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Lo que hace que un recuerdo sea feliz es que tú decidas que así sea.

Que ese recuerdo esté libre de dolor o nostalgia, que ya no juzgues más lo que fue
y a las personas involucradas en dicho recuerdo.

Alguien me dijo una vez que el perdón es recordar sin rencor, y sé que es así,
cuando logramos recordar con paz es porque hemos trascendido aquello que fue,
es porque lo hemos integrado.

Lo que hace que un recuerdo sea feliz es que esté lleno de aceptación,
agradecimiento y amor (independientemente de todos los adjetivos calificativos que
pudiera tener desde la visión del ego). Y digo amor porque eso implica la certeza de
que lo ocurrido es resultado de lo que la consiencia universal sabía que debías
aceptar e integrar para trascender los mandatos de la conciencia y acercarte,
nuevamente, al todo, a esa misma consiencia de unidad.

Y si eso no lo hace feliz no te queda más que alegrar el recuerdo y acompañarlo


con tequila (No, eso es broma).

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