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Perú tiene la tasa más alta de trabajo infantil en Sudamérica [INFORME]

https://peru21.pe/peru/infantil-peru-tasa-alta-sudamerica-informe-409742-noticia/

MARIELLA SAUSA

mariella.sausa@peru21.com

Actualizado en 09/06/2018 a las 07:00

La Organización Internacional del Trabajo anunció recientemente que el trabajo infantil en


América Latina y el Caribe se redujo a la mitad en los últimos 8 años. Una noticia que, sin duda,
alegra a la región; sin embargo, no tanto a los peruanos. ¿Por qué? Pues porque en el Perú el
ritmo de decrecimiento fue más lento y, aunque la tasa de trabajo infantil disminuyó en poco más
de 4% desde 2012, aún hay un 21.8% de niños y adolescentes que trabajan. Lo peor es que con
estas cifras Perú encabeza la lista de países de Sudamérica con más trabajo infantil.

egún el ranking del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos sobre las peores formas de
trabajo infantil en el mundo, los tres países de Sudamérica con la tasa más alta de trabajo infantil
son Perú (21.8%), Bolivia (20.2%) y Paraguay (10.4%), y los que presentan las tasas más bajas son
Brasil (2.9%) y Chile (3.5%). La última encuesta especializada del Instituto Nacional de Estadística e
Informática (INEI) sobre trabajo infantil 2015 muestra además cifras preocupantes, pues del total
de población de entre 5 y 17 años que trabaja, el 16.8%; es decir, 1 millón 274 mil 100 niños y
adolescentes, realiza trabajos peligrosos. Asimismo, un 1.5% de menores está en un trabajo
forzoso y el 5.3% realiza tareas domésticas por encima de las 22 horas semanales; por lo cual,
aunque estudian, logran un bajo nivel de aprendizaje.

Jorge Vega, comisionado de la Adjuntía para los Derechos de la Niñez y Adolescentes, señaló que,
aunque corresponde a las municipalidades llevar un registro para identificar a los menores que
trabajan en su jurisdicción, este no se está llevando de la manera adecuada, pues la mayoría de los
municipios que lo hacen solo tiene un listado de los niños y adolescentes que declaran ser
trabajadores, pero no tiene ningún plan de rescate o de apoyo al menor.

Asimismo, señaló que, aunque la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) hace
operativos para supervisar que no se lleve a cabo trabajo infantil, esta entidad no tiene capacidad
para fiscalizar el trabajo informal. “Por ejemplo, ¿cómo se controla el trabajo doméstico de
menores de edad? Hace falta un plan nacional, personal especializado y un mapeo de las zonas
donde hay trabajo infantil, pues es en la informalidad donde está la mayor cantidad de niños y
adolescentes que trabajan”, sostuvo.

PROGRAMAS EXITOSOS
Inés Martens, directora de Promoción y Protección de los derechos Fundamentales Laborales del
Ministerio de Trabajo, sostuvo que la fiscalización es una solución temporal, pues en muchos casos
los menores rescatados regresan a esa actividad. Por ello, se trabaja con las familias para plantear
soluciones a sus necesidades.

El Ministerio de Trabajo, junto con la ONG Desarrollo y Autogestión, ejecuta tres programas para
la incorporación de los niños al trabajo permitido y a la escuela, que están dando buenos
resultados. María Gloria Barreiro, directora de la ONG, detalló que se trata de la incorporación de
cadenas productivas agrarias libres de trabajo infantil; la reconversión laboral, para que los
adolescentes que están en trabajos peligrosos se capaciten y opten por trabajos permitidos; y la
secundaria tutorial, para que los adolescentes de las zonas más remotas que trabajan no dejen la
escuela. “Estos programas demuestran que erradicar el trabajo infantil sí es posible. Ahora el
desafío es replicarlos en todo el país”, enfatizó Barreiro.

1.2 TRABAJO INFANTIL Y DE ADOLESCENTES

**

Se entiende por trabajo a toda actividad económica de carácter lícito realizada en forma regular,
periódica o estacional, por niños (menores de 12 años de edad) o adolescentes (de 12 hasta
cumplir los 18 años de edad) que implique su participación en la producción o comercialización de
bienes y servicios destinados al mercado, el trueque o el autoconsumo, independientemente de que
dicha actividad se encuentre sujeta a retribución alguna.

Se entiende por actividad económica, a la producción de bienes y servicios, según se definen en el


sistema de Cuentas Nacionales de la Naciones Unidas. De acuerdo con este sistema, la producción
de bienes y servicios incluye toda producción de mercado y algunos tipos de producción no de
mercado, incluyendo la producción y elaboración de productos primarios para autoconsumo, la
construcción por cuenta propia y otras producciones de activos fijos para uso propio.

Según esta definición las actividades económicas ilícitas tales como la prostitución de menores de
edad o el comercio de drogas, no son concebidas como trabajo infanto-adolescente. Igualmente,
ciertas modalidades para obtener ingresos, no incluidas bajo el concepto de actividad económica,
tales como el robo o la mendicidad, no son consideradas como trabajo.

De igual manera, la participación de los niños y adolescentes en tareas domésticas en el seno de su


propia familia no debe ser incluida bajo el rubro de trabajo, pues dicha actividad constituye parte
de las funciones básicas de una familia y es en muchos casos indispensable para la supervivencia
de sus miembros. De otro lado, las tareas domésticas no constituyen propiamente una actividad
económica, de acuerdo a como se define y registra este tipo de actividades en el Sistema de
Cuentas y Estadísticas de Empleo en la mayoría de países.
Explotación sexual infantil: Imaginario de la selva peruana, pobreza y familia

Por Bárbara Ramos Arce - 12 agosto, 2015

http://polemos.pe/explotacion-sexual-infantil-imaginario-de-la-selva-peruana-pobreza-y-familia-
3/

Bárbara Beatriz Yulissa Ramos Arce

Estudiante de la Facultad de Derecho PUCP. Miembro de la Asociación Civil Derecho & Sociedad

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El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría

Gibran Jalil Gibran

Visité la tribu Bora a inicios del año 2013 después de una larga travesía por el río Momón en la
provincia de Iquitos, Perú. Un grupo de niñas nos recibió en la orilla y entre risas y saltos, fuimos
guiados selva adentro hasta sus viviendas, donde nos pintaron el rostro y bailaron en una animada
ceremonia de bienvenida. Una pequeña de trece años se sentó a mi lado para mostrarme
artesanías. Mientras me hablaba, vi a un hombre corpulento de habla inglesa que traía una bolsa
plástica repleta de trozos de carne y, en la otra mano, una parrilla a carbón. Intercambió unas
palabras con los hombres mayores de la tribu y sonriente, comenzó a aderezar los alimentos sobre
una mesa, mientras los adultos llamaban a la niña que me acompañaba, quien se fue sin
despedirse. Navegando por el río, devuelta a la ciudad le pregunté al guía por lo ocurrido. Él se
limitó a contestar: “No es que el gringo sea buena gente, señorita. Si les da comida, no lo hace
gratis. Pero no se preocupe, todo es con permiso”. Y fue así que conocí, sin saberlo, la explotación
sexual infantil.

En el Perú, este fenómeno no hace excepciones de género, edad o grupo étnico. Sin embargo, la
selva peruana es el sector más afectado por dicha actividad y especialmente, su población infantil
y adolescente. Hablar de este tema nos lleva necesariamente a discutir sobre el delito de trata de
personas[1], hoy llamado la “nueva forma de esclavitud del Siglo XXI” que en un año, puede
someter a 1,39 millones de mujeres y niñas alrededor del mundo (Cacho 2011: 15). No obstante, la
población infantil es la que se ve especialmente vulnerada por esta actividad delictiva. La UNICEF
considera que cada año, la cantidad de niños explotados sexualmente asciende en un millón
(Audet 2006: 16).
El alcance tan ineficaz que se tiene respecto a estos casos se debe a que, a diferencia de otros
países en donde la trata de personas y la explotación sexual de menores se manifiestan de manera
directa como un servicio sexual y representan grandes ingresos, en la selva esta tiene un carácter
accesorio. En la selva la explotación sexual no se encuentra en manos de complicadas
organizaciones criminales ni mafias, como puede ocurrir en países como Albania o Moldavia (Kara
2009: 191-220), sino que son manejadas en buena parte por los propios familiares o cercanos de
las menores, debido a la importancia de la familia y a las particulares relaciones de género que hay
en la sociedad de la selva. Finalmente, está el panorama de desinformación del Estado, reforzado
con el imaginario que se tiene de la selva como una región mística, desconocida, exótica y de alto
contenido erótico, lo cual puede llevar a considerar como algo “normal” o “habitual”, la
explotación sexual de menores de edad, en especial si se sabe que son sus propios familiares y la
difícil situación económica, los que refuerzan dicho comportamiento.

La trata de personas y la explotación sexual infantil en el Perú.

Dentro de nuestra legislación nacional, en la Constitución de 1993 contamos con la prohibición de


la esclavitud, la servidumbre y la trata de seres humanos, así como la protección a la libertad
humana, a la persona humana, la dignidad y la seguridad. En el artículo 4, se protege
especialmente al niño y al adolescente, así como a la familia. También está el Código de los Niños y
Adolescentes, la Ley No. 28251 “Ley Contra el Abuso y la Explotación Sexual Infantil” y la
tipificación del delito de la trata de personas en el artículo 153[2] del Código Penal, el cual fue
modificado gracias a la Ley No. 28950 en el año 2007, adecuándose a los estándares
internacionales (CHS 2011: 18).

Ahora bien, es importante resaltar que la configuración del delito de la trata de personas puede
dividirse en tres elementos: las conductas, los medios y las finalidades, aunque en la doctrina hay
cierta posición que sostiene que “no es necesario que se concrete la finalidad para que se dé el
delito de trata de personas, basta que se demuestre que los medios y la conducta tenían como
intención ejecutar alguna de las finalidades del delito” (CHS 2011: 20) La conducta es qué
comportamiento realiza el sujeto activo, la cual puede ser transportar, trasladar, acoger o recibir a
una o más personas con fines de explotación.

Díez Ripollés comenta que la acción dolosa (y ciertamente la única posible en este tipo de delitos)
de tal comportamiento involucra el “persuadirles o coaccionarles [a los menores] a que participen
en cualquier actividad sexual ilícita, introducirles a la prostitución u otras prácticas sexuales
ilegales, utilizarles para actuaciones o elaboraciones de material pornográfico” (2007: 668). Para
este punto es innegable que el delito de la trata de menores, en sí, tiene una naturaleza relacional,
por lo cual su comisión involucra necesariamente otro tipo de delitos, como son las violaciones
sexuales, el favorecimiento a la prostitución, proxenetismo, rufianismo, entre otros, cosa que
puede crear confusión al momento de identificar el tipo básico.

El “Estudio sobre el Estado de la Trata de Personas en el Perú”, realizado por la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, demostró que “durante el período comprendido entre
los años 2004 hasta el primer semestre del 2011, se han registrado un total de 501 denuncias por
trata de personas (…) se han hallado 1477 víctimas. De este total, 691 son menores de edad, y 624
(90.3%) son mujeres (…)”. El 74% de estos casos, presentan la finalidad de explotación sexual. No
obstante, entre el año 2007 y el primer semestre del 2011, solamente se presentaron 255
procesos por trata de personas. Es claro que existe una gran brecha entre lo que es el número de
víctimas, las denuncias realizadas y los procesos llevados a cabo.

Pobreza y negocio complementario

Para la pedagoga Angela Corduente Jiménez, el comercio sexual es un fenómeno que brota con
mayor fuerza en familias “de clase social baja, insertas en núcleo geográficos marginales, con
escasos recursos económicos, culturales y personales. Por tanto, con un alto índice de desempleo”
(2006: 11). El estudio más reciente del INEI, demostró que la pobreza ha comenzado a erradicarse
en el Perú, pero las diferencias porcentuales entre regiones siguen siendo notables. Es así que en
la selva, el 31.2% de la población se encuentra en la pobreza, en la Sierra, un 37.4%, mientras que
la costa mantiene un 15.7% y Lima Metropolitana, un 12.8% (La República: 2014).

En Europa Occidental, en donde tan solo en el 2007 se produjeron 428 millones de dólares
americanos como ingreso por la trata de esclavas para fines de explotación sexual (Kara 2010: 47),
se considera que este es negocio altamente rentable y lo mismo ocurre en Oriente Medio, Europa
Central y Oriental. Sin embargo, en América Latina, en donde en ese año sólo se produjeron 68
millones de dólares, cifra bastante baja a comparación de las anteriores, la situación es distinta. En
la selva peruana, en realidad la trata infantil con fines de explotación sexual no representa un
negocio rentable.

A pesar de las grandes inversiones de la industria minera, petrolera y de recursos naturales que
tienen lugar en esta región del país, la pobreza es un problema que incluso se acentúa a más cerca
se encuentren los centros industriales. No son pocos los autores, como Élaine Audet, quienes
creen que la expansión incontrolable del comercio liberal y la globalización han ocasionado que se
perpetúe esta situación de eterno tránsito, intercambio y movimiento, lo cual ocasiona una
“ausencia del control policial y social y la proliferación de negocios dirigidos a los trabajadores de
la madera y el petróleo” (Mujica y Cavagnoud 2011: 97).
De cualquier modo, en la selva peruana la trata con fines de explotación sexual “se asocia al
manejo de negocios colaterales como bares, restaurantes, picanterías y otros donde se vende
comida y alcohol” (UNODC[3] 2012: 11). Efectivamente, este es el caso de Pucallpa y Madre de
Dios, lugares dedicados al comercio de madera y petróleo y en el segundo caso, a la minería,
muchas veces ilegal. Los servicios sexuales de menores de edad, en el caso de Pucallpa, se
desarrollan de la siguiente manera:

Existen al menos tres modalidades del servicio sexual de niñas y adolescentes que se matizan en el
complemento de otras actividades económicas. Se ofrecen servicios sexuales i) junto a la dinámica
de atención en los puestos de comida y en el servicio de las meseras ii) como servicios que ofrecen
las vendedoras de golosinas y cigarrillos en los bares y iii) como servicios de las vendedoras de
comida ambulante en los puertos, aserraderos y embarcaciones. (Mujica y Cavagnoud 2011: 99)

De la misma manera, en Madre de Dios, “paralelo al río Tambopata, [hay] decenas de puestos de
comida, venta de enseres para la minería, gasolina y bares. En estos espacios hay mujeres
adolescentes entre 14 y 17 años ofreciendo servicios sexuales, además de la atención en los
restaurantes” (Mujica 2014: 105). Las edades de las niñas en los centros de Pucallpa oscilan entre
doce y trece en adelante, a pesar que hay testimonios de trabajadores del puerto que indican que
es posible contactar a niñas hasta de diez años.

Esto no es inesperado. Esta exigencia por parte de los explotadores de menores (llámese, los
clientes) por víctimas más jóvenes está conectada a “la errónea idea convicción que los niños y las
niñas de menos edad no están infectados con el VIH” (Shifman y Franzblau 2001: 16) y que en
nuestro plano nacional, encuentra su respaldo en el testimonio de los propios pobladores de
Pucallpa, quienes creen que “más chibolita, más limpia (…) no es como las que ya son mayores, ya
tienen más experiencia, eso no se sabe de dónde ha pasado” (trabajador del puerto, 31 años)
(Mujica y Cavagnoud 2011: 104). ¿Y cuáles son las ganancias adquiridas por la explotación sexual
de menores? Un intercambio sexual de diez minutos con una menor de edad, está entre S/.3 y
S/.15 dependiendo de lo que se pida y del tiempo que esto tome. En sí, los servicios sexuales de
menores de edad en Pucallpa representarían un ingreso de S/.368 al mes, cifra que no difiere
mucho de la línea de pobreza[4] de la selva en el año 2013, la cual se determinó en S/.249.

De esta sección podemos concluir que, si bien el fenómeno de la trata de menores con fines de
explotación sexual comercial se presenta “por lo general entre niñas, niños y adolescentes de
sectores socioeconómicos bajos o muy bajos” (Durán Ponce de León 2009:14) y como una salida
en sociedades con profundas desigualdades económicas “donde el carácter estructural de la
exclusión es decisivo” (Corduent 2006:8), su presencia en la selva no presenta un enriquecimiento
per se, sino que es una manera de complementar los ya reducidos ingresos de los comercios
ambulatorios, venta de comida o herramientas.
Familia y relaciones de género.

El segundo punto a tomar en cuenta para entender el fenómeno de la trata infantil con fines de
explotación sexual es la importancia de los nexos familiares y las peculiaridades de las
percepciones de género en la selva. Bien dice el sociólogo Gonzalo Portocarrero:

En nuestro país, los vínculos familiares han tenido y aún tienen una gran importancia. La fuerza de
estos vínculos es un activo social que en otros países está muy despreciado y disminuido. Estos
vínculos, además, facilitan la acción colectiva en tanto suponen confianza. Así que, por ejemplo,
muchas empresas tienen un carácter familiar. A través de los parientes y sus respectivos
contactos, se forman redes mediante las que se consigue empleo, o empleados, clientes,
proveedores, créditos, etc. (2006: 6)

En el caso de la selva, cabe resaltar dos elementos particulares: el primero, que las personas
encargadas de administrar la explotación sexual de las menores de edad suelen ser parientes
cercanas o personas mayores en quienes las niñas depositan su confianza y que tienen la
autorización de los familiares para encargarse de ellas (“mamis”, “madrinas”, “tías”) y el segundo,
que en su mayoría son mujeres. Ninguna de estas características es una casualidad. En la selva
peruana, las relaciones de género entre masculino y femenino encuentran esta división tradicional
entre “vida y muerte”, “fuerza y fragilidad”, “violencia y delicadeza”. Es así que podemos afirmar
que “la mujer se enfrenta a la pobreza en una situación de desventaja frente al varón, debido en
gran parte a la valoración diferenciada de los roles considerados masculinos y femeninos (…)
(UNODC 2012: 34). No debe de sorprendernos que sea precisamente la mujer, la que termine
encargándose de la administración de negocios relacionados a servicios alejados de las actividades
más demandantes en fuerza, como son las tiendas y los restaurantes.

¿Quiénes son estas mujeres? Mujica y Cavagnoud nos indican que por lo menos en el puerto
fluvial de Pullapca, “estos mecanismos operan en función a redes familiares, economías
domésticas de comercio al menudeo y no como formas de captación abierta” (2011: 108) ni
mucho menos como complejas organizaciones criminales, como se puede creer. Es así que el
tratamiento del caso de trata de menores con fines de explotación sexual se complejiza aún más
en esta región debido a que son los propios padres o familiares los que acceden a que las menores
se dediquen a dicha actividad. En el caso que durante un proceso se decida separar a la víctima de
su administradora (proxeneta) o de los encargados de explotarla para devolverla con su familia, lo
más probable es que esta termine nuevamente involucrada en dicha actividad, ya que cuenta con
el consentimiento de los que por ley, mantienen la patria potestad sobre ella.
Erotismo, misticismo y magia: Estereotipos en la selva como reforzador de la ineficacia legal.

“Barranzuela: un rey africano en el Paititi”, cuento de escritor peruano Cronwell Jara Jiménez, en
donde se explora con una fascinante narrativa, un edén de ubicación desconocida, utópico y
sobrenatural . En obra del siglo XX, se introduce a la selva como un paraíso de peligro y al mismo
tiempo, de libertad, una suerte de “mundo al revés”, en donde el personaje principal, Barranzuela,
“disfruta del baile, sexo continuado y grandes borracheras descontroladas como un dios de la
alegría, gobernador y supremo Rey” (de Llano 2011: 390). Es un escenario donde abunda el
alcohol, el incesto, la diversidad cultural y natural, que si bien puede parecer amenazante, seduce
por su naturaleza exótica y sin restricciones.

Erotismo latente, éxtasis y ausencia de normativas características de las grandes ciudades, suelen
ser las ideas que se relacionan al imaginario de la selva peruana y la que trae a miles de turistas
cada año, muchos de los cuales se dedican a colaborar con la explotación sexual de menores de
edad. Gloria Macapagal, la ex presidenta de Filipinas, cree que los explotadores que acceden a
este tipo de servicios sexuales, cuentan con algunos pretextos que buscan justificar sus acciones:

1) Que los niños prostituidos con quienes tienen contacto han escogido la prostitución por propia
decisión. 2) Que las culturas en los lugares de turismo son más naturales y están menos reprimidas
sexualmente que las sociedades occidentales, en esos países, las niñas ya son maduras y tienen
experiencia sexual a edad muy temprana, de modo que no hay nada malo en aprovechar esa
situación y finalmente 3) Que los niños y niñas prostituidos especialmente en países no
industrializados, necesitan desesperadamente el dinero, de modo que los turistas les están
haciendo un favor. (2001: 6)

La investigación “La percepción de la trata de personas en el Perú”, la cual buscó investigar los
niveles de información y concientización de la población de las distintas regiones del país respecto
a este tema, arrojó que el 83% de la población de Amazonas, desconoce sobre los alcances del
fenómeno de la trata de personas. Esto significaría que “uno de cada diez ciudadanos contaría con
información sobre la Trata de personas, reflejando la tendencia nacional de desconocimiento en
este campo” (CHS 2010: 42). Esto solamente empeora si se considera que para el año 2010, el
59.8% de la población de Amazonas se encontraba en la pobreza. Aunque los resultados fueron
distintos en zonas como Madre de Dios, probablemente debido a que las campañas tienen mayor
fuerza pues suele ser el lugar más mencionado cuando se trata de explotación sexual infantil, en la
práctica no se ve que exista una verdadera concientización del problema a nivel regional. Esto se
conecta no sólo con la imagen “habitual” que tiene la explotación sexual infantil para los sujetos,
especialmente para los que la consumen, sino también por una cuestión de género.
En efecto, la sociedad peruana encuentra sus bases en una tradición machista y que plantea la
histórica visión de la mujer como el sexo inferior y sometido a la dominación del hombre, situación
que se agrava con el refuerzo de “los medios de comunicación y la publicidad donde la mujer, a
menudo, es utilizada como objeto de atracción-seducción, “quedando así la sexualidad al servicio
de la industria” (Cline 1993: 53) (Corduente 2006: 10). Si bien las mujeres no son las únicas
víctimas de la trata con fines de explotación sexual, sí son las más numerosas y representan una
situación grave y que se estrella contra la cantidad bajísima de procesos y detenidos anuales, a
comparación del número de denuncias y víctimas.

Comentarios finales

Durante el año 2010, solo 32 casos de explotación sexual ingresaron a las Unidades de Asistencia
de Víctimas y Testigos en Madre de Dios, mientras que en Amazonas se registró uno solo, el cual
pertenecía a un menor de edad que recibió asistencia legal y psicológica. (UNODC 2012: 111). A
pesar que la presencia internacional en el Perú mediante organizaciones no gubernamentales,
campañas y las propias iniciativas del Estado en la construcción de leyes y protocolos procuran
crear un cambio lento pero seguro respecto a la trata, los vacíos legales y la falta de investigación
solo obstaculizan este propósito.

La trata de menores con fines de explotación sexual, como tema de Derecho penal y del futuro de
las políticas criminales nacionales, no puede desarrollarse por completo partiendo exclusivamente
de la norma jurídica ni de los textos legales. Exige una investigación sobre las estructuras más
básicas de la sociedad peruana, respetando las diferencias de la misma en cuanto a región, grupo
étnico, sexo y edad. El caso de la selva es paradigmático, pues sólo es posible comprender la
ineficacia de la aplicación de leyes cuando se toma en cuenta que esta región está compuesta por
sociedades que valoran mucho más los nexos familiares, de relevancia casi ancestral. De igual
manera, que la selva es una región que a diferencia de la costa y la sierra, ha sido transformada y
destruida a base de estereotipos, mitos e imaginarios que difícilmente pueden comprobarse o
desmentirse, debido a su lejanía y complejidad geográfica. Tal como menciona el profesor Gabel
Sotil, el desconocimiento que tenemos de la selva es compensada con “características y
condiciones irreales, tanto que los peruanos hemos hecho de la selva el depósito de nuestras
fantasías e impulsos frustrados” (2015).

Si hay algo que ha quedado claro, después de haber analizado tan solo un ápice de lo que es el
gran espectro de la trata de personas, es que la pobreza, la desigualdad y la ignorancia respecto a
la ley son las mayores causas que pueden llevar a una comunidad a dedicarse a una actividad tan
atroz como esta, aunque tal como menciona la Organización Internacional del Trabajo en su
Informe sobre la Explotación Sexual Comercial Infantil, “ninguna actividad o conducta puede
justificarse sobre la base de la integridad cultural y la falta de conocimiento” (s.f: 9). La lucha
contra la trata de personas y en especial contra la victimización de menores de edad respecto a la
explotación sexual, no llega a ser un trabajo exclusivo del Estado, sino que es una tarea de la
sociedad en conjunto.

Existe una fuerte y lamentable costumbre a cerrar los ojos ante problemáticas tan complejas y
delicadas como es la explotación sexual y otras formas de esclavitud contemporánea. Muchos
consideran preferible pensar que este tipo de fenómenos son exclusivos de países lejanos,
realidades separadas y místicas, cuando en realidad se desarrollan a tan solo unas horas de las
más modernas ciudades del país. Y en fin, una población que se venda los ojos voluntariamente,
está condenada a no avanzar.

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[1] “Captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción, recurriendo a la amenaza o al


uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de
una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación (…)”
según el artículo 3 del Protocolo de Palermo.

[2] “El que promueve, favorece, financia o facilita la captación, transporte, traslado, acogida,
recepción o retención de otro, en el territorio de la República o para su salida o entrada del país,
recurriendo a: la violencia, la amenaza u otras formas de coacción, la privación de libertad, el
fraude, el engaño, el abuso del poder o de una situación de vulnerabilidad, o la concesión o
recepción de pagos o beneficios, con fines de explotación, venta de niños, para que ejerza la
prostitución, someterlo a esclavitud sexual u otras formas de explotación sexual, obligarlo a
mendigar, a realizar trabajos o servicios forzados, a la servidumbre, la esclavitud o prácticas
análogas a la esclavitud u otras formas de explotación laboral, o extracción o tráfico de órganos o
tejidos humanos, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de
quince años. La captación, transporte, traslado, acogida, recepción o retención de niño, niña o
adolescente con fines de explotación se considerará trata de personas incluso cuando no se
recurra a ninguno de los medios señalados en el párrafo anterior.”

[3] Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

[4] La línea de pobreza es el valor monetario con el cual se contrasta el gasto per cápita mensual
de un hogar para determinar si está en condiciones de pobreza o no. Este valor está conformado
por dos componentes: el componente alimentario, que es llamado también línea de pobreza
extrema y el componente no alimentario. (INEI 2013: 29)

Fuente imagen: esculpiendoeneltiempo.wordpress.com

Turismo sexual infantil en el Perú existe por un Estado ausente

Según el último informe de la Dirección Nacional de Turismo, Lima encabeza la lista negra de las
ciudades peruanas en las que se cometen mayores delitos de este tipo.

https://peru21.pe/peru/turismo-sexual-infantil-peru-existe-ausente-427685-noticia/

Según la Organización de Estados Americanos, el 20% de los 700 millones de viajes que se
producen en el mundo tiene una motivación sexual y, de esta cifra, el 3% busca explícitamente
sexo con menores de edad.Es decir: de cada 100 personas que pasan por el control migratorio de
un aeropuerto, 20 estarían viajando con fines de recreación sexual y 3 con fines de acceder a
prostitución sexual infantil.

En los últimos 10 años, el fortalecimiento de la economía del Perú y el aumento de turistas ha


provocado que la trata aumente. Pero también existen otros factores puntuales, como son los
vacíos de control en las carreteras, vacíos de control de trabajo infantil, vacíos de control en la
falsificación de documentos y vacíos de control en la fiscalización de locales, bares, hoteles. Todo
esto es un incentivo para la llegada de interesados en el turismo con fines de explotación sexual,
especialmente de niños, niñas y adolescentes.

Según el último informe de la Dirección Nacional de Turismo, Lima encabeza la lista negra de las
ciudades peruanas en las que se cometen mayores delitos de este tipo. Sin embargo, el paraíso
sexual por excelencia es Iquitos. Los otros destinos donde se producen abundantes casos son
Pucallpa, Tarapoto, Puerto Maldonado, Cusco, Arequipa y La Libertad, algunos de los puntos más
visitados por los turistas en el país. Los espacios por excelencia donde se produce o fomenta el
turismo sexual infantil son agencias de viaje, hoteles, taxis, nightclubs, plazas.

IQUITOS, EL CRIMEN PERFECTO

Como parte de la investigación llevada a cabo para la exposición #ExplotaciónHumana,


actualmente en el Centro Cultural de la Universidad del Pacífico, en Lima, tuvimos la oportunidad
de viajar a Iquitos en junio de 2018 y ver con nuestros propios ojos cómo funciona el paraíso
peruano para el turismo sexual infantil.

En el despacho de la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Trata de Personas de Iquitos, la


valiente fiscal Sandra Paola Hittscher declara que Maynas, Nauta y Requena son los puntos rojos
de captación de víctimas para trasladarlas a Iquitos, donde ocurre en gran parte la explotación
sexual.

“Las víctimas en su mayoría son menores de edad, con situación de vulnerabilidad, que son
captadas para ser explotadas sexualmente y trasladadas a varias zonas, incluso hasta Tacna, para
ser explotadas en nightclubs.”
La fiscalía de trata de Personas en Loreto empezó a funcionar desde setiembre del 2015, en
simultáneo con otras fiscalías especializadas en el Perú, especialmente en las zonas de alta
incidencia del delito, como son Lima, Callao, Madre de Dios, Tumbes, Puno, etc. En estas ciudades
existen los niveles mayores de captación, traslado y acogida de víctimas para la explotación.

Según la fiscal Hittscher, la víctima tiene carencias afectivas y el tratante aprovecha esa
vulnerabilidad. La mayoría se encuentra en abandono moral y material por parte de los padres.
Algunos son padres alcohólicos en contextos de violencia familiar. Otras tienen 16 años y deben
cuidar a hermanos menores, tienen obligaciones que no son de su edad y eso las empuja a salir de
sus casas. Muchas son madres solteras que tienen que alimentar a sus niños. Viven en casas donde
los servicios básicos son nulos, sin agua, sin desagüe, sin energía eléctrica. No pueden asistir a un
colegio porque en el pueblo donde viven solo hay primaria o porque para llegar a una comunidad
con secundaria tienen que ir surcando el río en una canoa, dos o tres horas.

“Entonces alguien aparece y las llena de ilusión. Les dice que van a estar mejor, que van a poder
estudiar o que van a poder tener una mejor calidad de vida. Ellas hasta por un plato de comida
pueden salir de su lugar de origen. El tratante no cobra menos de 100, 200 o hasta 500 soles al
usuario por una menor de edad. El precio va subiendo si la menor tiene 11, 12, 13 años y va
disminuyendo si tiene 16 o 17. También influye si la menor es virgen o no. La víctima muchas veces
gana solo 20 o 30 soles por relación sexual pues el tratante se lleva más del 70% de lo que cobra.
Hemos tenido víctimas que ni tenían qué comer y han tenido relaciones sexuales porque hambre”,
concluye Hittscher, desesperanzada. Aun así, su esfuerzo es muy grande.

Para la fiscal Paola Hittscher, el trabajo articulado con las autoridades regionales en el eje de
prevención es clave. Los esfuerzos apuntan hacia las víctimas potenciales, pero también a las
personas que pueden colaborar en la captación, traslado, acogida y retención de las víctimas. Por
ejemplo, el taxista del aeropuerto que puede marcar el contacto inicial entre el usuario y el
tratante. En ese caso, lo que se hace es sensibilizar a los taxistas con el tema, o a los notarios que
autorizan los viajes de las menores de edad. Se les ha capacitado o sensibilizado para que, cuando
adviertan que podría ser un caso de trata, se comuniquen con la fiscalía o la policía. También se ha
capacitado a los serenazgos, mototaxistas, hoteles, agencias de viajes, lodges, o instituciones que
podrían identificar a una víctima, como Migraciones.

EL ESTADO AUSENTE

Pero nada de esto será sostenible si el Plan Nacional de Lucha contra la Trata PNAT 2017-2021 no
es tomado en serio. Un primer síntoma lamentable de su poca seriedad es que el presupuesto
asignado al 2018 fue la mitad que para el 2017, de modo que el plan empieza muy mal. Todos los
ministerios y gobiernos regionales forman parte del PNAT, aprobado el 8 de junio de 2017 con el
DS Nº 017-2017-IN. Sin embargo, según el último informe de Capital Humano y Social Alternativo,
CHS, solo tres ministerios (interior, mujer y trabajo) asignan un presupuesto específico en acciones
contra la trata de personas, tres de los diez ministerios que existen.

Presupuesto específico para combatir la trata en el Perú:

2015: 14´ 163, 523 soles (0.0108% del Presupuesto General de la República)

2016: 6´ 485, 049 soles (0.0046% del Presupuesto General de la República)

2017: 11’000, 035 soles (0.0077% del Presupuesto General de la República)

2018: 5’ 658, 954 soles (0.0036% del Presupuesto General de la República) Menos del 50% del año
anterior.

A nivel regional: en 2017 CHS pidió información sobre presupuestos destinados a la lucha contra la
trata a todos los gobiernos regionales. Respondieron 20 de 25. De esos 20, solo 7 asignaron un
presupuesto a acciones específicas contra la trata de personas: Cajamarca, Loreto, Huancavelica,
Madre de Dios, Tumbes, Amazonas e Ica. Del 100% del presupuesto asignado, solo se ejecutó el
14% en total. Y la misma mezquindad se encuentra en las medidas de prevención: de los 31
millones de personas que habitan el país, solo 514,243 han recibido información acerca de la trata
de personas y solo 1 de cada 455 estudiantes, el 0.25% de los alumnos a nivel nacional. En el Perú
existen alrededor de 55,000 docentes, de estos, solo 35 mil han sido capacitados en temas de
prevención de trata de personas. Los efectivos policiales que combaten la trata no llegan a los 400
hombres. Solo existen ocho comisarías de la mujer en el país y todas están en Lima. Solo dos de
cada 100 tratantes reciben sentencia.

“Muchas veces la fiscalía no tiene recursos para hacer las investigaciones. En ese caso, su aliada es
la policía. Pero lo cierto es que no hay un presupuesto para la región en el delito de trata de
personas. Al Ministerio Público no le dan un presupuesto específico. Necesitamos movilidad,
necesitamos carros. Para ir hacia las zonas de triple frontera, se necesita una embarcación y llevar
cosas básicas para las víctimas. Los fiscales, en estos operativos, no van solos, sino con una unidad
de protección de víctimas y testigos, y policías. Muchas veces no hay presupuesto para el
operativo cuando se solicita. El resultado: se terminan postergando y la delincuencia avanza”,
concluye la fiscal Hittscher.

Pepe, el mototaxista que nos lleva de vuelta al hotel, nos ofrece un tour nocturno. Antes de la
media noche nos recoge, a esas horas, las calles del centro y la periferia de Iquitos se llenan de
gente que sale a tomar y a bailar en lugares abiertos donde tocan las orquestas. Los comentarios
de nuestro guía dan cuenta de la normalización de un delito que no tiene límites en contextos de
absoluta ilegalidad.

“La persona que quiere y tiene ese contacto con el traficante, lo llama y se contacta con él. Hace el
pedido como si se tratara de un menú. Ellos tienen una lista de qué color, qué tamaño, qué edad.
Mi carrera normal es de cuatro soles, pero si debo hacer entrega de un paquete, que sé que es
peligroso, cobro 15 o 20 soles. Una chica de 13 años le cuesta más al cliente, entre 300 y 500 soles.
Las menores de edad del centro de la ciudad llegan a costar 800 o 1,000 soles, dependiendo del
tipo de cliente. Si es extranjero paga más porque paga con dólares. Las chicas del centro de la
ciudad son las pitucas. Una pituca cuesta más. Las del asentamiento humano son de padres pobres
y utilizan esa platita para que paren sus ollas. Ellas cuestan entre 150 y 200 soles. Las chicas de
clase media son estudiantes de colegios. Con sus ingresos compran ropa, celulares. Las de nivel
bajo se dedican a esto para la comida de sus hermanos. Muchos tratantes alquilan cuartos fuera
de la ciudad y allí llevan a sus clientes y a las niñas. Esa es la nueva modalidad por el riesgo de irse
presos por la edad de las jóvenes. Los que vienen del extranjero y están en buen hotel en el
centro, llegan a las dos o a las tres de la mañana (con una menor) y el recepcionista los deja pasar,
porque el señor está pagando con sus buenos dólares. Es un tema que se ha enquistado en la
sociedad, que para nosotros ya es como normal.”

**

Cae peligrosa red de prostitución de niñas indígenas en Amazonas

Nacional31 Jul 2019 14:43

https://noticias.canalrcn.com/nacional/desmantelan-red-de-prostitucion-infantil-que-operaba-en-
leticia-345123

Las autoridades desarticularon una red que reclutaba niñas indígenas en la Amazonía del país para
luego explotarlas sexualmente en otras naciones de la región, informó este miércoles la Fiscalía.

Vea también: Aumentó la mendicidad infantil en Apartadó, Antioquia

Durante la operación fueron detenidas 13 personas, tres de las cuales hacían parte de
comunidades indígenas locales y que se hacían llamar "Los Amazónicos 2" o "Triple Frontera".

Esta banda utilizaba la ciudad de Leticia, en la Amazonía, como centro de operaciones y luego de
reclutar a las menores las enviaban a Brasil y Perú.
Algunos de los capturados se desempeñaban como mototaxistas y se encargaban de ubicar a las
víctimas en colegios, donde las contactaban para mantener "relaciones íntimas con hombres
mayores".

Entre los implicados también hay trabajadores o dueños de establecimientos de comercio, a


donde las menores llegaban a adquirir productos y los explotadores aprovechaban para establecer
vínculos entre las víctimas y los abusadores.

En esta segunda fase de la operación, que contó con el apoyo logístico de la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC), participaron además de las autoridades nacionales la Policía de Perú y Brasil.

La Policía Judicial identificó al menos diez víctimas que hacían parte de diferentes comunidades
indígenas y por las que los traficantes cobraban entre 200.000 y 300.000 pesos.

A los 13 capturados se les imputaron los delitos de concierto para delinquir agravado, trata de
personas y demanda de explotación sexual, entre otros.

Explotación sexual y laboral en menores y mujeres

Aunque son captados en otras regiones, las ciudades del norte se han convertido en puntos de
explotación laboral y sexual que cada año van en aumento. La Policía ha iniciado operativos a nivel
nacional para rescatar a muchas víctimas

https://diariocorreo.pe/edicion/la-libertad/explotacion-sexual-y-laboral-en-menores-y-mujeres-
802599/

De acuerdo con la información consignada por el Observatorio Nacional de Política Criminal, las
víctimas son captadas bajo la modalidad de explotación sexual, laboral, doméstica, mendicidad,
venta de niños y secuestro.

De acuerdo con este mismo reporte, entre los lugares de captación para este tipo de delitos, el
primer lugar lo ocupa Lima con el 30.2%, le siguen Cusco (20.9%), Ucayali (18.6%), y Puno (6.9%)
en los siguientes lugares.
La Libertad (2.3%) ocupa el sétimo lugar seguido de Cajamarca (2.3%) y Amazonas (2.3%).

Es preciso señalar que en La Libertad solo se ha presentado un caso en el que las víctimas por el
delito de trata de personas han sido dos menores de edad.

https://elperuano.pe/noticia-investigan-trabajo-infantil-amazonas-38914.aspx

Investigan trabajo infantil en Amazonas

Hasta la comunidad de Nazareth, en el distrito de Imaza, región Amazonas, llegaron inspectores


de Sunafil, a fin de investigar la presunta ocupación de menores de edad en labores de limpieza
a consecuencia del derrame de petróleo ocurrido en el Oleoducto Norperuano.

Según el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE), en el Perú, uno de cada cuatro
niños (de 6 a 17 años) trabaja, es decir, 1.659 millones en total. El 58.7% se encuentra en las
zonas rurales.

En este latente problema, Huánuco es una de las tres regiones que presenta mayor
concentración de trabajo infantil con un 65%, después de Huancavelica (79%) y Puno (69%). los
otros son: Amazonas (64%) y Pasco (50%). Las tasas de trabajo infantil en estas zonas están por
encima del promedio nacional.

Ministro de Trabajo envía inspectores a Amazonas para investigar situación de Menores que
trabajan en Minería Ilegal.

ESCRITO EL 09/08/2014 POR ESFERA RADIO

http://www.esferaradio.net/noticias/ministro-de-trabajo-envia-inspectores-a-amazonas-para-
investigar-situacion-de-menores-que-trabajan-en-mineria-ilegal/

El Ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Fredy Otárola, dispuso el envío de tres inspectores
especialistas en trabajo infantil y seguridad y salud en el trabajo, rumbo a la provincia de
Amazonas, a fin de realizar las investigaciones correspondientes.
Indicó que su cartera, a través de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil),
ya tomó acción acerca de la denuncia realizada por un medio periodístico, donde se informó que
10 menores de entre 8 y 12 años se dedican a la extracción de oro ilegal en la región Amazonas.

“Los inspectores ya están viajando a Santa María de Nieva, desde donde partirán por vía fluvial a la
localidad de Urakusa”, dijo el ministro Otárola. En dicho lugar, los menores de edad estarían
laborando de forma ilegal, siendo vulnerados sus derechos”

El titular del sector señaló que la inspección se llevará a cabo los días 07 y 08 del presente mes y
que las infracciones por trabajo infantil son consideradas ‘muy graves’ e insubsanables.

Por ese motivo, las multas pueden ir desde las 50 UIT, equivalente a S/. 190 mil para las
microempresas; 100 UIT es decir, a S/. 380 mil para las pequeñas empresas y hasta 200 UIT,
equivalente a S/. 760 mil para las compañías que se consideren no MYPES.

Embarazo adolescente y trabajo infantil, lacras a combatir

Alerta Regional, es un resumen de los indicadores de las regiones de nuestro país en materia de
Población y Desarrollo. Las desigualdades e inequidades en los departamentos exigen un
crecimiento inclusivo que fortalezca la gobernabilidad y que ayude a tomar decisiones que
garanticen una prosperidad

https://www.reinadelaselva.pe/noticias/6666/embarazo-adolescente-y-trabajo-infantil-lacras-a-
combatir

27/06/19 - 05:38

Alerta Regional, es un resumen de los indicadores de las regiones de nuestro país en materia de
Población y Desarrollo. Las desigualdades e inequidades en los departamentos exigen un
crecimiento inclusivo que fortalezca la gobernabilidad y que ayude a tomar decisiones que
garanticen una prosperidad sostenible a las personas.

Región Amazonas…

Trabajo Infantil y Adolescente

El 51% de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años de edad trabajan al menos una hora a la
semana. Dicho trabajo es peligroso y perjudicial para el bienestar físico y mental de la niña, niño y
adolescente, lo cual vulnera sus derechos fundamentales a la educación, a la salud, al bienestar y a
la protección contra la explotación. Como también interfiere en su escolarización, los priva de la
posibilidad de asistir a clase o les obliga a combinar sus clases con el trabajo que insume mucho
tiempo.

Vox Populi Al Día - Isabel Peña

SUNAFIL RESCATA 96 MENORES DURANTE OPERATIVOS DE FISCALIZACIÓN LABORAL EN TUMBES,


LORETO, AMAZONAS Y LIMA METROPOLITANA

https://www.sunafil.gob.pe/noticias/item/267-sunafil-rescata-96-menores-durante-operativos-
de-fiscalizacion-laboral-en-tumbes-loreto-amazonas-y-lima-metropolitana.html

SUNAFIL RESCATA 96 MENORES DURANTE OPERATIVOS DE FISCALIZACIÓN LABORAL EN TUMBES,


LORETO, AMAZONAS Y LIMA METROPOLITANA

Lima, 7 de agosto de 2015.- El titular de la SUNAFIL, Carlos Benites Saravia, informó que los
operativos de fiscalización laboral realizados por la Superintendencia Nacional de Fiscalización
Laboral a nivel nacional, en coordinación con el Ministerio Público, la Policía Nacional, la
Defensoría del Pueblo y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, han logrado el rescate
de 96 menores de edad, entre niños, niñas y adolescentes, empleados en distintos sectores
económicos de las regiones de Tumbes, Loreto, Amazonas y Lima Metropolitana.

Los menores de edad trabajadores fueron retirados de los distintos ambientes en los que fueron
encontrados, pues se verificó que no contaban con las condiciones para salvaguardar su integridad
y desarrollo físico, mental, emocional, social, o su proceso educativo. Ellos fueron puestos bajo
custodia de las Fiscalías especializadas de cada región.

Cifras importantes

El Superintendente de SUNAFIL, precisó que durante el 2015, SUNAFIL logró el rescate de 65


menores en Tumbes, 13 en Loreto y 5 en Lima; mientras que en el 2014, se rescató 10 menores en
Tumbes y 3 en Amazonas. En lo que respecta a las acciones de fiscalización realizadas por la
institución en materia de trabajo infantil desde su creación (abril de 2014), han sido 600 las
empresas fiscalizadas hasta la fecha. En la misma línea de trabajo, se han desarrollado 290
acciones de orientación para trabajadores y empleadores a fin de prevenir el trabajo infantil.

Asimismo, el funcionario precisó que las sanciones por trabajo infantil en condiciones precarias
tiene carácter de insubsanable y aplica multas máximas que van desde las 50 UITS o 192 mil 500
nuevos soles para la microempresa; 100 UIT, es decir 385 mil nuevos soles para la pequeña
empresa y 200 UITS, equivalentes a 770 mil nuevos soles para el régimen general.

Respecto de las multas, los inspectores de SUNAFIL han propuesto sanciones por un total de 23
millones 352 mil 500 nuevos soles por infracciones relacionadas al trabajo infantil prohibido,
trabajo adolescente, y trabajos peligrosos, desde el inicio de competencias de SUNAFIL hasta la
fecha.

Trabajo de niñas, niños y adolescentes en las regiones

En el caso de Tumbes, los menores fueron hallados en las plantaciones de arroz realizando una de
las actividades consideradas como peligrosas y prohibidas para los niños, como es la agricultura,
pues hay exposición a fertilizantes, tóxicos, maquinaria pesada y cortante. Durante la intervención,
llevada a cabo por la Intendencia Regional de Tumbes, se les encontró sumergidos en las parcelas
inundadas de agua con insecticidas y expuestos al sol durante todo el día, sin contar con la
indumentaria adecuada para la realización de estas actividades.

En Loreto, intervinieron los fiscalizadores de la sede regional, ubicando a los menores en lavaderos
de autos y motos, en restaurantes, en obras de construcción civil y panaderías. De igual manera,
se ha detectado la presencia de niños en las empresas dedicadas a la comercialización de plátanos,
la industria maderera, aserraderos, agrícolas y ladrilleras de dicha región.

En Amazonas, el rubro al que se dedicaban los niños y adolescentes es el sector de la minería. En


Lima, en cambio, los niños y adolescentes eran ocupados en el sector comercio.

Actividades peligrosas y prohibidas para los niños

Es importante señalar que SUNAFIL sancionará a los empleadores que contratan niñas, niños y
adolescentes que no cuenten con la edad mínima permitida para trabajar, o que teniendo la edad
contemplada en la normativa, realizan actividades que afecten su salud o desarrollo integral y su
formación educativa, así como también las actividades que deriven en trabajo forzoso y la trata de
menores de edad con fines de explotación laboral. Además de las sanciones que se impongan, los
infractores podrían ser responsabilizados penal o civilmente.

Son consideradas actividades peligrosas y prohibidas de realizar por menores de edad, la minería y
explotación de canteras, la agricultura, la manufactura, la construcción, la recolección de basura y
residuos sólidos, el servicio de vigilancia o actividades económicas que impliquen estar en la calle,
el trabajo nocturno (a excepción que el menor cuente con autorización de la autoridad de trabajo,
Ministerio de Trabajo o Dirección Regional de Trabajo y además autorización judicial), servicios
domésticos y servicios que impidan el acceso a la educación.

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