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Procedente del vocablo italiano assalto, el término asalto refiere al acto y el resultado de
asaltar: arremeter contra algo o alguien, irrumpir en un lugar, atacar. El concepto se utiliza
para nombrar a un delito que consiste en abordar a una o más personas de manera violenta
para apropiarse de sus bienes.
Por ejemplo: “El hijo del diputado resultó herido en un
asalto”, “¡Arriba las manos, esto es un asalto! Si hacen
lo que les digo,
nadie saldrá herido”.
Sufrir un asalto en la vía pública puede resultar muy
difícil de enfrentar y de superar para algunas personas,
en especial si se trata de una experiencia que acarrea
la violencia física. Esto no se relaciona necesariamente
con la fuerza física, con la contextura corporal del
asaltante o de la víctima, ya que incluso los más fornidos
pueden verse en una situación de este tipo; el problema principal es la impotencia que
llegamos a sentir cuando un desconocido nos sorprende y nos obliga a entregarle nuestras
pertenencias.
A ningún ser vivo le gusta que lo fuercen a hacer algo, que lo humillen, y menos si la
consecuencia directa es la pérdida de ciertos bienes que le ha costado mucho trabajo
conseguir. Los delincuentes que se dedican a perseguir a los más vulnerables para
arrebatarles sus carteras y sus bolsos, así como los que les apuntan con un arma para
amedrentarlos e imponerse por la fuerza no son precisamente Robin Hood, sino que atacan a
quienes menos tienen, y no reparan en el daño que pueden causarles.
Claro que cuando el asalto incluye un ataque físico, especialmente si involucra una violación,
todo se vuelve considerablemente peor. Las cicatrices psicológicas de una experiencia así
pueden arruinarle la vida a una persona, y por eso es tan
importante seguir todas las indicaciones de seguridad al transitar
la vía pública.
Definición de Asalto