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LA ACCIÓN DE TUTELA

La acción de tutela es una figura jurídica establecida en la constitución política de 1991, como un

mecanismo de protección de los derechos fundamentales de todas las personas cuando

cualquiera de éstos resulte vulnerados o amenazados por la acción o la omisión de cualquier

autoridad pública o de los particulares.

Esta acción se encuentra consagrada en el artículo 86 de la constitución política y se caracteriza

por lo siguiente:

ARTICULO 86. Toda persona tendrá acción de tutela para reclamar ante los jueces, en
todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y sumario, por sí misma o por
quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos constitucionales
fundamentales, cuando quiera que éstos resulten vulnerados o amenazados por la acción o
la omisión de cualquier autoridad pública.

La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se solicita la tutela,
actúe o se abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento, podrá
impugnarse ante el juez competente y, en todo caso, éste lo remitirá a la Corte
Constitucional para su eventual revisión.

Esta acción solo procederá cuando el afectado no disponga de otro medio de defensa
judicial, salvo que aquella se utilice como mecanismo transitorio para evitar un perjuicio
irremediable.

En ningún caso podrán transcurrir más de diez días entre la solicitud de tutela y su resolución.

La ley establecerá los casos en los que la acción de tutela procede contra particulares
encargados de la prestación de un servicio público o cuya conducta afecte grave y
directamente el interés colectivo, o respecto de quienes el solicitante se halle en estado de
subordinación o indefensión.

La acción de tutela está regulada por la Constitución Política y el Decreto 2591 de 1991, donde
se encuentra todo el sustento normativo para este mecanismo.

Según el artículo 1 del Decreto 2591 de 1991, toda persona tendrá derecho acción de tutela para
reclamar ante los jueces en todo momento y lugar, mediante un procedimiento preferente y
sumario, por sí misma o por quien actúe a su nombre, la protección inmediata de sus derechos
constitucionales fundamentales, cuando crean que estos resulten vulnerados por la acción u
omisión de cualquier autoridad pública o de los particulares en los casos que señale este decreto.
Todos los días y horas son hábiles para interponer la acción de tutela, siendo este un mecanismo
preferente y residual

La acción de tutela procede siempre y cuando no existen otros medios de protección de sus
derechos por parte de los ciudadanos, que este sea el único medio para lograr la protección,
cuidado y restablecimiento de los derechos vulnerados, solo es procedente cuando hay otros
medios de defensa siempre y cuando se utilice como un mecanismo transitorio para evitar un
perjuicio irremediable.

Es prioritaria en cuanto al procedimiento, su trámite es preferencial y de obligatorio cumplimiento


para los jueces de la república, ya que los mimos una vez conozcan de la solicitud, cuentan con
10 día hábiles para emitir el fallo correspondiente, y su orden debe ser cumplida en un tiempo
máximo de 48 horas por la entidad responsable.

Esta acción solo procede por la vulneración o violación de derechos fundamentales como el
derecho a la vida, a la salud, el derecho de petición, al buen nombre o de derechos que no siendo
fundamentales, por su intrínseca relación con un derecho fundamental debe ser protegido.

Desde la presentación de la solicitud, cuando el juez expresamente lo considere necesario y


urgente para proteger el derecho, se podrán solicitar medidas cautelares para la protección del
derecho vulnerado, y se suspenderá la aplicación del acto concreto que lo amenace o vulnere.

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