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“La vida por sí misma es una tendencia constante hacia la perfección.

Todo dirigente sabe que


los procesos educativos generan calidad de vida y que sus colaboradores, junto con él, pueden
acrecentarla con sus relaciones, actitudes, palabras y decisiones. La mejora educativa está en
gran parte en las inteligencias, sensibilidades, imaginaciones y voluntades de quienes tienen
bajo su responsabilidad áreas de ámbitos educativos.” (Martínez, 2008)

Un director institucional que toma en cuenta la dimensión axiòlogica para su gestión lidera el
cambio en la institución, motiva y ayuda a sus equipos de trabajo para que tomen conciencia
de sus potencialidades y capacidades y para que sean líderes de sus propias actividades y
logren un crecimiento y desarrollo profesional. En palabras de José Luis Bernal Agudo la
dimensión axiológica de la gestión de la dirección educativa implica el incremento de las
capacidades de los miembros de la organización para resolver individual o colectivamente los
diferentes problemas y lo que entiendo como toma de decisiones. La dimensión axiológica es
pues la cultura del cambio, el agente transformacional de su cultura organizativa” (Bernal
Agudo, 2001) El gestor institucional que realiza su práctica directiva prestando atención a la
dimensión axiológica de su gestión infunde valores que dan cuenta del por qué y para qué de
la actividad de la organización; es un líder capaz de conducir a una organización hacia la
calidad total, es un visionario que aporta visión de futuro, que motiva a sus colaboradores a
trabajar en una dirección y a crecer personalmente, a comprometerse con programas de
cambio que conduzcan a procesos de calidad. Bernal Agudo retoma los elementos
característicos de la dimensión axiológica de la gestión directiva, propuestos por Bernard Bass
(1985), ellos son: Carisma: capacidad de entusiasmar, de transmitir confianza y respeto.
Consideración individual: presta atención personal a cada miembro, trata individualmente a
cada subordinado, da formación y aconseja. Estimulación intelectual: favorece nuevos
enfoques para viejos problemas, hace hincapié en la inteligencia, racionalidad y solución de
problemas. Inspiración: aumenta el optimismo y el entusiasmo. Tolerancia psicológica: usa el
sentido del humor para indicar equivocaciones, para resolver conflictos y para manejar
momentos duros. Por su parte, Manuel Álvarez (1998) respecto al gestor educativo que presta
atención a la dimensión axiológica de su gestión , destaca las siguientes características:
Capacidad de construir un "liderazgo compartido" fundamentado en la cultura de la
participación: crea condiciones para que sus seguidores colaboren con él en la definición de la
misión, les hace partícipe de su visión y crea un consenso sobre los valores que deben dar
estilo a la organización. Fundación Universitaria Luis Amigó Transversal 51A #67B 90 Medellín -
Colombia Teléfono +57 (4)4487666 Fax +57 (4)3849797 www.funlam.edu.co Considera "el
trabajo en equipo" como una estrategia importante que produce la sinergia necesaria para
conseguir mejores resultados en la organización. Dedica tiempo y recursos a la "formación
continua" de sus colaboradores como medio fundamental del crecimiento personal y busca la
forma de comprometerlos en la aplicación de nuevas tecnologías a su trabajo. La dimensión
axiológica de la gestión del directivo considera que desempeña un rol simbólico de autoridad
que le permite ser el "representante institucional" de la organización y, como tal, debe dar
ejemplo de trabajo duro, disponibilidad y honestidad en sus actuaciones, que deben ser
coherentes con la visión, misión y valores de la organización. Según este modelo, seguirá
siendo necesaria la figura del gestor educativo, pero no como símbolo de poder institucional,
sino como posibilitador de procesos para que los miembros de la institución alcancen los
objetivos en clave de calidad; como negociador a nivel interno y externo, para mantener la
coherencia institucional en función de su misión, para armonizar la diversidad y como cabeza
visible de la organización. Un gestor educativo que se asume como un líder
“transformacional”, busca convertir a sus colaboradores en líderes de la actividad educativa
que llevan a cabo, facilitándoles su labor y acompañándolos a cumplir con sus expectativas
personales, académicas y pedagógicas con compromiso ético y socia

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