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La guerrilla y el paramilitarismo en Colombia

En estudios documentados por el grupo de memoria histórica (GMH) las masacres entre
1980 y 2012, fueron perpetradas en un 58,9 % por paramilitares, 17,3 % por las guerrillas,
7,8% por la fuerza pública y un 14,8 % por grupos armados no identificados.

La guerrillas y los paramilitares, dos círculos sociales históricos a nivel mundial que no son
propios de nuestro país, pero, que se adoptaron al tenor de responder ante necesidades de
los propios interés de unos grupos determinados. Dichas respuestas a estas necesidades nos
llevaron a hechos violentos entre una misma nación y que los efectos de estos son
dimensiones altas, que incluso no son precisos (podrían ser mayores).

En términos generales una guerrilla es un grupo de hombres que sin dependencia de


ejército, y bajo el mando de un jefe particular, acosan y enfrentan a un enemigo (que
muchas veces puede ser el propio ejército de un país). Ese concepto tomó un nuevo
contexto en la década de 1950 que la guerrilla empieza a asociarse con los movimientos de
liberación en latino América y África.

Mientras que al hablar del paramilitarismo nos referimos a una estrategia contrainsurgente,
terrorismo del Estado, toma fuerza en el siglo xx y son provenientes principalmente de
Francia y EE.UU. Para el caso de Colombia se entiende como una reacción (respuesta a una
necesidad) ante los atropellos de la delincuencia, abusos y el crecimiento de las
organizaciones guerrillera, pero también se prestó para prácticas viles por parte del Estado
o de las mafias detrás de éste, como lo fueron las masacres, asesinatos selectivos y
desplazamientos de la población civil; todo esto con el único fin de afianzarse en el poder.

En Colombia han surgido múltiples movimientos insurgentes o guerrilleros. La guerrilla,


con las particularidades de cada una de sus organizaciones, tiene raíces en pro de las luchas
sociales de los sectores oprimidos de la población. La guerrilla Colombiana es pues el
efecto de dos causas principales. Estas se han desarrollado entorno a las dinámicas sociales
y regionales que les aportaron su desenvolvimiento. Primero la violencia política, para
generar procesos de construcción de una fuerza militar distinta al Estado para combatirlo, y
fin último suplantarlo. La segunda causa es el factor social, en el que se vio involucrado las
luchas por la defensa de un territorio y de una de organización social particular.

La primera acción en respuesta la acción del Estado fue el movimiento de las autodefensas
campesinas. Enmarcaban violencia política como comunitaria en contra del opresor
(Estado) para su accionar revolucionario y político.

En Colombia se conoce la existencia de organizaciones guerrilleras como:

-A.D.O : Autodefensa Obrera

-F.A.R.C-EP : Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo


-E.L.N : Ejército de Liberación Nacional

-E.P.L : Ejército Popular de Liberación

-E.R.G : Ejército Revolucionario Guevarista

-M-19 : Movimiento 19 de Abril

-E.R.P : Ejército Revolucionario del Pueblo

-P.R.T : Partido Revolucionario de los Trabajadores

-C.R.S : Corriente de Renovación Socialista

-J.E.G.A : Movimiento Jorge Eliecer Gaitán

-M.A.Q.L : Movimiento Armado Quintín Lame

-C.R.F : Comando Ricardo Franco Frente Sur

-E.R.I.C.A : Ejército Republicano Independentista de la Costa Atlántica.

-M.A.D.O : Movimiento de Autodefensa Obrera

-M.I.R / COAR- Patria Libre : Movimiento Independiente Revolucionario – Comandos

Armados -P.L.A : Comando Pedro León Arboleda

-C.N.B : Coordinadora Nacional de Base

-M.A.R : Movimiento Armado Rebelde

-J.B.C : Jaime Bateman Cayón

-M.U.R / M.L : Movimiento de Unificación Revolucionaria – Marxista Leninista

-M.A.L : Movimiento de Acción Liberadora

-C.G.S.B : Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar. (FARC-ELN-EPL-M.19-Ricardo


FrancoMAQL).

Todos estos movimientos tanto ideológicamente como en su accionar militar, manifestaron


una disposición política: el objetivo era suplantar al Estado y al régimen político.

El origen del ELN, está ligado de forma más directa, a las influencias de la Revolución
Cubana, y en especial al impacto producido por ellas en las juventudes universitarias y de
clase media de los mayores núcleos urbanos de Latinoamérica. Pero también estuvo
articulada con las luchas de tipo nacionalistas, como las de los trabajadores del petróleo,
luchas de resistencia armada, como las mantenidas por las guerrillas liberales del
Magdalena Medio y los llanos orientales, y con la expectativa que se creó en sectores
progresistas –urbanos- colombianos de la llamada nueva izquierda, frente a la posibilidad
de realizar revoluciones a partir de la acción armada combinada con el descontento social.
En estos procesos encontramos guerrillas de la denominada primera generación como las
FARC, y guerrillas de la segunda generación, como el Movimiento Armado Quintín Lame.

Las FARC-EP, es una agrupación cuyos orígenes se encuentran en los fenómenos de las
luchas rurales de las tres primeras décadas del siglo XX, en concreto en las autodefensas
agrarias campesinas, que de una u otra forma, el Partido Comunista Colombiano soporto e
incitó en esos momentos. Antecedentes de los orígenes de esta agrupación fueron los
conflictos agrarios del Sumapaz y el Tequendama en los años veinte y treinta, alrededor de
la lucha por la posesión y propiedad de la tierra y por el valor del jornal en la hacienda
cafetera.

Hacia mediados del año 2010 se presume que la fuerza total de esta organización gira
alrededor de los 8500 hombres, La administración de Uribe Vélez luego de ocho años y a
través de la implementación de la política de seguridad democrática forzó a que esta
organización se replegara estratégicamente, lo que repercutió en un elevado nivel de bajas y
deserciones y en la imposibilidad de renovar con la misma facilidad sus cuadros de mando
y combate, pasando hacia finales del año 2008 a 11000 hombres, desapareciendo 5 de sus
frentes al ser desmantelados por las Fuerzas Armadas, habiendo sido fuertemente golpeados
otros 33 y perdiendo 7 de sus 20 estructuras móviles. El ELN, durante el mismo periodo
paso de 70 hombres y 3 frentes a cerca de 3500 hombres y 30 frentes.

La influencia de estos grupos llegó a ser tan fuerte que lograron control en cerca de
doscientos municipios, a pesar de que sus bases de apoyo social y político eran
fundamentalmente campesinas, sostén que fue fuertemente socavado por la acción de los
movimientos de autodefensa ilegales y por la implementación por parte del Estado de
políticas de apoyo económico al sector agrario, hasta el punto de desaparecer en gran parte
del País, conservando solo puntos de apoyo significativos en el sur-oeste, sur y el oriente
del territorio.

La guerrilla colombiana logró entonces aplicar hábilmente los principios de la guerra


irregular, mediante una doble estrategia, por un lado de expansión territorial que buscaba
extender la confrontación a lo largo del País dispersando a las fuerzas militares, y por otro,
una que concentró actividades y fuerzas en zonas determinadas por su alta importancia
económica y estratégico-militar. Puede afirmarse que los movimientos guerrilleros
Colombianos lograron en etapas muy precisas, enormes y casi ilimitados poderes de
presión e intimidación sobre la sociedad y el Estado Colombiano, lo que provocó 1que se
convirtiera en Conflicto Interno Colombiano, pero que y a pesar de lo mismo nunca le ha
permitido a la insurgencia alcanzar una superioridad o equilibrio militar o táctico, y que
respecto de sus legítimas aspiraciones políticas con el M-19 se logró, al igual que como se
está implementando en la época actual con las FARC-EP les ha permitido poseer.

Ahora bien si hablamos del paramilitarismo en Colombia. La estrategia del Estado


colombiano de formar, entrenar, armar y utilizar organizaciones armadas al margen de la
ley contra aquellos que considera sus enemigos no es reciente.

Tal fue el caso de la organización paramilitar La Chulavita, destinada a eliminar a los


liberales.

También se vio otro evento y fue cuando se expidió la Resolución 005 por medio de la cual
se aprobó el llamado “Reglamento de Combate de Contraguerrillas”. Para ese entonces se
recomendó desde Estados Unidos “Si una guerra limitada convencional entraña demasiados
riesgos, entonces las técnicas paramilitares pueden proveer una manera segura y útil que
permita aplicar la fuerza a fin de lograr los fines políticos”.

El paramilitarismo como estrategia contrainsurgente en Colombia ha sido una política de


Estado, no ha sido un hecho aislado o coyuntural, ha correspondido a una ideología de
terrorismo de Estado con sus naturales variaciones dependiendo de las circunstancias de
cada momento. En los años ochenta, en el contexto de la política de paz impulsada por el
presidente Belisario Betancur Cuartas (1982-1986), los militares, la derecha y los
narcotraficantes consideraron que el Estado había otorgado ventajas inadmisibles a las
organizaciones subversivas y desde su perspectiva ideológica e intereses se consideraron
obligados a asumir la defensa del establecimiento y para ello impulsaron, crearon y
financiaron grupos paramilitares como estrategia contrainsurgente, entre ellos: Muerte a
Secuestradores (MAS), el Escuadrón de la Muerte, Muerte a Abigeos (MAOS), Castigo a
Firmantes o Intermediarios Estafadores (CAFIES), el Embrión, Alfa 83, Prolimpieza del
Valle del Magdalena, Tiznados, Movimiento Anticomunista Colombiano, los Grillos, el
Escuadrón Machete, Falange, Muerte a Invasores, Colaboradores y Patrocinadores
(MAICOPA), los Comandos Verdes, Terminador, Menudos, Justiciero Implacable, Mano
Negra y Plan Fantasma,18 los Grises, Rambo, Toticol, los Criollos y Black Flag, entre los
más conocidos.

De ahí se pasó a la utilización de la amenaza, el asesinato selectivo y las masacres, durante


la administración Betancur Cuartas. Luego se llegó a las prácticas de la violencia expresada
en detención-desaparición, y masacres colectivas que caracterizaron las administraciones de
Virgilio Barco Vargas (1986-1990) y César Gaviria Trujillo (1990-1994), según Medina
Gallego. En la primera parte de los años ochenta las organizaciones paramilitares fueron la
respuesta de los narcotraficantes contra el secuestro y la extorsión, luego evolucionaron
hacia un proyecto político, militar y social con la colaboración y complacencia de las
fuerzas armadas.
El presidente Ernesto Samper Pizano (1994-1998), por medio de su ministro de defensa,
Fernando Botero Zea, impulsó las Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural,
“Convivir”, como una forma de regularizar el paramilitarismo, las Convivir tuvieron su
respaldo legal en los Decretos 2535 de 1993 y 356 de 1994 con la función de contribuir con
labores de inteligencia para las fuerzas armadas y, declaradas inexequibles en 1999, el
Estado no recuperó las armas y sus miembros se emplearon a ganaderos y narcotraficantes.
Las Convivir, tuvieron su principal epicentro en el Departamento de Antioquia, donde
fungía como gobernador Álvaro Uribe Vélez.

Las relaciones entre las fuerzas armadas colombianas y las organizaciones paramilitares
son orgánicas. Naturalmente ello no aparece en el organigrama de las primeras, ni en sus
líneas de mando ni figuran como organismos institucionalizados, pero ello no es óbice para
que de manera paralela, secreta o encubierta las relaciones funcionen con arreglo a fines.
Las fuerzas armadas pasaron, de tener el control sobre los paramilitares, a ser controladas
por éstos.

Durante la administración de Uribe Vélez, resaltan tres tendencias de la situación de


Derechos Humanos: aumento de las ejecuciones extrajudiciales atribuibles a la fuerza
pública por medio de los falsos positivos, el incremento de las detenciones arbitrarias y la
paramilitarización de la sociedad y las instituciones. Esta última tendencia, en el plano
militar se expresa en el hecho de que paramilitares se institucionalizaron a través de
empresas e instituciones, en el ámbito económico controlan actividades ilegales y además
participan de proyectos agroindustriales con el auspicio del gobierno y, en materia política,
está el escándalo de la parapolítica.

En el ámbito social, familiar e individual el paramilitarismo afianzó valores como el lucro


fácil, el consumismo, la intolerancia, la agresividad, la justificación de cualquier medio
para alcanzar un fin, el despilfarro y la ostentación. Coadyuvó en la polarización de la
sociedad. Contribuyó a la consolidación de una ética política basada en el señalamiento, la
estigmatización, la exclusión, la corrupción, el clientelismo armado y la violencia.

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