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JULIA KRISTEVA’» SNVELOTLAN » (SEMIOTICA 2) Procedencia Clasf. ¢ / 48 ~OO/2e {753 4 aa Titulo original: YnpewTtK N. Recherches pour une sé © Editions du Seuil © Editorial Fundamentos 1978 Tomo II, ISBN-84-245-0250-7 Obra Completa ISBN-84-245-0253-1 Deposito legal: M-29427/1978 Printed in Spain, Impreso en Espana 3 Impreso por Julian Benita, Ulises 95, Madrid 3 Portada: Dibujo de Escher POESIA Y NEGATIVIDAD aNo hay que afirmar que no se habla ni siquiera cuando sucede al menos que se -emprende el enunciar de lo no-existente? Platon, El Sofista. El cumplimiento de la funcion de juicio no resulta posible mas que por la creacién del simbolo de la negacion. Freud, La Negaci6n. ...lo consciente falta en-noso- tros de lo que alld arriba estalla, ... En cuanto a mi, no pido me- nos a la escritura y voy a probar ese postulado. Mallarmé, La Musica y las Letras. Después de haber asimilado todos los sistemas signi- ficantes al modelo del habla (en un gesto de una impor- tancia capital que destruye las especulaciones hermenéu- ticas), la semidtica debe en la actualidad plantear el pro- blema de la especificidad de las diferentes practicas se- midticas, Vamos a tratar en las paginas siguientes de un tipo particular de practica significante: el lenguaje poético, ee en esta denominacién la “poesia” asi como ‘4 “prosa”, como ha postulado Roman Jakobson}. El 7 da ade lales de “Esta funcion (la funcion postica) no puede ser estudia- ee si se pierden de vista los problemas fundamen- Buaye ovine eu ¥, por otro lado, tw anilisis minucioso del ten: Poética, Tod | se tome seriamen en consideracion 1a funcion 2H psig Meeato de reduetr el mbito de la funeibn postica : le confinar la poesia a la funcion poética, no Meva- BR 1 4 \ lenguaje poético sera pues ae Nosotros un tj . cjonamiento semidtico entre las numerosas Prdeti . fun, nificantes, y no un objeto (Cinito) en si interest en el proceso de la comunicacion. — 7 iad Sin pretender dar una caracterizacion exhaust los rasgos propios de esta practica semiotica specif; le la examinaremos bajo un aspecto concreto: |g nes dad. Aceptaremos como punto de partida la definicg: filoséfica de la negatividad dada por Hegel, para ecg! en el curso de nuestra reflexion la particularidad ds 4 negacion postica: . | “Lo negativo representa pues toda la oposicién Ff | en tanto que oposicidn, reposa sobre si misma; es laid. ferencia absoluta, sin ninguna relacion con otra cosa; en tanto que oposicion, es excluyente de identidad y, por consiguiente, de si mismo; pues, en tanto que relacion consigo, se define como esa identidad misma que excl | ye”2, Nuestro quehacer adoptara dos aspectos. En un pri: mer momento estudiaremos el estatuto del significado poético en relacién con el significado en el discurso no-” -poético (sera considerado como objeto-tipo de discurso no poético el discurso de la comunicacién oral cotidia:_ na). A ese nivel, que definiremos como intertextua _ Puesto que se trata de comparar tipos de textos difere™ ‘ ane a una simplificacion excesiva y engafiosa” (Bssais 4 dua mldue générale, ed. de Minuit, Paris, 1963, p. 218). PA” denoming ye clariades Poéticas son mas evidentes ents em pero, en que teers ejemplos de ésta. Insts nales ae Siglo XIX, antes que ty e de ta prdetica litera aes ia retotica tradicional entre “prosa” neia, borra la distincion a y “poesia”, bier, paris, legel, Science de ta logique, ed. AU Ubrayados nuestros). . GW. B, He 1947, 11, p. 38. (one! 56 aremos demostrar cémo se realiza en el signi- * go post ico la relacién verdadero -falso, posi fies yeal-ficticio. tivo un segundo momento, abordaremos la relacion Jagica norma-anomal fa en el interior del sistema seman- ia del texto poet ico mismo. Hecho eso, definiremos el tipo de negacion propio del lenguaje Poético, y desarro- Haremos como, a partir de esas barticularidades estructu- rales, S@ esboza un nuevo espacio donde se podria pensar la actividad significante: el espacio de la escritura para- _ gramatica en el que-se eclipsa el sujeto. Intentaremos de- finir ese espacio pensdndolo en correlacién con el espa- cio del sujeto (del habla—del signo) hegeliano o incluso freudiano. Operaremos, pues, en el curso de nuestro trabajo con unidades semanticas (significados) que articulare- mos en tanto que significantes. Nos situaremos por con- siguiente a un nivel semiético de andlisis. Subrayemos también que este texto no tiene por fi- nalidad mas que indicar algunos problemas cuyo desa- rrollo detallado en otro lugar nos reservamos. tivo-nega- I. Elestatuto del significado poético3. éPor qué nos disponemos a acceder a las particulari- dades de una practica semidtica a través del estatuto que reserva a la negatividad? La operacion légica negacién que parece estar en la base de toda actividad simbolica (en la. medida en que esta en la base de la diferencia y de la diferenciacion 3. Se considerado como nificado poético” el sentido del mens; je global de un texto poético. 57 como observa Hegel; cf. Supra, p. 56) es of gico en que se articula el funcionamiento simboy volvemos a encontrar, por consiguiente, Cada yo.” tentamos pensar el lenguaje y con mas r se trata de constituir una tipologia de | ferimos el término “practica semidtic equivoco con un solo tipo de lenguaj da). Digamos que son el tipo estruct por lo tanto el tipo de diferenciacié unidades constituyentes (de una pra de relacién que articula esas diferen nan la especificidad de un tipo de Pp Asi, hallamos la problematica principios incluso de la logica occidental, entre los grie. gos, que desde Parménides, con Platén Y Sobre todg los estoicos, elaboraron una teoria detallada de} “negar’s Pero por racionalizada que estuviese esa teorta de lane. gacion, que implicé inmediatamente una reflexion sobre lo falso y el no-ser, los Sriegos encontraron siempre algo misterioso en el acto de negar6. De ahi que dos vertientes de la actividad simbdlica: la afirmacion7 y la negacion8 azn ag feu in. 08 lenguaje Ma Ce, ls evita ala lengua ha qd ural de Negacion ny €n juego entre jg ctica Semidtica) a cias, los que deter rdctica Significante it de la negacién €N log sen la lengua no hay mas que diferencias” de Saussure, Cours de linguistique générale, Ed. 1960, p. 166. 5. Recordemos aqui la sutil distincién estoica entre negacion (anogariKor), contradiceion (avrikemeva) y denegacién (apynte Kar), 6. Cf. R.y M. Kneale, The De University Press, 1964, p, 21. 7. “La afirmacion > Subraya F. Payot, Paris, velopment of Logic, Oxford en tanto que ella es simplemente el artift “lo (Ersatz) de la unificacion, es obra de Eros” (8. Freud, ene Hon. ‘Trad. frane. en Organe Officiel de la Société psychanalyt de Paris, 1934, VII, 2), A : sida 8. “La negacion es el equivalente (Nach/olge) de la ae | ° yy (xtetamente del instinto de destruccion (Dest? , Wieb)”. Ibid. 3 58 } compartidas coe * cabaron por se! P Por dos divinidades —Apo- acabaron | Dionisos”- . lo om Platén (el Sofista) la reflexion sobre a 4 i cion y negacién, adopta | ciones, afirmacion ee pta la forma d mabigiedad, a saber: lo propio del discurso una jo el identificar, ser una presencia Para st, Seed dluir el término negado, es decir el término no-idéntico, e] término ausente, el término no-existente, mas que is mo una eventualidad (como una no-existencia) a partir de la cual podemos decir lo que es el otro de lo negado: el mismo. En otros términos, la logica del habla implica mbas ope- ~ que el habla sea cierta 0 falsa (‘‘o” excluyente), misma uotra, existente 0 no existente, pero nunca ambas a la - yez. Lo que es negado por el sujeto hablante, lo que es refutado por él, constituye el “‘origen” de su habla (pues- ~ to que lo negado esta en el origen de la diferenciacion, y por lo tanto del acto de la significacién), pero no pue- de participar en el habla mas que como excluido de ella, esencialmente otro con relacién a ella y por consiguien- te marcado por un indice de no-existencia que seria el indice de la exclusion, de la falsedad, de la muerte, de la _ ficcion, de 1a locura. La logica del juicio (que desde Platon a Heidegger es una logica del Logos/del habla) censura pues el térmi- _ no negado apropidndoselo (“promoviéndolo”) mediante 9. Nietzsche mostro la complementariedad de esas dos divi- _ nidades, y por lo tanto de las dos “operaciones” afirmacién-nega- cin en la formacion del acto postico: “Habremos realizado en es- ‘ética un Progreso decisivo cuando hayamos comprendido, no co- Mo una vision de la raz6n, sino con la inmediata certeza de la in- \uicion, que la evolucion del arte est ligada al dualismo del apoli- "smo y del dionisismo, como la generacion esta ligada a la duali- tid de los Sexos, a su lucha continua, entrecortada por acuer ‘dos Tepubionales” (El Nacimiento de la tragedia, Ed. Gallimard, Paris, 49, p.17), 59 -. pgica (Logos) de la negacién racion logica ( A “ompreng es peta Aufhe bung. Es bajo esta forma como las 4 fal" habla en sus elaboraciones tardias mas fina aa dialéctica de Hegel) reconocera la negacion en la med a Itima es una actividad que sirve ; u Para atti en que esta ull 2 it a lar la afirmacion de una identidad10. eu En cuanto @ la negacion como funcion interng li cio, adopta el mismo movimiento de exclusion del ta, lo planteado es incompatible con lo negado, ebung, la negacién interna al juicio ado a ley severa de exclusion radical de lo gj. del tercio excluso. Asi, sea una actividad constitutiva de la simbolicidad o una operacion interna al juicio, la negacion en el uni. verso del habla (del signo) destierra a lo negado mismo (lo otro) fuera del discurso; en el Logos ese término es, por asi decirlo, ex-légico. Sin embargo, el pensamiento del habla, desde sus comienzos platénicos, postula tam- bién una distincién entre la negacién como operacién in- terna al juicio, y la negaci6n como actividad fundamen: tal de significacion (actividad semidtica fundamental), | siendo la primera un caso particular en el interior de la | segunda, que es mas vasta y que la engloba. Esta distin cin, la capta Platon cuando esboza la oposicion entre Mi hablar y enunciar en la siguiente frase del Sofista: “g-.N0 | hay que afirmar que no se habla ni siquiera cuando suces | de al menos que se emprende el enunciar de lo no-exis- p tente?”11, Se habla cuando se juzga, o sea cuando adopta la logica del habla (el Logos), y entonces Ja ne gacion como actitud interna al juicio se presenta bajo la mino otro: Pero sin la Aufh ta una forma de ferente: es la ley es, Sueeiceiey uno no es mas que en la medida en que SU 7°, mi ergantendiendo que larelacion entre ambos es de identidad (#) tograciasa xiste mas que por el no ser de su otro. ¥ por lo ; Suotroy asu propio no ser” (Hegel, op. cil.» Hl. P- aay 11. Platon hy eee ‘ Platon, lsd. Gallimard, La Piéiade, Paris, 1942. Hl P 60 = a ley dul tercio excluso, Se enuncia cuando en form i * iad “de negatividad (dé diferenciacion) se en- ne acltt al acto de ln siqnificacion lo que no tiene exis- on Joba & pe cia en Ie lgten ene je partid (el habla) y que es el término negado a de ln siqnificacion), Es una dificul- punto i in los ojos del Logos (de la Idgica) el introdu- tad 0 Pl nquaje (“enuncinr”) lo que no tiene existen- cir en | abla puesto que esta tiltima lo marca con el cia en Atribuir a lo que es no existente para el habla sign? Re lingitistico enunciindolo, y por lo tanto atri- a ie de algain modo una existencia segunda, distinta de pexistencit logica que tiene en el habla: a eso es a lo que el razonamiento platénico no puede responder. Y, Teete- to responde al Extranjero: “Al menos la tesis de la exis- tencia del No-Ser conoce asi el grado supremo de la inextricabilidad””, , : Fats Parece dibujarse, a través de este didlogo platénico, un vago presentimiento de dos tipos de practicas signifi- cantes: uno, el del habla; otro, el del enunciado. E] pri- mero, légico, el segundo —Platén no sabe situarlo mas que bajo la denominaci6n ‘“‘supremo grado de inextrica- bilidad”. ‘ 3 Esa extra-habla, ese fuera-de-la-légica se objetiva en el enunciado denominado artistico, Es en el “simulacro” el“modelado”, la “imagen” donde Platon va a buscar la realizacion de ese tipo de negaciOn que no sigue la logica del habla cuando esa ‘“‘negacién”’ afirma lo que es nega- do en un gesto no ya de juicio (tal es el gesto del habla) sino de desvelamiento de la produccion significante, ese sto que redine simulldneamente lo positivo y lo negati- Yo, lo que existe para el habla y lo que es no-existente Para ella, “ ee que decimos que es realmente una imagen, una ehiste oe es lo que, sin ser realmente no-existente, no €mpero, Teet.— Puede muy bien ocurrir que se- 61 Jazamiento sea con el que ¢} Nog So ja ntre! a e ac y or y de una forma completamente de on, SONG, trelaza al Ser, tante”’. Se Seria a causa de ese “entrelazamiento deg : “SCOnG, tante” de lo pos tivo y de lo negativo, de lo real eer, no-real (entrelazamiento que la logiea del hab] tado incapaz de pensar de otro modo que anomalia), por ; bla) es considerado como un fuera de la ley en Uneae ma regido por los postulados platénicos? Siste, Examinemos mas atentamente cémo el Signiticag poético es ese espacio donde “el No-Ser se entrelaza e lo el Ser, y de una forma completamente desconcertante™” a a ha rey 1. Lo concreto no-individual del lenguaje poético El lenguaje no-poético designa sea algo particular (concreto e individual), sea algo general. En otras palabras el significado del lenguaje no-poético es o una categoria particular (concreta e individual), o una categoria gene- ral segiin el contexto. En un enunciado no-pottico sobre una habitacién, por ejemplo, puede tratarse sea de una habitacién precisa (un objeto preciso, situado en talo tal otro lugar del espacio), sea de la habitacién como nocion general de ‘un lugar donde se habita. Ahora bien, cuando Baudelaire escribe: * En medio de los frascos, de los lamés y de los muebles voluptuosos, Marmoles, cuadros, trajes perfumados ] Que reposan con pliegues suntuosos, inve™ En una habitacién tibia donde, como en un nade, a El aire resulta peligroso y fatal, 62 ramos agonizantes en atat ” eC ialn su suspiro final’® emacs de cristal se trata ni de concreto, ni de general, y ¢ embrolla mas que facilita esa distinci6n El gi do poético es, en esta acepcién, ambiguo, Fr signi Cae: FA tos oretg PHO. Toma los si nificados mas concre concretandolos lo mag posi- ple (atribuyéndoles epitetos cada vez mas particulares @ jnesperados) ¥ al mismo tiempo los remonta, por asi de- cirlo, a un nivel de generalidad que sobrepasa la del dis- curso conceptual!2. El extracto de Baudelaire construye un “universo”’ de significacion en el que los significados son mas concretos que en el habla y mas generales que en ella, mas tangibles y mas abstractos. Nos parece po- dernos representar un objeto concreto a partir de ese enunciado, mientras que la lectura global del texto nos persuade de que se trata de un grado de generalizacion tan elevado que toda individualizacién se desvanece en él. Digamos que el significado poético goza de un esta- tuto ambivalente: es a la vez (y por lo tanto al mismo tiempo, y no sucesivamente) concreto y general. Reine, en una aplicaci6n no sintética, lo concreto y lo general y, con ello, rechaza la individualizacién: es un concreto no individual que alcanza lo general. Como si la unicidad del significado poético estuviese acentuada hasta tal punto que éste, sin pasar por el individual, y desdoblan- dose (a la vez concreto y general), alcanzase el todo. A ese nivel constatamos, pues, lejos de excluir dos términos (categorfas) que se oponen (lejos de postular: concreto Ws general, A vs B), el significado poético los engloba en Una ambivalencia, en una reunion no sintética (A @ B, se =e Stic ae se trata tanto de pintar el ee vains réunic Ponge, Fragments mélalechniqu » Lyon, 1948. texto 0 como una idea del (1922), Les Eeri- 63 — diria en formula légica). Semejant ? Sienificad pero no individual, no lo tolera el habla, y Py, Conca, vez mas, revela esta incompatibilidad de Lon, hr Jo no individual para el Logo: sto con «;Acaso no debemos rechazar que hablo den ese caso, aun no hablando, a deci lo concn ral hom, ue est , ° q r verdad, de nada individual?”"13 2. Referente y no-referente del lenguaje poético, La misma reunion no sintética A © B de dos térm; nos que se excluyen, es observable cuando abordamos i relacion del significado poético con el referente. El sigh ficado poético a la vez remite y no remite a un referen, te; existe y no existe, es al mismo tiempo un ser y un no-ser. En un primer movimiento, el lenguaje poético parece designar lo que es, es decir lo que el habla (la 16. gica) designa como existente (en Baudelaire: frascos, la- més, muebles, marmoles, cuadros, trajes perfumados, etc.); pero todos esos significados que ‘‘pretenden” re- mitir a referentes precisos, de pronto integran términos que el habla (la logica) designa como no-existentes: co- mo por ejemplo los calificativos animados para objetos no animados (‘‘muebles voluptuosos”’, ‘ramos agonizan- tes’) o las asociaciones de series sémicas divergentes reu- nidas en uno de sus semas (en el caso de la sustitucién de “jarrones’”’ por “atatides de cristal’, es el sema “tinal! el que, entre otros, hace asociar los jarrones en que s¢ acaban las flores con los atatides dondes se acaban 10s 5 hombres). Los ramos no estan agonizando, los muebles no son voluptuosos en el habla no poética. Lo son, € cambio, en la poesia que, de ese modo, afirma la Moet : 1 13. Platon, op. cit. PLA ade una en o realiza la amb; ead poetice a ‘ora, la Metoni ~ tropes S& inser! er el espacio ceread, os ae semantica doble. En efecto, y eso rue ye nest cultura Hama un lenguaje Poético, n ve Samos el eee Poelico como simplemente afin vo, aun si no ad opta mas que la forma de la afirma. ron. Esta nee as segundo grado (“hay mue. ples yoluptuosos ): Sc reviene al mismo tiempo que una zacion que la logica del habla nos dicta (“no existen muebles voluptuosos’ ). Distinta de la Aufhebung propia de la actividad negativa que constituye la significacion y el juicio, la negaciOn que actiia en el significado poético reane en una misma operacion significante la norma logi- ca, la negacion de esa norma (“no es verdad que no exis- tan muebles voluptuosos”’) y la afirmacion de esa nega- cion— sin que esas etapas aparezcan diferenciadas en una “| triada. . La negatividad del significado poético se distingue \} también de la negacion como operacion interna al juicio. ‘| La poesia no dice: “‘no es cierto’ que no haya muebles ‘} voluptuosos”, lo que seria una negacién de la negacién *} posible en la logica del habla (del juicio), es decir una se- s} gunda negacién que vendria después de la primera, es- tando ambas desfasadas en el espacio y el tiempo. La poesia enuncia la simultaneidad (cronoldgica y espacial) 1) de lo posible con lo imposible, de lo real y de lo ficticio. i La logica del habla subyace, pues, a la lectura de la Poesfa en nuestra sociedad: sabemos que lo que el len- | 8uale poético enuncia no existe (para la logica del habla) +) Peto aceptamos el ser de ese no-ser. En otras palabras, 4 penamos ese ser (esa afirmacion) sobre el fondo ee 4 itn ee Una negacion, de una Shei reonroatibi lidad a logica del habla, que se basa en la ing ane los dos términos de la negacin, como lt re ivalencia del mia y todos © por esa es. es justamente tent gisnil mati 65 “ede 1 significad “ ag que sucede en e Ado poéti no sintctied Ar uivo. Si todo resulta posible en gt? Yong infinidad de posibilidades no Se ene 8 Nee Jacién a la “normalidad” estab}, postico, es ej eid, ie F y con re} mas: ve de} habla. El sujeto cognoscente que ae Por la Cees postico, lo piensa, en su discurso cientigin® lone con su logica que opera entre los polos one relaciidero) en que los términos de la negaci6n ay (ta, soy es ese “en relacion” lo que da lugar a la a ‘ ia discurso iatorio. Co zacion de la poesia como desviatorio, come anomalia. Sin duda ocurre de modo distinto en el proceso de produccion textual misma que, sin pensarse como Una anomalia, derriba la perspectiva habla/lenguaje poétigg = norma-anomalia, y plantea como punto de Partida lp infinitud del cédigo poético en la que la logica bivalente interviene como limite, reconstituyendo el sujeto juz. gante. El “en relacién” existe pues siempre, pero en ly gar de plantear lo hablado como norma, le da el estatuto de limite. Intentaremos mas adelante formalizar esta rela- cin entre la logica del habla y la de la produccidn signi- ficante, en el interior de la practica semidtica poética; evitando la nocién de anomalia (que conduce las patti: cularidades del discurso poético a una categorizacién, pero no a un estudio estructural), y preservando la no- cion de complementareidad entre el Logos y el lenguaié poético. : 3. El El diseurso extranjero en el espacio del lenguale Poelic 0: La intertextualidad. El paragramalisme EI significa an iscurs* vos distinne tt? Poéetico remite a significados dsr nlos, de suerte que en el enunciado postic® ; 66 os . »gacion total. i a. a secnencia extranjera es totalmente n tido del texto referencial resulta invertido, re Por ejemplo, Pascal? «gseribiendo mi pensamiento, a veces se me escapg sro eso me hace acordarme de mi debilidad, que Sieg ne estoy olvidando; lo que me instruye tanto como ». olvidada debilidad, pues no tiendo mas que a Conocer a nada’’. . . Lo que en Lautréamont se convierte en: “Cuando escribo mi pensamiento, no se me escapa, Esta accion hace que recuerde mi fuerza, que siempre gs. toy olvidando. Me instruyo en proporcién con mi pensa. miento encadenado. No tiendo mas que a conocer |, contradiccién de mi espiritu con la nada”. Una lectura paragramatica supondria que las dos proposiciones (Pascal-Lautréamont) fuesen leidas al mis. mo tiempo. Cgada Yq \ b. Negacion simétrica. EI sentido general logico de los dos fragmentos es el mismo; ello no impide que el paragrama de Lautréamont dé al texto de referencia un nuevo sentido, anti-huma- nista, anti-sentimentalista, anti-romantico. Por ejemplo, la Rochefoucauld: “Es una muestra de poca amistad el no advertir ¢! enfriamiento de la de nuestros amigos”. Mientras que en Lautréamont: 7 “Es una muestra de amistad no advertir el aumento de la de nuestros amigos’’. De nuevo, la le pe ; elt 7 \ ctura paragramatica exige una * MON No sintética de ambos textos. a ali is 68 Ye gale 8 on parcia 1. negacl niega una parte del texto referencial. Por pascal: se omi0s la vida con alegria, a condicién de que se » ello”. ine uréamont? , «perdemos la vida con alegria, a condicién de que hable en absoluto de ello”. are sentido paragramatico exige la lectura simultdnea ge ambas frases. — Nee ws gi en Lautréamont este procedimiento de dialogo entre Jos discursos se integra en el texto poético hasta ial punto que se convierte en el lugar indispensable del nacimiento del sentido de ese texto, el fendmeno se observa @ todo lo largo de la historia literaria. Para los textos poeticos de la modernidad es, podriamos decirlo sin exagerar, una ley fundamental: se hacen absorbiendo y destruyendo al mismo tiempo los demas textos del es- pacio intertextual; son, por asi decirlo, alterjunciones discursivas. La practica poética que vincula a Poe-Baude- laire Mallarmé proporciona uno de los ejemplos moder- nos mas impresionantes de esta alter-juncion. Baudelaire traduce a Poe; Mallarmé escribe que va a recoger la ta- rea poética como un legado de Baudelaire, y sus prime- ros escritos siguen las huellas de Baudelaire; igualmente, Mallarmé traduce también a Poe y sigue su escritura; Poe por su parte parte de De Quincey... La red puede multi- plicarse, expresard siempre la misma ley, a saber: el tex- to poético es producido en el movimiento complejo de a afirmaci6n y de una negacién simultdneas de otro exto, 69 Jades Jogicas de las articulacione paaae ae j el texto poetico. omplementar' A S Sen. IL Propiecn Mang interior ¢ Loc el etre! ura oF mentees aos petro ig aructura logica del texto F para extraer |, nines de disposicion de los conjuntos Sémicog Pe aie. oético. el enn evel de nuestro andlisis abordamos rf rvable!®, a saber: la significacion Poética, fijada en unidades inmutables, es con: poder ser 1) ; 7 binacic aqui como el resultado de a) una combinacion gy; de unidades léxicas en tanto que sememas (una combj. nacion de palabras), b) una operacion compleja y mul. tivoca entre los semas de esos lexemas y los Tumeroscg efectos de significacidn que esos lexemas provocan Cuan. do son vueltos a situar en el espacio intertextual (vueltas a colocar en los diferentes contextos posibles). Si el py. mer término de ese resultado que es la significacion poé. tica puede ser observado en unidades concretas, es decir, puede ser situado en unidades gramaticales identificables (las palabras y sus semas) y se limita a ellas, el segundo término, tendria, por asi decirlo, un cardcter “ondulato- rio”, inobservable puesto que no fijable en un niamero fi- nito de unidades concretas, y consistirfa, en cambio, en la operacién en movimiento e ininterrumpida entre ess diferentes semas y los diferentes textos que formané conjunto sémico paragramatico. Mallarmé fue uno de le Primeros en comprender y practicar ese cardcter del lem guaje poético: 1 objet, leios de Siderada ‘AMAticay inobset OT —— t la mag Ett sentido en que se habla de objeto imobserabl | of medica Cuantica. Cf. H. Reichenbach, Philosoph ic fount j wunlum mechanics, Berkeley-Los Angeles, 1916) “L8% 70 oe Le ee ea palabras —que ya son bastante ellas para no ud aim resion del exterior— se reflejan unas en civil mas parece? que ya no tienen su propio color, si- 8 1 mas que las transiciones de una gama”’16, ca ser ™ rimero NOs llama la atencion, en la perspec- po ave ejante acepcion del lenguaje poético, es que tiv de ae logicas, validas para el lenguaje no poético, cet en un texto poético. Asi: i quipotencia: ;XUXK=X rriente la repeticin de una unidad Ja significacién del mensaje y con- o molesto de tautologia o de em Fj : ‘maticalidad todo caso la unidad repetida de un sentido suplementario al enunciado)17, no Jo mismo en el lenguaje poético. Aqui las unida- petibles 0, en otras palabras, Ja unidad re- la misma, de suerte que se puede sostener repetida es ya otra. La repeticion aparente Je a X. Se produce un fenomeno inobserva- (manifiesto) del texto poético, pero sentido propiamente poético y con- uencia (repetida) ella misma y otra observables del len- g Laley de é gi en la lengua co Bo cambia antica no ae 4s bien un efect: y (pero en no aiia\ ocurre des son no re tida no eS que una vez XX no equiva ble a nivel fonético que es un efecto de siste en leer en la sec cosa. Digamos que esos fenémenos in: es de UInstitut ments lo; Poincaré, 1953, XIII (2). 16. Mallarmé, Carta a Fr. Coppée, 5 de diciembre de 1866, en Propos sur la poésie, Ed. du Rocher, ‘Monaco, 1946, p. 75- 11. Esta claro que tanto ahora como en lo siguiente opera- mos una distincién abstracta entre Jenguaje postico y lenguale no weve. Ba piecis, una vnidad seauintien opedds #9 el discurso ro en puede obtener una significacién nueva, connotativa, Pe- “Dog ese caso el discurso “ordinario” pierde su pureza Y funciona éticamente”, giques de la mécanique des quanta”, Annai 7 oi postico (y que detect aremos a Continuacig, desviaciones de las Teves logicas) son log fects 4% notacion de que habl Hjelmslev, 8 on, El texto de Baudelaire, situado en Ja fronter, cambio de equilibrio que marca nuestra cultura fa f On poetico se niega a ser descripcion yse piensa, fe a to se presenta, como una producéién de Sentido) fois da en ejemplos multiples que prueban la no lid un. esta ley de equipotencia. Baudelaire “repite” a men, fr versos y palabras, pero la secuencia “repetida! aparece nunca con el mismo sentido. Damos algunas n riantes tipos de la “repeticion” en Baudelaire que eae zan la ley de equipotencia. En Armonia de la tarde 4 esquema de los versos repetidos es: , MD o fig. 1 En El Balcon, es 1 primer \ersu el repetido al final de la estrofa: Madre de los recuerdos, amante de las amantes, Madre de los recuerdos, amante de las amantes. En Lo Irreparable, el primer verso se repite al fi de la estrofa con cambio de puntuacion: a En qué filtro, en qué vino, en qué infusion, ékn qué filtro? gen qué vino? gen qué infusion: 72 | t rallarmé siguiendo el ejemplo baudeleriano, lo scent esiona- jEL Azul! (El Azul! (FI Azul! 31 Azul! Me o”™ (El azul) surrealistas van a recoger el procedimiento: re- os la famosa Persiana de Arag6n. en que la milti- ticion del vocablo nunca idéntico (como senti- asi mismo. juega sobre la no equipotencia del len- do), poético. Pero el primero de la modernidad en ba- guale en la negacion de esta ley es quizés Poe con sar su texto en * “ sot ere “never more del Cuervo, es ‘nunca mas” jamas igual cordem Je repe’ el “ne asi mismo. yb. Laley dela conmutatividad. X.Y- YX;XUY-YuX experimenta el mismo descrédito en el lenguaje poético. Exige una linealidad del discurso tal que el desplazamien- to de las unidades no suponga cambio de sentido. Tal or- den de sentido (que es el orden de sentido del discurso ordinario) supone que todas las secuencias son leidas juntas a un mismo tiempo y en un mismo espacio, y por consiguiente el cambio de una posicién temporal (situar una secuencia al principio o en medio del discurso / de la frase no poética) o espacial (disponer una secuencia en tal o tal otro lugar de la pagina) no implica un cam- bio de sentido. Una proposicién simple con sujeto, ver- bo y objeto puede tolerar en el lenguaje no poético un cambio de lugar (cronolégico y espacial) de esos tres componentes, que no introduciria efectos inobservables ( . el efe 3 aied. Este ultimo no confirma la ley de contain ied y menos atin la niega. Siendo a la vez un objeto gra- matical (observable) y una operacién de semas en el es: pacio intertextual, el sentido poético se sitia entre la (o 8ramatical), Ry ecto poético, “La escoge un lugar de a del habla denota- ria el texto POético + afirmacion y la negaciOn de esa ley; no es ni su ilustra- ion ni su desviacion; su légica es otra, pero analizable, posteriormente y para el sujeto entre esos ses y noes. 2. El enunciado poético no es legible en su totalidad significante mas que como una puesta en el espacio de las unidades significantes. Cada unidad tiene su lugar cla- ramente definido e inalterable en el todo. Este principio latente y en accidn en cada texto poético, sale a la luz cuando la literatura toma conciencia de su irreductibili- dad al lenguaje hablado, y Mallarmé da el primer ejem- plo impresionante de ello. La disposicién espacial de Una tirada de dados pretende traducir en una pagina el hecho de que el lenguaje poético es un volumen en el que se establecen relaciones inesperadas (ildgicas, desco- nocidas por el discurso); 0 incluso un escenario teatral “que exige el acuerdo fiel del gesto exterior con el gesto Mmental’19, i Herodias ‘estaba escrito en una perspectiva escénica: ~» los versos son terriblemente dificiles de hacer, pues 18. Como se ha intentado pensarlo a propésito de los textos Sutrealistas, 19. Cf. Prefacio a [gi 3d, Bonniot, seguin docu- : io a Igitur del doctor Ed. Bo! ard, uae inéditos, en Mallarmé, Oeuvres completes, ed. Gallimarcy eiade, Paris, 1945, p. 429. 15 weerts solutamente escénicos, tro, sind ex igiendo el teatro”29, . ae Una tirada de dados fueron conceby nario toatral Mallarmé los piensa con Darg Jo tanto como conjuntos de unidades iy ray vas no linealizables, y que se responden, entrech: Tica una interaccion constante que obedece a una sc fia rigurosa). Una tirada de dados, ademis, lleva OR, subtitulo: “Hscena teatral, antiguo Igitur”. Es sabia atencion con que Mallarmé disponia las hojas y lag ( ah del poema, cuidando de la disposicién exacta aa verso y del blanco (“el espacio vacante’’) que le Todea, ‘| Una vez mas, y volvemos ahora a Platon que sefaly. ba la imposibilidad del habla de enunciar lo no existente (que recordarta al “suefio’”’), no se trata ya de la logiea del Logos, sino de un aparato de efectos de sentidos Pro- ducidos por acercamientos inesperados (“‘choques”), in. mediatamente desvanecidos en el orden del hablar (“eva sivo”’). u “Reclamo la restitucién, al silencio imparcial, para’ que el espiritu intente repatriarse, de todo —choques, deslizamientos, las trayectorias ilimitadas y seguras, tal estado opulento inmediatamente evasivo, una incapaci- dad deliciosa para terminar, ese atajo, ese trazo— el apa- rato; menos el tumulto de las sonoridades, transfusibles, atin, en suefio’”’21, Jos hago abs MO Posibles on e| tea, wwe un es¢ (y por a c. Una tercera ley légica valida en el universo del be bla carece de validez en el lenguaje poético: la ley de la distributividad: X(¥ UZ) = (X.Y) U(X.Z)s 1865, en Propos 20. Mallarmé, Carta a H. Cazalis, junio de op. cil., p. 51. Subrayado del autor. 21. Mallarmé, 1 peepee ee neces op.cil, p.649. Musique et les Letres, Oe complies 16 U(Y.Z) = XU( rau , (XU Y). (XU z)22 gn e] universo ce lenguaje esta ley ex aided de combinar diferentes interpretacien la po. Syn discurs? o a una unidad significati re aetes a tes) jndependientes. El sentido com por iectores vrs no poetico resultarfa, ireciemenereet del diss ‘2dol de todos los sentidos posibles de ea i va salut wecit de una reconstitucién de la polis aes producida por la totalidad de los hablantes po ia dentemente, tal figura es posible tambien Fost EM to postico, pero no tocaasu especifidad d ee eae tinto del habla comunicativa. Como y; i Siseursg dig go, la particularidad del sentido postian fe ted nee aqui es SU relacién especifica con la Touiea ¢ SEs esa relacion aparece que (para quien aoe eee poético a lo hablado) el lenguaje Baa usea reduet Ig ye ae ibgina) fad guaje pe é ico es a la vez ese a y egacion implicit: festada (inobservabl anti re ne a le), semanticam hecho de que el lenguaje poético s TE ete He ar bjt dela Test ea a la vez un habla (y le la légica 0-1) y una negativi ese habla (y como tal, escapando a la 16 cae = coe la ley logica de la distributividad. Se aaa in cuanto a las demas | emi Noa ee ee leyes determinadas por Bir- ia le las estructuras macroscépi ansponemos: con ello, el uni del ha, bi) beaher: , el universo observable del ha- Rae asociatividad: . (X.Y).Z;XU(YUZ) (YUY)UZ 8 hg . CI Brkhott, Ta neetea de la interpretacion de esas leyes logicas, G- atk, 1940. Goa eer American Mathematical Society, Nueva efine diew tipos ay de las operaciones del algebra de Boole, a tocosmos, La, le relaciones que caracterizan las estructuras del yuncion, — S$ operaciones empleadas son: - conjuncion, » — negacién, D implicacion. 77 ar tt met —la ley de absoreion: “x U(XK.Y) XX. (Xu yy . —|a ley de modulacion: si X DZ, entonces KAY UZ) (XY asociatividad y la absorcion \Ug son validas (1a ; ~en; cionamiento tabular del lenguaje postico todag lw ty, des somicas se aplican una sobre otra) o atonu, Mids, modulacion —en la medida en que es una con de la ley de asociatividad y de la ley de distributive” Dado que la ley de distributividad contiene dy misma las exigencias de las restantes leyes no vilide t el Jenguaje poético, podemos considerar su Propia ia lidez en el lenguaje poético como Indice capital dele particularidades logicas de las estructuyas paragramitica Resumiendo ahora los parrafos I y II de nuestro ep tudio, llegamos asi a la conclusién de que dos leyes lag. cas no parecen ser validas en el lenguaje poético: 1) ley del tercio excluso; 2) la ley de distributividad. 4 A partir de esta conclusién, tenemos dos posibilide des: 1) formalizar las particularidades logicas del lenguaje poético a partir de la no existencia en él de la ley del ter cio excluso: esto nos llevaria a construir un nuevo tipo de légica cada vez y ante cada una de las figuras virtua mente innumerables del lenguaje poético (logica trivar, lente..., etc., logica n-valente, o un tipo totalmente dir | tinto de logica); | 2) intentar incluir la pluralidad de las estructuras | posticas susceptibles de aparecer en la priictica tex») en el sistema ya existente y valido para el discuss? hal do (no poético), es decir, en la Logica booleana que oF ra og es polos 0-1 (falsocierto). : toe a por el momento tipes on logica del hal fewtiel lenguaie| poeucoes a so la, optamos aqui por la segunda s 78 5 de Logica reir @ b Jucie! ejamos pues a la ley de distribu jas otras leyes logicas del habla, pstructura de Dedekind con ortocomple a ueion nos parece Pertinente en una fo; Bl aul lenguaje poético, dado el hecho de que cin ascente comprende el lenguaje postico sj cost aplemente en el interior mismo del habla jnevi gujeto y su lenguaje poético) se Produce 4] (ese ae an a la légica 0-1 que ese habla implica. La estructu- es ortocomplementaria del lenguaje Poético parece asi dar cuenta de ese incesante vaivén entre lo légico ylono Jogico, 1o real y lo no real, el ser y el no ser, el habla y la no habla que caracteriza ese funcionamiento especifico del lenguaje poético que hemos denominado escritura paragramdtica. Precisemos brevemente esa estructura ortocomple- mentaria de Dedekind. Renuncia a la ley de distributivi- dad y conserva todas las restantes. Esta estructura postu- la que para cada uno de los elementos X existe un X’ tal que para ellos son validas las relaciones: z 1)X.X=0, )kuU Kaa 3)X=X 4)XUY=X.Y¥ 5)X.Y= Xu Y. La estructura de Dedekind con ortocomplementos no es ya una estructura de dos elementos como es el ca- so de las algebras booleanas, y por consiguiente la logica construida sobre esa estructura no es ya bivalente. Las leyes 2) y 3) no son ya aqui formulas que sefialan la ley del tercio excluso como ocurria en la légica corriente, Porque los ortocomplementos dados de un elemento en una estructura de Dedekind no son forzosamente los Unicos posibles23. ee 23. Tomamos aqui las interpretaciones de la estructu ie tekind 4 B.N. Piatnizin, “De la logica del microcosmos ee cientiiegt klura nauchnovo znaniia (Estructura (a » Moseu, 1965. tividad Ly, en r desemboca, i ane lo na Mos asf ‘mentos, rmaliza- el sujeto lempre e en la que Y con re- ura de Ded Che: 79 ejamos pues a la ley de distribu jas otras leyes logicas del habla, pstructura de Dedekind con ortocomple a ueion nos parece Pertinente en una fo; Bl aul lenguaje poético, dado el hecho de que cin ascente comprende el lenguaje postico sj cost aplemente en el interior mismo del habla jnevi gujeto y su lenguaje poético) se Produce 4] (ese ae an a la légica 0-1 que ese habla implica. La estructu- es ortocomplementaria del lenguaje Poético parece asi dar cuenta de ese incesante vaivén entre lo légico ylono Jogico, 1o real y lo no real, el ser y el no ser, el habla y la no habla que caracteriza ese funcionamiento especifico del lenguaje poético que hemos denominado escritura paragramdtica. Precisemos brevemente esa estructura ortocomple- mentaria de Dedekind. Renuncia a la ley de distributivi- dad y conserva todas las restantes. Esta estructura postu- la que para cada uno de los elementos X existe un X’ tal que para ellos son validas las relaciones: z 1)X.X=0, )kuU Kaa 3)X=X 4)XUY=X.Y¥ 5)X.Y= Xu Y. La estructura de Dedekind con ortocomplementos no es ya una estructura de dos elementos como es el ca- so de las algebras booleanas, y por consiguiente la logica construida sobre esa estructura no es ya bivalente. Las leyes 2) y 3) no son ya aqui formulas que sefialan la ley del tercio excluso como ocurria en la légica corriente, Porque los ortocomplementos dados de un elemento en una estructura de Dedekind no son forzosamente los Unicos posibles23. ee 23. Tomamos aqui las interpretaciones de la estructu ie tekind 4 B.N. Piatnizin, “De la logica del microcosmos ee cientiiegt klura nauchnovo znaniia (Estructura (a » Moseu, 1965. tividad Ly, en r desemboca, i ane lo na Mos asf ‘mentos, rmaliza- el sujeto lempre e en la que Y con re- ura de Ded Che: 79 J é 0, En nuestro diagrama cada uno de los tres Clement, x, Y y Z posee dos orLocomplementos. lin CUAnte a jp elementos 0-1, son ortocomplementarios Gnicameny, uno en relacion con el otro y con ello forman en el inte. rior de la estructura de Dedekind una sub-estructura de 4), po booleano, que obedece pues a la ley de distributividad, La sub-estructura 0-1 representaria una interprets. cidén del texto poético desde el punto de vista de la légi. ca del habla (no poética). Todo lo que en el lenguaje poé. tico es considerado como verdadero por esta logica seria designado por 1; todo lo que es falso por 0. Los puntos X, Y, Z representarian los efectos de sentido que surgen en una lectura no sometida a la légi- ca del habla y que buscarian las especificidades de las operaciones semanticas poéticas. Asi, volvamos a tomar una figura poética banal, aho- ra baudeleriana, “las ldgrimas de hiel”’ (Reversibilidad). Si la pensamos en el subconjunto booleano de la estruc- tura de Dedekind (es decir, para nuestra interpretacion, en la logica del habla), la sefialaremos con Q; las “lagri- mas de hiel”’ no “‘existen”, la expresiOn no es verdadera. Pero si la situamos en el espacio paragramatico del len- guaje poético en donde el problema de su existencia y de su verdad no se plantea, en que esta figura no es una unidad fija, sino un efecto de sentido resultante de la operacion de aplicacion de dos sememas excluyentes (ldgrima + hiel) y aun de todos esos efectos de sentido que “lagrima” y “hiel” tienen en los otros textos (poé- ticos, mitoldgicos, cientificos) que hemos leido, enton- ces daremos a esa figura extrafia e indefinida el indice ~ 80 yo z. De suerte que cada unida, %? postico se desdobla: es a la y, gal como tal subsumible en | gos 5 eracion de aplicacion de semag en un una 9. Estas operaciones translogicas son ee trans. lo “rgimensionales de las relaciones implicadne Baciones . pueden Ser ee como verdaderas aes falsaSs son indetermina as. Se podria Constituir una se. vie de tipos de operaciones translogicas Propias del len- guaie poético (%, Y, Z...), segin el tipo de negacion que esas operaciones X,-Y, Z sostienen con el subconjunto 0.1. En cuanto a las relaciones que unen esas operacio- nes entre si, seran indeterminadas hasta el punto de que no se podria decir si la negacién de X da Y, etc. Es en ese lugar justamente donde una axiomatizacién topold- gica, quizds una introduccién de los espacios infinitos funcionales de Hilbert, podria constituir la verdadera ciencia del texto poético. Evidentemente, una reintroduccién del sujeto cienti- fico en la estructura asi descrita podria hacer desapare- cer el estatuto particular de X, Y, Z y reducirlos a las coordenadas 0-1. Esto extrayendo las X, Y, Z de su es- pacio particular donde esos indices son operaciones in- definidas entre semas intertextuales, y alzandolas al esta- tuto de unidad del Logos. Asi, la operaciOn semantica “lagrimas de hiel”’ puede ser explicada como una asocia- cién de dos conjuntos sémicos a partir del sema “amar- gura” (lo que seria una operacién verdadera, luego 1), Y qué extrae su efecto de la incompatibilidad de la aso- ciacion de los otros semas: ojo-higado, diferencias de las funciones fisiolégicas, etc. —lo que serfa una desviacion de lo verdadero, una “anomalia”, y por lo tanto 0. Esta &xplicacion, surgida a su vez del Logos y hecha en al, na Cupera un funcionamiento significativo en el hab ay Tacionaliza, y al mismo tiempo lo desnaturaliza. 81 d semantic Z una unidad be ‘Ad del Lo. las Coordenadag ose @ del Jen. ae e uncionamiento significativo, esa Ope; — fj Tacj- donde ese f P cis tiene lugar, las coordenadas 0-1 no son mas que un fren! lejano, un recuerdo riguroso pero eclipsado contra 0 azar del sin-sentido, un vigia que controla la Pluraliday de esos “choques” inesperados oe significantes que Pro, ducen el nuevo sentido (ortocomplementario) Cuando se lee el texto en la estructura compleja que hemos desoyj, to. Esas coordenadas 0-1 estan alla, siempre presentes , la lectura pero puestas entre paréntesis, para recordar ki diferencia fundamental entre el discurso “loco” (que las ignora) y el trabajo transgresivo de la escritura Poética (que las sabe), ese trabajo que, en el interior del sistema del habla —del sistema social—, desplaza los limites del habla y la Ilena con nuevas estructuras (ortocomplemen. tarias) que ese habla con el sujeto cientifico viene un dia a descubrir. Ese funcionamiento poético de constante negacion de una légica en la que sin embargo se inscribe, Mallar- mé fue el primero en teorizarlo asi como en llevarlo a la practica..Cémo no ver, en la cita siguiente, la imagen concreta de esta ruptura (“vacio”) siempre colmada por la escritura, entre el universo légico (las unidades del Lo- | gos: “el aburrimiento con respecto a las cosas’”’) y las operaciones inesperadas de los significantes (“atraccién superior’, “fiestas a voluntad y solitarias’”) —que hemos intentado representar logicamente: “Con la intencién de una atraccién superior como de un vacio, tenemos derecho, sacandolo de nosotros mediante el aburrimiento con respecto a las cosas, si se establecen solidas y preponderantes —desatinadamente las separa hasta lenarse de ellas y también dotarlas de resplandecimiento, a través del espacio vacante, en fies- tas a voluntad y solitarias. | | | | QQ 7 anto a mi, no le pido me ? bat ese postulado"21, > Meno a Ia ewritura y wy esta imposibilidad de reducir las ope: -qadas, ni verdaderas ni falsas (4, oa ones inde. termit ‘onificant a: 4 pieza princin., a” del significante poético (ese “motor” Pal o na Ja absoluta (Logos) a la que, empero est da la for. oe existe mas que lo que existe”), nae ue ligados os un engafio al que (mediante una “superches sne4 identificamos ese proceso de produccién que no tie : jugar para lo consciente (“falta lo consciente”): esa pie ta” convertida en conciencia. al “Sabemos, cautivos de una formula absoluta que, ciertamente, no existe mas que lo que existe. De inme- diato alejar empero, con un pretexto, la trampa, acusa- ria nuestra inconsecuencia, negando el placer que pre- tendemos tomar: pues ese mas alla es un agente, y ef motor diria, si no me repugnase operar. en piblico, el desmontado impio de la ficcién y en consecuencia del mecanismo literario, para establecer la pieza principal o nada. Pero venero como, con una supercheria, se pro- yecta a alguna elevacion defendida y de rayo lo cons- ciente falta en nosotros de lo que alla arriba estalla”25. Los escritos mas significativos de Mallarmé se deba- ten en esta problematica de la ley del habla (“lo absolu- to”) y de las operaciones (“‘azarosas”, multivocas, conno- tadas en Mallarmé por “constelaciones” o “sideralmen- te”). Igitur y Una tirada de dados —dramas escritos que escenifican el proceso mismo de la produccién del texto literario— desvelan esta oscilacién de la escritura entre el Logos y los choques de significantes. Si Igitur implica- ba una negatividad dialéctica, una sumision a la ley (silo- 8istica) excluyente de las “operaciones” ortocomple- = 24. Mallarmé, la Musique et les Lettres, 25. Ibid. op. cit., p- 647- ' i a del funcionamiento signifi hativo Caning: ado el azar?”)°8, Una tirada de dados ney lo A © B) a Igitur y traza las leyes dent “Jocura util? que es el trabajo productivo en el intent del Logos, ese “d * que ninguna tirada de dadogs i. He aqui, bajo la pluma de Mallarmé, ese entrel, sconcertante de la afirmacion y de la neg, no ser, del habla y de la escritura, que mentarias astro? ganul (en el sentid abolir gamiento de cion, del ser y del constituye el lenguaje poético: “Fen resumen, en un acto en que el azar esta en jue. go, es siempre el azar quien realiza su propia Idea air. mindose o negindose, Ante su existencia la afirmacién o la negacion vienen a fracasar, Contiene el Absurdo Ho implica, pero en estado latente y le impide existir: lo que permite al Infinito ser”27, Y en Una tirada de dados, el campo de las operacio- nes poéticas inobservables, irreductibles a las unidades y ala logica “reales” del habla, es claramente designado: “en esos parajes de lo vago en lo que toda realidad se di- suelve”. Las junciones tinicas que ahi se operan, no tole- ran clasificaciones bivalentes, sino que dependen de lo probable: “esa conjuncidn suprema con la probabilidad” La logica del habla (la razon), empero, se hace saber a cada instante en ese trabajo fino de transgresion. “irresis tible pero contenido por su pequena razon viril, en ra- yo” y “que impuso un limite al intinito”, Ello no impi- de que la produccién de sentido poético —del sentido nuevo que el habla absorbera un dia~ se produzea en un espacio distinto, estructuralmente diferente del orden légico que le rode é 26. La negatividad de Jgitur toma el esquema racionatista he geliano aun silo invierte para transformar su evolucionisme histo: rico en una busqueda de los origenes (4los del Logos”), 27, Cf laity, cap. IV: “La tivada de dados”) en Mathirme, Ocuvres completes, op. cit, po Addy QA jguna superficie vacante y superior el choque sucesivo sideralmente jeune cuenta total en formacibn”, ote escenario Se abre asi en el texto cultural d . MO a i y « 7 ae gira civil acion a partir de ese “nuevo” que la ehorf! c armé é Pmt sone a de Mallar mé, de Lautréamont, ete., introdujo, El t nna vacto (“superficie vacante”), distante de aquel est * oo el enue hablamos como sujetos ldgicos; “otro escenario” produce esa juncion de significantes (“choque von @ pu en que se qucesivo”) que escapa a las categorias de la logica biva- ‘ : ” jente (“sideralmente ), pero que, vista desde el escena- rio del habla, se afiade a sus leyes logicas y, como hemos intentado representarla mediante la estructura ortocom- plementaria, no produce menos un resultado que la so- ciedad se comunica, intercambia (“una cuenta total”) como una representacion de un proceso de produccion inobservable (“una cuenta total en formacion”’). Ill. El espacio paragramatico. Se trata ahora de afirmar el derecho del método es- tructural a abordar sin positivismo y sin esquivar la com- plejidad del funcionamiento simbédlico, una problemiti- ca que el trabajo literario de nuestra época ha sacado a la luz objetivamente. Se trata con ello de acabar con las eeeecionee interpretativas del texto moderno que 5 Podido, como se sabe, dar lugar a razonamientos misticos y esotéricos. rae también se trata de entrever, provistos de ee mento tal que nos proporciona en Ja actua 7 ; Ee a, las implicaciones epistemologicas permitidas P' 85 as ei a ee » te Boe +i Ja negatividad del lenguaje Poético, cémo se ha pod tras constataciones referentes a estatuto espeq; nuesir en el lenguaje poético y que la pracy la nea modernidad confirma rigurosamente, ica tey, paeioee ese otro espacio pene Potticg 4’ do no como un producto a sino come un tle, como una operacion, como ih Produccion gy tido) abre a través de la logica del = ¥ que un nalismo preso de ese habla es incapaz e concebir, Si el racionalismo, reduciendo la poesia a uma oe malia, resulta impotente ante ese espacio significatiy, que hemos llamado paragramatico, las especulaciones fi. losdfico-metafisicas, si lo designan, intentan As bien declararlo desconocible. No tenemos que pronunciarnas sobre esta alternativa. Estamos ante un hecho objetiyg que la practica discursiva de nuestra epoca (la Poesia moderna) ha sacado a la luz y que el utillaje cientiticg (légico) debe abordar. (Tanto mas cuanto que ese utilla. je ya ha sido confrontado, en otras ramas de la ciencia, con terrenos trabajados por una logica diferente de la conocida hasta el siglo anterior). Este acercamiento en- tre el instrumental cientifico y los hallazgos en que han desembocado las experiencias mismas del lenguaje, no pretende encontrar “‘ Na Ns Tati, ninguna clave para ningdn miste- rio”. Pero puede que sea capaz, acompanado de una re- flexion investigativa sobre el valor epistemologico que implican las nuevas notaciones (la estructura ortocom- plementaria, la reunién no sintética, en nuestro caso), de hacer avanzar nuestro conocimiento de nueva del funcionamiento simbédlico. Asi, zonas : vamos a abandonar por ahora el nivel de las articulaciones signific: tipo de negacion en el significado Poético). Retomare- mos nuestras consideraciones gnoseoldgicas introduc rias intentando ver, a la luz de lo que ya sabemos s. oO ativas (el to- bre ido ec tar el papel de la actividad Negativa para inter gol discurso NO poético, ara da for. 8 jexionando sobre la constitucion de 7 “youd hallo en su base, © sea alli donde alin , emeree sutilmente en UN JUiCiO Consciente. Ja, cic ge la negacion, la Verneinung (traducid cide”). Cuando el sujeto deniega lo que nee lleva, (el sujeto dice: “No vaya a cre, cuando el inconsciente dirfa: “Le odio”) estamo, onte a una Saintes que retoma lo reprimido (“Le odio”)s lo niega ( igo que no le odio”) pero al mismo tiempo lo contiene ty sin embargo el odio permanece reprimido). Este movimiento que recuerda la Aufhebung hegeliana, supone las tres fases de la negacion hegeliana y se expresa claramente por el sentido filos6fico del tér- mino Aufhebung (= negar, suprimir y conservar, o sea “sadicalmente alzar”’)28. Ese movimiento es para Freud el movimiento constitutivo del juicio: “La denegacién es una Aufhebung de la represi6n, pero no por ello una acepcion de lo reprimido”. La negacién resulta para él la actividad “que ha permitido un primer grado de inde- pendencia en lo que respecta a la represion y a sus con- secuencias y con ello también a la sujecci6n (Zwang) del principio de placer”. Esta claro que para Freud, preocu- pado por la problematica del sujeto racional, la negacion no es un acto de anulacién que desencadene un “inob- servable” e “‘indeterminado”, sino, por el contrario, el gesto mismo que constituye el sujeto racional, el sujeto logico, el sujeto que implica el habla; es decir, la proble- Matica del signo. Como lo formula Hyppolite, In nese ee juega “en tanto que actitud fundamental de oe nt licidad explicitada’”, “tiene la funcion verdadera | sujeto ha Ons. e, la ope. a por “de. SU incons- Pensar que Je 28. cr a z, J. Hyppoli- teen¥ OF sobre Ia interpretacion de Ia Vernal "en J. Lacan, Eerits, Ed. Le Seuil, Paris, 1966 87 a <<< SS oad es gendrar la inteligencia y la posicién misma det . miento”. Desde el momento en que hay ung neg Aufhebung, se constituye el signo, y con 6] ¢] Sujutg Mn, habla y juzga. Dicho en otras palabras, la Operg ‘init gacion = Aufhebung no es detectable mas que 4 mae del lugar del sujeto = del habla = del signo, jy Pron Freud lo escribio: “A esta manera de comprendgy la i negacidn corresponde muy bien el que no se descubr, os el andlisis ningin ‘no’ a partir del inconsciente y o ree, nocimiento del inconsciente del lado del yo se expres, en forma negativa’’. Esta claro, pues, que la actividad de negacién est4 en el origen mismo de la “inteligencia’’, es decir del pensg. miento del signo (del habla). Resulta especialmente im. portante observar aqui que el movimiento triddico de la Aufhebung es exactamente el mismo movimiento que constituye la “pirdmide del'signo” definida por Hegel y que halla su desemboque cient ifico en la lingtiistica sau- ssuriana. Negaci6n triddica, habla que funciona segun la logica aristotélica 0-1, pensamiento del signo, sujeto ha- blante; esos son los términos correlativos —y cémplices- de ese universo del Logos en el que sin embargo Freud esboz6 una zona rebelde, el inconsciente (y el sueno). Pero esa zona se presenta mas como un asiento sdlido del habla que como una sualida a través del habla logica (aqui no poética) y de su sujeto, como el concepto de Inconsciente se forja en tanto que modelo operatorio que asume el papel de residuo donde tie: clones que no estan en el habla29, Volvamos ahora a las particul = S 2 we KeBEBS nen lugar opera- on aridades de la negacio 29. “EI ineonscionte es un conce de lo que plo forjado sobre la huella Opera para constituir el sujeto”, escribe J “Posi. tion de Vineonscient”, op. cit., p. B40. Ct. sobre ta pts problematica de la constitucion del sujeto: J. Lacan, ‘Gominerio del 16 de noviembre de 1966, Letives de Ueole freudionne:1967 fe i Jonge? poctico. A partir de la re en! : earactoriza al significado postic téti- ne ' 2 c i wrocomplementaria que regula | a estruc. ( pul as figura qua yootico, NOS veremos Nevados a furas del len. . : ENA vqtit tan nine nent . Densar que 2 # particular de funcionamiento simbélico que a al a » pi “ ees él len. setico desvela una region espec ss; pi sobre el significante; no es Ia mae nr trabajo Wy gujeto. Ein ese otro espacio en que las loves ene y del habla son conmovidas, se disuelve el sujeto y enel jngar del signo se instaura el choque de significantes que ce anulan mutuamente. Una operacién de negatividad generalizada, pero que no tiene nada que ver con la ne- gativi ad que constituye el juicio (Aufhebung) ni con la negacion interna al juicio (la légica 0-1); una negatividad que aniquila, y que las antiguas filosofias, como el bu- dismo, entrevieron designandola con el término de suid - vada 9, Un sujeto “‘cerolégico”’, un no-sujeto viene a asumir ese pensamiento que se anula. Semejante tipo de trabajo semidtico podemos aprehenderlo con un “objeto”: el texto poético que re- presenta la productividad del sentido (las operaciones se- manticas) anterior al texto (al objeto producido): “mi pensamiento se ha pensado”’, dird Mallarmé en sus cartas. Ese sujeto ‘‘cerolégico” es exterior al espacio gober- nado por el signo. En otros términos, el sujeto desapare- ce cuando desaparece el pensamiento del signo, cuando larelacion del signo con el denotatum se reduce a cero31. UNni6n no gin 9, de eg: Bicas (1), feb.mar.; y Seminario del 7 de diciembre de 1966, ibid., 1967 (2), abr.-mayo. Ma 30. Cf. la interpretacion semidtica de este concepto por te al, “Une approche possible du sunavada”, Tel Quel, num. 7” ivierno de 1968, reproducido de Terminologia kudica, Tart ES ‘onia, URSS, iy ius Ibid. Acerca de la negacion en ta 1ogica ind, Ot nts Negation and the Law of Contradiction in Indian 89 A Jonge? poctico. A partir de la re en! : earactoriza al significado postic téti- ne ' 2 c i wrocomplementaria que regula | a estruc. ( pul as figura qua yootico, NOS veremos Nevados a furas del len. . : ENA vqtit tan nine nent . Densar que 2 # particular de funcionamiento simbélico que a al a » pi “ ees él len. setico desvela una region espec ss; pi sobre el significante; no es Ia mae nr trabajo Wy gujeto. Ein ese otro espacio en que las loves ene y del habla son conmovidas, se disuelve el sujeto y enel jngar del signo se instaura el choque de significantes que ce anulan mutuamente. Una operacién de negatividad generalizada, pero que no tiene nada que ver con la ne- gativi ad que constituye el juicio (Aufhebung) ni con la negacion interna al juicio (la légica 0-1); una negatividad que aniquila, y que las antiguas filosofias, como el bu- dismo, entrevieron designandola con el término de suid - vada 9, Un sujeto “‘cerolégico”’, un no-sujeto viene a asumir ese pensamiento que se anula. Semejante tipo de trabajo semidtico podemos aprehenderlo con un “objeto”: el texto poético que re- presenta la productividad del sentido (las operaciones se- manticas) anterior al texto (al objeto producido): “mi pensamiento se ha pensado”’, dird Mallarmé en sus cartas. Ese sujeto ‘‘cerolégico” es exterior al espacio gober- nado por el signo. En otros términos, el sujeto desapare- ce cuando desaparece el pensamiento del signo, cuando larelacion del signo con el denotatum se reduce a cero31. UNni6n no gin 9, de eg: Bicas (1), feb.mar.; y Seminario del 7 de diciembre de 1966, ibid., 1967 (2), abr.-mayo. Ma 30. Cf. la interpretacion semidtica de este concepto por te al, “Une approche possible du sunavada”, Tel Quel, num. 7” ivierno de 1968, reproducido de Terminologia kudica, Tart ES ‘onia, URSS, iy ius Ibid. Acerca de la negacion en ta 1ogica ind, Ot nts Negation and the Law of Contradiction in Indian 89 A as > * SW STN we et Invirtamos: no hay “sujeto” (y con ello, no se eg hablar de inconsciente) mas que en un pensamien,, signo que compense la pluralidad paralela de las tent cas semidticas ocultadas por la dominacion de] fiend dandose fendmenos “secundarios oO “marginales” i “suefio”, la “poesia”, la “locura”), subordinados aj si no (alos principios de la razon). El Sujeto cerolégico (va vemos hasta qué punto resulta aqui fuera de lugar dl concepto de “‘sujeto”) no depende de ningan Signo32, aunque nosotros, a partir de nuestro espacio racional, no podamos pensarlo mas que a través del signo. Si este espacio “vacio’’ en que se mueve el sujeto ce. rologico es el polo opuesto de nuestro espacio ldgico do. minado por el sujeto hablante, entonces la practica se. mi0tica poética, con sus particularidades, se convierte en el lugar en que se unen esos dos polos en un incesante movimiento del uno hacia el otro. Asi, el espacio para- gramatico —el espacio de la poesia que hallamos en la vertiente opuesta a la del sujeto hablante, en los entor- nos de ese vacio (con su sujeto cerolégico)— es el espacio neurdlgico de nuestra cultura donde se operan las juncio- nes entre el pensamiento del signo en tanto que habla normativa, y ese funcionamientor que no precisa de un sujeto logico para ejercerse. Esto para decir que el para- | gramatismo es para nosotros (y nos permitimos parafra- | sear aqui a Lacan) un concepto formado sobre la via de lo que opera para vincular la desconstitucion del sujelo @ su constitucion, la desconstitucion del habla a la cons- titucién del texto, la desconstitucién del signo a la cons- titucion de la escritura. Es decir, que ese paragramatis- mo que es el lenguaje poético no'se sitta forzosamente a comparative study”, en Bulletin of the School dies, Univ. de Londres, 1962, t. XXV, p. 52. 32. Ibid. of Oriental Stu- an Se «sean onte (y todos los conce nel fantasmis)s sino que es una Practice rear que el se manalisis debe entudiar en pattie eductible, sin disolverla en 1a Vole ia” (referente-significado, sipnifies i nsciente) del habla y/o del sipno, teeta estratificacion no implica ninguna una diacron ia. Se trata de una linealiz, miento sincronico. Pensamos, pues, de nuestro esquema se interpene! PLO‘ coly el SU enpocifi. (0-1) nity ante; conges jerarquia nj 6n de un que las dog sertientes : 8 tran, y que ol funcionamiento del habla esta impregnado do Daragra. tismo como el funcionamiento del lenguaje postico esta limitado por las leyes del habla. Damos, sin embar- 0, esta simplificacion esquematica para insistir en la jrreductibilidad de las dos practicas semidticas en cues. tion, y para sugerir la necesidad, para el semanilisis, de constituir una tipologia no reductible de la pluralidad de las practicas semidticas. sujeto juicio consciente Aufhebung nine! funcional desconocimiento de la negacion inconsciente AQB AN: NY, i.3 sujeto cerologico } Sunivada mas, ha captado ese | sujeto al no-su- paragramatismo La experiencia poética, una vez Pasar constante del signo al no signo, del Jeto, que es el lenguaje poctico. La vasta playa de lo “vacio” se extiende detras de 91 ~ <— = SE GSE eC quien intenta aprehender la labor de su elinterior de la lengua, “Desafortunadamente, ahondando ¢| Vers ese punto, ho topado con dos abismos que me fi ‘ai ran, Uno es la Nada, ala que he legado sin cong. budismo, y aun me hallo demasiado desolado ae 4 incluso eveer en mi poesia y volverme a poner al trepet quo este aplastante pensamiento me hace abandonae™ O: ; “He realizado un descenso a la Nada lo bastante lat. go como para poder hablar con certeza’’34, Kn esta busqueda, habiendo sido suspendida por un instante la légica del habla, hace eclipsarse al yo (el Suje. to): y luego resulta necesaria una representaci6n brutal (el espejo) para reconstruir el yo (el sujeto) y la légica (“para pensar”), y que se cumpla el gesto paragramatico como una sintesis del “ser” y del “no ser”. “Con » por otro lado, pero sdlo a ti, que adn ten- go necesidad, tan grandes han sido las vejaciones de mi triunfo, de mirarme en ese espejo para pensar, y que si no estuviese ante la mesa en que te escribo esta carta, volveria a convertirme en la Nada. Quiero decirte que ahora soy impersonal, y no ya el Stéphane que has cono- cido, sino una aptitad que tiene el Universo Espiritual a verse y desarrollarse a través de lo que fue yo"’35, Purguémos este enunciado de los tics de una época religioxa, y volveremos a encontrarnos con el analisis perspicaz de ese esfuerzo de sintesis (“en la hora de la sintesis”’, dice Mallarmé cuando habla de su produccién pootica) que es cl lenguaje poético, una sintesis nunca Pensamion, G Ye Mallarme, Carta a H, Cazalis, marzo de 1866, en Propos... p. b9, 34, Mallannd, Carta aH, Cazilis, 14 de mayo de 1867. Ibid., p. 19, 3b, Mid, p. 78, Subrayado nuestro, g2 “yeunion no sintétic ” A . ) a”) de aplicaciones 86 diilogos de discursos, de intertextualidad) del Logos con sus leyes de comunicac: mi- Por ion, reali qde oA partes y ta nee tha'tnvees Ose convertira en la prueba inversa, a la manera de paticas, de mi suefio, que, habiéndome de: yas mate strui- go, me reconstruird”36, eee aera En esta perspectiva, el trabajo simbélico (el trabajo Fal poeta”) pierde ese peso de futilidad decorativa o de omalia arbitraria con que una interpretacion positivis. t (y/o platonica) lo habia cargado, y aparece en toda su importancia de practica semi6tica particular que, en un vovimientO de negatividad, niega al mismo tiempo el habla y lo que resulta de esa negaci6n37. Y designa el hecho de que la practica semidtica del habla denotativa no es mas que una de las practicas semidticas posibles. Tal interpretacién del funcionamiento poético y de su lugar en nuestra cultura supone, esperamos, un re- planteamiento de las concepciones racionalistas sobre todos los demas discursos denominados “anormales’’. Para la constitucion de una semidtica general, basada en lo que denominamos un semanilisis, alza el imperati- vo del modelo del habla, y plantea a nuestra atencién el 1968 BIBLIOTECA CE ee cucsi : pape Mallarmé, Carta a H, Cazalis, 4 de febrero de 1869, ibid.» 31, Se ‘ibe . : Z .° Snics inser Clinfingy © Convierte asi en una afirmacion: 1a nica que infinity 93 EL TEXTO Y SU CIENCIA Es a posteriori, es apenas justa- mente ahora, cuando empiezan a darse cuenta los hombres del enorme error que han propagado con su creencia en el lenguaje. Nietzsche, Humano dema- siado humano. ...con varios vocablos rehace una palabra total, nueva, extrafia a la lengua. Mallarmé, Avant-dire. Hacer de la lengua un trabajo —novew—, laborar en la materialidad de lo que, para la sociedad, es un medio de contacto y de comprensidén, gno es hacerse, de golpe, extrafio a la lengua? El acto denominado literario, a fuer- za de no admitir distancia ideal con relacién a lo que sig- nifica, introduce el extrafiamiento radical con relacion a lo que se considera que es la lengua: algo portador de sentido. Extrafamente préxima, intimamente extrafa a la materia de nuestros discursos y de nuestros suefios, la “literatura” nos parece hoy_que es el acto mismo que sorprendé como trabaja la lengua e indica Io que puede,” manana, transformarla. epi 3 Con el nombre de magia, poesia y, finalmente, lite- ratura, esta practica en el significante aparece a todo lo largo de la historia rodeada de un halo “misterioso” que, sea que la valorice, sea que le atribuya un lugar orna- mental, si no nulo, le lanza el doble ataque de la censura y de la recuperacién ideoldgica. Sagrado, bello, irracio- nal/religion, estética, psiquiatria: estas categorias y estos 7

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