Sunteți pe pagina 1din 5

Conclusiones del II Sínodo de la Arquidiócesis de México :” EVANGELIZACIÓN DE

LAS CULTURAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO ”


LA INCULTURACIÓN DEL EVANGELIO
1- El Término
786 El término inculturación es un neologismo introducido recientemente en el
lenguaje oficial de la Iglesia. Juan Pablo II es el primer Papa que lo ha utilizado; esto
lo podemos ver con ocasión de sus viajes al África. El término inculturación no
aparece todavía en el Concilio; no obstante, su significado se encuentra en el proceso
teológico actual de la evangelización de la cultura; desde luego, más allá de la
expresión, es el mismo significado el que es importante tratar.
2- El Evangelio Destinado a Toda Cultura
787 “La Nueva Evangelización, entendida como evangelización de la cultura
principalmente, es un concepto teológico pastoral actual que tiene sus raíces en un
patrimonio rico y sólido. Desde su mismo origen, la misión de la Iglesia ha tomado la
forma de un encuentro mutuamente enriquecedor entre los evangelizadores y las
culturas más diversas. Ya San Pablo se había hecho todo para todos, para los Griegos
y para los Gentiles. Más tarde, algunos grandes teólogos, como Orígenes y San
Agustín, supieron expresar lo esencial del Evangelio y hacerlo inteligible para las
culturas predominantes de su tiempo.
788 La historia completa de las misiones muestra una constante encarnación del
Evangelio en la diversidad de lenguas, costumbres y tradiciones a lo largo del mundo.
Esta exigencia de la encarnación evangélica en el mundo se expresa en uno de los
documentos más antiguos de la Iglesia, la Carta a Diogneto: “para los cristianos toda
tierra extranjera es una patria, y toda patria, una tierra extranjera”.
789 El Magisterio Pontificio de Benedicto XV, Pío XI y Pío XII nos dan muestras, en
tiempos más recientes, de esta búsqueda de encarnación del Evangelio en las culturas
(Cfr. “La Cultura de la Ciudad de México. Desafío a la Nueva Evangelización”.
Planteamiento Básico. N° 43-45).
3- El Concepto de Cultura
790 Para entender la evangelización de la cultura es necesario entender a ésta desde
tres enfoques complementarios.
791 A- La cultura es el modo particular como un pueblo cultiva su relación con la
naturaleza, entre sus miembros y con Dios (GS 53); la finalidad consiste en llegar “a
un nivel verdadero y plenamente humano” (Ib.); esta actividad es la respuesta a la
vocación recibida de Dios que le pide perfeccionar toda la creación (Gén 1 y 2) y en
ella sus propias capacidades y cualidades (DP 391). La cultura tiene como finalidad “la
plena madurez humana” (GS 53), “la plena madurez espiritual y moral del género
humano” (Id. 55 y 59).
792 B- La cultura es el proceso de conciencia colectiva que un pueblo tiene de su
realidad histórica. Esa conciencia colectiva conduce a un pueblo a marcar un conjunto
de valores que lo animan y de antivalores que lo debilitan. La cultura abarca formas
de expresión en estilos de vida, costumbres y lengua, también la experiencia vivida y
las aspiraciones de futuro (DP 387).
793 C- La cultura también es considerada como un proceso histórico y social que
brota de la actividad creadora del hombre (Id. 392-399). Todo hombre nace en el
seno de una cultura determinada y, por consiguiente, al mismo tiempo queda
enriquecido y condicionado por ella; pero su actitud no es meramente pasiva, no se
reduce a recibir, sino que principalmente crea y transforma para trasmitir (Id. 21).
4- Descripción y Actualidad de la Inculturación
794 El término inculturación es afín al de aculturación, utilizado antes por los
antropólogos americanos a fines del siglo pasado. Para los antropólogos, la
aculturación designa los fenómenos que se producen cuando los grupos de individuos
se ponen en contacto continuo y de ahí se derivan cambios en los modelos culturales
de unos y otros.
795 El concepto aculturación fue empleado por mucho tiempo entre los católicos para
estudiar la relación entre Evangelio y cultura; sin embargo, existe hoy la tendencia a
distinguir entre inculturación y aculturación, para indicar que la relación entre
Evangelio y cultura no se reduce a la relación entre culturas, ya que se trata, más
específicamente, del encuentro del mensaje cristiano con las culturas.
796 El término inculturación sugiere una analogía con el término encarnación. Desde
el punto de vista de la evangelización, la inculturación indica el esfuerzo de hacer
penetrar el mensaje de Cristo en un ambiente socio-cultural, buscándose que éste
crezca, según todos sus propios valores, en la medida en que son conciliables con el
Evangelio. La inculturación mira a la encarnación de la Iglesia en todo pueblo, región
o sector social, en el pleno respeto al carácter y genio de toda colectividad humana;
el término incluye la idea de enriquecimiento recíproco de las personas y de los
grupos implicados en el encuentro del Evangelio con un ambiente social.
797 Desde esta perspectiva habría que considerar el proyecto de una evangelización a
partir de los enfoques culturales que propone el “Planteamiento Básico” (N° 27-42);
se trata, en el fondo, de optar por la llamada pastoral diferenciada o pastoral de los
ambientes específicos. 798 Una vez más cabe enfatizar que comprendiendo mejor lo
que es la cultura comprenderemos más la importancia de la evangelización de la
cultura o inculturación. Juan Pablo II afirmaba en 1985 en Lovaina: “La cultura no es
un asunto exclusivamente de científicos, y mucho menos ha de encerrares en los
museos: yo diría que es el hogar habitual del hombre, el rasgo que caracteriza todo
su comportamiento y su forma de vivir, de cobijarse y de vestirse, la belleza que
descubre, sus representaciones de la vida y de la muerte, del amor, de la familia y del
compromiso, de la naturaleza, de su propia existencia, de la vida común, de los
hombres y de Dios”.
799 Cabe señalar, desde el principio, que existe una distinción fundamental entre
mensaje evangélico y cultura. La fe no es producto de ninguna cultura: surge de la
revelación de Dios; no se identifica exclusivamente con alguna cultura determinada.
La fe, sin embargo, se enraíza de tal manera que el mensaje cristiano es asimilado
por una cultura determinada, de modo que no solamente se expresa con los
elementos propios de dicha cultura, sino que se constituye en el principio más
profundo de inspiración que transforma y recrea esa cultura.
800 La causa más profunda de la problemática pastoral actual creemos que está aquí:
no hemos evangelizado suficientemente la cultura; menos aún la complejidad de
culturas que se dan en un ambiente metropolitano cosmopolita como es la Ciudad de
México. Podría decirse que hay problemas de fe en nuestra Ciudad en la medida en
que nosotros hemos perdido, como Agentes, la capacidad de inculturar el Evangelio;
en la medida en que nos hemos encerrado en nuestra propia cultura, alejándonos de
las otras; en la medida en que, como Iglesia, hemos perdido impulso misionero.
801 Evangelizar, desde esta perspectiva, es discernir los valores culturales
susceptibles de ser enriquecidos, perfeccionados y purificados por la fuerza del
Evangelio; es también “criticar” y “denunciar” lo que en una cultura contradice al
Evangelio; pero, sobre todo, es ir testificando que Dios está presente ya en una
determinada cultura, reconociendo sus valores.
802 Diríamos que nosotros los Agentes nos tenemos que evangelizar entrando en
diálogo con las culturas de nuestra Ciudad, ya que, al fin de cuentas, la incredulidad y
la superficialidad de la fe también están en nosotros, y las “semillas del Verbo”
también están en los otros.
803 Los discípulos de Jesús hoy tenemos que seguir sus huellas; a este respecto,
Juan Pablo II en su primera encíclica, “Redemptor Hominis”, nos dijo: “el hombre es
el primer camino y la ruta fundamental de la Iglesia, ruta trazada por el mismo Cristo,
ruta que inevitablemente pasa por el misterio de la Encarnación y la Redención” (RH
14).
804 El camino de la inculturación -Nueva Evangelización- sigue el camino del hombre,
siguiendo los pasos de Jesús, Hombre-Dios: el misterio de su Encarnación, de su
Pascua y de Pentecostés (Cfr. Planteamiento Básico. N° 63-76). Encarnación
805 La Encarnación del Hijo de Dios, hecho Hijo del Hombre, es el modelo de toda
evangelización de la cultura. La Nueva Evangelización supone que el discípulo tiene
que imitar, en primer lugar, la encarnación. Ya el Concilio Vaticano II, en el Decreto
“Ad Gentes”, al describir la actividad misionera de la Iglesia que sigue a Cristo, nos
invita a los cristianos a “morar íntimamente con sus tradiciones nacionales y
religiosas, y a descubrir con alegría y respeto las ‘semillas del Verbo’ que allí se
encuentran ocultas” (AG 11); a este respecto, el Papa Juan Pablo II dijo hablando de
la encarnación cultural:
806 “Dios, revelándose al pueblo elegido, se ha valido de una cultura particular.
Jesucristo, el Hijo de Dios, ha hecho lo mismo: su encarnación humana fue una
encarnación cultural” (Discurso en la Universidad de Coimbra. 1982).
807 Estamos invitados a seguir el mismo camino. La Nueva Evangelización -nueva en
su ardorsupone una renovada espiritualidad de encarnación por parte de los Agentes
de pastoral: encarnados hoy en la culturas de nuestra gran Ciudad.
Pascua
808 Seguir las huellas de Jesús nos lleva no sólo a la encarnación; para el verdadero
discípulo, la cruz de Cristo, signo de contradicción, siempre estará presente. Por una
parte, para purificar y mortificar la propia cultura del evangelizador, los propios
modos de ver -occidentales por ejemplo- o los propios de una clase social
determinada, que no son consustanciales ni necesarios al mensaje evangélico; pero,
por otra parte, esta cruz que significa purificación y mortificación se vive igualmente
con la cultura que es evangelizada.
809 La espiritualidad de la noche pascual de la evangelización se convierte así en una
denuncia valiente de los antivalores humanos que pueden estar presentes en ciertas
culturas.
810 La fe pascual, en cambio, es resurrección del hombre y de su cultura. El
testimonio del cristianismo, por la fe en Cristo resucitado, se convierte en origen de
una cultura viviente, de una nueva cultura o culturas: “reúne, para muchos, al Dios
desconocido que adoran sin darle nombre, o al que buscan urgidos por un anhelo
íntimo de su corazón, cuando hacen la experiencia de la vacuidad de todos los ídolos”
(EN 26).
Pentecostés
811 La Nueva Evangelización implica una espiritualidad de Pentecostés. Una fe que se
convierte en cultura es una fe que llega a ser Iglesia local. Como sucedió aquel día de
Pentecostés: “los creyentes venidos de todas las naciones del mundo” permanecen en
un estado de estupefacción, “porque cada uno escucha en su lengua proclamar las
maravillas de Dios” (Hch 2, 11).
812 La Nueva Evangelización debe estar impulsada por una espiritualidad de la Iglesia
local en esta gran Ciudad de México.
813 Cabe mencionar que sería un gran error pensar que la Iglesia en este proyecto de
la Nueva Evangelización busca la “cristianización” de las sociedades por un deseo de
dominación cultural; desde Pío XII en la época moderna de la Iglesia, su acción se
concibe como fermento y levadura. Decía Pío XII: “El concepto de Iglesia como
imperio terrestre es fundamentalmente falso; por otra parte, esta idea nunca ha
correspondido a la realidad, a menos que se quieran trasladar erróneamente las ideas
y la terminología propia de nuestro tiempo a los siglos pasados” (Discurso a los
Cardenales. 1946).
814 El proyecto de la Nueva Evangelización no es, por tanto, un “proyecto de
cristiandad”; es un proyecto de llevar el Evangelio a la raíz de la cultura, lo cual
implica la colaboración de los cristianos con otros creyentes y hombres de buena
voluntad.
815 Concluiríamos esta consideración diciendo: en el Misterio de Cristo -Encarnación,
Misión y Redención- se encuentra la fuente de toda espiritualidad de la Nueva
Evangelización; en el Misterio de Cristo también está la fuente de nuestra
espiritualidad cristiana.
5- Promover una Cultura de la Justicia y de la Promoción del Hombre
816 A la luz del Concilio Vaticano II se comprenden mejor las diferentes formas que
reviste la acción evangelizadora de la Iglesia, pues hay una pluralidad de ministerios y
de funciones. Si, por una parte, la misión de la Iglesia se realiza por el testimonio de
la fe en Jesucristo, por la oración, la contemplación, la liturgia, la predicación y la
catequesis, esta misión toma también la forma de un diálogo con todos los hombres
para caminar juntos en la búsqueda de la verdad y para colaborar en obras de interés
común.
817 Así mismo la misión también se encarna en un compromiso por la defensa y el
progreso del hombre individual y social; es decir, el compromiso efectivo de servicio a
los hombres por su promoción, por la lucha contra la pobreza y por la colaboración
para cambiar las estructuras que la propician.
818 Es necesario considerar este punto como importante: la acción evangelizadora de
la Iglesia -la inculturación del Evangelio- se ejerce también por una decidida defensa
y promoción del ser humano, quienquiera que sea, y de sus derechos inalienables.
819 Nosotros cristianos -unidos con los hombres de buena voluntad- nos debemos
sentir responsables de la edificación de una sociedad fundada sobre estos valores
éticos de la fraternidad, de la dignidad humana y de la justicia para todos.
820 Cuando los cristianos se asocian a otros creyentes o personas de buena voluntad
para servir al hombre y dinamizar los valores de su cultura con el germen del
Evangelio, se ejerce realmente una acción evangelizadora. 821 Esta dimensión de la
inculturación tiene, sin duda, una importancia considerable en el mundo y en la
Ciudad de México cada día más diversificada y pluralista.
Pbro. Manuel Zubillaga Vázquez Ciudad de México, Febrero de 1992

S-ar putea să vă placă și