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Warma kuyay

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Warma kuyay
de José María Arguedas
Género Cuento Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma Español Ver y modificar los datos en Wikidata
Editorial Signo (revista)
Ciudad Lima
País Perú
Fecha de publicación 1933 Ver y modificar los datos en Wikidata
Formato Revista
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Warma Kuyay (en quechua: Warma Kuyay, ‘amor de niño’)? es un cuento del escritor
peruano José María Arguedas publicado en 1933 en la revista Signo de Lima, aunque
apareció titulado como «Wambra Kuyay» (que es el nombre en quechua central,
mientras que «Warma Kuyay» es quechua sureño). Fue el primer cuento divulgado por
el autor (al menos del que se tiene constancia) y junto con otros dos relatos,
«Agua» y «Los escoleros», conformó su primer libro, titulado Agua, que fue
publicado en 1935.

Warma Kuyay es un cuento breve pero bien elaborado, que inauguró una nueva época en
la historia del indigenismo literario en el Perú1 y que ha sido considerado como
una de las mejores obras de Arguedas.2

Índice
1 Contexto
2 Época
3 Escenario
4 Personajes
5 Argumento
6 Resumen
7 El Narrador
8 Análisis temático
9 Análisis estilístico
10 El problema del lenguaje
11 Vocabulario
12 Referencias
13 Bibliografía
14 Enlaces externos
Contexto
1933, el año en que fue asesinado el presidente Luis Sánchez Cerro y subía al poder
el general Óscar R. Benavides, fue de una intensa agitación política. La
Universidad de San Marcos, en donde el entonces joven Arguedas había ingresado en
1931 para estudiar Letras se hallaba en receso desde 1932, y lo estaría hasta 1935.
Por esos días había a diario sangrientos enfrentamientos entre apristas y
comunistas y todavía se vivían la secuelas de la revolución aprista de Trujillo,
donde fueron fusilados indeterminado número de militantes de dicho partido. Al
parecer, aunque sus simpatías se volcaban al comunismo, durante esos años Arguedas
se mantuvo alejado de la política militante, a diferencia del resto de sus
condiscípulos. Solo desde 1936 empezaría a participar activamente en las protestas,
a raíz de la amenaza fascista que se cernía sobre la Segunda República Española. En
ese lapso que va de 1933 a 1935 escribió muchos cuentos, en los que se propuso
plasmar la vida y el paisaje andino, en opinión de Arguedas y en sus propias
palabras, "tal como era en realidad y no de la manera falsa y artificial como lo
habían hecho anteriores escritores indigenistas como Enrique López Albújar y
Ventura García Calderón".

Época
El cuento fue publicado en 1933 y reeditado en 1935 formando la colección de Agua,
pero los sucesos que relatan se inspiran en episodios de la niñez del autor, es
decir, de la década de 1920, episodios que sin duda están distorsionados y con la
carga de fantasía propia de las creaciones literarias. El protagonista es un niño-
narrador (o un adulto que narra en retrospectiva) llamado Ernesto, en quien podemos
identificar al Arguedas-niño.

Escenario
Los hechos se desenvuelven en la hacienda de Viseca, cercana a Puquio, la capital
de la provincia de Lucanas. Se menciona a la quebrada del mismo nombre y el cerro
Chawala, montaña tutelar que es la morada del apu.

Personajes
El niño Ernesto, de 14 años, quien vive en la hacienda Viseca junto con los peones
indios y cholos. Es de la familia de los patrones: su tío es uno de los dueños de
la hacienda. Es mestizo aunque de tez clara, que le hace parecer “blanco”.
El Kutu, un joven indio, que trabaja en la hacienda como novillero y amansador de
potrancas. Es fornido y de voz atronadora, de “nariz aplastada, sus ojos casi
oblicuos, sus labios ennegrecidos por la coca.”
La Justina, es una india joven que “era bonita: su cara rosada estaba siempre
limpia, sus ojos negros quemaban;… sus pestañas eran largas, su boca llamaba al
amor…”
Don Froylán, uno de los patrones de la hacienda Viseca. Es el típico hacendado
abusivo, que maltrata a sus peones y viola a las muchachas indias.
Otros secundarios: Julio el charanguero, Gregoria la cocinera y los indios de la
hacienda.

Argumento
Ernesto, un mestizo perteneciente a una familia de hacendados, relata en
retrospectiva un romance de su niñez : el amor por una india, un amor frustrado,
imposible, de triste final.

Resumen
El niño Ernesto, sobrino de uno de los dos patrones de la hacienda Viseca, se
enamora de una india joven llamada Justina, a quien una noche la ve bailar en el
patio del caserío. Pero ella prefiere al Kutu, un joven indio y novillero, empleado
de la hacienda. Ernesto no entiende cómo, siendo el Kutu feo y con “cara de sapo”
pueda ser el preferido de la Justina. Ella y los demás indios se burlan de Ernesto,
quien se retira avergonzado mientras continúa el jolgorio, hasta que llega don
Froylán, el otro patrón, quien sacude su látigo y manda a dormir a todos. Esa misma
noche Ernesto se entera que don Froylán ha abusado sexualmente de Justina, cuando
esta fue de mañana a la toma de agua para bañarse. Es el mismo Kutu quien le cuenta
esta desgracia, y entonces Ernesto le incita a que asesine al ofensor. Pero el
novillero se niega por «ser indio», es decir, socialmente inferior, además porque
el patrón tenía nueve hijos que aún eran muy pequeños. Ernesto no entiende estas
razones y cree que por maula o cobarde el Kutu no quería enfrentar al malvado
patrón. El Kutu trata de consolarle, diciéndole que pronto se iría y le dejaría a
la Justina para él solo. En las noches, el Kutu iba al corral y daba de latigazos a
los becerros del patrón, a modo de desquite; Ernesto lo veía y aprobaba su acción,
pero luego se arrepentía y abrazaba a los animales, llorando y pidiéndoles perdón
por tal crueldad. Dos semanas después, el Kutu, hastiado de las humillaciones, se
marcha de la hacienda, dejando a la Justina. Ernesto mantiene su amor por la
muchacha aunque sin guardar esperanzas, pues su amor era solo un warma kuyay (amor
de niño) y no creía tener derecho sobre ella; sabía que debía ser de otro, de un
hombre ya mayor. Finalmente Ernesto es llevado a la costa, donde vive amargado y
languidece «como un animal de los llanos fríos trasladado al desierto», imaginando
que lejos, el Kutu, aunque cobarde, llevaría una vida mejor trabajando en las
haciendas de la sierra.
El Narrador
El relato está narrado en primera persona; el narrador se hace llamar Ernesto, que
es sino el mismo Arguedas relatando un episodio de su niñez, sin duda ya
distorsionado y cargado de fantasía en el.

Análisis temático
El cuento muestra a un protagonista de catorce años, descendiente de los patrones,
que aunque mestizo, es visto como blanco pero que vive en medio de los indios
comuneros y participa de sus costumbres y sus labores. El espacio que se representa
aparece escindido tajantemente en dos segmentos irreconciliables: los indios y los
señores. Ernesto se halla pues entre dos mundos en conflicto y opta por inscribirse
en el de los indios aunque entre ellos tendrá una relación de amor y competencia.
Ernesto ama a una muchacha india mayor pero ésta es ya pareja del Kutu, un indio
novillero al servicio de la hacienda. Ernesto no entiende el rechazo de la Justina,
que siendo tan delicada, como una paloma torcaza, prefiera al Kutu, grotesco y feo,
con “cara de sapo”. Pero inevitablemente, interfiere la figura del odiado patrón,
don Froylán, quien ejerce lo que para el autor es la forma más cruel del abuso del
explotador hacia la clase sometida: la violencia sexual, en la persona de la
Justina. El Kutu al no poder enfrentar este abuso, se venga latigueando al ganado
de la hacienda; esta actitud es vista como cobardía Ernesto, quien desearía que el
Kutu se vengue matando al patrón. El Kutu trata de justificar su actitud: el patrón
tiene hijos muy pequeños y no desearía que estos quedaran huérfanos a temprana
edad; su esperanza es que Ernesto crezca y se haga abogado para defenderlos. Este
argumento no satisface a Ernesto, que insiste en calificar de cobardía la actitud
del Kutu, quien hastiado de tanta humillación, decide abandonar la hacienda y a la
Justina. Todo esto constituye para Ernesto un aprendizaje: comprueba que en el
mundo de los patrones el amor es visto como oportunidad, no como mérito, el amor se
banaliza en su forma más cruda, la violación; en cambio Ernesto aprende a amar a
Justina en armonía con el amor por la cultura andina. Finalmente, Ernesto es
trasladado a la costa, desde donde escribe este episodio de su vida a manera de
recuerdo, expresando su nostalgia por la vida en el campo y su desazón por la urbe.
La amada queda idealizada al transcurrir el tiempo y se convierte en un recuerdo
melancólico. El amor se torna en frustración, pero sirve para afianzar en el
protagonista su adhesión a la cultura andina.

Análisis estilístico
La narración se abre con un coro de voces y entre los parlamentos y cantos hay
brevísimas apuntaciones impersonales sobre el escenario («Noche de luna en la
quebrada de Viseca»), lo que da al texto un semblante de un libro dramático.3

Este relato, como muchas de las obras narrativas del autor, es de una gran belleza
plástica. El hermoso colorido de los bailes, las canciones y los poemas quechuas se
nos muestra en toda su dimensión.

El problema del lenguaje


En este relato se advierte el primer problema que tuvo que enfrentar Arguedas en su
narrativa: el encontrar un lenguaje que permitiera que sus personajes indígenas
(monolingües quechuas) se expresaran en idioma castellano sin que sonara falso.
Tras una larga y angustiosa búsqueda del estilo adecuado, Arguedas resolvió el
problema con el empleo de un «lenguaje inventado»: sobre una base léxica
fundamentalmente castellana, injertó el ritmo sintáctico del quechua.

Vocabulario
Witron: patio grande recubierto de lajas, donde se depositan los metales.
Maktasu: palabra quechua derivada de makta, ‘joven’; significa muy fuerte y
valiente.
Daños: animales que incursionan en chacra ajena.
Maula: cobarde, despreciable, desleal, deshonesto.
Torcaza: variedad de paloma silvestre.
Referencias
Vargas Llosa 1996, p. 56.
Vargas Llosa 1996, p. 85.
Vargas Llosa 1996, p. 98.
Bibliografía
Arguedas, José María: Agua. Los escoleros. Warma kuyay . Compañía de Impresiones y
Publicidad. Lima, 1935.
Cornejo Polar, Antonio: Historia de la literatura del Perú republicano. Incluida en
«Historia del Perú», Tomo VIII. Perú Republicano. Lima, Editorial Mejía Baca, 1980.
Vargas Llosa, Mario: La utopía arcaica. José María Arguedas y las ficciones del
indigenismo. Fondo de Cultura Económica. México, 1996. ISBN 968-16-4862-5

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