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de la
lógica objetiva
Por el
Primer volumen
la d o c t r i n a del s e r
1832
1
21: 4 Cicer[ón]. Tuscul[anarum] quaest[ionum] lib. II. cap. 1. Est enim philosophia
paucis contenta judicibus, multitudinem consulta ipsa fugiens, eique suspecta et invisa.
[Cicerón, Cuestiones tusculanas. II, 4: “La filosofía se contenta en efecto con ser juzgada por
pocos, huye intencionadamente de la multitud y es a su vez tan odiada como sospechosa”.]
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PRÓLOGO A LA PRIMERA EDICIÓN
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presente la contemplación de lo eterno y una vida sólo dedicada a servir, mas no
en vista de alguna utilidad, sino por mor de la bienaventuranza; es ésta una
desaparición que, en otro contexto, puede en esencia ser considerada como el
mismo fenómeno que el antes mencionado.- Y así, disipadas esas tinieblas de la
incolora ocupación consigo del espíritu tornado a sí, la existencia parecía haberse
transformado en el claro mundo de las flores, entre las cuales, como es bien
sabido, ninguna hay n e g r a .
Por otro lado, parece haber pasado el tiempo de fermentación con el que una
nueva creación comienza. En su aparición primera, una tal creación suele
comportarse con fanática animadversión contra la difundida sistematización del
principio anterior; suele también, en parte, sentir miedo a perderse en la extensión
de lo particular y, en parte, asustarse también del trabajo requerido para lograr una
configuración científica; al estar necesitada de tal, lo primero que hace es
aferrarse a un formalismo vacío. La exigencia de tratamiento y configuración del
material se hace entonces tanto más urgente. Tanto en la formación de una época
como en la del individuo hay un período en el que importa sobre todo la
4
adquisición y afirmación del principio en su intensidad no desarrollada. Pero el
requisito, más alto, estriba en que ese principio se convierta en ciencia.
*
Fenomenología del Espíritu, Pról. a la primera ed.- La explicitación apropiada es el conocimiento del
método, y tiene su puesto en la Lógica misma.
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construye a sí mismo, es capaz la filosofía de ser ciencia objetiva, demostrada.-
Así es como, e n l a F e n o m e n o l o g í a d e l E s p í r i t u , he intentado exponer
la c o n c i e n c i a . La conciencia es el espíritu en cuanto saber concreto y,
además, atrapado en la exterioridad: pero el movimiento de este objeto hacia
adelante descansa únicamente –como ocurre con el desarrollo de toda vida,
natural y espiritual- en la naturaleza de las e s e n c i a l i d a d e s p u r a s , que
constituyen el contenido de la lógica. La conciencia, en cuanto espíritu que
aparece y que se libera en su camino de su carácter inmediato y exteriormente
concreto, viene a ser saber puro, que se da por objeto aquellas esencialidades
puras mismas, tal como en y para sí son. Ellas son los pensamientos puros, el
espíritu que piensa su propia esencia. El automovimiento de esos pensamientos es
su vida espiritual, y es aquello por lo cual se constituye la ciencia y de lo cual es
ella exposición.
*
(Bamberg y Wurzburg; impr. por Göbhard; 1807). A la segunda edición, que aparecerá en la próxima
Pascua, no se le dará ya ese título.- En lugar del propósito, citado en lo que sigue, relativo a una
segunda parte que debía contener todas las demás ciencias filosóficas, he publicado desde entonces la
Enciclopedia de las ciencias filosóficas, cuya tercera edición apareció el pasado año. (Observación de la
segunda edición.
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PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
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absoluto a ese punto, o lo ha hecho de modo harto exiguo; esas partículas entran
con todo en juego de forma enteramente subordinada, y sólo algo más suelta que
los aumentativos, signos de flexión y demás. Mucho más importante es que las
determinaciones del pensar sean expresadas en un idioma como sustantivos y
verbos, y reciban así el sello de formas objetuales; el idioma alemán tiene al
respecto muchas ventajas sobre las otras lenguas modernas; muchas de sus
palabras tienen incluso la propiedad adicional de poseer significados no sólo
diversos, sino contrapuestos, de modo que no cabe dejar de reconocer justamente
en ello un espíritu especulativo de la lengua; al pensar le cabe la alegría de
toparse con palabras tales y encontrarse con la unificación de términos
contrapuestos –resultado de la especulación, mas contrasentido para el
entendimiento-, y que ya de manera ingenua se da léxicamente, como una sola
palabra de significados contrapuestos. A ello se debe que la filosofía no precise
en general de terminología especial alguna; bien es verdad que hay que aceptar
algunos términos de lenguas extranjeras, que sin embargo ya han adquirido en
ella derecho de ciudadanía por el uso; sería por demás bien impertinente hacer
gala aquí, donde lo decididamente importante es la Cosa, de afectado purismo.-
El progreso de la cultura en general y de las ciencias en particular, aun de las
empíricas y sensibles –dado que por lo común se mueven en las categorías más
habituales (p.e. de un todo y sus partes, una cosa y sus propiedades, etc.)-
requiere que paulatinamente salgan también a la luz relaciones más altas del
pensar, o las pone al menos de relieve con mayor generalidad y por ende, las
hace objeto de más precisa atención. Así por ejemplo, si en la física ha sido la
f u e r z a la determinación predominante del pensar, en la época actual es la
categoría de p o l a r i d a d –que por lo demás ha penetrado demasiado à tort et à
travers en todo, hasta en la luz- la que tiene el papel más significativo: la
determinación de una diferencia en la cual los diferentes están
i n d i v i s i b l e m e n t e enlazados; es de importancia infinita que de esa manera
haya sido sobrepasada la forma de abstracción, de identidad, por la cual obtiene
consistencia de suyo una determinidad, digamos la fuerza; y que la forma del
determinar, de la diferencia que, en la identidad, sigue existiendo al mismo
tiempo como algo indivisible, haya sido puesta de relieve y convertida en
representación de uso corriente. Por la realidad a la que firmemente se atienen
sus objetos, la contemplación de la naturaleza / conlleva por fuerza la necesidad
de fijar aquellas categorías que, en ella, no cabe pasar más tiempo por alto, aun
cuando ello se haga con la más grande inconsecuencia para con otras que
t a m b i é n han de ser tenidas por válidas; y no hay que permitir que se dé el
paso –como acontece con mayor facilidad en lo espiritual- a abstracciones
acerca de la oposición, y a generalidades.
Mas aunque tanto los objetos lógicos como sus expresiones sean
seguramente cosa por todos consabida en el mundo de la cultura, en igual
medida, como he dicho ya en otro lugar, lo c o n s a b i d o es, por serlo, lo no
c o n o c i d o ; si puede despertar incluso impaciencia el deber ocuparse todavía
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de lo consabido, ¿qué cosa habrá más consabida que las determinaciones del
pensar, de las que hacemos uso por doquiera, y que nos vienen a los labios en
cada proposición que enunciamos? Este prefacio debe estar destinado a indicar
los momentos generales relativos al curso del conocer que parte de esas cosas
consabidas, y a la relación del pensar científico con ese pensar natural; todo ello,
más lo contenido en la I n t r o d u c c i ó n , más antigua, será suficiente para dar
una representación general del sentido del conocer lógico, que es lo que de
antemano se le pide a tal representación relativa a una ciencia antes de entrar en
ésta, o sea en la Cosa misma.
Por lo pronto, hay que tener por infinito progreso el hecho de que las
formas del pensar hayan sido liberadas en la estofa en que se hundían en el intuir
y representar autoconscientes, así como en nuestro querer y desear o, mejor aún,
en el querer y desear propios de la representación (y no hay querer o desear
humanos sin representación); que estas generalidades hayan sido entresacadas
de por sí y que, como P l a t ó n y luego sobre todo A r i s t ó t e l e s hicieran, se
las haya tomado de por sí como objeto de consideración es lo que marca el inicio
del conocimiento de las mismas. “Sólo después de haber tenido a mano casi todo
lo necesario” –dice Aristóteles- “así como lo pertinente a la comodidad y
relaciones de la vida empezaron los hombres a cuidarse del conocimiento
filosófico.” “En Egipto” –había observado anteriormente- “las ciencias
matemáticas han tomado pronto su configuración porque allí se puso pronto al
estamento sacerdotal en la situación de disponer de ocio.” De hecho, la
necesidad de ocuparse con los pensamientos puros presupone un amplio
camino, que debe haber recorrido el espíritu humano; puede decirse que se da
aquí una necesidad resultante de haber satisfecho ya la necesidad que se tiene
de lo necesario1, o sea un tener necesidad por carecer de necesidades2: a esa
necesidad ha tenido que llegar aquél, [a la necesidad] de hacer abstracción de la
estofa del intuir, imaginar, etc., de los intereses concretos del deseo, la tendencia
o la voluntad, estofa en la cual se ven envueltas las determinaciones del pensar.
En los calmos espacios del / pensar allegado a sí, y que sólo en sí es, guardan
silencio los intereses que mueven la vida de los pueblos y de los individuos.
“En muchos respectos” –dice Aristóteles en relación con esto- “es dependiente la
naturaleza del hombre; pero esta ciencia, que no es buscada por mor de utilidad
alguna, es la única libre en y para sí, y por eso no parece posesión humana.” La
filosofía en general sigue teniendo que ver en sus pensamientos con objetos
concretos, Dios, la naturaleza o el espíritu; pero la lógica, en su completa
abstracción, se ocupa solamente y por entero de aquellos pensamientos, tomados
de por sí. Esta lógica suele considerarse al pronto apropiada para los estudios de
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der Nothwendigkeit
2
das Bedürfniss… der Bedürfnisslosigkeit.
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la juventud, en razón de que ésta no ha accedido aún a los intereses de la vida
concreta, sino que vive en el ocio respecto a aquéllos, teniendo que ocuparse
primero de sí y de éstos de modo todavía teórico y para su fin subjetivo,
procurando adquirir medios y posibilidad de llegar a tomar parte activa de los
Objetos de aquellos intereses. Entre estos m e d i o s , y en contra de la ya citada
concepción de Aristóteles, se cuenta con la ciencia lógica, ocuparse de la cual es
trabajo previo y cuyo lugar es la escuela, a la cual debe seguir luego la seriedad
de la vida y la actividad orientada a fines de verdad. De lo que en la vida se trata
es del u s o de las categorías, depuestas del honor de ser consideradas de por sí,
y puestas al s e r v i c i o del ejercicio espiritual del contenido viviente y la
creación e intercambio de las respectivas representaciones: en parte como
a b r e v i a t u r a s , gracias a su universalidad, pues ¡qué infinita multitud de
singularidades de la existencia y actividad exteriores comprehende en sí la
representación: batalla, guerra, pueblo, o bien: mar, animal, etc., igual que la
representación: Dios, o amor etc. –la s i m p l i c i d a d de un tal representar-
sirve de epítome de una multitud infinita de representaciones, actividades,
situaciones, etc.!; y en parte para determinar y hallar con más precisión las
r e l a c i o n e s o b j e t u a l e s , sólo que en este caso al contenido genuino y fin, a
la corrección y verdad del pensar que se inmiscuye en ellas se les hace
enteramente dependientes de lo presente mismo, sin adscribir a las
determinaciones del pensar eficacia ninguna de por sí, determinante del
contenido. Tal uso de las categorías, que hace un momento ha sido denominado
lógica natural, tiene lugar sin conciencia de ello; y cuando en la reflexión
científica se les asigna en el espíritu la relación de servir de medio, se hace
entonces del pensar en general algo subordinado a las otras determinaciones
espirituales. Bien es verdad que no decimos que nuestras sensaciones, tendencias
e intereses nos sirven, sino que valen como fuerzas y poderes subsistentes de
suyo, de modo que nosotros mismos somos esto: el tener sensaciones, desear y
querer, el poner en ello nuestro interés. Mas a la vez podemos llegar a tener
conciencia de que, aparte de los hábitos, somos más bien nosotros los que
estamos al servicio de nuestros sentimientos, tendencias, pasiones, intereses, en
lugar de poseerlos, / y menos aún, dada nuestra íntima unidad con ellos, hacerlos
servir de medio. Semejantes determinaciones del ánimo y el espíritu se nos
muestran pronto como p a r t i c u l a r e s , en oposición a la u n i v e r s a l i d a d ,
en cuanto que es en ella donde llegamos a ser conscientes de nosotros mismos, y
donde tenemos nuestra libertad; estimamos más bien que esas particularidades
nos aprisionan y dominan. Según esto, menos aún podemos estimar que estén a
nuestro servicio las formas del pensar, que atraviesan todas nuestras
representaciones, sean éstas meramente teóricas o contengan una estofa
perteneciente a la sensación, la tendencia o la voluntad; estimamos así que son
más bien ellas las que nos poseen, en vez de ser posesión nuestra; ¿qué n o s
queda frente a ellas?; ¿cómo íba m o s , cómo iba y o a colocarme como algo
más universal fuera y p o r e n c i m a de ellas, si ellas mismas son lo universal
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en cuanto tal? Cuando nos situamos en una sensación, fin o interés, y nos
sentimos allí limitados y sin libertad, el lugar en el que somos capaces de salir de
esa situación y de retraernos, tornando a la libertad, es el lugar de la certeza de
uno mismo, de la pura abstracción, del pensar. O igualmente, cuando queremos
hablar acerca de las c o s a s , llamamos a l a n a t u r a l e z a o e s e n c i a de
las mismas su c o n c e p t o , y éste existe3 sólo para el pensar; y menos aún
diremos de los conceptos de las cosas que somos nosotros los que los dominamos,
o que las determinaciones del pensar, cuyo complejo son, están a nuestro
servicio; es al contrario nuestro pensar el que tiene que restringirse a ellos, y
nuestro arbitrio o libertad no debe pretender enderezarlos a sí. Pues como el
pensar subjetivo es nuestro acto4 más íntimo y propio, y es el concepto objetivo
de las cosas el que constituye la Cosa misma, no podemos estar fuera de aquel
acto ni sobrepasarlo, de igual modo que tampoco nos es posible sobrepasar la
naturaleza de las cosas. Sin embargo, podemos hacer abstracción de esta última
determinación; ella coincide con la primera en cuanto que allí se daría una
referencia de nuestros pensamientos a la Cosa; algo vano, empero, ya que
entonces vendría la Cosa a establecerse como regla de nuestros conceptos,
cuando justamente la Cosa no puede ser para nosotros otra cosa que nuestros
conceptos acerca de ella.
Con todo, y aunque esto pueda bastar respecto al punto de vista del cual
desaparece la relación según la cual son tomadas las determinaciones del pensar
por mera cosa de uso y como medio, más importante es lo además conexo con
ello, y según lo / cual se acostumbra a comprender aquéllas como formas
externas.- La actividad del pensar, que actúa en nosotros a través de todas las
representaciones, fines, intereses y acciones, lo hace –como ya se ha dicho- sin
conciencia de ello (lógica natural); lo que nuestra conciencia tiene ante sí es el
contenido, los objetos de las representaciones, lo que llena el interés; según esta
relación, las determinaciones del pensar tienen valor de f o r m a s que se
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ist
4
Thun
5
Gedankendingen [: entes de razón].
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limitan a estar e n 6 e l c o n t e n i d o g e n u i n o , sin ser el contenido mismo.
Pero cuando se trata de lo indicado poco antes y por lo demás admitido en
general, a saber que la n a t u r a l e z a , la e s e n c i a propiamente dicha, lo de
verdad p e r m a n e n t e y s u s t a n c i a l en la variedad y contingencia del
aparecer y de la efímera manifestación externa es el c o n c e p t o de la C o s a ,
l o e n e l l a m i s m a u n i v e r s a l –igual que todo individuo humano tiene
ciertamente en sí algo infinitamente peculiar, el prius de todas sus
peculiaridades: ser h o m b r e , así también todo animal singular tiene el prius de
ser a n i m a l - resultaría entonces imposible decir, si le fuera retirado ese
basamento, que sería aún un individuo tal, por provisto que por lo demás
estuviera de otros muchos predicados; si es que dicho basamento puede ser
denominado, como los otros, predicado. El basamento indispensable, el
concepto, lo universal, que es el pensamiento mismo, con sólo que en la palabra
pensamiento pueda hacerse abstracción de la representación, no puede ser
considerado s ó l o como una forma indiferente que estuviera e n 7 un
contenido. Pero estos pensamientos de todas las cosas naturales y espirituales,
siendo ellos mismos el c o n t e n i d o sustancial, no dejan de ser un contenido
tal, que contiene múltiples determinidades y guarda todavía en8 él la diferencia
entre alma y cuerpo, entre el concepto y una realidad relativa; el basamento
más profundo es de por sí el alma, el concepto puro que es lo más íntimo de los
objetos, su simple pulso vital, igual que lo es del pensar subjetivo de aquéllos.
Llevar a conciencia esa naturaleza l ó g i c a que anima al espíritu y en él puja y
actúa: tal es la tarea. El hacer de especie instintiva se diferencia en general del
hacer inteligente y libre en que éste acontece con conciencia; en cuanto el
contenido de lo pujante es separado de la unidad inmediata con el sujeto y puesto
como objetualidad ante éste comienza la libertad del espíritu, enredado en el
ejercicio instintivo del pensar en las ligaduras de sus categorías y disperso en
una estofa infinitamente variada. En esta red se ligan a veces nudos más sólidos,
puntos de apoyo y orientación de su9 vida y conciencia que deben su solidez y
poder justamente al hecho de ser, llevados ante la conciencia, conceptos –en y
para sí esentes- de su10 entidad. El punto más importante para la naturaleza del
espíritu no estriba sólo en la relación de aquello que él
e n s i m i s m a d a m e n t e es con aquello que él r e a l y e f e c t i v a m e n t e es,
sino / de aquello como lo cual él s e s a b e a s í m i s m o ; este saberse a sí
mismo, en virtud de que él11 es esencialmente conciencia, constituye por ello la
determinación fundamental de su r e a l i d a d e f e c t i v a . Purificar estas
categorías –que en cuanto tendencias operan sólo instintivamente, que son
llevadas al pronto a la conciencia del espíritu de forma aislada y, por tanto,
variable y confusa, y que guardan así en ella una realidad efectiva aislada e
6
an
7
an
8
an
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[Se refiere a “espíritu”]
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[Se refiere a “espíritu”]
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[Se refiere a “espíritu”]
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insegura-, elevarlas con ello a libertad y verdad: tal es pues la empresa, más alta,
de la lógica.
Lo por nosotros indicado como inicio de la ciencia, cuyo alto valor de por
sí y también en cuanto condición del conocimiento de verdad ha sido ya antes
reconocido, a saber el tratar por lo pronto los conceptos y momentos del
concepto en general, las determinaciones del pensar, como formas diversas de la
estofa y que sólo en12 ella se dan, es algo que enseguida se echa de ver como
conducta en sí misma inadecuada para con la verdad, indicada como objeto y fin
de la lógica. Y es que en cuanto meras formas, en cuanto distintos del
contenido, son aceptados como estando en una determinación que los sella
como finitos y los hace incapaces de comprehender la verdad, que en sí es
infinita. Bien puede por demás lo verdadero, sea en el respecto que quiera,
volver a asociarse con la limitación y finitud: tal es el lado de su negación, de su
no verdad y falta de realidad efectiva, es decir de su final, y no de la afirmación,
que es lo que él, en cuanto verdadero, es. El instinto de LA SANA RAZÓN se ha
sentido al fin tan fortalecido que, frente a la aridez de las categorías meramente
formales13, ha dejado despectivamente la tarea de dar cuenta del conocimiento de
éstas al dominio de una lógica y metafísica escolásticas, sin atender al mismo
tiempo al valor que la conciencia de estos hilos tiene ya de por sí, y sin
conciencia de que en el hacer instintual de la lógica natural, y aún más, en el
rechazo reflexivo de [toda] noción y conocimiento de las determinaciones mismas
del pensar, seguía estando prisionero y al servicio de un pensar no purificado ni,
por ende, libre. La simple determinación fundamental o formal común a la
reunión de tales formas es la i d e n t i d a d , afirmada en la lógica de esa reunión
como ley, como A = A y como principio de contradicción. LA SANA RAZÓN ha
perdido de tal manera su veneración hacia la Escuela –que está en posesión de
tales leyes de la verdad y en la que aún siguen siendo fomentadas- que se ríe de
la misma y considera inaguantable al hombre que sabe hablar de verdad según
tales leyes, a saber: que la planta es una… planta, la ciencia es… la ciencia, y
a s í a l i n f i n i t o . También por lo que hace a las fórmulas de las reglas de la
inferencia silogística –de hecho un uso capital del entendimiento-, y por injusto
que sea desconocer que [ellas]14] tienen su campo en el conocimiento, en el que
deben valer, y que al mismo tiempo son material esencial para el pensar de la
razón, / se ha establecido la igualmente justa conciencia de que ellas, medios
indiferentes, son al menos en la misma medida medios del error y la sofistería,
a más de inutilizables –determínese como se quiera la verdad- para la verdad
más alta, p.e. la religiosa, sin alcanzar en general más que corrección en los
conocimientos, no la verdad.
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de manera pensante no sólo aquello de lo que suele darse cuenta como forma
externa, sino también, y con ella, el contenido. Pronto se muestra de suyo que lo
que en la habitual reflexión primeriza está separado, en cuanto contenido, de la
forma, no debe ser, de hecho, ni informe ni carente en sí de determinación; el
[contenido] no sería entonces más que el vacío, algo así como la abstracción de
la cosa-en-sí; él tiene más bien forma en él mismo, e incluso únicamente por
ella tiene animación y genuino contenido, y es ella la que no hace sino tornarse
en la apariencia de un contenido, así como también, por ende, en la apariencia
de un [contenido] exterior a esa apariencia. Con esta introducción del contenido
en la consideración lógica, no son las c o s a s las que vienen a ser objeto [de
ella], sino la C o s a , el c o n c e p t o de las cosas. A este propósito cabe recordar,
empero, que también h a y multitud de conceptos y multitud de Cosas. En parte
se ha dicho ya poco antes cómo limitar esa multitud, a saber, por el hecho de que
el concepto, al ser pensamiento en general, al ser [algo] universal, es la
inconmensurable abreviatura frente a la singularidad de las cosas, según éstas
se ofrecen en multitud al intuir y representar indeterminados; por otra parte,
empero, u n concepto [cualquiera] es primero, al punto, e l concepto [que
hay] en15 él mismo, y que no es sino uno, el basamento sustancial; mas el
concepto no deja de ser de otro lado un concepto d e t e r m i n a d o , cuya
determinidad en16 él es aquello que aparece como contenido; sólo que la
determinidad del concepto es una determinación formal de esa unidad
sustancial, un momento de la forma en cuanto totalidad, [o sea un momento]
d e l c o n c e p t o m i s m o , que es el basamento de los conceptos determinados.
Éste no llega a ser intuido o representado sensiblemente; no es sino objeto,
producto y contenido d e l p e n s a r , la Cosa que es en y para sí, el lógos, la
razón de lo que es, la verdad de aquello que lleva nombre de cosa; aquello que
en menor medida cabe dejar fuera de la ciencia lógica es [justamente] el lógos.
No debe ser, pues, cosa de capricho el tratarlo dentro de la ciencia o dejarlo
fuera de ella. Cuando las determinaciones del pensar que no son más que
formas externas, son de verdad consideradas en17 ellas mismas, lo único que
puede salir a la luz es su finitud y la no verdad de su deber-ser-para-sí; y como
su verdad, el concepto. Por consiguiente, la ciencia lógica, en cuanto que trata
de las determinaciones del pensar, que en general atraviesan nuestro espíritu
instintivamente y sin que se tenga conciencia de ello, y que incluso al entrar en
el lenguaje / siguen sin ser notadas ni ser objeto de consideración, será también
la reconstrucción de aquellas determinaciones que la reflexión pone de relieve y
son por ella fijadas como formas subjetivas, externas a la estofa y al contenido
genuino.
15
an
16
an
17
an
14
No hay exposición de objeto alguno capaz en y para sí de ser
RIGUROSAMENTE PLÁSTICA DE MANERA TAN DEL TODO
INMANENTE COMO LA DEL DESARROLLO DEL PENSAR EN SU
NECESIDAD; ningún otro objeto conlleva hasta tal punto esa exigencia; su
ciencia tendría que superar también, en este respecto, a la matemática, pues
ningún otro tiene en él mismo esa libertad e independencia. Una presentación
de este tipo –como ocurre a su modo en el curso de las inferencias matemáticas-
exigiría que en ningún nivel del desarrollo viniera a darse una determinación y
reflexión del pensar que no brotara inmediatamente en ese nivel y no
proviniera de los precedentes. Sólo que es necesario desde luego renunciar en
general a una tal perfección abstracta de la exposición; ya por el hecho de que la
ciencia ha de iniciarse con lo puramente simple, y por ende con lo más
universal y vacío, la presentación no admitiría más que justamente esas
expresiones –ellas mismas enteramente simples- de lo simple, sin más adición
de ningún tipo; lo que, según la Cosa, debiera tener lugar serían reflexiones
consistentes en negar18, que se empeñarían en detener y alejar lo que, de otra
forma, podría inmiscuir allí la representación o un pensar desarreglado. Sin
embargo, tales incidencias en el simple curso inmanente del desarrollo son de
por sí accidentales, y el empeño mismo por rechazarlas se ve afectado por ende
de ese carácter accidental; de todos modos, es vano pretender enfrentarse a
t o d a s las incidencias de ese tipo, y ello justamente porque se hallan fuera de la
Cosa, así que siempre habría al menos algo de incompleto en lo que, a este
respecto, cabría exigir aquí en orden a la satisfacción sistemática. Pero la
inquietud y dispersión características de nuestra conciencia moderna no dejan
otra opción que la de tomar en consideración reflexiones e incidencias,
pertinentes por lo demás en mayor o menor medida. Aparte de ello, UNA
PRESENTACIÓN PLÁSTICA REQUIERE TAMBIÉN UN SENTIDO
PLÁSTICO PARA RECIBIR Y ENTENDER [DOCTRINAS]; SÓLO QUE
JÓVENES DISCÍPULOS Y VARONES ASÍ DE PLÁSTICOS [, FLEXIBLES,]
QUE RENUNCIEN CON TANTA TRANQUILIDAD A LAS P R O P I A S
REFLEXIONES E INCIDENCIAS [O SEA, OCURRENCIAS] CON LAS
QUE EL PENSAR P O R P R O P I A C U E N T A 19 SE IMPACIENTA POR
PROBARSE, OYENTES QUE SIGAN SÓLO A LA COSA MISMA –SEGÚN
LA INVENCIÓN POÉTICA DE PLATÓN- NO PODRÍAN LLEGAR A SER
ESTABLECIDOS EN UN DIÁLOGO MODERNO; Y MENOS AÚN CABRÍA
CONTAR CON LECTORES ASÍ. Por el contrario, se me han presentado
demasiado a menudo y con demasiado encarnizamiento adversarios así,
incapaces de hacer la simple reflexión de que sus ocurrencias y objeciones
contenían categorías que son presuposiciones y que, antes de ser empleadas,
precisan primero justamente de crítica. La inconsciencia llega en este punto
increíblemente lejos; ella es la autora del malentendido fundamental, de ese
18
negirende Reflexionen
19
Selbstdenken
15
proceder nocivo, es decir inculto, de pensar en una categoría, cuando ésta es
tomada en consideración, a l g u n a o t r a c o s a y no esa categoría misma.
Tanto menos justificable es esta inconsciencia cuanto que esa o t r a cosa consiste
en / otras determinaciones del pensar y en otros conceptos, siendo justamente en
un sistema de la lógica donde esas otras categorías tienen que haber encontrado
igualmente su puesto y haberse sometido allí, de por sí, a consideración. Donde
más llama esto la atención es en la preponderancia de objeciones y ataques a los
primeros conceptos o proposiciones de la lógica: el s e r y n a d a y el
d e v e n i r , en cuanto que éste, siendo él mismo una determinación simple,
contiene de manera desde luego irrebatible –según muestra el análisis más
sencillo- esas dos determinaciones como momentos suyos. La búsqueda de
fundamentación20 parece requerir que, ante todo, se tome como punto de
partida el inicio, visto como fundamento sobre el que edificarlo todo, e incluso
que no se vaya más lejos hasta que haya probado su solidez; y que al contrario,
cuando éste no sea el caso, se rechace todo lo que [de él] se siga aún. Esta
búsqueda de fundamentación tiene al mismo tiempo la ventaja de garantizarle
el más grande alivio a la tarea del pensar; incluido en ese germen tiene ante sí el
desarrollo entero, y tiene para sí haberlo llevado todo a cabo con haber dejado a
punto el [germen o inicio], que es lo más fácil de despachar, ya que él es lo más
simple, lo simple mismo; ése es el menor trabajo que exigirse pueda, y por eso
se recomienda esencialmente esa búsqueda de fundamentación, ella misma tan
contentadiza. Esta limitación a lo simple deja libre espacio de juego al arbitrio
del pensar, que no quiere para sí seguir simplemente siendo, sino dar salida a sus
reflexiones sobre el asunto. Con el buen derecho de ocuparse por de pronto s ó l o
del principio, sin injerirse por ende en l o d e m á s , esta búsqueda de
fundamentación hace en su tarea justo lo contrario de aquello: deja que salga
más bien lo d e m á s , o sea otras categorías que no son ya sólo el principio,
otras presuposiciones y prejuicios. Tales presuposiciones, a saber: que la
infinitud es distinta de la finitud, el contenido otra cosa que la forma, lo interno
cosa distinta a lo externo, o bien que la mediación no es la inmediatez, son al
mismo tiempo traídas a colación a modo de enseñanza, como si uno no supiera
cosas semejantes; y no son tanto probadas cuanto enumeradas y aseguradas. En
tal modo de enseñanza, en cuanto proceder, hay –no cabe llamarlo de otra
forma- necedad; según la Cosa, empero, en parte es injustificado limitarse a
presuponer cosas así y admitirlas directamente; pero lo que por otra parte hay es
más bien ignorancia de que necesidad y tarea del pensar lógico es justamente
investigar si una cosa finita es sin infinitud algo verdadero, o también si tal
infinitud abstracta, o después un contenido carente de forma o una forma carente
de contenido, al igual que una cosa interna de por sí sin manifestación externa
alguna, etc. son a l g o v e r d a d e r o y además a l g o r e a l m e n t e
e f e c t i v o .- Pero esta formación y disciplina del pensar, mediante la cual se
llevaría a efecto un comportamiento plástico del mismo y sería superada la
20
Gründlichkeit
16
impaciencia de la reflexión ocurrente [, que tiene ocurrencias], se consigue
únicamente por el avance, el estudio y la producción del entero desarrollo. /
21
modernen
22
[respect.:] arbeitet, umgearbeitet, durchzuarbeiten, Verarbeitung.
23
[respect.:] arbeitet, umgearbeitet, durchzuarbeiten, Verarbeitung.
24
[respect.:] arbeitet, umgearbeitet, durchzuarbeiten, Verarbeitung.
25
modernen
26
[respect.:] arbeitet, umgearbeitet, durchzuarbeiten, Verarbeitung.
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TABLA DEL CONTENIDO
Introducción.
LIBRO PRIMERO.
SECCIÓN PRIMERA.
Cualidad.
CAPÍTULO PRIMERO.
Ser.
A. Ser.
B. Nada.
C. Devenir.
Observación. La expresión: a s u m i r . /
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CAPÍTULO SEGUNDO.
El estar.
A. E s t a r , en cuanto tal.
a. Estar, en general.
b. Cualidad.
c. Algo.
B. L a f i n i t u d .
a. Algo y un otro.
b. Determinación, disposición y límite
c. La finitud.
α) La inmediatez de la finitud.
C. L a i n f i n i t u d .
a. Lo infinito, en general.
c. La infinitud afirmativa.
La transición.
Observación 2. El idealismo.
CAPÍTULO TERCERO.
A. El s e r p a r a s í , en cuanto tal.
19
a. Estar y ser para sí.
c) Uno.
B. U n o y p l u r a l .
b. El uno y el vacío.
Observación. La atomística.
C. Repulsión y atracción.
b. El uno de la atracción.
SECCIÓN SEGUNDA.
Cantidad.
Observación.
CAPÍTULO PRIMERO.
La c a n t i d a d .
A. La c a n t i d a d p u r a .
27
an
20
Observación 2. Antinomia kantiana de la indivisibilidad y
de la infinita divisibilidad del tiempo, el espacio, la materia.
C. D e l i m i t a c i ó n de la cantidad.
CAPÍTULO SEGUNDO.
Cuanto.
A. El número.
Observación 1. Operaciones de la aritmética.
Proposiciones kantianas sintéticas, a priori, de la intuición.
B. C u a n t o e x t e n s i v o y c u a n t o i n t e n s i v o .
C. L a i n f i n i t u d c u a n t i t a t i v a .
a. Concepto de la misma.
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c. La infinitud del cuanto.
CAPÍTULO TERCERO.
La r e l a c i ó n c u a n t i t a t i v a .
A. La relación directa.
B. La relación inversa.
C. Relación de potencias.
Observación.
SECCIÓN TERCERA.
La m e d i d a .
CAPÍTULO PRIMERO.
La c a n t i d a d e s p e c í f i c a .
A. El cuanto específico.
B. Medida especificadora.
a. La regla.
b. La medida especificadora.
Observación.
Observación.
C. El ser-para-sí en la medida. /
CAPÍTULO SEGUNDO.
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La m e d i d a r e a l .
c. Afinidad electiva.
C. Lo carente de medida.
CAPÍTULO TERCERO.
El d e v e n i r d e l a e s e n c i a .
A. La absoluta Indiferencia.
C. Transición a la esencia. /
28
ihrer
23
INTRODUCCIÓN
24
Para empezar, empero, no es de recibo decir que la lógica abstraiga de todo
c o n t e n i d o y se limite a enseñar las reglas del pensar, sin poder comprometerse
con lo pensado ni atender a la disposición de éste. Pues como el pensar y las
reglas del pensar deben ser el objeto de la lógica, ésta tiene ya inmediatamente en
ellos su contenido peculiar y en ellos también aquel segundo elemento
constitutivo del conocimiento: una materia, de cuya disposición se ocupa.
25
verdad en y para sí, constituyen entonces los errores cuya refutación, llevada a
cabo por todas las partes del universo espiritual y natural, es la filosofía, o mejor:
son los errores que, por obstruir el acceso a la filosofía, tienen que ser apartados
con anterioridad a ésta.
La vieja metafísica tenía, a este respecto, un concepto más alto del pensar
que el que se ha hecho corriente y usual en la época moderna. Aquélla partía en
efecto de la base de que lo conocido procedente de las cosas, y conocido en
ellas por medio del pensar, era lo único de verdad verdadero en ellas; por
ende, no en su inmediatez, sino elevadas primero a la forma del pensar; o sea,
como cosas pensadas. Esta metafísica mantenía de ese modo que el pensar y las
determinaciones del pensar no eran algo extraño a los objetos sino más bien
la esencia de éstos, o sea que las c o s a s y el hecho de p e n s a r l a s (al igual
que también nuestra lengua expresa una afinidad entre ambos) concordaban
en y para sí, que el pensar en sus determinaciones inmanentes y la naturaleza
de verdad de las cosas eran uno y el mismo contenido.
Pero el entendimiento r e f l e x i o n a n t e se apoderó de la filosofía. Hay
que saber exactamente lo que esta expresión, que de otro modo viene a ser
utilizada múltiples veces como un tópico, quiere decir; por ella hay que entender
el entendimiento abstrayente y, por ende, separador, que persiste en sus
separaciones. VUELTO CONTRA LA RAZÓN, SE CONDUCE COMO
C O M Ú N E N T E N D I M I E N T O H U M A N O Y HACE VALER SU
MANERA DE VER, SEGÚN LA CUAL DESCANSARÍA LA VERDAD EN
LA REALIDAD SENSIBLE, SIN SER LOS PENSAMIENTOS M Á S Q U E
PENSAMIENTOS, EN EL SENTIDO DE QUE SÓLO LA PERCEPCIÓN
SENSIBLE LES DARÍA ENJUNDIA Y REALIDAD Y DE QUE, EN LA
MEDIDA EN QUE LA RAZÓN SIGUIERA SIENDO EN Y PARA SÍ, NO
ENGENDRARÍA SINO ELUCUBRACIONES MENTALES. En ese acto de
renuncia de la razón a sí misma viene a perderse el concepto de la verdad; la
razón está restringida al solo conocimiento de la verdad subjetiva, de
solamente lo que aparece / o sea, a conocer solamente algo a lo que la
naturaleza de la Cosa misma no corresponde; el s a b e r ha recaído en
opinión.
Sin embargo, este giro que toma el conocer, y que aparece como pérdida y
retroceso, tiene como fundamento algo más profundo, algo sobre lo cual descansa
en general la elevación de la razón al espíritu, más alto, de la filosofía moderna.
Hay que buscar en efecto el fundamento de aquella representación,
generalizada hoy, en la intelección del n e c e s a r i o a n t a g o n i s m o de las
determinaciones del entendimiento consigo mismas.- La ya nombrada
reflexión consiste en s o b r e pasar lo concreto inmediato y en
d e t e r m i n a r l o y s e p a r a r l o . Pero en la misma medida, la reflexión tiene
que i r m á s a l l á de esas sus determinaciones d i s g r e g a d o r a s y hacer,
por lo pronto, que éstas e n t r e n e n r e f e r e n c i a . Sobre la base de esta
26
‘referencialidad’ sale a la luz el antagonismo de las determinaciones. ESTA
‘REFERENCIALIDAD’ OPERADA POR LA REFLEXIÓN PERTENECE
EN29 SÍ A LA RAZÓN; LA ELEVACIÓN SOBRE AQUELLAS
DETERMINACIONES, QUE CONSIGUE LLEGAR A LA INTELECCIÓN
DEL ANTAGONISMO DE LAS MISMAS, ES EL GRAN PASO NEGATIVO
HACIA EL VERDADERO CONCEPTO DE RAZÓN. Pero la intelección,
que se queda corta, cae en el MALENTENDIDO de creer que es la razón
misma la que incurre en contradicción consigo misma; la intelección no
reconoce que la contradicción es justamente el acto por el cual se eleva la
razón por encima de las limitaciones del entendimiento, así como la acción por
la cual se disuelven éstas. En vez de dar a partir de aquí el último paso hacia lo
alto, el conocimiento, dado lo insatisfactorio de las determinaciones del
entendimiento, ha vuelto a huir a la existencia sensible, pretendiendo en ésta
tener algo sólido y acorde. Pero en la medida en que, por otra parte, este
conocimiento se sabe conocimiento limitado a lo aparente, admite desde luego
su carácter insatisfactorio, sólo que al mismo tiempo presupone que si, a decir
verdad, no conoce las cosas en sí, en cambio sí que conocería correctamente
dentro de la esfera de la aparición; como si sólo la e s p e c i e d e l o s o b j e t o s
fuera al respecto diversa, y una de estas especies –las apariciones- cayera en el
conocimiento, y la otra en cambio –las cosas en sí- no. Igual que si a un hombre
se le atribuyese una correcta [capacidad de] intelección con el añadido de que, sin
embargo, no sería capaz de inteligir nada verdadero, sino sólo lo no verdadero. Si
absurdo es esto último, igual de absurdo sería un conocimiento verdadero
que no conociera al objeto como él es en sí.
La c r í t i c a d e l a s f o r m a s d e l e n t e n d i m i e n t o ha tenido el
resultado mencionado de que esas formas no tengan ninguna a p l i c a c i ó n a
l a s c o s a s e n s í .- Esto no puede tener más sentido que el de que estas
formas son, en ellas mismas, algo no verdadero. Sólo que, al ser tenidas como
válidas para la razón subjetiva y para la experiencia, / se ve que la crítica no
efectúa ninguna alteración en ellas mismas, sino que las deja valer para el sujeto
con la misma figura con que antes valían para el Objeto. Si son insuficientes para
la cosa en sí, menos aún se vería precisado el entendimiento, al que ellas deben
pertenecer, a considerarlas satisfactorias y querer contentarse con ellas. SI NO
PUEDEN SER DETERMINACIONES DE LA C O S A E N S Í MENOS
AÚN PUEDEN SER DETERMINACIONES DEL E N T E N D I M I E N T O ,
AL CUAL DEBIERA CONCEDÉRSELE POR LO MENOS LA DIGNIDAD
DE SER UNA COSA EN SÍ. En el mismo antagonismo están las
determinaciones de lo finito y lo infinito, ya vengan aplicadas al espacio y al
tiempo, al mundo, o sean determinaciones interiores al espíritu; así, igual de bien
dan negro y blanco un color gris si están entremezclados en una pared que si lo
están aún en la paleta; si nuestra representación del m u n d o se disuelve en
cuanto se le transfieren las determinaciones de lo infinito y lo finito, más aún
29
an
27
será entonces el e s p í r i t u mismo, que contiene en sí a ambas, algo en sí
mismo contradictorio y que se disuelve.- No es la disposición de la estofa o del
objeto al que fueran aplicadas las determinaciones, o en el que ellas se
encontraran, lo que podría constituir una diferencia, pues el objeto tiene la
contradicción en él únicamente por esas determinaciones, y según ellas.
Aquella crítica se ha limitado pues a alejar de la cosa las formas del pensar
objetivo, pero las ha dejado en el sujeto tal como las había encontrado
primeramente. De esta manera, en efecto, LA CRÍTICA NO HA
CONSIDERADO ESTAS FORMAS EN Y PARA SÍ MISMAS, SEGÚN SU
CONTENIDO PROPIO, SINO QUE LAS HA TOMADO
DIRECTAMENTE, Y DE UN MODO PROGRAMÁTICO, DE LA LÓGICA
SUBJETIVA; DE MODO QUE NO SE HACÍA CUESTIÓN DE UNA
DERIVACIÓN DE ÉSTAS EN ELLAS MISMAS, NI TAMPOCO DE UNA
DERIVACIÓN DE LAS MISMAS COMO FORMAS SUBJETIVAMENTE
LÓGICAS, Y MENOS AÚN DE SU CONSIDERACIÓN DIALÉCTICA.
El idealismo trascendental llevado a cabo de manera más consecuente
ha reconocido la nulidad del fantasma de la c o s a - e n - s í , de esa sombra
abstracta separada de todo contenido que la filosofía crítica había dejado aún
como resto, y se ha propuesto como fin la acabada destrucción de tal sombra.
Igualmente puso esta filosofía el inicio en el [hecho de] dejar que la razón
expusiera sus determinaciones a partir de sí misma. Pero la índole subjetiva de
este intento impidió llevarlo a cabo. Después, esta actitud ha sido abandonada; y
con ella, también aquel inicio y el cultivo de la ciencia pura.
28
absolutamente-concreta de éstas. Así pues, no había necesidad de buscar lejos
aquello que suele ser denominado una materia; cuando se dice que la lógica
carece de enjundia, la culpa no la tiene su objeto, sino únicamente el modo en que
éste viene captado.
En la F e n o m e n o l o g í a d e l e s p í r i t u he presentado la exposición de
la conciencia en su movimiento hacia adelante desde la primera, inmediata
oposición entre aquélla y el objeto, hasta el saber absoluto. Ese camino pasa a
través de todas las formas de r e l a c i ó n d e l a c o n c i e n c i a c o n e l
O b j e t o , y tiene por resultado el c o n c e p t o d e l a c i e n c i a . Este concepto
no está necesitado, pues, aquí de justificación alguna (aparte de que él brota en el
interior de la lógica misma), ni es susceptible de otra justificación que la de su
salida a la luz a través de la conciencia, y la disolución en él, como en la verdad,
de todas las figuras propias de aquélla.- Una fundamentación o aclaración
raciocinantes del concepto de la ciencia puede lograr a lo sumo que éste sea
llevado a la / representación, y que lo efectuado a partir de ello sea un tener
noticia [de tal concepto] de una manera histórica; pero una definición de la
ciencia, o más precisamente de la lógica, tiene su prueba únicamente en esa
necesidad de su propio brotar. La definición que una ciencia cualquiera erija como
inicio absoluto no puede contener otra cosa que la expresión determinada y
conforme a reglas de aquello que es r e p r e s e n t a d o , d e m a n e r a
c o n v e n i d a y n o t o r i a , como objeto y fin de la ciencia [en cuestión]. Que
ello sea representado precisamente así es una aseveración histórica, en vista de la
cual cabe invocar únicamente tal y cual [cosa ya] reconocida o que, propiamente
hablando, cabe aducir sólo si buenamente se quiere dejar que tal y cual cosa pasen
por ser algo reconocido. Incesantemente aportan uno allá, y otro acullá, un caso y
una instancia según los cuales habría que entender en esta o aquella expresión
algo más, o distinto, con lo que encima habrá que dar acogida en su definición a
una determinación más precisa o más general, y enderezar también en función de
ello a la ciencia.- Además, qué tenga que venir incluido o excluido, hasta qué
límite y con qué amplitud, todo eso depende aquí de una argumentación
raciocinante; pero a ésta le están abiertas las más variopintas y diversificadas
estimaciones, sobre las cuales, al remate, sólo la arbitrariedad puede establecer
como conclusión una determinación firme. Y es que con este proceder de iniciar
la ciencia por su definición no se trae a colación lo perentorio30 de mostrar la
n e c e s i d a d de su o b j e t o y, por ende, de ella misma.
29
espíritu no es otra cosa que la deducción de tal concepto. El saber absoluto es la
verdad de todos los modos de conciencia porque, tal como sacó a la luz el curso
de ésta, sólo en el saber absoluto se ha disuelto perfectamente la separación entre
el o b j e t o y la c e r t e z a d e s í m i s m o , viniendo a ser la verdad igual a esta
certeza, así como esta certeza igual a la verdad.
31
[Adic. ed. acad.]
30
palpabilidad está, por ejemplo, inmiscuida todavía incluso en las ideas
platónicas, que están en el pensar de Dios, a saber: como si fueran cosas
existentes, pero en otro mundo o región, fuera de la cual se encontrase el mundo
de la realidad efectiva con una sustancialidad distinta de aquellas ideas, mas real
sólo por esa diversidad. La idea platónica no es otra cosa que lo universal o, de
un modo más determinado, el concepto del objeto; solamente en su concepto
tiene algo realidad efectiva; en la medida en que algo es distinto de su
concepto deja de ser efectivamente real, y es una nadería; el lado de la
palpabilidad y del sensible ser fuera de sí pertenece a ese lado de nada.- Pero del
otro lado pueden ser invocadas las representaciones propias de la lógica habitual;
en efecto, se acepta p. e. que las definiciones no contienen determinaciones que
caigan solamente en el sujeto cognoscente, sino determinaciones del objeto, que
constituyen la más esencial y propia naturaleza de éste. O bien, cuando
partiendo de determinaciones dadas se infieren otras, se viene a aceptar que
lo inferido no es algo / exterior y ajeno al objeto, sino que ello le conviene más
bien esencialmente a éste: que a este pensar le corresponde el ser.- La base
general del uso de las formas del concepto, juicio, silogismo, definición, división,
etc. es que éstas no son meramente formas del pensar autoconsciente, sino
también del entendimiento objetual.- P e n s a r es una expresión que atribuye
preferentemente a la conciencia la determinación contenida en esa expresión. Pero
en la medida en que se dice que h a y e n t e n d i m i e n t o , que h a y r a z ó n
e n e l m u n d o o b j e t u a l , que el espíritu y la naturaleza tiene[n] l e y e s
u n i v e r s a l e s según las cuales se hacen la vida y los cambios de ambos, se
concede de este modo que las determinaciones del pensar tienen,
precisamente en la misma medida, valor y existencia objetivos.
31
hecho, si se consideran los modernos compendios de la Lógica, los cambios no
han consistido por lo común más que en supresiones- ES MÁS BIEN QUE
ELLA PRECISA, CON MAYOR RAZÓN, DE UN TRABAJO DE
REFUNDICIÓN TOTAL, PUES UN PROGRESIVO TRABAJO
BIMILENARIO DEL ESPÍRITU TIENE QUE HABERLE
PROPORCIONADO A ÉSTE UNA CONCIENCIA MÁS ALTA DE SU
PENSAR Y DE SU ESENCIALIDAD PURA EN SÍ MISMO. La comparación
de las figuras a las que se ha elevado el espíritu del mundo práctico y el religioso,
y el espíritu de la ciencia, en cada especie de conciencia real e ideal32, con la
figura en la que se encuentra la lógica, [que es] la conciencia de aquél sobre su
esencia pura, muestra una / diferencia demasiado grande como para que no se
imponga enseguida a la consideración más superficial que esta última conciencia
no es en ningún caso adecuada a las elevaciones primeras, sino indigna de
ellas.
Por lo que hace a tal contenido, ya se ha indicado antes la razón de que sea
algo tan carente de espíritu. Las determinaciones de ese contenido tienen valor,
incólumes, en su compacta solidez, y se las junta unas con otras estableciendo tan
sólo una respectividad exterior. Como en los juicios y silogismos se reducen las
operaciones sobre todo a lo cuantitativo de las determinaciones, y se fundan sobre
ello, queda todo basado en una diferencia exterior, en la mera comparación,
viniendo a ser éste un proceder plenamente analítico y un cálculo carente de
32
reellen und ideellen
32
concepto. La derivación de las llamadas reglas y leyes, especialmente de la
silogística, no es mucho mejor que la manipulación de varitas de desigual
longitud, seleccionadas y enlazadas según su magnitud, o que eso a lo que
juegan los niños: partiendo de cromos troceados en formas variadas, buscar
los fragmentos que casen bien.- No es injusto que se haya igualado por ello
este pensar / al calcular, y el calcular a su vez a este pensar. En la aritmética
se toman los números como algo carente de concepto que, aparte de su
igualdad o desigualdad, es decir aparte de su relación enteramente exterior,
no tiene significado alguno: aquello que ni en él mismo ni en su respectividad
es un pensamiento. Cuando de manera mecánica se echa la cuenta de que tres
cuartos por dos tercios son un medio, esa operación contiene más o menos tanto
o tan poco pensamiento como cuando se calcula si en una figura puede darse
tal o cual tipo de silogismo.
33
PRECISO P A R A G A N A R E L C U R S O P R O G R E S I V O D E L A
C I E N C I A Y POR MOR DE CUYA34 INTELECCIÓN ENTERAMENTE
S I M P L E HAY ESENCIALMENTE QUE ESFORZARSE, ES EL
CONOCIMIENTO DE LA PROPOSICIÓN LÓGICA DE QUE LO
NEGATIVO ES PRECISAMENTE EN LA MISMA MEDIDA POSITIVO,
O SEA QUE LO QUE SE CONTRADICE NO SE DISUELVE EN CERO,
EN LA NADA ABSTRACTA SINO, ESENCIALMENTE, EN LA SOLA
NEGACIÓN DE SU CONTENIDO P A R T I C U L A R , O QUE UNA TAL
NEGACIÓN NO ES TODA ELLA NEGACIÓN, SINO LA N E G A C I Ó N
D E L A C O S A D E T E R M I N A D A , QUE SE DISUELVE, CON LO
QUE ES NEGACIÓN DETERMINADA; que, por tanto, en el resultado está
contenido esencialmente aquello de lo que él resulta: cosa que es propiamente
una TAUTOLOGÍA, pues de otro modo sería un inmediato y no un
resultado. En cuanto que lo resultante: la negación, es negación
d e t e r m i n a d a , ésta tiene un c o n t e n i d o . Ella es un nuevo concepto, pero
más alto y más rico que el precedente, pues se ha hecho más rico por la
negación de éste, o sea por estar contrapuesto; lo contiene pues, pero también
[contiene algo] más que él, y es la unidad de sí y de su contrapuesto.- En este
camino se tiene que formar en general el sistema de los conceptos y, en un curso
incesante, puro, sin inmiscusión de nada externo, darse a sí [mismo] acabamiento.
34
dessen [: del curso]
35
an
34
los momentos de ese todo antes de que ellos se originen por medio de la Cosa
misma.
De igual modo, tampoco los títulos y divisiones que vienen a darse en este
sistema deben tener de por sí otra significación que la de un índice de materias.
Pero lo que además de esto hace falta es que la n e c e s i d a d de la cohesión y la
s u r g e n c i a i n m a n e n t e de las diferencias, se hallen en el tratamiento de
la Cosa misma, pues ella acaece en la propia determinación progresiva del
concepto.
35
MÉRITOS- AL QUITARLE LA APARIENCIA DE ARBITRARIEDAD
QUE SEGÚN LA REPRESENTACIÓN HABITUAL TIENE Y
EXPONERLA COMO U N H A C E R N E C E S A R I O D E L A
R A Z Ó N . En cuanto que su valor consistía en el arte de suscitar trampantojos y
engendrar ilusiones, se presuponía sencillamente que ella jugaba a un juego falso,
que toda su fuerza se basaba únicamente en el disimulo del engaño, y que sus
resultados eran obtenidos mediante subrepción, sin ser más que apariencia
subjetiva. Es verdad que cuando se consideran más de cerca las exposiciones
dialécticas de Kant en las Antinomias de la razón pura, tal como con más detalle
les acontecerá a algunas en el curso de esta obra, no merecen desde luego gran
alabanza; pero la idea general que ha situado a la base y hecho valer es la
o b j e t i v i d a d de la a p a r i e n c i a y [la] n e c e s i d a d de la
c o n t r a d i c c i ó n , [contradicción] que pertenece a la n a t u r a l e z a de las
determinaciones del pensar; por lo pronto además en el modo y en la medida
en que estas determinaciones vienen aplicadas por la razón a l a s c o s a s e n
s í ; pero lo que precisamente constituye su naturaleza es aquello que ellas son
en la razón y en consideración a lo que es en sí. Este resultado,
a p r e h e n d i d o en s u l a d o p o s i t i v o , no es sino la n e g a t i v i d a d
interna de las mismas, no es otro que su alma, que se mueve a sí misma, el
principio de toda vitalidad natural y espiritual en general. Pero, así como
viene a quedarse estancado sólo en el lado abstracto-negativo de lo dialéctico, así
el resultado es solamente lo notorio, [a saber:] que la razón es incapaz de conocer
lo infinito; y puesto que lo infinito es lo racional, extraño resultado es ése de decir
que la razón es incapaz de conocer lo racional.
En este [elemento] dialéctico, tal como viene aquí tomado, y por ende en
la captación de lo contrapuesto en su unidad o de lo positivo en lo negativo,
consiste l o / e s p e c u l a t i v o . Este es el aspecto más importante, pero más
difícil para la facultad de pensar falta aún de ejercicio y todavía no libre. Cuando
ésta se halla aún en trance de arrancarse del representar sensible concreto y del
raciocinar, lo primero que tiene que hacer es ejercitarse en el pensar abstracto,
mantener firmemente los conceptos en su d e t e r m i n i d a d y aprender a conocer
a partir de ellos. Una exposición de la lógica enderezada a este fin tendría que
atenerse en su método a las divisiones antes mencionadas y, por lo que hace al
contenido más preciso, a las determinaciones dadas para los conceptos singulares
[sueltos], sin adentrarse en lo dialéctico. En su figura externa, sería semejante a
la habitual presentación de esta ciencia, aunque por lo demás se diferenciaría
también de ella en lo tocante al contenido, y podría seguir sirviendo en todo caso
para ejercitar el pensar abstracto, ya que no el especulativo; un fin que la lógica
popularizada por [el empleo de] añadidos psicológicos y antropológicos no puede
siquiera cumplir. [Aqu]élla daría al espíritu la imagen de un todo metódicamente
ordenado, aunque el alma misma del edificio, el método, que vive en lo dialéctico,
no aparecería él mismo allí.
36
Con respecto a la f o r m a c i ó n y r e l a c i ó n d e l i n d i v i d u o p a r a
c o n l a l ó g i c a hago notar aún, finalmente, que esta ciencia aparece, al igual
que la gramática, según dos modos de ver o valores diversos. Para quien accede
a ella y a las ciencias en general por vez primera, la lógica es cosa distinta que
para el que retorna a ella a partir de estas ciencias. El que empieza a
aprender la gramática encuentra en sus formas y leyes abstracciones secas,
reglas contingentes y, en general, una multitud aislada de determinaciones
que se limitan a mostrar el valor y la significación de aquello que encierra su
sentido inmediato; el conocer no [re]conoce por lo pronto en ellas nada más
que a ellas [mismas]. Por el contrario, solamente a aquel que se ha adueñado de
un idioma y tiene al mismo tiempo noción de otros con los que compararlo se le
pueden HACER SENTIR en la gramática de la lengua de un pueblo, el espíritu y la
formación [cultura] de éste. Esas mismas reglas y formas tienen ahora un valor
pleno, viviente. A ese tal le es posible, mediante la gramática y a través de ella,
conocer la expresión del espíritu en general, la lógica. DEL MISMO MODO,
AQUEL QUE ACCEDE A LA CIENCIA ENCUENTRA POR LO PRONTO
EN LA LÓGICA UN SISTEMA AISLADO DE ABSTRACCIONES QUE,
LIMITADO A SÍ MISMO, NO SE EXPANDE SOBRE OTRAS NOCIONES
Y CIENCIAS. MANTENIDA MÁS BIEN FRENTE A LA RIQUEZA DE LA
REPRESENTACIÓN DEL MUNDO, FRENTE AL CONTENIDO DE LAS
OTRAS CIENCIAS, QUE APARECE [COMO ALGO] REAL, Y
COMPARADA CON LA PROMESA QUE HACE LA CIENCIA
ABSOLUTA DE DESVELAR LA E S E N C I A DE ESTA RIQUEZA, LA
N A T U R A L E Z A I N T E R N A DEL ESPÍRITU Y DEL MUNDO, LA
V E R D A D , ESTA CIENCIA / TIENE MÁS BIEN, EN SU FIGURA
ABSTRACTA, EN LA SIMPLICIDAD INCOLORA Y FRÍA DE SUS
DETERMINACIONES PURAS, EL ASPECTO DE CUMPLIR
CUALQUIER COSA ANTES QUE ESA PROMESA Y DE ESTAR
ENFRENTADA, FALTA DE ENJUNDIA, A AQUELLA RIQUEZA.
Cuando se llega por primera vez a conocimiento de la lógica, ésta restringe su
significación a ella misma; su contenido no vale sino para una ocupación
aislada con las determinaciones del pensar, a l l a d o d e l a c u a l
constituyen las otras ocupaciones científicas un material y enjundia propios
de por sí, sobre el que lo lógico tiene en cierto modo un influjo formal, y
además un [influjo] tal que se ejerce más bien de suyo, y tocante al cual
puede desde luego prescindirse en rigor de la figura científica y de su estudio.
Las otras ciencias han rechazado por entero el método de ser, conforme a reglas,
una secuencia de definiciones, axiomas, teoremas y sus pruebas, etc.; la llamada
lógica natural, se hace valer en ellas de por sí y sigue sirviendo de ayuda sin
conocimiento particular enderezado al pensar mismo. Pero la materia y
contenido de estas ciencias se tienen como algo de por sí plenamente
independiente de lo lógico y corresponden, también, más a los sentidos,
sentimiento, representación e interés práctico de toda especie.
37
Así, la lógica tiene por de pronto que aprenderse, ciertamente, como algo
que se entiende e intelige bien, pero en donde se echa en falta ya desde el inicio
alcance, profundidad y significación ulterior. Sólo a partir de una más profunda
noción de las otras ciencias se eleva lo lógico para el espíritu subjetivo como
algo que no es tan sólo un[a cosa] abstractamente universal, sino como lo
universal que comprehende en sí la riqueza de lo particular; así tampoco la
misma sentencia ética, en la boca del adolescente que la entiende de forma
enteramente correcta, posee la significación y alcance que en el espíritu de un
hombre con experiencia de la vida, para el cual viene a expresarse, por tanto, toda
la fuerza de la enjundia contenida en ella. Así, lo lógico obtiene por vez primera
aprecio para su valor cuando se ha convertido en resultado de la experiencia
de las ciencias; a partir de esto, lo lógico se le expone al espíritu como la
verdad universal; no como una noción p a r t i c u l a r a l l a d o d e otra
materia y realidades, sino como la esencia de todo ese otro contenido.
Ahora bien, aunque al inicio del estudio no esté lo lógico presente al espíritu
en esa consciente fuerza, no menos deja éste de recibir en sí, mediante lo [lógico]
mismo, la fuerza que lo conduce a toda verdad. EL SISTEMA DE LA LÓGICA
ES EL REINO DE LAS SOMBRAS, EL MUNDO DE LAS
ESENCIALIDADES SIMPLES, LIBERADAS DE TODA COMPACIDAD
SENSIBLE. El estudio de esta ciencia, la estancia y el trabajo en este reino de
sombras es la formación y disciplina absolutas de la conciencia. Allí emprende
ésta un / quehacer alejado de intuiciones y fines sensibles, de sentimientos, del
mundo de la representación, el cual es cosa de mera opinión. Considerado según
su aspecto negativo, ESTE QUEHACER CONSISTE EN MANTENER
ALEJADA LA CONTINGENCIA DEL PENSAR RACIOCINANTE Y DEL
ARBITRIO DE DEJAR QUE VENGAN A LAS MIENTES Y SE HAGAN
VALER TALES O CUALES RAZONES OPUESTAS.
Pero [lo que] de este modo gana ante todo el pensamiento [es]
subsistencia de suyo e independencia. En lo abstracto y en el avance por
conceptos, sin sustratos sensibles, el pensamiento llega a [sentirse en] su casa,
se convierte en la potencia inconsciente de acoger en la forma racional la
múltiple variedad restante de nociones y ciencias, comprendiéndolas y
sosteniéndolas en lo que les es esencial, despojándolas de lo exterior y
extrayendo de ellas de esta manera lo lógico: o lo que es lo mismo, llenando
con la enjundia de toda verdad el basamento abstracto de lo lógico, adquirido
previamente mediante el estudio, y dándole el valor de algo universal, ya no
plantado como un particular cabe otro particular, sino expandido sobre todo esto y
constituyendo la esencia de ello, lo absolutamente verdadero.
38
DIVISIÓN GENERAL DE LA L Ó G I C A
36
an
37
Urtheil [: “participación originaria”].
38
an
39
[Adic. de la ed. acad.]
39
el ser es sabido como concepto puro en40 sí mismo; y el concepto puro, como el
ser de verdad. Según esto, esos son los dos m o m e n t o s contenidos en lo lógico.
Pero ahora vienen sabidos como siendo i n s e p a r a b l e s , y no como en la
conciencia [, en la que] cada uno e s t a m b i é n p a r a s í e s e n t e ; sólo que,
por ser sabidos al mismo tiempo como d i f e r e n t e s (aunque no para sí esentes),
su unidad no es abstracta, muerta, inmóvil, sino concreta.
40
en las d i f e r e n c i a s entre ellas, tienen que estar también, además, en
r e s p e c t i v i d a d mutua. Resulta de ello una esfera de m e d i a c i ó n : el
concepto, como sistema de d e t e r m i n a c i o n e s - d e - r e f l e x i ó n , esto es del
ser que transita al ser- e n - s í del concepto, que, de esta manera, no está puesto
para sí e n c u a n t o t a l, sino que está afectado al mismo tiempo del ser
inmediato, como [si se tratara] de algo externo igualmente a él. Esta es l a
d o c t r i n a d e l a e s e n c i a , que está entre la doctrina del ser y la del
concepto.- En la división general de esta obra lógica ha sido emplazada aún bajo
la lógica o b j e t i v a , en la medida en que, aunque la esencia sea ya lo interno,
hay que reservar expresamente para el concepto el carácter de s u j e t o .
45
En los nuevos tiempos, Kant46 ha situado frente a eso que habitualmente
viene llamándose lógica, / otra aún, a saber, una l ó g i c a t r a s c e n d e n t a l . Lo
que aquí ha sido denominado l ó g i c a o b j e t i v a correspondería en parte a lo
que en el caso de aquél es la l ó g i c a t r a s c e n d e n t a l . L a diferencia de la
por él denominada lógica general, de modo que α) considere los conceptos que se
refieren a priori a o b j e t o s , sin abstraer por ende de todo c o n t e n i d o del
conocimiento objetivo, o sea que contenga las reglas del pensar puro de un
o b j e t o , y β) se remonte al mismo tiempo al origen de nuestro conocimiento, en
la medida en que éste no pueda ser atribuido a los objetos.- A este segundo
respecto está dirigido exclusivamente el interés filosófico de Kant. Su
pensamiento capital es el de reivindicar las c a t e g o r í a s para la autoconciencia,
[entendida] como el Y o s u b j e t i v o . En virtud de esta determinación se queda
detenido el enfoque en el interior de la conciencia y de su oposición, habiendo
quedado todavía como resto algo fuera de lo empírico del sentimiento y la
intuición que no está puesto por la autoconciencia pensante indeterminado por
ella, [a saber] una c o s a - e n - s í , una cosa ajena y exterior al pensar, aun cuando
es fácil inteligir que un abstracto tal como c o s a - e n - s í es él mismo solamente
un producto del pensar, y además del pensar solamente abstrayente. Cuando, con
respecto al [acto de] determinación del o b j e t o por el Yo, se han expresado otros
45
[Cf. 11: 311
46
Recuerdo que, si en esta obra tomo frecuentemente en consideración la filosofía kantiana (cosa que a
más de uno le podría parecer superflua), ello se debe a que ella constituye –cualquiera sea el modo en que
por lo demás se considere, incluso en la obra presente, su determinación más precisa, así como las
diversas partes de su elaboración- el basamento y el punto de partida de la filosofía moderna, ya que su
mérito queda incólume, por más objeciones que a ella quepa hacer. Y también hay que tenerla
frecuentemente en consideración, al menos en la lógica objetiva, porque toma partido en importantes
aspectos, m á s d e t e r m i n a d o s , de lo Lógico, mientras que ulteriores exposiciones de la filosofía
prestan al contrario poca atención al mismo, y en parte no han demostrado a menudo frente a él sino un
desprecio grosero –pero no impune-. El modo más extendido de filosofar entre nosotros no sale de los
resultados kantianos de que la razón no puede conocer ningún contenido enjundioso verdadero, y de que
por lo que hace a la verdad absoluta hay que remitirse a la fe. Mas lo que en Kant es resultado viene
tomado en este filosofar como inicio inmediato, de modo que la elaboración antecedente, que es de
donde proviene aquel resultado, y que es un conocer filosófico, queda desgajada y desechada. La
filosofía kantiana le sirve así de almohada a la inercia del pensar, que se tranquiliza con eso de decir
que ya está todo probado y despachado. Para el conocimiento, y para un contenido determinado del
pensar, que / no se aviene a tan estéril y árido tranquilizante, hay que volverse por consiguiente a
aquélla elaboración precedente.
41
kantianos [diciendo] que hay que tener en vista el [acto de] objetivación del Yo
como un hacer originario y necesario de la conciencia, de modo tal que en este
hacer originario no habría aún representación del Yo mismo –como si hubiera
primero conciencia de aquella conciencia, o incluso un [acto de] objetivación de
aquella conciencia- entonces es este hacer objetivante, liberado de la oposición
[propia] de la conciencia, lo que con más precisión puede ser tomado por p e n s a r
en cuanto tal, en general*. Pero entonces, este hacer no debiera ser llamado ya
conciencia, / [la] conciencia incluye en sí la oposición del yo y de su objeto, cosa
que no está presente en aquel hacer originario. La denominación [de] conciencia
proyecta sobre el mismo la apariencia de subjetividad con más [fuerza] aún que la
expresión p e n s a r , a la que hay empero que tomar aquí en general en el sentido
absoluto de pensar i n f i n i t o , no afectado por la finitud de la conciencia, en una
palabra: [en el sentido de] p e n s a r e n c u a n t o t a l .
42
desplegado la formación de esta ciencia la lógica objetiva ocupa entonces
inevitablemente, en primer lugar, el sitio de la o n t o l o g í a : l a parte de
metafísica que debería investigar la naturaleza del e n t e en general: el ente
comprende en sí tanto [el] s e r como [la] e s e n c i a , / para cuya distinción ha
preservado afortunadamente nuestra lengua expresiones diversas.- Pero además, la
lógica objetiva comprende en sí también el resto de la metafísica, en la medida en
que ésta intentaba captar con las formas puras del pensar los sustratos
particulares, tomados por lo pronto de la representación: el alma, el mundo, Dios,
y [en que] las d e t e r m i n a c i o n e s del p e n s a r constituían lo e s e n c i a l del
modo de consideración. Pero la lógica considera estas formas libres de aquellos
sustratos, [libres] de los sujetos de la r e p r e s e n t a c i ó n , y su naturaleza y valor
en y para sí mismas. Esa metafísica descuidó este [extremo], atrayendo sobre sí
por consiguiente, y con razón, el reproche de haber utilizado estas formas s i n
c r í t i c a , sin la investigación previa [de] si, y cómo, serían capaces de ser
determinaciones de la cosa-en-sí, según la expresión kantiana: o, más bien, de ser
[determinaciones] de lo racional.- La lógica objetiva es por consiguiente la crítica
de verdad de las mismas: una crítica que no las considera según la forma
abstracta de la aprioridad frente a lo a posteriori, sino que atiende a ellas mismas
en su contenido particular.
I. La l ó g i c a d e l s e r ;
II. l a l ó g i c a d e l a e s e n c i a , y
III. l a l ó g i c a d e l c o n c e p t o .
51
seine [: del concepto].
43
LIBRO PRIMERO.
44
¿POR DÓNDE HA DE HACERSE EL INICIO DE LA CIENCIA?
52
Sólo en los tiempos modernos se ha llegado a tener conciencia de que
constituye una dificultad el [problema de] encontrar un i n i c i o en la filosofía; y
la razón de esta dificultad, así como la posibilidad de resolverla, se ha hablado
mucho y variado. El inicio de la filosofía tiene que ser, o un [algo] m e d i a d o , o
[un algo] i n m e d i a t o ; y fácil es mostrar que no podría ser ni lo uno ni lo otro,
con lo que una y otra manera de hacer el inicio encuentran su refutación.
Lo único que hay que considerar aquí es el modo en que aparezca el inicio
l ó g i c o ; ya se han traído a colación los dos lados bajo los cuales puede ser
52
[Cf. 11: 341]
53
Vortrag
45
tomado: como resultado, de manera mediata, o como inicio propiamente dicho,
de manera inmediata. No es éste el lugar de debatir 54 la cuestión, que en la
cultura de la época parece tan importante, de si el saber de la verdad es un saber
inmediato, sencillamente inicial, una fe, o bien un saber mediato. En la medida en
que sea posible plantear p r e l i m i n a r m e n t e una consideración tal, ello fue
hecho ya en otro lugar (en mi Enciclopedia de las cienc. filos. 3ª ed., Concepto
prelim., § 61 y sigs.). A este propósito cabe aducir aquí sólo lo siguiente: que
nada h a y , ni en el cielo ni en la naturaleza ni en el espíritu, ni donde sea, que no
contenga tanto la inmediatez como la mediación, de manera que estas dos
determinaciones se muestran como i n s e p a r a d a s e i n s e p a r a b l e s , y
aquella oposición como nula. Mas por lo que concierne al d e b a t e 5 5
c i e n t í f i c o , las determinaciones de inmediatez y mediación, y por tanto la
localización5 6 de su oposición y su verdad, vienen a darse en cada proposición
lógica. En la medida en que, en referencia al pensar, saber y conocer, esta
oposición obtiene la figura, más concreta, de s a b e r inmediato o mediato, la
naturaleza del conocer en general viene entonces a ser considerada en el interior
de la ciencia de la lógica, de la misma manera que, en su ulterior forma concreta,
acaece el conocer en la ciencia del espíritu y en la fenomenología de éste. Pero
querer tener y a a n t e s de la ciencia las cosas claras respecto al conocer
significa pretender que éste sea debatido [y localizado] f u e r a de la misma; pero
f u e r a de la ciencia no cabe efectuar tal cosa, al menos de una manera
científica, que es de lo único que aquí se trata.
46
y por ende el presupuesto; pero en la lógica, el presupuesto es aquello que,
partiendo de aquella consideración, había venido a mostrarse como resultado: la
idea en cuanto saber puro. La l ó g i c a es la c i e n c i a p u r a , esto es, el saber
puro en la entera extensión de su desarrollo. Pero, en ese resultado, esta idea se
ha determinado a ser la certeza que convertida en verdad, la certeza que, por un
lado, no está enfrentada ya al objeto, sino que lo ha interiorizado y lo sabe como
[siendo] sí misma, y que, del otro lado, ha abandonado el saber de sí como [saber]
acerca de un[a cosa] enfrentada a lo objetual, sin ser sino la aniquilación de éste;
que se ha exteriorizado [, puesto fuera] de esta subjetividad y es unidad con su
exteriorización.
Ahora, para que a partir de esta determinación del saber puro le siga
siendo inmanente el inicio a su ciencia, no hay que hacer otra cosa que
contemplarlo o, más bien, descartando todas las reflexiones, todas las opiniones
que se tienen, limitarse a dar acogida a l o q u e e s t á p r e s e n t e .
47
Tras esta simple presentación de aquello que, por lo pronto, pertenece tan
sólo a este inicio lógico, a su vez el más simple de todos, es posible aportar aún
las siguientes reflexiones ulteriores, que no deben poder servir empero para
dilucidar y confirmar aquella presentación, ya de por sí acabada, sino que más
bien están sólo ocasionadas por representaciones y reflexiones que pueden venir
a dársenos de antemano en el camino pero que, al igual que todos los otros
prejuicios precedentes, tienen que ser despachadas60 en la ciencia misma; así
que, en consecuencia habría que recomendar propiamente paciencia al respecto.
61
La intelección de que lo absolutamente-verdadero tenga que ser
resultado y, a la inversa, que un resultado presuponga un [algo] primero verdadero
pero que por ser primero no es, considerado objetivamente, necesario ni, según el
lado subjetivo, conocido ha engendrado en los tiempos modernos el pensamiento
de que la filosofía sólo podría iniciarse con un[a cosa] verdadera [que fuera] /
h i p o t é t i c a y p r o b l e m á t i c a ; y que, por consiguiente, el filosofar no
podría ser por de pronto más que un buscar: un modo de ver defendido por
R e i n h o l d en la época tardía de su filosofar, y al que es preciso hacerle debida
justicia, a saber: que hay a su base un interés de verdad, [un interés] que
concierne a la naturaleza especulativa del i n i c i o filosófico. La controversia
con este modo de ver da ocasión al mismo tiempo a introducir una explicación
preliminar, que haga entender el sentido del progresar lógico en general; pues
aquel modo de ver implica al punto la alusión al acto de avanzar. Y además, ese
[modo de ver] se lo representa de tal modo, que la marcha hacia delante en la
filosofía es más bien un ir hacia atrás y [un] fundamentar; por lo cual, lo primero
que resultaría es que aquello por lo que se hizo el inicio no sería meramente un[a
cosa] arbitrariamente aceptada sino, de hecho, por una parte lo v e r d a d e r o , por
otra lo p r i m e r o v e r d a d e r o .
Hay que admitir que es una consideración esencial –que vendrá a resultar
con más precisión dentro de la lógica misma- [el afirmar] que el ir hacia adelante
es un r e g r e s o al62 f u n d a m e n t o y hacia lo63 o r i g i n a r i o y [lo ente] d e
v e r d a d , de que depende aquello por lo cual se hizo el inicio, y que de hecho
viene a ser engendrado.- Así, la conciencia, haciendo su camino a partir de la
inmediatez por la que se inicia, viene a ser reconducida al saber absoluto como su
más íntima v e r d a d . Esto último, el fundamento, es pues también aquello a partir
de lo cual brota lo primero, que entró por de pronto en escena como [algo]
inmediato.- Así y mejor aún el espíritu absoluto, que se da como resultado cual
concreta y última verdad suprema de todo ser, se conoce como aquello que, al
f i n a l del desarrollo, se exteriorizará con libertad y se expedirá como figura de un
ser i n m e d i a t o , resolviéndose a la creación de un mundo que contiene todo lo
ocurrido en el desarrollo precedente a aquel resultado; dado lo inverso de esta
60
ihre Erledigung finden
61
[Cf. 11: 3424]
62
in den
63
zu dem
48
situación, [todo] ello viene a ser transformado, junto con su inicio, en un[a cosa]
dependiente del resultado [, entendido] como principio. Lo esencial para la
ciencia no es tanto que un puro inmediato sea el inicio, sino [el] que el todo de la
misma sea una circulación en sí mismo, en donde lo primero viene a ser también
lo último, y lo último también lo primero.
Por consiguiente, se sigue del otro lado, como algo igual de necesario que
haya que considerar como r e s u l t a d o aquello a lo que, como a su
f u n d a m e n t o , regresa el movimiento. Según / este respecto, lo primero es
precisamente en la misma medida el fundamento, y lo último un [algo] deducido;
en cuanto que se parte de lo primero y se llega mediante inferencias correctas
como fundamento a lo último, éste es [entonces] resultado. Además, al a v a n c e
que parte de aquello que hace el inicio hay que considerarlo sólo como una
determinación ulterior del mismo, de modo que lo inicial sigue hallándose a la
base [, como fundamento] de todo lo que sigue, sin desaparecer de allí. El avanzar
no consiste en que venga derivado simplemente un o t r o o se pase a un otro [que
lo sea] de verdad: y en la medida en que venga a darse ese pasar, así [también] en
la misma medida se asumirá de nuevo. Así, el inicio de la filosofía es el
basamento que se hace presente y se mantiene en todos los desarrollos siguientes,
lo permanente de forma de todo punto inmanente a sus determinaciones ulteriores.
Por medio de este avance, pues, pierde el inicio aquello que, en esa
determinidad de ser un inmediato y un abstracto en general, tiene de unilateral;
viene a ser un [algo] mediado, y la línea del movimiento progresivo de la ciencia
se convierte por ello e n u n c í r c u l o .- Al mismo tiempo, resulta que aquello
que constituye64 el inicio, al no estar allí todavía desarrollado, al estar carente de
contenido, no llega aún a ser de verdad conocido, así como que sola-y-
primeramente la ciencia, y además en su entero desarrollo, es el conocimiento
acabado, pleno de contenido, y por vez primera de verdad fundamentado, del
inicio.
49
f u n d a m e n t o [o razón] por el que en la ciencia pura se parte del ser puro acaba
de ser indicado, [y] de forma inmediata, en ella misma. Este ser puro es la unidad
a que regresa el saber puro , o bien, en caso de que este último deba ser tenido
aún, en cuanto forma, como diferente de su unidad, él es también el contenido del
[saber] mismo. Este es el lado según el cual este s e r p u r o , este absolutamente-
inmediato, está así igual de absolutamente mediado. Pero igual de esencialmente
tiene él que ser tomado simplemente en la unilateralidad de ser lo puramente-
inmediato, p r e c i s a m e n t e , p o r estar aquí como el inicio. En la medida en
que no fuera él esta pura indeterminidad, en la medida en que estuviera
determinado, vendría tomado como [algo] mediato, llevado ya más allá; un [algo]
determinado contiene un o t r o r e s p e c t o a un [término] primero. Se halla pues
en la n a t u r a l e z a d e l i n i c i o m i s m o el que él sea el ser, y nada más. Por
consiguiente, no se ha menester de ninguna otra preparación para adentrarse en la
filosofía, ni tampoco de reflexiones y puntos de contacto traídos de otra parte.
65
zusammengefallen ist [. La ambigüedad del verbo es –creo- buscada: el saber se abisma en (y como) el
ser cuando coincide con él; es la (anti)figura del saber puro.]
50
particular, puesto que el inicio, en cuanto [inicio] del p e n s a r , debe ser
enteramente abstracto, enteramente universal, íntegra forma, sin contenido
ninguno; con ello, no tendríamos absolutamente nada más que la representación
de un mero inicio en cuanto tal. Por tanto, se trata sólo de ver qué es lo que
tenemos en esta representación.
Nada es aún, y debe llegar a ser algo. El inicio no es la pura nada, sino una
nada de la que debe salir algo; en el inicio ya está pues también contenido el ser.
El inicio contiene por tanto a ambos: ser y nada; es la unidad de ser y nada; o es
no ser que al mismo tiempo es ser, y ser que al mismo tiempo es no ser.
El análisis del inicio daría, con esto, el concepto de la unidad del ser y del
no ser: o en forma más reflexionada, de la unidad del ser-diferenciado y del ser-
no-diferenciado: o de la identidad de la identidad y no-identidad. Este concepto
podría ser considerado como la definición primera y más pura, esto es: más
abstracta, del absoluto: tal como lo sería, de hecho, si se tratara en general de la
forma de definiciones y del nombre del absoluto. En este sentido, / igual que ese
concepto abstracto vendría a ser la [definición] primera [del absoluto], así todas
las determinaciones y desarrollos ulteriores vendrían a ser solamente definiciones
más determinadas y ricas de este absoluto. Pero aquellos que no están contentos
con el s e r como inicio porque el [ser] pasa a [la] nada y de ello surge la unidad
de ser y nada, bien pueden mirar a ver si, mejor que hacer el inicio por el ser, se
quedan más contentos con este otro inicio que se inicia por la representación del
i n i c i o y con el análisis, sin duda correcto, de aquélla, pero que conduce
igualmente a la unidad de ser y nada.
Pero aún hay que hacer una ulterior consideración sobre este proceder.
Aquel análisis presupone la representación del inicio como [cosa sabida y]
notoria; se ha procedido así siguiendo el ejemplo de otras ciencias. Éstas
presuponen su objeto y aceptan a manera de postulado que cualquiera tenga la
misma representación de él y que allí pueda encontrar más o menos las mismas
determinaciones que las que, por análisis, comparación y demás argumentos
raciocinantes aducen e indican éstas de él [del objeto] aquí y allá. Pero que lo que
constituye el inicio absoluto tiene que ser de igual manera, por lo demás, [cosa]
notoria; ahora bien, si es un[a cosa] concreta, o sea un[a cosa] determinada en sí
de variada manera, entonces esa r e s p e c t i v i d a d que él tiene en s í se
51
presupone como algo notorio; de este modo, se da una indicación de ella como de
algo i n m e d i a t o , c o s a q u e e l l a e m p e r o n o e s ; pues ella es sólo
respectividad en cuanto [respectividad] de diferentes, con lo que contiene en sí la
m e d i a c i ó n . Además hace su entrada en lo concreto la contingencia y
arbitrariedad del análisis y del diverso determinar. Qué determinaciones sean
engendradas es cosa que depende de aquello con lo que cada uno se t o p e en su
representación inmediata, contingente. La respectividad contenida en una [cosa]
concreta, en una unidad sintética, es una [respectividad] n e c e s a r i a solamente
en la medida en que ella no sea algo con lo que uno se topa, sino algo que dé a luz
el propio movimiento de los momentos, [consistente en] regresar a esta unidad: un
movimiento que es lo contrario del / proceder analítico, que es [algo] exterior a la
Cosa misma, [un] hacer que cae [, que ocurre] en el sujeto.
En ello está implicado más precisamente que aquello por lo que hay que
hacer el inicio no puede ser un[a cosa] concreta, un[a cosa] tal que contenga una
respectividad e n e l i n t e r i o r d e s í m i s m a . Pues tal [cosa] presupone un
mediar y un pasar de un [término] primero a otro en el interior de sí, de cuyo
[movimiento] sería el resultado la [cosa] concreta que se ha hecho simple. Pero el
inicio no debe ser ya él mismo un [término] primero y un [termino] otro [,
distinto]¸ aquello que es en sí un primero y un otro contiene ya un haber-
avanzado66. Lo que constituye el inicio, el inicio mismo, ha de ser tomado por
consiguiente como un [algo] no analizable, en su simple inmediatez no
plenificada, o sea c o m o s e r , como lo enteramente vacío.
Cualquiera sea la forma por lo demás adoptada para tener otro inicio que el
ser vacío, de igual modo sufrirá ese inicio de las faltas aducidas. Aquellos que no
se queden contentos con este inicio bien pueden proponerse el problema de
hacerlo de otra manera, a fin de evitar esa falta.
66
Fortgegangenseyn
52
mucho más alto que cualquier otra representación; es verdad que algo por demás
notorio le pertenece al Yo pero es todavía un contenido diferente de él y por ende,
de seguido, contingente; Yo, en / cambio, es la simple certeza de sí mismo. Pero
Yo en general es también, a l m i s m o t i e m p o un[a cosa] concreta, o más bien:
Yo es lo más concreto [que hay]: la conciencia de sí en cuanto mundo
infinitamente variado. Para que Yo sea inicio y fundamento de la filosofía se
requiere la separación [, la acción de apartar, de abstraer] de esto concreto: el acto
absoluto, por el cual es Yo purificado de sí mismo y llega a conciencia suya como
Yo abstrato. Sólo que este Yo puro n o es ahora ni un [Yo] inmediato ni el
notorio Yo habitual de nuestra conciencia, el lugar por el que cada uno debiera
entrar inmediatamente en contacto con la ciencia. Aquel acto no sería
propiamente otra cosa que la elevación al nivel del saber puro, en el cual ha
desaparecido la diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo. Pero del modo en que
es exigida esa elevación, así, i n m e d i a t a m e n t e , ella es un postulado
subjetivo; para que se diera a ver como requisito de verdad tendría que haber sido
mostrado y expuesto en el Yo concreto de la conciencia inmediata, por medio de
su propia necesidad, el movimiento progresivo de éste hacia el saber puro. El
saber puro, determinado también como la i n t u i c i ó n i n t e l e c t u a l , aparece
sin este movimiento objetivo como un punto de vista arbitrario, o incluso como
uno de los e s t a d o s empíricos de la conciencia, en vista del cual todo depende
de si uno se t o p a con él en su interior o lo puede engendrar, mientras que otro
no. Pero en la medida en que este Yo puro tiene que ser el saber esencial puro, y
en que el saber puro no viene puesto en la conciencia individual más que por el
acto absoluto de elevación de sí, pues no está presente en ella de modo inmediato,
se viene a perder precisamente la ventaja que debiera originarse de este inicio de
la filosofía, a saber que él sea algo sencillamente notorio que cada uno encuentra
inmediatamente en sí, y en el cual pueda establecer contacto la reflexión ulterior;
aquel Yo puro es más bien, en su esencialidad abstracta, algo que a la conciencia
habitual no le es notorio, algo con lo que ella no se topa allí. Por ende, lo que
interviene [aquí] es más bien la desventaja de la ilusión de que deba tratarse de
algo notorio, del Yo de la autoconciencia empírica, cuando de hecho se trata de
algo lejano a esa conciencia. La determinación del saber puro como Yo lleva
consigo el persistente recuerdo del [y recurso al]67 Yo subjetivo, cuyas
limitaciones deben ser olvidadas, y mantiene / presente la representación, como si
las proposiciones y relaciones resultantes en el desarrollo ulterior del Yo pudieran
venir a darse y ser encontradas ahí delante, en la conciencia habitual, como algo
allí presente, pues ella es justamente aquello a partir de lo cual pueden venir a ser
afirmadas. Esta acción de trastrocar [una cosa por otra] no hace más bien sino
engendrar, en vez de claridad inmediata, una confusión tanto más perturbadora y
una entera desorientación; por añadidura, exteriormente ha dado ocasión a los
malentendidos más groseros.
67
Rückerinnerung
53
En lo concerniente además a la determinidad s u b j e t i v a del Yo en
general, bien es verdad que así le quita el saber puro al Yo su significación
limitada: tener en un Objeto su oposición insuperable. Pero por esta razón [o
fundamento] sería, por lo menos, s u p e r f l u o conservar aún esta actitud
subjetiva y la determinación de la esencia pura como Yo. Sólo que esta
determinación no entraña solamente esa molesta ambigüedad sino que,
considerada de más cerca, sigue siendo un Yo subjetivo. El desarrollo
efectivamente real de la ciencia que parte del Yo muestra que el Objeto tiene y
retiene allí la determinación perenne de [ser] un o t r o para el Yo, de que el Yo de
partida no es por tanto el saber puro que ha superado en verdad la oposición
[propia] de la conciencia; sino, que está atrapado aún en el fenómeno.
Al respecto hay que hacer aún la observación esencial de que, aun cuando
e n s í b i e n pudiera estar determinado y afirmado[el] Y o como el saber puro o
como intuición intelectual y como inicio en la ciencia no se trata de lo presente e n
s í o i n t e r i o r m e n t e , sino del estar [, de la existencia] de lo interior en el
p e n s a r, y de la d e t e r m i n i d a d que un [pensar] tal tiene en ese estar. Pero lo
que haya de intuición intelectual, o bien, en caso de que su objeto sea denominado
lo eterno, lo divino, lo absoluto: lo que h a y a de eterno o absoluto al i n i c i o de
la ciencia, no puede ser otra cosa que determinación primera, inmediata, simple.
No importa que se le dé otro nombre más rico que el que expresa al mero ser: sólo
cabe tomar [aquí] en consideración es de qué modo en que tal absoluto ingrese en
el saber p e n s a n t e , y en la proferencia del saber. Bien es verdad que la intuición
intelectual es / el violento rechazo [la remisión]68 del mediar y de la reflexión
demostrativa, exterior; pero ella profiere más que simple inmediatez: [profiere]
un[a cosa] concreta, un[a cosa] que contiene en sí determinaciones diversas. Sin
embargo, la proferencia y la exposición de un[a cosa] tal es, según se ha
observado, un movimiento mediador iniciado a partir de u n a de las
determinaciones, y que avanza hacia la otra cuando ésta regresa a su vez hacia la
primera: es un movimiento al que no le está permitido ser a la vez arbitrario o
asertórico. Por consiguiente, el punto i n i c i a l de una tal exposición no es lo
concreto mismo, sino solamente lo inmediato simple, del que el movimiento parte.
Cuando un concreto es tomado como inicio, falta además la prueba, precisa para
el enlace de las determinaciones contenidas en lo concreto.
68
Zurückweisung
54
simple, pues solamente en lo inmediato no hay aún un haber-progresado 69 de un
[punto] a otro. Aquello pues que en las formas, más ricas, de la representación del
absoluto o de Dios deba ser proferido o estar contenido por lo que hace al ser no
es al inicio más que palabra vacía, no es más que ser; este simple, que no tiene por
lo demás ninguna significación ulterior, este vacío, es pues, sin más, el inicio de la
filosofía.
Esta intelección es ella misma tan simple que este inicio no precisa en
cuanto tal de preparación alguna ni introducción ulterior; y este preámbulo
raciocinante sobre él no podía tener la intención de traerlo a presencia, sino más
bien de alejar todo preámbulo. /
69
Fortgegangenseyn
55
DIVISIÓN GENERAL DEL SER.
Esta división, como ha sido ya recordado por lo que hace a est[e tipo de]
divisiones en general, es aducida aquí como preámbulo; sus determinaciones
tienen que surgir sola-y-primeramente del movimiento del ser mismo, y definirse
y justificarse por su medio. Nada hay que recordar aquí sobre la desviación de
esta división respecto a la enumeración habitual de las categorías: a saber, como
cantidad, cualidad, relación y modalidad –que, por lo demás, debían ser en K a n t
sólo los títulos de sus categorías, mientras que de hecho no son más que
categorías, pero más generales- dado que la entera ejecución mostrará lo
desviado en general del orden y significación habituales de las categorías.
56
consiguiente, al ser determinidad i n m e d i a t a , la cualidad es la primera, y por
ella hay que hacer el inicio.
70
Relation
71
Relation
72
Relation
57
SECCIÓN PRIMERA.
DETERMINIDAD.
(CUALIDAD).
e n t e r c e r l u g a r , pasa al s e r p a r a s í .
CAPÍTULO PRIMERO.
SER.
A.
[SER.]76
73
an
74
an
75
an
76
[Añadido en la ed. acad., de acuerdo con la Tabla de Contenidos del orig.]
77
nichts [en los demás casos, el término está escrito con mayúscula:] Nichts
58
intuir mismo. Tampoco hay algo que pensar en él, o bien, él es justamente sólo
este vacío pensar. De hecho, n a d a es el ser, lo inmediato indeterminado, y ni
más ni menos que nada.
B.
NADA.
C.
DEVENIR.
1.
Unidad d e s e r y n a d a .
E l p u r o s e r y l a p u r a n a d a e s p o r l o t a n t o l o m i s m o . Lo
que es la verdad no es ni el ser ni la nada, sino el [hecho de] que el ser no es que
pase, sino que ha pasado a nada, y la nada a ser. Pero justamente en la misma
medida no es la verdad su indiferencialidad, sino el que ellos n o sean l o
m i s m o , que sean a b s o l u t a m e n t e d i f e r e n t e s ; pero justamente tan
inseparados e inseparables que c a d a u n o d e s a p a r e z c a inmediatamente e n
s u c o n t r a r i o . Su verdad es pues este m o v i m i e n t o del inmediato
desaparecer del uno en el otro: el d e v e n i r ; / un movimiento en donde ambos
son diferentes, pero mediante una diferencia disuelta con igual inmediatez.
59
N a d a suele venir contrapuesto a a l g o ; pero algo es un ente determinado,
que se diferencia de otro algo; es así pues, igualmente, la nada contrapuesta a
algo, la nada de cierto algo, una determinada nada. Aquí hay que tomar empero a
la nada en su simplicidad indeterminada.- Si se quisiera tener como más concreto
el contraponer al ser el n o - s e r –en vez de la nada- nada habría que decir en
contra de ello por lo que hace al resultado, pues en el n o - s e r está contenida la
respectividad al s e r ; él es ambas cosas, ser y la negación del mismo, proferido
en u n o [solo de los extremos]; [él es] la nada tal como ésta, en el devenir, es.
Mas al principio no se trata de la forma de contraposición, esto es, al mismo
tiempo, de la r e s p e c t i v i d a d , sino de la negación abstracta inmediata, de la
nada puramente para sí, de la acción negadora carente de respectividad: de
aquello que, si se quiere, podría expresarse también mediante el mero: n o .
Ex nihilo nihil fit: [ésta] es una de las proposiciones a las que se atribuyó
gran significación en la metafísica. / Pero hay que ver en ella, o bien tan sólo la
tautología carente de enjundia de que nada es nada; o bien, en caso de que el
d e v e n i r deba tener en ella efectiva significación, entonces, en cuanto que sólo
n a d a se hace de n a d a , no está más bien presente de hecho devenir alguno, pues
nada sigue siendo nada. Lo que el devenir contiene no es que nada siga siendo
nada, sino que pase a su otro, al ser.- Cuando la metafísica posterior, [la] cristiana
especialmente, rechazó la proposición: “que de nada se haga nada”, afirmó
entonces una transición de nada a ser; por sintético o meramente representativo
que fuera el modo en que ella tomó esta proposición, [en ella] está contenido sin
embargo, aunque en la más imperfecta unificación, un punto en donde ser y nada
se encuentran de consuno y desaparece su diferencialidad.- La proposición: D e
l a n a d a n a d a d e v i e n e , n a d a e s j u s t a m e n t e n a d a , tiene
propiamente su importancia en su oposición al d e v e n i r en general y, por ende,
60
también a la creación del mundo de la nada. Quienes defienden incluso hasta el
acaloramiento la proposición de que nada es justamente nada, no son conscientes
de que con ello se adhieren al p a n t e í s m o abstracto de los eléatas y, por lo que
hace a la Cosa, también al [panteísmo] spinozista. El modo filosófico de ver para
el que vale como principio que el ser sea sólo ser y la nada sólo nada merece el
nombre de sistema de la identidad; esta identidad abstracta es la esencia del
panteísmo.
No hay que conceder mayor atención al hecho de que el resultado: que ser y
nada sea lo mismo, sorprenda de por sí o parezca paradójico; más bien habría que
asombrarse de ese asombro, tan nuevo en la filosofía, y que olvida que en esta
ciencia vienen a darse determinaciones enteramente distintas a los de la
conciencia habitual y el llamado entendimiento común de los hombres, que no es
precisamente el sano entendimiento [, el buen sentido,] sino el entendimiento
adaptado a abstracciones y a la fe o, más bien, a la superstición que cree en 80
abstracciones. No sería difícil mostrar esa unidad de ser y nada en cada ejemplo,
en cada [cosa] efectivamente real o [en cada] pensamiento. Del s e r y [la] n a d a
hay que decir lo mismo que antes acerca de la inmediatez y [la] mediación (en
cuanto que esta última contiene una respectividad de uno a o t r o , y por ende
negación): que en parte alguna del cielo y la tierra hay
a l g o q u e n o c o n t e n g a e n s í a a m b o s , a l s e r y l a n a d a . Claro
está que, al hablar a este propósito de u n c i e r t o a l g o y [de algo]
r e a l m e n t e e f e c t i v o , aquellas determinaciones no están ya presentes allí en
la perfecta no-verdad en la que están en cuanto ser y nada, sino en una
determinación ulterior, y / vienen aprehendidas p.e. como p o s i t i v o y
n e g a t i v o ; aquél, el ser puesto, reflexionado; éste, la nada puesta,
reflexionada; pero positivo y negativo contienen –en cuanto basamento abstracto
suyo- aquél, al ser; éste, a la nada.- Así, en el mismo Dios la cualidad [o sea la]
a c t i v i d a d , c r e a c i ó n , p o t e n c i a etc. contiene esencialmente la
determinación de lo negativo: ellas son el [acto de] generación de un o t r o . Pero
[dar] mediante ejemplos una aclaración empírica de aquella afirmación sería aquí
de todo punto superflua. Ya que esta unidad de ser y nada como verdad primera
está, de ahora en adelante, situada de una vez por todas de fundamento y
constituye el elemento de todo lo que sigue, ejemplos de esta unidad son entonces,
aparte del devenir mismo, todas las demás determinaciones lógicas: estar,
cualidad y en general todos los conceptos de la filosofía. Es en cambio al
sedicente entendimiento humano sano o común al que, en la medida en que
rechaza la inseparabilidad de ser y nada, bien cabría solicitar que intentara
descubrir un ejemplo en el que se hallaran separados uno del otro (algo,
separado del límite o limitación; o el infinito, Dios –como se mencionó antes-,
separado de la actividad). Los únicos [términos] separados son estos vacíos entes
de razón [, cosas de pensamiento,] mismos, ser y nada; ellos son los preferidos
80
an
61
por aquel entendimiento, antes que la verdad, [que es] la inseparabilidad de
ambos, y que por todas partes está ante nosotros.
62
alguno, es decir, un concepto de algo que pudiera añadirse al c o n c e p t o de una
cosa*.- Lo que Kant quiere decir con esto es que ser no es ninguna determinación
de contenido.- Por consiguiente, continúa, lo posible no contiene más que lo
realmente efectivo; cien táleros efectivos no contienen, ni en lo más mínimo, más
que cien posibles: en efecto, aquéllos no tienen ninguna determinación de
contenido más que éstos. / A este contenido, aisladamente considerado, le da de
hecho igual ser o no ser; en él no hay diferencia alguna entre ser y no ser; esa
diferencia no le afecta en general de ningún modo; los cien táleros no se hacen
menos cuando no son, ni más cuando son. Una diferencia tiene que venir sola-y-
primeramente de algún otro sitio.- “Por el contrario, recuerda Kant, cuando se
trata del estado de mis haberes hay más en cien táleros realmente efectivos que en
el mero concepto de los mismos, o en su posibilidad. Pues, en el caso de la
realidad efectiva, el o b j e t o no está meramente contenido analíticamente en mi
concepto, sino que se a ñ a d e s i n t é t i c a m e n t e a mi c o n c e p t o (que es una
d e t e r m i n a c i ó n de mi e s t a d o ), sin que esos cien táleros pensados hayan
aumentado en lo más mínimo en virtud de este ser, externo a mi concepto.”
Se p r e s u p o n e n aquí dos tipos de estados, por atenerse a las expresiones
kantianas –que no dejan de tener una confusa pesadez-: el uno, que Kant llama
concepto, [y] por el que hay que entender representación; y otro, el estado de los
haberes. Tanto para el uno como para el otro, para los haberes como para el
representar, cien táleros son una determinación de contenido o, según se expresa
Kant, “se añaden s i n t é t i c a m e n t e a un [contenido] tal”; Yo, como
p o s e e d o r de cien táleros o no poseedor de los mismo, o bien yo como
r e p r e s e n t á n d o m e cien táleros o sin representármelos, es de todas todas un
contenido diverso. Tomada la cosa de un modo más general: las abstracciones de
ser y nada dejan de ser abstracciones en cuanto obtienen un contenido
determinado; ser es entonces, realidad, el ser determinado por 100 táleros; la
nada, negación, el no-ser determinado por los mismos. Esta determinidad misma
del contenido, los cien táleros, tomada de por sí de forma igual de abstracta, es
en el uno, invariable, lo mismo que en el otro. Mas en cuanto que el ser viene
además tomado como un estado-de-haberes, los cien táleros entran en relación
con82 un estado para el que tal determinidad –que ellos sean [o existan]- no es
indiferente; su ser o no-ser es sólo c a m b i o ; están traspuestos a la esfera del
e s t a r . Por consiguiente, cuando se alega contra la unidad de ser y nada el
hecho de que no dé igual si tal o cual [cosa] (los 100 táleros) sea o no sea, es
entonces una ilusión el que carguemos meramente en la cuenta del ser y del no ser
la diferencia / de que yo t e n g a o n o t e n g a los cien táleros: una ilusión que,
como se ha mostrado, se debe a la abstracción unilateral que omite el [hecho de]
e s t a r d e t e r m i n a d o , presente en tales ejemplos, y se atiene meramente al ser
y no ser, así como transforma, a la inversa, el ser y la nada abstractos que deben
ser aprehendidos, en un ser y nada determinados. Sola-y-primeramente el e s t a r
*
Kant, Crítica de la raz. pura. 2ª ed. [B] 628 s. [A 600 s.]
82
in Beziehung zu
63
contiene la diferencia real entre ser y nada, un a l g o y un o t r o .- [Es] esta
diferencia real [la que] está a la vista de la representación, en lugar del ser
abstracto y de la pura nada, y [en lugar de] su diferencia sólo mentada83.
Al pensar, o [al] representar, para el que lo único que está a la vista es un ser
determinado, el estar, / hay que reenviarlo al citado inicio de la ciencia hecho por
Parménides, el cual ha depurado y elevado su representar y, con ello, también el
representar de la posteridad hasta el p e n s a m i e n t o p u r o hasta el ser en
cuanto tal, creando con ello el elemento de la ciencia. Lo que es p r i m e r o en la
c i e n c i a se ha tenido que mostrar h i s t ó r i c a m e n t e como lo p r i m e r o . Y
tenemos que ver al u n o o s e r eléatico como lo primero del saber acerca del
pensamiento; bien es verdad que el a g u a , y principios materiales de este tipo,
d e b e n ser lo universal, pero, al ser materias, no son pensamientos puros; los
n ú m e r o s no son ni el primer pensamiento simple ni el pensamiento que demora
cabe sí, sino el pensamiento que se es enteramente exterior a sí mismo.
64
al respecto que el hombre debe elevarse en sus convicciones a esta universalidad
abstracta en la que es indiferente de hecho que los cien táleros –sea cual sea la
relación cualitativa que tengan con el estado de sus haberes- sean o no,
justamente de la misma manera que a él [mismo] le es indiferente ser o no ser,
esto es, ser o no ser en la vida finita (pues lo así mentado es un estado, un ser
determinado), etc. Aun si fructus illabatur orbis, impavidum ferient ruinae, ha
dicho un romano, y aún más debe el cristiano encontrarse en esta indiferencia.
Hay que aducir además otra razón86, que favorece la aversión hacia la
proposición relativa a ser y nada; esta razón es que la expresión del resultado
dado a partir de la consideración del ser y de la nada mediante la proposición: s e r
y n a d a e s u n o y l o m i s m o , es imperfecta. El acento viene a ser colocado
de preferencia sobre el ser u n o y l o m i s m o , al igual que en el juicio
general, en cuanto que en él es el predicado el que dice primero lo que el sujeto
e s . Por consiguiente, parece que el sentido está en que se niega la diferencia, que
sin embargo, al mismo tiempo, viene a darse inmediatamente en la proposición;
86
Grund [: “fundamento”].
65
pues ésta profiere a m b a s determinaciones, ser y nada, y las contiene como
diferentes.- Al mismo tiempo, no es posible ser de la opinión de hacer abstracción
de ellas y atenerse sólo a la unidad. Este sentido se daría él mismo como
unilateral, dado que aquello de lo que debe abstraerse está sin embargo presente y
viene a ser nombrado en la proposición.- En la medida en que la proposición: s e r
y n a d a e s l o m i s m o , profiere la identidad de estas determinaciones
mientras que, de hecho, contiene a ambas, justamente de igual modo, como
diferentes, se contradice en sí misma y se disuelve. Si nos atenemos a esto más
precisamente, hay aquí puesta entonces una proposición que, considerada de más
cerca, tiene el movimiento de desaparecer por sí misma. Pero con ello acontece en
ella misma aquello que debe constituir su contenido propio, a saber: el d e v e n i r .
66
justamente en la misma medida sería necesario por lo menos dar cuenta e
indicación de la otra.- Al respecto hay todavía que mencionar particularmente
esa palabra, por así decir, desafortunada: u n i d a d ; la u n i d a d designa, más
aún que la i d e n t i d a d , una reflexión subjetiva, y viene tomada sobre todo como
la respectividad que surge de la c o m p a r a c i ó n , de la reflexión exterior. En la
medida en que ésta halla lo mismo en dos o b j e t o s d i v e r s o s , se presenta
entonces una unidad / frente a la cual se presupone al respecto la perfecta
i n d i f e r e n c i a de los objetos mismos comparados, de manera que este
comparar y la unidad [resultante] no afecta para nada a los objetos mismos, para
los que es un exterior hacer y determinar. La unidad expresa por consiguiente la
mismidad enteramente a b s t r a c t a , y suena tanto más dura y estridente cuanto
más sencillamente diferentes se muestran los [términos] de los que viene
formulada. En vez de unidad habría que decir mejor, en esta medida, solamente
i n s e p a r a c i ó n e i n s e p a r a b i l i d a d ; pero con ello queda sin expresar lo
a f i r m a t i v o de la respectividad del todo.
Así el resultado íntegro y verdadero entregado aquí es el d e v e n i r , el cual
no es meramente la unidad unilateral o abstracta del ser y la nada, sino que
consiste en este movimiento, [a saber] que el ser puro es inmediato y simple, que
por ello [y] precisamente en la misma medida es él la nada pura; que h a y
diferencia entre ellos, pero que ésta s e a s u m e precisamente en la misma
medida, y n o e s . El resultado afirma por tanto la diferencia entre el ser y la nada
precisamente en la misma medida, empero, en que [la afirma] como una
[diferencia] solamente m e n t a d a [, con el solo valor de opinión].-
87
[En todo este párrafo se verterá, excepcionalmente, bestehen por “subsistir” (en lugar de “consistir”) ya
que los presentes análisis se mueven en el marco metafísico tradicional de las relaciones de subsistencia.]
67
subsistencia de por sí. Este devenir es el subsistir del ser en igual medida que del
no ser; o bien, el subsistir de éstos es solamente su ser en u n o s o l o ; su subsistir
es justamente esto: que su diferencia, precisamente en la misma medida, se
asuma.
88
stellt … v o r
89
[Adición de la ed. crítica.]
90
an
68
t e r c e r o que, en su forma más peculiar, es el d e v e n i r . P a s a r es lo mismo
que devenir, sólo que en aquel [término] vienen representados los dos [extremos],
de los cuales el uno viene a pasar al otro, más [bien] como estando en reposo uno
fuera del otro, y el pasar como aconteciendo e n t r e ellos. Ahora bien, allí
donde / se trate del ser y la nada, y del modo en que se trate, tiene que estar
presente este tercero; pues aquéllos no tienen consistencia de por sí, sino que
están sólo en [el] devenir, en este tercero. Pero este tercero tiene múltiples
figuras empíricas, a las que se da de lado por abstracción o a las que no se
presta atención, a fin de atenerse firmemente a esos91 sus productos, el ser y la
nada, cada uno de por sí, y de mostrarlos [como estando] preservados del pasar.
Frente a tal comportamiento simple de la abstracción es justamente igual de
simple el limitarse a recordar la existencia empírica, en la que esa abstracción
no es ella misma sino algo, [o sea:] tiene un estar. O bien, si no formas de la
reflexión, son formas por cuyo medio debe venir fijada la separación de los
inseparables. En92 tal determinación está presente en y para sí lo contrario de
ella misma, de modo que, sin regresar a la naturaleza de la Cosa y apelar a93
ésta, preciso es malentender en94 ella misma esa determinación de reflexión, y
ello por tomarla tal cual se da, y por ser su otro lo que en 95 ella misma se
muestra. Vana fatiga sería pretender capturar, como si dijéramos, todos los giros
y ocurrencias de la reflexión y su raciocinar, con el fin de arrebatarle e
imposibilitarle los subterfugios y escapatorias con los que se encubre a sí misma
su [propia] contradicción. Por eso me abstengo también de prestar atención a
múltiples sedicentes objeciones y refutaciones aducidas contra el hecho de que ni
ser ni nada sean algo de veras, sino que sólo el devenir es su verdad; la
formación [y cultura] en [lo relativo a] pensamientos que se precisa para inteligir
la nulidad de esas refutaciones, o más bien para expulsar de sí mismo tales
ocurrencias, [es cosa que] sólo se lleva a efecto gracias al conocimiento crítico
de las formas-del-entendimiento; pero los más fecundos en96 objeciones
semejantes son los que, engañados, quedan al punto atrapados con sus
reflexiones al caer sobre las primeras frases [de la obra], sin ayudar ni haber
ayudado, por el estudio ulterior de la Lógica, a tomar97 conciencia de la
naturaleza de estas crudas reflexiones.
69
e s ; sólo el ser es. El ser, así enteramente para sí, es lo indeterminado; sin tener
por tanto respectividad alguna a otro; parece, por consiguiente, que a p a r t i r d e
e s t e i n i c i o no fuera posible a v a n c e ulterior, a saber partiendo de él mismo,
y que sólo podría acontecerle un avance porque le fuera referido algo ajeno
d e s d e f u e r a . / El avance [consistente en] que el ser es lo mismo que la nada
aparece por ello como un segundo inicio absoluto: una transición que es para sí y
que se agregaría exteriormente al ser. Ser no sería en general el inicio absoluto si
tuviera una determinidad, ya que entonces dependería de otra [cosa] y no sería
inmediato, no [sería] el inicio. Pero si él es indeterminado y, por ende, inicio
verdadero, tampoco tiene entonces nada por medio de lo cual trasladarse a un
otro, él es al mismo tiempo el f i n a l . En tan escasa medida puede algo
prorrumpir, saliendo de él, como irrumpir, entrando en él; en Parménides, al
igual que en Spinoza, no se debe avanzar del ser, o la sustancia absoluta, hasta lo
negativo, [lo] finito. Ahora bien, si a pesar de todo se avanza –cosa que, como se
ha observado, si se parte del ser carente de respectividad y por ende de curso
progresivo no puede acontecer más que de una manera exterior- entonces es este
avance un segundo inicio, nuevo. Así, el más absoluto principio de F i c h t e , [el
principio] incondicionado, es: p o n e r A = A ; el segundo, c o n t r a p o n e r ;
éste debe ser e n p a r t e condicionado y e n p a r t e incondicionado (y con ello,
la contradicción en sí). Éste es un avanzar, [propio] de la reflexión externa, que
vuelve a negar justamente aquello por lo que, como por un absoluto, se inicia –el
contraponer es la negación de la identidad primera-, y que al mismo tiempo hace
al punto de su segundo incondicionado, expresamente, un [algo] condicionado.
Pero si hubiera en general derecho a avanzar, esto es, a asumir [y suprimir] el
inicio primero, tendría que estar latente98 entonces en este [inicio] primero mismo
el [hecho de] que otro pudiera respectarse a él; luego tendría que ser un [algo]
d e t e r m i n a d o .- Sólo que ni el s e r ni tampoco la sustancia absoluta pretenden
dárselas de tal cosa [, de ser algo determinado]; al contrario. Él es lo
i n m e d i a t o , lo aún sencillamente i n d e t e r m i n a d o .
98
liegen
99
[Juego de palabras intraducible; sería algo así como: “hacer entrar en razón (zu Verstanden) a la razón
(die Vernunft)”. Sólo que la primera, mostrenca razón es el entendimiento, también tomado como sentido
común.]
70
una uniformidad, una m i s m i d a d m a s c u l i n a , f e m e n i n a o n e u t r a 100
sin articulación determinada, sea masculina, femenina o neutra101!; pues estas
[articulaciones] dormitan aún, con el masculino (e l ), femenino (l a ) y neutro
(l o ), dentro del infinito = 0 de lo indeterminado, ¡que es de donde deben brotar
primero todos y cada uno de los d e t e r m i n a d o s ! ¿Qué es lo que introduce
f i n i t u d en esas tres infinitudes? ¿Qué fecunda espacio y tiempo a priori con
número y medida, y los transforma en un m ú l t i p l e 102 p u r o ? ¿Qué es lo que
pone a la e s p o n t a n e i d a d p u r a (Yo) en oscilación? ¿Cómo viene a hacerse
consonante su pura vocal o, más bien, cómo, interrumpiéndose a sí mismo, c e s a
su i n s o n o r o e ininterrumpido s o p l o para ganar al menos una suerte de
sonido [propio,] de suyo103, un a c e n t o ?”.- Como se ve, J a c o b i ha reconocido
de manera bien determinada el m a l á n g e l d e l a e s e n c i a 104 de la
abstracción, sea como un presunto espacio absoluto –o sea, un espacio
simplemente abstracto- o como un tiempo justamente igual [de abstracto], o de
una conciencia pura o Yo justamente igual; él insiste en ello para sostener la
imposibilidad de avanzar a otra [cosa], a la condición de una síntesis, y a la
síntesis misma. La síntesis, que es aquí el objeto de interés, no tiene que ser
tomada como un nexo de determinaciones ya presentes e x t e r i o r m e n t e : de
una parte se trata de la generación de un segundo con respecto a un primero, [o
sea] de un [algo] determinado con respecto a lo inicial indeterminado; mientras
que de otra parte se trata de la síntesis i n m a n e n t e , de la síntesis a priori, [o
sea]: de la unidad en y para sí esente de lo diferente. D e v e n i r es esta síntesis
inmanente de ser y nada; pero como el sentido más cercano al de síntesis es el de
una compilación exterior de [cosas] presentes y exteriores entre sí, el nombre de
síntesis y de unidad sintética ha quedado con razón fuera de uso.- Jacobi
pregunta: c ó m o llega la vocal pura del Yo a ser consonante, q u é [es lo que]
100
Der – Die – Das – Selbigkeit [A. Moni, el tr. italiano, recurre a los barbarismos latinos is – ea – id –
dentitas. Vid. Scienza della Logica. Bari 1978; I, 104 y la nota 2. Stirling (The Secret of Hegel.
Edimbungo 1898) vierte the – this – that selfsameness.]
101
Derheit, Dieheit, Dasheit [Esto es: la expresión de cualquier cosa exige en al. (y en esp.) la
anteposición del artículo determinado; sin embargo, al tomarla por algo abstracto, se supone que podría
subsistir, tener un nombre sustantivo, sin estar determinada por un género, sin tener algo que la hiciera
(e.d. un carácter: -heit) ser el (der), la (die) o lo (das) que sea. Los latinismos de Moni (hicceitas,
haecceitas, hocceitas) ad.loc. (ver n. anterior) son una explicación, me temo, del tipo obscurum per
obscurius.]
102
Mannigfaltiges
103
Selbstlaut
104
das U n w e s e n [Traducir aquí “inesencia” (o insussistenza, como hace Moni ad.loc.: I, 105) sería tan
literal como ininteligible en español, de modo que me he decidido por la metáfora profunda del
andalucismo (vulg.: “malage”). La contraesencia (otra vers. posible, utilizada en mi trad. de O.
Poeggeler, El camino del pensar de M. Heidegger. Madrid 1987) no es una falta de esencia, sino una
esencia a la contra, un ser esencialmente maligno. En el uso común del alemán es un abuso, una fechoría
(Unwesen als Missbrauch) por la que algo carente de peso, una mera apariencia (Schein), pretende
hacerse valer (tal es justamente nuestro caso). Por eso reaparecerá el término al comienzo de la Doctrina
de la esencia (11:2465) para referirse a lo inmediato, que pretende seguir siendo diferente de la esencia y
se alza frente a ella. Aquí, el movimiento inicial es diametralmente inverso (y por eso, da igual). La
abstracción pretende ser lo esencial, cuando en verdad deja a las cosas en un vacío total. Por ello, también
el mal es para Hegel el parecer (Schein) enteramente abstracto (Cf. Enz (1830) § 512). Estas precisiones
han surgido en buena medida gracias a conversaciones en el Archivo-Hegel con los profesores Geraets
(Universidad de Ottawa) y Hogemman (Universidad Ruhr-Bochum), a quienes dedico esta nota.
71
introduce determinidad en la indeterminadad? El ¿q u é ? sería fácil de contestar
y, a su manera, Kant ha dado contestación a esa pregunta, pero la pregunta por
el ¿ c ó m o ? quiere decir: de qué modo y manera, según qué relación, y cosas
similares; y requiere pues que se haga indicación de una categoría particular;
pero aquí no se puede hablar de modo y manera, de categorías del entendimiento.
La misma pregunta por el ¿ c ó m o ? pertenece a las malas maneras de la
reflexión, que pregunta por la comprensibilidad conceptual105, pero que al
hacerlo presupone sus categorías fijas, y por ende se sabe ya armada de
antemano contra la respuesta a aquello por lo que se pregunta. Tampoco ha
tomado esta pregunta en Jacobi el sentido, más alto, de ser una pregunta por la
n e c e s i d a d de la síntesis ya que él sigue estando, como se ha dicho, aferrado a
abstracciones, a fin de sostener la imposibilidad de la síntesis. Jacobi describe de
manera particularmente intuitiva106 (p. 147) el procedimiento para acceder a la
abstracción del espacio. “Durante todo este tiempo tengo que esforzarme
puramente por olvidar que yo vi, oí, toqué y palpé alguna cosa, la que fuere, sin
excluirme expresamente a mí mismo. Tengo que olvidar puramente, puramente,
puramente todo movimiento, y / entregarme directamente, del modo más
apremiante, a este o l v i d a r , porque ello es lo más difícil. De igual forma que he
prescindido de todo con el pensamiento, igualmente tengo también que q u i t a r
de en medio todo en general, y ello de una manera total y perfecta, sin conservar
otra cosa en absoluto que la sola intuición, retenida p o r l a f u e r z a , del
infinito e s p a c i o i n m u t a b l e . Por consiguiente, ni siquiera me está permitido
tampoco v o l v e r a h a c e r m e c a r g o c o n e l p e n s a m i e n t o d e m i
s i t u a c i ó n e n e l e s p a c i o como algo diferente de él y a la vez ligado a él;
no me está permitido el mero dejarme c i r c u n d a r y p e n e t r a r por él, sino
que tengo que p a s a r íntegramente a él, llegar a ser uno con él, transformarme
en él; de mí mismo no tiene que restar otra cosa que e s t a misma i n t u i c i ó n
m í a , a fin de que yo la contemple como una representación de veras subsistente
de suyo, independiente, única y exclusiva.”
105
Begreiflichkeit
106
anschaulich
72
pluralidad ni multiplicidad algunas; es más: “yo soy la i m p o s i b i l i d a d
misma, soy la a n i q u i l a c i ó n de todo lo múltiple y plural: partiendo de mi
esencia pura, sencillamente simple, inmutable, nada –n i siquiera lo más mínimo-
p u e d e s e r r e s t a b l e c i d o ni tampoco tener dentro de mí una figura
fantasmal: así, en esta pureza, toda recíproca exterioridad, toda contigüidad, así
como toda la multiplicidad y pluralidad, que descansa sobre aquélla se revela
como un p u r o i m p o s i b l e .”
Por lo pronto hay que decir que cuando Jacobi se emplaza tan fijamente en
el espacio, en el tiempo y también en la conciencia absolutos, es decir,
abstractos, él mismo se desplaza de esa manera a algo e m p í r i c a m e n t e falso
y se atiene fijamente a ello; n o h a y , e.d. no están empíricamente presentes
ningún espacio ni tiempo que sean una [cosa] espacial y temporal ilimitada,
ningún espacio ni tiempo que en su continuidad no estén llenos de un estar y de
una variación múltiplemente delimitados, de modo que estos límites y variaciones
pertenecen inseparada e inseparablemente a la espacialidad y a la temporalidad;
de la misma manera está llena la conciencia de determinado sentir, representar,
desear, etc.; ella existe inseparada110 de un cierto contenido particular.- La
t r a n s i c i ó n empírica se entiende sin más de suyo; bien es verdad que la
conciencia puede darse por objeto y contenido el espacio vacío, el tiempo vacío, y
hasta la vacía conciencia misma, o [sea] el ser puro; pero no se queda en este
punto, ni aun se limita a salir, sino que se impulsa a sí misma a ir más allá de tal
vacuidad, hacia un contenido mejor, esto es, de cualquier manera más concreto;
107
an
108
an
109
[Adición ed. acad.]
110
existirt ungetrennt. [Lasson modifica este paso, y propone leer: existirt [nicht] ungetrennt, o sea: “[no]
existe inseparada”. Como se ve, la adición es superflua y quizá confundente. La no separación es el modo
de existencia de la conciencia, no una condición necesaria (sine qua non) de la misma.]
73
y por malo que en otro respecto sea un contenido, siempre será mejor y más
verdadero por lo que hace a este punto; justamente es un contenido tal [el que es]
un [contenido] sintético en general, tomando sintético en el sentido más general.
Así es como Parménides llega a tener que habérselas con la apariencia y la
opinión, lo contrario del ser y de la verdad, igual que Spinoza con los atributos,
los modos, la extensión, el movimiento, el entendimiento, la voluntad, etc. La
síntesis contiene y muestra la no verdad de aquellas abstracciones; [es] en ella
[donde] están éstas en una unidad con su otro, o sea, no como subsistentes de por
sí ni como absolutas, sino sencillamente como relativas.
Pero es que no se trata de hacer ver la nulidad empírica del espacio vacío,
etc. Abstrayendo, la conciencia se puede desde luego llenar de esa [cosa]
indeterminada, y las abstracciones fijadas son los p e n s a m i e n t o s del espacio
y tiempo puros, de la pura conciencia, del ser puro. Es el pensamiento del
espacio puro etc., esto es, el espacio puro etc. e n 1 1 1 é l m i s m o el que debe
darse a ver como nulo, esto es: que él, como tal, es ya su [propio] contrario; que,
en112 él mismo, su contrario se ha infiltrado ya en él; que él es ya de por sí el
haber salido113 de sí mismo, [o sea:] determinidad.
111
an
112
an
113
Herausgegangenseyn
114
an
115
an
116
Gedankending
117
an
74
engendra. En el caso del ser, en cuanto aquel simple, inmediato, el recuerdo de
que él es el resultado de la abstracción perfecta –siendo ya pues, por ello,
negatividad abstracta [él mismo], nada- es dejado atrás, a las espaldas de la
ciencia, la cual vendrá a exponer dentro de ella misma, partiendo expresamente de
la e s e n c i a , aquella i n m e d i a t e z unilateral como una [inmediatez] mediada,
allí donde el ser es p u e s t o como e x i s t e n c i a y lo que media a este ser,
[como] el fundamento.
75
indiferente como la nada, y que en la medida en que cada uno de ellos
desaparece, justamente en la misma medida surge también cada uno, mientras
que da justamente igual haber partido del [hecho de] hacer la nada que de la
nada. El [hecho de] hacer la nada, esto es, el mero abstraer, no tiene ya ni más ni
menos verdad que la mera nada.
Así como el uno es puesto aquí en conjunción con el ser, así el ser, que debe
ser fijado abstractamente p a r a s , í viene de la manera más simple a mostrarse,
sin [necesidad] de entrar en el pensar, en una conjunción que contiene lo
contrario de lo que ha de ser afirmado. Tomado tal como él inmediatamente es,
el ser pertenece a un s u j e t o ; es un[a cosa] proferida, tiene un e s t a r empírico
en general, y con ello, se halla en el campo de la limitación y de lo negativo.
Cualesquiera que sean las expresiones y giros adoptados por el entendimiento
cuando se encrespa contra la unidad de ser y nada, y apela a lo inmediatamente
presente, no viene a encontrar justamente en esta experiencia misma nada más que
ser d e t e r m i n a d o , ser con una limitación o negación: [o sea,] aquella unidad
que él rechaza. La afirmación del ser inmediato se reduce de este modo a una
existencia empírica a cuya m o s t r a c i ó n no puede rehusarse, porque a lo que
ella quiere atenerse es a la inmediatez que está fuera del pensar.
76
conviene, en cuanto tal, el ser, que es solamente pensar o representar lo que es
este ser. Pero en124 este diferenciar no cabe negar, precisamente en la misma
medida, que la nada está en respectividad a un ser; pero en la respectividad, [y]
aunque ésta contenga también la diferencia, está presente una unidad con el ser.
Sea cual sea la manera en que la nada venga proferida o mostrada, ésta sea
nuestra en conjunción o si se quiere en contacto con un ser; inseparada de un
ser, o sea: en un e s t a r .
Pero en cuanto que la nada viene a mostrarse así en un estar, le suele todavía a uno venir
a las mientes esta diferencia de la misma con respecto al ser, [a saber:] que el estar de la nada no
convenga en absoluto en nada / a la nada misma; que, para sí misma, no tenga en125 ella el ser;
que ella no s e a el ser e n c u a n t o tal; que la nada sea sólo ausencia de ser, asi como las
tinieblas sólo a u s e n c i a de luz, el frío sólo ausencia de calor etc. Como si las tinieblas tuvieran
significación sólo en referencia al ojo, en la comparación externa con lo positivo, con la luz, al
igual que el frío sería sólo algo en nuestra sensación, mientras que luz, calor, así como ser, serían
por contra de por sí lo objetivo, real, activo, y tuvieran calidad y dignidad sencillamente distintas
que aquellos negativos, que la nada. Cabe encontrar frecuentemente aducida como reflexión muy
importante y conocimiento de mucha monta el que las tinieblas no sea m á s q u e a u s e n c i a
de luz y el frío m á s q u e ausencia de calor. Sobre esta aguda reflexión cabe observar
empíricamente, en este campo de objetos empíricos, que las tinieblas muestran ser desde luego
activas en la luz, en cuanto que la determinan para hacerla color, y sola y primeramente por este
medio le confieren visibilidad, dado que –como anteriormente se dijo- en la pura luz se ve en tan
escasa medida como en las puras tinieblas. La visibilidad es empero un causar efectos en el ojo,
actividad en126 la que tanta parte tiene aquello negativo como la luz, a la que se da valor de [cosa]
real y positiva; de igual manera, el frío se da suficientemente a conocer en el agua, en nuestra
sensación etc., y si le negamos realidad objetiva, con ello no hemos ganado absolutamente nada
frente a él. Además, habría que censurar [el hecho de] que también aquí –como antes- se habla de
un negativo que tiene un determinado contenido, en vez de atenerse a la nada misma, a la que el
ser ni le va a la zaga ni le aventaja en127 abstracción vacía.- Sólo que calor, tinieblas y negaciones
determinadas de este tipo han de ser al punto tomadas de por sí, y hay que ver qué sea puesto con
ello por lo que hace a su determinación general, que es por lo que han sido traídas aquí a
colación. Ellas no deben ser la nada en general, sino la nada de la luz, del calor etc. [, o sea,] de
algo determinado, de un contenido; de modo que ellas son nadas determinadas, nadas rellenas128,
si cabe hablar así. Pero una determinidad –como se verá todavía ulteriormente- es ella misma
una negación; son, así, nadas negativas; pero una nada negativa es algo afirmativo. Que, gracias
a su determinidad (aparecida hace un momento como un e s t a r en el sujeto, o si no en donde
sea), la nada se vuelva súbitamente [cosa] afirmativa es [algo] que a la conciencia, aferrada a la
abstracción [propia] del entendimiento, se le aparece como el colmo de la paradoja; por simple
que sea, la intelección –o también en razón de su misma simplicidad- / de que la negación de la
negación es [algo] positivo aparece como algo trivial, [algo] a lo que el orgulloso entendimiento
124
an
125
an
126
an
127
an
128
inhaltige
77
no necesita en consecuencia prestar atención, a pesar de que la Cosa tenga su exactitud; y no
posee solamente esa exactitud, sino que de la universalidad de tales determinaciones le viene su
extensión infinita y universal aplicación, de modo que bueno sería prestarle atención.
Por lo que hace a la determinación de la transición mutua de ser y nada puede aún
hacerse notar que la [transición] misma ha de ser aprehendida justamente sin ulterior
determinación de reflexión alguna. Ella es inmediata e íntegramente abstracta en virtud de la
abstracción de los momentos transeúntes, esto es, en cuanto que en129 estos momentos no está
puesta aún la determinidad de aquel otro por cuyo medio transitarían; la nada no está p u e s t a
aún e n 1 3 0 e l ser, a pesar de que ser es e s e n c i a l m e n t e nada, y a la inversa. No es por
consiguiente admisible que se apliquen aquí mediaciones más determinadas, tomando a ser y
nada en una cierta relación: ese [acto de] transición no es aún relación alguna. Es pues
improcedente decir: La nada es el f u n d a m e n t o del ser, o: Ser es el f u n d a m e n t o de nada;
[que] la nada es c a u s a del ser, etc.; o [decir que] se puede pasar a la nada sólo a c o n d i c i ó n
de que algo s e a ; o al ser, sólo a c o n d i c i ó n del no ser. El tipo de respectividad no puede ser
ulteriormente determinado sin que al mismo tiempo lo sean los t é r m i n o s 131 respectivos. La
conexión de fundamento y consecuencia, etc. no tiene ya por términos 132, enlazados por aquélla,
al mero ser y a la mera nada, sino expresamente [al] ser que es fundamento, y a algo que, verdad,
es sólo algo puesto, de suyo insubsistente, pero que no es la nada abstracta.
133
Observación 3.
[Título en la Tabla del Contenido: Carácter inconcebible del inicio].
78
en sí a un ser, pero la nada no contiene ser alguno. Nada es solamente nada. En
un fundamento, causa, etc., [o sea] cuando la nada viene así determinada, está
contenida una afirmación, ser.- Por el mismo fundamento [o razón], tampoco
puede algo cesar [de ser]. Pues entonces tendría que contener el ser a la nada, pero
ser es solamente [eso:] ser, no lo contrario de sí mismo.
135
aufhebt
136
den [. Añadido en la ed. crítica.]
79
superior movimiento racional en el que tales [momentos], que parecen
sencillamente separados, pasan por sí mismos, mediante aquello que ellos son, el
uno al otro, y la presuposición se asume. Es la naturaleza dialéctica del ser y la
nada mismos [la que hace] que ellos muestren su unidad, el devenir, como verdad
de ellos.
2.
3.
137
an
80
El equilibrio en el que se ponen surgir y perecer es por lo pronto el devenir
mismo. Pero éste coincide así [consigo], igualmente, en q u i e t a u n i d a d . Ser y
nada son [, están] en él sólo como evanescentes; pero el devenir como tal no es
sino por la diferencialidad de los mismos. Su desaparecer es por consiguiente el
desaparecer del devenir, o desaparecer del desaparecer mismo. El devenir es una
inquietud carente de contención que se hunde conjuntamente en un resultado
quieto.
Observación [Título en la
Tabla del Contenido: La expresión: A s u m i r ].
138
Ideelle
139
an
140
ein Ende machen
81
exteriores, [y ello] con el fin de mantener ese algo.- Así, lo asumido es un [algo]
al mismo tiempo conservado que no ha perdido sino su inmediatez, pero que no
por ello ha sido aniquilado. Desde el punto de vista del léxico, las dos
determinaciones indicadas de a s u m i r pueden ser aducidas como dos
s i g n i f i c a d o s de esta palabra. Pero a este respecto debería llamar la atención
el que una lengua141 haya llegado a utilizar una y la misma palabra para dos
determinaciones contrapuestas. Para el pensar especulativo es alentador
encontrar en el lenguaje142 palabra que tengan en143 ellas mismas un significado
especulativo; el idioma144 alemán tiene más de este tipo. El doble sentido del
latín: / tollere (famoso por el retruécano ciceroniano: tollendum esse
Octavium145 no llega tan lejos; la determinación afirmativa alcanza sólo hasta
“elevar”. Algo está asumido solamente en la medida en que ha pasado a entrar en
la unidad con su contrapuesto; en esta determinación más precisa, en cuanto que
es un [algo] reflexionado y puede ser llamado, convenientemente, m o m e n t o .-
En la palanca, p e s o y d i s t a n c i a de un punto son denominados m o m e n t o s
mecánicos de la misma en virtud de la m i s m i d a d de su efecto, a pesar de toda
la restante diversidad que hay entre un[a cosa] real146, como es un peso, y otra
ideal147, la mera determinación espacial, la línea; vid. Encicl. de las cienc. filos.
3ª ed. § 261, Obs. Aún con mayor frecuencia se impondrá la observación de que el
lenguaje técnico de la filosofía utiliza expresiones latinas para determinaciones
reflexionadas, bien porque la lengua vernácula no tenga ninguna expresión para
ello, o bien porque cuando la tiene, como aquí, su expresión recuerda más lo
inmediato, mientras que la lengua extranjera recuerda más lo reflexionado.
El sentido y expresión más precisos que reciben 148 el ser y [la] nada en
cuanto que, desde ahora, son m o m e n t o s ha de darse cuando se tome en
consideración el estar, en cuanto unidad en que ellos están conservados. Ser es ser
y nada es nada solamente en la diferencialidad del uno respecto al149 otro; pero en
la verdad de ambos, en su unidad, ellos han desaparecido como esas
determinaciones y son ahora algo otro. Ser y nada son lo mismo; p o r q u e s o n
l o m i s m o , p o r e s o n o s o n y a s e r y n a d a , y tienen una
determinación diversa; en el devenir, fueron surgir y perecer; en el estar, en
cuanto unidad determinada de otro modo son, a su vez, momentos determinados
de otro modo. Esta unidad queda ahora de basamento suyo, del cual no salen ya
para tomar [de nuevo] el significado abstracto de ser y nada. /
CAPÍTULO SEGUNDO.
141
Sprache
142
Sprache
143
an
144
Sprache
145
[“Hay que relevar a Octavio [bien eliminándolo, bien elevándolo de rango]”]
146
Reellen
147
Ideellen
148
erhalten
149
von
82
EL ESTAR.
A) e l e s t a r e n c u a n t o t a l ;
B) a l g o y o t r o , la f i n i t u d ;
C) l a i n f i n i t u d c u a l i t a t i v a .
A.
En151 el estar
a.
Estar en general.
150
an
151
an
152
Daseyendes
83
determinación unilateral del s e r ; la otra [determinación] que él contiene, la
n a d a , se distinguirá igualmente en153 él, frente a aquélla.
153
an
154
an
155
an
156
D a seyn [:”ser ahí; estar (determinado).”]
157
an
158
an
159
an
160
an
161
an
84
consiguientemente, al punto, más determinaciones, relaciones diferentes de sus
momentos.
b.
Cualidad.
162
Verneinung
85
163
Observación.
[Título en la Tabla del Contenido: Significado Realidad y negación.]
Realidad puede parecer una palabra con disparidad de sentidos, dado que es
utilizada con respecto a determinaciones diversas e incluso contrapuestas. En
sentido filosófico se habla, por caso, de realidad m e r a m e n t e e m p í r i c a , en
el sentido de un estar carente de valor. Pero cuando de pensamientos, conceptos,
teorías se dice que n o t i e n e n r e a l i d a d a l g u n a , lo que esto quiere decir es
que no les conviene r e a l i d a d e f e c t i v a alguna; e n 1 6 4 s í o en el concepto
bien podría ser verdad p.e., la idea de una república platónica. A la idea no se le
quita aquí su valor; se la deja estar, incluso a l l a d o de la realidad. Pero frente
a las llamadas m e r a s ideas, frente a m e r o s conceptos, es lo real165 lo que
tiene valor de única [cosa] de verdad.- El sentido, en el cual, por un lado, se
atribuye al estar exterior la decisión sobre la verdad de un contenido, es
justamente tan unilateral como cuando la idea, la esencia y hasta la sensación
interna vienen representadas como indiferentes frente al estar exterior e incluso
tenidas por tanto más excelentes cuanto más alejadas de la realidad estén.
86
potencia debería ser templada por la sabiduría, pero entonces no es potencia en
cuanto tal, pues estaría sometida a aquélla; la sabiduría debería ser ampliada
hasta [hacerse] potencia, pero entonces desaparece como sabiduría que determina
el fin y medida. Más adelante vendrá a darse el concepto verdadero del infinito, y
de su unidad a b s o l u t a , que no ha de ser captado como un t e m p l a r ,
r e c í p r o c o l i m i t a r o m e z c l a r , cosa que es una respectividad superficial,
mantenida en una niebla indeterminada y con la cual sólo [un] representar carente
de concepto puede contentarse.- Tal como se la toma en esa definición de Dios:
como cualidad determinada, la realidad, llevada fuera y más allá de su
determinidad, cesa de ser realidad, convirtiéndose ser abstracto; Dios, en cuanto
lo p u r a m e n t e real en todo lo real, o como o m n i t u d de todas las realidades,
es la misma [cosa] carente de determinación y enjundia que el vacuo absoluto, en
el que todo es uno.
168
[Cf. 11: 7618]
169
[Cf.11: 7611]
170
[Cf. 11: 7627]
87
como momento; o, más bien, ni siquiera son para él momentos, pues la sustancia
es en ella misma lo enteramente carente de determinación, y los atributos, al
igual que los modos, son diferenciaciones hechas por entendimiento externo.- De
igual manera, tampoco puede tener consistencia la sustancialidad de los
individuos en vista de aquella proposición. El individuo es respectividad a sí
porque pone límites a toda otra [cosa]; pero estos límites son, con ello, límites de
sí mismo, respectividades a otro; él no tiene su estar en él mismo. Bien es verdad
que el individuo es m á s que algo simplemente limitado por todos lados; pero,
este m á s pertenece a otra esfera del concepto; en la metafísica del ser es él un
[algo] sencillamente determinado [, sin más]; frente al hecho de que un [algo] tal,
[de] que lo finito como tal sea en y para sí, la determinidad se hace valer
esencialmente como negación y lo arrebata [y desgarra] en el171 mismo
movimiento negativo del entendimiento, que hace desaparecer todo en la172
unidad abstracta, la sustancia.
171
in die [Con movimiento]
172
in der [Locativo, sin movimiento]
173
an
174
in der [Locativo, sin movimiento]
175
[Cf. 11: 7125]
176
mehr ruhenden
177
[Cf. 11: 728]
88
inquietud de ella en178 ella misma, según la cual ella se engendra y mantiene sólo
en la lucha.
c.
179
Algo.
El algo es la p r i m e r a n e g a c i ó n d e l a n e g a c i ó n , en cuanto
simple respectividad esente a sí. Estar, vivir, pensar, etc. se determina[n]
esencialmente hasta [hacerse] e n t e q u e e s t á [ahí], v i v i e n t e , p e n s a n t e
(Yo), etc. Esta determinación es de importancia suma, a fin de no quedarse
estancado en el estar, vivir, pensar, etc., ni tampoco en la d e i d a d (en lugar de
Dios), como generalidades188. Con razón, para la representación, a l g o tiene el
valor de una [cosa] r e a l 1 8 9 . Sin embargo, a l g o es aún una determinación
178
an
179
[Cf. 11: 6523]
180
an
181
en
182
daseyender
183
en
184
abstract-seynsollende
185
en
186
en
187
Aufgehobenseyn
188
Allgemeinheiten [: “universalidades”].
189
Reelles
89
muy superficial; igual que r e a l i d a d y n e g a c i ó n , el estar y su
determinidad no son ya, es verdad, los vacuos: ser y nada, pero siguen siendo190
determinaciones enteramente abstractas. Por esta razón son también las
expresiones de uso más corriente, y la reflexión filosóficamente inculta las utiliza
en mayor medida, vertiendo allí sus diferenciaciones y creyendo tener en ello191
algo de veras bueno y sólidamente determinado.- Lo negativo de lo negativo es,
en cuanto a l g o , solamente el inicio del sujeto: el ser en sí, sólo que al principio
enteramente indeterminado. Posteriormente se determina por lo pronto, como
ente para sí, y así de seguido, hasta que sola y primeramente en el concepto
obtiene la concreta intensidad del sujeto. A la base de todas estas
determinaciones se halla la unidad negativa consigo. Pero a este propósito hay
que diferenciar bien entre la negación como p r i m e r a , como negación e n
g e n e r a l , y la segunda, la negación de la negación, que es la negatividad
concreta, a b s o l u t a , así como esa [negación] primera es, por el contrario,
solamente la negatividad a b s t r a c t a .
A l g o es e s e n t e [o algo está siendo] en cuanto [que es] la negación de la
negación; pues ésta es el restablecimiento de la respectividad simple a sí: mas
con ello es algo, justamente de igual modo, la m e d i a c i ó n d e s í c o n s i g o .
Ya en lo simple del algo, luego de modo aún más determinado [y más preciso] en
el ser para sí, [en el] sujeto, etc., está presente la mediación de sí consigo mismo;
hasta en el devenir [estaba] ya, sólo [que allí era] la mediación enteramente
abstracta; la mediación / c o n s i g o es[tá] p u e s t a en el algo, en la medida en
que él está determinado como simple [algo] i d é n t i c o . Cabe hacer notar la
presencia de la mediación, en general, frente al principio de la afirmada mera
inmediatez del saber, de la cual debiera [-según dicen-] estar excluida la
mediación; pero no es preciso seguir haciendo notar posteriormente, y de manera
particular, el momento de la mediación, pues éste se encuentra en todos lados y
por doquier, en todo concepto.
Esta mediación consigo que algo, en192 sí, es, no tiene –tomado solamente
como negación de la negación- ninguna determinación concreta por lo que hace
a sus lados [o extremos], de modo que coincide en la unidad simple que [el] s e r
es. Algo e s , y e s pues, también, ente que está [ahí]; además, e n 1 9 3 s í es
también d e v e n i r , pero que no tiene ya solamente por momentos suyos ser y no
ser. Uno de ellos, el ser, es ahora estar y, ulteriormente, ente que está [ahí]. El
segundo es igualmente un e n t e que está [ahí], pero determinado como negativo
de algo: un otro. El algo como devenir es un transitar cuyos momentos son ellos
mismos algo, y que, por ello, es c a m b i o : un devenir devenido ya c o n c r e t o . -
Pero el algo se cambia [-tiene variaciones-] por lo pronto sólo en su concepto, sin
estar p u e s t o aún como mediador y mediado; por lo pronto [está puesto] sólo
190
sind
191
daran
192
an
193
an
90
como conservándose simplemente en su respectividad a sí; y lo negativo de sí,
como un [algo] igual de cualitativo, [siendo] tan sólo un o t r o en general.
LA FINITUD.
a.
Algo y otro.
194
an
195
[Cf. 11: 6111]
91
de mostrar196 [, un mostrar] exterior, [es donde] acaece la entera determinidad; la
expresión misma: e s t o , no contiene diferencia alguna; todos y cada uno de los
algo son justamente tanto és t o s como, con igual derecho, otros. Por: e s t o , se
m i e n t a [y se es de la opinión de] haber expresado algo perfectamente
determinado; de este modo se pasa por alto que, en cuanto obra del
entendimiento, el lenguaje –fuera del n o m b r e de un objeto singular- profiere
sólo [lo] universal; pero el nombre individual carece de sentido, en el sentido de
que él no expresa un universal, y aparece como un [algo] meramente puesto,
[algo] arbitrario por la misma razón por la que cabe aceptar también nombres
propios de manera arbitraria, darlos o, de igual modo, cambiarlos.
Con esto, el ser otro aparece como una determinación extraña al así
determinado estar, o [sea que] lo otro aparece f u e r a del primer estar197; en parte
[, parece] que un estar venga determinado sola y primeramente por un ser tercero
el que hace la c o m p a r a c i ó n ; en parte, [parece] que venga determinado como
otro solamente por mor del otro que está fuera de él, pero que no sea así de por sí.
Al mismo tiempo, y como se ha hecho notar, cada estar se determina, también para
la representación, precisamente en la misma medida como otro estar, de modo que
no queda un estar que estuviera determinado solamente como [eso, como] un
estar, [o sea] que no estuviera fuera de un estar, [y] que por lo tanto no fuese él
mismo un otro./
196
Monstriren
197
dem einen Daseyn
198
an
199
an
92
cualidad [, la calidad] de la naturaleza –en la medida en que venga tomada de
por sí- es justamente esto: ser lo otro en200 ella misma, ser lo q u e e s t á -
f u e r a - d e - s í (en las determinaciones del espacio, del tiempo, de la materia).
200
an
201
an
202
verschiedene
203
[Cf. 11: 6136]
204
verneintes
205
seiner Verneinung
93
mismos contiene, por ende en206 él, al mismo tiempo, también el momento que
diverge de él, [el momento] suyo.
94
realidad efectiva.- Se tiene la opinión de haber dicho algo elevado con el e n s í ,
i g u a l que con lo i n t e r n o ; pero, lo que algo s o l a m e n t e e n s í es, es
también [algo] que no hace m á s q u e estar e n é l ; en sí es una determinación
que no es más que abstracta y, por ende, ella misma exterior. Las expresiones
[del tipo]: nada hay e n 2 1 1 é l [que valga la pena], o bien algo hay e n 212 ello
[que merece atención], implican, aunque de un modo algo oscuro, que lo que hay
e n 2 1 3 u n o pertenece también a su s e r e n s i m i s m a d o , a su interno valor de
verdad.
95
habitualmente al s e r e n s i m i s m a d o como una manera abstracta de expresar
el concepto; p o n e r [es cosa que] acaece propiamente por vez primera en la
esfera de la esencia, de la reflexión objetiva; el fundamento p o n e aquello que
viene fundamentado por él; la causa aún, g e n e r a un efecto, un estar cuya
subsistencia de suyo está i n m e d i a t a m e n t e negada y que tiene en222 él el
sentido de tener en otro su [propia] C o s a , su ser. En la esfera del ser, el estar no
hace sino b r o t a r del devenir, o [sea:] con el algo es puesto un otro, con lo finito
lo infinito, pero lo finito no genera lo infinito, no lo p o n e . En la esfera del ser, el
mismo d e t e r m i n a r s e del concepto es primero solamente e n 2 2 3 s í , y es así
denominado un transitar [, un pasar]; también las determinaciones reflexionantes
del ser, sean algo y otro, lo finito y [lo] infinito, aunque esencialmente apuntan de
seguido la una a la otra –o sea, son [se dan] como ser-para-otro-, tienen valor de
[determinaciones] c u a l i t a t i v a s , con consistencia de por sí; lo o t r o e s , lo
finito tiene justamente igual valor de e n t e i n m e d i a t o y de tenerse firme de
por sí como lo infinito; el significado de ellas [, de las determinaciones] aparece
como [cosa] acabada / aun sin su otro. Por contra, lo positivo y negativo, causa y
efecto, por más que vengan tomados también como siendo aislados, no tienen al
mismo tiempo ningún sentido sin [remitirse] el uno al otro; e n 224 e l l o s
m i s m o s está presente su mutuo parecer, el parecer del otro de cada uno en
éste.- En los diversos círculos de la determinación, y particularmente en el curso
progresivo de la exposición, o más precisamente en el curso progresivo del
concepto hacia su exposición, es capital diferenciar bien en todo momento lo que
todavía es e n 2 2 5 s í y lo que es[tá] p u e s t o , [o sea] el modo en que estén las
determinaciones en cuanto [estando] en el concepto, y el modo en que estén en
cuanto puestas, o en cuanto siendo-para-otro. Ésta es una diferencia que
pertenece solamente al desarrollo dialéctico, del que el filosofar metafísico, al
cual pertenece también el [filosofar] crítico no tiene noticia; lo único que las
definiciones de la metafísica pretenden, al igual que sus presuposiciones,
diferenciaciones e inferencias, es afirmar y producir [al] ente, y además [al] e n t e
ensimismado.
b.
96
El e n 2 2 8 s í, en el que algo, partiendo de su ser-para-otro, está
reflexionado en sí, ya no es [algo] abstracto en229 sí sino que, al ser negación de
su ser-para-otro, está mediado por éste que, así, es momento suyo. No es él tan
sólo la identidad inmediata de algo consigo, sino la [identidad] por la cual algo es
también e n 2 3 0 é l lo que él e n 2 3 1 s í es; el ser-para-otro está e n 2 3 2 é l
porque el e n 2 3 3 s í es la asunción del mismo, [porque algo] es en234 sí a l
p r o v e n i r d e l m i s m o ; mas ya también y precisamente en la misma medida,
por ser abstracto, o sea por estar esencialmente afectado de negación, [afectado]
de ser-para-otro. Lo aquí presente no es tan sólo cualidad y realidad,
determinidad esente, sino determinidad e n s i m i s m a d a m e n t e e s e n t e ; y el
desarrollo es [, consiste] e n p o n e r l a como esta determinidad en sí
reflexionada.
97
pensante, eso es su existencia y realidad efectiva; y además, en cuanto que el
pensar es [, se da] en el estar [, en la existencia] del hombre, y su estar en el
pensar, éste es [pensar] c o n c r e t o , que ha de ser tomado con contenido y
plenificación, es razón pensante y, así, d e t e r m i n a c i ó n del hombre. Mas
incluso esta determinación es, a su vez, solamente e n 2 4 3 s í, en cuanto [que es]
un d e b e r s e r , esto es [en cuanto que] ella, con la plenificación encarnada en
su en244 sí, es[tá] en la forma del en245 sí en general, f r e n t e al estar no
encarnado en ella, [estar] que, al mismo tiempo, es [se da] aún como sensibilidad
y naturaleza, inmediata y exteriormente enfrentada.
243
an
244
an
245
an
246
an
247
[Cf. 11: 7030]
248
begriffen
249
Bestimmtwerden
250
in die [Direccional]
251
am
252
an
253
Zusammenhang
98
e n 2 5 4 s í está también e n 2 5 5 é l , está afectado de ser-para-otro; la
determinación está con ello, en cuanto tal, abierta a la relación con otro. La
determinidad es al mismo tiempo momento, pero contiene al mismo tiempo la
diferencia cualitativa de ser diversa del ser ensimismado, de ser lo negativo de
algo, [o sea, de ser] otro estar. La determinidad que, de este modo, comprehende
en sí lo otro, unida al ser ensimismado, introduce el ser-otro en el ser
ensimismado o en la determinación que, por ello, es depuesta a disposición.- A la
inversa, el ser para otro, aislado en cuanto disposición y puesto de por sí, es en256
él lo mismo que lo otro en cuanto tal, [que] lo otro en257 él mismo, esto es, [lo
otro] de sí mismo; de este modo es, empero, estar que se r e s p e c t a a s í , y por
ende ser-ensimismado con una determinidad, o sea d e t e r m i n a c i ó n .- Con
esto, y en la medida en que ambos han de ser mantenidos por separado, la
disposición, que aparece fundada en [algo] exterior, en un otro en general,
d e p e n d e también de la determinación, y el [acto] ajeno de determinar está
determinado por la [determinación] propia, al mismo tiempo inmanente, del algo.
Pero además, la disposición pertenece a aquello que el algo es en258 sí; con su
disposición, algo se altera.
254
an
255
an
256
an
257
an
258
an
259
an
260
am
261
resultirt
262
in der[. Locativo].
263
in das [. Direccional].
99
negación por medio de la cual tiene él ahora en general su afirmativo estar. Pero
lo otro es también cualitativamente diferente de éste, con lo que está puesto fuera
de algo. La negación de su otro es solamente la cualidad del algo, pues [es] como
este asumir a su otro [como] él es algo. Con ello pasa propiamente a enfrentarse
por vez primera lo otro a un estar [, a un ente] mismo; al primer algo le está
enfrentado el otro sólo de manera exterior, o [sea que] mientras de hecho están
ellos conectados sencillamente, esto es, según su concepto, su conexión es ésta:
que el estar ha p a s a d o a ser-otro, algo a otro, que algo es, en la misma
medida que el otro, un otro. Ahora bien, en la medida en que el ser en sí [es] el
no ser del ser otro que está en él contenido, pero que, al mismo tiempo, en cuanto
esente, es diferente, el algo mismo es la negación, e l [acto de] c e s a r u n o t r o
e n 2 6 4 é l ; él está puesto como relacionándose-y-comportándose frente a ello de
forma negativa y, con ello, [como] conservándose-y-manteniéndose: este otro, el
ser en sí de algo como negación de la negación, es su ser e n s i m i s m a d o , y al
mismo tiempo es[tá] dicho asumir –en cuanto simple negación- e n 2 6 5 é l , a
saber: como negación por su parte del otro algo [que es] exterior a él. Él es u n a
ú n i c a determinidad de las [negaciones] mismas, [una determinidad] que es
tanto idéntica al ser en sí de los algo –en cuanto negación de la negación- como
también –al estar estas negaciones mutuamente enfrentadas como otros algo- las
concatena, partiendo de ellas mismas, y en igual medida separa una de otra –[en
cuanto que] cada uno está negando al otro-: el l í m i t e .
α. Algo es, por tanto, inmediato estar que se respecta a sí y tiene un límite, /
por lo pronto, como frente a otro; el [límite] es el no ser del otro, no del algo
mismo; en el [límite], el [algo] pone límites a su [propio] otro.- Mas el otro es, a
su vez, un algo en general; así pues, el límite que el algo tiene frente al otro es
también límite del otro en cuanto [que éste es] algo, es límite del mismo, mediante
lo cual mantiene apartado de sí al primer algo [, entendido] como s u otro; o
[sea,] es un n o s e r d e a q u e l a l g o ; así, el [límite] no es solamente no ser
264
an
265
an
266
N i c h t s e y n -für-Anders [. O sea: no la negación de lo que es para otro, sino el no ser que el ser-para-
otro, como ha resultado, es. Cf. la nota de A. Moni a la tr. ital. cit. I, 150-151].
267
ideell
268
reell
100
del otro, sino [no ser] tanto del uno como del otro algo y, por ende, del a l g o en
general.
Algo es por tanto, en cuanto estar inmediato, el límite frente a otro algo,
pero tiene el [límite] e n 2 7 0 é l m i s m o , y es algo por mediación del [límite]
mismo, que, precisamente en la misma medida, es su no ser. El [límite] es la
mediación por la que algo y otro t a n t o e s como n o e s .
β. 271Ahora bien, en la medida en que algo e s y n o e s en su límite, y en
que estos momentos son una diferencia inmediata, cualitativa, caen entonces, uno
fuera del otro, el no estar y el estar del algo. Algo tiene su estar f u e r a de su
límite (o, como también se lo representa uno, d e n t r o de él); precisamente así,
también lo otro –por ser algo- está fuera del límite. Éste es el t é r m i n o m e d i o
e n t r e ambos, en el cual ellos cesan. Ambos tienen e l e s t a r [o sea, su
existencia] m á s a l l á del uno y del otro, [más allá] d e s u l í m i t e ; el límite,
como no ser de cada uno de ellos, es lo otro de ambos.
269
an
270
an
271
[Cf. 11: 6820]
101
solamente en el límite, y que, en cuanto que el límite y el estar inmediato son
ambos, al mismo tiempo, lo negativo del uno con respecto al otro, el algo, que
sólo es en su límite, precisamente en la misma medida se separa de sí mismo y,
apuntando más allá de sí, a su no ser, lo profiere como [siendo] su ser, y pasa así
al mismo. Para aplicar esto al ejemplo anterior: igual que una de las
determinaciones es [, consiste] en que solamente en su límite algo es lo que él es,
así el p u n t o no es pues solamente de tal modo límite de la l í n e a que ésta cese
simplemente en él y que ella, en cuanto estar, esté fuera de él; la l í n e a no es sólo
de tal modo límite de la s u p e r f i c i e que ésta cese simplemente en la línea,
como tampoco la s u p e r f i c i e en cuanto límite del c u e r p o . Sino que en el
punto s e i n i c i a también la línea; él es su inicio absoluto, también en la medida
en que ella viene representada como ilimitada por sus dos lados o, según se
expresa [también], como prolongada al infinito; el punto constituye su
e l e m e n t o , tal como la línea el elemento de la superficie, [y] la superficie el del
cuerpo. Estos l í m i t e s son p r i n c i p i o de aquello que delimitan, al igual que el
uno es por ejemplo límite como [número] cien, pero también elemento de la
entera centena.
272
darin
273
aus sich
274
an
102
determinidad e s p a c i a l , el punto es [entonces] espacial, [es] la contradicción
de la negación abstracta y de la continuidad y, por ende, el pasar y haber pasado
a línea, etc., igual que no h a y , pues, [no se da] ningún punto ni tampoco línea[s]
y superficies.
275
c.
La finitud.
El estar está determinado; algo tiene una cualidad, y en ella está, no sólo
determinado, sino delimitado; su cualidad es su límite, afectado del cual sigue
siendo él, por lo pronto, estar afirmativo, en reposo. Pero, desarrollada esta
negación de modo que la oposición de su estar y de la negación [, entendida]
como límite a él inmanente, sea ella misma el ser en sí de algo, y que, con ello, no
sea éste sino devenir en276 él mismo, [todo ello es lo que] constituye la finitud de
algo.
α. La inmediatez de la finitud.
103
[la] disposición, [el] límite, se compadecen con su otro, con el estar; también la
nada abstracta viene a ser de por sí abandonada, en cuanto abstracción; pero [la]
finitud es la negación en cuanto f i j a d a e n 2 7 7 s í , y se yergue en consecuencia,
abrupta, frente a su afirmativo. Lo finito se deja de este modo llevar bien por la
corriente; él mismo es esto: estar determinado [, destinado] a su final, pero sólo a
su final: él es más bien el rechazo a dejarse llevar afirmativamente a su
afirmativo, a lo infinito, [el rechazo] a dejarse enlazar con ello, está, pues,
inseparablemente puesto con respecto a su nada, y toda reconciliación con su
otro, con lo afirmativo, está por ello cortada. La determinación [, el destino] de
las cosas finitas no es otra cosa que su f i n a l . El entendimiento persiste en esta
tristeza de la finitud, al hacer del no ser la determinación de las cosas,
[haciéndo]lo al mismo tiempo i m p e r e c e d e r o y a b s o l u t o . La caducidad
de las cosas no podría perecer sino en su otro, en lo afirmativo; así [es como] se
separaría de ellas su finitud; pero ésta es su cualidad inmutable, esto es, [una
cualidad] que no pasa a su otro, o sea a su afirmativo; a s í , e l l a e s e t e r n a .
Ésta es una consideración muy importante; pero que lo finito sea absoluto
es desde luego una posición278 que ninguna filosofía, ni modo de ver, ni el
entendimiento, se dejarán imputar; lo expresamente presente en la afirmación de
lo finito es más bien lo contrario; lo finito es lo limitado, [lo] perecedero; lo finito
n o es m á s q u e lo finito, no lo imperecedero; eso es lo que se halla de
inmediato en su determinación y expresión. Pero todo depende de si en este modo
de ver sigue uno aferrado a l s e r d e l a f i n i t u d , si l a c a d u c i d a d sigue
teniendo consistencia, o si la c a d u c i d a d y el p e r e c e r p e r e c e n . Que no
sea esto empero lo que sucede es justo lo que fácticamente se tiene en ese modo
de ver lo finito que hace del p e r e c e r el [término] ú l t i m o de lo finito. Lo que
se afirma expresamente es que lo finito ni se compadece ni es compatible con lo
infinito, que lo finito está puesto sin más279 frente a lo infinito. A lo infinito se le
atribuye [el] ser, [el] ser absoluto; frente a él queda, así, afianzado lo finito como
lo negativo del mismo; incompatible con lo infinito, lo finito se queda
absolutamente del / lado que le es propio; afirmación [la] obtendría de lo
afirmativo, de lo infinito, y perecería de esta suerte; pero es una unificación con
el mismo lo que se declara como imposible. Si lo finito no debe persistir frente a
lo infinito sino perecer, entonces como acaba de decirse, su perecer sería
justamente lo último, y no lo afirmativo, que sería sólo el perecer del perecer.
Mas si lo finito no debiera perecer en lo afirmativo, sino que su final debiera ser
captado como la n a d a , entonces estaríamos de nuevo en esa nada primera,
abstracta, ella misma perecida tiempo ha.
Sin embargo, en esta nada –que debe ser s ó l o nada y a la que al mismo
tiempo se confiere una existencia, [sea] en el pensar, en el representar o en el
hablar- viene a comparecencia la misma contradicción antes indicada a
277
an
278
Standpunkt
279
schlechthin [: simpliciter].
104
propósito de lo finito, sólo que ésta, allí, se limita a c o m p a r e c e r mientras que
en la finitud está e x p r e s a m e n t e . Allí, la [contradicción] aparece como
subjetiva; aquí se afirma que lo finito e s t á p e r e n n e m e n t e enfrentado a lo
infinito, [o sea] que e s lo en280 sí nulo, y que es [, se da] c o m o en281 sí nulo. Tal
es lo que hay que llevar a conciencia; y el desarrollo de lo finito muestra que él,
en282 él [mismo], al ser esta contradicción, cae de consuno [, mas a la vez
coincide] en sí, pero que en ese punto la resuelve real y efectivamente, [a saber:]
que no es que sea él, tan sólo [cosa] perecedera, y perezca, sino que el perecer, la
nada, no es lo último, sino que perece.
105
propio de algo, puesto así por él como un negativo al mismo tiempo esencial, no
es sólo límite en cuanto al, sino l i m i t a c i ó n . Pero la limitación no es
únicamente [algo] puesto como negado; la negación es de dos filos, en cuanto
que lo puesto por ella como negado es el l í m i t e ; éste es en general, en efecto,
lo común a algo y a otro, y también [la] determinidad del s e r e n s i m i s m a d o
de la determinación en cuanto tal. Con ello, este ser ensimismado, en cuanto
respectividad negativa a su límite –el cual difiere también de él-, [o sea] a sí como
limitación, es d e b e r s e r .
Para que el límite que es[tá] en general en291 el algo, sea limitación, el
[algo] tiene al mismo tiempo que s o b r e p a s a r , en sí mismo, e l l í m i t e y
respectarse, en292 él mismo, a e s t e [límite] c o m o a u n n o e n t e . El estar de
algo yace quietamente indiferente j u n t o a su límite, por así decirlo. Pero algo
sobrepasa su límite solamente en la medida en que su293 ser-asumido, que está
frente a su negativo ser ensimismado. Y como él [, el límite] está en la
d e t e r m i n a c i ó n misma en cuanto limitación, algo se sobrepasa con ello a s í
mismo.
291
an
292
an
293
deren [. Se entiende: “del límite”].
294
an
295
Beschränkung
296
eingehüllt [Lit.: “envuelta”]
106
El ser-ensimismado de algo en su determinación baja pues de posición, y se
hace d e b e r s e r , porque lo mismo que constituye su ser ensimismado es[tá] en
uno y el mismo respecto, como n o s e r , y además de tal modo que en el ser en
sí, en la negación de la negación, cada ser ensimismado es como una de las
negaciones ([como] lo que niega), unidad con la otra que, al mismo tiempo, como
cualitativamente otra [, distinta,] es límite, por cuyo medio es[tá] aquella unidad
como r e s p e c t i v i d a d a ella. La limitación de lo finito no es un [algo] externo,
sino que su propia determinación es también su limitación; y ésta es tanto ella
misma como también deber ser; ella es lo común a ambos o, más bien, aquello en
que ambos son idénticos.
Observación.
297
das Hinausseyn über die Schranke
298
Könnens
107
Por lo que hace a la forma de la l i m i t a c i ó n y del d e b e r s e r , cabe
censurar con más detalle dos prejuicios. En primer lugar, suelen tenerse en
m u c h o las limitaciones del pensar, de la razón, etc., afirmándose que n o se
p u e d e sobrepasar la limitación. En esta afirmación misma se es inconsciente de
que, precisamente al estar algo determinado como limitación, ya se ha ido más
allá de él. Pues una determinidad [o] límite, está determinada como limitación
solamente en oposición a su otro en general y, por tanto, frente a su
i l i m i t a d o ; lo otro de una limitación es justamente el hecho de s a l i r , yendo
más allá de la misma. La piedra o el metal no sobrepasan su limitación porque
ésta no es limitación [alguna] p a r a e l l o s . Sí, con todo, en el caso de tales
proposiciones generales299 del pensar propio del entendimiento, [del tipo de] es
imposible sobrepasar la limitación, no se quiere aplicar el pensar –para ver lo
que se halla en el concepto- cabe remitir a la realidad efectiva, donde tales
proposiciones muestran ser de lo más irreal e inefectivo. Justamente porque el
pensar d e b e ser algo más alto que la realidad efectiva y mantenerse apartado
de ella en regiones más altas, estando por tanto determinado, a su vez, como un
d e b e r s e r , no llega de un lado, en su avance, al concepto, y lo que del otro le
acontece es que se comporta de una manera justamente tan falta de verdad con la
realidad efectiva como con el concepto.- Dado que la piedra no piensa ni tiene
siquiera sensaciones, lo limitado de su constitución no es p a r a e l l a limitación
alguna, es decir, no [es] en ella una negación para la sensación, representación,
pensar etc., que ella no tiene. Pero hasta la piedra, en cuanto algo, es diferente
de su determinación o ser ensimismado y en su estar, y en esta medida sobrepasa
ella también su limitación; el concepto, que ella en300 sí es, contiene / la identidad
con su otro. Si ella es una base acidulable es entonces oxidable, neutralizable,
etc. En la oxidación, neutralización y demás se asume [y supera] su limitación de
existir sólo como base; la [piedra] va más allá [de ello], de igual manera que el
ácido asume [y supera] su limitación de ser [, de darse] como ácido, mientras que
el d e b e r s e r [, o sea el] sobrepasar su limitación, está de tal manera presente
en el [ácido], así como en la base cáustica, que sólo violentamente pueden ser
mantenidos como ácido y base cáustica carentes de agua [o sea: como
anhídridos], es decir puramente no neutrales.
108
negación en su [propio] sí-mismo que está determinada en el sentimiento de éste
c o m o u n a l i m i t a c i ó n , [y ello] precisamente porque el sentiente tiene el
sentimiento de su s í - m i s m o , el cual es la totalidad que está fuera y más allá de
aquella determinidad. Si no estuviera fuera y más allá, él no la sentiría como
negación suya, y no tendría ningún dolor.- ¿Y en cambio la razón, el pensar, no
debería poder sobrepasar la limitación? Ella, que es lo u n i v e r s a l , lo que está
de por sí fuera y más allá de l a [limitación], esto es de t o d a particularidad, y
que no es sino el sobrepasamiento de la limitación.- Desde luego, no todo
sobrepasamiento ni todo estar más allá del límite es una liberación de verdad del
mismo, una afirmación de verdad; ya el mismo deber ser es un tal
sobrepasamiento imperfecto, y la abstracción en general. Pero apuntar a lo
universal enteramente abstracto [es cosa que] basta contra la aseveración, igual
de abstracta, de que la limitación no puede ser sobrepasada, o [sea] ya el apuntar
a lo infinito en general [basta] contra la aseveración de que no se puede
sobrepasar lo finito.
Cabe mencionar al respecto una ocurrencia, ingeniosa en apariencia, de
L e i b n i z : si una piedra imán tuviera conciencia, vería su dirección al norte
como una determinación de su voluntad, una ley de su libertad. Mas si tuviera
conciencia, y por ende voluntad y libertad, sería pensante, y de este modo sería [,
se daría] para ella el espacio como u n i v e r s a l , continente de t o d a dirección
y, por ende, la s o l a dirección hacia el norte sería [, se daría] más bien como una
limitación de su libertad, de la misma manera que para el hombre es una
limitación el estar retenido en un sitio, mas no para la planta. /
301
Räsonneurs
109
eternice en302 él mismo y, lo que es lo mismo, la finitud sea absoluta. La filosofía
kantiana y fichteana indica como punto supremo de solución de las
contradicciones de la razón el d e b e r s e r , lo que no es más bien, empero, otra
cosa que la posición [propia] de la persistencia en la finitud y, por ende, en la
contradicción.
C.
LA I N F I N I T U D .
304
En su concepto simple, lo infinito puede ser visto al pronto como una
nueva definición de lo absoluto; puesto como respectividad a sí carente de
determinación, está puesto como s e r y d e v e n i r . Las formas del e s t a r no
son tenidas en cuenta en la serie de determinaciones, que pueden ser vistas como
302
an
303
das Unendliche [. Vertiré “lo infinito” cuando no lleve calificativo, y “el infinito” cuando lo lleve. P.e.:
“el infinito malo”.]
304
[Cf. 11: 7829]
110
definiciones del absoluto, dado que las formas de aquella esfera están puestas
inmediatamente de por sí sólo como determinidades, como [formas] finitas en
general. Lo infinito, en cambio, tiene sin más valor de absoluto, ya que está
determinado expresamente como negación de lo finito, de modo que es al
carácter-de-estar-limitado305 -del que el ser y [el] devenir, si bien tampoco tienen
o muestran en306 ellos mismos ningún carácter de estar limitados307, podrían sin
embargo ser de algún modo capaces- al que hace referencia expresa en lo
infinito, siendo negado en308 él tal [carácter].
Pero, con ello, lo infinito mismo no está ya, de hecho, retirado del carácter-
de-estar-limitado309 y de la finitud; la cosa primordial es: diferenciar entre el
concepto de verdad de la infinitud y la mala infinitud, entre el infinito de la razón
y el infinito del entendimiento; este último es el infinito d e g r a d a d o a f i n i t o
[, un infinito con m a l f i n ] 3 1 0 ; y, como se verá, justamente cuando se pretende
mantener al infinito en su pureza, apartado de lo finito, no se hace otra cosa que
darle un mal fin.
Lo infinito es:
a.
Lo infinito en general.
305
Beschränktheit
306
an
307
Beschränktheit
308
an
309
Beschränktheit
310
das verendlichte Unendliche
311
Beschränktheit
111
Por de pronto, se ha venido a dar para el concepto del infinito [el hecho de]
que el estar se determine como finito en su ser ensimismado y sobrepasa la
limitación. La naturaleza de lo finito mismo es la de sobrepasarse, negar su
negación y venir a ser infinito. Con ello, lo infinito no se está312 como un [algo]
acabado de por sí p o r e n c i m a de lo finito, de modo que lo finito tuviera y
retuviera su permanencia [su morada] f u e r a d e aquél o b a j o él. Ni tampoco
vamos n o s o t r o s , en el mero sentido de una razón subjetiva, más allá de lo
finito, hacia lo infinito. Tal ocurre cuando se dice que lo infinito es concepto de
razón y que nosotros nos elevamos por la razón por encima de lo temporal,
[creyendo] que se deja acontecer tal cosa mientras lo finito queda totalmente
indemne como si a éste nada le fuera en aquella elevación, que sigue siéndole
exterior. En la medida empero en que [es] lo finito mismo [lo que] viene elevado a
la infinitud, tanto menos es entonces una violencia ajena la que le hace esto, sino
que su naturaleza es respectarse a sí como limitación –y ello lo mismo en cuanto
limitación en cuanto tal que en cuanto deber ser- y sobrepasarla; o, más bien, en
cuanto respectividad a sí, haberla negado [a la limitación] y estar fuera y más
allá de ella. La finitud en general no deviene en el asumir[se] de la finitud, sino
que lo finito no es sino esto: convertirse él mismo, por su naturaleza, en eso [:
infinito]. La infinitud es su [propia] d e t e r m i n a c i ó n a f i r m a t i v a , lo que él
ensimismadamente es de verdad.
b.
313
Determinación recíproca de lo finito y lo infinito
312
steht
313
[Cf. 11: 7920]
112
Pero lo infinito y [lo] finito no están tan sólo en estas categorías de la
respectividad; ambos respectos tienen una determinación ulterior a la de estar
uno a otro enfrentados como meramente o t r o s . El [respecto] finito es en efecto
la limitación puesta como limitación; él [, lo finito,] es el estar [, mas] puesto con
la d e t e r m i n a c i ó n de pasar a su s e r e n s i m i s m a d o , de v e n i r a s e r
infinito. La infinitud es la nada de lo finito, [el] s e r e n s i m i s m a d o y d e b e r
s e r de éste, mas es esto, al mismo tiempo, como reflexionado en sí, el deber ser
cumplido, [el] ser íntegramente afirmativo que sólo se respecta a sí. En la
infinitud está presente la satisfacción de que toda determinidad, cambio, toda
limitación y, con ella, el deber ser mismo han desaparecido, son en cuanto
asumidos; la nada de lo finito está puesta. Como esta negación de lo finito está
determinado el ser ensimismado que, así, como negación de la negación, es en sí
afirmativo. Sin embargo, esta afirmación es, en cuanto cualitativa respectividad
i n m e d i a t a a sí, s e r ; por este medio es reconducido lo infinito a la categoría
de que él tiene frente a sí a lo finito como un otro; su naturaleza negativa está
puesta como la negación e s e n t e y , con ello, primera e inmediata. Lo infinito
está de esta manera afectado de la aposición frente a lo finito, el cual, en cuanto
otro, sigue siendo al mismo tiempo el estar determinado real, aunque esté puesto
al mismo tiempo en su ser ensimismado, en lo infinito, como asumido; éste es lo
no-finito: un ser en la determinidad de negación. Frente a lo finito, al círculo de
las determinidades esentes, de las realidades, lo infinito es el vacío inmediato, el
más allá de lo finito, que no tiene su ser ensimismado en314 su estar, [o sea] que es
un determinado. /
Esta contradicción está al punto presente en [el hecho de] que a lo infinito
le sigue estando enfrentado lo finito en cuanto estar; hay por ende d o s
determinidades; se d a n dos mundos, un [mundo] infinito y un [mundo] finito; y,
en la respectividad de ambos, lo infinito no es más que l í m i t e de lo finito y, por
ende, sólo un i n f i n i t o determinado, f i n i t o é l m i s m o .
314
an
315
Andern [Li.: “otros”]
316
meynt
113
ha mostrado, solamente la primera negación, inmediata, así como lo finito tiene
frente a esa negación, en cuanto negado, solamente la significación de [ser] un
o t r o , siendo aún, por consiguiente, algo. Por ello, cuando el entendimiento que
se eleva de este mundo finito asciende a su [punto] más alto, a lo infinito, este
mundo finito sigue estando en respecto a él como un aquende, de modo que lo
infinito no está más que puesto m á s a l l á de lo finito, s e p a r a d o de éste, y
con ello, lo finito queda separado justamente de lo infinito: ambos,
e m p l a z a d o s en317 d i v e r s o s i t i o , lo finito como el estar de aquí [, de este
lado], lo infinito, a pesar de ser ciertamente el e n 3 1 8 s í de lo finito, como un
más allá, en la turbia lejanía inalcanzable f u e r a de la cual se encuentra y
permanece aquél.
114
hasta hacerla323 simple negación inmediata y, por ende, determinidad y límite,
[algo] que entonces –justamente en igual medida- al contradecir [, al poner en
entredicho,]324 su ser ensimismado, queda excluido de él y puesto como [algo] que
no es suyo, [sino que está] más bien contrapuesto a su ser ensimismado, [o sea,]
viene a ser puesto como lo finito. Así, en cuanto que cada uno es en 325 él mismo y
por326 su [propia] determinación el [acto de] poner su otro, [ambos] son
i n s e p a r a b l e s . Pero esta unidad de ambos está o c u l t a en el cualitativo ser
otro de los mismos, es la [unidad] i n t e r i o r , que s e l i m i t a a estar situada
como fundamento.
Por este medio está determinada la manera en que aparece327 esta unidad;
puesta en el e s t a r , ella es [, se da] como un súbito vuelco o transición de lo
finito hacia lo infinito, y a la inversa, de modo que lo infinito se limita a
p o n e r s e d e r e l i e v e en328 lo infinito, lo otro en329 lo otro; es decir que cada
uno sea un surgir propio, i n m e d i a t o , en330 el otro, y que la respectividad de
ambos sea solamente exterior.
El proceso de [ese acto de] transición de ambos tiene la siguiente figura,
[ahora] explícita. Se ha venido a pasar sobre lo finito, hacia lo 331 infinito. Este
sobrepasar aparece como un hacer exterior. ¿Qué surge en este vacío que está
allende lo finito? ¿Qué es lo positivo en él? En virtud de la inseparabilidad de lo
infinito y lo finito (o sea, porque este infinito que se queda332 en su [propio] lado
está él mismo limitado), surge el límite; lo infinito ha desaparecido, su otro, lo
finito, ha hecho su entrada. Pero esta entrada de lo finito aparece como un
acontecer exterior a lo infinito, / y el mero límite como un [algo] tal que no surge
de lo infinito mismo, sino que viene a ser así, justamente, [algo] encontrado ahí
delante. Con esto, se presenta la recaída en la anterior determinación, en vano
asumida. Este nuevo límite, empero, no es él mismo sino un [algo] tal que hay que
asumir, o sea que hay que sobrepasar. Con ello ha surgido de nuevo el vacío, la
nada, en la cual viene a hallarse en igual medida aquella determinidad: un nuevo
límite, y a s í d e s e g u i d o a l i n f i n i t o .
323
zur
324
als widersprechend seinem [. Aquí, en su uso intransitivo, el verbo widersprechen no significa tanto
“contradecir” cuanto “oponerse activamente a algo”.]
325
an
326
aus
327
die Weise der Erscheinung
328
an
329
an
330
an
331
in das
332
stehende
115
distintos] el uno frente al otro; cada uno tiene en333 él mismo al otro de sí; así,
cada uno es la unidad de sí y de su otro, y es [el] estar, en su determinidad de n o
ser aquello que él mismo es y que su otro es.
333
an
334
an
335
an
116
e s t a r perenne, [de un estar] que, en su más allá, se engendra una y otra vez, y
además como diverso de aquél.
c.
La infinitud afirmativa.
117
ver cómo están de tal manera dispuestos. Emplazado así lo infinito, él es u n o
s o l o d e l o s d o s ; pero al ser s o l a m e n t e uno de los dos, él mismo es finito,
no es el todo, sino sólo uno de los respectos; en342 el [término] que se le enfrenta
tiene él su límite; es, así, lo i n f i n i t o [que es] f i n i t o . Presentes están, tan
sólo, d o s f i n i t o s . Precisamente en el hecho de que él venga así a p a r t a d o
de lo finito –viniendo con ello a ser emplazado como u n i l a t e r a l - se halla su
finitud, o sea su unidad con lo finito.- Por su parte, lo finito, emplazado como [lo]
de por sí apartado de lo infinito, es e s t a r e s p e c t i v i d a d a s í en la que es
apartada su relatividad y dependencia, su caducidad; él es la misma subsistencia
de suyo y afirmación de sí que el infinito debe ser.
Pero además, en cuanto que han de ser también tomados como diferentes,
la unidad de lo infinito –la cual es cada uno de esos momentos- está determinada
342
an
343
an
344
begrifft
345
an
118
en cada uno de ellos de diversa manera. Aquello que, según su determinación, es
infinito tiene en346 él la finitud que difiere de él; aquél es, en esta unidad, el e n 3 4 7
s í , y éste no es más que determinidad, límite en348 él, sólo que es un límite que es
sencillamente su otro, su contrario; su determinación, que es el ser-en-simismado
en cuanto tal, se echa a perder por la intromisión de una cualidad de tal especie;
él es, entonces, un i n f i n i t o h e c h o f i n i t o [, un infinito con mal fin]. De
igual manera, mientras lo finito en cuanto tal sea tan sólo el no-ser-ensimismado
–aunque según aquella unidad tenga igualmente en349 él su contrario, es realzado
por encima de su [propio] valor y, por así decirlo, elevado infinitamente; viene a
ser puesto entonces como lo finito h e c h o i n f i n i t o [, lo finito sin fin].
De igual manera que antes [le ocurría a] la unidad simple, viene entonces a
adulterarse también, por culpa del entendimiento, la unidad doble de infinito y
finito. Ello acontece aquí, justamente en igual medida, en razón de que en una de
ambas unidades viene tomado el infinito como no negado, sino más bien como el
ser-en-simismado, en350 el cual, por tanto, no deben estar puestas la determinidad
y [la] limitación, [pues] de este modo bajaría de posición el ser-en-simismado y
se echaría a perder. Lo finito viene mantenido, a la inversa, también como lo no
negado, aun cuando / [sea] en351 sí nulo, de manera que en su enlace con lo
infinito venga elevado a aquello que él no e s , y por ello viene a hacerse infinito
[, algo sin fin]352 frente a su determinación no desaparecida, sino que más bien se
eterniza.
346
an
347
an
348
an
349
an
350
an
351
an
352
verunendlicht
353
an
354
an
119
en355 ella lo otro de sí misma. Lo finito no viene asumido por lo infinito como por
una potencia presente fuera de él, sino que es asumirse a sí mismo [lo que
constituye] su infinitud.
120
uno de estos [actos de salir] hacia fuera es una puesta en marcha particular, un
nuevo acto, de suerte que ellos caen, así, uno fuera del otro.- Pero además, en el
progreso infinito está presente también la r e s p e c t i v i d a d de aquéllos.
P r i m e r o está lo f i n i t o ; l u e g o se va fuera y más allá de él, y este negativo
o allende de lo finito es lo infinito; e n t e r c e r l u g a r se vuelve a ir fuera y
más allá de esta negación, y surge un nuevo límite: otra vez un f i n i t o . - Éste es
el movimiento completo que se concluye a sí mismo, el [movimiento efectuado] a
propósito de359 lo [finito ahora] arribado y que constituía el inicio; lo surgido e s
l o m i s m o que lo q u e e r a e l p u n t o d e p a r t i d a , esto es, se ha
restablecido lo finito; por tanto, lo mismo h a i d o a p a r a r a s í m i s m o ,
sin hacer otra cosa que r e e n c o n t r a r s e e n s u m á s a l l á .
359
bey
360
in der [. Locativo, sin movimiento].
361
bey
121
d u a l i d a d de resultados. Esto es lo igualmente puesto en la línea del progreso
infinito, ilimitada por los dos extremos, y en la que cada uno de los momentos
está presente a intervalos alternativamente iguales, siendo cosa enteramente
exterior la posición en que sea tomado o cuál [de ellos] sea tenido como el
inicio.- Son diferentes en el mismo pero, de igual manera, el uno [es] sólo el
momento del otro. En cuanto que ambos, lo finito y lo infinito, son momentos
ellos mismos del proceso, tienen e n c o m ú n ser l o f i n i t o ; y en cuanto que
están de igual manera negados –en común- en él y en el resultado, con verdad se
llama este resultado –en cuanto negación de esa finitud de los dos- lo infinito. La
diferencia de ambos es así el d o b l e s e n t i d o que los dos tienen. Lo finito tiene
el doble sentido de ser, en primer lugar, solamente lo finito c o n t r a lo infinito a
él enfrentado; y, en segundo lugar, de ser a l m i s m o t i e m p o lo finito y lo
infinito a él enfrentado. También lo infinito tiene el doble sentido de ser u n o de
esos dos momentos –con lo que es el infinito malo- y de ser lo infinito, en el que
esos dos [términos], él mismo y su otro, son solamente momentos. Por tanto, el
modo en que de hecho se presenta lo infinito es el de ser el proceso en el que él se
baja de posición [, se depone como] solamente u n a de sus determinaciones, [a
saber:] estar enfrentado a lo finito y, por ende, ser solamente uno de los finitos, /
asumiendo esta diferencia de sí respecto a sí mismo al hacerse afirmación de sí,
siendo [, dándose] por esta mediación como i n f i n i t o d e v e r d a d .
362
present, gegenwärtig
122
[de lo que se trata] es de inteligir que un infinito tal es lo no verdadero.- La
imagen del progreso al infinito es la l í n e a recta, a cuyos dos extremos363 no hay
otra cosa, ni sigue habiendo nunca otra cosa que el infinito, [justamente] allí
donde ella –que consiste en estar [determinada]- no es [ya], de modo que lo que
ella hace es s a l i r hacia este no-estar suyo, esto es, hacia lo indeterminado;
como infinitud de verdad, en sí replegada, su imagen viene a ser el c í r c u l o , la
línea que ha accedido a sí, clausa e íntegramente presente364, sin p u n t o
i n i c i a l ni f i n .
363
Grenzen
364
gegenwärtig
365
an
366
Ideelle
*
El [término] “I d e a l e ” tiene una significación más determinada (la de lo bello y cuanto ello implica)
que el [término] “I d e e l l e ”; aquél no es pertinente aún aquí; por esta razón se utiliza aquí la expresión
“i d e e l l ”. Por lo que hace a “realidad” no ha lugar ciertamente en el uso lingüístico a tal distinción;
“reelle” y “reale” vienen a ser dichos con el mismo significado, poco más o menos, así que no tiene
interés alguno hacer las matizaciones que de algún modo hubiera entre ambas expresiones. [Las comillas
no se hallan, claro está, en el original. En castellano es imposible –y por fortuna poco necesario aquí,
como se ve por la nota- expresar esa diferencia en la terminación. Siempre que aparece “reell” o “ideell”
lo hacemos constar a pie de página.]
367
Ideelle
123
negación el tener la expresión propia de lo ideal368; en esa oposición se regresa
de nuevo a la unilateralidad de lo negativo abstracto –que compete al infinito
malo- y se persiste en el afirmativo estar de lo finito.
La t r a n s i c i ó n .
124
efecto el que no tuviera causa alguna. [Es] por consiguiente esta relación [la que]
proporciona el progreso infinito de c a u s a s y e f e c t o s , algo está
determinado como causa, mas ésta, al ser un [algo] finito (y cosa finita lo es ella,
al fin, precisa y propiamente en razón de su separación del efecto, con lo que l o
m i s m o que fue determinado como causa está determinado también como efecto:
u n i d a d de causa y el efecto; lo ahora determinado como efecto tiene de nuevo
una causa, esto es, hay que s e p a r a r la causa de su efecto y ponerla como un
algo distinto; esta nueva causa es empero, a su vez, sólo un efecto: u n i d a d de
causa y efecto; ella tiene por causa suya otra [cosa]: separación de ambas
determinaciones, y así al i n f i n i t o .
369
ihre
125
un ejemplo bien desplegado- de una manera propia370 y determinada: consiste
únicamente en aprehender los momentos contrapuestos en su unidad. En cuanto
que cada uno de ellos, y además fácticamente, muestra en371 él que tiene en372 él
mismo su contrario, y que éste coincide consigo, la verdad afirmativa es esta
unidad que se mueve en sí, la comprehensión de ambos pensamientos, la infinitud
de ambos, [el ser] la respectividad a sí mismo; no la [respectividad] inmediata,
sino la infinita.
370
ihrer
371
an
372
an
373
bey
374
an
375
gegen
376
gegen
377
Gegenstände
378
Gegenstände
379
an
126
es[tá] inmediatamente expresado en380 él es que él sea lo contrario de lo
determinado. Lo infinito, en cambio, contiene esto de un modo expreso: él es lo
n o - finito. Con ello parece inmediatamente excluida la unidad de lo finito y lo
infinito; la reflexión inacabada, es[tá] por ello en contra de esta unidad de la
manera más obstinada.
127
abstracta, así como, a la inversa, lo finito, desde el mismo fundamento [por la
misma razón] de su nulidad, viene a e n t r a r en lo infinito. O más bien hay que
decir que lo finito ha salido eternamente hacia la finitud, que él sencillamente385
no e s , como tampoco [lo era] el s e r puro, [tomado] únicamente de por sí, sin
tener a su otro e n 3 8 6 é l m i s m o . /
385
schlechthin [lat.: simpliciter]
386
an
387
an
388
an
389
bezieht
390
ideelle
391
ideell
392
Bedeutung
393
Ideelle
128
sea en [una] singularidad sensible; ni siquiera el agua de Tales es eso; pues, aun
cuando sea también el agua empírica, además de ello es al mismo tiempo el
e n 3 9 4 s í o e s e n c i a de todas las otras cosas; y éstas no subsisten de suyo ni
están fundadas en sí, sino que están p u e s t a s a partir de otro, del agua, esto es:
[son] ideales395. En cuanto que antes se denominó al principio, a lo universal, lo
i d e a l 3 9 6 al igual que con más [razón] aún hay que denominar i d e a l 3 9 7 al
concepto, a la idea, al espíritu, así son también, por su parte, i d e a l e s 3 9 8 las
cosas singulares sensibles en el principio, en el concepto y aún más en el espíritu,
dado que son [, existen] en cuanto asumidas; así, y a este propósito, hay que
llamar preliminarmente la atención sobre la misma / duplicidad de respectos ya
mostrada a propósito de lo infinito, a saber, que una vez es lo ideal 399 lo concreto,
lo de verdad ente, otra en cambio, y precisamente en la misma medida, lo ideal 400
son sus momentos, asumidos en él, mientras que, de hecho, sólo hay un único
todo concreto401, del que son inseparables los momentos.
394
an
395
Ideelle
396
Ideelle
397
Ideelle
398
Ideelle
399
Ideelle
400
Ideelle
401
das Eine concrete Ganze ist [. Diferénciese ello del En kai pan: Alles Eins]
402
Ideelle
403
[Cf. p.e. Brockhaus’Konversations Lexikon. Leipzig 190814. IX, 499: “Ideell: nur in der Idee oder
Vorstellung bestehend”. O sea: “ideal: consistente (o existente) sólo en la idea o representación”].
404
Ideelle
405
Reell
406
Reell
407
Daseyn
408
Ideelle
129
contenido. Tal idealismo es formal409, en cuanto que no repara en el c o n t e n i d o
del representar o [del] pensar, que, para el caso, bien puede quedarse
enteramente en su finitud dentro del representar o el pensar. Con un idealismo tal
nada se pierde, sea porque la realidad de tal contenido finito, el estar, llenado
con [la] finitud, se conserva, sea también, y en igual medida, porque al hacer
abstracción de ella, se da a entender410 que, e n 4 1 1 s í , nada de monta hay en412
tal contenido; y nada se gana con él, justamente porque nada se pierde, porque
Yo, la representación, el espíritu, sigue estando lleno del mismo contenido de
finitud. La oposición de la forma entre subjetividad y objetividad es, en cualquier
caso, una de las finitudes; pero el c o n t e n i d o , según viene aprehendido en la
sensación, intuición o también en el elemento, más abstracto, de la
representación del pensar, contiene finitudes en abundancia, que, con la
exclusión de sólo una de las maneras de la finitud: la forma de lo subjetivo y de
lo objetivo, ni resultan eliminadas ni menos han caducado por sí mismas. /
409
formell
410
soll
411
an
412
an
130
CAPÍTULO TERCERO
En el s e r p a r a s í se da el a c a b a m i e n t o 4 1 3 d e l s e r
c u a l i t a t i v o ; él es el ser infinito. El ser del inicio es carente de determinación.
El estar es el ser asumido, pero el ser sólo inmediatamente asumido. Contiene
pues, por lo pronto, solamente la primera negación, ella misma inmediata; el ser
está igualmente mantenido, es verdad, y ambos, en el estar, están unificados en
unidad simple, pero precisamente por ello son en414 sí, todavía d e s i g u a l e s
entre sí, y su unida n o está aún p u e s t a . El estar es, por ello, la esfera de la
diferencia, del ser determinado relativo, no absoluto. En el ser para sí está
puesta, e igualada, la diferencia entre el ser y la determinidad o negación;
cualidad, ser otro, límite, igual que realidad, ser ensimismado, deber ser, etc.,
son la figuraciones415 imperfectas de la negación en el ser, en cuanto que, en
ellas, la diferencia entre ambos [, entre ser y negación] está aún de fundamento.
Pero al haber pasado la negación, en la finitud, a la infinitud, a la p u e s t a
negación de la negación, ella es respectividad simple a sí, y por tanto, en 416 ella
misma, la igualación con el ser: s e r - d e t e r m i n a d o a b s o l u t o .
E n s e g u n d o l u g a r , el uno pasa a la p l u r a l i d a d d e l o s u n o :
r e p u l s i ó n , cuyo ser otro del uno se asume en la idealidad del mismo:
atracción.
A.
131
limitación, su ser otro, que él, en cuanto esta negación, es el infinito r e t o r n o a
sí. La conciencia contiene ya en418 sí, en cuanto tal, la determinación del ser para
sí en cuanto que se r e p r e s e n t a un objeto que ella siente, intuye, etc., o sea que
tiene e n e l l a el contenido de aquel [contenido] que, de esta manera, es[tá]
como i d e a l 4 1 9 ; en su intuir mismo y, en general, en su entrelazamiento con lo
negativo de sí, con lo otro, ella está c a b e s í m i s m a . El ser para sí es el
comportarse-y-relacionarse polémico, negativo frente a lo otro delimitador y, por
esta negación del mismo, [él es] ser-reflexionado-en-sí, aun cuando j u n t o a este
retorno a sí de la conciencia, y junto a la idealidad del objeto, se conserve
i g u a l m e n t e , t o d a v í a , la r e a l i d a d del mismo, en cuanto que él es
sabido, a l m i s m o t i e m p o , como un estar exterior. La conciencia es, así, l o
q u e a p a r e c e , o sea [es] el dualismo de saber por una parte [que hay] un
objeto distinto de ella, un objeto exterior y, por otra, de ser-para-sí, de tener al
mismo, idealmente, en ella, [o sea,] de ser no sólo cabe tal otro, sino de ser allí,
también, cabe sí misma. Por contra, la a u t o c o n c i e n c i a es el ser p a r a s í
en cuanto l l e v a d o a p l e n i t u d y p u e s t o ; ese lado de respectividad a un
o t r o , a un objeto externo, es eliminado. La autoconciencia es, así, el ejemplo
más cercano de la presencia420 de la infinitud: de una infinitud, desde luego,
abstracta en todo caso, aunque al mismo tiempo tenga, sin embargo, una
determinación concreta enteramente distinta al ser para sí en general, cuya
infinitud tiene todavía una determinidad sola y enteramente cualitativa. /
a.
418
an
419
ideelles
420
Präsenz [gr.: parousía].
421
am
132
b.
Ser-para-uno.
422
ideelles
423
an
424
anderes
425
[Cf. 11: 9014]
426
gegeneinander
427
Ideelle
428
Ideelle
429
Ideelle
133
430
Observación. [Título de la Tabla del Contenido:
¿Qué [es ser apropiado] para un[a cosa]?].
134
consistente, y con subsistencia de suyo, el estar finito; mas también [depende] de
si esté puesto ya en lo infinito mismo el momento: p a r a - u n o , un comportarse-
y-relacionarse lo ideal438 a sí en cuanto ideal439. Así, el ser eleático o la sustancia
spinozista son solamente la negación abstracta de toda determinidad, sin que en
ella misma [-en la negación-] esté puesta la idealidad: en S p i n o z a , como se
mencionará más adelante, la infinitud es solamente la a f i r m a c i ó n absoluta de
una cosa, y con ello solamente la unidad inmóvil; la sustancia no llega siquiera a
la determinación del ser para sí, y mucho menos a la del sujeto y el espíritu. El
idealismo del noble M a l a b r a n c h e es, en sí, más explícito; contiene los
siguientes pensamientos fundamentales: dado que Dios incluye en sí todas las
verdades eternas, a las ideas y perfecciones de todas las cosas, de manera que
ellas son solamente las s u y a s , no las vemos entonces sino en él; Dios despierta
en nosotros nuestras sensaciones de los objetos mediante una acción que nada de
sensible tiene, y a cuyo respecto nos imaginamos alcanzar del objeto no sólo su
idea –que representa su esencia- sino también la sensación de la existencia 440 del
mismo (De la recherche de la Vérité, Eclairc[issements] sur la nature des idées,
etc.). Al igual pues que las verdades e ideas eternas (esencialidades) de las cosas,
así es también su existencia441, en Dios, ideal442 y no un estar realmente efectivo,
aun cuando, como objetos nuestros, ellos son solamente p a r a u n o . Este
momento de idealismo explícito y concreto, que en el spinozismo falta, está aquí
presente, en cuanto que la idealidad absoluta está determinada como saber. Por
puro y profundo que este idealismo sea, esas relaciones contienen todavía, de un
lado, mucho de indeterminado para el pensamiento, mientras que del otro es su
contenido, en seguida, bien concreto (los pecados y la redención se presentan en
ellas en seguida); la determinación lógica de la infinitud, que tendría que ser el
basamento de ese [contenido], no está explicitada de por sí, de modo que ese
idealismo sublime y pleno es el producto, bien es verdad, de un espíritu
especulativo puro, el único fundamentalmente de verdad. /
438
Ideelle
439
Iseelle
440
Daseyn
441
Daseyn
442
ideell
443
[Cf 11: 8910].
444
vorstellende
445
ideelles
135
[distintos] unos para otros, no se delimitan ni tienen ninguna influencia entre sí446;
quedan en general abolidas todas las relaciones que tengan un estar como
fundamento. La multiforme variedad es solamente ideal447 e interna, la mónada
sigue estando allí respectada sólo a sí misma; los cambios se desarrollan en el
interior de ella, sin ser respectividades de la misma a otras. Aquello que, según la
determinación real, viene tomado como existente respectividad de las mónadas
entre sí es un devenir independiente y sólo s i m u l t á n e o , encerrado en el ser
para sí de cada mónada. Que haya m á s m ó n a d a s , que por ende vengan
determinadas también como [siendo] otras, en nada concierne a las mónadas
mismas; eso es la reflexión, que cae fuera de ellas, de un tercero; ellas no son
e n 4 4 8 e l l a s m i s m a s o t r a s , u n a s f r e n t e a o t r a s ; el ser para sí es
mantenido puro, sin tener a h í a l l a d o , un estar- Sólo que en este punto está al
mismo tiempo lo inacabado de este sistema. Sólo e n 4 4 9 s í , o [sea] e n 4 5 0 D i o s
como mónada de mónadas, o t a m b i é n e n 4 5 1 e l s i s t e m a , son las mónadas,
de este modo, representadoras452. El ser otro es[tá] igualmente presente, donde
quiera que caiga, sea en la representación misma, o como quiera que sea
determinado lo tercero que las considera como otras, como muchas. La pluralidad
del estar de ellas está solamente excluido, y además, sólo momentáneamente; sólo
por la abstracción están puestas las mónadas como [cosas] tales que no serían
otras. Si hay un tercero que pone el ser otro de ellas, entonces hay también un
tercero que asume su ser otro; pero todo este m o v i m i e n t o q u e l a s
c o n v i e r t e e n i d e a l e s 453 cae fuera de ellas. Mas así como cabe recordar
que ese mismo movimiento del pensamiento cae, con todo, dentro de una mónada
representadora, también hay que recordar, al mismo tiempo, que justamente e l
c o n t e n i d o de tal pensar s e es e x t e r i o r a s í m i s m o . / De la unidad de
la idealidad absoluta (de la mónada de mónadas) se pasa inmediatamente, sin
dar el concepto de ello (por medio [-en cambio-] de la representación del acto
creador), a la categoría de la p l u r a l i d a d abstracta (carente de respectividad)
del estar, y de ésta, y de manera igual de abstracta, se vuelve a aquella unidad.
La idealidad, el representar en general, sigue siendo algo formal454, al igual que
lo es también el representar, ascendiendo a conciencia. Así como en la
ocurrencia de Leibniz, arriba aducida, acerca de la aguja magnética –que, si
tuviera conciencia, vería su dirección al norte como determinación de su
libertad- viene pensada la conciencia sólo como forma unilateral, indiferente
cara a su determinación y contenido, así es la idealidad en las mónadas una
forma que sigue siendo exterior a la pluralidad. La idealidad debe serles
446
aufeinander
447
ideell
448
an
449
an
450
an
451
an
452
vorstellende
453
ideelles
454
formelles
136
inmanente; y su naturaleza, representar; pero el comportamiento-y-relación de
las mónadas es de un lado su armonía, que no acaece en su estar y está por
consiguiente preestablecida; de otro lado, ese e s t a r suyo no está captado como
ser-para-otro ni, ulteriormente, como idealidad, sino sólo como pluralidad
abstracta; la idealidad de la pluralidad y la ulterior determinación de la misma
como armonía no es ni inmanente ni pertinente a esa pluralidad misma.
457
c.
Uno.
455
Anstoss
456
Ideelle
457
[Cf. 11: 8820]
458
[Cf. 11:916]
459
am
137
inmediatez, c a d a momento v i e n e p u e s t o como u n a d e t e r m i n a c i ó n
p r o p i a , e s e n t e ; y sin embargo, son en igual medida i n s e p a r a b l e s . A
ello se debe que de cada determinación sea en igual medida preciso enunciar su
contraria; es esta contradicción la que, dada la d i s p o s i c i ó n abstracta d e
l o s m o m e n t o s , constituye la dificultad.
B.
UNO Y MUCHO.
El uno es la simple respectividad a sí mismo del ser para sí, en la que sus
momentos han caído-conjuntamente-y-coincidido460 en sí, en la que, por
consiguiente, tiene la forma de la i n m e d i a t e z , volviéndose entonces sus
momentos, por consiguiente, e n t e s q u e e s t á n a h í .
a.
460
zusammengefallen
461
an
462
an
463
an
138
negado este círculo de categorías. Por ende, el uno es incapaz de devenir otro: es
inmutable.
b.
El uno y el vacío.
464
in
139
Observación [Título en la Tabla del Contenido: La atomística].
Mas, por otra parte, las determinaciones ulteriores de los antiguos acerca
de una configuración y situación de los átomos, [y acerca de] la dirección de su
465
Sprödigkeit. [Este polivalente término –uno de cuyos ejs. de aplicación podría ser el vidrio- significa
también “esquivez”.]
140
movimiento, son bastante arbitrarias y extrínsecas, y están al respecto en directa
contradicción con la determinación fundamental del átomo. De [este modo de
ver] los átomos, del principio de la suprema exterioridad y, con ello, de la
suprema / carencia de concepto, [es de lo que] adolece la física de las moléculas
y partículas, justamente igual que la ciencia política que parte de la voluntad
singular de los individuos.
c.
Muchos uno.
Repulsión.
466
ist
467
an
141
Esta repulsión en cuanto que es el poner m u c h o s u n o mas por medio
del uno mismo, es el propio salir fuera de sí del uno, pero hacia tales [seres]
fuera de él que, a su vez, no son sino [otros] uno. Esta es la repulsión según e l
c o n c e p t o , l a esente e n s í . La segunda [clase de] repulsión es diferente de
aquélla, y es la vislumbrada al pronto por la representación de la reflexión
externa, en cuanto que [en ella] no [se da] la generación de los uno, sino sólo un
recíproco habérselas por separados [tales] uno presupuestos, ya p r e s e n t e s .
Hay que ver entonces el modo en que aquella repulsión esente e n 4 6 8 s í se
determina a la segunda a la exterior.
Por lo pronto hay que establecer las determinaciones que tienen los muchos
uno en cuanto tales. El [hecho de] venir a ser muchos o [sea, el] venir-a-ser-
producidos los muchos [es cosa que] desaparece inmediatamente como devenir-
puesto [, como venir a estar puestos]; los producidos son uno, [mas] no para otro,
sino que se respectan infinitamente a sí mismos. El uno sólo repele de sí mismo a
s í ; luego no deviene, sino que y a e s ; lo representado como repelido es
igualmente un u n o , un e n t e ; repeler y venir a ser repelido [es cosa que]
conviene a ambos de igual manera y que no constituye diferencia alguna.
142
estar] l o u n o f u e r a d e l o o t r o , es aquí la i n f i n i t u d s a l i d a f u e r a
d e s í ; y fuera de sí lo llega a estar en virtud de la inmediatez de lo infinito, del
uno. Ella es justamente tanto un simple respectar de uno a uno como, más bien, la
absoluta carencia de respectividad de los uno; aquél, según la simple
respectividad afirmativa del uno a sí; éste, según la misma [pero] como negativa.
O sea, la pluralidad del uno es el propio [hecho de] poner el uno; el uno no es
nada más que la respectividad n e g a t i v a del uno a sí; y esta respectividad, o sea
el uno mismo, es el uno plural472. Pero de la misma manera, la pluralidad le es al
uno sencillamente exterior; pues el uno es precisamente el asumir del ser otro, la
repulsión es su respectividad a sí, y simple igualdad consigo mismo. La
pluralidad de los uno es la infinitud en cuanto contradicción que, sin más ni
más473, se engendra a sí misma.
472
das viele Eins
473
unbefangen
474
abgeschlossene
475
ideelle
143
C.
REPULSIÓN Y ATRACCIÓN.
a.
Los muchos uno son entes; su estar, o respectividad de unos a otros, es no-
respectividad, ella les es exterior: el vacío abstracto. Pero ellas mismas son esta
respectividad negativa a sí, ahora como a o t r o s e n t e s : la contradicción
mostrada, la infinitud puesta en [la] inmediatez del ser. Con esto, la repulsión s e
t o p a ahora d e i n m e d i a t o con lo repelido por ella. En esta determinación,
ella es e x c l u s i ó n ; el uno no repele de sí más que a los muchos uno por él
engendrados, no puestos por él. Este repeler, sea recíproco u omnilateral, es
relativo, limitado por el ser de los uno.
La pluralidad es, por lo pronto, ser-otro no puesto; el límite, solamente el
vacío, solamente aquello en lo cual los uno n o s o n . Pero ellos s o n también en
el límite, son en el vacío, o sea: su repulsión es su r e s p e c t i v i d a d c o m ú n .
144
ellos el firme sostén de su diversidad, frente a su venir-a-ser-negados, es su
[propio] s e r , y además su ser e n s i m i s m a d o , frente a su respectividad-a-
otro; este ser ensimismado es[triba en] que ellos son u n o . Pero e s o l o s o n
t o d o s ; en su ser ensimismado, ellos son l o m i s m o , en vez de tener allí el
punto firme de su diversidad. En segundo lugar, su estar y su comportamiento-y-
relación mutuos, esto es su [función de] p o n e r s e a s í m i s m o s c o m o u n o
[en cada caso], es la [función] recíproca de negar; pero esto es, igualmente, u n a
y l a m i s m a determinación de todos, por cuyo medio se ponen pues más bien
como idénticos; al igual que, por ser en476 sí lo mismo, su idealidad –que había de
ser puesta como por otros- es s u p r o p i a [idealidad], que ellos, por tanto,
tampoco repelen.- Con ello, según su ser y [según su] poner, no son más que u n a
sola unidad afirmativa. /
Esta consideración de los unos, [a saber] que ellos, según sus dos
determinaciones –tanto en la medida en que son como en la medida en que se
respectan unos a otros- se muestran como uno y el mismo [término] y [muestran]
su indiferenciabilidad, es [cosa de] nuestra comparación.- Pero hay que ver
también lo que en su r e s p e c t i v i d a d misma de uno a otro está, en477 ellos,
p u e s t o . - Ellos s o n : eso está propuesto en esta respectividad; y son sólo en
la medida en que se niegan recíprocamente y al mismo tiempo apartan de sí esa
su idealidad, su ser-negados, esto es, en que niegan el recíproco negar. Mas ellos
son sólo en la medida en que niegan, de modo que, al ser negado ese negar suyo,
viene a ser negado su ser. Es verdad que, en cuanto que ellos s o n , no vendrían
a ser negados por ese negar, [sino] que eso les sería algo exterior; esta [acción
de] negar lo otro rebota en478 ellos, tocando su superficie sólo de refilón. Sólo que
por este negar a los otros retornan a sí mismos, sin ser sino como esta
mediación: ese retorno suyo es su autoconservación y su ser para sí. Mientras su
negar no efectúe nada, por razón de la resistencia que los entes, en cuanto tal o
como negantes, oponen, ellos no retornan a sí, ni se conservan, ni son.
Ha poco se hizo la consideración de que los unos son lo mismo: cada uno
de ellos es u n o , igual que el otro. No es éste un respecto solamente establecido
por nosotros, una acumulación extrínseca, sino que la misma repulsión es [,
consiste en] establecer respectos; el uno que excluye a los uno no hace otra cosa
que respectarse él mismo a ellos, es decir a sí mismo. El comportamiento-y-
relación negativo de los uno entre sí es, con ello, solamente un i r - d e -
c o n s u n o - c o n - s i g o [, un coincidir]. Esta identidad a la que pasa su repeler
es la asunción de su diversidad y exterioridad, que ellos debieran más bien,
afirmar unos frente a otros, en cuanto excluyentes.
476
an
477
an
478
an
145
Observación. [Título en la Tabla del Contenido: Proposición de la
unidad del uno y lo mucho.]
146
diferencia, y además con razón; pero ni ésta viene suprimida en virtud de ese
hecho, ni éste existe ciertamente a despecho de la diferencia. Cabría por ende
consolar al entendimiento por lo que hace a la llana aprehensión del hecho de la
unidad, [haciéndole ver] que también la diferencia volverá a entrar a su vez.
b.
482
El único uno de la atracción483
El atraer conviene por lo pronto de igual manera a cada uno de los muchos
uno presentes como i n m e d i a t o s ; ninguno de ellos tiene preferencia respecto
a los otros; estaría así presente un equilibrio en el atraer, propiamente un
equilibrio de la atracción y la repulsión mismas, y una quietud inerte sin
idealidad que tuviera estar. Pero aquí no cabe hablar de una preferencia de un
tal uno frente al otro –lo cual presupondría una determinada diferencia entre
ellos-; más bien, la atracción es el [acto de] poner la indiferencialidad presente
de los uno. [Es] sola y primeramente la atracción misma [la que] es el [acto de]
p o n e r un uno diferenciado de los otros; ellos son solamente los uno inmediatos,
que deben conservarse por medio de la repulsión; pero, por su negación puesta,
brota el uno de la atracción, que está determinado por consiguiente como lo
482
[Cf. 11: 983]
483
[En la Tabla del Contenido, el título es: “El uno de la atracción”.]
484
an
147
mediado: el u n o , p u e s t o c o m o u n o . Los primeros [uno], en cuanto
inmediatos, no retornan a sí en su idealidad, sino que la tienen en485 otro [uno].
c.
148
carentes de respectividad, los uno no son repelentes ni excluyentes, que es lo que
constituye su determinación. Aunque sea negativa, [la] repulsión es con todo,
esencialmente, r e s p e c t i v i d a d ; el recíproco apartar y huir no es la liberación
de lo apartado y de aquello de que se huye; lo que excluye sigue estando a ú n e n
c o n j u n c i ó n c o n l o excluido por él. Este momento de respectividad empero,
es la atracción, [que está] por ello en la repulsión misma; ella es el [acto de]
negar a aquella repulsión abstracta, según la cual no eran los uno más que entes
que se respectan a sí, no [mutuamente] excluyentes.
Pero al haber partido de la repulsión de los uno que tienen estar –con lo
que se pone también la atracción como entrando exteriormente en491 ellos-,
entonces ambas, con [toda] su inseparabilidad, son mantenidas aún una fuera de
otra, en cuanto determinaciones diversas; sin embargo, lo que ha resultado es
que, no sólo viene la repulsión presupuesta por la atracción, sino que también y
en la misma medida tiene lugar la retrorrespectividad de la repulsión a la
atracción, y aquélla tiene en492 ésta, justamente en la misma medida, su
presuposición.
149
puestos-, [esa determinación] por la que ellos serían de a n t e m a n o [, presu-
puestos,] pertenece igualmente a la repulsión. El repeler es aquello por lo cual se
manifiestan y conservan los uno en cuanto uno, aquello por lo cual ellos, en
cuanto tal, s o n . Su ser es la repulsión misma; no es, entonces, un [estar] relativo
frente a otro estar, sino que se comporta-y-relaciona íntegramente sólo consigo
misma.
La atracción es el [acto de] poner el uno en cuanto tal, el uno real494 frente
al cual vienen determinados los muchos, en su estar, como sólo ideales 495 y
evanescentes. Así, la atracción se presupone al punto a sí misma como siendo
ideal496 -a saber, en la determinación de los otros uno-, [otros uno] que, por lo
demás, deben ser para sí esentes y repelentes p a r a o t r o s y, por tanto, también
para un atrayente cualquiera. Frente a esta determinación de repulsión, no
obtienen ellos por vez primera la idealidad por relación497 a la atracción, sino
que ella está presupuesta, es la idealidad e n 4 9 8 s í esente de los uno, en cuanto
que como uno –incluido el [uno] representado como atrayente- están
indiferenciados unos de otros, son uno y lo mismo.
494
reellen
495
ideell
496
ideell
497
Relation
498
an
499
in Einem
500
das Voraussetzende
501
an
502
an
503
an
504
an
505
daseyende
150
negación de ella en506 ella misma y, / por ende, también su continuidad en su otra.
La r e p u l s i ó n de los uno que tienen estar es la autoconservación del uno por la
recíproca acción de mantener aparte a los otros, de modo que 1) los otros uno
vienen a ser negados e n 5 0 7 é l : éste es el lado de su estar o de su ser-para-otro,
y es empero, con ello, atracción, al ser la idealidad de los uno; 2) que el uno sea
e n 5 0 8 s í , sin respectividad a los otros; pero no sólo hace ya mucho que el ser
ensimismado en general ha pasado al ser para sí, sino que e n 5 0 9 s í , según su
determinación, el uno es ese devenir [hacerse] muchos.- La a t r a c c i ó n de los
uno que está [ahí] es la idealidad de los mismos y el [acto de] poner al uno, [acto]
en el cual ella, en cuanto [acto de] negar y engendrar al uno, se asume a sí
misma, y es en510 ella, en cuanto [acto de] poner al uno, lo negativo de ella
misma: repulsión.
Con ello está acabado el desarrollo del ser para sí, y se ha llegado al
resultado de aquél [, del desarrollo]. El uno, al respectarse a s í m i s m o
i n f i n i t a m e n t e , esto es como puesta negación de la negación, es la
mediación, [a saber:] que él, al ser su absoluto (o sea abstracto) s e r o t r o (los
muchos), se repele de sí y que, en cuanto que se respecta negativamente a ese no-
ser suyo, asumiéndolo, justamente en este [acto] no es otra cosa que
respectividad a sí mismo; y uno es tan sólo este devenir, en el que la
determinación que él í n i c i a –esto es, puesta como [algo] inmediato, esente y
que, igualmente, como resultado se habría restablecido como uno, esto es, como
uno en igual media í n m e d i a t o , excluyente- ha desaparecido; el proceso que él
es, lo pone y contiene por todas partes sólo como [algo] asumido. El asumir,
determinado por lo pronto sólo como asumir relativo, como r e r s p e c t i v i d a d
a otro ente que está [ahí] –la cual es, con ello, una diferente511 repulsión y
atracción-, se da a ver justamente como [acto de] pasar a la respectividad infinita
de la mediación por la negación de las respectividades exteriores de [entes]
inmediatos y que tienen estar512, y [se da también a ver] como teniendo por
resultado justamente aquel devenir que, en la consistencia de sus momentos, es el
hundirse de consuno o, más bien, el coincidir-consigo en la inmediatez simple.
Este ser, según la determinación desde ahora o b t e n i d a , e s l a c a n t i d a d .
506
an
507
an
508
an
509
an
510
an
511
differente
512
Daseyenden
513
[Cf. 11: 1083]
151
como finito. En virtud de la inmediatez de esta unidad, en la que ha desaparecido
la d i f e r e n c i a , pero que e n s i m i s m a d a m e n t e está presente allí en la
unidad de / s e r y n a d a , esta [diferencia] cae, en cuanto s e r o t r o en general,
f u e r a de aquella unidad. Esta respectividad a lo otro contradice a la inmediatez
en que es la determinidad cualitativa respectividad a sí. Este ser otro se asume en
la infinitud del ser para sí, el cual ha realizado como uno y muchos, y como las
respectividades de ellos, la diferencia que tiene, en514 y dentro de515 él mismo,
en516 la negación de la negación, elevando lo cualitativo a unidad de verdad, esto
es, ya no inmediata, sino puesta como concordando consigo.
519
Observación. [Título en la Tabla del Contenido: La construcción kantiana
de la materia a partir de la fuerza atractiva y de la repulsiva.]
514
an
515
in
516
in
517
das Schlechthin
518
am
519
[Cf. 11: 10218]
152
t e r c e r o , en la m a t e r i a , aunque no de modo que este venir-a-aunarse520 valga
como su verdad, sino que cada una sea más bien un [término] primero y un ente
en-y-para-sí, mientras que la materia o las determinaciones de la misma sea lo por
ellas puesto y dado a luz. Cuando se dice que la materia t i e n e e n s í a las
fuerzas / se entiende entonces por esta unidad suya un nexo, a cuyo respecto
vienen al mismo tiempo presupuestas como estando en sí libres la una de la otra.
Es notorio que K a n t ha c o n s t r u i d o la m a t e r i a a p a r t i r de la
f u e r z a r e p u l s i v a y de la a t r a c t i v a o establecido al menos, según él se
expresa, los elementos metafísicos de esta construcción.- No dejará de ser
interesante el esclarecimiento más preciso de esta construcción. Esa exposición
m e t a f í s i c a de un objeto que, no sólo él mismo, sino hasta en sus
determinaciones parecía pertenecer solamente a la e x p e r i e n c i a , es de una
parte digna de nota por haber dado al menos como ensayo del concepto, el
impulso a la moderna filosofía de la naturaleza: [o sea] a la filosofía que no
convierte en fundamento de la ciencia a la naturaleza [entendida] como un [algo]
sensiblemente dado a la percepción, sino que conoce sus determinaciones a partir
del concepto absoluto; de otra parte, [lo] es también porque a menudo no se va ya
más allá de esa construcción kantiana, a la que se tiene por inicio filosófico y
basamento de la física.
520
in-eins-Werden
153
p r o p i a m e n t e m a t e r i a a l g u n a (Princip. de la ciencia nat. p. 53 y s.). Por
otra parte, deduce igualmente la repulsión a partir de la materia, aduciendo como
razón q u e n o s o t r o s n o s r e p r e s e n t a m o s l a m a t e r i a / c o m o
i m p e n e t r a b l e , dado que ésta se le presenta en efecto bajo esta determinación
al s e n t i d o del t a c t o , por el cual se nos revela. La repulsión vendría después,
por consiguiente, pensada de seguido en el c o n c e p t o de materia en virtud de
estar, con el, inmediatamente d a d a ; por el contrario, la atracción vendría a
añadirse a aquélla mediante i n f e r e n c i a s s i l o g í s t i c a s . Pero también esos
silogismos están basados en lo recientemente dicho: que una materia que tuviese
meramente fuerza repulsiva no daría cuenta exhaustiva de lo que nosotros nos
representamos por materia.- Como es patente, este es el proceder del conocer, que
reflexiona sobre la experiencia, y que primero p e r c i b e determinaciones en el
fenómeno, las pone luego a la base y, para la llamada e x p l i c a c i ó n de las
mismas, acepta [las] correspondientes e s t o f a s f u n d a m e n t a l e s o f u e r z a s
que [-se dice-] deben producir esas determinaciones del fenómeno.
En lo concerniente a la diferencia aducida, o sea al modo en que el conocer
venga a encontrar en la materia la fuerza repulsiva, así como la atractiva, señala
además Kant que la fuerza atractiva p e r t e n e c e también, ciertamente, al
c o n c e p t o de materia, a u n c u a n d o n o e s t á c o n t e n i d a e n é l . Kant
subraya esta última expresión. Pero no hay modo de ver qué diferencia deba haber
en ello, pues una determinación perteneciente al c o n c e p t o de una cosa t i e n e
que e s t a r de verdad c o n t e n i d a e n é l .
521
daseyn
154
una fuerza de atracción como segunda fuerza fundamental, loc.cit.) [se ve que] no
contienen nada más que esto: que, por la mera repulsión, la materia no llegaría a
ser e s p a c i a l . En cuanto que la materia es presupuesta como aquello que llena
el espacio, le viene atribuida entonces la continuidad, como fundamento de la cual
viene aceptada la fuerza de atracción.
155
en cambio, como fuerza s u p e r f i c i a l , en virtud de la cual pueden actuar las
materias entre sí sólo en la superficie común de contacto. El fundamento aducido
[respecto a] que la última sea tan sólo una fuerza superficial es el siguiente: “Las
partes mutuamente e n c o n t a c t o delimitan cada una el campo de acción de la
otra, sin que la fuerza repulsiva pueda mover una parte más distante sino por
medio de las intermedias; una acción inmediata –ejercida a través y por medio528
de estas partes- de una materia sobre otra por fuerzas tensionales (es decir, aquí:
fuerzas repulsivas) es [-dice-] imposible.” (v. allí, también, aclar. y adiciones, p.
67).
528
quer durch
529
fertigen
156
le pone límites”.- Esa diferencia está dispuesta más o menos como la anterior; en
donde una determinación debería pertenecer al concepto de una Cosa, pero no
estar contenida en él, mientras que aquí no debe la materia l l e n a r un espacio,
sino sólo o c u p a r l o . Entonces era la r e p u l s i ó n , si nos quedamos en su
determinación primera, la que hacía que los uno se repelieran y s e
r e s p e c t a r a n u n o s a o t r o s de manera solamente negativa, lo que aquí
quiere decir: a t r a v é s d e l e s p a c i o v a c í o . Pero aquí es la f u e r z a
a t r a c t i v a la que mantiene vacío el espacio, s i n l l e n a r l o por la
respectividad de los átomos, es decir: m a n t i e n e a l o s á t o m o s en una
r e s p e c t i v i d a d n e g a t i v a de unos a otros.- Vemos que Kant le sale al
encuentro, sin que éste tenga conciencia de ello530, lo que está en la naturaleza de
la Cosa, [a saber] que él atribuye a la fuerza atractiva precisamente aquello que,
según la determinación primera, atribuía a la fuerza contrapuesta. En la tarea de
consolidación de la diferencia entre ambas fuerzas, [lo que] había acontecido [era]
que una había pasado a la otra.- Así, la materia debe, por el contrario, l l e n a r un
espacio por repulsión y, con ello, / desaparecer entonces el espacio vacío que la
fuerza atractiva dejaba. De hecho, al asumir [suprimir] el espacio vacío, la
[repulsión] asume con ello la respectividad negativa de los átomos o [de los] uno,
e.d. la repulsión de los mismos; esto es, la repulsión es determinada como lo
contrario de ella misma.
La misma oposición que [tenían la] fuerza atractiva y [la] repulsiva, tienen
en una determinación ulterior la f u e r z a c e n t r í p e t a y la c e n t r í f u g a . Éstas
parecen guardar una diferencia esencial, en cuanto que en su esfera se alza firme
un solo uno, un c e n t r u m , frente al cual se comportan-y-relacionan los otros
uno, como no esentes para sí, de modo que la diferencia de las fuerzas puede ser
referida a esta presupuesta diferencia de un único uno central y de los otros [uno,
entendidos] como tales que frente al mismo no se mantienen. En la medida,
530
bewusstlos
531
Vortrage
532
zu Stande
157
empero, en que ellas son utilizadas a guisa de explicación, para lo cual se las toma
–como en el caso de la fuerza repulsiva y atractiva- en relación cuantitativa de
contraposición, de modo que la una crece tanto como la otra decrece, sólo el
fenómeno533 del movimiento –para cuya explicación fueron e l l a s aceptadas- y
su desigualdad debe resultar entonces de ellas. Basta empero atender, a partir de la
oposición de estas fuerzas, a la exposición más a mano del fenómeno534 que se nos
ocurra, p.e. la velocidad desigual de un planeta en su órbita alrededor del cuerpo
central, para reconocer enseguida la confusión allí reinante, y la imposibilidad de
poner por separado las magnitudes de esas [fuerzas], de modo que igualmente hay
que aceptar siempre como creciente aquella misma [fuerza] que en la explicación
viene admitida como decreciente, y a la inversa; sería precisa una exposición más
detallada de la aquí posible para que resultara claro lo anterior; pero lo
necesario al respecto vendrá a darse posteriormente, a propósito de la
relación inversa.
SESIÓN XIV
SECCIÓN TERCERA.
LA MEDIDA.
533
Erscheinung
534
Erscheinung
535
an
536
an
537
[Adic. ed. acad.]
158
Como entre las categorías del idealismo trascendental se cita a la
m o d a l i d a d tras la cantidad y la cualidad, intercalando antes la relación, cabe
hacer entonces aquí mención de ella. Esta categoría tiene allí mismo la
significación de ser la respectividad del o b j e t o a l p e n s a r . En el sentido de
aquel idealismo es el pensar en general esencialmente exterior a la cosa-en-sí. En
la medida en que las otras categorías tienen tan sólo la determinación
trascendental de pertenecer a la conciencia pero como lo o b j e t i v o d e l a
m i s m a , la modalidad, en cuanto categoría de respectividad al sujeto, contiene
entonces en sí en esta medida, relativamente, la determinación de r e f l e x i ó n ; /
es decir que la objetividad que a las otras categorías conviene le falta a las de
modalidad; éstas no acrecientan –según la expresión de Kant- en lo más mínimo
al concepto [, entendido] como determinación del Objeto, sino que se limitan a
expresar la relación con la facultad cognoscitiva (Cr. de raz. pura, 2ª ed. [B] 99,
266).- Las categorías que Kant comprende bajo la modalidad: posibilidad,
realidad efectiva y necesidad, vendrán a darse en lo que sigue en su lugar propio;
Kant no ha aplicado la forma, infinitamente importante, de la triplicidad –que
además ha aparecido en él tan sólo como una chispa formalizante538- a los
géneros de sus categorías (cantidad, cualidad etc.), de la misma manera que
aplicó este nombre [de categoría] sólo a las especies de aquéllos; en
consecuencia, ha sido incapaz de acceder a lo tercero de la cualidad y cantidad.
538
formeller
159
interés: Brahma, el Uno del pensar abstracto, a través de Visnú y
particularmente en la forma de Krishna, procede hasta lo tercero, Silva. La
determinación de este tercero es el modo, el cambio, el surgir y perecer, el campo
de la exterioridad en general. Aun cuando esta tríada hinduísta haya inducido
injustamente a establecer una comparación con la cristiana, no deja de ser
verdad que en ella / cabe reconocer un elemento común de determinación
conceptual, sólo que es preciso tener esencialmente una conciencia más
determinada de la diferencia; no sólo es que ésta sea infinita, sino que es la
infinitud de verdad la que constituye la diferencia. Aquel tercer principio es,
según su determinación, la disgregación de la unidad sustancial en su opuesto, y
n o e l r e t o r n o d e l a m i s m a a sí: más bien lo carente de espíritu, y no el
espíritu. En la tríada de verdad no hay sólo unidad, sino unicidad, el silogismo
llevado a unidad p l e n a d e c o n t e n i d o y r e a l m e n t e e f e c t i v a que, en
su íntegra determinación concreta, es el e s p í r i t u . Bien es verdad que aquel
principio del modo y del cambio no excluye en general la unidad; igual que en el
spinozismo, en efecto, el modo es justamente, en cuanto tal, lo no verdadero,
siendo la sustancia lo verdadero539, aquello, a lo que todo debe ser reconducido –
cosa que es entonces un hundimiento de todo contenido en la vaciedad, en una
unidad sólo formal540, carente de contenido-, así vuelve a ser también Silva el
gran Todo, que no es diferente de Brahma: Brahma mismo; es decir que la
diferencia y la determinidad no hacen sino volver a desaparecer, sin ser
conservadas, asumidas; ni la unidad se hace unidad concreta ni la escisión es
reconducida a la reconciliación. La meta suprema para el hombre traspuesto a la
esfera del surgir y perecer, de la modalidad en general, es el hundimiento en la
carencia de conciencia, la unidad con Brahma, la aniquilación; lo mismo es el
nirvana budista, el Nieban, etc.
539
das wahrhafte
540
formelle
160
alto que el contenido en la sustancia y en la diferencia que el modo guarda
respecto a la misma.-
541
im Allgemeinen
542
an
543
an
544
an
545
an
161
son [, se dan] como reflexionados; el destacarse así como lo que ella es según su
concepto, ha pasado a la e s e n c i a .
546
an
547
an
548
im [. Sin movimiento].
549
Indifferenz
550
reell
162
[…] GW 21, 3333-3359)
B.
MEDIDA ESPECIFICADORA...
La misma es
a.
La regla.
b.
La medida especificadora.
551
an
552
an
553
an
554
an
163
La medida es [un] determinar específico de la magnitud e x t e r i o r , esto
es, de la [magnitud] indiferente, puesta ahora por otra existencia [cualquiera] en
general en555 el algo de la medida, el cual es –ciertamente- él mismo cuanto
pero, a diferencia de tal [, de un cuanto en general,] es lo cualitativo, que
determina al cuanto meramente indiferente, exterior. El algo tiene en556 él este
lado del ser-para-otro, [lado] al que compete el indiferente venir a ser aumentado
y disminuido. Aquel inmanente mensurante es una cualidad del algo, al cual le
está enfrentada la / misma cualidad en557 otro algo; pero en558 éste, al pronto,
relativamente con un cuanto carente de medida, en general, frente a aquella
[cualidad] que está determinada como mensurante.
555
an
556
an
557
an
558
an
559
insofern
560
nimmt….an
561
nimmt….an
562
nimmt….auf
563
nimmt….auf
564
Extensität
164
exterior; por exponente no hay que entender aquí otra cosa que el momento de lo
cualitativo mismo, que especifica al cuanto como tal. Lo propiamente inmanente
cualitativo del cuanto es sólo, como antes ha resultado, la d e t e r m i n a c i ó n -
d e - p o t e n c i a . Tiene que ser una tal [determinación] la que constituya la
relación, y que ha venido aquí a enfrentarse, como determinación en565 sí esente,
al cuanto como disposición exterior. / Éste tiene por principio suyo al uno
numérico; que constituye su ser-determinado-en566-sí, y la respectividad del uno
numérico es la [respectividad] exterior, y la variación, determinada solamente por
la naturaleza del cuanto inmediato como tal, consiste de por sí en el [acto de]
agregar un tal uno numérico, luego otro, y así de seguido. Así, cuando el cuanto
exterior varía en progresión aritmética, la reacción especificadora de la naturaleza
cualitativa de la medida engendra otra serie, que se respecta a la primera, crece y
decrece con ella, pero no en una [relación] determinada por un exponente
numérico, sino [en una] relación inconmensurable con un número, según una
determinación de potencias.
565
an
566
an
165
SESIÓN XV
C.
EL SER-PARA-SÍ EN LA MEDIDA.
567
an
568
an
166
determinidad de magnitud, en una relación que, al estar fuera de la relación
especificada, de la determinación de potencia, no es ella misma sino la relación
directa y [la] medida inmediata. Hay que señalar con más detalle esta
consecuencia y su conexión.
167
tener a su vez respectividad alguna a la especificación presente (la determinidad
de potencias), a lo específico de la determinación de medida. El momento
i n m e d i a t o , [a saber] que en el movimiento de caída venga [a darse] en una
unidad de tiempo (un segundo, y además el llamado p r i m e r [segundo]) el valor
numérico de, por caso, quince unidades espaciales –tomadas como pies- es una
m e d i d a i n m e d i a t a , igual que la magnitud de medida de las extremidades
del hombre, las distancias y diámetros de los planetas, etc. La determinación de
tal medida no acaece dentro de la determinación cualitativa de medida –aquí, de
la ley misma de caída-, sino en otra parte; mas aquello de lo que tales n ú m e r o s
–lo solo inmediato de una medida, que aparece por consiguiente como empírico-
dependan es cosa sobre la que todavía no nos han dado información alguna las
ciencias concretas. Aquí tenemos que ver solamente con esta determinidad
conceptual, esto es, que aquel coeficiente empírico constituye el s e r p a r a s í
en la determinación de medida, pero el momento del ser para sí sólo en la medida
en que el mismo es e n 5 7 4 s í y está, por consiguiente, como inmediato. El otro es
lo d e s a r r o l l a d o de este ser para sí, la determinidad específica de medida de
los dados.- La gravedad, en la relación de caída, de un movimiento que aún está
ciertamente medio condicionado y que sólo es libre a medias, ha de ser vista, de
acuerdo a este segundo momento, como una fuerza natural, de modo que su
relación está determinada por la naturaleza del tiempo y del espacio, acaeciendo
en la gravedad por consiguiente aquella especificación, la relación de potencias;
aquélla –la simple relación directa- expresa tan sólo un mecánico relacionarse
del tiempo y del espacio: la velocidad formal575, determinada y producida
exteriormente.
574
an
575
formelle
576
an
168
determinidad por consiguiente, siendo enteramente inmanente y subsistente de
suyo, ha ido de consuno [a coincidir] al mismo tiempo en el577 ser para sí del
cuanto inmediato, en el exponente de una relación directa; su autodeterminación
está allí n e g a d a , en cuanto que ella [-la medida-] tiene en este su otro la
determinidad última, para sí esente; y a la inversa, la medida inmediata, que
debe ser en578 ella misma cualitativa, tiene por vez primera en579 aquélla, en
verdad, la determinidad cualitativa. Esta unidad negativa es s e r - p a r a - s í
r e a l , la categoría de un algo, como unidad de cualidades que están en la
relación de medida: una plena s u b s i s t e n c i a d e s u y o . De inmediato dan
también ambas [relaciones] –que han resultado como dos relaciones diversas- un
estar [que es] doble o, con más precisión: tal todo subsistente de suyo es al
mismo tiempo, como ente-para-sí en general, un repelerse a sí mismo en
s u b s i s t e n t e s d i f e r e n t e s , cuya naturaleza y consistencia cualitativas
(materialidad) se halla en su determinidad de medida. /
CAPÍTULO SEGUNDO.
LA MEDIDA REAL.
169
mismos medidas, mas son a la vez algos reales582, sus medidas son al pronto medidas
inmediatas y, en cuanto relaciones en583 ellos, relaciones directas. La relación que
ahora hay que considerar en su determinación progresiva es la relación de tales
relaciones entre sí.
A.
170
b. las materialidades subsistentes de suyo están empero determinadas –en aquello
que ellas cualitativamente son- sólo por la determinación cuantitativa que ellas, como
medidas, tienen y por ende por una respectividad –ella misma cuantitativa- a otras, en
cuanto q u e d i f i e r e n 5 8 9 frente a éstas (la así llamada a f i n i d a d ) , y además [lo
hacen] como m i e m b r o s d e u n a s e r i e de tal cuantitativo relacionarse-y-
comportarse;
a.
171
de la determinación interior de medida, tal algo es, por esa razón, variable. Lo otro,
aquello con lo cual puede él, como variable, relacionarse no es una multitud [, una
cantidad] de materia, un cuanto en general –contra éste se mantiene su específico ser [o
estar] ensimismadamente determinado-, sino un cuanto que al mismo tiempo es
igualmente exponente de tal relación específica. Son dos cosas, de medida interna
diversa, las que están en respectividad y entran en combinación: tal como dos metales
de diverso peso específico; no es pertinente considerar aquí qué homogeneidad de su
naturaleza –p.e. que no se trate aquí de la combinación de un metal con agua- sea por
demás la requerida para la posibilidad de tal combinación.- Ahora bien, de una parte,
cada una de las dos medidas se conserva en el cambio que debiera sobrevenirle en
virtud de la exterioridad del cuanto, porque es medida; pero, de otra parte, este
conservarse a sí mismo es un comportamiento-y-relación negativo con este cuanto, una
especificación del mismo; y dado que éste es exponente de la relación / de medida, [es]
un cambio de la medida misma, y además una especificación recíproca.
595
[Recuérdese que, aislado, “peso” vierte Gewicht, mientras que con el calificativo “específico” vierte
Schwere].
596
Veränderung [Trad. como “cambio” o “variación” según sea el respecto cualitativo o cuantitativo].
597
Veränderung [Trad. como “cambio” o “variación” según sea el respecto cualitativo o cuantitativo].
598
am
599
an
600
Ideelle
601
an
172
mutable; de esta manera, el espacio viene a ser puesto como aquello que él de verdad
es, como lo ideal602.
Pero, con esto, no sólo está puesto como variable [o sea, como mutable] uno de
los lados cualitativos, sino que la medida misma, y por ende la determinidad cualitativa
–fundada en ella- de algo ha mostrado así no ser en ella603 misma [algo] constante, sino
tener, igual que el cuanto en general, su determinidad en otras relaciones de medida.
602
Ideelle
603
an ihm [. Se refiere a la medida]
173
SESIÓN XVI
c.
Afinidad electiva.
174
diferencia de la multitud –o sea de la magnitud e x t e n s i v a - que tiene lugar entre los
miembros de un lado para neutralizar a un miembro del otro lado, también la afinidad
electiva de este miembro habrá de dirigirse a los miembros de la otra serie, con todos
los cuales está en afinidad. El [acto de] excluir, como un m á s f i r m e [y constante]
ser de consuno solidario frente a otras posibilidades de combinación, y que de este
modo estaría fundamentado, aparecería tornado entonces en una i n t e n s i d a d tanto
mayor, según la identidad –antes probada- de las formas de magnitud extensiva e
intensiva, [identidad tal] que, en esas dos formas, la determinidad-de-magnitudes es
una y la misma. Este volcarse de la forma unilateral de la magnitud extensiva también
en su otra, en la intensiva, nada altera empero en607 la naturaleza de la determinación
fundamental, que es el único y el mismo cuanto; de modo que, con esto no estaría
puesto de hecho ningún excluir, sino que podría tener lugar, indiferentemente, bien
solamente una única combinación, bien, en la misma medida, una combinación608 sin
determinación del número de miembros, con sólo que las porciones que de ellos
entraran fueran correspondientes, en conformidad con [o sea: a la medida de] sus
relaciones mutuas, al cuanto requerido.
Sólo que la combinación –que hemos denominado también neutralización- no es
sólo forma de intensidad; el exponente es esencialmente determinación de medida, y
por ende excluyente; los números, en este lado de comportamiento-y-relación
excluyente, han perdido su continuidad y capacidad de confluir unos en otros; es el m á s
o [el] m e n o s el que obtiene un carácter negativo, y la p r e f e r e n c i a que un
exponente tiene frente a otros no se queda detenida en la determinidad-de-
magnitudes. / Pero también, y precisamente en el mismo sentido, está presente este otro
lado, según el cual, a un momento le es también, a su vez, indiferente obtener el cuanto
que neutraliza a [otros] momentos más, enfrentados a él, [el cuanto neutralizador] de
cada uno frente al otro según su determinidad específica; el comportamiento-y-relación
excluyente, negativo, sufre al mismo tiempo, este perjuicio, que proviene del lado
cuantitativo. Con ello esta puesto un cambiarse las tornas del comportamiento-y-
relación indiferente, meramente cuantitativo, en otro cualitativo, y a la inversa, se pasa
del ser determinado específico a la relación meramente exterior: una serie de relaciones,
que ora son meramente de naturaleza cuantitativa, ora son específicas, y [que son]
medidas.
607
an
608
Combination
175
[…] GW 21, 3641-36913)
B.
Ahora bien, según esta determinación más precisa, la medida excluyente, exterior
a sí en su ser para sí, se repele de sí misma, poniéndose lo mismo como un otro
solamente cuantitativo que, igualmente, como una relación distinta tal que al mismo
tiempo es otra medida; está determinada como unidad en611 sí misma especificadora,
que produce en612 ella relaciones de medida. Estas relaciones son diversas al tipo de
afinidades antes [citado], en las que un subsistente de suyo se comporta-y-relaciona
con subsistentes de otra cualidad y con una serie de tales [subsistentes de suyo]; se
hallan en613 u n o y e l m i s m o sustrato, dentro de los mismos momentos de
609
Vergleichung
610
an
611
an
612
an
613
an
176
neutralidad; la medida se determina, al repelerse de sí, / a otras relaciones, diversas
sólo cuantitativamente y que forman igualmente a f i n i d a d e s y m e d i d a s
a l t e r n a n d o con [relaciones] tales que siguen siendo sólo d i v e r s i d a d e s
c u a n t i t a t i v a s . De tal manera, forman una l í n e a n o d a l de medidas sobre una
escala de más y menos.
Hay [aquí] presente una relación de medida; una realidad subsistente de suyo y
cualitativamente diferente de otras. Un tal ser para sí, al ser esencialmente al mismo
tiempo una relación de cuanto, abierto a la exterioridad y a la variación cuántica; tiene
una amplitud, dentro de cuyos contornos permanece indiferente a esta variación, sin
alterar su cualidad. Pero [entonces] hace su entrada un punto de esta alteración de lo
cuantitativo en el que viene a ser alterada la cualidad, o sea que el cuanto se da a ver
como especificador; de modo que la relación cuantitativa cambiada se torna en una
medida y, por ende, en una nueva cualidad y un nuevo algo. La relación que ha entrado
en614 el lugar de la primera está determinada por ésta, en parte según la mismidad
cualitativa de los momentos que están en afinidad, en parte según la continuidad
cuantitativa. Pero, al acaecer la diferencia en este cuantitativo, el nuevo algo se
comporta-y-relaciona de un modo indiferente respecto al precedente; la diferencia entre
ellos es la [diferencia] exterior del cuanto. Por tanto, no es partiendo de [algo]
precedente como él se destaca ahí delante, sino partiendo inmediatamente de sí
[mismo]; esto es, partiendo de la unidad especificadora interior, que aún no ha hecho
su entrada en el estar.- La nueva cualidad, o el nuevo algo, está sometido por su parte al
mismo proceso de cambio, y así de seguido al infinito.
177
sino que la una es sencillamente exterior a la otra; con esto se aparta precisamente
aquello que es necesario para c o n c e b i r , aun por poco que se requiera para ello.
617
indem
618
Verhältnisse
619
sind….vorhanden
620
[Paréntesis, sustituye a comas en el original]
178
existencias específicas de ningún tipo.- Los ó x i d o s m e t á l i c o s , p.e., los óxidos de
plomo, se forman en ciertos puntos cuantitativos de la oxidación, y se diferencian por
[sus] colores y otras cualidades. No pasan paulatinamente el uno al otro, las
proporciones situadas entre esos nudos no dan ningún [producto] neutral, ningún estar
específico. Sin haber pasado a través de las gradaciones intermedias, entra en juego una
combinación específica basada en una relación de medida y con cualidades propias.-
Tampoco el a g u a , al alterarse su temperatura, se hace por ello más o menos caliente,
sino que pasa por los estados de solidez, de fluidez en forma de gotas y de fluidez
elástica; estos diversos estados no hacen su entrada paulatinamente, sino que [es]
precisamente el proceso meramente paulatino de alteración de la temperatura [el que]
viene a ser interrumpido y frenado de golpe por estos puntos; y la irrupción621 de otro
estado es un salto.- Todo n a c i m i e n t o y m u e r t e , en vez de tener carácter de
prosecución paulatina, son más bien un corte abrupto y el salto de la variación
cuantitativa al [cambio] cualitativo. /
N o h a y n i n g ú n s a l t o e n l a n a t u r a l e z a , se dice; y, como se ha
recordado, la representación habitual opina, cuando debe concebir un s u r g i r o
p e r e c e r , que lo ha concebido cuando [se] lo representa como un p a u l a t i n o brotar
o desaparecer. Pero ya se ha mostrado que los cambios [en la esfera] del ser, en general,
no son solamente el transitar de una magnitud a otra magnitud, sino la transición de lo
cualitativo a lo cuantitativo y viceversa: un hacerse otro622 que es un corte abrupto de lo
paulatino y un [algo] cualitativamente-otro respecto al estar precedente.- El agua no se
hace más y más sólida por el enfriamiento, de modo tal que se hiciera [primero] viscosa
y paulatinamente se endureciera hasta [alcanzar] la consistencia del hielo, sino que se
solidifica de golpe; ya con la entera temperatura del punto de congelación, si el agua se
halla en reposo, puede tener aún toda su fluidez, aunque623 una pequeña sacudida la
lleva al estado de solidez.-
Cuando [se habla] del carácter paulatino del surgir, la representación básica es que
lo que surge está ya sensiblemente o, en general, e f e c t i v a m e n t e p r e s e n t e sólo
que, en razón de su pequeñez, n o e s a ú n p e r c e p t i b l e , así como, cuando [se
habla] del carácter paulatino del desaparecer, [se representa uno] que el n o s e r , o lo
o t r o que entra [a ocupar] ese lugar suyo, está igualmente p r e s e n t e , sólo que a ú n
n o e s p o s i b l e n o t a r l o ; y presente, además, no en el sentido de que el otro esté
ya e n 6 2 4 s í contenido en el otro presente, sino [en el de] que él, c o m o e s t a r , es[tá
ahí] p r e s e n t e , aunque no sea posible notarlo. Con ello, el surgir y [el] perecer vienen
a ser en general suprimidos625; lo e n - s i m i s m a d o , lo interno en que algo está antes
de [alcanzar] su estar, es transformado en una p e q u e ñ e z del e s t a r e x t e r i o r ; y lo
esencial, o sea la diferencia conceptual, en una mera diferencia exterior de magnitud.-
El [querer] hacer concebible un surgir o perecer a partir del carácter paulatino del
621
Eintritt
622
Anderswerden
623
und
624
an
625
aufgehoben
179
cambio tiene el carácter aburrido propio de la tautología, lo que surge o perece lo tiene
ya [esa opinión] de antemano enteramente listo, haciendo del cambio una mera
alteración de una diferencia exterior, de modo que ese [carácter paulatino] no es de
hecho sino una tautología. Para un tal entendimiento que quiere concebir, la dificultad
estriba en la transición cualitativa de algo a su otro, en general, / y a su contrapuesto;
por el contrario, el [entendimiento] sufre el espejismo de tomar la i d e n t i d a d y el
c a m b i o como una [variación] indiferente, exterior, de lo c u a n t i t a t i v o .
626
Umfang
627
Anzahl
180
[…] GA 21, 37124-37213)
628
formelle
181
SESIÓN XVII
CAPÍTULO TERCERO
EL DEVENIR DE LA ESENCIA.
A.
LA DIFERENCIA ABSOLUTA.
Sólo que eso que ha sido así determinado como exterior cualitativo es sólo un
[algo] evanescente; en cuanto que es así exterior al ser, lo cualitativo, al ser lo
contrario de sí mismo, es sólo algo que se asume a sí. De esta manera, la determinidad
está todavía puesta en633 el sustrato sólo como un vacío diferenciar. Pero justamente
este vacío diferenciar es la Indiferencia misma como resultado. Y además, así es como
ésta es lo concreto, lo en él mismo mediado consigo por la negación de todas las
determinaciones del ser. Al ser esta mediación, ella contiene la negación y la relación,
y lo que se llamaba estado es un diferenciar que le es inmanente y que se refiere a sí; es
precisamente la exterioridad y su evanescencia lo que convierte la unidad del ser en
Indiferencia y está por tanto d e n t r o de ésta, que deja con ello de ser sólo sustrato y
de ser, e n 6 3 4 e l l a m i s m a , sólo abstracta. /
B.
629
Gleichgültigkeit [. Lit.: carácter de valer (o dar) igual en un caso u otro; es la igualdad abstracta en la
que coinciden –al menos- dos cosas diferentes entre sí].
630
Indifferenz [. O sea: negación activa de las diferencias por parte de la Diferencia misma].
631
an
632
an
633
an
634
an
182
LA INDIFERENCIA COMO RELACIÓN INVERSA DE SUS FACTORES.
Ahora hay que ver el modo en que esta determinidad de la Indiferencia esté
puesta en635 ella misma y [el modo en que] ella esté, por ende, puesta como e s e n t e
p a r a s í.
183
los lados de la relación contiene en sí por consiguiente, y de la misma manera, a los
dos, diferenciándose sólo por un más de una de las cualidades y el menos de la otra, y
viceversa; en virtud de su cuanto, una de las cualidades es sólo la p r e p o n d e r a n t e
en uno de los lados, y la otra en el otro.
Cada lado es, con ello, en645 él mismo una relación inversa; esta relación retorna
como formal646 en647 los lados diferenciados. Estos lados mismos se continúan así uno
en otro, también según sus determinaciones cualitativas; cada una de las cualidades se
comporta-y-relaciona consigo mismo en la otra y está en cada uno de los dos lados,
sólo que en un cuanto diverso. Su diferencia cuantitativa es aquella Indiferencia, según
la cual ellos [-los lados-] se continúan uno en otro, y esta continuación está, como
mismidad de las cualidades, en cada una de las dos unidades.- Pero los lados, al
contener cada uno la totalidad de determinaciones y, por ende, la Indiferencia misma,
están puestos entonces al mismo tiempo uno frente al otro como subsistentes de suyo.
Es este inseparable subsistente de suyo lo que ahora hay que considerar más de
cerca. Él es inmanente a todas sus determinaciones y, en ellas, permanece en unidad
consigo, sin ser perturbado por ellas, pero α) al ser e n 6 5 3 s í la totalidad, tiene
permanentemente las determinidades, que en ella están asumidas, sólo como
d e s t a c á n d o s e en654 ella, sin fundamento. El e n s i m i s m a m i e n t o de la
Indiferencia y este su e s t a r [, su existencia] están desvinculados; las determinaciones
se muestran en655 ella de manera inmediata; ella está íntegramente en cada una de las
mismas; con ello, su diferencia está puesta al pronto como asumida, y por tanto como
c u a n t i t a t i v a ; pero, precisamente por ello, no como la repulsión de ella respecto de
645
an
646
formelles
647
an
648
an
649
zu [: “hasta hacerse”].
650
an
651
[Adic. ed. acad.]
652
an
653
an
654
an
655
an
184
sí misma, no como autodeterminante, [sino] sólo como estando, y viniendo a estar,
determinada e x t e r i o r m e n t e .
185
indiferente, que la otra no tendría. Pero, en su respectividad cualitativa, cada una es sólo
en la medida en que la otra es. De aquí se sigue que están en e q u i l i b r i o , de tal modo
que tanto como la una aumentara o disminuyera crecería o decrecería igualmente la
otra; y crecería o decrecería en la misma proporción661. /
Esta unidad, puesta así como la totalidad del determinar, y tal como ella misma
está allí determinada como Indiferencia, es la contradicción omnilateral; con ello, hay
q u e p o n e r l a como tal que, al ser esta contradicción que se asume a sí misma, está
determinada a ser subsistencia de suyo esente para sí, cuyo resultado y verdad no es ya
la unidad sólo no-diferente664, sino la unidad que en ella misma es inmanentemente
negativa y absoluta, que es la e s e n c i a .
661
Verhältnisse
662
indem
663
wird
664
indifferente
186
[…] GW 21, 38120-3836)
C.
TRANSICIÓN A LA ESENCIA
665
an
666
an
667
an
668
an
669
an
670
an
671
an
672
an
187
Ahora bien, las determinaciones –en cuanto tales, repelidas- no se pertenecen
empero a sí mismas, no se destacan ahí delante en subsistencia de suyo o exterioridad,
sino que están c o m o momentos pertenecientes, en primer lugar, a la unidad
e n s i m i s m a d a m e n t e e s e n t e , sin estar expedidas673 de-y-por ella, sino portadas
por ella [, entendida] como el sustrato, y sólo llenas de-y-por ella; y, en segundo lugar,
están como las determinaciones inmanentes a la unidad p a r a s í e s e n t e , por cuyo
solo repelerse de sí son [, se dan]. En lugar de ser e n t e s , como en la entera esfera del
ser, [se dan] desde ahora sencilla y solamente c o m o p u e s t a s , [como] sencillamente
[puestas] con la determinación y significación de estar r e s p e c t a d a s a su unidad y,
con ello, [respectadas] cada una a su otra y [a la] negación: [están] designadas con esta
su relatividad.
673
entlassen [. Así traducido para que el lector pueda enlazar este final –añadido en 1832- con el célebre
sich entlassen del final de la entera Lógica. Si no fuera por ello, bien podría verterse aquí en el sentido
ordinario –harto usado en nuestros días, incluso en Alemania- de: “despedidas”.]
188