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CITAS:

Publicado en:
Miguel Ángel Campos-Pardillos, Adelina Gómez González-Jover, (coords.) (2008): The language of health
care: Proceedings of the st International Conference on Language and Health Care, ISBN 978-84-691-2836-7,
pág. 29-39.

Análisis de las perturbaciones de la voz en enfermos de Parkinson

F. Gimeno Menéndez
X. A. Padilla García
J. Rodrigo López
ULC-IULMA
Universidad de Alicante

A nuestros queridos amigos E. Alcaraz y J. Talavera

1. Introducción

La voz humana es el resultado de la transmisión en el medio aéreo de un


movimiento vibratorio que provoca unas variaciones de presión, cuya amplitud y
frecuencia caracterizan la onda sonora.
La fonación es una función que (al igual que otras) se ve afectada por la edad, a
causa de los cambios que el envejecimiento provoca en las estructuras implicadas en el
habla. Estos cambios consisten, entre otros, en los siguientes:

a) osificación de los cartílagos laríngeos;


b) disminución del recorrido de los aritenoides;
c) atrofia de la musculatura extrínseca e intrínseca de la laringe y de los demás
órganos fonatorios;
d) adelgazamiento de la mucosa laríngea;
e) cambios en la columna de aire expirado, en la calidad de la contractura
muscular y en la cavidad oral (pérdida de prótesis dentarias);
f) disminución de la precisión articulatoria, y
g) cambios en la coordinación neuromuscular del acto fonatorio.

Durante la fonación normal se producen vibraciones de carácter involuntario


llamadas perturbaciones, que ocurren ciclo a ciclo a lo largo de un corto período de tiempo.
Algunas de estas alteraciones pueden ponerse de manifiesto mediante el aumento de la
desviación estándar de la frecuencia fundamental (F0) y las modificaciones de las
puntuaciones de jitter y shimmer.

1.1. La enfermedad de Parkinson la describió por primera vez el Dr. James


Parkinson, paleontólogo inglés, en 1817. Es una consecuencia de la degeneración
progresiva de las células nerviosas (neuronas) situadas en las partes del cerebro que
controlan los movimientos musculares. Este grupo particular de neuronas libera una
sustancia química llamada dopamina (neurotransmisor), que informa a los centros de
control del movimiento y coordinación del organismo, y en su ausencia aparecen los
síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa, como temblor o debilidad y rigidez
muscular. A menudo dicha rigidez se dan en las extremidades y el cuello. Así, p. ej., la
escritura de las personas con enfermedad de Parkinson se vuelve con frecuencia

1
extremadamente pequeña. Además, muchos pacientes tienen problemas para hablar, y su
voz puede sonar baja, lenta y monótona. La voz es generalmente débil y quebrada, y hay
disartria (a consecuencia de la rigidez linguolabial), asociada con un temblor que produce
la impresión de que el paciente musita una oración (véase Jackson-Menaldi, 2002: 132-
134).
Un enfermo de Parkinson en fase inicial produce la mitad de dopamina que una
persona sana. En sus fases más avanzadas, el enfermo produce un 95 % menos. En la
actualidad, el tratamiento para cubrir esta falta de dopamina consiste en administrar
fármacos, como la levodopa y los agonistas dopaminérgicos. El problema es que estos
medicamentos no reponen la dopamina a nivel fisiológico, sino que hacen que el enfermo
esté bien, cuando se los ha tomado, pero que cuando baja su efecto el paciente vuelve a
debilitarse y a sufrir problemas motores. Entre el 5 % y el 10 %, el Parkinson se inicia
antes de los 50 años, pero los signos y síntomas comienzan generalmente más tarde y se
desarrollan muy lentamente.
Gamboa y Vegas (1996: 250) han comentado que en una serie personal de 41
pacientes la edad media de comienzo de la enfermedad fue de 65 años, con una desviación
típica de 7,8 años. Estudios en poblaciones de distintos países han mostrado una incidencia
entre 8 y 20 casos nuevos por 100.000 habitantes y año, y una prevalencia de 3 por 1.000.
La enfermedad es más común en hombres (60 %) que en mujeres (40 %). La incidencia en
los Estados Unidos es de 20 nuevos casos anuales por 100.000 habitantes, con una
prevalencia de 187 enfermos de Parkinson por 100.000 habitantes. No existen estudios en
nuestro medio, pero (si se extrapolan estas cifras a la población española) se calcula que la
incidencia varía entre 3.200 y 8.000 nuevos casos por año, y la prevalencia está entre
80.000 y 120.000 casos.

1.2. El objeto específico de este trabajo es un análisis acústico de la voz patológica,


en concreto de una muestra de enfermos de Parkinson, y un proyecto futuro de las
posibilidades de dicho análisis en el diagnóstico precoz de la enfermedad. En el pasado
hemos ofrecido un análisis sociolingüístico sobre la evolución de la frecuencia
fundamental de la voz, en una muestra de 50 personas sin trastorno alguno que pudiera
afectar la fonación o la articulación. La muestra fue aleatoria, y la estratificación se
estableció con cuotas de las variables sociales de sexo y edad (5 por cuota). La expresión
lingüística está basada de forma primaria en los recursos auditivos del hombre normal. La
base física de los parámetros compete al campo de la acústica. La audición es la
interpretación de los hechos físicos por nuestro aparato auditivo. Dicha interpretación es en
primer lugar de carácter neurofisiológico y en principio generalmente humana, pero
también está sometida a dependencias de los hábitos de la lengua en cuestión, y se debe a
un aprendizaje y a un condicionamiento social y cultural. Nuestra percepción lingüística
es, pues, efecto de la competencia comunicativa de una lengua particular superpuesta a un
fondo neurofisiológico general.
En el análisis acústico, el sexo y la generación son dos de los factores sociales que
influyen en la frecuencia fundamental de la voz (F0). Durante la pubertad se producen
cambios morfológicos y fisiológicos que afectan a todas las estructuras del cuerpo, y que
finalizan, cuando todas las secreciones hormonales quedan autorreguladas. Un hecho
importante es la modificación de la voz que se produce a lo largo de este período. El
análisis de la F0 puede utilizarse como índice de maduración sexual, así como un parámetro
de valoración vocal en situaciones patológicas. La frecuencia fundamental como variable
dependiente presenta un valor discriminatorio, en función de las variables independientes
de sexo y edad. El contraste tonal agudo/grave corresponde a características biológicas de
diferenciación sexual y de perpetuación de la especie humana (véase Gimeno y Rodrigo,

2
1999).
Asimismo, hemos examinado la importancia de las marcas fónicas en la
producción e interpretación del sentido irónico. En particular, hemos iniciado un estudio
exploratorio sobre la descripción de las señales acústicas que ayudan a reconocer e
identificar la ironía (véase Padilla, 2004). El estudio acústico de las variaciones de la F0
y de los cambios en la velocidad de habla y del volumen de la voz nos permite
identificar el tono irónico de forma más objetiva que la llevada a cabo hasta el momento
en estudios retóricos y pragmáticos. Nuestros proyectos en marcha incluyen el estudio
de las características emocionales de los sonidos del lenguaje y de los patrones
entonativos. El estudio de todos estos elementos pretende facilitar, entre otras cosas, la
labor de los audio-protésicos, que utilizan parámetros como la cuantificación y la
corrección frecuencial, a fin de analizar las pérdidas auditivas y mejorar con ello la
comunicación verbal.
Cada día hay más interés por el estudio de ese vasto campo interdisciplinario que
conocemos con el nombre de "trastornos del lenguaje", en el que laringólogos, foniatras,
psicólogos, logopedas y lingüistas tienen algo que decir. Es posible que cada profesional
tenga su parcela bien definida, pero necesitamos más que nunca la interacción e
integración del trabajo en equipo, con objeto de superar las limitaciones del pasado, y de
enriquecer las diversas aportaciones particulares. En nuestro caso, desde el año 1994,
hemos constituido en la Universidad de Alicante, junto a otros colegas (laringólogos,
foniatras y logopedas) una “Unidad de Investigación sobre Fonética y Clínica de la Voz”,
con el fin de analizar la voz (normal y patológica), desde un punto de vista
interdisciplinario.
Desde el año 2005, la Unidad de Lingüística Clínica (ULC) es una unidad técnica
de sistematización y difusión del conocimiento especializado, que se inserta en el Instituto
Interuniversitario de Lenguas Modernas Aplicadas (IULMA), como centro de
investigación, docencia y servicios dirigido a la especialización teórica y práctica, en el
campo de las lenguas modernas. La interdisciplinariedad es (a claras luces) uno de los
pilares fundamentales que sustentan los estudios de las lenguas profesionales y
académicas. La interdisciplinariedad actúa como fecundo punto de encuentro de saberes
que propicia la reflexión teórica y la aplicada sobre las lenguas profesionales y académicas
(veánse Alcaraz, 2007; Postiguillo y Piqué-Angordans, 2007). Esta aportación nuestra de
la ULC se completa con la contribución de nuestros colegas Sancho, Valcárcel, Crespo y
Talavera en el taller III sobre “Patología de los enfermos disfónicos”.

2. Análisis de la calidad de la voz

A propósito de la evolución de la voz en pacientes tratados de carcinoma


laríngeo con láser carbónico, Fernández-Planas et al. (2006: 82) han puesto de
manifiesto que la falta de estandarización de los estudios es un problema importante a la
hora de evaluar los resultados de la calidad vocal tras el tratamiento con cirugía láser
(véase Talavera, 1989).
La evaluación perceptiva de la calidad de la voz sigue siendo el mejor método
para evaluar el funcionalismo vocal para la mayor parte de autores. El análisis subjetivo
de la calidad de la voz puede ser realizado por personal específicamente entrenado
(fonetistas, foniatras, logopedas, laringólogos especializados en disfunciones vocales), o
por personal no entrenado, como sería el caso del propio paciente. Varios trabajos han
demostrado que un mayor nivel de entrenamiento implica peores resultados en calidad
de la voz evaluada. En este sentido, se suele considerar que la evaluación por parte del
laringólogo estaría generalmente a medio camino entre la de un foniatra (la más

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exigente) y la del paciente (la menos exigente). Se deduce que los pacientes refieren sus
voces en función de la habilidad para cubrir sus demandas sociales y profesionales,
mientras que la evaluación por personal especializado (aunque más correcta desde el
punto de vista profesional) refleja una mayor expectativa vocal.
2.1. La mayor parte de estudios realizados por personal especializado, según
Fernández-Planas et al. (2006: 83-84), basan su análisis perceptivo en la escala
GRBAS propuesta por Hirano y otros, la cual evalúa el grado de disfonía (G), la
rugosidad (R), la presencia de escape aéreo (B), la astenia o fatiga vocal (A) y la voz
constreñida (S). También hay otros análisis, así, p. ej., para la evaluación de la calidad
de la voz mediante personal no específicamente entrenado, la mayoría de estudios
utilizan escalas de diseño propio (basadas en la presencia o no de disfonía, y en la
intensidad de la misma) o cuestionarios de calidad de vida.
En el análisis acústico, podemos registrar fonéticamente la señal laringográfica
que obtenemos mediante el uso del estroboscopio o, directamente, la señal acústica a
partir de la salida del tracto vocal, mediante un micrófono y un registro magnetofónico
(ya sea analógico o digital), y posteriormente analizar distintos parámetros acústicos a
través del software y el hardware específico. En todos los casos, el análisis objetivo de
la voz ofrece valores cuantificables de todos los parámetros acústicos. Entre ellos, las
medidas de perturbación, tanto en tono (jitter) como en amplitud (shimmer), y los
registros de armónico-ruido (cantidad de ruido en la voz normal) son los más utilizados
y fiables, y parecen determinar los elementos básicos de percepción de la calidad de la
voz.
No hay acuerdo en la bibliografía acerca del tipo de habla más conveniente, con
el fin de llevar a cabo estos tipos de estudios. Algunos autores basan sus resultados en el
análisis de vocales sostenidas, mientras que otros lo hacen en frases y textos
estandarizados, en voz de conversación o en voz cantada. La vocal [a] es considerada
por algunos autores como el indicador más sensible para manifestar diferencias a nivel
de producción de vocales. Sin embargo, seguramente cualquier vocal, al igual que la [a],
aporta información esencial para la clasificación cualitativa de la disfonía. De todas
formas, el uso de vocales aisladas para esta evaluación constituye una situación
comunicativa irreal, por lo que algunos autores prefieren considerar los resultados en
voz continua.
La gama vocal que informa sobre las posibilidades extremas de la voz, aspecto
de gran importancia para profesionales y cantantes, también ha sido utilizada en algunos
trabajos. Los aspectos más sensibles de este tipo de análisis (llamado en algunos
trabajos “fonetograma”), respecto a los cambios en la calidad de la voz, son la
frecuencia máxima y la mínima intensidad.
Con el fin de analizar aspectos como la eficiencia de la fonación y el esfuerzo
vocal, la evaluación aerodinámica se considera primordial, y es incluida en muchos de
los estudios. El parámetro aerodinámico más simple y utilizado es el tiempo máximo de
fonación (TMF), que consiste en la prolongación de una vocal sostenida, habitualmente
la vocal [a] por ser baja y central (es decir, la más abierta del sistema vocálico en
español, igual que en otras lenguas), lo máximo posible en un tono e intensidad
confortables. El cálculo del cociente de fonación (CF = capacidad vital (ml) / tiempo
máximo de fonación (seg) permite corregir el sesgo producido por la variación debida a
la función pulmonar.

2.2. Entre las alteraciones de la voz causadas por enfermedades neurológicas,


Gamboa y Vegas (1996: 250-251) han ofrecido las características psicoacústicas de la voz
y el análisis acústico de los enfermos de Parkinson. Entre las primeras, han señalado que el

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40 % de sus pacientes con enfermedad de Parkinson refirió alteraciones de la voz, lo cual
contrasta con los datos de Logeman y otros, quienes estiman que el 89 % de los enfermos
de Parkinson presentan alguna alteración de la fonación. La disfonía se caracteriza por una
disminución de la sonoridad con monotonía, monointensidad e insuficiencia prosódica
(voz apagada). La voz tiende a desvanecerse al final de la fonación. El lenguaje se produce
en lentos ataques, y las pausas para respirar se producen entre palabras y sílabas. La
articulación de los sonidos (tanto linguales como labiales) está empobrecida. Aronson y
otros señalaron la monotonía, el tono excesivamente bajo y la voz áspera, como las tres
características fundamentales de la voz en los enfermos de Parkinson, pero Grewel
considera que la voz de los enfermos de Parkinson es demasiado aguda. Logeman y otros
encontraron voz aérea y temblor vocal en algunos de sus pacientes. Y Darley y otros
apreciaron menor variabilidad de la sonoridad al hablar.
En el análisis acústico, han afirmado que los enfermos de Parkinson (sobre todo los
varones) tienden a fonar y a hablar con F0 ligeramente aguda (voz atiplada). Además
presentan al fonar valores altos de “jitter”, tanto si se analiza la señal microfónica (0,98
frente a 0,62 en los casos de control) como la laringográfica (0,83 frente a 0,65 en los casos
de control). Los enfermos de Parkinson presentan menor variabilidad de la frecuencia y la
intensidad al hablar, y se relaciona esta medida con la percepción de la monotonía y
monosonoridad. Hay una discrepancia entre la percepción de voz grave en los pacientes
con enfermedad de Parkinson y la medida de su F0, que resulta aguda. Tono y frecuencia
fundamental no son sinónimos, aunque están relacionados. La percepción del tono puede
verse influida por otras características de la voz, como la ronquera o la voz aérea. Tal vez
características medibles mediante análisis de voz, como el “jitter”, influyan en la
percepción del tono, de manera que aparentemente los enfermos de Parkinson tienen un
tono de voz que puede percibirse como bajo, aunque la F0 real es más alta de lo normal. El
rango vocal de los enfermos de Parkinson es menor que en los casos de control de su edad
(18 frente a 20,5 semitonos). En su serie (n = 41) estas medidas de análisis acústico que
resultaron alteradas en los enfermos de Parkinson, frente a los casos de control, no se
relacionaron con la duración o la severidad de la enfermedad.

2.3. A partir del análisis descriptivo de los parámetros acústicos de la voz en


personas de más de 65 años que no padecieron trastorno alguno que pudiera afectar la
fonación o la articulación, Carbonell et al. (1996) ofrecieron un estudio de los valores
de normalidad. La muestra era de 36 personas (16 hombres y 20 mujeres), con edades
comprendidas entre los 65 y 93 años (media de edad de 74,5 años). Todos ellos
presentaban unos niveles de audición que les permitía un buen nivel de relación social.
A cada paciente se le hizo repetir un texto, una secuencia automática y una
reproducción de los tonos del afinador con la vocal “a”. El estudio se centró en las
variantes de la F0 y en el “jitter” y el “breathing”, ya que son los parámetros acústicos
más significativos para la descripción de los cambios. El “shimmer” se descartó para el
estudio, porque no se disponía de él en todos los casos.
En los resultados del análisis del texto se obtuvieron F0 ligeramente más altas en
hombres que en mujeres, y confirma la tendencia de la F0 a hacerse más grave en las
mujeres y más aguda en los hombres. En cuanto al “jitter” se apreciaba poca alteración
de la frecuencia, tanto en hombres como en mujeres, y podía deberse a que se trataba de
un texto corto, en el que no daba tiempo a que apareciera la fatiga. Aunque en los
valores obtenidos del “jitter” en hombres seniles normales había una oscilación entre un
valor mínimo de 0,2 y un valor máximo de 2,3, y un promedio de 0,9 en 15 hombres de
la muestra (véase cuadro 1). En el caso de las mujeres seniles normales, había una

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oscilación entre un valor mínimo de 0,3 y un valor máximo de 3,6, y un promedio de
1,5 en 17 mujeres de la muestra (véase cuadro 2).

3. Objetivo del trabajo

La hipótesis de trabajo supone que unas cuerdas vocales en las que hubiera algún
tipo de alteración estructural producirían un mayor número de ciclos erráticos. El “jitter”
mide el grado en que los ciclos son distintos entre sí, en lo que respecta a su duración o
período. Por un lado, el “jitter” sería cero, si los ciclos fueran idéntico unos a otros, y por el
otro las voces patológicas por diversas etiologías suelen tener valores altos, porque los
ciclos son muy distintos entre sí, a consecuencia de las irregularidades de la vibración de
las cuerdas vocales. El “jitter”se podría emplear de esta forma como método de valoración
y diagnóstico de las voces patológicas de Parkinson. En particular, los valores altos de
“jitter” en la grabación microfónica deberían estar por encima del promedio de 0,9 en el
caso de los hombres seniles normales de la muestra de Carbonell et al. (1996), y por
encima del promedio de 1,5 en el caso de las mujeres seniles normales, los cuales
estableceríamos como grupos de control. Así mismo, también es válida dicha hipótesis,
si tenemos en cuenta el análisis acústico que nos han ofrecido Gamboa y Vegas (véase
supra) sobre los valores altos del “jitter” de los enfermos de Parkinson (sobre todo los
varones) en la señal microfónica (0,98 frente a 0,62 en los casos de control).

CUADRO 1

Valores obtenidos del análisis de texto en hombre seniles normales


(según J. Carbonell et al., 1996: 297)

La muestra de la preencuesta ha sido seleccionada de un modo aleatorio, y se


han grabado las voces de 6 enfermos de la Asociación Parkinson de Alicante, con

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estratificación de sexo (3 hombres y 3 mujeres), mayores de 60 años y con varios años
de dicha enfermedad. En las recolecciones del texto se ha utilizado una grabadora
digital (DAT) y un micrófono unidireccional (modelo Shure SM48). A cada paciente se
le hizo repetir los 15 primeros versos de la “Canción del pirata” de J. de Espronceda.

4. Análisis acústico del “jitter”

La evaluación del parámetro “jitter” en la muestra de los enfermos de Parkinson


se ha realizado a partir del programa informático PRAAT. Este programa permite
sintetizar y analizar fonéticamente los sonidos del lenguaje. Sus creadores Boersma y
Weenink pertenecen al Institute of Phonetic Sciencies de la Universidad de Ámsterdam
(fundado en 1932 con el nombre de Laboratory for Experimental Phonetics), el cual
goza de una larga tradición en los estudios fonéticos. El programa PRAAT forma parte
de la red de programas conocida como software libre, y se ha convertido en una
herramienta imprescindible para todos aquellos que sientan interés por la fonética y las
tecnologías del habla. Analiza la corriente sonora, y proporciona información referida a
las variaciones de la frecuencia fundamental, la intensidad y el tiempo. Además permite
la segmentación de los sonidos analizados, su reproducción, su manipulación, y muchas
otras posibilidades relacionadas con el estudio de la fonética y la prosodia. El programa
es mejorado y revisado periódicamente, con las aportaciones y sugerencias de todos sus
usuarios.

CUADRO 2

Valores obtenidos del análisis de texto en mujeres seniles normales


(según J. Carbonell et al., 1996: 297)

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Entre los datos obtenidos para el grupo de enfermos de Parkinson (hombres y
mujeres), se observa que el promedio de los hombres es de 3,02, y el de las mujeres es
de 3,7 (véase cuadro 3). Con respecto al grupo de control, en el caso de los hombres
está por encima del promedio (0,9) de los hombres seniles normales de la muestra de
Carbonell et al. (1996), mientras que en el caso de las mujeres está por encima del
promedio (1,5) de las mujeres seniles normales de dicha muestra.

5. Conclusiones

La voz humana es el soporte físiológico que permite el proceso del registro oral y
la función básica de la lengua, como primer instrumento comunicativo. La voz es el
producto de las acciones de un sistema acústico complejo denominado tracto vocal. El
sistema fonatorio se caracteriza por ser multifactorial. El análisis acústico supone una
herramienta muy potente en el estudio funcional del sistema fonatorio. Una de las técnicas
habituales más importantes en el análisis acústico vocal es la espectrografía, que ha sido
definida como la disección de la onda sonora en sus componentes más básicos. La cantidad
de información obtenida en un espectrograma es enorme. Sin embargo, dicha cantidad de
datos debe remitirse siempre a la fisiología. En nuestros días, existen numerosos proyectos
de aplicación de la tecnología informática en el campo de la voz y de la patología
relacionada con la misma. El desafío informático no puede ser eludido por laringólogos,
foniatras ni lingüistas.

CUADRO 3

Evaluación acústica del parámetro “jitter”


en la muestra de los enfermos de Parkinson

SUJETOS EDAD SEXO AÑOS DE ENFERMEDAD JITTER PROMEDIO

1 73 H 10 2,05 %
2 66 H 9 2,23 % 3,02
3 75 H 3 4,79 %

4 58 M 2 1,53 %
5 74 M 5 3,66 % 3,7
6 77 M 3 5,91 %

La voz senil es el resultado de la suma de los cambios producidos por la edad en


las estructuras fonatorias, y de los intentos de compensación realizados por el sujeto. El
papel que juega cada uno de estos factores por separado no está claro.
La perturbación de la frecuencia fundamental se denomina “jitter” y la de
intensidad “shimmer”. Ambas expresan el grado de inestabilidad del sistema fonatorio
durante la producción vocal. La laringe no es, por tanto, una máquina perfecta. Durante la
fonación se produce un cierto número de ciclos vibratorios erráticos responsables de las
citadas perturbaciones.
Los trastornos neurológicos degenerativos (como la enfermedad de Parkinson)

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deterioran la coordinación, la flexibilidad y la fuerza vocales, por los mismos mecanismos
neuromusculares que afectan a otros movimientos voluntarios (como la articulación).
Cuando es grave, limita la amplitud de los movimientos y todos los mecanismos de la
emisión sonora. En España, se estima que unas 100.000 personas sufren la enfermedad de
Parkinson, y la previsión es que esta cifra se duplique entre el 2025 y el 2030, como
consecuencia del aumento de la esperanza de vida. Hasta ahora se había dicho que una voz
susurrante, monótona y débil, con pérdida de la expresión y alteración del ritmo, puede ser
un síntoma de presentación inicial de la enfermedad de Parkinson.
Dentro del Instituto Interuniversitario de Lenguas Modernas Aplicadas, la Unidad
de Lingüística Clínica tiene como objetivo el análisis de las características de la voz
supuestamente normal, con el fin de establecer bien una valoración reeducativa de los
alumnos de cualquier tipo de enseñanza (pública y privada), bien la rehabilitación de los
trastornos en relación con los ambientes de trabajo, bien la identificación de la autoría de
la voz. En este sentido, se plantea el estudio de la voz patológica en todos sus parámetros
(perturbaciones del lenguaje, trastornos del habla y alteraciones de la voz y de la audición),
a fin de conseguir el diagnóstico y la valoración terapéutica. De esta manera, asume el
análisis de todas las posibles enfermedades sobre la comunicación humana (ya sea pre- o
postlocutiva), donde se investigan las muestras de voz como datos (objetivos y medibles),
tanto en la fase prequirúrgica, postquirúrgica y rehabilitadora.
Los resultados obtenidos verifican la hipótesis de trabajo que habíamos
establecido, a propósito de una preencuesta a una muestra de enfermos de Parkison y de
acuerdo con la suposición de que unas cuerdas vocales en las que hubiera algún tipo de
alteración estructural producirían un mayor número de ciclos erráticos. El “jitter” permite
la cuantificación de las perturbaciones de la frecuencia, y ha resultado un buen método de
valoración y diagnóstico de las voces patológicas de Parkinson.
En particular, los valores altos de “jitter” en la grabación microfónica están por
encima del promedio de 0,9, en el caso de los hombres seniles normales de la muestra de
Carbonell et al. (1996), y por encima del promedio de 1,5, en el caso de las mujeres
seniles normales, los cuales se han establecido como grupos de control. El incremento
del análisis acústico del “jitter” por encima de los valores normales de la voz senil es
una clara prueba del diagnóstico de la enfermedad de Parkinson, y en ese sentido debe
incorporarse a la prevención de dicha enfermedad, antes de los 50 años.

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Bibliografía

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