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República bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior

Universidad Nororiental Privada Gran Mariscal de Ayacucho

El tigre, estado-Anzoátegui

Derecho internacional privado

Profesor: Integrantes:

Mohsen Bassim Aura Odreman c.i:25.358.160

8vo Semestre Diana Marcano c.i:21.177.433

Rosangela Palmar c.i:25.828.165

Rommelys Lara c.i:28.828.846

EL TIGRE, 18-09-2019
FUENTES DEL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

JURISPRUDENCIA: son las reiteradas interpretaciones que de las normas


jurídicas hacen los tribunales de justicia en sus resoluciones, y puede constituir
una de las Fuentes del Derecho, según el país.

LA DOCTRINA: son el Conjunto de tesis y opiniones de los tratadistas y


estudiosos del Derecho, que explican y fijan el sentido de las leyes o sugieren
soluciones para cuestiones aún no legisladas.

LAS LEGISLACIONES NACIONALES: forman un cuerpo de leyes nacionales


que regulan una determinada materia, en el caso del Derecho Internacional
Privado las leyes nacionales tenemos el Código Bustamante, Ley de Derecho
Internacional Privado, El Código Civil, el Código de Comercio, Código Procesal
Civil, entre otros.

CONVENIOS INTERNACIONALES: entendidas como los Acuerdos celebrados


por escrito entre dos o más Estados, regido por el derecho internacional, y de
cumplimiento obligatorio para las partes que la ratifiquen

CONCEPCION VENEZOLANA DEL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

Lex loci rei sitae: es una locución latina utilizada en el Derecho internacional
privado, que significa ‘la ley del lugar de donde los bienes estén situados’. Es
una doctrina que indica que la ley aplicable a la transferencia de los bienes
dependerá, y variará según, la ubicación de estos para los propósitos del
conflicto de legislación.

Locus regit actum: la ley del país en que tiene lugar un acto determina la forma
del mismo. Tradicionalmente se admitía con carácter imperativo para los
testamentos, y con carácter opcional para los contratos.

Lex Fori: es una locución latina ocupada en el Derecho internacional privado,


que significa “la ley de la nacionalidad del juez que conoce del asunto
contencioso” .Cuando se presenta ante un juez un asunto jurídico que contiene
un elemento internacional o extranjero relevante, éste debe preguntarse sobre
cuál es la normativa aplicable a dicho asunto. En los casos que corresponda el
juez aplicará la lex fori. Tradicionalmente, la lex fori regula además las
cuestiones de procedimiento.

Lex in favori negocie: Las obligaciones convencionales se rigen por el Derecho


indicado por las partes. A falta de indicación válida, las obligaciones
convencionales se rigen por el Derecho con el cual se encuentran más
directamente vinculadas. El tribunal tomará en cuenta todos los elementos
objetivos y subjetivos que se desprendan del contrato para determinar ese
Derecho. También tomará en cuenta los principios generales del Derecho
Comercial Internacional aceptados por organismos internacionales. Además de
lo dispuesto anteriormente, se aplicarán, cuando corresponda, las normas, las
costumbres y los principios del Derecho Comercial Internacional, así como los
usos y prácticas comerciales de general aceptación, con la finalidad de realizar
las exigencias impuestas por la justicia y la equidad en la solución del caso
concreto.

Lex loci contractus: es un locución latina que significa “la ley del lugar del
contrato”, utilizada para referirse a que la ley aplicable para la regulación de un
contrato es la del país en el que se ha celebrado. Tiene una gran importancia
en Derecho internacional privado, en aquellos juicios en los que el juez debe
decidir qué ley aplicar (si debe aplicar la ley propia, o la de algún otro país). En
este caso, la lex loci contractus es una posibilidad mediante la cual el juez
aplicaría la ley del lugar de celebración del contrato como normativa vinculante
para el litigio.

Ley de Derecho Internacional Privado

Es una ley especial, es la única ley de DIP que exista en cualquier país de
América Latina. Antes de esta ley, solo se contaban con 4 artículos del Código
Civil, fue promulgada el 6 de agosto de 1998 con una vacatio legis de 6 meses;
por lo tanto entró en vigencia el 6 de febrero de 1999.

Está estructurada en 12 capítulos.

Remite a la materia que se va a aplicar.

Denominación de los artículos:

Artículo 1: Fuentes directas del DIP en Venezuela. Establece el orden de


aplicación

Artículo 2: Aplicación del Derecho Extranjero

Artículo 3: Aplicación de ordenamientos jurídicos complejos. Ejemplo:


ordenamiento jurídico estadounidense.

Artículo 4: El reenvío.

Artículo 5: Derechos adquiridos del artículo 8 del Código de Bustamante.

Artículo 6: Las cuestiones previas del DIP, las cuales difieren de las cuestiones
previas del Código de Procedimiento Civil.

Artículo 7: Sistema de aplicación.

Artículo 8: El orden público internacional.

Artículo 9: La institución desconocida.

Artículo 10: Normas de aplicación necesaria.


TEMA 2 TEORIA DE LA NORMA DE CONFLICTO Y REGIMEN JURIDICO DE
LOS BIENES

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

Al principio existía un derecho inter - estatal con principios normativos que


ninguno de los Estados de la comunidad internacional podría considerar como
propios. Tales principios son, por ejemplo, el de la lex rei sitae, que rige
legalmente a los bienes muebles e inmuebles por la ley donde ellos están
ubicados; el de la locus regit actum, que permite que un acto jurídico cumplido
en el exterior tenga completa validez en otro Estado en lo que se refiere a sus
formalidades y solemnidades, así esta relación o acto jurídico sean distintos en
este último territorio; el de la personalidad de las leyes, mediante el cual las
referentes al estado y capacidad de las personas siguen a las mismas, donde
ellas establezcan su residencia o domicilio; el de la autonomía de la voluntad
en materia contractual; el efecto excluyente de la noción del orden público y la
aplicación, en su caso, de la lex fori, y muchos otros más que constituyen los
principios que rigen las instituciones y relaciones jurídicas de carácter
privatista.

RÉGIMEN APLICABLE A LOS BIENES MUEBLES CORPORALES.

El régimen de los bienes muebles corporales se determina por la ley personal


del propietario: Es la consagración del principio “mobilia sequuntur personam,”
surgido en el siglo XIV con motivo del régimen de las sucesiones y que no
tardó en generalizarse a todos los muebles corporales, aunque siempre
limitado por numerosas excepciones. Se fundamenta, que “los muebles no
tienen ninguna situación real, salvo cuando están fijos y adherentes y dada la
facilidad con que se les desplaza, se puede decir que no están contenidos en
ningún lugar”, siendo por tanto como accesorios de la persona de su
propietario. Podemos, a su vez, subdividir este sistema en dos categorías:

A) Según que el régimen de la persona se rija por las leyes de su domicilio.

B) Según que ese régimen se fija por su ley nacional.

El régimen de los bienes muebles corporales se determina por la ley del lugar
donde se encuentra la cosa: Fue éste un sistema que apareció posteriormente
basándose en que al legislar sobre cosas, lo hace sobre todas las que se
encuentran bajo su radio de acción, es decir, en el territorio del país para el
cual legislan, sin distinguir si quienes sobre ellas tienen derechos son
nacionales o extranjeros. Dicen que el derecho local aplicable a los muebles es
el determinado por el domicilio (o nacionalidad) de la persona que tiene
derecho sobre la cosa, en virtud de la relación jurídica. Pero esto es muy
equívoco, y aunque se admitiese el principio, su aplicación resultaría vaga e
incierta. Sin embargo, hay cosas a las que es imposible aplicar este sistema: se
trata de los bienes muebles “intransitu” (equipajes, mercancías en camino). En
estos casos sería necesario, a los efectos de determinar el régimen de esos
bienes, buscar un lugar donde esas cosas estén destinadas a permanecer
durante un tiempo largo o indeterminadamente. Son ventajas de este sistema:
la ley del lugar de ubicación de los bienes (tanto muebles como inmuebles), es
la que por su misma naturaleza más les conviene (así como en materia de
capacidad la más conveniente es la ley nacional de la persona). Por otra parte,
es la que mejor garantiza la seguridad y certidumbre en las relaciones
económico-jurídicas, ya que no estando fijas a un sitio determinado las cosas
muebles, no habría forma de evitar dudas en cuanto a la legalidad del acto
realizado con o sobre ellas, si no se atiende a la legislación del lugar donde se
encuentran para el momento del acto o contrato. Se evita, por consiguiente,
toda posible complicación al respecto. Entre nosotros el sistema se consagró
en el Código Civil en su artículo 10 del citado Cuerpo legal: “Los bienes
muebles o inmuebles, situados en Venezuela, se regirán por las leyes
venezolanas, aunque sobre ellos tengan o pretendan derechos personas
extranjeras”. Así mismo, fue el sistema acogido por los Tratados de Montevideo
y de La Habana. En el Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo,
se decía: “Los bienes, cualquiera que sea su naturaleza, son exclusivamente
regidos por el sistema del lugar donde están situados. En cuanto a su calidad,
a su posesión, a su enajenación absoluta o relativa y a todas las relaciones de
derecho de carácter real de que sean susceptibles”. Y el Código Bustamante,
en su artículo 105, señala, “Los bienes, sea cual fuere su clase, están
sometidos a la ley de la situación”. Existe, finalmente, un sistema mixto a los
efectos de determinar el régimen de los bienes muebles corporales: Es el
acogido por algunas legislaciones, como Argentina, Paraguay e Italia según el
Código Civil de 1865. Según este sistema, los bienes muebles con situación
permanente y que se conservan sin intención de transportarlos, se rigen como
los inmuebles, por la ley de su situación (lex rei sitae”), los demás, se rigen por
la ley domiciliaria del dueño (“lex domicilii”). El Tratado de Lima de 1878 se
sumó a este criterio, al disponer en su artículo 3 que “los bienes inmuebles y
los muebles que tengan en la República situación permanente, serán regidos
por la ley local”.

REGIMEN ESPECIAL QUE RIGE CIERTAS CATEGORIAS O ESPECIES DE


BIENES MUEBLES CORPORALES. “Hay bienes muebles, que, a causa de su
movilidad deben estar sometidos a un régimen distinto del que hemos
expuesto. Lo que les caracteriza no es tanto la posibilidad de desplazarse
como su desplazamiento incesante”. Vamos a considerar el régimen de los
buques y aeronaves y el de las mercancías o cargamentos “in transitu”, es
decir, que no han llegado aún a su destino.

A) REGIMEN DE LOS BUQUES Y AERONAVES. Estos muebles, por su


misma naturaleza están variando constantemente de lugar de situación; si se
les aplicara la “lex rei sitae”, su régimen jurídico estaría cambiando
constantemente con el grave perjuicio subsiguiente, no sólo de sus propietarios
(perjuicios relativos al crédito naval), sino también y esencialmente de los
intereses de terceros, que no sabrían en un momento dado cuál ley estaría
rigiendo la situación jurídica del buque o avión. Es preciso por tanto, encontrar
una legislación que se aplique constantemente a esos bienes. Veamos esta
reglamentación en nuestro derecho, haciendo previamente algunas menciones
del Tratado de Navegación Comercial de Montevideo. En él se disponía
(artículo 2«) que “la ley de la nacionalidad del buque rige todo lo relativo a la
adquisición y transferencia de su propiedad, a los privilegios y a otros derechos
reales y a las medidas de publicidad que aseguren su conocimiento por parte
de terceros”. En el artículo 39 ejusdem se dice: “Respecto de los privilegios y
otros derechos reales, el cambio de nacionalidad no perjudica los derechos
existentes sobre el buque; la extensión de esos derechos se regula por la ley
de la bandera que legalmente enarbola el buque en el momento en que se
operó el cambio de nacionalidad”. Se consagraba por tanto ampliamente el
principio de la aplicación de la ley de la bandera del buque con las reservas
necesarias inherentes al respecto de los derechos adquiridos y con la salvedad
contenida en el artículo 4" del mismo Tratado: “El derecho de embargar y
vender judicialmente un buque, se regula por la ley de su situación”. Por tanto,
entre nosotros no existen dudas al respecto: salvo lo relativo al orden público
internacional, todo lo relativo a derechos reales sobre buques o aeronaves,
salvo lo concerniente al Doctrina El Régimen de los Bienes Muebles en el
Derecho Internacional Privado se rige por la ley del pabellón respectivo. Pero
donde pueden presentarse dudas en la interpretación del artículo 21 de nuestra
Ley de Aviación Civil, que dispone: “Las aeronaves venezolanas en vuelo sobre
aguas de mar libre están sometidas a las leyes venezolanas”. Esto en realidad,
es obvio. Pero hace pensar que si esas aeronaves no se encuentran en vuelo
sobre aguas de mar libre sino que se encuentran sobre o en territorio
extranjero, no se regirán por la ley venezolana (la del pabellón) sino por la del
país donde se encuentren. En realidad, basta con dar una rápida lectura a la
mencionada Ley de Aviación Civil para notar en ella un marcado tinte
territorialista, habrá que tenerse presente que en el artículo 9 de esa misma
Ley, se dice: “La presente Ley regirá en todo lo relativo a la aviación civil, sin
perjuicio de que se observe preferentemente lo estipulado en tratados y
convenios internacionales celebrados por la República...”.

B) REGIMEN DE LOS BIENES MUEBLES “IN TRANSITU” Respecto de estos


bienes también es inconveniente aplicarles la ley de su situación, ya que esta
ley variaría a medida que se vayan operando los sucesivos cambios de
situación, con el perjuicio consiguiente de los terceros interesados. Por otra
parte, esta ley sería a veces imposible de aplicar, pues en ocasiones se
desconoce el lugar donde se encuentra la “res in transitu”. Para solucionar
estos inconvenientes se han propuesto varias soluciones:
1) A la “res in transitu” debe aplicársele la ley del lugar de su destino (“lex loci
futuri”). Ya que la ley del lugar del destino, determinada de antemano, es la
única que proporciona en principio, un estatuto fijo para el estatuto del
cargamento.

2) A la “res in transitu” debe aplicársele la ley del lugar de su última actuación


fija, antes del transporte. Haciendo la salvedad, de que en todo caso y
exceptuando las restricciones del orden público internacional, de que las partes
pueden en todo caso señalar un determinado régimen jurídico aplicable a esas
cosas en cada caso concreto, en virtud de que en materia internacional
también tiene vigencia el principio de la autonomía de la voluntad.

3) A la “res in transitu” debe aplicársele la ley del régimen personal de su


propietario (ley nacional o del domicilio). Otros autores, opinan que para las
cosas en tránsito “sería necesario buscar, con el pensamiento, un lugar donde
la cosa esté destinada a permanecer durante un tiempo largo o
indeterminadamente. A veces este lugar no es determinado de manera cierta
por la intención del propietario, lo que lo hace coincidir frecuentemente con el
domicilio de éste...”. Este parece ser nuestro sistema, ya que el Código
Bustamante, si bien silencia este punto, contiene en su artículo 110 la siguiente
disposición: “A falta de toda otra regla, y además para los casos no previstos
en este Código, se entenderá que los bienes muebles de toda clase están
situados en el domicilio de su propietario, o en su defecto en el del tenedor”.
Pero es evidente que muchas veces la ley personal del propietario puede ser la
“lex loci futuri”, o la ley de la última situación de los muebles “in transitu”.

REGIMEN APLICABLE A LOS BIENES MUEBLES INCORPORALES


(derechos de crédito). Los derechos de crédito son bienes muebles, así lo
consagra el artículo 533 de nuestro Código Civil: “Son muebles por el objeto a
que se refieren o por determinarlo así la ley, los derechos, las obligaciones y
las acciones que tienen por objeto cosas muebles; las acciones y cuotas de
participación en las sociedades civiles y de comercio, aunque tales sociedades
sean propietarias de bienes inmuebles. En este último caso, dichas acciones o
cuotas de participación se reputarán muebles hasta que termine la liquidación
de la sociedad. Se reputan igualmente muebles las ventas vitalicias o
perpetuas a cargo del Estado o de los particulares, salvo en cuanto a las
ventas del Estado, las disposiciones legales sobre Deuda Pública”. Son
también aplicables a estos muebles, el crédito que tiene como bien, no al que
tiene como obligación, cuyas reglas al respecto no son las mismas. Los
créditos pueden ser: al portador, nominativos o a la orden.

1) Créditos al portador. Estos en realidad, pueden asimilarse a bienes muebles


corporales. Por otra parte, como lo que interesa considerar en estas líneas son
los derechos reales que puedan existir sobre esos créditos asi como su
adquisición, enajenación, etc. de estos créditos. Todas esas operaciones
deban realizarse de acuerdo con la ley del lugar donde dicho título se
encuentre.

2) Créditos nominativos. Debe aplicarse a este tipo de bienes, la ley de su


situación. Pero como no tienen una situación determinada, es preciso darles
una situación ficticia, no existiendo otra alternativa que la de reputar los
situados, bien en el domicilio del acreedor, o bien en el del deudor; si bien
algunos han aplicado a ellos la ley de la obligación de la cual nacieron. En el
antiguo derecho francés, la jurisprudencia y doctrina adoptaron la que
consideraba que la situación del crédito era el domicilio del acreedor, lo cual se
aceptó como consecuencia de una confusión entre bienes a título particular y
bienes a título universal. Se admitía también una excepción cuando el deudor
del crédito era un ente público, se reputaba situado en el domicilio de éste. En
la actualidad, casi unánimemente se admite que en caso de títulos de crédito
nominativos, éstos se rigen por la ley del lugar del domicilio, del deudor, por la
ley del lugar son exigibles.

3) Créditos a la orden. Los contentivos de un crédito a la orden, se reputan


situados en el lugar donde son exigibles, es decir, en general, en el domicilio
del deudor y consiguientemente por la ley de ese lugar deben regirse. Sobre lo
que pueden caber dudas, es en lo relativo a la ley que rige su trasmisión, ya
que por tratarse de créditos a la orden, puede hacerse por el simple endoso.
Hay razones para resolver que la trasmisión de tales títulos (endoso) deberá
hacerse según las reglas de la ley del lugar donde su trasmisión o enajenación
se hace: a) por aplicación de la regla general en materia de muebles: se rigen
por la ley de su situación; b) porque podría considerarse el acto del endoso
como una formalidad, debiéndose aplicar entonces la ley del lugar donde se
realiza el acto. En efecto, el Código Bustamante, luego de determinar en
Doctrina El Régimen de los Bienes Muebles en el Derecho Internacional
Privado en su artículo 105 que todos los bienes (muebles e inmuebles de
cualquier naturaleza) se rige por la ley de su situación. “Artículo 107. La
situación de los créditos se determina por el lugar en que deben hacerse
efectivos, y, si no estuviere precisado, por el domicilio del deudor”. Por
consiguiente, entre nosotros y los demás países ratificantes del Código
Bustamante, no es preciso distinguir entre los diversos tipos de crédito, puesto
que éstos, en todo caso y para todas las circunstancias se reputan situados en
el lugar donde deben hacerse efectivos, o en caso de indeterminación al
respecto, en el domicilio del deudor. Para terminar, es preciso señalar que son
también bienes muebles incorporales los derechos de propiedad industrial,
intelectual y artística, etc. Es evidente que ellos, pues se les aplican los
principios de la ley de la situación como en general a todos los bienes, débase
considerar situados en el lugar donde se hizo el registro correspondiente. Así lo
dispone el Código Bustamante en el artículo 108: “La propiedad industrial,
intelectual y los demás derechos análogos de naturaleza económica que
autorizan el ejercicio de ciertas actividades acordadas por la ley, se consideran
situados donde se hayan registrado oficialmente”.

SOLUCIONES PROPUESTAS EN EL SISTEMA VENEZOLANO

Es conveniente recordar aquí que el Dr. Pedro M. Arcaya proponía en su


proyecto de Código Civil de 1912-1915, que él artículo equivalente al actual 10’,
fuera redactado así: “Los bienes muebles e inmuebles situados en la
República, aunque pertenezcan a extranjeros se rigen por la ley venezolana,
que determina exclusivamente, los efectos de su posesión la naturaleza y
especie de los derechos reales y gravámenes que sobre ellos puedan
constituirse, reglamentando su extensión y alcance, así como los modos de
adquirirlos por prescripción, accesión y ocupación”. En lo relativo a la
capacidad de los individuos que contratan sobre el bien (de acuerdo con el
artículo 26 del Código Civil venezolano que recalca: “…Esto no impide la
aplicación de leyes extranjeras relativas al estado y capacidad de las personas
en los casos autorizados por el Derecho Internacional Privado”. Esto también lo
consagra en principio nuestro Código Civil en su artículo 11 al decir que “la
forma y solemnidades de los actos jurídicos que se otorguen en el extranjero,
aun las esenciales a su existencia, para que éstos surtan efectos en
Venezuela, se rigen por las leyes del lugar donde se hacen...” Finalmente,
tampoco se aplica la “lex rei sitae” a los contratos relativos a muebles (o
inmuebles): “estos contratos, como tales contratos (“jura ad res”), están
sometidos a la ley que rige las obligaciones que no es la ley de la situación”.

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