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Las proporciones del buque en el siglo XVI
6.1. Generalidades
En el siglo XVI no existía en España una normativa oficial que definiese las principales
dimensiones de los buques, de forma que las fuentes de conocimiento en la materia se limitaban
a la tradición oral y la propia experiencia del maestro constructor. En 1611, Tomé Cano lo
expresaba de la siguiente forma:
...es cosa necessarísima que el fabricador o maestro de ella sea aritmético y sepa archear
naos, para que sabiéndolo pueda y sepa darles sus medidas, sacando de la manga y su
tamaño todos los que an de tener la quilla, la eslora, el plan, el puntal, el yugo, los lançamientos
de popa y proa, los delgados, el timón, los árboles, las vergas, las gavias, la barca y el porte
de la nao, del qual a de salir el ancla y el cable, teniendo en fin la manga por el fundamento de
toda la fábrica...
Es decir que se comenzaba determinando cuál debía de ser la manga, o la quilla, del buque y, a
partir de ella, se obtenían las demás dimensiones aplicando una serie de coeficientes o
proporciones. Como veremos a continuación, existían algunas reglas tradicionales muy simples
para determinar el puntal, la quilla y la eslora a partir de la manga, pero no constituían una receta
exacta ya que los constructores podían introducir variaciones en función de su propia experiencia
o de las prácticas del lugar.
A partir de mediados del siglo XVI se aprecia un considerable aumento del tonelaje de los buques
que participaban en la Carrera de Indias. Este aumento del tamaño de los vasos obedeció a
diferentes causas, pero una de las más importantes fue el hecho de que la Corona ofreció
acostamientos o subvenciones para los que fabricasen naos de gran tonelaje. En 1563 una real
cédula establecía que el acostamiento de 10.000 maravedís por cada 100 toneladas se daría a las
naos que superasen los 300 toneles machos.1
En el siglo XVI la extensión de los dominios de la Corona española ponía a su disposición una
gran cantidad de buques de muy diversa procedencia y diseño. Esta situación daba lugar que a
veces se formasen armadas abigarradas sin una tipología de buque dominante ya que se
agrupaban buques mediterráneos y atlánticos, mercantes y de guerra. Un buen ejemplo de lo que
1 AGS, Consejo y Juntas de Hacienda, leg. 49, nº 211 "Real cédula para el acostamiento de navíos", citado por
CASADO SOTO, J.L. como anexo nº 4 en su libro Los barcos españoles del siglo XVI y la Gran Armada de
1588.
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acabamos de decir lo constituye la Gran Armada de 1588 en la que participaron urcas flamencas,
galeras, galeazas y mercantes mediterráneos, junto a naos mercantes y galeones de guerra
atlánticos.
A consecuencia de ello se ha formado entre los historiadores una falsa imagen del estado de la
tecnología naval española en el siglo XVI, situándola en la mayoría de los casos en un nivel inferior
a la de otras potencias europeas. En palabras de Casado Soto:
De forma esquemática, el tópico vigente identifica los buques hispanos con los grandes
cargueros mediterráneos contemporáneos y los describe como barcos de diseño obsoleto,
dotados de voluminosas superestructuras y torpe capacidad de desplazamiento y maniobra;
todo ello en rotundo contraste frente a las pretendidas formas vanguardistas de las unidades
navales inglesas y holandesas.2
En este capítulo intentaremos realizar una síntesis de cuáles eran las características de las naos
y galeones atlánticos en el siglo XVI.
En el siglo XVI fue muy popular la llamada regla tres-dos-as para establecer las proporciones de
un buque. Sin embargo, esta famosa regla, de la que se conocen distintas versiones, ha sido citada
a veces de forma descuidada e incluso incorrecta por algunos autores creando confusión entre los
lectores.
Hemos seleccionado algunas formulaciones de la regla que presentan variantes, e incluso difieren,
al tomar o no en cuenta la quilla, la eslora o el puntal. Las examinaremos a continuación, pero
antes comentaremos la regla de tres a uno que puede considerarse una formulación simplificada
de la anterior, aunque no conviene confundirla con ella.
2 CASADO SOTO, J.L.: La construcción naval atlántica española del siglo XVI y la armada de 1588, pág. 51.
(Cuadernos monográficos del Instituto de Historia y Cultura naval, 3 - 1989).
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Las naos que en esta costa de Biscaya se fabrican para de mercancía son por la mayor parte
de tres y a una (...) ha de ser tres veces de ancho de manga y una vez de largo de proa a popa
por la esloría. 3
Hacia 1580 Oliveira, en el capítulo quinto de su Livro da Fabrica das Naos, al tratar de las clases
de barcos dice: "… naos, caravelas, barcos, esquifes & todos os que tem proporçao de tres por
hum, ou menos".
Crescentio
"... le misure del Galeone per l'ordinario si fanno in terzo. Verbigracia: se il Galeone far à lungo
de 90 in 93 piedi, la sua maggior larghezza fara da 30 in 32...", 4
lo cual viene a ser otra manera de formular la misma regla. Pero Crescentio añade, además, que
el plan ha de ser un tercio de la manga.
Las anteriores referencias nos dan una idea de lo extendida que estaba la proporción de tres a
uno en los buques de vela de la segunda mitad del siglo XVI, tanto en el Mediterráneo como en el
Atlántico.
El raguseo Nicolò Sagri escribió entre otras cosas una obrita titulada Il carteggiatore que no ha
salido a la luz hasta fechas muy recientes.5 En ella dedica el capítulo VI a hablar de las tres
principales medidas de la nave. Aunque Sagri no trata de naves oceánicas lo citamos aquí para
dejar constancia de las prácticas mediterráneas de la época.
Sagri, que no cita la quilla, afirma que las justas medidas para una nave, tomadas en la segunda
cubierta, han de ser:
3 Relación del maestre Domingo de Busturria en lo tocante a los arqueamientos de las naos que se toman para
armada en esta costa de Biscaya por mandado de su Magestad. AGS, Guerra Antigua, Leg. 347, nº 23. 1568.
Publicado por CASADO SOTO, J.L. como apéndice a "Flota atlántica y tecnología naval hispana en tiempos de
Felipe II", Las sociedades ibéricas y el mar a finales del siglo XVI. - Tomo 2. (Textos del congreso internacional
del mismo nombre, 1998 - Comisaría General de España en la Expo de Lisboa '98), (T).
4 CRESCENTIO, Bartolomeo: Náutica Mediterránea, libro primero, capítulo IX, fº 63.
5 SAGRI, Nicolò: Il carteggiatore. Manuscrito conservado en la James Ford Bell Library - University of Minnesota
Libraries. Darío Dell'Osa ha publicado una transcripción en su obra Il carteggiatore di Nicolò Sagri. (Milán, 2010).
Esta referencia bibliográfica nos ha sido facilitada por Arnaud Cazenave.
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Sagri no da ninguna pista que nos sirva para deducir a qué altura se encontraba la segunda
cubierta respecto a lo más ancho, con lo cual volvemos a encontrarnos con el problema de
siempre: los puntales son difícilmente comparables y no nos permiten hacer generalizaciones. Lo
cierto es que Sagri consideraba esta regla como la mejor y más proporcionada medida que se
pueda imaginar y comenta que sus paisanos no la respetaban por lo que sus barcos eran menos
estables, en contraste con los portugueses y vascongados que, en su opinión, sí la respetaban.
A pesar de la dificultad de interpretación en lo que se refiere a la altura del puntal, queda claro
que, al menos, se cumple la regla del "tres a uno" que hemos citado más arriba.
En este documento se puede leer un pequeño informe de Diego Brochero en el que describe la
regla tres-dos-as diciendo que según ella han de ser:
Es decir que coincide con lo expuesto por Nicolò Sagri que ya hemos visto. Relaciona este antiguo
concepto con el hecho de que hasta ese momento (1612) los arqueos se habían basado en estas
tres dimensiones solamente. Hacemos notar que Brochero sirvió durante mucho tiempo en las
escuadras de galeras de Malta, Nápoles y Sicilia, por lo que estaba familiarizado con los conceptos
náuticos utilizados en el Mediterráneo.
Documento MNM: Colección Vargas Ponce, Tomo XXV B, doc.19 fol. 42-43 7
En un documento anónimo de la Colección Vargas Ponce del MNM, sin fecha, pero probablemente
anterior a las ordenanzas de 1613, dedicado a comentar el arqueo de Cristóbal de Barros se hace
la siguiente afirmación:
Para estar bien proporcionado un navío para su tiempo de paz y guerra, y jugar bien la artillería
y no hacer tanto daño el enemigo, ha de tener tres, dos, as, que quiere decir la manga dos
partes, el puntal una y la esloría tres.
Tal como está formulada la explicación de la regla tres, dos, as en este documento, interpretándola
literalmente, se entiende que a 1 codo de puntal corresponden 2 de manga y 3 de eslora, pero los
cálculos que la acompañan en el mismo documento nos dicen otra cosa. Analizando estos cálculos
vemos que cita 8 c. de puntal, 16 c. de manga y 48 c. de eslora, lo que indica bien a las claras que
la definición está redactada de forma confusa ya que la expresión “la esloría tres” no significaría
6 Decreto del Consejo de guerra sobre los inclusos papeles que trajo el Señor Diego Brochero Anaya tocantes a la
nueva ordenanza de navíos. Publicado por Blanca Margarita Rodríguez Mendoza en STANDARDIZATION OF
SPANISH SHIPBUILDING: ORDENANZAS PARA LA FÁBRICA DE NAVÍOS DE GUERRA Y MERCANTE –
1607, 1613, 1618 (U. Texas, 2008).
7 MNM: Colección Vargas Ponce, Tomo XXV B, doc.19 fol. 42-43: El arqueo de Cristóbal de Barros. (Transcripción
en tomo III).
5
tres veces el puntal sino tres veces la manga. O sea que esta fórmula también se ajusta al concepto
expresado por Sagri y Brochero.
Este documento no cita para nada la quilla. En cambio, sí aclara que el puntal se ha de medir
desde el soler hasta lo más ancho donde se midió la manga, lo cual es coherente con el método
de Barros para el arqueo a cuyo análisis está dedicado.
... porque generalmente las naves de particulares tienen para la buena vista y llevar mucha
carga gran puntal, que ordinariamente llega á las dos tercias partes de la manga.
Afirmación que encontraremos más adelante en Tomé Cano pero que no indica dónde se toma la
medida de ese puntal, si en lo más ancho o en la cubierta.
Entre los autores modernos que abordan la cuestión, aunque sea de pasada, Rubin de Cervin
dice:
... la fórmula de los carpinteros de ribera catalanes del siglo XV y común a todos los astilleros
navales del Mediterráneo, la del dos, tres, as, según la cual, la altura del casco debía ser igual
a la mitad de su anchura y al tercio de su longitud.... 8
Bajo reserva de que la traducción no sea correcta, observamos que el autor hace E = 3 P.
Probablemente se trata de un problema de redacción confusa, igual que en el caso del anterior
documento que acabamos de ver. Seal cual sea la causa, el efecto es que el lector no avisado
puede sacar una idea muy equivocada de la naturaleza de la regla en cuestión.
Por otro lado, llama la atención el hecho de que Rubin de Cervin atribuya a los carpiteros de ribera
catalanes la paternidad de la famosa regla, pero no da más detalles por lo que nos hemos quedado
con la curiosidad de conocer las razones de tal afirmación.
Las proporciones de los buques del siglo XIV y XV se obtenían a partir de la vieja fórmula
murciana tres, dos y as; es decir, eslora triple que la manga y ésta doble que el puntal.
Al igual que en el caso de la afirmación de Rubin de Cervin, el autor del artículo en cuestión no
cita ninguna fuente por lo que no hemos podido verificar que realmente se trate de una fórmula
murciana. Lo que sí se puede constatar es que coincide con la fórmula clásica referida al puntal.
Formulaciones erróneas
A veces nos encontramos con que algunos conocidos autores citan de memoria la famosa regla
sin prestar demasiada atención a su significado, expresando ideas extrañas atribuibles en la
mayoría de los casos a un lapsus involuntario o a una mala redacción del texto.
Así, Martínez Hidalgo dice que la "... relación entre puntal, manga y quilla era según la fórmula de
as, dos, tres", pero no cita para nada la eslora.9 Esta formulación no tiene una trasposición práctica
y probablemente se explica por una confusión entre los términos quilla y eslora.
8 RUBIN DE CERVIN, R.B.: "Los veleros del descubrimiento" en Los grandes veleros (Editorial Blume, Barcelona
1973), página 16.
9 MARTINEZ-HIDALGO, J.M.: Del remo a la vela (Barcelona, Editorial Juventud, 2ª edición, 1980), página 65.
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Julio F. Guillén, en una nota al pie que aparece en el prólogo que dedicó a la edición facsímil de
la Instrucción Náutica de Diego García de Palacio, 10 sufre un lapsus parecido y dice textualmente:
"Manga doble que el puntal y eslora tres veces éste", lo que supondría que la cubierta del buque
era casi redonda. Es un caso muy parecido a la definición de Rubin de Cervin que ya hemos visto.
Lo que equivale a decir que por 1 codo de manga se han de dar 2 de quilla y 3 de eslora. También
aparece citado el puntal en la cubierta con el valor de 1/2 de la manga.
Al inicio del Diálogo segundo de su obra, Tomé Cano pone en boca de Thomé las siguientes
palabras:
...todos los maestros españoles, italianos y de otras naciones que manejan estas fábricas de
naos an tenido uso de les dar a un codo de manga dos de quilla; a otro de manga, tres de
esloría, y a tres codos de manga, uno de plan; y el puntal a tres cuartos de la manga . 12
Por tanto, Tomé Cano coincide en su interpretación de la regla con la formulación de Rodrigo
Vargas. En lo que difiere es en que cita el puntal como 3/4 de la manga en tanto que Vargas da al
puntal en cubierta el valor de 1/2 manga. Con toda probabilidad Cano se refería al puntal en la
segunda cubierta o puente, pero, sin embargo, Tomé Cano da las dimensiones de una nao de 12
codos de manga en sus dos versiones de guerra y mercante y ninguna de las dos coincide
plenamente con esa proporción puntal/manga:
Nao de guerra: Puntal en lo más ancho, 6 codos; puntal en 1ª cubierta, 7 codos; puntal en
la 2ª cubierta, 9 3/4 codos.
Nao mercante: Puntal en 1ª cubierta, 6 codos; puntal en 2ª cubierta, 8 1/2 codos.
Se ve claramente que el puntal en lo más ancho es igual a 1/2 manga en tanto que el puntal en la
segunda cubierta se aproxima más a los 2/3 de la manga, aunque no coincide plenamente.
En el MNM hay un manuscrito que Fernández Duro atribuye a J.A. Echeverri en el que se describe
la famosa regla de la siguiente forma:
Es de saber que a las medidas de los vajeles que navegaron entre los nuestros asta los años
de 600 llamaron los prácticos de aquel tiempo 3, dos y has, y se formavan de esta manera:
sobre 30 codos de largo o quilla, 15 de ancho ó manga, y 10 de profundidad o puntal, y
secundariamente se les dava 5 de plan y 45 de esloría. 13
Esta interpretación es igual a la de Rodrigo Vargas salvo, ¡cómo no!, en lo que se refiere al puntal
al que asigna un valor igual a los 2/3 de la manga, pero sin decir dónde se mide. A notar que añade
el valor del plan como 1/3 de la manga.
Sin embargo, en el mismo documento un poco más adelante incluye un párrafo en el que parece
deducirse que la medida del puntal la considera como tomada hasta la cubierta:
... en la fábrica más antigua, a un galeón con 18 codos de manga se le daba 12 de puntal y 3
codos entre una cubierta y otra, porque navegavan en dos y una cámara, con que todo el
contenido de la altitud no era más que 15 codos, y este galeón fondearía cargado 11 codos y
medio.
Tal como lo explica, el puntal en la cubierta era de 12 codos, o sea 2/3 de la manga, pero no queda
del todo claro si se refiere a la 1ª o a la 2ª cubierta, porque cuando dice que "todo el contenido de
la altitud no era más que de 15 codos" no aclara si incluye o no la cámara. Lo que sí deja claro es
que el calado es de 11 1/2 codos que, si le restamos 1 codo por quilla y varenga, nos da un puntal
en lo más ancho de 10 1/2 codos sobre el plan, es decir bastante más que 1/2 manga (0,58 para
ser exactos).
Si dicha "altitud" incluye la cámara, el puntal de la 2ª cubierta serían esos 12 codos (3/4 de la
manga) y la 1ª cubierta estaría situada a 9 codos de puntal, es decir 1 1/2 codos más abajo que la
línea de flotación ya que lo más ancho estaría a 10 1/2 codos contados a partir del plan. En nuestra
opinión esta es la interpretación más verosímil.
La coincidencia se refiere a las proporciones entre manga, quilla y eslora. A 1 codo de manga
corresponden 2 codos de quilla y 3 codos de eslora. A esto podríamos añadir que el plan era
generalmente igual a 1/3 de la manga.
Para complicar más la cosa, la altura de las cubiertas podía no estar en función de la manga sino
de otras consideraciones como por ejemplo el número de tongadas de pipas que se podían estibar
entre ellas o la altura de un hombre. Hablaremos de ello más adelante al tratar de las proporciones
y la distribución de las cubiertas.
A pesar de todo, el margen de variación no era arbitrario, sino que debía de estar contenido entre
ciertos límites para que las proporciones fuesen aceptables.
Recordamos algunas indicaciones referidas al puntal que son precisas y no dejan lugar a dudas:
– Domingo de Busturia (1568): Puntal en lo más ancho = 1/2 manga + 1 codo o 1 1/2 codos.
En consecuencia, si prestamos credibilidad a los documentos citados, nos encontramos con que
es posible que el puntal estuviese comprendido en un abanico de 1/2 a 2/3 de la manga. Por otra
parte, todo parece indicar que cuando el puntal alcanza magnitudes superiores a 2/3 de manga,
como es el caso de los 3/4 de manga que cita Tomé Cano, muy probablemente se trata del puntal
medido hasta la segunda cubierta o puente.
Escalante de Mendoza (1575) tomaba la quilla como base de referencia para sus proporciones y
preconizaba las siguientes: 14
Es decir que si lo ponemos en función de la manga sería: por cada codo de manga 2,3 codos de
quilla y 3,20 codos de eslora, lo cual lo sitúa "cerca" de la regla as-dos-tres, pero con un casco
proporcionalmente un poco más alargado, lo cual es coherente con su afirmación de que
Y antes ha de pecar la quilla de larga que de corta, porque cualquier nao de quilla corta es
trabajosa de navegar y tiene grandes inconvenientes de no poder bien governar, ni sufrir el mar
por proa y ser mala para barloventear por punto de bolina, y otros que de ello se siguen. 15
En Portugal Fernando Oliveira (1580) también tomaba como referencia base la longitud de la
quilla,16 y García de Palacio (1587) establecía que el puntal debía ser el tercio de la quilla y la
manga casi la mitad de la misma.17
Hay que hacer la advertencia de que el hecho de que los citados autores tomasen la quilla como
referencia no es obstáculo para se ajustasen aproximadamente a la regla tres-dos-as, pues se
trata de una mera forma de expresar las proporciones entre las dimensiones principales. Eso sí,
introduciendo la quilla en las formulaciones, dimensión que estaba ausente en la regla clásica.
Las proporciones de la regla tres-dos-as producían barcos cortos en relación con la manga, pero
generalmente con mucho calado a consecuencia de su poco plan y mucho puntal. Este gran calado
debió de ser una de las razones que impulsó la reforma que se inició con las ordenanzas de 1607,
con objeto de facilitar el paso de las barras de Sanlúcar y San Juan de Ulúa. Por otra parte, al
interpretar la medida del puntal en los documentos anteriores a la ordenanza de arqueos de 1590,
hay que tener cuidado porque, a veces, está medido hasta el puente en vez de la primera cubierta
que en algunos buques podía quedar bajo el nivel de la línea de flotación.
También se ha observado que en los contratos de construcción del País Vasco en el siglo XVI hay
muy pocos buques de dimensiones comprendidas entre 300 y 400 toneladas, lo que podría ser
debido al salto de dimensiones necesario para estibar una tongada más de barricas manteniendo
14 ESCALANTE DE MENDOZA, Juan: Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales. (Madrid: Museo
Naval, 1985).
15 ESCALANTE DE MENDOZA, Juan: Itinerario de navegación de los mares y tierras occidentales. (Madrid: Museo
Naval, 1985).
16 OLIVEIRA, Fernando: O livro da fábrica das naus, capítulo octavo. 1580.
17 GARCIA DE PALACIO, Diego: Instrucción náutica, libro cuarto, capítulo I.
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las proporciones.18 Por otra parte, el mismo Brad Loewen afirma que las alturas de 4, 7 y 10 codos
de ribera para el sollado, la cubierta principal y el puente, en el País Vasco se mantenían
rígidamente para cualquier nao comprendida entre 180 y 300 toneladas. Es decir que con la
misma grúa para los costados hacían barcos de distintos tonelajes, dentro de unos límites,
variando la eslora, la anchura del plan y la manga, quedando el puntal igual.19 Esta práctica
presentaría múltiples ventajas, desde la simplificación en el diseño de las grúas hasta un mejor
aprovechamiento y gestión de la madera tuerta, con la consiguiente disminución de costes. Sin
embargo, hemos de tenerlo en cuenta porque las proporciones quedarían afectadas en el sentido
de que el puntal sería menor con relación a la manga en las naos mayores del intervalo de
tonelajes considerado.
Las naos que en esta costa de Bizcaya se fabrican para mercancía son en la mayor parte de
tres y a una (...)
(...) las naos o navíos que son hechos para la guerra han de ser de otra proporción, de a tres
y medio y aun algo menos que cuatro y a una.20
Además, en el siglo XVI se realizaron una serie de experimentos de nuevos diseños ajenos al
tres-dos-as, tales como los galeones agalerados de Menéndez de Avilés (1567) y los galeones
de nueva invención de Álvaro de Bazán (1588), de los que hablaremos más adelante.
Tabla 6.1 - Comparación de algunas proporciones de barcos españoles del siglo XVI. (La nao de
García de Palacio y la escuadra de Ivella tienen expresadas sus medidas en codos castellanos, el
resto en codos de ribera.) La escuadra de Ivella era de construcción mediterránea, no atlántica.
Naos obispo Plasencia
2ª Junta Santander
Juan de Cardona
Escuadra de Ivella
García de Palacio
Sáez de Goronda
Doce Apóstoles
Presidente
Presidente
Visitador
Visitador
de M. Avilés
Trinidad de
(Red Bay)
San Juan
(media)
Armada Mercante
1570-
Año 1523 1536 1560 1560 1565 1567 80 1581 1587 1588
Clase de codos CR CR CR CR CR CR CC CR CC CR
Manga en lo más ancho 13 15 1/3 15 15 1/2 13 1/7 12 1/2 18 3/5 16 16 18 1/2
Eslora 41 1/4 43 48 1/2 50 37 44 56 56 51 1/3 59
Quilla 30 32 32 30 25 5/8 30 42 35 34 38
Plan 4 6 1/2 5 1/3
Puntal en 1ª cubierta 6 5 1/2 7 1/2 8 1/2 7 8/9 11 2/5 7 1/2 7 1/2 8
Puntal en lo más ancho 7 0 9 12 1/2
Puntal en 2ª cubierta 9 1/6 11 12 11 7 1/2 11 11 1/2 11 1/2
18 LOEWEN, B. : ”L’archéologie d’un baleiner basque du XVI e siècle, concepts et questions”, L’Archéologie
subaquatique de Red Bay, Vol. III, p. 7.
19 LOEWEN, B. : ”Le navire de Red Bay et les structures de la construction navale basque ”, L’Archéologie
subaquatique de Red Bay, vol. III, p. 341.
20 Relación del maestre Domingo de Busturria (...) en lo tocante a los arqueamientos de las naos que se toman
para armada en esta costa de Biscaya por mandado de su Magestad. AGS, Guerra Antigua, Leg. 347, nº 23.
Publicado por J.L. Casado Soto como apéndice a "Flota atlántica y tecnología naval hispana en tiempos de
Felipe II", Las sociedades ibéricas y el mar a finales del siglo XVI. - Tomo 2. (Textos del congreso internacional
del mismo nombre, 1998). Transcripción en tomo III.
10
En el cuadro anterior podemos comprobar cómo antes de 1607 en España las proporciones de los
barcos mercantes generalmente se ajustaban más o menos a la regla as–dos–tres con ligeras
variantes. Sabemos que dicha regla preveía mucho puntal y poco plan (un tercio de la manga) lo
que hacía que los buques calasen mucho. Sin embargo, en la mayoría de casos que hemos
examinado no consta el plan con lo que resulta difícil hacer la comprobación con datos, salvo por
los casos de la nao San Juan (Red Bay), la escuadra de Ivella y la nao de García de Palacio.
Recordamos de paso que la escuadra de Ivella no era de fábrica peninsular sino mediterránea, en
tanto que de la nao de García de Palacio es de tipo atlántico, pudiendo haber sido construida en
el Cantábrico, en América e incluso en Andalucía ya que es de fecha anterior a la prohibición de
construir allí barcos para la Carrera de Indias, prohibición que se produjo mediante cédula de 16
de junio 1593.
J. de
Oliveira Luis César García Palacio
Cardona
1580 1590 1587
1590
Comparación proporciones españolas y Nao 400 toneladas
portuguesas en el siglo XVI
(dimensiones expresadas en metros) Nao 18
Galeones Galeones
rumos
500 t datos texto datos dibujo mayores
(guerra)
(1) Decimos 1ª cubierta sin contar el sollado o baos vacíos como cubierta.
(2) En las medidas de César, el puntal en lo más ancho está en el "terço" o sea a 2/3 del puntal de la 2ª cubierta
(3) En los galeones de Cardona contamos lo más ancho desde 1 codo más arriba que la primera cubierta.
Para interpretar esta tabla de datos lo primero que hemos de tener en cuenta es que el nivel del
sollado o baos vacíos no lo contamos como cubierta, al contrario de lo que acostumbraban a hacer
los portugueses. Hay que tener en cuenta este dato si se comparan estos puntales con los que
dan los portugueses.
A pesar de las diferencias existentes entre los métodos para el cálculo de las proporciones en
ambos países vemos que, en las naos de Oliveira, Luis César y García de Palacio el resultado es
muy similar en lo que se refiere a quilla, manga y plan es decir muy próximo a la regla tres-dos-as,
pero no tanto en lo que se refiere a la eslora, consecuencia de unos diferentes lanzamientos,
especialmente el de popa que en la nao de Oliveira es bastante menor que en las naos españolas.
En efecto, en la citada regla la proporción entre quilla y eslora es de dos a tres, es decir la eslora
es un 50% más larga que la quilla. Por el contrario, en el método de Oliveira la eslora es solamente
un 44% más larga que la quilla. Hacemos notar que en los lanzamientos de Oliveira hemos tomado
en consideración los que corresponden a la nao de guerra (1/2 rumo más) para que fuese
comparable con los galeones de Cardona. Po otro lado se observa que en estos tres autores el
plan sigue la tradición de as-dos-tres, es decir = 1/3 de la manga en lo más ancho.
Sin embargo, las medidas de Luis César y de Juan de Cardona presentan una novedad que llama
la atención: el puntal en lo más ancho es casi igual a 1/2 manga, apartándose así de la tradición
del siglo XVI. En el caso de Juan de Cardona además el plan también es igual a media manga,
características ambas que son muy interesantes porque anticipa el criterio que impondrá Juan de
Veas a principios del siglo XVII plasmándolo en las ordenanzas.
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