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Melissa López Palacio

El lenguaje, el instrumento que nos limita a la experiencia clásica

En sus primeros años de vida, el hombre se vio inmerso en situaciones extremas que lo

llevaron a descubrir instrumentos para valerse y vencer las precariedades que se presentan en la

naturaleza. Uno de esos instrumentos que adquirió y lo puso por encima de todas las especies fue

el lenguaje. Así, el director Jean-Jacques Annaud en su cinta cinematográfica La Guerre du fue,

nos permite admirar una evolución y lucha por la cual debe de pasar el hombre para adquirir

mediante la técnica, la tecnología, su constitución como sociedad y el desarrollo de una forma de

comunicación.

Gracias a las inmersiones del hombre en sus primeros años en los cuales se iba desarrollando

como humano, mientras conocía su mundo y lo apalabraba, mientas ahondaba en las

experiencias que le permitían tener un conocimiento previo para llevar a cabo sus acciones, toma

conciencia y su accionar ya esta delimitado por unos parámetros que conoce. Es aquí, donde mi

objetivo es exponer una perspectiva distinta sobre la experiencia que define el filósofo italiano

Giorgio Agambe, anteponiendo el lenguaje como medio que interfiere sobre la experiencia

clásica, y la determina como experiencia científica. Para tener mayor claridad, Agambe (año)

demuestra que “mientras la experiencia científica, en efecto, es la construcción de un camino

cierto (de un méthodos, es decir, de un sendero) hacia el conocimiento, la quéte, en cambio, es el

reconocimiento de que la ausencia de camino (la aporía) es la única experiencia posible para el

hombre. Pero, por el mismo motivo, la quéte es también lo contrario de la aventura, que en la

edad moderna se presenta como el último refugio de la experiencia” (p.164).

Ahora bien, como lo he ido manifestando con anterioridad, en los inicios el hombre tenía la

necesidad de encontrar formas para sobrevivir, así pues, fue adquiriendo técnicas y tecnologías

que le permitían valerse e ir creando necesidades para mejorar su estilo de vida. Claro está, que
en la actualidad sucede algo similar, pero con objetivos particulares y no por necesidad primaria,

sino por el consumo desmedido al que nos arroja el modo de vida de los países capitalistas.

Por consiguiente, la forma para preservar en su mente y guardar un significado sobre su

accionar, heredarlo a su semejante y hacer que los posteriores a él obtengan estos mismos, es

mediante la palabra. Al tener una lengua en común, se logra heredar los conocimientos de

técnica y tecnología a las generaciones venideras, y la palabra es el medio mas próximo. Pero no

la palabra como repetición, sino como instrumento de compresión y un reflejo de la cognición

del ser humano. En efecto, Cassirer (1967) dice que “se puede decir que físicamente la palabra es

impotente pero lógicamente se eleva a un nivel más alto, al superior; el logos se convierte en el

principio del universo y en el primer principio del conocimiento humano” (p.97). Así, se

establece como el medio por excelencia para construir conocimiento y heredar el del pasado para

adaptarlo a nuestras necesidades actuales.

Ahora es completamente difícil vivir una experiencia genuina, frente a la que no se tenga

ningún tipo de información, preceptos, indicaciones o al menos un concepto básico de lo que es.

Esto lo sustenta, el sólo hecho de que por medio de las TIC tengamos una cantidad vasta de

información que nos indique una ubicación, un concepto, imágenes, cantidades, colores, etc. Por

ende, y un claro ejemplo de esto puede ser al momento de enfrentarnos a visitar un restaurante,

ya que la mayoría de gente nos hemos involucrado en un escenario como este. Sabemos

perfectamente para que sirven los elementos por los cuales están constituidos estos espacios, no

importa en el lugar del mundo a donde vayamos, puede ser Italia, Japón, Egipto o simplemente

una de las regiones de nuestro país, entendemos lo obvio, allí vamos a comer, aunque sea en el

piso, en mesas individuales, en mesones, sabemos muy bien a que se va a un lugar así. No

obstante, mi ejemplo se puede refutar de una manera muy simple, ¿y lo que van a comer? ¿no es
esa la experiencia nueva? Por mi parte, respondería que, aunque fuese otro mamífero como un

perro, no deja de ser carne, y aquellos que no somo vegetarianos no es una experiencia diferente

el solo hecho de comer otra carne, aunque su textura y sabor puedan variar, ya nuestros dientes,

cerebro y sistema digestivo están programados para ingerir y procesar dicho alimento.

Con el anterior ejemplo, quería dar claridad de una forma sencilla al hecho de que las

experiencias en la actualidad no son de una manera genuina y también es por decisión del

hombre no querer que sean así. Es solo ver como nos valemos de medios para tratar de entender

muchas cosas, una gran parte de la población no se va para una ciudad desconocida a perderse,

solo hacen uso de los GPS para guiarse, pues necesitan sentir el control del espacio y no llegar a

experimentar cosas desagradables como estar en contra vía en una avenida.

Sin embargo, ¿Cuál es entonces el papel del lenguaje frente a las experiencias? Mediante el

lenguaje, el ser humano construye su mundo, su cultura, sus conceptos, su forma de operar en él.

En la actualidad, todo aquello que nos agrada, que juzgamos o que nos impulsa a llevar a cabo

ciertas acciones es mediante nuestros gustos, que están mediados por nuestras costumbres y

cultura, pues estas son heredadas de nuestros antepasados por medio de una lengua en común.

También, hay que darle importancia a la religión, ya que esta también nos permite operar bajo

cierto lenguaje que nos limita la forma de actuar en el mundo. Así pues, el hombre bajo el

amparo del lenguaje, de unos conceptos establecidos comienza a actuar en su sociedad con bases

fijas desde un hogar determinado. Esto conlleva a que entienda como enfrentar las situaciones

venideras, a operar bajo similitudes para obtener resultados iguales. Somos seres repetitivos, por

eso siempre creamos cosas similares, buscamos el mismo final “feliz”, no nos gusta tomar

partido en lo diferente, en todo aquello que es desconocido, pues pocos se atreverían a entrar a

una cueva oscura sin ningún tipo de iluminación que nos permita entender qué se tiene en frente.
Pero no es solo el hecho de que debamos operar en una sociedad repetitiva y dogmática, también

hay que tener presente el papel de las redes sociales y los medios virtuales, pues estos no solo

nos acercan a otras culturas, sino que nos permite vivir realidades alternas. Aquí también se

opera bajo un lenguaje, que va modificando nuestros preceptos y nos ayuda a hacer del mundo

algo homogéneo, pues vamos construyendo un mismo lenguaje, sin que las lenguas se vuelvan

un obstáculo.

De ahí, que ya las experiencias no logren ser experiencias clásicas, un abandono que nos

permita construir nuestros saberes y entender situaciones, pues el hombre esta constantemente

bombardeado por múltiples cosas o situaciones, la velocidad, el poco tiempo, le hace consumir

de una manera directa o indirecta todo tipo de propaganda que limita el conocimiento y las

decisiones propias. Pareciera que hoy en día todo es superfluo, lo que hoy es nuevo, mañana es

obsoleto y todo esto se va instalando en nuestro subconsciente, pues como lo dice Cassirer,

pensamos de acuerdo con la lengua que nos es propia.

Para concluir, aunque el lenguaje es uno de los instrumentos que nos permitieron

desarrollarnos y avanzar para llegar a donde estamos hoy en día, también, por medio de los

intereses particulares y la poca preocupación del hombre por desprenderse de las limitantes, este

medio (el lenguaje), es una de las herramientas que elaboran un mundo y a la vez muro que va

encerrando la posibilidad de enfrentarse a cosas nuevas, de contradecir lo establecido, de

abandonar lo dogmático y acercarse a experiencias nuevas que logren cambiar los preceptos que

se tienen frente a las situaciones.

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