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FASE PROBATORIA

Es la fase del proceso en la cual las partes tienen la oportunidad de acreditar


su dicho ante el juez, correspondiéndole al actor hacerlo respecto a los hechos
constitutivos de su acción y al demandado en relación con sus defensas y
excepciones.

A fin de desarrollar en forma ordenada nuestras ideas respecto al tema en


análisis, debemos partir de una conclusión aceptada por la doctrina en general
y acogida por nuestro ordenamiento legal en diferentes normas, algunas de las
cuales citaremos posteriormente; y es que la prueba es un elemento esencial
del proceso, en mérito al cual las partes y terceros legitimados tienen la
posibilidad de acreditar los hechos que sustentan sus posiciones, lo que a su
vez permite al Juzgador apreciar el sustento fáctico de sus alegaciones, y
determinar así la materia controvertida y los hechos sobre los cuales deberá
pronunciarse, con la finalidad de poder emitir una decisión razonada y
justificada en base a la valoración de los medios probatorios admitidos y
aplicación de la norma jurídica pertinente.

En tal sentido, no podemos hablar de debido proceso si no es respetado el


derecho a probar como una garantía constitucional de las partes, derecho
fundamental que contiene: el derecho a proponer los medio probatorios y que
los mismos sean admitidos o rechazados en forma justificada y no arbitraria,
que los medios probatorios admitidos sean actuados y que sean valorados por
el Juzgador al momento de resolver.

El derecho a probar es un tema complejo y rico en doctrina que merece un


tratamiento extenso, cuyo desarrollo no es objeto de este trabajo, puesto que
nuestras reflexiones las centraremos principalmente en un tema especifico
como es el de las restricciones en cuanto a la oportunidad para el ejercicio del
derecho a ofrecer medios probatorios en el Recurso de Apelación, según la
regulación de nuestro Código Procesal Civil; enfatizando nuestro análisis en
determinar si es factible o no hacer excepciones a las restricciones impuestas
por norma expresa.
PRUEBA

CONCEPTO

Es el instrumento mediante el cual se acreditan, verifican y confirman los


hechos aducidos por las partes que habrá de conocer el órgano jurisdiccional
para estar en aptitud de deducir el derecho surgido de los mismos, al momento
de emitir una resolución.

Alcalá Zamora que "la prueba es la obtención del cercioramiento del juzgador
acerca de los hechos discutidos, cuyo esclarecimiento resulta necesario para la
resolución del conflicto sometido a proceso."

Por su parte Mattirolo indica que las pruebas judiciales son los medios legales
con los cuales las partes litigantes demuestran a la autoridad judicial la verdad
de un hecho alegado y contradicho.

Para Alsina quien dice "en su acepción lógica probar es demostrar la verdad de
una proposición la prueba judicial es la confrontación de la versión de cada
parte, con los medios producidos para abonarla."

OBJETO DE LA PRUEBA

El objeto de la prueba abarca todo aquello susceptible de comprobación, es


decir, todo supuesto (hechos y actos jurídicos) cuya comprobación sea posible
ente el órgano jurisdiccional.

CARGA DE LA PRUEBA

Es el gravamen que recae sobre las partes de facilitar el material probatorio


necesario al juzgador para formar sus convicciones sobre los hechos alegados
o invocados. Así como también la conducta exigida a las partes para tener por
acreditada la verdad de los hechos afirmados en el proceso.

Pomar (2005) señala que, principio del Derecho procesal en virtud del cual se
obliga a una de las partes a probar determinados hechos y circunstancias cuya
falta de acreditación conllevaría una decisión adversa a sus pretensiones. La
doctrina define la carga de la prueba como regla de decisión o de juicio que
permite al juzgador resolver la controversia en favor de quien no está sometido
a ella, en caso de que la prueba aportada no sea concluyente.

Una vez realizada la actividad probatoria, el juez debe prestarse a dictar


sentencia. Para ello deberá seguir un iter lógico en el que uno de los pasos es
establecer los hechos probados, sobre los que aplicar las pertinentes normas,
previa la valoración de dicha actividad probatoria.

Declarados los hechos probados, positiva o negativamente,


independientemente de cuál de las partes haya convencido al juez, con base
en el principio de adquisición procesal, puede ocurrir que no haya hechos
dudosos, en cuyo caso el juez no se planteará más problemas probatorios.
Pero si para él sigue existiendo hechos sobre los que tiene dudas racionales,
en cuanto le está prohibido el non lique , debe plantearse el tema de la carga
de la prueba.

Pomar (2005) señala que, la carga de la prueba pesa sobre las partes, aunque
nada impide que el legislador, partiendo de la carga de las partes de alegar los
hechos, atribuya al juez las facultades necesarias para que sea él el encargado
de realizar la actividad probatoria de oficio.

Pero las partes son varias, al menos dos, ubicadas en las dos exclusivas y
excluyentes posiciones de parte: demandante y demandada, y, por ello, el tema
de la carga de la prueba se centra en determinar qué concreta parte debería
haber probado el hecho dudoso, y así determinar en quién ha de recaer las
consecuencias negativas de la inactividad o ineficacia probatoria.

Pomar (2005) sostiene que, se pretende, con la prueba de lo contrario, probar,


convencer al juez de lo contrario de lo alegado y probado por la parte que ha
realizado la actividad probatoria, o presumido legal o jurisprudencialmente.

Ciertamente, la prueba de lo contrario, además de con lo probado por la parte


contraria, está expresamente prevista en las presunciones iuris tantum, en las
presunciones en las que el legislador admite prueba en contra, prueba de lo
contrario. Cuando un hecho se presume, la actividad tendente a destruirlo
suele denominarse prueba de lo contrario.
Pero aquí surge el problema. En estos supuestos en los que la presunción
funciona por razones de equidad, facilitación de la actividad probatoria, o tutela
de determinados titulares de derechos, se ha dicho que la prueba se impone a
quien, en términos generales, no le correspondería, produciéndose lo que se
ha denominado inversión de la carga de la prueba.

Sin embargo, pienso que esa inversión de la carga de la prueba no es una


realidad jurídica asumible. Cuando se habla de ella no se asigna al demandado
la prueba de hechos constitutivos, ni al demandante la de los impeditivos,
extintivos y excluyentes.

Los hechos presumidos, que el interesado hubiera debido probar según las
reglas normales, se dan por probados, se presumen, sin perjuicio de la prueba
del hecho indicio. La contraparte, en su caso, podrá probar lo contrario. Se
impone al demandante la prueba de lo contrario de los hechos del demandado,
y a éste la de lo contrario de los hechos constitutivos.

La teoría del riesgo, la objetivación de la culpa, se enlaza con la presunción de


hechos, lo que ha provocado, en gran medida, supuestos en los que la prueba
de lo contrario se impone.

Pomar (2005) sostiene que, toda vez que lo alegado debe ser probado, las
partes litigantes son las protagonistas de las pruebas; pero lo realmente
importante es saber a qué litigante le corresponde la carga de probar o lo
llamado onus probandi; es decir, qué litigante soportará un resultado
desfavorable para su pretensión por haber omitido la prueba de una alegación.
Como regla general, dicho riesgo o perjuicio ha de correrlo el litigante al cual
favorecería el convencimiento del tribunal si llegara a probarse el dato
cuestionado de forma satisfactoria. En definitiva, cada litigante soporta la carga
de la prueba de los datos que constituyen el supuesto de hecho de las normas
que son favorables a las alegaciones formuladas por dicho litigante.

El proceso civil es una contienda en la cual las partes intervinientes deben


probar los hechos fundamentados de la norma que le es favorable. Esto hace a
sus pretensiones o defensas en relación con la convicción judicial acerca de la
verosimilitud de los hechos y procedencia de aquello que pretenden.
El principio general es que las partes intervinientes en el proceso deben probar
los hechos que alegan como fundamento de sus pretendidos derechos, esto no
significa que estén obligados a ello, puesto que la parte que incurre en
negligencia probatoria solo se perjudica a si misma. Por eso se habla de carga
y no de obligación de la prueba.

MEDIOS PROBATORIOS

CONCEPTO

Son todos los mecanismos no prohibidos por la ley o contrarios a la moral, que
generalmente ofrecen las partes del proceso, a través de los cuales el juzgador
se informa respecto a la veracidad o no de los hechos materia de la litis, con la
finalidad de producir convicción en su ánimo y preparado para dictar sentencia.

Los medios probatorios tienen por finalidad acreditar los hechos expuestos por
las partes, producir certeza en el Juez respecto de los puntos controvertidos y
fundamentar sus decisiones. Los medios probatorios deben ser ofrecidos por
las partes en los actos postulatorios.

REGLAS GENERALES DE LA FASE PROBATORIA

• Es irrenunciable, ya que nadie puede impedir o convenir que la etapa


probatoria no se lleve a cabo, con la excepción que a continuación se indica.

• Sólo cuando las cuestiones controvertidas son puramente de derecho y no de


hecho el juez no debe abrir el juicio a prueba, y en su lugar citará a una
audiencia de alegatos, los cuales pueden presentarse por escrito.

• Sólo deben probarse los hechos controvertidos, es decir, aquellos que se


encuentran en debate, ya que un hecho afirmado por la contraria, al no ser
parte de la litis no necesita ser probado.

• Los hechos notorios no necesitan ser probados, es decir, el juez puede


invocarlos aunque no hayan sido alegados por las partes.

• El actor tiene que probar los hechos constitutivos de su acción y el


demandado sus defensas y excepciones. (Carga de la prueba)
• El demandado rebelde puede ofrecer pruebas tendientes a desvirtuar la
procedencia de la acción o destruir los efectos de la confesión ficta motivada
por la falta de contestación.

• El que afirma está obligado a probar, ya que el que niega sólo lo está cuando
la prueba envuelva la afirmación expresa de un hecho o cuando fuere un
elemento constitutivo de la acción.

• Sólo los hechos, usos y costumbres están sujetos a prueba, puesto que el
derecho, incluso el extranjero y los tratados internacionales no lo están debido
a que el juzgador es perito en la materia. (Objeto de la prueba)

• Es posible aportar cualquier instrumento probatorio que pueda producir


convicción en el ánimo del juzgador, a excepción de los prohibidos por la ley o
contrarios a la moral.

• El juzgador puede valerse de cualquier persona o cosa, ya sea de alguna


parte o de un tercero, para conocer la verdad de los hechos materia de la litis.

• El Tribunal está facultado para decretar la práctica o la ampliación de


cualquier diligencia probatoria, siempre que sea necesario para conocer la
verdad de los puntos cuestionados.

PERIODOS

La actividad probatoria se desarrolla en cuatros momentos: el ofrecimiento; la


admisión, la preparación, la recepción o desahogo.

OFRECIMIENTO DE LOS MEDIOS PROBATORIOS

Sobre el particular, es necesario dejar establecido que el principio de


Oportunidad o Preclusión en materia probatoria es la regla general aplicable en
nuestro ordenamiento procesal, en consecuencia, es obligación de los
justiciables ofrecer sus medios probatorios en las etapas señaladas para este
efecto, en caso contrario los mismos no deberán ser admitidos por el juzgador.

El principio de preclusión, es explicado en palabras del maestro Alsina, de la


siguiente forma: “el paso de un estadio al siguiente supone la clausura del
anterior, de tal manera que los actos procesales cumplidos quedan firmes y no
pueden volverse sobre ellos. Esto es lo que constituye la preclusión: el efecto
que tiene un estadio procesal de clausurar el anterior”.

En línea con lo expuesto, las partes o terceros legitimados que pudiendo haber
ofrecidos pruebas en las etapas establecidas no lo hubiesen hecho, pagan su
omisión quedando impedidos de ofrecer esas pruebas más adelante; esta
restricción se debe a que la oportunidad para ofrecer pruebas tiene por fin
mantener un proceso ordenado, e impedir que una de las partes se vea
sorprendida con medios probatorios que haya podido reservar su contraparte
para el último momento, evitándose además la dilación del procedimiento y
trasgresión a las normas del debido proceso.

Es el periodo dentro de la etapa probatoria del proceso en el que las partes


pueden proponer al juzgador la recepción de los medios probatorios que
estimen pertinentes. En éste se deben observar los lineamientos siguientes:

Los medios probatorios deben proponerse dentro de un plazo común de


cinco días, que empiezan a contarse desde el día siguiente a que surta
efectos la notificación del auto que manda abrir el juicio a prueba, a
excepción de la prueba confesional, que se puede proponer antes de la
audiencia de desahogo; de los documentos exhibidos con anterioridad y
las constancias de autos, que deben tomarse en cuenta aunque no se
ofrezcan expresamente; y de los documentos de hechos ocurridos con
anterioridad o cuya existencia se ignoren, que se pueden presentar con
posterioridad y antes de que se cite a sentencia, cuando se asevera este
hecho bajo protesta de decir verdad.
Las pruebas deben ser ofrecidas relacionándolas con cada uno de los
puntos controvertidos, ya que si no se hace así serán desechadas.

LA ADMISIÓN

Nuestra constitución en su artículo 139 inc. 3 reconoce como principio y


derecho de la función jurisdiccional la observancia del debido proceso, siendo
una de sus garantías el derecho a probar de las partes. A fin de graficar mejor
la importancia de este derecho constitucional, citamos la Sentencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, caso Tribunal Constitucional contra el
Estado Peruano, la que en su numeral 68 señala que “El respeto a los
derechos humanos como es el debido proceso-constituye un límite a la
actividad estatal“, y que las autoridades jurisdiccionales deben conceder
irrestrictamente a las partes “las garantías del debido proceso”.

En este sentido, si bien es cierto el artículo 374 del Código Procesal Civil sólo
permite el ofrecimiento de medios probatorios en el escrito de apelación en las
vías de conocimiento y abreviado; en nuestra opinión esta norma debe ser
analizada en cada caso concreto tomando en consideración que la finalidad de
todo proceso es lograr una solución justa y reconocimiento de los derechos
sustanciales de las partes, fin que contiene los valores de verdad y de justicia
que forman parte de la sustancia misma del debido proceso, esto con el objeto
de sopesar adecuadamente los intereses en juego y poder lograr una solución
proporcional y razonable.

Además, consideramos que en el caso puesto de ejemplo, la aplicación de la


restricción contenida en el artículo 374 del Código Procesal Civil implicaría una
inobservancia de las normas del debido proceso, puesto que no observaría el
principio de la proporcionalidad. En este sentido, la doctrina5 señala que la
constitucionalidad de cualquier actuación afectante de derechos fundamentales
“viene determinada por la estricta observancia del principio de
proporcionalidad”. Ahora bien, el referido principio exige evaluar si la limitación
introducida al derecho constituye una medida equilibrada entre el perjuicio que
sufre el derecho limitado y el beneficio que de ello se deriva a favor del bien
público.

En efecto, si se impide en el caso puesto como ejemplo ofrecer a “A” medios


probatorios que de un modo meridianamente claro acreditarían que no adeuda
suma alguna de dinero y que incluso existen indicios que el actor ha actuado
de manera dolosa, se estaría transgrediendo el derecho de las partes a la
tutela jurisdiccional efectiva, además de contravenir los fines del proceso pues
se cometería una situación de grave injusticia.

En otros términos, una aplicación equilibrada del principio de proporcionalidad


llevaría necesariamente a concluir que en el presente caso la preclusión y
restricción normativa debe ceder paso frente a valores trascendentales e
incluso inherentes a la misma vocación humana como son la justicia y la
verdad. De otro lado, consideramos que es insostenible pensar que la
restricción al ofrecimiento de pruebas en apelación en procesos que no sean
de Conocimiento o Abreviado, constituye un criterio que nuestro ordenamiento
jurídico busca realizar incluso a costa o sacrificio de los fines del proceso, y los
derechos fundamentales de las partes.

Es el periodo dentro de la etapa probatoria del proceso en el que el juzgador


analiza los medios de prueba propuestos por las partes y determina si es
factible proceder a su preparación y desahogo. Se lleva a cabo en un auto
denominado admisorio de pruebas y debe satisfacer los requisitos siguientes:

• Dictarse al día siguiente de que termine el periodo de ofrecimiento de


pruebas.

• Determinar las pruebas que se admitan sobre cada hecho, pudiendo limitar el
número de testigos y desechar las contrarias al derecho, a la moral, o sobre
hechos no controvertidos por las partes, imposibles o notoriamente
inverosímiles.

• Cuando se desecha algún medio probatorio procede la apelación en efecto


devolutiva, ya que si se admite sólo cabe el de responsabilidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Carnelutti. En la prueba civil. Editorial Arayu Traducción de la 2da edic.


italiana. Pág. 44.
 Carnelutti, Francesco, La prueba civil, trad. N. Alcalá-Zamora y Castillo,
Depalma, 2a edic, Buenos Aires, 1982, pp.67-102, 195-201
 Osvaldo Alfredo Gozaini. La prueba en el Proceso Civil Peruano. Edic.
setiembre 1997. Editorial Normas Legales pág. 13.

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