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Muy querido Carlos:

Ayer me llamaste para pedirme que escribiese algo sobre el P. Carlos Lojoya; mi primer
sentimiento fue el de responder “no”: muchos otros lo pueden hacer mejor que yo.
Mi temor más grande, o pena, es que el Instituto, muchos sacerdotes, religiosos y laicos le
debemos mucho al P. Carlos ¡Cómo ponerse a la altura! Se trata de trazar un perfil y no de
borronear una figura.
Si por el fruto se conoce el árbol hay que ver los frutos de su ministerio para comprender su
figura.

Cuando, en 1972; Julio Moyano, hoy sacerdote del clero de San Luis (Argentina), me
presentó este neo-sacerdote porteño ni remotamente podía imaginar lo que Dios preparaba. Solo
volví a ver al Padre en 1975, fue cuando me invitó a una tanda de Ejercicios predicada por el P.
Marcos Pizariello en la Villa de la Quebrada. Desde allí me hice frecuentador del grupo de jóvenes
que él dirigía y del grupo de los más íntimos.
No cito por caso a) los Ejercicios, b) ni la Villa de la Quebrada, c) ni el grupo de Jóvenes.
a) Los Ejercicios porque siempre se esforzó de organizar tandas trayendo sacerdotes, los
mejores que encontraba; (ese año de 1975 el P. Carlos Buela predicó otra tanda –de él me recuerdo
como descalzo presidía el Via Crucis subiendo por las lomas pedregosas del Calvario- ¡es verdad
que en ese tiempo el P. Buela era delgadito!).
b) La Villa de la Quebrada: el P. Lojoya fue quien se lo hizo conocer al P. Buela (que era su
amigo más intimo desde la infancia). Cuando mejoraron las instalaciones de la Quebrada esta le
servía de lugar de descanso y de convivencia con “sus” jóvenes.
c) El grupo de jóvenes, el “Secretariado de Jóvenes”, fue uno de sus apostolados más
fecundos de los realizó en San Luis ¡y muchos y muy fecundos fueron todos sus apostolados! No
solo las incontables vocaciones masculinas y femeninas, sino también los jovenes que hoy (ya no
son jóvenes) llevan una vida ejemplarmente cristiana.

En San Luis hicieron época sus sermones (debería haber una versión on-line, en youtube de
estos, en verdad hay algo en el sito www.alexandriae.org). Fue el mejor predicador que conocí: por
contenido y modo. La Catedral se llenaba ¡y sus sermones facilmente eran de 25 minutos! Y nadie
me diga que eso era posible el siglo pasado … cuando el predicador es bueno no vale eso de “solo
10 minutos”; que los predicadores “del llano” lo hagan 10 minutos, pero no ponerle mordaza a los
“de cumbre”.

Unos 10 años estuvo en San Luis hasta que el obispo le “pidió” que “volviera a su diócesis”;
P. Carlos siempre estuvo incardinado en Buenos Aires; sin eufemismos: lo hecharon. Esto fue un
golpe tremendo, un mazazo artero, hicieron de él un nuevo “ruizeñor fucilado”. “El que no ama no
sabe lo que es el sufrimiento” dice S. Pedro J. Eymard; El P. Calos esta vez lo experimentó ¡y
cómo!... Había hecho de San Luis su casa, su patria, su familia.

En Buenos Aires recomenzó, poco a poco, desde el confesonario de San José de Flores a
formar sus nuevos hijos espirituales; y desde el púlpito iluminava las mentes y encendía los
corazones como lo hiciera en San Luis.
Muchos lo siguieron al nuevo destino que después le confiaron: la parroquia de la
Visitanción. Nuevas iniciativas apostólicas, que nunca le faltaron, como por ejemplo los Boy
Scouts, coro, etc. (hay quienes conocen mejor esta época)…

EL IVE DEUDOR
El IVE le es deudor, con gran deuda, por dos motivos: el primero y fundamental por el
número de vocaciones, ¿cuántos hijos espirituales formaron el primer grupo del IVE…? Sin contar
los candidatos que fueron a San Rafael enviados por sacerdotes formado por el P. Carlos.
También, y es el segundo motivo, porque en el momento de mayores dificultades materiales
siempre él y la parroquia de la Visitación ayudaron con generosidad.
Él fue miembro del IVE de corazón, faltó la figura canónica de los votos, pero el suyo fue
siempre un amor al IVE “no retractado” … como si hubiese dicho: “hasta que la muerte nos
separe”.

Estoy llegando a lo “más sentido de esta historia”: ¿cuál fue el secreto del Padre? ¿cuál fue
el secreto del Padre con los jóvenes? Porque hay algo “secreto”, y descubrirlo sería un verdadero
tesoro para quien traja con jovenes.
Que había algo “secreto” se pone de manifiesto porque cuando lo conocí no había nada (o
poco) de lo que uno supone debe ser el “gancho” del apostol con los jóvenes (y muchos eran
adolescentes). Era una persona sedentaria (y estaría por los 30 años); lo más frecuente era verlo con
un libro en la mano, leyendo algún Santo Padre, y el matecito enlozado… sus momentos
eutrapélicos era cocinar (generalmente la cena) para los jovenes que nunca le dábamos mucha paz.
Su metodo es un secreto porque no está en la superficie, y no es secreto porque sabemos que
“amor saca amor”; el se donaba entero y los frutos llegaban. Si el podía arrastrar tras de sí era
porque amaba “hasta la obsesión”, sin medias tintas; no que fuese “obsesivo” en el trato, que era en
todo normal. Un ejemplo para que se me entienda: una vez lo visité cuando estaba él en la
Visitación y en esos días un joven había dejado de frecuentar la iglesia… cuantas veces lo oi repetir
“el diablo le ha prendido fuego”… y comenzaba a hablar de otro tema y volvía “el diablo…”
Amor y sufrimiento: Le gustaba repetir con frecuencia “el grano que cae en tierra si no
muere no da fruto”, siempre nos lo recordaba. Creo que cada día él experimentó –con alegría–, lo
que enseñaba. Lo que aumentaba su sufrimiento era la sensibilidad que tenía, aunque no lo
desbordase. Sencibilidad de artista: era un poco poeta, como era pintor (lo inentó cuando
adolescente) … seguramente por eso era tan buen predicador.

De sus métodos apostólicos, de su pastoral, rescataré uno. Dejo otros que podría señalar: la
dirección espiritual, las Misiones Populares –las revitalizó en San Luis con la ayuda de sus
sacerdotes amigos de Buenos Aires: P. Carlos Buela, P. C. Nadal, P. Barbich-), los Cursos de
Cultura Católica –Mons. Aguer fue varias veces-; los Ejercicios Espirituales, los Boy Scouts; el
cuidado de los pobres o de los minusválidos, etc…
Lo que quiero rescatar es el modo de trabajar con los jóvenes:
1) Él consiguió que la “perifería” entrase en su casa (que en realidad era la del obispo).
Estaba siempre dispuesto a recibirnos para lo que fuese y cuando fuese: ya sea para confesarnos o
para tomar unos mates; sea que fuesemos a pedirle algo o darle cuenta de algo que nos había
pedido…
2) Nos formaba entre “los pucheros”, con un cucharón en la mano… me recuerdo de la
“nonna” que era “su” olla a presión preferida ¡Y era excelente cocinero! Tenía la habilidad de
hacernos interesar en los temas que él quería, temas siempre formativos, pero lo lograba sin
forzamientos, naturalmente… creo que “digerí” toda la ‘Teologia Fundamental’ de Albert Lang (la
apologética era uno de sus temas preferidos) mientras le hacia el honor a un pejerrey al roquefort.
¡Con un profesor así da gusto ir a clases! En resumen: en el ambón era San Juan Crisóstomo, y en
casa era Socrates: te hago preguntar y te respondo.
3) … y lo acabo de notar: los jóvenes eran su tesoro, no solo hablando moralmente, sino que
“invirtió” dinero en la formación de los jóvenes ya que el mecenazgo cuesta dinero; nunca ahorró
en sus apostolados.

Bueno querido Carlitos… ha quedado por contar la “vuelta del P. Carlos”, es decir la historia
del Padre en Buenos Aires…

Si esto te ha parecido poco, o tal vez demasiado, poné:


¡Fue un curazo, de cabeza a los pies, integro! ¡Y co-fundador del IVE!
Pd: Un pensamiento para don Santos y doña María los papás del P. Carlos; al papá creo que
lo vi solo una vez, la mamá nos recibió muchas veces en su casa, con un cariño de madre, una
viejecita encantadora; del papá debería escribir el P. Carlos Buela, creo que don Santos fue uno de
esos cristianos que salieron a defender los templos porteños de las quemas de la decada del 50…

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