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Se estudiará primero al cuerpo natural llamado hombre, y ya que al hablar de este en Hobbes
implica mencionar a la naturaleza humana, entendida como pasiones, miedos, afectos, entre
otros, partiremos de la premisa de que el movimiento no produce otra cosa que movimiento,
es decir, una cadena en donde el hombre tiene pasiones, las cuales lo llevan a deliberar sobre
algo y esta deliberación a su vez trae consigo una acción. Según Hobbes, la sabiduría se
adquiere leyendo en los hombres, y quien ha de gobernar una nación entera, debe leer, en sí
mismo a toda la humanidad, esta es la razón por la que se estudiará el cuerpo natural. En
segunda instancia se estudiará el nacimiento del cuerpo artificial, el cual puede ser
argumentado por “cada acto de la voluntad humana y cada deseo e inclinación proceden de
alguna causa, y ésta de otra, en una continua cadena” (Hobbes, 2007, p.170) y todo procede
de una necesidad, en este caso la paz y la conservación.
Lo que es objeto de cualquier deseo o apetito es a lo que Hobbes llama como bueno,
mientras que el objeto de su odio o aversión, malo, ambas con un carácter moral, puesto que
son utilizadas en relación con las disposiciones del cuerpo de cada persona. Entonces, donde
aun hay estado de naturaleza, es el individuo quien ejerce como juez absoluto de esto y la
libertad que tiene de hacer u omitir según el apetito o la aversión, es lo que llama deliberar,
lo que se refiere a una cadena de voluntades –voluntad entendida como el último apetito de
la deliberación, el acto de querer- . Se habla sobre una felicidad transitoria, en movimiento y
relativa, así pues, se dice que existe un ciclo de deseos, ya que al alcanzar uno, se emprende
en la búsqueda de otro y otro y así sucesivamente. La razón, no menos importante que la
felicidad, es un instrumento funcional para tomar mejores decisiones, pero claramente es la
pasión y no la razón la que mueve al hombre.
Hobbes afirma que la naturaleza ha hecho a los hombres iguales en facultades del cuerpo y
del espíritu, esto lo sustenta en que si bien un hombre es en ocasiones más inteligente o fuerte
que otro, cuando se consideran en conjunto, la diferencia no es tan importante. El problema
de esto radica en que los hombres no nacieron aptos ni sienten placer siendo sociales lo que
implica que todo tipo de relación humana esta dictada por la desconfianza, esto a su vez
genera discordia entre ellos a causa de la competencia, la desconfianza y la gloria, y puesto
que todo hombre quiere beneficios, seguridad y reputación para así aumentar dominio sobre
sus semejantes y lograr conservarse, hará todo lo que su razón y juicio consideren como los
medios más aptos. A esto se le llama estado de naturaleza o estado de guerra, regido por el
derecho natural, donde cada hombre puede ejercer su propio poder sin restricciones para la
conservación de su naturaleza.