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Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883, en la ciudad de Praga,

perteneciente en ese entonces al imperio Austro-Húngaro. En ella confluían tres


culturas: la checa, la alemana y la judía. Kafka fue hijo de una familia judía de
clase media. Sus padres eran Julie Löwy y Hermann Kafka. Este era un próspero
comerciante de carácter fuerte cuya figura se impuso en muchas de las decisiones
de su hijo, una de ellas por ejemplo, estudiar derecho. Otra cuestión
incomprendida en este autor y quizás motor de las frustraciones de su origen, fue
el desprecio de su padre al judaísmo y la negación que se le inculcó desde su
niñez hacia esta religión, la cual retomará con fascinación en su madurez.
Hermann era extremadamente rígido e insensible para con su hijo, lo que afectó
en el desarrollo emocional de Franz. Siempre sufrió de migrañas e insomnio, y
su miedo al padre fue una de sus motivaciones más exploradas y originarias de
sus frustraciones.
Su breve existencia coincidió con momentos claves de la historia: el
comienzo del siglo, la Primera Guerra Mundial fueron acontecimientos que
probablemente también influenciaron en sus escritos debido a su sensibilidad
como artista y a su mirada humana.
En 1917 comenzó a sentir los primeros síntomas de tuberculosis.
Enfermedad que padeció durante varios años. Murió a los cuarenta y un años, en
1924, tras una vida desgraciada en la que solo le apasionó la tarea de escribir sin
importarle demasiado la publicación de sus obras. Solicitó que después de su
muerte se destruyeran todos sus escritos, pero su amigo Max Brod se negó a
acatar su última voluntad. Gracias a él, hoy podemos gozar de la poética de un
grande como lo fue Franz Kafka.

(Corto del argumento, y después la crítica)

“¿Qué ves cuándo me ves? en La metamorfosis de Franz Kafka”

“La metamorfosis”, es una obra que retratará la historia de un hombre


llamado Gregorio Samsa, un comerciante de telas que vive con su familia a la
que él mantiene con su sueldo, quien un día amanece convertido en un enorme
insecto y verá como su vida cambia radicalmente.
En el presente ensayo crítico se pretende demostrar que a pesar de que en
la obra se evidencia un hecho marcadamente extraño, la transformación, propia
de los cuentos clásicos fantásticos, la misma no cumple con la totalidad de la
estructura, debido a la ausencia de lo que Tzvetan Todorov denomina como
vacilación.
Esta vacilación será desplazada a causa de un tratamiento lleno de
inquietante originalidad del autor, que darán una vuelta de rosca a las pautas
clásicas y convencionales producto de una novedosa cosmovisión del artista.
Esto, a su vez, permitirá ahondar en lo autobiográfico y lo social.
En el libro “La introducción a la literatura fantástica”, el estructuralista
Tzvetan Todorov, mediante un análisis riguroso nos llevará a través de
razonamientos y sutiles observaciones a la postulación del género fantástico y a
la descripción de sus rasgos específicos.
En los cuentos fantásticos tradicionales el estructuralista diferencia tres
categorías dentro de la ficción no-realista: lo maravilloso, lo insólito y lo
fantástico. Cada uno de estos géneros se basa en la forma de explicar los
elementos sobrenaturales que caracterizan su manera de narración.
Si el fenómeno sobrenatural se explica racionalmente al final del relato,
estamos en el género de "lo insólito". Lo que a primera vista parecía escapar a las
leyes físicas del mundo tal y como lo conocemos, no es más que un engaño de
los sentidos que se resolverá según estas leyes.
Por otro lado, si el fenómeno natural permanece sin explicación cuando se
acaba el relato, entonces nos encontramos ante "lo maravilloso". Para Todorov,
el género fantástico se encuentra entre lo insólito y lo maravilloso, y sólo se
mantiene el efecto fantástico mientras el lector duda entre una explicación
racional y una explicación irracional. Descarta que un texto permanezca
fantástico una vez acabada la narración: es insólito si tiene explicación y si no la
tiene, es maravilloso. Según él, lo fantástico es "el tiempo de una vacilación",
hasta que el lector opte por una solución u otra.
En lo fantástico el acontecimiento extraño o sobrenatural era percibido
sobre el fondo de lo que se considera normal y natural; la transgresión de las
leyes de la naturaleza hacía tomar una conciencia mayor del hecho. La literatura
fantástica postula la existencia de lo real, de lo natural, de lo normal para poder
luego romper el contexto.
Teniendo en cuenta esta concepción, es posible decir que “La
metamorfosis” se distingue de manera clara de las historias fantásticas
tradicionales por un punto muy particular, en esta obra el acontecimiento
sobrenatural ya no provoca vacilación porque el mundo descrito es del todo
extraño, tan anormal como el acontecimiento al cual le sirve de fondo.

“…Trató de tocarse con una de sus piernas pero la tuvo que retirar en
seguida, porque su solo contacto le produjo escalofríos… (…)…Se deslizó hasta
recobrar su postura inicial. “tener que madrugar”, pensó, “lo vuelve estúpido a
uno…”

Kafka, en esta obra, trata lo irracional como si formara parte del juego, su
mundo obedece una lógica onírica, pesadillesca que ya no tiene nada que ver con
lo real. Es posible decir que el relato kafkiano abandona una de las condiciones
de lo fantástico: la vacilación ya no está.
Al principio Gregorio cree que sueña pero se convence con rapidez de lo
contrario y busca una explicación racional. Poco a poco el protagonista va a
aceptar la situación como insólita pero, en resumidas cuentas, posible. Lo más
sorprendente es que el personaje principal tanto como lector, eventualmente lo
asimilan como algo natural en el contexto de la historia, así como también el
resto de los personajes que rodean a Gregorio, no parecen sorprendidos, ni
alterados por su nuevo aspecto.
La cosmovisión kafkiana parece plantearse asuntos que muchos artistas y
filósofos del siglo XX atravesaron. La insatisfacción del hombre en un mundo
que lo somete, lo juzga, lo discrimina, no lo comprende. Acontecimientos
sociales como las guerras produjeron una recaída en el pensamiento del ser
humano. Se podría hablar de un ser humano desolado, sin fe ni esperanzas que
buscará respuestas que expliquen esa realidad interior que le acontece. Franz
vivirá sin lugar a dudas estas sensaciones. Su condición de judío tan discriminada
a lo largo de su vida, su pasión al arte tan frustrada, como así su enfermedad tan
cruel, que seguramente despertó el desprecio de su alrededor, hicieron de su
poética, un material autobiográfico, porque se puede percibir en los personajes de
su relato, sus propias sensaciones como la de sentirse un bicho.
Gregorio Samsa, se somete al autoritarismo del padre, al laboral, al social,
ya que debe trabajar para mantener a su familia, se hace cargo de ellos, pero
luego de su cambio, estos no dudan en humillarlo, lo aborrecen, Gregorio pasa
de ser el sostén, a convertirse en un estorbo. Incluso una de estas figuras
autoritarias como lo es el padre, será quien culmine con su vida.
Se concluye entonces de esta manera que “La Metamorfosis” no entra en
la clasificación de lo fantástico, y que la ausencia de la vacilación del lector, se
da por la aceptación o identificación con este personaje. Probablemente Gregorio
Samsa y su metamorfosis, no son más que la percepción de si mismo y del
hombre del siglo XX concebido bajo la mirada sartreriana como un hombre
arrojado a la acción, condenado a la libertad, una libertad que lo llevará a tomar
decisiones insatisfactorias, que lo obligará a vivir en un mundo lleno de
decepciones, provocando una alineación en él, una enajenación, una perdida de la
identidad simbolizada en Kafka con un hombre convirtiéndose en un asqueroso
insecto.
(Corto final)

Integrantes
 Chávez, Paola
 Gramajo, Fiama.
 Revainera, María.
 Salvatierra, Yesica.

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