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PRESENTADO POR:
ISABELLA GONZÁLEZ PEÑA
PRESENTADO A:
DOC. LILIANA VANEGAS ROMERO
1. PRACTICAR
La primera cuestión es: ¿todos podemos innovar? Si nos guiamos por cómo procesa lo nuevo
nuestro cerebro, veremos que sí, aunque esto requiere un esfuerzo y una serie de procesos en los
que tendremos que ponernos manos a la obra, porque a nuestro cerebro le resulta muy cómodo
lo conocido. “No vemos la realidad tal cual es, vemos lo que nuestras creencias pintan de la
realidad. Y vamos por la vida con nuestros conceptos predeterminados, esquemas mentales,
sesgos. Como no tenemos tiempo de decidir racionalmente, tomamos del mundo todo lo que
coincide con lo que pensamos, e ignoramos todo lo que no coincide. Y no cambiamos”, explica el
neurólogo Facundo Manes, fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco). Es decir,
necesitamos los hábitos para avanzar, y el cerebro necesita procesos para innovar. “La inspiración
es para ‘amateurs’, en términos de creatividad”, dice Manes. Según el neurólogo, debemos
recorrer procesos previos que implican mucha perseverancia para innovar. El primer proceso es el
de preparación; esto requiere prepararse en un tema muchos años. Grandes innovadores, como
Elon Musk, Bill Gates o Warren Buffett, usaron la “regla de las 10.000 horas” de práctica
deliberada en algo para lograr la excelencia. La regla está basada en la investigación del psicólogo
Anders Ericsson sobre por qué algunas personas tienen éxito y otras no. Ericsson estudió a un
grupo de alumnos de música, y la a conclusión a la que llegó fue rotunda: los resultados más
brillantes eran fruto del esfuerzo continuado de los alumnos. A más horas dedicadas a la
perfección de ese conocimiento, mayor excelencia. La perseverancia se presenta entonces como
un motor de innovación.
2. LA INCUBACIÓN
Se trata de pensar obsesivamente un tema. “Los pensamientos obsesivos refrescan las ideas”, dice
Manes. Esto no significa preocuparse o “rumiar” una situación ‘ad infinitum’, que son actividades
que paralizan: incubar es pensar de todas las maneras posibles, recorrer nuestra idea en 360
grados hasta hacerla crecer y maximizar todo el beneficio que pueda traernos para luego pasar a
la etapa tres: apagar el cerebro.
3. PARAR Y DESCANSAR
4. ERRAR Y ARRIESGAR
¿Crear un ‘hit’ en el primer intento? Es un mito. “Para crear hay que estar un poco loco y dispuesto
a errar mucho”, dice Manes. “Galileo se equivocó acerca de la velocidad de la luz. En el mundo de
hoy estigmatizamos el error. Pero hay que equivocarse; además, nos da felicidad fracasar porque
vivimos con tendencias obsesivas a ser perfeccionistas, y eso nos hace mal. Hay que fracasar”.
Para crear hay que estar un poco loco y dispuesto a errar mucho
5. CONTEXTO CREATIVO
El último paso tiene que ver con vivir en un contexto creativo, algo que según todos los expertos
es muy importante a la hora de innovar. Ideas, personas y vivencias que estimulen y potencien
nuestras ganas de apostar a cosas nuevas, desde todas las perspectivas posibles.
En resumen: preparación, incubación, el cerebro ‘off’, estar un poco loco y preparado para
equivocarse, y tratar de vivir en un contexto creativo. “Si hacemos todo eso vamos a tener más
chance de innovar. Somos seres emocionales. Nos gusta pensarnos como seres racionales,
analíticos, deliberados: lo somos a veces. Pero la mayor parte del tiempo, las emociones inciden
en nuestras emociones, nuestra conducta y en cómo innovamos o no”, concluye el
neurocientífico.