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La jurisprudencia del Tribunal de

Justicia sobre las cláusulas


abusivas
04-08-2015

Civil
El Tribunal de Justicia, a través de la vía de la cuestión prejudicial, ha
establecido una abundante doctrina jurisprudencial al interpretar la
Directiva 93/13/CEE del Consejo de 5 de abril de 1993 sobre las
cláusulas abusivas de los contratos celebrados con los consumidores. En
particular, ha definido los elementos básicos del concepto de la cláusula
abusiva y, dentro de ellas, las excepciones; ha establecido el principio de
la declaración de oficio por parte del Juez de la existencia de cláusulas
abusivas lo que contradice principios de nuestro proceso civil; ha
precisado el concepto de transparencia; ha determinado cuáles son los
efectos de la declaración de la cláusula abusiva y, también contiene
pronunciamientos sobre determinados aspectos procesales relacionados
con las cláusulas abusivas

I. Introducción

La jurisprudencia del Tribunal de Justicia sobre las cláusulas abusivas se


extrae de su labor interpretativa respecto de la Directiva 93/13/CEE del
Consejo de 5 de abril de 1993 sobre las cláusulas abusivas en los
contratos celebrados con los consumidores (DO L95, pág. 29; en lo
sucesivo, la Directiva) -EDL 1993/15910-.

La Directiva -EDL 1993/15910- tiene por objeto la protección del


consumidor mediante la armonización parcial de las legislaciones de los
Estados miembros sobre cláusulas abusivas en los contratos celebrados
entre los profesionales y consumidores que no hayan sido objeto de
negociación individualizada permitiendo que los Estados puedan
establecer una legislación que garantice una mayor protección al
consumidor que la prevista en la propia Directiva.

[[QUOTEW2:"Contenido de la Directiva, hemos de destacar"]]

En cuanto al contenido de la Directiva -EDL 1993/15910- hemos de


destacar:

1) Define al «consumidor» y «profesional», incluyendo dentro de esta


última categoría a las personas jurídicas públicas.

2) Define las cláusulas abusivas como aquellas cláusulas contractuales


que no habiendo sido negociadas individualmente, pese a las exigencias
de la buena fe, causan un desequilibrio importante en los derechos y
obligaciones de las partes que se derivan del contrato. Para facilitar la
identificación de las cláusulas abusivas, en el Anexo de la Directiva se
recoge una lista indicativa y no exhaustiva de cláusulas que pueden ser
declaradas abusivas.

3) Excluye el control de abusividad en los siguientes casos: i) las


cláusulas contractuales que reflejen disposiciones legales o
reglamentarias imperativas, así como las disposiciones o los principios
de los convenios internacionales; ii) las cláusulas que definan el objeto
principal del contrato y las referidas a la adecuación entre precio y
retribución, por una parte, y los servicios o bienes que hayan de
proporcionarse como contrapartida, siempre que dichas cláusulas se
redacten de manera clara y comprensible.

4) Exige que las cláusulas propuestas al consumidor que consten por


escrito estén redactadas siempre de forma clara y comprensible.

5) Establece un criterio hermenéutico de los contratos para el caso de


duda sobre el sentido de una cláusula en el sentido de que prevalece la
interpretación más favorable al consumidor.

6) El efecto de una cláusula abusiva es que no vinculará al consumidor


siendo obligatorio el resto del contrato si puede subsistir sin las cláusulas
abusivas.

7) Obliga a los Estados miembros a prever medios adecuados y eficaces


para la cesación del uso de cláusulas abusivas.

8) Reconoce legitimación activa para la denuncia de la existencia de


cláusulas abusivas a las personas y organizaciones que, según la
legislación nacional, tengan un interés legítimo en la protección de los
consumidores.

Como señala el art.288 TFUE (antiguo artículo 249 TCE): «La directiva
obligará al Estado miembro destinatario en cuanto al resultado que deba
conseguirse, dejando, sin embargo, a las autoridades nacionales la
elección de la forma y de los medios.»

[[QUOTE2:"Derecho español"]]

En Derecho español, la L 26/1984, de 19 de julio, General para la Defensa


de los Consumidores y Usuarios (BOE nº 176, de 24 de julio de 1984)
garantizaba la protección de los consumidores frente a las cláusulas
abusivas. Pero fue la L 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones
generales de la contratación (BOE nº 89, de 14 de abril de 1998), que
modificó la anterior L 26/1984, la que adaptó el Derecho interno a la
Directiva. Actualmente, la regulación sobre las cláusulas abusivas se
contiene en los art.82 s del RD Leg 1/2007, de 16 de noviembre, por el
que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de
los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias.

No hay que olvidar que las directivas despliegan «efecto interpretativo»


sobre el Derecho nacional aunque con el límite de que el Juez no está
obligado a hacer interpretaciones contra legem de su Derecho nacional.

[[QUOTE1:"Vigente Derecho Originario declara la protección de los


consumidores como una competencia compartida entre la Unión y los
Estados miembros "]]

El vigente Derecho Originario declara la protección de los consumidores


como una competencia compartida entre la Unión y los Estados
miembros (art.4.2.f TFUE -EDL 1957/52-), como una disposición de
carácter general al definir y ejecutar otras políticas y acciones de la
Unión (art.12 TFUE) y como una de las políticas y acciones internas de la
Unión (art.169 TFUE), además de venir incluido en el artículo 38 CDFUE
dentro del Título IV rubricado con el enunciado «Solidaridad».

[[QUOTE1:"La vía a través de la cual el Tribunal de Justicia ha venido


construyendo la jurisprudencia sobre las cláusulas abusivas es la de la
cuestión prejudicial"]]

La vía a través de la cual el Tribunal de Justicia ha venido construyendo la


jurisprudencia sobre las cláusulas abusivas es la de la cuestión
prejudicial prevista en el art.267 TFUE -EDL 1957/52- (antiguo art.234
TCE). Por medio de la técnica del reenvío prejudicial se permite a un
órgano jurisdiccional nacional, ante el que se está sustanciando un litigio
que requiere la aplicación de una norma de la Unión Europea, dirigirse al
Tribunal de Justicia para solicitarle que le interprete o determine la
validez de la norma en cuestión; tras la respuesta del Tribunal de Justicia,
el juez nacional resolverá el litigio principal.

Ante el riesgo de interpretaciones distintas por parte de los órganos


jurisdiccionales nacionales al aplicar el Derecho de la Unión, la cuestión
prejudicial constituye el instrumento previsto por los Tratados para evitar
este riesgo al permitir que el Tribunal de Justicia asegure la
interpretación uniforme del Derecho de la Unión. En el marco de las
cuestiones prejudiciales, el Tribunal de Justicia está llamado a determinar
el contenido material y el alcance de las normas del Derecho de la Unión
y a definir todo aquello que caracteriza su modo de operar y sus efectos.

La sentencia dictada por el Tribunal de Justicia vincula con autoridad de


cosa juzgada al juez que planteó la cuestión que deberá aplicar la norma
comunitaria de conformidad con la interpretación dada por el Tribunal de
Justicia. Pero lo más importante es que la sentencia prejudicial de
interpretación despliega un efecto general en el sentido de que la
interpretación que realiza de la norma comunitaria vincula a los órganos
jurisdiccionales de los Estados miembros que deban aplicarla en
cualquier tipo de litigios.

En ocasiones, la sentencia prejudicial interpretativa provoca la necesidad


de la inmediata reforma de la legislación interna o de un criterio
jurisprudencial consolidado en los Estados miembros al contradecir de
manera directa la interpretación uniforme del Derecho de la Unión,
caracterizado por la nota de la primacía respecto de los Derechos
nacionales.

II. Concepto y ámbito de las cláusulas abusivas

[[QUOTE1:"Destacan dos elementos: «buena fe» y «desequilibrio


importante». La STJUE 14-3-13 (C-415/11) define ambos elementos:"]]

En el concepto general de cláusula abusiva del art.3.1 de la Directiva -


EDL 1993/15910- destacan dos elementos: «buena fe» y «desequilibrio
importante». La STJUE 14-3-13 (C-415/11) -EDJ 2013/21522- define
ambos elementos:

«67 Sentado lo anterior, es preciso poner de relieve que, al referirse a los


conceptos de buena fe y desequilibrio importante en detrimento del
consumidor entre los derechos y las obligaciones de las partes que se
derivan del contrato, el artículo 3, apartado 1, de la Directiva -EDL
1993/15910- delimita tan sólo de manera abstracta los elementos que
confieren carácter abusivo a una cláusula que no se haya negociado
individualmente (véanse las sentencias de 1 de abril de 2004, Freiburger
Kommunalbauten, C-237/02, Rec. p. I-3403, apartado 19, y Pannon GSM,
antes citada, apartado 37 -EDJ 2004/6588-).

68 Pues bien, tal como la Abogado General indicó en el punto 71 de sus


conclusiones, para determinar si una cláusula causa en detrimento del
consumidor un «desequilibrio importante» entre los derechos y las
obligaciones de las partes que se derivan del contrato, deben tenerse en
cuenta, en particular, las normas aplicables en Derecho nacional cuando
no exista un acuerdo de las partes en ese sentido. Mediante un análisis
comparativo de ese tipo, el juez nacional podrá valorar si -y, en su caso,
en qué medida- el contrato deja al consumidor en una situación jurídica
menos favorable que la prevista por el Derecho nacional vigente.
Asimismo, resulta pertinente a estos efectos examinar la situación
jurídica en que se encuentra ese consumidor a la vista de los medios de
que dispone con arreglo a la normativa nacional para que cese el uso de
cláusulas abusivas.

69 En lo que se refiere a la cuestión de en qué circunstancias se causa


ese desequilibrio «pese a las exigencias de la buena fe», debe señalarse
que, en atención al decimosexto considerando de la Directiva y tal como
indicó en esencia la Abogado General en el punto 74 de sus
conclusiones, el juez nacional debe comprobar a tal efecto si el
profesional podía estimar razonablemente que, tratando de manera leal y
equitativa con el consumidor, éste aceptaría una cláusula de ese tipo en
el marco de una negociación individual.

70 En este contexto, ha de recordarse que el anexo al que remite el


artículo 3, apartado 3, de la Directiva -EDL 1993/15910- sólo contiene
una lista indicativa y no exhaustiva de cláusulas que pueden ser
declaradas abusivas (véase la sentencia Invitel, antes citada, apartado 25
y jurisprudencia citada).

71 Además, conforme al artículo 4, apartado 1, de la Directiva -EDL


1993/15910-, el carácter abusivo de una cláusula contractual se
apreciará teniendo en cuenta la naturaleza de los bienes o servicios que
sean objeto del contrato y considerando, en el momento de la
celebración del mismo, todas las circunstancias que concurran en su
celebración (sentencias antes citadas Pannon GSM, apartado 39, y VB
Pénzügyi Lízing, apartado 42 -EDJ 2010/219186-). De ello resulta que,
en este contexto, deben apreciarse también las consecuencias que dicha
cláusula puede tener en el marco del Derecho aplicable al contrato, lo
que implica un examen del sistema jurídico nacional (véase la sentencia
Freiburger Kommunalbauten, antes citada, apartado 21 -EDJ
2004/6588-, y el auto de 16 de noviembre de 2010, Pohotovos', C-76/10,
Rec. p. I-11557, apartado 59).»

[[QUOTE1:"La STJUE 16-1-14 (C-226/12) -EDJ 2014/1288- precisa el


significado del término «desequilibrio importante»"]]

La STJUE 16-1-14 (C-226/12) -EDJ 2014/1288- precisa el significado del


término «desequilibrio importante» al indicar: «La existencia de un
«desequilibrio importante» no requiere necesariamente que los costes
puestos a cargo del consumidor por una cláusula contractual tengan una
incidencia económica importante para éste en relación con el importe de
la operación de que se trate, sino que puede resultar del solo hecho de
una lesión suficientemente grave de la situación jurídica en la que ese
consumidor se encuentra, como parte en el contrato, en virtud de las
disposiciones nacionales aplicables, ya sea en forma de una restricción
del contenido de los derechos que, según esas disposiciones, le confiere
ese contrato, o bien de un obstáculo al ejercicio de éstos, o también de
que se le imponga una obligación adicional no prevista por las normas
nacionales.»

[[QUOTE1:"El art.1.2 de la Directiva -EDL 1993/15910- excluye del control


de abusividad las cláusulas que reproducen disposiciones legales o
reglamentarias imperativas. STJUE 21-3-13 (C-92/11)"]]

El art.1.2 de la Directiva -EDL 1993/15910- excluye del control de


abusividad las cláusulas que reproducen disposiciones legales o
reglamentarias imperativas. La STJUE 21-3-13 (C-92/11) -EDJ
2013/26923- precisa el alcance y fundamento de esta exclusión en los
siguientes términos: «25 A este respecto, procede recordar que, tal
como se desprende del artículo 1, apartado 2, de la Directiva 93/13, las
cláusulas contractuales que reflejen disposiciones legales o
reglamentarias imperativas no están sujetas a las disposiciones de la
misma.

26 En efecto, tal como resulta del decimotercer considerando de la


Directiva 93/13, la exclusión prevista en el artículo 1, apartado 2 -EDL
1993/15910-, de ésta se extiende a las cláusulas que reflejan las
disposiciones del Derecho nacional que se apliquen entre las partes
contratantes con independencia de su elección o aquellas de tales
disposiciones aplicables por defecto, es decir, cuando las partes no
llegan a un acuerdo diferente al respecto.

27 Por otro lado, del ámbito de aplicación de la citada Directiva se


excluyen las cláusulas contractuales que reflejen las disposiciones de la
normativa nacional que regulan una categoría determinada de contrato,
no sólo cuando el contrato celebrado por las partes pertenece a esta
categoría de contrato, sino también con respecto a los demás contratos
a los que sea aplicable dicha normativa con arreglo al Derecho nacional.

28 Tal como defiende la Abogado General en el punto 47 de sus


conclusiones, esta exclusión de la aplicación del régimen de la Directiva
93/13 -EDL 1993/15910- se justifica por el hecho de que, en los casos
contemplados en los apartados 26 y 27 de la presente sentencia, es
legítimo presumir que el legislador nacional ha establecido un equilibrio
entre el conjunto de derechos y obligaciones de las partes en
determinados contratos.

29 No obstante, este razonamiento no es válido con respecto a las


cláusulas de un contrato diferente de los contemplados en el apartado
27 de la presente sentencia. En tal situación, el legislador nacional ha
decidido, en efecto, excluir dicho contrato del ámbito de aplicación del
régimen normativo previsto para otras categorías de contratos. La
eventual voluntad de las partes de extender la aplicación de este régimen
a un contrato diferente no puede asimilarse al establecimiento por el
legislador nacional de un equilibrio entre el conjunto de derechos y
obligaciones de las partes del contrato.

30 Por otro lado, permitir que se excluya la aplicación de la Directiva


93/13 EDL 1993/15910 a las cláusulas contractuales por el mero hecho
de que éstas reproducen disposiciones legales o reglamentarias
nacionales que no son aplicables al contrato celebrado por las partes, o
se refieren a tales disposiciones, pondría en tela de juicio el régimen de
protección de los consumidores instaurado por dicha Directiva.
31 En efecto, en estas circunstancias, un profesional podría eludir
fácilmente el control del carácter abusivo de las cláusulas que no hayan
sido objeto de negociación individual con un consumidor redactando las
cláusulas de sus contratos de la misma manera que aquellas previstas
por la normativa nacional para determinadas categorías de contratos.
Ahora bien, el conjunto de derechos y obligaciones que crea el contrato
así redactado no tiene por qué corresponder necesariamente con el
equilibrio que el legislador nacional ha pretendido establecer en los
contratos regulados por su normativa en la materia.»

[[QUOTE2:"STJUE 30-4-14 (C-280/13)"]]

Hemos de referirnos a la STJUE 30-4-14 (C-280/13) -EDJ 2014/63289-


donde un Juzgado español pidió que se determinara si la Directiva 93/13
-EDL 1993/15910- y los principios del derecho de la Unión relativos a la
protección de los consumidores y al equilibrio contractual deben
interpretarse en el sentido de que se oponen a unas disposiciones
legales reguladoras del procedimiento de ejecución hipotecaria, como las
controvertidas en el litigio principal, que, por un lado, prevén que, pese a
la adjudicación al acreedor hipotecario de un inmueble hipotecado, cuyo
valor de tasación es superior al importe total del crédito garantizado, por
un importe igual al 50 % de dicho valor, cuando no comparece ningún
tercero como postor, el acreedor hipotecario puede exigir que prosiga la
ejecución forzosa del título en el que se basa su crédito por un importe
correspondiente al saldo que resta por pagar, y que, por otro lado,
permite la ampliación de las garantías de dicho acreedor en el supuesto
de que disminuya en un 20 % el valor de tasación del inmueble
hipotecado, sin contemplar la posibilidad de que se modifique al alza tal
valor de tasación en favor del deudor.

[[QUOTE1:"Están excluidas del ámbito de aplicación de la Directiva las


disposiciones legales y reglamentarias de un Estado miembro, cuando no
existe una cláusula contractual que modifique el alcance o el ámbito de
aplicación de tales disposiciones."]]

La respuesta del Tribunal de Justicia fue que están excluidas del ámbito
de aplicación de la Directiva las disposiciones legales y reglamentarias
de un Estado miembro, como las controvertidas en el litigio principal,
cuando no existe una cláusula contractual que modifique el alcance o el
ámbito de aplicación de tales disposiciones.

[[QUOTE1:"STJUE 30-4-14 (C-26/13) -EDJ 2014/64254- define lo que


se entiende por objeto principal del contrato"]]

Como ya se ha indicado más arriba, el art.4.2 de la Directiva -EDL


1993/15910- excluye del control de abusividad i) las cláusulas que
definen el objeto principal del contrato y ii) las referidas a la adecuación
entre precio y retribución, por una parte y, los servicios o bienes que
hayan de proporcionarse como contrapartida, por otra. La STJUE 30-4-
14 (C-26/13) -EDJ 2014/64254- define lo que se entiende por objeto
principal del contrato y establece el fundamento de la otra exclusión:

«49 En cambio, teniendo en cuenta también el carácter de excepción del


artículo 4, apartado 2, de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- y la
exigencia de una interpretación estricta de esta disposición que deriva de
él, las cláusulas del contrato incluidas en el concepto de «objeto
principal del contrato», en el sentido de esta disposición, deben
entenderse como las que regulan las prestaciones esenciales de ese
contrato y que como tales lo caracterizan.

50 En cambio, las cláusulas de carácter accesorio en relación con las que


definen la esencia misma de la relación contractual no pueden formar
parte del concepto de «objeto principal del contrato», en el sentido del
artículo 4, apartado 2, de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910-.

[...]

54 En ese sentido, de los términos del artículo 4, apartado 2, de la


Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- resulta que esa segunda categoría de
cláusulas cuyo posible carácter abusivo no cabe apreciar tiene un
alcance reducido, ya que esa exclusión sólo abarca la adecuación entre
el precio o la retribución prevista y los servicios o bienes que hayan de
proporcionarse como contrapartida.

55 Como ha observado el Abogado General en el punto 69 de sus


conclusiones, la exclusión del control de las cláusulas contractuales en lo
referente a la relación calidad/precio de un bien o un servicio se explica
porque no hay ningún baremo o criterio jurídico que pueda delimitar y
orientar ese control.»

[[QUOTE2:"Aplicable en el Derecho español STJUE 03-6-10 (C-


484/08)"]]

Hemos de señalar que esta causa de exclusión del control de abusividad


no sería aplicable en el Derecho español al no haberla incorporado al
Derecho nacional, incluso si la cláusula controvertida se hubiera
redactado de manera clara y comprensible como así declara la STJUE
03-6-10 (C-484/08) -EDJ 2010/78261-:

«40 De todo lo anterior se deriva que no se puede impedir a los Estados


miembros que mantengan o adopten, en todo el ámbito regulado por la
Directiva, incluido el artículo 4, apartado 2 -EDL 1993/15910-, de ésta,
normas más estrictas que las establecidas por la propia Directiva,
siempre que pretendan garantizar al consumidor un mayor nivel de
protección.

41 Pues bien, por lo que respecta a la normativa española de que se trata


en el litigio principal, debe señalarse que, tal como se desprende de los
autos remitidos al Tribunal de Justicia, la Ley 7/1998 -EDL 1998/43305-
no ha incorporado el artículo 4, apartado 2 -EDL 1993/15910-, al
ordenamiento interno.

42 En consecuencia, en el ordenamiento jurídico español, como señala el


Tribunal Supremo, un órgano jurisdiccional nacional puede apreciar en
cualquier circunstancia, en el marco de un litigio relativo a un contrato
celebrado entre un profesional y un consumidor, el carácter abusivo de
una cláusula no negociada individualmente, que se refiera en particular al
objeto principal de dicho contrato, incluso en supuestos en que esta
cláusula haya sido redactada de antemano por el profesional de manera
clara y comprensible.

43 En estas circunstancias, debe observarse que, al autorizar la


posibilidad de un control jurisdiccional completo del carácter abusivo de
las cláusulas, como las contempladas en el artículo 4, apartado 2, de la
Directiva -EDL 1993/15910-, contenidas en un contrato celebrado entre
un profesional y un consumidor, la normativa española de que se trata en
el litigio principal permite garantizar al consumidor, conforme al artículo 8
de la Directiva, una protección efectiva más elevada que la prevista por
ésta.

44 A la luz de estas consideraciones, procede responder a las cuestiones


primera y segunda que los artículos 4, apartado 2, y 8 de la Directiva -
EDL 1993/15910- deben interpretarse en el sentido de que no se oponen
a una normativa nacional, como la controvertida en el litigio principal, que
autoriza un control jurisdiccional del carácter abusivo de las cláusulas
contractuales que se refieren a la definición del objeto principal del
contrato o a la adecuación entre, por una parte, precio y retribución y,
por otra, los servicios o bienes que hayan de proporcionarse como
contrapartida, aunque estas cláusulas estén redactadas de manera clara
y comprensible.»

[[QUOTE1:"La STJUE 14-3-13 (C-415/11) -EDJ 2013/21522-, respecto de


los contratos financieros, se ha pronunciado sobre los criterios que
deben ponderarse para calificar como abusivas determinadas cláusulas
habituales en este tipo de contratos"]]

La STJUE 14-3-13 (C-415/11) -EDJ 2013/21522-, respecto de los


contratos financieros, se ha pronunciado sobre los criterios que deben
ponderarse para calificar como abusivas determinadas cláusulas
habituales en este tipo de contratos:

1) Vencimiento anticipado:

«73 En particular, por lo que respecta, en primer lugar, a la cláusula


relativa al vencimiento anticipado en los contratos de larga duración por
incumplimientos del deudor en un período limitado, corresponde al juez
remitente comprobar especialmente, como señaló la Abogado General
en los puntos 77 y 78 de sus conclusiones, si la facultad del profesional
de dar por vencida anticipadamente la totalidad del préstamo depende
de que el consumidor haya incumplido una obligación que revista
carácter esencial en el marco de la relación contractual de que se trate,
si esa facultad está prevista para los casos en los que el incumplimiento
tiene carácter suficientemente grave con respecto a la duración y a la
cuantía del préstamo, si dicha facultad constituye una excepción con
respecto a las normas aplicables en la materia y si el Derecho nacional
prevé medios adecuados y eficaces que permitan al consumidor sujeto a
la aplicación de esa cláusula poner remedio a los efectos del vencimiento
anticipado del préstamo."

En idénticos términos el ATJ 14-11-13 (C-537/12 y C-116/13).

2) Intereses moratorios:

«74 En segundo lugar, en cuanto a la cláusula relativa a la fijación de los


intereses de demora, procede recordar que, a la luz del número 1, letra
e), del anexo de la Directiva -EDL 1993/15910-, en relación con lo
dispuesto en los artículos 3, apartado 1, y 4, apartado 1, de la misma, el
juez remitente deberá comprobar en particular, como señaló la Abogado
General en los puntos 85 a 87 de sus conclusiones, por un lado, las
normas nacionales aplicables entre las partes en el supuesto de que no
se hubiera estipulado ningún acuerdo en el contrato controvertido o en
diferentes contratos de ese tipo celebrados con los consumidores y, por
otro lado, el tipo de interés de demora fijado con respecto al tipo de
interés legal, con el fin de verificar que es adecuado para garantizar la
realización de los objetivos que éste persigue en el Estado miembro de
que se trate y que no va más allá de lo necesario para alcanzarlos.»

3) Liquidación unilateral por el prestamista de la deuda impagada:

«75 Por último, en lo que atañe a la cláusula relativa a la liquidación


unilateral por el prestamista del importe de la deuda impagada, vinculada
a la posibilidad de iniciar el procedimiento de ejecución hipotecaria,
procede señalar que, teniendo en cuenta el número 1, letra q), del anexo
de la Directiva -EDL 1993/15910- y los criterios establecidos en los
artículos 3, apartado 1, y 4, apartado 1, de ésta, el juez remitente deberá
determinar si -y, en su caso, en qué medida- la cláusula de que se trata
supone una excepción a las normas aplicables a falta de acuerdo entre
las partes, de manera que, a la vista de los medios procesales de que
dispone, dificulta el acceso del consumidor a la justicia y el ejercicio de
su derecho de defensa.»

III. Declaración de oficio

En varias cuestiones prejudiciales se pregunta al Tribunal de Justicia si es


posible declarar por el juez de oficio el carácter abusivo de una cláusula
contractual aunque el consumidor no lo haya solicitado expresamente. La
respuesta reiteradamente expuesta por el Tribunal ha sido afirmativa lo
que supone una quiebra evidente de los principios que inspiran el
proceso y el procedimiento civil (dispositivo, rogación, aportación de
parte y de preclusión).

[[QUOTE2:"STJUE 27-6-00 (C-240/98 a C-244/98)"]]

Ya en la STJUE 27-6-00 (C-240/98 a C-244/98) -EDJ 2000/13642- se


fundamentaba la facultad de la declaración de oficio por el juez de la
cláusula abusiva en los siguientes términos: «25. En cuanto a la cuestión
de si un Tribunal, al que se haya sometido un litigio relativo a un contrato
celebrado entre un profesional y un consumidor, puede apreciar de oficio
el carácter abusivo de una cláusula de dicho contrato, es preciso
recordar que el sistema de protección establecido por la Directiva se
basa en la idea de que el consumidor se halla en situación de inferioridad
respecto al profesional, en lo referido tanto a la capacidad de
negociación como al nivel de información, situación que le lleva a
adherirse a las condiciones redactadas de antemano por el profesional
sin poder influir en el contenido de éstas.
26. El objetivo perseguido por el artículo 6 de la Directiva -EDL
1993/15910-, que obliga a los Estados miembros a prever que las
cláusulas abusivas no vinculen a los consumidores, no podría alcanzarse
si éstos tuvieran que hacer frente a la obligación de plantear por sí
mismos el carácter abusivo de dichas cláusulas. En litigios cuya cuantía
es a menudo escasa, los honorarios del abogado pueden resultar
superiores a los intereses en juego, lo cual puede disuadir al consumidor
de defenderse ante la aplicación de una cláusula abusiva. Si bien es
cierto que, en algunos Estados miembros, las reglas de procedimiento
permiten a los particulares defenderse a sí mismos en tales litigios, existe
un riesgo no desdeñable de que, debido, entre otras cosas, a la
ignorancia, el consumidor no invoque el carácter abusivo de la cláusula
que se esgrime en su contra. De ello se deduce que sólo podrá
alcanzarse una protección efectiva del consumidor si el Juez nacional
está facultado para apreciar de oficio dicha cláusula.

27. Por otra parte, como ha observado el Abogado General en el punto


24 de sus conclusiones, el sistema de tutela instaurado por la Directiva
se basa en la idea de que la situación de desequilibrio entre el
consumidor y el profesional sólo puede compensarse mediante una
intervención positiva, ajena a las partes del contrato. Por tal razón, el
artículo 7 de la Directiva -EDL 1993/15910-, que en su apartado 1 exige a
los Estados miembros velar por que existan medios adecuados y
eficaces para que cese el uso de cláusulas abusivas en los contratos
celebrados entre profesionales y consumidores, precisa, en su apartado
2, que estos medios deben permitir a las organizaciones de
consumidores reconocidas acudir a los órganos judiciales competentes
con el fin de que éstos diluciden si ciertas cláusulas contractuales,
redactadas con vistas a su utilización general, tienen carácter abusivo y
lograr, en su caso, que cese su aplicación, aun cuando no hayan sido
utilizadas en contratos determinados.

28. Como ha señalado el Gobierno francés, cuesta comprender que, en


un sistema que exige la existencia, con carácter preventivo, de acciones
colectivas específicas con el fin de poner término a los abusos
perjudiciales a los intereses de los consumidores, el Juez que conozca
de un litigio relativo a un determinado contrato, en el que se estipule una
cláusula abusiva, no pueda impedir la aplicación de esta cláusula por la
mera razón de que el consumidor no haya planteado su carácter abusivo.
Por el contrario, es preciso considerar que la facultad del Juez para
examinar de oficio el carácter abusivo de una cláusula constituye un
medio idóneo tanto para alcanzar el resultado señalado por el artículo 6
de la Directiva -EDL 1993/15910- -impedir que el consumidor individual
quede vinculado por una cláusula abusiva-, como para ayudar a que se
logre el objetivo contemplado en su artículo 7, ya que dicho examen
puede ejercer un efecto disuasorio que contribuya a poner fin a la
utilización de cláusulas abusivas en los contratos celebrados por un
profesional con los consumidores.

29. De cuanto antecede se desprende que la protección que la Directiva


-EDL 1993/15910- otorga a los consumidores implica que el Juez
nacional pueda apreciar de oficio el carácter abusivo de una cláusula del
contrato que le haya sido sometido cuando examine la admisibilidad de
una demanda presentada ante los órganos jurisdiccionales nacionales.»

[[QUOTE2:"STJUE 21-11-02 (C-473/00)"]]

La STJUE 21-11-02 (C-473/00) -EDJ 2002/60149- declara que la


Directiva -EDL 1993/15910- se opone a una normativa interna que, en el
marco de una acción ejercitada por un profesional contra un consumidor
y fundada en un contrato celebrado entre ellos, prohíbe al juez nacional,
al expirar un plazo de preclusión, declarar, de oficio o a raíz de una
excepción propuesta por el consumidor, el carácter abusivo de una
cláusula inserta en dicho contrato.

[[QUOTE2:"STJUE 26-10-06 (C-168/05)"]]

La STJUE 26-10-06 (C-168/05) -EDJ 2006/281725-, en relación con el


procedimiento arbitral cuyo contrato de sumisión a arbitraje contenía una
cláusula abusiva declaró que la Directiva -EDL 1993/15910- debe
interpretarse en el sentido de que implica que un órgano jurisdiccional
nacional que conoce de un recurso de anulación contra un laudo arbitral
ha de apreciar la nulidad del convenio arbitral y anular el laudo si estima
que dicho convenio arbitral contiene una cláusula abusiva, aun cuando el
consumidor no haya alegado esta cuestión en el procedimiento arbitral,
sino únicamente en el recurso de anulación.

[[QUOTE2:"STJUE 06-10-09 (C-40/08)"]]

La STJUE 06-10-09 (C-40/08) -EDJ 2009/216356- llega a declarar que


constituye una norma de orden público el artículo 6 de la Directiva -EDL
1993/15910- al proclamar que no vincularán al consumidor las cláusulas
abusivas: «52 Así pues, dadas la naturaleza y la importancia del interés
público en que se basa la protección que la Directiva 93/13 otorga a los
consumidores, procede declarar que el artículo 6 de dicha Directiva debe
considerarse una norma equivalente a las disposiciones nacionales que,
en el ordenamiento jurídico interno, tienen rango de normas de orden
público.»

Concluye, respecto de una demanda de ejecución forzosa de un laudo


arbitral que ha adquirido fuerza de cosa juzgada, dictado sin
comparecencia del consumidor, que el juez que conoce de esa demanda
está obligado, tan pronto como disponga de los elementos de hecho y de
Derecho necesarios para ello, a apreciar de oficio el carácter abusivo de
la cláusula arbitral contenida en el contrato celebrado entre un
profesional y dicho consumidor, en la medida en que, con arreglo a las
normas procesales nacionales, pueda efectuar dicha apreciación en el
marco de procedimientos similares de carácter interno.

[[QUOTE1:"Cláusulas abusivas de sumisión expresa a un tribunal para el


conocimiento de los litigios derivados de un contrato entre un profesional
y un consumidor, la STJUE 04-6-09 (C-243/08)"]]

En relación con las cláusulas abusivas de sumisión expresa a un tribunal


para el conocimiento de los litigios derivados de un contrato entre un
profesional y un consumidor, la STJUE 04-6-09 (C-243/08) -EDJ
2009/91752-: «Incumbe al juez nacional determinar si una cláusula
contractual como la que es objeto del litigio principal reúne los criterios
requeridos para ser calificada de abusiva en el sentido del artículo 3,
apartado 1, de la Directiva -EDL 1993/15910-. Al determinar tal extremo,
el juez nacional deberá tener en cuenta el hecho de que una cláusula
contenida en un contrato celebrado entre un consumidor y un
profesional, que ha sido incluida sin haber sido objeto de negociación
individual y que atribuye competencia exclusiva al tribunal en cuya
circunscripción está situado el domicilio del profesional, puede ser
considerada abusiva.» Y, en relación con las cláusulas de sumisión
expresa contenidas en un contrato celebrado entre un profesional y un
consumidor, la STJUE 09/11/10 (C-137/08) -EDJ 2010/219186- añade:
«El juez nacional debe acordar de oficio diligencias de prueba para
determinar si una cláusula atributiva de competencia jurisdiccional
territorial exclusiva, que figura en el contrato que es objeto del litigio del
que conoce y que se ha celebrado entre un profesional y un consumidor,
está comprendida en el ámbito de aplicación de la Directiva 93/13 -EDL
1993/15910- y, en caso afirmativo, apreciar de oficio el carácter
eventualmente abusivo de dicha cláusula.»

[[QUOTE1:"Puede realizarse, incluso, tras la presentación de la petición


inicial del procedimiento monitorio como reconoce la STJUE 14-6-12 (C-
618/10)"]]

El control de oficio por parte del Juez puede realizarse, incluso, tras la
presentación de la petición inicial del procedimiento monitorio como
reconoce la STJUE 14-6-12 (C-618/10) -EDJ 2012/109012-: «La Directiva
93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las cláusulas
abusivas -EDL 1993/15910- en los contratos celebrados con
consumidores, debe interpretarse en el sentido de que se opone a una
normativa de un Estado miembro, como la controvertida en el litigio
principal, que no permite que el juez que conoce de una demanda en un
proceso monitorio, aun cuando disponga de los elementos de hecho y de
Derecho necesarios al efecto, examine de oficio -in limine litis ni en
ninguna fase del procedimiento- el carácter abusivo de una cláusula
sobre intereses de demora contenida en un contrato celebrado entre un
profesional y un consumidor, cuando este último no haya formulado
oposición.»

[[QUOTE2:"La STJUE 21-2-13 (C-472/11) pero reconoce la vigencia del


principio de contradicción"]]

La STJUE 21-2-13 (C-472/11) -EDJ 2013/9874-, mantiene la facultad


judicial de declarar de oficio la existencia de cláusulas abusivas pero
reconoce la vigencia del principio de contradicción de manera que ha de
concederse previa audiencia a las partes para que puedan pronunciarse
sobre el carácter abusivo de la cláusula controvertida: «la Directiva
93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las cláusulas
abusivas en los contratos celebrados con consumidores -EDL
1993/15910-, deben interpretarse en el sentido de que el juez nacional
que haya comprobado de oficio el carácter abusivo de una cláusula
contractual no está obligado, para poder extraer las consecuencias de
esa comprobación, a esperar a que el consumidor, informado de sus
derechos, presente una declaración por la que solicite que se anule dicha
cláusula. Sin embargo, el principio de contradicción obliga, con carácter
general, al juez nacional que haya comprobado de oficio el carácter
abusivo de una cláusula contractual a informar de ello a las partes
procesales y ofrecerles la posibilidad de debatir de forma contradictoria
según las formas previstas al respecto por las reglas procesales
nacionales.»

[[QUOTE1:"STJUE 30-5-13 (C-397/11) -EDJ 2013/71558- reconoce la


posibilidad de que en grado de apelación también pueda declararse de
oficio la existencia de una cláusula abusiva"]]

Por último, la STJUE 30-5-13 (C-397/11) -EDJ 2013/71558- reconoce la


posibilidad de que en grado de apelación también pueda declararse de
oficio la existencia de una cláusula abusiva: «La Directiva 93/13/CEE del
Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las cláusulas abusivas en los
contratos celebrados con consumidores -EDL 1993/15910-, debe
interpretarse en el sentido de que, cuando un tribunal nacional, que
conoce en apelación de un litigio sobre la validez de cláusulas incluidas
en un contrato celebrado entre un profesional y un consumidor sobre la
base de un formulario redactado previamente por ese profesional, está
facultado según las reglas procesales internas para apreciar cualquier
causa de nulidad que derive con claridad de los elementos presentados
en primera instancia, y para recalificar en su caso, en función de los
hechos acreditados, el fundamento jurídico invocado para sustentar la
invalidez de esas cláusulas, debe apreciar, de oficio o previa
recalificación del fundamento jurídico de la demanda, el carácter abusivo
de las referidas cláusulas a la luz de los criterios de dicha Directiva.»

IV. Redacción clara y comprensible: transparencia

[[QUOTE2:"STJUE 30-4-14 (C-26/13)"]]

La STJUE 30-4-14 (C-26/13) -EDJ 2014/64254- se refiere a la exigencia


de la redacción de manera clara y comprensible contenida en los art.4.2
y 5 de la Directiva -EDL 1993/15910-. Indica que este requisito tiene
idéntico alcance en ambos preceptos y que no puede reducirse a su
carácter comprensible desde el punto de vista formal y gramatical sino
también que el consumidor pueda evaluar, basándose en criterios
precisos y comprensibles, las consecuencias económicas derivadas a su
cargo:

«69 De ello resulta también que esta exigencia, tal como se enuncia en el
artículo 4, apartado 2, de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910-, tiene el
mismo alcance que la formulada en el artículo 5 de esta Directiva.

70 Pues bien, acerca de este artículo 5 -EDL 1993/15910-, el Tribunal de


Justicia ya ha afirmado que tiene una importancia fundamental para el
consumidor disponer, antes de la celebración de un contrato, de
información sobre las condiciones contractuales y las consecuencias de
dicha celebración. En función, principalmente, de esa información el
consumidor decide si desea quedar vinculado contractualmente
adhiriéndose a las condiciones redactadas de antemano por el
profesional (véase la sentencia RWE Vertrieb, EU:CW2013W180, apartado
44).
71 Por tanto, la exigencia de transparencia de las cláusulas contractuales
establecida por la Directiva 93/13 no puede reducirse sólo al carácter
comprensible de éstas en un plano formal y gramatical.

72 Por el contrario, como ya se ha recordado en el apartado 39 de la


presente sentencia, toda vez que el sistema de protección establecido
por la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- se basa en la idea de que el
consumidor se halla en situación de inferioridad respecto al profesional
en lo referido, en particular, al nivel de información, esa exigencia de
transparencia debe entenderse de manera extensiva.

73 En relación con una cláusula contractual como la cláusula III/2, que


permite al profesional calcular la cuantía de las cuotas mensuales de
devolución en función de la cotización de venta de la divisa extranjera
aplicada por ese profesional, cuyo efecto es elevar los gastos del servicio
financiero a cargo del consumidor, en apariencia sin límite máximo, de los
artículos 3 y 5 de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910-, y de los puntos 1,
letras j) y l), y 2, letras b) y d), del anexo de la misma Directiva resulta
que tiene un importancia esencial para el respeto de la exigencia de
transparencia la cuestión de si el contrato de préstamo expone de
manera transparente el motivo y las particularidades del mecanismo de
conversión de la divisa extranjera, así como la relación entre ese
mecanismo y el prescrito por otras cláusulas relativas a la entrega del
préstamo, de forma que un consumidor pueda prever, sobre la base de
criterios precisos y comprensibles, las consecuencias económicas
derivadas a su cargo (véase por analogía la sentencia RWE Vertrieb,
EU:CW2013W180, apartado 49).

[...]

75 Por todo lo antes expuesto se ha de responder a la segunda cuestión


prejudicial que el artículo 4, apartado 2, de la Directiva 93/13 -EDL
1993/15910- debe interpretarse en el sentido de que, en relación con una
cláusula contractual como la discutida en el asunto principal, la exigencia
de que una cláusula contractual debe redactarse de manera clara y
comprensible se ha de entender como una obligación no sólo de que la
cláusula considerada sea clara y comprensible gramaticalmente para el
consumidor, sino también de que el contrato exponga de manera
transparente el funcionamiento concreto del mecanismo de conversión
de la divisa extranjera al que se refiere la cláusula referida, así como la
relación entre ese mecanismo y el prescrito por otras cláusulas relativas
a la entrega del préstamo, de forma que ese consumidor pueda evaluar,
basándose en criterios precisos y comprensibles, las consecuencias
económicas derivadas a su cargo.»

Para que la facultad reconocida a la empresa de suministro de gas de


incrementar unilateralmente su precio obedezca a las exigencias de
buena fe, equilibrio y transparencia, según la STJUE 21-3-13 (C-92/11) -
EDJ 2013/26923-, reviste una importancia esencial determinar:

«- si en el contrato se expone de manera transparente el motivo y el


modo de variación de tal coste, de forma que el consumidor pueda
prever, sobre la base de criterios claros y comprensibles, las eventuales
modificaciones de ese coste. La falta de información a este respecto
antes de celebrarse el contrato no puede ser compensada, en principio,
por el mero hecho de que el consumidor será informado, durante la
ejecución del contrato, de la modificación del coste con una antelación
razonable y de su derecho a rescindir el contrato si no desea aceptar la
modificación, y

- si la facultad de rescisión conferida al consumidor puede, en la


situación concreta, ser ejercida efectivamente.»

En similares términos se pronuncia la STJUE 23-10-14 (C-359/11 y C-


400/11) -EDJ 2014/180446.

V. Efectos de la declaración de la cláusula abusiva

El efecto principal de las cláusulas abusivas es que «no vincularán al


consumidor» según dispone el art.6.1 de la Directiva -EDL 1993/15910-.

[[QUOTE1:"STJUE 14-6-12 (C-618/10) el Juez carece, después de


declarar la nulidad de la cláusula abusiva contenida en un contrato
celebrado entre un profesional y un consumidor, de la facultad de
integrar dicho contrato modificando el contenido de la cláusula
abusiva"]]

La STJUE 14-6-12 (C-618/10) -EDJ 2012/109012- declara que el Juez


carece, después de declarar la nulidad de la cláusula abusiva contenida
en un contrato celebrado entre un profesional y un consumidor, de la
facultad de integrar dicho contrato modificando el contenido de la
cláusula abusiva:

«65 Así pues, del tenor literal del apartado 1 del citado artículo 6 resulta
que los jueces nacionales están obligados únicamente a dejar sin
aplicación la cláusula contractual abusiva, a fin de que ésta no produzca
efectos vinculantes para el consumidor, sin estar facultados para
modificar el contenido de la misma. En efecto, el contrato en cuestión
debe subsistir, en principio, sin otra modificación que la resultante de la
supresión de las cláusulas abusivas, en la medida en que, en virtud de las
normas del Derecho interno, tal persistencia del contrato sea
jurídicamente posible.

[...]

69 Pues bien, en este contexto es preciso señalar que, tal como ha


indicado la Abogado General en los puntos 86 a 88 de sus conclusiones,
si el juez nacional tuviera la facultad de modificar el contenido de las
cláusulas abusivas que figuran en tales contratos, dicha facultad podría
poner en peligro la consecución del objetivo a largo plazo previsto en el
artículo 7 de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910-. En efecto, la
mencionada facultad contribuiría a eliminar el efecto disuasorio que
ejerce sobre los profesionales el hecho de que, pura y simplemente, tales
cláusulas abusivas no se apliquen frente a los consumidores (véase, en
este sentido, el auto Pohotovost', antes citado, apartado 41 y
jurisprudencia citada), en la medida en que los profesionales podrían
verse tentados a utilizar cláusulas abusivas al saber que, aun cuando
llegara a declararse la nulidad de las mismas, el contrato podría ser
integrado por el juez nacional en lo que fuera necesario, garantizando de
este modo el interés de dichos profesionales.»

Esta STJUE declaró la incompatibilidad del art.83 del RD Leg 1/2007, de


16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley
General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios -EDL
2007/205571-, con el art.6.1 de la Directiva -EDL 1993/15910- y provocó
la reforma del referido precepto que tuvo lugar mediante el artículo
único-Veintisiete de la L 3/2014, de 27 de marzo con el fin de adaptarse a
la doctrina del Tribunal de Justicia.

[[QUOTE1:"El Juez que declare la existencia de una cláusula abusiva


deberá cerciorarse de si el contrato puede subsistir sin esa cláusula y
deberá aplicar todas las reglas internas dirigidas a evitar que el
consumidor quede vinculado por la misma. STJUE 30-5-13 (C-397/11)"]]

De otro lado, el Juez que declare la existencia de una cláusula abusiva


deberá cerciorarse de si el contrato puede subsistir sin esa cláusula y
deberá aplicar todas las reglas internas dirigidas a evitar que el
consumidor quede vinculado por la misma. Así lo expresa la STJUE 30-5-
13 (C-397/11) -EDJ 2013/71558-:

«El artículo 6, apartado 1, de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- debe


interpretarse en el sentido de que el juez nacional que constate el
carácter abusivo de una cláusula contractual está obligado, sin esperar a
que el consumidor formule una solicitud a ese efecto, a deducir todas las
consecuencias que según el Derecho nacional nacen de esa
constatación, para cerciorarse de que el consumidor no quede vinculado
por esa cláusula, por un lado, y por otro debe apreciar, en principio según
criterios objetivos, si el contrato afectado puede subsistir sin esa
cláusula.

La Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- debe interpretarse en el sentido de


que el tribunal nacional que haya constatado de oficio el carácter abusivo
de una cláusula contractual debe aplicar en cuanto sea posible sus
reglas procesales internas de modo que se deduzcan todas las
consecuencias que, según el Derecho interno, nacen de la constatación
del carácter abusivo de la referida cláusula, para cerciorarse de que el
consumidor no queda vinculado por ésta.»

En particular, respecto de una cláusula penal declarada abusiva, la STJUE


30-5-13 (C-488/11) -EDJ 2013/71556- mantiene que: «El artículo 6,
apartado 1, de la Directiva 93/13 -EDL 1993/15910- debe interpretarse en
el sentido de que no permite al juez nacional, cuando haya determinado
el carácter abusivo de una cláusula penal en un contrato celebrado entre
un profesional y un consumidor, limitarse a moderar el importe de la pena
contractual impuesta por esa cláusula al consumidor, como le autoriza el
Derecho nacional, sino que le obliga a excluir pura y simplemente la
aplicación de dicha cláusula al consumidor.»

Se ha solicitado en ocasiones al Tribunal de Justicia que limite en el


tiempo los efectos de sus propias sentencias cuando declara que
determinadas cláusulas contractuales son abusivas con el fin de que la
interpretación solo se aplique a partir de su fecha sin tener efectos
retroactivos para evitar así imponer la obligación de restituir las sumas de
dinero percibidas por el profesional fundadas en las cláusulas abusivas.
Así las SSTJUE 21-3-13 (C-92/11) -EDJ 2013/26923- y 23-10-14 (C-
359/11 y C-400/11) -EDJ 2014/180446- señalan que solo se admite con
carácter excepcional si concurren varios requisitos: «59 Sólo con
carácter excepcional puede el Tribunal de Justicia, aplicando el principio
general de seguridad jurídica inherente al ordenamiento jurídico de la
Unión, verse inducido a limitar la posibilidad de que los interesados
invoquen una disposición por él interpretada con el fin de cuestionar
relaciones jurídicas establecidas de buena fe. Para poder decidir dicha
limitación, es necesario que concurran dos criterios esenciales, a saber,
la buena fe de los círculos interesados y el riesgo de trastornos graves
(véanse, en particular, las sentencias Skov y Bilka, antes citada, apartado
51 -EDJ 2006/117-; Brzezinski, antes citada, apartado 56; de 3 de junio
de 2010, Kalinchev, C-2/09, Rec. p. I-4939, apartado 50 -EDJ
2010/78257-, y de 19 de julio de 2012, Redlihs, C-263/11, Rec. p. I-0000,
apartado 59 -EDJ 2012/165871-).»
VI. Aspectos procesales de las cláusulas abusivas

[[QUOTE2:"Primer lugar"]]

En primer lugar, en un proceso de ejecución hipotecaria ha de permitirse


al deudor que pueda oponer de manera eficaz la existencia de cláusulas
abusivas. Así la STJUE 14-3-13 (C-415/11) -EDJ 2013/21522- declara:
«La Directiva 93/13/CEE del Consejo, de 5 de abril de 1993, sobre las
cláusulas abusivas en los contratos celebrados con consumidores -EDL
1993/15910-, debe interpretarse en el sentido de que se opone a una
normativa de un Estado miembro, como la controvertida en el litigio
principal, que, al mismo tiempo que no prevé, en el marco del
procedimiento de ejecución hipotecaria, la posibilidad de formular
motivos de oposición basados en el carácter abusivo de una cláusula
contractual que constituye el fundamento del título ejecutivo, no permite
que el juez que conozca del proceso declarativo, competente para
apreciar el carácter abusivo de esa cláusula, adopte medidas cautelares,
entre ellas, en particular, la suspensión del procedimiento de ejecución
hipotecaria, cuando acordar tales medidas sea necesario para garantizar
la plena eficacia de su decisión final.»

Esta sentencia obligó al legislador español a adaptar su legislación


mediante la L 1/2013, de 14 de mayo, de Medidas para Reforzar la
Protección de los Deudores Hipotecarios, Reestructuración de Deuda y
Alquiler Social -EDL 2013/53763-.

En idénticos términos se pronunció el ATJ 14-11-13 (C-537/12 y C-


116/13).

[[QUOTE2:"Segundo lugar"]]

En segundo lugar, la STJUE 26-4-12 (C-472/10) -EDJ 2012/70166-


destaca cuáles son los efectos de la estimación de la acción colectiva de
cesación de cláusulas abusivas: «El artículo 6, apartado 1, de la Directiva
93/13 -EDL 1993/15910-, en relación con el artículo 7, apartados 1 y 2, de
la misma, debe interpretarse en el sentido de que:
- no se opone a que la declaración de nulidad de una cláusula abusiva
que forma parte de las condiciones generales de los contratos
celebrados con consumidores en el marco de una acción de cesación,
contemplada en el artículo 7 de dicha Directiva -EDL 1993/15910-,
ejercitada contra un profesional por motivos de interés público y en
nombre de los consumidores, por una entidad designada por el Derecho
nacional, surta efectos, de conformidad con dicho Derecho, para
cualquier consumidor que haya celebrado con el profesional de que se
trate un contrato al cual le sean de aplicación las mismas condiciones
generales, incluso para los consumidores que no hayan sido parte en el
procedimiento de cesación;

- cuando, en el marco de dicho procedimiento, haya sido declarada


abusiva una cláusula de las condiciones generales de la contratación, los
órganos jurisdiccionales nacionales deberán aplicar de oficio, también en
el futuro, todas las consecuencias previstas por el Derecho nacional,
para que los consumidores que hayan celebrado con el profesional de
que se trate un contrato al cual le sean de aplicación las mismas
condiciones generales no resulten vinculados por dicha cláusula.»

[[QUOTE2:"Tercer lugar"]]

En tercer lugar, la STJUE 17-7-14 (C-169/14) -EDJ 2014/110751- tiene


por objeto el art.695.4 LEC en cuanto que el consumidor, en la medida en
que éste, en su condición de deudor ejecutado, no puede recurrir en
apelación contra la resolución mediante la que se desestime su oposición
a la ejecución, mientras que el profesional, acreedor ejecutante, sí puede
interponer recurso de apelación contra la resolución que acuerde el
sobreseimiento de la ejecución o declare la inaplicación de una cláusula
abusiva. Se concluye que ese sistema especial de recursos es contrario
al art.7.1 de la Directiva -EDL 1993/15910- y al art.47 de la Carta -EDL
2000/94313-, obligando a su modificación, lo que tuvo lugar mediante la
disp final 3 del RDL 11/2014, de 5 de septiembre.

[[QUOTE2:"Cuarto lugar"]]
En cuarto lugar, la STJUE 5-12-13 (C-413/12) da respuesta a una
cuestión prejudicial elevada por la Audiencia Provincial de Salamanca al
declarar que la Directiva y los principios de efectividad y de equivalencia,
deben interpretarse en el sentido de que no se oponen a una normativa
de un Estado miembro como la controvertida en el procedimiento
principal, según la cual, en materia de acciones de cesación ejercitadas
por las asociaciones de protección de los consumidores, por una parte,
tal acción debe interponerse ante los tribunales del lugar donde el
demandado tiene su establecimiento o su domicilio y, por otra parte, no
cabe recurso de apelación contra la resolución por la que un órgano
jurisdiccional de primera instancia declara su falta de competencia
territorial.

[[QUOTE2:"Por último"]]

Por último, la STJUE 27-2-14 (C-470/12) -EDJ 2014/14855- declara que


ni la Directiva -EDL 1993/15910- ni los art.38 y 47 CDFUE -EDL
2000/94313- se oponen a una normativa nacional en virtud de la cual no
se admite la intervención de una asociación para la defensa de los
consumidores en apoyo de un consumidor en un procedimiento de
ejecución de un laudo arbitral firme tramitado en contra de este último.

Este artículo ha sido publicado en la "Revista de Jurisprudencia", número


1, el 1 de julio de 2015.

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