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Roy Schafer: “Interpretación psicoanalítica en el Rorschach”

DINÁMICAS INTERPERSONALES EN LA SITUACIÓN DE TEST

La situación de test tiene una estructura psicológica compleja. No es una


entrevista impersonal de 2 personas. El paciente responde intensamente tanto
a los atributos reales y como fantaseados de dicha situación, el examinador
también trae miedos, esperanzas, suposiciones, exigencias y expectativas a la
situación de test. Y por consiguiente también responde a la realidad y a la
fantasía de esta situación.

Una intrincada relación interpersonal se dan durante la situación de test. Esta


relación debe ser considerada como inevitable.

Si queremos rastrear los orígenes y las vicisitudes de las respuestas al test del
paciente. Se debe tener en cuenta la situación global en la cual se dan las
respuestas al test.

Solo la mancha de tinta o la ilustración de un niño y un violín no definen


totalmente la situación estímulo existente en ese momento. Hay muchos otros
estímulos más o menos incontrolables pero más o menos identificables en esa
situación.

Hay significados situacionales e interpersonales más amplios que invaden al


simple estímulo del test. Consideraremos en primer lugar las necesidades y los
problemas del examinador. Luego se analizará la situación psicológica del
paciente y las implicaciones de un análisis previo para la interpretación de los
resultados del test.

LA DINÁMICA DE LA SITUACIÓN DE TEST:

Las exigencias y problemas del examinador en situación de test están definidas


tanto por su posición social e histórica como por su tipo particular de profesión,
por sus responsabilidades profesionales y científicas y por las gratificaciones
que busca.

Como se ha demostrado recientemente, la contratransferencia se da en esta


situación y por lo tanto es psicológicamente absurdo pensar en un ideal de
completa imparcialidad y objetividad. Inevitablemente hay razones personales
en la elección de la profesión. La responsabilidad del examinador como la del
terapeuta no es tratar de eliminar variables, sino que es detectar su presencia,
entenderlas, controlarlas y tratar de ver cómo han influenciado la producción
del paciente y su propia interpretación de estas producciones. Las
motivaciones y los problemas del examinador serán discutidos bajo 3 puntos de
vista:

- El de su situación profesional.
- El de su rol en la situación de test.
- El de su personalidad.
Estos puntos de vista no son en realidad separables. Los problemas
profesionales, técnicos y personales están íntimamente ligados.

1) PROBLEMAS PROFESIONALES DEL EXAMINADOR:

Hay una serie de causas histórico-sociales que explican la confusión y la


ansiedad en esta profesión.

Por un lado el status y los límites de la psicología clínica como profesión no


están aún definidos. Hay una carencia de una tradición profesional en
psicología clínica. Por otro lado, las tensiones continúas entre psicólogos y
psiquiatras. Todos estos factores histórico-sociales han mantenido la profesión
del examinador cargada de ansiedad, duda y propicia para una manipulación
oportunista.

Generalmente el examinador presta servicios, el paciente es derivado a él por


algún otro profesional quien tiene una responsabilidad terapéutica o
administrativa sobre el caso. El examinador debe elaborar un informe que sea
un diagnóstico, una comprensión de la dinámica de personalidad, un pronóstico
y una planificación de la terapia.

El status económico y profesional y su autoestima depende de la calidad de


sus informes. Por lo tanto hay razones para suponer que la necesidad de
gratificación y seguridad del examinador estarán íntimamente incluidos en cada
uno de sus informes.

Si la actitud de los psiquiatras es favorable con respecto a los tests se


presentan una serie de dificultades. Se transfiere al examinador la completa
responsabilidad del caso para su esclarecimiento de diagnóstico, pronóstico y
terapia. O sea que la tarea del examinador sería esclarecer. Una gran
responsabilidad inevitablemente ansiógena se impone al examinador. Su
manera de controlar y manejar la ansiedad puede ejercer una influencia
significativa en su relación con el paciente y la interpretación de los resultados.

La combinación de la omnipotencia y la ansiedad son propias del examinador


en tales situaciones. Esto puede facilitar las defensas megalómanas.

El testeador permanece fundamentalmente ansioso más aún cuando tiene que


preservar su imagen omnipotente. En tales circunstancias el paciente se
transforma en una amenaza y el examinador se carga con más ansiedad y
resentimiento.

Son posibles otras consecuencias. Una de ellas es la sobreinterpretación de un


protocolo. Es decir, formular hipótesis más allá de los datos del test. Otra
solución común a las exigencias y ansiedades impuestas por la
sobrevaloración del psiquiatra es la ambigüedad. Los informes con tales
características son oscuros, plagados de interpretaciones confusas.

Ahora bien, el examinador no siempre es víctima pasiva de la confusión del


psiquiatra. Desde su rol puede contribuir a los conflictos y ansiedades
resultantes. Por ejemplo, cuando el examinador asume una actitud omnipotente
y pretende tener la última palabra sobre el paciente, desconociendo por
completo el rol del psiquiatra.

Es difícil que el examinador acepte el rol secundario que se le adjudica en el


campo psiquiátrico. Pocas veces se puede evitar el resentimiento o la rebeldía
explícita o implícitamente en la realidad.

Otro tipo de desvalorización de los exámenes psicológicos es la situación que


se presenta en los hospitales. Ante la imposibilidad de continuar el caso o la
discusión con otros profesionales, el examinador siente la inutilidad de sus
informes.

Tanto la sobrevaloración como la desvaloración de los tests psicológicos y su


trabajo por parte de psiquiatras o de los examinadores mismos puede imponer
exigencias extras y vanas para el examinador y a través de él al paciente.

Ante esta conclusión surgen 2 preguntas:

1) ¿En qué forma estas exigencias y problemas profesionales serán


recibidos por el paciente?
2) ¿Cuáles serán las consecuencias?

a) El examinador quiere respuestas


Hay pacientes que por sus características depresivas dan muy pocas
respuestas en número y pobres en contenido. El resentimiento ansioso ante el
paciente puede incrementarse durante la situación.

En este y en otros contextos cada examinador debe manejar su ansiedad y la


del paciente de acuerdo a su manera personal, que será influenciada por un
lado por el tipo de paciente y por otro por las circunstancias profesionales y
personales que está viviendo el examinador.

El problema de las pocas respuestas reside en gran parte en la presunción del


examinador que solamente es el contenido el que importa.
Las defensas rígidas o las bases psicopatológicas de la pobreza de respuestas
constituyen un descubrimiento de gran importancia para toda evaluación
psicológica. Hay que apreciar las defensas que se ponen en juego en un test
de contenido pobre.

El examinador puede sentir que un protocolo extenso y rico representa una


hostilidad de parte del paciente ya que un protocolo detallado, elaborado y
abundante en respuestas requiere tiempo y esfuerzo para analizar y
sintetizarlo. Si el resentimiento del examinador es percibido por el paciente,
éste aumenta su ansiedad y por lo tanto lo estimula a dar más respuestas.

Por lo tanto, porque el examinador quiere que el paciente dé respuestas y diga


datos importantes sobre él, se encontrará en una situación de mutua ansiedad,
resentimiento y exigencia.

b) El examinador quiere respuestas que pueda clasificar


El examinador recibe a menudo material difuso, vago. La vaguedad y la
evasividad en las respuestas, las encontramos en pacientes con baja tolerancia
a la ansiedad y con poca capacidad para reflexionar.

Es importante recordar que la evasividad, vaguedad y fluidez y pedantería en


las respuestas expresan estructuras de personalidad y cuadros patológicos.

c) El examinador quiere franqueza


El paciente puede no dar respuestas. El examinador sentirá que está perdiendo
un material importante y tratará con un interrogatorio persistente de presionar al
paciente. Los aspectos defensivos de esta retención, particularmente los
aspectos paranoicos y obsesivos deben ser reconocidos como datos
relevantes. No hay que ejercer más presión sobre el paciente que la necesaria
para probar la rigidez de sus defensas.

Resumiendo, estas fluctuaciones en la producción deben ser tomadas como


objeto de diagnóstico y no ser interpretadas como una interrupción de la
comunicación.

d) El examinador quiere hacer un buen registro de la verbalización


Un análisis cuidadoso de las verbalizaciones es crucial para el entendimiento
del paciente. Muchos pacientes hablan mucho o muy rápido lo cual hace que el
registro exacto sea casi imposible. Si esto persiste a pesar de las
intervenciones del examinador, expresa narcisismo, provocación por parte del
paciente.
Es muy difícil manejar tales situaciones. Se puede perder material valioso. La
pérdida de este material puede originar la ansiedad y el resentimiento en el
examinador. Aún en los casos que el paciente se detiene para que el
examinador tome su tiempo en anotar, crea una situación molesta.

En estos casos el examinador debe sentirse libre para interrumpir el test y


señalar al paciente el problema. El paciente en respuesta puede variar su
forma de provocación. En tales casos el examinador tiene lo que ha pedido
pero debe tener en cuenta el cambio de actitud. Todas estas variaciones no
deben ser ignoradas para la interpretación.

e) El examinador quiere mantener la administración estandarizada del


test:
Una administración estandarizada es deseable en la medida que establece un
marco referencial para la comparación interpersonal. Pero esta estandarización
no solamente el examinador debe mantenerla. Se necesitan 2 para mantenerla.
Un paciente es cooperador cuando este acepta la situación de test. Los
pacientes pueden presentar infinitos modos de reacción no estandarizados.

La intervención del examinador en estos casos es obvia. En la medida que el


examinador interviene, la situación de test se altera, pero se ganan ventajas
importantes, tales como el control de la situación y la disminución de la
ansiedad y la tensión. La responsabilidad del examinador en estos casos es
estar seguro de lo que obtiene dentro de la situación estandarizada antes de
modificar su administración y anotar sus intervenciones e intentar establecer
cuáles fueron las consecuencias.

El examinador debe enfrentar y manejar una serie de stress en las distintas


situaciones que se requieren sus servicios. La manera como el examinador y el
paciente manejan las ansiedades y resentimientos influenciará
significativamente la situación de test y en la eficiencia del informe final.

2) CONSTANTES PSICOLÓGICAS DEL ROL DEL EXAMINADOR:

El examinador es una persona entrenada en ciertas técnicas de observación


cuyo objetivo es dar ayuda a otras personas (pacientes) perturbadas por
conflictos de diversas índoles. El paciente en la medida que solicita ayuda y
está en contacto con la realidad percibe y acepta el rol del examinador. Esta
definición aunque es válida, sigue siendo incompleta y superficial.

Tanto examinador como examinado tienen tendencia a reaccionar


inconscientemente. Ambos responden a ciertos aspectos de su vida profesional
y personal en términos inconscientes y primitivos.
Pero estas tendencias primitivas inconscientes y reprimidas están siempre
presentes y siempre listas para encontrar una salida. Este interjuego de
tendencias irracionales que subyacen al rol del examinador y a veces lo
invaden, son lo que limita su trabajo. Esto va a depender del tipo de conflictos y
la manera personal del examinador

Algunos aspectos implícitos, primitivos e inconscientes del rol del examinador


deben ser entonces analizados. Se debe encarar este problema en términos de
interacción entre las exigencias y las implicaciones del rol y la situación por un
lado y la personalidad específica por el otro. Se analizarán 4 constantes del rol
del examinador. Son constantes en el sentido que parecen estar presentes sin
tener en cuenta las motivaciones personales del examinador.

a) El aspecto voyeurista
El examinador está en una posición de Voyeur psicológico. “Espía” el interior
de las personas pero nunca entra en una relación más íntima con ellas. Es
necesario mantener una relación de este tipo para completar los tests que haya
que tomar. El examinador no necesita devolver ninguna información. Él
averigua pero no devuelve información alguna.

También el “espiar” puede ser instrumentado por el examinador de diversas


formas hostiles. Esto puede aumentar significativamente la ansiedad del
paciente. La ansiedad y la culpa del examinador ante el aspecto voyeurista de
su rol puede llevarlo, dependiendo de su carácter y su contratransferencia, a
sentir y comportarse ante el paciente de una manera muy distante o íntima.
Esto perjudica la efectividad del test y el informe final.

Por otro lado, la oportunidad de esta situación voyeurista avalada por el test
puede estimular una indagación excesiva, en una búsqueda ávida de detalles
de las respuestas y verbalizaciones. Esto pondrá inevitablemente al paciente
en alerta y aumentará la tensión en la relación de test.

b) El aspecto autocrático
El aspecto autocrático y dominador de su rol implica poca participación de
control en la relación. Aunque inactivo por largos períodos durante el examen,
es él quien controla la relación y lo que sucede. El examinador le dice al
examinado qué hacer, cuándo hacerlo y cuándo dejar y algunas veces hasta
cómo hacerlo. Despierta por lo tanto ansiedad, rebelión, sumisión y muchas
otras reacciones. El examinador es en este caso un árbitro psicológico. En
realidad los pacientes luchas con más o menos éxito para mantener ellos
mismos el control de la situación pero aun así están bajo el “látigo” del
examinador. Este implícitamente permanece dominante.
La completa libertad y falta de reglas es justamente otra clase de control, y NO
la ausencia de este.

Los conflictos y la culpa del examinador de dominar y manejar a los otros en un


nivel más primitivo pueden por lo tanto introducirse fácilmente en la relación de
test. Esto puede aparecer cuando el problema siente considerable angustia en
el transcurso del test.

Pero es una realidad de la situación de examen que el control o dominio de la


situación lo tenga el examinador.

Su manera de usar, abusar o esconder su dominio puede tener mucho que ver
con la calidad y la cantidad de las producciones del paciente y su propia
interpretación de ellas.

c) El aspecto oracular
El aspecto oracular es también una constante en el rol clínico del examinador.
Él extrae inferencias importantes de signos y símbolos, conoce los significados
ocultos, predice cambios de hechos e implícita o explícitamente aconseja.

Otra contribución a la concepción oracular del rol del examinador puede ser
puesta por el paciente: los pacientes comúnmente proyectan en los doctores
terapeutas y profesionales afines poderes mágicos y adivinatorios.

En todos nosotros existe este deseo de omnisciencia pero como examinadores


debemos manejar constantemente la estimulación de este deseo.

El límite entre mantenerse en una posición con una justificación realista y el


permanecer a la defensiva maníacamente no es claro, ya que a menudo la
combinación de tests penetra más profundamente y más agudamente en los
conflictos del paciente que la combinación de entrevistas clínicas y
psiquiátricas.

Por otro lado, el examinador puede negar las implicaciones oraculares de su


rol. Puede desvalorizar ante sus pacientes y ante su psiquiatra la importancia
de su rol.

d) El aspecto piadoso
Por definición el rol del examinador es siempre inútil aún si solamente se lo
toma como un sentido indirecto o auxiliar. El paciente recurre al psiquiatra en
búsqueda de ayuda y éste lo envía al examinador con la seguridad de que el
informe del examinador aumentará la efectividad de comprensión del caso y el
tratamiento. Hemos visto cómo en un nivel primitivo de experiencia el examinar
al paciente implica connotaciones voyeuristas, cómo el preguntar y dirigir
implican connotaciones autocráticas y cómo el comprender implica
connotaciones oraculares. De la misma forma el ayudar al paciente implica
connotaciones “piadosas”.

Se sabe que el examinador siempre hará lo posible para ayudar al paciente sin
importar cuán mal se encuentre éste. Intentará además dominar sus propias
necesidades y resentimientos y no tratará de comprender los problemas del
paciente. A menudo los pacientes tienden a adjudicar este rol al examinador y
muchas veces eso lo encuentra a éste último desprevenido. El examinador
entonces puede optar por varias actitudes. Una de ellas es abandonarlas y
frente al paciente se puede manifestar distante y sin interés. Otra será la de
tomar al paciente como objeto de interés teórico y de investigación En
consecuencia sus informes serán impersonales.

En esta relación no habrá lugar para la mínima reciprocidad posible. Por el


contrario el examinador puede ser seducido por este aspecto, esto es muy
probable si sus formaciones reactivas contra los impulsos hostiles y
dependiente son muy rígidas.

3) LA PERSONALIDAD DEL EXAMINADOR EN LA RELACIÓN DE TEST


a) El examinador con un sentido inseguro de su identidad personal
El estudio de la psicología clínica es atractivo para personas con una
autoidentidad confusa, que no saben qué hacer, qué aceptar, qué rechazar y
es en este sentido que hablamos de inseguridad en su identidad personal.

Para un examinador con estos problemas de identidad el tomar tests se


convierte en una excelente oportunidad de observar una gran variedad de
soluciones respecto de la identidad. Puede utilizar esta situación para justificar
su “normalidad o anormalidad”, como también tomar rasgos de la personalidad
de sus pacientes que lo ayuden en su esfuerzo personal de integración. En la
medida que esta búsqueda de identidad implica una autoconfrontación directa
o indirecta, puede teñir la situación de test con una considerable ansiedad.
Como esta situación se da en un encuadre narcisístico puede llevar al
examinador a manifestar favoritismo a los pacientes que él admira y disgusto
ante otros.

En el aspecto positivo el examinador en búsqueda de una identidad,


posiblemente aumente su percepción de cómo el paciente está tratando de
resolver sus problemas. En la medida que supone una constante
autoconfrontación, ésta puede contribuir al crecimiento personal y profesional
del examinador.

b) El examinador socialmente inhibido


El tomar tests se convierte para este examinador en un camino hacia el
contacto humano y de alguna forma hacia la intimidad interpersonal. Al mismo
tiempo el tomar tests ofrece a este tipo de examinador ventajas defensivas
para protegerse de la ambivalencia en las relaciones. Esto está garantizado por
la situación misma ya que no hay ningún compromiso en la relación, la
intimidad se da en un solo sentido: del paciente hacia el examinador.

Esto puede despertar una considerable ansiedad en el examinador que lo


llevará a ser frío, brusco, irritable y más distante. En su aspecto positivo la
inhibición social está a menudo acompañada por una hipersensibilidad a los
matices emocionales de las relaciones. Esta hipersensibilidad facilita la
agudeza perceptiva del examinador.

c) El examinador dependiente
Según esta orientación el testear puede ser encarado como un medio para
obtener gratificación receptiva.

El examinador pide, el paciente da. El paciente exigente y no gratificante puede


fácilmente movilizar el resentimiento en este tipo de examinador. De esta
forma el examinador tendrá miedo del resentimiento o desagrado del paciente.
En consecuencia no presionará con preguntas o exigencias aún si estas
presiones están claramente indicadas. Este tipo de examinador puede
racionalizar esta situación afirmando la necesidad de mantener un buen
rapport. De todas formas esto no es un fin en sí mismo sino una forma de llegar
al material que necesitamos para hacer un buen informe que en última
instancia ayudará al paciente.

d) El examinador con defensas rígidas CONTRA LAS NECESIDADES


DE DEPENDENCIA
Las defensas contra las necesidades dependientes, particularmente las
formaciones reactivas, a menudo juegan un papel importante en la elección de
la psicología clínica como profesión. El psicólogo asiste a las necesidades de
los otros y por lo menos en su rol profesional niega las propias.
Inconscientemente puede buscar gratificaciones indirectamente para balancear
su “sacrificio” conciente, la represión y las formaciones reactivas contra las
necesidades dependientes pueden ser demasiado rígidas o débiles.

Si son demasiado débiles puede manifestarse el tipo de comportamiento que


hemos descripto en el examinador dependiente. Si son demasiado rígidas el
examinador colocará al paciente en un rol receptivo pasivo. Si las defensas no
son ni muy rígidas ni muy débiles, y si las necesidades de dependencia están
bien integradas en su estructura de carácter, entonces será un buen
examinador. Sus defensas flexibles aumentarán su empatía para las
necesidades del paciente y su tolerancia de la necesidad de negación del
paciente.

e) El examinador rígidamente intelectualizado


En la medida que implica aislamiento de los afectos e intelectualización,
permite tratar con material a veces sumamente conflictivo. Ayuda también a
mantener la cautela conveniente para la interpretación que se opone a la
interpretación mecánica y aumenta la capacidad de observación de la infinidad
de cambios, de énfasis o de significados de las respuestas en los distintos
contextos.

En la medida que la intelectualización del examinador está viciada con


aspiraciones grandilocuentes utilizará el informe como medio para
reasegurarse que “él sabe y conoce”. De alguna manera esta pose
intelectualizante será transmitida al paciente que la interpretará como frialdad o
narcisismo del examinador.

f) El examinador sádico
El examen puede transformarse en un rastrear los aspectos degradantes y
humillantes de los otros. Esta situación facilita una dominación socialmente
aceptada con respecto al paciente. Cuando además las tendencias dominantes
del paciente son el desprecio y la humillación, la situación de test se puede
convertir en una relación sádica. El examinador con estas características hará
informes que contendrán denuncias, ignorando los aspectos más sanos del
paciente.

g) El examinador con defensas rígidas contra la hostilidad


Cuando la represión, la formación reactiva y la anulación de la hostilidad son
aspectos defensivos de la personalidad del examinador, el tomar tests puede
significar su reparación.

Si las formaciones reactivas no son exitosas puede parecerse al examinador


sádico, con la diferencia de que las fantasías serán las de comprensión y amor
hacia los otros. Esta actitud tan complaciente transmite al paciente irritación y
culpa. Es como estar diciéndole “yo soy tan paciente y tolerante y usted en
cambio desagradecidamente rechaza cooperar”. De esta forma esta actitud
piadosa se transforma en un arma sádica.

h) El examinador masoquista
El examinador en este caso puede aceptar las exigencias narcisistas del
paciente, el abuso y el no cumplimiento de la consigna, actuando en tal forma
que se exacerbe este comportamiento. Por ejemplo, puede dejar que el control
de la prueba se le escape y la situación entera se vuelva relativamente
desorganizada. Su placer en testear puede derivar de la ansiedad que provoca
en sus pacientes y las dificultades resultantes de esta situación que él crea
para sí mismo.

La combinación de los distintos aspectos tiene que ser interpretado como las
distintas facetas de la personalidad del examinador que se manifestarán según
las circunstancias personales de éste y ante los distintos pacientes.

B – LA DINÁMICA DE SER EXAMINADO

1) LAS CONSTANTES PSICOLÓGICAS DEL PACIENTE


Nos referiremos a las actitudes irracionales, primitivas generalmente implícitas
en el paciente que es examinado. Se presupone que hasta cierto punto el
paciente constantemente acepta la idea de ser examinado. En esta discusión
analizaremos por qué esta actitud positiva y cooperante del paciente puede
fracasar, romperse, cuáles son los mecanismos que subyacen y qué implican
estos fracasos de una buena relación.

a) Violación de la intimidad
Así como el examinador está en una posición de Voyeur psicológico, el
paciente está en la posición de víctima pasiva del Voyeur. Sería incorrecto
referirse al rol del paciente como el de un exhibicionista. Generalmente el
paciente ni busca espontáneamente esta situación y este exponerse en el otro
no es aceptado fácilmente. El paciente se siente espirado y no sabe co
seguridad qué aspectos suyos se están observando. No solamente está
confiando sus aspectos más íntimos sino que lo hace con un extraño.

El paciente en esta situación no tiene forma de saber hasta qué punto lo


entenderá el examinador o si por el contrario lo rechazará o lo castigará. En
este sentido el examinar es una violación de uno de los valores más apreciados
socialmente: la intimidad. En cambio el examinador no revela nada de sí
mismo.
Por otro lado hay varios factores que parecen disminuir la ansiedad del
paciente frente a esta violación de su intimidad. Generalmente alivia al paciente
a un nivel conciente no conocer lo que está transmitiendo y anticipar que lo que
está comunicando no lo conocerá nunca.

En otro sentido tanto el examinador como el paciente saben que es una


relación transitoria. Es más fácil para el paciente ser espontáneo y franco con
un extraño que con alguien más conocido.

El test puede ser un motivo de ansiedad en la relación terapéutica pero como


esta está tan cargada de ansiedad en sí, de todas formas la ansiedad del
informe psicológico será una más dentro del repertorio de ansiedades y miedos
del paciente.

Además desde el punto de vista transferencial, puede movilizar sus conflictos


básicos con las figuras parentales. El paciente se brinda al examinador y lo
puede vivenciar como un padre omnipotente y omnisapiente.

En síntesis, el brindarse ciegamente y sin confianza está cargado de mucha


ansiedad tanto a nivel interpersonal real como transferencial.

b) Pérdida de control de la relación interpersonal


Durante el test el paciente debe ceder una parte considerable del control de la
situación. Emocionalmente está mucho más a la defensiva aquí que en
cualquier otra situación.

Él debe funcionar en una situación que no ha elegido, debe enfrentarse con sus
problemas y con un extraño, debe permanecer en una situación más o menos
amenazante y desagradable y debe estar en buenos términos con alguien que
de alguna manera es exigente y distante.

El modo real y transferencial de cómo el paciente encara este problema será


significativo. El paciente con sus estrategias defensivas evitará situaciones que
le sean amenazadoras. O sea que privando al paciente del control de la
elección de la situación debilitamos los puntos de apoyo externos de su
estructura defensiva. El resultado parece ser una intensificación de los
esfuerzos defensivos del paciente. Este aumento de defensas no interfiere en
los tests, sino que los enriquece.

c) Los peligros de la autoconfrontación


Como hemos señalado el hacer tests representa y es sentido por el paciente
como un asalto a sus defensas. Anticipando que puede tener que confrontarse
con sus aspectos más rechazados y quizás reprimidos, responde con ansiedad
y es forzado a una situación sutilmente ambivalente: en la medida que hay
partes sanas que desean curarse, el paciente querrá cooperar respondiendo
completa y ampliamente a todo lo que se le presenta.

Por el otro lado por sus ansiedades neuróticas y por sus necesidades
masoquistas de sufrir, se resistirá a ayudarse. Porque sus defensas están
amenazadas por ele examinador, el paciente tomará precauciones
prematuramente. Además de los peligros de ser observado por el examinador
voyeurista y omnisapiente hay temor a observarse uno mismo.

Resumiendo, el paciente no quiere solamente esconder cosas a los demás sino


a sí mismo. Cómo él se siente amenazado por su autoconfrontación y cómo el
maneja esto son datos centrales de su personalidad y su patología, además de
ser cruciales en su respuesta a la terapia.

d) Tentaciones regresivas
Pedir y recibir ayuda es difícil y doloroso para los pacientes. Por lo general el
paciente se siente molesto y confundido en sus esfuerzos por encontrar él
mismo una solución satisfactoria a sus problemas. Entonces regresa a una
posición pasiva y desamparada en la cual exige a una figura real o fantaseada
que lo salve. Pero al mismo tiempo tiene resistencias. Entonces necesita
defenderse de estos impulsos regresivos, negando o alejándose en una actitud
arrogante, rebelde e inflexible.

El paciente trata al mismo tiempo de buscar ayuda y de rechazarla. Tales


contradicciones son esenciales en el comportamiento psicopatológico. También
se presentarán en la situación de test, pero no de manera explícita. Si el
paciente no es capaz de mantener estas fantasías controladas, tratará de
seducir al examinador adjudicándole el rol de padre bueno e indulgente;
simultáneamente tratará de rechazar o negar al examinador y a cualquier
indicio de que la ayuda de éste es buscada y deseada.

Todo paciente se enfrenta con tentaciones de rechazo y aceptación y debemos


esperar que esto suceda en la relación de test. El equilibrio entre estas fuerzas
y el grado de regresión son datos valiosos para el examinador.

e) Los peligros de libertad


Se le da al paciente considerable libertad para responder como quiere a la
situación de test. Sin embargo esta libertad no es tanta. La carencia de reglas
también impone de alguna forma una exigencia, en el sentido que presiona
sobre el paciente una obligación: tomar las decisiones sobre todo lo que tiene
que hacer y expresar y qué tiene que inhibir. La libertad en el test de
Rorschach, por ejemplo, es más por omisión que por comisión.
Tanto el control como la pérdida de éste tiene aspectos positivos y negativos
en la conducta del paciente ya que reflejará su vacilación entre estos 2 polos
como también su enfrentamiento con uno de estos solamente.

Schachtel describe 3 tipos de definición subjetiva que se le puede dar a la


situación de test:

- La definición autoritaria: basada principalmente en la experiencia pasada


del examinador, caracterizado por “miedo a, admiración o rebelión
contra la autoridad irracional… y todas las formas que puede tomar esta
dependencia interna ante tal autoridad”.
- La definición competitiva: está muy relacionada con la anterior, solo que
esa está orientada hacia la búsqueda de aprobación de la autoridad y
ésta lleva a competir con los otros imaginarios para vencer a todos los
rivales.
- La definición resistente: es la forma negativa, rebelde, de las 2
definiciones anteriores. Se distingue por el rechazo conciente o
inconsciente de interesarse por algo y puede también incluir la intención
de hacer lo contrario a las exigencias y reglas imaginadas que se parece
esperar de él.
Si el paciente se interesa por el status puede concebir la situación de test como
una batalla en la que el examinador debe ser derrotado por alguna forma de no
sumisión.

Si el paciente se siente intensamente débil y culpable puede sentir la situación


como un juicio en el cual será descubierto.

Si hay una intensa rebelión contra la autoridad, acompañada de dependencia


hacia ella, habrá una reacción negativa hacia el examinador y hacia el test.

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