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Con el paso del tiempo la humanidad se ha percatado de que la vida no puede llevar

el mismo ritmo de hace unos siglos, incluso décadas.

El Medio Ambiente es el entorno vital, o sea el conjunto de factores físico-naturales,


estéticos, culturales, sociales y económicos que interaccionan con el individuo y con
la comunidad en que vive. El concepto Medio Ambiente implica directa e
íntimamente al hombre, ya que se concibe, no sólo como aquello que rodea al
hombre en el ámbito espacial, sino que además incluye el factor tiempo, es decir, el
uso que de ese espacio hace la humanidad referido a la herencia cultural e histórica
(Ruberto, 2006). Por lo que la decadencia ambiental ha sido un tema del cual se
tiene que tomar conciencia; y no sólo en el hecho de plantar árboles, no desperdiciar
el agua innecesariamente o depositar la basura en su lugar, y sin desprestigiar estas
acciones, se refiere a una conciencia mayor y más adulta.
Un ejemplo claro es la evaluación de impacto ambiental, que se puede definir, a
grandes rasgos, como un procedimiento por el que, a través de una serie de
estudios, informes y reportes se permiten estimar las consecuencias que un
determinado proyecto o actividad puede tener sobre el medio natural donde será
establecido. Establece un análisis que prevé los efectos ambientales y sociales a
futuro; y permite seleccionar alternativas que mengüen los impactos negativos y
aumenten los beneficios. Si el proyecto decide ser aceptado o rechazado,
dependerá de lo que dicte la autoridad correspondiente y la normatividad aplicable.
Ha ido evolucionando tanto en la forma que se desarrolla como en la forma que
presenta los datos cuantificables en conjunto con la evolución de la Legislación
Ambiental.

Uno de los grandes propósitos de la evaluación de impacto ambiental es que se


establezca claramente la obligatoriedad para llevar a cabo las obras o actividades
específicas que puedan, o generen efectos significativos en el ambiente, siendo
estos efectos generalmente negativos.

Y para esto, se han creado leyes; leyes que han ido cambiando, mutando,
evolucionando y mejorando para tener buenos cimientos y bases a las cuales se
pueda acudir. A partir de los años 70’s nace la Ley Federal para prevenir y controlar
la contaminación ambiental, una de las pioneras para dar paso, en 1988, a lo que,
desde aquel año, e incluso hasta la fecha es la piedra angular para la evaluación en
materia de impacto ambiental, en conjunto con el Reglamento. Se podría decir que,
metafóricamente, se considera como “Las Sagradas Escrituras”, pues lo que viene
estipulado en esta ley, es lo que se tiene que hacer. Citando lo que es competencia
de la Federación o del Estado, según sea las obras o actividades a realizar, y los
instrumentos con los que se puede evaluar un proyecto, según correspondan a los
artículos de dichas leyes.
La evaluación de impacto ambiental es vital para poder tener orden en la sociedad
respecto al desarrollo sostenible; no sólo satisfaciendo las necesidades
egoístamente, sino, teniendo la conciencia de que a toda acción le corresponde una
reacción de igual o mayor magnitud, pero en sentido contrario; es decir, que es una
herramienta la cual nos ayuda a, como se cita en párrafos anteriores, minimizar los
efectos adversos al medio donde se desarrolla el humano, para que el futuro no se
vea comprometido y las generaciones futuras puedan gozar lo que hoy en día se
puede disfrutar.

Ruberto, R. (Noviembre, 2006). Evaluación de Impacto Ambiental. Septiembre 2019, de PAOT Sitio
web: http://centro.paot.org.mx/documentos/varios/guia_metodologica_impacto_ambiental.pdf

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