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O´donnel

Estado y alianzas en la Argentina

El autor analiza el intento iniciado en 1966 de implantar y consolidar en la Argentina lo que el


autor llama un Estado “burocrático-autoritario”. Sus modalidades de alianza con la gran
burguesía doméstica y con el capital internacional, sus impactos sociales y su colapso alrededor
de 1969 se comparan en el texto con las experiencias de Brasil (1964), Chile (1973) y el Uruguay.
El trabajo analiza las tendencias de largo plazo que enmarcan estas coyunturas y que permiten
ligarlas con el proceso histórico que las contiene.
Las diferencias específicas del caso del “autoritarismo burocrático” argentino de 1966-1973 con
las restantes experiencias fueron:
1. el nivel menor de “amenaza” previo a la implementación del nuevo estado
2. los controles menos severos aplicados al sector popular y de los sindicatos, frente al
Estado y las clases dominantes
3. el mayor nivel de autonomía del sector popular y de los sindicatos
4. la moderada caída de los salarios obreros y la pérdida de ingreso mas abrupta sufrida
por los sectores medios empleados
5. la alianza que se forjo entre el sector popular y los sindicatos, por un lado, y de buena
parte de la burguesía domestica (se refiere a propietarios de empresas nacionales), por
la otra, contra el nuevo Estado y sus políticas internacionalizantes
6. el conflicto en el que se vio lanzado el gobierno y la burguesía urbana contra la burguesía
pampeana
7. el decisivo papel del peronismo como canal de expresión y movilización de una
heterogénea constelación de fuerzas.

Antecedentes históricos

Como en el resto de America Latina, el capitalismo argentino se expandió al ritmo y con las
características impuestas fundamentalmente por la incorporación como exportadoras de
productos primarios, de algunas de sus regiones. Esto traza una distinción respecto de las
regiones de America Latina que no quedaron directamente vinculadas al mercado mundial.
Dentro de las que sí quedaron vinculadas, el sistema de la estancia de la pampa argentina y del
Uruguay tuvo conocidas diferencias respecto de los enclaves y plantaciones del resto del
continente. Señalaremos:
1.1 la estancia fue menos trabajo-intensiva que la plantación y la hacienda
1.2 fue también menos intensiva en capital y tecnología que la plantación y el enclave
1.3 el control de la tierra quedo, en la pampa argentina y en Uruguay en manos de una temprana
burguesía agraria local, en tanto que el enclave y la plantación solieron ser propiedad directa
del capital internacional y la hacienda en manos de una oligarquía capitalista
1.4 ese hecho, combinado con otras ventajas comparativas dieron a la burguesía pampeana y
uruguaya una importante base propia de acumulación de capital
1.5 la acumulación agraria impuso la emergencia del sector urbano, comercial a
incipientemente industrial, mas rico y diversificado que el de las economías que giraron
alrededor de otros tipos de cultivo

De estas diferencias derivan otras:


2. la economía exportadora de lanas y cereales (mas tarde también de carne) cubrió una parte
mayor del territorio nacional que la que ocuparon las otras economías de exportación
latinoamericanas.
3. La importante base de acumulación local que daba el control de la tierra, la alta productividad
de ésta hasta aproximadamente 1930 y los escasos requerimientos de trabajo de su modalidad
“extensiva” de explotación fueron decisivos para que la región pampeana fuera mas
diversificada y prospera que las del enclave, la plantación y la hacienda. Esto generó un ingreso
significativamente mayor del sector popular.
Esto tuvo otras consecuencias:
3.1 hacia comienzos del siglo XX la existencia de un mercado urbano plenamente capitalista y
de ingresos altos indujo un comienzo de industrialización que recibió un impulso de las
restricciones a la importación resultantes de la Primera Guerra Mundial
3.2 emergió una también temprana clase obrera que desarrollo patrones organizativos
autónomos frente al Estado y a la incipiente burguesía industrial
3.3 las posibilidades de expansión comercial y financiera, junto con esas primeras actividades
industriales hicieron que esta economía creciera fundamentalmente al impulso de su propia
sociedad civil y de su engarce con la internacional, es decir, el impulso dinamizador de este
sistema pasaba relativamente poco por el Estado, como en general tendió a ocurrir.
En el lapso entre 1870 y 1930 el Estado Argentino pudo parecerse al Estado liberal de los grandes
centros mundiales, en tanto funciono como un sistema de democracia política más
ostensiblemente fraudulento, pero con un nivel de participación electoral no inferior a aquellos.
La burguesía pampeana y sus prolongaciones se engarzaron directamente con un Estado
nacional, constituyéndolo, no con el estado regional que en el resto de América Latina fue tantas
veces el principal ámbito de poder político de las respectivas clases dominantes.
La continuada centralidad de la burguesía pampeana entrañó que esa clase y ese estado
tempranamente nacionales fueran también el ámbito principal de la internacionalización de su
sociedad y economía. En especial, las características “liberales” del Estado argentino y el fuerte
peso relativo de su sociedad civil no pueden entenderse sino a partir de su condición de puntos
de engarce de la burguesía pampeana con el capital internacional. Fue esta constitutiva
internacionalización de una región económicamente muy dinámica y que incluía a “parte” de
una Argentina casi sin campesinado, lo que permitió que ese Estado tan internacionalizado fuera
temprana y arrasadoramente nacional.

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