlY.e_dio sin Se -presenta en esa primera entrevista con modales muy correctos y
que_el Ot_m_pres.ent.e su falta, se desliza..haci.a una posición sintomática pronto pone de manifiesto el sufrimiento por el que atravesaba. Los pri-
aunque..s.aluum distancia rnspecto del Otro. Esa posición de exterioridad meros encuentros son de palab..r..as de las..g_ue se sirye pat a
respecto del Otro primordial no sino topológica y es en fun- pasar revista a los de su
ción..de...elia.que...enc..adena su lugar al deseo Decimo§..Wcadena intensidad ;.ion.l;ll al sj]encio.del que_prov-enía. Él mis-
pw::que elpi:.e,eiQ.cle_e_fil;l_Qmi_ón es no sólo el de quedar cristalizada allí mo especifica que no acostum.J>..:i;.¡:i. hablar con nadie de estas cosas.
- algo que nos permite situar la fórmula que avancé-, sino_eJ. d.e....s.u_pro- Voy a recortar tres momentps en la dirección de esta cura: el de la de-
ducción sin.tomática misma. manda, su resignificación dos aiios después y finalmente, el advenimien-
Podemos plantearnos, entonces, la pregunta acerca de CQmo siµnue- ,_...,..J.U:-..u.u.a.crisis...de_angufü;ia; consignaré además las cuestiones que se fue-
v.e el bjstériGp pgr el mupdo; encontramos que su relación con el Otro se ron suscitando en cada uno de ellos.
7
eS@Cialmente al ofrecersexcomo oj?jet o al deseo del O o asta el
tiempo ep el que se sustrae. Justamente, la fórmula sobre la cual empe-
zamos a trabajar procura escribir no sólo eso,s determinantes esenciales, Momento de la demanda
sino también sus consecuencias.
Tengo la intención de concluir el desarrollo que iré desplegando a partir Manuel plantea que quiere iniciar un análisis porque se le fundieron
de estas tres fórmulas anunciadas, estableciendo un correlato entre ellas las reservas; padece de fobia a los aviones, al taxi. al auto zjeno, en fin,_a
y entre algunas de las consecuencias que de allí se desprenden -entien- su coche se ha transformado en su segundo ho-
do que la totalidad desborda el objetivo que me propuse para este reco- gar. Sufre de mareos, cansancio,, inestabilidad, todo lo cual se acentúa si
rrido-; el propósito es el de lograr así una artiiculación rigurosa, indepen- está rodeado de gente. Dice haber claudicado hace un mes, cuando deci-
diente del gusto del cocinero y sus aproximaciones, de las que podrían ser dió eliminar toda fuente de stres:s, lo cual como consecuencia no sólo
las variantes de la cura tipo y sus modos de incidencia, respecto de cada dejar de ir al cine y al restaurante, sino además, permitirse tan siquiera
estructura, en los distintos tiempos de un trayecto analítico. salir a dar una vuelta manzana . Un mes y medio atrás había tenido una
1()1
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
depresión incipiente y eso le sirvió para tomar conciencia de su estar mal, En el caso que nos ocupa, situamos este qu'iebre referido ª"-ªºs aconte-
representado por los síntomas que padece hace tiempo pero que se han cimientos, producidos unos m.esfil; antes de formular su demanda: después
exacerbado recientemente. de haber dejado de ver a su padrn durante treinta y ocho años, supo de su
Lo tortura en especial el recuerdo de una situación límite por la que presencia, enfermo, internado en un hospital; por otra parte, Manuel fue
atravesó dos años antes; ocurrió en el curso de un viaje que realizaba en- _por entonces padre de un niño.
tonces por Europa y de pronto en Londres, frente a una iglesia, experimen- De su padre, nos cu enta que no lo fue a ver, porque pensaba que era
tó súbitamente la necesidad de huir, de encontrar un refugio y volver al ho- demasiado tarde par a explicaciones. A la edad de ocho años se había pro-
tel donde se hospedaba. Sin dar explicaciones, corrió a buscar un taxi para ducido el distanciamiento y a los doce, a instancias de su madre, h abía
hacerlo, pidiéndole a su mujer que se quede. Todo cuanto puede consignar declarado ante un tribunal que no quería encontrarlo más; agrega: "No
es la apremiante necesidad de escapar de allí. Poco después, ya en Roma y eran palabras mías, er an lavado de bocho"; "Un día se va a morir mi vie-
durante diez días, le resulta imposible salir dei la habitación del hotel. jo y no voy a saber nada de él". Recuerda también un encuentro fugaz, en
Durante ese lapso fue medicado con Halopidol, Ampliactil, y adelgazó la calle, apenas el tiempo de crm:ar un saludo. Sabía de su padre que era
diez kilos. Recuerda la escena que entonces se repetía varias veces por día bueno... y mujeriegQ:.
en estos términos: se levantaba, se afeitaba, sn vestía, llegaba hasta el as- La vida de Manuel había transcurrido entre su abuela y su madre, a
censor y la mayor parte de las veces regresaba a la habitación; en ocasio- quien considera muy posesiva - y que, por lo demás, sufre de sus mismos
nes lograba llegar hasta el hall del hotel, pero debía volver de inmedia- síntomas- ; ella solía decirle: "No me vas a abandonar, prometeme
to. Al reiterado intento y su fracaso vino a sumarse la sensación de locu- yas a ir con él", además de insistir con preguntas como:"¿LQ_yjste?; ¿Te
de_con...trolJnmLnentes. En un :acto de contrición, se d;cia- huscó?; ¿Apareció?" y_mandatos del estilo de "No le hables; si le hablás,
ró culpable ante su mujer y su hija; tuvo ataq[ues paroxísticos y la medi- me muero".
cación lo afectó de tal modo que decidió interrumpir el viaje y regresar. El Será...sUJD.ujer embarazada..quien..haga..aJ,larecer al.Dadr_e_en su doble
viaje fue un suplicio y resultó ser el último que habría de hacer en avión. vertiente. Lo encontró por azar en un hospital, se lo comunicó a Manuel
Aunque le hizo bien volver y luego se repuso, la cicatriz de este episodio y al h acerlo, quizá en su condición de futura mamá, hizo que se patenti-
fue profunda y no habló nunca más de este suceso. ce en él la pregunta por el padr e: ¿cuál es s_u.nrop,W lugar. en tanto padre
Desde entonces, el cerco ha ido estrechándose y según lo y en tanto hijo?
cada vez mfill.Q.§.las cosas que hace; en sus palabras, las circunstancias por Desde·este horizonte, se diría que asistimos a un trueque: Manuel no
las que atraviesa se describen brevemente así: "Creo que me frena algo ál- fue a ver a su padre; en su lugar..vino a ver a un analista. No podía acudir
gido mío; esa vida de cla ustro que hago es como si me quitara autoridad. a un encuentro directo, cara a cara, con el padre. Pero tenemos gue
Arranco perdiendo; el hecho de no salir se diría que me quita derecho a manecer...atentos..a..n.o confundii:. elpadx:.e d.el_relatQ...c_on la
plantear discusiones poniendo orden; eso me desautoriza". tlll· El padre no es sólo el personaje frecuentemente acusado de no cum-
Se siente también limitado en el teneno profesional, ya sea en cuan- plir su función, sino que hay un nudo que hace del adre 1ordenador cla-
to a establecer contactos, como a presentar trabajos o participar en con- ve de la vida de_tod_o sujeto.
gresos. Dice: "Dentro de un mes podría ir al Perú, tengo que presentar un Entendemos así que en la demanda gue Manuel viene a for.mulªr, es-
trabajo...". Por lo demás, su vida social "Es cero". Se marea en cuanto está tab;a..e..n.juegQ_p..a.ra él la..b.lls..que.da del Rfillre. Si las restric-
r odeado de gente, teme que le ocurra algo y rnenvía ese temor a un "Qué ciones poblaban su vida cotidiana, por el contrario iba dibujando en la
dirá la gente..." y al "escandalete" que de allí pueda derivar. transferencia un espacio diferente de ese encierro al que se veía someti-
Así las cosas, 1rna ,prüxmra gµe ¡podemos plantearnos sería do. Por primera vez hablaba de :su padre, de su vida, de sus padecimien-
a recunir al analista con una de- tos y e11 e..§..e relatQJa..'.Cn@'St@e¡!:!l&J:gÍ.a...cmuewwillu.J, era el señero de
manda.de.salud, cu&n.do ...sus l,Q indica la teoría, se ruta. Su manej.Q_fil} en efecto, toda nuestra habilidad,
producen pa ra aportarle alguna 'Utisiac · ' JDecimos que si anela a est e centrada en saber esperar y evitar aqgello q_ue p.recipit.eJ.a..c.onmoc.ióJl-de
es tenidQ lugfil'. un quiebre narcisista, qu.e.Jl.e•l> de lps límites.
.. hace_s_urgir l!!lªU?regunta dirigida a quien Diremos entonces que hasta aquí, Manuel se muestra aplastado baja
se suwe sabe algo al respecto. la palabra del Otro primordial. de sus quejas, sus miedos y su angusfüi.
1n1.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
En sus propios tér minos, esa situación aparece descrita así: "Es una sin- Tercer momento: la crisis d,e angu st ia
tonía que tengo que cambiar, aunque sea mi :radio predilecta, es un ries-
go... Es instintiva, es visceral; ah í los razonamientos pierden fuerza, les Dos acontecimientos precipitaron esta crisis. Por un lado ante el of _
gana el cansancio. Es una lucha desigual, donde lo racional queda mar- · · t h h
c1mien o ec o por su · fi
Je e, representarlo en un congreso que ' tendría re
lu-
ginado. Es asombroso cómo me sumerjo y no encuentro la salida. Estoy gar en un país limítrofe, su angustia la imposibilidad en la que se
abajo, abajo...". encuentra de abandonar la tierra madre para tomar la palabra en nombre
La escucJia y las intervenciones irán abriendo una del padre. Por otro, se produce la muerte real de un padre en su entorno.
el di§cu¡so del Ot¡9 x d del sujeto, g¡acias a la cual se podrá ir perfi- "La.hnstilirl_a d.hacia..elpadre es iPevjj;able para cualqyi_er niño que ten-
u9,o y otro. gµe no es igual lo que dicen ;_si un hombre ha reprimido com-
§i büm él es habl&do por primera importancia abrir pktfilnente este impulso instint¡ivo en la niñez, in_yariabkmente caerá ; n
de un encierro sin salida, &J.1..ti.dg__gosterior en relaciones hostiles con padres Yfillstj tutos.
la angystia se pre§.elliu e •.en.toda.Jll!.de.rnsura. r.á..esta hostilidad la merezcan J;uJ..O. Un niño
te.su..hostilldad .hacia el padre no se libera de su deseo de matarlo". Pala-
bras de Freud, si acercamos tales consideraciones a este caso, decimos que
Momento del retorno del padre ir a habTar en.nombre deLpad:ce:..equivalía para eLsujeto a matarlo y ocu-
lugar, algo demás venía a
Transcur ridos dos años de análisis y cuando Manuel se encuentra en dar atrapado en lai madre. L_a aQgQ_sü.al!ru.!!lpe
un buen momento, recibe la llamada de su padre. Se sorprendió diciendo a!wmza :r;üvelesJ.nsospechados; la fobia se intensifica y funciona a mane-
muy conmovido: "¡Hola, viejo!"; pronunciar esa palabra, "viejo", le causó se- ra de auxilio,,..enla.xnedida que.¡pcu:....e_s_a_.ria._una.s_erie deJllllbrales estruc-
gún nos dice una gran impresión, a la vez que sitúa, como los dos aconte- turan el mundo yjQ_J1untúan señales de alarma.
cimientos más importantes de su vida, la par1;ida y el retorno del padre. Así, en su vida cotidiana Manuel se aparta de la empresa donde trabaja
Esta vez está decidido a acudir al encuentro; considera propiciatorio el y concurre sólo de a ratos a una oficina situada cerca de su domicilio y de
llamado del padre y hace entrar en línea de cuenta de sus consideracio- mi consultorio; restricción en los desplazamientos al hecho
nes a favor, el hecho de estar en análisis, por entendemos que los dos uno de eHos amenaza ¡:renerar unGta . . angystisu Por lo de-
años previos prepararon este momento. · más._ la estrechez se hace sentir también en el cuer o· se aho a sus pier-
Dijimos que en 1ª demanda de por Manuel estaba
en juego su búsquedadel significante padre; <mtendemos que una de las
.formas que éste cobra en el sujeto es la de cre1er en el valor de la palabra, 1

_
n11s fiaguean, su propia saliva le resulta peligrosa; esto
..
a rp.aner*a

el cuerpo vieQe
a.funcionar como central emisoira de señales de esa amenaza inminente--- '
gue adxiene alsujeto.
ya que el padre. reeny ía misterio d'Ll!,!1 origen inaccesible, por Manuel lo formula en sus propias palabras cuando nos dice que su cuer-
aquello de madre certísima, padre incierto. po gana la batalla. Se trata de un momento muy difícil; el repliegue en su
Este valor, aquí, no estaba forcluído sino 1reprimido. De modo que la posición subjetiva es y él mismo plantea que no hay paz.
palabra padre, impronu nciable en función de aquello que había operado En el curso de esta crisis la actividad social hacia la cual se había abier-
como mandato materno, retornaba ahora por esa ruta misma que estaba to en el momento precedente, se reduce hasta dejar de existir. Aparecen
trazada en su mapa. El tiempo transcurrido en el análisis lo hacían re- fantasías de muerte en tQ.r.nQA§;IJ persona y a medida que la angustilO\__cre-
ceptivo a este significante. ce Manuel retrocede, reconcentrado en el esfuerzo de que la muerte no al-
Ahora bien, antes de esta segunda ocasión die encuentro con el padre, se cance a nadie: C.Q.lll_Q la.mu,erte ei¡_posible. retrocede: si no da un paso, todQ
había iniciado en Manuel un cambio de posiciÓtn subjetiva, gracias al cual, queda su lugar, nadie.JUu.ere. ,Así. entr amos en el tiempo detenido en el
de.ser yn obseryador distante de su entorno. J·esp_e..cj;g.d elcual se situaba p.i:eciso momento en que la posibilidad de un
enjue.z, había pasado a impJicarsfLsegún una modalidad que cobraba otra Es por entonces que aparece en su reclusión una nueva actividad, el
al mismo tiempo, las fronteras g1eográficas de ese espacio se dibujo; le consagra largas horas -a veces el día entero- y la sitúa como lo
habían extendido, así como los desplazamientos del sujeto en él. Podía vol- único que logra silenciar sus síntomas y su angustia. Aún así, si bien lo-
ver a salir de vacaciones. Nos acercamos así al tercer momento. gra llevar adelante esta actividad, señala como uno de sus grandes erro-
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
res su intento ineludible de racionalizarlo tQ.dQ,..respQnsable. en s.u pare- tas como estos se concibe el lazo de la unión y de allí que sea necesario re-
cer, del hecha_que triture, raye, pulverice todlo cuanto le interesa· no logra petir esa comida en común, p·a ra hacerlo duradero y reforzarlo.
entonces ser resolutivo o bien emprende y deja lo que se propone y actúa Cuando Manuel le comentó a su madre el encuentro con el padre y le
sin naturalidadJ'Or nuestra parte, puntU_fil'!tOS aqID la aparición del de- habló de los últimos treinta y cinco años, obtuvo como respuesta: "Hace
seo como<fmposible., . . . . .. cuarenta y cinco años eras todo.lllío".J)eciinos.__ciue..para._estas palabras de
Esto no quita que podamos considerar el c!_1bUJO como una ..necer
madre
- ' ver al adre inu>licaba cortar el silencio donde podían
en el sentido de llegar a escribir gracias a él aquello que no puede decir y,
esa vía - la del dibujo como escritura-=...,alcanzar otro anudamiento de - Encontramos desgarrador el relato que nos hace Manuel de los efectos
l.u..J:.e_al. NoJo descartamos. entonces como considerando que un inmediatos de este encuentro; en lo que hace al cuerpo, se diría que esta-
análisis debe permitir al sujeto asumir su historia, reconocerse en ella, lla y no hay calmante que lo aplaque. Ijaber de.e.oído el mandatoJnater-
con los trazos de su escritura. no acudiendo a ese era matar a la
En su análisis del caso que el síntoma...fóbi- y_ fodopoder:osa.y al niña que se ofrecía.en silencio a go-
co sobreviene para paliar la carencia del de modo de sostener zar del amor de esa
• al niño allí donde opera la angustia ante la devoración materna. Así, en de allí,.,®jaba de..c.nllnaWL ®.asegurar leialtara, para
medida que sustituye enJ.p real a precisamente emp..ezar...a..falt.arlun una doble vertiente: faltar en la "mónada", deja.r de
s u carencia, el síntornajpega un.rol estructurante. rem_dor, ser su "motivo" y faltar a su promesa de ser el hombrecito de la casa.
por. cuanto....meilia..e.ntre lo imagina.tw..Y lo sim.b..Qlico. EnJuanito, el caba- - Más adelante, Manuel se levanta en medio de una sesión, busca un
llo prQYeerá del mjedo que no irumira el P.adre. Es.oa...caballoa...que.lo an- dibujo y me lo entrega; comenta que hacer ese dibujo, a diferencia de los
gustian. a la .. señales que otros, le produjo mucho malei;tar. Dice a modo de descripción del con.teni-
suplen la ausencia de lo interdicto. La como do: "Así me veo, como paredes que se cierran; hay que tratar de abrirlas.
angustia..d.e castraciáo. Esas dos paredes se cierran, esa postura de fuerza permanente, tratando
Volviendo a Manuel, nos preguntamos cómo situar la amenaza de la que de empujar algo que no es rígido, que se dobla pero no se rompe".
venimos hablando. Si la referimos a la castración, ¿es cuestión de que se dé to de la contracción de la par1ed, precisa: "Como se ve, dejé una rend1Ja al
o de que no se dé?, ¿es cuestión de su inminencia o del riesgo que implica final; una rendija de luz".
sh operación desdibujada? ¿Se trata de la.. Él mismo califica al dibujo de "intranquilizador" y agrega: "Hice la ca-
Esto es, tener...o no tener srno..se.t..el..fa.lo beza rara, un hueco en un lado... Pero son más reales que el dibujo en una
.q.ue..la amenaza..se..formula.pru:a..él en térm·ioos de @edar encerrado en plaza. Apoyado en una pared, contengo la otra; en el dibujo estoy
es.a.máquina infemalqualo_t.ritura, l2e_esa...kitw:ació..n...ae-awu:ta_e.n sus do de rechazar las dos. Si camino se cierran. Ese cuerpo tampoco esta en
dibujos y escritos, inY.ocando a un..padre C!J.!.e.1.2..tfil;cate de ese....fil!_cierro. posición de fuerza extrema". Hace un fallido cuando habla de las manos Y
En este tercer momento de este trayecto de trabajo analítico, apunta- argumenta: "No puedo no soltar las manos". Cuando se lo señalo, respon-
mos el contraste entre la imposibilliiad de <UW-mar.ca la de: "No creo que tenga la intención de tener las manos ahí".
vida cotidiana de Manuel y su marchª-.en el El mismo señala ha- A la par que le devuelvo ell dibujo, le hago notar que habló de contrac-
ber dado dos grandes pasos: después de veinticinco años rompió el silen- ción de las paredes y que alg:unas se llaman "uterinas"... Dice
cio con su madre e invitó a su padre a comer a su casa, evento que había "Ojalá sea una contracción y esto sea un parto. Por lo menos me dibujé al
quedado pendiente durante meses y que tal vez podríamos relacionar con final en una contracción dirnímica de esa pared. ¡Y a Ud. la pongo como
la comida totémica. fórc:ps! No se me había ocur:rido; tal vez sea ese el valor que tienen: No
Del acto de comer, Freud comenta en "Tótem y tabú" que por el solo he- pensé que iba a hacer una cavidad uterina; estoy en el cuello. Qué
cho de compartir un bocado o un sorbo de leche con los beduinos, ya no hay jo horrible. Me siento peor... Será por la proximidad de la y fíJeSe
razón de temerles como enemigos; por el contrario, es posible tener la cer- que no lo terminé. Es la primera vez que le doy valor a esta pintura su-
teza de contar con su protección y su ayuda. Si bien no es algo cierto para rrealista mía tiene un valor enorme. Ahí tiene el encierro. Cuando le ha-
toda la eternidad, sí se puede considerar su eficacia mientras las susta_n- blaba de rev:rsibilidad o no, ¿,cuántas veces estuve asomado y... succión Y
cias compartidas guarden presencia en el cucerpo. En términos tan reahs- adentro otra vez?".
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Le señalo que, mientras tanto, ese..h.ue.co_.emlleno; Manuel reflexiona: hallo, contaban con estribos, ·esto es, con puntos de apoyo, del que Íos jine-
"Tal vez haya recorrido este camino hasta :ahí bastante tiempo. ¿Qué tí- tes romanos carecían.
tulo le ponemos? Trabajo de parto". Le indico que es hora de partir y pre- Valga la figura para indicar que si Manuel procura salir del cuello que
gunta: "¿Así de rápido me expulsa?". lo encierra - su síntoma más reciente es el ahogo- , cqnseguir el acceso a
la por la @e estax.gos pasando, un estribos que le permitan hacer
donde.mi presencia a.título de.fórceps.ponad1:unanifies_to que se trata de...!ln uso del caballo.
parto difícil. Y en efecto, no era sencillo para Manuel abandonar este reduc- Se perfila bajo esta forma una respuesta que hace a nuestro queha-
.to do1}.de se había instaladQJ>a.ra cubrir la falta del Otro. cer. que..MaQQeJLne.cesita.no..hab.rá.Jie..aportarlos eLencuen-
A propósito de otros dibujos, trae un comentario de su padre sobre su tro con el padre real, sino en el análisis de la
madre, que no le cabía a ella hacerse la santa y la sufrida. Manuel agre- transferencia, a través del recorrido de sus marcas significantes; lo hace-
ga: "Tengo una imagen tan rígida... Según llo que aprendí, eligió ser ma- mPs r.e duciendQ los sentidos;-abriendo a Óuevas significaci.onfill, a la ve.z
dre y no mujer. Y es mujer por más que haya decidido lo contrario. Que .9.!!,e nos hacemos el SOpQite de la_proliferación sintomal, así_como de la re-
yo vea esto como sobrenatural me supera, me aleja de la realidad. A mi <iucción de ese de modo que resulte I!OSible circular.por.Ja
viejo lo veo más real, más creíble; a mi vieja la veo como un ente increí- '\jda siIJ. a Pmrtos de a la
ble ¡y pesa más!". batalia.y_cQJ:.t:.et el IiesgQ..g:w:...ella implica, sil}_que ca<laactQ sea :un com-
Formulé mi interpretación subrayando que a partir del momento en bate..p.eI.dido..aun..an.te.s__de.haberloJihi:ad_o, ®.iunció_n .
que la madre no era ni virgen ni santa, él podía dejar de ser Cristo. cpie J;msca..eYitai:lo.
Días después llega a sesión diciendo, respecto de su segundo hijo, de Decimos así que
casi un año de edad: "Hasta hoy mi hijo no tuvo existencia cívica". Había deLp_adr.e...res.ide..en... s s1c1on
ido a anotarlo en el Registro Civil. Podemos palpar aquí en qué medida el paradoj¡:i,l y problemática 1\§i. vi.e.n,_e_a aituarse
espacio físico, la realidad, es la prolongación imaginaria del fantasma. como el ordenador clave vida de todo sujeto,,_P.lli)tO de ama:gjl_a_par-
El valor del análisis es el de operar sobre el fantasma a..tnivés del cual tir. del cual se
el sujeto pudo eludir el encuentro con la castración del Otro intentando Ahora bien, el en algún aspecto, carente;._}llJ.y__siem-
llenar eseJugfil". Si Manuel puede ir al Registro pre una su..función, así como.laliay_entre aque-
Civil y ocuparse de inscribir a su hijo, decimos que ya no es hijo de la Vir- l]Q gue el sujeto percibe ·e11 lo realY esta función del padre en lo simbóli-
gen santa; hay padre y madre -y no sólo esa madre increíble de la que nos co. Precisamente es ese aspecto discordante el que.determina en el Edip.o
hablaba. Descubrir que la madre no es virgen, es descubrir la castración su valor.J2or lo.comúo,patóg;eno.
del Otro. Este lugar, el de Cristo para la Virgen, es el que Manuel ocupó Manuel lo decía a su modlo, cuando planteaba que el encuentro con el
toda la vida y esta es la estructura que se está conmoviendo. padre le había servido para descubrir que eran tres, había vivido en dos
Ahora comienza el..fillelo de la Virgen María y de Cristo, de esas_élula y según el parámetro de uno.
narcisismo-madm,füli_ca, Después de esta crisis de angustia y consiguiente incremento de la fo-
lQconsume en un incendio et,6ge,w:i. Es importante tener en cuenta la fun- bia que se extendió durante cuatro meses, Manuel retomó sus activida-
ción del falo no como objeto, sino como signijJ..sante del deseo en todos sus des y su vida cotidiana volvió a sus carriles habituales, pero a un tiempo
ayatares ELdeseo debe estar marcado nor la castración, de modo que el decia....eru:.o,nt_r.a:r.:s._e_difu_I;fillt&;_ un cambio en la continuidad gue ªE!elando a
nil..Sea sólo p no te,nerlo"'<sino..cru-e el sujeto, hombnLQ mu- &Q-
jer, debe reconocer pnmem lo es, a ·a podfil" luego normalizar su mos los de entonces".
ROSición En las últimas sesiones relata un fragmento de una película inglesa.
A propósito de esta cuestión, trajo un relato situado en el contexto del Dos hombres salen a jugar al golf y uno muere en la cancha; el otro carga
medioevo. Procura explicar por qué, pese a contar con caballos, era sólo la con el cuerpo al hombro y lo lleva hasta el club house. El vizconde sale a
ii:ifantería del ejército romano la que presentaba batalla; por qué, excep- recibirlo y le da las gracias por haberlo traído. El caballero responde: "Esto
ción hecha del centurión que iba montado, todo el resto de la tropa iba a no es nada; lo peor ha sido sULbirlo y bajarlo en cada hoyo...". Manuel agre-
pie. A diferencia de ellos, los hunos que los conquistaron, iban todos a ca- ga un comentario: "Qué faná1tico el tipo, siguió jugando".
lln 111
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
El relato pone en escena, a mi entender, algo de lo que trae a la sesión zante. tener en que, si pal.abra del analizante se pier-
siguiente, procurando describir el estado en el que se encuentra. Dice: de lo esto no equ11vale a la mexistencia de las letras que su
"Tengo la sensación de estar condicionado en lo que hago por la fobia o el decir prec1p1ta.
excesivo cansancio, ganas o no ganas, hay un nudo. Hoy haría un tipo con
una cadena atada al tobillo, agarrado a la pared, limitado a un determi- Pregunta: ¿Qué pasó frente a la iglesia?.
nado radio de acción. No tengo idea cuál es el nudo, ni cómo se desata, ni
con cuántos nudos está hecho, como si estuviera preso de mi propia ma- Batia Schwartz: Se trata del episodio crucial, aquél que ocurrió en Lon-
nera de ser. dres. Manuel estaba por entonces en viaje con su mujer y a partir de su
Suena inconsistente. Soy un autogenerador de fobias, veo distorsiona- ataque de angustia, no volvieron a hablar de lo sucedido. Esto fue abrien-
da la realidad. Estoy parado, tratando de caminar atado a la pared y bus- do una brecha que se profundi:zó con el tiempo, en este ámbito de silencio
cando luz en un cuarto que no tiene rejas, con la puerta abierta. ¿Por qué donde transcurrían sus vidas.
no salir? Ese nudo. No es que el carcelero cerró, no sé romperla o no sé Hace cinco o seis meses unai crisis de angustia semejante a aquélla re-
desatar el nudo. sultó actualizada en el análisis,. pero Manuel marca la diferencia entre am-
Hoy estoy gráfico, figurativo, cierro los ojos y lo veo dibujado tal cual. bas diciendo que la anterior quiedaba integrada a una constante. Por aquel
Ese dibujo lo voy a hacer y se lo voy a traer. En el transcurso de este tiem- entonces lo habían medicado, había llegado a una situación muy crítica de
po en el que he mejorado, esto no ha dejado de suceder; entonces me des- opistótonos, al punto de quedar completamente arqueado. Ese fue el moti-
animo con esas mejorías. En ese dibujo me alargan la cadena. En vez de vo por el cual pudo hacer a un costado la fobia, subir al avión y volver.
moverme en el radio de un metro, puedo hacerlo en cuatro, puedo mover- Respecto del modo según el cual se acercaba a los momentos de angus-
me cuatro metros más, pero nada más. Cosas. que me atan... tia, lo formulaba siempre en términos de "Estoy sobrevolando Londres";
Mire, recién salí a jugar en el hoyo uno, t.an temido (eso quedó atrás, se trataba de un "Estoy cerca, estoy cerca ..."que nunca se daba; esto será
aunque haya mil personas frente al bar, no me importa); en el hoyo dos así hasta el momento en que sei desata la última crisis, cuando dice: ''Aho-
fue una salida impresionante, descomunal, en el mejor estilo profesional; ra estoy en Londres".
en el otro ya no era yo quien jugaba, jugaba con los que Hacía pasar la diferencia entre ambas crisis remitiéndose al factor conti-
P,ara otros. Parecería que no me puedo solt;at_de la, opinión..de.Jos demás, nuidad, si bien en el caso de la última estaba, además, en análisis. Por otra
esa debe ser la cadena sobredimensionada. No hay libertad mental y al parte, la cuestión de haber sido medicado había quedado registrada para él
no haberla, nQ_pjlede haber libertad física. como un episodio donde había aproximado la entrada en la locura ; daban
Lo curioso es que uno sigue adelante, pese a todo sigo trabajando, sigo cuenta de esta vivencia los términos utilizados para describirse a sí mismo,
jugando, mi casa sigue adelante, pero la calidad de vida es un plomazo". entre otros el de "esquizofrénico". En la medida que su madre había sido
tratada con electroshocks un tiempo antes, había algunos elementos para
Dice así, a su manera, que si bien hay mejoría será preciso recorrer to- que él se asuste -y debo decir que en algún momento también yo.
dos los hoyos para descargar al muerto. De mno pasa a dos, pero cuando Cuando me ocupé de la demanda de análisis de Manuel, dije que el sig-
pasa a tres encuentra un límite. nificante referido al padre no e:staba forcluido, pero me llevó cerca de dos
Por lo demás, también él -a la manera del caballero del chiste- inten- años poder situarlo así; lo pensé a posteriori, ya que en el curso del primer
ta fanáticamente continuar su juego. año no hubo más que mencionies al padre, sin agregar nada ; la angustia
que se manifestaba parecía fija en un punto, más allá del cual no alcan-
Isidoro Vegh: Conocía el historial, el esfuerzo y la habilidad de Batía zaba a dar un paso más sin riesgo de quebrar la estructura, algo que en
para exponerlo. Sabemos, en efecto, lo difícil que es relatar un análisis que apariencia no podía ser sobrepasado. Por eso resultó a la vez inesperado y
Un es atiborrarnos de datos, sobreabundancia que ter- conmovedor el momento en el que, hacia el final del segundo año de aná-
mma haciendo imposible la reflexión, porque se convierte en un laberin- lisis, el padre lo llama; él se dio cuenta de inmediato de quién se trataba,
to donde hasta el gato pierde la referencia de su propia cola. El porque llevan el mismo nombre y escuchó repetir a su secretaria "Manuel
otro nesgo, que Batía también sorteó, es el de un historial recortado a t.a1 X, hijo". Dice al respecto: "¿Quién podría preguntar por Manuel X, hijo, si
punto que venga a perderse en él la singularidad de la palabra del anali- no es Manuel X, padre?".
llJ 111
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Pregunta: ¿Cuál es el fallido que tiene cuando trae el primer dibujo?. tro tiene tambie.'n otra vertiente: no sólo la del Otro primordial que · _
. t b., 1 d 1h'. enc1e
rra, smo. am ien a e lJ O muerto en brazos del padre, según el prototi-
Batía Schwartz: "No puedo no soltar las manos", cuando se proponía po de Cristo -y no de cualquiier hijo.
decir "No puedo soltar las manos"; está des.cribiendo en ese momento que quién Cristo? el tampoco lo sabía y decidió
las paredes se cierran sobre él si intenta moverse. Cuando se lo hago notar, averiguarlo. Reunió a la Com1s1ón Histórica del Vaticano y le confió la mi-
se ríe y agrega: "No creo que tenga la intención de tener las manos ahi"". sión de de una vez por todas con la duda: ¿era o no era judío?
Todavía no había hablado de "cavidad uterina" ni de "cuello". Les seis meses y les que no volvieran con una respuesta
ambigua, a la manera de la que formulan los psicólogos, "tal vez", "podría
Pregunta: Entre esos dos momentos que! parecen cúlmines, el de la cri- ser''. Era cuestión de dar con una formulación definitoria, ya que se trata
sis fóbica que se produjo en la iglesia de Londres, su comentario acerca de un emblema de la humanidad. Cumplido el lapso, la Comisión Históri-
de "La vida de claustro que llevo" y esa última escena del chiste, donde se ca es convocada para dar a conocer los resultados de su investigación. El
trata del caballero inglés que va, hoyo tras boyo, arrastrando el cadáver, fallo fue unívoco: "Cristo era judío". El Santo Padre solicita las pruebas:
¿pudiste pensar alguna articulación? "Es simple; por un lado, vivic5 con la madre hasta los treinta y tres años y
por otro, hasta el día de su muerte, su madre creyó que él era un dios y él
Batía Schwartz: Tengan en cuenta que se trata de un caso que lleva pensó que su madre era virg:en".
t res años de análisis y de un trabajo en curso, de modo que cierto núme- Vuelvo al significante "claustro", tal como aparece en los dos dibujos a
ro de cuestiones no sólo las he pensado más de una vez, sino que están a los que me refería y en la interpretación de la analista; en un caso, cuan-
la espera de otras modificaciones posibles. do se trata de las paredes que se cierran sobre él, reenvía al encierro; en
En cuanto al primer momento, referido a una iglesia que lleva el nom- el otro se hace presente la posibilidad de una salida, cuando Manuel evo-
bre de la virgen, no diré cuál, pero se trata de Nuestra Señora, Manuel ca la contracción de las paredes uterinas, el trabajo de parto. Hay allí en-
está de viaje, circunstancia que remite al padre; en efecto, cuando los pa- tonces un significante, en el mismo lugar donde aparece lo que habitual-
dres se separan, el padre está de viaje y argumento oficial es que de mente llamamos objeto fobígeno y donde se juega para este hombre la al-
ese viaje nunca volvió. Partir era presentificar ese momento de derrum- _tem.ancia entre agorafobia y claustrQfobia.
be, algo que tuvo un lugar muy importante en el curso de las primeras
entrevistas y que yo excluí en lo que traje, porque de otro modo el mate- B atía Schwartz: Entre la13 que, agemás, oscila.
rial resultaba demasiado abundante. Diré brevemente que el muerto con
el que carga es un duelo que no ha terminado de hacer, ni por el padre Isidoro Vegh: Oscila en una inversión de signo entre el adentro y el afue-
que partió y del que nunca más se habló, ni por la pérdida que en su mo- Si pensamos el universo como una es-
mento fue la relación con su mujer. Tal como ocurre con Juanito, se tra- fera, en un espacio curvo -como diría Einstein- y consideramos allí el tra-
ta de algo que estalla en un momento en el cual, según sus propios tér- zado de una línea cerrada, no es tan fácil decidir respecto de ella qué co-
minos, Manuel está "super", sexualmente superactivo. Precisamente en- rresponde al adentro y al afuera.
tonces se corta como con una tijera y ya seis años así. De modo que La angustia se desencadena en circunstancias de un viaje, frente a
hay un muerto del que todavía no se descargó. A él se agregan otros, en- un hecho crucial en la vida de Manuel, del tipo de los que suelen dar-
tre ellos una hermana de la madre. le intervención a la iglesia. Se trata Y-e..4 des-.
enca.dfillada.. tal como ocurr,e con Juanito, ya no ret ocede; eLsujeto no
Isidoro Vegh: Las preguntas señalan puntos nodales del relato. Por mi llU.e.de...:Lolver a la posición..ainterfoi:;_no_se_ttata sólo dela angustia...¡;¡e-
parte, si bien ya había tenido oportunidad de conversarlo varias veces con ñaLcon.Ja..que..puda..has.ta...entQn.ces entrar en arreglos. sino al!JU"esul-
Batía, intenté escucharlo como si fuera la primera vez. Pienso que la se- ta..tomada..por..ell.a.
cuencia de los dibujos aporta algunas pistas.
En uno de ellos, Manuel aparece entre dos paredes; la interpretación Comentario: Se diría que hay un mandamiento, no se trata sólo de la
las relacionó con el claustro materno y es ante el claustro, el de la igle- fobia, sino que está en juego algo de una obsesión. "Tú serás todo mío", le
sia, que tiene su primer ataque. El segundo dibujo nos dice que el claus- dice la madre.
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Batia Schwartz: "Hace cuarenta y cinco años eras todo mío". T.}na vez instalado ese significante "claustm_'.'.__e.stamos..fi:ente.ala fobia,
que sucede a la angustia procurando remediarla; el sujeto la dice así: "Lo
Comentario: Pero además -de otro modo yo entendí mal o acaso imagi- único que pude hacer al sentir eso fue refugiarme en la pieza del hotel"
né-, siempre estaba por parte de la madre, desde niño, este mandamien- esto es, enclaustrarse. deLclaµst¡o. se.encie¡¡a,en él ; aIIÍ
to: ''Tú serás todo mío", al que Manuel responde, obedece, algo propio de la reside su problema: giraerueclondo ep §U jQJ;ento.,de bll8'(ar la ca1ma. Creo
neurosis obsesiva y que está cerca del síntoma fóbico. Cuando trae el di- que no fuerzo la letra de este historial si digo que a ManuelJa i:efereD=.
bujo donde empieza a salir, llega a su acmé, está indicando el pasaje que cia al claustro en esa alternanciaadentro/afnez:alo..i:esguarcia}'.al mismo
implica transgredir esta ley materna y la obediencia a la que se sometió tiempo lo amenaza. Así como ocurría con Juanito y el caballo.
hasta que pudo recurrir a la ley paterna. La fobia sucéde a la angustia; no sólo es un problema de espacio, sino
Se trata de algo muy difícil de metabolizar, de incorporar; la realidad también de tiempo. El tiempo es inherente a la angustia y en el histo-
aparece en él con respecto a lo que era su iimaginario, en tanto el padre rial está presente desde el primer momento; así, cuando Manuel llama a
real, el del sufrimiento, el de esa historia que marcó la ausencia, viene a Batía le dice que "todavía estli bien". Ese "todavía" está diciendo cómo el
ser encontrado por su mujer embarazada. Allí hay algo helicoidal que va Otro -ese Otro que representa a quien la llamó, que no es ni el paciente
avanzando en la historia, envolviéndolo con una fuerza muy potente, como ni la madre- leyó, así como sie lee más allá de lo que se sabe, que había
un golpe muy fuerte: el llamado del padre, la voz de la mujer que lo en- ullli,tensión te,m._poral inherente a la en
cuentra en un hospital, su negativa a verlo. Sin embargo, cuando llega le presentiíicar eLtiempo.
dice: "Hola, viejo, te estaba esperando". Entonces, resulta ser un momen- El ordenamiento de las tr•es neurosis que me propongo desplegar, el
to muy difícil y agudo el que supone metabolizar todo cuanto había sido modo según el cual se articula1n, se sitúa también en relación con el tiem-
hasta allí puro camino imaginario. po. NA.se....trata.de._una..perspectivaJigada..aJa sino a una ºillt.
rij«i2n que distribuY.e el tiemp_o.
Isidoro Vegh: La prueba que el historial tuvo una presentación adecua- Situamos, ante el Otro que dice "Hace cuarentay...cinco años...eras todo
da son los comentarios que suscita; nos estimula a seguir pensando, pre- mío'', al sujeto que se encueutraidentificado Gon el lugar de objeto del
cisamente porque no vino cerrado se ofrece a la reflexión. Ot_r.o. Quando intenta salir, de angustia, precipitala.fobia.con la
cual sa px;otege.
Me gustaría ahora puntuar los elementos de la estructura. Por empe- Recurrimos a la.d para se pre-
zar, es evidente que la.relación e_!ltre el el puesto en el lu_gar senta en este ca.filL.dQblemente alejado. En primer téUllino...eJl]o_real, el
d.e.QP. ·eto., .a la fórmula gue la histeria. No avanza- &l.!ietono lo ve desde los ocho años; se trata de algo que no le sucede a todo
ré por el momento a la que da cuenta de esta estructura, de manera de el mundo y que aun en el caso de la criatura que lo pierde en edad tem-
mantener el suspenso. prana, no por eso el padre queda alejado de la operación específica para
Digamos los término_Lson: un Otro primordial, guíen Eronuncia la cual se lo reclama. Pero además, aquí, e§.e alejamE to responde a una
esa frase: "Hace cuarenta y cinco años eras, todo míO:'; aun cuando poda- el sujeto durante años y
mos definirlo empíricamente, corresponde tener en cuenta que no es la términos de:..:Si llamás (o si ves) a tu padre me muero". barrera
empiria lo que está en juego, en la medida.que (;)Stá recortado por una es- vemos al Otro de la..i:.e_p_i:esión.
cucha, no sólo del paciente sino del analista. iio es cualquier Ot_ro, _sino Por otra n.arte "Hola.._,vjejo" dice <;ómo el pad¡e sigui2 Qperando.
aq_ué.lJlue lo dice lamentando que no siga siiendo así. No es un psicótico; podemos ólecir que ese "Hola viejo" prueba que "estu-
el sujeto. marúfestación...claY.e... tr_ae a vimos hablando ayer, antes d·e ayer y todos los días"... sin que el Otro se
sesión, asLcomoJa dificultaclpuesta de ci,.er- entere. Lo hizo como pudo, como puede un neurótico, en el retorno de lo
to_s significantes q.u.e Ja proxacahan, Heyó al aoalista a dmiar si no esta- reprimido.
un psicótico. Ese afecto que.implica algo en..eLcolmo, se po- Como no voy a cerrar de inmediato la cuestión de la fobia, podríamos
dría ordenar aquí alrededor del significante.: .claustro".,_según unaJ;opolo- enriquecer este trabajo en búsqueda, como ya dije, de formalizar la estruc-
gía donde.adentro y .af11era _se inYierten..<dl.Ii.tiitu_a.m.e.file y alter- tura de las neurosis, con algunas lecturas que darán cuenta de su inscrip-
nancia ent1:e.daustrofollfa_y_ago:cafobia. ción en una determinada perspectiva del psicoanálisis. Los invito a los tex-
ISIDORO VEGH
tos en que Lacan procuró dar cuenta de la fobia a través de algunas fór-
mulas; las encontrarán en los siguientes textos: CAPÍTULO VII
Allouch, "El fó.bíco" - RevístaJ ,ittoral (gn castellano) "Blaso-
nes de la fobia"/ Reyista Littoral Nº 1 (en francés);
_Lacan, Seminario IV, "Las relaciones de y
juanito y los maternas
26.06.57.
la fobia
Uno y otro texto se ocupan de las mismas fórmulas; hay otras en j..a-
can ffi!e me t:r:.abajar, así CO.ll}9 qué prefiero no
quedarme con ellas. -
En el próximo capítulo partiremos de la fórmula mínima de la fobia
y vamos a recurrir nuevamente a este historial que tan gentilmente nos
ofreció Batia Schwartz.
A partir del ajustado relato de Batía Schwartz de un análisis condu-
cido por ella y es:e material, me propongo formular las letras
correspondientes a la s:erá cuestión así de abordarla c.o.nuLe.Sku.c.tu-·
r-ª, procurando dar cuenta de los fundamentos para hacerlo, pese a los ti-
tubeos que encontramos tanto en Freud como en Lácan. Entre otros plan-
teos, situamos, por ejemplo, aquél donde Lacan recomienda no confundir
el síntoma fóbico con una estructura.
Cabe decir, apelando al humor, que esas reticencias se fundan en razo-
nes que la estructura misma ofrece y hacen que uno se muestre algo fóbi-
co cuando se trata de sancionarla como tal.
El paso siguiente será el de \nter¡ogar la neurosis..owsixa, siempre se-
gún la perspectiva planteada en un comienzo, aquella de fundamentar la
serie que vienen a constituir las neurosis, partiendo de los elementos de
los que hasta ahora puedo dar cuenta y en el marco conceptual que ins-
tituye hasta hoy nuestro horizonte. Si esa serie abarca, tanto en Freud
como en Lacan, tres estructiuras -fobia, neurosis obsesiva, histeria- en-
tiendo que no es una simple cuestión de hecho, sino que responde a razo-
nes que así la determinan.
En el historial presentado por Batía Schwartz, subrayé los puntos que
me parecieron significativos para pensar el modo según el cual se preci-
pita en el sujeto, desde la demanda de análisis y retroactivamente,
del momento lo que llamaríamos su presentación,
su enfermedad en términos freudianos. Así como lo hice para abordar la
histeria, voy a utilizar una lógica llevada a su formulación mínima, esto
es, tres letras y algunos signos en relación con ellas, que consignaré ha-
11 ()
ISIDORO VEG H ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
cía el final del recorrido que me propongo hacer. Me limito aquí a enume-
elementos:
A, para mscribir la referencia al Otro; se
<lli!], a un tiempo que alude al Otro como lugar.do1:1de, en pnncip10, se 19-
caliza JIB.ra el sujeto el lenguaje, la batería de el caso del
que nos ocupamos, se presenta en algunos e:nunciados en-
tre otros las frases "Eras todo mío" - se trata de un pretento imperfecto,
un pasado no concluido, a diferencia de "fuiste"-; "Si le hablás a tu pa-
dre, me muero". .
Por otra parte, tenemos en@la inscripción del objeto petit .ª'con cual ¿Cómo diferenciar si un ¡punto es exterior o interior respecto de una
se identifica en su fantasma el sujeto apresado en la neurosis.dfab1amos línea cerrada? Ocurre, en efecto, que es indiferente; lo que interesa es la
subrayado la oscilación entre la, agorafobia y la claustrofobia, ordenadas divisoria del espacio. Allí reside el mérito de la agorafobia y la clª U&1f.Q-
según el significante claustrO, . . . . ·fobia: dividen el espa2w enJJ.njygar posible y otro que no lo
Para indicarlo nos habíamos basado en la secuencia iniciada en el mo- cio donde la angustia por completo y otro que ofrece resgyarqg.
mento de lalirru;ción de la crisis de Ocurre en el curso del via- (En el historial, diremos que en los dos casos, se trata de manifestacio-
je de bodas, de la luna de miel, en presencia de su y frente a nes de la relación del sujeto con el claustro, remedios sintomáticos
iglesia, Nuestra Señora de... ; sólo consigue calmarla de3ando a su mu3er el sujetamiento en el deseo del Otro)Así lo indicaban tanto la escena de
ante la iglesia -algo importante- y refugüindose en el hotel. En un se- la iglesia como los dos dibujios, en el primero de los cuales está encerra-
g:undo momento se agrava, además de la angustia, la necesidad de do entre dos paredes. Todo fo cual precipita en una interpretación donde
ª-!!!!. tr.:e.cui:sQ.,.a ñte ella] 9e modo gue la frec:uencia y la de las se lo relaciona con el claustiro materno y que resulta propiciatoria, en la
crisis lo conducen a un período de Así, llega a la mstan- medida que por primera vez no sólo es cuestión de encierro, sino también
cia en que no puede salir de su habitación, c:omo no sea en su propio auto, preanuncio de alumbramiento.
prolongación de aquella. En el segundo de los dibujos, el claustro aparece en la variante de
Como subrayé, no debe sorprendernos la oscilación entre yago- la iglesia evocada por la imagen de Cristo, muerto en brazos del pa-
rafobia, si acudimos a una noción topológi&a como es la de espacio curvo. dre. No es la imagen más frecuente de Cristo. La más común es aqué-
Consideremos una esfera: lla que lo muestra en brazos de la madre y corresponde a La Piedad
; ella representa simbólicamente el don mayor que una madre puede
hacer: el don de su hijo -su hijo muerto- más allá de su amor. En el
caso del que nos estuvimos ocupando, en la medida que el Otro pri-
) punto exterior
mordial no cumple, el sujeto apela a una sustitución y Cristo aparece
en brazos del padre, donde deja de estar solo en el claustro de Nues-
tra Señora.
Si volvemos ahora a los elementos de la fórmula la letra d inscribe
la incidencia de la operación sostenida por el padre.lEncontraba en este
caso un doble obstáculo: por un lado, el de su ausencia real -había deja-
do de verlo durante treinta y ocho años-; por el otro, la interdicción ma-
En función de una eficacia que nos enseña la teoría de la Gestalt, si terna que cristaliza esa ausencia. De modo que los términos de la prohi-
trazo en esta esfera una línea cerrada, resulitará de toda evidencia que los bición edípica aparecen invertidos: no es el padre quien prohíbe el inces-
puntos ubicados dentro de esta línea cerradla son interiores y los to del hijo con la madre, sino la madre quien prohíbe la relación con el pa-
tán por fuera, exteriores. Parece una verdad. de perogrullo. Ahora bien, si dre. Doble razón para que en el lugar donde la instancia paterna viene a
voy agrandando esta circunferencia, hasta Jnacerla coincidir con el ecua- quedar así obturada, se pres1entifique el significante de la fobia (S.F.), la
dor de la esfera, ¿qué ocurre? palabra claustro. )
120 , .... ,
ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEGH
d < Ausencia real
Ausencia por interdicción materna
S.F claustro

A partir de esas consideraciones también se nos ofrece, en principio,


una tarea diferente a la de Lacan, esto es, la de usar ese álgebra y su to-
pología, llevarla hasta el extremo, gastarla hasta que se nos haga nece-
sario variar, cambiar, modifi.tcarla, pero no sin haber hecho uso de ella. La
tarea de Lacan fue otra. La •cumplió, por ejemplo, con el historial de Jua-
nito y produjo el álgebra de los mitos freudianos; se trata de tiempos lógi-
Esta era la lectura propuesta hasta aq1Uí, sin negar que pueda haber cos diferentes de los que resuiltan estructuras institucionales que también
otras, como lo habilita un historial con la :riqueza del que estamos abor- lo son. Si el nuestro supone ¡partir del álgebra ya producida, nadie puede
dando. Por mi parte, espero utilizar estas letras para escribir una fótmula arrogarse el derecho de afirmar que le pertenece ni argumentar, como La-
que cumpla. como las otras. función de...i;uu:.adigma....}!..nos permita ir com- can lo hizo, ''Yo solo fundo".
P.letando la serie de las neurosis. Él podía decirlo porque era el único que producía el álgebra del
En las dos últimas clases del seminario Las relaci&-1leLCI& obj.f!: mito freudiano, en tanto nosotros contamos con propuestas formaliza-
to 1 , las del 19 y 26 de junio de 1957, Lacan propone una serie de fór- das, ya disponibles para todo aquél que se interese en ellas. Si aque-
mulas_para pensar, no fobia tal lla avanzada por Lacan tiene consistencia, ya se trate del planteo de
Q.e ser leída en el hºstorialde_J uanito. Entiendo que en Buenos Aires las distintas estructuras, el álgebra y la topología de superficies o bien
nunca fueron desplegadas todas sus implicancias y .aunque mencio- del r ecurso a la t eoría de los nudos, entonces estamos en un momento
narlo pueda parecer vanidad de mi parte, mi intención es otra. Procu- donde ya no corresponde pensar el psicoaná lisis como la obra de uno
ro hacer presente así, no sólo ante quienes me leen sino ante mí m'is- solo: Esto es, si hubiese cabida para otro Lacan el psicoanálisis ha-
mo, hasta qué punto corremos el riesgo d e confundirnos cuando cree- bría fracasado; se desprenden de allí consecuencias que hacen a la re-
mos haber recorrido en su totalidad la enseñanza de Lacan porque lo lación entre analistas, t an1to como a la estructura de nuestra prácti-
nombramos desde hace muchos años. Hay formulaciones importantes, ca t eórica y clínica.
hasta diría claves que no han sido presentadas; no corresponden sólo También desde esa perspectiva entiendo que tiene su interés presen-
a los arduos pasajes finales de su obra, como los que evoqué respecto tar, aunque más no sea brevemente, las fórmulas propuestas por Lacan
de las t res identificaciones, sino que algunos de ellos se sitúan tam- para dar cuenta del caso Juanito y considerar, a parti.r de ellas, la
bién en los comienzos. cia que abordamos cuando s:e trata de un adulto: PI:JillefO la a
En_esas dos clases. Lacan sostiene que mo hay otro modo de escribir el la que sucede la aparición de Ja t.al sure;jda cgmg remed10 sm-
sjgillft_c1mte.de.la.fubia.Ji2mo no sea el de a10elar a letras que se articulan toroátic.o aute mm cwe jrrumpe,
en Es una tesis fuerte. Está pj_ant!@}dq que el ¿Q.uánd_o aparece la en Tal lo P:Untúa finamen-
mula algebraica - álgebra lacaniana, que no es idéntica a la matemática, en Ja lectura gue hace h1stonal -y a d1ferenc1a de lo mu-
se trata de otra lógica- no fue arbitrario. sino que en st.Lperspe.ctiva de chas veces se dijo- no es en ocasión del nacimiento de su hermamta Han-
abordaje se impuso como necesidad. na, sino en la inmediatez de algo que también consigna el historial, esto
Voy a hacer un breve pasaje por esas fó1c-mulas, poniendo en acto algo es cuando comienza a tener sensacione§ de en su
='-"'-
que considero valioso, como es sostenerme en una continuidad respecto Jizar práctll:as.mastur.hatori,as. . . . .
de ese tiempo que el año pasado situé en términos de "Paso a pase con La- ¿Qué..i:elación_puede...halber eutre una y....oJ¡ras? 81 nos dmgimos al
can". Ese "con Lacan" no es casual; anuncia que la relación con la obra de historial, encontramos que comienza de un modo sorprendente. Es. el
Lacan que mi trabajo entiende guardar, no es la misma que la de Lacan padre de Juanito, supuestamente en un afán de investigación des.m-
con la obra de Freud, en la medida que uno y otro legados no son idén- teresada buscando contribuir a un saber que admira y respeta, quien
ticos. En efecto, el de las letras corresponde exclusivamente a Lacan; si decide las notas tomadas acerca de su pequeño hijo a un se-
aceptamos que no responde a un capricho, Bino que constituye algo nece- ñor que venía de descubrir, no hacía mucho, algo nuevo, algo re-
sario en su práctica clínica y teórica como analista, allí se funda lo espe- cién irrumpía en el siglo, el psicoanálisis. De esas n.otas el
cífico de nuestra relación con ella. relato y son ellas las que vEmdrán a confirmar las tesis de la mc1p1en-
l. Lacan, Jacques: Le Seminaíre, livre N , "La relation d'objet", Éditions du Seuil, París, te disciplina.
1994.
123
177
ISIOORO VEGHI ESTRUCTURA Y TR./.\NSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
Desde el comienzo, el registro apuntad.o tiene su fuerza. El niño le w- planteamos que.ae...ti:ata.de:Lsignificante."caba)lo"
gynta_a..§.u.mamá: ¿Tú ti.enes la CD.sita d€: hacer pipí (Wiwimacher)? Y la decimos que el objeto de la fobia no es tal
mamá responde afirmativamente. sirio un'sigujficante& El obieto de.laJobia;e.s elmodo en 9uf(4e presenta
Así, con una presentación jocosa, encontramos situados los determi- lo real_.µn significante,aµsepte- es&Lsignificante.que.sµsgtu;ve al Gi@@'-
nantes de la estructura: qv&..enjygar de cante ausente del-No bn
tronar como Zeus, le e$cribe cuidadosa y_pulcramente al 12rofosor: "¡Mire Con estas mínimas puntuaciones vamos a ver cómo trabaja Lacan el
lq que dice mi hijo y le responde mi mujer!" y este hijo, aeresado en la es- historial de Juanito. Estamos en el año 1957, en el momento del semina-
tructura. Al!ilip,emos los detenn,inan la irrupción.de rio relaciones de ,gue_encuentran_s_u correlato en las
la angustia. fórmula§ de la metáfora y la metonimia t.al como aearecen en "La ins-
...m11ento en que aparece e§.a irrupción de tancia en el inconsciente o la razón desde Freud"3 µn...'.'.Hna
@o es_oQjeto de goce para el Otro primo1¡:filfil, él es el falo imaginario de cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis"4 y que tras-
su madre; el problema _surge cuando en esa dupla hace irrupsi§n _un ter- cribo aquí:
elemento el_m droJ.a_armon(a. Si procuramos escribir-
lo, tenemos que en d@cie-_to.do.funcionaba.bien,.ir.tumlle.J.lll . metáfora: F ( - S'
goce fálico (:;e._), aparece diría Lacan- un esto Fórmula de la - ) S
S S+s
es, aquél que pertenece a la serie de los que no pueden transformarse en
una fracción de enteros, de modo que se continúan en infinitos decimales;
en términos de estructura subjetiva, ese ,eJemento incomodar el De la sustitución del sig;nificante S por S't un significante por otro, se
gQce donde JuanitQ.se encqntraba,J'enem,ps desprende un..plus d_e__significación; el signo (-to.) indica elatravesamiento
de una barra que supone la. producción de ese plus.
A ..Lakan_escrib_e_efila_fu:mula de otro modo. aunqye gua¡dando la misma
- - - - - = -q> ..dru:...cJJ..enta de la metáfr>ra naternll:
a
Se trata de un elemento que no sólo incomoda ese goce, sino que tam- s S'
bién constituye un anuncio; podríamos plantearlo en estos
w.a. abpr.a.hubo, un AAC$j..J?.eto-enJLque9.p.bas ixi:emedj@ lemente a me¡-
Otro. Esto.nue:go qm1 a,parece&a.J&PPsigiJid@d de ot¡g
S'
/-- X
__);J OtrP". Q.Qmo ditiª J\ierkeg_aard2"J,m,a..libm;,t ad..s& i:1.n. 11nci.a.v es Ignoro el por qué de la modificación incluida aquí, pero en todo caso el
)Ju¡uungustia al en efecto, al mismo tiempo que e§a novedad se resultado es el mismo. P.araJ.e.e.Llafórmula en él
P.resenta, aparece con ella la P.osibilidad dle no obtenerla. mism0-deiine, comienzo.poi: la S' de,W. .QerechJl,_que una vez caída ba.i9 la
Desde la perspectiva de una determinada lectura del texto freudiano barra resulta S del determinan-
-texto que no es tan simple como puede parecerlo- viene a quedar formu- do una en el del filgnificado,
lada una diferencia en cierto modo de articular la amenaza de castración · Al plantearlo de .este modo, Lacan reelabora, trastoca la teoría de la
y la angustia consecuente. Así, la castración no pornue metáfora y al hacerlo se enfrenta con más de dos mil años de historia. A
eLniño tiene miedo a perder las caricias.de Ja el mi entender, se trata de uno de los puntos claves de la producción laca-
nelJ.l:Ó.ÜCQ.lO Cree e.intuitiv:amepte )g afu:.oJa,, llfl¡O a]go <nltLnO niana y quien se interese por una revisión erudita de la cuestión, puede
la mad.tie la..acomp-ªlle, .como lo relata el
hiiitocial, la.angustia..permanece. Su a la
irrupcióu.eo._Juanito de.un goce.fálico 3. Lacan, Jacques: Écrits, "L'instance de la lettre dans l'inconscient ou la raison depuis
re.sgµardo ante esa angustia...fil!arecerá obi _al caballo. Ahora bien,_si. Freud", page 493, Éditions du Seuil, París, 1966.
4. Lacan, Jacques: Écrits, question préliminaire a tout traitement possible de la
2. Kierkegaard, Soren: "El concepto de la angustia", Colección Austral, Madrid, 1940. psychose", page 531, Éditions du Seuil, París, 1966.
124 125
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
encontrarla en el texto de Paul xixa''5 . Ese estudio Hasta aquí, Si bien sufre
permite ver bien hasta qué punto Lacan se distancia de una larga tradi- la fo.bia, esas dificultades son las que -;;dan en la para-
ción, cuando nos dice que la metáfora se constituye a partir de unq rela; ItQ!!l. La d1ferenc1a entre un:a y otra reside en que algo de esa instancia
ción de cuatro términos, donde el significado también es un significante, p_ermite en fobia que se produzca un significante sustituto. En la se-
P.ero ubicado en otro lugar, cumpliendo otra función. sión del l.9J)JL5.Ldds..emina io Las relaciones de objeto, Lacan sitúa así
Es la sustituciQn. de un significante por otro y su consecuente inciden- la metáfora p.atema: ---- -
cia en el significado,.§.egJi_n esta fórmula metáfo.r.a ™ nzada.por La-
c,an, la cu,1u end.tá..a.J:n.o.dificar..el de
s
H-)
S'
S' X -- s significante del padre, P, el sujeJ;o__er.a..pa.ta.l.a.m_adre..,
M; esa sustitución, la metáfora paterna, es congruente con.la efü::acia..deJa
En el seminario de esta estructura general de cgi.stración, que indica aquí signo con el que...Lacan juega asimilándolo
la metáfora, Lacan este ru.g9o, donde la a una hoz,_/'\ ,.aLque viene ª "sumar:se..una.s...mi.núscula,..eLplus de signifi-
inscripción de los término,s en_els_entiili>iDiY"erso deJa..grafía habitual, in- cación,_elcambio de significación que afect a al suj.etQ. Si bien presenta va-
di.ca..los..tiempos.lógicos..deliru:ons.cie.n.t e:.. riaciones respecto de la anteriior, podemos reconocer que la estructura es la
misma; en ambas encontramos la función del padre en tanto significante (P)
N.P. D.M. que luego, depurada, viene a inscribirse como Nombre del Padre (N.P.). Esto
es, a medida que despeja sus :formulaciones, Lacan titubea, avanza, se des-
D.M. X plaza en la problemática que aborda y enfrenta los obstáculos que se van
presentando.
E_l deseo de la aJ...§.1J.j e..t.o,_en.,12rincip.iQ,...Q.QIDQblo Dejo por el momento la fó1:mula anterior, para apreciar la transforma-
imagW,arip objeto de sy, En la mediqi! eme onera ción y la problemática de ;q\J1ella q,ua.da cuenta.de la estructura tal como
deseo, bajo la se..presentaen..elmomento pz:eyio_ala..fubia, es decir..eltiempo
del sujetp; aJlí..i:eside Ja eficacia del ombre del Padre. jeto -pongamos por caso Juanito- es presa de la anwstia. Lacan la plan-
Cuando trabajamos la identificación pr imera, reiresentándola en la tea en estos términos:
reversión de un solo toro, dijimos que esa operacióru_ólo se R_resen-
te en el tiempo de la identificación his_térica; de modo que, anticipada, se
realiza en un momento ulterior. (M + <p + a) M ,...., m + n
La metáfora paterna tiene la misma estructura que la fórmula de la
metáfora. Encontramos así al Nombr e_deJLPadre en el lugar del signifi-
C..ª-nte_m.gtafórico, en t_anto_el Deseo de la Madre se ubica como_signif!can- •
te sustituido. Lª-K.viene a decir,!lOS cambia su valor: en efec- Esta fórmula dice.:..eLtiempo..deJ.a.ang:ustia..e.n.J.uanito..es..eLresultado
to, no es lo mismo ser objeto del deseo del Otro que entrar en los intercam- .de.la..congxuencia entrelas-W>s..fó.unulas,,de.modo_,,qu.e..p.uede.r.,esponder-..al
bios del lazo social. Lacan lo dirá en estos términos: elNombr.e..del Eadre hecho queja rnª dre ( M ) en colección el falo (cp) -ella
sjtúa 'ª1.Qi;ro en relación al falo (phallus). .lo- y los niñ.osL aJ _::fill de la Pl:._q!;!_eña Hanna.
La angustia irrumpe cuando allí donde en la díada¿, vie-
N.P. N.P. ne...a.inmiscuirse una i.natancia ten:era. Del lado de
____.¡;. A )
D.M. X
( phallus se..delÍaln.o..bien.de.los niñas,_q:u.e..p.N...el.momentQ...Lª can sitúa con lal etra
(..a.1..filnJll.le..filla inscriba todavía al objeto a ;_..del lado....de Juanito, _pu_pene,
5. Ricoeur, Paul: "La metáfora viva", Ediciones Megápolis, Buenos Aires, 1977. indicado con la letra rr. Tenemos entonces:
127
ISIDORO VEG·H ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
A Así debutó la fisica moderna y lo evoco para que le acordemos una cuo-
=-<p ta de fe al planteo de Lacan. La ciencia moderna se inaugura con el deli-
a rio científico, que a diferencia ded paranoico, se pone a prueba. Tal la tesis
de Alexandre Koyré6, retomada por Lacan para indicarnos, según entien-
Del lado del Otro o del lado de Juanitoiz:rumpe lo que viene a incomo- do, la necesidad de esta escritura por él inaugurada.
dar-eso que hacían_tan.bien entra.los dos;-alli ubicamos el tiempo dela an- la última fórmula, diré que Juanito está aprisionado en ella.
que el complejo.fr.at_erno contri- Consideremos que un dique es una presentación en lo real de una fórmula
buye a su enlamedida..que..riena-aindicarlaaJuanito que su matemática; en esta perspectiva, el dique no la cuenta, la presenta. Diré
madr.eJmsca algo más a11á de...él, pero no es el desencadenante_. Esta fór- entonces que Juanito sufre una...fórmula,..nec.e.sitaJ>tra y la produce: aqué-
mula nos dice de una falta de eficaci-ª._de la metáfora paterna. lla que corresponde a la fobia yainstalada.
Pregunta: ¿Por qué la M se repite?.
('I )
(m) n
Isidoro Vegh: Señala la congruencia entre la madre, con estos objetos,
(M + <p + a)
y Juanito duplicado por su pene.
Paso a la fórmula siguiente, de la que se vale Lacan para escribir el
significante de la fobia. Tenemos que sortear algunos problemas elementales de transcripción·
así, en la versión mimeografiada del seminario en francés, la letra
ta en el numerador del primer elemento de la fórmula, aparece afectada
('I) por un apóstrofe ('), no así en la que aporta la revista Littoral; no sé exac-
(m) + 7t tamente qué indica esa modificación; tal vez aluda a alguna de las fórmu-
(M + <p +a) las precedentes, donde el signifü:ante metafórico quedaba inscripto como
S', pero quizá se trate de un error de transcripción.
IJe.hajo_deJa_bau,a por
Frente al planteo que avanza aquí, podemos pensar que se t rata de un el-signincante metafórico_ .sjgnjfü:ante de la fohja que viene
problema de Lacan o bien que está afirmando algo de mayor trascenden- padre, sitúa baje> la barra aque11o que.causa Ja a.ggustia.
cia, remitiéndonos al hecho que ha llegado para el psicoanálisis -como al- 81 nos rem1t1mos a Juanito, será cuestión de la madre, M. más el falo, m.,
guna vez ocurrió para otras disciplinas- el momento de pasar a una forma más los niños que la habitan, a, esto es, lo su ullli.do..JlQL.eLsignifican-
de escritura diferente, formulación que a su vez podría ser objetada. te "caha11o".
Respecto de ese cambio, una referencia es aquella de lo ocurrido cuan- Lacan que e_ste_primer.J;érmino de la fórmula resulta con-
do un señor, Galileo Galilei, estableció que todo cuerpo permanece en gi:ufillk._co_n el M =_l m) + lhJi_ppde encontramq§_tl.J.oJ moi) en
reposo o en movimiento uniforme, si no hay una fuerza contraria que tanto f¡:tlo imaginati.Q..deLQtro,J;}jgamos entre paréntesis,
se le oponga. De inmediato surgieron quienes desmentían esta afirma- aJm..tiempo que emergu...en..e.ste caso la relación cop el propio pene.
ción: lo que usted dice no es cierto; si tiro una pelota, al cabo de cierto En el tiempo que el de la irrupción de la angustia,_Jua-
recorrido se detiene. Galileo habrá señalado entonces la condición por níto.JJ.o.__tiene..alternativa; en prjmera, Ja de objeto de
él enunciada, que aludía a la ausencia de toda fuerza opuesta a ese mo- goce..deLOtro, viene uesru.tfil:jncomodada tanto en la yex;tiente del Otro
vimiento; a partir del momento en el que hay roce, esa fuerza está pre- como en la que hace a su lugar de sujeto. Asi,..delJado de.la.madt.e,,.eLfalo,
sente. Para que tal condición se cumpla,. debe considerarse el movimien- <p, Y la hermanita, l a ), el anuncio de un p9sible hiato...en-
to tal como se da en el vacío absoluto, e.sto es, en ningún contexto natu- tre .Iuanito.;v..eLOtr.o primordial,,.aún no lado de.Juanito, la
ral. enunciado de la ley no coincide c:on ninguno de ellos, sino que se
sostiene en una fórmula matemática. 6. Koyré, Alexandre: "Études d'histoire de la pensée scientifique", Éditions Gallimard,
France, 1973.
l?A 129
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSIFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
aparición de 1t -sus propias interfiere su tia de Juanito llega a puntos cuando el cabfillQ.
posición, :µ_que_tenei:,.pene se concilia con el lugar de falo na presentifica, a la vez. el mJwn.ento en el r neruiría a__quedm:...élmismo
rio del.Otro. aguí la razón por Ía cual el de camino;J:.. .un
. tiemP.o de_ p-ªItQ, re.;
tico_pasa el tiempo_busflandoJa tanto elude la envía a la transacción propia del síntoma.Lo esencial es que en esta arti-
cªstración simbólica del Otro. . culación -signifi.c ante que representa la posibilidad de des-
EnJa..fürm.u.la..IlI.Qpuesta..para la fobia.. ésta queda inscrip.ta,,,por:..el si,g- asimiento- el. caballo presenti(ica_al Nombre del Padre
ni.ficante-.representado potlaJetra l .;-que puede asimismo corresponder Lacan propone además otras fórmulas; como considerarlas todas nos
al índice tipográfico de un trazo, precisamente en su condición_ de_ uno- ; complicaría en exceso, sin detenerme en cada una de ellas retomo breve-
en el caso que mente aquella que.figura en lai clase del 26-6-57, donde plantea com2.!_ér-
te barrª--a Otro pn¡nord1al Ysus Illil12§ congruenJ es, a del signo(-) el modo según el cual Jua-
a él. Jµanito <leía de ser uno de ellos. nito de S§_r el falo a tenerfo -y en puede sustraerse d.;1
En-eLotro-térnrino de la 111SN donde era el falo imaginario de la_madre:
Juanito. Si en la fórmula de la..angusfaa lo que incomoda es.la relación m
-i=-IL,..Ser_y..tenei:..eLfalo, la.aparición del significante de la fobia, I , permi-
te._ al sujeto situar_se d..e otro..m_oclo,yieyerj;ir su angustia.
D-M(m)
Pregunta: ¿El significante "caballo" se escribe arriba?
Isidoro Vegh: El caballo aparece en ell historial más de cuarenta ve-
ces· va cambiando su significación a medida que es elaborado, según una Me importa destacar que la diferencia entre las dos últimas fórmulas
pe;spectiva que podemos asimilar a la de los tiempos de un mito. En resulta de especial interés, en la medida que da cuenta de cómo se van
to tal como lo destaca Lévi-Strauss, sus distintas versiones que admiten gestando en el trabajo de un analista. Sin sacralizarlas, podemos entre-
ordenadas en series, son otros tantos intentos de producir respuestas ver el valor que tienen en la pe:rspectiva de la reflexión lacaniana y su es-
precisamente allí donde no las hay. . fuerzo - tropiezos y titubeos incluidos- por pensar el modo en que se pre-
También la serie del caballo va variando, aún cuando pueda ubicar- sentan y ,.d..síntoma - en la9 casión,Ja fobia-, la manera de in-
se un elemento común, un punto clave, e:n una articulación significante. tervenir y hacia dónde cabe ;a¡;iuntar esa iutervenciáo
Lacan la sitúa en su referencia a dos frases; se trata, por un lado, de We-
gen-Wiigen, términos homófonos en alemán, si bien difieren en su escritu- Pregunta: Esa fórmula, M.,+ w ± a, ¿es homóloga al deseo de lama-
ra: Wegen quiere decir "a causa de" y Wéigen "vehículos, carros"; por otro, dre?
es cuestión de Wegen dem Pferd ("a causa del caballo"), frase dirigida por
un padre a una hija, significándole: "A causa de un caballo podrías que- Isidoro Vegh: Indica la madr&. y los objetos que ella dt}sea.
darte sin los dedos si lo acaricias", esto es, una velada amenaza de castra-
ción en tanto ese caballo es también el que t ira del carro. A medida que Pregunta: ¿Supone alguna ventaja poner allí "deseo de la madre"?
la_ro'hia avanza .Iuanjto ella IlQ.. estL en jue-
go...aólo_elcaballo,_sinQ qtte als:wiza s,U,Jl_ai;oxii;;mo cuando .se tr:ata de, aquél Isidoro Vegh: De_s_eo d.e la madre..JdM es un modo simp,lificad.Q., derui-
qu_e..tira deLcarro. al die esta fórmula que, como las demás, Lacan
¿C_ó_lll_o_si:tuar .este último elemento1.Y'a.riaa son las.significaciones que habrá de abandonar. Pero creo que resulta estimulante, cuando aborda-
c.onfluy.en, en..ély, goda taQto,.ruueAUl.taJJ.bi.c,.ado.siempr.e...en los mismos tér- mos la obra de un pensador cuyo valor reconocemos, situar los momen-
minos. P.or momentos representa.el antro materno, en otros viene a fi@rar tos de gestación de sus conceptos. Entiendo que el primero de esos valo-
la chauce de .Ju anito de salir de allí: enganchado a l caballQ, puede llegar_a res es el de permitirme trabajar con ellos, desplegar estas fórmulas; me
separarse.del es entonces aguél acuerda así, ya que hablamos de angustia, fobia y libertad, mi cuota de
que tira y. a) hacerlo le permit;e Encontramos gue la angus- Los titubeos que encont1ramos a lo largo de estos desarrollos de los
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA YTRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSI S
que venimos ocupándonos, muestran que no se trata de fórmulas sagra- René Thom en lo que hace a una de las variantes de "catástrofe elemen-
das, ya que el mismo autor se permite variarlas. Así, también nosotros tal", puede servirnos para dar cuenta de la diferencia entre ambas.
estamos habilitados para hacerlo si lo ente111demos necesario; tendremos
entonces la ocasión de proponer algo distinto.
Comentario: Volviendo a la pregunta, me parece que sí hay una dife-
rencia entre esas dos escrituras, por un lado M + cp + a , y por otro DM.
Casualmente en el tiempo al que hacías reforencia, el que corresponde a
''Una cuestión preliminar a todo tratamienfo posible de la psicosis", La-
can considera del lado de la madre dos lugares. En el triángulo inferior
del cuadrángulo, que representa lo simbólico, ubica el significante del ob-
jeto primordial - la madre-, en tanto el superior remite a lo imaginario.
Si en Juanito encontramos la fórmula y todavía no DM, es porque la se-
paración entre lo imaginario y lo simbólico no se ha producido, consecuen-
cia de la falta del Nombre del Padre. Justamente la fobia de Juanito da
cuenta de esta dificultad.
Isidoro Vegh: Te agradezco el comentario; es un aliento para mí si el
camino que venimos realizando los provoca a pensar y abrir las distintas E.a este esquema que toma la forma de una hoja pleg_ada, encontramos
perspectivas desde las cuales podemos abordar la cuestión. qu,e el declive suave entre ( a ) y ( b ), así como entre ( a ) y ( c ) permite.
}Jacer un trayecto de ida y vuelta.; pero de llegar hasta el borde del pliegue,
Quiero destacar ahora algo que podemos ubicar en el historial de Jua- (.d ), todo cuanto puede suceder 1es una caída irreversible. En cuanto aloa
nito así como en el que trabajamos con Batia Schwartz, en el sentido de factores de control (FC 1 Y,. 21 haremos GQII:e..6120nde.r...msRectivamtm-
lo irreversible inherente a la angustia una yez desencadenada, .qu.e..deter- te, al Otro primordiªU A.)..y_al Nombre del Padre ( NP ). De figurarnos..al
rnina la anterior - así, suj,e,to como una pelotita que va rodando por este al llegar al borde
aunque la mamá lo acompañe, Juanito no logra contener su angustia. l sD se encuentra con el anuncio de un camQiQ de :gosición irremediable,
Esta discontinuidad me remitió a una .moderna teoría matemáti- y.a que una vez allí no cabe la opción de retroceder, sólo queda la posibili-
ca, formulada por un autor francés, René Thom. Se trata de la Teoría dad de Ja caída. Es-.a..sí,.p.Ql' lo deJmás,_como los pacientes suelen describir-
de las catástrofes 1 , que en términos de esa ciencia intenta pensar pro- lo:...una..sensación de caída en el :abismo. -
cesos de discontinuidad, abordándolos a partir de un abanico de sie- Si bien por el momento no avanzaré mucho más en lo que hace a la
te catástrofes elementales. Una de ellas funciona con dos factores de teoría matemática de las catástrofes, mi propuesta a partir de estos plan-
control ; desde ese punto de vista consideré que podía servirnos de re- teos elementales, e independientemente de lo formulado por René Thom,
ferencia para despejar aspectos de lo que estamos abordando, donde la de. considerar..es.te..plan.o_ya no como una hoja sino sig-
el sujeto identificado con el objeto a 'lÜme.a situai:se...también él.como nificante. de cuya eficacia OQ.eratoria en cada momento resultaría el obje-
produ cto_de..dos. fa_c.uu:.es..de..co.ntx:ol, el yJ a instancia t.o.a, representadQ..por Tendría su interés retomar Jo avanza-
paterna. do por el matemático en términos de mapa de la estructura, en la medida
Una vez de una estructura antes y otra después que, según entiendo, implica con.secuencias que importa pensar en cuan-
de la la representación en el plano avanzada por to al modo de conducir la cura.
Pero me interesa volver anteis a la fórmula mínima que me permite
7. - Woodcock, Alexander y Davis Monte: "Teoría de las catástrofes, Ed. Cátedra, Madrid,
1986 (Pág. 67).
presentarles la estructura de la fobia. Habíamos partido de aquélla que
- Thom, René: "Paraboles et catastrophes", Ed. Flammarion, France, 1989. da cuenta de la·histeria:
- Thom, René a partir de L'oeuvre, Colloque de Cerisy, "'Lagos et Théorie des Catastrophes",
Editions Patiño, 1989.
ESTRUCTURA Y TRAN:SFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
ISIDORO VEGH
grnj;e ante eLlmuncio del corte'i y de la que da cuentatlfilgnüicante fi'bº
0
W · Es éste el que le acuerda la ico
da d e1 pos1ºble d es1·iz h acia
. la perversión. resguar-
A =>
El.§Jljeto, tal como figura aq_tJL identificado con el y habiendo to-
mado distancia del Otro_primo dial,_se ,S,Qstiel}.e..en.s.l.l....annadura, por su
r.elación...con.eLrunor deLpadre_..,en_ta,nto es«Utmor también al de- ( I ) = significante fóbico
seo que el padre presentifica como tal una dimensión fálica, otro
goce que sep_ata.alsuje!Q_ de Otro1 ince§.tuo.§_o.
En cuanto a la fobia, propongo esta otra.: a '-/
-vA
a
Dejo así planteada, con esj;a segunda
dg Freud y de Lacan en situair la fobia c,.omo !!_na.
por...mi parte testimonios en la clínica que dan cuenta de_ea_te

al titubeo
Los términos que inscriben el tiemruwie la angustia_y qµe ya había pecífico, ya_sea en aquellos ante J.m.ainstan-
Á, ubican bajo la barra, en el lugar del objeto, al niño soste- cia de o_bien...cuando esa clínica..I:een-
niendo la falacia deLQtro; la instanciaJálli&_a del deseo queda indicada vía alternati_yaillfill.t:.e y a.Ja.posición obsesixa,.s.egún_elsJJje-
con la letra_9., en tanto las flechas corresponden al rombo del poin<;on to a en un tiei;npo d,Q..wie del pa-
q.ue da.cuenta de su incidencia. La anuncian enJuanito las excitaciones o bien hacia un retorno all goce del Otro,..sinJJ&ga:r:...a..estabiliza¡pe en
su pene.. qQe i:eenvían -salvo que apelemos a una explicación natura- n]!!fil!na de las c!.Qs La estructura se caracteriza por esa osci-
lista- a un modo de eficacia del Nombre del Padre. En..efecto elllamado lación, cuyo momento de estabilidad se produce cuando incide la eficacja
4
<le su pene oír un goce distinto del goce.del Otro, un goce fálico,pIO- del_significante f6bico.
ducto -aung,ue s§a di torsionado- de Ja interrogación de la que el padre
..fil irrofesor Freud. La Comentario: Respecto de Juanito, quizá podrían pensarse esos momen-
angustia aparece cuando esta instancia se presentifica, subrayando con tos en términos de histeria dei angustia y de fobia.
su trazo la barra.
Ante esa emergencia, fóbico axance en re.:. Isidoro Y_egh: P.refi7ro 11.QJlC:udir al cuadro de histeria de angustia._por-
!ación al deseo y tienda entonces a que retorne que. l_a considero puntual; dura muy poc_9 y_ el sujetQse es-
tabiliza lo antes posible apelando a la construcción de la
a la conjunción con el Otro, situándgse entonces.en la§_fil)cilaciones ob-
sesiyas; en..este lugaci.ntermedio enke_una )W)tra.altei:nativa se funda fobia, instalándose entonces en alguna de las.i.o rmas.que,.ésta puede to-
mar: agorafobia, etc. Es.tQ es, entiendo que la histeria de
Lacan para considerar que la_fqpia a una estructura. Así lo
angustia no es sino el momento inaugural de la fobia, antes de encontrar
avanza en el seminario de 1969, D.:un.Alt.tLe d l'autJ;.e, cuando plantea:
el significante fóbico una estabilidad; cuando éste.fracasa µe_pr.odu-
' "Lafobia...no es.runa.entidad nlataforma giratoria¡ vira
hacia la o la obsesión. y 12ermite la unión con la perversión". ce como uras
Si bien acuerdo con este abordaje, ,grecisamente allí, en de la histeria o de la obsesión,. pero el sujeto no ellas, se man-
eaaposición entre histeria y neuro is obse.i?i.:i..a, al borde tiene oscilando entre una y otra.
:il!J'i implica al sujetQ cQmo objeto de goce del Otro-, reside aque-
llo que estructura, la...roa.r.c_a en el prjllo deter- Pregunta: ¿Cómo podría.mios pensar la dirección de la cura teniendo
mina.da.por...elmodo específico antortigua la angustia, emer- en cuenta esta oscilación? Partiendo del planteo según el cual el objeto de
la fobia es un significante que sustituye al significante ausente del Nom-
ISIDORO VEGH
bre del Padre, ¿cómo pensar el estatuto de este objeto respecto del signi-
ficante?.
CAPÍTULO VI 11
Isidoro Vegh: La primera cuestión invita a otro seminario, que tal vez
hagamos el año que viene. Podemos avanzar que si la culpa nos parece un
sentimiento sospechable, la angustia, en cambio, no es a descartar, es un El Hombre de las Ratas
buen indicador. Así, aquellos momentos de angustia en un
'
análisis, nos indican que filglie está ordenando en el
sentido
en el buen
_rutsªjes en el curso de los cuales el la doble deuda impaga
su desesp_eración, invitan alana-
li.,Qj;a a repasar su,fwlci..Qn.y la ética que subtiende.
Dosificar la emergencia de la angustia., tal como alguna vez lo recor-
dó La.can, forma parte del arte del análisis. Ahora bien, si se trata de una
cuestión a cuidar, ocurre que también tiene sus límites; ocurre con frecuen-
cia..aue en eSQS momentos el analista procura amortiguar esa emergen-
ca.x. a.una_ p_.Qfil1ción anterior. Olvida.as_ÍJlue su
El 1º de de 1907, umjoven abogado de treinta años, desespera-
anarlo ,_entendiendcuuJ.e..s.e trata de pasar por esos
..mruneotos;..es..desde la pe.rs.pectiva de DCQIJ.mañar el el analis- la cond1c1ón de progresiva invalidez en que lo dejaban sus graves
ta podrá definir las cuestiones propias del encuagre. · solicitarle ayuda al profesor Sigmund Freud;
De modo que cuando el sujeto llegó a uno de esos borges, al m1c10 entonces el anahs1s que conocemos como el historial del Hombre de
dru:.-esas.a.lto, de poco valen las intervenciones de tipo kleiniano: "¡Ah, no! las Ratas 1, experiencia que hace poco cumplió ochenta años.
No es el momento que corresponde, espere que lo veamos la sesión que lo el propio Freud en el relato que de ella nos dejó, .ese
viene!". Antes que detener el avance de la cura, es preferible que La dis- r.ecorndo anahtico duró casi utn año, al cabo del c_ual eljoven..ab_Qgado pudo
ponibilidad del analista, se e;irtiegdaa...tantas sesiones como..sean.necesa- r.etomar el curso normal de vida, que había quedado..de_tenido_durante un
rias, 'larias p.QL..Qía si.resulta · lapso bastante prolongado.
En cuanto a la segunda pregunta, tl.Qbjeto de la fobia no es un obje- En el momento en que se decide a consultar, se encontraba atenaceado
to, aiín c1rnndo se presente como tal. Corresponde situarlo en términos de pertinaz, constante, por temores referidos a las personas que
una de las diversas formas segú_n las cuales puede presentarse el aforismo amar: su padre y la querida.
lacaniano: "J..o que.se. e,xru!ls¡µl.e lo simhóJico retorna en lo real": decjwgs Así comienza Freud a consignar una historia que produjo en él la sufi-
que e} objeto de la e¡a un lo real, SUStitu- ciente resonancia como para que transcurrido sólo un mes de iniciada la
vftpdp ª Un §j¡mifirapte ªH§@pt-e E&e retffmg §G di&tixmie de lo experiencia, hiciese una primera y minuciosa comunicación en la Socie-
de.,ser..p.or eiemnlo, la xa QW: se da -groyi¡to de su ¡;o- dad de Psicoanálisis de Viena.
bertura im@efoarja. Esto determjna que si bien nroduce an¡ustia, no pro- La consulta de quien pasa:ría a ser el eje del historial freudiano había
voca la sensación de lo siniestrQ, como sí se yerifica en el momento de la sido precipitada por un incidente lamentable irrumpiendo en tras- cl
la psicosis_ · fondo de ese temor amenazante, ltabía cobrado la dimensión de la gota
Así, por ejemplo, si en una concentracirón masiva la multitud me aho- qy& rebalsa_el vaso. Oficial reserva convocado a tomar las armas ha-
ga, esto puede venir a quedar recubierto por un "¡Pero cuántos son ... !". Y bía olvidado sus en el ]lugar de los ejercicios; gafas -Zwicker
más de uno camina con su fobia, tranquifo por el mundo, cuidándola bien en alemán- ginían una forma especial, aquella que en español designa-
mos "quevedos".
con los recursos de los que dispone. Hasta es posible llegar a hacer de ella
una posición snob; en el ejemplo al que me refería, podría ser el argumen- Cuenta que procurando nOI postergar su retorno, decidió no buscarlas;
to según el cual "No me gustan las multitudes; sábado por la noche no pa- a la empleada del donde se habían desarrollado los ejerci-
seo". Allí la fobia queda recubierta con un emblema social.') 1. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo X, "A propósito de un caso de neurosis obsesi-
va", Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1980.
i;c
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
cios militares, que en caso de encontrarlos se Jos hicier_a llegar, misión qu..e , Como lo evoqué b:evemernte, hubo entonces un intento de el
él reembolsaría también por vía postal. que lo aqueJaba a la demanda_que plantea en esa ocasión· así
Cuando efectivamente recupera las gafas., un capitán,..ofi.cial de carre- CQI1sideró que el profesor Fr.eud podría establecer a su nombre u ' '
tifi d d . alid n cer-
ra, le comunica que le debe 3,80 coronas, moneda del lugar, ª-1teniente que .ca Q e mv ez; su proyecto era presentárselo alteniente A q ·
se hizo cargo del pago. En ese momento, cuenta el joven abogado, le asal: por accedería a cumplir la escena del
tó una idea: no debía pagar ese dinero al teniente - presentado en el his- gun_J!l Ja babia imaginado. F reud le aclara que era impensable para él
torial como el teniente A- , ya que hacerlo podría tener consecuencias no a demanda y lo invita, simplemente, a instalarse en cf: 1
precisamente agradables para el padre y la mujer amada. asociar.
Frente a esta,jdea que se le impone, surge la perentoria intimación de . Vaya este suscinto relato a título de mero repaso, con el fin de introdu-
un juramento: "Voy a pagar esas 3,80 coron:as al teniente A", que formU; del modo más ?reve posible el historial de este caso de neurosis obse-
'ado desde el Otro se perfilaba como mandato: "Tú debes pagar al tenien- siva. l\íe prop?ngo desplegar :a partir de él la última de las tres fórmulas
te A las 3,80 coronas". nos la afirmación según la cual las neurosis cons-
-- Se derivaron de allí cavilaciones agobiantes -de las que había tenido tituyen una sene, sostenida P?r una lógica. Es ella la que determina
anteriormente otras versiones-; sumadas ala desesperación que fas en el campo freudiano y lacaniano, con el que hasta hoy nos
pañó, lo decidieron a consultar a ese profesor del cual, por casualidadJla- movemos, las neurosis sean tres, ni más ni menos.
bía llegado a sus manos uno textos, "Psicopatología de la vida. co- Decía1?os que el de la demanda del.sujeto es un pago
tidiana"; había encontrado en _él ciertos jueg:os de palabras que le habían <I;Ue se le Impone, al mismo tie1?Pº que la necesidad de no cumplirlo. Aso-
especialmente familiares. ciando con el de agolno actual, el sujeto aporta elementos acerca
En el momento de formular su demanda, no descarta que tal vez po- del a ellos sabemos quién lo formula: se trata del mis-
dría incluir al profesor en la escena que lo ocupaba: la imposibilidad de capitá n, de checo, HUe había contado un!l historia, donde ha-
saldar la deuda según los términos del mandato. No sólo en función de la bía puesto en. evidencia un gusto por lo que podríamos calificar de cierta
idea contraria que se le había impuesto: "Si haces eso, tus personas más lnv_1tado por Freud a relatarla, el sujeto se muestra bastante in-
queridas podrían sufrir un castigo", sino además por el error que se había qweto, llega mcluso a levantarse del diván y finalmente se decide a con-
deslizado en el incidente. En efecto, no era en verdad el teniente A_quien hemos leído seguramente más de una vez, de modo que también
había pagado sino el teniente B, Em tanto el mandato y el jura- me hmito a recordarla: en algtin lugar existía un castigo por el cual se co-
mento que le siguió reenviaban al primero. ¿Cómo cumplir con ese jura- locaba sobre una persona atada un recipiente conteniendo ratas· si bien
mento y al mismo tiempo saldar convenientfil!lente la deuda? n.o..se precisa la posición en la que se encuentra el torturado sí indica
Ninguna fórmulas lo habilitabª-J>ara hacerlo, en tanto com- qµe la de ese recipiente y el ano de la víctima quedan contacto.
plicados devaneos lo conducían a plantearse soluciones que eran desecha- El pac:ente relata la anécdota con gran dificultad Y.fil genio_clínico de
das una y otra vez, de modo tal que no lograba sino girar en torno de la F,.reud senala con agudeza que "presentaba en su rostro una expresión de
misma cuestión. Entre esas alternativas, se contaba la de acudir a la_g_s- ho..rror ante un placer que él mismo ignoraba"2.
tafeta de correo con el teniente.A y el teniente B; allí el teniente A le daría Esta escena se le impone como una obsesión, a igual título que el man-
a.so coronas ala.&mpleada, quien las entregaría al teniente B; éste entre- dato.acerca de la deuda y la contr-ªtia, de donde surgía la duda acer-
gaóa ese dine o al teniente A y_ así el mandato quedaría cumplido. Sin em- ca de pagarla o admitir la imposibilidad de hacerlo. Todo lo cual queda
bargo, quedaba del todo resuelto, ya que la frase decía: "Tú enlazadQa la de las raj;as, ya que es el mismo capitán cruel quien
de.bes pagar al A las 3,80 coronas'.', de modo que J.Q.s E:. . la.....e..Y.Oca Y enuncia 1ª-ft_ase..cony__ertida en mandato.
tornaban y lo agobiaban a medida que su tiempo. De, los antecedentes del momento actual, en los que tampoco me de-
El malestar se hace excesivo cuando en circunstancias de tomar el tren tendre, en Ereud considera que ya a la edad de seis años eLsuje-
para visitar al amigo que siempre lo tranquilizaba, asegurándole que no to..habiareumdo trulosJos elementos necesarios para componer la estruc-
era un criminal, en cada estación se plantea descender para cumplir el de una neurosis obsesiva. Subraya entre ellos el hecho qµe no ha-·
pago; una vez llegado a Viena y después dEi hablar con su amigo, decide bw._para él persona más admirada que su padre, aún cuando los atribu-
<:onsultar al profesor Freud.
2. lbid, pág. 133.
1 .......
ISIDORO VEGH ESTRUCTU RA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
tos privilegiados en su retrato, no sean precisamente dignos de enaltecer El.pu:°to culminante de su horror, pero también -<:orno Freud sutilmen-
su figura. Entre ellos, dos son los que especialmente se destacan. Por un te lo el de su goce, re.envía al tormento, específicamente a la se-
lado, Etn tiempos en que como suboficial el padre había estado a cargo del cuencia en que las ratas penetran por el ano del torturado. Allí se funda
dinero de la compañía de la que formaba Mrte, lo había p_erdido jugando de un exceso de goce, un goce que no es como no lo es
a las cartas. Gracias a la ayuda de un compaííero, salvó en aquel momen- m para el humano ni para la rata esa circunstancia. Se trata de un ele-
to su.honor,; concluida su carrera militar, lo buscó para devolverle ese di- mento importante, en la medida que partir del momento en que algo se
nero pero nunca lo_pudo encontrar. eJtcuentra fuera de su lugar habitual, puede avanzarse la hipótesis de un
ELsegundo rasgo surge de una historia que en ocasiones y en un re- que allí emerge, un exc·eso de goce.
gistro jocoso, el padre y la madre de este joven abogado solían contar. Es En lo que a este joven abogado, es cuestión de ratas, pero también
cuestión en ella de los antecedentes amorosos de la_figura..p_aterna, p..re::- .de una deuda - Raten en alemán-, juramento que
vios a su matrimonio con quien sería la paciente. Este señor le n_np1d.e cumplir la idea de un resguardo a considerar, prevención donde
había.estado enamorado de una joven bonita y pobre, a la que había re- está en Juego la seguridad de las personas amadas. Tenemos entonces:
nunciado para llegar :finalmente a casarse c:on su actual alianza
qµe redundó en un beneficio económis_o. En efecto, quien finalmente sería Ratten - ratas
su consorte, había sido adoptada desde pequeña por familiares que goza- Raten -- cuotas, deuda
ban de una buena posición y por consiguiente:, al contraer matrimonio con
ella el padre deLsujetQ también tuvo ªcceso de pleno derecho a participar . Esta homofonía entre Ratten y Raten, donde el habla del sujeto pres-
en los negocios familiares. c_mde de la ortografía y sus equívocos, nos recuerda que "El inconsciente
Uno y otro rasgo tienen en común el elem•ento dinero, así como la posi- lenguaje que en medio de su decir produce su propio escrito". A ese
ción del sujeto en el límite de las conveniencias socialmente consagradas. de la distancia que media entre el significante y la let111,
A estos antecedentes familiares se suman elementos que hacen a la si- distancia donde se da el juego de la homofonía, apunta Lacan. No nos dijo
tuación en la que el paciente se encuentra cuando.ae decide a_consultar:.su "escuche al signifi_c_ante'', sino "lea a la letra".
malestar se había incrementado de _gianera nQj;able, extendiéndose prácti- El padi:e había contraído una deuda doble: en dos escenas
a toda la escena de su vida, cuandQ_se aproximaba la finalización el!contramos en el mismo lugar, con idéntica relación al goce donde está
sus La expectativa de su madre: era que una vez concluidos, iru..plicado el dinero del Otro. Por.. un lado, este padre hace un_casamien-
pudiese establecer una relación amorosa con una Q_rima, tambiéI!_ella en tQJ.Heiraten) .conveniencia y por otro, es un jugador inveterado (Spie-
buena posición económica; pero no era ésta la mujer que él amaba el li:atte). Como md1cador de un goce, la escena de las ratas donde el sujeto
proyecto materno había cierto atisbo de mandato. aprisionado, se muestra bordeada por deudas del padre que per-
Entiendo que estamos así en presencia de los elementos nodales del his- sisten en tanto quedaron impagas, como en el síntoma que constituye el
torial, suficientes para desplegar a partir de ellos nuestro trabajo. actual. ¿Qué quiere decir que persisten poz:que queda-
Como alguna vez tuve la ocasión de plantearlo, no es natural que a un ¡.on impagas?
ser humano se lo nombre "Hombre de las Ratas", "Hombre de los Lobos" Del tormento que.relata con horror, donde las ratas penetran por el ano
o bien "Hombre de la Arena"; ocurre que los analistas, corno todo el mun- Y que podrían ser víctimas. el padre o la amada, ¿cuál es el ly.gar del,
do, tendemos a transformar en natural algo que es apenas habitual. ¿CJiál su¡eto en esa escena? ¡,as asociaciones, nutridas por el acervo cultural que
habrá sido la i:azón..p.ox.Ja cual Freud le_asjgaó_efil;_e nombr.e al paciente es el suyo, se dirigen,.a textos literarios. el).tre ellos uno de lb.sen,
en el momento de redactar el historial] De no responder al capricho o a la queño Eyolf"ª, variante deLcue:ntninfantil..'..'.Elflautistad.e.Hamelin". Sop.
arbitrariedad sin más, p.odemos suponer que la opción procura situar las ellas las que aportan elementolS para dar...cuenta_de eselugru;.
@ como un punto nodal en el enigma que acosaba al sujeto. Así ubi- Por lo que hace al la historia transcurre en Noruega
cado en el título, par.tiremos de él para situar el armazón de ese impasse Y el personaje central de la obra es un lliño abrumado por los cuidados,
en..el..que..s.e p;:esenta detenido. Para hacerlo, vamos a interrogar ala len- respuesta reactiva ante un ocasional descuido de los padres,..del que-1lll-
gua que el sujeto hablaba., el alemán, comenzando por ese elemento ce:p.-
tral que son las ratas, esto es, Ratten. 3. lbsen, Henry: Teatro Completo, "El! pequefio Eyolf", pág. 114, Aguilar ediciones, Madrid,
1973.
141
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRllNSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
b.ía sido víctima el protagonista en una..opoi:tunidad en la que, enti:eteni- en absoluto es_e efecto en el suj,et?, a tal punto que algunas veces pen-
dos en sus juegos sexuales, lo desatendieron. La caída que sufció..enton- s.a,_como el pequeno Eyolf, que la umca solución era sustraerse en lo real
ces dejó como secuela un defecto físico queJ.o apartó deJos.juegos_hahi- del Otro. Esto cobraba en él la forma de impulsos a cortarse el
tuales de otros.niños cwlo con una navaja. Así es como llegó a Freud.
El padre de Eyolf, dedicado a escribir el gran libro moral de la vida, . , Vuelvo a la que! sirve eje, procurando despejar la posi-
había ido a un fiordo en busca de la inspiración definitiva que le permiti- c10n fantasmática donde el S:UJeto está fiJado. Es la de una equivalencia se-
ría C0.[1-ª._agrarse a esa obra, anunciado punto clave en la historia de la h_Jl- g.Yn la cual niño =rata. Él es el producto de un intercambio entre el padre
manidad. De regreso del viaje, le dice a su mujer que por fin encontró su y la madre: "Te doy tantos florines, tú me das tantas ratas; te doy un qien-
éamino. "¿Cuál es?" -pregunta ella. "Renuncio a mi ilusión de escribir esa estar económico, a cambio tú me das un niño". Él es a un tiempo testigo de
sega el libro de los libros. He encontrado mi misión en la vida: ese pacto donde sus padres inau@.raron su historia y del lugar donde este
me.dedicaré a.educar al pequeño Eyolf; él será !.lli obra". padre juega super.e-versión. l}n padre allí situado, respecto de una varian-
En el ínterin a:12_arece una vieja señora, g_edicada a sacar, de las te_de objeto entramado en el registro social como es el dinero, ¿qué posibi-
cle_1ª zona, las ratas que las invaden. , lidad .tiene de propiciar que su hijo pueda ir más allá de lo que el Otro P!:Í-
Sin detenerme más en el relato, consigno solamente que pequeño IQQ.rd1al le reclama, e¿cjlcta_!!=1ente en el mismo lugar? Ninguna:
E,y.Qlf logró sustraerse a los nobles anhelos de su padr_e_y urulll!., Si nos atenemos a los datos que brinda el historial freudiano, no sólo
como las .rntas,_siguiendo a esa mujer; la leyenda, pereció ahoga- la..madre dice que lo mejor •es abandonar a la muj_er_de sus amores y de-
d.Q. en el di@Jse a la prima de buena posición, sino que además el padre, antes de
Encontramos gue el lugar del sujeto es elde la rata, y no cabe preci- morir, se lo había ordenado.. Son otros tantos indicios deJ lugar donde el
pitarnos a consolarlo con alguna fórmula del tipo: "A usted ninguna rata sujeto goza, ese lugar de ratª que lo
se le meterá por el ano". Por supuesto, Erw no lo hizo; pudo situar que Frente a esapere-versión, el sujeto alcanza sin embargo a elaborar cier-
había allí un horror ante un _glacer que el..fill.ieto ignoraba. Él ra!:_a , tas.posiciones, en el intento de modificar el lugar donde se encuentra. Cito
pero una no está en cual_guier osición. a modo de ejemplo un pasaje de lo relatado por Freud, donde es cuestión
En el momento en le comml'icaa lgún cambiQ en sus hono- de sueños diurnos. Entendemos por tal una formación del inconsciente,
rnios,._eLsuJeto le dice- "Tantas ratas, tar,1tos :flotines". En otra oportuni- esto es, un intento de producir un retorno de lo reprimido, una
dad, en plena neurosis transferencia!, sueña con la hija de Freud, a C@.ien lJll..eSpacio difei:ente, allí donde donde el sujeto está ahogado por la repre-
)&Jldjudica dos emplastos de caca en lug:ar de los- ojos. Freud . -
interpreta
- sión. Dice, entonces, Freud:
que..ama.JLfil.Lb.i.ja, no "RQUus lindos ojos...", sjpo por el dinero que ella "En ocasiones, su fantasla se ocupaba de sueños diurnos que él mis-
heces =dinero. A mi sin for- mo discernía como 'fantasías de venganza' y de las cuales se avergonzaba.
zar la letra. llQ.demos retorna aUOa historia familiat, donde la Como creía que ella -se refiere a la mujer amada y de cuyo amor dudaba-
doble deuda imgaga del padre sitio. atribuiría gran valor a la posición social de un cortejante, fantaseaba que
Cuando avanza en sus asociaciones, el sujeto rectifica su primer rela- se había casado (heiraten) con un alto funcionario. Entraba él entonces en
to; <:lescubre entonces algo que Sl!. deuda no era la misma oficina y progresaba allí mucho más que el supuesto rival, quien
cQn el pi c..on el teniente ]}, fil.IruQ.nJa de la estafe- pasaba a ser subordinado SU.YO. Un día este hombre comete una acción pro-
ta postal. Así, era una mujer pobrtluien resultaba afectada or ese p_.M'O hibida y la dama cae a sus pies, conjurándolo a que salve a su marido. Él
que había quedado pendientg_._ se lo promete, le revela que sólo por amor a ella ha entrado en esa oficina,
En la actualidad, el sujeto se encuentra "casualmente" en la misma en- porque ha previsto un momento así".
crucijada. A la manera de los enigmas radioteatro que tanto aprecio, Aquello del enigma de radioteatro, no es sólo una ocurrencia mía; tam-
nos podemos preguntar: "¿Se a casarse cfilL!a bién el texto freudiano hace iuna alusión que lo presenta; basta apreciar el
<lama de sus amores? Preocupada por fil! orvenir más que por sus sen- párrafo subsiguiente: "Le dice que ahora, con la salvación de su marido, ha
timientos, su madre...ansía Qara él un_casamiEtllto con la prima cumplido su misión; que renuncia a su puesto"4 • Se diría una versión ale-
rica, que le aseguraría un holgado pasa egmómico ¿Cederá los re-
clamos de su madre?". Esto que dicho así nos puede causar gracia, no te- 4. - Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo X, "A propósito de un caso de neurosis obse-
siva", pág. 153, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1980.
lL..? 1L.1
ISIOORO VEGH ESTRUCTURA Y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
mana de "Casablanca", con ese final donde Humphrey Bogart se va can- cJ.91:1 de los se y empieza nuevamente. Como vimos, allí
tando bajito y a la dama de sus amores se la queda el otro... r.es1de la h1stenc?t, tanto se ofrece como objeto causa del de-
En esa fantasía diurna se conjugan los elementos de la escena donde es la que .da asimismo de las posiciones llamadas
el sujeto se encuentra aprisionado, así como aquellos de la misión a la que ..mtnga,__t1p1cas de la histeria,. donde se ponen en juego esa búsqueda
apela para intentar poner freno -aunque más no fuere dudoso y fallido-- del del Otro,_en tanto sustituto paterno en relacióp con una figura
a ese encierro. Encontramos que si bien él renuncia a la mujer amada, lo femenina, el avance por procuración, etc.
hace desde una posición heroica. La misión es una variante de lo que lla- Cuando recorrimos el historial de una fobia que presentó Batia
maríamos el sinthome, pero en este caso cobra un matiz inexorable, con- Schwartz, además de alguna referencia que hicimos al caso Juanito en-
sume al sujeto. Si pasara por un análisis, quizá podría ubicarse de otro contramos una posición diferente del sujeto en relación al Otro. En
modo y encontrar algo mejor, pero no dejarnos de reconocer que se alber- to, ya no se trataba de un apartamiento, sino más exactamente de soste-
ga en ella el intento de ponerle freno a la pere-versión. bajo la barra de la represión, la completud del Otro. Recuerdo la fra-
Para situar mejor lo específico de lo producido aquí por el sujeto, va- se de la madre que el paciente restituye y señalamos como indicio de esa
. mos a considerarlo en su diferencia con lo que habíamos visto ya en las maniobra: "Hace cuarenta y cinco años eras todo mío".
otras neurosis. De modo que ella podía sostenerse como tQdo, gracias a quien se había
Cuando nos ocupamos del caso abordado ..e l.a años, ocupando ese lugar de la falta. Q.uª-ndo
histeria, propusimos una primera fórmula con una lógica mínima a des- atlunc1a esta d1mens1ón del deseo, se inaugura el tiempo de la angu.stia.
plegar. En ella, encontramos el Otr.o en tanto Otro real,_primordial, re- LQ característico de la.fobia, que los hace titubear, a veces, tanto a Freud
presentado por A. En el lugar del sujeto ubicamos a, en tanto escribimos como a Lacan, es que no se e.stabiliza como tal, se mantiene e._n una alter-
la estructura tal como está operando en la neurosis, ei:;to es, cuando en la nf!.ncia, un movimiento de ida y vuelta entre histeria y neurosis obsesiva.
<iemancla de análisis el sujeto se p.resenta..ide.ntifi.cado en su fantasma al Si avanza en relación al deseo, puede presentar características propias de
lygar del si retorna a la relación al Otro establecida en primer término,
En la histeria hay despr..endimiento delstltjeto respecto del Otro primor- se..ubica en una posición obsesiva.
para Dora, su madre ex:_a su mundo dis: La estabilidad.que puede a establecerse por momentos es la acor-
curría por otros carriles, en ese cuadrilátero que funcionaba más allá de d.a_da por la vigencia del Si bien lo designamos así,JlO se
ella y cuyo eje confirmaba lo que Lacan nos dice casi al final de su obra: ttata de un objeto sino de un significante situado en lo real, sustituto del
.@ histérica se sostiene en su armadura por su amor al padre. Habíamos N9mbre del Padre en ese lugar donde éste desfallece.
ubicado el :r:ombo -descompuesto en las doB flechas- para escribir esta re- L.a fórmula según la cual queda situada esta estructura es la siguiente:
lación del syjeto, como ya dijimos identifica.da...al..objeto a,_con.elde.se.a,..¡e-
p:resentado ll.OrJaJ.etra d. tsta nos permitía dar cuenta de la arobigüe.dfil:l
qu.e....cQinpJ>rta :Qara el sujeto la apertura al..deseq_, im:Qlicada A , / " . . d(I)
a·V
una.doble-º.peratoria: que_sunone fa intervención del Nombre del
EaJir.e y la a la propia.relac!l)n del sujeto al deseo.
lQu.ál es la que corresponde a la neurosis obsesiva? Si hacemo del com-
A=> 'Q!ejo de castración el punto culminante del Edipo, la clave de la
e.n.Jo que respecta a las neurosis, es porque lo situamos en su valor insti-
tuyente, operante, aquél de lla castración simb.ólica del Otro y no el de la
castraciónimaginaria delsujetq; lo en términos del
Como dijimos entonces, esta fórmula de la histería1 una vez corte enti:e el Otro primordial y el sujeto como objeto a respecto del de-
P.roducido el movimiento A a, se da el giro determinadQ._.QOr lo que pr_e- el goce del Otro. Escribimos la célula primaria, .!!..., y consideramos
sentifica ese rombo: el.amor a su padre y a quienes vengan a oct¿par ese a.partir de ella tres instancias posibles gue SOJ:!, a tres tiempos del
- -- - -
W!ra.r.. en la serie, incluyendo los sucesivos fracasos en esa línea, en fun- (!Ol:te: el previo, el del corte ci0mo tal y el subsiguiente.
11 e
ISIDORO VEGH
ESTRUCTURA y TRANSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
U.no, el que inscribe esta es inmediatamente posterior al cor- to, li:i que su madre no quiere, presentifica un obstáculo al goce 1
te por el cual el obieto se separa del Otro. :Qistinto de él es eLque-corres- Q.tro primordial no puede renuncia,r. ª que
ponde al anuncio del corte; en la fobia es pirevio a la producción del La cuestión resultará despejada si procuramos consiºder l d d
fobígeno -de ah_í vigencia de_la en esta neuros!s, como lo he- fi l ·, l ar a es e otra
ormu que a guna vez trabajamos. En el seminario L .
mos visto en los historiales abordados. Todlo esto sin olvidar que en.Jan.to Lacan
. s1t ua
' en un pruner
· ·
tiempo mítico al· Otro
·· -· a angustia·6'
y al· s·· · t-· --
nQs referimos a la neurosis, en las tres se ha cumplido la operación pri- t · ¡:-; • al b , ' ' UJe o, que en tan-
º m!ans, sm P a no atravesado por la barra. Se trata
111?ria de identificación al padre. aquella ocupamos..cuando del tiempo _del narcisismo .Pnmano, previo a una operación que advend -
hablamos de las t;:esjdenti.ficaciooes. con la metafora paterna. Lo escribimos así: ra
En cuanto a la neurosis obsesiva, el CU!e la inscribe es el si:
A S
=>A
Esa da cuenta, precisamente, de la operación de la metáfora pa-
En las tres fórm.ulas encontramos dos t,!pos de flechas: pom lado, las t.e.rna. 81 la p:ohibición incesto opera, eLOtro deja.de ser Otro comple-
que construyen el rombo; Lae.ruu..epi:esenta así, en Los cuatro conceptos... 5 , to -no lo es smo por el h!Jo que falo imaginario ocupa el lugar de
la.pulsación del incons_ciente, el momento de apertura y de cierre. Por otrQ, s_u falta- Y pasa del lado de la subJetiv1dad como Otro barrado ( JA ) cons-
aquella que indica el lugar donde la estrnctura se hace estable, el pun- tij;uyendo el '
..to de fijación del sujeto en g_g:!l.§.u fantasma:=>. Si conside-
ramos las tres fórmulas, la encontramos en la de la histeria y_ la neuro-
en la de la.fobia, don.de sí aparece subrayadaJa ha-
r.i:a. Ella-repxesenta_el antecadente de esa fiecha _que no lle!@ a consti-
tuirse como tal. A S
¿Cómo leer la fóry mla de la neurosis obsesiva? <llle
el.sujeto retQ.!rul al tiempo precedente al (regresión y pues- JA inconsciente
to que nos ubicamos en el C.filllpo de la_gi.strªci.Qn
p.ero hay.....u.ruetorn.o, ya no CQDl.O falo ima.ginario d.el Otro, sino en .tanto
objeto. En condición de tal, filujeto intenta ese mismo lugar; El efecto c?ncomitante a esa operación de la metáfora es el de hacer
en la medida qye1ª_.eficacia del Nombre del Padre_ha íunciQD..adQ, ese es este mítico del_ lado de la objetividad ; sfu a ningu-
el horizonte, queda _girando en redondo, con sus respuestas típicas: na de las profundidades, esto quiere decir que cuando hable su
la duda obsesiva, la formación reactiva, fat anulación. palabra se en lo real, produciéndolo como sujeto barrado, dividido
Así, el sujeto puede andar muy tranquilo y contento por la vida, pavo- tr_e lo que dice y lo que sabe.
mientras se mantenga sostenido en su estatuto de_co.IDJ!lem!ID-
.to que hace un todo con.el Otr_o; allí permrun.eceinstalado mientras no apa-
xezca esa pulsación; cuando ésta surge, todo se incomoda.
modos según los cuales esa pulsación.puede hacer- A S
s.e_presente.,_pero en el caSQ que estamos s;.wsiderando, emerge en lo real
el perfil de la mujer amada. Ella {lli, incluso en el relato manifies- g JA
5. Lacan, Jacques: Le Seminaire, livre XI, "Les quatre concepts fondamentaux de la psy-
chanalyse", Éditions du Seuil, París, 1973. 6. Lacan, Jacques: Le Seminaire, llivre X, "L'angoisse", Éditions du Seuil, París, 2004.
1 Ir
1 I 7
ISIDORO VEGH ESTRUCTURA Y TRP,NSFERENCIA EN LA SERIE DE LAS NEUROSIS
e:¡cpresa el Hombre de los Lobos7 -quien alcanza un extremo en esta confi-
cuei:po...primitiYo: el objeto a. TalJs!.o_peragm!Llnstituy_ente. guración- , cuando dice: "1'4e encuentro separado del mundo por un velo"
que finalmente asimila a las. envolturas fetales. no se lo
podrá habitar ese encierro con orgullo y arrogancia, fijeza del carác-
A S ter y }:ledantería aún cuando su presentación tenga un aspecto miserable
- algo que también nos muestra claramente el Hombre de los Lobos.
S A Eodría apartarlo de ese lugar de goce incestuoso un avance hacia el
N.Qmbre del Padre. Pero en el caso de que el padre no responda 7 pocas
a chances tenía de hacerlo el del Hombre de las Ratas-, el sujeto no llegaJ'l
li9erarse de la demanda formulada por el Otro primordial -"tantas ratas,
t!lntos florines"- y allí qued¡:t fijado.
El-problema.es.que esta.operación en conse-
cuencia v.iene a situars.e_en_una posición Les dejo estas tres fórmulas para que ustedes las piensen, las critiquen,
tiemp_o_}lrilllfil:Q..Lo hace.según el único mQdo_as_eqwble al pp,r- las cuestionen, tal vez las usen y les propongo ahora que conversemos a
gue ubicamos así: , · propósito del recorrido que hicimos.
Pregunta: Te quería pedir que consideres la escena donde el padre
A S del Hombre de las Ratas le dice a éste, cuando era pequeño: "Serás un
gi:an hombre o un gran crimill_al". Mi pregunta es si se la puede incluir
a A como otro de los elementos de la versión que le queda al sujeto de la
función del padre, teniendo ·e n cuenta que es el relato de la madre quien
la restituye.
Una vez que el Otro haya pasado por la barra de_ la rep-:esión, ele modo
que ya no podrá ser sino un Otro barrado, a este tiempo un Isidoro Vegh: Se trata de una escena sin duda clave para el sujeto. Dos
goce mítico- le sucederá aquél del intento dle restituir elementos se destacan en ella. Uno es el P-ªdLe que se ¡:¡resenta allí gritan-
campo del Otro ofreciéndose como objeto. füta es la pos1c10n del neurotico, do, en el intento de imponer .fil!_filltoridad; como sabemos, cuando un pa-
la que procuramos despejar en cada una de las tres estructuras que con- qre tiene que apelar a esos recursos es precisamente porque su autorida{i
sideramos, aegún las.diferencias que en cuanto a los vacila. El otro es la respuesta del niño, cuando dice: "¡Lámpara, pañuelo,
de_re1orno y fijació¡u-es_gecto de esta operació1:1 fundante. . plato!", esto es, con la intención de i_niuriar, se de términos que en el
E.n..dkas.Q...d.e.la_his_teria,_elsujeto queda fiJado un tiemJ&-d.UPrte lenguaje corriente designIDl_o_b.ifil_os.
con el no responde en un lugar preciso y por eso m1sn:o le ¿Qué supone la injuria? Dirigirse alOkQ y &ili.!_arlo en_el lugar de oQ.-
iwpide..alsJJ..ieto avanzar más allá; sólo logra jeto. Así, decirle a otro: "¡Sos una mierda!", evidentemente es desconocer-
corte -el padre como mstancia tercera-, pero que- lo como sujeto. Que un niño pueda responderle así a su padre nos indi-
da alll,girando e.D.Ladondo. , ci:t que algo de su relación al padre está cuestionadª. En ese sentido, es-
' En cuanto a hL.fubia, no corresponde a ese mas tas palabras vendrían a ubicarse como producto del otro intercambio, el
allá.,_&ffio alanuncio mismo del corj;e, la angQstia como tal; es ella la niño responde allí a "Tantas ratas, tantos florines'', acuerdo que lo ante-
retorna_cad.a..Yez....que el sujeto tiene de dar un cede y marca su destino.
P..ru:..a compensar esa ª1}fil!stia, p,ara enc;.ontrade busca
zai:se en su relación con el objeto fobígenq, estab1hdl!d como ya diJimos Pregunta: Mí pregunta tiene que ver con la identificación. Por un lado,
relativa, que lo deja al sujeto en una alteimancia entre manifestaciones en lo que hace a la estructura obsesiva y por el otro, aquella que en el de-
histéricas y obsesivas.
A diferencia de ellas en la neurosis obsesiva la posición del s:ujeto es la 7. Freud, Sigmund: Obras Completas, Tomo XVII, "De la historia de una neurosis infan-
de ese encierro en el del Otro donde se •est,abili,za. Prácticamente así lo til", Amorrortu Editores, BuenoB Aires, 1979.
ISIOORO VEGH
cir del melancólico reenvía a ese objeto como. desecho del Otro. Puntua-
bas, además, que en el historial del Hombre de las Ratas hay momentos
donde se diría que la única solución pasa por sustraerse en lo real al de-
seo del Otro; uno de ellos lo ubicabas en el impulso de cortarse con una Índice
navaja. Querría que despejes la diferencia en1tre un modo y otro de apelar
a la identificación para sustraerse del Otro que engloba al sujeto, porque
encuentro bastante similitud entre ambos.
Isidoro Vegh: Si el sujeto pasara al acto suicida, estaríamQ§. frente a:
µn acto cuya estructura sería homóloga a la @e
situamos como melancólico, esto es: se identifica al objeto y el momento Prólogo . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . 5
del acto un intento -fallido- de salir de ese lugar en tIBtá
aprisionaíio. - - -- - - -
Quizá la pregunta que podría sumar a la formulada - no sé si estaba CAP(TULO I
en la perspectiva de tu planteo- es la de sj la melancolía_es un momen- Nuestro horizonte. ....... . . . . . . . . . . . . . . 7
to...registrable_en puJlt.Qs críticos, callejones sin salida a que las
ueurosis grav_gs o bie11.merece sei: una Me incli-_
. 119 Pº.!:. 012ción. CAP(TULO II
Me alegro que surjan cuestiones con respecto a la clínica. Es el objeti- En las coordenadas de la histeria . . . . . . . . . . . . . . . 25
vo de esta perspectiva que estamos trabajando.
A modo de despedida, me gustaría leerles un poema de un gran poeta
argentino, Roberto Juarroz. CAPfTULO III
Dora, el alhajero y el mito . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Un corte no es el borde de un cuerpo en el'. espacio,
ni el abismo que se abre al final de una distancia, CAPfTULO IV
ni la función de un filo contra algo, Las tres identificaciones, al padre, al rasgo y la histérica. Topología . 55
ni el ejercicio de lo trunco.
Un corte es el infinito interrumpido, CAPÍTULO V
el fracaso ancestral del infinito, "La histérica se sostiene en su forma de trique..." . . . . . . . . . 77
la fijeza para siempre de algo,
la anti figura del amor,
la forma práctica de la nada. CAPITULO VI
Los anuncios de la fobia . . . . . . . . . . . . . . 101
Un corte es el diafragma que controla este pulso,
que vaga sin misión entre los astros, CAPITULO VII
Un corte es como un ceño que se frunce Juanito y los maternas de la fobia . . . . . . . . . . . . . . 119
para alisarse en el vacío.
Un corte es un infinito roto en otro infimito.
CAPÍTULO VIII
El Hombre de las Ratas, la doble deuda impaga . . . . . . . . 137
Estructura y transferencia en la serie de las neurosis dice, desde su título,
una propuesta: aceptamos la tripartición freudiana en psicosis,
perversión y neurosis. También que éstas, las neurosis, hacen serie por
una estructura que excede las formas en que se manifiesta.
Lejos estamos de la reducción a "trastornos" que desde su nombre
dicen de una perspectiva supresora que desconoce la verdad que
guarda el síntoma o el anuncio que ofrece la angustia a quien sepa
escucharla.
La castración, que no es del órgano, sino del Otro instituyente, ordena
el campo en tres tiempos, de antecedencia al corte, de acentuación del
corte, del tiempo que lo sucede.
Así, son tres las neurosis que acordes a su lógica nombramos, en
tradición que valoramos, neurosis obsesiva, neurosis fóbica, neurosis
histérica.
Si la experiencia no es lo vivido, sino la reflexión que de lo vivido hace
letra, una nosografía acorde a la estructura ofrecerá al analista más
oportunidades de ubicarse en la humildad que lo real le reclama. Será
condición de una cura, a cuya dirección no renunciamos.

Isidoro Vegh, psicoanalista, ejerce en Buenos Aires, lugar también de su


enseñanza. Miembro fundador de la Escuela Freudiana de Buenos Aires,
director durante varios años de la revista Cuadernos Sigmund Freud. Es autor
de Matices del Psicoana1isis (Editorial Agalma, 1991), Hacia una clínica de lo
real (Editorial Paidós, 1998), El prójimo, enlaces y desenlaces del goce (Editorial
Paidós, 2001), Paso a pase con Lacan, el objeto y sus destinos (Letra Viva Edito-
rial, 2003), Paso a pase con Lacan, el amor y sus razones (Letra Viva Editorial,
2004), Las intervenciones del analista, segunda edición (Editorial Agalma,
2004), El sujeto borgeano (Editorial Agalma, 2005), Las letras del análisis ¿Qué
lee un psicoanalista? (Editorial Paidós, 2006), Lectura del Seminario L'étourdit
(Editorial de la Escuela freudiana de Buenos Aires, 2007). Y en colaboración,
Una cita con la psicosis (segunda edición, Ediciones Horno Sapiens, ·2007).

ISBN 978-950-649-175-8

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