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El pasado 24 de mayo de 2017, nuestro Tribunal Supremo dictó una

sentencia en materia de derecho de sociedades, en la que analiza


pormenorizadamente, entre otras cuestiones, si es posible iniciar un
procedimiento judicial contra una sociedad ya liquidada y cuya disolución y
posterior liquidación ha quedado inscrita en el Registro Mercantil.

El Supremo analiza, por tanto, la capacidad procesal de una sociedad disuelta y


liquidada, con sus asientos registrales cancelados, y la posibilidad de que la misma
pueda, o no, ser demandada en un procedimiento judicial una vez producida esa
cancelación, y viene a clarificar la doctrina del propio Alto Tribunal en esta materia, ya
que hasta el momento existían sentencias con pronunciamientos contradictorios, lo que
demuestra no sólo la complejidad de la cuestión planteada, sino también la controversia
jurisprudencial en la materia.

De forma resumida, los hechos del procedimiento se pueden relatar del siguiente modo:
una persona física demanda a una sociedad por una serie de defectos constructivos,
solicitando la reparación de los mismos o, en su caso, el pago del coste de reparación
y otros costes adicionales. La sociedad estuvo representada desde el inicio del
procedimiento por la persona designada como liquidadora, que fue quien alegó la falta
de capacidad procesal de la sociedad, al haber sido ya sus asientos registrales
cancelados.

Refleja lo controvertido del asunto que, si bien la sentencia del Juzgado de Primera
Instancia estimó la demanda y condenó a la sociedad a reparar los defectos o, en su
caso, a pagar el coste de reparación de los mismos, en caso de no poderse hacer las
obras, así como al pago de otros costes relacionados con dicha reparación
estableciendo, por tanto, que la sociedad tiene plena capacidad para ser parte aun
después de liquidada, la Audiencia Provincial, sin embargo, anuló aquel fallo.
Consideró, por el contrario, que la sociedad, una vez liquidada y con sus asientos
registrales cancelados, carece de capacidad para ser parte en un proceso judicial.

El Tribunal Supremo decide casar o anular la sentencia de la Audiencia Provincial y


acoger los argumentos del Juzgado de Primera Instancia. En este punto, sigue el criterio
de las sentencias del propio Tribunal, de 27 de diciembre de 2011 y 20 de marzo de
2013, así como el criterio de la Dirección General de los Registros y del Notariado
(DGRN), que considera que la sociedad mantiene su personalidad para las
reclamaciones pendientes basadas en pasivos sobrevenidos, esto es, deudas
posteriores a la disolución y que debían haber sido atendidas en el proceso de
liquidación.

El Alto Tribunal equipara en su sentencia el momento del "nacimiento" y de la "muerte"


de la sociedad, en el sentido de que, si bien ambos momentos determinan cuándo una
sociedad tiene personalidad jurídica para actuar en el mercado, cada uno de ellos no
determina per se la capacidad para ser parte, por cuanto, al igual que una sociedad
recién constituida puede serlo aunque no esté inscrita la escritura de constitución -
sociedad irregular -, una sociedad ya liquidada puede ser parte para aquellas deudas
sobrevenidas que debían haber sido satisfechas en el proceso de liquidación, por lo
que en ambos casos la sociedad puede ser demandada.

De esta manera, interpreta que la propia Ley consagra esa pervivencia de la capacidad
para ser parte de una sociedad liquidada, por cuanto establece que la inscripción de la
liquidación en el Registro Mercantil debe manifestar la satisfacción de los acreedores y
la cuota de liquidación de socios o accionistas. En ese sentido, el Supremo interpreta
la norma legal señalando que la capacidad para ser parte demandada en un
procedimiento se mantiene para aquellos pasivos o deudas sobrevenidas,
manteniendo, en este caso, la sociedad, cierta personalidad jurídica, que, si bien no le
permite ya actuar en el mercadeo, sí le permite ser parte en un procedimiento judicial.

Por tanto, de acuerdo con la sentencia de 24 de mayo de 2017, una sociedad disuelta
y ya liquidada, y con sus asientos registrales cancelados, podrá ser demandada para
el reconocimiento judicial de un crédito que debía haber sido satisfecho en el proceso
de liquidación. En el proceso judicial deberá estar representada por su liquidador, por
cuanto está latente la personalidad, al menos procesal, de la sociedad. Ello sin perjuicio
de la responsabilidad solidaria que para el pago de esa deuda puedan tener los socios
con el límite de la cuota de liquidación de cada uno de ellos.

En conclusión, nuestro Alto Tribunal viene a confirmar y ratificar decisiones anteriores


suyas y de otros organismos, por lo que no debe sorprendernos la decisión ahora
tomada. En todo caso, sí es importante señalar que en este y otros casos, ante la
imposibilidad de cumplimiento de la condena por una sociedad ya "muerta", quedará
abierta no solamente la responsabilidad de los socios, con el límite de su cuota de
liquidación, sino también la responsabilidad de los liquidadores por no haber realizado
correctamente las labores de liquidación; responsabilidad que podría extenderse a los
administradores anteriores al acuerdo de disolución en caso de que los mismos hayan
causado algún perjuicio a los acreedores. Pero eso deberá ser objeto de otro
procedimiento.
¿Como demandar a una sociedad liquidada? Tanto las personas físicas
como las personas jurídicas (sociedades) pueden contraer deudas. A
diferencia de las personas físicas que no se pueden liquidar o extinguir,
las personas jurídicas si se pueden liquidar o extinguir. ¿Qué sucede
entonces?
Si tienes interés en Liquidación de Sociedades, esta colaboración
también puede interesarte:
Aspectos prácticos de la Liquidación de Sociedades en España
(2018)

¿Qué sucede si aparecen deudas tras haber liquidado y extinguido una


sociedad? ¿Cómo conectan la liquidación y el concurso de acreedores?

La sociedad (persona jurídica) tiene capacidad de ser parte, capacidad


de obrar (artículo 6.1.3 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2000-
323). Y se extingue, desaparece, tras su liquidación que concluye con
la cancelación de los asientos en el Registro Mercantil. La pregunta que
surge es cómo reclamar una deuda a una sociedad que ya no existe,
que ha sido extinguida.

Para poder liquidar una sociedad la ley exige que se publique un


balance de liquidación. Se ha de publicar en el BORME y un periódico.
De esa forma, los acreedores pueden conocer que la sociedad se está
liquidando y pueden reclamar sus deudas.

La pregunta surge entonces: ¿y si el acreedor no leyó el periódico o el


BORME? ¿Pierde su derecho?

¿Cómo demandar a una sociedad que jurídicamente ya no existe?


¿Pierde el acreedor sus derechos?
4 sentencias que analizan cómo demandar a una sociedad liquidada.
Sobre esta materia, las siguientes tres sentencias del Tribunal Supremo
definen dos posturas contrarias:

Primera tesis sobre cómo demandar a una sociedad liquidada.

 Una tesis que mantenía el Tribunal Supremo se definía en estas


dos Sentencias (de 2011 y 2013):

Las sentencias de 20 de marzo de 2013 y 27 de diciembre de 2011


mantenían «por más que una sociedad mercantil haya sido disuelta y
liquidada e inscrita la liquidación en el Registro Mercantil, su
personalidad juri ́dica persiste mientras existan o puedan existir o
aparecer con el transcurso del tiempo, efectos juri ́dicos derivados de los
contratos, relaciones juri ́dicas o de los actos de cualquier tipo llevados a
términos durante el tiempo en que realizó su actividad empresarial, sin
necesidad de solicitar la nulidad de la cancelación».

Es decir, estas dos sentencias reconocen capacidad para ser parte a


estas sociedades, por entender que pervive su personalidad juri ́dica,
aunque sólo sea para atender a las relaciones juri ́dicas pendientes.

Estas dos Sentencias de 2011 y 2013, se alinearon con la Resolución de


la DGRyN de 13 de mayo de 1992: «La personalidad juri ́dica de las
sociedades mercantiles no concluye con la formalización de las
operaciones liquidatorias, sino cuando se agotan todas sus relaciones
juri ́dicas, debiendo, mientras, responder de las obligaciones antiguas no
extinguidas y de las obligaciones sobrevenidas»

A juicio de la DGRN la cancelación de los asientos registrales de una


sociedad es una mera fórmula de mecánica registral que tiene por
objetivo consignar una determinada vicisitud de la sociedad pero que no
implica la efectiva extinción de su personalidad juri ́dica, la cual no se
produce hasta el agotamiento de todas las relaciones juri ́dicas que la
sociedad entablara.

Esta postura de la DGRN se ha visto luego confirmada en el año 2016


mediante la Resolución de 14 de diciembre de 2016:

«(…) después de la cancelación persiste todavi ́a la personalidad juri ́dica


de la sociedad extinguida como centro residual de imputación en tanto
no se agoten totalmente las relaciones juri ́dicas de que la sociedad es
titular, de forma que la cancelación de sus asientos no perjudica al
acreedor, toda vez que se mantiene la aptitud de la sociedad para ser
titular de derechos y obligaciones, mientras no se hayan agotado todas
las relaciones juri ́dicas de la misma. La cancelación de los asientos
registrales de una sociedad no es sino una fórmula de mecánica registral
para consignar una vicisitud de la sociedad, que en el caso de liquidación
es que se considere terminada la liquidación. Por ello, no impedirá la
ulterior responsabilidad de la sociedad si después de formalizarse e
inscribirse la escritura pública de extinción de la sociedad aparecieren
bienes sociales no tenidos en cuenta en la liquidación (cfr. arti ́culo 398
de la Ley de Sociedades de Capital)».

Segunda tesis sobre cómo demandar a una sociedad liquidada

 Otra tesis, divergente, se definía en esta Sentencia (de fecha


2012). Esta sentencia del Tribunal Supremo (503/2012) de 25 de
julio, cambió el criterio seguido hasta la fecha en cuanto a los
efectos jurídicos derivados de la liquidación mercantil, advirtiendo:

“La definitiva desaparición de la sociedad solo se producirá cuando la


cancelación responda a la situación real; o sea, cuando la sociedad haya
sido liquidada en forma que no haya dejado acreedores insatisfechos,
socios sin pagar, patrimonio sin repartir. En otro caso, los socios y los
acreedores podrán lógicamente, conforme a las normas generales, pedir
la nulidad de la cancelación y la reapertura de la liquidación, para
interesar al tiempo la satisfacción de su crédito, demandando en todo
caso, a aquellos que hubieren propiciado una indebida cancelación de la
inscripción de la sociedad”.

Es decir, la STS del 2012 mantenía que una vez cancelada


registralmente, la misma carecía de capacidad para ser parte. Establecía
el Supremo que la cancelación de los asientos registrales señala el
momento de extinción de la personalidad social. Desde la cancelación
registral la sociedad carece de representantes y de patrimonio,
resultando inútil iniciar cualquier reclamación contra la misma.

Tesis definitiva sobre cómo demandar a una sociedad liquidada

 Finalmente (2017) una sentencia del Pleno, de los 15 Magistrados,


ejerciendo su función nomofiláctica fijan doctrina para el futuro. Y
de esa manera resuelven las diferencias de criterio que el propio
Tribunal había mantenido hasta ahora. ¿Magistrado Ponente
responsable de asumir tal reto? El de siempre: Ignacio Sancho
Gargallo.

Por su importancia, damos completa referencia de la Sentencia y link de


acceso a la misma:

STS 1991/2017, de 24 de mayo de 2017 (ECLI: ES:TS:2017:1991). Id. Cendoj


28079119912017100010 http://www.poderjudicial.es/search/documento/TS/80
33511/Prescripcion/20170526

12 Fundamentos para demandar a una sociedad liquidada según la STS


1991/2017
1. La inscripción en el Registro Mercantil de una escritura de
constitución de una sociedad es necesaria para adquirir
personalidad jurídica
2. Pero eso no significa que la sociedad adquiere la personalidad
jurídica con la inscripción en el RM de la escritura de constitución.
3. La falta de inscripción de la escritura de constitución no priva de
personalidad juri ́dica a la sociedad.
4. Las sociedades en formación o sociedades irregulares tienen
personalidad jurídica y sin embargo no han inscrito en el RM su
constitución.
5. Pueden ser demandadas «las entidades que, no habiendo
cumplido con los requisitos legalmente establecidos para
constituirse en personas juri ́dicas, estén formadas por una
pluralidad de elementos personales y patrimoniales puestos al
servicio de un fin determinado»
6. La sociedad extinguida (liquidada) conserva la personalidad
jurídica respecto de reclamaciones pendientes basadas en pasivos
sobrevenidos, que deberi ́an haber formado parte de las
operaciones de liquidación.
7. Pese a la liquidación y extinción de una sociedad, ésta permanece
como centro residual de imputación en tanto no se agoten
totalmente las relaciones juri ́dicas de que la sociedad es titular.
8. El art. 399, prevé la responsabilidad solidaria de los antiguos socios
respecto de las deudas sociales no satisfechas hasta el li ́mite de
sus respectivas cuotas de liquidación, en caso de pasivos
sobrevenidos.
9. Sin embargo, en muchos casos habrá que demandar a la sociedad
para que previa o simultáneamente se reconozca el crédito.
10. No sólo NO se debe negar la posibilidad de que pueda
dirigirse la reclamación frente a la sociedad sino que, además, no
se debe exigir la previa anulación de la cancelación y la reapertura
formal de la liquidación.
11. La demanda contra la sociedad extinguida y liquidada debe
dirigirse bajo la representación de su liquidador en tanto la
reclamación guarda relación con las operaciones de liquidación.
12. Por último el art. 400 LSC atribuye esta representación a los
(antiguos) liquidadores para la formalización de actos juri ́dicos en
nombre de la sociedad, tras su cancelación.
¿Qué ocurre si aparecen pasivos insatisfechos tras la extinción de una
sociedad y cancelación registral?

Como decíamos, el reciente pronunciamiento del Tribunal Supremo,


considera que una sociedad no pierde su personalidad jurídica hasta que
se extinguen todas sus relaciones comerciales y jurídicas. Es decir:

 La cancelación de los asientos registrales de una sociedad es una


fórmula de mecánica registral. Pero no implica la efectiva extinción
de su personalidad jurídica.
 La extinción de la personalidad jurídica se produce en el momento
en que se agotan todas las relaciones jurídicas que la sociedad
hubiera entablado.

Por tanto, es completamente licito y justificado iniciar un procedimiento


frente a la sociedad. Reclamación que no requiere iniciar o solicitar la
anulación de la inscripción de la extinción registral.

No debe privarse a los acreedores de reclamar su crédito judicialmente.


Estos pueden dirigirse directamente contra la sociedad, representada
por su liquidador. Pues la personalidad jurídica y por tanto su capacidad,
sigue latente.

Del mismo modo, en caso de que tras la extinción aparezcan pasivos


insatisfechos, se podría iniciar una acción de responsabilidad frente a los
socios. Responsabilidad limitada a las respectivas cuotas de liquidación
que haya obtenido cada uno de ellos.
Conclusiones
La falta de inscripción de la escritura de constitución no priva a la
sociedad de tener personalidad jurídica. Hasta que se inscribe de forma
efectiva una sociedad puede operar, si bien se encuentra en una
situación irregular.

Con la extinción pasa lo mismo. Si en la sociedad disuelta, liquidada y


extinguida registralmente aparecen pasivos sobrevenidos, la liquidación
no ha terminado. La compañía no se puede considerar extinguida. La
sociedad mantendrá la personalidad jurídica y por tanto su capacidad
para ser parte en cualquier procedimiento. La definitiva desaparición de
una sociedad solo se produce cuando la cancelación responde a una
situación real.

Por tanto, los acreedores que hayan visto insatisfecho su crédito podrán
interponer reclamaciones tanto a la sociedad como a los socios (en un
procedimiento de responsabilidad).

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