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¿Qué es la expiacion en el Antiguo Testamento?

La expiación es la eliminación de la culpa o pecado a través de un tercero. ...


[chivo expiatorio]) u otra persona '"Cristo"en el caso del cristianismo y algunos
cultosantiguos que practicaban el sacrificio animal. Para los judíos, la palabra
viene del hebreo kipper, equivalente al arameo de borrar o la raíz de cubrir.

¿Qué es la propiciación por nuestros pecados?


s. f. RELIGIÓN Acción agradable hecha a Dios con la que se le pretende mover a
piedad o misericordia. 2. RELIGIÓN Sacrificio que se ofrecía en la ley antigua para
aplacar la justicia divina y tener a Dios propicio.

¿Qué es el propiciatorio en la Biblia?


El propiciatorio del arca estaba labrado de una sola pieza de oro, con dos
querubines en sus extremos que extendían sus alas por encima de él y lo cubrían.
Se indica en el texto bíblico que sus rostros estaban uno frente del otro pero
miraban hacia el propiciatorio. Sobre el propiciatorio Dios le hablaba a Moisés.

¿Qué significa sacrificio en la Biblia?


Definición de sacrificio. Sacrificio es una noción que procede de la lengua latina
(sacrificium) y que tiene varios usos. Puede tratarse de un homenaje u
ofrenda quese le realiza a una divinidad con la intención de rendirle tributo. En
estos casos, elsacrificio incluye dar muerte a un ser humano o a un animal.
“Expiación”
Las traducciones de la Biblia utilizan con frecuencia el término «expiación», o a veces
«propiciación» (hebr. kipper, gr. hilaskesthai) en el AT, sea a propósito de
los sacrificios «por el pecado», en que se dice que el sacerdote «ejecuta el rito de la
expiación» (p.e., Lev 4). sea, todavía más especialmente, a propósito de la fiesta anual del
10 tisri, llamada generalmente «el día de las expiaciones» o «el gran día de la expiación»,
cuyo ritual está descrito detalladamente en Lev 16.

En el NT, si el término es raro Rom 3,25 Heb 2,17 1Jn 2,2 4,10, la idea se halla frecuentemente,
no sólo en toda la epístola a los Hebreos, que asimila la misiónredentora de Cristo a la
función del sumo sacerdote el «día de las expiaciones», sino, más o menos ciertamente,
cada vez que se declara que Cristo «murió por nuestros pecados» (p.c., 1Cor 15,3) o que
«derramó su sangre por la remisión de los pecados» (p.e., Mt 26,28).

1. Expiación y pecado.

En numerosas lenguas modernas la noción de expiación tiende a confundirse con la


de castigo, aunque éste no sea medicinal. Por el contrario, para todos los antiguos, y tal es
el sentido del verbo expiare, tanto en la Vulgata como en la liturgia, quien dice expiar dice
esencialmente «purificar», o más exactamente hacer un objeto, un lugar, a una persona
«agradable a los dioses, después de haber sido desagradable» (Lachelier). Toda expiación
supone, pues, la existencia de un pecado y tiene por efecto destruirlo.

Como este pecado no se concibe a la manera de una suciedad material, que el hombre
sería capaz de hacer desaparecer, sino que se identifica con la rebelión misma del hombre
contra Dios, la expiación borra el pecado reuniendo de nuevo al hombre con Dios,
«consagrándoselo» según el sentido de la aspersión de la sangre. Como, por otra parte, el
pecado provoca la ira de Dios, toda expiación pone un término a esta ira, «hace a Dios
propicio»; pero la Biblia atribuye de ordinario este papel a la oración, mientras que el
sacrificio de expiación tiene más bien por fin «hacer al hombre agradable a Dios».

2. Expiación e intercesión.

En los raros pasajes en que aparecen asociados estos dos términos de expiación y de
ira, se trata efectivamente de una oración: así, la expiación de Moisés Ex 32,3032,11ss, o la de
Aarón Num 17,11ss, según la interpretación de Sab 18,21-25; así, según el Targum, la de
Pinhás Sal 106,30 y todavía más claramente la del «siervo de Yahveh», cuyo papel de
intercesor se menciona cuatro veces (Targum Is 53,4.7.11.12). Y en virtud de esta misma
noción de expiación san Jerónimo, siguiendo en esto el uso dé las viejas versiones latinas,
en la fórmula estereotipada que concluye cada uno de los sacrificios por el pecado pudo
traducir el verbo hebreo que significa «ejecutar el rito de expiación» por un verbo que
significa «orar» o «interceder» Lev 4,20.26.31.

No debe, pues, extrañarnos que la epístola a los Hebreos, al describir a Cristo entrando
en el cielo para desempeñar allí la función esencial de su sacerdocio definida como
«intercesión» Heb 7,25 9,24, pueda asimilarlo al sumo sacerdote, que penetra al otro lado del
velo para allí ejecutar el rito sacrificial por excelencia, la aspersión de la sangre sobre el
propiciatorio.
En todo caso tal interpretación recalcaba hasta qué punto una expiación auténtica no
puede tener valor independientemente de las disposiciones interiores del que la ofrece; es
ante todo un acto espiritual, que el gesto exterior expresa, pero que no puede suplir. Excluye
igualmente toda pretensión del hombre, de forzar a Dios a hacérsele propicio. La sabiduría,
describiendo la intercesión de Aarón, cuida de precisar que su oración consistió en
«recordar a Dios sus promesas y sus juramentos» Sab 18,22, tanto tal oración viene a ser un
acto de fe en la fidelidad de Dios. La expiación así concebida no tiende en absoluto, a no
ser a los ojos del hombre, a cambiar las disposiciones de Dios, sino a disponer al hombre
a acoger el don de Dios.

3. Expiación y perdón.

Así el «día de las expiaciones» era todavía más en la conciencia religiosa de los judíos,
el «día de los perdones». Y cuan do san Juan por dos veces, evocando ya la intercesión
celestial de Cristo cerca del Padre 1Jn 2,2, ya la obra llevada a cabo acá en la tierra con su
muerte y su resurrección 1Jn 4,10, declara que es, o que el Padre lo hizo, «hilamos por
nuestros pecados», el término presenta sin duda el mismo sentido que tiene siempre en el
AT griego (p.e., Sal 130,4) y que la palabra latina propitiatiopresenta también siempre en la
liturgia: por Cristo y en Cristo realiza el Padre el designio de su amor
eterno 1Jn 4,8 «mostrándose propicio», es decir, «perdonando» a los hombres, con
un perdón eficaz que destruye verdaderamente el pecado, que purifica al hombre, le
comunica su propia vida 1Jn 4,9.
El Día de la Expiación

Roby Ellis Suscripción


Lectura bíblica recomendada: Romanos 3:21-26
Introducción
A. El Día de la Expiación (Yom Kippur) era un día muy importante en el
año judío, ya que en ese día el pueblo era limpio de todos sus pecados
(Levítico 16:30).
B. En algunos lugares del Nuevo Testamento encontramos alusiones
directas a este día especial y sus rituales, y se nos dice que todas sus
sombras llegan a su cumplimiento final en Jesucristo.

Exposición
I. Dios dio instrucciones específicas en cuanto al Día de la Expiación.

A. El sumo sacerdote debía ser muy cuidadoso en cuanto a la manera en


que se acercaba al Señor (Levítico 16:2,12,23-24; cf. 10:1-2).

B. Cuando el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo, era necesario


que llevara sangre (Levítico 16:6,12-15).

C. Se debía realizar este ritual cada año (Levítico 16:34; cf. Hebreos
10:1-4).

II. Nosotros encontramos expiación perfecta en Jesús.

A. Nuestro Señor hizo expiación a través del derramamiento de Su


propia sangre (Hebreos 9:11-14,23-24).

B. Aunque el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo cada año, Jesús


solamente necesitó entrar una vez (Hebreos 9:12,25-28).

C. Jesús abrió un camino nuevo y vivo para que nosotros llegáramos a


Dios (Hebreos 9:8; 10:19-25).

Conclusión
A. Los adoradores judíos esperaban ansiosamente el regreso del sumo
sacerdote del santuario, y así también nosotros lo hacemos (Hebreos
9:28).

B. El sacrificio de Jesús fue el acto que cumplió la voluntad de Dios


(Hebreos 10:5-10). ¿Le seguirá y someterá su voluntad en el altar?
Derechos en español © 2017 por www.ebglobal.org. Traducción por
Moisés Pinedo. Título original en inglés, “Day of Atonement”, por Roby
Ellis.

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