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Hecho número uno: América Latina y el Caribe lograrán crecer este año más que

el año pasado. Hecho número dos: sin embargo, no será tanto como se estimaba
en abril. Hecho número tres: mientras que a toda la región la Cepal le acaba de
recortar el pronóstico de crecimiento, a Colombia se lo subió (una décima, pero
subió). Y un cuarto hecho: lo que se espera que crezca Colombia será más de lo
que se calcula para toda la región.
Esos cuatro puntos son un primer resumen del Estudio Económico de América Latina
y el Caribe que presentó este jueves la Cepal.

Para Alicia Bárcena, secretaria de la Comisión Económica para América Latina y


el Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, el hecho de que la región siga
creciendo, pese a las turbulencias internacionales, pero menos de lo proyectado
hace unos meses, “nos insta a redoblar esfuerzos para generar una reactivación,
sin caer en ajustes fiscales excesivos. Aquí la integración regional puede jugar un
papel fundamental, y hacia allá debemos apuntar”.

De acuerdo con el informe, en el que se hace un primer balance del año y se


revisan las perspectivas, América Latina y el Caribe crecerán 1,5 % en promedio
este año, por encima del 1,2 % que se creció el año pasado, pero no el 2,2 % que la
misma Cepal estimaba en su cálculo anterior, en abril.

En cambio, en las nuevas estimaciones, la Cepal ve a Colombia creciendo en el


2018 2,7 %, un poco más del 2,6 % que pronosticaba en su informe de abril.

¿Cuáles son los factores que están determinando estos ritmos de crecimiento en
los países de la región?

Por supuesto que, para cada economía, siempre son claves los factores globales,
pero esta vez lucen más influyentes por un entorno internacional más enrarecido.
El informe destaca los efectos de la guerra comercial que inició el presidente
de Estados Unidos, Donald Trump; riesgos geopolíticos crecientes; una caída en
los flujos de capitales hacia los mercados emergentes en los últimos meses; un
alza en los niveles de riesgos soberanos; depreciaciones de las monedas locales frente
al dólar, y una expansión económica mundial que tiende a desacelerar. No sobra
comentar que tras casi todas estas variables hay un factor común: los Estados
Unidos de los tiempos de Trump.

De otro lado, en aquellas economías en las que la perspectiva mejoró, desafiando


la tendencia regional, son importantes algunos factores internos como el consumo,
o las expectativas de que se conserve el terreno recuperado por los precios de las
materias primas.

América Latina y el Caribe crecerán 1,5 % en promedio este año, por encima del

1,2 % que se creció el año pasado, pero no el 2,2 % que la misma Cepal estimaba

en su cálculo anterior, en abril


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En Colombia, justamente, están presentes esos dos factores. Así, al igual que
analistas de otras organizaciones, en la Cepal ven que un importante sustento para
el crecimiento viene de un repunte de la demanda interna, que, en el caso de
Colombia, se expresa en que el consumo de los hogares tuvo un crecimiento de
2,7 % en el segundo trimestre, pero, más significativo, el consumo del Gobierno
aumentó en 5,6 %, lo que no deja de generar preguntas sobre la sostenibilidad de
ese aporte a la expansión, cuando, desde el Gobierno, se menciona tanto la idea
de austeridad.

En el caso del gasto de los hogares, ha sido relevante un mayor clima de


confianza, el cual, de acuerdo con un informe similar presentado por el Fondo
Monetario Internacional (FMI), ha sido estimulado por un mayor valor de las
exportaciones. Colombia es parte del grupo de naciones beneficiadas por los
mejores precios de las materias primas que se envían al exterior, especialmente,
del petróleo, junto a otras como Perú o México.

Cuando la Cepal habla de riesgos geopolíticos, Colombia termina siendo un


beneficiario. El informe se refiere, por ejemplo, a las sanciones de Trump contra
Irán luego de retirar a Estados Unidos del acuerdo nuclear. Gracias a ese
episodio, ahora se proyecta que el precio del petróleo sea, a lo largo de este año,
30 % superior al de 2017.

El panorama que pinta esta vez la Cepal muestra varios terrenos en los que
Colombia luce bien, como el comercio exterior o los precios, pero particularmente
uno en el que sigue flojo, el empleo.

En inflación, por ejemplo, en Colombia los precios suben 3,1 % al año, menos de
la mitad del promedio de la región, que es 6,5 % a junio. Por supuesto, este
cálculo no incluye a Venezuela, en donde la medición del proyecto Inflación
Verdadera del MIT y la Universidad de Harvard registraba un incremento anual de
los precios de más de 12.500 % hasta finales de julio. Junto a Colombia, los otros
países de Suramérica donde la inflación viene cediendo son Ecuador y Perú.

Un efecto positivo para la gente en el país derivado de la reducción de la inflación


es el incremento de los salarios reales, es decir, el aumento del poder de compra
de los sueldos de los trabajadores, que también se ha sentido en Brasil, Chile y
Uruguay.

Otro punto en el que Colombia se ha destacado es la tasa de cambio. La Cepal


resalta que entre diciembre de 2017 y junio de 2018, solo dos monedas de la
región se han apreciado, el peso colombiano y el colón costarricense. Si bien vale
la pena anotar que una apreciación también puede llegar a ser traumática, los
cambios en la moneda colombiana no han sido bruscos. En el mismo período, hubo
depreciación en las monedas de 16 economías de la región.

En los países donde ha habido apreciación de la moneda, como Colombia,


comenta la Cepal, el fenómeno ha contribuido a bajar la inflación. Los otros países
en donde ocurrió son Chile, Perú, Surinam y Brasil. No sobra observar que en este
último país ahora el real está debilitándose, y dependiendo de cuánto se deprecie
y durante cuánto tiempo, tendría los efectos contrarios en la inflación.

Uno de los hechos que presionan las monedas y las debilitan es el flujo de
capitales que se van de las economías emergentes hacia Estados Unidos, ahora
que la Reserva Federal (el banco central de este país) viene subiendo su tasa de
interés y los mercados bursátiles allí continúan acumulando ganancias.

En otras palabras, se están endureciendo las condiciones internacionales de


financiación para los países de la región. Este hecho ha llevado a caídas abruptas
de las monedas en las economías con fundamentos más débiles, como Argentina,
y, fuera de la región, en Turquía, pero el peso colombiano hasta el momento
resiste.

Las remesas recibidas en Colombia están en sus máximos históricos, y, hasta

junio, habían crecido 14,8 % en comparación con el mismo periodo de 2017


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En Argentina, por el estallido de la tasa de cambio, en abril, vino una defensa de la
moneda que implicó aumentos en las tasas de interés y una política fiscal más dura, lo
que genera efectos en la inversión. Además, se logró un acuerdo con el FMI para
un respaldo de 50.000 millones de dólares. Así, de un crecimiento en el arranque
del año se pasó a una contracción de la producción en el segundo semestre. Para
el año completo, ahora la Cepal estima una pequeña caída de 0,3 % en el PIB.

Luego de Argentina, los espasmos monetarios siguieron, y a mediados de agosto


se presentó el episodio de la caída de la lira turca. Cómo no: de nuevo estuvo
Trump detrás. Vinieron las sanciones a Turquía por mantener en prisión a un
estadounidense acusado de terrorismo y la lira se derrumbó, el dólar se fortaleció en
todo el mundo, en Colombia subió más de cien pesos, pero en la semana
siguiente se devolvió.

Otra área en la que la Cepal ve un desempeño favorable en Colombia es la de las


exportaciones. Claro, con el papel que juega el valor del petróleo vendido al
exterior. No se puede desconocer que el volumen exportado no ha crecido, pero
los precios han sido fundamentales para traer más divisas. El buen desempeño
exportador ha sido destacable en toda América del Sur, liderado por Perú y Brasil,
con crecimientos de 21 y 18 %. La excepción fue Argentina, con un crecimiento de
solo 1 %.

En los giros que se reciben de trabajadores en el exterior también hay una


dinámica positiva en el país, y es otro de los factores relacionados con el desempeño
económico en Estados Unidos. Las remesas recibidas en Colombia están en sus
máximos históricos, y, hasta junio, habían crecido 14,8 % en comparación con el
mismo periodo de 2017. Otros países beneficiados son México, Guatemala,
Honduras, la República Dominicana, El Salvador y Nicaragua.

Pero el lunar, para Colombia, sigue siendo el empleo. No obstante que ha habido
alivios en la desocupación en la última década, el flagelo ha repuntado
recientemente, y la tasa de desempleo del país sigue superando al promedio de
América Latina y el Caribe. La Cepal subraya que de los 11 países que tienen
información interanual, en Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador y Uruguay ha
aumentado el desempleo urbano, en Argentina se mantiene estable y hay alivios
en Brasil, Jamaica, México, Perú y la República Dominicana

MAURICIO GALINDO

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