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El pacto federal
Introducción
Hablar del pacto federal, nos lleva de inmediato a la figura de don Miguel Ramos
Arizpe, nacido en 1775, ordenado sacerdote en 1803 y Siguió sus estudios en la
Real Universidad de Guadalajara donde cinco años después se doctoró en filosofía,
cánones y leyes. Ejerció la docencia en el Seminario de Monterrey donde impartió
las cátedras de derecho canónico y civil (Rotonda de los hombres ilustres sf).
En las elecciones para Cortes de Cádiz de septiembre de 1810 fue elegido diputado
por Coahuila en las que contribuyó muy destacadamente en todo el período
legislativo (1810-1814) en donde muestra sus ideas liberales e independentistas.
Período en el que se proclamó la primera constitución española, la Constitución de
Cádiz de 1812, llamada La Pepa por haber sido proclamada el día de San José.
En 1814 la reacción absolutista, con la vuelta al trono de Fernando VII, disuelve las
Cortes el 10 de mayo y Arizpe es detenido. Fue sometido a un riguroso juicio,
acusado de traición al rey, y después de más de un año en las cárceles de Madrid
fue trasladado al monasterio cartujo de Porta Coeli en Bétera, a escasos 20
kilómetros de Valencia. Allí permaneció, sin condena, hasta que las clases
populares valencianas lo liberaron, junto a otros presos políticos, con motivo de la
proclamación de la Constitución de 1812 en Valencia y la derogación del régimen
absolutista. Vuelve a las Cortes Españolas en el Trienio Liberal de 1820 a 1823.
Una vez independizado México vuelve a su país y participa, muy activamente, en la
comisión que elaboró el proyecto de constitución federal en 1823 y aprobado casi
íntegramente en 1824. Bajo el gobierno del presidente Guadalupe Victoria, de 1824
a 1829 fue ministro de Justicia, cargo que también ocupó de 1832 a 1833 bajo el
presidente Manuel Gómez Pedraza. En 1842 fue diputado a Cortes Constituyentes
por Puebla y miembro de la junta que surgió de las Bases de Tacubaya. Su defensa
del federalismo le valió el sobrenombre de Padre del Federalismo.
Una de las más grandes aspiraciones que se convirtió en el objetivo de los grupos
gobernantes después de la independencia, tanto de liberales como de
conservadores como de los gobiernos posteriores, ya sea dictadores o
constitucionalistas fue transformar a México en una gran nación.
Pese a que México nace como un Imperio, el efímero Imperio Mexicano, a cargo de
Agustín I de México, cedió el paso a la instauración de la república, que finalmente
da nacimiento al Estado mexicano necesariamente atribuye la soberanía a la
federación y su ejercicio a los órganos Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El sistema
federal, fue adoptado por primera vez en la constitución de 1824, que en su artículo
4º. señalaba: “La nación mexicana adopta para su gobierno, la forma de república
representativa y federal” (Carbonell, 2003).
Es fundamental en el proceso de unificación nacional, el Pacto Federal fue
concebido para promover el desarrollo equitativo de todos los miembros de la
Federación, nunca para perpetuar contrastes y rezagos. Ello exige avanzar a un
federalismo que sea un eficaz instrumento de redistribución de los recursos y las
oportunidades. El Pacto Federal es un acuerdo de unidad entre varios Estados que
son Libres y Soberanos, pero que necesitan de un núcleo y una representatividad
en donde se depositen poderes que coordinen las actividades de todos (PND,
1995).
El federalismo fue una solución frente a los retos militares externos creados por las
ambiciones de las grandes potencias coloniales y los propios Estados Unidos. El
presidencialismo también fue inventado durante la fundación de la nación
americana, pero pocos dudan que el presidencialismo mexicano tiene un origen
auténtico, que se puede trazar hacia nuestro pasado, con precedentes como el huey
tlatoani, los virreyes o los caudillos decimonónicos, tomando una forma específica
en nuestro país durante la larga hegemonía del PRI en el poder.
El federalismo debe ser entendido como una alternativa de formación del Estado,
que adoptaron los países de desarrollo tardío (como Alemania, Brasil, Argentina y
México), que permitió juntar a las unidades políticas en un objetivo común, de
mantener un mercado interno abierto e integrado, y utilizar el poder del gobierno
federal para recaudar recursos fiscales que pudieran financiar la provisión de
servicios públicos, en particular, durante el siglo XIX, el servicio de la defensa militar
frente al exterior (Díaz 2010).
Hoy en día, prácticamente todos los países con grandes extensiones territoriales se
organizan como Estados federales. La gran excepción, China, puede ser entendida
mejor como un sistema federal que como uno unitario. Y si bien los sistemas
federales son muy variados entre sí, su origen, en la mayor parte de los casos, se
puede ligar a un esfuerzo de las élites regionales por mantener unido un territorio.
Solamente de esta manera podremos lograr un Estado, que cuente con el soporte
de los ciudadanos, para lograr la correcta administración de la justicia, en el marco
irrenunciable de nuestra libertad.
Bibliografía