Antropología Política y Jurídica – Reseña de lectura Presentado por: Juan David Duarte
Textos Reseñados: Evans Fortes, Meyer, y E. E. Evans-Pritchard. 2010. Prefacio
e Introducción. En: Sistemas políticos africanos. Juárez, México: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Palabras del cuerpo: 907/900
Los dos apartados consultados para la primera sesión del curso Antropología Política y Jurídica, escritos por A.R. Radcliffe-Brown y los autores del título, tratarán primordialmente de señalar los rasgos característicos de qué se debe entender por institución política y sistema político. Si bien la obra trabaja primordialmente en la comparación de carácter inductivo de sociedades africanas, la obra cumple un papel fundamental como libro de consulta para acercarse a las formas de organización social. Ello siguiendo las palabras del profesor Radcliffe-Brown, quien en el prefacio de la obra nos recuerda el propósito y sentido de los estudios comparativos, que aprendimos de las ciencias naturales, nuestras hermanas. Gracias a las invitaciones del profesor inglés, quien nos propone tanto comparar, como clasificar, e identificar similitudes de tipo organizacional y estructural. Ello encausado hacia la comprensión de los diferentes tipos de sistemas sociales, y en ello, las reglas que los constituyen. No sobra resaltar que estas invitaciones se engendran desde las habilidades abstractivas que, por lo menos en idea, dominamos los científicos sociales; así como la selección consciente de rasgos a comparar, motivo de esta obra, enfocada a la comparación de la organización política de dichas sociedades. Adicionalmente, esta obra opera como recordatorio practico del carácter multiparadigmático de la ciencia social, la cual se interesa en trascender sus hallazgos del marco de la sociedad estudiada, al servir como obra de presentación para el estudio antropológico de la organización social. Radcliffe-Brown insiste en que el rasgo característico de la organización política radica en su fundamento territorial, no en la constitución formal de un estado nación, ello resaltando el punto anterior (esta obra, si bien de sociedades africanas, no explica solamente sociedades africanas), en el cual se hilan relaciones de adscripción y segregación. La forma en que estas relaciones operan armónicamente para preservación del orden y estabilidad es encarnada en los diferentes mecanismos coercitivos que se encuentran en un sistema político, lo cual implica que, al hablar de ellos, nos referimos a la guerra como a la ley. La distinción radica en los tipos de represión enmarcada en la interacción social, que, para las sociedades simples, fundamentan su orden en nociones místicas y fundadas en sentimentalidades mediadas simbólicamente, y ejercen el control por medios directos entre infractores y líderes. Mientras lo anterior alude a la “ley”, la “guerra” se constituye como la forma de un sistema político para, sea mantener el orden dentro de sus confines, o imponer su orden en sociedades vecinas. Ambas se encuentran vinculadas al ser ambos medios de engendrar el orden dentro de un sistema social. Las sociedades se vinculan por medio de la idea de guerra o el ejercicio de la misma, incluso en caso de los estados soberanos (que podemos considerar un tipo de sociedades complejas); así como se estructuran mediante la diferenciación de sus miembros, cuya complejidad es directamente proporcional al volumen de individuos, desde los roles sociales diferenciados asignados a cada miembro. Esta diferenciación puede ser multifacética desde diferentes categorías: oficio, edad, clase, raza. Sin embargo, vale la pena resaltar que este equilibrio estructural no es atemporal, y es producto de una serie de procesos estabilizadores que engendran organizaciones políticas concretas. Estos ejercicios de memoria propuestos por Radcliffe Brown son encarnados en la introducción de los autores, quienes fielmente organizan, caracterizan y tipifican sistemas políticos encontrados a lo lago de África. Si bien se identifican 8 sistemas políticos, solo unos pocos varían en tipo, mientras que la mayoría son variables gradadas en sociedades aledañas, tanto cultural como organizacional y funcionalmente, en especial en lo que conciernen dinámicas rituales de mantenimiento del orden. Siendo este acercamiento descriptivo mas que prescriptivo, a diferencia de los filósofos políticos, nuestros autores se enfocan en el reconocimiento comparativo de rasgos hallados inductivamente, encaminados hacia la formulación de uniformidades e interdependencias. Los autores identifican grupos centralizados, con instituciones judiciales y aparato de estado, así como grupos descentralizados, con poca diferenciación interna de rango, estatus o riqueza. Mientras el estudio de los primeros radica en las diferencias, regulaciones, leyes y legislaciones encontradas, el de los segundos se enfoca en el impacto de mediaciones menos directas encaminadas también a la organización de la estructura política. El parentesco es otro factor indicativo de esta diferenciación, al poder hallarse enfocado en funciones administrativas o dinásticas. Si bien hay indicadores internos del orden social que delatan de qué tipo es la sociedad estudiada, también hay indicadores externos: tales como el manejo de los recursos y la densidad demográfica de una sociedad, ambos con directos impactos en la organización política (es decir su heterogeneidad). El territorio y el manejo administrativo del mismo es otro factor, lo cual se remonta a la centralización del poder ya recogido. Estos factores se ven reflejados en las condiciones de orden y estabilidad social, en especial en las sanciones aplicadas. La mediación simbólica es un factor de unidad y apego al orden establecido, así como sus valores derivados. Esto me lleva a mi observación frente a la propuesta de los autores, en donde siento encontrar una falsa distinción entre los grados de complejidad identificados en una sociedad, al encontrarse tanto sociedades simples como complejas mediadas en términos organizacionales por nociones de sacralidad y profanidad, las cuales operan como medios de mantenimiento organizacional. Valdría la pena preguntarnos por los efectos que ha traído la desacralización del orden social en sociedad complejas como la nuestra, en donde si bien su tamaño es magno, cada vez parecen fallar mas en su preservación, unidad y apego.