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Elementos para una metodología del diseño

Autor: Jordi Llovet


Estudiantes: Laura M. Quevedo B., Diana C. Rendón M.
Asignatura: Semiótica
Docente: Miguel Alejandro Bohórquez

Jordi Llovet introduce el texto aclarando o contextualizando la semiología o ciencia


de los signos desde su punto de partida, el porqué de su importancia entre ella y la
sociedad, la forma de relacionarnos y la gran importancia que esta tiene con el
lenguaje. Desarrollando los conceptos de signo, significante y significado que son
en sí, aquellos que “constituyen el corazón de la lógica desarrollada por la semiótica
americana”. Por su propia definición, la semiótica no podría fundarse más que a
partir del concepto del signo, es decir, a partir del aserto que casi todas las cosas
llegan a nuestros sentidos “significan” algo para nosotros, y esta la significación está
forjada alrededor de y gracias al funcionamiento del signo. Seguidamente, hay un
cuestionamiento acerca de si es posible pasar de una semiología del lenguaje
aquella que es amplia en significados y signos a una de la música, del diseño, entre
otras, preguntando si es posible que estás también lleguen a significar algo.

Lo que ha ocurrido, es que la semiología ha salido de su esquema del lenguaje: Las


palabras, a otros campos donde se ven distintos sistemas de significación ajenos al
lenguaje que utilizamos para hablar, escribir y entendernos. Dando lugar a nuevos
términos como “semiología de la pintura”, “semiología de la música” e incluso
“semiología del diseño”. <Signos> que se manifiestan a nuestros sentidos, que
evocan una reacción. Para demostrar su idea, Llovet parte de tres argumentos que
permiten demostrar que hay semiología en cada diseño que se tiene y que, para
llegar a estos, antes debe de haber una metodología de diseño para que cada objeto
hable por si solo o genere en los seres humanos emociones, reacciones, etc. Su
primer argumento se basa en el hecho, de que los objetos, son portadores de cierta
significación, cierto valor de signo. Su segundo argumento parte desde el análisis
del diseño a partir del esquema lingüístico de Román Jakobson, quien permite un
análisis detallado y profundo. Y como tercer argumento está el de tener la facultad
para considerar como susceptible del análisis semiológico es posiblemente el más
sencillo y sin duda rotundo, ya que no se quiere con este hacer un análisis tan amplio
y complejo como lo es el lingüístico. Ya que no se trata de, en principio de elaborar
un método semiológico de adecuación a todos los aspectos textuales y contextuales
del diseño, sino de sentar las bases para el análisis del texto lingüístico analógico o
equivalente al objeto en sí y así poder entender de una mejor manera cual es ideal
de algún diseño, que pretende transmitir el diseñador a sus usuarios, de que
manera, y si cumple el objetivo por el cual fue creado.

Para lograr lo anterior Llovet usa la teoría de la comunicación de Roman Jakobson


para explicar su postura. La teoría de Jakobson se construye a partir de emisor,
mensaje, receptor, contexto, contacto y código, donde cada factor es fundamental
para permitir que haya una comunicación. En este caso Llovet hace la comparación
y descripción de cada uno de ellos con el diseño, donde el emisor es el generador
y creador del diseño, el mensaje es el objeto diseñado, que requiere de un contexto
para que pueda vincularse con los usuarios, en este caso los receptores de dicho
mensaje son los usuarios, El contacto es el medio o canal por el que se consigue el
contacto eficaz entre emisor y receptor, y a través del cual se vincula el mensaje y
el código se entiende como código lingüístico al conjunto de elementos, funciones
relacionales y “reglas del juego” de un lenguaje.

Sumado a lo anterior están las funciones de la comunicación lingüística las cuales


son seis factores que determinan una función del lenguaje, a través de ellas puede
darse cuenta de los límites y las capacidades del lenguaje humano, así como los
propósitos o los objetivos con los que podemos usarlo en cualquier ocasión. De
igual manera es con los diferentes diseños, cada elemento tiene una función o
varias que caracterizan al objeto o sistema. Existen seis funciones según la teoría
de Jakobson, emotiva, referencial, conativa, fática, poética y metalingüística. Hoy
en día muchos diseños no dicen nada, porque la función a que se destina es tan
dudosa como desdibujada, aparece el objeto en cuestión. Éste sería un atributo más
de los objetos-punta de las fases inventiva y consumista; obedecen a una
imaginación a veces tan delirante, que no es extraño, en el límite, que su función-
significación nos quiebre la cabeza.

“En resumen, establecer el texto del diseño no es más que una de las funciones del
diseñar. Está operación incluye igualmente, por lo menos, las funciones de tipo
contextual que ya hemos visto, el lugar del diseñador, el lugar del
consumidor/usuario, el lugar del conjunto de usuarios para los que un diseño se
puede considerar “comunicable”, el canal o los canales por los que transcurre la
operación de diseñar, desde el primer punto de partida genético (idea, necesidad)
hasta el destino más lejano de un grafismo o un objeto, y el lugar de la función
metalingüística que en nuestro caso, como vamos a ver, se confunde con tradición
estilística del diseño.“

Para concluir la idea de Llovet acerca de la metodología de diseño vista desde el


punto semiótico “un objeto no funciona como un signo aislado, sino que tiene un
funcionamiento discursivo, con todas las complicaciones propias de la gramática
textual, y muchas más, pues articula en su espacio paradigmas que proceden de
campos de pertinencia muy distintos. No se puede decir que un objeto tenga una
parte “significante” y una parte “significado”, un “plano de la expresividad” y un
“plano del contenido”, una “forma” y un “contenido”, una “utilidad” y una “esteticidad”.
En realidad, los objetos tienen la virtud de ser siempre, articuladamente, una y otra
cosa: uso y sentido.” Y aquel que a la final determina que tan comunicativo,
funcional y receptivo puede llegar hacer el diseño es el receptor del diseño no es
solamente un usuario o alguien que tiene que “darse por enterado” de algo, sino un
sujeto que aporta al texto del diseño datos pertinentes de orden psicológico,
económico, social, cultural, estético, político, etc. Es al final de todo el que aprueba
o desaprueba un diseño. Es algo muy complejo que como diseñadores debemos
tener en cuenta, para que todo funcione en cadena. Ya que el mundo y los
receptores son muy cambiantes y hay que estar en constante actualización.

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