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Taller de

Liturgia
Arquidiócesis de Santo Domingo
CONTENIDO A TRABAJAR

TEMA 1. Importancia de la Sagrada Liturgia.


TEMA 2. Contenido de la Sagrada Liturgia.
TEMA 3. Sacramentos y otras Celebraciones Litúrgicas.
TEMA 4. La Eucaristía Paso a Paso.
Importancia de la
TEMA 1

Sagrada Liturgia
ES OBRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

En la liturgia de la Iglesia, Dios Padre es bendecido y adorado como la fuente de todas las
bendiciones de la Creación y de la Salvación, con las que nos ha bendecido en su Hijo para
darnos el Espíritu de adopción filial.
La obra de Cristo en la Liturgia es sacramental porque su Misterio de salvación se hace
presente en ella por el poder de su Espíritu Santo; porque su Cuerpo, que es la Iglesia, es como
el sacramento (signo e instrumento) en el cual el Espíritu Santo dispensa el Misterio de la
salvación; porque a
través de sus acciones litúrgicas, la Iglesia peregrina participa ya, como en primicias,
en la Liturgia celestial.
La misión del Espíritu Santo en la Liturgia de la Iglesia es la de preparar la Asam-
blea para el encuentro con Cristo; recordar y manifestar a Cristo a la fe de la
asamblea de creyentes; hacer presente y actualizar la obra salvífica de Cristo por
Su poder transformador y hacer fructificar el don de la comunión en la Iglesia.

Catecismo de la Iglesia Católica, 1110-1112.


CRISTO REALIZA LA OBRA DE LA REDENCIÓN

[…] Esta obra de redención humana y de la


perfecta glorificación de Dios, preparada
por las maravillas que Dios obró en el
pueblo de la Antigua Alianza, Cristo la
realizó principal-mente por el misterio
pascual de su biena-venturada pasión.
Resurrección de entre los muertos y
gloriosa Ascensión. Por este mis-terio, "
con su Muerte destruyó nuestra muerte y
con su Resurrección restauró nuestra vida.
Pues el costado de Cristo dormido en la
cruz nació "el sacramento admirable de la
Iglesia entera".
Sacrosanctum Concilium, 5.
EN LA IGLESIA SE REALIZA POR LA LITURGIA

Por esta razón, así como Cristo fue enviado por el


Padre, El, a su vez, envió a los Apóstoles llenos del
Espíritu Santo. No sólo los envió a predicar el
Evangelio […], sino también a realizar la obra de
salvación que proclamaban, mediante el sacrificio y
los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la
vida litúrgica. […] Desde entonces, la Iglesia nunca ha
dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual
leyendo "cuanto a él se refieren en toda la Escritura"
(Lc., 24,27), celebrando la Eucaristía, en la cual "se
hace de nuevo presente la victoria y el triunfo de su
Muerte", y dando gracias al mismo tiempo "a Dios
por el don inefable" (2 Cor., 9,15) en Cristo Jesús, "
para alabar su gloria" (Ef., 1,12), por la fuerza del
Espíritu Santo.
Sacrosanctum Concilium, 6.
CRISTO ESTÁ PRESENTE EN LA LITURGIA

Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre
todo en la acción litúrgica. […] Realmente, en esta obra tan grande por la que Dios es
perfectamente glorificado y los hombres santificados, Cristo asocia siempre consigo a
su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor y por El tributa culto al Padre
Eterno.
Con razón, entonces, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de
Jesucristo. En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la
santificación del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y
sus miembros, ejerce el culto público íntegro.
En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra de Cristo sacerdote y de su
Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo
título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción de la Iglesia.
Sacrosanctum Concilium, 7.
LA JERARQUÍA Y LA COMUNIDAD

Las acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que
es "sacramento de unidad", es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la
dirección de los Obispos. Por eso pertenecen a todo el cuerpo de la Iglesia, influyen en
él y lo manifiestan; pero cada uno de los miembros de este cuerpo recibe un influjo
diverso, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual.
Siempre que los ritos, cada cual según su naturaleza propia, admitan una celebración
comunitaria, con asistencia y participación activa de los fieles, incúlquese que hay que
preferirla, en cuanto sea posible, a una celebración individual y casi privada. Esto vale,
sobre todo, para la celebración de la Misa, quedando siempre a salvo la naturaleza
pública y social de toda Misa, y para la administración de los Sacramentos.
Sacrosanctum Concilium, 26-27.
LOS OFICIOS DE CADA UNO

En las celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o simple fiel, al desempeñar su


oficio, hará todo y sólo aquello que le corresponde por la naturaleza de la acción y las
normas litúrgicas.
Los acólitos, lectores, comentadores y cuantos pertenecen a la Schola Cantorum,
desempeñan un auténtico ministerio litúrgico. Ejerzan, por tanto, su oficio con la
sincera piedad y orden que convienen a tan gran ministerio y les exige con razón el
Pueblo de Dios. Con ese fin es preciso que cada uno, a su manera, esté profundamente
penetrado del espíritu de la Liturgia y sea instruido para cumplir su función debida y
ordenadamente.
Para promover la participación activa se fomentarán las aclamaciones del pueblo, las
respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y
posturas corporales. Guárdese, además, a su debido tiempo, un silencio sagrado.
Sacrosanctum Concilium, 28-30.
LOS RITOS Y LA LENGUA

Los ritos deben resplandecer con noble sencillez; deben ser breves, claros, evitando las
repeticiones inútiles, adaptados a la capacidad de los fieles y, en general, no deben
tener necesidad de muchas explicaciones.
Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular.
Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas
ocasiones, tanto en la Misa como en la administración de los Sacramentos y en otras
partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo, en las lecturas y
moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta
materia se establecen para cada caso en los capítulos siguientes. […]
Sacrosanctum Concilium, 34 y 36.
LAS ADAPTACIONES

La Iglesia no pretende imponer una rígida uniformidad en aquello que no


afecta a la fe o al bien de toda la comunidad, ni siquiera en la Liturgia por el
contrario, respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las
distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva integro
lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté
indisolublemente vinculado a supersticiones y errores, y aun a veces lo
acepta en la misma Liturgia, con tal que se pueda armonizar con su
verdadero y auténtico espíritu.
Sacrosanctum Concilium, 37.
FOMENTO DE LA VIDA LITÚRGICA

El Obispo debe ser considerado como el gran sacerdote de su grey, de quien deriva y
depende, en cierto modo, la vida en Cristo de sus fieles. Por eso, conviene que todos
tengan en gran aprecio la vida litúrgica de la diócesis en torno al Obispo, sobre todo en
la Iglesia catedral […].
Como no le es posible al Obispo, siempre y en todas partes, presidir personalmente en
su Iglesia a toda su grey, debe por necesidad erigir diversas comunidades de fieles.
Entre ellas sobresalen las parroquias, distribuidas localmente bajo un pastor que hace
las veces del Obispo, ya que de alguna manera representan a la Iglesia visible
establecida por todo el orbe. De aquí la necesidad de fomentar teórica y prácticamente
entre los fieles y el clero la vida litúrgica parroquial y su relación con el Obispo. Hay que
trabajar para que florezca el sentido comunitario parroquial, sobre todo en la
celebración común de la Misa dominical.
Sacrosanctum Concilium, 41-42.
LA ACCIÓN PASTORAL LITÚRGICA

Conviene que la competente autoridad eclesiástica territorial […] instituya una comisión
Litúrgica con la que colaborarán especialistas en la ciencia litúrgica, música, arte
sagrado y pastoral. A esta Comisión ayudará en lo posible un instituto de Liturgia
Pastoral compuesto por miembros eminentes en estas materias, sin excluir los
seglares, según las circunstancias. La Comisión tendrá como tarea encauzar dentro de
su territorio la acción pastoral litúrgica bajo la dirección de la autoridad territorial
eclesiástica arriba mencionada, y promover los estudios y experiencias necesarias
cuando se trate de adaptaciones que deben proponerse a la Sede Apostólica.
Además de la Comisión de Sagrada Liturgia se establecerán también en cada diócesis,
dentro de lo posible, comisiones de música y de arte sacro. Es necesario que estas tres
comisiones trabajen en estrecha colaboración, y aun muchas veces convendrá que se
fundan en una sola.
Sacrosanctum Concilium, 44 y 46.
Contenido de la
TEMA 2

Sagrada Liturgia
EL TIEMPO LITÚRGICO

"La santa Madre Iglesia considera que es su deber celebrar la obra de salvación de su divino
Esposo con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año. Cada semana, en el
día que llamó 'del Señor', conmemora su resurrección, que una vez al año celebra también, junto
con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año
desarrolla todo el misterio de Cristo... Al conmemorar así los misterios de la redención, abre la
riqueza de las virtudes y de los méritos de su Señor, de modo que se los hace presentes en
cierto modo, durante todo tiempo, a los fieles para que los alcancen y se llenen de la gracia de
la salvación" (SC 102).
Cuando la Iglesia celebra el Misterio de Cristo, hay una palabra que jalona su oración: ¡Hoy!,
como eco de la oración que le enseñó su Señor y de la llamada del Espíritu Santo. Este "hoy" del
Dios vivo al que el hombre está llamado a entrar, es la "Hora" de la Pascua de Jesús que es eje
de toda la historia humana y la guía […].
Catecismo de la Iglesia Católica, 1163 y 1165.
EL OCTAVO DÍA: DIES DOMINI(CUS)

"La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la
resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama
con razón `día del Señor' o Domingo" (SC 106). El día de la Resurrección de Cristo es a la
vez el "primer día de la semana", memorial del primer día de la creación, y el "octavo día" en
que Cristo, tras su "reposo" del gran Sabbat, inaugura el Día "que hace el Señor", el "día que
no conoce ocaso". El "banquete del Señor" es su centro, porque es aquí donde toda la
comunidad de los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete […].
El Domingo es el día por excelencia de la Asamblea litúrgica, en que los fieles "deben
reunirse para, escuchando loa palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recordar la
pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y dar gracias a Dios, que los 'hizo renacer
a la esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos'" (SC 106) […].
Catecismo de la Iglesia Católica, 1166-1167.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

En el primer día de cada semana, llamado día


del Señor o domingo, la Iglesia, según una
tradición apostólica que tiene sus orígenes en
el mismo día de la Resurrección de Cristo,
celebra el misterio pas-cual. Así pues, el
domingo ha de ser considerado como el día
festivo primordial.
Por su peculiar importancia, el domingo
solamente cede su celebración a las
solemnidades y a las fiestas del Señor; pero los
domingos de Adviento, de Cua-resma y de
Pascua tienen precedencia sobre todas las
fiestas del Señor y sobre todas las
solemnidades. Las solemnidades que
coincidan en estos domingos han de ser
anticipadas al sábado.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

El tiempo de Adviento tiene una doble índole:


es el tiempo de preparación para las
solemnidades de Navidad, en las que se
conmemora la primera venida del Hijo de Dios
a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que
por este recuerdo se dirigen las mentes hacia
la expectación de la segunda venida de Cristo
al fin de los tiempos. […]. ADVIENTO
El tiempo de Adviento comienza con las
primeras Vísperas del domingo que cae el 30
de noviembre o es el más próximo a este día, y
acaba antes de las primeras Vísperas de
Navidad. […] Los domingos de este tiempo se
denominan domingo I, II, III, IV de Adviento.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

El tiempo de Navidad va desde las primeras


Vísperas de la Natividad del Señor hasta el
domingo después de Epifanía, o después del
día 6 de enero, inclusive.
La Misa de la Vigilia de Navidad es la que se
celebra en la tarde del día 24 de diciembre, ya
sea antes o después de las primeras Vísperas. NAVIDAD
El día de Navidad se pueden celebrar tres
Misas, según la antigua tradición romana, es
decir, en la noche, a la aurora y en el día.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
33-34.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
La Navidad tiene su octava ordenada de este
modo:
a) El domingo dentro de la octava, o en su
defecto el día 30 de diciembre, es la fiesta de
la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
b)El día 26 de diciembre es la fiesta de san
Esteban, protomártir.
c) El día 27 de diciembre es la fiesta de san
Juan, apóstol y evangelista.
d)El día 28 de diciembre es la fiesta de los NAVIDAD
Santos Inocentes.
e) Los días 29, 30 y 31 son días de la octava.
f) El día 1 de enero, octava de Navidad, es la
solem-nidad de Santa María, Madre de Dios,
en la que se conmemora también la
imposición del Santísimo Nombre de Jesús.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico, 35.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

El domingo que cae entre el 2 y el 5 de enero es


el domingo II después de Navidad.
La Epifanía del Señor se celebra el día 6 de
enero, a no ser que se traslade al domingo
entre el 2 y el 8 de enero por no ser día de
precepto (cf. n. 7). NAVIDAD
El domingo después del 6 de enero es la fiesta
del Bautismo del Señor.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
36-38.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
Además de los tiempos que tienen un carácter propio,
quedan 33 ó 34 semanas en el curso del año, en las
cuales no se celebra algún aspecto peculiar del
misterio de Cristo; sino más bien se recuerda el
mismo misterio de Cristo en su plenitud,
principalmente los domingos. Este periodo de tiempo
recibe el nombre de tiempo ordinario.
El tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al
domingo posterior al 6 de enero y se extiende hasta
TIEMPO
TIEMPO
el martes antes de Cuaresma inclusive: de nuevo
comienza el lunes después del domingo de
ORDINARIO
Pentecostés y termina antes de las primeras
Vísperas del domingo I de Ad-viento. Por esto se
emplean una serie de formularios que para los
domingos y ferias de este tiempo se encuentran
tanto en el Misal como en la Liturgia de las Horas.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

El tiempo de Cuaresma está ordenado a la


prepa-ración de la celebración de la Pascua: la
liturgia cuaresmal prepara para la celebración
del misterio pascual tanto a los catecúmenos,
haciéndolos pasar por los diversos grados de la
iniciación cristiana, como a los fieles que
recuerdan el bautismo y hacen penitencia.
El tiempo de Cuaresma va desde el miércoles
CUARESMA
de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor
exclusive. Desde el comienzo de Cuaresma
hasta la Vigilia pas-cual no se dice Aleluya.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
27-28.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
En el miércoles de Ceniza al comienzo de
Cuaresma, que en todas partes es tenido como
día de ayuno, se imponen las cenizas.
Los domingos de este tiempo reciben el nombre
de domingo I, II, III, IV, V de Cuaresma. El domingo
sexto, en que comienza la Semana Santa, es
llamado domingo de Ramos en la Pasión del
Señor.
La Semana Santa tiene la finalidad de recordar la
CUARESMA
Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en
Jerusalén.
El Jueves Santo por la mañana, el Obispo, que
concelebra la Misa con sus presbíteros, bendice
los santos óleos y consagra el crisma.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico, 29-31.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
Ya que Jesucristo ha cumplido la obra de la
redención de los hombres y de la glorificación
perfecta de Dios principalmente por su misterio
pascual, por el cual muriendo destruyó nuestra
muerte y resucitando restauró la vida, el Triduo
santo pascual de la Pasión y Resurrección del
Señor es el punto culminante de todo el año
litúrgico. La preeminencia que tiene el domingo
en la semana, la tiene la solemnidad de Pascua
SANTO
en el año litúrgico. TRIDUO
El Triduo pascual de la Pasión y de la PASCUAL
Resurrección del Señor comienza con la Misa
vespertina de la Cena del Señor, tiene su centro en
la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del
domingo de Resurrección.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico, 18-19.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
El Viernes Santo de la Pasión del Señor y,
según la oportunidad, también el Sábado Santo
hasta la Vigi-lia pascual, en todas partes se
celebra el sagrado ayu-no de la Pascua.
La Vigilia pascual, la noche santa de la
Resurrección del Señor, es tenida como “la
madre de todas las santas Vigilias”, en ella la SANTO
Iglesia espera velando  la Resurrección de
Cristo y la celebra en los sacra-mentos. Por
TRIDUO
consiguiente, toda la celebración de esta Vigilia PASCUAL
sagrada debe hacerse en la noche, de tal modo
que o comience después de iniciada la noche o
acabe antes del alba del domingo.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
20-21.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS
Los cincuenta días que van desde el domingo
de Resurrección hasta el domingo de
Pentecostés han de ser celebrados con alegría
y exultación como si se tratase de un solo y
único día festivo, más aún, como “un gran
domingo”. Estos son los días en los que
principalmente se canta el Aleluya.
Los domingos de este tiempo son tenidos
como domingos de Pascua y, después del
PASCUA
domingo de Resurrección, son denominados
domingo II, III, IV, V, VI, VII de Pascua; el
domingo de Pentecostés clausura este sagrado
tiempo de cincuenta días.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
22-23.
LOS TIEMPOS LITÚRGICOS

Los ocho primeros días del tiempo pascual


consti-tuyen la octava de Pascua y se celebran
como solem-nidades del Señor.
A los cuarenta días de Pascua se celebra la
Ascensión del Señor, a no ser que se haya
trasladado al VII domingo de Pascua, donde no
sea día de precepto (cf. n. 7). PASCUA
Las ferias que van desde la Ascensión hasta el
sábado antes de Pentecostés inclusive
preparan para la venida del Espíritu Santo.
Normas Universales sobre el Año Litúrgico,
24-26.
¿QUIÉNES CELEBRAN Y CÓMO?

Es toda la Comunidad, el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza quien celebra. "Las


acciones litúrgicas no son acciones privadas, sino celebraciones de la Iglesia, que
es ‘sacramento de unidad', esto es, pueblo santo, congregado y ordenado bajo la
dirección de los obispos. Por tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la Iglesia,
influyen en él y lo manifiestan, pero afectan a cada miembro de este Cuerpo de
manera diferente, según la diversidad de órdenes, funciones y participación actual"
[…].
La asamblea que celebra es la comunidad de los bautizados que, "por el nuevo
nacimiento y por la unción del Espíritu Santo, quedan consagrados como casa
espiritual y sacerdocio santo para que ofrezcan a través de las obras propias del
cristiano, sacrificios espirituales" (LG 10). Este "sacerdocio común" es el de Cristo,
único Sacerdote, participado por todos sus miembros […].
Catecismo de la Iglesia Católica, 1140-1141.
¿QUIÉNES CELEBRAN Y CÓMO?

Pero "todos los miembros no tienen la misma función" (Rm 12,4). Algunos son
llamados por Dios en y por la Iglesia a un servicio especial de la comunidad. Estos
servidores son escogidos y consagrados por el sacramento del Orden, por el cual el
Espíritu Santo los hace aptos para actuar en representación de Cristo–Cabeza para
el servicio de todos los miembros de la Iglesia (cf PO 2 y 15). El ministro ordenado
es como el "icono" de Cristo Sacerdote. Por ser en la Eucaristía donde se manifiesta
plenamente el sacramento de la Iglesia, es también en la presidencia de la Eucaristía
donde el ministerio del obispo aparece en primer lugar, y en comunión con él, el de
los presbíteros y los diáconos.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1142.
¿QUIÉNES CELEBRAN Y CÓMO?

En orden a ejercer las funciones del sacerdocio común de los fieles existen también
otros ministerios particulares, no consagrados por el sacramento del Orden, y cuyas
funciones son determinadas por los obispos según las tradiciones litúrgicas y las
necesidades pastorales. "Los acólitos, lectores, comentadores y los que pertenecen
a la 'schola cantorum' desempeñan un auténtico ministerio litúrgico" (SC 29).
Así, en la celebración de los sacramentos, toda la asamblea es "liturgo", cada cual
según su función, pero en "la unidad del Espíritu" que actúa en todos. "En las
celebraciones litúrgicas, cada cual, ministro o fiel, al desempeñar su oficio, hará todo
y sólo aquello que le corresponde según la naturaleza de la acción y las normas
litúrgicas" (SC 28).
Catecismo de la Iglesia Católica, 1143-1144.
LAS IMÁGENES SAGRADAS

La imagen sagrada, el icono litúrgico, representa principalmente a Cristo. No puede


representar a Dios invisible e incomprensible […].
La iconografía cristiana transcribe mediante la imagen el mensaje evangélico que la
Sagrada Escritura transmite mediante la palabra. Imagen y Palabra se esclarecen
mutuamente. […].
"La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Es una fiesta para mis
ojos, del mismo modo que el espectáculo del campo estimula mi corazón para dar
gloria a Dios" (S. Juan Damasceno, imag. 127). La contemplación de las sagradas
imágenes, unida a la meditación de la Palabra de Dios y al canto de los himnos
litúrgicos, forma parte de la armonía de los signos de la celebración para que el
misterio celebrado se grabe en la memoria del corazón y se exprese luego en la vida
nueva de los fieles.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1159-1162.
MÚSICA LITÚRGICA
Nada, por consiguiente, debe ocurrir en el templo que turbe, ni siquiera disminuya, la
piedad y la devoción de los fieles; nada que dé fundado motivo de disgusto o escándalo;
nada, sobre todo, que directamente ofenda el decoro y la santidad de los sagrados ritos
y, por este motivo, sea indigno de la casa de oración y la majestad divina. […].
La música contribuye a aumentar el decoro y esplendor de las solemnidades religiosas,
y así como su oficio principal consiste en revestir de adecuadas melodías el texto
litúrgico que se propone a la consideración de los fieles, de igual manera su propio fin
consiste en añadir más eficacia al texto mismo, para que por tal medio se excite más la
devoción de los fieles y se preparen mejor a recibir los frutos de la gracia, propios de la
celebración de los sagrados misterios.
Por consiguiente, la música sagrada debe tener en grado eminente las cualidades
propias de la liturgia, conviene a saber: la santidad y la bondad de las formas, de donde
nace espontáneo otro carácter suyo: la universalidad.
San Pío X, Tra le Sollecitudini, Introducción.
Sacramentos y otras
TEMA 3

Celebraciones
Litúrgicas
EL MISTERIO PASCUAL EN LA IGLESIA: CRISTO

Toda la vida litúrgica de la Iglesia gravita en torno al


Sacrificio eucarístico y los sacramentos (cf SC 6). […].
"Adheridos a la doctrina de las Santas Escrituras, a
las tradiciones apostólicas y al sentimiento unánime
de los Padres", profesamos que "los sacramentos de
la nueva Ley fueron todos instituidos por nuestro
Señor Jesucristo" (DS 1600–1601).
Los sacramentos, como "fuerzas que brotan" del
Cuerpo de Cristo (cf Lc 5,17; 6,19; 8,46) siempre vivo y
vivificante, y como acciones del Espíritu Santo que
actúa en su Cuerpo que es la Iglesia, son "las obras
maestras de Dios" en la nueva y eterna Alianza.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1113-1114 y 1116.
LA GRACIA Y EL CARÁCTER

Los tres sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y del


Orden sacerdotal confieren, además de la gracia, un carácter
sacramental o "sello" por el cual el cristiano participa del
sacerdocio de Cristo y forma parte de la Iglesia según estados y
funciones diversos. Esta configuración con Cristo y con la Iglesia,
realizada por el Espíritu, es indeleble; permanece para siempre
en el cristiano como disposición positiva para la gracia, como
promesa y garantía de la protección divina y como vocación al
culto divino y al servicio de la Iglesia. Por tanto, estos
sacramentos no pueden ser reiterados.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1121.
EL BAUTISMO: SIGNIFICADO

El santo Bautismo es el fundamento de toda la


vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y
la puerta que abre el acceso a los otros
sacramentos. Por el Bautismo somos liberados
del pecado y regenerados como hijos de Dios,
llegamos a ser miembros de Cristo y somos
incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de
su misión.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1213.
EL BAUTISMO: MISTAGOGÍA
La señal de la cruz, al comienzo de la celebración, señala la impronta de Cristo sobre el que
le va a pertenecer y significa la gracia de la redención que Cristo nos ha adquirido por su
cruz.
El anuncio de la Palabra de Dios ilumina con la verdad revelada a los candidatos y a la
asamblea y suscita la respuesta de la fe, inseparable del Bautismo. […].
Puesto que el Bautismo significa la liberación del pecado y de su instigador, el diablo, se
pronuncian uno o varios exorcismos sobre el candidato. Este es ungido con el óleo de los
catecúmenos o bien el celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícitamente
a Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la Iglesia, a la cual será "confiado" por el
Bautismo.
El agua bautismal es entonces consagrada mediante una oración de epíclesis (en el
momento mismo o en la noche pascual). La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el
poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a fin de que los que sean bautizados
con ella "nazcan del agua y del Espíritu".
Catecismo de la Iglesia Católica, 1235-1238.
EL BAUTISMO: MISTAGOGÍA

Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo propiamente dicho, que
significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a
través de la configuración con el Misterio pascual de Cristo. […].
En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro: " N., Yo
te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". […].
La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don
del Espíritu Santo al nuevo bautizado. […].
La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha "revestido de Cristo": ha resucitado
con Cristo. El cirio que se enciende en el cirio pascual, significa que Cristo ha iluminado al
neófito. […]. El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la
oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1239-1243.
EL BAUTISMO: MISTAGOGÍA

1244 La primera comunión eucarística. Hecho hijo de


Dios, revestido de la túnica nupcial, el neófito es
admitido "al festín de las bodas del Cordero" y recibe el
alimento de la vida nueva, el Cuerpo y la Sangre de
Cristo. […].
1245 La bendición solemne cierra la celebración del
Bautismo. En el Bautismo de recién nacidos, la
bendición de la madre ocupa un lugar especial.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1244-1245.
LA CONFIRMACIÓN: SIGNIFICADO

Los bautizados avanzan por el camino de la iniciación


cristiana por medio del sacramento de la Confirmación, por el
que reciben la efusión del Espíritu Santo, que fue enviado por
el Señor sobre los Apóstoles en el día de Pentecostés.
Por esta donación del Espíritu Santo los fieles se configuran
más perfectamente con Cristo y se fortalecen con su poder.
para dar testimonio de Cristo y edificar su Cuerpo en la fe y la
caridad. El carácter o el signo del Señor queda impreso de tal
modo, que el sacramento de la Confirmación no puede
repetirse.
Prænotanda del Ritual de la Confirmación, 1-2.
LA CONFIRMACIÓN: MISTAGOGÍA
Cuando la Confirmación se celebra separadamente del Bautismo, como es el caso en el rito
romano, la liturgia del sacramento comienza con la renovación de las promesas del
Bautismo y la profesión de fe de los confirmandos. […]. En el rito romano, el obispo extiende
las manos sobre todos los confirmandos […], invoca así la efusión del Espíritu: Dios
Todopoderoso, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que regeneraste, por el agua y el Espíritu
Santo, a estos siervos tuyos y los libraste del pecado: escucha nuestra oración y envía sobre
ellos el Espíritu Santo Paráclito; llénalos de espíritu de sabiduría y de inteligencia, de espíritu de
consejo y de fortaleza, de espíritu de ciencia y de piedad; y cólmalos del espíritu de tu santo
.
temor. Por Jesucristo nuestro Señor
Sigue el rito esencial del sacramento. En el rito latino, "el sacramento de la confirmación es
conferido por la unción del santo crisma en la frente, hecha imponiendo la mano, y con
estas palabras: ‘Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo'". El beso de paz con el que
concluye el rito del sacramento significa y manifiesta la comunión eclesial con el obispo y
con todos los fieles.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1298-1301
LA RECONCILIACIÓN: SIGNIFICADO

En el sacramento de la Penitencia los fieles obtienen de


la misericordia de Dios el perdón de las ofensas que han
hecho al Señor y, al mismo tiempo, se reconcilian con la
Iglesia a la que ofendieron con su pecado y que, con su
amor, su ejemplo y su oración, les ayuda en el camino de
la propia conversión. Por ello la penitencia lleva consigo
siempre una reconciliación con los hermanos a quienes
el propio pecado perjudica.
Porque el pecado es una ofensa hecha a Dios, que
rompe nuestra amistad con él, la finalidad última de la
penitencia consiste en lograr que amemos intensamente
a Dios y nos consagremos a él.
Prænotanda del Ritual de la Penitencia, II.
LA RECONCILIACIÓN: MISTAGOGÍA
Como todos los sacramentos, la Penitencia es una acción litúrgica. Ordinariamente los
elementos de su celebración son: saludo y bendición del sacerdote, lectura de la Palabra de
Dios para iluminar la conciencia y suscitar la contrición, y exhortación al arrepentimiento; la
confesión que reconoce los pecados y los manifiesta al sacerdote; la imposición y la
aceptación de la penitencia; la absolución del sacerdote; alabanza de acción de gracias y
despedida con la bendición del sacerdote.
El sacramento de la penitencia puede también celebrarse en el marco de una celebración
comunitaria, en la que los penitentes se preparan a la confesión y juntos dan gracias por el
perdón recibido. Así la confesión personal de los pecados y la absolución individual están
insertadas en una liturgia de la Palabra de Dios, con lecturas y homilía, examen de
conciencia dirigido en común, petición comunitaria del perdón, rezo del Padrenuestro y
acción de gracias en común. Esta celebración comunitaria expresa más claramente el
carácter eclesial de la penitencia. […].
Catecismo de la Iglesia Católica. 1480 y 1482.
LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: SIGNIFICADO

Este sacramento otorga al enfermo la gracia del Espíritu


Santo, con lo cual el hombre entero es ayudado en su
salud, confortado por la confianza en Dios y robustecido
contra las tentaciones del enemigo y la angustia de la
muerte, de tal modo que pueda no sólo soportar sus
males con fortaleza, sino también luchar contra ellos e,
incluso, conseguir la salud si conviene para su salvación
espiritual; asimismo, le concede, si es necesario, el
perdón de los pecados y la plenitud de la Penitencia
cristiana.
Prænotanda del Ritual de la Unción de los Enfermos, 6.
LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS: MISTAGOGÍA

[…] La unción de los enfermos se celebra de forma litúrgica y comunitaria, que tiene
lugar en familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de
enfermos. […] Si las circunstancias lo permiten, la celebración del sacramento puede ir
precedida del sacramento de la Penitencia y seguida del sacramento de la Eucaristía. […]
.
[…] La Liturgia de la Palabra, precedida de un acto de penitencia, abre la celebración. Las
palabras de Cristo y el testimonio de los apóstoles suscitan la fe del enfermo y de la
comunidad para pedir al Señor la fuerza de su Espíritu.
La celebración del sacramento comprende principalmente estos elementos: los
presbíteros de la Iglesia imponen –en silencio– las manos a los enfermos; oran por los
enfermos en la fe de la Iglesia; es la epíclesis propia de este sacramento; luego ungen al
enfermo con óleo bendecido, si es posible, por el obispo.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1517-1519.
EL ORDEN SACERDOTAL: SIGNIFICADO

El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada


por Cristo a sus Apóstoles sigue siendo ejercida en la
Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento
del ministerio apos-tólico. Comprende tres grados: el
episcopado, el presbiterado y el diaconado.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1536.

Mediante el sacramento del orden, por institución divina,


algu-nos de entre los fieles quedan constituidos ministros
sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así
son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de
Dios según el grado de cada uno, desempeñando en la
persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar,
santificar y regir.
Código de Derecho Canónico, 1008.
EL MATRIMONIO: SIGNIFICADO

La alianza matrimonial, por la que el hombre y la mujer se unen entre sí para toda la vida,
recibe su fuerza y vigor de la creación, pero además, para los fieles cristianos, se eleva a
una dignidad más alta, ya que se cuenta entre los Sacramentos de la nueva alianza.
El Matrimonio queda establecido por la alianza conyugal o consentimiento irrevocable
de los cónyuges, con el que uno y otro se entregan y se reciben mutua y libremente.
Tanto la misma unión singular del hombre y de la mujer como el bien de los hijos exigen
y piden la plena fidelidad de los cónyuges y también la unidad indisoluble del vínculo.
Por su propia naturaleza, la misma institución del Matrimonio y el amor conyugal se
ordenan a la procreación y educación de la prole, y con ellas se coronan logrando su
cima, ya que los hijos son en realidad el don más excelente del Matrimonio y
contribuyen sobre manera al bien de los mismos padres.
Prænotanda del Ritual del Matrimonio, 1-3.
EL MATRIMONIO: DINÁMICA CELEBRATIVA
El Matrimonio se celebrará normalmente dentro de la Misa. No obstante, el párroco […]
juzgará si es mejor proponer la celebración del Matrimonio dentro o fuera de la Misa. De
acuerdo con los mismos novios, si es oportuno, se escogerán las lecturas de la Sagrada
Escritura que serán explicadas en la homilía; la fórmula con que expresarán el mutuo
consentimiento; los formularios para la bendición de los anillos, para la bendición nupcial,
para las intenciones de la plegaria universal y para los cantos. […].
Los cantos que se van a interpretar han de ser adecuados al rito del Matrimonio y deben
expresar la fe de la Iglesia, sin olvidar la importancia del salmo responsorial en la liturgia de
la palabra. Lo que se dice de los cantos vale también para la selección de las obras
musicales. […]
Si el Matrimonio se celebra en un día de carácter penitencial, sobre todo en tiempo de
Cuaresma, el párroco advertirá a los esposos que tengan en cuenta la naturaleza peculiar
de aquel día. En ningún caso se celebrará el Matrimonio el Viernes Santo en la Pasión del
Señor ni el Sábado Santo.
Prænotanda del Ritual del Matrimonio, 28-32.
LA LITURGIA DE LAS HORAS

Fiel y obediente al mandato de Cristo de que hay que orar siempre sin desanimarse, la
Iglesia no cesa un momento en su oración y nos exhorta a nosotros con estas palabras:
“Por medio de Jesús ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza”.
Responde al mandato de Cristo no sólo con la celebración eucarística, sino también con
otras formas de oración, principalmente con la Liturgia de las Horas, que, conforme a la
antigua tradición cristiana, tiene como característica propia la de servir para santificar el
curso entero del día y de la noche.
La Liturgia de las Horas se rige por sus propias leyes, reuniendo de un modo peculiar los
diversos elementos que se dan en las demás celebraciones cristianas; así, está dispuesto
que siempre se tenga la salmodia, precedida de un himno; seguidamente la lectura, breve
o más extensa, de la sagrada Escritura, y, finalmente, las preces.
Ordenación General de la Liturgia de las Horas, 10 y 33.
Horas Mayores
Horas Menores 12m SEXTA

5ª 7ª
TERCIA 4ª 8ª NONA
DE LAS HORAS
3ª 11 1 2 9ª
LA LITURGIA

10
2ª 9 10ª
DÍA

3
4 5
1ª 11ª

8
7
6am 6pm
NOCHE

4
LAUDES VÍSPERAS

MAITINES 3 COMPLETAS
u oficio de 12m
lecturas
ESTRUCTURA DEL LIBRO DE REZO

1. PROPIO DEL TIEMPO (LITÚRGICO). Contiene las lecturas largas


con sus responsorios y la oración final.
2. ORDINARIO DE LA LITURGIA DE LAS HORAS. Contiene la mayor
parte de las rubricas, y explica la dinámica del rezo para cada hora,
LITURGIA
DE LAS
incluyendo los textos invariables.
HORAS 3. SALTERIO EN CUATRO SEMANAS. Contiene la invocación inicial, el
himno, los salmos y cánticos con sus antífonas, lecturas breves y
sus responsorios, preces, y bendición.
4. PROPIO DE LOS SANTOS. Contiene los santos más relevantes,
con una biografía breve de cada uno, las indicaciones del rezo, las
lecturas propias del santo con su responsorio y oración final.
5. OFICIOS COMUNES. Vírgenes, doctores, mártires, dedicaciones,
apóstoles, etc.
6. OFICIO DE DIFUNTOS.
LAUDES, VÍSPERAS Y COMPLETAS: ESTRUCTURA

1. Invocación inicial
2. Salmo invitatorio ◄ C: Examen de Conciencia
3. Himno
LITURGIA 4. Salmodia ◄ L: Sal.+Cánt.+Sal. V: Sal.+Sal.+Cánt.
DE LAS
HORAS 5. Lectura bíblica
6. Responsorio
7. Cántico evangélico ◄ L: Benedictus V: Magnificat C: Nunc
8. Preces dimittis
9. Padrenuestro ◄ L: Alabar V: Los difuntos
10. Oración final
11. Bendición
12. Antífona mariana (C). L: Laudes. V: Vísperas. C: Completas.
LOS SACRAMENTALES

La santa Madre Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados
con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre
todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se
disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas
circunstancias de la vida.
Han sido instituidos por la Iglesia en orden a la santificación de ciertos ministerios
eclesiales, de ciertos estados de vida, de circunstancias muy variadas de la vida cristiana,
así como del uso de cosas útiles al hombre. […] Comprenden siempre una oración, con
frecuencia acompañada de un signo determinado, como la imposición de la mano, la señal
de la cruz, la aspersión con agua bendita.
Proceden del sacerdocio bautismal […]. Por eso los laicos pueden presidir ciertas
bendiciones; la presidencia de una bendición se reserva al ministerio ordenado, en la
medida en que dicha bendición afecte más a la vida eclesial y sacramental.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1667-1669.
LOS SACRAMENTALES

Los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los


sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar
con a ella. […].
Entre los sacramentales figuran en primer lugar las bendiciones (de personas, de la
mesa, de objetos, de lugares). […]. Ciertas bendiciones tienen un alcance permanente:
su efecto es consagrar personas a Dios y reservar para el uso litúrgico objetos y lugares.
Entre las que están destinadas a personas –que no se han de confundir con la
ordenación sacramental– figuran la bendición del abad o de la abadesa de un
monasterio, la consagración de vírgenes, el rito de la profesión religiosa y las
bendiciones para ciertos ministerios de la Iglesia (lectores, acólitos, catequistas, etc.).
Como ejemplo de las que se refieren a objetos, se puede señalar la dedicación o
bendición de una iglesia o de un altar, la bendición de los santos óleos, de los vasos y
ornamentos sagrados, de las campanas, etc.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1670-1673.
La Eucaristía
TEMA 4

Paso a Paso
LA EUCARISTÍA: SIGNIFICADO

La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "


Los demás sacramentos, como también todos los ministerios
eclesia-les y las obras de apostolado, están unidos a la
Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto,
contiene todo el bien espi-ritual de la Iglesia, es decir, Cristo
mismo, nuestra Pascua" (PO 5). […] "La Eucaristía significa y
realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de
Dios por las que la Iglesia es ella misma. En ella se encuentra a
la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica
al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a
Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6).
…] Finalmente, la celebración eucarística nos uni-mos ya a la
urgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será
do en todos (cf 1 Co 15,28).
Catecismo de la Iglesia Católica, 1324-1327.
LA VESTIMENTA LITÚRGICA

Alba
EL ALBA:Vestimenta blan-
ca de todos los ministros
en la celebración litúrgica,
desde los acólitos hasta el
presiden-te. Se utiliza con
cíngulo a la cintura y con
amito sobre el cuello.
Tiene un sentido bau-
tismal: la pureza del alma
la-vada por el bautismo.

Obispos Presbíteros Diáconos


LA VESTIMENTA LITÚRGICA

EL CÍNGULO:Cordón con
que se ciñe el alba.
Simboliza la castidad. La
oración del sa-cerdote al
colocárselo: “Cíñe-me,
Señor, con el cíngulo de la
pureza y extingue en mi
cuerpo el fuego de la
sensua-lidad, para que
Cíngulo posea siempre la virtud de
la continencia y de la
castidad”.

Obispos Presbíteros Diáconos


LA VESTIMENTA LITÚRGICA

Estol
a LA ESTOLA:Cinta de colo-
res litúrgicos que es usada
por los presbíteros y
obispos col-gando del
cuello sobre los dos
hombros, y de un hombro
en diagonal por los
diáconos. Re-salta la
función sagrada del
celebrante.

Obispos Presbíteros Diáconos


LA VESTIMENTA LITÚRGICA

LA DALMÁTICA:Túnica de
colores litúrgicos, con
mangas anchas y adornos
va-riados, característica de
los diáconos y algunos
obispos.

Obispos Presbíteros Diáconos


LA VESTIMENTA LITÚRGICA

Casulla
LA CASULLA:Es la vesti-
dura que se pone el
sacerdote sobre las demás
prendas. Con-siste en una
pieza alargada con una
abertura en el centro para
pasar la cabeza. Es el
símbolo de caridad, que
hace dulce y suave el yugo
de Jesucristo.

Obispos Presbíteros
LA VESTIMENTA LITÚRGICA

EL SOLIDEO:Casquete de
seda o tela ligera que tapa
la coronilla. En la misa, se
quita al comenzar la
plegaria euca-rística y
vuelve a ponerse des-pués
de la comunión, ya que se
quita “sólo ante Dios”. El
del papa es blanco, el de
los cardenales es gules
(rojo), y el de los obispos
es púrpura (violeta).

Obispos
LA VESTIMENTA LITÚRGICA

LA MITRA:Es una especie


de gorro con dos picos en
la parte superior y dos
tiras de la misma tela que
cuelgan por la espalda
(ínfulas). Es un or-
namento de honor y una
se-ñal de poder. Las
ínfulas simbolizan el
Nuevo y el An-tiguo
Testamento que se unen
en la cabeza del obispo. Se
viste en la entrada, la homi-
lía, la bendición final y la
Obispos sa-lida de las
LA VESTIMENTA LITÚRGICA

EL BÁCULO:Todos los
obispos tienen báculo, que
suele terminar en una
especie de rizo. Simboliza
su oficio de pastor. El
báculo el papa es un
báculo distinto, porque
termina en forma de cruz, y
se llama férula. Es un
signo de autoridad,
jurisdicción y gobierno.

Obispos
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS

PATENA
PURIFICADOR

CALIZ

PALIA
CORPORAL
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS

CUSTODIA CIBORIO O VELO

COPÓN
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS

HISOPO

ATRIL

ACETRE
LOS VASOS Y PAÑOS SAGRADOS

CRUZ PROCESIONAL

INCENSARIO

NAVETA
PARTES DE LA EUCARISTÍA
Padrenuest
Comunió
ro Fracción del
Intercesion pan Cordero de n Silenci
Acciónesde Dios o Despedid
gracias
Epíclesis a
Lecturas y Anámnesi Inmixtión
salmo s
Entrada Homilía Rito de la
paz
Doxología Canto de
Acto Comunión
Prece final
penitencialGloria Oblació Preparación Saludo y
s
n bendición
Narración de laprivada
institución
Aclamación Muestra del pan
Evangeli Preparación de los eucarístico
o dones
Colecta Profesión de Ritos Iniciales
fe Liturgia de la Palabra
Kyrie Liturgia Eucarística
Ritos Finales
Saludo al altar y al
POSTURAS DURANTE LA CELEBRACIÓN

Los fieles están de pie desde el principio del canto de entrada, o bien, desde cuando el
sacerdote se dirige al altar, hasta la colecta inclusive; al canto del Aleluya antes del
Evangelio; durante la proclamación del Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y
la oración universal; además desde la invitación Oren, hermanos , antes de la oración
sobre las ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que se dice más abajo.
En cambio, estarán sentados mientras se proclaman las lecturas antes del Evangelio y el
salmo responsorial; durante la homilía y mientras se hace la preparación de los dones
para el ofertorio; también, según las circunstancias, mientras se guarda el sagrado
silencio después de la Comunión.
Por otra parte, estarán de rodillas, a no ser por causa de salud, por la estrechez del lugar,
por el gran número de asistentes o que otras causas razonables lo impidan, durante la
consagración. Pero los que no se arrodillen para la consagración, que hagan inclinación
profunda mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.
Instrucción General del Misal Romano, 43.
LOS RITOS INICIALES

1. ENTRADA. Estando el pueblo reunido, cuando avanza el sacerdote con el diácono y con
los ministros, se da comienzo al canto de entrada. La finalidad de este canto es abrir la
celebración, promover la unión de quienes se están congregados e introducir su
espíritu en el misterio del tiempo litúrgico o de la festividad, así como acompañar la
procesión del sacerdote y los ministros.
2. SALUDO AL ALTAR Y AL PUEBLO. Cuando llegan al presbiterio, el sacerdote, el diácono
y los ministros saludan al altar con una inclinación profunda. Sin embargo, como signo
de veneración, el sacerdote y el diácono besan el altar; y el sacerdote, según las
circunstancias, inciensa la cruz y el altar. Concluido el canto de entrada, el sacerdote de
pie, en la sede, se signa juntamente con toda la asamblea con la señal de la cruz;
después, por medio del saludo, expresa a la comunidad reunida la presencia del Señor.
Con este saludo y con la respuesta del pueblo se manifiesta el misterio de la Iglesia
congregada.
Instrucción General del Misal Romano, 47 y 49-50.
2. Cuando llega al altar hace con los para que amemos a Dios,
ministros la debida reverencia, besa el altar esté con todos vosotros.
y, si se juzga oportuno, lo inciensa. Después
se dirige con los ministros a la sede. O bien:
Saludo al altar Terminado el canto de entrada el sacerdote La paz, la caridad y la fe,
y los fieles, de pie, se santiguan mientras el de parte de Dios Padre,
sacerdote, de cara al pueblo, dice: y de Jesucristo, el Señor,
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del estén con todos vosotros.
Espíritu Santo.
O bien:
Signación El pueblo responde: El Dios de la esperanza,
Amén. que por la acción del Espíritu Santo
nos colma con su alegría y con su paz,
Saludo permanezca siempre con todos vosotros.
El sacerdote, extendiendo las manos,
saluda al pueblo con una de las fórmulas También pueden usarse las fórmulas de
Saludo al siguientes: saludo propias de cada tiempo, que se
pueblo La gracia de nuestro Señor Jesucristo, encuentran más abajo.
congregado el amor del Padre El obispo, en vez de las anteriores fórmulas,
y la comunión del Espíritu Santo en este primer saludo dice:
esté con todos vosotros. La paz esté con vosotros.
O bien: Respuesta
El Señor esté con vosotros. El pueblo responde:
O bien: Y con tu espíritu.
La gracia  y la paz de Dios, nuestro Padre, O bien:
y de Jesucristo, el Señor, Bendito seas por siempre, Señor.
esté con todos vosotros.
O bien: O bien:
El Señor, que dirige nuestros corazones Bendito es Dios, Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
LOS RITOS INICIALES

3. ACTO PENITENCIAL. Después el sacerdote invita al acto penitencial que, tras una breve
pausa de silencio, se lleva a cabo por medio de la fórmula de la confesión general de
toda la comunidad, y se concluye con la absolución del sacerdote que, no obstante,
carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia. El Domingo, especialmente en el
tiempo pascual, a veces puede hacerse la bendición y aspersión del agua en memoria
del Bautismo, en vez del acostumbrado acto penitencial.
4. SEÑOR, TEN PIEDAD. Después del acto penitencial, se tiene siempre el Señor, ten
piedad, a no ser que quizás haya tenido lugar ya en el mismo acto penitencial. […] Cada
aclamación de ordinario se repite dos veces, pero no se excluyen más veces, teniendo
en cuenta la índole de las diversas lenguas y también el arte musical o las
circunstancias. Cuando el Señor, ten piedad se canta como parte del acto penitencial,
se le antepone un “tropo” a cada una de las aclamaciones.
Instrucción General del Misal Romano, 51-52.
Primera fórmula El sacerdote concluye con la siguiente
plegaria:
Se hace una breve pausa en silencio. Dios todopoderoso
 Después, hacen todos en común la tenga misericordia de nosotros,
confesión de sus pecados: perdone nuestros pecados
Acto Yo confieso y nos lleve a la vida eterna.
ante Dios todopoderoso El pueblo responde:
penitencial y ante vosotros, hermanos, Amén.
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión: Tercera fórmula
Golpeándose el pecho, dicen:
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Se hace una breve pausa en silencio.
Kyrie Luego prosiguen:
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
 Después el sacerdote, u otro ministro
idóneo, dice las siguiente invocaciones u
a los ángeles, a los santos otras semejantes:
y a vosotros, hermanos, Tú que has sido enviado
que intercedan por mí ante Dios, nuestro a sanar los corazones afligidos:
Señor. Señor, ten piedad.
El sacerdote concluye con la siguiente El pueblo responde:
plegaria: Señor, ten piedad.
Dios todopoderoso Sacerdote o ministro:
tenga misericordia de nosotros, Tú que has venido
perdone nuestros pecados a llamar a los pecadores:
y nos lleve a la vida eterna. Cristo ten piedad.
El pueblo responde: El pueblo responde:
Amén. Cristo ten piedad.
Sacerdote o ministro:
Segunda fórmula Tú que estás sentado a la derecha del Padre
para interceder por nosotros:
Se hace una breve pausa en silencio. Señor, ten piedad.
 Después el sacerdote dice: El pueblo responde:
Señor, ten misericordia de nosotros. Señor, ten piedad.
El pueblo responde: El sacerdote concluye con la siguiente
Porque hemos pecado contra ti. plegaria:
El sacerdote prosigue: Dios todopoderoso
Muéstranos, Señor, tu misericordia. tenga misericordia de nosotros,
El pueblo responde: perdone nuestros pecados
Y danos tu salvación. y nos lleve a la vida eterna.
LOS RITOS INICIALES

5. GLORIA A DIOS EN EL CIELO. El Gloria es un himno antiquísimo y venerable con el que


la Iglesia, congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y glorifica y le suplica
al Cordero. El texto de este himno no puede cambiarse por otro. […] Se canta o se dice
en voz alta los domingos fuera de los tiempos de Adviento y de Cuaresma, en las
solemnidades y en las fiestas, y en algunas celebraciones peculiares más solemnes.
6. COLECTA. En seguida, el sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el
sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en
la presencia de Dios y puedan formular en su espíritu sus deseos. Entonces el
sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” y por la cual se expresa el
carácter de la celebración. Por una antigua tradición de la Iglesia, la oración colecta
ordinariamente se dirige a Dios Padre, por Cristo en el Espíritu Santo y termina con la
conclusión trinitaria, es decir, con la más larga […].
Instrucción General del Misal Romano, 53 y 54.
5. A continuación, si está prescrito, se canta 25 de julio
Santiago, apóstol
el himno: Fiesta
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra  paz a los hombres Antífona de entrada     Cf. Mt 4, 18.21; Mc 3,
Gloria al Padre que ama el Señor. 17
Por tu inmensa gloria Caminando Jesús por la orilla del lago de
te alabamos, Galilea, vio a Santiago y a Juan, hijos de
Zebedeo, que estaban remendando sus
te bendecimos, redes, y los llamó.
te adoramos,
Súplica al te glorificamos. Se dice Gloria.
Cordero te damos gracias, Oración colecta
Señor Dios, Rey celestial, Dios todopoderoso y eterno, que quisiste
Dios Padre todopoderoso. que Santiago fuera el primero de entre los
Señor, Hijo único, Jesucristo, apóstoles en derramar su sangre por el
Señor Dios, Cordero de Dios, Evangelio; fortalece a tu Iglesia con el
Hijo del Padre; testimonio de su martirio y defiéndela con
Gloria al tú que quitas el pecado del mundo, su valiosa protección. Por nuestro Señor
Cordero Jesucristo.
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, Oración sobre las ofrendas
atiende nuestra súplica; Acepta, Señor, los dones que te
tú que estás sentado presentamos y, por intercesión del apóstol
a la derecha del Padre, Santiago, purifica nuestros corazones para
que podamos participar dignamente del
ten piedad de nosotros; Cuerpo de Cristo,
porque sólo tú eres Santo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo, Prefacio
con el Espíritu Santo, SANTIAGO, TESTIGO PREDILECTO
 
en la Gloria de Dios Padre. V. El Señor esté con vosotros.
Amén. R. Y con tu espíritu.
LA LITURGIA DE LA PALABRA

La Liturgia de la Palabra se debe celebrar de tal manera que favorezca la


meditación; por eso hay que evitar en todo caso cualquier forma de
apresuramiento que impida el recogimiento. Además conviene que durante la
misma haya breves momentos de silencio, acomodados a la asamblea reunida,
gracias a los cuales, con la ayuda del Espíritu Santo, se saboree la Palabra de
Dios en los corazones y, por la oración, se prepare la respuesta. Dichos
momentos de silencio pueden observarse oportunamente, por ejemplo, antes
de que se inicie la misma Liturgia de la Palabra, después de la primera lectura,
de la segunda y, finalmente, una vez terminada la homilía.
Instrucción General del Misal Romano, 56.
LA LITURGIA DE LA PALABRA

1. LECTURAS BÍBLICAS. Por las lecturas se prepara para los fieles la mesa de la Palabra
de Dios y abren para ellos los tesoros de la Biblia. […]. En la celebración de la Misa con
el pueblo, las lecturas se proclamarán siempre desde el ambón. […] La lectura del
Evangelio constituye la cumbre de la Liturgia de la Palabra. La Liturgia misma enseña
que debe tributársele suma veneración, cuando la distingue entre las otras lecturas con
especial honor […].
2. SALMO RESPONSORIAL. Conviene que el salmo responsorial sea cantado, al menos la
respuesta que pertenece al pueblo. Así pues, el salmista o el cantor del salmo, desde el
ambón o en otro sitio apropiado, proclama las estrofas del salmo, mientras que toda la
asamblea permanece sentada, escucha y, más aún, de ordinario participa por medio de
la respuesta […]. Si el salmo no puede cantarse, se proclama de la manera más apta
para facilitar la meditación de la Palabra de Dios.
Instrucción General del Misal Romano, 57-61.
LA LITURGIA DE LA PALABRA
3. ACLAMACIÓN ANTES DE LA LECTURA DEL EVANGELIO. Después de la lectura, que
precede inmediatamente al Evangelio, se canta el Aleluya u otro canto determinado por
las rúbricas, según lo pida el tiempo litúrgico. Esta aclamación constituye por sí misma
un rito […]. Se canta en todo tiempo, excepto durante la Cuaresma. Los versículos se
toman del leccionario o del Gradual. La Secuencia, que sólo es obligatoria los días de
Pascua y de Pentecostés, se canta antes del Aleluya.
4. HOMILÍA. La homilía es parte de la Liturgia […]. Conviene que sea una explicación o de
algún aspecto de las lecturas de la Sagrada Escritura, o de otro texto del Ordinario, o del
Propio de la Misa del día, teniendo en cuenta, sea el misterio que se celebra, sean las
necesidades particulares de los oyentes. La homilía la hará de ordinario el mismo
sacerdote celebrante, o éste se la encomendará a un sacerdote concelebrante, o alguna
vez, según las circunstancias, también a un diácono, pero nunca a un laico. […] Es
conveniente que se guarde un breve espacio de silencio después de la homilía.
Instrucción General del Misal Romano, 62-66.
25 de julio SEGUNDA LECTURA
Santiago, apóstol Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús
En España: Solemnidad
En los demás lugares: Fiesta Lectura de la segunda carta del Apóstol San
PRIMERA LECTURA Pablo a los Corintios   4, 7-15
Hizo decapitar a Santiago Hermanos: Este tesoro lo llevamos en
vasijas de barro, para que se vea que una
Lectura de los Hechos de los Apóstoles    4, fuerza tan extraordinaria es de Dios y no
33. 5, 12. 27b-33; 12, 1b proviene de nosotros.
En aquellos días, los Apóstoles daban […]
testimonio de la resurrección del Señor con
mucho valor y hacían muchos signos y Cuantos más reciban la gracia, mayor será
prodigios en medio del pueblo. el agradecimiento, para gloria de Dios.
[…]
Ellos al oír esto se consumían de rabia y Palabra de Dios.
trataban de matarlos y el rey Herodes hizo Aleluya
decapitar a Santiago, hermano de Juan. Aleluya, aleluya.
Palabra de Dios. Astro brillante de España, Apóstol Santiago,
tu cuerpo descansa en la paz; tu gloria
Salmo Responsorial Sal 66, 2-3. 5. 7-8. pervive entre nosotros Aleluya.
R. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que
todos los pueblos te alaben. O bien:
Aleluya, aleluya.
El Señor tenga piedad y nos bendiga, El Hijo del Hombre no ha venido para que le
ilumine su rostro sobre nosotros sirvan, sino para dar su vida en rescate por
conozca la tierra tus caminos, muchos. Aleluya.
todos los pueblos tu salvación. R.
Que canten de alegría las naciones, O bien:
porque riges el mundo con justicia, Aleluya, aleluya.
riges los pueblos con rectitud, Mi cáliz lo beberéis. El puesto a mi derecha o
y gobiernas las naciones de la tierra. R. a mi izquierda es para aquellos para quienes
[…] lo tiene reservado mi Padre. Aleluya.
11. Mientras tanto, si se usa incienso, el El diácono (o el sacerdote):
sacerdote lo pone en el incensario. Lectura del santo Evangelio según san N.
Después el diácono (o el concelebrante que Y mientras tanto hace la señal de la cruz
ha de proclamar el Evangelio, en la misa sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
Triple signo presidida por el Obispo), inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz El pueblo aclama:
baja: Gloria a ti, Señor.
Padre, dame tu bendición.
[…]
El sacerdote en voz baja dice:
En secreto El Señor esté en tu corazón y en tus labios, 13. Acabado el Evangelio el diácono (o el
para que anuncies dignamente su Evangelio; sacerdote) dice:
en el nombre del Padre, y del Hijo +, y del Palabra del Señor.
Espíritu Santo.
El diácono o el concelebrante responde: Todos aclaman:
Amén. Gloria ti, Señor Jesús.
Si el mismo sacerdote debe proclamar el […]
Evangelio, inclinado ante el altar, dice en Después el diácono lleva el libro al celebrante,
secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios y éste lo besa, diciendo en secreto:
todopoderoso, Las palabras del Evangelio borren nuestros
para que anuncie dignamente tu Evangelio. pecados.
12. Después el diácono (o el sacerdote) va O bien el mismo diácono besa el libro,
al ambón, acompañado eventualmente por diciendo en secreto las mismas palabras.
los ministros que llevan el incienso y los
cirios; ya en el ambón dice: 14. Luego tiene lugar la homilía; ésta es
El Señor esté con vosotros. obligatoria todos los domingos y fiestas de
precepto y se recomienda en los restantes
Y el pueblo responde: días.
Y con tu espíritu.
LA LITURGIA DE LA PALABRA

5. PROFESIÓN DE FE. El Símbolo o Profesión de Fe, se orienta a que todo el pueblo


reunido responda a la Palabra de Dios anunciada en las lecturas de la Sagrada Escritura
y explicada por la homilía. Y para que sea proclamado como regla de fe, mediante una
fórmula aprobada para el uso litúrgico, que recuerde, confiese y manifieste los grandes
misterios de la fe, antes de comenzar su celebración en la Eucaristía.
6. ORACIÓN UNIVERSAL. […] La serie de intenciones de ordinario será: a) Por las
necesidades de la Iglesia. b) Por los que gobiernan y por la salvación del mundo. c) Por
los que sufren por cualquier dificultad. d) Por la comunidad local. Sin embargo, en
alguna celebración particular, como la Confirmación, el Matrimonio o las Exequias, el
orden de las intenciones puede tener en cuenta más expresamente la ocasión
particular. […] Las propone el diácono, o un cantor, o un lector, o bien, uno de los fieles
laicos desde el ambón o desde otro lugar conveniente.
Instrucción General del Misal Romano, 67-71.
15. Acabada la homilía, si la liturgia del día Para utilidad de los fieles, en lugar del
lo prescribe, se hace la profesión de fe: símbolo niceno-constantinopolitano, la
Creo en un solo Dios, profesión de fe se puede hacer,
Padre Todopoderoso, especialmente en el tiempo de Cuaresma y en
Creador del cielo y de la tierra. la Cincuentena pascual, con el siguiente
Inclinación de todo lo visible y lo invisible. símbolo llamado «de los apóstoles»:
Creo en un solo Señor, Jesucristo, Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Hijo único de Dios, Creador del cielo y de la tierra.
nacido del Padre Creo en Jesucristo, su único Hijo,
antes de todos los siglos: nuestro Señor,
Dios de Dios, En las palabras que siguen, hasta María
Luz de Luz, Virgen, todos se inclinan.
Dios verdadero de Dios verdadero, que fue concebido por obra y gracia del
engendrado, no creado, Espíritu Santo,
de la misma naturaleza del Padre, nació de santa María Virgen,
por quien todo fue hecho; padeció bajo el poder
que por nosotros, los hombres, de Poncio Pilato,
y por nuestra salvación fue crucificado, muerto y sepultado,
bajó del cielo, descendió a los infiernos,
En las palabras que siguen, hasta se hizo al tercer día resucitó
hombre, todos se inclinan: de entre los muertos,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, subió a los cielos
y se hizo hombre; y está sentado a la derecha
y por nuestra causa fue crucificado de Dios, Padre todopoderoso.
en tiempos de Poncio Pilato; Desde allí ha de venir a juzgar
padeció y fue sepultado, a vivos y muertos.
y resucitó al tercer día, según las Escrituras, Creo en el Espíritu Santo,
y subió al cielo, la santa Iglesia católica,
y está sentado a la derecha del Padre; la comunión de los santos,
y de nuevo vendrá con gloria el perdón de los pecados,
para juzgar a vivos y muertos, la resurrección de la carne
y su reino no tendrá fin. y la vida eterna.
[…] Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PREPARACIÓN

1. PREPARACIÓN DE LOS DONES. En primer lugar se prepara el altar, o mesa del Señor,
que es el centro de toda la Liturgia Eucarística, y en él se colocan el corporal, el
purificador, el misal y el cáliz, cuando éste no se prepara en la credencia.
En seguida se traen las ofrendas: el pan y el vino, que es laudable que sean presentados
por los fieles. Cuando las ofrendas son traídas por los fieles, el sacerdote o el diácono
las reciben en un lugar apropiado y son ellos quienes las llevan al altar. […] También
pueden recibirse dinero u otros dones para los pobres o para la iglesia, traídos por los
fieles o recolectados en la iglesia, los cuales se colocarán en el sitio apropiado, fuera de
la mesa eucarística. Acompaña a esta procesión en la que se llevan los dones, el canto
del ofertorio, que se prolonga por lo menos hasta cuando los dones hayan sido
depositados sobre el altar. […]
Instrucción General del Misal Romano, 73-76.
Liturgia Eucarística 22. A continuación, el sacerdote, inclinado,
dice en secreto:
17. Acabada la Liturgia de la palabra, los Acepta Señor, nuestro corazón contrito
ministros colocan en el altar el corporal, el y nuestro espíritu humilde;
purificador, el cáliz y el misal; mientras tanto que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia,
puede ejecutarse un canto adecuado. Señor, Dios nuestro.
18. Conviene que los fieles expresan su 23. Y, si se juzga oportuno, inciensa las
participación en la ofrenda, bien sea ofrendas y el altar. A continuación el diácono
llevando el pan y el vino para la celebración o un ministro inciensa al sacerdote y al
de la eucaristía, bien aportando otros dones pueblo.
para las necesidades de la Iglesia o de los 24. Luego el sacerdote, de pie a un lado del
pobres. altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
19. El sacerdote se acerca al altar, toma la limpia mi pecado.
patena con el pan y, manteniéndola un poco
elevada sobre el altar, dice en secreto: 25. Después, de pie en el centro del altar y de
Bendito seas, Señor, Dios del universo, cara al pueblo, extendiendo y juntando las
por este pan, manos, dice una de las siguientes fórmulas:
Oren, hermanos,
[…] para que este sacrificio, mío y vuestro,
él será para nosotros pan de vida. sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Se incorpora deja la patena con el pan sobre O bien:
el corporal.                  En el momento de ofrecer
Si no se canta durante la presentación de el sacrificio de toda la Iglesia,
las ofrendas, el sacerdote puede decir en oremos a Dios, Padre todopoderoso.
voz alta estas palabras; al final el pueblo O bien:
puede aclamar: Oren, hermanos,
Bendito seas por siempre, Señor. para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día
20. El diácono, o el sacerdote, echa vino y un nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto: agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El agua unido al vino El pueblo responde:
sea signo de nuestra participación en la vida El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
divina para alabanza y gloria de su nombre,
de quien ha querido compartir nuestra para nuestro bien
condición humana. y el de toda su santa Iglesia.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA
Los principales elementos de que consta la Plegaria Eucarística pueden distinguirse de
esta manera:
a) ACCIÓN DE GRACIAS (que se expresa especialmente en el Prefacio), en la cual el
sacerdote, en nombre de todo el pueblo santo, glorifica a Dios Padre y le da gracias por
toda la obra de salvación o por algún aspecto particular de ella, de acuerdo con la
índole del día, de la fiesta o del tiempo litúrgico.
b) ACLAMACIÓN: con la cual toda la asamblea, uniéndose a los coros celestiales, canta el
Santo. Esta aclamación, que es parte de la misma Plegaria Eucarística, es proclamada
por todo el pueblo juntamente con el sacerdote.
c) EPÍCLESIS: con la cual la Iglesia, por medio de invocaciones especiales, implora la
fuerza del Espíritu Santo para que los dones ofrecidos por los hombres sean
consagrados, es decir, se conviertan en el Cuerpo y en la Sangre de Cristo, y para que la
víctima inmaculada que se va a recibir en la Comunión sirva para la salvación de
quienes van a participar en ella.
Instrucción General del Misal Romano, 79.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA
d) NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN Y CONSAGRACIÓN: por las palabras y por las
acciones de Cristo se lleva a cabo el sacrificio que el mismo Cristo instituyó en la última
Cena, cuando ofreció su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y vino, y los dio a
los Apóstoles para que comieran y bebieran, dejándoles el mandato de perpetuar el
mismo misterio.
e) ANÁMNESIS: por la cual la Iglesia, al cumplir el mandato que recibió de Cristo por
medio de los Apóstoles, realiza el memorial del mismo Cristo, renovando
principalmente su bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y su ascensión al
cielo.
f) OBLACIÓN: por la cual, en este mismo memorial, la Iglesia, principalmente la que se
encuentra congregada aquí y ahora, ofrece al Padre en el Espíritu Santo la víctima
inmaculada. La Iglesia, por su parte, pretende que los fieles, no sólo ofrezcan la víctima
inmaculada, sino que también aprendan a ofrecerse a sí mismos, y día a día se
perfeccionen, por la mediación de Cristo, en la unidad con Dios y entre ellos, para que
finalmente, Dios sea todo en todos.
Instrucción General del Misal Romano, 79.
LITURGIA EUCARÍSTICA: PLEGARIA EUCARÍSTICA

g) INTERCESIONES: por las cuales se expresa que la Eucaristía se celebra en comunión


con toda la Iglesia, tanto con la del cielo, como con la de la tierra; y que la oblación se
ofrece por ella misma y por todos sus miembros, vivos y difuntos, llamados a participar
de la redención y de la salvación adquiridas por el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
h) DOXOLOGÍA FINAL: por la cual se expresa la glorificación de Dios, que es afirmada y
concluida con la aclamación Amén del pueblo.
Instrucción General del Misal Romano, 79.
Plegaria Eucarística – Santas vírgenes y religiosos
  – Santos (I y II)

27. El sacerdote comienza la plegaria – Difuntos (I y II)
eucarística. Dedicación de una iglesia
Con las manos extendidas dice:
Introducción El Señor esté con vosotros.
Prefacio IV dominical del tiempo ordinario
El pueblo responde En verdad es justo y necesario, es nuestro
Y con tu espíritu. deber y salvación, darte gracias siempre y
El sacerdote, elevando las manos, prosigue: en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios
Levantemos el corazón. todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor
Prefacios (52) El pueblo: nuestro. Porque Él, con su nacimiento,
Lo tenemos levantado hacia el Señor. restauró nuestra naturaleza caída; con su
El sacerdote, elevando las manos, añade:
muerte, destruyó nuestro pecado; al
Demos gracias al Señor, nuestro Dios. resucitar, nos dio nueva vida; y en su
ascensión, nos abrió el camino de tu reino.
El pueblo: Por eso, con los ángeles y los santos, te
Es justo y necesario. cantamos el himno de alabanza diciendo sin

cesar:
Aclamación – Prefacios Al final del Prefacio, juntando las manos,
El–

sacerdote prosigue el Prefacio con las prosigue en unión del pueblo, cantando o
manos
– extendidas. diciendo en alta voz:
– Dominicales del t. ordinario (I al IX) Santo, Santo, Santo es el Señor,
– Comunes (I al IX) Dios del universo.
– Adviento (I al IV) Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
– Navidad (I al III) Hosanna. en el cielo.
– Cuaresma (I al V)
– Bendito el que viene en nombre del Señor.
Pasión del Señor (I y II) Hosanna en el cielo.
Pascua (I al V)
Santa María Virgen (I al V) 28. En todas las misas, el sacerdote
Apóstoles (I y II) celebrante puede cantar aquellas partes de
Santos pastores la plegaria eucarística que en las misas
Santos mártires concelebradas pueden cantarse.
PLEGARIA EUCARÍSTICA II Muestra el pan consagrado al pueblo, lo
102. El sacerdote con las manos extendidas deposita luego sobre la patena y lo adora
dice: haciendo genuflexión.
Santo eres en verdad, Señor,
Epíclesis fuente de toda santidad; 105. Después prosigue.
103. Junta las manos y, manteniéndolas Del mismo modo, acabada la cena,
extendidas sobre las ofrendas, dice:
por eso te pedimos que santifiques estos Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco
dones elevado sobre el altar, prosigue:
con la efusión de tu Espíritu, tomó el cáliz,
Narración de la Junta las manos y traza, una sola vez, el y dándote gracias de nuevo,
signo de la cruz sobre el pan y el cáliz lo pasó a sus discípulos diciendo:
Institución y conjuntamente diciendo:
de manera que sean para nosotros Se inclina un poco.
Consagración Cuerpo y + Sangre
de Jesucristo, nuestro Señor. TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
Junta las manos. PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
104. En las fórmulas que siguen, las palabras SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA
del Señor han de pronunciarse con claridad,
como lo requiere la naturaleza de las mismas
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
palabras. Y POR TODOS LOS HOMBRES
El cual, PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
cuando iba a ser entregado a su Pasión, HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
voluntariamente aceptada,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego
sobre el altar, prosigue: sobre el corporal y lo adora haciendo
tomó pan, genuflexión.
dándote gracias, lo partió
y lo dio a sus discípulos diciendo: 106. Seguidamente dice:
Se inclina un poco: I.   Éste es el Sacramento de nuestra fe.
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, O bien:
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Éste es el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Acuérdate, Señor,
de tu Iglesia extendida por toda la tierra;
Anunciamos tu muerte, y con el Papa N.,
proclamamos tu resurrección. con nuestro Obispo N.,
¡Ven, Señor Jesús! y todos los pastores que cuidan de tu
Anámnesis pueblo,
II. Aclamad el Misterio de la redención. llévala a su perfección por la caridad.
Y el pueblo prosigue, aclamando: Acuérdate también de nuestros hermanos
Cada vez que comemos de este pan que durmieron con la esperanza
y bebemos de este cáliz, de la resurrección,
anunciamos tu muerte, Señor, y de todos los que han muerto en tu
Oblación hasta que vuelvas. misericordia;
admítelos a contemplar la luz de tu rostro.
III. Cristo se entregó por nosotros. Ten misericordia de todos nosotros,
y así, con María, la Virgen Madre de Dios,
Y el pueblo prosigue, aclamando: los apóstoles
Por tu cruz y resurrección y cuantos vivieron en tu amistad
nos has salvado, Señor. a través de los tiempos,
Intercesiones merezcamos, por tu Hijo Jesucristo,
107. Después el sacerdote, con las manos compartir la vida eterna
extendidas, dice: y cantar tus alabanzas.
Así, pues, Padre, Junta las manos.
al celebrar ahora el memorial 108. Toma la patena con el pan consagrado
de la muerte y resurrección de tu Hijo, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
te ofrecemos Por Cristo, con él y en él,
Doxología el pan de vida y el cáliz de salvación, a ti, Dios Padre omnipotente,
final y te damos gracias en la unidad del Espíritu Santo,
porque nos haces dignos de servirte en tu todo honor y toda gloria
presencia. por los siglos de los siglos.
Te pedimos humildemente El pueblo aclama:
que el Espíritu Santo congregue en la unidad Amén.
a cuantos participamos
del Cuerpo y Sangre de Cristo.
LITURGIA EUCARÍSTICA: RITO DE COMUNIÓN
1. ORACIÓN DEL SEÑOR. […] Solamente el sacerdote añade el embolismo, que el pueblo
concluye con la doxología. El embolismo que desarrolla la última petición de la Oración
del Señor pide con ardor, para toda la comunidad de los fieles, la liberación del poder del
mal.
2. RITO DE LA PAZ. […] En cuanto al signo mismo para dar la paz, establezca la Conferencia
de Obispos el modo, según la idiosincrasia y las costumbres de los pueblos. Conviene,
sin embargo, que cada uno exprese la paz sobriamente sólo a los más cercanos a él.
3. FRACCIÓN DEL PAN E INMIXTIÓN. […] El sacerdote parte el pan e introduce una parte de
la Hostia en el cáliz para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la
obra de la redención, a saber, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso.
4. CORDERO DE DIOS. La invocación acompaña la fracción del pan, por lo que puede
repetirse cuantas veces sea necesario hasta cuando haya terminado el rito. La última
vez se concluye con las palabras danos la paz.
Instrucción General del Misal Romano, 81-83.
LITURGIA EUCARÍSTICA: RITO DE COMUNIÓN
5. PREPARACIÓN PRIVADA. El sacerdote se prepara para recibir fructuosamente el Cuerpo
y la Sangre de Cristo con una oración en secreto. Los fieles hacen lo mismo orando en
silencio. […]
6. MUESTRA DEL PAN EUCARÍSTICO. Después el sacerdote muestra a los fieles el Pan
Eucarístico sobre la patena o sobre el cáliz y los invita al banquete de Cristo; además,
juntamente con los fieles, pronuncia un acto de humildad, usando las palabras
evangélicas prescritas. […]
7. COMUNIÓN Y CANTO DE COMUNIÓN. Mientras el sacerdote toma el Sacramento, se
inicia el canto de Comunión, que debe expresar, por la unión de las voces, la unión
espiritual de quienes comulgan, manifestar el gozo del corazón y esclarecer mejor la
índole “comunitaria” de la procesión para recibir la Eucaristía. El canto se prolonga
mientras se distribuye el Sacramento a los fieles. Pero si se ha de tener un himno
después de la Comunión, el canto para la Comunión debe ser terminado oportunamente.
[…]
Instrucción General del Misal Romano, 84-87.
LITURGIA EUCARÍSTICA: RITO DE COMUNIÓN

8. SILENCIO. Terminada la distribución de la Comunión, si resulta oportuno, el sacerdote y


los fieles oran en silencio por algún intervalo de tiempo. Si se quiere, la asamblea entera
también puede cantar un salmo u otro canto de alabanza o un himno.
9. ORACIÓN POST-COMUNIÓN. Para completar la súplica del pueblo de Dios y para
concluir todo el rito de la Comunión, el sacerdote profiere la oración después de la
Comunión, en la que se imploran los frutos del misterio celebrado.
Instrucción General del Misal Romano, 88-89.
Rito de Comunión 127. Después el sacerdote, con las manos
extendidas, dice en voz alta:
125.   Una vez que ha dejado el cáliz y la Señor Jesucristo,
patena, el sacerdote, con las manos juntas, que dijiste a tus Apóstoles:
dice: «La paz os dejo, mi paz os doy»,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
Padrenuestro Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza, sino la fe de tu Iglesia,
nos atrevemos a decir: y conforme a tu palabra
concédele la paz y la unidad.
O bien: Junta las manos.
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, Tú que vives y reinas
Embolismo digamos confiadamente por los siglos de los siglos.
la oración que Cristo nos enseñó:
El pueblo responde:
[…] Amén.
Extiende las manos y, junto con el pueblo, 128. El sacerdote, de cara al pueblo,
continúa: extendiendo y juntando las manos, añade:
Rito de la paz Padre nuestro, La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Que estás en el cielo,
[…] El pueblo responde:
Y líbranos del mal. Y con tu espíritu.
126. El sacerdote, con las manos 129. Luego, si se juzga oportuno, el diácono,
extendidas, prosigue él solo: o el sacerdote, añade:
Líbranos de todos los males, Señor, Daos fraternalmente la paz.
y concédenos la paz en nuestros días, O bien:
para que, ayudados por tu misericordia, Como hijos de Dios, intercambiad ahora
vivamos siempre libres de pecado un signo de comunión fraterna.
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida O bien:
de nuestro Salvador Jesucristo. En Cristo, que nos ha hecho hermanos con
Junta las manos.  su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.
El pueblo concluye la oración aclamando: O bien:
Tuyo es el reino,
Tuyo el poder y la gloria En el Espíritu de Cristo resucitado,
por siempre, Señor. daos fraternalmente la paz.
130. Después toma el pan consagrado, lo 133. El sacerdote hace genuflexión, toma el
parte sobre la patena, y deja caer una parte pan consagrado y, sosteniéndolo un poco
del mismo en el cáliz, diciendo en secreto: elevado sobre la patena, lo muestra al
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor pueblo, diciendo:
Jesucristo, Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Fracción del unidos en este cáliz,
sean para nosotros Dichosos los invitados a la cena del Señor.
pan e alimento de vida eterna. Y, juntamente con el pueblo, añade una vez:
Inmixtión 131. Mientras tanto se canta o se dice: Señor, no soy digno
Cordero de Dios que quitas el pecado del de que entres en mi casa,
mundo, ten piedad de nosotros. pero una palabra tuya
Cordero de Dios que quitas el pecado del bastará para sanarme.
mundo, ten piedad de nosotros. 134. El sacerdote dice en secreto:
Cordero de Dios que quitas el pecado del El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida
mundo, danos la paz.
Cordero Si la fracción del pan se prolonga, el canto
eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de
de Dios precedente puede repetirse varias veces. La
última vez se dice: danos la paz.
Cristo.
Después toma el cáliz y dice en secreto:
132. A continuación el sacerdote, con las La Sangre de Cristo me guarde para la vida
manos juntas, dice en secreto una de las eterna.
dos oraciones siguientes: Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
Preparación que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo,
 
135. Después toma la patena o la píxide, se
privada diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción
acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene
de tu Cuerpo y de tu Sangre, un poco elevado, diciendo a cada uno de
de todas mis culpas y de todo mal. ellos:
Concédeme cumplir siempre tus El Cuerpo de Cristo.
mandamientos El que va a comulgar responde:
Muestra del pan y jamás permitas que me separe de ti. Amén.
eucarístico O bien: Y comulga.
Señor Jesucristo, El diácono y los ministros que distribuyen la
la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre, […] Eucaristía observan los mismos ritos.
y como remedio saludable. […]
137.    Cuando el sacerdote comulga el
Cuerpo de Cristo, comienza el canto de
comunión.
138.    Acabada la comunión, el diácono, el
acólito, o el mismo sacerdote, purifica la
patena sobre el cáliz y también el mismo
cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo en
la credencia después de la misa.
 Si el sacerdote hace la purificación, dice en
secreto:
Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.
139. Después el sacerdote puede ir a la sede.
Si se juzga oportuno, se pueden guardar
unos momentos de silencio o cantar un
salmo o cántico de alabanza.
140. Luego, de pie en la sede o en el altar, el
sacerdote dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en
silencio durante unos momentos, a no ser
que este silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos
extendidas, dice la oración después de la
comunión. El pueblo aclama:
Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA: RITOS FINALES

Al rito de conclusión pertenecen:


a) Breves avisos, si fuere necesario.
b) El saludo y la bendición del sacerdote, que en algunos días y ocasiones se enriquece y
se expresa con la oración sobre el pueblo o con otra fórmula más solemne.
c) La despedida del pueblo, por parte del diácono o del sacerdote, para que cada uno
regrese a su bien obrar, alabando y bendiciendo a Dios.
d) El beso del altar por parte del sacerdote y del diácono y después la inclinación profunda
al altar de parte del sacerdote, del diácono y de los demás ministros.
Instrucción General del Misal Romano, 90.
Rito de Conclusión O bien:
141. En este momento se hacen, si es En el nombre del Señor, podéis ir en paz.
necesario y con brevedad, los oportunos
anuncios o advertencias al pueblo. O bien, especialmente en los domingos de
Pascua:
Avisos 142. Después tiene lugar la despedida. El
sacerdote extiende las manos hacia el Anunciad a todos la alegría del Señor
pueblo y dice: resucitado.
El Señor esté con vosotros. Podéis ir en paz.
El pueblo responde: El pueblo responde:
Saludo Y con tu espíritu. Demos gracias a Dios
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo: 144. Después el sacerdote besa con
La bendición de Dios todopoderoso, veneración el altar, como al comienzo, y,
hecha la debida reverencia con los ministros,
Bendición Padre, Hijo + y Espíritu Santo, se retira a la sacristía.
descienda sobre vosotros. 145. Si sigue inmediatamente otra acción
El pueblo responde: litúrgica, se omite el rito de despedida.
Amén.
Despedida 143. Luego el diácono, o el mismo sacerdote,
con las manos juntas, despide al pueblo con
una de las fórmulas siguientes:
Podéis ir en paz.
O bien:
Beso del altar La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Podéis ir en paz.
O bien:
Glorificad al Señor con su vida.
Podéis ir en paz.
MUCHAS
GRACIAS
Creado por

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