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Semana 1

Historia de los Derechos Humanos


y las Relaciones de Género

Lectura:
Derechos Humanos y la Polémica entre
Iusnaturalismo y en Iuspositivismo

Orozco Henríquez Jesús. Los “derechos humanos” y la polémica entre iusnaturalismo


y en iuspositivismo. Pp 23 -39 http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/1/399/3.pdf
Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción
total o parcial sin la autorización de cada autor.
Semana 1
Historia de los Derechos Humanos
y las Relaciones de Géneros

Lectura:
Los Fundamentos Teóricos de
los Derechos Humanos

Martínez Zorrilla, David “Los Fundamentos Teóricos de los Derechos Humanos”


Univesritat Oberta de Cataluña pp. 7-15 http://campuslaam.sos-kd.org/me-
diateca%5CDERECHOS%20HUMANOS/DOCUMENTOS/16_Los%20fun-
damentos%20teoricos%20de%20los%20derechos%20humanos.pdf
Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción
total o parcial sin la autorización de cada autor.
Los fundamentos
teóricos de
los derechos
humanos
David Martínez Zorrilla
P07/73049/02230
© FUOC • P07/73049/02230 7 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

1. Historia frente a fundamentos

La historia de los derechos humanos es relativamente reciente, y puede re-


construirse de manera más o menos precisa. Desde un punto de vista históri-
co, la noción de derechos humanos es una creación de la modernidad y de la
Ilustración europeas, y no puede hablarse propiamente de este concepto en las
épocas medieval o clásica, ni tampoco en otras sociedades "no occidentales",
aunque puedan encontrarse ciertos precedentes. También podemos encontrar
un consenso en la determinación de ciertos hitos o momentos clave en es-
ta evolución histórica, como por ejemplo la Declaración de los derechos del
hombre y del ciudadano de 1789 en Francia, o la Declaración universal de los
derechos humanos de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1948.

Cuando, en cambio, hablamos de los fundamentos de los derechos hu-


manos, no nos referimos a cómo, de hecho, han ido evolucionando el
reconocimiento y la protección de estos derechos en el mundo, sino
que hablamos de aquellas teorías filosóficas (del ámbito de la filosofía
moral y la filosofía política –que, en esencia, no es sino filosofía moral
aplicada al conjunto de la sociedad y a sus instituciones juridicopolíti-
cas básicas–) que aportan razones que justifican la necesidad del reco-
nocimiento y protección de ciertos derechos básicos a todos los seres
humanos, por el simple hecho de ser seres humanos.

Algunos podrían pensar que detenerse en reflexiones sobre la fundamentación


o justificación de los derechos humanos es una tarea inútil e improductiva,
ya que lo importante es adquirir un compromiso práctico con la defensa de
estos derechos, en lugar de perderse en divagaciones filosóficas. Sin embargo,
tal punto de vista es inadecuado, porque colocaría a los derechos humanos en
una posición débil y peligrosa, por cuanto que, al no ofrecerse argumento ni
razón alguna para sostener que es preferible el reconocimiento y protección
de estos derechos ante su no existencia y/o desprotección, su defensa quedaría
como un simple punto de vista, gusto o preferencia personal, por lo que no
nos encontraríamos en disposición de rebatir, por ejemplo, lo siguiente: "Cada
uno tiene sus propios gustos y preferencias. Me gusta el café, y usted prefiere
el té; yo soy partidario de los derechos humanos y usted prefiere los campos
de concentración". Como sostiene Carlos Nino,
© FUOC • P07/73049/02230 8 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

"A veces son los propios defensores de los derechos humanos los que rehuyen la discu-
sión. Ellos asumen que es posible tomar partido por la consagración práctica de estos
derechos sin encarar la molesta cuestión de las razones que fundamentan moralmente la
necesidad de esta consagración. Pero eso es un error: esta toma de posición es de índole
moral y, si no se la justifica con razones, queda inerme ante la adopción de posiciones
opuestas."

C. S. Nino (1989). Ética y Derechos Humanos (pág. 5). Buenos Aires: Astrea.

La distinción entre la historia y la justificación es importante, ya que,


mientras que la historia es necesariamente relativa a un determinado
contexto geográfico y temporal, estas teorías filosóficas tienen una pre-
tensión�de�validez�universal, en el sentido de que intentan justificar
la titularidad de ciertos derechos por parte de todo�ser�humano, con
independencia de cuál sea la sociedad o el momento histórico en el que
el individuo esté ubicado.

Eso, naturalmente, no significa que las mencionadas teorías no hayan surgido


en un momento y lugar determinados, pero este dato es irrelevante para la
teoría.

Newton y la gravedad

Para entender mejor esta idea, se puede hacer un paralelismo con las teorías científicas:
por ejemplo, la ley de la gravitación universal fue formulada por primera vez por Isaac
Newton en el siglo XVII, pero eso no significa que anteriormente no existiera la gravedad
o que ésta no se comportara según la descripción de Newton, o que sólo haya gravedad
en Inglaterra, o que ésta no rija para acontecimientos futuros. Por lo tanto, la menciona-
da ley tiene una pretensión de validez universal, porque se supone que rige para todas
partes y para todos los acontecimientos, pasados, presentes y futuros. Por otro lado, la
pretensión de validez no implica que las mencionadas teorías sean necesariamente váli-
das o correctas, sino tan sólo que pretenden serlo. Siguiendo con la analogía, Newton
pretendía que su formulación de la ley de la gravitación fuera objetivamente correcta,
aunque posteriormente Einstein demostrara que había que introducir ciertos cambios y
correcciones en la física newtoniana.

Lo anterior nos sirve para poder contrarrestar una crítica relativamente fre-
cuente que suele esgrimirse principalmente desde sociedades "no occidenta-
les" y que sostiene que los derechos humanos son "un invento de Occidente"
y una manifestación más del "imperialismo occidental". Si bien parece inne-
gable que, efectivamente, la idea de los derechos humanos es "un invento de
Occidente", eso es independiente de la cuestión de su corrección o justifica-
ción. Dicho de otra manera: aunque el origen geográfico, histórico y cultural
de la idea de los derechos humanos sea muy concreto, todavía es posible que
esté justificado o que haya razones que fundamenten el reconocimiento y la
protección universal de ciertos derechos básicos para todo ser humano. En
consecuencia, si quiere criticarse la necesidad de reconocimiento y protección
de estos derechos en ciertas sociedades, tendrá que hacerse poniendo en cues-
tión la solidez o la corrección de las teorías filosóficas que fundamentan los
derechos, y no simplemente limitándose a señalar el origen histórico y cultu-
ral concreto de las mencionadas teorías.
© FUOC • P07/73049/02230 9 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

Reflexión

Se trata, en definitiva, del mismo error que en ocasiones se comete al criticar una decisión
judicial porque ésta responde más a las convicciones políticas, religiosas o ideológicas
del juez que a lo que realmente establece el derecho. Aunque, desde el punto de vista de
la psicología del juez, puede ocurrir que una decisión realmente responda a cuestiones
políticas y no (o no sólo) jurídicas, todavía�es�posible que esa decisión sea jurídicamente
correcta, esto es, ajustada a derecho, y por lo tanto justificada. Si se pretende afirmar que
una decisión judicial es incorrecta o injustificada, se deberá demostrar que tal decisión
no se ajusta a lo que establece el derecho (que no es jurídicamente correcta), y no sim-
plemente afirmar que la decisión responde a consideraciones no (sólo) jurídicas. Lo que
importa es que la decisión sea conforme a derecho, y no lo que está en la mente de quien
toma la decisión.
© FUOC • P07/73049/02230 10 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

2. Presupuestos conceptuales de las teorías de


fundamentación de los derechos humanos

2.1. Moral social y moral crítica

Se ha dicho anteriormente que, con respecto al fundamento de los derechos


humanos, nos movemos en el ámbito de la filosofía moral, y por lo tanto de
la discusión y reflexión morales. Ahora bien, lo que se entiende por moral (en
expresiones como juicio moral, principio moral, norma moral, etc.) no siempre es
coincidente, y conviene distinguir cuidadosamente entre moral en el sentido
de 'moral social' y moral en el sentido de 'moral crítica'.

Cuando hablamos de moral social, nos referimos a aquellos juicios, prin-


cipios o normas morales que son mantenidos o defendidos por la ma-
yoría de los miembros de una sociedad determinada en un momento
histórico dado.

En este sentido puede decirse, por ejemplo, que el aborto es considerado mo-
ralmente incorrecto en Irlanda, o que en Estados Unidos no se considera mo-
ralmente incorrecta la pena de muerte o la tenencia de armas. Como es obvio,
la moral social es relativa a un contexto geográfico, histórico y cultural deter-
minado, y por ello no es infrecuente encontrarnos ante juicios morales incom-
patibles: así, por poner un ejemplo, mientras que la mayoría de las personas
de sociedades occidentales considera inmoral la poligamia o la discriminación
de la mujer, no pasa lo mismo en sociedades de mayoría musulmana. También
es evidente que el contenido de la moral social es variable en el tiempo, in-
cluso en un mismo contexto geográfico: así, por ejemplo, en la época clásica
la esclavitud era una institución perfectamente aceptada, mientras que en la
actualidad su rechazo es prácticamente universal. Una cosa similar ocurre con
la homosexualidad, que estaba perfectamente aceptada en la Grecia clásica y
que posteriormente fue objeto de un profundo rechazo, y sólo en tiempos muy
recientes las cosas empiezan a cambiar.

Parece claro, en conclusión, que en la medida en que las teorías que funda-
mentan los derechos humanos tienen una pretensión de validez universal, no
pueden basarse en la moral social, ya que ésta es, por definición, relativa y
cambiante.
© FUOC • P07/73049/02230 11 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

Cuando hablamos de moral crítica, en cambio, nos referimos a aquellos


juicios, principios o normas morales a los cuales se ha llegado como
fruto de una profunda y detenida reflexión y/o discusión racional, y que
tienen pretensión de validez o corrección universal.

Así, cuando un juicio moral como por ejemplo "la esclavitud es injusta" es
afirmado como un juicio de la moral crítica, no se pretende decir simplemente
que la esclavitud es injusta aquí y ahora, sino que siempre ha sido injusta
y siempre será injusta en cualquier sociedad, con independencia de que sea
aceptada o no por los miembros de la mencionada sociedad, o que lo haya
sido en el pasado. Nuevamente, hay que insistir en el hecho de que, aunque
los juicios de la moral crítica tienen pretensión de validez universal, eso no
significa que sean necesariamente u objetivamente correctos, sino tan sólo
que pretenden serlo. La reflexión y discusión filosóficas nunca tienen final,
y siempre están abiertas a la posibilidad de que surjan argumentos nuevos y
mejores que hagan cambiar nuestro punto de vista.

Ejemplo
Lectura recomendada
Ha habido muchos ejemplos de ello en el pasado, y no hay ninguna razón para pensar
que no vuelva a ocurrir en el futuro. Por ejemplo, mientras que para Aristóteles la escla- Sobre esta cuestión podéis
vitud no planteaba ningún problema moral, para los filósofos de la Ilustración ésta era ver P.�Singer�(1985). Ética
manifiestamente inmoral. A su vez, mientras que para éstos últimos no era moralmente práctica. Barcelona: Ariel; P.
incorrecta la discriminación de la mujer (excluyéndola de la vida política, por ejemplo), Singer�(1999). Liberación ani-
eso pasa en la actualidad. No existen razones para pensar que no puedan producirse cam- mal. Madrid: Trotta.
bios significativos en el futuro. Poniendo un ejemplo, actualmente existen algunos filó-
sofos morales, como Peter Singer como representante más destacado, que son partidarios
de los derechos de los animales y que defienden (haciendo una gran simplificación), con
argumentos complejos y elaborados, que es moralmente incorrecto el consumo de carne
o la utilización de animales para la investigación científica. Aunque en la actualidad éste
es un punto de vista minoritario, podría ocurrir que sus argumentos –los actuales u otros
mejores– acabaran convenciendo al resto de las personas. Si se diera esta circunstancia,
la consecuencia sería que el juicio moral "la experimentación con animales es inmoral"
se consideraría de validez universal, y por lo tanto no sólo en el futuro, sino�también
hoy (principios del siglo XXI) este comportamiento sería inmoral.

En conclusión, resulta claro que las teorías filosóficas que pretenden funda-
mentar los derechos humanos se ubican en el ámbito de la moral crítica.

2.2. Derechos humanos y liberalismo

Aunque no pueden considerarse, ni mucho menos, conceptos equivalentes o


sinónimos, sí que es cierto que existe una estrecha relación entre la idea de los
derechos humanos y el liberalismo, entendido como teoría política (liberalis-
mo político, a diferencia del económico).

Esta última aclaración se hace necesaria por cuanto dentro de nuestro contexto es habi-
tual identificar el término liberalismo con una defensa del capitalismo sin restricciones y
de la mínima intervención estatal en la economía. No es éste el sentido en el que aquí
se utiliza el término, sino que se utiliza en el sentido de 'liberalismo político', es decir,
como teoría filosófico-política sobre cómo debe organizarse el poder político y qué prin-
cipios tiene que respetar éste en su actuación, sobre todo en relación con su trato a los
ciudadanos. Es en este sentido en el cual suele entenderse el término liberalismo en el
ámbito anglosajón, y principalmente en el norteamericano, en el que usualmente liberal
se entiende como sinónimo de progresista (si bien podemos encontrar muchas variantes,
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desde autores como John Rawls, que defiende un cierto nivel de redistribución de la ri-
queza, hasta autores como Robert Nozick, partidarios de la mínima intervención estatal
y la máxima libertad de mercado).

El liberalismo es una concepción filosófico-política que fue formándose y to-


mando cuerpo en Europa y Norteamérica a lo largo de los siglos XVII y XVIII
a partir de la obra inicial de filósofos como Locke o Montesquieu. Aunque
existe un gran número de variantes, algunas de ellas casi antagónicas (sobre
todo en relación con el papel de los poderes públicos en el ámbito económi-
co), existe cierto núcleo común del pensamiento liberal, dentro del cual en-
contramos cierta concepción de las personas como individuos�libres�e�igua-
les. Este concepto no debe entenderse en un sentido empírico o "real", ya que
es evidente que los seres humanos somos muy distintos los unos de los otros,
con diferentes capacidades, talentos, defectos, etc., sino que se trata más bien
de un concepto normativo de persona, es decir, relativo a cómo�debemos�ser
tratados�los�seres�humanos�por�los�demás�y�(sobre�todo)�por�el�poder�polí-
tico. En este sentido, el liberalismo hace llegar un mensaje claro en contra de
cualquier tipo de discriminación (jurídica, al menos) en razón de nacimiento,
clase social, creencias, opiniones, raza, etc., y exige de los poderes públicos
que todos los individuos sean tratados con idéntico respeto de su dignidad
y con idéntica consideración en cuanto ciudadanos, sin que sea posible que
haya ciudadanos más importantes que otros, en consideración a su riqueza,
nacimiento, opiniones, o cualesquiera otras circunstancias.

Como señala Carlos Nino, bajo este concepto liberal de "persona" sub-
yacen, entre otros, tres principios básicos: el de inviolabilidad, el de au-
tonomía y el de dignidad.

1) El principio de inviolabilidad supone una prohibición para los poderes pú- Lectura recomendada
blicos de imponer sacrificios o cargas no compensables a algunos individuos
I.�Kant (1984). Fundamen-
(sin su consentimiento) para así obtener ciertos beneficios para la mayoría de tación de la metafísica de las
la población (o para el Estado, o para cierta clase social, etc.). El pensamien- costumbres. Madrid: Alian-
za [obra original: Grundle-
to liberal es marcadamente individualista y parte de la idea (magistralmente gung zur Metaphysik der Sitten,
desarrollada en la obra de Kant) de que todo individuo tiene idéntico valor 1785].

y es un fin en sí mismo, de manera que no puede ser utilizado como simple


medio o instrumento para alcanzar un "fin superior" o para favorecer a otros
individuos, ni siquiera a la mayoría. De esta manera, por ejemplo, no sería
admisible una medida como la esclavitud forzosa del 10% de la población para
así conseguir que el restante 90% pudiera vivir sin trabajar. Nadie, ni un indi-
viduo ni una minoría, puede ser sacrificado en beneficio de la mayoría (o de
otra minoría, o de otro individuo). Con respecto al individualismo, en general
el pensamiento liberal es contrario –o al menos escéptico– a aceptar ciertas
entidades metafísicas "superiores" al individuo y que no puedan ser reducidas
a la suma de los individuos que las componen, como por ejemplo los pueblos,
la historia, la raza, etc. Sólo las personas, como individuos, tienen derechos,
y no los territorios, los pueblos (entendidos como entidades diferentes, inde-
© FUOC • P07/73049/02230 13 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

pendientes e irreductibles al conjunto de todos y cada uno de los individuos


que los componen), o la historia (no existen los "derechos históricos", porque
son las personas y no la historia los que tienen derechos).

2) El principio de autonomía supone que los poderes públicos deben perma-


necer neutrales en relación con los planes de vida (o ideales de vida buena)
de los individuos, siempre que éstos sean respetuosos con la autonomía de los
otros. Además, deben tomarse medidas y diseñar instituciones que faciliten
la posibilidad de que los individuos puedan alcanzar la consecución de sus
planes de vida. De esta manera, por ejemplo, no es admisible ningún enfoque
"perfeccionista" en el que el Estado determine qué religión se tiene que profe-
sar, o qué ropa se debe usar (por ejemplo, si las mujeres deben utilizar o no
el velo), o qué tipo de música se puede escuchar, o qué lengua se tiene que
hablar, por poner algunos ejemplos. Algunos modelos de configuración esta-
tal, como por ejemplo un Estado teocrático o confesional que fundamenta su
estructura y su legislación en unas determinadas creencias religiosas, o un Es-
tado configurado según un nacionalismo radical y excluyente, son totalmente
incompatibles con el liberalismo y los derechos individuales.

3) El principio de dignidad exige que las personas sean tratadas y sean juzga-
das conforme a sus acciones (voluntarias), y no en función de ciertas caracte-
rísticas que tengan (etnia, creencias, condición social, sexo, etc.). En esencia,
se exige que las personas respondan por lo que hacen y no por lo que son.
Los poderes públicos, por lo tanto, no deben establecer discriminaciones, im-
poner sanciones o conceder ventajas basadas en estas características, sino que
deben permanecer neutrales y asignar estos beneficios y cargas en función de
los comportamientos y las decisiones voluntarias de los miembros de la co-
munidad. En este sentido, por ejemplo, sería inadmisible una medida (como
la que había en España hasta hace sólo unas cuantas décadas) que sólo permi-
tiera a los hombres ejercer la función judicial.

2.3. Tipos de teorías de fundamentación de los derechos


humanos

Incluso dentro de los parámetros indicados en el epígrafe anterior, existen mu-


chas y muy distintas teorías sobre los fundamentos de los derechos humanos.
La mayoría de ellas son enmarcables en alguna de las dos grandes "familias"
siguientes: a) las teorías de tipo iusnaturalista; y b) las teorías de los derechos
humanos entendidos como derechos morales.

a)�La�fundamentación�iusnaturalista

Hay autores que fundamentan los derechos humanos a partir de una concep-
ción iusnaturalista del derecho. A grandes rasgos, el pensamiento iusnatura-
lista se basa en dos tesis principales: el dualismo jurídico (junto con el dere-
cho positivo existe también el derecho natural, que es un conjunto unitario,
inmutable y universal de normas y principios jurídicos superiores que derivan
© FUOC • P07/73049/02230 14 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

de la naturaleza), y la superioridad del derecho natural con respeto al positivo


(en caso de incompatibilidad entre los dos órdenes normativos, la norma po-
sitiva carece de validez –prevalece el derecho natural–).

Con este punto de partida, se sostiene que los derechos humanos for-
man ya parte del derecho natural, de manera que son ya derechos jurí-
dicos por sí mismos, sin necesidad que sean reconocidos, declarados o
protegidos por el derecho positivo.

Este punto de vista presenta, sin embargo, dos dificultades importantes: por
una parte, tiene los problemas y dificultades propios de la concepción iusna-
turalista; y por otra parte, no sirve para los que sostienen una concepción po-
sitivista del derecho. Lo que necesitamos, pues, es una teoría que sea compati-
ble con –e independiente de– la concepción del derecho que se defienda (ius-
naturalista o iuspositivista).

Aunque sería demasiado largo y fuera de lugar entrar en detalles sobre esta cuestión, los
críticos del iusnaturalismo suelen señalar, entre otras, una dificultad muy importante:
¿cómo podemos llegar a conocer cuáles son estos principios jurídicos objetivos, más allá
de guiarnos por nuestras creencias subjetivas sobre lo que es justo? Eso es especialmente
relevante cuando tenemos discrepancias sobre el contenido del derecho natural, ya que,
a diferencia de lo que pasa en la ciencia (mediante la observación y la experimentación),
no contamos con ningún mecanismo "externo" y objetivo para determinar quién tiene
razón.

b)�Los�derechos�humanos�como�derechos�morales

En los últimos tiempos, éste es el punto de vista más extendido.

En resumidas cuentas, se afirma que por el mismo hecho de ser un ser


humano ya se es titular de un conjunto de derechos básicos en el ámbi-
to moral (es decir, que los derechos humanos forman parte de los prin-
cipios y normas de la moral crítica), y además (cosa que no deja de ser
otra forma de decir lo mismo), que existen razones morales que exigen
que todo ordenamiento jurídico positivo reconozca y proteja ciertos de-
rechos básicos para todo ser humano por el solo hecho de serlo.

Este punto de vista tiene la ventaja de ser compatible con una concepción
positivista del derecho (distinción entre el derecho que es y el derecho que
debería�ser), ya que los derechos humanos están en el ámbito moral (aquello
que debería ser), pero no existen jurídicamente hasta el momento en el que
son reconocidos y protegidos por el derecho positivo. Lo que existe son razo-
nes�morales para exigir que el derecho positivo otorgue un estatus�jurídico
a estos derechos, que, además, permita calificar como injusto o inmoral todo
ordenamiento jurídico positivo que no reconozca y proteja estos derechos.
© FUOC • P07/73049/02230 15 Los fundamentos teóricos de los derechos humanos

Dentro de la gran variedad de teorías y puntos de vista de los diferentes auto-


res que comparten esta noción de los derechos humanos como derechos mo-
rales, nos limitaremos a exponer brevemente las principales ideas que sobre
esta cuestión han desarrollado dos autores recientes: John Rawls (1921-2002)
y Carlos S. Nino (1943-1993).

Toda selección nunca deja de ser un poco arbitraria, y este caso no es una excepción.
No se pretende sugerir que éstos han sido los dos únicos autores que recientemente han
analizado el tema, o que las aportaciones de otros autores no sean también de interés
(lo es, especialmente, la obra del filósofo alemán Jürgen Habermas). De todos modos, la
elección de Rawls y Nino se justifica tanto en razón de su calidad teórica como también
por el impacto que su obra ha tenido en la discusión académica, así como por las menores
dificultades que plantea, en comparación con otros autores, exponer sus ideas principales
en una obra introductoria como ésta.
Semana 1
Historia de los Derechos Humanos
y las Relaciones de Géneros

Lectura: Los Derechos Humanos,


Naturaleza, Denominación
y Características

Jorge Carpizo “Los Derechos Humanos: Naturaleza, Denominación y Características.”


Revista Mexicana De Derecho Constitucional pp. 4-12
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/cconst/cont/25/ard/ard1.pdf
Material compilado con fines académicos, se prohíbe su reproducción
total o parcial sin la autorización de cada autor.
4 JORGE CARPIZO

I. INTRODUCCIÓN

1. Sobre la naturaleza de los derechos humanos existen dos perspectivas


principales desde hace muchos siglos. Una sostiene que los derechos hu-
manos son aquellos que el Estado otorga en su orden jurídico. La segun-
da manifiesta que el Estado sólo los reconoce y los garantiza en alguna
medida. En la primera perspectiva se encuentran diversas concepciones o
matices positivistas; en la segunda, la de derecho natural, las escuelas son
muy diversas unas de otras.
En conceptos jurídicos, en el positivismo se expresa que es el orden ju-
rídico el que otorga la calidad de persona al ser humano; es decir, persona
es una categoría jurídica que se puede conceder o no, o de la cual se puede
excluir a un ser humano o a un grupo de ellos, como pueden ser los esclavos,
los extranjeros, las mujeres, por razones de raza o por preferencias sexuales.
En cambio, en las concepciones de derecho natural el ser humano, por
el solo hecho de existir, es persona y posee derechos y obligaciones; o sea,
el Estado no puede desconocer esta situación, lo único que realiza es el re-
conocimiento de este hecho, y a partir de él se garantizan diversas series de
derechos, a los cuales en la actualidad se les denomina derechos humanos,
denominación sobre la que reflexiono más adelante.
2. Las concepciones de derecho natural coinciden entonces en este tronco
común de pensamiento y a partir de él toman derroteros muy diversos. Por
ejemplo, algunos escritores piensan que la persona tiene una dignidad intrín-
seca por el hecho de estar en relación directa con lo absoluto.1 Otros, entre
los que me incluyo, consideramos que no es correcto plantear el problema
en esta forma, sino que la base de los derechos humanos se encuentra en la
dignidad de la persona, y nadie puede legítimamente impedir a otro el goce
de esos derechos. El hombre sólo puede realizarse dentro de la comunidad
social, y esta comunidad no tiene otro fin que servir a la persona. El fin de la
comunidad es la realización de una obra en común,2 y ésta consiste en que
cada hombre viva como persona; es decir, con dignidad humana, concepto
que examino en este ensayo.

1
Maritain, Jacques, Les Droits de l’Homme et la Loi Naturelle, Nueva York, Edi-
tions de la Maison Française, 1942, pp. 14 y 15.
2
Ibidem, pp. 31 y 32.
LOS DERECHOS HUMANOS 5

Los derechos humanos constituyen mínimos de existencia, y al saberse


que serán respetados y promovidos, la persona se moviliza con libertad
para lograr vivir con dignidad.
3. La concepción del derecho natural está íntimamente ligada a la de los
derechos humanos, la cual en su evolución ha recorrido los más diversos
matices. Recuerdo un solo ejemplo: Hesíodo reconoció la existencia de
normas de origen divino, y pensó que la labor de los hombres consistía en
descubrir ese derecho divino para hacer su propio derecho, el cual debería
estar inspirado en dike (la justicia).3
4. Considero que encima del derecho positivo sí existe una serie de prin-
cipios, cuyo fundamento es la noción de dignidad humana, principio que se
ha reconocido internacionalmente y que es parte esencial de nuestro acervo
cultural. Principio universal porque la historia de los pueblos coincide en
su lucha por hacerlo objetivo. La dignidad de la persona como principio
superior que ningún ordenamiento jurídico puede desconocer.
5. Entonces, reitero, el fundamento de los derechos humanos se encuen-
tra en la noción de la dignidad humana, motivo por el cual me propongo
examinar qué es ésta y cuáles son sus alcances conceptuales.
En la concepción del derecho natural se encuentran nociones que im-
plícitamente están relacionadas con la idea de la dignidad humana desde
la Grecia clásica.

II. LA DIGNIDAD HUMANA

6. Ese humanismo clásico tuvo un nuevo amanecer en el humanismo


renacentista de Giovanni Pico della Mirandola y su “Discurso sobre la dig-
nidad del hombre”, a pesar de que su pensamiento se encuentra encuadrado
en una concepción religiosa.
Para Pico della Mirandola, Dios concedió al hombre la facultad de cons-
truir su destino mediante su libertad; el hombre decide si desea parecerse a
una planta o a una bestia, o si, por el contrario, por medio de su raciocinio
va a convertirse en un ángel o en un hijo de Dios. El hombre debe cuidar
este don —la libre elección— con responsabilidad.

3
Véase Verdross, Alfred, La filosofía del derecho del mundo occidental, México,
UNAM-Centro de Estudios Filosóficos, 1962, pp. 433.
6 JORGE CARPIZO

El hombre a su libertad aúna voluntad, inteligencia, deseo de aprender,


búsqueda de la verdad y el saber numerar, que no es el arte del cómputo
sino de la aritmética divina en la concepción de Platón y Aristóteles.
Así, en ejercicio de su libertad, dispone, y al hacerlo corre riesgos; su
dignidad es, en esencia, libertad para decidir.4
7. En los aspectos anteriores se ha insistido una y otra vez; diversos au-
tores coinciden en que la dignidad humana se caracteriza por la razón y la
libertad que la persona posee,5 por la racionalidad humana que le permite
tomar decisiones deliberadas, por la superioridad de la persona sobre todos
los demás seres y por la pura intelectualidad, entendida como la capacidad
de comprensión directa de las cosas, incluso de las espirituales,6 por estar
el hombre dotado de inteligencia y libertad, por ser distinto y superior a
todo lo creado.7
8. Humberto Nogueira Alcalá ofrece una definición clara, que es fácil
de entender:

La dignidad de la persona es el rasgo distintivo de los seres humanos res-


pecto de los seres vivos, la que constituye a la persona como un fin en sí
mismo, impidiendo que sea considerada un instrumento o medio para otro
fin, además de dotarlo de capacidad de autodeterminación y de realización
del libre desarrollo de la personalidad.8

De la dignidad de la persona humana irradia la libertad y la igualdad como


principios básicos que se van a concretar en derechos humanos. Germán
J. Bidart Campos señala que, asimismo, del concepto de dignidad derivan
los derechos personalísimos, como los derechos a la vida, a la integridad

4
Pico della Mirandola, Giovanni, Discurso sobre la dignidad del hombre, México,
UNAM, 2009, pp. 15-18, 45-47 y 50.
5
Peces-Barba Martínez, Gregorio, Derechos fundamentales, Madrid, Latino Uni-
versitaria, 1980, p. 49, aunque, quizás, esta formulación o su énfasis no es el mismo en
su obra Curso de derechos fundamentales. teoría general, con la colaboración de Rafael
de Asís Roig, Carlos R. Fernández Liesa y Ángel Llamas Cascón, Madrid, Universidad
Carlos III-Boletín Oficial del Estado, 1995, pp. 104, 105 y 108-110.
6
Sánchez de la Torre, Ángel, Teoría y experiencia de los derechos humanos, Ma-
drid, Gregorio del Toro-Editor, 1968, p. 25.
7
González Pérez, Jesús, La dignidad de la persona, Madrid, Civitas, 1986, p. 112.
8
Nogueira Alcalá, Humberto, La interpretación constitucional de los derechos hu-
manos, Lima, Perú, Ediciones Legales, 2009, pp. 11 y 14.
LOS DERECHOS HUMANOS 7

física y psíquica, al honor, a la privacidad, al nombre, a la propia imagen,


al estado civil, y el propio derecho a la dignidad personal.9
9. La concepción de la dignidad humana no conduce a un individualismo;
al contrario, reconoce el valor de la comunidad: yo exijo respeto a mi dig-
nidad frente al Estado, grupos y otras personas que poseen igual dignidad.
Soy consciente de todo lo que debo a los otros y cuanto los necesito. Me
comunico mediante un idioma que aprendí de mis semejantes, así como mil
otros aspectos y pensamientos que configuran mi personalidad, y cada uno
de los demás tiene su propia dignidad, que debo respetar. Cada persona es
un universo que convive con terceros universos, cuya esencia es la misma
que la suya: la dignidad humana. En el seno de la comunidad tengo el de-
recho a ser yo mismo, a mi independencia y a mi individualidad.10
Los derechos basados en la dignidad humana no convierten al hombre
en una “mónada”, según expresión de Marx, sino destacan su calidad de
persona, impulsan al hombre a superarse y a lograr, dentro del marco so-
cial, su realización como ser humano. Esta realización no la consigue en
forma aislada y egoísta, sino en la sociedad y persiguiendo finalidades no
sólo dentro de las fronteras nacionales, sino con una perspectiva más am-
plia: la realización propia, entre la de millones de destinos, como hombre
y ciudadano de un mundo.
10. La base y esencia de los derechos humanos se encuentra en la dig-
nidad humana y ésta carecería de sentido sin la existencia de aquéllos. En
realidad, forman una unidad indestructible.
Entonces, ¿qué es realmente la dignidad humana? Es el reconocimiento
del especial valor que tiene el individuo en el universo. ¿Y en qué consiste
ese especial valor?
En que la vida es valiosa, porque sin vida nada existe, pero vida también
la poseen los animales y las plantas. Lo que diferencia al hombre de éstos
es la razón, es su facultad de razonar. De la razón se deriva la capacidad
de decisión, lo que necesariamente implica un margen de libertad, y que
frente a él se encuentran muchos hombres y mujeres que poseen idéntica

9
Bidart Campos, Germán J., Teoría general de los derechos humanos, México,
UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1993, p. 79.
10
Einstein, Albert, “Como veo el mundo”, en Herrendorf, Daniel L. (comp.), Teoría
general y política de los derechos humanos, México, Comisión Nacional de Derechos
Humanos, 1992, pp. 264 y 265. Ortecho Villena, Víctor Julio, Los derechos fundamenta-
les en el Perú, Lima, Chiclayo, Perú, Editorial Rodhas, 2008, p. 12.
8 JORGE CARPIZO

característica: la razón, por lo cual todos y todas son iguales y merecen el


mismo respeto y los mismos derechos.
Del ser racional, único y singular en este mundo, derivan otras caracte-
rísticas que sólo él posee entre los seres vivos: se apropia de conocimientos
acumulados y mejorados por generaciones anteriores, aprende un lenguaje
conceptual para comunicarse con sus semejantes, se adueña de la historia
que le antecede, tiene la posibilidad de hacer historia, de forjarse una per-
sonalidad y de construir su existencia, dentro de la sociedad, con decisiones
en ejercicio de su libertad y emanadas de su razón y de su voluntad.
Sólo apunto que el ser humano no es únicamente razón, es un ser complejo
con inteligencia emocional, centro de pasiones de la más diversa índole e
incluso de irracionalidades que pueden afectar su propia dignidad, como
es el caso de la existencia de los fanatismos religiosos.
No obstante, la persona dotada de razón es la que ha construido este
mundo y el contexto social, político, económico y cultural en el cual se vive.
Ella edifica los rascacielos y los aviones; pero también crea los holocaustos.
La dignidad humana es el reconocimiento de que la persona es algo espe-
cial y extraordinario, debido a su racionalidad y a todo lo que ello implica
y que he asentado en los párrafos anteriores y, en consecuencia, hay que
protegerla y defenderla.
Así, la dignidad humana singulariza y caracteriza a la persona de los otros
seres vivos, debido a su razón, voluntad, libertad, igualdad e historicidad.
11. La primera vez que se reconoció en un documento jurídico el con-
cepto de dignidad humana fue en el ámbito internacional, en la Carta de
las Naciones Unidas de 1945:

Nosotros los pueblos


de las Naciones Unidas
resueltos

a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dig-
nidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de hom-
bres y mujeres…

12. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre


de 1948 en su preámbulo manifiesta que: “Todos los hombres nacen libres
e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están por naturaleza de
razón y conciencia, deben conducirse fraternalmente los unos con los otros”.
LOS DERECHOS HUMANOS 9

Meses después de esa Declaración se aprobó la Declaración Universal


de los Derechos Humanos en 1948, cuyo preámbulo se refiere en dos oca-
siones a la idea de la dignidad humana:

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por


base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales
e inalienables de todos los miembros de la familia humana,

Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado
en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad
y el valor de la persona humana…

Los artículos 1, 22 y 23 de dicha Declaración se refieren expresamente


a la dignidad humana: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en
dignidad y derechos y dotados como están de razón y conciencia deben
comportarse fraternalmente los unos con los otros” (artículo 1o.).
13. El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones
Unidas de 1966 reitera las mismas ideas en su preámbulo: “…Recono-
ciendo que estos derechos se derivan de la dignidad inherente a la persona
humana…”, conceptos que se vuelven a manifestar, como es natural, en
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
ese mismo año.
14. En el ámbito, la primera Constitución que incorporó el concepto de
dignidad humana fue la Ley Fundamental de Bonn de 1949 en su artículo
1o.: “La dignidad del hombre es intangible. Los poderes públicos están
obligados a respetarla y protegerla”. De acuerdo con el artículo 79.1, el
mencionado artículo 1o. no es susceptible de reforma constitucional.
El artículo 1o. de la Constitución de Portugal de 1976 dispone que:
“Portugal es una República soberana, basada en la dignidad de la persona
humana y en la voluntad popular y empeñada en la construcción de una
sociedad libre, justa y solidaria”.
El artículo 10.1 de la Constitución Española de 1978 dice: “La dignidad
de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desa-
rrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás
son fundamento del orden político y de la paz social”.
Esta gran corriente se ha introducido en las Constituciones de América
Latina a partir de la década de los años ochenta. Por ejemplo:
10 JORGE CARPIZO

El artículo 1o. de la Constitución de Brasil de 1988 indica que el país


“…se constituye en un Estado democrático de derecho y tiene como fun-
damentos: …III. la dignidad de la persona humana…”.
El artículo 1o. de la Constitución de Colombia de 1991 expresa: “Colom-
bia es un Estado social de derecho…fundada en el respeto de la dignidad
humana…”.
El artículo 1o., párrafo 1, de la Constitución de Chile de 1980 dispone:
“Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”.
El artículo 1o., párrafo 2, de la Constitución de Paraguay de 1992 dice:
“La República de Paraguay adopta para su gobierno la democracia repre-
sentativa, participativa y pluralista, fundada en el reconocimiento de la
dignidad humana”.
El artículo 1o. de la Constitución de Perú señala: “La defensa de la per-
sona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad
y del Estado”.
15. La Constitución mexicana no contiene una declaración tan clara y
rotunda sobre la dignidad humana como las contenidas en las Constituciones
latinoamericanas mencionadas. No obstante, en varios artículos se refiere
a ella, y en otros a conceptos muy cercanos.
El artículo 3o., II, c, indica los criterios que orientan a la educación:
“Contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que
aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dig-
nidad de la persona y la integridad de la familia…” (Reforma de 1946).
El artículo 25, párrafo 1, dispone: “Corresponde al Estado la rectoría del
desarrollo nacional… y que, mediante el fomento del crecimiento económico
y el empleo de una más justa distribución del ingreso y la riqueza, permita
el pleno ejercicio de la libertad y la dignidad de los individuos, grupos y
clases sociales…” (reforma de 1983).
El artículo 1o., párrafo 3, indica: “Queda prohibida toda discriminación
motivada por… o cualquier otra que atente contra la dignidad humana…”
(Reforma de 2001).
Muy relacionado con la idea de la dignidad humana, encontramos en la
Constitución otras expresiones: la dignidad e integridad de las mujeres in-
dígenas (artículo 2o., II); el respeto a la dignidad de la niñez y el ejercicio
pleno de sus derechos (artículo 4o., párrafo 7).
16. También las cortes y tribunales constitucionales se refieren a la dig-
nidad humana. Por ejemplo: la jurisprudencia de la Corte Constitucional de
LOS DERECHOS HUMANOS 11

Alemania con frecuencia, alude a la dignidad humana en sus resoluciones.


Al respecto se puede citar

…Las fórmulas generales, como la que prevé que los seres humanos no
pueden ser degradados al ser tratados por el poder estatal como un simple
objeto establecen las directrices que sirven para determinar los casos en
los que se da una violación de la dignidad humana. No pocas veces el ser
humano se vuelve un simple objeto, no sólo por las circunstancias y del
desarrollo social, sino también del derecho, en la medida en que debe ad-
herirse a éste sin que se tomen en cuenta sus intereses. La violación de la
dignidad humana no se da por esta sola razón. Se debe añadir el hecho de
que la persona haya sido sometida a un trato que cuestiona principalmen-
te su calidad de sujeto, o que en el tratamiento dado en un caso concreto
exista una desvalorización arbitraria de la dignidad humana. El trato que
afecta la dignidad humana, otorgado por el poder público al ser humano en
cumplimiento de la ley, debe ser considerado como una minusvaloración
de las garantías de que goza el ser humano por virtud de ser persona, y en
ese sentido tiene también el carácter de un “trato abyecto”.11

El Tribunal Constitucional español sostiene que los valores constitucio-


nales que otorgan legitimidad

al límite que la inembargabilidad impone al derecho del acreedor a que se


cumpla la sentencia firme que le reconoce el crédito se encuentran en el res-
peto a la dignidad humana, configurado como el primero de los fundamentos
del orden político y de la paz social en el artículo 10.1, a cuyo fin resulta
razonable y congruente crear una esfera patrimonial intangible a la acción
ejecutiva de los acreedores que coadyuve a que el deudor pueda mantener
la posibilidad de una existencia digna.12

El Tribunal Constitucional peruano ha señalado que la dignidad de la


persona humana es el valor superior del ordenamiento y, en consecuencia,
el presupuesto ontológico de todos los derechos fundamentales, incluyendo,

11
Sentencia de la Segunda Sala, del 15 de diciembre de 1970, -2BvF1/69, 2BvR629/68
y 308/69, en Jurisprudencia del Tribunal Constitucional Alemán. Extractos de las senten-
cias más relevantes compiladas por Jürgen Schwabe, México, Konrad Adenauer Stiftung,
Programa Estado de Derecho para Latinoamérica, 2009, pp. 53 y 54.
12
Sentencia del TC español 113/1989 del 22 de junio, en el fundamento jurídico 3.
Véase http://www.legalsolo.com/ShowSentencia.do?sentenciald=STC1989- 113&senten
ciaType=Sentencia&text=STC+23%2F2008.
12 JORGE CARPIZO

desde luego, los de carácter económico, en virtud de que la persona no puede


ser un medio “para alcanzar una economía estable sino, por el contrario,
debe ser la que auspicie la consecución de un fin superior para el Estado y
la sociedad; a saber, la consolidación de la dignidad del hombre”.13
17. En México, la jurisprudencia de la SCJN aún no contiene una alu-
sión directa al concepto de dignidad humana, aunque se le puede percibir
en algunas tesis.14
18. El concepto de dignidad humana ha adquirido carácter jurídico: a) al
ser incorporado como el fundamento de diversos instrumentos internacionales
como los citados, y actualmente es claro el valor jurídico de éstos; b) al hacerlo
suyo múltiples Constituciones como la base y el fundamento de todo el orden
jurídico, político y social, y c) al ser un elemento esencial y orientador en la
interpretación de las sentencias constitucionales.
No obstante, la doctrina se preocupa por formular una definición de
aristas cien por ciento jurídicas. Así, Diego Valadés define el concepto
de dignidad humana como “la suma de las potestades reconocidas a la
persona, que le dan el carácter de integrante de la voluntad general y, por
ende, autor último de las decisiones del Estado”.15

III. LA DEFINICIÓN DE DERECHOS HUMANOS


Y ASPECTOS TERMINOLÓGICOS

19. Parto de la idea de que la dignidad humana, como ya asenté, singula-


riza y caracteriza a la persona de los otros seres vivos, debido a su razón,
voluntad, libertad, igualdad e historicidad, y considero que desde una pers-
pectiva jurídica, la dignidad humana es la base del ordenamiento político,
jurídico y social de una comunidad, y se asegura su vigencia mediante la
defensa y protección de los derechos humanos de la más diversa naturaleza,
reconocidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales que

13
Sentencia del TC peruano del 11 de noviembre de 2003, en Rubio Correa, Marcial,
La interpretación de la Constitución según el Tribunal Constitucional, Lima, Perú, Pon-
tificia Universidad Católica del Perú, 2005, pp. 146 y 147.
14
Silva Meza, Juan N. y Silva García, Fernando, Derechos fundamentales, México,
Porrúa, 2009, pp. 5 y 6.
15
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego, Derechos humanos, aborto y eutanasia, Madrid,
Dykinson, 2010, p. 141.

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