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Rafael Cielo S.

Desarrollo de las características morales o metafísicas del hombre natural.

Para el estudio de estas características es provechoso adelantarse en el horizonte de la


investigación citando lo que Rousseau desarrolla como punto de su meditación acerca
del hombre natural; dice:

“Dejando, pues, todos los libros científicos que no nos enseñan mas que a
ver los hombres tales como han llegado a ser, y meditando sobre las
primeras y más simples operaciones del alma humana, creo percibir dos
principios anteriores a la razón, uno de los cuales interesa profundamente a
nuestro bienestar y a nuestra conservación, y, el otro nos inspira una
repugnancia natural a ver perecer o sufrir a otro ser sensible, y
principalmente nuestros semejantes.”p.30

La división llega a dos características de sus facultades naturales que se desarrollaran a


continuación:

A) La perfectibilidad.

B) La piedad.

Primero la perfectibilidad.

En cuanto a la perfectibilidad del hombre, se puede enunciar que lo que le procura su


bienestar y conservación por encima de las especies, es su falta de un instinto propio y
la posibilidad de que auto-consiente y enteramente consigo mismo pueda auto-
determinarse libremente, y, que por la imitación de los instintos de todos los animales
logra nutrirse y subsistir con mayor facilidad al aprovechar casi todos los alimentos que
estos se reparten. También, de medirse y compararse con ellos, llega a darse cuenta de
la destreza que les aventajaba. Esto es dado por el más grande fundamento de la
naturaleza que es la autonomía, o sea, la libertad y por el más grande del espíritu
humano que es la auto-conciencia.

En otras palabras la perfectibilidad del hombre salvaje, o sea, de la naturaleza se apunta


de la siguiente manera en el discurso de Rousseau:

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Rafael Cielo S.

“En todo animal no veo otra cosa que una ingeniosa maquina a la cual ha
dado la naturaleza sentidos para elevarse ella misma y para asegurarse, hasta
cierto punto, contra aquello que tiende a destruirla o a desordenarla.”p.48

Cabe señalar una diferencia en esta característica y es que entre el animal y el hombre
natural, el animal elige por un instinto mas elevado con la naturaleza y el hombre
natural por un acto de albedrio. Si, la vida del hombre natural es objeto de la conciencia,
descubre en la conciencia de su libertad la espiritualidad de su alma. Basta cerrar con las
propias palabras de Rousseau.

“[…] pero en la facultad de querer, o mas bien de escoger, y en el sentido de


esta facultad, no se encuentran mas que actos puramente espirituales
[…]”p.50

Podría haberse bien hecho una tercera división como “C) La libertad” pero resulta muy
enredado y siento que no habiendo necesidad de hacerla, por estar ya contenida como
facultad del alma humana, quiero terminar por enunciar uno de los más grandes
momentos en el discurso de Rousseau, poniendo en sus palabras los alcances y
desarrollos de nuestra perfectibilidad, dice:

“[…] entre el hombre y el animal, hay otra cualidad muy especifica que los
distingue y sobre la cual no puede existir discrepancia, y es la facultad de
perfeccionarse, facultad que, con ayuda de las circunstancias, desenvuelve
sucesivamente a las restantes y reside en nosotros, tanto en la especie como
en el individuo; mientras que un animal es al cabo de unos meses lo que será
toda su vida, y su especie al cabo de mil años es lo que era el primer año de
esos mil años”p.50

Es grande porque lo que ve no es un progreso ni un verdadero perfeccionamiento del


espíritu humano, logra tocar y cuestionar por la corrupción y el malograse del hombre,
pregunta por sus desgracias, sus vicios, las depravaciones que míseramente ha
alcanzado, ve al hombre rebajarse de su propia naturaleza, dañarla, destruirla, hacérsele
un extraño y alejársele, Rousseau nota el degenere del hombre y dice:

“Seria triste para nosotros vernos obligados a convenir en que esta facultad
distintiva y casi ilimitada es la fuente de todas las desgracias del hombre,

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Rafael Cielo S.

que ella es la que le saca, a fuerza de tiempo de esta condición originaria, en


la cual pasaría los días de su vida tranquilos e inocentes, que es igualmente
esta facultad la que, haciendo brillar con los siglos sus luces y sus errores,
sus vicios y sus virtudes, le hace al cabo tirano de si mismo y de la
naturaleza.”p.51

Por ultimo la piedad.

Es otra facultad dada al hombre por la naturaleza, la piedad se antepone y acompaña al


profundo interés de nuestro bienestar y a la preocupación por nuestra conservación,
brota de la naturaleza de hombres y animales como la repulsión o espanto ante el
sufrimiento de su semejante. Rousseau la concede al hombre como “la única virtud
natural”. La visión de Rousseau muestra simpatía y consideración por todos los seres
sensibles de la naturaleza, una cálida comprensión y ve en la piedad “el puro impulso de
la naturaleza anterior a toda reflexión” generoso, benigno y conveniente a todos los
seres. Se ilustra tal como la vemos día a día:

“[…] la ternura de las madres para con sus hijos y los peligros que arrostran
para protegerlos, se observa todos los días la repugnancia que los caballos
tienen para pisotear un cuerpo vivo, un animal no pasa sin inquietud cerca de
un animal de su especie muerto; hay algunos que hasta les dan cierta especie
de sepultura; los tristes mugidos del ganado al entrar al matadero anuncian la
impresión que recibe ante el horrible espectáculo que le hiere.”p.67

Y para terminar, nos dice:

“¿Qué son la generosidad, la clemencia, la humanidad, sino la piedad


aplicada a los débiles, a los culpables o a la especie humana en general? Bien
miradas la benevolencia y la amistad.”p.68

Guardo estas palabras finales de Rousseau como entrega verdadera del sentimiento de
humanidad;

“…nada hubiera sido tan miserable como el hombre salvaje desvanecido por las luces
intelectuales, atormentado por las pasiones y razonando sobre un estado distinto al suyo”.

Obra citada: Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Rousseau, Ed.
Folio, 2007, España, 123p.

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