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FOUCAULT O LA ETICA Y LA PRÁCTICA DE LA LIBERTAD.

DINAMITAR ESPEJISMOS Y PROPICIAR


ILUMISIONES.

Hay realidades con ficciones que parecen más reales que la misma realidad, y es que nuestra
mente es tan capaz de cambiar la relatividad que muchas de las veces prefiere la elección de lo
que crea su conciencia a lo que verdaderamente sucede a su alrededor, ocasionando la distorsión
de la realidad para crear un efecto fuera de sí, la mente es un arma de doble filo que en ocasiones
traiciona de manera consecuente a la verdad, solo porque esa falsa fantasía le parece más
placentera que la propia realidad a la que se enfrenta.

Así mismo es contado en uno de los libros famosos de Foucault donde muestra que a pesar de que
hayan transcurrido 30 años, no ha podido descansar, si hoy después de 30 años de su muerte su
nombre sigue replegando en la manera u estudio de la ética y la libertad. Lo que más deseaba
Foucault después de su muerte era el descanso y la profunda tranquilidad que su muerte le iba a
traer, claro estaba que después de la muerte no habría necesidad de escribir, de leer, de analizar,
todo terminaba en el momento que daba su último suspiro, o almeno eso creía él y de eso se
encargó la ciencia ficción que uno de los manuscritos se tomó la tarea de mostrarlo como aun si
después de la muerte el siguiese escribiendo incluso de manera más fuerte al momento de cuando
se encontraba vivo.

A Foucault lo caracterizaba que no escribía un libro porque si o sin razón alguna, lo que el buscaba
era que la mayoría de sus libros se enlazaran de una manera u otra, así realizando libros bastante
extensos y divididos en tomos, para darle más concordancia a la lectura que realizaba el lector,
esto ocasionaba que el lector creara una conexión con el relato al que se estaba enfrentando para
continuar con su historia para no ocasionar el pierde de interés.

El pensamiento de Foucault no era unidimensional, sino que era un poliédrico, piliforme, complejo
y me atrevería a asegurar que era un Holo gramático. El encontró la manera de unir el sujeto, el
poder, la verdad, el saber, la libertad estaban todos reunidos aunque se estudiara uno, quien
intentaba seguir a Foucault en estos ámbitos antes mencionados, se encontraba con un poliedro
para entender estos vértices de los que habla Foucault tan simultáneamente, en lo que él se
enfocaba era en tratar la relación entre varios temas aunque al detenerse sobre un elemento de
esa multiplicidad dejaba en la sombra, por un momento, los otros componentes.

La incesante expansión del corpus textual de Foucault, la proliferación de sus escritos, hace que su
obra efectivamente disponible movilice hoy nuevas claves de lecturas. Se puede observar el
cambio y desplazamiento del pensamiento de Foucault a aborda la a aborda la cuestión de la Ética,
y es precisamente esta parte en la que aparece de forma más clara y directa una crítica a Foucault
a la luz de Lévinas. La autora señala en este punto que tanto Foucault como Lévinas reflexionan en
torno a la manera como puede repensarse la ética, con el fin de subvertir la tradicional concepción
ética de la Ilustración. Sin embargo, a diferencia de Lévinas, la comprensión de la ética
foucaultiana tendría que ver más con un cierto cuidado de sí mismo a partir de prácticas, ejercicios
y técnicas en los que el sujeto establece ciertos límites a sus deseos y apetitos, de tal manera que
se constituye en un sujeto autónomo e independiente de los otros. Para la filósofa
norteamericana, la ética, entendida como cuidado de sí en la propuesta de Foucault, da prioridad
a la manera como los sujetos se comprenden a sí mismos como sujetos de moralidad y a ciertas
prácticas de auto modificación o auto constitución del cultivo de sí, en la que se ejerce cierto
poder sobre los otros. Esto quiere decir que la ética entendida como un cierto cultivo de sí no
podría ser una práctica de la libertad porque en este modo de subjetividad se prioriza el yo en la
relación consigo mismo y con los otros.

Ahora bien, tal como lo presenta la autora, el pensamiento de Foucault irá cambiando de énfasis
metodológico en el recorrido que ya hemos señalado sobre el lenguaje, el cuerpo y la ética. Así, en
el segundo capítulo de este libro, la autora hace un análisis interesante, a partir del enfoque del
análisis genealógico, de las implicaciones del trabajo de Foucault en torno a la problemática del
cuerpo, y sugiere una lectura paralela de Merleau-Ponty y algunas representantes de la filosofía
contemporánea como Donna Haraway, Rosi Braidotti, Luce Irigaray y Judith Butler. Oksala sugiere
que la teoría feminista comparte dos cosas fundamentales con el pensamiento de Foucault: por un
lado, el objetivo de repensar el sujeto autónomo de la Ilustración, y por el otro, la pregunta acerca
de cómo el cuerpo es un elemento clave para pensar posibles formas de resistencia al poder
normalizador.

De esta manera, Oksala traza ciertas diagonales interpretativas en esta segunda división de su
libro entre el fenomenólogo Merleau-Ponty y Foucault en torno a la configuración del cuerpo
situado e históricamente constituido. Ante esta relación, afirma la autora, ya no se trata de
entender el cuerpo como un objeto biocientífico o un concepto meramente discursivo sino como
una posibilidad experimental de la vida diaria que supone un lugar activo en la reconfiguración de
los regímenes de sentido que condicionan nuestra experiencia histórica. Así, la relación entre
libertad y cuerpo se constituye gracias a esta configuración experimental del cuerpo, en el cual se
franquean ciertos límites normativos de nuestra experiencia histórica. Este período genealógico de
Foucault tendría como objeto de análisis el primer volumen de Historia de la sexualidad y Vigilar y
castigar. Allí, Oksala hace una lectura sobre la manera como el cuerpo, a pesar de ser objeto de
disciplina y el resultado de cierto modo de objetivación de un aparato normalizador, es a la vez un
lugar dinámico de resistencia a los regímenes disciplinarios de poder y saber. En ultimo término,
afirma Oksala, “The unified freedom of the lived body opens up a space in which political freedom
can be sought” (Oksala 2005, 153). El cuerpo vivido, el cuerpo como lugar activo de significación y
experimentación, es la única posibilidad de repensar la configuración del cuerpo como un modo
de resistencia y de libertad política.

Es un agudo y profundo observador del poder en las relaciones humanas y sus reflexiones aportan
un nuevo enfoque en la comprensión de este fenómeno. En su mirada, el poder requiere de la
libertad, en el esclavo encadenado no es el poder el que se expresa, sino la violencia, se requiere
que el esclavo se encuentre libre de sus cadenas para que operen las relaciones de poder.

En una primera aproximación esta relación paradójica entre poder y libertad, pareciera
presentarnos un problema sin solución, ya que inmersos en relaciones de poder, la modificación (o
eliminación) de éstas no nos deja en el reino de la libertad, sino que nos lleva a nuevas relaciones
de poder.

Me propongo examinar este aspecto aparentemente sin solución, basándome en una distinción
que Foucault establece entre prácticas de liberación y prácticas de libertad y desde aquí examinar
algunas experiencias que permiten ilustrar este segundo aspecto que el autor propone. Las
experiencias examinadas son los ensayos de transición al socialismo y la propuesta pedagógica de
Paulo Freire.
Cuando Foucault “... entiende el ejercicio del poder como un modo de acción sobre las acciones de
los otros… “5 incorpora un elemento clave: la libertad, ya que sólo es posible ejercer el poder sobre
sujetos libres, ya se trate de sujetos individuales o colectivos.

En opinión del autor cuando “… las determinaciones están saturadas, no hay relación de poder...”.
Una buena forma de graficar esto es a través de la esclavitud. Cuando el esclavo se encuentra
encadenado no se trata de una relación de poder, en este caso es la coacción física que ejercen las
cadenas, las que impiden que éste pueda fugarse o desplazarse. Para que se ejerza poder, se
requiere que el esclavo se encuentre libre de sus cadenas, y que en esta circunstancia operen los
mecanismo de disciplina miento que mantienen al esclavo dentro de la hacienda: el temor a ser
capturado, las represalias contra la familia, etc.

En otras palabras el poder tiene como prerrequisito la libertad, pero donde el poder se ejerce la
libertad desaparece. Aun cuando la libertad es precondición del poder, estos son mutuamente
excluyentes. Sin embargo, el poder no puede excluir en forma absoluta a la libertad, ya que en
esta situación se tendría “… coerción pura y simple de la violencia”.

Como puede verse la relación entre poder y libertad es compleja, la segunda es precondición de
existencia de la primera y la primera tampoco puede excluir absolutamente a la segunda, ya que
desaparecería y se trataría sólo de coacción o violencia.

Si el poder sólo puede ser ejercido sobre individuos que tienen alguna alternativa de realizar
elecciones, entonces es posible desprender que la libertad es el cimiento sobre el cual descansa el
poder.

En palabras de Foucault, poder y rebeldía de la libertad no pueden ser separados, ya que en el


corazón mismo de la relación de poder se encuentra la libertad, provocándola de manera
permanente. En este sentido, plantea que más que hablar de un antagonismo prefiere llamarlo un
agonizo. Es decir, de una relación que es incitación recíproca, más que una oposición frontal que
inmoviliza a ambas partes

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