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FITZPATRICK, Sheila (2005): «La guerra civil», «La NEP y el futuro de la revolución» y «La
revolución de Stalin». En FITZPATRICK, Sheila: «La Revolución rusa», Buenos Aires, Siglo
XXI Editores.
En marzo de 1917, los mencheviques iniciaron una revolución en contra del gobierno
zarista. Ocho meses más tarde, serían derrocados por los bolcheviques. Una de las
primeras medidas que tomaron los bolcheviques fue terminar la guerra con Alemania con
la paz de Brest-Litovsk.
Cuando estos asumen el poder, se encontraron con que los soviets estaban dominados en
su mayoría por mencheviques y otros partidos opositores. Tal es así que tuvieron ciertas
reservas con respecto a dos de sus lemas: “todo el poder a los soviets” y “dictadura del
proletariado”. En efecto, o debían aplastar los intentos contrarrevolucionarios con una
imitación de la policía zarista, o bien debían instaurar un gobierno dictatorial de Lenin que
estaría obligado a acabar con el resto de los partidos.
A partir de entonces, se desató la guerra civil entre el partido bolchevique (Ejército Rojo,
en manos de Trostky), los mencheviques (Ejército Blanco) y la antigua aristocracia.
Finalmente, terminó en 1920 con la victoria bolchevique. Esta guerra polarizó la sociedad y
tuvo efectos devastadores para la economía.
Gran Bretaña y Francia dieron un débil apoyo a los blancos. Tanto rojos como blancos
tuvieron grandes problemas para organizarse y, en el caso de los bolcheviques para tener
soberanía efectiva sobre todo el territorio. El Ejército Rojo se expandió mediante el
reclutamiento voluntario y la conscripción selectiva. En primer lugar, se seleccionaba a
obreros y comunistas, en su mayoría campesinos. Como no estaban capacitados para la
batalla, contrataron a algunos de los militares profesionales del régimen zarista y les
asignaron comisarios políticos para asegurar su lealtad, además de crear la Cheka para
aniquilar cualquier intento contrarrevolucionario mediante acciones terroristas. Los
blancos también llevaron a cabo acciones de este tipo.
Los rojos contaban con el apoyo de las masas obreras urbanas, mientras que los blancos
con el de las antiguas clases media y alta. No obstante, la mayoría eran campesinos que
apoyaron a los rojos y contribuyeron a la victoria de la mano del Ejército Rojo y la Cheka
(luego, GPU).
El Estado aún tenía poco que ofrecer y los campesinos no se mostraban de acuerdo a dar
su producción. Tal es así que se encargaron de enviar brigadas de obreros y militares a
confiscar los granos escondidos, a veces dándoles algo a cambio. Hasta fomentaron la
formación de comités de pobres para que entre sí se encargasen de quitar los granos a los
más ricos, pero no tuvieron éxito. Además, para expandir la agricultura comenzaron a
La autoridad central estaba dividida. Por un lado estaba el gobierno (el Consejo de
Comisarios del Pueblo), y por el otro el Comité Ejecutivo Central de los Sóviets y el Comité
Central del Partido Bolchevique. Estos últimos eran los que gobernaban, especialmente en
materia militar y de política exterior. Tal es así que los sóviets ejercían el papel del
gobierno a nivel local, consolidándose como una dictadura del partido bolchevique y no
del proletariado, como ellos rezaban.
Para este entonces, se tomó la decisión de dejar de requisar los granos de los campesinos
y empezar a tomarlos a través de impuestos en especie, dejándoles una parte para que lo
pudiesen vender en forma privada. Este dar marcha atrás con varias de las decisiones
tomadas fue el principio de una nueva política económica: la NEP. Bajo la NEP, se
abandonó el programa de nacionalización (aunque el Estado siguió teniendo control de la
industria pesada y la banca), se empezó a cobrar la asistencia médica la educación, etc. lo
que tuvo una muy buena repercusión a nivel económico. Sin embargo, significaba dar
marcha atrás con el socialismo y esto fue motivo reiterado de desconfianza y oposición
intrapartidaria.
Pronto los comités partidarios empezaron a tener mayor poder que el gobierno y los
sóviets.
Por este entonces, quedó clarísimo que si quería instaurarse un régimen socialista exitoso,
sí o sí era necesario industrializar el país. Tal fue así que convirtió a esto en su principal
causa, empezando por la constitución de un Plan Quinquenal. La instauración de un
régimen socialista internacional había pasado a segundo plano: ahora la causa era
socialismo en un solo país. Había que industrializar Rusia por sus propios medios para
poder instaurar definitivamente el socialismo.
Una de las principales medidas del primer plan quinquenal fue la colectivización de la
agricultura campesina.
En 1927 apareció una fuerte amenaza de guerra a partir de ciertos retrocesos en política
exterior. No obstante, no eran realmente auténticos pero Stalin se los tomó en serio y esto
reavivó las tensiones con la oposición, lo que ocasionó una gran cantidad de nuevas
detenciones por parte de la GPU.
Por esta misma época, Stalin decidió adoptar una política de confrontación contra los
campesinos a cambio de la acumulación de capital para la industrialización: registró
graneros, persiguió a aquellos campesinos que se oponían, bloqueó rutas para evitar el
comercio de granos, etc. Además, volvió a racionalizar los alimentos. Con esto, consiguió
una mejora temporaria en materia de suministro de granos. Los opositores que preferían
seguir con la NEP fueron juzgados por los stalinistas.
El Estado tomó control casi total de la economía, la distribución y el comercio, y esta vez
fue permanente. El primer plan quinquenal fue preparar las plantas de construcción de
autos, tractores, metalurgia y acero que servirían para el segundo plan quinquenal. Fue
una inversión a futuro.
A partir de esto, surgieron profundas rivalidades entre las distintas regiones para ser
quienes alojasen a las plantas del plan quinquenal.
En 1929, volvieron a intentar politizar a los campesinos para que se enfrentasen entre sí y
retomaron la agresión contra los kulaks (los campesinos más adinerados o más
opositores). No obstante, se tomaron algunas medidas como expropiar los animales de los
campesinos que sembraron el descontento y con las cuales Stalin pronto daría marcha
atrás. En 1932, la pasión del régimen en hacerse con la mayor cantidad de granos posibles
sumió a las zonas rurales en la hambruna y esto generaría de ahora en más un serio
resentimiento desde los campesinos. Por este entonces, muchas personas dejaron el
campo y se convirtieron en asalariados urbanos.
Hubo una gran participación juvenil en materia política, lo que generó una revolución
cultural en contra la derecha identificada con la inteligentsia burguesía. En ocasiones, la
juventud fue un movimiento difícil de controlar para el propio partido y que,
ocasionalmente, actuaba en contra de sus preferencias.
El primer plan quinquenal tuvo varias consecuencias negativas, especialmente para los
campesinos y en el descenso de los salarios. La vida en la ciudad también era dura, y se
caracterizó por la escasez de bienes de consumo de todo tipo, el hacinamiento, las largas
colas producto del racionamiento de los alimentos, etc.
Una creciente desconfianza llevó al gobierno a operar cada vez más en secreto y a dejar de
divulgar sus acciones públicamente. Fitzpatrick dice: “el pueblo enflaquecía mientras el
estado engordaba”.