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Editado por
Wolfgang Sachs
Pobreza 251
POBREZA
Majid Rahnema
la más rica de ellas los Estados Unidos, de ayudar a los países pobres a elevar
sus niveles de vida.
Operaciones
Evaluación de necesidades:
Los programas de alivio de la pobreza reclamaban basarse en una evaluación
de ‘necesidades’. No obstante, lo que los planificadores, los políticos y los
economistas tendían a considerar sus necesidades, tenían poco o nada que ver
con lo que las diferentes categorías de pobres percibían como sus necesidades.
pueden tener éxito sólo al reemplazar la pobreza tradicional con las formas de
pobreza modernizada propia a todos los países ‘desarrollados’. Finalmente, no
hay evidencia que indique que la economización exitosa de la vida, en estos
países, pueda prevenir, en último término, los destructivos efectos colaterales
del proceso sobre el modo de vida de la gente, incluyendo la destrucción de su
ambiente natural.
Cuando quiera que las poblaciones interesadas están, por alguna razón
natural o sociopolítica (sequía, desastre natural, condición económica,
opresión política o cultural, etc.), impedidas de usar libremente esos recursos,
sufren de escasez. No obstante continúan refinando y diversificando sus
actividades. Su éxito en enfrentar esas situaciones, sin embargo, muy
frecuentemente se debe a los aspectos no económicos de estas actividades.
sólo estas gentes presentadas como incapaces de hacer nada inteligente por sí
mismos, sino también de impedir a los modernos benefactores ayudarlos. Si
estas absurdas falsificaciones fueran verdaderas, tres cuartos de la población
mundial habría ya perecido.
como mínimo, sin ayuda externa...’ ‘La pobreza’, como fenómeno social, implica sólo
la inequidad económica y social, ‘esto es, una relación de inferioridad, dependencia o
explotación. En otras palabras, implica la existencia de un estrato social definible por,
entre otras cosas, falta de riqueza.’ Véase E. J. Hobsbawm, op. cit., pp. 398, 399.
17. Peter Bunyard, ‘Can Self-sufficient Communities survive the onslaught of
Development? (Pueden las comunidades autosuficientes sobrevivir la embestida del
Desarrollo?), The Ecologist, Vol. 14, 1984, p. 3.
18. «Tradicionalmente, la tierra y el trabajo no estaban separados: el trabajo
formaba parte de la vida, la tierra parte de la naturaleza, vida y naturaleza formaban
un todo articulado. La tierra estaba así ligada con las organizaciones de parentesco,
vecindad, oficio y credo - con la tribu y el templo, la aldea, el gremio y la iglesia.»
Polanyi, op. cit., p. 178.
19. En esta tradición, Michel Mollat cita un gran maestro del primer milenio, el
abate norafricano del siglo sexto, Julianus Pomerius, quien creía que: «una vez que un
individuo asegura su propia supervivencia y la supervivencia de su familia, tiene el
deber de dar lo que posee más allá de sus necesidades a los debiles e infirmi, esto es,
a los pobres.» Véase Mollat, op. cit. p. 23.
20. Para Michael Harrington, ya en 1963, los pobres en los Estados Unidos
llegaban a los 50 millones de personas. Algunos alarmantes hechos sobre el fenómeno
de la pobreza en medio de la afluencia en los Estados Unidos fueron reportados en un
artículo por Dolores King, corresponsal del Boston Globe. «Veinte años luego de que
una conferencia de la Casa Blanca iba «a poner fin al hambre en la misma América
para siempre», como el Presidente Nixon lo expresó, el hambre está regresando en
venganza.» Véase ‘Hunger’s Bitter Return: Working poor, children seen as newest
victims’ (El Amargo Retorno del Hambre: Los pobres que trabajan y los niños son las
más recientes víctimas), en el Boston Globe, 9 de diciembre de 1989.
21. Véase Cardenal Paulo Evaristo Arns, ‘Sincerity is Subversive’ (La
Sinceridad es Subversiva), Development, No. 3, 1985, pp. 3-5.
22. George Simmel, ‘The Poor’ (Los Pobres), Social Problems, Vol. 13, 1965.
23. Hay una copiosa literatura sobre los movimientos y las redes de base en
América Latina. Ya en los 60, algunas llamaron la atención pública en Chile y México.
Entre los 60 y los 70, los métodos freireanos de ‘concientización’ fueron utilizados por
un gran número de ellos en otras partes del continente. A mediados de los 70 vino el
nacimiento de la metodología de la Investigación Acción Participativa (Participatory
Action Research: PAR), concebida por un grupo de activistas de diferentes regiones
del mundo, en particular, América Latina y Asia. Su intención era, entre otras, crear
con las poblaciones interesadas, las condiciones más favorables para la creación y
diseminación de ‘conocimiento de base’. La metodología fue pronto adoptada por, y
difundida por, muchos movimientos de base, no sólo en América Latina, sino en todo
el mundo. En abril de 1986, muchas redes de movimientos de base firmaron un
acuerdo de solidaridad para trabajar juntos. Recientemente, un movimiento
Pobreza 273
Bibliografía
Componer una bibliografía para este título particular sobre la pobreza es una
tarea casi imposible, ya que los dos medios de expresión principales para los pobres es
ya el silencio, ya la palabra dicha. El material escrito sobre la pobreza es, en su mejor
expresión, una acumulación de conocimiento sobre el mundo de los pobres y sus
necesidades. Por ello, la presente bibliografía representa sólo una pobre selección de
las fuentes sobre las que el autor se ha basado para sus propias reflexiones personales.
274 Pobreza
INTRODUCCIÓN 2
En esta cartilla veremos primero que se entiende por pobreza y las distintas maneras de
abordarla haciendo diferencia entre lo que se entiende por la producción de la pobreza masiva en el
capitalismo, las construcciones científicas de la pobreza o lo que “los otros” piensan de ella, entre otras
el de las necesidades básicas insatisfechas y las líneas de pobreza, la cultura de la pobreza de Oscar
Lewis y finalmente aquello que los propios pobres se representan. En lo que hace a este último tema
tenemos por aparte un trabajo que estudia las percepciones de los propios pobres en Salta. Luego
abordaremos el tema de la pobreza en América Latina en forma sucinta para más tarde analizar a las
políticas de intervención sobre la pobreza como un campo cultural y de poder de construcción de las
diferencias. Finalmente haremos una breve reflexión sobre la relación entre el discurso del desarrollo y
la pobreza.
….
La pobreza es una categoría relativa e histórica. Las definiciones sobre la pobreza, el modo en
que se la percibe y la identificación de quienes son pobres han sido aspectos variables a lo largo de la
historia de la humanidad. En la actualidad, por ejemplo, la pobreza está asociada a las carencias
materiales, pero no siempre ha sido así. Ha dependido, entre otros aspectos, de las formas de
producción, sobrevivencia y protección social de las comunidades, de los sistemas y el constructos de
conocimiento sobre esa realidad, de los sistemas de poder en las que se desarrollaban, como también de
los valores y representaciones vigentes sobre la dignidad humana.
La pobreza no siempre ha sido opuesta a la riqueza. Tampoco se ha percibido, en todos los
momentos históricos, como indigna o como pobreza de “espíritu” vinculada a las creencias religiosas
católicas. Para algunas creencias, comunidades y religiones, ser pobre y despojarse de las cosas
1
Introducción, El Diccionario del Desarrollo Una Guía del Conocimiento como Poder, Lima, Ed. Pratec, 1996
2
Parte de esta cartilla formó parte de un curso virtual dictado por la autora en CLACSO sobre Teoría e Historia de
la Producción de la pobreza y en Sonia Álvarez 2008.
2
materiales que dan poder y prestigio era y es una virtud. Para el poder, sin embargo, la pobreza
siempre ha sido vivida como amenaza. Los pobres ponen en tela de juicio los valores dominantes de la
distribución del prestigio, de la riqueza y del poder. Por ello, a través de la historia se han desarrollado
diversas formas de palearla: la solidaridad comunitaria, la vieja caridad basada en una “economía de la
salvación” (Castel, 1997)3, la beneficencia, la filantropía y las diversas políticas sociales que surgieron
a principios del siglo XIX en Europa y a principios del XX, en América Latina.
Desde una arqueología de la pobreza, siguiendo a Foucault (1966; 9-10), la historia de las
representaciones sobre la pobreza es la historia del otro. Aquello que es a la vez interior y extraño a una
cultura y, por ello, debe ser excluido. Surge así la necesidad de la distinción mediante identidades,
nominaciones y clasificaciones de la pobreza. La pobreza es la alteridad de los poderosos, es la
alteridad de las utopías de la modernidad, su espejo deformado. Es también expresión de un
“desorden”, de algún tipo de “anomalía” de la modernidad o una “extrañeza” al equilibrio de la razón,
la libertad y los derechos de igualdad entre los hombres que la Revolución francesa propiciara como
proyecto para la humanidad. Será, más adelante y ya en el siglo XX, el efecto “no querido” del
crecimiento desarrollista de los años cincuenta y de su escaso rebalse a los países “subdesarrollados”
que se incorporan al mercado capitalista dominado por los Estados Unidos triunfantes de la posguerra.
En América Latina y a partir de la segunda mitad del siglo XX, la historia de la pobreza se asocia a la
construcción de una alteridad radical a la modernidad, diferente a la del “indio” que había primado
durante la colonia, aunque el color racista atraviesa a la pobreza hasta en la actualidad.
Siguiendo la idea de cultura de Vena Daas que ya habíamos visto en otro módulo, la pobreza
vista como la alteridad radical de los poderosos o la otra cara de la luna de la modernidad y el
desarrollo sería aquello que queda al margen de los valores considerados hegemónicos y que por lo
tanto hay que inventariar, ordenar y disciplinar.
Veamos entonces como podemos abordarla. Una manera de acercarnos es pensar en sus
dimensiones. Según Rahnema (1996: 253-255)4 habría diferentes dimensiones de la pobreza.
La primera serían los factores materiales, aquellas “cosas” cuya falta es percibida como
pobreza. Las “cosas” pueden ser tangibles - bienes físicos - o intangibles - (podríamos decir como los
derechos de acceso según Amartya Sen, 19955 o los capitales culturales, sociales y simbólicos
descriptos por Bourdieu, 1980 y 1988)6-. Según Rahnema en otro trabajo más tardío que tienen en su
bibliografía “el problema de esta perspectiva es que "carencias" o "necesidades" no pueden ser
definidas universalmente, ya que dependen de la manera en que distintas personas o grupos definan
estos términos, y también dependen de la manera en que tales necesidades sean satisfechas en cada
caso en particular.”
La segunda dimensión sería la propia percepción del sujeto de su condición que no es
equivalente a las carencias materiales. Está directamente asociada a factores personales, subjetivos y
3
“Economía de la salvación: desdichado, quejumbroso incluso despreciado, el pobre puede no obstante ser un medio privilegiado para
que el rico ejerza la virtud cristiana suprema; la caridad, y de tal modo le permita también llegar a salvarse” (Castel, 1997: 46)
4
Rahnema, Majid (1996), Pobreza, en Sachs, Wolfang, Diccionario del Desarrollo. Una guía del conocimiento como poder. PRATEC
Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas
5
Sen, Amartya (1981); Poverty and Famines. An Esay on Entitlement and Deprivation, OIT, Clarendon Press, Oxford.
6
Bourdieu, Pierre (1980); "Le Capital social". Actes de la recherche en Sciencies Sociales. 31, pp 3-6. y Bourdieu, Pierre (1988); "De
la regla a la estrategia", en Cosas dichas. Bs. As. Gedisa.
3
socioculturales. Desde el punto de vista de la antropología esta sería la visión émica de la pobreza.
(Mirar la visión endógena que es lo que percibe y se representan los grupos o comunidades).
Cómo ven o se representan a los pobres los otros sería la tercera dimensión, la que está
estrechamente vinculada a la anterior. Sin embargo las dos percepciones son raramente idénticas. Aquí
juegan un rol fundamental aquellos que se vinculan con esta problemática, desde aquellos que ejercen
una relación de dominación sobre ellos, a los que quieren cambiar su situación, o disciplinarlos o
controlarlos, como filántropos.
Dentro de la primera dimensión tenemos tanto aspectos materiales como cuestiones intangibles
como falta de derechos, veamos el primer aspecto la carencia material, luego las cuestiones intangibles
que se asocian con carencias como los derechos o los ciertos capitales sociales.
7
La palabra producir tiene muchas acepciones. Antes de significar producción de bienes o fabricar, acepción vinculada a con la aparición
de la manufactura, la palabra o efecto de producir significa engendrar, dar fruto, procurar, causar. En este último sentido la producción de
la pobreza estudia las causas que la generan. La reproducción alude a factores no tanto causales como contingentes o contextuales que
permiten que ésta se mantenga y/o incremente en un ciclo continuo y persistente. También, a veces, los factores de su producción masiva
cambian, lo que nos está hablando de momentos de quiebres en las formas de reproducción de la sociedad y de la vida.
8
La acumulación originaria es lo que Carlos Marx llama procesos de expropiación de medios de subsistencia o trabajo, lo que permite la
acumulación del capital. “La investigación de este problema sería la investigación de aquello que los economistas llaman “acumulación
previa u originaria”, que debería llamarse expropiación originaria que no es sino una serie de procesos históricos que acabaron
destruyendo la unidad originaria, que existió entre el hombre y el trabajador y sus medios de trabajo”. (Marx, 1973: 441)
9
“No es la posesión de la tierra o del dinero lo que distingue a los ricos de los pobres, sino el control sobre el trabajo. A partir de la
libertad de los campesinos comienza la pobreza en cuanto tal; hasta entonces, las ataduras feudales a la gleba o por lo menos a la
localidad habían ahorrado a la legislación la tarea de ocuparse los vagabundos, indigentes, etc.” (Marx, 1973 [1857-58]: 264). “Cuando
4
considera que la falta de medios de empleo y las formas de producir los medios de subsistencia son las
causas de la producción de pobreza masiva. Si bien el pauperismo se vincula con la forma de
organización capitalista, es el desarrollo de las fuerzas productivas, fundamentalmente la máquina que
convierten al obrero en población sobrante y empobrecida. (Marx, 1973 [1857-58, libro I: . 356-57).
Los que no se encuentran insertos en la calidad de “obreros”, se convierten en “pauper” o
“zaparrastrozos”. Esta posición debatía con las ideas de Malthus10 sobre las causas de la pobreza que,
según él, eran consecuencia de un crecimiento de los alimentos o medios de subsistencia aritmético y
otro geométrico de la población.
Marx (1973 [1857-58): 114, libro I: 544-549) desarrolla una teoría particular para explicar el
surgimiento del pauperismo que denomina ley de la superpoblación relativa . En oposición a las ideas
de Malthus, la producción de población pobre es “puramente relativa: no guarda absolutamente
ninguna relación con los medios de subsistencia, sino con el modo de producirlos”11. Por ello su énfasis
está puesto en explicar las formas en que se expresan los modos de producción de los medios de
subsistencia . La invención de trabajadores excedentes, vale decir, de hombres privados de propiedad y
que trabajan, es propia de la época del capital. La carencia de medios de subsistencia se produce por la
generación de una población excedente que no puede realizar su capacidad laboral. En el capitalismo,
el sistema de obligaciones recíprocas más fundamental es el intercambio de trabajo por el capital,
“merced a la capacidad laboral misma” y a la calidad de “obrero”. Cuando se está fuera de esa relación,
la población se convierte en “pauper”, “zaparrastrozo”, en población “excedente”. La sociedad se hace
cargo “de mantenerlo” en reserva, de darle “asistencia” para un “uso” posterior, lo que denomina
ejército industrial de reserva . Este crece a medida que crecen las potencias de la riqueza . A partir de la
exclusión de las formas básicas en las relaciones de intercambio y dependencia entre el capital y el
se abolió la esclavitud o el aprendizaje de por vida, el trabajador se convirtió en su propio amo y se le abandonó a sus propios recursos.
Pero sino hay suficiente trabajo, etc.. los hombres no morirán de hambre mientras se puedan mendigar o robar; por consiguiente, primer
papel que desempeñaron los pobres fue el de ladrones y mendigos” (Marx, 1973 [1857-58]: 329).
10
En su obra Ensayo sobre el principio de la población (1978) Thomas Malthus, economista inglés, aseveró que la población aumentaría
con más rapidez que el suministro de comida. Explicó que la población aumenta en progresión geométrica, mientras que el suministro de
comida sólo puede aumentar en progresión aritmética. Predijo que cuando no hubiera suficiente comida para la población, se produciría
una catástrofe. Según él llegará un punto en el que la población no encontrará recursos suficientes para su subsistencia. De su examen
infería Malthus la conclusión de que la miseria y la penosa situación de los trabajadores son una consecuencia de la superpoblación
absoluta, es decir, se deben a que los hombres se reproducen más rápidamente que el ritmo en que aumenta la cantidad de medios de
subsistencia. A su entender, los principales medios de evitar la falta de concordancia entre el crecimiento de la población y el de los
medios de subsistencia son las enfermedades epidémicas, el hambre, las guerras, la renuncia al matrimonio y la limitación de la natalidad.
Entre otras influencias la de Malthus fue muy importante para suprimir en Inglaterra los exiguos subsidios que se concedían a los pobres
y se organizaron “casas de trabajadores”.
11
“Ricardo le ha objetado, con justicia (a Malthus), que el cuanto de trigo disponible es absolutamente indiferente al obrero si este carece
de ocupación; que por lo tanto, son los medios de empleo y no los de subsistencia los que lo ponen al obrero en la categoría de población
excedente o no...La invención de trabajadores excedentes, vale decir, de hombres privados de propiedad y que trabajan, es propia de la
época del capital. Los mendigos que se agregaban a los monasterios y les ayudaban a engullir sus plusproducto, están en la misma
categoría que los servidores de los señores feudales y esto muestra que el plusproducto no podría ser totalmente devorado por sus escasos
propietarios. Tratase solamente de otra forma de los mesnaderos de antaño, o de los sirvientes de hoy... La superpoblación relativa. Es
puramente relativa: no guarda absolutamente ninguna relación con los medios de subsistencia, sino con el modo de producirlos” (Marx,
1973 [1857-58):114).
5
La superexplotación del trabajo o el pago de los salarios debajo de su valor es otra causa de la
pobreza masiva según Marx. Esto hace referencia a las formas de reproducción del trabajo y no tanto a
la producción del trabajador libre y a la mano de obra excedente. El valor de la fuerza de trabajo se fue
modificando a medida que las luchas obreras fueron incorporando a su nivel de media nuevos bienes y
servicios, al mismo tiempo que conseguían mejoras en las condiciones de trabajo y en los salarios. Esto
último se materializó, como veremos más adelante, por medio de lo que se dio en llamar como
“derechos humanos” que luego fueron constituyéndose en “derechos laborales” y más tarde en
“derechos sociales”.
Para otros pensadores de la época también el pauperismo era entendido como el producto de
una nueva forma de organización del trabajo, “el trabajador libre”13 de medios de subsistencia y de
las ataduras a un territorio y de un patrón (Eugene Burete cit. por Castel, R; 220). Tocqueville (1835) y
el mismo Euge Burete (1840 cit. Castel, R 1997: 219) consideraban al pauperismo como el producto de
la riqueza de las naciones y de las consecuencias de la industrialización. La explicación de las causas
de la pobreza masiva era entendida como la contracara de la riqueza y de la industrialización y no un
problema de incapacidad de las personas para adecuarse a los cambios y a las nuevas formas de
producción como lo será, más tarde en el discurso del desarrollo en el siglo XX. Burete explica el
pauperismo como una nueva pobreza producida por esos dos factores, la riqueza y la industrialización.
En momentos de reestructuración social profunda y aparición de nuevos factores de producción de la
pobreza masiva se tiende a hablar de “nueva pobreza”14. En realidad se trata de nuevos pobres en
muchos sentidos. Nuevos porque son manifestaciones diferentes a las anteriores, nuevos porque son
grupos que antes no eran pobres y que pasan a serlo y nuevos también por que las causas que los
producen se vinculan a acontecimientos que muestran un quiebre con las formas de subsistencia
anteriores.
En la misma época que Marx escribía sobre estos temas en Inglaterra Henry George, un
economista proveniente de EEUU, escribió un libro llamado Progreso y Pobreza en 1879, donde
12
“La reducción del trabajo relativamente necesario aparece como aumento de la capacidad laboral relativamente superflua, esto es, como
poner población excedente. Si ésta es mantenida, no lo es a costa del fondo del trabajo, sino del rédito de todas las clases. Lo cual ya no
ocurre gracias a la capacidad laboral misma, merced a la reproducción normal en calidad de obrero, sino que lo mantienen otros por
compasión, en cuanto ser viviente; por lo tanto se convierte en zaparrastroso y pauper; al no mantenerse ya mediante su trabajo necesario,
esto es, gracias a su intercambio con una parte del capital, queda excluido de las relaciones de intercambio e independencia aparentes;
segundo: la sociedad se hace cargo en partes alícuotas, en benéfico del señor capitalista, de la tarea de mantenerle su instrumento virtual
de trabajo, del deterioro de éste - en reserva para un uso ulterior. Parcialmente el capitalista se quita de encima los costos de reproducción
de la clase obrera y de esa manera pauperiza en su beneficio una parte de la población restante” (Marx, 1973 [1857-58]: 117).
13
“La institución del libre acceso al trabajo fue una revolución jurídica sin duda tan importante como la revolución industrial, de la que
por otra parte era la contracara (....) Rompe con las formas seculares de organización de los gremios y hace del trabajo forzado una
supervivencia bárbara... pone fin a los bloqueos que obstaculizaban el advenimiento de una condición salarial” (Castel, 1997: 32).
14
Esta tendencia a nominar cómo “nuevos pobres” a los que se van empobreciendo masivamente se observa también en la actualidad, a
finales del siglo XX y comienzos del XXI, como veremos más adelante.
6
planteaba que una importante parte de la riqueza producida por el avance tecnológico en una economía
con mercado libre es capturada por los propietarios de la tierra y monopolistas, vía la renta económica
y que esa concentración de tierra es la raíz de las causas de la pobreza. En este sentido se acercaba
bastante a Marx, aunque su pensamiento vinculado con los sistemas impositivos era más liberal. Su
reflexión se basaba en la idea de que los recursos naturales no tenían ninguna limitación en el acceso ni
tampoco impuestos.
minorizadas y desarrollaron más bien estados de malestar. En el caso de los primeros países se
produjeron diversos procesos y alianzas entre clases las que tuvieron como correlato la incorporación
de los sectores populares en las políticas estatales. Pero, por sobre todo, impulsó la
“gubernamentalización” de las tácticas de gobierno estatal (Foucault) sobre las poblaciones y una
estatalización de la intervención social. Esta tendencia se presentó, en algunos países de América
Latina, promovida por ideas y prácticas médico higienistas, eugenésicas y neoLamarckianas. En ese
contexto, la biopolítica adquirió un carácter claramente racista que se correspondía con la forma
neocolonial de dominio con las poblaciones nativas. Intervenía socialmente para controlarlas y
disciplinarlas bajo la construcción de la superioridad cultural, racial y social de la elite “blanca” y
“europeizante”. La intervención social reproducía entonces las formas neocoloniales republicanas de
dominio sobre la población local.
La aparición de la pobreza como fenómeno colectivo, en América Latina, tiene su primer
ruptura en el siglo XVII, cuando las formas de dominio coloniales rompen con los anteriores sistemas
de reciprocidad y de inscripción de las comunidades y las familias nativas, creando y reconfigurando
nuevas relaciones de dominación, como la mita, el yanaconazgo, la encomienda o, directamente, por
medio de la represión violenta sobre todas las formas posibles de liberación, como el “pillaje” o el
“vagabundeo”.
Este momento de quiebre violento con las formas de subsistencia y producción de la vida de las
culturas nativas latinoamericanas coincide con el de ruptura del Antiguo Régimen en Europa. Según
Polanyi, el pauperismo, surge en Europa occidental por la destrucción de las economías de subsistencia
rurales. Primero como resultado del comercio internacional fruto del descubrimiento de América, luego
por la Revolución Industrial en el siglo XVII y posteriormente por la expansión del capitalismo
(Polanyi, 1997 [1944]:175-186). El comercio internacional basado en la explotación colonial, rompe
violentamente las formas de reproducción social y cultural en América Latina y, el Caribe (en adelante
indistintamente ALyC) por otro, coadyuva a quebrar los lazos de sujeción al trabajo y la creación de un
mercado de trabajo libre en Europa. Dos tipos de pobreza masiva aparecen. Las dos a ambos lados del
océano son el producto del quiebre con lazos de contención anteriores que permitían y daban sentido a
la reproducción de la vida. De un lado, la pobreza masiva se resuelve por la superexplotación del
trabajo producida por las relaciones serviles del coloniaje que generan muerte y pérdida de identidades
culturales anteriores y, del otro, las leyes de pobres primero en Inglaterra, las obras de misericordia en
España y más tarde, la ayuda pública a los pobres en Francia, se constituyen en los dispositivos de
intervención predominantes, junto al surgimiento del ciudadano y trabajador libre.
Perez-Bustillo (2001) habla de una fractura (bifurcación), en el momento de la “conquista”,
particularmente considera que en México y el resto de países de ALyC, esta ruptura se origina en la
colonia en lo que él denomina la línea de exclusión étnica . Entiende por ello la doble simbiosis entre la
explotación estructural de los pueblos indígenas y el proyecto cultural de la evangelización católica. El
resultado es un tipo de inclusión pero que niega el acceso a los recursos y la riquezas, es decir una
pobreza que se haya anclada en la relación colonial. Bonfil Batalla (1991) piensa que el disloque
colonial es central, no se trata de un simple clivaje, sino que es definitorio de la condición colonial.
Para Perez-Bustillo esto constituye el legado colonial sobre el cual ha sido posible la colonización
misma, la marginalidad y la exclusión reforzada sucesivamente por los estados de la independencia, los
pos-independentista y el neoliberal. Esta fractura, es una bifurcación que se ejemplifica por la
"república hispánica" y la "república india", por la coexistencia diferenciada de metrópolis y las
comunidades en el caso de Méjico. Observa que luego del genocidio colonial, debido a la violencia
colonial y/o las epidemias, el precio pagado por los pueblos indígenas ha sido la de perder su carácter
de Nación y la de tornarse en comunidades, denotando una situación de fragmentación dentro de una
categoría colonial -la comunidad-que será la base del resurgimiento de la identidad política indígena.
Durante las etapas de gobierno de independencia y también en el momento posterior que llama post-
8
independencia, existió una fuerte vocación de las elites criollas por establecer un tipo de poder político,
abstraído de cualquier idea previa de nacionalidad. En los hechos, la invención de naciones
(Colombiano, Mexicanos, Peruanos) se trataron de proyectos típicos de Top and Down, de abajo para
arriba. Sostiene que esta visión era coherente con las posturas liberales y modernistas que se
encontraban en el siglo XIX, que sintetiza como aquella donde primó la idea “de Orden y Progreso”.
Este sería el contexto amplio de los saberes o teorías sobre la producción de la pobreza en
América Latina hasta mediados del siglo XX. Algunos economistas y sociólogos dentro de la
perspectiva de la teórica de la dependencia, han llamado a esta etapa post colonial hasta la primera
mitad del siglo XX: como repúblicas oligárquicas. Esta idea, la de república oligárquica si bien puede
generalizarse, ha adquirido distintas formas en cada contexto histórico y político, pero ha jugado un rol
fundamental en la primera etapa de la construcción de las naciones latinoamericanas, a principios del
siglo XX. El contexto es el de luchas sociales de distinta índole en muchos de nuestros países: las
luchas indígenas en Bolivia y Perú; las luchas obreras en Argentina y Chile, los movimientos
nacionalistas de distinta índole como la revolución Mexicana que dieron lugar a momentos
constitutivos de alianzas entre sectores subalternos y burguesías. De acuerdo al sociólogo ecuatoriano
Cuevas (1982), el capitalismo en América Latina asume la particularidad propia de un proceso que
surge de la subordinación económica y política de la región, en la fase imperialista del capitalismo. De
allí, su alusión a que la vía oligárquica refiere a la persistencia y hasta el resurgimiento de formas de
servidumbre o semi-esclavistas en el contexto de la implantación de un modelo de desarrollo capitalista
en la región. Durante ese período, Cuevas alude a la existencia de una estructura social que no
experimenta grandes modificaciones que alteren el balance de poder político y económico entre las
distintas clases, grupos y categorías sociales. Sin embargo observa que en algunos casos, la violencia
extra-económica será fundamental para crear las condiciones para la incorporación de tierras y
trabajadores mediante el despojo de parcelas a pequeños productores y su transferencia, a grupos de
terratenientes o la compulsiva proletarización de indígenas o campesinos. Observa que el capitalismo
asumió un proceso acelerado y homogéneo en aquellos casos donde se impuso el trabajo libre
asalariado. Algunas se fueron convirtiendo en sistemas jurídicos a veces instucionalizados y otras, se
mantuvieron en forma de costumbre tutelar. Por ejemplo, para el primer tipo, durante el siglo XX los
indios tuvieron el carácter de tutelados (como el caso de Brasil), otras lo fueron en base a las
costumbres como el caso de Argentina (aunque existen leyes provinciales que los reconocían en
carácter de tutelados). A veces obtuvieron beneficios sociales vinculados con derechos, llamados luego
sociales, como ciertos trabajadores sin medios de producción que venían a las ciudades, en la mayoría
de los casos de género masculino. Los llamados indios, las mujeres y los niños pobres, mantuvieron su
condición de tutelados hasta muy entrado el siglo XX, en mucho de nuestros países.
La producción de la pobreza en América Latina se aborda generalmente no directamente sino
vinculada con temáticas como la “cuestión nacional”, la “república democrática”, la “instrucción del
ciudadano” y de disciplinas científicas y campos de saber variados como: la socio crítica literaria, el
ensayismo sociológico, la medicina, la antropología política, la sociología del conocimiento, la historia
social, entre otras.
Como ejemplo he estudiado las formas de intervención social en Salta y su relación con las
configuraciones sociales locales en la primera mitad del siglo XX (Alvarez Leguizamón, 2004). Los
campos de saber o dispositivos de intervención sobre la pobreza que he encontrado son el higienismo,
la eugenesia y la biotipología , sobre todo. Si bien a veces se expresan históricamente de forma
conjunta o combinada, el análisis lo realizaremos teniendo en cuenta sobre todo, la manera como
pensaban esas teorías a la pobreza, que en la mayoría de los casos era vista como un “mal”. Algunos
antropólogos consideran que la nominación de pobres, sirvió también a veces, para limpiar las
diferencias socio culturales y étnicas, desconociéndolas (Bonfil Batalla, 1991), lo mismo que la
nominación de indio y su anverso.
9
Según Nancy Leys Stepan (1991) en un estudio realizado para Argentina, Brasil y México, la
asociación entre eugenesia y biotipología fue una unión que facilitó convocar una variedad de
médicos interesados en cuestiones de maternidad, crianza y herencia que trataba de mejorar lo que se
llamaba el “biotipo” de las poblaciones pobres nativas, cuyos estilos de vida se creía eran los factores
que producían la pobreza y mantenían ciertos biotipos considerados inferiores genéticamente. A su vez,
en algunos países fue muy importante la influencia de las ideas neo-Lamarckianas15 sobre la herencia,
la que involucró también, de otra manera, factores culturales, políticos y ambientales en la explicación
de la producción de la pobreza .
Leys Stepan (1991) prueba que en sus ideas no existía la diferencia fuerte y dura entre herencia
y ambiente que había sido descubierta a partir de las investigaciones de Gregor Mendel y que producía
una disyunción entre la Salud llamada Pública y cuestiones de herencia. Para los neo-Lamarckianos
latinoamericanos era muy importante el entorno social. Este entorno era visto como una fuente de un
“veneno” reproductivo que podría tener desastrosas consecuencias en las futuras generaciones.
Eugenesia entonces, devino vinculada con obstetricia, políticas poblacionales e hicieron causa común
con las campañas anti alcoholismo, tuberculosis y enfermedades venéreas, también a la higiene16,
puericultura y cuestiones de nutrición17. Para los latinoamericanos, neo-Lamarckianos, “el
alcoholismo, las condiciones pobres de vida, la fatiga del trabajo eran consideradas temáticas
eugenésicas, precisamente porque ellas eran a la vez causas y síntomas de las enfermedades
hereditarias”. Por ello consideraban que este ciclo de causas, podía ser interrumpido por acciones
sociales, morales y médicas. Aquí las explicaciones morales y culturales de la producción de la pobreza
se fusionaron con las concepciones científicas (eugénesicas, higinista y neo-Lamarckianas) de las
ciencias biológicas y médicas, sobre las formas de vida de las poblaciones pobres nativas. Desde que
el estilo neo-lamarckiano de la eugenesia guardaba abierta la posibilidad de “regeneración” como la
respuesta al temor de la “degeneración” racial, su cosmovisión permitía la fusión del lenguaje moral y
científico. Pobreza, enfermedades venéreas y el alcoholismo podían luego ser interpretados como
productos tanto de las condiciones sociales como de comportamientos inmorales” (Leys Stepan,
Nancy; 1991: 91-92). Todo esto facilitaba a estos médicos, construir fronteras entre comportamientos
aceptables, los que separaban frecuentemente a los pobres de las clases medias, los trabajadores
manuales de las elites y los segmentos blancos de la población de color de tez más oscura18.
15 Los Lamarckianos desarrollaron una teoría particular de cómo funciona la herencia. A diferencia de Darwin, en el “Origen de las
especies”, en su teoría sobre las variaciones al azar, la lucha por la vida y la selección natural, los Lamarckianos contrapusieron una
evolución lenta y una adaptación decidida a cambios del ambiente. A principios del siglo XX, limitaron aún más su visión luego del
redescubrimiento de las leyes de la herencia de Mendel, en 1900. (Leys Stepan, Nancy; 1991: 76-80, traducción nuestra)
16
La palabra higiene se deriva del griego “hygiés” que quiere decir sano. De allí el higienismo se asoció a un saber vinculado con la
conservación y prevención de enfermedades. Las epidemias y endemias en el siglo XVIII, llevaron a un desarrollo importante del
higienismo, que se comenzó a constituir en un saber especializado. A fines del siglo XVIII se publica, por primera vez, una obra orgánica
de higiene del alemán Juan Frank, el que patrocina la adopción por el Estado de medidas sanitarias que protejan al individuo de contraer
enfermedades. En el siglo XIX, la higiene adquiere un mayor desarrollo, relacionada con el progreso de la bacteriología y su incidencia
en las enfermedades contagiosas y la profilaxis, junto a una visión de las enfermedades que ponía el énfasis en la importancia del
ambiente y el saneamiento urbano.
17 Las temáticas de desnutrición tenían que ver con una preocupación, por un lado, vinculadas a las altas tasas de mortalidad provocadas
por el hambre, como por la idea de que los hábitos alimentarios de ciertos grupos sociales considerados inferiores y perniciosos para la
salud debiéndose ser modificados.
18
“El ataque a estos venenos raciales también permitía reelaborar nociones de raza y fijar nuevos términos por los cuales las fronteras
internas entre las personas eran entendidas” (Leys Stepan, Nancy; 1991: 93).
10
Marta Elena Casaús Arzú (2010) plantea la importancia no sólo de las corrientes laicas
espiritualistas (enfrentadas al positivismo y al marxismo) sino también el triunfo del pensamiento
eugenésico, en la conformación de las naciones centroamericanas. Según esta autora “durante un
período como éste (1890-1945) (…) “en Centroamérica las élites vinculadas al positivismo proyectaron
un modelo de nación eugenésica, con escasas incorporaciones de los sectores subalternos a la
ciudadanía, especialmente con permanentes intentos de exclusión de los indígenas”, mientras que las
élites vinculadas a las corrientes espiritualistas y vitalistas, propusieron en cambio un modelo de
nación étnico-cultural, que valorizaba el pasado amerindio e intentaba buscar mecanismos de inclusión
de los indígenas y de las mujeres. La eugenesia que estudia esta autora se basa en distintas teorías de
degeneración del indio. Analiza por ello la forma en que se construyó el estereotipo de la
degeneración del indio y de su redención en los autores vinculados a las corrientes racialistas. Miguel
Angel Asturias (1899-1974) interpretaba la degeneración de la raza indígena desde una óptica
particular. Se preguntaba si los indígenas mejoraban o se degeneraban con el tiempo y llegaba a la
conclusión, por sus estudios fisiológicos, anatómicos y psicológicos, de que: “En rigor de verdad, el
indio psíquicamente reúne signos indudables de degeneración; es fanático, toxicómano y cruel”. Por su
etiología “resulta evidente la decadencia de la raza indígena”. Enumeraba entre las múltiples causas, la
mayor parte de índole económico y social: la mala alimentación, la falta de higiene, el excesivo
trabajo, el casamiento prematuro, las enfermedades, el alcoholismo ; apuntando ya al núcleo central de
su tesis: la falta de cruzamiento.” (Casaús Arzú, cursivas nuestras).
Encuentro en estas preocupaciones de Asturias idénticas tematizaciones bajo la idea de venenos
raciales que desarrollan los médicos higienistas argentinos. En ese trabajo compruebo (Alvarez
Leguizamón, 2004) que las representaciones de la pobreza predominantes de los médicos higienistas
salteños van conformando la construcción de los problemas sociales asociados con la erradicación de
ciertas enfermedades endémicas o hábitos culturales, considerados propios de los grupos pobres y de
las culturas valoradas como inferiores. alcoholismo, las uniones de hecho, el consumo de coca
(acuyico, bolo bucal), las malas condiciones de la vivienda, etc. constituyeron los llamados “venenos
raciales” que debían ser erradicados. Por otra parte, estas ideas, dieron el sustento científico para
encarnar los problemas sociales en las propias víctimas. La asociación de “Biotipología, Eugenesis y
Medicina Social”, que congregaba a estos médicos, fue inaugurada por el presidente Agustín P. Justo
en 1933 (Leys Stepan, Nancy; 1991: 60-61), en Buenos Aires. Esta asociación tenía su propia escuela
para entrenar expertos en métodos diagnósticos de biotipología y un policlínico para evaluación y
tratamiento. Este grupo estaba influencia por una versión neo-Lamarckiana sobre la herencia, la que en
América Latina involucró menos elementos de prueba o lógica que factores culturales y políticos 19.
Además postulaban que el cuidado médico y la salud pública tradicional, relacionada con el cuidado de
las enfermedades, no interfería con la selección natural. Mientras que para los neo-Lamarckianos
latinoamericanos era muy importante el entorno social en el cual la reproducción se producía. Era vista
como una fuente de un “veneno” reproductivo que podría tener desastrosas consecuencias en las futuras
generaciones. Eugenesia entonces, devino vinculada con obstetricia, políticas poblacionales, bienestar
19
Estos médicos eugenésicos, según Ley Stepan vieron sus ideas como una extensión de principios de la salud pública, dentro de una
esfera especial de la herencia en la reproducción. En sus ideas no existía la diferencia fuerte y dura entre herencia y ambiente que había
sido descubierta a partir de las investigaciones de Mendelian y que producía una disyunción entre la salud pública y cuestiones de
herencia. La corriente mendeliana consideraba a la genética, entendiendo que la herencia prevalecía sobre los factores ambientales y que
la eugenesia se debía ocupar solo de las cuestiones innatas y no adquiridas.
11
infantil, e hicieron causa común con las campañas anti alcoholismo, tuberculosis y enfermedades
20
venéreas, también a la higiene, puericultura y cuestiones de nutrición .
Para los latinoamericanos, neo-Lamarckianos21, “el alcoholismo, las condiciones pobres de
vida, la fatiga del trabajo eran consideradas temáticas eugenésicas, precisamente porque ellas eran a la
vez causas y síntomas de las enfermedades hereditarias y porque el ciclo de causas, podía ser
interrumpido por acciones sociales, morales y médicas. Desde que el estilo neo-lamarckiano de la
eugenesia guardaba abierta la posibilidad de “regeneración” como la respuesta al temor de la
“degeneración” racial, su cosmovisión permitía la fusión del lenguaje moral y científico. Pobreza,
enfermedades venéreas y el alcoholismo podían luego ser interpretados como productos tanto de las
condiciones sociales como de comportamientos inmorales” (Leys Stepan, Nancy; 1991: 91-92). Todo
esto permitía también a estos médicos construir fronteras entre comportamientos aceptables, los que
separaban frecuentemente a los pobres de las clases medias, los trabajadores manuales de las elites y
los segmentos blancos de la población de color de tez más oscura. “El ataque a estos venenos raciales
también permitía reelaborar nociones de raza y fijar nuevos términos por los cuales las fronteras
internas entre las personas eran entendidas” (Leys Stepan, Nancy; 1991: 93). En la Argentina de esta
época, las ideas naturalistas del ambiente de los ensayistas y literatos salteños que justificaban la
inferioridad a partir de la construcción de biotipos culturales raciales, estaban estrechamente ligadas a
una idea de construcción de la nación, como comunidad imaginada, que se anclaba en un mestizaje
blanqueador. Al mismo tiempo, la idea de regeneración racial usada por médicos y su preocupación
por las enfermedades endémicas, cuya causa se veía en las factores ambientales y raciales, mostraba los
estrechos vínculos entre eugenesia, representaciones sociales de la gente considerada inferior,
relaciones tutelares y progresiva gubernamentalización de la vida.
Encuentro también que en las propuestas políticas de algunos de estos higienistas se
complementan sus objetivos de control racial con algunas características biopolíticas. El progreso que
se propugna no era sólo moral, sino también material: se promovía la vida y la salud de los
“trabajadores” o “las clases populares”, propendiendo a una ciudadanía subalternizada. Se trataba de
“educar” a los futuros ciudadanos, a las “masas populares” amenazantes, consideradas razas inferiores.
Esta biopolítica pretendía aumentar las expectativas de “vida” de los trabajadores, más allá de las
intenciones de control, constricción y racismo que la fundamentan, al mismo tiempo que constituye un
“régimen de representación” donde se ejerce la violencia, y se constituye en un espacio de negociación
para la construcción de una política más inclusiva. Por ello las políticas preventivas, la profilaxis, la
legislación laboral fueron impulsadas también por los socialistas higienistas y por las propias luchas
obreras. Éstos no sólo apostaban a una mejora en la calidad de vida de las clases trabajadoras, tenían
una visión del progreso material indefinido, como efecto de la gestión de la vida realizada por el Estado
y por la aplicación de la ciencia, a la salud de las clases obreras. En el caso de Salta, el discurso
higienista permitió nombrar a la provincia como un lugar civilizado, que exoneraba aquel que le cabría
como bárbara, por su localización periférica y marginal en el incipiente Estado-Nación. Cristina Rojas
encuentra una tendencia similar para el caso de Colombia. Según esta autora, “la práctica de la
20 Las temáticas de desnutrición tenían que ver con una preocupación, por un lado, vinculadas con las altas tasas de mortalidad
provocadas por desnutrición, como por la idea de que los hábitos alimentarios de ciertos grupos sociales considerados inferiores eran
perniciosos para la salud y debían ser modificados.
21
A diferencia de la corriente inglesa liderada por Leonard Darwin, quien se desempeñaba como presidente de la Sociedad Inglesa de
Educación Eugenésica, y que consideraba que la Salud Pública era diferente de la eugenesia.
12
filantropía tiene una relación ambivalente con la democracia. La filantropía intenta integrar lo social en
lo moral y el terreno afectivo, fuera del concepto de derechos, implica una relación de dependencia
basada en la lealtad y el afecto. Es la relación de dependencia la que hace a la filantropía no
democrática. Pero también la filantropía puede abrir espacios para la representación de la solidaridad y
generar demandas para la expansión de la democracia, trayendo temáticas y preocupaciones al Estado.
Sin embargo, la filantropía restringe la democracia porque evita la política. También reduce la
democracia al no considerar ciertas voces como legítimas. La democracia no es una situación de todo o
nada y diferentes regímenes de gobierno presentan combinaciones de relaciones democráticas y
autoritarias” (Rojas, 2000: 5 traducción nuestra).
En América Latina el estado “democrático” es el que introduce una serie de preceptos y de
comportamientos que pasan a denominarse civilizados e higiénicos los que adquieren una forma
particular fuertemente racista. El discurso civilizatorio consideraba bárbaras a las poblaciones nativas,
esto se denominó un “racismo anti-indígena” según el peruano Néstor Manrique (1999) el que se
basada en un fuerte racismo biológico, cultural y político. El racismo es un dispositivo fundamental del
discurso “civilizatorio” que tiene distintas expresiones: literarias, políticas, de intervención social, de
imaginación de la nación y sobre todo violencia cotidiana y dispositivos que producen y reproducen la
pobreza. No sólo limita el acceso a recursos materiales sino que opera como un discurso práctico
discriminatorio propiamente colonial: la condición de indio que se resignifica en el presente limitando
la condición de ciudadanía. Esta clasificación agrupaba a las poblaciones nativas con un nombre
producto de una equivocación, el de ser indios, que los constituía como distintos del resto de las
poblaciones que formaban parte de la república oligárquica, incorporándolos por medio de ciudadanías
subalternizadas.
Los dispositivos de intervención con la pobreza son un lugar donde se muestran los intentos de
exclusión radical, inclusión y/o integración de estas poblaciones en el espacio social. Al mismo tiempo
formas particulares de nominación que permiten construir consensos a partir de una comunidad local
imaginada, cuya búsqueda de una identidad particular, conjura en parte alguna marginalidad, como el
hecho de ser latinoamericanos, o pobres incivilizados del interior y a la vez construye individuos,
grupos, clases que se reconocen entre sí como formando parte de algo común que los hermana y los
identifica. Las poblaciones que representan o son visualizados como una amenaza o como un
“problema” de tipo social o nacional cambian.
Dependiendo de la correlación de fuerzas entre los sectores de poder y los grupos subordinados
y del contexto político y económico nacional e internacional. Por ejemplo, a principios de siglo y hasta
casi los 50’ en Argentina, se refuerzan vínculos tutelares jerárquicos, el higienismo sirve como
transición ente las prácticas tutelares y la conformación de un mercado de trabajo libre que promueve
una inclusión subordinada, pero basada en concepciones de bienestar y de aumento de la vida útil de
los trabajadores. Esta discursividad se superpone y se complementa con políticas dignificantes
ancladas en concepciones de justicia social para los trabajadores, con otras más tutelares, producto de
la solidaridad entre los primeros con los pobres y minorías, clásicos objetos de asistencia (niños,
mujeres pobres y poblaciones aborígenes o nativas). Estos dispositivos los analizaremos en lo que
llamamos la etapa de la hegemonía del discurso del desarrollo. A finales del siglo XX aparece una
nueva discursividad, un nuevo arte de gobernar y clasificar a la producción creciente de pobres, es el
surgimiento del desarrollo humano como discurso y de la focopolítica como arte de gobernar.
En la década de los 60’, con el auge de las ideas desarrollistas se pensaba, que el proceso de
industrialización tendría un efecto "rebalse" e incorporaría a las poblaciones excluidas a los
"beneficios" derivados de la "modernización". Sin embargo, esta situación no se produjo, al contrario,
tendió a aumentar relativamente la pobreza; a pesar de la incorporación, en algunos países, de
importantes sectores al consumo masivo. La dependencia de los centros de mayor desarrollo
económico se intensificó, tomando nuevas modalidades. Murmis y Feldman (1995) sintetizan esta
13
situación como sigue, "...Hay una visión de la pobreza en los países pobres que la capta como realidad
omnicomprensiva propia de sociedades masivamente excluyentes, "donde los pobres forman un
verdadero pueblo, fuera del tiempo, fuera de la historia, fuera de la sociedad". Pero también en la
consideración de la pobreza en el Tercer Mundo aparece el tema del destino de la pobreza en
condiciones de desarrollo económico. La atención al problema de la pobreza surge en la década del 60’
precisamente en el contexto del crecimiento alcanzado en la llamada década del desarrollo, un
crecimiento que es caracterizado como no "desempobrecedor". Aquí también tenemos una gama de
variaciones desde los análisis que muestran cómo el desarrollo deja atrás sectores antes no integrados,
hasta los que muestran que incluso marginaliza a sectores que habría empezado a integrar...." (Murmis
y Feldman, 1995: 54).
medirlos. Las articulaciones entre el mundo académico y estas agencias ha ido cambiando. En los
últimos tiempos su influencia sobre la investigación académica es cada vez mayor.
Asimismo, la pobreza como producto de relaciones sociales es un fenómeno que, visto desde el
campo de conocimiento científico, tiene sus regularidades, sus semejanzas, sus tipos, a los que se
asocia la construcción de un saber científico sobre ella, generalmente vinculado al estudio, descripción
y conocimiento de las causas de su producción, de su persistencia y reproducción, de los formas que
adquiere y se materializa en el espacio social, de sus manifestaciones y magnitudes, clasificaciones,
categorías de los tipos de pobres, etc.. En este conocimiento, las categorías conceptuales para explicar,
describir, medir o analizar esta problematización particular, sus sistemas teoréticos y las distintos
campos de saber que lo abordan, por un lado, son el producto de una intención por conocer la
“naturaleza” de este particular problema social y, por otro, permiten explicar por qué cambian las
distintas miradas, representaciones y ciertas formas de intervención particular sobre los pobres. Este
campo de conocimiento sería la segunda dimensión a la que se refiere Rahnema como ven los otros a
los pobres, en este caso los expertos.
Nuestra hipótesis postula que el saber sobre la producción de la pobreza, en la historia moderna
de occidente tuvo su mayor desarrollo en los momentos en que la pobreza se expresa en forma masiva
y, al mismo tiempo, estos momentos fueron y son disparadores de reflexiones y producción de un
conocimiento particular cuyo objeto es la invención y re invención de lo social, como veremos más
adelante. Las sociedades se miran a sí mismas y se reinventan en forma fuertemente vinculada a la
tematización del pauperismo y sus causas. Estos son momentos importantes donde los sectores de
poder intervienen con dispositivos particulares fruto de la amenaza que significa este aumento como
de las demandas de los que no tienen acceso a cierto bienestar. En Occidente estos momentos, como el
caso de la revolución industrial, coinciden también con la aparición de un saber particular que intenta
explicar esa producción masiva desde un abordaje científico. El primero de estos campos de saber, está
vinculado con el surgimiento de la economía política y tematizaciones sobre el vínculo entre
pauperización, relaciones capitalistas de producción , la industrialización y la llamada riqueza de las
naciones.
1.Un campo de saber, que aparece más tardíamente, es el que vincula el pauperismo al
surgimiento de una forma particular de intervención de la sociedad sobre ella misma, que se denomina
lo social o la aparición de la sociedad. Lo social, en esta línea de reflexión, sería un campo de saber y
hacer particular basado en relaciones de reciprocidad no mercantiles más complejas que surgen
vinculadas a la ruptura de otros lazos sociales como los comunitarios, que regulaban el acceso a medios
de subsistencia. Estos nuevos lazos van conformando instituciones particulares. Entre otras los
derechos llamados humanos que a veces se oponen y otras conviven con relaciones de tutela con los
pobres. Estas instituciones comienzan a otorgar una cierta pretensión legítima a la reproducción de la
vida de los pobres, fuera de las relaciones mercantiles. Que significa esto? Comienza a aparecer la idea
de que todas las personas tienen derecho a vivir una vida digna, aunque esta última característica sea
relativa. Este es el origen de los llamados derechos humanos.
2.En el siglo XIX en Europa, se desarrollan muchas explicaciones no científicas de la pobreza,
de carácter moral o religioso (a veces también con el viso de cientificidad). En Inglaterra por ejemplo
se explicaba como causas de la pobreza masiva a las personas y a la voluntad divina . Morton Eden
(Pyatt and Ward, 1999 citado en Spicker et. al. 2006) explicó la pobreza como un desafortunado pero
15
necesario mal requerido por la voluntad divina que aseguraba la continuidad de la civilización. En
algún sentido esta explicación de tipo moral es parte de una visión religiosa más amplia del
cristianismo que permeaba otras regiones de Europa. Así los pauper o indigentes válidos que eran
aquellos considerados merecedores de la caridad cristiana o de la ayuda asistencial, no sólo debían
probar su imposibilidad para trabajar, además debían mostrar consentimiento con el orden mundano
querido por Dios22. El hecho que la pobreza fuera un medio de salvación no significaba que se la
quisiera como condición, ni tampoco que se quisiera al pobre como persona. En la economía de la
salvación, que promueve sentimientos de piedad y bondad sobre los pobres, no sólo se salvaba el rico a
partir de la limosna, sino que también se salvaba el orden no igualitario del mundo. Esta “economía de
la salvación”, según Robert Castel (1997: 47) era providencial también en otros sentidos, puesto que al
reconocer la pobreza como necesaria, justificaba su existencia y sólo había que hacerse cargo de sus
manifestaciones extremas. No es cualquier pobreza a la que se auxilia, se valora la pobreza elegida,
sublimada en el plano espiritual. Pero la condición social del pobre suscita una gama de actitudes que
van de la conmiseración hasta el desprecio.
Esta visión moral y religiosa de la pobreza y el hecho de que la sociedad sólo debía hacerse
cargo de sus manifestaciones extremas y que diferencia a los pobres válidos (los imposibilitados para
trabajar por distintas razones) de los inválidos (los que se cree tienen capacidades); a pesar de su
origen moral y religioso, permeará las concepciones de la causas de la pobreza del saber científico,
todo a lo largo del período de análisis.
3.Dentro de lo que los otros piensan sobre la pobreza encontramos la visión relativista de la
pobreza que podríamos decir es una visión que pone el énfasis en la cultura y las necesidades como
valores relativos que cambian según las sociedades. Se trata de una perspectiva que subraya el
contenido histórico, polisémico y relativo del concepto de pobreza al señalar que no es posible hablar
de una forma de pobreza sino más bien de múltiples modos de pobreza. En un sentido estricto, la
pobreza es específica a una cultura o tiempo histórico de una sociedad dada. El estudio de los distintos
modos de entenderla conduce a repensar sobre la actual percepción dominante de concebir la pobreza
como un fenómeno universal y universable asociado a las carencias y la precariedad. Esta visión es
desarrollada por el intelectual de origen iraní Majid Rahnema 23 quien ha elaborado una crítica sobre las
definiciones habituales de la pobreza empleada por el Banco Mundial y sus expertos que aluden al
criterio universal de considerar pobres a quienes no acceden al dólar o dos dólares diarios para vivir.
Rahnema sostiene que esta concepción es abstracta, a-histórica, arbitraria e interesada al reducir a los
pobres a simple agentes económicos definidos por un ingreso insuficiente. Más aún, este autor observa
que los expertos, autoridades e instituciones –no pobres- que hablan de la pobreza lo hacen desde una
perspectiva interesada de quienes se benefician de la economía de mercado. En su revisión histórica del
concepto, entiende que en las sociedades vernáculas la pobreza se vincula no tanto a carencias o
privaciones sino a lo que el denomina un “arte de vivir”, entendido como una capacidad de servirse de
las cosas y de vivir con otros para satisfacer necesidades propias y comunitarias. Habla de una
“pobreza de convivencia” aludiendo a que en estas situaciones, la pobreza conlleva un arte de
22
“El vínculo entre pobreza y herejías era profundo, no sólo porque muchas herejías predicaron, junto con el rechazo del
mundo, la subversión de su organización social, sino también porque la no aceptación de la pobreza constituía ya un acto prácticamente
herético de cuestionamiento de la creación y de su economía de la salvación” (Castel, 1997: 47)
23
Ustedes tienen el siguiente texto en el cd. Además les colagaré una versión en castellano de una entrevista realizada Rahnema que está
en castellano, donde desarrolla parte de las ideas del artículo anterior y de su libro más reciente: Quand la misère chasse la pauvreté
(Cuando la miseria caza la pobreza), publicado en 2003.
16
relacionarse con los demás, de vivir con otros, como fuente de energía y de potencia que permite
afrontar las necesidades y dificultades de la vida. Estas formas de pobreza se distinguen radicalmente
de la “pobreza modernizada”, propia del capitalismo y la sociedad global. Definida a partir de las
necesidades socialmente producidas desde la Revolución Industrial. Este nuevo tipo de pobreza
requiere de medios materiales obtenidos en el mercado las que generan nuevas formas de dependencias
e insatisfacción. Es en este contexto donde Rahnema observa el surgimiento de la miseria como un
proceso de despojo o expoliación de la capacidad o el poder de los pobres de actuar o de vivir su propia
vida. De ese modo, la pobreza modernizada es una ruptura respecto a formas previas como el “arte de
vivir” o la “pobreza de convivencia” ya que los nuevos problemas modernos como la educación, los
alimentos, la salud o el hábitat ya no son ni pueden ser dejados en manos de los propios pobres sino del
mercado, sus instituciones o sus expertos. En este punto, este autor parece sugerir que a la par de
considerar los contenidos variables sobre lo que se considera la pobreza o los pobres, debe también
incorporarse quien o quienes definen tales contenidos.
“Para el BM, todos los pobres del mundo, independientemente de
su potentia y de las grandes riquezas de experiencia y sabiduría que han heredado de
sus culturas, quedan reducidos a entes económicos con un "ingreso" de uno o dos
dólares al día (los que ganan menos de 2 dólares al día quedan clasificados en una
categoría llamada "pobreza relativa", y los que ganan menos de un dólar al día
pertenecen a la categoría de "extrema pobreza"). Según los cálculos del BM, el 56% de
la población mundial es entonces pobre. Una acepción tan simplista de la pobreza dice
mucho del concepto muy economicista que el BM tiene de los pobres. A todos los
tiende a reducir a solamente objetos pasivos de la "ayuda" financiera, sea
directamente mediante distintas formas de "asistencia", o indirectamente a través de su
integración en distintos procesos de "desarrollo" o modernización. De hecho todas
estas políticas hasta hoy han demostrado ser las causas mismas del empobrecimiento o
la proletarización” Rahnema
En esta línea además de Rahnema pueden señalarse otros autores como Vandama Shiva (2005),
aunque ella en vez de hablar de arte de vivir o pobreza de convivencia, habla de las economías de
autosubsistencia. Estudios antropológicos como el de Celin Jeffrey (2005) 24 también se encuentran en
esta línea. Esta última autora analiza las concepciones de pobreza en economías de subsistencia
Aymara y demuestra que la cosmovisión de la pobreza que esta cultura tiene no se condice con la
visión eurocéntrica de pobreza como carencia.
4. LA CULTURA DE LA POBREZA
Otra visión que vincula la pobreza a una cultura particular es la del antropólogo Oscar Lewis,
quien considera que los pobres son pobres porque existe una cultura de la pobreza y que esta se hereda
de generación en generación. Esta visión culturalista de la pobreza no la explica como producto de las
relaciones sociales de desigualdad y construcción de las diferencias, el pobre es pobre porque quiere y
vive en esa cultura.
La concepción culturalista desarrollada por la escuela de Chicago en Estados Unidos de Norte
América ofrece este marco en el que se incluyen, las reflexiones de antropólogos que estudian en
24
Este artículo lo pueden encontrar en la página de CLACSO.
17
realidades de países pobres latinoamericanos de las que surgen principalmente la idea de la "cultura de
la pobreza" de Oscar Lewis (1961, 1963 y 1964), aplicadas a países latinoamericanos.
Para Lewis la pobreza sería una subcultura, de la cultura global, en términos de su poca
integración a una cultura nacional. Describe las pautas culturales de los pobres de las ciudades
latinoamericanas (Lewis, 1987), basándose en extensas observaciones y entrevistas en profundidad
realizadas a familias de la ciudad de México y posteriormente en San Juan de Puerto Rico y Nueva
York. Desarrolla este concepto, como una subcultura que surge en situaciones de desempleo, con un
rápido crecimiento urbano debido a la migración interna como componente básico. La “cultura de la
pobreza” es a la vez una adaptación y una reacción de los pobres a su posición marginal. Esto se debe
al choque de pautas culturales y de formas de vida entre el medio de origen migratorio y el medio de
llegada. Existirían por tanto una cultura y una personalidad marginal. Para Lewis los pobres eran el
producto de problemas integración a la sociedad moderna, por la situación de migración y sus pautas de
comportamiento "tradicional" de origen "rural". La socialización en las pautas culturales propias de la
pobreza en la infancia impediría salir de esa situación. Se acuña entonces el famoso "circulo vicioso"
de la pobreza. A la “cultura de la pobreza”, le asigna características particulares de la personalidad de
los pobres que constituirán las representaciones predominantes del pensamiento social de este medio
siglo. La representación de los pobres, que estaba cargada de un fuerte componente racial, se basaba en
una idea de las personas como pasivas, con cierta “tendencia a la violencia”, a la agresividad, sin
respeto por la propiedad privada, con resignación y falta de expectativas. Además, se consideraba que
la “cultura de la pobreza” surgía como producto del trabajo ocasional, los bajos ingresos, las malas
condiciones de vida y los bajos niveles de educación. En el estudio denominado “La cultura de la
pobreza” (1987), Lewis describe la vida de cinco familias mexicanas, que son en verdad diferentes
situaciones sociales, pero que parecen presentar ciertas características comunes asociadas a la cultura
de la pobreza. Así también la cultura de la pobreza trascendería “los límites de lo regional, de lo rural y
urbano y aún de la familia”. Condición que se constataría a partir de la difusión de una “similitud en la
estructura familiar…” en diversas partes del mundo arriesga Lewis. Las características más
sobresalientes serían las siguientes. Con relación a los lazos de parentesco predominancia de familia
extensa e hijos ilegítimos. En lo que respecta a la “calidad” de las relaciones esposo-esposa y padres-
hijos, habría predominancia de padre ausente y desarrollo por parte de los hijos de lazos estrechos con
las madres. Los patrones de consumo, se caracterizaría por estar en los márgenes del mercado. Debido
a los bajos ingresos, se desarrollarían una economía de los intercambios basados en los préstamos, en
empeñar cosas, adquirir ropa y alimento de segunda mano, organizar sistemas informales de crédito,
etc. Tendrían una fuerte resignación, sin expectativa de futuro y una actitud crítica frente a las
instituciones y las clases altas.
Respecto a lo que Lewis denomina como “sentido de comunidad”, se señala la asociación entre
la condición marginal y el bajo grado de organización, que parece ser “el mal mayor de la cultura de la
pobreza”. Esa baja organización, según Lewis, es independiente del sentido de comunidad, que puede
existir independientemente haya o no organización. Esto produce fatalismo e inmediatismo llevando a
una incapacidad de estos grupos para la superación de su situación por lo que la transformación sólo
puede ser posible cuando las estructuras se modifiquen desde arriba (Lewis, 1992). En “La Vida”
Lewis (1964) analiza la historia de una familia de portorriqueños en Nueva York y San Juan de Puerto
Rico. Allí también hay un inventario que parece definir la cultura de la pobreza como falta de
participación e integración de los pobres en las principales instituciones de la sociedad. Fenómeno que
derivaría, entre otras cosas, de la falta de recursos económicos, la segregación y la discriminación, el
temor, la apatía y la invención de soluciones locales a problemas. Lewis destaca que la exclusión del
mercado es un factor que reduce las posibilidades de participación efectiva en el sistema económico. La
cultura de la pobreza se expresaría, en el ámbito de la comunidad local, como hacinamiento, espíritu
gregario, condiciones habitacionales deficientes, y un mínimo de organización fuera de la unidad
18
A partir de la segunda mitad del siglo XX, los distintos protagonistas vinculados a lo “social”
como los técnicos, los científicos sociales y los militantes de base han funcionado como "agentes
especializados", encargados de la producción de categorías de esta población y de la construcción de
conceptos para nominarlos (Bourdieu, 1996). Decir que una persona es un marginal, un informal o un
pobre estructural no sólo asigna “atributos”, también construye identidades. Estos mecanismos de
nombramiento, de conocimiento, de identificación, incorporan estructuras cognitivas a los propios
sujetos. Los sujetos, sin embargo, se resisten a estas nominaciones o desplazan su carga estigmatizante,
“somos pobres, pero dignos..”; o las utilizan para constituirse en sujetos válidos de asistencia: “ahora
que somos pobres con NBI, nos dieron...”.
La idea de “necesidades básicas” es una categoría práctica del discurso del Desrrollo Humano
reapareció en los debates sobre el desarrollo en la década de 1970, aunque la idea tiene una historia
19
mucho más larga La Organización Internacional del Trabajo (ILO, por sus siglas en inglés) considera
que las necesidades básicas incluyen dos elementos:
Esta perspectiva más que hacer hincapié en las necesidades individuales y familiares para la
supervivencia física, pone énfasis en las necesidades de las comunidades locales como un todo. El uso
de indicadores sobre acceso a servicios públicos es la base de la medición de las llamadas Necesidades
Básicas Insatisfechas (NBI).
Estas clasificaciones junto a las llamadas líneas de pobreza e indigencia sirven no sólo para
realizar una medición estadística y clasificatoria sino también para definir quiénes son o no
destinatarios de programas sociales. Las líneas de pobreza se basan en los ingresos y su relación con
las canastas básicas de consumo para la subsistencia. Estas se diferencian según cubran o no los valores
de la canasta básica de alimentos o todas las necesidades de una canasta básica. Esta sería la línea de la
pobreza. Los pobres serían los que no pueden cubrir el valor de esta canasta y los indigentes los que ni
siquiera pueden cubrir la alimentación de acuerdo a la constitución de su grupo familiar. Para ello hay
que tener información sobre los ingresos, sobre los consumos y sobre los precios de los bienes y los
servicios.
Para ser beneficiarios de algunos programas sociales, es necesario haber caído en la
caracterización estadística que habilita a ser sujeto “válido” de asistencia, ser “un NBI” (tener
necesidades básicas no cubiertas) como dice la gente. En la Argentina, la mayoría de estos programas
sociales en el ámbito regional, provincial o barrial, seleccionan la población a partir de los
denominados mapas de pobreza basados en la traducción de indicadores de necesidades básicas
insatisfechas a zonas geográficas25. Las áreas con mayor índice de NBI son las seleccionadas
generalmente para los programas focalizados26. A pesar de esta asignación de identidad que las
25
El indicador de necesidades básicas insatisfechas en el que se basa el estudio de La pobreza en la Argentina (1984) por el INDEC
(Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) que se realizó con la colaboración de la CEPAL, aplicado a partir de los censos de
población, está comprendido por cinco indicadores. Un hogar con NBI es aquel que tiene al menos una de las siguientes características:
más de tres personas por cuarto (hacinamiento), que habiten en una vivienda de tipo inconveniente, pieza de inquilinato, rancho, vivienda
precaria (vivienda); que no tuvieran ningún tipo de retrete (condiciones sanitarias); que tuvieran algún niño de entre 6 y 12 años que no
asiste a la escuela (asistencia escolar), que tuvieran cuatro o más personas por miembro ocupado y además, cuyo jefe no hubiera asistido a
la escuela o lo hubiera hecho sólo hasta segundo grado de nivel primario (capacidad de subsistencia). La identificación de un hogar con
NBI, puede producirse por la existencia de una sola de las dimensiones de insatisfacción críticas que componen el indicador compuesto.
La selección del indicador compuesto de NBI se realizó teniendo en cuenta aquellos indicadores que además de representar alguna
dimensión de privación, tenían una fuerte asociación con las situaciones de pobreza medidas a través de los ingresos de los miembros del
hogar, por medio de líneas de pobreza.
26
"La construcción técnica de la pobreza como agregación de individuos en función de sus posiciones homólogas en las distribuciones de
una serie de propiedades que se consideran pertinentes, cuando se constituye en un factor determinante del acceso a bienes y servicios
20
clasificaciones técnicas producen, la gente resignifica y se apropia a medias de ellas, en la medida que
les permite usarlas instrumentalmente. Pero sus identidades se construyen en sus luchas no en la
aceptación ciega y sin cuestionamiento, como veremos en el estudio de caso sobre Salta.
La nueva forma de detección de la pobreza válida, requiere nuevos saberes y taxonomías de los
pobres, es decir nuevos “actos de nombramiento”27. Estos instituyen grupos o territorios que comienzan
a identificarse como “pobres estructurales” o “áreas con pobreza estructural” (pobres de siempre) o
“vulnerables" (pobres transitorios según la posesión de ciertos atributos) o “nuevos pobres”. A cada
una de estas nominaciones le corresponde una técnica específica de medición y un bagaje de saberes
estadísticos para su identificación. Si bien la nueva forma de detección de la “pobreza real o válida” se
ha tecnificado y ha perdido su carácter personalizado, sin embargo sus prácticas reactualizan un nuevo
estilo moralizante en la asignación de las ayudas. Por ejemplo, siempre se requiere una contraparte de
trabajo gratuito y algún tipo de requerimiento disciplinario que “enderece” comportamientos28. Se
mejora la evidencia de la “pobreza” a la que se debe asociar la pertenencia local y o comunal propia de
los dispositivos asistenciales tradicionales. Durante el predominio del discurso caritativo, los
“verdaderos” indigentes debían evidenciar sus carencias, desde llagas hasta laceraciones. La
beneficencia laica incorpora técnicas de diferenciación entre la "indigencia ficticia" y la "verdadera
pobreza", que permite distinguir entre pobres válidos e inválidos (Donzelot, 1980; Castel; 1997). Las
características actuales de las políticas focalizadas mantienen y profundizan también los principios
básicos de la asistencia laica: clasificación y selección de los "beneficiarios" del "socorro", prueba de la
"pobreza real", esfuerzos para organizarlos de una manera racional sobre una base territorial. Se retoma
asimismo, otra característica propia de la etapa filantrópica para el Desarrollo Humano: el pluralismo
de las instancias responsables: eclesiásticas y laicas, “privadas” y “públicas”, centrales y locales29. En
este pluralismo, se le da relevancia a la denominada "sociedad civil" constituida en una nueva
filantropía privada del tipo laica, religiosa, técnica o mixta, orientada a los ámbitos privados y a los
locales. Los territorios con NBI son los equivalentes a las parroquias del Antiguo Régimen o de la
etapa de la beneficencia republicana. Sin embargo, en algunos programas, se combinan ambos
requisitos: adscripción territorial y constatación de la handicapología.
públicos, supone una asignación de identidad. De este modo, ciertos individuos pasan de ser "estadísticamente pobres" a ser socialmente
vistos y tratados como pobres (efecto análogo a la asignación de los clásicos "certificados de pobreza"). Para ser beneficiario de un
servicio social a cargo del Estado en forma gratuita (escuela, hospital, vivienda, alimento, etc.) habría que acreditar la condición de
indigente, carenciado, "ciudadano NBI" (con necesidades básicas insatisfechas) o con cualquier otra tipificación tecno-burocrática en
boga." (Tenti Fanfani, 1991).
27
Los actos nombramiento según Bourdieu (1996) son de distinto tipo e implican enclasamiento, por medio de "expertos": técnicos de la
administración burocrática y por los cientistas sociales. Estas acciones son formadoras de representaciones durables, las percepciones de
los sujetos son mediadas por los actos de nombramiento y enclasamiento de los "expertos". "El nombramiento es un acto, en definitiva
muy misterioso que obedece a una lógica próxima a la de la magia tal como la describe Marcel Mauss. Como el brujo moviliza todo el
capital de creencias acumulado por el funcionamiento del universo mágico, el presidente de la república que firma un decreto de
nombramiento, o el médico que firma un certificado (de enfermedad, de invalidez, etc.) moviliza un capital simbólico acumulado en y por
toda la red de relaciones de reconocimiento que son constitutivas del universo burocrático" (1996: 20-21).
28
Por ejemplo, en los programas alimentarios instrumentados a partir de “Comedores Comunitarios” destinados a niños desnutridos, se
exigen cursos de higiene y puericultura, hábitos de mesa, etc.
29
Ver para las características de la filantropía a Castel, 1997: 70.
21
gente sobre la pobreza incluyen tanto aspectos materiales como una dimensión simbólica, sujeta a las
normas, costumbres o valores interiorizados que varían en función a una época dada, a un contexto
especial, es decir, una sociedad particular y un entorno geográfico.” Este enfoque también ha sido
tomado recientemente por los Organismos internacionales de Desarrollo (OID) como el Banco Mundial
quienes también han promovido activamente una manera de entender la pobreza no solo desde el punto
de vista económico -a partir de la fijación arbitraria de un dólar diario- como la línea que separa a los
pobres de los no pobres.
Estos últimos tiempos, para completar la mirada estadística de la pobreza y el refinado análisis
cuantitativo, el BM ha desarrollado un nuevo marco conceptual de lo que se denomina evaluación
participativa de la pobreza (participatory poverty assessments: PPA), que implica la evaluación de la
pobreza por los propios pobres. Esto constituiría un proceso participativo de investigación focalizada
en las “voces de los pobres” que pretende entender la pobreza en el contexto social local, institucional y
político (Narayan, 1999: 7-15, traducción nuestra)30. A su vez este bordaje del PPA responde una
corriente teórica neoliberal llamada neo institucionalismo que considera que la pobreza se debe a
problemas institucionales no sociales y examina la problemática de la pobreza a través de las
instituciones “de una manera multidimensional”. Parte del supuesto de que éstas juegan un rol crítico,
ya sea respondiendo o reprimiendo sus necesidades, opiniones y voces. En este sentido, la
preocupación por las instituciones es coherente con las denominadas reformas de segunda generación
que promovió el BM en América Latina y pasa a ser una de las causas de la reproducción de la
pobreza, por eso se promueve modificarlas y crear instituciones “pro pobres”. Esta perspectiva tiene
influencia de la corriente neo-institucional en el análisis de las ciencias sociales e incluye las
valoraciones de la efectividad, calidad y accesibilidad de una serie de instituciones con las que los
pobres se encuentran, incluidas las agencias gubernamentales e instituciones legales y financieras
Esta visión se ha plasmado en un estudio denominado “Las voces de los pobres”. En el informe
del Banco Mundial sobre la Pobreza en el Mundo (Banco Mundial: 2000; 14) la conceptualización de
la pobreza se asocia a lo que llaman una visión multidimensional31 de la pobreza que es producto de un
estudio promovido por el Banco, sobre las “voces de los pobres” que recoge sus opiniones sobre la
situación de pobreza en un importante número de países.
El estudio de las “voces de los pobres” arriba a cuatro conclusiones, algunas de ellas bastante
obvias, acerca de la experiencia de la pobreza desde la perspectiva de los propios pobres. “Primero que
30
El Banco Mundial ha procesado setenta y ocho reportes de PPA los que se basaron en “discusiones con hombres y mujeres pobres y
otros participantes (stakeholders)”. Sus resultados se han publicado en dos libros. El primero se denomina “Voices of the poor. Can
anyone hear us? (Narayan, y otros, 2000) y el segundo “Voices of the poor. Crying out for change” (Narayan, y otros, 2000). Este
producto sirvió para insumo del Reporte del Desarrollo Mundial 2000/1 para “atacar la pobreza”.
31
La visión multidimensional incluye los siguientes aspectos. “Se reconoce que la pobreza no es sólo un problema de falta de
ingresos o de desarrollo humano: pobreza es también vulnerabilidad e incapacidad para hacerse oír , falta de poder y de representación.
Esta concepción multidimensional de la pobreza va acompañada de una mayor complejidad en las estrategias de reducción de la misma,
ya que son más los factores –por ejemplo, las fuerzas sociales y culturales- que deben tenerse en cuenta” (cursivas nuestras). Esta
concepción resume el entramado del sistema de categorías que incluye el discurso del Desarrollo Humano sobre la pobreza: la
vulnerabilidad, la necesidad de la participación y de empoderar a los pobres para superar su “falta de poder” y las descentralización de
los servicios destinados a los pobres. Por ello se afirma que “la manera de hacer frente a esta complejidad es el potenciamiento y la
participación (...) Los mecanismos de participación pueden ofrecer a los hombres y mujeres una oportunidad de expresar su opinión,
especialmente cuando se trata de los pobres y de los segmentos excluidos de la sociedad. El diseño de los organismos y servicios
descentralizados debe estar en consonancia con las condiciones locales, las estructuras sociales y el patrimonio y las normas culturales”.
Los pobres “son los principales protagonistas en la lucha contra la pobreza”.
22
la pobreza es multidimensional. Segundo que los hogares se deshacen bajo el estrés de la pobreza.
Tercero que el Estado ha sido largamente inefectivo en llegar a los pobres. Cuarto que el rol de las
ONG en la vida de los pobres está limitado y así, los pobres dependen primariamente de sus propias
redes informales. Finalmente, los pobres creen que los lazos de solidaridad y confianza se están
rompiendo” (Narayan, 1999: 7-9). Estas dos últimas conclusiones ponen en cuestión dos de las más
importantes estrategias de sus políticas de “alivio” a la pobreza: la importancia de las ONG y la
promoción de las redes primarias de base local. Por ello, la publicación de la investigación final tuvo
una serie de dificultades32.
La investigación acción participativa (IAP) en el marco de los programas de desarrollo ha sido
promovida en Latinoamérica, desde otro lugar, como una alternativa emancipatoria a las formas de
intervención social que no incluían los saberes locales de la gente (Fals Borda, 1982). La “participación
popular” era una bandera levantada por los movimientos de base de los 70’. Allí se propugnaban la
participación comunitaria como forma de lograr un “desarrollo inclusivo”. Entonces era mal vista por
los grupos de poder y muchas veces reprimidos y perseguidos sus militantes. Sin embargo, en la
actualidad, se ha convertido en un dispositivo básico de intervención social. Ahora la promoción de la
participación se extiende en estos tiempos de los pobres a una acepción ampliada y nueva de sociedad
civil33. Dado que en este nuevo discurso el del Desarrollo Humano como veremos, la sociedad civil se
hace cargo de la acción societal y el bien común se coloca en sus energías, es necesario incentivar la
participación de sus distintos componentes: las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones
de base de los pobres, las empresas privadas y las organizaciones benéficas y filantrópicas34.
Generalmente lo que se ve en los estudios sobre las percepciones de los pobres sobre su
situación es que no se consideran pobres, se corren de ese lugar estigmatizado pero que resulta a veces
un destino difícil de correrse sobre todo si ésta condición es la que hay que probar para ser
“beneficiario” de programas sociales focalizados.
32
Deepa Narayan denunció presiones para sacar algunas conclusiones de la versión final del estudio.
33
Esta concepción de sociedad civil se asocia al fortalecimiento de identidades no vinculadas a la condición de trabajador o de ciudadano
fundada en derechos formales que se traducen en garantías. No se trata de la promoción de una sociedad civil que desarrolle prácticas
contra hegemónicas, fundadas en una educación política crítica a la lógica del mercado y a la dominación capitalista. Es contraria también
al ejercicio de auto reconocimiento como clase o grupo que con fuerza política ejerza presión. Para esta concepción neoliberal, la
sociedad civil implica una sectorialización de lo social (Castro, 2001).
34
Dentro de esta acepción ampliada de la participación, según Rahnema (1998), actividades de desarrollo rentables, podrían ayudar al
sector privado a involucrarse directamente en el negocio del desarrollo.
23
Los modos sistemáticos de intervención con ciertas poblaciones, por parte de los grupos de
poder o instituciones gubernamentales, se conforman por normas y prácticas de diverso tipo,
constituidas por acciones públicas, a través de las cuales, generalmente el Estado desempeña el papel
de garante del mantenimiento de la organización del trabajo, de las formas de dominación a ellas
asociadas, así como de la regulación y control del no trabajo (vagabundeo, tiempo de ocio) y de la vida
privada. Se pueden encontrar diferentes tipos de regulación, más o menos predominantes, según los
momentos históricos. Un primer tipo es la regulación y control de la movilidad de los trabajadores y
no trabajadores, a partir de leyes de fijación del trabajador a relaciones semiserviles, reglamentos del
ejercicio de la mendicidad, represión del vagabundeo, obligación del trabajo, control de la circulación
de la mano de obra, etc. Estas últimas formas de regulación son propias de la etapa de transición al
capitalismo y de la constitución de la fuerza de trabajo “libre”.
Un segundo tipo es aquel que se ejerce sobre la vida y los cuerpos, pero no en instituciones de
encierro sino que regulan el uso de los espacios públicos o ámbitos más privados como el hogar, las
relaciones afectivas entre madre y niño, por ejemplo. Estas formas regulatorias sobre la vida por medio
de coacciones y autoconstricciones originadas en los estilos de vida de las clases altas se constituyen
entre otras en áreas de la llamada higiene privada (siglo XIX), pasando a conformar también, más
tarde, cuestiones de higiene publica y signos de “civilización”. Sus prácticas darán como resultado la
conformación de ciertos saberes expertos, como la puericultura (niño/cultura): enseñanza del “buen”
trato en la relación de la madre con el hijo, las “buenas costumbres”, aplicadas por ejemplo a la
alimentación “correcta” o la “vivienda”. Surgen ciertos expertos cuya función es hacer cumplir estas
prácticas y reglas sobre los “otros”, los pobres, los “incivilizados”, los “subdesarrollados”. Estas serán
estudiadas y controladas por distintos tipos de especialistas como los supervisores primero, las
visitadoras de higiene y, finalmente los trabajadores sociales.
En la ciudad y la vivienda, estas regulaciones se traducen paulatinamente en lo que irá
constituyéndose en el seaneamiento ambiental y urbano (tratamiento de las excretas, del agua y de
todas los posibles o potenciales formas de contagio de las enfermedades) y cuidado de la vivienda. Es
el momento del surgimiento del ámbito del saber del “saneamiento urbano” y la “higiene pública”. En
35 Las leyes de pobres que describe Polanyi son típicas de la transición en Inglaterra y no se aplicaron en el caso de Francia.
24
esta etapa es fundamental, el control sobre los usos en la ciudad de espacios que pasan de ser privados
de las elites, a lugares que se constituyen en “públicos” y el surgimiento de normas y regulaciones
sobre los usos privados y públicos de estos espacios. En ellos se pueden observar controles sobre
ciertas poblaciones de “riesgo”, prácticas generalmente vinculadas con la regulación del ocio y del no
trabajo. Aquí la penalización más que la prevención son los dispositivos más comunes. Se penaliza a
los que no cumplen con la división tajante entre el mundo público y privado: ancianos y niños en la
calle o mujeres que trabajan en la vía pública, son reprimidos por medio del encierro. Es la etapa donde
el desarrollo de la medicina se centra en cuestiones de “higiene pública” a partir de la preocupación
por las endemias.
Un tercer tipo de regulaciones sobre las personas será la que opera de manera directa en la
relación capital trabajo, dirigida a las poblaciones capaces de trabajar . Aquí es el trabajador al que se
aplican normas o derechos y, eventualmente a su familia. Esto significa que lo hacen prioritariamente
sobre la distribución primaria del ingreso (como diría la economía política), aunque están directamente
vinculadas con las otras formas de intervención social. Constituyen las “políticas de seguro”, fundadas
en la idea de previsión de riesgos del trabajador. Ejemplos de este tipo son las diversas leyes laborales
relacionadas con el empleo y los ingresos: horas de trabajo, vacaciones, salarios mínimos, estabilidad
laboral, etc. Surgen como producto tanto de las luchas sociales, como de la necesidad de controlar el
descontento social de parte del Estado36, como de la necesidad de resolver crisis de acumulación y
aumentar la ganancia por la vía del incremento del consumo y el pleno empleo37. Otra móvil de su
desarrollo es también aumentar la productividad del trabajo y de la vida “útil” de los trabajadores y su
moralización (Foucault, 1993: 252 y Donzelot, 1980).
La segunda modalidad de regulación sobre las personas se materializan a veces en
instituciones especializadas que responden a prácticas discursivas o sistemas de representaciones
predominantes en distintos momentos históricos, cuyo objetivo no es el trabajo sino la moralización y
la educación. Estas instituciones se conforman por recursos técnico administrativo (normas, reglas,
líneas jerárquicas), prácticas y relaciones (diversas formas de dominio, control o reconocimiento de
derechos) e implican vínculos jurídicos, sociales y políticos. Pueden ser provistas de forma pública,
privada o mixta. Es necesario, sin embargo, señalar algunas diferencias importantes entre estas
instituciones. Las del primer tipo estarían dirigidas a las poblaciones incapaces de trabajar o de
proveerse de medios para la subsistencia o sujetos especiales, generalmente considerados
potencialmente peligrosas para la sociedad y/o inferiores y a los que, sectores de poder o el gobierno,
consideran que hay que tutelar: los pobres, los niños, los ancianos, los indígenas, las mujeres solas.
Estas serían las instituciones propias de lo “social asistencial”. Un segundo tipo, serían las destinadas a
personas cuya única condición es su partencia a una “comunidad” nacional, es decir que sean
ciudadanos. A ellos están dirigidos los denominados sistemas universales de protección que se vinculan
paulatinamente con el acceso a derechos de carácter formalmente universal y que surgen asociadas a
las políticas filantrópicas e higienistas. La condición de acceso es la ciudadanía y el ciudadano es el
sujeto de derecho. Estos estilos de reciprocidad implicó la construcción de identidades más inclusivas,
aunque también estratificación y diferenciación, puesto que las contraprestaciones se esconden en el
contrato ficticio de la igualdad del ciudadano y, dependiendo de los regímenes de estado de bienestar,
36 Isuani considera que esta fue la causa del origen de las políticas de seguro en la Argentina (Isuani, 1985a) y del Estado Bismarkiano en
Alemania.
37 Esta será la causa de la propuesta de Keynes para la crisis de la posguerra en Europa, a mediados del Siglo XX.
25
sólo algunas poblaciones pueden acceder a la legalidad de los derechos. Las políticas se basan en un
interés que pone énfasis en la comunicación y en la construcción de una comunicad nacional con
valores compartidos.
Las formas de intervención sobre la pobreza en el siglo XX son parte constitutiva de lo que se
ha denominado “políticas sociales”. Propongo analizarlas como un campo discursivo y un campo
cultural, como un espacio privilegiado de condensación y construcción de una alteridad radical a la
modernidad. Entendemos que las políticas sociales son una forma particular que adquirieron los
sistemas de obligaciones recíprocas entre instituciones gubernamentales y no gubernamentales, el
mercado y la familia y la comunidad. En este sentido, no sólo se trata de instituciones donde ciertos
vínculos permiten el acceso a bienes o servicios o pretenden asegurar la reproducción social o permiten
responder al riesgo social o conjurar el peligro de fractura de una sociedad. Son también un campo
cultural, es decir un espacio de relaciones donde se construyen identidades y en el que se naturaliza lo
social, se construyen discursos de la igualdad y la diferencia estableciendo jerarquías sociales.
Constituyen, por ello, un ámbito propicio para ensayar una antropología de la modernidad 38 en el
sentido de un ejercicio que exotiza las alteridades más cercanas donde las ciencias sociales tienen un
rol fundamental en su construcción
Estas configuraciones de sistemas de obligaciones recíprocas constituyen una red de relaciones
móviles en donde actúan las tácticas de gobierno. Estas definen según Foucault (1981) lo que es estatal
y no estatal ya sea privado o público. Creo también que definen que contraprestaciones son de carácter
mercantil y no mercantil; cuales se inscriben en relaciones contractuales de la “igualdad del ciudadano”
y cuales quedan en los vínculos que se mantiene tutelados ya sea formando parte de estructuras
sociales más estamentales o más horizontales. Se trata entonces de mirar a las políticas sociales
también como un campo cultural que permite entender la naturalización de lo social y de las jerarquías
sociales. Estos vínculos de contraprestaciones recíprocas son un lugar de construcción cultural de las
diferencias y concomitantemente de la lucha por la igualdad.
Las políticas sociales no son sólo una red de contraprestaciones recíprocas sino que constituyen
campos de poder39. En este campo de fuerzas y en estas luchas se pueden detectar algunos actores
protagónicos. Por un lado, los propios sujetos y grupos sociales que son objeto de intervención y que
poseen un conocimiento local o saberes sometidos; y por otro, los “expertos” o agentes especializados
que poseen la “autoridad del saber” (grupos que van desde los sacerdotes, de la etapa de predominio de
la caridad, a los sistemas de “expertos sociales” modernos: trabajadores sociales, maestros, abogados,
psicólogos, sociólogos, antropólogos) que son quienes se constituyen en “voces autorizadas”, para
distintos saberes especializados de la intervención social. Estos grupos autorizados son los que
determinan “problemas” produciendo “clasificaciones” sobre los sujetos de intervención social.
En la sociedad contemporánea los científicos sociales y los gestores de la administración
burocrática funcionan como “expertos” tanto para clasificar como para intervenir sobre las poblaciones
pobres o vulnerables. El Estado como instancia fundamental en la acción formadora de
38
La antropología de la modernidad, es una forma de hacer antropología del mundo contemporáneo y de la cultura occidental que enfoca
las relaciones sociales y su naturalización como producidas por prácticas históricas donde se combina conocimiento y poder (Escobar,
1997 y 1998; Rabinow, 1986). Esto implica un abordaje que intenta desnaturalizar lo social entendiéndolo como una construcción
histórica, en un intercambio estrecho entre prácticas y símbolos que producen y regulan la vida social.
39 Bourdieu entiende por campo de poder, las relaciones de fuerza entre posiciones sociales que garantizan a sus ocupantes un quantum
suficiente de fuerza social, o de capital, de modo que estos tengan la posibilidad de entrar en luchas por el monopolio del poder.
(Bourdieu: 1989b: 28-29).
26
representaciones durables impone todos los principios de enclasamiento fundamentales, según el sexo,
la edad, la competencia (Bourdieu, 1996: 23). Una forma de enclasamiento es determinar quiénes son
pobres, por qué y cómo se los detecta y contabiliza. Esta acción formadora de representaciones
durables implica que las percepciones de los sujetos son mediadas por los actos de nombramiento y
enclasamiento de los "expertos".
Estos "agentes especializados", se convierten en los expertos “modernos” encargados de la
producción de “problemas sociales”40 y de la formalización de categorías de población válida o
inválida para ser sujetos legítimos de las intervenciones estatales. Por ejemplo, a través de la definición
de "características" particulares y de la creación de conceptos y de taxonomías que establecen las
diferencias entre la "indigencia ficticia" y la "verdadera pobreza", los que implican cierta
especialización pero que requieren de un "discurso autorizado" o legítimo, que naturalice, instituyendo,
esas diferencias.
El poder simbólico en los actos clasificatorios del Estado se produce, entre otros aspectos, por
los actos de nombramiento de los expertos41. La mayoría de estos actos son de consagración positiva42.
En el caso de las taxonomías para los excluidos lo son de consagración negativa porque su
nombramiento produce un efecto de exclusión, no de reconocimiento de cierta jerarquía, aunque los
haga válidos y potenciales beneficiarios. Son formas de enclasamiento decir quiénes son, por que son
como son. "Al anunciar con autoridad lo que un ser, cosa o persona, es en verdad (veredicto) en su
definición legítima, es decir, lo que está autorizado a ser, lo que tiene derecho a ser, el ser social que
tiene derecho de reivindicar, de profesar, de ejercer (en oposición al ejercicio legal), el Estado ejerce un
verdadero poder creador, casi divino..." (Bourdieu, 1996: 21).
La naturalización de las categorías sociales, formaliza la diferencia legitimándola a través de
instancias sociales de nombramiento, como por ejemplo: los certificados de pobreza o la producción
científica de categorías de pobres: marginales, informales, masa marginal, pobres estructurales, nuevos
pobres, empobrecidos, pobres por ingresos. Además de los expertos, se encuentran los grupos de
personas que han sido “nombradas”, que luchan por mejorar las condiciones de vida y de trabajo, por
adquirir identidad, por no ser excluidos, por huir de la violencia y de la estigmatización que generan las
clasificaciones de los expertos.
(…)
En América Latina las características que adquirieron las políticas sociales fue particular.
Primero por la escasa mercantilización de las relaciones sociales que se tradujo, entre otros aspectos, en
40"El ascendiente del Estado se hace sentir particularmente en el dominio de la producción simbólica: las administraciones públicas y sus
representantes son grandes productores de "problemas sociales" que la ciencia social no hace a menudo sino ratificar al retomarlos por su
cuenta como problemas sociológicos (bastaría, para hacer la prueba, con determinar la proporción, sin duda variable según el país y los
momentos, de investigaciones que se plantean sobre problemas del Estado, pobreza, inmigración, fracaso escolar, etc. más o menos
aderezadas científicamente" (Bourdieu, 1996: 7).
41 "El nombramiento es un acto, en definitiva muy misterioso que obedece a una lógica próxima a la de la magia tal como la describe
Marcel Mauss. Como el brujo moviliza todo el capital de creencias acumulado por el funcionamiento del universo mágico, el presidente
de la república que firma un decreto de nombramiento, o el médico que firma un certificado (de enfermedad, de invalidez, etc.) moviliza
un capital simbólico acumulado en y por toda la red de relaciones de reconocimiento que son constitutivas del universo burocrático"
(Bourdieu, 1996: 20- 21).
42 El nombramiento sería de acuerdo a su grado de institucionalización, un acto de consagración. Distintos actos instituyen por la magia
del nombramiento oficial: actos destinados a producir un efecto de derecho: actos del estado civil (nacimientos, casamientos), etc.; actos
de venta (agentes titulados) juez, notario, escribano; las identidades sociales socialmente garantizadas (la del ciudadano, del elector, del
contribuyente); las de las uniones de los grupos legítimos (familias, asociaciones, sindicatos, gremios) (Bourdieu, 1996: 21).
27
una asalarización parcial y, en segundo término, por las relaciones de semiservilismo étnico que aún se
mantienen bajo diversas formas. El primer aspecto llevó a la convivencia, articulación y
funcionalización de relaciones de producción semiasalarizadas de subsistencia de pequeños productores
con relaciones capitalistas, él que alcanzó diversa intensidad dependiendo de los países. En muchos
casos, estos vínculos facilitaron la provisión de reservorio de mano de obra para la hacienda, el ingenio
o la mina, o sirvieron como recursos para la reproducción de los semi-asalariados. En los setenta el
debate principal sobre las particularidades de las formaciones sociales periféricas, se refería a los
modos diversos que asumieron, en América Latina, los procesos de desarrollo desigual, “satelizando en
grados variables a formas pre o protocapitalistas de producción” (Nun, 2001). No hay que pensar que
esta convivencia y funcionalización fue pacífica. Implicó, como dice Esteva (1996: 66-67), una historia
de violencia y destrucción que a menudo adoptó carácter genocida. En América Latina, la escasa
mercantilización de las relaciones sociales produjo una débil asalarización. Las relaciones asalariadas
se circunscribieron además, la mayoría de las veces, a la población blanca (Quijano, 2000),
permaneciendo un conjunto de relaciones serviles y semiserviles y formas variadas de paternalismo
sobre las poblaciones nativas. Estas se encontraban y todavía se encuentran, en muchos países, sin
poder hacer uso de la práctica del derecho a la libertad personal, lo que los coloca en una situación de
una ciudadanía subordinada o limitada. La permanencia de interdependencias paternalistas con las
poblaciones pobres de origen nativo, limitó la condición del asalariado libre sin sujeciones y la
ciudadanía política y puso freno a la extensión de los derechos sociales.
Cuando la protección social se comenzó a vincular con la condición de ciudadano o trabajador -
lo que tuvo lugar aproximadamente a partir de mediados del siglo XX- , momento de la conformación
de los regímenes de estado de bienestar43 en América Latina, en general estos tuvieron un desarrollo
muy débil. Con sarcasmo algunos autores hablan de los Estados de Malestar (Bustelo, 1995) y otros
señalan el escaso vínculo con la condición de ciudadano al referirse a un Estado sin ciudadanía (Fleury,
1997). En los países centrales, la mercantilización operó una importante sustitución parcial del sector
doméstico, un grado de asalarización significativo, derechos sociales con mayor impacto sobre la
desmercantilización de la reproducción de la vida, salarios relativamente suficientes y un escaso aporte
de las redes de solidaridad locales. En nuestros países, al haber sido la mercantilización menos
generalizada y en condiciones desventajosas para los trabajadores - salarios insuficientes, formas
precarias de contratación del trabajo y vínculos de tutela paternalista y racista - la reproducción de
importantes grupos de población ha reposado significativamente en vínculos de tutela, recursos
provenientes de las redes de solidaridad no mercantiles y trabajos en la economía informal. La
accesibilidad a los medios de subsistencia que garanticen la reproducción de la vida en América Latina,
también estuvo limitada desde los inicios de las relaciones capitalistas, por las condiciones de
superexplotación del trabajo y los métodos coactivos de expropiación de la tierra y el agua.
Cuando la protección social se comenzó a vincular, aunque sea débilmente con la condición de
ciudadano o trabajador, los sucesivos golpes militares, intervenciones de los intereses del capital
multinacional y las elites criollas y guerras fratricidas promovidas por el Imperio Americano, fueron
sistemáticamente debilitando o destruyendo las garantías y los derechos que las luchas sociales y los
43
La noción de régimen de “Estado de Bienestar” de Esping Anderson (1993) plantea la cuestión de la política social no sólo como un
tipo histórico, basado en la experiencia europea de principios y mitad del siglo XX, que él describe, sino como formas de vinculación
entre el mercado, el Estado y la familia, lo que produciría una manera especial de estratificación social y tipos particulares en su
concreción.
28
nacionalismos populares habían conseguido. Las transformaciones neoliberal operadas en los últimos
treinta años en América Latina vinieron a darle el último golpe de muerte.
Los aportes de los teóricos del desarrollo desigual en los 70’ demostraron que en los países
denominados de la periferia , las relaciones capitalistas no destruyeron radicalmente las formas de
producción anteriores sino que las funcionalizaron a su lógica; siendo la asalarización poco
generalizada en comparación con los países centrales (Amin, 1979:19-20). Este fue un tema muy
importante en la discusión marxista de las ciencias sociales de los 70’, en América Latina, y versó
sobre las características que asumían los procesos de acumulación originaria. Es decir, se preguntaban
hasta qué punto la destrucción de formas de producción anteriores, para liberar a los trabajadores libres
de la sujeción a la tierra o a los medios de producción, había terminado. Si bien este proceso de
convivencia, articulación y funcionalización de relaciones de producción semi-asalariadas de
subsistencia de pequeños productores con relaciones capitalistas, ha alcanzado diversa intensidad
dependiendo de los países, lo cierto es que en la mayoría de ellos44, estas relaciones sobrevivieron y se
acondicionaron a la lógica capitalista sin destruirse.
Estos procesos, si bien adquirieron características diversas, según países y regiones, explican la
relevancia que han tenido, en la reflexión de las ciencias sociales en América Latina, los estudios de
comunidad en la antropología urbana latinoamericana y la producción de una serie de categorías que
intentaban explicar la existencia de formas de vivir en el mundo, distintas a las clásicas asalariadas,
tanto en la ciudad como en el campo. Se explica, por ejemplo, la importancia de las discusiones sobre
la funcionalidad o disfuncionalidad de las economías de subsistencia , de las economías campesinas y, a
escala urbana, de la marginalidad, de las economías de pequeña escala o el sector informal más tarde.
También da cuenta de la relevancia del debate teórico sobre las diversas categorías explicativas que
surgieron en América Latina, asociadas a los vínculos primarios de base comunal o local para enfrentar
la pobreza, la migración, la segregación urbana y el desempleo, como las redes y las estrategias de
sobrevivencia. Pone en relieve el debate sobre la notoriedad política de estos grupos denominados de
diversas formas para diferenciarlos de los clásicos trabajadores asalariados integrados, tales como:
marginales, masa o polo marginal, informales, entre otros.
En América Latina hubo una débil desmercantilización. En los países centrales, la
mercantilización de la sociedad operó una importante sustitución parcial del sector doméstico, -
recursos provenientes la familia, la comunidad, la vecindad, el parentesco, etc.-, no sólo por el Estado
sino también por el mercado. Esto implicó un significativo proceso de socialización, de parte del
capital, en áreas que antes eran de subsistencia doméstica que disminuirían considerablemente el
tiempo de trabajo y la producción de bienes y servicios en este ámbito. Lo que antes era un dominio no
mercantil, pasó a ser mercantil.
En nuestros países, las formas de reproducción se asentaron entonces, en los aportes
redistribuidos por el Estado, salarios relativamente insuficientes y un mínimo aporte de las redes de
solidaridad locales. Por lo tanto, parte del riesgo social ha sido encarado por medio del fortalecimiento
de redes de solidaridad locales.
44 Los casos de Argentina, Chile y Uruguay quizás pueden ser la excepción. En estos la extensión del capitalismo fue más temprana y
para algunos autores (Cuevas, Agustín; 1981) esto se debió a que en estos países no existía, en algunas zonas, una alta densidad de
población nativa previa al inicio de las relaciones capitalistas.
29
DESARROLLO Y POBREZA
El Desarrollo es un discurso que surge a mediados del siglo XX. El discurso del desarrollo ha
sido estudiado por algunos autores como formas concretas de pensamiento y acción a través de las
cuales el Tercer Mundo es producido y el subdesarrollado inventando. En este discurso el mito fue la
modernidad y el crecimiento económico que, se suponía, debía expandirse sobre las poblaciones
construidas como subdesarrolladas, arcaicas y tradicionales. Esta iniciativa de pacificar y controlar la
alteridad se realizó introduciendo tecnologías, asalarizando e industrializando los países y regiones que
eran considerados cultural y socialmente sub-desarrollados. Para USA, había que superar etapas y
formas de vida valoradas como tradicionales y retrasadas para arribar a la modernidad y al desarrollo.
Arturo Escobar (1995, 1998), un antropólogo colombiano, para explicar el discurso del
desarrollo parte desde Foucault para plantear que el funcionamiento del discurso o de la práctica
discursiva establece reglas de juego y principios de autoridad y poder. Estos principios están basados
en aquello que los expertos identifican como problemas, a partir de la creación de anormalidades.
Principios que implican marcos de observación, modos de interrogación, registros particulares de
problemas, formas específicas de intervención. Desde este lugar y desde lo que denomina una
antropología de la modernidad, Escobar enfoca al desarrollismo como área discursiva fuertemente
vinculada a la “invención del Tercer Mundo”45. En América Latina y a partir de mediados del siglo
XX, el desarrollismo será el discurso predominante en la intervención social.
En el discurso del presidente John F. Kennedy, en marzo de 1961 al Congreso de su país,
llamado al financiamiento de la “Alianza para el Progreso” se puede ver cómo el subdesarrollo era
visualizado como un problema centrado en cuestiones materiales y de retraso tecnológico. Kennedy
decía: “a lo largo de Latinoamérica, millones de personas están luchando para liberarse de las ataduras
de la pobreza, del hambre y la ignorancia” (...) “desde el norte y el este ellos ven la abundancia que la
ciencia moderna puede traer. Ellos saben que las herramientas del progreso están en sus manos” (citado
por Sachs: 1999: 12-13). A finales de la década de los 60’, el Banco Mundial se convierte en la agencia
más importante que incorpora en su agenda no sólo inversiones en infraestructura (caminos, diques,
puentes) para promover el desarrollo, sino que comienza a hablar e impulsar políticas de “alivio” a la
pobreza (Finnemore, 1997). Juega un rol fundamental en esta nueva orientación, el presidente del
Banco Mundial McNamara. Asume en 1968, se había desempeñado como secretario de defensa de
Kennedy. Su posición con relación a una nueva ética y función del Banco Mundial se realiza bajo la
influencia de las críticas que se comienzan a realizar a las teorías económicas ortodoxas del desarrollo,
sobre todo de Gunnar Myrdal (1970).
Esta idea de desarrollo como campo de saber tiene diferentes componentes. Es un campo de
saber científico de la economía política desde sus inicios, es una cosmovisión del mundo e implica
prácticas e intervenciones de regulación de ciertas poblaciones. Por un lado, se trata de promover un
cambio económico y también es visto como un cambio con etapas pautadas, en el largo plazo, que
reproducirían la historia económica de los países auto-considerados desarrollados. En estas
45 “...Presto mucha atención al desarrollo del discurso a través de las prácticas. Quiero mostrar que este discurso resulta de concretas
prácticas de pensamiento y acción a través de las cuales el Tercer Mundo es producido. (...). Contextualizo la era del desarrollo en el
espacio de la modernidad particularmente en las prácticas económicas modernas. Desde esta perspectiva, el desarrollo puede ser visto
como un capítulo de lo que podría llamarse una antropología de la modernidad, que es una investigación general de la modernidad
occidental como un fenómeno cultural e histórico específico (Escobar, 1995: 11. Traducción nuestra).
30
46
De acuerdo a Knöbl (2001 citado por Dos Santos) la teoría de la modernización concebía, a) que la modernización era un proceso
global e irreversible que se inició con la Revolución Industrial a mediado del siglo XVIII en Europa y que alcanzo un consenso mundial
en distintas sociedades a finalizar la Segunda Guerra Mundial; b) la modernización era un proceso histórico que conduce a un cambio
gradual de sociedades tradicionales a modernas; c) las sociedades tradicionales y en los países del llamado tercer mundo prevalecían
pautas individuales, valores y roles estructurales que pueden ser caracterizado por concepto tales como "adscripción", "particularismo", y
"difusividad funcional" que constituyen barreras poderosas para el desarrollo económico y político; d) en las sociedades modernas de la
civilización Euro-Norte Americana, había un predominio de los valores seculares, individualistas y científicos que se corresponden con un
conjunto de roles; e) la modernización consistía, en mayor o menor medida, procesos dirigidos endógenamente en sociedades que debían
ser consideradas como totalidades homogéneas y debían ser analizadas con los instrumentos teóricos del estructural funcionalismo; f) el
cambio social hacia la modernización en diferentes sociedades ocurriría en un modo linear y uniforme.
31
47
Según Dos Santos (2002), era necesario para resaltar los varios estadios del desarrollo que se iniciaron con el famoso “take off”, el
“despegue” del desarrollo que había ocurrido en la Inglaterra de 1760, en los Estados Unidos de la posguerra civil, en la Alemania de
Bismark, en el Japón de la Restauración Meiji, etc. El problema del desarrollo pasó a ser así un modelo ideal de acciones económicas,
sociales y políticas ínter ligadas que sucedería en determinados países, siempre que se dieran las condiciones ideales para su “despegue”.
(….)
32
que al considerar éste, a la naturaleza como un recurso inagotable, no tiene en cuenta la sostenibilidad
y, al mismo tiempo que se expande la frontera agrícola o destruye la biodiversidad, rompe el equilibrio
relativo que tienen las comunidades de subsistencia o, inclusive, la producción mercantil o capitalista
de pequeños y medios propietarios de tierras de uso agrícola. En este sentido, esta mirada de la
producción de la pobreza afirma que el uso intensivo de la naturaleza como recurso produce pobreza y
destruye el medioambiente natural, y al mismo tiempo, construye alteridades, aquellos que deben ser
desanclados de su territorio o excavados o alienados de sus medios de subsistencia, para que esta lógica
se expanda. Esta visión crítica del desarrollo y la manera que produce pobreza se acerca a la idea de
Rahnema de que esta intromisión sobre las sociedades vernáculas rompería los “artes de vivir”,
entendido como una capacidad de servirse de las cosas y de vivir con otros para satisfacer necesidades
propias y comunitarias.
Para Vandama Shiva (1996) la naturaleza, cuya verdadera naturaleza es surgir nuevamente,
rebrotar, “fue transformada por esta concepción del mundo originalmente occidental en materia muerta
y manejable. Su capacidad para renovarse y crecer ha sido negada. Se ha convertido en dependiente de
los seres humanos. El desarrollo de los seres humanos era así esencial para el desarrollo de la
naturaleza. Esto era particularmente verdadero para la naturaleza y las colonias. Antes del
industrialismo y del colonialismo, la naturaleza y la sociedad habían evolucionado. La política colonial,
que garantizaba los flujos de capital y de materia prima al imperio, buscaba 'desarrollar' los recursos
naturales de manera planificada, para facilitar la generación de ingresos y el crecimiento del capital”, lo
que creo un nuevo dualismo entre la naturaleza y los seres humanos. “Ya que la naturaleza requería ser
'desarrollada' por los seres humanos, la gente debía ser también desarrollada de sus estados primitivos,
atrasados, de arraigamiento en la naturaleza. La transformación de la naturaleza en recursos naturales
requería ir de la mano con la transformación de seres humanos culturalmente diversos en "recursos
humanos calificados". Como declara el informe de las Naciones Unidas sobre la Ciencia y la
Tecnología para el Desarrollo: "El desarrollo de los recursos humanos debe ir de la mano con el de los
recursos naturales". La misión civilizadora del hombre blanco era así una parte esencial del desarrollo
de los recursos naturales para ponerlos a disposición de la explotación comercial. La relación de los
seres humanos con la naturaleza fue transformada, de una relación basada en la responsabilidad, en el
respeto y en la reciprocidad a una basada en la explotación desenfrenada”
Según Shiva la explotación de la naturaleza en las colonias tendría dos fases, en la primera fase,
cuando la riqueza de la naturaleza era considerada abundante y libremente disponible, los 'recursos'
eran explotados con rapacidad. En la segunda, una vez que la explotación había generado degradación
y escasez, el 'manejo' de los 'recursos naturales' se hizo importante para mantener una provisión
continuada de materia prima para el comercio y la industria. De esta manera, la tierra se convirtió en un
recurso, luego los bosques y el agua, y ahora con la marcha hacia adelante de la tecnología, es el turno
de las semillas que serán convertidas en lo que hoy se denominan 'recursos genéticos'”. La
incorporación de tecnología en la agricultura para mejorar el “bien estar” de los campesinos fue
llamada revolución verde48 pero ésta tuvo efectos negativos. Este proceso de cambio tecnológico se
48
En círculos internacionales se bautizó con el nombre de Revolución Verde al importante incremento de la producción agrícola que se
dio en algunos países como México partir de 1943, como consecuencia del empleo de técnicas de producción modernas, concretadas en la
selección genética y la explotación intensiva permitida por el regadío basada en la utilización masiva de fertilizantes, pesticidas y
herbicidas. Los resultados en cuanto a aumento de la productividad fueron importantes. Pero entre los aspectos negativos se señalan:
problemas de almacenaje, excesivo costo de semillas generalmente monopólicos, dependencia tecnológica, mejor adaptación de los
cultivos tradicionales eliminados o la aparición de nuevas plagas.
33
vínculo con la pobreza puesto que se creía que a partir de esta introducción mejorarían las perspectivas
con respecto a la erradicación del hambre y la desnutrición de los países llamados “subdesarrollados” y
sobre todo en las zonas rurales. En América Latina esta línea de pensamiento se acerca a la tradición de
Ivan Ilich (1973) 49 y su crítica a los procesos de introducción de tecnología, entre otros en su libro
“Herramientas para la convivencialidad” en el que cuestiona el uso ilimitado de tecnologías "duras" y
centralizadas, que propugna el "desarrollo económico" de alto consumo energético; y busca
dimensionar en cambio las tecnologías apropiadas bajo el control de las personas.
He estudiado el nacimiento del discurso del Desarrollo Humano el que surge a finales de los
90’, aunque ya había tenido una serie de construcciones teóricas antes, a partir de la presidencia de Mc
Namara en el BM. Ahora la pobreza será la dolorosa y sarcástica constatación de que las recetas
neoliberales triunfantes no son para nada humanas. Para darle un “rostro” humano habrá que
desarrollar formas de gobernar para asegurar, al menos, ciertos mínimos biológicos a la producción
meteórica de pobres, promovida por el concierto de organismos internacionales que regulan la pobreza
en un mundo globalizado de libre mercado. Por ello, la pobreza debe ser mapeada, espulgada,
sistematizada, intención a la que se asocia la construcción de un saber sobre lo “social” y formas
particulares de intervención que llamo focopolítica por oposición a la biopolítica que Foucault había
desarrollado para el caso europeo en el marco de la gubernamentalidad neolibera. Postulamos que el
discurso del Desarrollo Humano y el Desarrollo Social (nominación de su materialización a nivel
institucional) promueven paradojalmente, políticas de acceso a apenas ciertos mínimos biológicos no
tan humanos, junto al fortalecimiento de “capacidades” para convertir lo que la economía política de la
pobreza denomina “activos” (recursos escasos de los pobres) en “satis-factores” de esas necesidades50.
Esto junto a otros mecanismos de exclusión, produce un mundo cada vez más dual y excluyente entre
una “economía social” o “mundo de pobres” donde priman relaciones no mercantiles, la promoción de
la autogestión de la propia pobreza y la producción informal; junto a otro, donde predomina la lógica
del mercado, la “economía política”, el lucro y la competencia.
Al mismo tiempo que aumenta el hambre en el mundo y las AMD producen constantes
declaraciones sobre los derechos a no tener hambre y se dice que no hay recursos para paliarlo, la
banca de los países más ricos del mundo y el tesoro de USA y de la Unión Europea han inyectado por
el denominado paquete de rescate entre el 2009 y 2010, 17 trillones de dólares, es decir 17 millones
de millones, lo que equivaldría a 600 años de un mundo sin hambre ( si se divide esa suma por los 30
mil millones de dólares que la FAO estima para superar el hambre en el mundo) (Manfred Max Neef,
2010)
Creemos que el desarrollo humano no sólo es una nueva discursividad dentro de la del
desarrollo (ver Escobar, 1998) sino también una utopía fundamental de finales del siglo XX y de
comienzos del nuevo milenio. Al mismo tiempo que las AMD producen documentos, experticia,
categorías prácticas, tecnología de intervención, etc. los organismos dependientes de las Naciones
Unidas van llegando a acuerdos supranacionales, algunos de los cuales pueden considerarse como un
forma de re invención de lo social a través de actos fundacionales que recrean los mitos de igualdad y
49
Ilich, Ivan “Herramientas para la convivencialidad” Tools for Conviviality:
http://philosophy.la.psu.edu/illich/tools/index.html 1973 La convivencialidad; Barral Editores, S.A., Barcelona, 1973
50Para observar la importancia que tienen en el desarrollo de estos conceptos las AMD y sobre todo el
Premio Nobel de Economía Amartya Sen en el marco del discurso del DH ver Álvarez Leguizamón (2005).
34
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1
Estudio de Caso
Para poder abordar la pobreza desde su complejidad, este capítulo presenta la percepción de los sujetos
sobre su propia condición que, como veremos, no es equivalente a las carencias materiales. La percepción sobre
su pobreza como de la pobreza no es uniforme ni homogénea; la información brindada por los propios sujetos
nos ha permitido acceder a un mundo social que reconoce sus propios sistemas de categorización. Hemos
podido conocer, también, en que medida el discurso técnico sobre la pobreza contribuye en la fijación de las
propias identidades u, otras veces, en el uso estratégico de los indicadores de pobreza como también en la
reproducción del estigma social sobre la pobreza.
El análisis reconoce la distinción de dos grupos diferenciados los nuevos pobres y los pobres
estructurales. Pero dentro de estas categorías fue posible detectar una heterogeneidad interna que habla de
distintos niveles de vulnerabilidad percibida por los propios sujetos. A su vez se destaca, en este capítulo y los
siguientes, la perspectiva de dos grupos específicos como el de las mujeres jefas de hogar y el de jóvenes. Por
último, se incluye las percepciones sobre el acceso a servicios públicos, teóricamente universales, como un
modo de introducir cuestiones referida a construcción diferenciada de la ciudadanía en estos sectores.
Las técnicas empleadas han sido las de grupos motivacionales, talleres y entrevistas que complementado
con las encuestas, han permitido acceder a una realidad compleja, valiosa y relevante para la comprensión de
este problemática tan actual. Pensamos que este tipo de abordaje contribuye a comprender el problema de la
pobreza de un modo más integral.
1
María Angela Aguilar, María Eugenia Sbrocco, Estela Vázquez, Sonia Alvarez Leguizamón, Mónica Sacchi, Mónica Moons, Juan Carlos
Cid, “Miradas y visiones sobre la Pobreza”. 2do Premio del Concurso Nacional, Programa la “Deuda Social”, Universidad Católica Argentina.
Aguilar et.al.2002, http://es.scribd.com/doc/141224650/Miradas-y-visiones-sobre-la-Pobreza-Aguilar-Sbrocco-Alvarez-Leguizamon-Sacchi-
Vazquez-Cid-Moons
2
esta situación, como se inicia el proceso de empobrecimiento y cuales son los mecanismos que hacen posible la
reproducción de la pobreza.
Entre los llamados pobres estructurales no hay referencias a mecanismos que expliquen el como y
cuando se inicia esta condición. En alguna medida es consistente con la percepción de que su pobreza nació con
ellos, forma parte de sus existencias, por ello sus esfuerzos están concentrados en cómo hacer frente día a día a
los problemas ocasionados por la misma. Pueden identificarse momentos en que “se está mejor” o “ se está
peor” pero la pobreza no se instala en un tiempo determinado ni se buscan muchas explicaciones de su por qué,
más bien surge con frecuencia una cierta aceptación de la condición de tal.
Las situaciones que favorecen la reproducción de la pobreza se vinculan a dos tipos de factores: por un
lado factores internos asociados a historias personales - haberse separado del marido o haber conseguido un
terreno propio para vivir2 - y a características individuales en cierta medida culpabilizadoras como el
conformismo o la vagancia3. Estos se combinan con factores estructurales externos relacionados con el
deterioro de la situación económica o la discriminación de la que son objeto. Entre los participantes de los
talleres las explicaciones fueron principalmente de este tipo, pasando a ocupar un lugar secundario aquellas
basadas en cuestiones individuales o familiares.
Los empobrecidos identifican con claridad un “antes mejor” y un “ahora peor”, las excepciones se
relacionan con historias personales o, en el caso de las mujeres, con la etapa del ciclo de vida4. El proceso de
empobrecimiento - en la mayor parte de los casos brusco, en otros más paulatino - se lo asocia a factores
externos, colocados fuera y ajenos a su responsabilidad. Estos son principalmente la crisis económica, el cierre
de YPF y la reforma del estado provincial, aproximadamente a partir de 1992, que produjeron desempleo
masivo y reducción de los ingresos. La corrupción que parece masiva y el “acomodo” político - producto de
lazos clientelares que favorecen a los del propio entorno - refuerzan los efectos. Puede haber situaciones
personales que agraven este proceso, como la enfermedad de algún miembro de la familia, o que por el
contrario lo suavicen, pero estas no explican las causas del empobrecimiento.
Un comentario especial merece el grupo de los jóvenes empobrecidos para quienes los mecanismos que
explican el surgimiento y reproducción de la pobreza – colocado fuera y de neto corte económico estructural –
pueden resumirse en la percepción de un círculo vicioso que transita entre la falta de trabajo, la falta de dinero y
la falta de educación sin que pueda identificarse en cual de ellas se encuentra la punta del ovillo.
La percepción sobre quiénes son pobres estuvo permeada, en la mayoría de los grupos, por cierta
ambivalencia que entraba en juego cuando se giraba alrededor del tema de la auto identificación. Ello tiene que
ver con la coexistencia de varias dimensiones que se entrecruzan y median la propia percepción sobre sí
mismos y sobre los otros. Estas pueden identificarse como sigue:
- un imaginario social en el cual la pobreza es un estigma y el pobre, por ende, está estigmatizado,
- otro imaginario, de fuerte raigambre religiosa, donde el concepto se reserva para los pobres de espíritu
y, por lo tanto, también es necesario distanciarse,
- la introducción en el discurso cotidiano de un lenguaje técnico, principalmente a través de los
programas sociales, que define a la pobres a partir de la medición de determinados indicadores, principalmente
NBI e ingresos,
- las propias experiencias vitales de privación, de empobrecimiento, de sacrificio,
- la mirada sobre sí mismos y su posición en términos relativos a un contexto más amplio, donde
siempre es posible encontrar alguien peor posicionado.
El identificarse con los pobres o el sentirse pobre, en parte depende del peso asignado a cada una de
estas mediaciones.
La pobreza asociada a un estigma social tuvo directa o indirectamente, de forma explícita o no un peso
significativo. Cuando ésta era la imagen dominante y los participantes hablaban desde ese imaginario,
colocaban en los pobres la escoria social, la pobreza asociada a faltas, a carencias, a aspectos socialmente
condenados. En general, son los pobres estructurales, los que, al sentir colocada en ellos esta pobreza que
condena, hacen más esfuerzos por diferenciarse:
En el grupo de Guachipas, donde resultó claro desde el comienzo que ellos son pobres, la aclaración
también apareció:
Son pobres y se reconocen como tales pero no es equivalente a ser miserables. Este separarse de la
miseria aparece como una forma de demarcación. La pobreza es una cosa y la miseria es otra. La primera puede
ser digna, la segunda en cambio es indigna. Además la asocian a desorden social, a situaciones anómicas que
desestructuran la vida cotidiana de la comunidad.
Es en estos casos cuando claramente los pobres son los otros, o se reconocen pobres, pero cuando se
aclara debidamente de qué pobreza se habla. La pobreza como estigma, colocada en general desde fuera y desde
arriba, afecta la construcción de las identidades sociales, disocia y desvaloriza la imagen de sí. De allí que
puedan desarrollarse cierto tipo de estrategias de diferenciación y de revalorización a través de producir una
resignificación de la idea de pobreza, se la acepta sólo si se la reconoce resignificada o, por otro lado, se realiza
un desplazamiento de la posición. Si se reconoce a la pobreza como vinculada a características negativas que
estigmatizan al que la sufre, entonces es necesario diferenciarse rechazando la condición de pobre y
reconociéndose, en cambio, humilde. La humildad se presenta como un concepto más unívoco asociado a la
virtud, a un valor positivo. En este sentido también es una estrategia de revalorización de la propia condición.
Las estrategias de diferenciación se orientan a revertir la desvalorización de la que son objeto negando la
condición de pobreza en tanto estigma o colocándola en otros más o menos próximos.
Es también entre los más pobres donde el imaginario religioso interviene en el discurso vinculado a la
pobreza, en dos direcciones5. En tanto estigma es posible diferenciar los buenos y los malos pobres a través de
identificar a la pobreza que merece ser condenada con la pobreza interior, aquella de los espíritus mezquinos,
separándola de la pobreza material que es la que a ellos afecta. Por otro lado, en algunos casos la religión se
presenta como un recurso que permite aceptar la situación actual postergando el bienestar para un futuro de
salvación divina.
Con relación al primer aspecto, es oportuno hacer una referencia al contenido ambivalente del discurso
relativo a la pobreza que ha sostenido la Iglesia, en tanto institución, dando lugar a la distinción entre los pobres
dignos de asistencia y caridad de aquellos que no lo eran (Castel, 1997) como así también, entre los ricos
dignos de salvación de aquellos que no lo eran. Hay un par de citas bíblicas que han sido objeto de lecturas
contrapuestas. Una de ellas dice: “es más fácil que entre un camello por el ojo de una aguja que un rico en el
reino de los cielos”. Y una de las bienaventuranzas reza: “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos
será el reino de los cielos”. Las principales lecturas fueron realizadas por aquellos que disponían de riquezas
materiales, de allí que la interpretación dominante combinada de ambas citas es que la riqueza que se condena
no es la material, lo importante es la pobreza de espíritu que se manifiesta en la caridad y entrega voluntaria. Se
valoriza la pobreza como opción pero sobre todo en el plano espiritual6.
Castel también señala la ambivalencia de la repressención cristiana con respeto a la pobreza en la Edad
Media, una cita de San Francisco de Sales apoya las interpretaciones en términos desculpabilizadores de los que
poseen riqueza material: “Ser rico en efecto y pobre por los afectos es la gran dicha del cristiano, que por este
medio tiene las comodidades de la riqueza para este mundo, y el mérito de la pobreza para el otro” (Castel,
1997, pag. 47).
En la interpretación de los pobres estructurales, cuando el tema estuvo presente, la pobreza de espíritu no
se asocia a la virtud, por el contrario el sentido atribuido parece exactamente el opuesto. Es la grandeza de
espíritu la que se valora, la que se conjuga con la humildad. La pobreza preocupante es la de espíritu, entendida
en tanto pobreza interior:
La Iglesia ha producido un doble mensaje con relación a este tema y según a quien esté destinado, el
discurso varía. Si a los ricos, lo importante no es desprenderse de bienes materiales, la pobreza de espíritu es la
que habilita la entrada al reino de los cielos; si a los pobres, hay pobrezas peores que las materiales, los que no
creen en Dios, los miserables, los que no son humildes, por ende los pobres de espíritu.
En la segunda dirección señalada la religión se presentó – en algunos casos – como estrategia de salida o
tabla de salvación a largo plazo, en la otra vida. Esta estrategia tiene como telón de fondo la interpretación
literal de la primera cita bíblica, no importa la pobreza en esta vida pues se tendrá la riqueza en la otra. La
5
Sobre este punto el trabajo realizado nos ofrece algunos indicios en dirección a la interpretación que se realiza pero no
permite profundizar.
6 Conviene aclarar que dentro de la misma Iglesia hay diferentes lecturas de estos textos. Ciertos sectores más progresistas
valorizan también el desprendimiento material.
5
pobreza entonces se desvincula de la carencia de bienestar en este mundo y se la articula con la falta de
religiosidad. Así lo entiende Hilario:
En el caso de los nuevos pobres el imaginario religioso no permeó los discursos, y, en general realizaron
un proceso inverso en cuanto al imaginario social. Antes, cuando la pobreza estaba colocada en otros
diferentes, cuando les era ajena, la pobreza estigma no sólo no los afectaba sino que incluso con frecuencia ellos
mismos la asociaban a escoria o carencia. Ellos podían encontrarse entre los que estigmatizaban. Ahora que sus
experiencias los aproximan, que la pobreza ya no les resulta totalmente ajena, que los desocupados están entre
ellos o pueden ser ellos y no sólo los vagos o los que no quieren trabajar, se vuelve necesario establecer
diferencias y revisar posturas. Empobrecimiento y desocupación pueden llegar, incluso, a convertirse en
estandarte de lucha, como fue el caso de los cortes de ruta en Tartagal.
Los empobrecidos no se identifican con los pobres de siempre, pero no porque coloquen en ellos la
pobreza estigmatizada, ya que hay una reconceptualización tanto del pobre como del desocupado, sino porque
en términos comparativos se reconocen, debido a sus trayectorias, como mejor posicionados en cuanto a
diversos “capitales”: educativo, social etc. y por lo tanto mejor provistos para enfrentar la nueva situación. El
reconocimiento entre ellos se produce cuando razonan, cuando intelectualizan sobre su situación actual. Si ser
pobre es “no cubrir las necesidades básicas”, o “el deterioro de nuestras condiciones de vida”, entonces somos
pobres.
Cuando estos tipos de imaginarios son desplazados por las experiencias de vida, las intervenciones
cobran el carácter de relatos, con tonos marcadamente diferentes según que hablen los estructurales o los
nuevos pobres. En el caso de los primeros lo más frecuente es que comiencen a partir de sus propias vivencias
de una manera espontanea y naturalizada, con ejemplos de su cotidiano donde el sufrimiento se acepta con
resignación, más mimetizados con la pobreza.
6
“..ser pobre es...uno tiene que ver todos los días qué le va a faltar mañana, qué le va faltar pasado, cómo
va a hacer para comprarle algo para los chicos cuando le piden en la escuela, no alcanza, lo que uno gana, no
alcanza... ”
Luego van interviniendo las otras mediaciones entre las cuales también aparecen definiciones técnicas,
menos hechas carne y más tomadas de prestado, parcialmente apropiadas. Ello es frecuente en los casos de
participantes beneficiarios o gestores de programas sociales. La referencia a estas explicaciones técnicas parece
más bien un recurso usado para complacer a los organizadores de grupos y talleres, pensando que eso es lo que
quieren escuchar. El relato de Hilario (supra) es suficientemente gráfico.
Los jóvenes pobres estructurales plantearon la existencia de dos tipos de pobreza, en cierto sentido más
allá y más acá de las definiciones técnicas, más propias espontáneas y vividas. Distinguieron entre pobreza
económica - falta o escasez de dinero - y pobreza social - asociada a la discriminación racial y geográfico-
espacial7 -. Esta última es vista más claramente como un estigma socialmente colocado en ellos que como una
autoestigmatización.
Los nuevos pobres en general se inician muy seguros con una definición técnica: “no cubrir necesidades
básicas”, “tener ingresos insuficientes”, etc., después van complejizando en mayor o menor medida la cuestión
y, según el caso, incluyéndose o excluyéndose de la categoría de pobres. Sin embargo, cuando llegan al relato
de sus experiencias de caída o de empobrecimiento, este cobra un carácter marcadamente dramático y pesimista
con respecto a las posibilidades de reposicionamiento futuro. En el caso de los jóvenes nuevos pobres, el
escepticismo reemplaza al drama pero con igual o mayor grado de pesimismo.
La pobreza relativa
Una constante observada en el análisis - en encuestas, grupos focales y talleres - es que la pobreza
siempre se percibe en términos relativos a un contexto en el cual hay posicionamientos diferenciales. Cuando la
mirada es abierta, siempre se puede encontrar alguien que está peor. Todos pueden decir en algún momento
“pobres son los otros”. En este punto el autoposicionamiento en una escala de 0 a 10 en términos de pobres-
ricos - registrado en las encuestas - presenta concordancia con los otros relevamientos ya que sólo el 4 % de los
entrevistados se colocó en el punto 0 de la escala y la mayor parte (55%) se posicionó entre 3 y 5, nadie se ubica
en los valores 9 y 10 pero una cuarta parte se considera no pobre. O sea que la tendencia dominante es a
ubicarse en una zona intermedia próxima al límite entre ser y no ser pobre.
Ahora, en algunos, ese posicionamiento es producto de una autoidentificación ambivalente: por un lado
siempre hay alguien que está peor pero, a su vez, implica colocar la pobreza fuera: “pobres son los otros no
nosotros”. Esto se observa entre los pobres estructurales principalmente cuando están mediando las
representaciones estigmatizadas pero es muy frecuente entre los nuevos pobres.
En este sentido, en el grupo de mujeres y de jóvenes nuevos pobres pudo detectarse que para éstos se
trata de un posicionamiento complejo. Para las primeras, pobres son los otros, los de siempre, con relación a los
cuales se perciben muy diferentes en cuanto a recursos y capitales acumulados de diferente tipo: educación,
contactos, información y reconocimiento de derechos.
“El pobre está acostumbrado a que lo traten mal, siempre agachó la cabeza y siguió, peronosotras o,
teníamos obra social...”
Aceptan la pobreza propia en cuanto deterioro económico pero se sienten mejor posicionadas para
enfrentarla en términos relativos8, a pesar de que la caída impactó fuertemente en sus vidas personales y
familiares.
El contraste más marcado se observó entre los jóvenes nuevos pobres y los estructurales en cuanto al
diferente umbral de necesidades e ingresos aceptados como razonables. Entre estos últimos el umbral de
necesidades es muy bajo: tener un techo, alimentación y si se puede, vestimenta. Para los primeros es mucho
más elevado: incluye recreación, salud, vestimenta y también el cuidado del cuerpo para lo cual es imortante el
ejercicio físico, el deporte y la gimnasia. Conforme a ello, para los estructurales un ingreso de $ 300 no parece
despreciable. Para los nuevos pobres, en cambio, las discusiones sobre el umbral mínimo de ingresos aceptable
para considerarse de clase media giraban alrededor de $2000 a $ 3000.
Estos contrastes detectados en el trabajo con grupos motivacionales son mucho menos marcados en los
resultados de la encuesta. La mayor homogeneidad del universo de ésta última se refleja al comparar los tipos
de pobreza de la población con el autoposicionamiento en relación a la escala de pobreza - riqueza. Las
diferencias son menos nítidas que las presentadas en el ejemplo anterior de los jóvenes. Sin embargo hay un
desplazamiento de las opiniones entre los estructurales (por NBI y NBI más LP) y los empobrecidos (LP) que
indica la tendencia esperable: entre los primeros aumentan los que se consideran muy pobres y disminuyen los
que se consideran no pobres. Con los empobrecidos pasa lo contrario. A pesar de ello siempre hay quienes
estando mal posicionados desde lo que puede considerarse necesidades objetivas, no se consideran pobres y,
por el contrario, otros que las tienen cubiertas se consideran muy pobres.
(…)
Si en lugar de diferenciar tipos de pobreza según NBI y LP se lo hace en función de ingresos por adulto
equivalente (indigentes, pobres no indigentes y no pobres), lo más interesante de observar resulta la percepción
de los que se consideran no pobres. Por un lado un comportamiento esperado: a medida que aumentan los
ingresos aumenta la proporción de los que no se consideran pobres. A pesar de ello se trata de porcentajes
elevados si se tiene en cuenta la población con la cual se está trabajando9.
Por último, lo más interesante que se rescata de la encuesta en cuanto a la relatividad de la percepción,
surge de las preguntas abiertas que indagan sobre los por qué de la opción a respuestas que establecen orden
jerárquico: bueno, regular o malo o ha mejorado, sigue igual, ha empeorado. De su análisis resulta evidente la
importancia que tienen el contexto y la trayectoria para interpretar las percepciones. Es desde allí de donde
parten, desde sus propios términos de referencia. Es por ello que en algunos ítems (alimentación, situación
laboral) hay que reinterpretar las categorías de respuesta en función de los por qué. Así resulta que lo bueno lo
es en términos relativos a sus propias posibilidades, a su propia historia o en términos comparativos a otros peor
8 La excepción fue el caso de una mujer que había perdido el trabajo, la respuesta fue tajante : “Yo soy pobre porque no tengo trabajo”.
9 Se consideran no pobres: el 13,9 % de los indigentes; el 26,8% de los pobres no indigentes y el 46% de los no pobres (ver cuadro en el
Anexo Estadístico).
10 Posiblemente debido a la mayor homogeneidad del universo de la encuesta ya comentado.
8
posicionados. Lo bueno entonces se parece mas a sobrevivir, a lograr resolver temporariamente el día a día. Con
respecto a las respuestas regular, en general las explicaciones tienen una carga negativa que más se parecen a
malo. El horizonte de bienestar conocido en general es muy limitado en términos de experiencia y de
información.
Si no se tiene en cuenta lo anterior difícilmente pueda entenderse que alguien considere buena su
situación laboral “porque no le falta lo esencial para comer” o que consideren que la alimentación es buena
“porque los chicos tienen lo necesario para vivir y los grandes pueden sobrevivir”. De allí que las respuestas a
este tipo de preguntas son escasamente valiosas si no se acompañan de las debidas aclaraciones.
Del relevamiento cualitativo puede identificarse quienes son los que están peor. Para los pobres
estructurales se encuentran en esta posición las familias con muchos hijos pequeños, las madres solteras, los que
no tienen trabajo, los que viven en asentamientos, los que tienen hijos discapacitados, los que tienen que
mendigar. Los nuevos pobres consideran que están en peor situación los desocupados, los que tienen menores
ingresos, los pobres de siempre y los que tienen hijos jóvenes que están estudiando11.
Es importante comentar que el relevamiento cualitativo tiene una relación estrecha con los resultados del
análisis a través de las técnicas de clustering, en el que los hogares más vulnerables son aquellos que presentan
las características manifestadas en los talleres y grupos focales.
Si la mirada se orienta hacia el interior del hogar hay un acuerdo casi generalizado -observado tanto
como resultado de la encuesta como de las restantes técnicas - que los más perjudicados por la situación de
carencia o necesidad son los niños, porque se considera que tienen más necesidades que atender ya sea porque
las de ellos son impostergables o porque la privación de los niños resulta insoportable para los adultos:
“uno es grande para aguantar, ellos no entienden”
“ellos no deberían sufrir hambre”
“no hay nada pero que el hambre de los hijos”
“ellos padecen la pena que uno tiene”
Los jóvenes es el otro grupo que produce preocupación. En este caso las necesidades más preocupantes
se relacionan con la dificultad de conseguir trabajo y con la educación. Son también visualizados como un
grupo especialmente vulnerable o de mayor riesgo frente a las drogas y al alcohol.
Las respuestas de la encuesta señalan a los adultos en tercer lugar. Sin embargo gran parte de las
explicaciones al por qué ellos están peor, se relacionan con la prioridad otorgada a los niños:
En los grupos motivacionales y en los talleres se ha detectado que, entre los adultos, son las mujeres
particularmente afectas por el deterioro de la situación económica dentro del hogar por el aumento de la
violencia - el marido descarga en ellas o los niños su impotencia y frustración- y por la sobrecarga al continuar
al frente de las tareas del hogar y la búsqueda de inserción en el mercado de trabajo. Por último también hay
referencias a los ancianos.
Pobreza de energías
11 Como podrá verse, esto esta relacionado con los indicadores seleccionados para la elaboración de los clusters que agrupan a los hogares
según niveles de vulnerabilidad.
9
Hay una última acepción, que se observó en algunos casos, es la identificación del pobre con el que
está vencido, o se dejó vencer, con el que perdió las fuerzas para continuar luchando o el que directamente no
tiene energías para hacerlo. Por ejemplo, una empobrecida dijo : “Mientras pueda luchar, no soy pobre”, que se
complementa con la distinción de una joven pobre: “Hay dos tipos de pobres: los que se conforman y los que
no”, en el sentido de que este último es menos pobre o seguramente dejará de serlo, el otro se eterniza en la
pobreza. Estas afirmaciones tienen que ver con la contrapartida: los hombres activos de Tartagal cuyo
sentimiento es de haber sido vencidos, a pesar de luchar y pelearle a “la pobreza”, esta partida está perdida. En
estos casos la identificación actual se proyecta sobre los posibles caminos de salida. Para las primeras este
camino está abierto, para los segundos, en cambio, se cerró.
En síntesis, se presentaron diferentes dimensiones para analizar las percepciones sobre pobres y
pobreza. Sin embargo, el lugar desde donde cada uno habla y la autoidentificación no responde a una única
mirada. Hay diferentes posicionamientos y en ellos, el tránsito de una a otra perspectiva no es claramente
definido ni percibido.
Como telón de fondo, hay una representación dominante, en términos del imaginario colectivo que
asocia la pobreza a falencias, carencias de cosas que no son necesariamente materiales: falta de honestidad, falta
de limpieza, escaso desarrollo del espíritu. Así, los pobres son los vagos, los sucios, los mendigos, los ladrones
o los pobres de espíritu. En este sentido, es un estigma social del que necesitan separarse para aceptarse como
tales. Si la pobreza es de cosas materiales y hay ganas de superarse, no hay pobreza o ésta puede aceptarse.
La otra dimensión fuertemente presente es la de pobreza relativa al contexto dentro del cual se
encuentran y de la propia trayectoria. Lo que confronta con las definiciones técnicas que en general se presentan
como objetivas y externas.
Sobre este tema hay una pregunta de fondo que parece atravesar todas las discusiones y los discursos
¿De qué pobreza estamos hablando?
…
Percepción de los servicios públicos con relación a la ciudadanía
En los casos estudiados, el papel que juegan los derechos y la ciudadanía en la utilización de los
servicios públicos diferencian los comportamientos de los empobrecidos y de los pobres estructurales. Los
primeros, con mayor práctica en hacer valer los derechos, llegan a los servicios públicos por una rápida caída,
con una opinión formada de los mismos. Atenderse en el hospital público o en la salita no es producto de una
elección personal, por el contrario, es consecuencia de no tener mejores alternativas. Si bien puede
generalizarse a los diferentes servicios, aquí se tratará el caso de salud, sector sobre el cual los ejemplos
resultaron más interesantes.
“Yo soy de imponerme. Muchas veces pasa eso, cuando ven el carácter de una persona, que vos empezás
a interrogar y a preguntar, muchas veces tiene que ver eso en la atención”
“Es así la cosa, incluso tenés que pelearte. Una vez salió la jefa y me dijo : estamos de paro, y a mí que
me importa. Si ven que yo me achico, te prepean, te basurean. Ellos ven como vas vestida, si contestás o no...”
“Se supone que si no podés acceder a una medicina paga sos un cacho de carne, con esas palabras se lo
dije, me salí del otro lado del mostrador y en medio del escándalo se levanta el médico de guardia y me dice :
10
“señora, que pasa”, entonces, le pregunto porqué yo de este lado soy señora y de allá soy un pedazo de carne,
“no, señora”, entonces...si a mí me toman la temperatura, ¿de quién es la temperatura ?, y entonces por qué yo
no la puedo saber, si a mí me toman la presión, ¿de quién es ?, es mía, y entonces ¿por qué ?, “suya señora”.
Dentro de esta percepción generalizada en los nuevos pobres de que solamente son mejor atendidos si
reclaman, preguntan o se quejan, es decir, si marcan la diferencia con el pobre estructural, tradicional
demandante de estos servicios, también hay lugar para distinguir a los prestadores.
“Depende de qué medico te toque porque, por ejemplo, si yo me pongo a comparar en la salita, el
odontólogo de la mañana es un desastre, un vago ; nunca he podido probarlo como profesional porque siempre
encontró una excusa para mandar los chicos de vuelta : que el nene es discapacitado, que no le entiende. En
cambio el de la tarde, aparte de ser excelente no le hace falta que vaya la mamá ni el hermano mayor”.
Para los nuevos pobres, el recurso de hacer valer los derechos les sirve para lograr atención, o bien,
mejor atención. En opinión de algunos de ellos, una parte de los problemas que se presentan a la hora de usar
los servicios públicos tiene que ver con que los pobres estructurales son mal tratados y conviven con ese
maltrato, no se quejan, no reclaman, mientras que ellos exigen los que les corresponde y logran que los atiendan
como quieren.
Cabe aclarar aquí que Salta comparte con otras provincias de la región, las características del modelo
denominado por Bustelo “caudillo-patrón” o se identifica por lo que O’Donnell llama zonas marrones,
caracterizadas por una ciudadanía de baja intensidad. Sin embargo, el mapa al interior de la provincia no es
uniforme. Es posible, por lo tanto, encontrar diferencias entre sectores sociales respecto de la actitud frente a la
ciudadanía. La conciencia de ser ciudadanos con derechos diferencia a los empobrecidos de los pobres
estructurales a la hora de evaluar la calidad de los servicios públicos y de utilizarlos.
A pesar de que a partir de este estudio no se avanza sobre los problemas vinculados a la construcción de
ciudadanía, hay indicios para suponer que entre los empobrecidos la modalidad de reclamo frente a lo que
consideran pésima atención de servicios públicos, no siempre se vincula a lo que podría considerarse derechos
violados o no respetados, en algunos casos12, lo que hacen es desarrollar estrategias de diferenciación social
para demostrar que el que reclama y el que atiende ocupan diferentes posiciones y es por ello que están
obligados a atenderlos como se merecen. En estos casos no sería infrecuente, si se entrevistara a personal de
servicio de los servicios públicos, encontrar frases, gestos o posturas intercambiables con el “¿Sabe Ud. con
quien está hablando?”, analizado por Roberto da Matta, cuya respuesta seguramente no será el : “Y a mí, ¿que
mierda me importa ?”, que O’Donnell identifica con ciertos sectores de clase media porteña.
En el caso de Salta en términos generales, pero entre los pobres estructurales y pobres de nuevo en
particular, puede plantearse que el camino recorrido hacia la constitución de una ciudadanía que traiga consigo
disminución de desigualdades sociales, es breve y precario.
12 Los empobrecidos de los sectores tradicionales vinculados al poder local, por ejemplo.
Optativos
TR AB AJO Y P RO D U CC I ♦N D E L A P O B RE Z A
EN ❡AT I N O AM ❛R I CA Y E L AR I B E ✐
E S T RU C T U R AS , D I S C U R S O S Y ACTO RE S
❙ ❆ ③ ✁
❬ ✂
ON IA LVARE Z E G U I Z AM N
C O M P I L AD O R A
✱O N I A ✲LVARE Z ✳E G U I Z AM ✴N
✵N T R O D U C C I ✶N
E N LOS PRIME ROS AÑOS del siglo XXI la produ cción de la pobreza
en Latin oa m érica y el Caribe y su r elación con el tra ba jo h a n sido la
p r ob lem á tica cen tr al d el sem in ar io qu e d io lu ga r a este lib r o. E ste
m om en to h istórico n o es casu al. E l au m en to de la pobreza y la exclu -
sión en el m u n do, y en Am ér ica La tin a en particu la r, ha cobr ad o u n a
dim en sión tal qu e se h a con vertido en el tem a de la agen da de gobier -
n os, orga n is m os su pr a n acion a les d e “des ar rollo” y d istin tos gr u p os
socia les preocu pa dos por la cr ecien te d egr a dación del b ien estar qu e
vien e gen eran do el desarrollo del capitalism o globalizado en la región .
Au sp iciosa m en te el Con sejo La tin oa m er ic a n o d e Cien cia s
S ocia les (CLACSO), el Pr ogr a m a d e I n ves tiga cion es Co m p ar a tiva s
sobre Pobreza (CROP) de la Asociación E u ropea de Cien cias Sociales,
y el Cen tro de E stu dios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CE DLA)
con sede en La Paz, Bolivia, con vocaron a u n en cu en tro qu e se realizó
en San ta Cr u z d e la Sierr a en m ayo de 2004 par a an alizar el vín cu lo
en tr e tr a b ajo y p r od u cc ión d e la po br e za en Am ér ica La t in a y el
Ca ribe (ALC), tr ata n do d e ten er en cu en ta ta n to los p r ocesos socio-
estru ctu rales com o los aspectos discu rsivos. E l objetivo del sem in ario
se h a logrado con creces, a ju zgar por la calidad de los trabajos qu e se
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TR AB AJO Y P RO D U CCI ✷N D E L A P O B R EZ A E N ✸AT I N O AM ✹R I CA Y E L ✺AR I B E
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✻O N I A ✼LVARE Z ✽E G U I Z AM ✾N
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❃O N I A ❄LVARE Z ❅E G U I Z AM ❉N
1 E n ten d em os qu e lo s sistem a s discu rsivo s “dan lugar a cier t as o rgan izacio n es de con -
cep t o s, a ciert os r eagr u p am ien t os de o bjeto s, a cier t os t ipo s d e en u n ciad os, q u e fo r -
m an segú n su gr ado d e coh eren cia, de rigor y de estab ilidad, t em a s o teoría s”. Un a for -
m a ció n d iscu rsiva para F ou ca u lt es u n a regu la rida d (u n o rden de corr elacion es, po si-
cion es en fu n cio n am ien to, tr an sfor m acion es) den tr o de un sist em a de enu n ciad os qu e
im p lica o b jet os, t ip o s d e en u n cia c ió n , co n cep t o s, elecc io n es tem á tica s (F o u ca u lt ,
1981, 1992, 1997).
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TR AB AJO Y P R O D U CCI ❋N D E L A P O B RE Z A E N ●AT I N O AM ❍RI C A Y E L ◆AR I B E
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rO N I A sLVARE Z ✈E G U I ZAM ✇N
se defin e por las ca ren cias absoluta s o relativas de ciertos segm en tos
sociales qu e ocu p an las p osiciones m ás ba jas d e la estru ctu ra socia l,
sin o ta m b ién –y s ob r e tod o– p or qu e d ich os segm en tos so n los qu e
están m ás fu ertem en te som etidos a los n u evos m ecan ism os de m argi-
n a ción y exclu sión socia l gen er ad os p or el cap ita lism o fin an ciero y
glob a liza d o. E l ob jetivo p r in cipa l d el tra ba jo d e Qu eir oz Ribeir o es
pr od u cir evid en cias em pír ica s sob re el pa pel crecien te de la in tera c-
ción d e los p r ocesos d e s egr ega ció n r e sid en cia l existen tes en la s
m etr óp olis b r as ileñ as con algu n os d e los h istór icos m ecan ism os de
segm en ta ción social. Cen tra su a ten ción en la relación en tre segrega -
ción residen cial, segm en tación del m ercado de trabajo y el desem peñ o
escolar de n iñ os y jóven es. Prim ero an aliza el im p acto de las crecien -
tes distan cias sociales en tre el m u n do de los favelados y de los barrios
en las op or tu n ida des segm enta da s de acceso a la ren ta en relación a
u n p obla dor de la ciu d ad em pleado form a lm ente. Pru eba en su estu -
d io em p ír ico qu e la r en ta d el favelad o es y se r á sistem á tica m en te
m enor qu e la d el pobla dor de la ciu dad au n qu e tu viera n escolarid ad,
ed a d y color d e p iel sim ila r es. E n r ela ción a l efecto vecin da d y su
im p a cto sob r e los d es em p eñ os escolar e s, a n a liza c óm o los n iñ os y
jóven es pertenecientes a u n iversos fa m iliares idénticos, en lo qu e res-
p ecta a lo qu e lla m a “clim a escola r ” (escola r id a d d e los m a yor es de
d ieciséis a ños) y estru ctu ra (existen cia o n o de los dos cón yu ges), tie-
n en desem peñ os escolares (repiten cia y deserción ) distin tos, en razón
d e vivir en bar rios en los cu ales disfru tan o no d e la con viven cia con
gru pos qu e ocu pan posicion es su periores en la jerarqu ía social.
La r ela ción en tre tr ab ajo y p obreza u r ban a d e los asen tam ien -
tos em pob recidos d e la ciu dad de Gu atem ala y de su región m etr opo-
lita n a du ra nte la déca da del n oven ta , y su s lu ch as por la con str ucción
d e u n a m ejor calida d de vid a, es a borda da po r Oscar Au gu sto López
River a. Pa ra ello car a cter iza las con d icion a n tes gen er a les del cr eci-
m ien to u r b an o y d e la exp a n sión d e los a sen ta m ie n tos u r b a n os
em pobrecidos com o elem en tos im p ortan tes del contexto en el qu e se
in s cr ibe la situ ación m ayor ita ria d e la p ob r eza u r b a n a en Am ér ica
Latin a y el Caribe. E l cr ecim ien to de la ciu dad se vin cu la con factores
e str u c tu r a les y s ocio -p o lítico s d e exp u ls ió n d e la p ob la c ión r u r a l,
a com p añ ad os de u n pr oceso d e em p ob r ecim ien to qu e n o da m u es-
tras d e ser rever tid o. E n este sentid o se pu ed e afir m a r que la s viejas
r azones qu e a m ediados del siglo XX prod u cían pobreza p or pr ocesos
d e d esca m p esin iza ción y em p leo in for m al u r b a n o sigu en vige n tes,
p e r o a h o ra cob r a n n u e vos r o str o s . La in t en sid a d d e la exc lu s ió n
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TR AB AJO Y P R O D U CCI ①N D E L A P O B RE Z A E N ②AT I N O AM ④RI C A Y E L ⑤AR I B E
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⑥O N I A ⑦LVARE Z ⑧E G U I ZAM ⑨N
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TR AB AJO Y P RO D U CC I ⑩N D E L A P O B RE Z A E N ❶AT I N O AM ❷R I CA Y E L ❸ AR I B E
4 Los pr ocesos de acu m ulación or igin aria du ra nt e las p rim er as etapas d e la Repú b lica
en lo s p aíses de la r egió n co n sist ier o n en d iver sa s estr a tegia s p o lít ica s fu n d a da s en
n arr at ivas y vio lencia s civilizat orias qu e h a blaba n d e la su p erio rida d del “bla nco pr o-
du ctivo y em pren dedor” por sobre la barbarie del “in dio ign oran te y atrasado”. Se trata-
b a d e d esp o ja r d e su s t ier ra s a las p o b lacio n es n a t iva s. Desd e fin es d el siglo XIX se
su cedier on , desde el E st ado , estr ategia s de expro piación qu e a dqu irieron diversas for -
m as segú n lo s pa íses: desde la su basta pú blica, la decla ración de extinció n ju rídica de
la s co m u n id a d es in dia s p a ra p er m it ir la p a r celació n in d ivid u a liza d a de la s t ier r a s
co m u n ales, h a sta gu err as de exterm in io, todo ello ju n t o a la expa n sión d e la fron t er a
agrícola capitalista. E n la actu alidad dich os procesos con tin ú an bajo diversas form as de
expu lsión de cam pesin os de su s tierras, priván dolos de su s m edios de su bsisten cia.
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❹O N I A ❺LVAR E Z ❻E G U I Z AM ❼N
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TR AB AJO Y P RO D U CC I ❽N D E L A P O B RE Z A E N ❾AT I N O AM ❿R I CA Y E L ➀ AR I B E
étn ica o política m en te. La com pleja tr am a de estos vín cu los, titu lari-
d a d e s e in s titu c io n es s e d en o m in ó d e d ifer en t e fo r m a : p olític a s
sociales, regím en es de estad o de bien esta r (E sp ing An d er sen , 1993) 8 ,
esta do de bien esta r o estado p r otector.
E n Am ér ica Latin a los regím en es de estad o de bien estar tuvie-
ron u n desa rr ollo m u y d ébil en la m a yor ía de los p aíses. Con sar ca s-
m o , a lgu n o s a u t o r e s h a b la n d e los e sta d os d e m a le st a r (Bu s te lo ,
1995) o de u n esta do sin ciu d a d an ía (Fleu r y, 1997), com p a rá n dolos
con los p rocesos qu e tu vieron lu gar en los pa íses eu ropeos cen tr ales ,
don d e la m er can tilización d e la socied ad op eró u n a im p orta n te su s-
titu ción p ar cia l d e l se ctor d o m éstic o –r ec u r sos p r oven ien te s d e la
fa m ilia, la com u n ida d, la vecin d a d , el p a r en tesco, etc.– n o s ólo p or
el estad o sin o tam bién por el m er ca do. E sto im p licó u n sign ifica tivo
p r oc es o d e so c ia liz a ción , d e p a r te d e l c a p ita l, e n á r ea s qu e a n te s
er an de su bsisten cia dom éstica qu e dis m in u irían con sider a blem en te
el t iem p o d e tr a b a jo y la p r o d u cc ión d e b ien e s y s er vic ios e n e st e
ám b ito. Lo qu e a n tes er a u n d om in io n o m er ca n til pa s ó a ser m er -
ca n til. E n Am ér ica La tin a , sin em b a r go, la m er ca n tiliza ción d e la s
relacio n es sociales pr odu jo u n a d éb il a salariza ción y tam bién fu e de
u n claro ca rácter r acista.
La d is cr im in ación étn ica a u m en ta los d ifer en cia les d e p od er
en tr e las elites y los grup os sub altern os, gen eralm en te de or igen n ati-
vo o m estizo n o eu ropeo, lo qu e reprodu ce y n atu raliza la desigu aldad
y la pobreza. E ste factor n o es au tón om o de las relacion es de produ c-
ción n i del acceso a m edios de su bsisten cia desm ercan tilizados; por el
con trario, están ín tim am en te ligados. E n lo qu e respecta a las relacio -
n es de prod u cción , según Aníba l Qu ijan o (2000), las relacion es a sala-
r ia d a s s e c ir c u n sc r ib ier on la m a yor ía d e la s veces a la p ob la ción
“b la n ca ”, p er m a n ecien d o u n con ju n to de r ela cion es ser viles y sem i-
serviles y las form as m ás variadas de patern alism o sobre las poblacio-
n es n a tiva s. E stas s e m a n tu vieron fu n cion ales a la lógica de pr odu c-
ción cap italista , en a lgu n os p a íses y r egion es, h a sta m u y en tra do el
s iglo XX. E n la a ctu a lid ad a d qu ier en n u eva s for m a s, c om o en los
ca sos de Bolivia , Brasil, Gu a tem a la y México qu e aqu í se p r esen ta n .
La perm an en cia de in terdepen den cias patern alistas y tu telares con las
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➁O N I A ➂LVAR E Z ➃E G U I Z AM ➄N
poblacion es pobres de origen n ativo lim itó la con dición del asalariado
lib re sin su jecion es. E n lo rela tivo a la s con tra pr es tacion es d es m er -
ca n tiliza d as p ar a la repr od u cción de la vida , estas po blacion es estu -
vieron gen eralm en te in sertas adem ás en con figu racion es asisten ciales
tu telares, lo qu e explica en parte la escasa exten sión de u n a cobertu ra
d e p r otección social b a sa d a en der ech os con tr a ctu a les com o los de
trabajador libre y ciu dadan o.
Todo ello n os lleva a afirm ar qu e el bien estar n o es u n a m eta n i
u n cam in o in elu ctable de la m odern idad capitalista h acia u n a crecien -
te ca lid ad de vida de la pob lación . Las r elacion es socia les de produ c-
ción pu eden basarse en crecien tes form as de exclu sión social qu e pro-
du cen y reprodu cen la pobreza, y las con figu racion es de con trapresta-
cion es recíprocas n o m erca ntiles pu eden reforzar relaciones tu telares
a sisten ciales d iversa s, qu e poten cia n la exclu sión socia l, aten dien do
sólo a la p rovisión de m ín im os m uy básicos a n iveles d e subsisten cia,
com o las den om in ad as p olítica s focalizad as o com pen sa torias actu a-
les. E sta s ú ltim as s ostien en u n discu rs o qu e n atu r aliza la d ifer en cia
socia l en m a rcada en u n a retór ica h um an ista qu e ah ora se den om in a
desarrollo hu m an o. E ste d iscu rso n o tien e in ten ción d e m od ifica r o
a m in ora r las con dicion es es tr u ctu r ales qu e p r od u cen la p ob r eza , a
pesa r de u na sem án tica d e gu erra qu e d ice “ata carla ”, “erra dicarla ” o
“lu ch ar” con tra ella . Se trata sólo de la provisión p ara los m ás p obres
de en tre los pobres de las políticas de m ín im os 9.
Jun to al an álisis del d iscu rso del desarrollo h um ano com o repro-
du ctor de la pobreza existen otros, qu e se an alizan en los ca pítu los II y
III y que in daga n otros rela tos qu e p erm iten n atu r alizar y repr od ucir
u n m u nd o cada día m ás excluyente y produ ctor de crecien te pobreza.
E n tre ellos se en cu en tran los de “prosperidad”, “crecim ien to”, “coope-
ración y progreso region al” o “na cion al”, qu e paradojalm ente prefigu -
ra n u n a socied ad m á s in clu siva. Por ejem plo, el caso de la s ten siones
en tr e d ifer en tes discu r sos de p r osp erid a d en la s lu ch a s n a cion a les
entre gru pos sociales y étnicos en Bolivia (McNeish ), o la con strucción
de u n d iscu rso pa ra el desa rr ollo de ciertas r egiones –com o los casos
de los en claves agro exp ortadores globalizados– resu m ido en el discur-
so em presarial y político com o de “coopera ción y progreso” region al.
Algu n os d e los tr ab ajos (Ar teaga Botello; M on ter o; Fogel; Lóp ez
Pa n iagu a y Ch au ca ) m uestra n qu e el preten d ido “pr ogr eso region a l”
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➉O N I A ➊LVARE Z ➋E G U I ZAM ➌N
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TR AB AJO Y P R O D U CCI ➍N D E L A P O B RE Z A E N ➎AT I N O AM ➏RI C A Y E L ➐AR I B E
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➑O N I A ➒LVARE Z ➓E G U I ZAM ➔N
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TR AB AJO Y P RO D U CC I →N D E L A P O B R EZ A E N ➣AT I N O AM ↔R I CA Y E L ↕ AR I B E
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➙O N I A ➛LVAR E Z ➜E G U I Z AM ➝N
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TR AB AJO Y P RO D U CC I ➞N D E L A P O B RE Z A E N ➟AT I N O AM ➠R I CA Y E L ➡AR I B E
G E OPOLÍTICA MUNDIAL ,
E CONOMÍA GLOBAL Y NUE VAS FORMAS
DE PRODUCCIÓN Y RE PRODUCCIÓN DE LA POBRE ZA
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➢O N I A ➤LVARE Z ➥E G U I Z AM ➦N
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➭O N I A ➯LVARE Z ➲E G U I ZAM ➳N
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TR AB AJO Y P RO D U C CI ➵N D E L A P O B RE Z A E N ➸AT I N O AM ➺RI CA Y E L ➻ AR I B E
qu e se produ ce sobre los cam pesinos expulsados, y tam bién evitar pro-
cesos qu e p r odu cen d egr ada ción am bien ta l. Segú n el a u tor, el cr eci-
m ien to de la prod ucción de soja tran sgén ica actú a com o prod uctor de
pob r eza p or va rias vías . Por u n a parte a u m en ta la con cen tr a ción del
ingreso y de la tierra a costa de las explotacion es cam pesin as que deben
em igrar por la pérdida de su s m ed ios de producción, y por otra con ta-
m in a el m edio físico y biológico. La produ cción de pobreza de las tec-
n ologías sucias opera tam bién generand o discapacidad en la población
pobre. La concen tración de la tierra a expen sas de las u n idades cam pe-
sin as y su em igración a cen tros u rban os se traducen en viejas form as de
produ cción de pob reza rural/urban a, lo qu e se m an ifiesta en el aum en -
to de la desocu pa ción y su b ocu p a ción , tan to en á rea s ru r a les com o
u rban as, y en la precarización del trabajo.
Para el segu n do tipo, los ejem plos qu e en este libro se presen tan
son los casos de la in du stria de la castañ a en Bolivia y del agu acate en
México, llam ado tam bién “oro verde”. E l trabajo de Lou rdes Mon tero
posee u n títu lo su ger en te d e los p roces os señ a la d os: “Las par a d oja s
d el m od e lo e xp or t ad or b olivia n o o cóm o u n a m a yor in tegr ación
pu ede gen erar m ás pobreza”. A partir de u n a in vestigación m in u ciosa
de la caden a de produ cción y del valor produ cido en cada in stan cia, la
a utor a rastr ea la con centra ción de la r iqu eza y la im p ortan cia d e los
m on o polios tr a n s n a cion a les d e a lim en tos en la a p r op ia ción d e la
riqu eza, ju n to a u n estu dio em pírico sistem ático de las diferen tes for-
m as de relacion es de produ cción y expropiación del plu svalor del tra-
bajo en la caden a de produ cción . Segú n Lou rdes Mon tero, la in du stria
d e la ca sta ñ a am a zó n ic a se con s titu ye en u n excelen te ca so p a r a
explorar distin tos procesos de cam bio y con tin u idad del trabajo asala-
ria d o agr ofor es tal en u n a zon a qu e h a a d qu ir id o ca r a cter ística s d e
en clave prod u ctivo, adopta n d o for m as de prod u cción prem oder n as y
patrim on ialistas, a l m ism o tiem po qu e se incor por a com petitivam en -
te den tr o d el m ercad o m u n dia l de la s n u eces. Se ilu str a m u y b ien la
m a r ca d a r ela ción existen te en t r e u n sistem a econ óm ico con cebid o
par a in cr em en ta r la r iqu eza, a tr avés de la s exp orta cion es, pero cuya
distribu ción desigu al de poder en tre los actores de la caden a produ cti-
va lo convier te en u n activo p roceso de gen eración de p obreza. E s en
la in d u str ia exp orta dor a don d e la flexib ilización la bor a l tom a for m a
con c r eta y exh ib e su s r es u lta d os: u n a m a yor d iscr ecion a lida d p or
parte de la patron al en el u so de la fu erza laboral, salarios en fu n ción
de la p rodu cción , in ten sificación d el tra ba jo, su b con tra ta ción en cu -
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entre ricos y p obr es; los sign ificados de las lu ch as sociales por con s-
tru ir u n a s ocieda d m ás ju sta e in clu siva. E stos d eber ía n ser r etom a -
dos por la com u n idad cien tífica para h acer realidad u n a sociedad m ás
ju sta, don d e las p erson as ten gan posibilidad de pen sar qu e es posible
con stru ir u n fu tu ro m ejor para ellos y para su s h ijos.
Com o dice Ju lio Neffa al fin alizar su artícu lo, la sim ple m en ción
d e estos p roblem as n u tre la agen d a d e fu tu r a s in vestigacion es: “La s
m ism as pod rían orien tarse n o sólo pa ra con ocer y explicar las cau sas
de la pobreza, sin o tam bién para crear con cien cia acerca de la n ecesi-
dad de tran sform ar las estru ctu ras qu e la produ cen ”.
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