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Nacimiento del estado en Hobbes

Por: Laura Labarcés Tamayo

Thomas Hobbes, autor de “Leviatán”, se propone exponer la formación del estado a


partir del hombre, puesto que para el, siguiendo sus corrientes tanto materialistas como
mecanisistas, las cuales admiten a la materia y a los movimientos de la misma como el
principio de la realidad, es el hombre quien como ser natural o cosa pensante materializa al
estado u hombre artificial mediante la mimesis de si mismo, y dado que hay una comparación,
medio por el cual el ser natural puede conocerse a si mismo gracias a la experiencia, existe
una ciencia -razonamiento- la cual denominamos filosofía, encargada de estudiar los cuerpos
tanto naturales como artificiales.

Se estudiará primero al cuerpo natural llamado hombre, y ya que al hablar de este en Hobbes
implica mencionar a la naturaleza humana, entendida como pasiones, miedos, afectos, entre
otros, partiremos de la premisa de que el movimiento no produce otra cosa que movimiento,
es decir, una cadena en donde el hombre tiene pasiones, las cuales lo llevan a deliberar sobre
algo y esta deliberación a su vez trae consigo una acción. Según Hobbes, la sabiduría se
adquiere leyendo en los hombres, y quien ha de gobernar una nación entera, debe leer, en sí
mismo a toda la humanidad, esta es la razón por la que se estudiará el cuerpo natural. En
segunda instancia se estudiará el nacimiento del cuerpo artificial, el cual puede ser
argumentado por “cada acto de la voluntad humana y cada deseo e inclinación proceden de
alguna causa, y ésta de otra, en una continua cadena” (Hobbes, 2007, p.170) y todo procede
de una necesidad, en este caso la paz y la conservación.

Por lo que respecta a los pensamientos del hombre, la percepción de un objeto


mediante los órganos de los sentidos genera una sensación, la cual es una fantasía, causada
por la presión, la resistencia o el esfuerzo del corazón para libertarse, es decir, por los
movimientos de las cosas externas que actúan “sobre los ojos, oídos y otras partes del cuerpo
humano, y por su diversidad de actuación produce diversidad de apariencias” (Hobbes, 2007,
p.15)y entre más sensaciones se tiene se adquiere la experiencia, esto hará del hombre un ser
prudente, es decir, que guía sus acciones con base en los signos, entendiéndose estos como
los acontecimientos anteriores de los siguientes, estos pueden ser falibles, puesto que es una
mera opinión. Mientras más transcurra el tiempo desde la visión o sensación del objeto, se
convierte en memoria o imaginación, es decir, la imagen que en la visión fue creada, pero ya
sin la sensación. Esta imaginación puede dividirse en simple, lo cual significa recordar algo
completamente, o compuesta, la cual se refiere a la suma de imágenes para crear otra cosa,
por ejemplo, caballo y hombre es centauro.

No hay un organismo vivo sin conocimiento y no hay conocimiento sin pasiones, y


como todas las pasiones son subjetivas, no se puede esperar que todos tengan y comprendan
de la misma manera los signos, pero si debe existir un acuerdo en el uso de los nombres para
que pueda haber ciencia, esta entendida como un dominio controlado de efectos (causal) e
infalible. Entra a ser parte muy importante de toda esta cadena el lenguaje, que no es más que
la suma de nombres y apelaciones, gracias al que los hombres registran sus pensamientos y
los exteriorizan, es decir, los comparten al otro por utilidad o simple conversación y sin el no
podría existir la sociedad, la paz o un contrato. Existen dos usos principales del lenguaje, a
los cuales Hobbes pone dos nombres: marcas y notas, en donde se le dan nombres a las
sensaciones, y signos, los cuales se refieren a comunicar al otro las marcas o notas. Entonces,
si el hombre es el único ser que tiene un lenguaje, es también el único que está sujeto a la
verdad y a la falsedad, entendida la primera como la corrección de los nombres en las
afirmaciones y a la segunda como el uso incorrecto de las palabras y gracias a estos
podríamos afirmar que la verdad es el primer uso del lenguaje.

Lo que es objeto de cualquier deseo o apetito es a lo que Hobbes llama como bueno,
mientras que el objeto de su odio o aversión, malo, ambas con un carácter moral, puesto que
son utilizadas en relación con las disposiciones del cuerpo de cada persona. Entonces, donde
aun hay estado de naturaleza, es el individuo quien ejerce como juez absoluto de esto y la
libertad que tiene de hacer u omitir según el apetito o la aversión, es lo que llama deliberar,
lo que se refiere a una cadena de voluntades –voluntad entendida como el último apetito de
la deliberación, el acto de querer- . Se habla sobre una felicidad transitoria, en movimiento y
relativa, así pues, se dice que existe un ciclo de deseos, ya que al alcanzar uno, se emprende
en la búsqueda de otro y otro y así sucesivamente. La razón, no menos importante que la
felicidad, es un instrumento funcional para tomar mejores decisiones, pero claramente es la
pasión y no la razón la que mueve al hombre.

Hobbes afirma que la naturaleza ha hecho a los hombres iguales en facultades del cuerpo y
del espíritu, esto lo sustenta en que si bien un hombre es en ocasiones más inteligente o fuerte
que otro, cuando se consideran en conjunto, la diferencia no es tan importante. El problema
de esto radica en que los hombres no nacieron aptos ni sienten placer siendo sociales lo que
implica que todo tipo de relación humana esta dictada por la desconfianza, esto a su vez
genera discordia entre ellos a causa de la competencia, la desconfianza y la gloria, y puesto
que todo hombre quiere beneficios, seguridad y reputación para así aumentar dominio sobre
sus semejantes y lograr conservarse, hará todo lo que su razón y juicio consideren como los
medios más aptos. A esto se le llama estado de naturaleza o estado de guerra, regido por el
derecho natural, donde cada hombre puede ejercer su propio poder sin restricciones para la
conservación de su naturaleza.

“Es natural también que en dicha condición no existan propiedad ni dominio, ni


distinción entre tuyo y mío; sólo pertenece a cada uno lo que puede tomar, y sólo en tanto
puede conservarlo” (Hobbes, 2007, p.104), además de lo ya mencionado, el estado de guerra
niega toda existencia de ciencia, arte y economía y mantiene al hombre en un constante temor
a la muerte violenta. Para superar la guerra, el hombre parte de sus pasiones del temor, el
deseo de las cosas que son necesarias para una vida confortable y de la esperanza de
obtenerlas por medio del trabajo, también hace uso de su razón para crear normas de paz o
leyes de naturaleza para conservar su vida. Para la creación de estas normas se hace necesario
un medio al cual llamaremos estado, quien será actor o representante de las palabras y
acciones de la unidad (multitud de hombres con un representante) y ordenará la paz, la cual
se refiere a la ley primera y fundamental de naturaleza y la seguridad común, mediante la
distribución de las tierras, la aprobación o desaprobación las relaciones con el extranjero.
Para la creación del mismo se debe realizar un pacto en donde cada hombre renunciará a su
libertad natural y procurará la observancia de la justicia, la equidad, la modestia, entre otras
por temor al castigo.
Finalmente, podríamos decir que la convivencia humana no podría ser posible sin
estado y este a su vez se puede definir como una asociación no espontanea que tiene el fin de
garantizar la seguridad y la vida armoniosa de la unidad.

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