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Rodrigo Fonseca Portilla

Grupo A
Comunicación Médico – Paciente

Reflexión Sobre la Muerte

Se pueden sentir presente una gran variedad de sentimientos cuando uno


escucha o lee la carta de Jaime Torres Bodet, que escribió al recibir la noticia de
que no le quedaba mucho tiempo por vivir. Se puede analizar de dos
perspectivas, en éste caso, del punto de vista del paciente o de los ojos del
doctor que le informa de su estado de salud. Sin embargo, se puede apreciar
mucho mejor la sensibilidad de la persona del lado de Don Jaime, es decir el
paciente siendo tratado.
Para muchos, éste tema puede ser de gran sensibilidad. Uno de los
conflictos que mas atormentan al hombre es el hecho de confrontar su propia
muerte. Se debe enfrentar a una transformación emocional en la cual se puede
empezar a sentir un distanciamiento: una separación entre los sanos y los
enfermos que se acercan a su muerte.

Al reflexionar, después de leer la carta, me doy cuenta de la importancia


de como un doctor debe tener la capacidad de reconocer y entender ésta
sensibilidad que está en los pacientes. Una vez que el doctor no entiende o
pierde la sensibilidad, por su paciente, perderá la confianza, el respeto y la
lealtad de él.
Mucha gente menciona lo difícil que va a ser como doctor informarle a la
gente que tiene una enfermedad terminal, o incluso informar a la familia que tu
paciente murió en el transcurso de una operación. Sin embargo, fácilmente se
puede concluir que es mucho más difícil, ser el paciente o familia, y recibir ésta
información.

Tuve una experiencia que me conmovió en cuanto a la importancia de


éste tema, que siento que puede ser de relevancia para relacionarlo con la
importancia de la comunicación, como doctor, con el paciente. Un verano que
estaba trabajando en la Clínica Mayo, un doctor me invito a unas consultas, para
que pudiera tener una experiencia de como eran. En una de ellas, a la mitad de
la consulta me pidió, de manera discreta, que me retirara del consultorio. Me salí
del consultorio, y lo espere afuera un poco confundido. Unos minutos después
salió el paciente y su esposa, y al ver su cara, automáticamente supe que había
pasado. Después salió el doctor, hablo conmigo, y confirmo justamente lo que
había pensado: le había informado a su paciente que su enfermedad ya estaba
en un estado terminal.
El momento de ver la cara del paciente al salir del consultorio me marco
por vida, no porque el doctor le dio la información de una manera insensible, si
no que siempre me proyecte estando detrás del escritorio dándoles la noticia a
los pacientes, pero nunca pensé qué era lo que iba a sentir el paciente cuando le
diera la información. Fue mi primera experiencia, en el campo de la medicina, en
la cual vi una situación como éstas. Sin embargo, uno nunca puede comprender
o entender que es lo que un paciente siente cuando recibe una noticia asi. Uno
siempre “imagina” la tristeza por la que pasan, pero yo hasta no leer la carta,
nunca había pensado en muchos otros factores. Por una parte, todos los
pensamientos que menciona Torres Bodet en la carta demuestra la falta de
delicadez que puede llegar a tener un doctor al darle la información. Si, se
entiende que el doctor debe ser directo y no tratar de que el paciente entienda
algo fuera de la verdad, pero ésta honestidad debe ser acompañado también por
empatía, amabilidad y un posible plan de cómo abordar la situación para un
futuro. Un paciente nunca debería sentirse amenazado por su doctor. Cabe
mencionar, que la soledad que sintió Torres Bodet es un factor que se debe
abordar también, y es por esto que siento que es importante no solo tener ésta
buena comunicación y confianza con el paciente, si no que hablarlo con la
familia y apoyarlos es igual de importante.
Por otro lado, los pensamientos de la insignificancia de la vida es algo
que tampoco había pensado después de mi experiencia. Yo me enfoque tanto
en la tristeza y el miedo que ha de haber sentido el paciente, sabiendo que su
tiempo en la Tierra ya era limitado, que nunca considere los pensamientos de
separación e indiferencia de las acciones de su vida. Los pensamientos de
angustia y de abandonar la existencia. Los pensamientos de amargura y envidia
hacia la salubridad de los demás. Esta falta de comprensión es lo que puede
llevar a ésta mala comunicación, es ahí el problema.
Después de leer la carta, fácilmente puedo concluir que los doctores de
hoy en día, y nosotros futuros doctores, siempre debemos de tratar de ser
humildes y amables. Se puede decir que éstos elementos muchas veces
carecen en la comunidad médica. Tenemos que entender que no estamos en
sus zapatos, y tratarlos y darles las noticias como a uno le gustaría recibirla.
Hacerlo entender que si es algo triste, y no algo insignificante para ti como
doctor. Claramente éstas acciones no van a eliminar los sentimientos de
angustia y tristeza, pero le dará apoyo al paciente. El apoyo del cual el va a
agarrar el valor para sentirse cómodo, y no con miedo los últimos instantes de la
vida.

En conclusión, un doctor debe tener éstas características y cualidades en


todo momento y en todas las áreas de la medicina actual. Después de leer lo
escrito en la carta, uno fácilmente se puede dar cuenta que la comunicación es
extremadamente importante para cualquier relación médico – paciente que
podamos llegar a tener en un futuro.

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