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Dado a esto los académicos se quedan con la idea de que “La verdad se puede
investigar, pero el hombre no puede hallarla. El sabio aunque debe dar todo de
sí para buscar la verdad, finalmente debe atenerse a lo que le parezca probable
o verosímil”.
Agustín va a responder esta afirmación que es bastante profunda con esta idea
“No pueden hablar de la verdad sin saber lo que es. Resulta inconsistente que
afirmen cosas sobre ella sin buscarla. Y el sabio sabe que es sabio, y conoce
la sabiduría, puesto que sabe que su conocimiento está en pro de buscar e
investigar la verdad y alcanzar su felicidad, porque ambas van de la mano son
inseparables.”
También me llama la atención como San Agustín dice que el hombre tiene esa
búsqueda insatisfecha de la felicidad y que a veces pasan por la vida errores, o se
olvida esa búsqueda de hallar la felicidad, pero para la felicidad siempre está
dentro del mismo hombre, en el interior, es decir, su corazón.
Por otro lado San Agustín deja algo muy claro y es que el hombre desde que toma
conciencia de su existencia busca su felicidad y lo hace de una manera consciente
o inconscientemente, pero como nada material es eterno se va cansando de todo
y este por último se dirige a Dios, en el cual se encuentra la verdad.
Finalmente me llama la atención de que San Agustín expresa “ser feliz no es fácil y
esto obliga una vida distinta, diferente y no común, la felicidad es una constante
búsqueda y el hombre no puede cansarse de eso porque en esa misma búsqueda
debe de hallar eso que lo hará feliz por el resto de su existencia, debemos de buscar
a Dios.
San Agustín siempre tuvo en su vida ese anhelo de perseguir la verdad. Él tuvo la
fortuna, la dicha de encontrarla, esto es en Dios. Termino con una frase suya y es
“ser feliz es posible desde que exista una decisión propia y a su vez una exagerada
renuncia, es decir, dejarse guiar de esa misma felicidad que ha encontrado”.