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Abstract: This work is based on the assumption that the various existing
approaches to democracy implicitly have a particular idea about human
nature that entails certain implications for the way in which democratic ins-
titutions are thought to be conceived. For this reason, it is intended to make
a characterization about the ideas of human nature that would correspond
to particular models of democracy relevant today. The present paper is a
proposal to carry out this discussion, where the ideas of Marshall Sahlins on
the Western conception of human nature are taken up, from which three
democratic models are analyzed to try to identify the implicit ideas on the
capacities of the people in their institutional proposals.
Introducción
el marco de un régimen democrático. Así, tucional, dejando de lado que, tal vez, el
por ejemplo, si se considera que las perso- primer punto a considerar se podría referir
nas, en el ámbito político, actúan orienta- a lo que se espera que hagan las personas
das únicamente por el interés propio y son derivado del supuesto que se tiene sobre
incapaces de pensar —racionalmente— en sus aptitudes o capacidades naturales.
favor de un bien común, las instituciones Por tal motivo, se considera de inte-
que se constituyan tendrán características rés llevar a cabo cierta caracterización
tales que no cualquiera pueda participar de las concepciones sobre la naturale-
de ellas, sino solo aquellos que hayan sido za humana que llevan implícitas algunos
capaces de desarrollar alguna noción rela- de los diversos modelos democráticos
tivamente adecuada del bienestar general.1 —relevantes en el contexto de la crisis de
Por el contrario, si se piensa que las legitimidad que tienen las instituciones
personas tienen una aptitud natural para democráticas actualmente4— para discutir en
la deliberación, lo que implicaría la capa- torno a los alcances y limitaciones que cada
cidad para generar consensos sobre deter- uno comporta, en el sentido de los diseños
minada cuestión pública, se propondrán institucionales que los mismos proponen.
instancias en las que se hagan posibles los Así, la pregunta que guía la reflexión es:
encuentros entre ciudadanos que serán ¿cuál es la idea sobre la naturaleza humana
capaces de construir el interés colectivo.2 implícita en los distintos modelos de demo-
A su vez, cuando los diversos modos cracia y cuáles son sus implicaciones para el
de entender la democracia pugnan por diseño de las instituciones que los mismos
erigirse como el mejor de ellos, pareciera proponen? Ante ésta se asume el supuesto
que, en realidad, lo que está en discusión de que las concepciones que se tienen sobre
tiene que ver más con una disputa sobre lo la naturaleza humana en algún determina-
que los humanos son capaces o incapaces do modelo o enfoque sobre la democracia
de hacer. En este sentido, por ejemplo, se muestran relación con las instituciones que
observa cómo una crítica al modelo deli- el mismo propone serían constitutivas de
berativo se relaciona con pensar a los suje- un régimen democrático.
tos como únicamente racionales, dejando En este sentido, el enfoque de Schum-
de lado la dimensión de las pasiones y los peter tiene implícita la idea de que los indi-
afectos3, lo cual tendría consecuencias viduos son irracionales cuando se trata de
para el modo en que deberían diseñarse las política, lo que hace necesario que una
instituciones políticas. élite política tome las decisiones públi-
En todo caso, se considera que tal cas. En la democracia deliberativa, se ve
discusión sobre la idea de naturaleza a los individuos como racionales, capaces
humana implícita en cada modelo de la de establecer formas comunicativas para
democracia es poco visible, de tal modo generar consensos por lo que se hace posi-
que pareciese que los debates se dan más ble la construcción de instituciones para
en torno a cuál sería el mejor diseño insti- la toma de decisiones colectivas sobre los
1. Cfr. Joseph Schumpeter, “La teoría clásica de la democracia” en Capitalismo, socialismo y democracia (México:
Aguilar, 1963).
2. Cfr. Jürg Steiner, “The praxis of deliberation” en The foundations of deliberative democracy (Nueva York:
Cambridge University Press, 2012).
3. Vid. Chantal Mouffe, La paradoja democrática, (España: Editorial Gedisa, 2003).
4. Vid. Walden Bello, “La crisis global de la legitimidad de la democracia liberal” en La globalización y el
Consenso de Washington, comp. Gladys Lechini (Buenos Aires: CLACSO, 2008) y Rodrigo Juárez, “Crisis
de legitimidad de las instituciones democráticas”, Revista de Derecho, 33 (2010).
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Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana
5. Marshall Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana (México: Fondo de cultura económica,
2011).
Carlos Rodal
capaz de contener y dominar los impul- de la cultura como “artificial”. Para Sahlins7,
Jardín del amor
21.5 x 28 cm sos egoístas naturales de la humanidad; esta idea se encuentra detrás de las antro-
Tinta china s/ en otros, a la cultura se le ha visto ya sea pologías a las que en forma simple se refie-
papel como un obstáculo o como un elemento re como rousseaunianas y hobbesianas, que
2000 que pervierte a la naturaleza humana. le dan más peso a la naturaleza que a la
En un sentido, algo inexacto, se esta- cultura. En las del primer tipo, la natura-
ría hablando de una naturaleza “mala” y leza es buena y pura, pero por lo general
una cultura “buena”, que se corresponde- “se hace esclava de la cultura”; el segundo
ría con las ideas dominantes en Occiden- tipo remite a la idea del “gen egoísta” y la
te desde Tucídides, pasando por Hobbes, avaricia natural inevitable que es superior
Maquiavelo, Adams y los fundadores de a cualquier orden que por su artificialidad
Estados Unidos, hasta la actualidad con sería inestable y contingente.
los enfoques sociobiológicos y la psicolo- Esa última idea —en la que la natura-
gía evolutiva —dando la pauta para justi- leza auto-interesada de la humanidad es
ficar la “dominación monárquica [por verdadera— tiene algunas implicaciones
un lado] y el equilibrio republicano [por importantes. Primero, permite justificar la
el otro]”6, así como las ideas económi- dominación de unos sobre otros. En pala-
cas dominantes contemporáneas—. Aquí, bras de Sahlins: “Ya sea que hablemos de
se estaría hablando de ese “salvajismo” animales, Estados o razas de la humanidad,
humano que necesita ser reprimido para la naturaleza deja claro que es correcto que
mantener un orden. los más fuertes tomen ventaja sobre los
En otro sentido, se trata de una concep- más débiles, los mejores sobre los peores,
ción de la naturaleza como “verdadera” y los más capaces sobre los menos”.8
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Una segunda implicación se refie- una apariencia común de todos sus miem-
re al giro valorativo que se hace sobre la bros”.13 Así, la idea del interés personal es
avaricia natural de las personas, ya que normativamente antinatural y una concep-
tal condición permitiría el mantenimien- ción que dista de ser universal.
to del equilibrio social. Se trata de la idea El otro argumento que presenta Sahl-
de Maquiavelo de que el “maligno inte- ins relevante para este trabajo, se refiere a
rés personal puede tener funciones posi- la inexistente separación de la naturaleza y
tivas”9, o de los fundadores de Estados la cultura, siendo esta idea característica de
Unidos, en donde se hace necesario que la cosmovisión occidental. Aquí, se identi-
la ambición de uno contrarreste la de fican dos cuestiones complementarias. La
otros.10 Aquí la naturaleza es tanto “verda- primera, se trataría de una consecuencia de
dera” como “buena”, a pesar de que remita la llamada “identidad relacional”, en donde
a la idea del gen egoísta, característica del a la naturaleza se le “atribuye el único
mundo —cultural— occidental. comportamiento que se conoce, el huma-
Todo lo anterior es contrastado con la no”.14 En este sentido, los elementos de la
exposición que hace Sahlins acerca de las “naturaleza” son considerados del mismo
concepciones sobre la naturaleza humana modo que las otras personas humanas, es
que existen fuera de Occidente, en donde, decir, son igualmente “personas” tanto los
por un lado, contradicen la idea de que los animales, plantas, rocas, artefactos, etc.,
individuos son egoístas naturalmente; y por con quienes se mantienen las mismas rela-
otro, cuestionan la propia idea de que natu- ciones de reciprocidad.15
raleza y cultura se encuentran separadas. La otra cuestión, vinculada con la ante-
Así, para Sahlins11, en el análisis de las rior, se refiere a que, entonces, la huma-
comunidades de parentesco se encuentra el nidad es todo o, dicho de otro modo, “la
principal argumento para contradecir la idea cultura es la naturaleza humana”.16 En este
del “interés propio” como algo natural. En sentido, Sahlins retoma la idea de Ferguson
este tipo de comunidades, no existe un “yo” de que el hombre en realidad es un animal
individual como tal, en donde, por ejem- social, no existe el individuo presocial, “no
plo, el cuerpo es una posesión individual. Al hay un ser humano que existe antes o apar-
contrario, “el cuerpo es un cuerpo social (…) te de la sociedad”.17
entregado al bienestar de los demás”.12 De ese planteamiento, la implicación
Se trata de lo que Almudena Hernan- más relevante para los fines de este traba-
do define como “identidad relacional”, jo, se refiere a que, entonces, “la naturaleza
propia de grupos en donde “no existe la humana es un llegar a ser” 19, es decir, realizar
idea del «yo», sino que la identidad última cierto proyecto cultural. Esto, al mismo tiem-
se deposita en el grupo al que se pertenece, po, se contrapone a la concepción estática y
y esta pertenencia se visibiliza a través de concreta de la naturaleza humana, derivada
9. Ibid., p. 82.
10. Cfr. Ibid., p. 90.
11. Cfr. Ibid., p. 59-67.
12. Ibid., p. 66.
13. Almudena Hernando, “Identidad relacional y orden patriarcal” en Mujeres, hombres y poder. Subjetividades
en conflicto, ed. Anabel Hernando (Madrid: Traficantes de sueños, 2015), p. 86.
14. Hernando, “Identidad relacional y orden patriarcal”, p. 86.
15. Cfr. Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana, pp. 102-103.
16. Ibid., p. 117.
17. Ibid., p. 122.
18. Ibid., p. 120.
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co. Tal vez, por esto, Schumpeter prefie- “como seres humanos tenemos una aptitud
ra un modelo de resolución de los asuntos cognitiva natural para la deliberación”.27 Y,
políticos en el sentido de un “elitismo con ello, se sugiere que tal capacidad debe
competitivo”,23 en donde sólo las personas ser constantemente motivada y practica-
suficientemente capaces –que constituyen da a lo largo de la vida, de tal modo que
las élites políticas de los partidos y cargos una de las preocupaciones de Steiner es la
públicos– tienen participación, y el papel de cómo hacer para promover mayor deli-
del ciudadano no solo es limitado sino que beración tanto entre las élites de políticos
se ve como una intromisión. como entre ciudadanos ordinarios.
Así, Steiner presenta una serie de
La democracia deliberativa24 recomendaciones y propuestas dirigidas
a la implementación de espacios delibe-
Jürg Steiner25 parte del señalamiento de rativos para la toma de decisiones políti-
que si bien la deliberación no es el único cas, tomando como base algunos ejemplos
componente de la democracia, es particu- empíricos en el contexto anglosajón. En
larmente importante que la misma tenga primer lugar, propone algunas reglas bási-
lugar tanto entre los ciudadanos comunes cas para la organización y moderación de
como entre los políticos profesionales para discusiones o de “mini-públicos”. En gene-
el logro de una mayor democratización. En ral, se apunta a que todos los participantes
este sentido, el autor ve a la deliberación expongan sus puntos de vista de manera
como algo “bueno” para la democracia, de clara, fundamentada, tratando de tomar
tal modo que, a partir de tal ejercicio entre en cuenta los puntos de vista de perso-
los ciudadanos ordinarios, se logre real- nas ausentes, evitando posturas racistas y
mente un régimen basado en el demos. sexistas, así como justificando los intereses
La importancia de la deliberación en particulares y grupales que pudiesen estar
una democracia radica en que las deci- implicados en la toma de una decisión.
siones sobre los asuntos públicos deriven Al mismo tiempo, Steiner expone algu-
de “un debate informado, el uso público nos problemas prácticos, y sus posibles
de la razón y la búsqueda imparcial de la soluciones, referentes a los espacios deli-
verdad”.26 En este sentido, no solo se trata- berativos. Así, se señala que la asistencia
ría de aumentar la participación política y participación pueden ser problemáticos,
sino de mejorar su naturaleza y la forma por lo que se sugiere incluir algún tipo de
en que se lleva a cabo, de tal forma que a incentivo para los participantes. A su vez,
través de la deliberación se constituya una se sugiere incluir la presencia de profesio-
voluntad política razonable y meditada. nales moderadores, así como la de expertos
En todo caso, se parte de la premisa de relacionados con el tema que se estuviese
que la capacidad para deliberar es una apti- discutiendo. En un sentido similar, con la
tud que se encuentra presente en los políti- intención de aumentar la calidad de la deli-
cos y en los ciudadanos comunes, es decir, beración, también se tendría que contem-
23. David Held, Modelos de democracia (España: Alianza editorial, 2012), p. 213.
24. Para el desarrollo de este apartado —atendiendo a que este trabajo representa un breve acercamiento a
la discusión que se pretende abordar— se toma como base la aportación de Steiner (2012) acerca de la
democracia deliberativa. Una exposición más elaborada de este modelo se encuentra en Held, Modelos de
democracia.
25. Vid. Steiner, “The praxis of deliberation”.
26. Held, Modelos de democracia, p. 333.
27. Steiner, “The praxis of deliberation”, p. 247.
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aún la imposibilidad de que pueda llegar a [naturales] que tienen las personas o los
configurarse algún tipo de “bien común” grupos más fuertes de dominar y obtener
derivado de que siempre se servirá a un ventaja de los más débiles”.37 Por otro lado,
conjunto de intereses particulares: los de al afirmar que la democracia es el meca-
quienes se encuentren en el poder.34 De nismo que hace posible vigilar las acciones
este modo, se hace necesaria la existencia de los gobernantes, se podría decir que la
de una élite burocrática y política capaz cultura es concebida como algo “bueno”,
que se haga cargo del gobierno, y la demo- capaz de contener las tendencias egoístas
cracia es sólo un procedimiento mediante naturales de las personas.
el cual se selecciona a esas élites y se las Respecto al segundo modelo revisado,
mantiene bajo control. en la democracia deliberativa se observa
Así, en un primer momento es notoria que la disociación cultura-naturaleza es
la separación cultura-naturaleza al momen- menos clara. Por un lado, el énfasis en que
to de hacer una diferenciación entre el las personas poseen una “aptitud cogni-
ciudadano medio y quien pertenece a las tiva natural” para deliberar, que, en todo
élites gobernantes. El primero se encontra- caso, habría que promover y la cual reque-
ría cercano a un “estado de naturaleza”, ya riría espacios para que tenga lugar, remite
que opina infantilmente de la política y en a la formulación de Sahlins acerca de que
tales asuntos “se convierte de nuevo en un la naturaleza humana es la realización de
hombre primitivo”.35 El segundo, aunque cierto proyecto cultural, es llegar a ser un
guiado por el interés individual por conse- agente deliberador para lo cual ya se posee
guir votos, pertenece al grupo de hombres una aptitud natural que habría que ejerci-
capaces de tomar decisiones, “proporcio- tar. Sin embargo, el énfasis en formar una
na orden y la capacidad de gobernar la voluntad política racional —desapasio-
complejidad de la política”.36 nada, en el sentido de la crítica que hace
Aceptando la separación cultura-natu- Mouffe— en conjunto con la propuesta de
raleza en el enfoque de Schumpeter, se incluir a expertos y profesionales, también
hace notoria, por un lado, una concepción remite a la idea de que, para la delibera-
de la naturaleza humana como “mala” y ción, habría que haber abandonado un
“verdadera”, donde el ciudadano medio cierto “estado de naturaleza”, y al mismo
se encuentra casi en un estado de “salva- tiempo, habría que tomar en cuenta que
jismo” y en donde el político, a su vez, tal ejercicio es en cierto modo una alter-
no hace otra cosa más que responder a nativa al modelo de las urnas y la regla de
su interés individual natural. Con esto, se la mayoría —un arreglo cultural que no ha
observa que, en todo caso, el “gen egoísta” permitido el desarrollo de una capacidad
se encuentra en ciudadanos y políticos, y innata para deliberar—.
lo que los diferencia es sola una cuestión Así, la concepción acerca de la natura-
de capacidad de los segundos para obtener leza humana se torna ambigua en el enfo-
votos de los primeros. Este último aspecto que de la democracia deliberativa. Por un
recuerda el señalamiento de Sahlins acer- lado, se podría afirmar que la naturaleza
ca de la creencia occidental en los “deseos humana se valora como “buena”, la cual
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naturaleza humana como “mala”. Además, Por último, como pudo apreciarse, las
la consideración acerca de lo inevitable del soluciones institucionales de los tres mode-
antagonismo, hace pensar que también se los tienen cierta relación con la forma en
le concibe como “verdadera”, y con ello, que se le atribuyen determinadas caracterís-
entonces, cualquier orden “hegemónico” ticas a las personas respecto a sus capacida-
—cultural— será “artificial” y precario. des, derivado de concepciones particulares
sobre la naturaleza humana, que en ocasio-
Conclusiones nes no dejan de ser contradictorias. Así,
si bien para los modelos propuestos por
A partir del análisis realizado, en general, Schumpeter y Mouffe parece ser claro que
es posible apreciar la persistencia de una la naturaleza “negativa” de los seres huma-
concepción estática sobre la naturaleza nos solo podría ser contenida por cierto
humana en los tres modelos revisados, así orden institucional “positivo” —a pesar de
como una concepción implícita que sepa- que sea precario o realizado por las élites
ra naturaleza y cultura. En lo que difie- políticas—, para el caso de la democracia
ren los modelos es en la forma de valorar deliberativa parece que no terminan por
tanto la una como la otra, lo cual al mismo superarse las contradicciones en su mane-
tiempo refleja la persistencia de un deba- ra de concebir a los seres humanos, ya que
te constitutivo de la cosmovisión occiden- a pesar de que exista una aptitud “natural”
tal. Para utilizar la expresión de Sahlins, para el diálogo, aún se requiere de la existen-
y simplificando el análisis, la democracia cia de espacios regulados por ciertos están-
deliberativa continuaría con una visión dares y personas que ya cuenten con dichas
antropológica “rousseauniana”, mien- aptitudes desarrolladas o, recurriendo a una
tras que las propuestas de Schumpeter y metáfora clásica, que ya hayan abandonado
Mouffe harían lo mismo respecto a una cierto “estado de naturaleza” para guiar las
visión “hobbesiana” de los seres humanos. preferencias de quienes no lo han hecho.
Bibliografía
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