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Universidad Católica

de Santa María

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Derecho

Derecho Constitucional II : La Constitución

DERECHO A LA VIDA EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ

“PENA DE MUERTE”

Integrantes:

● Alisson Sulay Romero Huaynasi


● Angela M. Martínez Fernández
● Raul Angel Del Carpio Pinto
● Rosa Maria Medina Cornejo
● Teresa de los Angeles Villegas Anco
● Aldjair Mauricio Peñaloza Paredes

Arequipa - Perú

2019
Introducción

El derecho a la vida es aquel derecho natural, originario y primario, es decir, es un derecho


fundamental que posee todo ser humano, desde el momento en que empieza su vida hasta la
muerte, a ser y a existir de acuerdo con su dignidad.

Un derecho que no pasa por alto en ningún país y que es respetado por todos, y aun más por
estar protegido por tratados internacionales como el firmado en San José, que procuran que
este derecho sea inquebrantable al ser un derecho fundamental.

Sin embargo, existen países que no firmaron a favor de regularse por ese tratado, como es el
caso de EEUU que no pertenece a este tratado, a pesar de que Washington fue sede de la
convención interamericana de los DDHH.

Y ¿Porque EEUU no pertenece a este tratado? Simple, en su constitución se valida la pena de


muerte para ciertos casos de criminalidad, usado como método regulador desde hace ya
muchos años. Esto no sería posible si estuviera afiliado con los demás países a este tratado,
ya que estaría yendo en contra de lo que establece la Convención Interamericana.

Aquí es donde empieza uno de los debates que más se ha escuchado en estos tiempos,
debería aplicarse la pena de muerte en nuestro país? Sabiendo que el país norteamericano no
presenta problemas o un aumento de criminalidad, que si presentan varios países
latinoamericanos que si firmaron para evitar la pena de muerte.

Sondeos que se hicieron indican que la población se encuentra a favor de este método en
casos de violaciones o asesinatos, afirmando por ellos mismos que podrá ser el método
efectivo contra la alta criminalidad que se ve todos los días en los noticieros.

Pero será esta la solución más ética para resolver problemas? De verdad es un método eficaz
para erradicar las gravedades criminales o es algo meramente moral? Se debería castigar el
quitar la vida quitando otra vida?

Para eso, aclararemos todas estas discrepancias mediante un contexto constitucional, en base
a argumentos ya establecidos y sentencias de casos relacionados a este tema.
ANTECEDENTES CONSTITUCIONALES

a. ¿Cómo fue el tratamiento constitucional del derecho a la vida en el


constitucionalismo peruano?

La Constitución de 1856, es obra de los representantes liberales que integraron la


Convención Nacional, triunfó la tesis abolicionista; es así que en el artículo 16 de la
Constitución –ubicado dentro del Capítulo de Garantías Personales-se estableció que: ​“la
vida humana es inviolable; la ley no podrá imponer pena de muerte.”​ Esta concepción fue
defendida arduamente por los liberales de entonces.

La Constitución de 1860, fue elaborada por el gobierno de Ramón Castilla se cambió el tenor
del artículo 16 y en su lugar señaló lo siguiente: ​“La ley protege el honor y la vida contra
toda injusta agresión y no puede imponer la pena de muerte sino por el crimen de homicidio
calificado”​. Era la primera vez que una Constitución peruana limitaba la aplicación de la
pena específicamente a un delito.

Constitución, la de 1867 fue una copia de la de 1856, pero más liberal y radical,ya que intentó
acentuar la presencia del Parlamento dentro del Estado. artículo 15° estableció que: ​“la vida
humana es inviolable: la ley no podrá imponer pena de muerte”.

En el año de 1919, bajo el gobierno de Augusto B. Leguía, la Asamblea Nacional dictó una
nueva Constitución, la cual fue promulgada el 18 de enero de 1920,y en la que también se
contempló la pena de muerte; ahora dentro del capítulo de garantías nacionales. Así en el
artículo 21 se señalaba: ​“la ley protege el honor y la vida contra toda injusta agresión y no
puede imponer la pena de muerte sino por el crimen de homicidio calificado y por el de
traición a la patria en los casos que determine la ley”.​Nótese que es la primera vez que se
inserta el delito de traición a la patria .

Constitución Política del Perú de 1933 ha sido la más permisiva de la historia del Perú
respecto a la pena de muerte, en las anteriores se había contemplado dicha pena hasta para
dos delitos, esta Constitución sobrepasaba el carácter específico. Así en su artículo 54°
señala:​ “la pena de muerte se impondrá por delitos de traición a la patria, homicidio
calificado, y por todos aquéllos que señale la ley”.
Esta Constitución estuvo vigente hasta el año de 1979, y los gobiernos que pasaron, en su
mayoría promulgaron diversas leyes que promovieron indiscriminadamente la aplicación de
la pena de muerte.
b. ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre la regulación del derecho a la
vida en la Constitución de 1979 y la de 1993?

El reconocimiento a normas internacionales en materia de Derecho Internacional, el Perú se


había adherido ya a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (conocido también
como Pacto de San José), y que orientó el espíritu de esta la Constitución e incitó al Perú a
concebir el Derecho desde otra dimensión, es decir, desde la protección de los derechos
humanos. Así pues, a diferencia de las constituciones anteriores, ésta colocó a la persona
humana como el fin supremo de todo el ordenamiento; y, por primera vez se precisó los
derechos y deberes fundamentales de la persona. En atención a esta nueva concepción del
derecho, la Constitución de 1979 reformuló el tema de la pena de muerte. Ya no la
contemplaba de manera permisiva, como había ocurrido con la anterior Constitución, sino
que ahora, dada la supremacía del derecho a la vida y el carácter excepcional de la pena, se
limitaba a contemplarla únicamente en un delito, el cual se estimaba sumamente grave. Así,
en su Art 235 precisa ​“No hay pena de muerte, sino por traición a la patria en caso de
guerra exterior”.

La actual Constitución 1993 contempla la pena de muerte en su artículo 140° bajo la


siguiente expresión: ​“La pena de muerte sólo puede aplicarse por el delito de traición a la
Patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los tratados de los que
el Perú es parte obligada”.​
fue cambiada por los sucesos sociales y políticos que acontecieron en la década de los
ochenta y gran parte de los noventa.

De la lectura del texto señalado se desprenden dos factores importantes:


El primero, es el carácter restrictivo que plantea la norma,el cual se desprende de la
expresión: “la pena de muerte ​solo ​puede aplicarse...”. Este texto constitucional pretende
limitar la aplicación de la pena únicamente a los delitos de: 1) traición a la patria en caso de
guerra, y 2) terrorismo.

En efecto, la elaboración de la Constitución Política del Perú de 1993 fue resultado de la


coyuntura social,política y económica que vivió el país en aquélla época; los golpes
constantes que sufrió la población con atentados terroristas desde los primeros años de la
década de los ochenta por parte de grupos subversivos como Sendero Luminoso1
(principalmente) y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru

1
Este grupo subversivo nació en las postrimerías del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas (1968-1975). Se organizó inicialmente
como un grupo político maoísta en la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga (Ayacucho) y estuvo liderado por Abimael Guzmán,
quien era comunista y profesor de filosofía de la citada Universidad. Los ataques de este grupo se iniciaron en 1980 en la zona sur del Perú
abarcando principalmente las zonas rurales de los departamentos de Ayacucho y Huancavelica; posteriormente consiguieron expandirse,
prácticamente, a todo el territorio peruano. Para su "lucha" procedieron a secuestrar niños de las zonas rurales y a adoctrinarlos con su
ideología; asimismo, secuestraban a los campesinos (en su mayoría varones) para ensanchar sus "ejércitos"; sus acciones se caracterizaron por
ataques con bombas y asesinatos selectivos, creando un ambiente de terror y aflicción en la población.
​ Marco internacional

2. TRATADOS INTERNACIONALES:

a. ¿Cómo se concibe el derecho a la vida en:

i. Declaración Universal de los Derechos Humanos

La Declaración de los derechos humanos , en el artículo 3


menciona lo siguiente: “​Todo individuo tiene derecho a la vida,
a la libertad y a la seguridad de su persona.” Las primeras
siete palabras de este breve artículo están en el trasfondo de los
intentos del mundo por poner fin a la pena de muerte. Las
personas que redactaron la ​Declaración Universal de Derechos
Humanos (DUDH) en 1948 tenían frescos en su memoria los
campos de concentración nazis y la matanza de millones de seres
humanos organizada por el Estado simplemente porque no eran el
tipo de persona "correcta". El artículo 3, y los artículos 5 y 9,
contra la tortura y el arresto arbitrario, están íntimamente
relacionados y son una firme renuncia a la creencia de Hitler en
la supremacía del Estado para controlar la vida de las personas.
El chileno Hernán Santa Cruz, uno de los redactores de la
Declaración Universal, explicó que muchos de los artículos de la
DUDH se basan en la creencia de que "los intereses de la persona
[van] antes que los del Estado y que el Estado no debe privar al
individuo de su dignidad y de sus derechos básicos." El derecho
a la vida se ha convertido en uno de los derechos fundamentales
aceptado por muchos países; el 77 por ciento de las
constituciones del mundo incluyen este derecho; en 1945, fecha
en que se fundó la ONU, sólo el 27 por ciento de las
constituciones vigentes lo contenían. El artículo 3 abarca mucho
más que la prohibición de la pena de muerte. Este artículo es
fundamental para disfrutar de todos los demás derechos: al fin y
al cabo, hay que estar vivo para ejercer la libertad de expresión,
casarse o tener una nacionalidad.2

ii. Convención Americana de Derechos Humanos

En la Convención Americana de Derechos Humanos en el


artículo 4, respecto a la pena de muerte, establece lo siguiente:

​Artículo 4. Derecho a la Vida


1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido
por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser
privado de la vida arbitrariamente.

2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los
delitos más graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente
y de conformidad con una ley que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la
comisión del delito. Tampoco se extenderá su aplicación a delitos a los cuales no se
la aplique actualmente.

3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.

4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes
conexos con los políticos.

5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del


delito, tuvieren menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a
las mujeres en estado de gravidez.

6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la


conmutación de la pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos. No se
puede aplicar la pena de muerte mientras la solicitud esté pendiente de decisión ante
autoridad competente.
Como podemos ver, todo este artículo gira entorno a la protección de los derechos
fundamentales de la persona y el cumplimiento de estos en todas las naciones de América.
Este pacto representa claramente el rechazo hacia la pena de muerte.

2
​ONUNews- ​El documento señala que la obligación de proteger, respetar y garantizar el derecho a la vida abarca otras
situaciones, incluidas las relacionadas con las nuevas tecnologías, como el uso de drones en conflictos armados. Mirando
hacia el futuro, el comentario general establece que la degradación ambiental, el cambio climático y el desarrollo no sostenible
representan serias amenazas a la capacidad de las generaciones presentes y futuras de disfrutar del derecho a la vida​.
DESARROLLO CONSTITUCIONAL

3. DERECHO A LA VIDA

a. ¿En qué consiste el derecho a la vida?

El reconocimiento de este derecho también se incluye en otros documentos internacionales,


así como en la mayoría de constituciones nacionales. Por otra parte, está asociado a la
protección de la integridad física y moral de todos los individuos sin ningún tipo de
excepción.

Desde el punto de vista jurídico, el derecho a la vida tiene un carácter indisponible. Esto
quiere decir que se encuentra por encima de cualquier otro derecho. En otras palabras, la
libertad de ​expresión​, la libertad de asociación o el derecho a un ​juicio ​justo solo tienen
sentido si previamente se protege la vida como un bien jurídico.

Por otra parte, se trata de un derecho irrenunciable. Esto implica que un estado tiene la
obligación de tutelar dicho derecho incluso cuando se va en contra de la voluntad individual
de algunas personas.

En la terminología jurídica se considera que es un derecho natural, ya que es algo intrínseco a


la dignidad de las personas. En consecuencia, existe el derecho a la vida incluso si no
estuviera regulado en la ​legislación​ de una ​nación​.

En algunas legislaciones se contempla la posibilidad de que el derecho a la vida se pueda


suprimir en ciertas circunstancias (por ejemplo, cuando las leyes reconocen la
eutanasia).Cuando la legislación contempla esta opción el espíritu de la ley apela a la idea de
la dignidad de la vida humana.

i. Revisar:

​STC 4637-2006-PA/TC

Con fecha 21 de mayo de 2004 la empresa recurrente interpone demanda de amparo contra el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones a fin de que se declare inaplicable y sin efecto
alguno para su caso el Decreto Supremo N.º 006-2004-MTC, por considerarlo violatorio de
sus derechos fundamentales a la irretroactividad de la ley, libertad de empresa, libertad de
trabajo, libertad de tránsito, igualdad ante la ley y libre competencia consagrados en la
Constitución. Solicita, como pretensión accesoria, que se mantenga la vigencia de las tarjetas
de circulación de los buses de placa de rodaje N. 05 VG 5543, VG 5544, VG 4885, VG 4848,
VG 4969, VG 5235, VG 5278 y UQ 3922. 3

En esta sentencia se presenta todos los argumentos posibles para demostrar que este nuevo
decreto atenta contra diversos derechos asegurados en la Constitución. Sin embargo el
tribunal demuestra que el derecho a la vida y su seguridad serían puestas en peligro si esta
demanda es estimada.

Así, respecto a la controversia de autos, para el Tribunal Constitucional queda absolutamente


claro que no sólo no se ha acreditado la vulneración de derecho constitucional alguno, sino
que el Estado puede intervenir de manera excepcional en la vida económica de los
particulares -cuando la colectividad y los grupos sociales, a quienes corresponde, en primer
término, la labor de intervención, no están en condiciones de hacerlo-, a fin de garantizar
otros bienes constitucionales -en el caso, la integridad, la seguridad y la vida- que pueden
ponerse en riesgo -y de hecho, así ha sucedido- ante las imperfecciones del mercado y
respecto de los cuales existe un mandato constitucional directo de promoción, en tanto
actividad, y de protección, en cuanto a la sociedad en general se refiere. No debe perderse de
vista, pues, que la actividad del Estado en materia de transporte y tránsito terrestre se orienta
a la satisfacción de las necesidades e intereses de los usuarios y procura el resguardo y
cuidado de las condiciones de seguridad y la vida misma.

El Estado pues no ha actuado ni arbitraria ni injustificadamente, sino que por el contrario ante
la problemática presentada que ponía en riesgo la seguridad y la vida misma de los usuarios,
las imperfecciones del mercado y la falta de soluciones de parte de los agentes económicos y
los grupos sociales, designó previamente una comisión en la que incluso participaron los
propios gremios de transportistas, dispuso la obligación de pasar una inspección técnica
estructural y otorgó un plazo prudencial para su permanencia en el servicio. Tal actuación
justifica su intervención si se tiene en cuenta que, por un lado, de por medio están otros
valores constitucionales y, por otro, su accionar en materia de transportes está orientado al
resguardo de las condiciones de seguridad y la vida misma de los usuarios, razones, todas,
por las cuales la demanda no puede ser estimada. 4

STC 5954-2007-PHC-TC

Con fecha 20 de julio de 2007, doña Luisa Jauregui Villanueva interpone demanda de hábeas
corpus a favor de José Luis Velazco Ureña, contra la Directora de la Clínica del Centro
Penitenciario San Pedro (ex Lurigancho), doña Celia Sabina Floriano Orozco, y contra el
doctor Melgarejo que presta servicios en dicho centro, por violación de su derecho a no ser
objeto de un tratamiento carente de razonabilidad y proporcionalidad respecto de la forma y
condiciones en que cumple la pena, así como su derecho a la salud. Sostiene que el
beneficiario se encuentra recluido cumpliendo condena por la comisión del delito contra la
Salud Pública - tráfico ilícito de drogas y que en la actualidad su salud se encuentra afectada,

3
​https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2007/04637-2006-AA.pdf

4
​https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2007/04637-2006-AA.pdf
toda vez que adolece de bronquitis, tuberculosis y es consumidor de estupefacientes. En
virtud a estos hechos solicitó en más de una oportunidad que se lleve a cabo una junta médica
a efectos de determinar el diagnóstico y tratamiento nue debe seguir el beneficiario, sin
embargo, sólo ha recibido negativas y gestos indiferentes por parte de los emplazados,
contribuyendo con ello al mayor deterioro de su salud a pesar que como derecho le asiste toda
persona. Por tanto, solicita al juez que se constituya en el lugar de los hechos para que se
verifique el estado actual del beneficiario y se ordene su inmediato traslado a un centro
hospitalario a fin de que se le brinde la atención necesaria y evitar una situación que dría
terminar con su vida.

En el caso de autos, tal como lo impone la regla del hábeas corpus correctivo, se aprecia que
el juez realizó la constatación in situ (f. 12) para verificar directamente la existencia de los
hechos denunciados. De dicha diligencia se desprende que el beneficiario estuvo recibiendo
atención médica siendo, incluso, hospitalizado en el área de salud del Estable · 1 to
Penitenciario, hecho por demás reconocido por el propio recurrente. Asi · mo, d las
declaraciones indagatorias ofrecidas por los emplazados (ff. 25-26, 28 9) también se concluye
que la atención médica efectivamente fue otorgada, aunque podría' entenderse que dentro de
la medida de las posibilidades, lo que no significó sin embargo un atentado contra el derecho
a la salud y la vida del beneficiario. En tal sentido, y considerando hacía donde estuvo
orientado el objeto del petitorio de este pr eso, cabe afirmar que la denegatoria de trasladar a
un interno a un centro hospitalario , per se, no puede ser considerada como una medida
irrazonable, desproporcionada y violatoria del derecho a la salud, vida e integridad del
recluso, sino que, por el contrario, encuentra justificación en aquellos casos límite donde se
requiere una atención urgente o existe carencia de recursos para poder otorgar el servicio
médico. En el caso de autos podría alegarse que la atención otorgada al beneficiario no fue la
más idónea ni se condice con los estándares de calidad que podría ofrecer una atención
médica privada, sin embargo, no puede dejarse de desconocer que el derecho a la salud del
beneficiario estuvo protegido dentro de la esfera prestacional que el propio Estado peruano
profesa. Por tanto, quedando desvirtuada la alegada violación 9 TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL hecha en la demanda ésta debe ser desestimada en aplicación, a
contrario sensu, del artículo 2.0 del Código Procesal Constitucional. 5

En este caso se declaró infundada la demanda de hábeas corpus ya que se demostró que el
derecho a la salud del recluso no ha sido violada y que se le está dando el tratamiento debido
para el mejoramiento de su salud dentro de sus parámetros. Sin embargo tenemos que hacer
una reflexión acerca de las situaciones de muchos reclusos en todo el país y que se están
vulnerando sus derechos. Ahora, atendiendo los alcances del presente caso es necesario
abordar el derecho a la salud pero con especial incidencia en las personas que se encuentran
privadas de su libertad individual y recluidas en un establecimiento penitenciario. El derecho
a la salud constituye uno de los derechos constitucionales de mayor importancia, ya que se
vincula estrechamente a otros derechos constitucionales como el derecho a la vida, a la
integridad física y al propio principio de dignidad. Desde luego, la privación de la libertad no
implica, en absoluto, la suspensión o restricción de otros derechos, en particular del derecho a
la salud.

5
​https://tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/05954-2007-HC.pdf
Análisis de casos

4. CASOS DE ANÁLISIS

​ b. Pena de Muerte.

Los convenios suscritos por el Perú lo obligan a no ampliar las causales de aplicación ni a
restablecer la pena de muerte, específicamente la Convención Americana de Derechos
Humanos, que afirma la vida y pone límites definitivos e irrevocables a su aplicación.

A pesar de la equívoca redacción del artículo 140º de la Constitución peruana vigente; en la


actualidad, el único supuesto que admite la posibilidad de aplicar la pena capital por la
comisión de un delito en el Perú, sigue siendo el de traición a la patria en caso de guerra
exterior.

5.​ Conclusiones

Concluyendo con el tema en el Peru no se podria aplicar la pena de muerte, o por lo menos
no en varios años esto se debe a que no bastaria con que el pais salga del tratado y listo si
no que ​primero, se debe denunciar el pacto con un preaviso de al menos un año. Pasado
este año, sería necesario reformar el artículo 140 de Constitución Política del Perú, que
señala: “Pena de muerte. La pena de muerte sólo puede aplicarse por el delito de
traición a la Patria en caso de guerra, y el de terrorismo, conforme a las leyes y a los
tratados de los que el Perú es parte obligada”, ​para ello sería necesario pasar por las dos
legislaturas ordinarias exigidas por la Constitución. Además, debería modificarse el
Código Penal y el Código Procesal. Todos estos trámites durarían, al menos, 3 o 4 años.

Pero el hecho de que el trámite para logra implementar la pena de muerte sea extenso y
costoso, es el menor de los problemas que acarrearía desvincularse del Pacto, la verdadera
consecuencia sería que Perú se retiraría de la Jurisdicción de la Corte Interamericana
Derechos Humanos, órgano judicial que aplica la Convención de DDHH en la región y al que
corresponde juzgar casos en los que haya denuncias de que un Estado americano ha violado
derechos fundamentales de algún ciudadano, por lo que en caso de violación de derechos
humanos por parte del Estado a los ciudadanos peruanos, estos ya no podrían recurrir a dicho
Tribunal, lo que resultaría gravísimo para nuestro país, ya que somos el Estado respecto del
cual la Corte se ha pronunciado en mayor cantidad de veces, en su mayoría siendo condenado
Perú por su responsabilidad al violar derechos humanos. Por lo que desvincularnos del Pacto
de San José es muy perjudicial para la protección y promoción de derechos humanos, ya no
podríamos acceder a un proceso internacional en caso de que su derecho no haya sido
protegido de forma adecuada por el orden jurisdiccional interno.

En vista de lo perjudicial que sería esta desvinculación, algunos alegan la desvinculación


parcial del pacto ¿esto es posible? NO. Dicho acto está prohibido por el artículo 44° de la
Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados: “El derecho de una parte a denunciar
ese tratado, retirarse de él o suspender su aplicación no podrá ejercerse sino con respecto a la
totalidad del tratado, a menos que el tratado disponga o las partes convengan otra cosa al
respecto”

Es decir no podria ser posible aplicar la Pena de Muerte en Peru ya que conllevaria a
demasiadas desventajas y muy aparte de las desventajas, no seria moralmente correcto
castigar una muerte con otra.

Bibliografía

HURTADO POZO, José (Dir.), Pena de muerte y política criminal. Anuario de Derecho
Penal 2007. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2008, pp. 37​.

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