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Franks
y Roesch (2006) definen el enfrentamiento como un intento cognitivo y, o
conductual, para manejar, reducir o tolerar situaciones que son valoradas
como estresantes por las personas.
El interés del estrés en la familia y el enfrentamiento inicia con el modelo de estrés familiar ABCX
(Hill, 1949). El modelo surge para describir las
respuestas de familias separadas por la guerra (Lavee et al., 1987)
DeMarco, Ford-Gilboe, Friedemann, McCubbin y McCubbin (2000) indican que el modelo propone
tres factores interrelacionados que pueden
precipitar la crisis familiar. Especifican que el concepto de crisis (factor X)
alude al punto en el cual la familia como unidad se desorganiza ante situaciones de estrés que
pueden ser o no normativas. El modelo hace énfasis en
tres factores críticos que explican la propensión a la crisis en las familias:
a) relación del estresor con el infortunio (factor A); b) los recursos que la
familia necesita para manejar el estresor (factor B) y, c) la definición que del
evento estresor hace la familia (factor C).
El modelo doble ABCX de ajuste y adaptación (McCubbin & Patterson, 1981; 1983) representa uno
de los primeros intentos para identificar y
medir las variables que se considera que promueven la resiliencia (Lavee et
al., 1987). En el doble ABCX, la atención converge en el periodo de ajuste
seguido de un estresor inicial, al que se suman un conjunto de factores para
evaluar la adaptación de la familia a la crisis originada por el estresor. Lavee
et al. (1987) indican que los componentes del modelo se describen de la
siguiente manera:
1. Factor aA. Comprende el conjunto de eventos estresores de la crisis
original y los intentos de tratar con ella; incluidos las transiciones normativas, las tentativas de
solución que pueden continuar por años.
2. Factor bB. Los recursos de la familia considerados después de que ésta
los ha ganado o perdido durante o después de la crisis inicial. Éstos son
parte de las capacidades de los miembros de la familia para responder
a las demandas y necesidades, se integran por las características de los
miembros individuales, de la familia como unidad y de la comunidad.
Con el paso del tiempo y en respuesta a la situación de crisis, los recursos adaptativos de la familia
parecen ser de dos tipos: a) existentes
(se encuentran en el reportorio de la familia) y b) expansivos (son
nuevos).
3. Factor cC. El compromiso de la familia con la situación alude al significado que la familia le
otorga a la crisis, la cual incluye el estresor que
se cree la causó, así como los estresores y tensiones añadidos, viejos y
nuevos recursos, y la estimación de lo que necesita hacer para retornar a
su equilibrio. Cuando la familia tiene la capacidad de redefinir la situación de crisis y le otorga un
nuevo significado, ello implica un cambio,
una oportunidad de crecimiento, surgen nuevos roles, lo que facilita el
enfrentamiento y de manera eventual la adaptación.
4. Factor xX. La adaptación familiar es el concepto central del modelo y
se emplea como una medida de resultados, se mide en un continuum,
desde una buena adaptación que significa resultados positivos a una
mala, lo que involucra resultados negativos o crisis situacional (Enns,
Reddon & McDonald, 1999). La adaptación de la familia puede ser
útil para describir los resultados en cuanto al ajuste familiar postcrisis.
El doble ABCX identifica los factores de la familia y los factores externos
a la misma que influyen en las maneras en que ésta se adapta a un estresor
crónico, tal como la enfermedad crónica de un hijo, lo que hace del proceso
de enfrentamiento –estrategias cognitivas y conductuales– un aspecto clave
para entender las respuestas de la familia a los eventos estresantes de la vida.
El modelo explica los efectos de la acumulación de transiciones normativas y eventos estresantes de
la vida, en el bienestar y funcionamiento de
94 Continuidad y cambio en la familia. Factores intervinientes
Capítulo 3
la familia, plantea tres fuentes de demandas que se definen de la siguiente
manera (Lavee et al., 1987; McDonald et al., 1999):
a) Eventos estresores: cambios normativos y no normativos. Son eventos
discretos o transiciones que influyen en la unidad familiar, o que tienen
un potencial para producir cambios en el sistema social de la familia.
Estos estresores se clasifican como eventos normativos y sin normatividad debido a que son
clasificados por su deseabilidad, origen, intensidad, cronicidad, y variabilidad.
b) Tensión intrafamiliar. Es una condición de filtro de tensión o dificultad. Usualmente está
asociada con la necesidad o deseo de algún
cambio. Esta tensión emerge de manera insidiosa en la familia, de
tensiones no resueltas asociadas a estresores anteriores o desde las relaciones interpersonales entre
sus miembros con un incremento de
los conflictos interpersonales y de la dificultad en la ejecución de los
roles.
c) Recursos de la unidad marital. Se refiere a las características del sistema familiar, entendidas
como las cualidades que hacen a la familia
menos vulnerable al estrés y, o más capaz para oponerse al impacto de
las crisis y los estresores. Un componente crítico de estos recursos, lo
conforman las fortalezas de la unidad familiar.
d) Sentido de coherencia. Un recurso de enfrentamiento. Los miembros
de la familia tienen un punto de vista compartido del mundo, y sus
capacidades de adaptación son moldeadas en forma permanente por
la concepción del mundo social en el cual viven. Las estrategias de
enfrentamiento son conductas que los miembros de la familia usan
para resolver conflictos, eliminar estresores y desarrollar habilidades
sociales.
Posterior al modelo doble ABCX, Olson (1997) describe el modelo de evaluación multisistema de
estrés y salud (MASH) que consiste en la perspectiva de multisistema del estrés y enfrentamiento a
partir de cuatro áreas de
la vida: individual, trabajo, pareja y familia. Pretende ser un modelo biopsicosical y
multidimensional relacionado con la teoría e investigación de la
familia, centrado en el estrés, enfrentamiento y adaptación con individuos,
parejas y familias. Las mediciones de estrés para cada uno de estos cuatro
niveles se focaliza en dinámicas específicas más que en eventos de la vida;
los recursos de enfrentamiento parten de cuatro elementos: solución del
problema, comunicación, cohesión y flexibilidad; la adaptación se centra en
las evaluaciones de la salud física y psicológica de adaptación y satisfacción
en el individuo, el trabajo, la pareja y la familia (figura 3-3)