Sunteți pe pagina 1din 12

Escenarios

Los modelos democráticos


y sus concepciones sobre la
naturaleza humana
Germán Rodrigo del Río Gómez*
Recibido:
25 de marzo de
2018
Aceptado:
15 de abril de
Resumen: Este trabajo parte del supuesto de que los diversos enfoques 2018
existentes sobre la democracia tienen implícita una idea particular sobre la
naturaleza humana que conlleva ciertas implicaciones sobre la manera en
* Candidato
que son concebidas las instituciones democráticas. Por tal motivo, se pre- a Maestro
tende hacer una caracterización sobre las ideas de naturaleza humana que en Ciencia
les corresponderían a particulares modelos de democracia relevantes en la Política por la
actualidad. El presente artículo es una propuesta para llevar a cabo dicha Universidad de
Guadalajara.
discusión, en donde se retoman las ideas de Marshall Sahlins sobre la con-
cepción occidental de la naturaleza humana, desde las cuales se analizan tres
modelos democráticos para tratar de identificar las ideas implícitas sobre las
capacidades de las personas en sus propuestas institucionales.

Palabras clave: Occidente, cultura, instituciones, deliberación, agonismo.

Abstract: This work is based on the assumption that the various existing
approaches to democracy implicitly have a particular idea about human
nature that entails certain implications for the way in which democratic ins-
titutions are thought to be conceived. For this reason, it is intended to make
a characterization about the ideas of human nature that would correspond
to particular models of democracy relevant today. The present paper is a
proposal to carry out this discussion, where the ideas of Marshall Sahlins on
the Western conception of human nature are taken up, from which three
democratic models are analyzed to try to identify the implicit ideas on the
capacities of the people in their institutional proposals.

Key concepts: West, culture, institutions, deliberation, agonism.

Introducción

Al acercarse al estudio de los distintos modelos democráticos, se hace notoria la existencia


de ciertos supuestos sobre el modo en que se piensa que las personas actúan, así como los
motivos que las llevan a tener ciertas disposiciones y preferencias con relación a las diver-
sas cuestiones públicas que de una u otra manera les afectan.
Tales supuestos, que podrían considerarse como concepciones o ideas sobre la natura-
leza humana, son tomados como base para justificar un determinado diseño institucional en

en diálogo filosofía y ciencias humanas 65


Germán Rodrigo del Río Gómez

el marco de un régimen democrático. Así, tucional, dejando de lado que, tal vez, el
por ejemplo, si se considera que las perso- primer punto a considerar se podría referir
nas, en el ámbito político, actúan orienta- a lo que se espera que hagan las personas
das únicamente por el interés propio y son derivado del supuesto que se tiene sobre
incapaces de pensar —racionalmente— en sus aptitudes o capacidades naturales.
favor de un bien común, las instituciones Por tal motivo, se considera de inte-
que se constituyan tendrán características rés llevar a cabo cierta caracterización
tales que no cualquiera pueda participar de las concepciones sobre la naturale-
de ellas, sino solo aquellos que hayan sido za humana que llevan implícitas algunos
capaces de desarrollar alguna noción rela- de los diversos modelos democráticos
tivamente adecuada del bienestar general.1 —relevantes en el contexto de la crisis de
Por el contrario, si se piensa que las legitimidad que tienen las instituciones
personas tienen una aptitud natural para democráticas actualmente4— para discutir en
la deliberación, lo que implicaría la capa- torno a los alcances y limitaciones que cada
cidad para generar consensos sobre deter- uno comporta, en el sentido de los diseños
minada cuestión pública, se propondrán institucionales que los mismos proponen.
instancias en las que se hagan posibles los Así, la pregunta que guía la reflexión es:
encuentros entre ciudadanos que serán ¿cuál es la idea sobre la naturaleza humana
capaces de construir el interés colectivo.2 implícita en los distintos modelos de demo-
A su vez, cuando los diversos modos cracia y cuáles son sus implicaciones para el
de entender la democracia pugnan por diseño de las instituciones que los mismos
erigirse como el mejor de ellos, pareciera proponen? Ante ésta se asume el supuesto
que, en realidad, lo que está en discusión de que las concepciones que se tienen sobre
tiene que ver más con una disputa sobre lo la naturaleza humana en algún determina-
que los humanos son capaces o incapaces do modelo o enfoque sobre la democracia
de hacer. En este sentido, por ejemplo, se muestran relación con las instituciones que
observa cómo una crítica al modelo deli- el mismo propone serían constitutivas de
berativo se relaciona con pensar a los suje- un régimen democrático.
tos como únicamente racionales, dejando En este sentido, el enfoque de Schum-
de lado la dimensión de las pasiones y los peter tiene implícita la idea de que los indi-
afectos3, lo cual tendría consecuencias viduos son irracionales cuando se trata de
para el modo en que deberían diseñarse las política, lo que hace necesario que una
instituciones políticas. élite política tome las decisiones públi-
En todo caso, se considera que tal cas. En la democracia deliberativa, se ve
discusión sobre la idea de naturaleza a los individuos como racionales, capaces
humana implícita en cada modelo de la de establecer formas comunicativas para
democracia es poco visible, de tal modo generar consensos por lo que se hace posi-
que pareciese que los debates se dan más ble la construcción de instituciones para
en torno a cuál sería el mejor diseño insti- la toma de decisiones colectivas sobre los

1. Cfr. Joseph Schumpeter, “La teoría clásica de la democracia” en Capitalismo, socialismo y democracia (México:
Aguilar, 1963).
2. Cfr. Jürg Steiner, “The praxis of deliberation” en The foundations of deliberative democracy (Nueva York:
Cambridge University Press, 2012).
3. Vid. Chantal Mouffe, La paradoja democrática, (España: Editorial Gedisa, 2003).
4. Vid. Walden Bello, “La crisis global de la legitimidad de la democracia liberal” en La globalización y el
Consenso de Washington, comp. Gladys Lechini (Buenos Aires: CLACSO, 2008) y Rodrigo Juárez, “Crisis
de legitimidad de las instituciones democráticas”, Revista de Derecho, 33 (2010).

66 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018
Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana

asuntos públicos. El enfoque de la demo- Las concepciones sobre la naturaleza


cracia agonística de Mouffe, lleva implícita humana
la idea de que los sujetos no son comple-
tamente racionales y en la política tienen En este trabajo se parte de las ideas expues-
lugar pasiones e intereses de grupo, impo- tas por Marshall Sahlins en su libro La
sibilitando el consenso, lo cual derivaría en ilusión occidental de la naturaleza humana5
la necesidad de instituciones que canalicen para dar cuenta de las distintas concepcio-
y contengan los conflictos. nes acerca de las capacidades inherentes a
Dicho lo anterior, vale la pena acla- las personas a lo largo de la historia. Así, el
rar que el presente trabajo no pretende argumento principal del autor se resume en
presentar una discusión acabada acerca que es prácticamente occidental la concep-
de lo que se está planteando. Al contra- ción de que la naturaleza humana se refie-
rio, sus fines son mucho más modestos, re a la de individuos codiciosos, pre-social
tanto por motivos de espacio como por el y anti-socialmente egoístas —lo que hace
detenimiento que el tema merece para su necesario algún tipo de gobierno—, y que se
estudio. Únicamente se pretende señalar basa en una idea que separa antitéticamente
lo que se piensa es un asunto que tendría a la naturaleza y a la cultura.
que ser tratado en el debate sobre la situa- Dicha propuesta es sostenida por el
ción actual de la democracia. Así, se espe- autor a partir de una serie de observaciones
ra que el lector tenga presente que esta es etnográficas y análisis históricos de distintas
una reflexión inicial, incluso preliminar, partes del mundo, en donde queda claro que
sobre los supuestos acerca de la naturaleza existen sociedades en las que tales concep-
humana que podrían estar presentes en los ciones acerca de la humanidad son diferen-
diversos modelos de democracia. tes y en donde, incluso, tal separación entre
En cuanto a la estructura del artículo, naturaleza y cultura es inexistente.
en el primer apartado, se presentará una Lo anterior tiene relevancia para el
discusión sobre las distintas concepciones presente trabajo porque permite tener en
acerca de la naturaleza humana, así como cuenta que las capacidades que se les atri-
de las valoraciones que se hacen sobre la buyen a las personas para que participen
naturaleza y la cultura en contextos occi- —o se les permita participar— de determi-
dentales y no-occidentales. En el segun- nado arreglo institucional, pueden variar de
do apartado se expondrán tres modelos distintos modos, y al mismo tiempo propor-
de democracia contemporáneos que se ciona algunos elementos conceptuales para
consideran importantes para iniciar con tratar de identificar los supuestos que sobre
el análisis. En el tercer apartado, se lleva- esas capacidades pudiesen existir en las
rá a cabo un intento de caracterización de propuestas de dichos arreglos.
las ideas sobre la naturaleza humana que Así, en la exposición de Sahlins, se
le corresponderían a cada uno de los enfo- identifica que a lo largo de la Historia occi-
ques revisados en el apartado anterior. Y, dental —por lo menos partiendo desde
por último, se concluirá explicitando la la Antigua Grecia—, tanto a la naturaleza
relación que guardan las propuestas de como a la cultura se le han otorgado diver-
diseño institucional con las concepciones sos valores. En algunos momentos la cultu-
implícitas sobre la naturaleza humana. ra se ha considerado como el elemento

5. Marshall Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana (México: Fondo de cultura económica,
2011).

en diálogo filosofía y ciencias humanas 67


Germán Rodrigo del Río Gómez

Carlos Rodal
capaz de contener y dominar los impul- de la cultura como “artificial”. Para Sahlins7,
Jardín del amor
21.5 x 28 cm sos egoístas naturales de la humanidad; esta idea se encuentra detrás de las antro-
Tinta china s/ en otros, a la cultura se le ha visto ya sea pologías a las que en forma simple se refie-
papel como un obstáculo o como un elemento re como rousseaunianas y hobbesianas, que
2000 que pervierte a la naturaleza humana. le dan más peso a la naturaleza que a la
En un sentido, algo inexacto, se esta- cultura. En las del primer tipo, la natura-
ría hablando de una naturaleza “mala” y leza es buena y pura, pero por lo general
una cultura “buena”, que se corresponde- “se hace esclava de la cultura”; el segundo
ría con las ideas dominantes en Occiden- tipo remite a la idea del “gen egoísta” y la
te desde Tucídides, pasando por Hobbes, avaricia natural inevitable que es superior
Maquiavelo, Adams y los fundadores de a cualquier orden que por su artificialidad
Estados Unidos, hasta la actualidad con sería inestable y contingente.
los enfoques sociobiológicos y la psicolo- Esa última idea —en la que la natura-
gía evolutiva —dando la pauta para justi- leza auto-interesada de la humanidad es
ficar la “dominación monárquica [por verdadera— tiene algunas implicaciones
un lado] y el equilibrio republicano [por importantes. Primero, permite justificar la
el otro]”6, así como las ideas económi- dominación de unos sobre otros. En pala-
cas dominantes contemporáneas—. Aquí, bras de Sahlins: “Ya sea que hablemos de
se estaría hablando de ese “salvajismo” animales, Estados o razas de la humanidad,
humano que necesita ser reprimido para la naturaleza deja claro que es correcto que
mantener un orden. los más fuertes tomen ventaja sobre los
En otro sentido, se trata de una concep- más débiles, los mejores sobre los peores,
ción de la naturaleza como “verdadera” y los más capaces sobre los menos”.8

6. Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana, p. 31.


7. Cfr. Ibid., pp. 53-54.
8. Ibid., p. 55.

68 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018
Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana

Una segunda implicación se refie- una apariencia común de todos sus miem-
re al giro valorativo que se hace sobre la bros”.13 Así, la idea del interés personal es
avaricia natural de las personas, ya que normativamente antinatural y una concep-
tal condición permitiría el mantenimien- ción que dista de ser universal.
to del equilibrio social. Se trata de la idea El otro argumento que presenta Sahl-
de Maquiavelo de que el “maligno inte- ins relevante para este trabajo, se refiere a
rés personal puede tener funciones posi- la inexistente separación de la naturaleza y
tivas”9, o de los fundadores de Estados la cultura, siendo esta idea característica de
Unidos, en donde se hace necesario que la cosmovisión occidental. Aquí, se identi-
la ambición de uno contrarreste la de fican dos cuestiones complementarias. La
otros.10 Aquí la naturaleza es tanto “verda- primera, se trataría de una consecuencia de
dera” como “buena”, a pesar de que remita la llamada “identidad relacional”, en donde
a la idea del gen egoísta, característica del a la naturaleza se le “atribuye el único
mundo —cultural— occidental. comportamiento que se conoce, el huma-
Todo lo anterior es contrastado con la no”.14 En este sentido, los elementos de la
exposición que hace Sahlins acerca de las “naturaleza” son considerados del mismo
concepciones sobre la naturaleza humana modo que las otras personas humanas, es
que existen fuera de Occidente, en donde, decir, son igualmente “personas” tanto los
por un lado, contradicen la idea de que los animales, plantas, rocas, artefactos, etc.,
individuos son egoístas naturalmente; y por con quienes se mantienen las mismas rela-
otro, cuestionan la propia idea de que natu- ciones de reciprocidad.15
raleza y cultura se encuentran separadas. La otra cuestión, vinculada con la ante-
Así, para Sahlins11, en el análisis de las rior, se refiere a que, entonces, la huma-
comunidades de parentesco se encuentra el nidad es todo o, dicho de otro modo, “la
principal argumento para contradecir la idea cultura es la naturaleza humana”.16 En este
del “interés propio” como algo natural. En sentido, Sahlins retoma la idea de Ferguson
este tipo de comunidades, no existe un “yo” de que el hombre en realidad es un animal
individual como tal, en donde, por ejem- social, no existe el individuo presocial, “no
plo, el cuerpo es una posesión individual. Al hay un ser humano que existe antes o apar-
contrario, “el cuerpo es un cuerpo social (…) te de la sociedad”.17
entregado al bienestar de los demás”.12 De ese planteamiento, la implicación
Se trata de lo que Almudena Hernan- más relevante para los fines de este traba-
do define como “identidad relacional”, jo, se refiere a que, entonces, “la naturaleza
propia de grupos en donde “no existe la humana es un llegar a ser” 19, es decir, realizar
idea del «yo», sino que la identidad última cierto proyecto cultural. Esto, al mismo tiem-
se deposita en el grupo al que se pertenece, po, se contrapone a la concepción estática y
y esta pertenencia se visibiliza a través de concreta de la naturaleza humana, derivada

9. Ibid., p. 82.
10. Cfr. Ibid., p. 90.
11. Cfr. Ibid., p. 59-67.
12. Ibid., p. 66.
13. Almudena Hernando, “Identidad relacional y orden patriarcal” en Mujeres, hombres y poder. Subjetividades
en conflicto, ed. Anabel Hernando (Madrid: Traficantes de sueños, 2015), p. 86.
14. Hernando, “Identidad relacional y orden patriarcal”, p. 86.
15. Cfr. Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana, pp. 102-103.
16. Ibid., p. 117.
17. Ibid., p. 122.
18. Ibid., p. 120.

en diálogo filosofía y ciencias humanas 69


Germán Rodrigo del Río Gómez

de un supuesto determinismo biológico, que Más aún, se cuestiona el hecho de que


obligaría a tratar de definir si la naturaleza es de “la maraña infinitamente compleja”20
una u otra cosa, “buena” o “mala”. de las acciones e intereses individuales y
En resumen, lo más importante para el colectivos se pueda conformar alguna clase
presente análisis, se refiere al reconocimien- de voluntad general, considerando que
to de que existen ideas sobre la naturaleza dicho proceso carecería tanto de unidad
humana que van desde un egoísmo innato, racional como de sanción racional. Y, en
que termina por encontrarse determinado cierta consonancia con esto, Schumpeter,
y ser inevitable, y para lo que se hacen cier- en general, cuestiona la racionalidad que la
tas valoraciones; hasta la concepción de una teoría clásica les atribuía a los individuos.
naturaleza-cultura dinámica e indetermina- Así, se concibe que los individuos
da, en donde caben una diversidad de forma- cuentan con capacidades, disposiciones y
tos de humanidad que, si se quieren valorar, responsabilidades limitadas con relación a
van desde lo “positivo” a lo “negativo”. los hechos sobre los cuales hay que decidir.
Es decir, cuando se trata de asuntos que
Tres modelos de democracia trascienden el ámbito de lo familiar o lo
contemporáneos privado —en donde se tiene un nexo direc-
to—, como los negocios nacionales e inter-
El elitismo competitivo de Schumpeter nacionales, existe un sentido limitado de
la realidad, lo cual imposibilita el sentido
Con Schumpeter19 se encuentra una crítica de responsabilidad y la presencia de una
a lo que él considera es la teoría democráti- voluntad racional definida. Básicamente,
ca clásica, en donde se entiende a la demo- el ciudadano normal “desciende a un nivel
cracia como un método expresado en un inferior de prestación mental tan pronto
sistema institucional de toma de decisio- como penetra en el campo de la política”.21
nes políticas que realizan el bien común, Tales características traen como
y en el que el pueblo decide por sí mismo consecuencia, primero, que el ciudada-
las cuestiones públicas eligiendo a indivi- no se sometería “a prejuicios e impulsos
duos que, congregándose, llevarán a cabo extra racionales o irracionales” cuando
su voluntad. se trate de política.22 Segundo, a falta de
La crítica de Schumpeter, en general, crítica racional por parte de los indivi-
parte de la observación de que tal concep- duos, se generan oportunidades para que
ción de la democracia no existe en la reali- grupos de interés, haciendo uso, por ejem-
dad, y trata de demostrar, primero, que no plo, de estrategias publicitarias, formen las
existe un bien común unívoco con el que opiniones y la voluntad general.
todos estén de acuerdo. Segundo, aunque Con esto, se hace notoria cierta
existiese una especie de bien común unidi- concepción de la naturaleza del hombre,
reccional, eso implicaría respuestas diferen- y con esto, de los ciudadanos, que haría
tes para los problemas singulares. Y tercero, incluso peligrosa su participación en los
el concepto de voluntad del pueblo se desva- asuntos públicos, más allá de la elección
nece ya que presupone la idea de bien común de líderes políticos lo suficientemente
determinado y entendido por todos. capacitados para el ejercicio de lo públi-

19. Schumpeter, “La teoría clásica de la democracia”.


20. Ibid., pp. 324-325.
21. Ibid., p. 335.
22. Cfr. Ibid., p. 335.

70 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018
Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana

co. Tal vez, por esto, Schumpeter prefie- “como seres humanos tenemos una aptitud
ra un modelo de resolución de los asuntos cognitiva natural para la deliberación”.27 Y,
políticos en el sentido de un “elitismo con ello, se sugiere que tal capacidad debe
competitivo”,23 en donde sólo las personas ser constantemente motivada y practica-
suficientemente capaces –que constituyen da a lo largo de la vida, de tal modo que
las élites políticas de los partidos y cargos una de las preocupaciones de Steiner es la
públicos– tienen participación, y el papel de cómo hacer para promover mayor deli-
del ciudadano no solo es limitado sino que beración tanto entre las élites de políticos
se ve como una intromisión. como entre ciudadanos ordinarios.
Así, Steiner presenta una serie de
La democracia deliberativa24 recomendaciones y propuestas dirigidas
a la implementación de espacios delibe-
Jürg Steiner25 parte del señalamiento de rativos para la toma de decisiones políti-
que si bien la deliberación no es el único cas, tomando como base algunos ejemplos
componente de la democracia, es particu- empíricos en el contexto anglosajón. En
larmente importante que la misma tenga primer lugar, propone algunas reglas bási-
lugar tanto entre los ciudadanos comunes cas para la organización y moderación de
como entre los políticos profesionales para discusiones o de “mini-públicos”. En gene-
el logro de una mayor democratización. En ral, se apunta a que todos los participantes
este sentido, el autor ve a la deliberación expongan sus puntos de vista de manera
como algo “bueno” para la democracia, de clara, fundamentada, tratando de tomar
tal modo que, a partir de tal ejercicio entre en cuenta los puntos de vista de perso-
los ciudadanos ordinarios, se logre real- nas ausentes, evitando posturas racistas y
mente un régimen basado en el demos. sexistas, así como justificando los intereses
La importancia de la deliberación en particulares y grupales que pudiesen estar
una democracia radica en que las deci- implicados en la toma de una decisión.
siones sobre los asuntos públicos deriven Al mismo tiempo, Steiner expone algu-
de “un debate informado, el uso público nos problemas prácticos, y sus posibles
de la razón y la búsqueda imparcial de la soluciones, referentes a los espacios deli-
verdad”.26 En este sentido, no solo se trata- berativos. Así, se señala que la asistencia
ría de aumentar la participación política y participación pueden ser problemáticos,
sino de mejorar su naturaleza y la forma por lo que se sugiere incluir algún tipo de
en que se lleva a cabo, de tal forma que a incentivo para los participantes. A su vez,
través de la deliberación se constituya una se sugiere incluir la presencia de profesio-
voluntad política razonable y meditada. nales moderadores, así como la de expertos
En todo caso, se parte de la premisa de relacionados con el tema que se estuviese
que la capacidad para deliberar es una apti- discutiendo. En un sentido similar, con la
tud que se encuentra presente en los políti- intención de aumentar la calidad de la deli-
cos y en los ciudadanos comunes, es decir, beración, también se tendría que contem-

23. David Held, Modelos de democracia (España: Alianza editorial, 2012), p. 213.
24. Para el desarrollo de este apartado —atendiendo a que este trabajo representa un breve acercamiento a
la discusión que se pretende abordar— se toma como base la aportación de Steiner (2012) acerca de la
democracia deliberativa. Una exposición más elaborada de este modelo se encuentra en Held, Modelos de
democracia.
25. Vid. Steiner, “The praxis of deliberation”.
26. Held, Modelos de democracia, p. 333.
27. Steiner, “The praxis of deliberation”, p. 247.

en diálogo filosofía y ciencias humanas 71


Germán Rodrigo del Río Gómez

plar el señalamiento de dilemas éticos en cultura deliberativa a través de las escue-


la toma de las decisiones. las. Así, muestra algunos ejemplos sobre la
También, otro problema al que se pudie- manera limitada en que las aptitudes deli-
sen enfrentar los “mini-públicos”, es el de los berativas son promovidas en los distin-
marcos deliberativos, los cuales se refieren tos niveles escolares. Con esto, el autor le
al contexto de significados en el que la deli- otorga un papel especial a la educación en
beración se construye. En este sentido, un la generación de una cultura deliberativa,
marco deliberativo dado puede influir en los de tal modo que sugiere que los profesores
resultados de una discusión. Por ejemplo, la tendrían que ser entrenados para desarro-
identidad de los organizadores y patrocina- llar habilidades deliberativas en los alum-
dores de un espacio deliberativo, el lugar en nos, así como motivarlos en el uso de las
el que se lleva a cabo, la selección de exper- mismas fuera de clases.
tos y los materiales de base que se entre-
gan a los participantes, son aspectos que se La democracia “agonística” de Mouffe
tendrían que tomar en cuenta e investigar
sobre los espacios deliberativos. La propuesta de Chantal Mouffe28 se erige
Después de presentar algunos proble- desde una crítica a los modelos deliberati-
mas con sus posibles soluciones, Steiner vos de democracia. En términos generales,
expone los alcances potenciales de la deli- la autora acusa a tales propuestas de dejar
beración, a través de las propuestas de de lado la realidad conflictiva que le es
otros autores. Por ejemplo, se propone el inherente a la política en su afán por lograr
“día de la deliberación”, en el que los asun- algún tipo de consenso racional entre las
tos importantes se discutirían en un gran partes implicadas en un asunto dado.
número de mini-públicos, el día anterior a De este modo, la propuesta de un
las elecciones. Otra propuesta, apunta a la modelo agonístico parte del reconoci-
democratización de la ley internacional, miento de dicha conflictividad, así como
a través de la conformación de “Jurados de la imposibilidad de llegar a un consenso
Globales Ciudadanos”, los cuales funcio- entre las partes, de tal modo que lo que se
narían como un proceso adherido al tradi- debería buscar es un esquema en el que,
cional para la determinación de las normas reconociendo la naturaleza de lo políti-
imperativas internacionales. Una propuesta co —es decir, la inevitable configuración
más es la del “gobierno abierto”, impulsada de un nosotros/ellos—, los antagonismos
desde la administración de Barack Obama, puedan encontrarse reconociendo al otro
la cual consiste en incluir a los ciudadanos como adversario, y no como enemigo.
en el diseño de las políticas que les afectan. Así, la propuesta de democracia “ago-
A su vez, sobre la cuestión de hacer a nística”, parte de tomar en cuenta la cues-
los parlamentos más deliberativos, se propo- tión del poder y el antagonismo en las
nen la creación de instancias que acompaña- relaciones sociales, así como del “papel
rían los procesos institucionales de toma de crucial que desempeñan las pasiones y los
decisiones, como la “Cámara de discursos” afectos” en el logro de una lealtad hacia los
o la “Comisión Federal de Deliberación”, valores democráticos.29 En este sentido, el
compuestas por ciudadanos ordinarios. logro de un consenso racional universal se
Por último, cabe señalar que Steiner hace lejano debido a que no podría privi-
hace hincapié en el desarrollo de una legiarse un supuesto regido por la racio-

28. Vid. Mouffe, La paradoja democrática.


29. Cfr. Ibid., p. 109.

72 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018
Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana

nalidad e imparcialidad; la pluralidad y los Los modelos democráticos y su concepción


antagonismos tienen lugar, por así decirlo, sobre la naturaleza humana
en un lugar más profundo del que sugieren
los enfoques deliberativos. Antes de presentar el análisis de los tres
De este modo, para la autora, un orden modelos de democracia a la luz del marco
político es resultado de una hegemonía – conceptual expuesto al principio, valdría la
es decir, pautas establecidas en las relacio- pena recordar los puntos clave aportados
nes de poder– que definiría las identidades por Sahlins a partir de los cuales se estu-
políticas, lo cual imposibilitaría la existen- diaron dichos modelos. Primero, queda
cia de identidades previas, como lo supon- clara que la separación antitética cultu-
dría el modelo deliberativo. En este sentido, ra-naturaleza es propia de la cosmovisión
la cuestión sería la de “constituir formas occidental, existiendo la posibilidad de
de poder […] compatibles con los valores que en otras sociedades tal contraposición
democráticos”;30 es decir, lo democrático en sea inexistente: la cultura es la naturaleza y
una sociedad se constituiría por el hecho de la naturaleza es la cultura.
que no hay actor social limitado que pueda Segundo, aceptando tal disociación
atribuirse la representación de la totalidad y propia de occidente, existen valoracio-
la propiedad de los fundamentos. nes diversas tanto de la naturaleza como
Por lo anterior, se hace la propuesta de la cultura. Principalmente se encuen-
de un “pluralismo agonístico”.31 Haciendo tra que naturaleza y cultura son “buenas”
la distinción entre la política y lo político, o “malas” —cuando una es positiva la otra
Mouffe considera que la primera se referi- será negativa—; por ejemplo, si la naturale-
ría a los arreglos institucionales que harían za humana se caracteriza por el “salvajis-
posible que los antagonismos propios de lo mo” y el egoísmo, entonces, será la cultura
segundo se convirtiesen en agonismos. En la que permita mantener un orden y evite
última instancia, Mouffe32 propone la cons- la destrucción de la sociedad. Sin embar-
titución de un “modelo adversarial” de la go, en otro momento, se puede conside-
democracia, en donde partiendo del reco- rar a la naturaleza como “verdadera” y a la
nocimiento del conflicto y la imposibilidad cultura como “artificial”, de tal modo que,
de erradicarlo, se convertiría al enemigo en entonces, se reconocería que ningún orden
adversario, es decir, en un enemigo legítimo. cultural impuesto a la naturaleza humana
Así, para Mouffe33, cualquier consenso, será lo suficientemente estable como para
es en todo caso un “consenso conflictivo”, contenerla, y por ello sería mejor permitir
en el cual, cualquier decisión que se tome la expresión natural de la humanidad.
implica necesariamente algún tipo de exclu- Dicho lo anterior, el primer modelo
sión, es decir, lo que se obtiene siempre democrático que se analiza desde la ópti-
es una “hegemonía provisional”. Por este ca de los anteriores conceptos es el “elitis-
motivo una democracia agonística, impli- mo competitivo” de Schumpeter. Sin duda,
ca la construcción de instituciones que den el aspecto que más resalta en su propuesta
margen para la discrepancia y el conflicto, se refiere a las atribuciones negativas acer-
lo cual las haría receptivas a la multiplicidad ca de las capacidades de las personas para
de voces que componen lo político. intervenir en los asuntos públicos, y más

30. Ibid., p. 113.


31. Vid. Ibid., p. 114.
32. Cfr. Chantal Mouffe, En torno a lo político (Buenos Aires: Fondo de cultura económica de Argentina, 2007), p. 27.
33. Cfr. Mouffe, La paradoja democrática, pp. 116-117.

en diálogo filosofía y ciencias humanas 73


Germán Rodrigo del Río Gómez

aún la imposibilidad de que pueda llegar a [naturales] que tienen las personas o los
configurarse algún tipo de “bien común” grupos más fuertes de dominar y obtener
derivado de que siempre se servirá a un ventaja de los más débiles”.37 Por otro lado,
conjunto de intereses particulares: los de al afirmar que la democracia es el meca-
quienes se encuentren en el poder.34 De nismo que hace posible vigilar las acciones
este modo, se hace necesaria la existencia de los gobernantes, se podría decir que la
de una élite burocrática y política capaz cultura es concebida como algo “bueno”,
que se haga cargo del gobierno, y la demo- capaz de contener las tendencias egoístas
cracia es sólo un procedimiento mediante naturales de las personas.
el cual se selecciona a esas élites y se las Respecto al segundo modelo revisado,
mantiene bajo control. en la democracia deliberativa se observa
Así, en un primer momento es notoria que la disociación cultura-naturaleza es
la separación cultura-naturaleza al momen- menos clara. Por un lado, el énfasis en que
to de hacer una diferenciación entre el las personas poseen una “aptitud cogni-
ciudadano medio y quien pertenece a las tiva natural” para deliberar, que, en todo
élites gobernantes. El primero se encontra- caso, habría que promover y la cual reque-
ría cercano a un “estado de naturaleza”, ya riría espacios para que tenga lugar, remite
que opina infantilmente de la política y en a la formulación de Sahlins acerca de que
tales asuntos “se convierte de nuevo en un la naturaleza humana es la realización de
hombre primitivo”.35 El segundo, aunque cierto proyecto cultural, es llegar a ser un
guiado por el interés individual por conse- agente deliberador para lo cual ya se posee
guir votos, pertenece al grupo de hombres una aptitud natural que habría que ejerci-
capaces de tomar decisiones, “proporcio- tar. Sin embargo, el énfasis en formar una
na orden y la capacidad de gobernar la voluntad política racional —desapasio-
complejidad de la política”.36 nada, en el sentido de la crítica que hace
Aceptando la separación cultura-natu- Mouffe— en conjunto con la propuesta de
raleza en el enfoque de Schumpeter, se incluir a expertos y profesionales, también
hace notoria, por un lado, una concepción remite a la idea de que, para la delibera-
de la naturaleza humana como “mala” y ción, habría que haber abandonado un
“verdadera”, donde el ciudadano medio cierto “estado de naturaleza”, y al mismo
se encuentra casi en un estado de “salva- tiempo, habría que tomar en cuenta que
jismo” y en donde el político, a su vez, tal ejercicio es en cierto modo una alter-
no hace otra cosa más que responder a nativa al modelo de las urnas y la regla de
su interés individual natural. Con esto, se la mayoría —un arreglo cultural que no ha
observa que, en todo caso, el “gen egoísta” permitido el desarrollo de una capacidad
se encuentra en ciudadanos y políticos, y innata para deliberar—.
lo que los diferencia es sola una cuestión Así, la concepción acerca de la natura-
de capacidad de los segundos para obtener leza humana se torna ambigua en el enfo-
votos de los primeros. Este último aspecto que de la democracia deliberativa. Por un
recuerda el señalamiento de Sahlins acer- lado, se podría afirmar que la naturaleza
ca de la creencia occidental en los “deseos humana se valora como “buena”, la cual

34. Cfr. Held, Modelos de democracia.


35. Ibid., p. 209.
36. Ibid., p. 217.
37. Sahlins, La ilusión occidental de la naturaleza humana, p. 51.

74 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018
Los modelos democráticos y sus concepciones sobre la naturaleza humana

se ha enfrentado a cierto orden cultural “lo político”, referida a la existencia siem-


Carlos Rodal
“malo” que no le ha permitido expresarse; pre presente de relaciones antagónicas
Casa-jardín-amor
y por el otro, también se hace énfasis en —naturales— en las sociedades, ante lo y antenas
que se configuren las instituciones demo- que cual se contrapondría “la política”, es 120 x 160 cm
cráticas de tal modo que, a través de reglas decir, un arreglo institucional —cultural— Carboncillo s/
y participación de expertos —es decir, un que contenga esas relaciones. tela
2002
orden cultural “bueno”—, se asegure una Tomando en cuenta lo anterior, si bien
deliberación racional y meditada. Con Mouffe reivindica el papel que tienen “las
esto, tal vez se podría argumentar que la pasiones” en la formación y adherencia a
propuesta de una democracia deliberati- un régimen democrático, en un primero
va representa un intento por superar la momento su inclusión no implica necesa-
atribución dominante en Occidente acer- riamente una concepción de la naturaleza
ca del “gen egoísta”, y así dar cabida a una humana como “mala”. Sin embargo, la refe-
concepción de la naturaleza humana en la rencia a Freud acerca de “El instinto agre-
que la reciprocidad hacia otros y el entor- sivo [que] nunca puede ser eliminado”39
no se encuentre presente. —que se encuentra en la base de la dimen-
Por último, en el enfoque de la demo- sión afectiva de la política y, por lo tanto,
cracia “agonística” la separación cultu- de las relaciones antagónicas—, representa
ra-naturaleza es más clara. Esto se puede la principal pista para afirmar que en este
apreciar en la definición de Mouffe38 sobre enfoque existe una consideración de la

38. Cfr. Mouffe, La paradoja democrática, pp. 114-115.


39. Mouffe, En torno a lo político, p. 33.

en diálogo filosofía y ciencias humanas 75


Germán Rodrigo del Río Gómez

naturaleza humana como “mala”. Además, Por último, como pudo apreciarse, las
la consideración acerca de lo inevitable del soluciones institucionales de los tres mode-
antagonismo, hace pensar que también se los tienen cierta relación con la forma en
le concibe como “verdadera”, y con ello, que se le atribuyen determinadas caracterís-
entonces, cualquier orden “hegemónico” ticas a las personas respecto a sus capacida-
—cultural— será “artificial” y precario. des, derivado de concepciones particulares
sobre la naturaleza humana, que en ocasio-
Conclusiones nes no dejan de ser contradictorias. Así,
si bien para los modelos propuestos por
A partir del análisis realizado, en general, Schumpeter y Mouffe parece ser claro que
es posible apreciar la persistencia de una la naturaleza “negativa” de los seres huma-
concepción estática sobre la naturaleza nos solo podría ser contenida por cierto
humana en los tres modelos revisados, así orden institucional “positivo” —a pesar de
como una concepción implícita que sepa- que sea precario o realizado por las élites
ra naturaleza y cultura. En lo que difie- políticas—, para el caso de la democracia
ren los modelos es en la forma de valorar deliberativa parece que no terminan por
tanto la una como la otra, lo cual al mismo superarse las contradicciones en su mane-
tiempo refleja la persistencia de un deba- ra de concebir a los seres humanos, ya que
te constitutivo de la cosmovisión occiden- a pesar de que exista una aptitud “natural”
tal. Para utilizar la expresión de Sahlins, para el diálogo, aún se requiere de la existen-
y simplificando el análisis, la democracia cia de espacios regulados por ciertos están-
deliberativa continuaría con una visión dares y personas que ya cuenten con dichas
antropológica “rousseauniana”, mien- aptitudes desarrolladas o, recurriendo a una
tras que las propuestas de Schumpeter y metáfora clásica, que ya hayan abandonado
Mouffe harían lo mismo respecto a una cierto “estado de naturaleza” para guiar las
visión “hobbesiana” de los seres humanos. preferencias de quienes no lo han hecho.

Bibliografía

Bello, Walden. “La crisis global de la legitimidad de la democracia liberal” en La globalización


y el Consenso de Washington, compilado por Gladys Lechini, 139-152. Buenos
Aires: CLACSO, 2008.
Held, David. Modelos de democracia. España: Alianza editorial, 2012.
Hernando, Almudena. “Identidad relacional y orden patriarcal” en Mujeres, hombres y
poder. Subjetividades en conflicto, editado por Anabel Hernando, 83-124. Madrid:
Traficantes de sueños, 2015.
Juárez, Rodrigo. “Crisis de legitimidad de las instituciones democráticas”. Revista de Derecho,
33 (2010) 222-246.
Mouffe, Chantal. La paradoja democrática. España: Editorial Gedisa, 2003.
Mouffe, Chantal. En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de cultura económica de
Argentina, 2007.
Sahlins, Marshall. La ilusión occidental de la naturaleza humana. México: Fondo de cultura
económica, 2011.
Schumpeter, Joseph. “La teoría clásica de la democracia” en Capitalismo, socialismo y
democracia, 321-342. México: Aguilar, 1963.
Steiner, Jürg. “The praxis of deliberation” en The foundations of deliberative democracy,
247-267. Nueva York: Cambridge University Press, 2012.

76 Revista semestral • Nueva Época • volumen IX, núm. 26, julio 2018

S-ar putea să vă placă și