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Los alimentos son parte importante de nuestra vida, ya que gracias a ellos el organismo lleva a
cabo una serie de reacciones fisicoquímicas y metabólicas importantes que nos ayuda a
realizar las actividades diarias. Un punto importante a la hora de aceptar o rechazar un
alimento es su textura, ya que ésta es una mezcla de los elementos relativos a la estructura del
mismo y la manera como se relacionan con los sentidos fisiológicos. En la actualidad se
han realizado diversos estudios encaminados todos a detallar las principales características
texturales de los distintos alimentos sólidos y semisólidos. El análisis del perfil de textura, es
un excelente procedimiento instrumental, que simula la masticación de la mandíbula; ayuda a
medir y a cuantificar parámetros tales como: dureza, gomosidad, masticabilidad, elasticidad,
cohesividad entre otros, que se relacionan a su vez con variables como la tasa de deformación
aplicada y la composición del producto. En el presente trabajo se lleva a cabo una revisión,
sobre el estado actual de esta temática, incluyendo sus propiedades y demás
características, y de la importancia que tiene en la industria alimentaria usada especialmente
en alimentos como quesos, frutas y productos cárnicos, debido a que se encuentra asociada a
los atributos de un producto con calidad.
INTRODUCCION
ANTECEDENTES
Son curvas que supervisan y registran los eventos característicos espaciales o temporales
de muestras durante las mediciones de textura de alimentos. El TPA configura un 'puente' de
medida objetiva a la sensación subjetiva y hace que las características de textura de alimentos
sean más predecibles [Chen y Opara, 2013]. Obteniendo estas curvas podemos obtener una
simulación del esfuerzo de la mandíbula al morder, dando a conocer el comportamiento del
alimento con respecto a la fuerza aplicada. La Figura 1 muestra un ejemplo de una curva típica
de este análisis
Con respecto a los productos alimenticios, esto implica comprimir el producto por lo menos
dos veces y cuantificar los parámetros mecánicos de las curvas de fuerza–deformación [Chen y
Opara, 2013]. Por tal razón, algunos autores definen el TPA como el camino al
reconocimiento de la textura como una propiedad multiparamétrica y en la clasificación de
alguna de sus características [Roudor, 2004], esto se debe a que podemos obtener al
analizar un alimento todas las particularidades que influyen en él. Szczesniak [1963] Afirma
que la textura no tiene una definición exacta, precisa y satisfactoria; sin embargo, se puede
decir que posee las siguientes características: no está directamente relacionada con el olor o el
gusto, no se trata de una propiedad, sino de un conjunto de propiedades, que se encuentra
relacionada con la mecánica y la reología, y finalmente trata de un grupo de propiedades físicas
que derivan de la estructura del alimento [Andrade et al., 2010]. Por lo anterior, la terminología
con relación a los parámetros esta poco desarrollada: dureza, cohesión, viscosidad, elasticidad,
adhesión. Pero igualmente es necesario hablar de sensaciones de desmigado, de crujiente, de
duro, de tierno, de blandura, pegajoso, de gomoso, etc. De este modo, el problema
terminológico no se plantea tanto a nivel de existencia de palabras aptas para describir tal o
cual característica de la textura, sino más bien a nivel de su definición [Roudor, 2004]. En
síntesis, el análisis del perfil de textura se emplea ampliamente en la investigación y la industria
debido a su practicidad. Sin embargo, esta propiedad es demasiado complicada para ser
descrita por una sola propiedad física; la textura es un atributo de calidad crítico en la selección
de alimentos frescos. La manipulación, el procesado de frutas, vegetales y demás
alimentos involucran problemas especiales, ya que el consumidor se ha formado opciones
con respecto a la textura apropiada de estos productos. La entrega de productos
aceptables, requiere de cuidados con respecto a los cambios de textura, y esto es fácilmente
aplicado cuando se conocen los factores que influencian esta cualidad.
Los parámetros básicos a determinar en el análisis del perfil de textura fueron establecidos
de acuerdo a Szczesniak [1963] y Bourne [1978] calculados con base a la Tabla 1. Szczesniak
[1995] Propone que las masticabilidad y la gomosidad no deberían ser considerada para
los alimentos sólidos ni para los semisólidos, ya que los dos tiene características
diferentes. Los productos semisólidos sufren una deformación permanente, por lo tanto no
tiene elasticidad y es incorrecto cuantificar la masticabilidad y la gomosidad en TPA de
productos sólidos. De tal manera que para los productos sólidos, Szczesniak [1995] recomienda
que se haga referencia a la masticabilidad y que la gomosidad a los productos semisólidos. Para
alimentos líquidos, la fluencia y la viscosidad extensional son importantes parámetros
texturales además de viscosidad de cizallamiento [Pollen et al., 2004]. Recientemente,
Rosenthal [2010] advirtió de la desviación de algunos investigadores del protocolo original en
el uso de TPA para el análisis de alimentos líquidos, ya que los líquidos pastosos se
encuentran en amplia evaluación para las personas de mayor edad por su dificultad de
masticación y deglución en algunos países, como por ejemplo, Japón. No es posible
relacionar directamente los parámetros de TPA observados para las muestras con diferentes
texturas, y por unanimidad, el significado físico de los parámetros de TPA no puede
interpretarse en un sentido estricto. Al realizar el análisis del perfil de textura en el
texturómetro podemos apreciar a través de una gráfica arrojada por el aparato en que
localización se encuentra la interpretación de cada parámetro a establecer en un alimento o
producto alimenticio en lo que transcurre el tiempo.
La dureza es el atributo de textura mecánico más importante en los alimentos; en el caso de
los productos cárnicos, las frutas y los derivados lácteos como el queso, junto con el
sabor y la apariencia, constituyen las características en las que el consumidor basa su decisión
al ingerir, como por ejemplo, un trozo de carne de una especie animal específica para
luego realizar una comparación sensorial de otras. En frutas, determina el grado de
maduración en que esta se encuentra. En cuanto a los demás parámetros de textura, por
lo general determinan el estado reológico que predomina en el alimento
INTRODUCCION 2
La Norma Española de Análisis Sensorial sobre Vocabulario [1] define la textura como “el
conjunto de propiedades mecánicas, geométricas y de superficie de un producto, perceptibles
por los mecano-receptores, los receptores táctiles y en ciertos casos los visuales y los
auditivos”. Se trata de un atributo importante de todo producto que afecta al proceso, manejo
y determina su vida útil, así como la aceptación por parte de los consumidores La
caracterización de la textura de un producto no es algo nuevo. Siempre ha habido interés en
evaluarla y por tanto siempre se ha caracterizado mediante técnicas basadas en los sentidos,
utilizando para ello diferentes pruebas sensoriales. Sin embargo, esta evaluación es totalmente
subjetiva y por tanto es adecuado realizar análisis instrumentales que se correlacionen con
esas medidas sensoriales. En 1958, Scott-Blair [2] clasificó las técnicas instrumentales de
medida de textura en 3 grandes grupos, ensayos empíricos, ensayos imitativos y ensayos
fundamentales. Los ensayos empíricos miden alguna propiedad física bajo condiciones bien
definidas, los ensayos imitativos, intentan simular las condiciones a las que el material es
sometido en la boca y los ensayos fundamentales, miden propiedades físicas bien definidas
tales como el módulo elástico. Un ensayo imitativo muy utilizada actualmente en el campo de
la tecnología de alimentos, es el llamado Análisis de Perfiles de Textura (TPA (Texture Profile
Analysis). Se trata de un ensayo desarrollado por un grupo de investigadores de la General
Foods Corporation a principio de los años 60 donde parámetros clave de textura de un gran
rango de alimentos fueron identificados. Estos parámetros mecánicos se leían de la curva y se
comparaban con las características sensoriales observadas. Se ha demostrado que existe una
elevada correlación entre las mediciones por esta técnica y la evaluación sensorial.
En el ensayo TPA, un émbolo comprime de forma uniaxial y durante dos veces consecutivas una
muestra para simular el movimiento de la mandíbula durante la masticación. La muestra se
sitúa en la base y se comprime y descomprime dos veces mediante una pletina adjuntada al
sistema de movimiento. Para imitar la acción de masticar se debe hacer una alta compresión,
sin llegar en ningún momento a romper la muestra. La figura 1 muestra una curva ideal TPA. El
análisis de la curva permite obtener siete parámetros texturales muy bien correlacionados con
la evaluación sensorial.
1. Fragilidad o fuerza del primer pico significativo que se obtiene tras la primera compresión.
4. Adhesividad o área de fuerza negativa que se obtiene tras la primera compresión y que
representa el trabajo necesario para separar el émbolo de compresión del alimento.
5. Elasticidad o altura que el alimento recupera respecto a la que tenía inicialmente durante el
tiempo que transcurre desde que acaba la primera compresión hasta que empieza la segunda.
La forma de la curva presentada en la figura 1 dependerá mucho de las propiedades que tenga
el material. Se debe tener en cuenta que los parámetros de gomosidad y masticabilidad son
mutuamente excluyentes, ya que el primero es para alimentos semisólidos, mientras que el
segundo para sólidos [4] . La gomosidad hace referencia a la energía requerida para desintegrar
un alimento semisólido de modo que esté listo para ser tragado, mientras que la masticabilidad
hace referencia a la energía requerida para masticar un alimento sólido hasta que está listo
para ser tragado. La tabla 1 muestra las definiciones según la norma UNE 87001-94 [1] , para
los parámetros obtenidos de un análisis de perfil de textura TPA, así como algunos ejemplos.
CONCLUSIONES