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Algo en común
Elízabeth Lencina
ALGO EN COMÚN Elízabeth Lencina
CAPÍTULO 1: INVITACIÓN
Era un miércoles soleado del mes de julio. Los chicos estaban saliendo de la
escuela.
Apenas llegaron, preparó unos bifes de cerdo y papas fritas. Sacó una botella de
– ¡Está bueno, che! Yo no sé hacer nada. Cuando mi vieja no está, pido algo,
llamo a un delivery.
– Si yo hago eso, termino con mil kilos, porque me las tengo que arreglar solo.
Alejandro no sólo sabía cocinar, sino que había aprendido a manejarse sin la
ayuda de adultos, desde muy chico. Era hijo único. Sus padres no estaban en todo el día
y sus abuelos habían muerto. Hacía las compras, limpiaba la casa, se ocupaba de su
ropa. Y, como si fuera poco, era el mejor alumno de su curso, desde primer grado.
Tenía catorce años, pero siempre que tenía oportunidad, mentía diciendo que
invitación para un evento que sería el viernes: “¡Alta fiesta en lo del Eze!”.
Axel miró la lista de invitados. Estaba Agustina. Ella era amiga de Luisina, la
Alejandro salió en boxer, secándose el pelo. Axel le contó todo, con entusiasmo.
– ¿Y no la viste más?
– ¿Te vas?
Axel juntó sus cosas y se fue, protestando contra su madre. Alejandro cerró la
cuenta de Facebook de Axel y abrió la suya. Lo primero que hizo fue buscar la
– ¡Qué basura! ¡Otra vez lo mismo! ¡Me dejó afuera! – dijo, mirando la
Alejandro era muy buen compañero. Ayudaba a todo el que necesitara de alguna
Tenía mucha bronca. Algo tenía que hacer, para luchar contra la discriminación.
Se sirvió un vaso de gaseosa bien fría, volvió a su escritorio, se sentó, cerró los
ojos unos minutos y una idea vino a su cabeza: crear un grupo de Facebook.
Este grupo es para todos los chicos y chicas hartos de que nos traten por
Gordos, flacos; negros, blancos; altos, petisos; pobres, ricos; lindos, feos. Todos
pueden llegar a sentirse discriminados. El dolor que se siente sólo puede ser
CAPÍTULO 2: ETIQUETA
sentía plena, por ser ella misma, disfrutando de ese nuevo rol, el de artista.
Allí solo analizaban lo que veían sobre el papel. No les importaba, como a sus
compañeros del cole, que tuviera unos kilos de más, que no pudiera lucir la misma ropa
que otras chicas de su edad. Desde muy pequeña, la obesidad había sido su mayor
problema.
– Hola, ma.
– Todo me pasa. No soporto que te hagan esto. Son unas imbéciles. ¡Como no
En el monitor se veía una foto editada con Photoshop. La cara era de Cecilia,
pero el cuerpo era de una mujer que pesaba el doble que ella. Estaba en bikini, tomando
por qué, pero no importa. Por lo que entendí, te va a hacer bien entrar.
– ¿Vos decís?
– ¡Dale, nena!
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CAPÍTULO 3: SECRETOS
Facundo llegó a su casa feliz, porque a las 5 se reuniría con tres compañeros en
su casa, para hacer un trabajo de Sociales. Estaba muy conforme con el grupo que le
Diego y Celeste habían ido con él, desde la primera salita de jardín. Y Juliana era
– Hola, abu.
– Bien, bien. Hoy vienen los chicos a hacer un práctico. ¿Te parece bien?
Después de lavar los platos, la abuela empezó a preparar cosas dulces para la
merienda: alfajorcitos de dulce de leche (caseros), tarta de ricota y pasta frola. Y para
No podían ser mejores, sus abuelos. Vivían por él y para él. Siempre pendientes
de lo que necesitara. Eran los papás de su mamá. Ella había muerto junto con su
A las 4 y media llegó Diego. Facundo fue a abrir la puerta, mientras la abuela
seguía en la cocina.
– No.
– ¿Qué te pasa?
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Se fueron a la habitación.
– Largá, che. Me estás matando por la intriga y después seguro no vas a hablar,
– ¿Por qué?
– ¿Están enfermas?
– Sí.
fiebre.
– Gracias, abuela.
– Me llamó Celeste. Me dijo que su vieja no quería que viniéramos acá, que
ella tendría que haber dicho de ir a su casa. Y como es amiga de la madre de Juliana, se
pusieron de acuerdo.
– ¿Qué decís?
– Digo… que no te quieren porque tienen miedo que seas como tu viejo.
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– Pero si mi viejo me abandonó cuando tenía tres años, cuando estaba por
nacer mi hermano y se fue con otra mina. No tiene nada que ver. ¡Qué culpa tengo yo!
– No se quién dijo que tus abuelos te inventaron esa historia porque tu viejo no
– ¿Qué?
– No me acuerdo de él.
– Gracias, abu.
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CAPÍTULO 4: COLOR
La clase de literatura era como un recreo, para la mayoría de los alumnos de 1er.
La profe tenía unos veinticuatro años y toda la energía que se necesita para estar
a cargo de un curso de treinta y cinco chicos. Para Rocío era un modelo a seguir. Quería
Claro que no podía convertirse en una mujer tan linda, que parecía una modelo
La profe tenía pelo castaño y ojos grandes, oscuros, y ella había nacido sin
pigmentación: era albina. Su pelo totalmente blanco y sus ojos celestes grisáceos,
Pasaron sesenta años y esa bella niña de pelo negro fue envejeciendo, hasta que
– Ancianita.
– Abuela.
Rocío salió del aula, corriendo, sin pedir permiso. La profesora le pidió a Magali
– Gracias.
perfumería, me compro una tintura y yo misma me la paso. Sé más o menos cómo es.
– ¡Qué me importa!
Volvieron al aula. Sus compañeros estaban saliendo para el recreo, salvo Ruth,
que se había quedado pensativa, en su banco. Ellas tres y la profesora se quedaron allí,
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– Ah, perdón.
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CAPÍTULO 5: BANDERA
Nicolás no le quiso decir nada, pero lo vio desprolijo, barbudo y con algunas
arrugas. Extrañaba a su papá. Hacía dos meses que había llegado a la Argentina, con su
mamá y su hermano.
Sus padres se habían separado. Ambos eran argentinos y se habían ido a vivir a
Brasil cuando él estaba por nacer. Tanto él como Joaquín, eran brasileños. Le habían
Él hubiera preferido compartir su infancia con sus abuelos, con sus primos, con
también portugués. Sabía bastante de inglés, así que se podía decir que era un chico
trilingüe.
La casa del tío estaba a unos cinco kilómetros, en las afueras de la ciudad.
En la cena estaban el tío Gustavo, la tía Noemí, los tres primos: Hernán, de 13
Era el tipo de reunión con la que Nicolás había soñado, desde chiquito.
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manjar!
a Joaquín.
Joaquín no entendía nada. Era muy chiquito. A sus cinco años no podía
comprender las diferencias entre países. Estaba lloriqueando, entonces Nicolás lo llevó,
– ¿Le pegaron?
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CAPÍTULO 6: RELOJ
Melina iba camino al patio de su casa, con las dos manos ocupadas con baldes
de ropa, cuando empezó a sonar su celular, que había quedado sobre la mesada del
lavadero.
secando, planchando, la ropa de esas familias para las que trabajaban. Era la única
Cuando regresó del patio, vio que Juliana la había llamado. Le mandó un
– No puedo ahora. Me quedan tres tandas de ropa por lavar y cinco por
– Pero vos prometiste que ibas a preparar la cena. No te pedimos que pusieras
Hacía tres años, desde los diez, que trabajaba tardes enteras y los fines de
semana completos. Estaba agotada. Le dolían las manos y la columna, por el tipo de
puesto de secretaria. Usaría ropa elegante y zapatos altos, tendría las manos cuidadas y
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el pelo arreglado. No como ahora. Y ganaría lo suficiente como para mantener a sus
papás y ayudar a su hermana para que rindieran las materias que debía del secundario.
caliente. Cuando terminó de servirse una taza, volvió a sonar su celular. Era un mensaje
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CAPÍTULO 7: FICHAS
Habían pasado solo unas horas desde la creación del grupo. Y ya eran seis los
miembros. Alejandro tenía la certeza de que lo que había planeado sería un éxito. Pensó
inconvenientes de horarios, entonces descartó esa idea. Ya habría tiempo para charlas
conjuntas.
NOMBRE:
EDAD:
AÑO:
Vivo con mis viejos pero no están nunca, así que cuando estoy en mi casa
Ah… tengo una gata. Ya estaba cuando nací Dice mi vieja que yo le decía
hermana, cuando empecé a hablar. Y el tarado de mi viejo aclaraba “hija mía no es”. Y
Pero los idiotas del cole me discriminan porque soy un pibe grande (aunque
tenga la misma edad que ellos) y me tienen envidia porque tengo buenas notas y no
Vivo con mis viejos. Mi hermana mayor se mudó a Buenos Aires hace poquito,
A mi prima Mariela la veo todos los días, vive en la misma cuadra. Tiene 14.
Las chicas del cole me discriminan porque soy gorda. Y los chicos no dicen
Vivo con mis abuelos, los padres de mi mamá. (No le puedo decir vieja, porque
se murió muy joven, hace diez años, junto con mi hermano, en el parto).
De mi viejo no sé casi nada. Algunos dicen que tiene otra familia y otros… me
Nací en San Miguel del Monte, pero estoy acá en La Plata desde los tres,
sueña con verme hecho un ingeniero mecánico, pero no sé si tengo cabeza para tanto.
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Nací en Ensenada, cerca del centro y ahora vivo a unos metros del límite con La
Plata.
Mi problema es que soy albina. Por si no saben qué es, les cuento que soy como
un conejo, toda blanca. Ni los pelitos de los brazos tienen pigmentación, o sea, color. Y
también por esa m... tengo prohibido tomar sol y uso anteojos, porque la luz me hace
mal.
Nací en Río de Janeiro, Brasil, y este año viajamos acá. Mi viejo se quedó
Mis viejos son argentinos, así que hablo y escribo bien el castellano.
Acá tengo tres primos re caretas, que ojalá no los volviera a ver nunca más.
Nací cerca de acá, en Brandsen, pero nos vinimos todos porque en La Plata hay
Alejandro, luego de leer las cinco fichas, supo que serían un gran equipo. Muy
Nicolás tenía una nueva responsabilidad: responder cada una de las consultas
que le llegaban a través de su cuenta de Facebook, a partir del aviso en el que solicitaba
Los mails los respondían entre los dos. Entraban indistintamente, desde una
computadora u otra. Se reunían en la casa de Nicolás día por medio. Allí podían hablar
La mamá de Nicolás estaba al tanto. Facundo quiso que así fuera. Necesitaban
que hubiera algún adulto por cualquier contratiempo que pudiera surgir. Es sabido que
estar en una red social, solicitando datos de una persona, puede ser arriesgado.
suponían conocer al padre de Facundo. Pero algún dato hacía que se los descartara.
Un señor mayor, llamado Juan López, había escrito una carta muy emotiva,
pidiendo perdón por haber abandonado a su hijo. Palabras hermosas, y muy sentidas,
llenaron dos hojas y media. Pero lamentablemente, Facundo no era moreno de ojos
negros, ni tenía diez años, de modo que cada uno siguió su búsqueda.
reencontrarse con un hijo de trece. Había sido un padre adolescente que quería hacerse
cargo del bebé, pero su familia lo alejó de su novia, llevándolo a vivir a otro país. Y
desde su mayoría de edad, cuando abandonó él a sus padres, tenía como objetivo
abrazar a ese muchachito que tenía casi la misma edad que él cuando lo concibió.
tiempo. Tenía una enfermedad terminal y no quería irse de este mundo sin volver a darle
un beso a su hijo.
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Nicolás admiraba la templanza de su amigo. Él, que solo llevaba meses sin ver a
su papá, no sabía cómo seguir. Facundo, sin su mamá, sin su papá y con un hermanito
muerto, que no llegó a conocer, tenía toda la energía puesta en descubrir la verdad. Y
Alejandro y Agustina estaban felices, pero ansiosos, por lo que iban a hacerle a
Ezequiel.
Axel había trabajado a la par de él para que todo saliera perfecto. Estuvo allí
todo el tiempo.
Los primeros en llegar fueron Nicolás y Facundo. Claudia los había llevado.
Aunque apreciaba a la mayoría de sus compañeros, para él, lo importante era que
perfección.
escenario.
subió, inocentemente.
estaba mostrando algunas de las maldades de Ezequiel. El título era ¿Qué nos oculta
Lucas?
Para quienes no conocían la historia, Melina hizo una síntesis, con una letra
clara, grande, antes de que aparecieran las imágenes con las pruebas del delito.
Fuertes insultos llegaron a sus oídos. No hubo golpes, aunque ganas no faltaron.
Ezequiel corrió hacia la calle. Solo tenía su celular. Dejó hasta la campera. Y
Varias horas después, minutos antes del final, Axel eligió varios temas sobre la
Con emoción, pero también con seguridad, leyó lo que con tanto sentimiento
había escrito:
Hace un par de meses, las chicas del grupo y yo, no podíamos parar de llorar
por todo lo que nos hacían. Y los varones tenían ganas de romperle la cabeza a más de
uno. ¡Hartos!
Esto pasaba porque se burlaban de nosotros solo por ser diferentes. Por unos
kilitos de más, por no tener dinero, por no tener papás, por no ser argentino, por ser
inteligente o por tener el pelo blanco, soportamos durante toda nuestra vida esa
Alejandro creó el grupo, uno de esos días en que con la bronca que tenía podía
haber roto todo lo que tenía alrededor o tomárselas con quienes tenía cerca. En lugar
Y aquí estamos: Ceci, con sus 13 años es una pintora famosa y bajó un montón
de peso; Meli, con 14, una secretaria de primera y tiene un novio que es un amor; Nico,
con 14, un detective excelente y juega al fútbol re bien; Facu, con 13, un hombre, con
todas las letras, un ejemplo a seguir, por su fortaleza y perseverancia; Ale, un ganador,
Con las redes sociales pudimos conseguir lo que estábamos buscando. También
nos trajeron dolores de cabeza, por ejemplo, cuando intentábamos descubrir qué estaba
Creo que lo importante es saber qué hacer con lo que tenemos. Sea algo que nos
GRACIAS, ALE.
En junio de 2015, su cuento En un bar de Flores fue contado por el sr. Daniel
Britto, en el espectáculo Cosas del destino, del grupo de narradores De la A a la Z, en el
Café Cultural La Forja, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En julio de 2015, fue finalista con su cuento Papeles olvidados, en el concurso
organizado por la Editorial Mis Escritos.
En agosto de 2015, obtuvo una Mención de Honor, en el concurso Confluencia
de Palabras, organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano, con su cuento Ayuda.
En el mismo mes, obtuvo una Mención de Honor, en el concurso organizado por
Arte y Cultura de Merlo (provincia de Buenos Aires). Y resultaron finalistas sus cuentos
Tormentas, Paraguas olvidado y Por el ojo de la cerradura, en el concurso Letras
Argentinas de hoy.
En septiembre de 2015, su cuento En un bar de Flores fue contado por el sr.
Daniel Britto, en el Centro Cultural El Puente, de la ciudad de La Plata.
En junio de 2016 fue editada su novela para adolescentes ALGO EN COMÚN,
que trata de seis chicos discriminados por diversos motivos, el buen y mal uso de la
tecnología y el derecho a la identidad.
Actualmente este libro, es utilizado en escuelas primarias y secundarias de varias
ciudades. Interactúa con docentes y alumnos.
En agosto de 2016 se editó la antología ONCE, de la cual es partícipe con
algunos de sus cuentos.
En septiembre de 2016 se hizo la tercera edición de ALGO EN COMÚN.
Fue entrevistada, en varias oportunidades, por diferentes medios de la República
Argentina.
Participa en charlas sobre violencia de género y sobre bullying, en colegios
primarios y secundarios, con algunos de sus cuentos.
Varias de sus obras están publicadas en diarios y revistas de distintos lugares.
Visita comedores y merenderos, de manera solidaria, llevando sus cuentos.
Con su comentario, formó parte de la solapa de la novela LAS DOÑAS, de
Silvia Haydée Secchi.
Participa activamente en organizaciones internacionales de lucha contra el
bullying, y en todo lo referente a la violencia de género.