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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES

Análisis del papel del Estado en el caso de los falsos positivos desde Fernando Vallespín

Nombre: Matteo Alejandro Bolívar Santana Asignatura: Introducción a la Ciencia Política Fecha: 19 de junio

El periodista Nicholas Casey, el pasado 18 de mayo de 2019, revelaba en una columna


publicada en el diario The New York Times (NYT) que, con la renovación de la cúpula militar
colombiana realizada por el presidente Iván Duque, se estableció la orden de aumentar la
letalidad de las acciones bélicas y el número de bajas enemigas en combate contra los diversos
grupos insurgentes dentro del territorio colombiano; esto incentivado por alicientes a modo de
acenso dentro de las filas del ejército colombiano. Esta estrategia militar guarda numerosas
similitudes con la polémica política de seguridad democrática implementada por el expresidente
Álvaro Uribe donde, a razón de estas, se presentaron los conocidos casos de los “falsos
positivos”.
A raíz de este fenómeno se abre un amplio espacio de reflexión en la ciencia política y,
ante esto, es adecuado preguntar ¿cuál es el rol del Estado colombiano en los casos
extrajudiciales conocidos como los “falsos positivos”? Teniendo esto en cuenta, se abrirá un
dialogo a la luz del texto “el futuro de la política” del autor español Fernando Vallespín, con
el fin de conceptualizar el análisis a través de una hipótesis que dé respuesta al cuestionamiento.
Tomando en cuenta este preámbulo, se establece que el Estado colombiano ha intentado
erigirse bajo el paradigma hobbesiano sin éxito, puesto que su carencia de legitimidad ha hecho
que mantenga en disputa el monopolio de la violencia legítima con diversos grupos armados
ilegales que han intentado alterar el orden interno. Esto ha llevado a que el Estado colombiano,
a través de las ejecuciones extrajudiciales, ejerza un papel de perpetuador de violencia de
carácter hobbesiano en contra de aquellos actores civiles a través de su ejercicio legítimo de su
soberanía.
Ante esta afirmación, se pueden establecer diversos argumentos. Sin embargo, se debe
de establecer un marco teórico, el cual será “El Estado postsoberano”, correspondiente al
segundo capítulo del libro “El futuro de la política” de Vallespín. Inicialmente, Fernando
Vallespín establece la evolución del concepto de Estado a lo largo del de la historia bajo una
paradoja de estabilidad y cambio, denominada como la carrera del Estado. Con la Paz de
Westfalia, se establece el surgimiento del Estado-nación moderno y, a su vez, su categoría
inicial, denominada el Estado bajo el paradigma hobbesiano. Esta categoría es definida por el
autor de la siguiente manera:
El fin fundamental del Estado reside aquí sobre todo en dotar de seguridad a la población que
habita en su territorio, en imponer un orden interno y velar por la defensa y velar por su defensa
ante posibles enemigos exteriores. (Vallespín, 2003, p.95)
Este paradigma hobbesiano del Estado es aquel que impera en el caso del Estado colombiano,
puesto que su constitución histórica como nación estuvo marcada por la guerra y el belicismo
con el fin de tomar la titularidad del Estado; entendido por Max Weber, citado por Fernando
Vallespín, como el monopolio de la violencia física legítima.
En el contexto del presente, este monopolio de la violencia legítima sigue en disputa
entre el Estado colombiano y los diversos grupos armados ilegales. Este conflicto ha generado
que el Estado colombiano haya tomado la decisión de ejercer el orden por medio de su aparato
bélico a merced de que esto signifique y repercuta dentro del tejido de la ciudadanía. Bajo el
presente panorama, se puede entender que el Estado colombiano no puede llegar a ser entendido
como un Estado que ha cumplido con su rol básico, al no poseer el monopolio legítimo de la
violencia dentro de la definición clásica; por lo cual, se puede llegar a entender, bajo lo
planteado por Vallespín, como un Estado caótico, el llamado “premoderno”. Debido a esto, los
métodos coercitivos puestos a utilización por Estado suceden en aras de garantizar su propia
subsistencia en el marco constitucional; de facto, los “falsos positivos” son uno de los métodos
que hacen parte de los instrumentos del Estado utilizados en el marco del conflicto armado
interno, pues la existencia de otros actores que buscaban reclamar el monopolio de la violencia
legitima, conllevó a la existencia de políticas “auto-saboteadoras”, que rompían con su misma
naturaleza inicial.
De esta manera, se puede llegar a entender que el Estado colombiano no tuvo ninguna
intención en la garantía de la seguridad del colectivo civil, más solamente de su propia
subsistencia como institución organizativa regente que ostenta el título del monopolio de la
legitima violencia. Lo cual, en general según lo que plantea Vallespín, propensa la crisis de
gobernabilidad, siendo que ahora este recurre a la utilización de la violencia injustificada contra
su misma población para legitimarse dentro de la definición clásica weberiana, inmersa en el
panorama globalizado.
Tras lo expuesto previamente, se puede concluir que la debilidad de la legitimidad del
estado colombiano haya tenido que perpetuar su rol como perpetuador hobbesiano de violencia
con el fin de salvaguardar el orden y la seguridad dentro de sus fronteras, siendo que ahora no
está comprometido con el cumplimiento de su ser como Estado clásico. Este Estado, marcado
por una profunda crisis, evidencia la necesidad de recuperar su legitimidad y totalizar,
exitosamente, el monopolio legítimo de la violencia en aras de poder evolucionar y avanzar en
su construcción como Estado-nación, inclusive aun en la evolución de la definición del Estado.

Bibliografía y referencias:
Casey, N. (18 de Mayo de 2019). Las órdenes de letalidad del ejército colombiano ponen en riesgo
a los civiles, según oficiales. The New York Times.

Vallespín, F. (2003). El Estado postsoberano. En F. Vallespín, El futuro de la política (págs. 91-


158). Madrid: Editorial Taurus.

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