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Liturgia
Arquidiócesis de Santo Domingo
CONTENIDO A TRABAJAR
Sagrada Liturgia
ES OBRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendecido y adorado como la fuente de todas las
bendiciones de la Creación y de la Salvación, con las que nos ha bendecido en su Hijo para
darnos el Espíritu de adopción filial.
La obra de Cristo en la Liturgia es sacramental porque su Misterio de salvación se hace
presente en ella por el poder de su Espíritu Santo; porque su Cuerpo, que es la Iglesia, es como
el sacramento (signo e instrumento) en el cual el Espíritu Santo dispensa el Misterio de la
salvación; porque a
través de sus acciones litúrgicas, la Iglesia peregrina participa ya, como en primicias,
en la Liturgia celestial.
La misión del Espíritu Santo en la Liturgia de la Iglesia es la de preparar la Asam-
blea para el encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la
asamblea de creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por
Su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia.
Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre
todo en la acción litúrgica. […] Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es
perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a
su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa culto al Padre
Eterno.
Con razón, entonces, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de
Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la
santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y
sus miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo
título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia.
Sacrosanctum Concilium, 7.
LA JERARQUÍA Y LA COMUNIDAD
Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que
es "sacramento de unidad", es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la
dirección de los Obispos. Por eso pertenecen a todo el cuerpo de la Iglesia, influyen en
él y lo manifiestan; pero cada uno de los miembros de este cuerpo recibe un influjo
diverso, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual.
Siempre que los ritos, cada cual según su naturaleza propia, admitan una celebración
comunitaria, con asistencia y participación activa de los fieles, incúlquese que hay que
preferirla, en cuanto sea posible, a una celebración individual y casi privada. Esto vale,
sobre todo, para la celebración de la Misa, quedando siempre a salvo la naturaleza
pública y social de toda Misa, y para la administración de los Sacramentos.
Sacrosanctum Concilium, 26-27.
LOS OFICIOS DE CADA UNO
Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las
repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben
tener necesidad de muchas explicaciones.
Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular.
Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas
ocasiones, tanto en la Misa como en la administración de los Sacramentos y en otras
partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo, en las lecturas y
moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta
materia se establecen para cada caso en los capítulos siguientes. […]
Sacrosanctum Concilium, 34 y 36.
LAS ADAPTACIONES
El Obispo debe ser considerado como el gran sacerdote de su grey, de quien deriva y
depende, en cierto modo, la vida en Cristo de sus fieles. Por eso, conviene que todos
tengan en gran aprecio la vida litúrgica de la diócesis en torno al Obispo, sobre todo en
la Iglesia catedral […].
Como no le es posible al Obispo, siempre y en todas partes, presidir personalmente en
su Iglesia a toda su grey, debe por necesidad erigir diversas comunidades de fieles.
Entre ellas sobresalen las parroquias, distribuidas localmente bajo un pastor que hace
las veces del Obispo, ya que de alguna manera representan a la Iglesia visible
establecida por todo el orbe. De aquí la necesidad de fomentar teórica y prácticamente
entre los fieles y el clero la vida litúrgica parroquial y su relación con el Obispo. Hay que
trabajar para que florezca el sentido comunitario parroquial, sobre todo en la
celebración común de la Misa dominical.
Sacrosanctum Concilium, 41-42.
LA ACCIÓN PASTORAL LITÚRGICA
Conviene que la competente autoridad eclesiástica territorial […] instituya una comisión
Litúrgica con la que colaborarán especialistas en la ciencia litúrgica, música, arte
sagrado y pastoral. A esta Comisión ayudará en lo posible un instituto de Liturgia
Pastoral compuesto por miembros eminentes en estas materias, sin excluir los
seglares, según las circunstancias. La Comisión tendrá como tarea encauzar dentro de
su territorio la acción pastoral litúrgica bajo la dirección de la autoridad territorial
eclesiástica arriba mencionada, y promover los estudios y experiencias necesarias
cuando se trate de adaptaciones que deben proponerse a la Sede Apostólica.
Además de la Comisión de Sagrada Liturgia se establecerán también en cada diócesis,
dentro de lo posible, comisiones de música y de arte sacro. Es necesario que estas tres
comisiones trabajen en estrecha colaboración, y aun muchas veces convendrá que se
fundan en una sola.
Sacrosanctum Concilium, 44 y 46.
Contenido de la
TEMA 2
Sagrada Liturgia
EL TIEMPO LITÚRGICO
"La santa Madre Iglesia considera que es su deber celebrar la obra de salvación de su divino
Esposo con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año. Cada semana, en el
día que llamó 'del Señor', conmemora su resurrección, que una vez al año celebra también, junto
con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año
desarrolla todo el misterio de Cristo... Al conmemorar así los misterios de la redención, abre la
riqueza de las virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se los hace presentes en
cierto modo, durante todo tiempo, a los fieles para que los alcancen y se llenen de la gracia de
la salvación" (SC 102).
Cuando la Iglesia celebra el Misterio de Cristo, hay una palabra que jalona su oración: ¡Hoy!,
como eco de la oración que le enseñó su Señor y de la llamada del Espíritu Santo. Este "hoy" del
Dios vivo al que el hombre está llamado a entrar, es la "Hora" de la Pascua de Jesús que es eje
de toda la historia humana y la guía […].
Catecismo de la Iglesia Católica, 1163 y 1165.
EL OCTAVO DÍA: DIES DOMINI(CUS)
"La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la
resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama
con razón `día del Señor' o Domingo" (SC 106). El día de la Resurrección de Cristo es a la
vez el "primer día de la semana", memorial del primer día de la creación, y el "octavo día" en
que Cristo, tras su "reposo" del gran Sabbat, inaugura el Día "que hace el Señor", el "día que
no conoce ocaso". El "banquete del Señor" es su centro, porque es aquí donde toda la
comunidad de los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete […].
El Domingo es el día por excelencia de la Asamblea litúrgica, en que los fieles "deben
reunirse para, escuchando loa palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recordar la
pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y dar gracias a Dios, que los 'hizo renacer
a la esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos'" (SC 106) […].
Catecismo de la Iglesia Católica, 1166-1167.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
Pero "todos los miembros no tienen la misma función" (Rm 12,4). Algunos son
llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la comunidad. Estos
servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el cual el
Espíritu Santo los hace aptos para actuar en representación de Cristo–Cabeza para
el servicio de todos los miembros de la Iglesia (cf PO 2 y 15). El ministro ordenado
es como el "icono" de Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucaristía donde se manifiesta
plenamente el sacramento de la Iglesia, es también en la presidencia de la Eucaristía
donde el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunión con él, el de
los presbíteros y los diáconos.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1142.
¿QUIÉNES CELEBRAN Y CÓMO?
En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen también
otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas
funciones son determinadas por los obispos según las tradiciones litúrgicas y las
necesidades pastorales. "Los acólitos, lectores, comentadores y los que pertenecen
a la 'schola cantorum' desempeñan un auténtico ministerio litúrgico" (SC 29).
Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es "liturgo", cada cual
según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que actúa en todos. "En las
celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo
y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas
litúrgicas" (SC 28).
Catecismo de la Iglesia Católica, 1143-1144.
LAS IMÁGENES SAGRADAS
Celebraciones
Litúrgicas
EL MISTERIO PASCUAL EN LA IGLESIA: CRISTO
Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo propiamente dicho, que
significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a
través de la configuración con el Misterio pascual de Cristo. […].
En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro: " N., Yo
te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". […].
La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don
del Espíritu Santo al nuevo bautizado. […].
La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido de Cristo": ha resucitado
con Cristo. El cirio que se enciende en el cirio pascual, significa que Cristo ha iluminado al
neófito. […]. El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la
oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1239-1243.
EL BAUTISMO: MISTAGOGÍA
[…] La unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria, que tiene
lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de
enfermos. […] Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir
precedida del sacramento de la Penitencia y seguida del sacramento de la Eucaristía. […]
.
[…] La Liturgia de la Palabra, precedida de un acto de penitencia, abre la celebración. Las
palabras de Cristo y el testimonio de los apóstoles suscitan la fe del enfermo y de la
comunidad para pedir al Señor la fuerza de su Espíritu.
La celebración del sacramento comprende principalmente estos elementos: los
presbíteros de la Iglesia imponen –en silencio– las manos a los enfermos; oran por los
enfermos en la fe de la Iglesia; es la epíclesis propia de este sacramento; luego ungen al
enfermo con óleo bendecido, si es posible, por el obispo.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1517-1519.
EL ORDEN SACERDOTAL: SIGNIFICADO
La alianza matrimonial, por la que el hombre y la mujer se unen entre sí para toda la vida,
recibe su fuerza y vigor de la creación, pero además, para los fieles cristianos, se eleva a
una dignidad más alta, ya que se cuenta entre los Sacramentos de la nueva alianza.
El Matrimonio queda establecido por la alianza conyugal o consentimiento irrevocable
de los cónyuges, con el que uno y otro se entregan y se reciben mutua y libremente.
Tanto la misma unión singular del hombre y de la mujer como el bien de los hijos exigen
y piden la plena fidelidad de los cónyuges y también la unidad indisoluble del vínculo.
Por su propia naturaleza, la misma institución del Matrimonio y el amor conyugal se
ordenan a la procreación y educación de la prole, y con ellas se coronan logrando su
cima, ya que los hijos son en realidad el don más excelente del Matrimonio y
contribuyen sobre manera al bien de los mismos padres.
Prænotanda del Ritual del Matrimonio, 1-3.
EL MATRIMONIO: DINÁMICA CELEBRATIVA
El Matrimonio se celebrará normalmente dentro de la Misa. No obstante, el párroco […]
juzgará si es mejor proponer la celebración del Matrimonio dentro o fuera de la Misa. De
acuerdo con los mismos novios, si es oportuno, se escogerán las lecturas de la Sagrada
Escritura que serán explicadas en la homilía; la fórmula con que expresarán el mutuo
consentimiento; los formularios para la bendición de los anillos, para la bendición nupcial,
para las intenciones de la plegaria universal y para los cantos. […].
Los cantos que se van a interpretar han de ser adecuados al rito del Matrimonio y deben
expresar la fe de la Iglesia, sin olvidar la importancia del salmo responsorial en la liturgia de
la palabra. Lo que se dice de los cantos vale también para la selección de las obras
musicales. […]
Si el Matrimonio se celebra en un día de carácter penitencial, sobre todo en tiempo de
Cuaresma, el párroco advertirá a los esposos que tengan en cuenta la naturaleza peculiar
de aquel día. En ningún caso se celebrará el Matrimonio el Viernes Santo en la Pasión del
Señor ni el Sábado Santo.
Prænotanda del Ritual del Matrimonio, 28-32.
LA LITURGIA DE LAS HORAS
Fiel y obediente al mandato de Cristo de que hay que orar siempre sin desanimarse, la
Iglesia no cesa un momento en su oración y nos exhorta a nosotros con estas palabras:
“Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza”.
Responde al mandato de Cristo no sólo con la celebración eucarística, sino también con
otras formas de oración, principalmente con la Liturgia de las Horas, que, conforme a la
antigua tradición cristiana, tiene como característica propia la de servir para santificar el
curso entero del día y de la noche.
La Liturgia de las Horas se rige por sus propias leyes, reuniendo de un modo peculiar los
diversos elementos que se dan en las demás celebraciones cristianas; así, está dispuesto
que siempre se tenga la salmodia, precedida de un himno; seguidamente la lectura, breve
o más extensa, de la sagrada Escritura, y, finalmente, las preces.
Ordenación General de la Liturgia de las Horas, 10 y 33.
Horas Mayores
Horas Menores 12m SEXTA
5ª 7ª
TERCIA 4ª 8ª NONA
DE LAS HORAS
3ª 11 1 2 9ª
LA LITURGIA
10
2ª 9 10ª
DÍA
3
4 5
1ª 11ª
8
7
6am 6pm
NOCHE
4
LAUDES VÍSPERAS
MAITINES 3 COMPLETAS
u oficio de 12m
lecturas
ESTRUCTURA DEL LIBRO DE REZO
1. Invocación inicial
2. Salmo invitatorio ◄ C: Examen de Conciencia
3. Himno
LITURGIA 4. Salmodia ◄ L: Sal.+Cánt.+Sal. V: Sal.+Sal.+Cánt.
DE LAS
HORAS 5. Lectura bíblica
6. Responsorio
7. Cántico evangélico ◄ L: Benedictus V: Magnificat C: Nunc
8. Preces dimittis
9. Padrenuestro ◄ L: Alabar V: Los difuntos
10. Oración final
11. Bendición
12. Antífona mariana (C). L: Laudes. V: Vísperas. C: Completas.
LOS SACRAMENTALES
La santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados
con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre
todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se
disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas
circunstancias de la vida.
Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios
eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana,
así como del uso de cosas útiles al hombre. […] Comprenden siempre una oración, con
frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal
de la cruz, la aspersión con agua bendita.
Proceden del sacerdocio bautismal […]. Por eso los laicos pueden presidir ciertas
bendiciones; la presidencia de una bendición se reserva al ministerio ordenado, en la
medida en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1667-1669.
LOS SACRAMENTALES
Paso a Paso
LA EUCARISTÍA: SIGNIFICADO
Alba
EL ALBA:Vestimenta blan-
ca de todos los ministros
en la celebración litúrgica,
desde los acólitos hasta el
presiden-te. Se utiliza con
cíngulo a la cintura y con
amito sobre el cuello.
Tiene un sentido bau-
tismal: la pureza del alma
la-vada por el bautismo.
EL CÍNGULO:Cordón con
que se ciñe el alba.
Simboliza la castidad. La
oración del sa-cerdote al
colocárselo: “Cíñe-me,
Señor, con el cíngulo de la
pureza y extingue en mi
cuerpo el fuego de la
sensua-lidad, para que
Cíngulo posea siempre la virtud de
la continencia y de la
castidad”.
Estol
a LA ESTOLA:Cinta de colo-
res litúrgicos que es usada
por los presbíteros y
obispos col-gando del
cuello sobre los dos
hombros, y de un hombro
en diagonal por los
diáconos. Re-salta la
función sagrada del
celebrante.
LA DALMÁTICA:Túnica de
colores litúrgicos, con
mangas anchas y adornos
va-riados, característica de
los diáconos y algunos
obispos.
Casulla
LA CASULLA:Es la vesti-
dura que se pone el
sacerdote sobre las demás
prendas. Con-siste en una
pieza alargada con una
abertura en el centro para
pasar la cabeza. Es el
símbolo de caridad, que
hace dulce y suave el yugo
de Jesucristo.
Obispos Presbíteros
LA VESTIMENTA LITÚRGICA
EL SOLIDEO:Casquete de
seda o tela ligera que tapa
la coronilla. En la misa, se
quita al comenzar la
plegaria euca-rística y
vuelve a ponerse des-pués
de la comunión, ya que se
quita “sólo ante Dios”. El
del papa es blanco, el de
los cardenales es gules
(rojo), y el de los obispos
es púrpura (violeta).
Obispos
LA VESTIMENTA LITÚRGICA
EL BÁCULO:Todos los
obispos tienen báculo, que
suele terminar en una
especie de rizo. Simboliza
su oficio de pastor. El
báculo el papa es un
báculo distinto, porque
termina en forma de cruz, y
se llama férula. Es un
signo de autoridad,
jurisdicción y gobierno.
Obispos
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS
PATENA
PURIFICADOR
CALIZ
PALIA
CORPORAL
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS
COPÓN
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS
HISOPO
ATRIL
ACETRE
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS
CRUZ PROCESIONAL
INCENSARIO
NAVETA
PARTES DE LA EUCARISTÍA
Padrenuest
Comunió
ro Fracción del
Intercesion pan Cordero de n Silenci
Acciónesde Dios o Despedid
gracias
Epíclesis a
Lecturas y Anámnesi Inmixtión
salmo s
Entrada Homilía Rito de la
paz
Doxología Canto de
Acto Comunión
Prece final
penitencialGloria Oblació Preparación Saludo y
s
n bendición
Narración de laprivada
institución
Aclamación Muestra del pan
Evangeli Preparación de los eucarístico
o dones
Colecta Profesión de Ritos Iniciales
fe Liturgia de la Palabra
Kyrie Liturgia Eucarística
Ritos Finales
Saludo al altar y al
POSTURAS DURANTE LA CELEBRACIÓN
Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el
sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del
Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y
la oración universal; además desde la invitación Oren, hermanos , antes de la oración
sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.
En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el
salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones
para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado
silencio después de la Comunión.
Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar,
por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la
consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación
profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.
Instrucción General del Misal Romano, 43.
LOS RITOS INICIALES
1. ENTRADA. Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con
los ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la
celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su
espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la
procesión del sacerdote y los ministros.
2. SALUDO AL ALTAR Y AL PUEBLO. Cuando llegan al presbiterio, el sacerdote, el diácono
y los ministros saludan al altar con una inclinación profunda. Sin embargo, como signo
de veneración, el sacerdote y el diácono besan el altar; y el sacerdote, según las
circunstancias, inciensa la cruz y el altar. Concluido el canto de entrada, el sacerdote de
pie, en la sede, se signa juntamente con toda la asamblea con la señal de la cruz;
después, por medio del saludo, expresa a la comunidad reunida la presencia del Señor.
Con este saludo y con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia
congregada.
Instrucción General del Misal Romano, 47 y 49-50.
2. Cuando llega al altar hace con los para que amemos a Dios,
ministros la debida reverencia, besa el altar esté con todos vosotros.
y, si se juzga oportuno, lo inciensa. Después
se dirige con los ministros a la sede. O bien:
Saludo al altar Terminado el canto de entrada el sacerdote La paz, la caridad y la fe,
y los fieles, de pie, se santiguan mientras el de parte de Dios Padre,
sacerdote, de cara al pueblo, dice: y de Jesucristo, el Señor,
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del estén con todos vosotros.
Espíritu Santo.
O bien:
Signación El pueblo responde: El Dios de la esperanza,
Amén. que por la acción del Espíritu Santo
nos colma con su alegría y con su paz,
Saludo permanezca siempre con todos vosotros.
El sacerdote, extendiendo las manos,
saluda al pueblo con una de las fórmulas También pueden usarse las fórmulas de
Saludo al siguientes: saludo propias de cada tiempo, que se
pueblo La gracia de nuestro Señor Jesucristo, encuentran más abajo.
congregado el amor del Padre El obispo, en vez de las anteriores fórmulas,
y la comunión del Espíritu Santo en este primer saludo dice:
esté con todos vosotros. La paz esté con vosotros.
O bien: Respuesta
El Señor esté con vosotros. El pueblo responde:
O bien: Y con tu espíritu.
La gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, O bien:
y de Jesucristo, el Señor, Bendito seas por siempre, Señor.
esté con todos vosotros.
O bien: O bien:
El Señor, que dirige nuestros corazones Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
LOS RITOS INICIALES
3. ACTO PENITENCIAL. Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve
pausa de silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de
toda la comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante,
carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia. El Domingo, especialmente en el
tiempo pascual, a veces puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria
del Bautismo, en vez del acostumbrado acto penitencial.
4. SEÑOR, TEN PIEDAD. Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten
piedad, a no ser que quizás haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial. […] Cada
aclamación de ordinario se repite dos veces, pero no se excluyen más veces, teniendo
en cuenta la índole de las diversas lenguas y también el arte musical o las
circunstancias. Cuando el Señor, ten piedad se canta como parte del acto penitencial,
se le antepone un “tropo” a cada una de las aclamaciones.
Instrucción General del Misal Romano, 51-52.
Primera fórmula El sacerdote concluye con la siguiente
plegaria:
Se hace una breve pausa en silencio. Dios todopoderoso
Después, hacen todos en común la tenga misericordia de nosotros,
confesión de sus pecados: perdone nuestros pecados
Acto Yo confieso y nos lleve a la vida eterna.
ante Dios todopoderoso El pueblo responde:
penitencial y ante vosotros, hermanos, Amén.
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión: Tercera fórmula
Golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Se hace una breve pausa en silencio.
Kyrie Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
Después el sacerdote, u otro ministro
idóneo, dice las siguiente invocaciones u
a los ángeles, a los santos otras semejantes:
y a vosotros, hermanos, Tú que has sido enviado
que intercedan por mí ante Dios, nuestro a sanar los corazones afligidos:
Señor. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente El pueblo responde:
plegaria: Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso Sacerdote o ministro:
tenga misericordia de nosotros, Tú que has venido
perdone nuestros pecados a llamar a los pecadores:
y nos lleve a la vida eterna. Cristo ten piedad.
El pueblo responde: El pueblo responde:
Amén. Cristo ten piedad.
Sacerdote o ministro:
Segunda fórmula Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Se hace una breve pausa en silencio. Señor, ten piedad.
Después el sacerdote dice: El pueblo responde:
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten piedad.
El pueblo responde: El sacerdote concluye con la siguiente
Porque hemos pecado contra ti. plegaria:
El sacerdote prosigue: Dios todopoderoso
Muéstranos, Señor, tu misericordia. tenga misericordia de nosotros,
El pueblo responde: perdone nuestros pecados
Y danos tu salvación. y nos lleve a la vida eterna.
LOS RITOS INICIALES
1. LECTURAS BÍBLICAS. Por las lecturas se prepara para los fieles la mesa de la Palabra
de Dios y abren para ellos los tesoros de la Biblia. […]. En la celebración de la Misa con
el pueblo, las lecturas se proclamarán siempre desde el ambón. […] La lectura del
Evangelio constituye la cumbre de la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña
que debe tributársele suma veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con
especial honor […].
2. SALMO RESPONSORIAL. Conviene que el salmo responsorial sea cantado, al menos la
respuesta que pertenece al pueblo. Así pues, el salmista o el cantor del salmo, desde el
ambón o en otro sitio apropiado, proclama las estrofas del salmo, mientras que toda la
asamblea permanece sentada, escucha y, más aún, de ordinario participa por medio de
la respuesta […]. Si el salmo no puede cantarse, se proclama de la manera más apta
para facilitar la meditación de la Palabra de Dios.
Instrucción General del Misal Romano, 57-61.
LA LITURGIA DE LA PALABRA
3. ACLAMACIÓN ANTES DE LA LECTURA DEL EVANGELIO. Después de la lectura, que
precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por
las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma
un rito […]. Se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. Los versículos se
toman del leccionario o del Gradual. La Secuencia, que sólo es obligatoria los días de
Pascua y de Pentecostés, se canta antes del Aleluya.
4. HOMILÍA. La homilía es parte de la Liturgia […]. Conviene que sea una explicación o de
algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritura, o de otro texto del Ordinario, o del
Propio de la Misa del día, teniendo en cuenta, sea el misterio que se celebra, sean las
necesidades particulares de los oyentes. La homilía la hará de ordinario el mismo
sacerdote celebrante, o éste se la encomendará a un sacerdote concelebrante, o alguna
vez, según las circunstancias, también a un diácono, pero nunca a un laico. […] Es
conveniente que se guarde un breve espacio de silencio después de la homilía.
Instrucción General del Misal Romano, 62-66.
25 de julio SEGUNDA LECTURA
Santiago, apóstol Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús
En España: Solemnidad
En los demás lugares: Fiesta Lectura de la segunda carta del Apóstol San
PRIMERA LECTURA Pablo a los Corintios 4, 7-15
Hizo decapitar a Santiago Hermanos: Este tesoro lo llevamos en
vasijas de barro, para que se vea que una
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 4, fuerza tan extraordinaria es de Dios y no
33. 5, 12. 27b-33; 12, 1b proviene de nosotros.
En aquellos días, los Apóstoles daban […]
testimonio de la resurrección del Señor con
mucho valor y hacían muchos signos y Cuantos más reciban la gracia, mayor será
prodigios en medio del pueblo. el agradecimiento, para gloria de Dios.
[…]
Ellos al oír esto se consumían de rabia y Palabra de Dios.
trataban de matarlos y el rey Herodes hizo Aleluya
decapitar a Santiago, hermano de Juan. Aleluya, aleluya.
Palabra de Dios. Astro brillante de España, Apóstol Santiago,
tu cuerpo descansa en la paz; tu gloria
Salmo Responsorial Sal 66, 2-3. 5. 7-8. pervive entre nosotros Aleluya.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que
todos los pueblos te alaben. O bien:
Aleluya, aleluya.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, El Hijo del Hombre no ha venido para que le
ilumine su rostro sobre nosotros sirvan, sino para dar su vida en rescate por
conozca la tierra tus caminos, muchos. Aleluya.
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, O bien:
porque riges el mundo con justicia, Aleluya, aleluya.
riges los pueblos con rectitud, Mi cáliz lo beberéis. El puesto a mi derecha o
y gobiernas las naciones de la tierra. R. a mi izquierda es para aquellos para quienes
[…] lo tiene reservado mi Padre. Aleluya.
11. Mientras tanto, si se usa incienso, el El diácono (o el sacerdote):
sacerdote lo pone en el incensario. Lectura del santo Evangelio según san N.
Después el diácono (o el concelebrante que Y mientras tanto hace la señal de la cruz
ha de proclamar el Evangelio, en la misa sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
Triple signo presidida por el Obispo), inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz El pueblo aclama:
baja: Gloria a ti, Señor.
Padre, dame tu bendición.
[…]
El sacerdote en voz baja dice:
En secreto El Señor esté en tu corazón y en tus labios, 13. Acabado el Evangelio el diácono (o el
para que anuncies dignamente su Evangelio; sacerdote) dice:
en el nombre del Padre, y del Hijo +, y del Palabra del Señor.
Espíritu Santo.
El diácono o el concelebrante responde: Todos aclaman:
Amén. Gloria ti, Señor Jesús.
Si el mismo sacerdote debe proclamar el […]
Evangelio, inclinado ante el altar, dice en Después el diácono lleva el libro al celebrante,
secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios y éste lo besa, diciendo en secreto:
todopoderoso, Las palabras del Evangelio borren nuestros
para que anuncie dignamente tu Evangelio. pecados.
12. Después el diácono (o el sacerdote) va O bien el mismo diácono besa el libro,
al ambón, acompañado eventualmente por diciendo en secreto las mismas palabras.
los ministros que llevan el incienso y los
cirios; ya en el ambón dice: 14. Luego tiene lugar la homilía; ésta es
El Señor esté con vosotros. obligatoria todos los domingos y fiestas de
precepto y se recomienda en los restantes
Y el pueblo responde: días.
Y con tu espíritu.
LA LITURGIA DE LA PALABRA
1. PREPARACIÓN DE LOS DONES. En primer lugar se prepara el altar, o mesa del Señor,
que es el centro de toda la Liturgia Eucarística, y en él se colocan el corporal, el
purificador, el misal y el cáliz, cuando éste no se prepara en la credencia.
En seguida se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados
por los fieles. Cuando las ofrendas son traídas por los fieles, el sacerdote o el diácono
las reciben en un lugar apropiado y son ellos quienes las llevan al altar. […] También
pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los
fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de
la mesa eucarística. Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto
del ofertorio, que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido
depositados sobre el altar. […]
Instrucción General del Misal Romano, 73-76.
Liturgia Eucarística 22. A continuación, el sacerdote, inclinado,
dice en secreto:
17. Acabada la Liturgia de la palabra, los Acepta Señor, nuestro corazón contrito
ministros colocan en el altar el corporal, el y nuestro espíritu humilde;
purificador, el cáliz y el misal; mientras tanto que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia,
puede ejecutarse un canto adecuado. Señor, Dios nuestro.
18. Conviene que los fieles expresan su 23. Y, si se juzga oportuno, inciensa las
participación en la ofrenda, bien sea ofrendas y el altar. A continuación el diácono
llevando el pan y el vino para la celebración o un ministro inciensa al sacerdote y al
de la eucaristía, bien aportando otros dones pueblo.
para las necesidades de la Iglesia o de los 24. Luego el sacerdote, de pie a un lado del
pobres. altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
19. El sacerdote se acerca al altar, toma la limpia mi pecado.
patena con el pan y, manteniéndola un poco
elevada sobre el altar, dice en secreto: 25. Después, de pie en el centro del altar y de
Bendito seas, Señor, Dios del universo, cara al pueblo, extendiendo y juntando las
por este pan, manos, dice una de las siguientes fórmulas:
Oren, hermanos,
[…] para que este sacrificio, mío y vuestro,
él será para nosotros pan de vida. sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Se incorpora deja la patena con el pan sobre O bien:
el corporal. En el momento de ofrecer
Si no se canta durante la presentación de el sacrificio de toda la Iglesia,
las ofrendas, el sacerdote puede decir en oremos a Dios, Padre todopoderoso.
voz alta estas palabras; al final el pueblo O bien:
puede aclamar: Oren, hermanos,
Bendito seas por siempre, Señor. para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día
20. El diácono, o el sacerdote, echa vino y un nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto: agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El agua unido al vino El pueblo responde:
sea signo de nuestra participación en la vida El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
divina para alabanza y gloria de su nombre,
de quien ha querido compartir nuestra para nuestro bien
condición humana. y el de toda su santa Iglesia.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA
Los principales elementos de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse de
esta manera:
a) ACCIÓN DE GRACIAS (que se expresa especialmente en el Prefacio), en la cual el
sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por
toda la obra de salvación o por algún aspecto particular de ella, de acuerdo con la
índole del día, de la fiesta o del tiempo litúrgico.
b) ACLAMACIÓN: con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el
Santo. Esta aclamación, que es parte de la misma Plegaria Eucarística, es proclamada
por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.
c) EPÍCLESIS: con la cual la Iglesia, por medio de invocaciones especiales, implora la
fuerza del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por los hombres sean
consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y para que la
víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sirva para la salvación de
quienes van a participar en ella.
Instrucción General del Misal Romano, 79.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA
d) NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN Y CONSAGRACIÓN: por las palabras y por las
acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última
Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y los dio a
los Apóstoles para que comieran y bebieran, dejándoles el mandato de perpetuar el
mismo misterio.
e) ANÁMNESIS: por la cual la Iglesia, al cumplir el mandato que recibió de Cristo por
medio de los Apóstoles, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al
cielo.
f) OBLACIÓN: por la cual, en este mismo memorial, la Iglesia, principalmente la que se
encuentra congregada aquí y ahora, ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima
inmaculada. La Iglesia, por su parte, pretende que los fieles, no sólo ofrezcan la víctima
inmaculada, sino que también aprendan a ofrecerse a sí mismos, y día a día se
perfeccionen, por la mediación de Cristo, en la unidad con Dios y entre ellos, para que
finalmente, Dios sea todo en todos.
Instrucción General del Misal Romano, 79.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA