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Revista le la LA

Facultad de Medicina ' TRIPANOSOMIASIS


Veterinaria y de Zootecnia ANIMAL AMERICANA
CLASIFICACION, HISTORIA,
flño XXII - 1957 - Número 118 IDENTIFICACION Y
DIFERENCIACION BIOLOGICA

Por el doctor
ROBERTO PLATA GUERRERO, M. V.

Director:
Dr. Gonzalo Luque F. I
Decano de lé. Facultad
Clasificación

Jefe de Redacción: Este vastísimo problem a de patolo­


Dr. Carlos E. Belalcázar G. gía, que comprende tan gran núme­
ro de especies patógenas p ara los
Secretario de la Facultad
anim ales domésticos y el hombre, es­
tá representado en Am érica Tropical,
Administrador: especialm ente en el Norte, por tripa-
nosomas del grupo evansi y del gru­
Sr. Juan N. Baquero
po vivax. Para darnos buena cuenta
del problem a referente a este impor­
tante tópico, vam os a resumir algu­
nos datos importantes que nos permi­
tan orientarnos dentro de los referen­
tes a su clasificación y significado
patológico.
Dirección telegráfica: Definamos primeramente los tripa-
nosomas. Su nombre quiere decir
«Veterinaria» cuerpo perforador (del griego tripa-
Apartado N acional 3161 non = perforador y soma = cuerpo).
Se trata de un cuerpo importantísimo
Bogotá, Colombia, S. A.
de hem oparásitos, patógenos por lo
general y de gran significación por la
gravedad de las enferm edades produ-
560 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

cidas en el hombre y en los anim a­ Historia


les domésticos. Dentro de los proto-
zoarios están clasificados en la cla se
Los siguientes datos en orden cro­
mastigophora (uno o m ás flagelos) que
nológico son de interés para seguir el
contienen géneros importantes en m e­
desarrollo del estudio de los tripano­
dicina veterinaria: Tripanosoma,
somas.
Leishm ania, Histomonas, Trichomonas.
Los tripanosom as son hem atozoarios En 1841 Valentín de Berna descu­
flagelados microscópicos, de un ta­ brió el primer hem oflagelado en la
m año generalm ente inferior a 100 mi­ sangre de un salmónido-(Salmo fario)
eras (solamente T. ingens del antílo­ y en 1843 Gruby describió el primer
pe m ide hasta 120 mieras) que poseen representante del grupo con el nom­
un cuerpo alarg ad o y flexible, cuyo bre de Tripanosoma en la sangre^ dé
extremo anterior termina en un flage­ ran a esculenta. Este es el Tripanoso­
lo o pestañ a y el posterior, m enos agu ­ m a sanguinis Gruby 1843.
do y sin flagelo contiene c e rca de su En 1877 Lewis descubrió en la san ­
terminación un pequeño núcleo lla ­ gre de la rata el hem oflagelado deno­
mado Kinetonúcleo, Kinetoblasto o mi- minado posteriormente T. Lewisi (Kent
cronúcleo, que está formado por el 1880).
blefaroplasto, pequeño cuerpo redon­ L En 1880 Evans descubrió el primer
deado y la estructura alarg ad a, lla­ miembro del género Trypanosom a de
m ada cuerpo p arabasal. H acia la mi­ caracteres francam ente patógenos pa­
tad del cuerpo del tripanosoma está ra su huésped, en la sangre de c a b a ­
localizada una m a sa crom ática volu­ llos, m uías y cam ellos indios, en Pun-
m inosa y central, q u e es el núcleo. ja b , enfermos de surra. Este es el T.
Los tripanosom as varían de tam a­ evansi (Steel 1885).
ño según la esp ecie pero siempre son
Danilewski en 1888 describió los
m ás grandes que los glóbulos ¡sangu
tripanosom as de las av es a los c u a ­
neos. Poseen una m em brana ondulan­
les dió el nombre de T. avium pero
te de m aterial citoplásm ico que on­
posteriormente se h a visto que éste
dula en forma m ás o m enos pronun­
cubre varías especies.
ciad a alrededor del cuerpo del tripa­
nosom a estando en unas especies David Bruce encontró en 1894 otro
m ás pronunciada que en oirás. tripanosom a en la sangre de ca b a ­
En la sangre del huésped vertebra­ llos en Africa, enfermos de n agan a,
do, los tripanosom as se mueven con en Zululandia, el cual es el denomi­
ayu da de la m em brana ondulante y nado T. brucei Plímmer y Bradford
del flagelo con éste h a c ia adelante, 1899.
alim entándose por osmosis del p las­ En 1894 a 1899, Rouget, Schneider y
m a sanguíneo. Buffard estudiaron el tripanosoma de
Presentam os un cuadro de los tripa­ u na enferm edad de los cab allo s de
nosom as para que pueda apreciarse A lgeria, denom inada durina y el cual
su im portancia relativa según la e s ­ fue nombrado T. equiperdum Dofflein
pecie, tamaño, etc. 1901.
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En 1901 Elm assian, Director del Ins­ murieron por el cautiverio. Según La­
tituto Bacteriológico de Asunción des­ veran, Ziemann estudió una infección
cribió la enfermedad suram ericana de mixta.
los caballos, llam ada m al de cad e­ En 1905 Rangel en Venezuela en­
ras y su agenté nombrado T. equi- contró un tripanosoma en la sangre
num Voges 1901. de caballo s enfermos de la enferme­
En e l'a ñ o de 1902 Forde encontró dad llam ada peste b oba o desrenga-
en Africa el parásito hem oflagelado dera. Este parásito fue denominado
de la enfermedad del sueño, en la sa n ­ por Mesnil, T. venezuelense Mesnil
gre de un inglés en G am bia y en 1903, 1910.
C astellani encontró el mismo p arási­ En 1909 C hagas descubrió un he­
to en el líquido cefalorraquídeo de n a ­ m oflagelado en caso s' de la enferme­
tivos de Uganda en casos de enferme­ dad hum ana en el Brasil que se co­
dad del sueño. Este es el T. gam bien- noce hoy día con el nombre de enfer­
se Dutton 1902. m edad de C hagas. Este tripanosoma
Broden en 1904 estudió y clasificó pertenece al género Schizotrypanum,
un tripanosom a en la sangre de c a ­ cu y a forma evolutiva leishm ania se
ballos con fiebre de G am bia. Este tri­ encuentra tanto en el huésped verte­
panosom a yu h ab ía sido visto por brado como en el invertebrado, lo que
Dutton y Todd en 1903. Es el T. Con- lo sep ara del género Tripanosoma.
golense Broden 1904. En 1910 Stephens y Fantham encon­
i En 1904 Cazalbou encontró un tri­ traron en el hombre otro tripanosoma
panosom a en la sangre de bovinos en­ com o agente de la enferm edad del
fermos en el Alto Niger. Este parásito sueño en Africa y lo denominaron T.
fue estudiado y denominado por La- rhodesiense Stephens & Fantham
veran, T. cazalboui en 1906. Pero co­ 1910. También en 1910 Darling encon­
mo Ziemann en 1902, en ganado del tró en P anam á en la sangre de mu-
Cameroun h a b ía y a descubierto el las enferm as de Murriña un tripanoso­
mismo tripanosoma y lo h a b ía descri­ m a que recibió el nombre de T. hip-
to con el nombre de T. vivax en 1905, picum Darling 1910.
el nombre adoptado generalm ente ha Numerosos investigadores continua­
sido T. vivax Ziemann 1905. La escu e­ ron estudiando en toda esta época
la francesa con Laveran, Mesnil y m uchas de las enferm edades de los
otros sostuvieron la prim acía del nom­ anim ales domésticos y describieron
bre T. cazalboui alegando que •el T. v arias especies de tripanosom as en
Ziemann era diferente, pues a Zie­ la sangre de los mismos que recibie­
mann se le murieron unas ratas gri­ ron nombre como esp ecies nuevas,
ses inoculadas y el T. cazalboui no es tales como T. berberum, T. m aroca-
inoculable a las ratas, Pero hoy día num, T. annam ense y T. sudanense
la identidad de los dos tripanosom as que han sido identificados posterior­
está reconocida y por ley de prima­ mente como sinónimos de T. evansi;
cía en la descripción se ha adoptado T. pecaudi y T. togolense, sinónimos
el nombre T. vivax Ziemann 1905. Se de T. brucei; T. pecorum, T. froleeniu-
cree que las ratas grises de Ziemann si y T. montgomeryi, sinónimos de T.
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564 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

C ongolense. El tripanosom a descrito P ara Hoare y Coutelen los dos gru­


como T. dimorphon es u na doble in­ pos monomorfos vivax y congolense
fección de T. congolense y T. vivax. reunidos con el grupo brucei por te­
N eveu Lemaire, W enyon y otros ner extremidad posterior redondeada,
han insistido, en la reducción del gru­ evolución cíclica en huésped interme­
po a unas cuan tas especies válidas. diario y trasmisión por picadura, se
diferencian del grupo evansi de ex­
Identificación de los tripanosomas tremidad posterior aguda, sin evolu­
ción cíclica en huésped intermediario
P a ra Laveran y Mesnil en 1912 la
y transmisión m ecán ica o por con­
identificación de los tripanosom as de­
tacto.
be estar b a sa d a en principio en los c a ­
Los grupos vivax, congolense, bru­
racteres morfológicos; pero como es­
cei y evansi a su vez se diferencian
tos caracteres son a menudo insufi­
del grupo lewisi por tener los primeros
cientes p ara diferenciar la s especies,
un kínetoplasto terminal o subtermi-
es n ecesario h acer intervenir los c a ­
nal, por su carácter patógeno y su di­
racteres biológicos y en particular las
ficultad de cultivo.-En cam bio el gru­
propiedades patógenas o no de los
po lewisi tiene el kinetoplasto no ter­
parásitos y de recurrir en ciertos c a ­
minal, carácter no patógeno y facili­
sos a métodos especiales.
dad de cultivo.
A hora bien, según se h a visto por
estudios posteriores, la identificación Los grupos mencionados encierran
de los tripanosom as, es, como dice el conjunto de especies de tripanoso­
N eveu Lem aire, a menudo muy di­ m as del hombre y de los mamíferos
fícil. y de ellos solam ente el grupo evansi
Los caracteres morfológicos son v a ­ y el vivax tienen especies represen­
riab les pues la s diversas especies de tantes en A m érica y por ello sólo és­
tripanosom as no se diferencian tan tos serán motivo del presente estudio.
sólo u nas de otras sino que la m ism a
esp ecie presenta a menudo diferen­
II
c ia s importantes. Así mismo los c a ra c ­
teres biológicos y las propiedades
Grupo Evansi
patógenas sufren a menudo cam bios,
todo lo cual dificulta grandem ente la
Según Neveu Lemaire el grupo
diferenciación como verem os m ás a d e­
evansi encierra dos especies reconoci­
lante. das únicam ente: el Trypanosom a
En lín eas gen erales pueden dife­
evansi y el Trypanosom a equiper-
ren ciarse tres tipos de morfología, a
dum. El grupo vivax comprende tam­
saber
bién dos especies: el Trypanosom a vi­
1? Tipo largo monomorfo-T. vivax. v ax y el Trypanosom a viennei.
2° Tipo corto monomorfo-T. congo­ Según el anterior autor, los tripano­
lense. som as descritos como esp ecies dife­
3° Tipo largo y corto dimorfo p ara rentes y responsables de enfermeda­
los dem ás tripanosomas. des sem ejantes al "su rra'' de la India,
" FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 565

tales como T. annam ense, T. nina la "m urriña" o tripanosom iasis equi­
kohlyakímov en Asia, T. evansi var. n a en Panam á.
mborii, T. soudanense y T. berbereum Ahora bien, veam os cuáles son las
en A frica y T. hippícum, T. venezue- * discrepancias morfológicas y biológi­
lense y T, equinum en Am érica deben ca s que pudieran tenerse en cuenta
ser considerados como sinónimos de para no aceptar sin m ayor discusión
T. evansi. las opiniones anteriores.
La tendencia de los autores moder­
nos como W enyon y Neveu Lemaire Morfología
es la de no admitir sino ciertas espe­
cies tipos, p ara simplificar la clasifi­ T. evansi tiene, según Neveu Le­
cación y asim ilar a éstas la s que tie­ maire, una longitud de 18 a 34 micr. y
nen sus principales características en promedio 25 micr. una anchura de
morfológicas y biológicas. Pero como 1 m. 5-2 y a v eces 2 .5 micr. Según
subsisten ciertas discrepancias, que Bruce, 18 a 34 micr. de largo y en pro­
en nuestra opinión no carecen de im­ medio 2 4 .9 micr.; una anchura de 1.5
portancia, las enumerarem os para m e­ micr. -2 micr.
jor comprensión del problema. Laveran nos da 25 micr. en promedio
La tendencia actual es la de no dar para la longitud y 1.5 micr. de ancho.
d em asiad a significación a ciertas di­ T. equinum— T. equinum según La­
ferencias que aparecen a primera vis­ veran y Mesnil mide 22-24 micr. dí
ta en el estudio de determ inadas e s­ largo por 1.5 micr. de ancho. La dife­
pecies que han sido descritas como ren cia principal estriba en la ausen­
diferentes. Así por ejem plo T. equi­ cia del kinetoplasto en la gran m a­
num, agente del "m al de cad eras" yoría de los individuos o por lo m e­
tripanosomiasis geográficam ente dis­ nos en su e s c a s a visibilidad, y a que
tribuida en el Sur de A m érica (Brasil, Laveran y Mesnil insisten en que el
Argentina, Bolivia, P araguay y Uru­ kinetoplasto existe en T. equinum pe­
guay), morfológicamente sem ejante a ro mide a lo sumo 1/3 de micr. y en
T. evansi y que se diferencia princi­ T. evansi es de ¥2 micr.
palmente por estar desprovisto de ki-
T. venezuelense— T. venezuelense,
netoplasto en el 9 8 .6 % de sus indivi­
según Mesnil mide 18 a 30 micr. con
duos, es considerado por Neveu Le­
un promedio de 18 a 23 micr.
maire y otros, com o una raza akineto-
plástica de T. evansi por cuanto di­ Es sem ejante a T. evansi p ara e s ­
versos autores, Lavier y Hoare entre te autor, quien lo clasificó como T. ve­
otros, h an señalado la pérdida espon­ nezuelense en 1910. El an cho es de
tánea del kinetoplasto en razas nor­ 1.7 micr.
m ales de tripanosom as. Uribe en Colom bia hizo un intere­
Neveu Lemaire considera T. venezue- sante estudio com parativo de la mor­
lense, agente de la "d errengadera" fología, com parando las curvas obte­
en V enezuela y "ren gu era" en Colom­ nidas por él y las obtenidas por Bru­
bia com o idéntico a T. evansi y lo ce con T. evansi, con la s de Uribe con
mismo dice de T. hippicum, agente de T. venezuelense, de las cu ales ap are­
566 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

ce que el promedio de longitud de T. T. _venezuelense—Asimismo, T. ve­


venezuelense es de 18 micr. nezuelense es especialm ente patóge­
T. hippicum— El T. hippicum de no p ara los caballo s (Equidos en gene­
Dcrrling siendo el promedio de 1,8 a ral) pero nunca se h a observado ca ­
28 micr. de largo por 1.5 a 3 micr. de so alguno natural en los bóvidos a pe­
ancho. sa r de su estrecho contacto en los po­
treros.
Estos datos según Darling siendo
T. hippicum— Según Darling l a ' tri­
el promedio de 24 a 25 micr. según La­
panosom iasis de P anam á determina­
veran y Mesnil.
da por T. hippicum es una enferme­
Todos los autores están de acuerdo dad ingualm ente exclusiva de c a b a ­
en que morfología general de estos tri­ llos y muías, no habiéndose nunca ob­
panosom as recuerda la de T. evansi servado enfermedad natural en los
y que la parte libre del flagelo, como b ó v id o s.,
en T. evansi es de 5-6 micr. Existe, pues, una diferencia entre la
enferm edad natural desarrollada por
C arácter patógeno T. evansi que se observa tam bién en
los bóvidos, dado que en Sur Améri­
Los anim ales de laboratorio son c a ninguno de los tres tripanosom as
sensibles a inoculación de estos tripa­ descritos como pertenecientes al tipo
nosom as m ás o menos lo mismo que evansi, determina enfermedad natural
a T. evansi. en esta cla se de ganado.
En cuanto a los anim ales domésti­ Transmisión T. evansi— Numerosas
cos, existe u na diferencia apreciable experiencias han demostrado que la
en la presentación de la enferm e­ transmisión del surra de un anim al a
dad natural. otro, se h ace por intermedio de mos­
Enfermedad natural — T. evansi, c a s picadoras (Tabanus, Haematopo-
agente del surra, es patógeno p ara los ta y Stomoxys) sin que el T. evansi
équidos, los bóvidos, los cam élidos, el transportado e inoculado por ellas su­
elefante y m ás rara vez en los perros. fra algún cam bio cíclico. Su trasmi­
T. evansi— En la epizootia de M au­ sión es m eram ente m ecánica.
ricio, la m ortalidad para los cab allo s Citamos la experiencia siguiente,
y m uías h a sido del 100 por 100. En verificada por Leese en la India: de
los bóvidos, de un 25-30% pero en 6 cab allo s sanos puestos en contacto
ciertas zonas llegó a un 75-80%. La con uno infectado de surra, se infec­
enferm edad e s tam bién mortal en el taron 4 que no estaban protegidos con­
gan ado cebú: por lo que respecta a tra las m oscas y 2 que estab an pro­
los tripanosom as de Sur A m érica, T. tegidos, no se infectaron.
equinum es especialm ente patógeno T. equinum — Con respecto a T.
p ara los caballo s. Las m uías y los a s ­ equinum se h a observado que la
nos son m enos sensibles. No se han transmisión no parece verificarse por
presentado ca so s de enferm edad n a ­ intermedio de m oscas, pues c a b a ­
tural en los bóvidos. llos sanos y enfermos permanecieron
" FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 567

en el mismo estado, a pesar de estar mental por la dificultad 'de conservar


colocados sin ninguna precaución en estos insectos en cautividad. El pro­
establos donde h a b ía abundante sto- blem a de los insectos vectores en
m oxys (Lignieres). cuanto a T. hippicum está aún sin re­
Elm assian y Migone informan de solver; pero no se les h a concedido
una epizootia en el P araguay en una m ucha importancia debido al hecho
propiedad, la cual no se extendió a de que la enfermedad no se presenta
la propiedad v ecin a a pesar de es­ como u na epizootia explosiva sino
tar solam ente separados por cerca en forma lenta enzoótica. Según
de alam bre. Los hechos anteriores Clark la enferm edad se transmite
contradicen la opinión razonable de tam bién por coito. Clark y Benavides
que su transmisión se a debida a (1935) han comprobado que el g an a­
m oscas picadoras. do bovino es un portador latente de T.
En 1938 A costa y Rom aña compro­ hippicum en un 2-6% en zonas don­
baron que el vampiro, Desmodus ro- de existe la enfermedad en los c a b a ­
tundus murinus W agner, se infecta al llos. Igualmente anotaron la presencia
alim entarse con sangre de anim ales de T. hippicum en un vampiro en ob-
infectados y que la infección puede * servación. Johnson en 1935 en expe­
ser transmitida a l ca b a llo y a l curí. rimentos de transmisión con T. hippi­
El tripanosom a perm anece largo tiem­ cum por medio de vampiros, compro­
po en los vampiros infectados sin de­ bó igualmente la presencia de T. hip­
terminar en ellos ningún síntoma por picum en toda u na serie de 39 vam ­
lo cual los autores suponen que los piros infectados, en la saliv a de estos
vampiros pueden tener .papel impor­ anim ales; pero únicam ente en tres de
tante en la. transmisión de la enfer­ estos sin la presencia de glóbulos ro­
medad. jos, interpretando el hecho de que mu­
T. hippicum^—Investigaciones sem e­ co sa bucal herida d a salid a a tripa­
jantes h abían sido h ech as en 1932 en nosom as sanguíneos. Los tripanoso­
Panam á por Dunn estudiando la trans­ m as hallados en la saliva, sin san ­
misión de T. hippicum, quien compro­ gre, estaban degenerados y semides-
bó que el Desmodus rotundus W agner truídos, com probándose que la a c ­
es un importante vector natural de la ción de la saliv a es perjudicial p ara
enferm edad (murriña) la cual puede di­ los tripanosomas.
seminar durante varios días posterio­ Pero al verificar experiencias, para
res a su infección al chupar sangre estudiar 1a acción de la saliva, co­
de anim ales sanos. locando en 5 vampiros sanos u na con­
Según Darling la m osca dom éstica centración de tripanosom as, en la c a ­
puede propagar m ecánicam ente la vidad bucal, a pesar de que los tripa­
enfermedad después de posarse en nosom as ap arecían no resistir la a c ­
sangre fresca infectada. ción de la saliva, los 5 vampiros se
En opinión de Clark, C asserly y infectaron con este ensayo. Un 14%
Gladish (1932) m uchos tábanos comu­ de los vampiros sanaron de la enfer­
nes en P anam á son sospechosos; pero medad de un total de 50. De 110 vam ­
no h a sido posible la prueba experi­ piros exam inados solam ente uno se
568 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

encontró con infección natural de T. sang entre otros, que no nos h a sido
hippicum, en anim ales capturados posible consultar.
c e rca de P anam á y en la isla de Ta-
boga. En un interesante estudio de la Otras diferencias biológicas
susceptibilidad de los anim ales a la in­
fección con T. hippicum, Clark y En sus estudios sobre tripanosom ia­
Dunn en 1933, encontraron que la in­ sis, Laveran y Mesnil, quienes en ca­
fección es mortal en el perro, conejo, bezan la tendencia de muchos autores
curí, ratas y ratones blancos y salva­ a la pluralidad de especies, resum en
jes, ardilla, arm adillo, perezoso, puer­ así la s diferencias que les han per­
co espín agutí, zarigüeya, tejón, tapir, mitido separar a T. equinum, T. hip-
el ca p ib a ra o poncho (Hydrochoerus pícum y T. venezuelense como espe­
isthmius Goldmann) cinco especies de cies distintas de T. evansi:
m urciélagos, el vampiro y diez espe­ T. equinum— "L a pequeñez o au­
cies de monos incluyendo el M aca- sen cia del centrosoma distingue neta­
cus rhesus, pero consideran que la in­ mente a T. equinum de todos los otros
fección determ inada en todos ellos tripanosom as conocidos. Werbitzki h a
sólo dura p ocas sem an as antes de demostrado que en anim ales con na-
terminar fatalm ente. Como hem os vis­ g a n a (T. brucei) tratados por diferen­
to por las experiencias de Johnson un tes productos de los grupos difenilme-
14% de los vampiros sa n a de la en­ tano y difenilamino, los centrosom as
fermedad. d esap arecen y al someter v arias ge­
En cuanto a la transmisión por in­ neraciones de tripanosomas a un tra­
sectos, según Darling, quien fue el tamiento sistemático, se puede obte­
primero en estudiar la enferm edad en ner un virus (cepa) en el cual todos
Ancón, P anam á; en una epizootia que los tripanosom as •ap arecen privados
se presentó en m uías procedentes de de sus centrosomas. Estas investiga­
los Estados Unidos, las stomoxys, muy ciones han sido confirm adas por La­
abundantes, p icab an a los cab allo s y veran y Roudsky, quienes las han ex+
a la s m uías, pero solam ente éstas en­ tendido a otros tripanosom as (T. evan-
fermaron. Stom oxys y tában os captu­ s í) .

rados sobre m uías enferm as nunca Es posible que en condiciones es­


presentaron flagelados en su tubo di­ p eciales la transformación de un tri­
gestivo. Darling concluye que las sto­ panosom a con centrosom a en un tri­
m oxys y tában os no son los agentes panosom a sin centrosom a h a y a po­
de transmisión de la murriña. dido producirse en otro tiempo, pero
T. venezuelense— No conocem os nin­ la especificidad actual T. equinum es
gún trabajo sobre la transmisión de indudable.
este tripanosom a, aun cuando la enu­ Las experiencias de inmunidad cru­
m eración de estudios de la Bibliogra­ zada demuestran que los anim ales
fía V eterinaria venezolana trae v a ­ que h a n , adquirido inmunidad p ara la
rios sobre este tópico de autores co­ n ag an a, el surra o la durina, se in­
mo Iriarte, Iturbe, Kubes, M ayer, To- fectan con T. equinum como anim ales
rrealba, V ergani, Torrealba y Vogel- nuevos y recíprocam ente".
-'FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 569

Las experiencias de Laveran y La cab ra h a conservado, pues, la


Mesnil con T. equinum fueron hechas inmunidad contra T. evansi. El 15 de
con anim ales infectados remitidos por dic. 1910 la cab ra es inoculada con
Elm assian y Lignieres, lo cual les per­ T. hippicum, al mismo tiempo que u na
mitió estudiar T. equinum y su acción cab ra nueva. La inoculación h ech a
patógena en diferentes especies. en la b ase de la oreja con sangre de
T. hippicum— "Aun cuando T. hip­ un perro llegado de Ancón, diluida
picum es del tipo T. evansi, se pueden en solución salin a cifrada. Después de
señalar algunas diferencias morfqló- la inoculación, la ca b ra no tiene fie-
g icas entre los dos tripanosom as: las ore, los exám enes de sangre son ne­
m ás grandes formas de T. evansi lle­ gativos pero un perro que h a recibido
gan a 30-35 mieras de largo; por otra el 30 de Dic. 30 c. c. de sangre de esta
parte, la extremidad posterior de T. cab ra se infecta. La conclusión que se
hippicum es comunmente menos afi­ desprende de esta experiencia e s se­
lada que la de T. evansi. gún Laveran que T. hippicum no debe
Como estas débiles diferencias no de ser identificado a T. evansi.
constituyen caracteres suficientemen­ T. venezuelense— Laveran y Mesnil
te específicos, era interesante aseg u ­ no consignan experiencias de inmuni­
rarse si un anim al con inmunidad p a­ dad sino solam ente anotan diferen­
ra el surra, era sensible al T. hippi­ cias morfológicas que lo separan de
cum. Laveran h a podido realizar esta T. equinum y lo asem ejan a T. ev an ­
experiencia con una cab ra infectada si. Advirtiendo sí la. necesidad de m a­
sucesivam ente con T. Pecaudi, T. yor información y la conveniencia de
evansi y T. gambiense,\ después de estudiarlo com parativam ente con T.
h aberse asegurado que la ca b ra tenía evansi y con T. hippicum, M esnil lo
una inmunidad sólida contra T. evan­ designa en 1910 con el nombre de T,
si, la h a inoculado con T. hippicum venezuelense.
al mismo tiempo que una c a b ra nue­
va cu y a observación h a sido mencio­ Conclusiones que se derivan del estu­
n ad a anteriormente; y h a reunido así dio comparativo de T. equinum, T.
la observación de la ca b ra inmune a hippicum y T. venezuelense con T»
T. evansi, inoculada con T. hippicum. evansi.
Una cab ra que h a sido inoculada su­
cesivam ente con T. pecaudi (26 oct.
1906), con T. evansi (27 sept. 1907 y Como hemos anotado anteriorm en-
con T. gam biense (16 jul. 1909) y que te, todos los autores que han estudia­
ha adquirido inmunidad para estos do estas tripanosom iasis están de
tres tripanosom as, es reinoculada el acuerdo en observar o admitir q u e
14 de m ayo de 1910 con T. evansi. tanto T. equinum, T. hippicum y T. v e­
Después de esta inoculación, la c a ­ nezuelense, son del tipo evansi, tipo
bra no presenta ningún síntoma anor­ largo y corto dimorfo.
mal y un perro que h a recibido el 30 Igualmente h ay que admitir q u e
de m ayo, 30 c. c, de sangre de esta las diferencias m orfológicas en tam a­
cab ra no se h a infectado. ño, en promedio p ara T. equinum
570 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

22-24 micr. de largo, 24-25 micr. p ara ser infectado. Por otra parte, existen
T. hippicum y 18-23 micr. p ara T. ve- casos humanos de infección de labo­
nezuelense, no son suficientemente ratorio con tripanosomas de origen
características ni importantes, lo mis­ anim al, y uno de estos con T. brucei,
m o que los de la anchura al com pa­ en un ayudante de laboratorio, en el
rarlas con la s de T. evansi. La presen­ Instituto Pasteur de París (1929). Por
c ia o au sen cia del centrosom a o kine- lo cual se puede considerar que el T.
toplasto no es tampoco una caracte­ brucei h a podido, en ciertas zonas," ad­
rística que garantice la formación de quirir la propiedad de infectar al hom­
u n a especie aparte por este solo he­ bre y desarrollada esta cepa, se h a
cho. En la literatura citad a por Neveu podido extender a otras regiones. S e ­
Lem aire h a y num erosas observacio­ gún W enyon, citado por Neveu Le­
n es que respaldan esta opinión y a m aire, es probable que 'T. brucei h a­
nuestro juicio deben admitirse. y a infectado a l hombre h ace muchos
L a conservación del tipo evansi que siglos y estos p ases hum anos h ay an
aún puede com probarse en estos tres originado variaciones morfológicas y
tripanosom as los relacion a con T. de virulencia como las que caracte­
ev an si a p esar de los cam bios morfo­ rizan hoy a T. gam biense.
lógicos que pueden h aber sufrido con En cuanto a T. rhodesiense, éste re­
los num erosos p ases en anim ales de presenta tam bién una cep a de T. bru­
diferentes esp ecies y de diferentes cli­ cei adaptado al hombre pero de ori­
m as y en condiciones esp eciales de gen m ás reciente, por lo cual no h a
am biente. P ara comprender m ejor este sufrido tantos cam bios morfológicos y
problem a es interesante considerar, de virulencia y por eso está m ás cer­
si bien superficialm ente, por tratarse c a del tipo brucei original.
de tripanosom as de evolución cíclica Como hem os visto anteriormente,
en huésped intermediario, lo que ha existen sí diferencias entre T. evansi
sucedido con T. brucei, el tripanosom a y los tripanosom as am ericanos en el
africano de la n ag an a, el cual es con­ carácter patógeno, en la transmisión
siderado hoy d ía por m uchos investi­ y en la inmunidad cruzada aun cuan­
gadores como el tipo originario de los do la s observaciones de esta última
tripanosom as hum anos T. gam biense no son concluyentes, pues se h a ob­
y T. rhodesiense, agentes de la enfer­ servado resistencia o inmunidad aun
m edad del sueño en Africa. con la m ism a original infectante. .Pe­
Este interesante tópico, puede resu­ ro tomando estas diferencias en con­
m irse así: T. brucei es un tripanoso­ junto, nos la s podemos explicar sí con­
m a típico del ganado que se adoptó sideram os los p ases y variaciones su­
posteriormente al hombre y aun cu an ­ fridos en el nuevo am biente por la ce ­
do h a habido en say o s infructuosos de p a original. El valor que antiguam en­
inoculación de T. brucei (animal) al te se d ab a a la inmunidad cruzada
hombre, este argum ento según W en- p ara el establecim iento de especies es
yon (1920) prueba solam ente que el m uy relativo en realidad y como di­
hombre es difícilmente inoculable pe­ ce Neveu Lemaire, tiene muy poco v a­
ro no permite concluir que no puede lor.
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 571

P ara nosotros, el origen de los tri­ en el Paraguay tuvo lugar cuando la


panosom as am ericanos en estudio es guerra con el Brasil en 1847.
seguramente T. evansi; pero creemos, La enfermedad se extendió en el
en vista de las diferencias anotadas, Brasil a los Estados de M aranhao,
que pueden considerarse como varie­ C eará, Goyaz y Matto Grosso, pasó a
dades de un T. evansi am ericano. Bolivia y también a la G u ayan a In­
Cuándo y en qué forma vino a Amé­ glesa.
rica el tripanosoma original, es poco Es pues muy posible el origen co­
o n ad a lo que sabem os a este respec­ mún de lo s ' tripanosom as am ericanos
to. En su obra sobre Tripanosomas y que de un foco original infeccioso en
Tripanosomiasis, Laveran y Mesnil di­ el Brasil, han podido propagarse h a ­
cen, al hablar del m al de caderas, cia el sur y h a cia el norte. De V en e­
que "según Lacerda, el cad eras h a ­ zuela h ay referencias que hablan de
bría sido importado a la isla M arajo, la enfermedad en 1854.
cerca de la desem bocadura del Ama-, De acuerdo con lo señalado m ás
zonas y de allí la enferm edad se h a ­ arriba, cuando anotam os que so la­
bría extendido h asta el Estado de mente el grupo evansi y el grupo vi­
Matto Grosso; lo que es cierto es que, vax, tienen representantes en Am éri­
a partir d e ' 1860, el cad eras habría ca, m encionaremos de paso que el
dado lugar en este Estado a grandes otro miembro del grupo evansi, el T.
pérdidas, a tal punto que habiéndose equiperdum de la durina, h a sido se­
agotado los caballos, los habitantes ñalado solamente en Brasil, en Chile
se vieron obligados a servirse de los y en la Argentina en la A m érica del
bóvidos como bestias de carga y de Sur. En V enezuela Rivas Larralde des­
m ontura. . . La enferm edad h a toma­ cribió un caso sospechoso de durina,
do hoy (1912) u na gran extensión; exis­ pero sin hallar el tripanosoma. Igual­
te en u na parte del Brasil y Bolivia, en mente Gallo y V ogelsang en 1941 y en
todo el Paraguay, en los territorios ar­ 1950 hablaron de casos sospechosos
gentinos del Chaco, de Form osa y de de durina pero sin h allar el tripano­
Misiones y en las provincias argenti­ soma.
nas de Corrientes, Santiago del Este­ No tenemos noticia de que en el
ro y de C atam arca". Ecuador se h a y a encontrado caso a l­
Según una antigua publicación de guno de tripanosomiasis eq u in a-o bo­
Bayer M. L. encontramos que en 1834 vina.
hizo su aparición por primera vez en En Venezuela Kubes comprobó en
la isla de M arajo, atribuida entonces 1937, en el Estado Apure, la existen­
a descom posición de cad áv eres de c ia del virus de la an em ia infecciosa
equinos sacrificados para aprovechar equina en casos de "d erren gad era" y
las pieles, por una com pañía peletera. ''peste b o b a" de los cab allo s y tam ­
En 1842 se recibieron detalles so­ bién su coexistencia en éstos, con la
bre la enferm edad en la Escuela de tripanosomiasis por T. venezuelense.
M edicina V eterinaria de Lisboa y se­ Importantísimo hallazgo que m erece
gún p arece la aparición de la misma mucho estudio y consideración en las
572 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

zonas conocidas de tripanosom iasis (Laveran, Mesnil y otros) insistió en


equina en nuestros países tropicales. S el nombre T. cazalboui, por conside­
W hite en 1919 señ a la en su obra rar que existían diferencias morfoló­
sobre m edicina veterinaria la existen­ g icas y biológicas entre los tripanoso­
cia de la an em ia infecciosa en P ana­ m as descritos. Es muy posible como
má pero no sabem os cu ál se a el ori­ dice Laveran que Ziemann no hubie­
gen de esta información. Según Gallo ra tenido éxito en separarlo de otros
y V ogelsang la anem ia infecciosa tripanosom as (infección mixta) pero-es
equina se h a lla bastante difundida en tam bién razonable pensar que las ra­
Venezuela, observándose en todas tas que murieron en las experiencias
sus formas y cursos clínicos. A menu­ de Ziemann hubieran muerto por el
do en asocio de la tripanosom iasis, lo cautiverio. A pesar de la s afirm acio­
que confirm a el hallazgo de Kubes. nes de Laveran, b asad as en el estu­
En Colom bia se h a estudiado la pre­ dio de una preparación enviada por
sen cia de la an em ia infecciosa equi­ Ziemann, la prioridad del hallazgo de
n a aso cia d a a la nuttalliosis en el De­ este investigador h a determinado la
partamento del M agd alena (Morales, aceptación hoy día, aun por la es­
1948). cu ela francesa, del nombre T. vivax
Ziemann 1905, considerándose como
III sinónimos del mismo T. cazalboui, T.
uniforme, T. angolense y T. caprae.
Grupo vivax El Tripanosoma vivax es un tripa­
nosom a del tipo monomorfo, cu y a c a ­
El Tripanosom a vivax Ziemann 1905 racterística principal morfológica e s
es un tripanosom a africano cuyo el poco desarrollo de la m em brana
huésped definitivo es el ganad o bovi­ ondulante. Mide 12-32 micr. de largo,
no, ovino y caprino y ocasionalm en­ según Neveu Lemaíre, con promedio
te el equino. de 16 a 25 micr., y 1.5 a 4 micr. de
Este tripanosom a fue primeramente anchura. Flagelo de 2 a 9 micr. en
visto por Ziemann en 1902 en ganado promedio 6 micr. Núcleo central, kine-
del Cam eroun (Africa) y en 1904 por toplasto bien visible de forma redon­
C azalbou en ganado del alto Niger. deada, cerca de la extremidad poste­
Ziemann describió su tripanosom a en rior redondeada también. S e distin­
1905 y Laveran el descubierto por gue por su gran movilidad, de aquí
C azalbou, en 1906. su nombre vivax.
Laveran denominó este hematozoa- El tripanosom a cumple una evolu­
rio con el nombre de T. cazalboui y ción cíclica en la trompa de la s glo-
Bruce et al. quienes encontraron en sinas (m oscas africanas) que son sus
1903 un tripanosom a idéntico al h a ­ transm isoras naturales. Pero esta evo­
llado por Ziemann, lo denom inaron T. lución no es indispensable p ara su
vivax Ziemann. En estas ép o cas de transmisión por intermedio de otros
repetidos hallazgos de hem oparásitos, huéspedes como Stomoxys y Haema-
que se clasificab an con nom bres de topota, según lo observaron Bouffard,
esp ecies nuevas, la escu ela fran cesa Roubaud, Richardson y Von Sace-
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 573

ghem. Igualmente se sospecha de ta­ 1926— Fabre y Bernard encuentran


bánidos. un tripanosoma en el ganado bovino
S e han descrito tres formas clínicas en la isla Guadalupe, el cual es c la ­
p ara la enfermedad que determina es­ sificado posteriormente en prepara­
te tripanosom a en Africa: aguda, con ciones de Fabre y Bernard, por el pro­
terminación fatal en menos de ocho fesor Mesnil, como un tripanosoma
días, con evolución de altd fiebre, ex­ del tipo T. cazalboui y relacion a este
crementos diarréicos, a veces sangui­ hallazgo con el de Leger y Vienne en
nolentos y paso vacilante. El anim al la G u ayan a Fran cesa y el de Tejera
conserva un poco el apetito y muere en Venezuela.
en hipotermia. En la forma subaguda, 1929— Carougeau describe un tri­
se nota enflaquecimiento, fiebre irre­ panosom a del ganado bovino en Mar­
gular, lagrimeo, flujo n asal y conser­ tinica, hallado en preparaciones de
vación del apetito. Curso de unos Xavier y lo clasifica como un tripano­
treinta días. La forma crónica mani­ som a del tipo Cazalboui. O bserva
fiesta en forma variable los síntomas que la enfermedad se presentó en
de la forma subaguda, h a y m arcado 1928 a raíz de una importación de g a ­
enflaquecimiento, conservación del nados procedentes de Venezuela y
apetito, anem ia notoria y diarrea. El de Colombia.
anim al puede estar así durante v a­ 1930— Fernández en Venezuela en­
rios m eses, con terminación fatal en cuentra el mismo tripanosoma seña­
un 60% de los casos. La presencia de lado anteriormente por T ejera y lo
edem as se h a observado en algunos considera así mismo com o un tripa­
anim ales. nosom a tipo Cazalboui.
1931— Plata Guerrero (Mayo 1931)
En América, un tripanosoma de es­
clasifica provisionalmente un tripano­
te tipo fue observado por primera vez
som a hallado por Zapata en ganados
por Leger y Vienne en 1919, en la
bovinos de la Costa A tlántica en Co­
G u ay an a francesa quienes lo deno­
lombia, como un tripanosoma del tipo
minaron provisionalmente T. guya-
Cazalboui, clasificación que confirma
nense, habiendo previamente anota­
posteriormente con estudios experi­
do su sem ejanza con T. cazalboui por
m entales de la enfermedad en ovi­
su actuación sem ejante en anim ales
nos, caprinos y bovinos a sí como en
de laboratorio.
anim ales de laboratorio (Agosto de
Sentado este primer descubrimien­ 1931) considerándolo idéntico a los
to de una tripanosom iasis bovina en referidos anteriormente.
A m érica en ganado nativo, daremos
1941— Nieschulz y Bos publican un
una lista cronológica del hallazgo de
estudio sobre el T. viennei, de la G ua­
un hematozoario sem ejante en otros
y a n a Holandesa. El nombre de T.
p aíses de este continente.
viennei fue dado por Lavier en 1921
1920— Tejera encuentra en V ene­ al T. guyanense de Leger y Vienne
zuela un tripanosoma en el ganado de la G u ay an a Francesa.
bovino que identifica como un tripa­ 1941— Johnson describe una tripa­
nosom a del tipo T. cazalboui. nosom iasis bovina en P anam á y su
574 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

agente, el cual clasifica como T. vi­ x y s -y Haematopota son transmisoras


v ax Ziemann 1905. com probadas, y a que según Bouffard
1944— Kubes estudia el agente de la s Stomoxys difunden la infección
la tripanosom iasis, bovina en V en e­ cread a por las glosinas, como pudo
zu ela y lo clasifica como T. vivax Zie­ verificarlo experimentc;Imenfe. Igual
m ann 1905. -r* es la opinión de Pecaud.
N uevamente encontram os aquí Otros autores como dijimos arriba,
planteado un problem a de nom encla­ han hecho la m isma observación. 'Por
tura en la clasificación definitiva del lo tanto, con los mismos argumentos
tripanosom a de los bóvidos en .A m é­ que se h acen valer p ara denominar T.
rica. evansi a los tripanosomas T. equinum,
Todos los autores están de acuerdo T. hippicum y T. venezuelense, debe­
en señalar su sem ejanza y aún su po­ m os admitir que el nombre legítimo
sible identidad con el tripanosom a vi­ del hemoparásito hallado com o agen ­
vax. y a que T. cazalboui es m era­ te de la tripanosomiasis bovina en la
m ente un sinónimo y por lo tanto el G u ay an a Francesa, en Venezuela, an
nom bre del parásito en cuestión debe la s Antillas, en Colombia y en P an a­
adm itirse que e s definitivamente T. vi­ má, e s el de T. vivax Ziemann 1905.
v a x Ziemann 1905 tal com o lo propu­ A esta conclusión llegó Kubes en
so originalm ente la escu ela inglesa su detenido estudio que publicó en
(Bruce, W enyon, Hornby, etc.) y como 1944, sobre el tripanosoma de los bó­
lo acep ta actualm ente la escu ela fran­ vidos hallado en Venezuela.
c e s a (Brumpt, Neveu-Lemciíre)l . Pero Este autor hizo com paraciones mor­
en cuanto al nombre del parásito en fológicas con el T. vivax en prepara­
A m érica, Neveu-Lemaire en su Proto- ciones originales de Ziemann, así co­
zoología publicada en 1943 da el nom­ mo curvas de frecuencia de longitud
bre T. viennei Lavier 1921 p ara el tri­ entre los tripanosom as de Africa del
panosom a h allado en la G u ay an a Sur y las de Africa O ccidental, según
F ran cesa, en la s Antillas y Venezue­ Kinghorn, Yorke y Ziemann y entre
la, del cual dice "Es posible que este las de Colom bia (Plata Guerrero) P a­
parásito h a y a sido introducido de nam á (Johnson) y Venezuela (Kubes),
A frica a A m érica del Sur desde h ace de lo cual concluye que "junto con las
algunos años; pero, si se trata de T. apreciaciones morfológicas anteriores
vivax, es difícil explicar cómo se ha y la s consideraciones patológicas -ex­
establecid o en el Nuevo Mundo, don­ puestas m ás adelante, nos induce a
de la s glosinas, que son sus huéspe­ considerar el parásito del nuevo con­
des intermediarios habituales, no exis­ tinente como una sola especie, que
ten". por otro lado es la misma que en el
Esta aparente dificultad d esap are­ Africa se conoce con el nombre de T.
c e si consideram os que, si bien en vivax o T. cazalboui".
Africa, donde existen las glosinas, és­ Las características patógenas de T.
tas son sus huéspedes intermediarios vivax pueden resumirse así: los hués­
habituales, tam bién en A frica otras pedes definitivos donde se desarrolla
m oscas picadoras como la s Stomo- la enferm edad en forma típica, son los
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 575

bovinos, ovinos y caprinos, ocasional­ el 37? pase de los experimentos ante­


mente en los equinos. Son refractarios riores, lográndose una perfecta adap­
a la inoculación conejos, cobayos, ra­ tación del T. vivax en la rata; adap­
tas y perros. tación que se pierde con el pase por
C asi todos los autores están de oveja. Esta cep a fue m antenida por
acuerdo en los resultados negativos 285 pases (1953) llegando a obtener
de la inoculación de T. vivax a los una virulencia tal que producía una
pequeños anim ales de laboratorio y enorme parasitem ia y muerte en (2-3)
esta h a sido una de las observaciones días.
utilizadas en el diagnóstico diferencial. Los mismos autores hicieron (1953)
Kubes hizo muy am plios estudios una serie de experimentos en anim a­
de inoculación y concluye informan­ les infectados (ovejas y ratas) demos­
do que "totalmente refractarios resul­ trando la presencia ■ de anticuerpos
taron perros, conejos, cobayos, ralas tripanolíticos y aglutinantes que au­
b lan cas, ratas grises, ratones blancos mentan de título a medida que la in­
y av es de corral". Sin em bargo algu­ fección progresa. S e trata de anticuer­
nos han conseguido resultados tran­ pos que, provenientes de oveja infec­
sitorios y de poca duración en ratas y tada no tienen efecto alguno sobre la
conejos. En* 1913 Blacklock y Yorke infección tripcmosómica coexístente ni
consiguieron resultados positivos en sobre tripanosomas de ov eja en perío­
conejos inoculados con una cep a de do temprano de infección con cep a
T. vivax p asad a en serie en cabras homologa, desarrollando sí una pode­
h asta el 35° pase, obteniendo infeccio­ rosa acción sobre tripanosom as homó­
nes en conejos en 8 series de los mis­ logos de la rata y sobre tripanosomas
mos durante tres m eses y muerte en lavados de la infección coexistente o
cinco de estos anim ales. de otra ov eja infectada con la cep a
Recientemente, Desowitz y W atson homologa, siendo inactivos contra tri­
del Instituto Africano de Investigación panosom as no lavados. Estas diferen­
en Tripanosomiasis, en Nigeria, obtu­ cias sugieren, según los autores cita­
vieron resultados positivos (1951) en ra­ dos, la presencia de un factor protec­
tas b lan ca s por inoculación de grandes tor en los tripanosomas que puede ser
cantidades de sangre (2 c. c.) de ove­ idéntico o asociado con la sustancia
ja infectada, por vía intracardíaca o presente en el suero normal de ove­
intraperitoneal, logrando infecciones ja que facilita la infección en las ra­
de rata a rata h asta el 29 pase. Poste­ tas inoculadas en los experimentos
riormente (1952) lograron mantener la primitivos que permiten estab lecer la
cep a de rata a rata por 32 p ases en 107 infección en este anim al, considera­
días, por inoculación de tripanosomas, do hasta ahora com pletamente refrac­
seguida de sangre o suero normal de tario.
ov eja 24 horas después. Al año si­ El resumen de estos experimentos
guiente (1953) los mismos autores con­ demuestra que el suero de ov eja in­
siguieron establecer la cep a de T. vi­ fectada es activo sobre tripanosom as
vax en ratas b lan cas sin adición de de. rata infectada con cep a homologa,
suplemento de sangre, o suero, desde sobre tripanosomas coexistentes la v a ­
576 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

dos y sobre tripanosomas homólogos de enferm edad el Orinoco, el Apure y el


otra oveja, lavados y es inactivo so­ A rauca. La m anera como la misma
bre tripanosom as coexistentes, sobre llegó a la G u ayan a Venezolana, po­
tripanosom as homólogos de ov eja no dría explicarse con la importación de
lavados y sobre tripanosom as homó­ ganado cebú h ech a por u na com pa­
logos de o v eja en infección temprana. ñ ía exportadora de carnes que funcio­
El suero de rata infectada es activo so­ n a h a ce tiempo en el estado de Bolí­
bre tripanosom as de ov eja lavados; var, dado que la importación de este
e l suero de rata infectada sin suple­ ganado coincide con la presentación
mento de sangre es activo contra tri­ de los primeros caso s de "borrache­
panosom as homólogos de rata infec­ ra ”. En 1930 Fernández encontró la
tad a sin suplemento e inactivo sobre enfermedad en el Estado de Apure y
tripanosom as homólogos de rata in­ en el de Guárico. Posteriormente,- se­
fectad a con suplemento de sangre. gún Kubes, la enfermedad comenzó a
Estos interesantísimos estudios han propagarse desde esa época en el Es­
permitido profundizar grandem ente en tado de Barinas, en el de Portuguesa,
el m ecanism o de la infección tripano- en el de C ojedes y en el Estado Zulia.
sóm ica y en el estudio de los factores En nuestro estudio sobre tripanoso­
qu e favorecen el establecim iento de m iasis bovina en Colombia, publica­
ce p a s en organism os considerados co­ do en 1931, adelantam os la opinión
mo refractarios. Así, ha podido verse de que quizás la enfermedad hubiera
que la simple adición de una peque­ sido introducida a Colom bia por im­
ñ a cantidad de sangre, h asta de 0.0 0 5 portaciones de ganado venezolano. Y
c. c. de suero, es suficiente p ara faci­ esto es tanto m ás posible, si tenemos
litar la infección con el tripanosoma, en cuenta la forma como dicha enfer­
en un organism o de otro modo total­ m edad apareció en el V alle del C au­
mente refractario. ca, ca si puede decirse en forma sor­
En A m érica solam ente se h a ob­ presiva, extendiéndose rápidam ente
servado la enferm edad naturalm en­ por todo el Departamento en 1951.
te en los bovinos. Una vez tan só­ En el año de 1948 recibimos unas pre­
lo se h a encontrado la infección paraciones de sangre de bovinos, de
en ganado caprino en V enezuela una hacienda del municipio de Buga,
(Kubes). ¿En qué forma pudo es­ tom adas por el doctor Guillermo Car­
te tripanosom a ser introducido a Am é­ v ajal, p ara la identificación de un tri­
rica? Fernández informa que los ani­ panosom a hallado por él. S e trataba
m ales encontrados por Leger y Vienne del Tripanosom a vivax. El hallazgo se
en la G u ay an a Francesa, eran origi­ comunicó a la s autoridades sanita­
narios de la G u ay an a Venezolana, en rias, se hizo u na investigación oficial
el Estado de Bolívar donde h a ce tiem­ sobre gran número de anim ales sos­
po se conoce una enferm edad enzoó- pechosos; pero no se encontró ningún
tica denom inada "bo rrach era"; si e s­ caso adicional. Y sin em bargo en for­
ta enferm edad es la m isma tripanoso­ m a inaparente la enferm edad fue ex­
m iasis como lo presume Fernández, tendiéndose debido sin duda a la
sólo restaría conocer cómo subió la continua entrada de ganado de Boli-
FACULTAD D t MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 577

v ar por el mercado de Cartago, h asta . Nueve días m ás tarde, temperatu­


el año de 1951, en que se presentó en ra 4 0 .2 ° C., numerosos tripanosomas
num erosas localidades del Departa­ vivax abundantes por 3 días. La tem­
mento en momento del largo verano peratura b a ja a 38,8° C. y los tripano­
de aquel año, es decir que la enfer­ som as desaparecen.
m edad puede presentarse en forma in­ N ueva elevación de temperatura al
sidiosa, hasta que la escasez de los décimo tercero día y perm anece ele­
pastos y el debilitamiento determinan v ad a por 3 días durante los cuales el
las m aniféstaciones clínicas. Kubes exam en de la sangre es positivo p a­
en Venezuela en exam en de 179 ani­ ra babesiellas. Dos sem an as m ás tar­
m ales aparentem ente sanos encontró de la temperatura vuelve a su total
el tripanosom a en 36. De los 179 ani­ estado normal. Debemos a clarar que
m ales 70 eran terneros de 4 a 6 me­ la observación referida tuvo lugar en
ses de edad y de ellos 18 presenta­ región donde no era posible una rein­
ban tripanosomas al exam en. Igual­ fección.
mente observó que la enfermedad era
i relativam ente benigna en ganados P ara explicarnos el fenómeno ante­
5 con buena alimentación. rior debem os considerar la forma co­
Esto hacé manifiesto el papel de los mo se desarrolla la infección tripano-
portadores latentes o se a de aquellos sóm ica y su inmunidad resultante.
anim ales que al curar clínicam ente de El problem a de la inmunidad adqui­
la enfermedad, continúan siendo v e­ rida en el curso de infecciones por
hículos de la infección aun cuando se protozoarios e s diferente y m ás com­
les encuentre negativos a los m ás ri­ plicado que el de las infecciones b a c­
gurosos an álisis de laboratorio. En terianas. Se puede sentar como tesis
1931 presentamos la observación de general que las infecciones produci­
una v a c a que habiendo curado de d as por protozoarios no desarrollan
una inoculación experimental, en la una inmunidad total y absoluta como
cu al demostró abundantes tripanoso­ se produce en algunas infecciones
m as y síntomas característicos, some­ por bacterias. La persistencia de la s
tida luego durante dos m eses a nume­ infecciones por protozoarios se a s e ­
rosos exám enes de sangre, punción m eja a la inmunidad permanente de
ganglionar, exam en del líquido cefa­ las infecciones bacterian as, pero los
lorraquídeo e inoculación de anim a­ fenómenos biológicos que se observan
les susceptibles, todos con resultado son distintos.
negativo, fue inoculada con 20 c. c. de El estudio de la infección por los tri­
sangre de una v a ca afectad a de ba- panosom as patógenos, basad o en ob­
besiellosis. servaciones de numerosos investiga­
Este anim al presentó entonces ele­ dores, establece el hecho de que, u na
vación de temperatura a 409 C. 3-4 vez introducidos en el organism o re­
días m ás tarde. Examen de sangre, ceptor, se multiplican en la sangre
positivo para anaplasm as. (En época h asta cierto punto de saturación, lle­
anterior la v a c a h ab ía sufrido ataque gado el cual desap arecen bruscam en­
experim ental de anaplasm osis). te, debido esto a la formación de anti­
578 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

cuerpos tripanolíticos que se forman lábil, también llam ada "inmunitas


como producto de reacción orgánica non sterilisans".
defensiva. Y a se a por resistencia es­ La m ayoría de los autores recono­
pecial de algunos de los tripanosom as cen que este estado de infección lábil
infectantes o porque se refugian en el o infección latente es general en los
parénquim a de órganos donde los an ­ anim ales que sufren la infección tri­
ticuerpos tripanalíticos no los a lca n ­ panosóm ica o que han sido insufi­
zan, algunos tripanosom as escap an cientemente tratados p ara provocar
a esta acción defensiva del organis­ su absoluta esterilización. Y como ve­
mo y forman lo que se h a llam ado remos m ás adelante, según lo revela
una raza de recidiva, sobre la cual la observación de la acción de los
los anticuerpos tripanolíticos prime­ agentes terapéuticos, con los cu ales se
ram ente formados no tienen acción y produce un fenómeno sem ejante de
en to n ces. esta prim era raza de recidi­ resistencia tripanosóm ica a la que' se
v a nuevam ente se multiplica h asta observa en las crisis tripanolíticas
cierto punto en que provoca la forma­ (formas quimiorresistentes) en que se
ción de nuevos anticuerpos tripanolí­ forman razas de recidiva contra las
ticos, q u e nuevam ente destruyen un d efensas orgánicas naturales, el es­
gran número de tripanosom as, des­ tado de curación clínica terapéutica
apareciendo por segunda vez de la es generalm ente un estado provocado
circulación periférica, permitiendo en­ artificialmente de infección lábil o in­
tre tanto la formación de u na segun­ munitas non sterilisans.
da raza resistente de recidiva. Decidir en qué momento el anim al
Y el fenómeno anterior se repite con h a quedado totalmente esterilizado
estas crisis tripanolíticas h a sta que, o por el tratamiento es extrem adam ente
Bien la s d efensas son superiores al difícil, fuera de condiciones experi­
poder infectante de la nueva raza o lo m entales, especialm ente si considera­
que es m ás frecuente, el organism o mos la posibilidad de la formación de
debilitado por los frecuentes ataques razas de resistencia contra determina­
sucum be a la infección tripanosóm ica. dos agentes terapéuticos. P ara nos­
En el ca so contrario la raza de recidi­ otros la resistencia a la reinfección
v a es acan to n ad a en algún perénqui- que presentan anim ales que han
m a orgánico de donde no puede sa ­ sufrido la enfermedad, dem uestra que
lir por impedírselo los anticuerpos tri­ están en estado de infección lábil,
panolíticos, provocándose a sí un e s­ auncuando sean com pletamente ne­
tado de inmunidad relativa que es el gativos a la investigación p ara tripa­
caso de la curación clín ica espontá­ nosom as. Y de la presencia de este es­
nea com o el de la observación ante­ tado de infección lábil depende la in­
rior. Este estado de inmunidad relativa m unidad en la tripanosom iasis, expli­
es el llam ado infección lábil. El órga­ cando así ad em ás la disminución de
no principal de defensa p ara la pre­ la frecuencia de las infecciones a me­
sentación del estado de infección lá ­ dida que transcurre el tiempo poste­
bil es el bazo, cu y a extirpación no rior a una epizootia de tripanosomia­
permite la formación de la infección sis. Si la autoesterilízación o "inmuni­
v' FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 579

dad esterilizante'' fuera com pleta y Nos encontramos a sí ante un círculo


total en las infecciones tripanosómi- vicioso: s i' hacem os un tratamiento a
cas, llegaría un momento en que los fcndo, esterilizante, total, los anim ales
agentes patógenos dejarían de actuar no desarrollan inmunidad y pueden
y desaparecerían definitivamente del reinfectarse fácilmente y si hacem os
cam po de nuestra patología. Que es­ tratamientos subesterilizantes o se a
to no sucede así, sino que por el con­ ap en as para lograr la curación clíni-
trario los anim ales que han sufrido la .c a , si bien en muchos casos consegui­
enfermedad, perm anecen en estado mos ésta y establecem os la infección
de infección lábil durante mucho tiem­ lábil que produce la inmunidad relati­
po, aparentem ente libres de toda in­ va, en otros casos, como veremos m ás
fección, lo demuestra la presentación adelante al h ablar de la terapéutica
esporádica de casos, forzada por fac­ de las tripanosomiasis, establecem os
tores debilitantes de alim entación, cli­ condiciones cu y a consecuencia es
ma, enferm edades intercurrentes (piro- permitir la formación de razas de tri­
plasm osis, etc.) y si estas circunstan­ panosom as quimiorresistentes a deter­
cias de debilitamiento se hacen gene­ m inadas drogas y que p o r ' lo tanto
rales, viene el estallido de nuevas hacen fracasar posteriores tratamien­
epizootias en ,an im ales vírgenes h asta tos con esas drogas.
entonces de infección tripanosómica.
Las consideraciones anteriores refe­ Terapéuiica de las tripanosomiasis
rentes al estado de infección lábil o tropicales am ericanas
inmunidad relativa, quedan reforza­
das si tomamos debida nota de los H asta 1920 la terapéutica contra la
resultados que determ ina la extirpa­ tripanosomiasis equina por T. hippi-,.
ción experimental del bazo, la cual cum y T. venezuelense estab a redu­
h a permitido descubrir la presencia de cida al empleo ocasional de prepara­
hematozoarios h asta entonces desco­ ciones arsenicales, sin que las m ejo­
nocidos, que h abían escap ad o a la rías obtenidas con estos tratamientos
observación m icroscópica anterior al fueran de m ayor trascendencia, con­
momento de la esplenectom ía, permi­ siderándose la enferm edad práctica­
tiendo así su rápida salida y multipli­ mente incurable y observándose re­
cación en la circulación periférica. petidamente, en ciertos años, gran
El razonamiento anterior nos expli­ mortalidad en los yegüerizos.
ca el m ecanism o de acción de las in­ Cuando en 1920 se descubrió en
fecciones tripanosóm icas y de la in­ A lem ania el preparado llam ado "Ba-
munidad relativa en los anim ales que yer 205" o "N aganol", se dió con ello
han sufrido la enfermedad. Es por es­ un gran impulso al estudio del trata­
ta razón que los autores acon sejan miento de las tripanosom iasis Por es­
un tratamiento terapéutico subesterili- te tiempo se inició en Colom bia la se­
zante, o sea que permita la subsisten­ gunda etapa del funcionamiento de
cia de los tripanosom as posteriormen­ la Escuela de M edicina V eterinaria
te al tratamiento a fin de establecer de Bogotá, se organizaron servicios
artificialmente u na infección lábil. veterinarios n acionales, y esto contri­
580 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

buyo grandem ente a l mejoramiento Pero es indudable que, aun cuan­


pecuario, en nuestro país, por efecto do poseem os m ayores y m ejores ar­
de la aplicación práctica de m edidas m as en el arsenal terapéutico, debe­
preventivas y curativas contra la s en­ mos tener en cuenta un hecho obser­
ferm edad es epizoóticas. vado que caracteriza estas enferme­
Con anterioridad a l descubrimiento dades en los anim ales domésticos y
del "B ayer 205" o "Nagcmol" sola­ h asta ahora al parecer no anotado
mente se consideraban tripanocidas' en las tripanosomiasis hum anas:' la
d e algún efecto, ciertas preparaciones posibilidad del desarrollo de quimio-
a rsen icales como el Atoxil o antimo­ rresistencia de los tripanosomas contra
n iales como el tartrato doble de anti­ uno o m ás de los preparados tripano­
monio y potasio, con los cuales se lo­ cidas en uso.
g rab an algunos resultados curativos Y a habíam os m encionado esto a l
q u e si por cierto eran notorios en al­ hablar del desarrollo de la infección tri-
gunos anim ales, no d ejab an por otra panosóm ica y de la formación de ra ­
parte de tener muchos inconvenientes zas de recidiva contra los anticuerpos
com o eran las frecuentes recidivas y naturales de defensa orgánica. Algo
la s com plicaciones flebíticas y necró- sem ejante ocurre en el tratamiento
tícas, como consecuencia de inyec­ quimioterápico. Y a Hutyra y M arek
cio n e s intravenosas extrav asad as de lo h abían anotado h ace m uchos años
tártaro em ético. al referirse al tratamiento con las dro­
Hoy h a m ejorado notablem ente la g as u sadas entonces: arsenicales,
terapéutica de la s tripanosom iasis y anilinas, etc., citando el ejem plo de
se continúan los en sayo s en b u sca de que en el tratamiento con el atoxyl los
m ejores y m ás seguros tripanocidas, tripanosom as persistían en el orga­
los cuales podrían clasificarse así: nismo y y a no eran atacad os ni por
este ni por otros preparados de los
1— A rsenicales: Atoxyl, tryparsami- ácidos fenil arseniosos, con la conse­
d a, mafarside. cuencia de que los anim ales así so­
2— Antim oniales: Emético, antimo- metidos a tratamiento podían m ás
san. tarde transmitir por intermedio de las
3— Acridínicos: Tripaflavína. m oscas esos tripanosom as quimiorre-
4— Compuestos de Urea: U rea si­ sistentes.
m étrica tripanocida: sinónimos (Na-
Se encuentran num erosas observa­
ganol, Antrypol, Moranyl). A caprina.
ciones posteriores en la literatura y
5— Am inas y Am idas: Fenantridina
nosotros mismos no hemos dejado de
y sus sales bromuro y cloruro. Sulfato
observar estos hechos con prepara­
de antrycide. Metilamino quinolyl am i­
dos antim oniales y aún con los m as
d as.
modernos m edicam entos tripanocidas.
El cuadro que ap a rece en la pá­
g in a siguiente resum e el estado a c ­ Por ello es recom endable la prácti­
tual de la s posibilidades del trata- • ca de tratamientos com binados y v a ­
miento terapéutico de nuestras tripa­ riados p ara asegurar el éxito de la
nosom iasis anim ales en el trópico. curación clínica.
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 5 8 1-

CUADRO DE APLICACION DE PRODUCTOS TRIPANOCIDAS EN LAS TRI­


PANOSOMIASIS TROPICALES AMERICANAS

DOSIS TER A P EU TICA Tvenezueiense


’ m - 1 ,.1" 1
americano

A rsenicales:

Atoxyl 0.01 gr. Kilos P. V ................................. R M


Tryparsam ida 0.01 por K. P. V ......................................... B M
M afarside 0.0 1 -0 .0 2 p. K. P. V ............................... R M

Antimoniales:

Tártaro emético 0.0025 p. K. P. V ..................................... R B


Antimosan 10 c. c. por 100 K. P. V ........................ B B

Acridínicos:

Tripaflavina 15 c. c. p. 100 K. P. V .............................. M M

U rea:

Bayer 205, Naganol 1-2 grs. p. 100 K. P. V .............................. B M


A caprina 2 c. c. (sol. 5%) p. 100 K. P. V ............ M B

Aminas y amidas:

Cloruro de dimidium 1 mg. p. K. P. V .......................................................................B


Bromuro de dimidium 2 mgs. p. K. P.............................................. .......................... B
~ Sulfato de a n try cid e............................................................................ ..........B B
D iam id in ostilben e................................................................................ .......... R B
Diamidino oxypentano ................................................................................ B B
Metilamino quinolylamidos Exper................................................... .........M B

B = Resultados favorables cu rativo s.................................................


R = Resultados menos favorables c u r a tiv o s ...........................
M = Resultados nulos curativos ..........................................................
K. P. V. = Kilo peso vivo ......................................................................

Ventajas e inconvenientes observados se han utilizado ca si con exclusividad


con diferentes agentes tripanocidas. durante largos períodos. Esto h a traí­
do por consecuencia la observación
En el tratamiento quimioterápico de de su escaso valor curativo después
la tripanosomiasis, se han preconiza­ de em plearse con éxito durante cierto
do diferentes preparados, los cuales tiempo y al no interpretarse estos c a ­
582 FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA

sos como desarrollo de u na quimiorre- bar i a presencia de los tripanosomas,


sistencia, se h a producido desconcier­ sino solam ente la de anticuerpos e s­
to y h asta duda en diagnósticos pre­ pecíficos por medio de seroprotección
viam ente controlados en el laborato­ en ratones. No se conoce la ca u sa de
rio. estas formas secundarias.
Este fenómeno ha sido observado Roubaud, (Instituto Pasteur, .1952)
prácticam ente con todos los productos en en sayos con metilsulfato de antry­
tripanocidas, arsenicales, antim onia­ cide observó demora en la incuba­
les, ureas, etc., sin excluir los m ás mo­ ción de ratones inoculados post-trata:
dernos como antrycide, fenantridina, miento, lo cual puede traer como con­
etc. Entre nosotros hem os observado secu encia el aumento de los portado­
tal c a so en el tratamiento de la tripa­ res anim ales.
nosom iasis bovina. Y otros investiga­ Wilde, (1950) en el empleo de . bro­
dores anotan resultados sem ejantes. muro de dimidio contra T. congolense
Unsworth (1954) encuentra quimio- en dosis subcutánea de 1.5 mg/kilo
rresistencía al antrycide en cep as de de solución al 2% no o b serv ó ' recaí­
T. vivax y T. congolense, hecho y a das.
anotado por Fiennes (1953). Unsworth (1952) encontró la m ezcla
W ilson (Nigeria, 1953) encuentra en Pro-salt de antrycide muy útil para
su informe al XV Congreso Interna­ transporte de ganado como preventi­
cional de M edicina V eterinaria estu­ vo por dos meses.
dia la quim iorresistencia a las sa les Burdin (1953) observó toxicidad de­
de dimidio y al antrycide, que se han m orada en bovinos como consecuen­
usado am pliam ente en A frica y de sus c ia del empleo de bromuro de dimi­
observaciones concluye que ningún dio en dosis de 2-3 mg/kilo con dis­
m edicam ento puede ser usado indefi­ función h epática (Vander Bergh p o ­
nidam ente y que es m enester em plear sitivo a los 40 días).
m edidas profilácticas contra las m os­ Según Mornet (1953) los tripanoso­
ca s p ara acom pañar los tratamientos. m as bovinos m ás frecuentes en Afri­
Entresacam os de la literatura alg u ­ c a O ccidental Fran cesa son: T. vivax,
n as referencias a la acción quimiote- geográficam ente el m ás extendido, T.
ráp íca tripanocida de los m edicam en­ brucei y T. congolense.
tos usados: En la lucha profiláctica el M oranyl
(Bayer 205) tiene muy débil valor pre­
Los preparados de fenantridina han ventivo; se utiliza todavía el emético
dado resultados muy prometedores a pesar de sus inconvenientes y toxi­
pero sobre todo en infecciones de T. cidad; las sales de dimidio no han
congolense (1953). mostrado acción m arcada en la tripa­
En las tripanosom iasis bovinas se nosom iasis bovina; el antrycide de
han observado (Fiennes, 1951) infec­ fácil aplicación y de toxicidad casi
ciones crípticas y a sea en an im ales n ula se h a revelado como un arm a
tratados o no, con graves síntom as y nueva y eficaz en lu ch a contra la tri­
muerte, sin que sea posible com pro­ panosom iasis bovina.
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y DE ZOOTECNIA 583

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