Sunteți pe pagina 1din 6

LA MUJER CRISTIANA EN EL HOGAR

Introducción

Con la ayuda del Señor espero tratar el tema lo más claro y profundo que me sea posible, puesto que
hay muchas áreas de la mujer cristiana en el hogar; he intentado clasificarlas en diferentes bloques por
orden de prioridad a la luz de la Biblia.

1°.- Leer un pasaje de la Biblia que nos habla y nos ilustra cómo debe ser la mujer cristiana en todos
sus aspectos y el pasaje por excelencia es Proverbios 31:10-31, nos iremos refiriendo a él de manera
regular; los hogares hoy día están muy perdidos y desestructurados, las relaciones de pareja son muy
inestables y los hijos sufren las consecuencias de toda esta inestabilidad; por lo tanto necesitamos hogares
cristianos, que se note la diferencia con el mundo; el Señor nos ha dejado Su Voluntad de cómo quiere que
sean nuestros hogares y el modelo de familia que le agrada.

La Mujer y Su Señor

Entonces tenemos que empezar por nosotras mismas, porque nuestro hogar será un reflejo de lo que
somos en realidad; es necesario establecer lo que la mujer es o debe de ser, antes de hablar acerca de lo que
hace; porque lo que hacemos procede de lo que somos, de ahí la importancia de tener bien claro lo que
somos y sobre todo; como creyentes, quiénes somos en Cristo; somos mujeres redimidas para ser libres y
completas, mujeres en el sentido más pleno de la palabra; hemos sido perdonadas y cambiadas por el
Espíritu Santo y seguimos siendo transformadas a la imagen de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto la primera prioridad de la mujer cristiana en el hogar es su Señor y su relación con Él, no
podemos formar un hogar cristiano si nosotros no estamos bien con el Señor; Jesús nos dijo: “Amarás al
Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37) no importa si
tienes familia; si eres soltera o viuda o divorciada, tu prioridad en tu vida es Dios mismo y si tu amor hacia Él
es con todo tu ser.

Ahora bien ¿Cómo mantener y fomentar esa relación con el Señor? Lo sabemos todas de
memoria; debemos cuidar esa devoción a Dios cada día de nuestra vida ¿Cómo?

1°.- Debemos leer la Biblia cada día.


2°.- Debemos orar y estar en comunión con el Señor cada día.

Si no tienes un tiempo a solas con tu Señor diariamente, tu vida espiritual va a decaer y flaquear, no
es si oras con tu marido o con tus hijos; es ti misma a solas con tu Señor, debemos derramar nuestro corazón
al Señor; quizás hay cosas o tentaciones que ni siquiera puedes compartir con tu marido, pero sí con el
Señor; debemos buscar esa devoción a Dios y ser conscientes de Su Presencia en nuestra vida.

Sé que vivimos una vida moderna muy agitada, con prisas; con estrés, a veces no nos alcanzan las 24
horas del día; se entra, se sale; se batalla con los hijos, se come; se ve la televisión, ir al trabajo; hay fiestas y
actividades que realizar, deportes; salidas, etc. y miles de cosas más que no dejan tiempo absolutamente
para nada; pues si es así, tienes que sacar tiempo para lo más importante; para que el motor de tu hogar siga
funcionando y para que el día lo empieces poniéndolo delante del Señor y poniendo tu vida y tu corazón en
sus manos, si tienes que levantarte antes; pues te levantas, pero no seas negligente en tu devoción a Dios;
muchas veces si lo dejas por la noche, estarás muy cansada y lo dejarás para mañana y quizás mañana nunca
llega.

Hay algunos cristianos que dicen que ellos solo oran cuando lo sienten ¡Qué engaño del diablo! Si es
así; seguro que nunca oraríamos, Daniel tenía como costumbre orar tres veces al día; era una buena
costumbre, las costumbres no tienen por qué ser malas; al revés, hay costumbres que son buenísimas y
debiéramos practicarlas; como el tiempo devocional diario.

Fallamos mucho en esto por culpa del diablo, pero no nos engañemos también es por nuestro propio
pecado y por nuestra negligencia; una de las cualidades de la mujer de Proverbios es que teme a Jehová, ese
temor viene de su relación con Él y del conocimiento de Su Palabra (Proverbios 31:30) en el v. 26 dice que
“Abre su boca con sabiduría y la ley de clemencia está en su lengua” ¿Cómo puede ser esto? Porque el
principio de la sabiduría es el temor a Jehová y ¿Cómo puede tener la ley de clemencia en su lengua?
Porque la lee; indaga en la Palabra de Dios y la memoriza y la guarda en su corazón, para ello se necesita
disciplina; tiempo y constancia.

La Mujer y Su Marido

La prioridad de la mujer después del Señor es su marido y no sus hijos, Dios ha hecho del matrimonio
la relación que más une (Génesis 2:24) “Por tanto; dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá
a su mujer y serán una sola carne” Dios hizo a la mujer con el propósito de ser “Ayuda idónea para él”
(Génesis 2:18) la Biblia deja claro que este propósito divino en la creación de la mujer en ninguna manera
la hace a ella ser un ser inferior, la mujer cristiana debe ser una ayuda a su marido físicamente;
emocionalmente, mentalmente y espiritualmente; ella es el complemento del hombre, ella debe ser su ánimo
y la que le conforta; cuidado porque la mujer puede hacer o deshacer al hombre: “La mujer virtuosa es
corona de su marido, mas la mala; como carcoma en sus huesos” (Proverbios 12:4).

Según la mujer virtuosa de Proverbios 31:11-12 y 28 “El corazón de su marido está en ella
confiado” v.11, “Le da ella bien y no mal todos los días de su vida” v.12; “Su marido también la alaba”
v.28, vemos aquí una mujer que ama a su marido; que le es fiel, que busca su bien; le hace sentir importante,
ahora bien cómo se pone todo esto en práctica:

1°.- Respetándole y bendiciéndole.


2°.- No le critiques ni le ridiculices.
3°.- Sé agradecida.
4°.- Dile lo que admiras de él y dile que le amas; estamos muy equivocadas cuando pensamos que los
hombres no necesitan oír que les queremos.
5°.- Pon atención a los pequeños detalles, algún regalo inesperado; alguna cena sorpresa, etc.
6°.- Arréglate para él, no descuides tu aspecto físico.
7°.- Busca tiempo para estar a solas con él; cuando vienen los niños intenta pasar tiempo con él en
intimidad, hemos de invertir tiempo en nuestra pareja a lo largo de la vida; en todas las etapas del
matrimonio, desde el principio; si nos volcamos en nuestros hijos como lo más importante de nuestra casa,
lo pasaremos mal cuando llegue el tiempo del nido vacío; por eso debemos lograr una unidad y
acoplamiento para poder disfrutar de la convivencia en la madurez, tenemos toda una vida para trabajar la
relación; para disfrutar de nuestra pareja a lo largo del matrimonio hasta que los dos seamos viejecitos, una
de las imágenes más hermosas para mí es ver a una pareja de ancianos paseando cogidos de la mano.
8°.- Y por último y no por eso lo menos importante; porque justamente para mí es lo más importante,
ora por él y con él; leamos en Efesios 4:26: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo” si hay alguna discusión o pelea, que las hay entre la pareja; seamos sinceras ¿Cómo se solucionan?
Aplicando el versículo que acabamos de leer, pero ¿Cómo; si estamos enfadados? La mejor manera es
tener la costumbre de orar los dos juntos y así a la fuerza tenemos que hacer las paces o hablar el asunto y
arreglarlo antes de orar, es difícil empezar si no tienes esa costumbre; pero sería bueno que lo hablaras con
tu pareja y buscaran un tiempo de leer la Biblia y orar juntos cada día, nosotros antes de casarnos cuando ya
estábamos comprometidos decidimos empezar a orar juntos y comenzar cada día poniendo al Señor primero y
encomendando nuestras vidas y las de nuestros hijos en manos de Dios ¡No tiene precio! Descubrimos la
Palabra de Dios juntos; comentamos las obras de Dios y oramos a Dios por los asuntos o problemas familiares,
estamos construyendo nuestro hogar sobre la roca; que es Cristo y Su Palabra.
Mencionamos el tema de la “Sumisión” leemos en Efesios 5:22: “Las casadas estén sujetas a sus
propios maridos, como al Señor” “Casadas; estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el
Señor” (Colosenses 3:18) “Asimismo vosotras; mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que
también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas” (1ª
Pedro 3:1).

No es un tema muy bien recibido hoy día en la sociedad y que cuando lo tratamos con gente
inconversa se sorprende de que todavía sigamos creyendo este tipo de conducta; pero para nosotras,
mujeres cristianas; este es el mandato del Señor, es un tema complicado; pero hay que ponerlo en práctica,
también muchas veces se ha malinterpretado y muchos hombres han sido machistas o déspotas con sus
mujeres usando este principio como excusa; es un asunto que tiene que ver con los diferentes roles dados
por Dios al hombre y a la mujer, el hombre es nuestra cabeza como Cristo es la cabeza de la Iglesia y por lo
tanto; este asunto de la sumisión tiene que darse cuando hay una situación difícil, donde después de hablar y
orar los dos juntos; aun así no se llega a un acuerdo y por lo tanto, la mujer por obediencia al Señor se
somete voluntariamente a la decisión de su marido.

Otro tema que es crucial; son las relaciones sexuales con nuestro marido, el objetivo principal del
matrimonio instituido por Dios en un principio era para darse compañía; ayuda idónea y que los dos fueran
una sola carne, no era la de tener hijos; eso era el fruto, muchas mujeres con el paso de los años se piensan
que esta área no es tan importante y es verdad; no lo es ¡Es crucial! No solo eres la ayuda idónea, su
compañera; su mejor amiga, sino que debes ser su amante; tu cuerpo no te pertenece, le pertenece a él;
leamos 1º Corintios 7:3-5: “El marido cumpla con la mujer el deber conyugal y asimismo la mujer con
el marido, la mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo; sino el marido, ni tampoco tiene el
marido potestad sobre su propio cuerpo; sino la mujer, no os neguéis el uno al otro; a no ser por
algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración y volved a
juntaros en uno; para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia” muchos matrimonios
se han roto por no cuidar la relación sexual y muchos han caído en adulterio por descuidar esta área, por lo
tanto cuidar y disfrutar de la relación sexual; es una bendición cuando sentimos que después de años de
matrimonio los dos nos seguimos deseando ¡A pesar de nuestros kilos de más y de nuestras arrugas!

La Mujer y Sus Hijos

¿Qué son los hijos? Salmo 127:3 “He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima, el
fruto del vientre” los hijos son una bendición; no los conviertas en una molestia, muchas veces se oyen
comentarios de madres sobre sus hijos tales como: “Ya me tiene harta; si no hubiera nacido” “¿Y ahora
que hago con él? Me ha destrozado mi vida y mi futuro” “¡Qué asco de vacaciones, ahora tengo que
cargar con él y aguantarlo todo el verano!” sobran las explicaciones.

Los hijos son herencia de Dios; son una bendición aunque nos den muchos problemas, deben ser muy
preciosos e importantes para ti y por lo tanto si eso es así; entonces:

1°.- Edúcalos y disciplínalos según nos enseña la Palabra de Dios; ser madre es algo maravilloso, no
hay gozo como el de tener a un bebé en brazos que ha salido de tus entrañas; darle el pecho, cuidarle; etc., es
un gozo educarle en los caminos del Señor; ver cómo va aprendiendo y cómo va razonando, disfrutamos en
el parque con nuestros hijos cuando juegan con otros niños; cuando cumplen años y la casa se nos llena de
niños, estamos contentas cuando van a la Iglesia y a Campamentos Cristianos; etc., nos sentimos orgullosas
de ser madres; en esta área de los hijos, la madre es la que está íntimamente involucrada en el cuidado de los
hijos.
2°.- Pasa tiempo con ellos; nosotras las que seamos madres; necesitamos pasar todo el tiempo posible
con nuestros hijos antes de que tengan 7 años cuando sus caracteres ya están formados, son años preciosos
para poner el fundamento de sus vidas antes de que el mundo los invada; por supuesto cada etapa de
nuestros hijos es importante y tiene sus necesidades concretas, que tenemos que ser conscientes a la hora
de tratarlos; no es lo mismo una disciplina o castigo a los tres años que a los 16 años, tenemos que pasar
tiempo con ellos; en intimidad, sentarnos a la mesa a la hora de comer sin prisas; sin televisión y conversar,
compartir el día; qué tal el colegio, con sus amigos; etc., hoy día muchas madres trabajan fuera de casa y los
niños llegan a casa del colegio y no hay nadie; les llaman los niños llave y pasan muchas horas solos sin
relación y sin control, intenta dentro de lo posible que no sea así con tus hijos.
3°.- Es muy importante controlar lo que hacen y lo que ven; muchas veces si estamos muy ocupadas
los ponemos delante del televisor para que no nos molesten, pero no sabemos ni lo que ven ni lo que
escuchan; hoy día quizás sea el ordenador, pasan mucho tiempo frente a él y no sabemos dónde se meten y
lo que hacen; siéntate con ellos y elige los programas que quieren ver y si se ponen al ordenador no los dejes
solos, que el ordenador nunca esté en su cuarto; sino en el salón donde puedas ir y ver y controlar lo que
hacen y dónde se meten.
4°.- Sé ejemplo, no nos podemos imaginar el impacto que deja el buen o mal ejemplo en los hijos; se
puede hablar mucho y dialogar, pero si el ejemplo no concuerda con lo que confesamos; veremos cómo
nuestro hogar se convierte en ruinas ¡Qué triste es ver a padres que saben mucho de la Escritura, saben
mucho de cómo actuar; pero su vida y su ejemplo es la peor influencia para los demás miembros de la
familia! ¡Qué Dios nos libre de ser así!
5°.- Déjalos marchar, debemos instruir a nuestros hijos y equiparlos de modo que cuando hayan
crecido puedan dejar nuestros hogares para llevar vidas productivas y piadosas propias; sabéis del
síndrome del nido vacío y los problemas que esto ha acarreado a muchas mujeres, pero no vivimos para
nuestros hijos; vivimos para glorificar a Dios, Dios nos los ha prestado durante algunos años para que los
instruyamos; pero tienen que irse y dejar el hogar tarde o temprano para formar ellos mismos su propio
hogar, si hemos idolatrado a nuestros hijos y los hemos hecho el centro de nuestras vidas; entonces cuando
se vayan quedaremos sin objeto y vacías de propósito, si hemos hecho nuestros deberes fielmente al
criarlos; no tendremos miedo de verlos madurar y de que dejen nuestro nido, hay que aprender a soltarlos y
dejarlos ir; con todas las consecuencias, en Proverbios 31:28 a la mujer virtuosa; sus hijos la llaman
bienaventurada, es de los mejores piropos que nos puedan decir nuestros hijos.
6°.- Por último; lo más importante, enséñales lo más importante para sus vidas; la Biblia nos enseña
claramente que los padres son los responsables de la educación espiritual de sus hijos (Efesios 6:4,
Deuteronomio 6:6-7): “Y vosotros; padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor” “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón y las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino y al
acostarte y cuando te levantes” lee la Palabra de Dios con ellos; ora con ellos, ora por sus necesidades;
cuando tienen exámenes, cuando se han enfadado con algún amigo; cuando tienen miedos o temores por
algo, consuélales con la Palabra de Dios y muéstrales la maravilla del Evangelio y del amor de Dios por ellos;
el hogar debe ser el lugar donde la fe puede nacer y ser alimentada, donde la genuina fe puede pasarse de
una generación a otra; cuando leemos biografías de grandes hombres o mujeres de Dios, vemos la influencia
que tuvieron sus madres sobre ellos; enseñándoles la Palabra y orando con ellos y por ellos diariamente,
Timoteo; como su madre Eunice y su abuela Loida le enseñaron las Sagradas Escrituras desde la niñez:
“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en
tu madre Eunice y estoy seguro que en ti también” “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te
persuadiste; sabiendo de quién has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas
Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2º
Timoteo 1:5; 2° Timoteo 3:14-15) nunca es pronto para empezar, ya desde la barriguita podéis contarle y
hablarle del Señor; cantarle canciones y orar por ellos, si no estás enseñando a nuestros hijos la Palabra de
Dios; Dios nos va a pedir cuentas y estás perdiendo los años más preciosos de ellos y luego ya no hay marcha
atrás ¡Ora con nuestros hijos! Es la mejor manera en que podemos pasar tiempo con ellos y enseñarles a
orar ¡Que Dios nos ayude en esta tarea!

La Mujer y Su Casa
La Palabra de Dios nos habla de que las mujeres deben ser “Cuidadosas de su casa” (Tito 2:4-5) se
puede traducir como “Amadoras del hogar” la mujer no solo vive en una casa con su familia, la mujer
“Hace hogar” podemos tener la idea de que las cosas de la casa no tienen nada que ver con la fe; pero es en
el marco hogareño donde ocurren las relaciones verdaderamente espirituales en la vida, la influencia más
duradera en la vida de las futuras generaciones procede del hogar y de las madres; en Proverbios dice que
“La mujer sabia edifica su casa, mas la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).

Nuestro hogar debería ser:

1°.- Un hogar placentero; debería estar lleno de alegría y hermosura, la hermosura de la santidad;
nuestro hogar debe reflejar la Bondad y la Gloria de Dios, hay casas que por fuera son hermosas; pero están
llenas de personas infelices ¿Es tu hogar un lugar agradable para la familia? ¿Hay un ambiente de paz?
¿O por el contrario hay peleas, reproches; críticas, irritabilidad; etc.? Debemos comprender que las
mujeres ejercemos un gran impacto sobre nuestros hogares para bien o para mal (Proverbios 15:16-17,
Proverbios 21:19): “Mejor es lo poco con el temor de Jehová; que el gran tesoro donde hay turbación,
mejor es la comida de legumbres donde hay amor; que de buey engordado donde hay odio” “Mejor es
morar en tierra desierta que con la mujer rencillosa e iracunda” la mayor parte de las disputas o riñas
son fruto de la amargura y de un espíritu crítico, cuando va gente a tu casa ¿Se sienten a gusto; relajados,
confortados o por el contrario; están deseando de irse?
2°.- Un hogar limpio y ordenado, desde luego contribuye a una vida agradable; nos encanta ver la
ropa planchada y colgada en el armario, pero un hogar limpio en exceso de meticulosidad no es placentero;
si entras y parece que no puedes pisar o tocar nada, está bien lejos de ser un lugar relajante y en el que se
pueda disfrutar; los hogares no son museos, sino que son para disfrutarlos; no hagas de la limpieza una
tortura para la familia, a las mujeres nos encantan las plantas y las flores; disfrutamos cuando vemos la mesa
bien puesta y cuando vemos a nuestra familia o amigos comer con gusto lo que hemos cocinado, nos encanta
conversar y sentarnos con alguna amiga con una buena taza de café; tal vez te acuerdas de aquellos tiempos
en que tu madre hacía Torta ¡Qué olor tan bueno llenaba la cocina y toda la casa! Hoy día la gente lo prefiere
hecho en fábrica o congelado, hasta no hace mucho tiempo casi todo era casero; se cosía la ropa en casa, se
hacían comidas caseras y no precocinadas; se hacían mermeladas, bizcochos; pasteles, etc.; ahora quedan
muy pocas cosas caseras, todo se hace en serie; en grandes cantidades y con muchos conservantes, creo que
en esta área hemos perdido muchas cosas buenas (Proverbios 31:15): “Se levanta aun de noche y da
comida a su familia y ración a sus criadas”.
3°.- Un hogar hospitalario; en 1ª Timoteo 5:10: “… que tenga testimonio de buenas obras, si ha
criado hijos; si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los
afligidos, si ha practicado toda buena obra” las viudas lavaron los pies de los santos; eso es hospitalidad,
“Buena acogida y recibimiento que se hace a los extranjeros o visitantes” en otras palabras tener tu
casa abierta y dispuesta a recibir a quien lo necesite; es un área sin precio para practicar el amor y el
testimonio cristiano, mucha gente piensa que el ser hospitalarios es tener que preparar grandes comidas o
banquetes; pero no es así, es dedicar tiempo y recibir en nuestro hogar a un hermano o alguna persona que
ni siquiera conocemos para hablar, consolar; testificar, es muy triste ver cómo hay mujeres que nunca
ofrecen su casa para reuniones o para recibir a alguien; creo que es un privilegio tener nuestros hogares
dispuestos para ayudar a los demás (Proverbios 31:20): “Alarga su mano al pobre y extiende sus manos
al menesteroso”.

Conclusión

Tenemos que ser mujeres sabias que edificamos nuestras casas (Proverbios 14:1) el Ministerio de
La Mujer ha de centrarse en primer lugar en su hogar, todo el pasaje de Proverbios 31:10-31; nos habla del
equilibrio en la vida de la mujer, Dios nos ha hecho maravillosas; polifacéticas, prácticas; soñadoras, hábiles;
etc., estos versículos forman un poema acróstico; la primera letra de cada versículo corresponde a las letras
del alfabeto hebreo.
¡Mujer virtuosa! Contemplemos la personalidad de esta mujer, es activa; voluntariosa, habilidosa y
artista; generosa, caritativa; previsora, emprendedora; cuidadosa de su aspecto, sabia y misericordiosa; pero
la cualidad más maravillosa que tiene es que teme a Jehová y ese es el principio de la sabiduría, esta mujer
virtuosa tiene todo un abanico de cualidades.

No quiero que nos deprimamos al ver que no tenemos las mismas cualidades que esta mujer; el Señor
te ha creado como eres y eso no lo podemos cambiar, pero sí podemos poner los cimientos de nuestro
carácter que es el temor a Jehová; Dios no se preocupa tanto de lo de afuera sino de tu espíritu interior, lo
que Dios valora en una mujer es un carácter afable y apacible (1ª Pedro 3:1-4) Pedro enseña que la mujer
tiene que ser decorosa; casta y respetuosa en su conducta y modesta en su adorno, Dios mira el corazón y lo
que realmente interesa es que reflejemos el carácter de Cristo; Pedro no describe la moda, la moda va
cambiando; pero cada una sabe lo que es modesto o no, quizás nunca hemos reflexionado en este asunto de
la ropa o no se habla mucho en las Iglesias; pero incluso Dios se preocupa de cómo quiere que nos vistamos,
por lo tanto no le demos tanta importancia a lo externo sino al espíritu interno.

Según el Diccionario “El carácter es el conjunto de cualidades psíquicas y afectivas; heredadas o


adquiridas, que condicionan la conducta de cada ser humano distinguiéndole de los demás” el
carácter es lo que somos; los rasgos que definen nuestra personalidad, lo que hacemos procede de lo que
somos; es decir, actuamos de acuerdo a la clase de persona que somos.

A los ojos de Dios; nuestro carácter, nuestra estatura espiritual; es mucho más importante que las
grandes cosas que podamos hacer, el carácter cristiano es humilde; manso, justo; misericordioso y limpio de
corazón, el carácter básico de la mujer es entrega; sacrificio, ternura; comprensión y compasión.

Ahora bien ¿Cómo se forma un carácter cristiano en la mujer? Buscando a Dios cada día y
obedeciéndole, no hay recetas mágicas; ni hay nada nuevo que se haya descubierto en el mundo cristiano,
sigue siendo como siempre ha sido; orar y velar, leer las Escrituras; aprenderlas, derramar vuestro corazón
al Señor cada día y esa es la mejor escuela (La de las rodillas) para que el Señor obre y siga obrando en
nuestras vidas.

S-ar putea să vă placă și