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AGROMETEOROLOGÍA: DEL MONITOREO DEL

CLIMA A LA AGRICULTURA CLIMÁTICAMENTE


INTELIGENTE

La Agrometeorología es un término compuesto de Meteorología y Agricultura.


Torres Ruiz (1995) señala que la Agrometeorología estudia la relación del
tiempo con la producción de los cultivos agrícolas, incluyendo las
enfermedades y plagas que afectan a las plantas. Estudia además la
influencia de los factores y elementos del clima sobre la fenología de los
cultivos. Una de las principales actividades de la Agrometeorología, es la
búsqueda permanente de caracterizar en tiempo y espacio las relaciones
entre el clima y el rendimiento de los cultivos.

Por ejemplo, coadyuva a través de recomendaciones basadas en el


monitoreo del clima, en promover acciones de mejores prácticas en la
producción de alimentos y en disminuir la tasa de deterioro de los recursos
de la Tierra. La Agrometeorología es definida como una ciencia que investiga
las condiciones meteorológicas, climáticas e hidrológicas que son
significativas en la agricultura, debido a su interacción con la identificación
oportuna de la asociación “insumos para la producción-oportunidad en la
aplicación”. En términos simples, convierte las prácticas agrícolas en una
agricultura climáticamente inteligente. La Agrometeorología es una ciencia
interdisciplinaria que involucra principalmente las ciencias de la atmósfera y
del suelo (las cuales se relacionan con el ambiente físico y el estado de la
atmósfera), las ciencias vegetales y animales (Mavi and Tupper, 2004), las
ciencias agrícolas, forestales, pecuarias y acuícolas, y se convierte en el pilar
para llevar a los productores al concepto de Manejo Integrado de Plagas y
Enfermedades (MIPE) y convertirlo en realidad al basar la toma de decisiones
en datos meteorológicos. Solo por mencionar algunos ejemplos, el MIPE para
el estudio de la asociación roya-trigo, vid-enfermedades de la madera, roya-
café, maíz-gusano cogollero. En estos patosistemas confluyen estudios del
clima, de la etiología de los patógenos (hongos, bacterias y fitoplasmas) y las
recomendaciones de prácticas culturales o correctivas a aplicar para
mantener el sistema de producción en condiciones de mejora para el
productor ante la eventual presencia de una plaga (roedores, insectos, aves,
etc.).

La diferencia entre meteorología y climatología es la percepción del tiempo.


Las condiciones meteorológicas de la atmósfera son aquellas que se
mantienen durante un periodo corto (de minutos a días o meses) y para la
climatología el periodo es más largo (algunos autores manejan al menos 30
años). A diferencia de éstos, y en un contexto de análisis de resultados
particular del Laboratorio Nacional de Modelaje y Sensores Remotos
(LNMySR), con cinco años de datos ya se pueden observar tendencias en el
comportamiento de las variables del clima. Cuando se habla de las variables
meteorológicas asociadas al cambio climático la diferencia es con respecto al
promedio diario.

La Agrometeorología es entonces un instrumento muy valioso para apoyar en


la planeación de las actividades agrícolas. De entre éstas, podemos
mencionar:

El monitoreo conjunto de la atmósfera registrando datos de campo y el apoyo


de imágenes de satélite, permite evidenciar el calendario de siembras y
cosechas a escala estatal, regional y nacional. Recomendar variables
idóneas según el ciclo de producción; por ejemplo variedades de maíz de
ciclo largo o ciclo corto, de bajo requerimiento de agua, entre otras.

Con los índices meteorológicos y el mapeo de suelos, se obtienen indicadores


sobre los que se soporta la planeación de programas de manejo y
conservación de recursos naturales, proponer programas de riego,
recomendaciones de especies cultivadas o variedades por potencial
productivo, mapear áreas de riesgo para las actividades agrícolas y reforzar
la estructura de modelos de aseguramiento (por ejemplo, seguros no
paramétricos), son una realidad que en México cobra auge.

La recomendación para el establecimiento de nuevos cultivos en áreas


específicas se basa en conjuntar los índices históricos de las variables del
clima, las características del suelo y en los requerimientos agroecológicos de
los cultivos.

Las buenas prácticas en los sistemas de producción son mejor documentadas


si se basan en índices meteorológicos (Unidades Calor, Unidades Frío, Punto
de Marchitez Permanente / Capacidad de Campo, Temperatura de Punto de
Rocío, etc.), y dan seguimiento a la fenología del cultivo durante el ciclo de
producción.

El monitoreo meteorológico se transforma a información útil cuando se emiten


alertas a través de aplicaciones para dispositivos móviles y servicios web
(WSDL – Web Services Description Language), sobre el des arrollo de
condiciones idóneas que anteceden a la presencia de organismos patógenos
(dependen de la humedad preferentemente) y necesidades hídricas (estrés
abiótico). En México, el LNMySR, del Instituto Nacional de Investigaciones
Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) administra una red de 1,317
Estaciones Meteorológicas Automáticas (EMA), de las cuáles 513 (4 de Abril
de 2017) están operando en línea. Las estaciones están distribuidas
preferentemente en zonas agrícolas, lo cual permite realizar un monitoreo
contínuo cercano al tiempo real de las condiciones meteorológicas.

Las estaciones envían cada 15 minutos los paquetes de datos de seis


variables meteorológicas: temperatura del aire, humedad relativa, lluvia
(líquida), radiación global, y velocidad y dirección del viento. Inmersos en un
diseño conceptual y estructural de base de datos, éstos paquetes son
almacenados y distribuidos en el LNMySR ubicado en el Campo Experimental
Pabellón en Aguascalientes.

Esta base de datos se convierte en información útil pues permite parametrizar


el pronóstico del clima a corto plazo y el pronóstico estacional del cima. La
serie histórica de datos alcanza en promedio 13 años de registros, pesa ~563
Gb y crece a un ritmo de 580 Kb/día. Lo más destacado de las EMA’s es que
las variables registradas son las de mayor importancia para caracterizar los
procesos de intercambio entre el medio y la atmósfera. Por mencionar
algunos, el análisis conjunto de datos de temperatura, humedad relativa y
lluvia, en especies cultivadas (anuales y perennes) permite emitir
recomendaciones de la lámina de riego a aplicar, identificar condiciones
meteorológicas ideales que anteceden a la presencia de plagas y/o
enfermedades, y son el sustento para robustecer las entradas y salidas del
MIPE, y dependiendo de la extensión de la serie histórica, permite alimentar
modelos de pronóstico a corto plazo, y estudios del cambio climático.

Las consultas realizadas por el usuario le permiten acceder a los datos


meteorológicos en tiempo cercano al real, así como a las series históricas por
EMA.

El Laboratorio cuenta con la infraestructura necesaria para almacenar y


distribuir los paquetes de datos enviados por las EMA’s. Cabe mencionar que
previo a ponerlos a disposición de los usuarios para consulta y descarga, los
datos son sometidos a pruebas de control de calidad para detectar y eliminar
por ejemplo, datos poco plausibles.
CONCLUSIONES

En la actualidad, el monitoreo meteorológico en tiempo cercano al real y el


esquema integral de pronosticar su dinámica en el corto y mediano plazo, es
una herramienta fundamental para proveer de información útil que sustente
las acciones de buenas prácticas en los sistemas de producción a los
tomadores de decisiones.

Los productores agropecuarios, forestales, acuícolas, fruticultores,


horticultores, etc., necesitan conocer las condiciones del clima en sus
parcelas de producción para identificar el impacto que tendrán los fenómenos
meteorológicos en el desarrollo de sus cultivos y aplicar las mejores prácticas
al sistema de producción.

Los agricultores deben tener información que les permita decidir que cultivos
se adaptan mejor a las condiciones climatológicas de la zona, deben conocer
la fecha adecuada para el establecimiento de su cultivo (siembra y/o
plantación), pueden elaborar un programa de riego en función del clima, suelo
y etapa fenológica del cultivo, monitorear el clima les permite conocer las
condiciones óptimas que requiere una plaga, enfermedad o maleza para su
desarrollo y poder implementar un plan para el manejo fitosanitario del cultivo,
pueden programar su cosecha, etc.

En resumen, se puede alcanzar un mayor desarrollo agrícola si se le da la


importancia que se merece el estudio del clima y del tiempo en relación con
los procesos de la producción agropecuaria.

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